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martes, 8 de noviembre de 2011

DIJO LA SARTEN AL CAZO APARTATE QUE ME TIZNAS

LIBROS DE ALTO CONTENIDO ESTÉTICO, FILOSÓFICO Y MORAL. LIBROS DESCATALOGADOS E INENCONTRABLES PERO QUE AYUDAN A RECABAR Y A RECAPACITAR SOBRE UNA VISIÓN DEL MUNDO ACTUAL. ESPAÑA ES LA PRIMERA POTENCIA MUNDIAL EN EDICIÓN QUE RESPONDE AL TEMPLE LIBERTARIO DEL ESPAÑOL PUES DECÍA GRACIÁN "español soy hasta la gola que siempre la libertad fue española". Los españoles tenemos más libertad de conciencia que los enciclopédicos galos o los anglosajones dominados por el pensamiento único. LOS LIBROS OS HARÁN LIBRES



EL BOMBO QUE TOCÓ A POMBO ES TONGO



Dijo la pijota al puerco cierrote en mezquita no vayas a las preces. Ahora que es Ramadán y se escuchan las lilailas a todas por las emisoras árabes del satélite vengan acaso bien estas reflexiones. Me da envidia tanto fervor frente a la rutina y disipación y la desgana del cura de mi parroquias pero no se puede esperar otra cosa de esos obispillos por nombre Cañizares y Blaquez y que no se llaman no Gil de Albornoz o don Diego Ximenez de Rada o Francisco de Cisneros que templan gaitas y andan por los cerros de Úbeda muy lejos de su grey tanto como lo están del pueblo los políticos. El que no añasca desparrama. Sana envidia y miedo me embargan ante el espectáculo de esas mezquitas abarrotadas. La maldición de don Opas se hace presente y llora la princesa Florinda en su cava y aquí cada mochuelo a su olivo y Chacun a son gîte que traducido del gabacho quiere decir yo voy a lo mío. Tenemos al enemigo en las eras como aquel que dice y bajo los soportales de la plaza el personal se da de puñadas y de navajazos la maldición del último rey godo sobre nosotros. Aquí nadie se cierra en mezquita ni va a las preces ni extiende la alcatifa para prosternarse y poner el bullarengue en pompa mirando para la Meca. Alá es grande. Salam malikum. Será la segunda gran invasión pero el personal yo voy a lo mío sigue discutiendo si serán galgos o serán podencos. La salada sardina hirió muy malamente a la gruesa gallina. A estas horas ya estarán en Mondoñedo con el engorde de capones que se servirán la cena de Nochebuena en la mesa del señor obispo. España es diferente como apunta muy bien mi colega y sin embargo amigo Pepe Meléndez. Sí, sí pero al freír será el reír. Ya sé que Zenones y Zoilos como de costumbre me van a azuzar los mastines y voy a correr el gallo y ya siento el aliento del dogo a las nalgas que sí descalificaciones que si insultos oiga usted no puede empezar un incipit con permítame el sufrido lector que le robe su valioso tiempo etc hombre váyase usted a tomar vientos a la farola así no se escribía ni en el siglo diecinueve que esto no es un chat el que venga atrás que arree se me da un ardite de flemones y filomenos a su pesar pero conozco el rostro del que se emboza y al que no le guste lo que digo me la trae floja y no estamos en ello para bailar rigodones ni chaconas –esos que se dicen ceremonioso son los peores me lo dice mi experiencia de tabernas y figones del agua mansa libérenos dios- sino para meter el bisturí. Escribir se ha convertido en una necesidad física para mí un paliativo a nuestras soledades pues ya los veníamos advirtiendo desde hace treinta años y los de la derechota nos pusieron la coroza y no nos subieron al asnillo a cabalgar cara atrás para endespués quemarnos y si no lo consiguieron fue porque la Inquisición fue abolida en 1833 oiga. No está el alcacer para zampoñas ni el verde para pitos ni el manto de la Magdalena para tafetanes. Si duro es el invierno ruso más recia es mi raza que diría aquel general carabanchelero en una arenga a los de la Blau. Si hay algo grande en España es su lengua y su literatura que a algunos sufridores nos permite hacer un corte de manga a esos sabuesos de la circunspección y del recato. La cosa comenzó - ¿quieren hacer de nosotros un cabrito a la estaca?-con aquel mártir aragonés que se cachondeaba de sus verdugos pidiendo que le dieran la media vuelta a la parrilla porque ya se le habían quemado las posaderas pero a algunos siguen por lo que veo quemadas las entendederas y siguió con las coplas de Mingo Repulgo bien folgabas rey entre los setos con tus mancebos – Enrique IV otro que tal debió de ser marica- y sigue con las chocarrerías del arcipreste yo vi en Roma do es la santidad que todos al dinero facían humildad y por tal seguidilla de escarnio contra el papa le metieron en chirona cinco años a la sombra pero ni en la mazmorra se calló el bueno de Juan Ruiz que debía de ser fino. Señoría ¿por qué nos quita de las buenas para que nos vayamos con las malas? Le dijo al cardenal Albornoz esto era allá por los tiempos del cisma de Occidente cuando Benedicto XIII también en sus trece moraba en Aviñón a propósito de la problemática sobre el celibato y el de que los párrocos hubiesen moza. Vale, que me den la media vuelta que me torraron ya de un costado y el que los curas hubiesen moza. Ahora el otro y al amigo el culo al enemigo por el culo y al indiferente que se le aplique la legislación vigente. En esta profesión a los que llevamos el duende o el maleficio del olor de las imprentas siempre nos darán cuchilladas y uno camina con jabeques y costurones en el alma por ahora sólo intelectuales pero cualquiera sabe si un energúmeno cuando menos te lo espera te pega un tiro o te regala una cuchillada. Pasa nada. Hay que andar siempre a la mira y esgrimir la espada. Hecho caso omiso de las grandes trifulcas literarias del XVII Alarcón-Quevedo-Cervantes érase un hombre a una nariz pegado y arcediano todo esquinas amén de bujarrón (decía de don Luis don Francisco), poeta entre dos platos (piropo quevediano a Alarcón), y eres como un par de huevos fritos, los globos blancos de la mujer del gallo (contestación de Góngora a Quevedo) y pasando por alto las burlas y desplantes de ese maestro del insulto que era Valle Inclán y al que otro colega le rebanó de un tajo la mano siniestra talmente que don Ramón fue de por vida manco, manco de Lepanto, y si nos metemos de hoz y coz en el panorama literario de nuestros días en concreto este verano con las diatribas entre el hijo de Julián Marías y Trapillo que menos bonito se dijeron de todo o la de Umbral y Pérez Reverte aquí van estas flores. Dijo la pijota al puerco mejor dicho dijo El Reverte al Umbral: .. Umbral tiene la bajonería de salpicar con su hábito de recordar a sus amantes cuyos maridos están muertos o en la cárcel toda su literatura. Su bello estilo. A todo esto añade su proverbial cobardía física lo que le impidió sostener con hechos los que desliza bajo el cobijo de la tecla. Pero al detalle iremos otro día. Cuando nos responda si tiene huevos”. Bueno bonito bueno. Aquí tenemos a un ala triste con ínfulas de matasiete. Puso una pica en Flandes refrotando el libro de Quatrefages pero en eso no vamos a entrar ahora. La azacaneada writers community hispana que a mí me parece todo menos científica porque aquí de lo que se trata es de hacer escritores a dedo según la veleidad de los caciques literarios como Lara y su famoso premio Planeta que al bueno de Pombo sacó la polla que dicen los chilenos porque esto siempre fue una lotería lo de los premios literarios le tocó el premio gordo premiado con muchísimos millones de pesetas pero esta ficha que sacó del bombo es un tongo como tantas cosas en la vida española últimamente donde todo está atada y bien atado y convenido y reconvenido con antelación para decepción e ira de los pobres escritores noveles que siguen creyendo en los reyes magos. Pese a esas trampas canallas de los concursos nosotros no nos hemos apartado del oficio qué más quisieran y seguimos escribiendo. A cada uno el tiempo lo pondrá en su sitio. Y el editor Lara creo que no sale muy bien parado de una de las grandes novelas que se escribieron en España en los sesenta – creo que la quiso secuestrar- bajo la firma de un peso pesado de nuestra novelística. Me refiero a Zunzunegui.

sábado, 29 de octubre de 2011

HAN GANADO

EL KGB Y EL MOSSAD UNIDOS UNA FUERZA FORMIDABLE. ISRAEL VENCERÁ AL ISLAM

No sé. Es una idea muy difícil que llevo dándole vueltas a la cabeza. Israel es una idea formidable, nada que ver con el sionismo. Israel in partibus infidelium,. Está haciendo la gran jugada ante el estupor de la CIA y otros servicios de inteligencia convencionales como el M005. El Mossad les da cien vuelta con ondas.  Creo que ganará la partida. Por tres razones. Por el respeto la vida humana. Por una nueva forma de hacer la guerra. Psicológica. Porque son ardidos y superinteligentes. Porque tienen a mano los medios de comunicación pero no hace uso, no lo pregonan. Primavera árabe. Bien. ¿Irán? Es una china en el zapato pero iraníes e israelíes están condenados a entenderse. Israel no quiere la guerra. El gran padrino del Mossad en Oriente Medio es el nuevo KGB, el de Putin. Tíos muy listos, muy curtidos. La grandeza de estos servicios de inteligencia poco convencionales es que intentan por todos los medios evitar un holocausto nuclear. Eso honra a Israel. Y honra a la humanidad. Ganarán la partida al Islam. El modelo es la reconquista española- admiran a España y están asustados de esta España raquítica y picotera ewn la que nos desenvolvemos- y ellos harán la tarea. El job. There are many things in the offinf. Duch is a kina of entente cordiale Theran-Tel Aviv. Let us wait and see. Ellos son los mejores. Chapeau

martes, 25 de octubre de 2011

ESPAÑA INDEFENSA GRACIAS AL REGIMEN

EL CUARTEL DE MI PADRE ABANDONADO Y EN RUINAS

Fui a Segovia para la fiesta y al bajar la pista me encontré con el cuartel de mi padre en ruinas, abandonado, fruto de la incuria, de la pecorea, el desfalco y el latrocinio de los de arriba de esta España. Un tiempo decenios negros los de esta generación socialista. Se llamaba el Regimiento nº 41 de Artillería Antiaerea. Antes de la guerra fue de artillería ligera o de montaña. Había que embastar los mulos. En Marruecos tuvo un comportamiento glorioso y sobre todo en nuestra Cruzada. Combatiendo en el alto del León cerró el paso a las guerzas republicanas, a los Internacinales del Carnicero de Albacete que avanzaron hasta el Cerro Matabueyes y ganaron los pinares de Balsaín y de la Granja. Allí el general Varela se la jugó mientras Hemingway borracho y errabundo yendo al frente solo de visita a ver cómo los españoles se desangraban escribía Por quien doblan las campanas. De que no pasaran aquellos mercenarios tuvo la culpa la Virgen de la Fuencisla nuestra capitana generala y el arrojo y las muchas bajas de las centurias de Valladolid y los artilleros del 41 de Segovia y del 13 Ligero de Medina del Campo.
El cuerpo de guardia aparece con las ventanas arrancadas y el antiguo cuarto de banderas se ha convertido en un edificio ultramoderno un edificio inteligente sin ventanas pero un pastiche. Desparecieron las poternas y las metopas con el emblema y las armas del antiguo regimiento. Las garitas fueron arrancadas y el famoso patio del Lagarto donde alumbraba aguas una fuente del siglo XVI fue vendida al chatarrero. Crujen en mi memoria los versos de Caro ante las ruinas de la Italia. Hay una España grande y libre pero otra cerril, mostrenca, chata, desalmada vengativa, cobarde y sanguinaria que ataca por la espalda. Entonces cuando había militares que vivían y morían en defensa de la bandera y de la patria la vida valía un poco más y no se mataba impunemente como ahora. En la España indefensa y sin ejército todos somos Gadafi y morir linchado por una turbas sedientas de sangre, azupadas y engañadas por una mano invisible. ¿El carnicero de Belgrado, decía vuesa merced? Llamase Javier Solana un manso peligroso. Era el encargado de la fuerza de la OTAN y la carnicera de Sirte dicese la Chacón doña Carmen en comandita con esa culona de Málaga que funge como ministra de Exteriores… la Trini. Trinidad Jiménez. Corren tiempos peligrosos donde las palabras guardan un significado semantico al tradicional. Aquí paz quiere decir guerra; la defensa es un ataque; neutralizar, derribar. Recorte quiere decir paro obrero y todos a la puta calle. Y democracia no equivale a gobierno del pueblo sino a demagogia y tiranías. Tiranía en la carrera de San Jerónimo. Tiranía de las radios y televisiones de la mano negra y la princesa del pueblo. Los osos se disponen a invernar y allá para enero la osa parirá un par de esbardos mellizos. Eso sin embargo no me consuela. Ellos se lo montan. Ellos se lo guisan y ellos se lo comen. La ETA es el gobierno..
 Hoy me acuerdo de mi pobre padre un buen soldado español como Cervantes. Me acerco a tomar unas placas del cuartel abandonado y lo comento con un jubilata que subía hacia Santa Rita.
-No les dará vergüenza tener esto así.
-Ya ve.
-Si mi padre levantara la cabeza. Peló en esa garita muchas guardias.
-¿Como se llamaba?
-El sargento Parra.
-Hombre. Yo serví con él. Era todo un caballero. Daba muchas voces pero todos le queríamos en la batería.
Las palabras de este viandante del barrio de Santa Eulalia al que dicen Nestor me llenaron de orgullo y gritó para mis adentros:
-A formar la guardia
y los sorches salían disparados cargando machete y mosquetón formando de dos en fondo pues se acercaba un convoy desde Baterías o llegaba el coronel. ¡Qué hermoso era aquello! “Vita militia est”. Teníamos un ejército. Controlamos el futuro. Hoy España es un puticlú. O una merienda de negros. Atame esa mosca por el rabo. Pero este Néstor, este jubilata me ha hecho pasar un buen día de San Frutos. Dicen que todos los 25 octubre hace un milagro. Pues velay

