EVARISTO CASARIEGO Y EL LENGUAJE DE LA
MAR
En Cudillero donde vivo hay dos voces para
designar a los marineros y a los de tierra adentro. Unos son pixuetos y los de
la aldea caizos. Para él los marinos son de mejor índole que los labriegos.
Esa misma distintiva se da en don José Pereda
al referirse a los “pejines” y a los callealteros.
No quisiera meterme en un tremedal en el cual
soy lego pues de lenguaje marino aquí el que sabe es Sacha Marqués con toda la
cuadrilla de amuravelos con su sermón a vera de dársena el día de San Pedro.
Así he sentido una admiración tremenda por la solercia y propiedad de lenguaje
que maneja Evaristo Casariego.
Sus libros son perlas del buen decir y del
entusiasta conocimiento. Sabe describir como ningún otro incluso superando a
Galdós un combate naval en “Con su vida hicieron fuego” cuando la fragata “Mar
Céltico” que comandaba el teniente don Francisco Menéndez (Quico) se enfrenta a
un transporte moscovita el “Nikolaev” al grito de a quema maquinas y proa a él.
Se rindieron los ruskis, el capitán se pegó
un tiro por negarse a arriar pabellón, pero toda la tripulación quedó a salvo
al entregarse todos prisioneros.
A
Quico le dieron por la gesta la laureada de San Fernando.
En
esta novela se alude a nordesteadas, al viento borguil, noche celada, rezón,
soltar amarras, espaldillas, tolete, chiscón, estaca, aduja, viento de bolina,
mar bella. Tomar la barra y lo contrario soltar amarras.
Casariego es admirable no sólo por sus
facultades descriptivas también por las narrativas.
No se puede dejar de la mano a esta hermosa
novela que es un canto a Asturias y a sus esforzados hijos depositarios de un
oficio en el cual trajinaron durante siglos. Estos marineros cantabros
enseñaron a navegar a media Europa.
Dice el novelista luarqués al cual lo
nacieron por lo visto en Tineo que él prefería el trato de los hombres de la
mar a los callealteros por su lealtad y por su religiosidad. Si no sabes rezar
entra en la mar.
A este respecto uno de los capítulos más
impresionantes es el que dedica al rescate de un grupo de derechistas que
huyendo de sus perseguidores se refugiaron en la cueva de Albelda donde sólo
podía acercarse el ser humano con marea baja.
Pues bien, zarpa con una motora y remando a
proeles se llega hasta ellos.
Subieron y uno de los del grupo se acordó del
cristo de los marineros que preside señero el paisaje de Luarca en una ermita
colgando sobre el acantilado.
¿Qué hacemos con el cristo? Nos lo llevaron.
Treparon la escarpada senda, desclavaron
la imagen del retablo, un cristo con faldellín y a rastras lo bajaron.
Lo
remolcaron a la sirga y así llegaron a otro puerto ocupado por los nacionales,
el de Tolones. Este catolicismo a machamartillo fruto de una tradición secular
sale a relucir, pero sin beaterías.
“En Febrera los católicos se clasifican en
tres grupos: Los que se comen los santos y huelen a cirio e incienso, los que
van a misa por compromiso y por último están los descreídos, los ateos” se
habla en cambio sin remilgos de un cierto anticlericalismo que el autor debió
de padecer dado su carlismo liberal.
El
párroco era un sacerdote sin tacha, pero enseñaba el catecismo a fuerza de
sopapos. Sin embargo, si había un enfermo o un pobre en la parroquia acudía a
visitarlo y le metía unos duros debajo de la almohada. En las rectorales los
días de romería se comía y se bebía a lo grande. A los postres el café con
gotes y un buen cigarro puro.
El cura de Canero cuenta una historia que le
había ocurrido con un feligrés un carlista vasco que apenas hablaba castellano
y trabajaba de carpintero de ribera.
Tenía una bicicleta y muchos días se le veía
pedaleando por las aldeas del concejo. Iba a mozas.
Un día
se le presentó una llorando. El vizcaíno la había dejado embarazada y no se
quería casar pero al poco tiempo se presentaron más. Hubo hasta cinco a las que
había hecho madres. Ellas sucumbieron a sus encantos galantes.
El cura lo llamó para echarle un rapapolvo.
─Pero hombre, Iñaqui, ¿cómo haces eso? ¿Qué
tienes tú que las vuelve locas?
Y él dijo:
─Bisicleta, padre, bisicleta de Eibar
Humor típicamente astur. Coña marinera.
Habría que leer a Casariego en estos momentos
15 de febrero 2023
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