miércoles, 14 de septiembre de 2011

cristobal de castillejo poeta mayor sabia aleman

CRISTOBAL DE CASTILLEJO EL DESENCANTO DE LA IDEA IMPERIAL




15 septiembre 2011



Los de la generación del 27 magnificaron a algunos grandes poetas del Renacimiento como el barcelonés Juan Boscán y Gracilaso de la Vega pero a mi entender hicieron de menos a un máximo poeta del Renacimiento: Cristóbal de Castillejo. “Si Gracilaso volviera yo sería su escudero ¡qué buen caballero era” proclama Dámaso Alonso, chorizandole un verso a este gran vate que nos ocupa. Por desgracia el valeroso toledano que perdió la vida escalando el muro de la ciudadela de Frejus defendiendo el estandarte del emperador de romanos hoy no se entiende. Su poesía es demasiado italianizante y sus ninfas y sus valles nemorosos dicen poco al hombre moderno poco paciente para asimilar la acendarda alegoría de este capitán de los Tercios de Flandes. Por el contrario los versos de Cristóbal de Castillejo (1490-1550) conservan una textura informativa que llega a la mentalidad moderna. Nacido en Ciudad Rodrigo y al parecer cisterciense abandonó el monasterio donde profesó sus votos para unirse a la hueste imperial. Participó en la defensa de Viena contra los turcos y fue un enaltecido entusiasta de los metros castellanos contra los petrarquistas. En esta pugna literaria se impusieron los imitadores del Dante en la misma medida en que la agitación religiosa promovida por Lutero iba a llenar de amargura a los leales de Carlos V. El de Ciudad Rodrigo es uno de los primeros en dar la voz de alarma como demuestran estas octavas:

¿Quien te engañó, Castillejo

Estando bien en España

A venirte en Alemaña

Para dejar tu pellejo

En tierra ajena y extraña?



No me engañara esperanza

Del interese traidor

Ni apetito de favor

Ni deseo de privanza

Mas engañome el amor

Y este dio causa al yerro

Porque amó a su rey demasiado

Con lo cual se han engañado

Otros muchos como yo”

Poco antes describe algunos “landmarks” de la ciudad de Viena: Enzefelt, el Rodán “donde cuecen los panaderos rosquillas frescas y artalejos, hojaldres y pastelejos, el Of y el Ochoc Mark que se asoma al Danubio y a la feraz campiña. Hay docta universidad y devota clerecía etc. es un poeta descriptivo que da cuenta de las realidades de aquella Europa del siglo XVI, el siglo del amor. Su condición de fraile no le vedó el conocimiento de las mujeres. Su lira canta a una tal Ana Shaumberg que, ingrata, lo abandonó por un lansquenete y él se volvió al convento a pasar sus últimos días. Alguien podría creerle sospechoso de misógino. Que va. Cristóbal de Castillejo era realista y así declara que la alcahuetería es parte de la vida misma. En la tercera década del siglo XVI aun no había asomado la gaita la prensa del colorín pero en Viena la chismorrería tenía su aquel:

…los cuentos

de las mujeres caseras

son según sus pensamientos

desposorios, casamientos,

vientres, partos y parteras

cuantos hijos tiene María

y cómo empreña Rodrigo

cuando su tiempo se aparta

Del contorno del ombligo.

Hay licencia de mirar

Si hay algo digno de vello

De reír y de burlar

Y a veces de retozar

Quien tenga práctica dello

Mas al fin habéis de ser

Como Tántalo que toca

Las manzanas con la boca

Y no las puede comer

Teniendo hambre no poca…

Porque yo siendo extranjero

Me huelgo tanto en Viena

Y por morada la quiero

La sífilis y las bubas formaban parte del lote de aquellos tercios que, inseguros del tiempo presente, antes de la batalla, se entregaban a los placeres de Venus y Baco. A los enfermos del mal francés les daban una dieta de pan y pasas y les fajaban en una sábana mojada en agua hirviendo… “Mira que estoy encerrado en una estufa metido de amores arrepentido”. También del palo santo o leño de Indias se extraía un ungüento con el que se trataba la carne dañada por el trepanoma sifilítico. Paralelamente canta las excelencias del vino del Rin que no puede compararse al de San Martín de Trebejo cerca de su pueblo. Añora aquellos besos al jarro que iba de mano en mano cuando la soldadesca estaba de guardia para entrar en calor. “Quiero vino de Eljas hasta que me ardan las orejas”. Un vino de dos orejas, en consecuencia, es un calificativo supremo para un buen caldo. Este cisterciense a lo que parece era un “pinta” y no le hacía ascos a tales menudencias pero muchos frailes de aquel entonces eran así. Acérrimos en su fe, leales a su rey, disolutos en sus costumbres. Y a su vez profundamente humanos. Nada de camándulas. Por la poesía del mirobrigense corre un venero de optimismo cristianismo que retoza en sus versos cabales. Sus libros son como un gran reportaje, un cuadro de costumbres de la época. No se le escapa el hermafrodito ni las cantineras de la compañía que se desplazaban con el regimiento formando parte de la impedimenta siendo tan importante del ajuar de combate como los carros, las culebrinas, los arcabuces, la pólvora. Escribe versos a su mulo, a las monjas de un convento que dan recados falsos a un trovador, a cierto escribano converso, baratón y apañador pero buen compañero, a un vizcaíno que pedía aguinaldos, o escribe sobre los razonamientos de un capitán a su gente. A una dama a quien un caballero dejó por heredera de su fe y testamento. Gracias a Castillejo sabemos que el año de 1540 toda Europa fue invadida por un frío polar conjugado con inundaciones y sequías así como cataclismos políticos: el cisma de Enrqieu VIII, la rebelión del landgrave Felipe de Hesse. Los adivinos decían que empezaba una nueva era entre estertores de cataclismos, hambres, guerras. Los turcos se entienden con los venecianos. Mientras esto escribía Castillejo en el sur de Francia Nostradamus se disponía a redactar sus famosas cuartetas. Tiempos recios a los que refería tambien santa Teresa de Jesús. Pero sobre todo hombre de su tiempo el calamo del mirobrigense tiembla de sentimiento erótico:

Ribaldo grande eres amor

El turco no se te iguala

… mas justo fuera amargura,

Amor por nombre ponerte.

Mordaza. Morbo. Locura

Furia. Rabia. Mordedura.

Mordaza. Tártago. Muerte.

Porque el Amor verdadero

Sólo a Dios pertenece

El desistimiento de la idea imperial a causa del batallar inútil con anabaptistas, luteranos, petrarquistas y turcos se torna melancólica misoginia. El clérigo despierta en su sinrazón de tanto ir a la caza y procura del amor mundano y es muy severo con las mujeres. Trae a colación unos versos que repetían los estudiantes en las aulas de la edad media glosando tal vez a Ovidio: “ Quid levius vento? Fulmen. Quid fulmine? Flamma. Quid flamma? Mulier. Quid muliere? Nihil. Esto es la mujer, el ser y la nada. Tierra y polvo. Del polvo nacemos y a él volvemos. Bebe esta misoginia en fuentes escolásticas llegando Castillejo a decir: “Oh buen Dios cuan gran mal fue poner nuestros placeres en un tan descomunal y peligroso animal como son las mujeres tras las que andamos y así el remedio que buscamos para nuestra enfermedad basado en su liviandad tarde o nunca lo hallamos”. El tema es un eco de Villón, del arcipreste de Hita, de Chaucer, del propio Bocaccio. Francisco de Quevedo lo vuelve a retomar hasta convertirse en el polvo enamorado que finaliza uno de los sonetos máximos de la lengua española. El haber arrumbado en un anaquel cubierto de polvo a estos próceres que conocieron el amor y sus desencantos que lo padecieron y cantado nos ha llevado a estos estragos feministas. A esta revolución de las bragas que nos sobrecoge a los desterrados hijos de Eva. Cabe advertir que Castillejo un paladín del renacimiento vivió en el siglo del amor, el decimosexto, era de Piscis de soles radiantes, sol de Cristo y ahora en la centuria vigésimo primera hemos entrado en una conjunción peligrosa bajo el signo de Acuario. Quizás por eso Cristóbal de Castillejo sea un vate olvidado. Interesa poco su sabiduría. El sol de Cristo se oculta vergonzoso tras jirones de nube pero al final resplandecerá triunfal sobre la luna y los lunáticos que la adoran en forma de mujer.

lunes, 13 de junio de 2011

gimenez arnau

JIMMY G.ARNAU ESCOPETA NACIONAL O LA ASTRACANADA QUE NO CESA. Un rufián mediático




Noticia no suele ser que un perro-decían en los manuales estilístico-periodísticos- muerda a un hombre pero que un hombre muerda a un perro sí lo es pero, como vivimos en un mundo descabalado donde se pone cloroformo a nuestro envenenamiento interior con estos programas sansirolé que duran toda una tarde y acaban a altas horas de la madrugada con toda una partida de mendas que se dedican al celestineo y lupa en mano se entregan a hacer inspección ocular, pues es lo que hacían los pincernas de alcoba regia y en la noche de bodas tenían por misión presenciar en aras de la legitimidad cerca del tálamo real si hubo coyunda entre el rey y la reina, y si ésta fue “entera” al sacrificio y cómo eran los atributos del monarca (un ayuda de cámara del alcazar de Segovia nos dice que don Enrique IV “tenía una grande verga como los demás omes e desfloró a su majestad doña María no sin trabajo y que ésta lloró de sangre empapada al ver perdida su virginada” lo que echa por tierra el infundio de su impotencia y desbarató el argumento de los partidarios de la Beltraneja que decían que no era hija suya”) de quién se acuesta y quién se levanta y con quién en este país antes llamado España, hoy todo vale.



A lo que se ve el cronista aúlico era bastante gráfico y da testimonio de la coyunda nupcial sin ningún morbo como un fieldefechos o un notario imparcial. Había que levantar acta habida cuenta de que la bastardía era el enemigo número uno de las casas reales en la edad media.



Ahora noticia es por lo visto que dos rufianes mediáticos a la salida de un plató se enzarcen en una gresca que recuerda aquel cuadro de Goya en el que dos españoles liman sus diferencias garrote en mano con el agua del Manzanares hasta la rodilla.



La noticia del verano es que un tal Pipi que se dice periodista-oiga un respeto señor Pipi o Pipí que esta era una profesión humilde pero digna hasta que llegaron los putos y prostitutos jornalistos hijos de la gran puta y nos jodieron la parva- y el ex de la nietísima se lien a mamporros y luego cuenten su pelea ante las cámaras y cobren porque aquí cobrar es de lo que se trata.



¿Es esto ético? ¿Es moral? ¿Qué fue de tanto frenesí, qué se hizo de nuestra deontología profesional?



Siento un poco de vergüenza ajena ante tan lamentable espectáculo y me da cien patadas el que el tal Pipi- debe de ser porque les regala a las tres mil interfectas que alega haberse pasado por la piedra, menos humos, menos humos, con un lluvia dorada después de chuparsela - se atribuya el título de periodista, lo que no deja de ser un baldón para la gente de mi profesión.



Estos programas oceánicos, mastodónticos que duran toda una tarde y se internan hasta altas horas de la madrugada son lo más antiestético, lo más anti televisivo que haber haya. Carecen de arte. Se refocilan en la vulgaridad y en la astracanada.



Todo un panel con cara de esbirros/as, integrado por unas projimas que se llaman Chelo la Patiño la Esteban, las anarosas azarosas de aquí y acullá que tuvieron por fundadora a una Teresa, no teresa de Jesús, sino Teresa de Malaga, chicas Hermidas todas ellas, o un fulano con las patillas de boca de hacha y de cuyo nombre no me acuerdo a los que se agrega para amenizar la velada algún prostituto ora bujarro ora bardaje forman el nuevo tribunal de la Spanish Inquisition, especula acerca de bodas, bautizos, saraos, crónicas urbanas del famoseo que nada tiene de hermoso, pues las gacetillas son zafias y sin sustancia aunque se trate siempre de gente guapa.



Es el nuevo oficio de Celestina en la sociedad de la transparencia-aquí somos transparentes solo para lo que al poder de las fuerzas oscuras les de la gana- integrado por las nuevas comadres mediaticas de los remienda-virgos, los sopla-pollas, los sopla-nucas, los come-aholmadas pues el pecado nefando es uno de sus morbosos recursos.



Imitan al Santo Oficio pero al revés pues se han erigido en Tribunal de la Inmoralidad Pública y las Malas Costumbres, quieren descubrir el andaopalante y son más viejos que la tana. Cabe recordar a estas flores de jara que ejercen el oficio de la prostitución periodistica que el colorín es uno de los lastres y una de las partes malas del franquismo. El Hola, Garbo, Semana, Diez Minutos son todas publicaciones excrecencias del franquismo que reflejaban las telarañas de una sociedad presidida por la máxima del quiero y no puedo y fundadas todas ellas por gente tan franquista como eran Eugenio Suarez o Jaime Peñafiel.



Como franquista y algo pazguata muy de comidilla y de cuentos en petit comité es esta sociedad juancarlista. Oh Jimmy… boy, no nos vengas con astracanadas porque ahora reniegues de aquel sistema y te hayas enriquecido escribiendo libros contra los Franco tú vienes de Mussolino, chaval. Tú padre escribió novelas como El Puente o De Pantalón Corto donde no se para de cantar el cara al sol y tú mismo creo que eres buen escritor y yo te hice una entrevista cuando quedaste finalista en el Planeta y habil manejador de los resortes publicitarios apareciste con tu libro entre los dientes, yo vengo aquí a hablar de mi libro pero como el escribir en este pais es llorar y pienso que a ti talento no te falta por lo menos es el único que dice algo con salero y es divertido en estos oceanicos programas en medio de un panel constituido por sandios que se ponen a ejercer el oficio más viejo del mundo: de remiendavirgos y de torquemadas de honras, y no da dinero pues te nos convertiste de la noche a la mañana en macarra televisivo.



Pero tú no sufras, Jaime, ni nos vengas despotricando contra el Caudillo- Franco era Franco y su familia su familia aunque no gastara el yate más lujoso del mundo ni veranease en Mallorca con sus royals ni estuviera al frente de un pais que es hoy por hoy una corrupción coronada, ni se enriqueció a costa del erario público, yo puedo enseñarte la última nómina del general que no llegaba a 200.000 pesetas- pues te expones a que otro Pipi o un chuckerout ruso te cruce la cara. Has caído muy bajo, Jimmy boy…

domingo, 09 de agosto de 2009

martes, 7 de junio de 2011

cordoba lejana y sola

DON LUIS DE GÓNGORA Y AGORTE




Lo que yo desconocía era que las yeguas andaluzas, Góngora dixit, eran preñadas por el blando céfiro. Me imagino a don Luis de Góngora y Agorte cantando el estribillo de hermana Marica, despierta que es fiesta no habrá escuela, y haciendo bellaquerías detrás de la puerta. Luego fue un canónigo tibio que se echaba las largas siestas y nunca iba a coro porque le gustaba vivir a su albedrío y entre los sueltos caballos como Hipólito, mitad judío, mitad cristiano y una quinta parte de pagano, bibliognosta, bibliopola y como buen conocedor del paño dado a los plagios. Vivió una vida de papel estucado dentro del círculo mágico de la fascinación por los libros. En casa tenía una criada morisca que honraba a Ala-ruh Alá- en secreto y hacía las abluciones y sus genuflexiones mirando a la Meca. Nadie habló del amor con tanta delicadeza en castellano, como este converso, aunque malsines dijesen de su persona que era bujarrón. A batallas de amor campos de pluma. Su rostro era severo algo bisulco o patihendido por la barbilla y sus versos cuando quería un tanto ludiferos, sus poemas chocarreros que podían herir como una daga y hacían carne en el alma de sus enemigos, sabía insultar mejor que Quevedo y al igual que su enemigo conocía los recursos de la sátira. Y hacía a pelo pluma. Cuando pitos flautas y cuando flautas pitos. Unas veces quitaba a su mora la almeiza en la cama y otras veces se echaba la siesta con un efebo porque queda en los anales no sé qué pleito que tuvo con el deán de la mezquita de Córdoba. El claustral quiso empapelarle por andar a nidos con los niños de coro. Dixo la picota al gocho, contestó el poeta, quita de ahí que me tiznas. A buena parte fuiste a dar, pato no empluma a pato y el ánsar nunca se aparea con el cisne, Fue tabelión del archivo diocesano y guardaba con celo los viejos documentos. En el coro de Córdoba tenía una misericordia para dos y gastaba asiento biselio. En un rucio rodado alto de brema y largo de copete, cañilavado de cascos, iba a su pueblo a visitar a su hermana Marica en la campiña del Guadalquivir. Allí en sierra morena las yeguas andaluzas eran preñadas por el céfiro. Pasaban las comadres por su puerta, damas de toldo y arandela, y a todas las bendecía diciendo:

-Id a servir al amor

-Mire don Luis que nosotras somos de la grey huérfana.

-De menos nos hizo Dios

Y enseguida profería un latinajo

-Igne natura renovatur integra

-¿Qué nos quiere decir su señoría?

-Que el fuego lo purifica todo:

Se había producido una cierta dilución de la fe que hace que la caridad se enfríe y la gente viviera enemistada desconfiando los cristianos unos de otros pero el dinero faltaba trampa adelante por lo que los clérigos soñaban con la vida retirada, con un buen pasar, una prestamera, un beneficio que les deparara un vivir cómodo. Las damas sonreían a la concupiscencia de los ojos. Alguna vez don Lis decía misa y consultaba los añalejos y dejase que el mundo girase por las cuatro estaciones del ciclo solar y el universo espiritual por los cuatro evangelios, aunque, abstracción hecha de tales inconvenientes de su disipación, no podría decirse que fuese ni mejor ni peor que los demás. Nunca fue cura gallofero de los que iban a recibir la sopa boba a los conventos ni fue galán de monjas jamás. A batallas de amor campos de pluma. Este beneficiado del cabildo cordobés fue el mejor vate que escribió en la lengua española. Verdadera gloria del parnaso. No soportaba a los hipócritas ni a los camándulas a los que vituperaba en gallego: “Cruz no peito o diablo feito”.Fue un hijo mimado de las Nueve Musas que ya es decir con su tono entre bromas y veras, ludífero y estro chocarrero y juguetón. Una delicia leer sus romances. En las Soledades tan intrincadas y alegóricas resulta difícil hincarle el diente porque el cordobés cuando galopa sobre el caballo de la alegoría es muy escurridizo, pero genial, según Dámaso Alonso, y ande yo caliente y ríase la gente. Vivió villano en su rincón aportillado en la roca de Israel que no puede que ser otra que la del Beatus Ille.

viernes, 12 de febrero de 2010



Viernes, 12 de febrero de 2010

lunes, 30 de mayo de 2011

SOBRE EL DECAMERON

BOCCACCIO VISTO POR PASOLINI. DOS GENIOS TALIANOS CON UNA VISIÓN AMABLE Y CATÓLICA DE LA VIDA




Boccacio, metamos el pájaro en el infierno, demos gracias al fraile que nos enseñó tan bien el camino, un gallo tiene suficiente con diez gallinas pero una mujer ni con cien maridos se da por vencida, son insaciables. El Decamerón en algunos de sus pasajes nos muestra en qué consiste eso del furor uterino. En nuestra ciudad más llena de engaños que de amor y fe vivía una hermosa dama de buenos modales, muy astuta e inteligente a la vez. Boca besada no pierde frescura sino que se renueva como la luna… Y Barato con el santo talismán que dios le dio la consoló de tal modo que muy pronto ella se olvidó de Pericón, etc., etc... volví esta madrugada en que mi humor andaba pachucho y desalquilado con esto de las elecciones (Rubalcaba, ZP, las primarias, el blabla de los tertulieros que chupan cámara y aburren hasta las piedras, las sotas de Telecinco que no cubre su gallo de la quintana por ser un rufián hermafrodita y al que las mujeres deben de gustar tanto como a un perro un estacazo, los bustos parlantes de la marranería, nunca debió de haber en Europa tanto canalla en traje de eurodiputado cobrando dietas a tutiplé mientras nuestros chicos están en el paro) a las páginas del Decamerón que es un libro padre y alma mater de todos los escritores, san Giovanni Boccaccio nos de su bendición y el que no valga que lo deje porque ocupa mucho cacho, resulta que una Maripava quiere escribir novela histórica, aquí mucho y mucha novelista de pico que no podría andar un paso sin andaderas laico judaicas y los que se niegan a lamerle el culo al Bigbruder, esos, los genuinos, los autóctonos, prosa con verve que bebieron en los hontanares de los grandes maestros (Quevedo, Góngora, Rabelais, los grandes escritores rusos y un poco Shakespeare, el único católico que nos queda de los ingleses) esos no podrán publicar ni trillar ninguna parva. Anatema sint a ojos de los inquisidores del Santo Oficio laico judaico. Fortuna os de Dios, hijo que el saber no te hace y te libre del totalitarismo democrático que esto es un baile de máscaras. Pues carecen del sentido del humor, en la biblia nadie ríe, no se cuenta un solo chiste, Jehová debe de ser un dios terrible pero muy aburrido, que se calza el coturno, atruena en el Sinaí y nos habla desde la zarza incandescente, un poco como Obama con una patata en el paladar, Aquilón sopla desde Alaska y de allí y un poco más abajo nos llegan las hordas del anticristo, nunca podrán entender la chispa, el donaire, ese optimismo tolerante y picarón del catolicismo bajo medieval del que los humanistas italianos que introdujeron el soneto y la novela bizantina en las grandes literaturas europeas representan el máximo exponente.

Volviendo a Petrarca, al Dante, a Chaucer que en los Cuentos de Cantorbery imita al Decamerón uno entiende por qué estos zafios epígonos de la democracia totalitaria que padecemos entre bolchevique y socialista controlada por los banqueros de Wall Street y el capitalismo financiero que nada tiene que ver con el del trabajo que se expresan en un inglés aburrido y sansirolé, uno recupera la alegría de vivir. Todos se lo toman muy a pecho pero la vida no es más que un comentario leve más allá de las planchas y embolados del constitucionalismo.

Los textos del florentino fueron traducidos a imágenes por otro genio, Paolo Passolini, en un auténtico tour de force en el cual cinematografía y literatura se complementan. La razón de este éxito es que la novela bizantina se apoya en el relato corto y goza del dinamismo de la literatura oral en que ocurren muchas cosas en poco tiempo y a la primera sin profundidades de analisis de caracteres o complejas tramas psicológicas. Son un producto directo del genio trajinante de los siglos XIII y XIV coincidiendo con las grandes peregrinaciones a Compostela, a Cantorbery, a Roma. Los que van a esos lugares por una promesa se entretienen contando historias. Es la esfoyaza o el filandón y de las consejas al lado del fuego en las que aparece la doncella que es desfoliada por algún libidinoso clérigo, la mujer en el balcón que pasa por allí un soldado y le invita a subir un ratito y en tanto llega el marido que estaba supuestamente de caza en los montes de León y se arma la de Dios según reflejan los cancioneros. Pero mientras el Romancero castellano contempla el sexo desde su lado trágico (Eros y Tanatos vienen a ser el Castor y Pólux de la mitología cabalgando en un mismo caballo) el Decamerón lo ve como un juego, a partir de la idea de que las relaciones carnales son la vida mismo. Así que a retozar. Esto es lo mejor de la vida. Dos dará pan pues nos dio una boca y si lo puso ahí en eso es para que lo usemos… la mujer que ardía en amorosos deseos se echó en sus brazos y trasladándose a la alcoba lo hicieron muchas veces durante toda la noche.

En el cuento de Reinaldo de Asti atacado por unos bandoleros y encomendándose a san Julián gracias al santo que le guía a la casa de una viuda rica y fogosa bien acabó lo que empezó mal. El pícaro Bocacho le guiña un ojo al lector mientras denuncia las mohatras de la gazmoñería hipócrita que habría que venir con el protestantismo puritano y sin sentido del humor. Estamos en la Florencia de 1348. Acababa de pasar la guadaña de la peste sobre Europa. Al cabo de tanta mortandad había en las ciudades un intenso deseo de vivir, de reproducirse olvidándose de las bubas que cariaban las ingles y las axilas preludio de la mortaja. Unos florentinos salen al campo – Fiammetta, Pampinea, Filomena, elisa, Emilia, Laureta, Nelfila, Fanfilo, Filostrato e Idóneo- un martes por la mañana después de misa y se lían a contar chascarrillos que les hacen olvidarse de la epidemia que acababa de asolar la ciudad y en la que todos habían perdido a sus seres queridos. “Vayamos al campo donde respiraremos aire puro y gozaremos de los placeres que procuran la inocncia y la virtud”.

Yo recuerdo a Passolini que aparece al principio de la película que vi en aquel cine de Londres de Fulham Road en habito franciscano sentado en un pupitre cálamo en ristre hilvanando las crónicas del Decamerón. Creo que en esta película consiguió el italiano una de las obras maestras del séptimo arte. El del mudo y el hortelanillo de las monjas que recoge un tema de la tradición oral es uno de los más impresionantes. Masetto de Lamporequio no tenía curro. Y para inspirar lástima y compasión se hizo pasar por tonto y por mudo y fue a pedir trabajo a unas monjas. La abadesa que lo vio-era apuesto y de gallarda figura pero retrasado mental- lo encontró apto para labrarles el huerto a las monjas de aquel monasterio de Peruggia. Un dia que cogía cerezas subido a una escalera dos hermanas que pasaban por allí cantando el “dirrupisti” y la “Intemerata” vieron que debajo del jubón no llevaba prenda alguna para tapar sus vergüenzas. Quedaron ambas maravilladas ante lo bien dotado que estaba el garzón.

-Vieni… vieni anchio

Tomaron de la mano al menestral y se lo llevaron al huerto nunca mejor dicho. Y lo metieron en una cabaña donde podrían satisfacerse porque las monjas no somos de piedra. Mientras una retozaba con el mudo la otra vigilaba. Nadie se enteraría porque era mudo, nadie vería. Es lo que ellas pensaban porque les vigilaba la abadesa con ojos de Argos y detrás de cada una de las celosías del monasterio ojos encendidos de mujer contemplaban lo que adentro de la choza estaba sucediendo. Total que Massetto de Lamporoquio se pasó por la piedra a toda la comunidad siendo la más persistente de todas la madre abadesa la cual cuando acababa con las legas el hortelano, empezaba con las novicias y al final el rato más largo era para la madre superiora quien se lo llevaba a su celda para tenerlo toda la noche a su servicio:

-Vieni, vieni.

La madre abadesa, insaciable útero furente, quería más y el gallo ya no estaba para más quiquirís.

-Otra vez ni hablar, que ya no puedo con los calzones, reverenda- exclamó el hortelano dando un grito porque se resistía a obedecer a la priora.

Las religiosas que espiaban la escena desde lo alto de sus celdas, al oír hablar a un mudo, gritaron conmovidas:

-Milagro… milagro.

Con tan incesante trajín sexual había hecho recuperar el habla aquel barbián florentino consumado embaucador y experto en las artes del disimulo. El autor de una forma amable y venial critica la impostura, la simonía y la corrupción eclesiástica. Boccaccio nos cuenta que en Roma no se podía dar un paso sin un buen contacto y los mejores eran los de las meretrices y los de los efebos que entretenían los ocios cardenalicios y calentaban la cama a los prelados de su Santidad. El vicio nefando y la pasión por el dinero eran una plaga. Yo vi en Roma allá do es la santidad que todos al dinero hacían humildad, refiere el arcipreste de Hita pero estas criticas nada tienen que ver contra el deposito de la fe ni atentan al dogma y tal respecto ahí está la historia del judío Abraham que se hace bautizar en Paris por el arcediano Giannotto Civigni a la vuelta de un viaje a roma donde contempla la corrupción reinante en la Ciudad Eterna. Bujarros, bardajes, putas, bulas para comprar la vida eterna. Hay que ir con la bolsa bien preparada a San juan de Letrán pero ella demuestra que si el catolicismo no se ha acabado es porque detrás apunta el dedo de Jesucristo al que los mercachifles tratan de vender por treinta monedas.

-Esta debe de ser la religión verdadera pues tan maltratada por los eclesiásticos permanece intacta al cabo de los siglos. Yo abjuro de la fe mosaica ahora mismo- contesta el israelita ante la pila de agua bendita de Notre Dame.

Un tratante de ganados de Perusa se dirige a Nápoles a la feria buen zapato buena media buena bolsa con dinero ingenio y más inocente que un cubo se va de putas, le burlan la bolsa entre el rufián y unas comadres del barrio de Malpertugio y acaba bañándose en una privada. Olía a mierda que tiraba para atrás pero en el camino se encuentra con unos ladrones que robaban sepulturas. Aquella misma tarde acababan de llegar a Nápoles. Iban en busca de su anillo pastoral engastado de rubíes que debía de valer un dineral.

-Entra tú y pilla todo lo que encuentres dentro.

Le auparon los colegas y con un barrote abrieron la tapa de la tumba recién inaugurada. El de Perusa les fue arrimando a sus compinches, el báculo, la mitra, los guantes y las cáligas de seda bordadas en oro macizo pero se quedó el muy pícaro con el sello arzobispal de piedra de rubí.

-¿No hay más, Peruchio?

-No.

-Pues, como no nos lo das, ahí te quedas

Y en esto cerraron la tapa del sarcófago. Quedó el pobre hombre enterrado en vida junto a un difunto que empezaba a oler y peor que él. En esto quiso su ventura que entraran en la iglesia otros ladrones. La misma ceremonia, levantar y apuntalar la piedra y los mismos discutinios de quien entraba primero y ninguno se ponían de acuerdo. Pero al que entró a robar, que era un cura por cierto, le mordió el emparedado en una pierna. Ambos manilargos pies pa que os quiero, salieron del recinto de estampida y muertos de miedo. Peruchio con su joya en el bolsillo pudo regresar rico a su país olvidándose de la bolsa que le arrebataron, de las putas y de los facinerosos de la ciudad más peligrosa de Europa en el medioevo. También estuvo de su parte aquel san Julián misericordioso el hospedero celestial que socorría a los que vagaban por el mundo sin rumbo fijo. El ritmo de este relato es intensísimo y no decae un momento.

En boca de Teobaldo peregrino al Santo sepulcro pone la crítica más circunstanciada y cabal contra el abuso de poder de los clérigos. Sugiere que el confesonario no es el tribunal de la penitencia divina sino un instrumento de control como Internet en la actualidad, poco más o menos, y que la obsesión con el sexto mandamiento es una afiladísima herramienta para conseguir el derecho de pernada.

Hay algo morboso y diabólico en esa obsesión sexual de la que adolece la iglesia latina: “Esos frailes claman contra la lujuria porque de ese modo pueden holgadamente quedarse con las mujeres que otros dejan. Condenan la avaricia para que se les ofrezca a ellos lo mal ganado en diezmos y primicias y eso que llaman caridad. Los frailes quieren que os desprendáis del dinero para que vaya a parar al cepillo de la iglesia, necesitan dinero para holgazanear y acostarse con todas las mujeres y los efebos que encuentran en el camino”. A lo que parece, la pederastia y los abusos deshonestos por parte de la clase sacerdotal afligían al creyente del siglo XIII igual que al de hoy. Desde entonces han pasado un cisma en Occidente y tres concilios y la jerarquía encampanada en su soberbia vaticana no ha puesto remedio. “En resumen- concluye el peregrino su diatriba- si quieren santidad ¿por qué no siguen el evangelio? Que demuestren lo que predican. Basta ya de frailes galanteadores, mujeriegos, visitadores de mujeres e incluso de conventos”.

Un abad de Toscana con fama de santo y milagrero sólo tiene un defecto que se pirria por las mujeres en especial le gusta la mujer de un campesino Ferondo. Con ella urde una estratagema para simular su muerte y su entierro con una estancia de nueve meses en el purgatorio. Al final de este tiempo el inicuo monje que había estado refocilándose con la esposa del “difunto” lo resucita. Otra vez cunde el grito de milagro… milagro por toda la Campania. La querida del mitrado-total- se ha quedado encinta y tendrá un chico al que pondrán por nombre Benedicto. La crítica a la vida eremítica no puede ser más feroz. Ni más real porque tan truculentos sucesos eran de rubrica en aquel entonces, hoy lo siguen siendo habida cuenta del afán de la jerarquía de barrer debajo de la alfombra. El Decamerón va a influir en toda la novela moderna sobre todo en la literatura picaresca, concretamente en el Lazarillo que es un decamerón a la inversa. Lázaro de Tormes podría pasar por personaje de estas novelas Acuciado por el hambre más que por el sexo y es que debe de ser harto difícil amar cuando no se tiene la barriga llena. La idea maestra que late bajo las entrañas de este gran libro es la tolerancia, la alegría de vivir, la libertad que significa para Europa la cultura católica frente al pensamiento único y la tiranía del pensamiento único del afán trilateralista del protestantismo anglosajón. Subámonos a la torre del gran belvedere florentino para otear el horizonte. Ahora los árboles no nos dejan ver el bosque.

domingo, 29 de mayo de 2011

martes, 3 de mayo de 2011

jesus gil y gil

JESÚS GIL EN EL RECUERDO, Y UN POCO LO QUE ESTÁ PASANDO


Antonio Parra

Vuelvo a Segovia vuelvo a mi hogar y antes de sofaldar por la cinta de la carretera corriendo a pie de monte a la Mujer Muerta y de columbrar la torre de la catedral llama de piedra rosácea verdegay o de iluminado aliento, según la hora del día y la luz con que lleguemos, dejo a mi siniestra tras el Portachuelo el complejo de los Ángeles de San Rafael, un casar moderno que guarda la huella si se quiere trágica y con algo de mal fario de su institutor, Jesús Gil y Gil. No se llamaba Jesús que se llamaba Gregorio y era creo de Burgo de Osma o de por ahí. “Que nunca se supo en la historia que hiciera mucho bulto la gente de Soria” advierte el refrán y al parecer en falso porque don Goyo era grande e inmenso como la vida misma. Llenó toda una época y para comprender un poco de lo que está pasando en la costa quiero decir la del Sol de la que él también fue uno de los pioneros y donde hay moros, judíos y cristianos confesionales y no confesionales, apátridas y ateos, rusos y americanos en totum revolutum y mucha mafia, corrupción a punta pala y palacios de lujo, que viva quien lo trujo. Julián Muñoz en el banquillo (lo crió a sus pechos) y casi toda la corporación del ayuntamiento en pleno de Marbella a la sombra, corrupción hasta las cejas. Mucha corrupción. Sobornos, corretajes, untes, mordidas, recalcificaciones en falsa, un ochenta por ciento de nuestro Levante es una gran urbanización. Grava y cemento armado.

Don Jesús no era el del Gran Poder pero quiso hacer - faraónico proyecto y delirios de una mente enferma como la de muchos políticos- el Manzanares navegable y fletar en sus aguas de escorrentía ayer meome un burro y hoy me ahogo decía Góngora, un barco que hiciera las veces de casino flotante, era “ansí”: megalómano, grandiosista, manso pugnaz y lenguaraz pues sus frases preferidas y mira que yo se las escuché decir eran de una lexicología muy primaria: “mira que te pego una hostia” y “tú a la puta calle”. Y no solamente amagaba. También sacudía cuando alguien le guardaba las espaldas y algunos de sus ganchos se retransmitieron por televisión.



Otras las recibía pues dicen los que lo conocían que de impulsivo nada, que era un poco cobardón, que meditaba, pese a sus aires espontáneos, mucho sus actos de antemano, y que se crecía si estaba rodeado de sus pretorianos y zaguanetes que llevaba toda una escolta dellos y a sus enemigos como José María García y a Ramón Mendoza al que acusó de ser del KGB y de haber allanado su chalé para robarle jamones les colocaba rondallas para que les hicieran seguimientos de película. Fue el caso de Arteche el pundonoroso jugador del Atlético de Madrid (un coche negro con dos tipos montaba guardia cerca de su casa) y al bueno de Luis “el sabio de Hortaleza”, su entrenador colchonero al que mandó a tomar pol culo y a la puta calle (sic) le puso el mote que ahora ostenta de “zapatones”.

A uno de su cuadrilla y era nada menos que inspector de policía en un pub de Fernández Ladreda de Segovia, recién salido de la cárcel, que yo no lo vi aunque me lo contaron mis compoas, Julio Cesar Fernández, aquel locutor de Radio Segovia EAJ49, que era amigo de mi compañero de juegos de infancia en la colonia militar de Valdevilla Bibiano Recellado Olmos que se ahogó el pobre en el Sil cuando había hecho que aprobar el ingreso en la General de Zaragoza, y que quedó maltrecho del accidente ocurrido en los Ángeles de San Rafael (se salvó de milagro por hallarse en la mesa de presidencia) pegarle a sobaquillo y lanzarle dos metros contra una de las mesas. “No hable usted así a don Jesús”. “Yo hablo como me da la gana se entera y ni a usted ni a él quiero verles más por Segovia”. Gil y Gil ante semejante socollada salió de naja. Y mira que a Cesar le sacaba más de la cabeza pero jolín cuando uno de Segovia saca el encaste.

En mi pueblo donde con los de la provincia vecina no nos llevamos del todo bien y llamarle a un tío soriano eso no está tampoco bien que esas rivalidades regionales asustan a uno soriano es como llamarle gilipollas. Pero esta tradicional “dis-conllevancia” no era óbice. Lo que sentaba mal en la ciudad del acueducto es que el promotor de la urbanización de marras cuyo suelo se vino abajo total 58 muertos y casi doscientos heridos, local construido sin licencia de obras y toda una chapuza vaya hubiera ingresado en la cárcel provincial por la cual pasaba yo tantas veces de niño camino de la escuela y la hubiera convertido en un hotel de cinco estrellas permitiéndose el lujo de invitar a langostinos a los celadores, tener al alcaide de su mano y a toda una camarilla de internos haciendole la corte al promotor inmobiliario.

PRISIÓN DE VILLA ÁNGELA



El presidio estaba detrás de los jardines de Villa Angela y fue allí donde tras los altos muros y entre barrotes escuché cantar a Agapito Marazuela tonadas maravillosas. “Que tunos son los labradores madre qué tunos son. Las tierras del camino las aran mejor”. El gran folclorista castellano estuvo entre rejas por rojo y por malos quereres que en mi pueblo los hubo bastante y no quiero pensar más en ello. Nuestro dulzainero purgó larga cadena, evidente injusticia, mientras que el negociante y más de uno le llamaba farsante gracias a sus buenos arrimos se fue de rositas con 52 muertos a sus espaldas a causa de su imprudencia temeraria. Pleitos tengas y los ganes que dice el gitano.

Debió de tener buenas aldabas. Escribe Juan Luis Galiacho que recibió la condicional y luego el indulto firmado por Carrero Blanco en 1972 merced al valimiento del Opus y de grupos de negocios cercanos a la Sinagoga de la calle Balmes madrileña. Se decía amigo de López Bravo y Laureano López Rodó. ¿Ubi sunt? ¿Dónde están? Los dos primeros murieron de forma trágica. El tercero en su cama. Y don Jesús tras una vida azarosa cría malvas no sé si desde hace un año o desde hace dos que me falla algo la memoria.

Siempre que corono en mi coche este collado segoviano donde se ven las puertas del casar urbanístico de granito con las pasarelas alzadas y un aire triste en sus dos monolitos como de duelo perenne pienso en el impacto que causó en España (trabajaba yo en SP y era redactor de noche y me acuerdo que se disputaba la final de la Copa del Generalísimo). El país era un clamor. El nombre de Jesús Gil y de mortuis nihil nisi bonum (no hay que hablar mal de los difuntos) Dios lo haya perdonado me retrotrae a una época con sus grandezas y sus miserias. El primer seiscientos, las vacaciones pagados, el sueldo de ocho mil pesetas, pisito a plazos a casarse se ha dicho, la nevera, el televisor, el tocadiscos y el sueño de una parcela en el campo. Se estaba produciendo el fenómeno social de la emigración masiva a las ciudades España dejando de ser rural pero los españolitos de a pie soñaban tener con su segunda vivienda fuera de la urbe o su cigarral.

En fin el despegue y en parte eso se lo debemos a ese espíritu pragmático de los tecnócratas del Opus un ojo en el cielo y otro en el suelo tal vez pero a mí siguen sin salirme las cuentas. España dejó de ser mística para dedicarse a los negocios basándose en palabras como renta per cápita, aggiornamiento producto bruto tablas in put out put y polos de desarrollo. Todo cambió y ya no nos conocía ni la madre que nos parió.

HOMBRE DE SU TIEMPO



De facto Gregorio Jesús Gil es un hombre de su tiempo un hijo de su época rueda voltaria en la cual rodamos todos arriba abajo adelante detrás. Es la furia del espantapájaros y del peregrino perseguido por su sombra a la cual nunca más volverá a pisar. No era desde luego el antiguo chatarrero y ventajista que llegó a alcalde de Marbella y a presidente del Atlético de Madrid, sabiendo poco de futbol un deporte que no le interesaba, sólo lo utilizó de trampolín hacia el poder, aunque lo hubiese practicado en sus años escolares con los claretianos de Aranda, un bausán aunque fuese por el mundo con ínfulas de bufón y estafermo perdonavidas. No era sin embargo más que la cabeza de turco. Debajo de la chistera de Jesús Gil se agazapaba el conejo de muchas otras movidas. Éstas, por ejemplo que estamos padeciendo con efecto retardado. El país se ha convertido en un gran círculo marbellí de tomas y dacas gatuperios y enjuagues. Él fue el que encentó aquella olla.

Mal estudiante de veterinaria alguna magdalena misericordiosa le ayudó a pagarse la pensión y le daba para un bocata cuando no le alcanzaba. Y la verdad es - no nos duelan prendas al arrimo de alguna criada o alguna viuda compasiva- que todos los de esta generación hemos sido un poco macarras. Fue muy duro abrirse camino pero Madrid era una tierra de oportunidades y nos sobraba el trabajo. Sin embargo, esto tenía sus riesgos. Gil fue por la vida con ínfulas de nuevo rico guiado por su buena estrella que tampoco le libró de algunos estacazos. Yo nunca llegué a creer que pudiera haber tanta codicia y tantas ganas de trepar por la cucaña en los pechos de mis compatriotas hispanos al regresar desde el extranjero cuando cambió la tortilla.

Era el vale todo y el quitate tú para ponerme yo. Los malos modos. El enchufismo, el cainismo, la fanfarronería y para colmo en torno suyo creció el síndrome de García. La falta de ideales. A tomar por culo la deontología profesional y la ética. Los años ochenta y noventa España fue un país triste. Medio país se levantaba con Luis del Olmo, pasaba las tardes con Encarna y se acostaba con el “Butanito”. A la sombra de Jesús Gil, como animador cultural o más bien mamporrero de vicios y ocios se produjo el síndrome de la corrala mediateca con su vulgaridad y su ramplonería. El fútbol es en España una droga.

Cundieron las malas formas. Y como para muestra un botón no hay más que remitirse a los comunicados de prensa de prensa que emitía Antonio Domínguez Olano cuando era el hombre encargado de la imagen dios los cría y ellos se juntan de Jesús Gil como jefe de informativos del Atlético de Madrid. Toda esa zafiedad de entonces la cría actualmente la llamada prensa rosa.



¿Qué se hizo de tanto frenesí? ¿Qué fue de tanto galardón? ¿Dónde nos dejamos al caballero español? ¿Casta de hidalgos? Ni mucho menos. Los tiempos dieron paso a los perailes del azoguejo a los diablos cojuelos. Murió don Quijote nació Sancho. Vino el navajeo entre nosotros la envidia la emulación y los azotacalles y arrebatacapas que todos querían medrar y un cargo en el gobierno pero el soufflé no sube dos veces que dijo el Gran Ciprés. Entraron en trompa las percheleras pechugonas y los truhanes del Potro cordobés, los descuideros de Zocodover y los hijos de Tigre Juan en el Fontán ovetense.



PERCHELERAS

Me dije consternado ante el espectáculo de mi profesión ¿Pero este es el país por el que yo he luchado a brazo partido contra los ingleses y contra los galernazos batiendome en duelo con los topos del KGB y los “moles” de la CIA al grito de mi país con razones o sin ellas? No podía ser. No daba crédito a mis ojos pero ciertos son los toros. Ahora estamos recogiendo lo que sembramos en aquellos años y si nuestra patria se desmiembra es porque nosotros mismos los unos y los otros la llevamos al caos. Inducidos desde luego por “alguien” que dirige el guiñol de las marionetas en la sombra. La Gran Sabiduría donde había amor y conformidad puso odio envidia rebeldía y emulación. Poderoso caballero fue el que volvió las tornas.

El Gil no es más que un paradigma un semblante. Yo hice mutis por el foro. Se nos cerraban las puertas de las redacciones de las editoriales y las imprentas. ¿Que hizo Vm. don Verumtamen? Pues vivir beber y seguir escribiendo llevado por el lema horaciano del Beatus ille qui procul negotiis. Cuando todo el mundo empezó a cambiar de chaqueta yo pensé para mi capirote muchas judiadas debieron de hacer aquellos cabrones cuando los que no queremos dar nuestro brazo a torcer y seguimos acérrimos en la honestidad de siempre nos han cogido de pendejos y nos toman de cimbel. Ojo al cristo que es de plata, Verumtamen. Me hice el loco. Es un remedio que a`rendí en los supervivientes del gulag con Stalin yo que he pasado las horcas caudinas de Felipe más luego el extrañamiento de José Mari que creo que fue incluso peor con la Aguirre de gran comadre y ahora estoy instalado en la Zapatería.



Hortus conclussus la llaman (jardín cerrado, tierra de María Santísima) pero España quizás regalo de forasteros y generosa con los extraños, y madrastra cruel, síndrome de Saturno, para con sus propios hijos a los que devora, ha dejado de ser para los que acá nacieron ameno jardín. Me temo el finis Hispaniae. La gran nación madre de Europa y baluarte de la catolicidad se acaba ante la labor de zapa de sus enemigos eternos, los interiores y exteriores, que se la tenían jurada y socavan los muros y cimientos de la patria mía.

Al estatuto prostituto que cuando redacto estas líneas se vota en referéndum seguirán la independencia de los vascos y gallegos. Clima de agotamiento moral. A este desenlace nos ha llevado la cultura del pelotazo. El fijador de Mario Conde, la calva de Roldán en la cárcel o el recuerdo de las boutades de Gil que en paz descanse.

SOSTENELLA Y NO ENMENDALLA

No es mi culpa. Y a propósito de esa congoja que ha movido mi pluma durante todos estos años pasados de cosas extrañas pero sin esperanza de publicar denostado y calumniado - ya llegará mi hora porque les he dicho a mis hijos que cuando muera tiren de cajón porque hay gavetas en las cuales se van a encontrar hartas sorpresas y tras de tiempos vendrán tiempos- porque las prensas (imprenta y opresión tienen a veces la misma raíz paradójica y pueden coartar la capacidad de expresión del mismo modo que enjaular el pájaro de la libertad y sacrificar en su columbario a la paloma de la paz) están en manos de quien está.

El síndrome Gil bañó toda la vida española durante dos décadas contagiando a los Lara a los Asensio y al grupo Z que yo no sé si serán los hijos de la gran Z de los que les hablé, los Lazarov, los Cebrián, Polanco y comparsas. El español más famoso de hace tres lustros se llamaba García de la misma forma que el de ahora se llama Rodríguez y hemos puesto un negocio de zapatería pero ya digo no es de él toda la culpa. Es lo que nos merecemos. Sostenella y no enmendalla pero la cosa no tiene vuelta de hoja.

Claro que mirando atrás sin ira no hay que exagerar el lado negativo. Algún justo debe de quedar algún justo de Israel y uno de ellos pudo ser aquel oscuro gobernador civil de provincias y hoy un enfermo desahuciado de alzeimer que la aciaga tarde de junio del 69 en San Rafael se fumó tres cajetetillas y le quitó a Gil la pistola cuando apuntaba para un numero de la Guardia Civil quitate de ahí mamarracho con un par y trató de poner orden en medio de la hecatombe.



Mi recuerdo no puede ser agradecido a este hombre Adolfo Suárez, al que parecen haber olvidado todos y la fortuna le salió esquiva después de todo un cúmulo de desgracias personales. Sin embargo velay y por ironías del destino un falangista convertido un verdadero demócrata y gracias a su altura de miras y a su espíritu patriótico esta paz precaria sí pero de la cual aun gozamos todos. Gracias a él se orquestó el consenso y se evitó que este país cainita se tirase al monte. Adolfo, ponte bueno. Vuelve. Para evitar que toda la pella se nos derrumbe harían falta muchos como él.

REGRESA, ADOLFO

Era uno del comedio, del centro, de la llaneza castellana. Pero lo dejaron más solo que a Romero Robledo. Es nuestro sino. Castilla face los omes... Pero ahí queda eso. La gran obra del Duque de Suárez. Si desmontamos el espíritu del 78 es fácil que podamos regresar a las andadas ¿Otra vez a tiros? Pues sí aquí el personal no parece conforme si no le dan una guerra civil aunque ahora sería pavorosa aunque en realidad ya vivimos un ambiente de guerra civil larvado pero sin armas sin movimientos de ejércitos porque no hay ejércitos ya pero conociendo a los españoles estoy seguro de que tirarán de navaja. En verdad ya se está produciendo ese fenómeno y cuidado con el perro que muerde según declara mi admirado vecino de página Félix Arbolí. Adolfo, vuelve por favor. ¿Cuándo volverá a amanecer? ¿Cuándo a resurgir? Miro enredor y es noche cerrada todavía,

En cuanto a Jesús Gil que pese a sus aires yo creo que era una buena persona y un hijo de su tiempo dios le haya perdonado. Acaban de pasar 37 años de lo del derrumbe del restaurante de San Rafael donde perecieron 52 comisionistas de Spar y hasta el sacerdote que bendecía la mesa murió pero yo lo recuerdo como si fuese ayer. Descansen en paz.

18 de junio de 2006

miércoles, 27 de abril de 2011

leyendo a Pereda

DE TAL PALO TAL ASTILLA
















































Oiréis que se dijo: pueblo chico, infierno grande. En parte toda la novelística de José María de Pereda se centra sobre tal ocurrencia sin encontrar otra solución que una huida hacia la naturaleza como remedio a las pequeñeces de la mente y el humano sentir. Hay una colisión irreparable entre el pensar grande y el párvulo vivir de nuestras existencias cotidianas destinadas al fuego del fracaso o la pira del olvido. Y es que en medio de un paisaje arcádico, donde se percibe a cada hora de sol o en las mismas vigilias nocturnas con un pueblo acurrucado entre montañas bajo la luz de la luna, y vigilado por cimas ciclópeas que se alzan como dioses encaramados, hitos telúricos, deidades oscuras emanadas de lo más profundo de la tierra, se desarrolla la acción de De tal palo tal astilla, un estudio cabal de la hipocresía y una de las novelas de ambiente rural cargadas de mensajería, invitando a la reflexión no sólo sobre el latido de las pasiones del hombre decimonónico sino también de la condición humana de todas las épocas, de suyo ruin. Pereda, en esta entrega, y de una tacada, realiza una radiografía exhaustiva de la avaricia (don Sotero el usurero), el amor mojigato y con intereses de Águeda, bella muchacha pero cargada de prejuicios, fruto de la mala educación religiosa de la época. En la configuración de esta mentalidad torcida tienen que ver mucho los curas, monjas y frailes. En cambio, uno de los personajes más limpios y generosos que cruzan las páginas es Fernando, el hijo de un médico volteriano al que apodan Pateta (referencia al pata de cabra o sátiro con que la imaginación popular antigua representaba al diablo) y que se enamora de la rica heredera, Águeda. Sin embargo, su pasión, en un ambiente de comidillas, murmuraciones y habladurías de Valdecines, habitado por gentes cristianas pero maliciosas y suspicaces de que el mozo aspira a la mano de la rica legitimaria no tanto por amor como los dineros de la hacienda. Por qué me quieres, Andrés. Por el interés. El autor nos mete de a hecho en medio de un ambiente cargado de maledicencia, de segundas intenciones, que llega a resultar opresivo. Lo que son los pueblos. Bastián, hijo fornecino de don Sotero, y que el hipócrita pretende casar con Águeda, para quedarse él con la hijuela, vendría a representar, la fuerza bruta. La escena del intento de violación por parte de Bastián abortada in medias res por Macabeo que entra en la habitación donde la protagonista intenta zafarse de la lascivia del bestia de Bastián implorando la ayuda de la Virgen y rezando el rosario, trepando por un breval es una de las mejor conseguidas, por la intensidad y trepidante descripción del relato, en toda la novelística española. Cuadro duro y con suspense que hace pensar en películas antiguas de Alfredo Hitchcock o en novelas de Edgar Alan Poe. Todos conocemos las ideas del escritor montañés. Unos crían la fama y otros cardan la lana. Y los juicios que dispersa en este libro escéptico y bañado de tristezas perturban el cliché de derechismo ultramontano de él preconcebido. Tiene que ser precisamente él, un ultramontano, quien denuncie los abusos de las mentes retrógradas. A trancas y barrancas se esfuerza por salvar la virtud de la heroína pero tiene que condenar al suicidio al bueno de Fernando que había cometido el atrevimiento de poner en tela de juicio las verdades fundamentales y las enseñanzas de la Santa Madre Iglesia. Sub límine, late una el desencanto de Pereda con aquel género de vida rancio y cargado de prejuicios. Levanta la tapadera de la olla ferviente al tiempo que nos presenta un drama de pasiones rurales que se desarrolla en el último de los paraísos perdidos. Potente, seguro de sí mismo, y con pluma certera y elegante, traba un cuadro narrativo que es hoja de filiación del Santander y de las Asturias en general de la segunda mitad del Decimonono. La novela, todo un manual de psicología agraria y balance sociológico objetivo y realista de las cosas como son y no como debieran ser, se publica sólo un lustro antes de La Regenta. El argumento, salvados algunos matices, es parecido y la intención poco más o menos. El estilo también, brillante. En ambos casos sendos escritores hacen acopio de la manera de decir montañesa. Asturias, como se sabe, se divide en dos categorías hablantes: una, los que, cuando van a la hierba, llaman a la zoqueta para afilar el dalle colodra y, otra, los que la dicen zapico. Dos bandos , dos terminologías para un mismo concepto. Pereda pertenece al primer grupo. Clarín al segundo. Sin embargo, la hierba que amontan en el almiar es la misma. O parecida. Tanto el uno como el otro aman profundamente la naturaleza asturiana y la santanderina pero critican un poco la intolerancia de sus villorrios y aldeas poblados por cristianos viejos de mentes algo retorcidas. Pueblo chico infierno grande y la Iglesia parece que se regodea de la ignorancia de sus feligresías. Este analfabetismo es buen caldo de cultivo para su medro. Para los curas chirles el santo temor de Dios no es el principio de la sabiduría. Más bien, lo contrario. El conocimiento allega dolor y crítica contra los valores establecidos. Vénganos el tu reino pero que no sea ahora mismo. Por el momento, la fe del carbonero. A qué meterse en camisa de once varas? El cura de Valdecines es un santo varón de Dios pero corto de luces y carece de respuesta a las dudas contra la fe que le presenta el hijo de Pateta. BENEDICTO XVI el otro día en un talk in decía lo mismo que el cura de Valdecines: que había muchos problemas en el mundo para los cuales un papa tampoco tiene solución.

Traza un plan para su conversión. Es un método gradual y paso a paso que le va a servir de poco porque su postulante, desesperado por las habladurías, opta por arrojarse desde una roca tajada. Al escribir De Tal Palo don José María derrocha fuerza y hace un alarde de dominio omnisciente, tan importante en novelística. Que los hechos que narras no se te sobrepongan . Que tu lleves siempre la rienda. Y no se te desmanden los jacos de la cuadriga. Tú, autor, siempre controlas, galga en ristre, desde lo alto de la berlina.

La novela es el arte de atar cabos. La perfecta y congruente sindéresis. Una verdadera delicia es, en su caso, la lexicografía. Esa forma de hablar castiza y precisa en castellano rotundo y eufónico llamando a las cosas por su nombre. En la descripción topográfica del escenario grandioso de las quebradas que lo vieron nacer pocos le ponen un pie delante. Pereda es un Argos de la hipotiposis literaria (descripción viva y eficaz por medio del lenguaje). Resulta, por contera, que el escritor santanderino es más liberal de lo que creyéramos y menos carca -velay los prejuicios- de lo que se supone, aunque su vieja fe cristiana es recia.

En los retratos que nos quedan de él, de señor chapado a la antigua, con balandrán de catorceno y monóculo, tiene cara adusta de un rebeco siempre a punto de triscar de risco en risco por los sacrosantos fueros de la tradición. Debía de haberle dado Dios un genio vivo y cascarrabias. De mil demonios debía encontrar su ama al viejo solterón de la casona de Tudanca las mañanas que se levantaba con el pie izquierdo.

Pero sus rabietas se acababan pronto. Debía de ser, como todos los Contreras, algo contradictorio. Agraz por fuera. Dulce por dentro. Más ruido que nueces. Perro ladrador poco mordedor. Hay traza de genialidad en la forma como nos presenta a don Sotero el meapilas fariseo y avariento a quien remata en los últimos trancos del libro con una angina de pecho. Una corazonada tal vez. A veces lo que uno escribe se cumple. El autor de La Puchera moriría de lo mismo.

El arte de la literatura tiene aspectos misteriosamente oníricos que nos ligan a los humanos con la antigua profecía y la quiromancia. Casi todos los buenos libros son premonitorios. Pero la grandeza de esta novela no para ahí. Hay un estilo maravilloso. Inimitable. Él siembra pautas. Traza caminos que nos llevan a conocer los giros y las peculiaridades de una región. Hay dos bables, insistimos: el de las Asturias de Oviedo, desde Parres a Ría de Eo, de los que llaman zapico a uno de los aperos más utilizados por el Norte y los de las de la Montaña que lo designan colodra, desde san Vicente de la Barquera hasta Potes. Pero juntos denominan a ciertos pájaros de la misma manera: la negra miruella o miruello de pico largo y hondo como una laya que escarba el futuro, o el pomposo tordipollo o la picara aguzanieves que abreva junto a los cilancos.

Los asturianos conocen como pala a secas al trente o tridente, lo que en ciertos recodos de la España citerior, allí donde adentra sus manantiales del idioma Castilla la Vieja apelan gario, voz vascuence, lo más probable, igual que murio y murias (montón de piedras), carro, corral, etc. El primero es renuente a la jota que dicen trajeron a España los moros: xatu y xata, mientras los de Santillana del Mar ofrecen una prosodia más evolucionada, porque acaso estuvieran más en contacto con la Meseta que sus vecinos al otro lado del puerto del Escudo. Así, pronuncian: jato y jata por novillos y novillas uncideras. Un poco más abajo llamarán a este torito que aun no ha cumplido dos años choto. Se encuentran múltiples variantes en el bable occidental y en el oriental pero hay términos aldeanos que no varían en una y otra de las modalidades de las dos orillas de la ría: quima, narvaso, asubiar (poner a cubierto el ganado). Algunos hablistas exaltados de ahora mismo debieran hacer cura de humildad leyendo a Pereda. Pero los de una y otra zona encumbran el carro y echan mano de la sarzuela para que no se entorne. Luego empayan toda la balumba a través del boquerón del pósito. Si hurgas en el fondo de cualquier español te encontrarás con el alma de un pajar, donde duerme el pobre y donde fuimos engendrados muchos de nosotros. Que era en ese lugar donde las parejas se escondían para hacer el amor. Ah la vita bona que ahora echamos en falta, el sabor de la tierruca, la aldea perdida y encaramada en los recuerdos, retaguardia de toda una estirpe que ha visto como han quedado francos de servicio a impulsos de la tecnología aquellas antiguas palabras que decían tanto! Hoy, caídas en desuso y tan añoradas a medida que el idioma se empobrece.

El espíritu indomable de los ultramontanos ariscos vuelve por donde solía. Se pretende crear un idioma vivo y en continua evolución donde sólo hubo una lengua muerta y hoy fenecida al pasar a mejor vida toda una civilización de matiz campesino, sin asiento literario apenas. es atavismo o es inducción foránea? Quieren entronizar a un dialecto, uno de los más hermosos del castellano plus minusve, eso sí, de buenas a primeras y ad nutum, en conformidad escueta con su libre albedrío, conforme les da Dios a entender a los nuevos filologos de aluvión, pontífices de la tan cacareada cosmocracia que no es más que un embuste, y untados por una mano extranjera, como lingua franca. Una tarea para la cual hace falta no sólo mucha cara sino también bastante imaginación. Con las lenguas no valen malabarismos de prodigiador.

No son un conejo que el osado circense se saca debajo de la chistera. En nuestro patrio solar gozaron de categorías de lenguas junto al castellano el vascuence, el gallego, el valenciano, el catalán y el mallorquín. Pero al paso que vamos, se van a sacar diccionarios hasta del castúo. Debe de ser por un atavismo recio. Existen en nuestra historia pulsiones suicidas y de tarde en tarde asoman la oreja. Es tributo de nuestro estirpe con estos bueyes hemos de arrejacar la linde aspérrima. Este es el país de la real gana. En De Tal Palo Tal Astilla se hace una crítica de la sociedad que conoció su autor. Emperejilada por los poderes fácticos de los que traza un análisis objetivo y sin emblema de facción. En su punto de mira está la Iglesia con su legión de curas ignorantes que socavan voluntades y conocen quien es quien a través del agujero del confesionario (toda información es poder), se enriquecen a costa de diezmos y relaciones fabulosas sobre el Purgatorio. La barca de Pedro, en boca de don Fernando, consiste en toda una nube de frailes comilones y lascivos que saquean los hogares sin conciencia, perturban las almas y quitan la paz en los hogares a veces mancillando la honra de las familias. Una gusanera de monjas rebelándose contra las leyes de la naturaleza cantando con voz gangosa salmos en latín contrahecho. Una lista de papas disolutos y crueles como Alejandro VI, la Papisa Juana , Julio II. Un tropel de beatas arrepentidas que con sus pecados de juventud repoblaron la inclusa. La Iglesia ha sido mazmorra del entendimiento durante los últimos tres siglos, concluye. La cita es demoledora, pero - relata refiero- no le falta su miga de razón.

Es pertinentísima al hilo de lo que está sucediendo en la actualidad, cuando vemos a un babeante pontífice aferrado a su silla gestatoria, que se resiste a condenar, por lo que pueda pasar, los crímenes de los sionistas nazis y los atropellos de ese general israelí con cara de sacamantecas. Los blindados bombardean y cercan con tropas de asalto la iglesia de la Natividad de Belén. En la mente sólo una idea fija: salvar los muebles en medio de las terribles cosas del acontecer diario. El cielo parece empedrado de amenazas, pero los que tienen la responsabilidad de dirigir y auspiciar, referente y faro de la grey, miran para otra parte. Mientras, recogemos los escajos de la gran zarabanda libertaria del pasado. Todo en nuestro redondel parece que pincha: los rostros, las palabras, los titulares de los periódicos, los discursos en el parlamento. Es la hora del vértigo y de los remordimientos de conciencia. Pereda, que tanto abominaba de la política encarnada por el rostro de Espartero, el héroe de Luchana, huía de ese mundo ficticio de los salones y de las largas parrafadas de los periódicos. El cuerpo le pedía montaña.

Pese a ello, la carne pecadora no hurta el cuerpo al cinismo in ánima vili. Mas, disgresiones aparte, Pereda es el primero en dar la voz de alerta y este mensaje de dolor y cordura vendría avalado por mosén Cinto Verdaguer. El poeta catalán, contemporáneo del autor del Sabor de la Tierruca también barruntó que se avecinaba guerra civil. Ésta tuvo un primitivo contexto religioso.

Pereda dejar caer la profecía en boca de sus personajes, lo mismo que el poeta catalán quien también sufriría persecuciones de su obispo, Murgades, salidos del magín de un señor tan poco sospechoso de herejía, de derechas de toda la vida, carlista al igual que el poeta de la Canción del Canigó. Ambos no lanzan una diatriba contra el dogma y la tradición sino que hacen una reflexión en voz alta sobre la moral de algunos clérigos y su falta de ética. Y acerca de adónde nos puede llevar el apoltronado clericalismo trasnochado de la sociedad española finisecular. Clarín, que como digo era un místico, se une igualmente al coro. La cuestión religiosa es el eje cobre el cual gira el argumento de la novela que nos ocupa. Que es de las denominadas de tesis en la forma de narración costumbrista. Abordada desde el punto de vista de un español profundamente religioso que se escandaliza de las puerilidades y gazmoñerías de los sectores papistas exaltados cuya piedad finca en el despropósito y su conducta de doble pauta poco recomendable. Sus mañas traen a la memoria la infausta imagen de la monja inglesa que pontificó bajo el nombre de Juan VIII.

De hecho, el cura de Valdecines, que es un santo, nada se parece al magistral ovetense, Fermín de Pas, emblema de la altanería, el lujo y la riqueza. El cura de aldea vive en la pobreza y la humildad una vida ejemplar, no se mete con nadie, pero tiene un ama que lo trae por la calle de la amargura con su chismorrería noticiera y destripacuentos. No olvidemos que estamos en el país de Celestina y esta dueña, que escucha de detrás de las paredes y espía por el hueco de la cerradura, anticipa a las comadres de la prensa del colorín.

Es por esta sirvienta que cunde la novedad del noviazgo entre el joven médico hijo de Pateta, que pedía iglesia, dispuesto a renunciar a su convicciones ateas en aras del amor que siente hacia la mayorazga, por toda la aldea. Las malas lenguas se encienden y ocasionan que el pretendiente despechado, al oír que busca dineros y no amor en la doncella, opte por despeñarse por un barranco. La rectoral es una isla de paz en medio del arbolado océano de codicias, malos quereres, y de lujuria que embarga Valdecines. Bastián representa a todos estos pecados capitales. Pero la bondad del preste no basta para contener la furia del huracán de intrigas y su escasa ciencia teológica colma la medida y la curiosidad de un ateo convencido, un hombre de mundo, como es el hijo de Pateta. Las respuestas que da al neófito son desvaídas. Fraseología sin contenido. Explicaciones insípidas. Evasivas y lugares comunes como contestación a los grandes interrogantes de la existencia.

Aun no había nacido Teihard de Chardin. La Iglesia siempre suele llegar con veinte minutos de retraso. Cuando no son siglos. La rivalidad ciencia y razón sigue su ruta. Cada una por senderos diferentes. Bastián, el labrantín embrutecido, a instancias de don Sotero que lo convence, se decide a forzar a la muchacha. Precisamente en la maravillosa noche de San Juan cuando media España danza al borde de la hoguera, transida de canciones y añoranzas. Es la fiesta del amor y la renovación por el fuego de la vida que no cesa. El valle ardía como un ascua bajo la luna. Se colocaban las enramadas. Por doquier se escuchaban los cantos de ronda y los conjuros mágicos. Toda esta belleza se contrapone a las maquinaciones diabólicas del hijo espúreo del usurero que acude a la cita que le había diseñado éste ahíto de vino.

He aquí una dualidad infierno paraíso. La existencia es una pugna sin fin de ambas fuerzas opuestas. La encerrona que había urdido el avaro no surte efecto. La ausencia del baile de Bastián había suscitado sospechas en Macabeo que se cuela saltando la tapia desde las ramas de una higuera a la alcoba donde el intruso se proponía consumar su propósito. Gana el bueno pero se detecta cierta artificio en el pergeño de la aventura. Pereda es mejor descriptor que narrador. Sus argumentos, aunque algo pretenciosos, dejan al descubierto flancos menos sólidos. Hay ocasiones en que corta por lo sano y se nota su tendencia a utilizar el deus ex machina y comodines fáciles del convencionalismo de folletón. Sin embargo, sus acuarelas del paisaje montañés no tienen rival. Por ejemplo, la rapidez y brillantez como nos describe la rectoral por una de cuyas ventanas asomaba sus ramas un manzano y detrás del árbol se mostraba el paisaje de un valle de ensueño. Sus libros son perfectos marcos edénicos. Hasta se escucha el tintineo de los cencerros de las reses que pacen en el ejido.

Allá en el fondo de la artesa policroma y festoneada de prados que recuerdan a un tapiz verde enmarcados en rodetes de avellanos y zarzales presentan sus quimas al sol, como la guarnición de un regimiento que rinde honores, los bosques de las riberas. Se hace un claro y aparece el río, un hilo de plata que llena el aire de reverberos y de fulgores. Siempre hay vida crepitando en el fondo del desfiladero. Planean los azores y una banda de verderones huyen a toda velocidad de los pájaros de presa. Se escucha el relincho de un caballo confundido con el tañido de una campana que toca a vísperas en la atardecida estival. Tiene que haber un Dios, esto no ha empezado porque sí, tuvo que existir premeditación proteica, ayudame, Señor a encontrarte. Tu creaste a Águeda y eso me basta razona don Fernando en sus cavilaciones. Pero lo que hay son dioses que aguantan la mirada de la vieja Hécate de blancos pechos, calva y la cara manchada que esparce sobre la tierra un brillo lento que da ditas de oscuridad y de noche a los amantes y enronquece sus gargantas sanjuaneras en el desvarío del vino y los cantos de bacantes. Selene reina en la fiesta del fuego. Ya es casualidad. Mientras se esparcen por el valle el eco de los coros de mozos que salen de ronda. El dios de los judíos es un Zeus oscuro y de malos modales y de un puritanismo estricto que se compadece poco con la paganía practicada por la humanidad durante miles de años

. En el Norte no se deja de creer en él porque así SIR lo ordena, pero la cabra siempre tira al monte y en la noche augusta de San Juan de creencias trasfundidas el pueblo vuelve a poner en sus pies y en sus labios la agitada danza de Pan. Son deidades más amables que al menos se ríen, tienen líos con los mortales y hasta con las hetairas del Hades, o empinan el codo para aplacar su ira o el despecho. Jehová no lo hace nunca. Desde lo alto de los riscos Ojanco asoma su rostro de cíclope. Pagano y señorial, se sube al pavés de los gollizos escarpados de la cima de los montes. Mueve de un lado para otro como un periscopio que busque la colimación precisa para catalogar de lo alto las aldeas donde tuvo adoradores antaño, hasta que llegaron los misioneros irlandeses y los monjes ingleses de la primera regla de san Basilio y san Columbano y le quitaron el puesto. Cesaron los sacrificios y las laureadas en su templo. Él quedaría sólo y compuesto con el único ojo que le quedaba. Y cuentan los advertidos que lloró. Es el Polifemo de los celtas. Sus movimientos torpes y su lengua estropajosa advierten que se ha dado a los excesos del vino. Al tuerto de los montes cántabros no se le escapa una. Cataloga al instante y con una sola pupila alcanza a ver, como por un catalejo, tanto como si tuviera dos.

El disco de Hécate le hace añorar los alegres días del Olimpo cuando era mozo. Por más que inmortal, siente los muchos años entre las piernas. Por eso está borracho. Porque hay cosas que se escapan a su control. En cierto modo le dan pena los mortales chismosos, cizañeros, baldragas y vierte desde el lagrimal del ojo bueno su llanto macroscópico sobre Valdecines. Al asubiarse el sol, Ojanco se ha asomado al valle de la mano de la luna. Resucitaron con él los viejos gigantes. Uno de ellos, san Cristobalón que como Prometeo carga sobre sus espaldas los pecados y dolores del mundo o como Miguelón el Arcángel que sustituyendo en sus funciones a Esculapio tras el trasvase de poderes del paganismo al cristianismo afina los cachivaches de su romana al objeto de pesar las almas, las cuales esperan afuera de la Laguna Estigia, el limbo o el purgatorio, para su catalogación y ensilaje. El ojo del Polifemo celta aparece esculpido en las estelas circulares del Valle del Buelna que recuerdan por su trazado a una cruz enmarcada en el espacio redondo. Es la esvástica. La rueda mágica, la cuadratura del círculo.

El movimiento continuo de la vida. Símbolo de la reencarnación en el que creían los pueblos indoeuropeos como recuerdan los cipos funerarios a la cabecera de la tumbas irlandesas. En Fuentesoto de Fuentidueña a cincuenta leguas de esa localidad cántabra presiden la tapia de un cementerio misterioso donde parece que la soledad es tan elocuente que a través de ella los muertos quieren decir algo al viandante que se encarama hasta el cerro. El viento de las parameras aúlla un mensaje sin confines: Yo al tiempo me lo domino, creemos oír. Y es que el Ojáncano habla, como ve, al derecho por su ojo torcido. He aquí una única pupila que todo lo abarca. La cruz es un pozo sin fondo. Antes de la tarde del Gólgota en multitud de grafías y murales ya parecía regir los designios del orbe. Representa lo que gira. La tierra es abrazada entre sus aspas.

El cura de Valdecines gime bajo el peso de la carga que le encargó el obispo. Pies quietos. A la chita callando has de sustituir a Jesucristo por los fantasmas mitológicos, pero la querencia de los ídolos vuelve en días tan significados como la del veinticuatro de junio. Judíos moros y cristianos por una vez se ponen de acuerdo y rinden culto al esenio. La voz que clamaba en el desierto vestido de áspera marlota y convertía a las multitudes en el Jordán. Es una personalidad gnóstica del que dicen poco las escrituras pero que tanta importancia ejerció a la hora de modular los sentimientos de las antiguas supersticiones que se bautizaban bajo su concha. Los viejos dioses desconocidos son desplazados por el Degollado que hizo el primer gran milagro de que las fuerzas oscuras se transformasen en santos. Uno para cada necesidad y par cada día del año. Allanaba los caminos del que habría de llegar. El precursor bautizaba en agua pero su primo bautizaría en el Espíritu. Habrá que creer estas cosas sólo por el mero hecho de que son increíbles como diría Tertuliano? He vencido al tiempo. Los años, la generaciones, los siglos, las eras los tengo subyugados. Al buen párroco se le había asignado un cometido de Argos poner a Zeus la túnica de nazareno, amarrarle fuerte para que no se fuese de picos pardos con las diosas del Olimpo, traerlo al redil, conseguir que formula el voto de continencia. Si no puedes lograrlo, sé cauto al menos. Ten tus barraganas pero con disimulo. Que no se entere nadie. Algún escriba malintencionado le robó el fuego a los dioses, cuando mandó predicar amor a los enemigos. Le dio la vuelta al argumento.

Los barbaros del norte cambiaron de chaqueta y se bautizaron en masa con todo su pueblo. Los antiguos templos paganos se convirtieron en iglesias juraderas. Y los pretores en arzobispo, conservando el palio de su antigua investidura pagana dentro de la nueva fe. Para Clodoveo. Para Alfredo. Para Ludovico que acudieron a recibir las aguas crismales con todos sus súbditos. Panagia pasa a ser la Theotokos ante los protestos de Nestorio que se hacía una pregunta asaz congruente en Efeso. Pero puede Dios tener madre siendo eterno y careciendo de principio ni fin? A lo cual encolerizado responde Atanasio que únicamente según la encarnación Jesús nació de María virgen. Misterio incomprensible. Entre los Siete Varones Apostólicos y Leovigildo hay un espacio blanco que los cronistas mas avisados de la historia de la SIR no han podido llenar. Es como recomponer el rompecabezas de un mosaico bizantino. Entramos aquí en el laberinto. De tarde en tarde los paisanos de la braña quieren volver a ser como las deidades en las que dejaron de creer. Potan la crátera llena hasta los bordes de nepente, la bebida del olvido. Ojanco por entre las sediciosas nubes asoma su aterrador jeme. En su vagar inconsistente se deshace el nudo gordiano. Los ermitaños entre las cuevas bajan del despoblado a que les laven la muda y algunos aprovechan para echar una canita al aire. De la cayada pendía la carcajada de Simón el Estilita. No se puede abrazar la vida contemplativa del yermo sin un poco de cinismo.

San Pacomio no se lavó una sola vez en su vida por mor de no caer en la tentación. Satanás indefectiblemente tenía por costumbre aparecerse en la forma de una garrida hembra de buenas partes. Él la hacía salir de la cueva blandiendo una antorcha encendida y murmurando un latinajo de bonis mulieribus non est notio( nunca se oyó que hubiese una mujer buena, caramba). Y he aquí a un cura de pueblo que tenía ya, como sus latines, los tratados de teología empolvados, siendo interrogado por un agnóstico de buena fe pero que trata de volver al redil de la Iglesia por amor a su Águeda. El rústico abate suda, resopla, se palpa los treinta y tres botones de la sotana de cachemira. A causa del uso esta prenda por los hombros se estaba volviendo de un color pardo. Ya era vieja. Como el que la llevaba. El visitante con sus dudas le coloca en un aprieto, pero él le propone una método a seguir en su camino de regreso a la fe. Mientras, las fuerzas oscuras seguían trabajando. Allí estaban las cohortes de la desconfianza, las testuces de la murmuración, las centurias del egoísmo, que tiraban para abajo. Las manos sacerdotales pretenden sacar al pobre náufrago del pozo de la desesperación. A veces la gracia no puede contrarrestar la primera de las leyes naturales, la fuerza de la gravitación universal, y se reconoce impotente y vencida. Los cuerpos son para la tierra, tiran hacia abajo, mientras las almas quieren volar. El vulgo resentido, la grey de cristianos viejos, invoca antiguos prejuicios y privilegios, para calificar de hereje a un agnóstico que intenta creer.

Por misterios de la condición humana la bondad y la nobleza sin puestas fuera de combate por las huestes de Satanás. El Pateta se muestra de súpito y cuando nadie lo espera. En plena noche de san Juan, cuando el tiempo se detiene ante el ara sacrosanta del solsticio estival. Cuando las gentes se afanan en buscar la flor del agua y piden amparo al culiebre y a las ondinas o saltan sobre las hogueras de retama que iluminan la sombras con el fuego de la purificación. La Montaña rinde culto a los viejos ídolos en un intento por regresar al sincretismo telúrico. Se escuchan las voces ancestrales del suelo y de la sangre y las gentes intentan ser paganas. Pales pone música de fondo a esta algarabía extendiendo su manto protector de pastores y de ganaderos que amaban la juerga, el pandero y las noches sin dormir. Los gaiteros vienen tras ella. Música de chirimías y el ronco sonar del paloteo que acompaña a los brincos de la danza prima. Las fuerzas oscuras no son otra cosa que un inventario de las casualidades y misterios de la biología. La lechuza vuelva de rama en rama ocultando su lúgubre grito que tiene algo de hilarante y burlón entre las hojas de los copudos robles. Es el pájaro de Minerva. Cuanta más sabiduría acumulas menos sabes. Y cuanto más sabes, más sufres. El baile es una plegaria que se hace con los pies en honor de la divinidad oculta. Besos estallan en la oscuridad. El amor pagano triunfa entre risas y gemidos. Los pecados arrastran su peplo por le camino. El cura no sabe qué hacerse. Se siente desbordado por otras presencias. Su religión enseña la abnegación, el dominio frente a las inclinaciones de la naturaleza pero tales instrucciones no constituyen sino retórica. No otra cosa es la doctrina eclesial almacenada en unos cuantos librotes insulsos. Pales ven a reinar. Baco y Afrodita te hagan escolta. Bastián no puede consumar su violación. Todo es tan nuevo y tan viejo a la vez! Mientras, resuenan por la hondonada los ecos de los cantos de ronda que van a perderse a los pies de las estrellas impávidas. Son las resonancias magnéticas de un mundo entregado a su liturgia órfica de venerables y antiguas cadencias y para las que el corazón de la vieja España siempre tiene puesto un altavoz. He aquí a la vida que se renueva. Brota y renace la savia. Las parejas se aparean. La llamada de la sangre. Celo estacional en los animales y en el hombre y en la mujer sin cesura. Y en esto Macabeo, apercibido de los siniestros planes de Bastián al que el usurero emborracha antes de ir a cometer la vileza, trepa por un breval contiguo a la tapia del domicilio y coge al violador y a su víctima in medias res.

Águeda lo considera un enviado del Cielo. Era la Virgen María que había escuchado sus plegarias impidiendo la consumación del ultraje. Pereda narra la escena a lo vivo con su peculiar estilo donde se dan cita la potencia imaginativa con la exactitud estudiosa del lenguaje. Es el suyo un castellano en adobo de cachaza y buen humor con resabios de sorna aldeana. Relata, no predica. En esta obra se hace el retrato de una España rural hacia 1879 que es cuando está datada la entrega. Coloca sus potentes anteojos en la atalaya de mando. Realiza una colimación muy audaz del universo que brilla dentro. Nos describe un planeta psicológico con variedad de tipos. A través de su pluma conocemos cómo respiran y qué piensan los contemporáneos del novelista. De qué pie cojean. A qué aspiran.

Su golpe de vista es certero. La vista de Pereda parece la lente de un poderosísimo telescopio con buena escala, o microscopio, según se quiera, capaz de ver las cosas como son. Al natural. Enfoca para Valdecines y nos da a entender que pese a su ubicación ideal inter montes no es la meliflua Arcadia sino más bien un aparatoso infierno donde reina la mezquindad. El hombre sigue siendo lobo para el hombre. No hay mejora. El discurso, un tanto tolstoyano y fatalista, en su tono patético, trae a mientes reminiscencias del modo literario ruso, pero Pereda es un español chapado a la antigua de talante libérrimo, sólo embridado por sus creencias y carencias religiosas, que comprende y ama a su país, aunque le duelan sus defectos. Entiende el drama de las dos Españas. El eco de los cantos se pierde camino de las impávidas estrellas. Son resonancias magnéticas de un mundo feliz. La vida que se abre paso. El tallo que brota. Los pájaros hacen boda mientras el rebeco en su berra llama a la hembra.

Todo lo que vuela y todo lo que corre se entrega a una cópula ininterrumpida de sol a sol. Es lo único que diferencia a las bestias de los hombres. Ellas se aparean en el celo estacional mientras en el ser humano la libido es constante. A todo esto, Macabeo apercibido de los siniestros planes de Bastián al que el avaro previamente emborracha trepa por un breval contiguo a la tapia del dormitorio donde la muchacha es retenida de rehén y coge al violador in medias res. La victima lo considera un enviado del Cielo. Por fin la Virgen a la cual ella invocó aterrorizada ha escuchado sus súplicas impidiendo la consumación del ultraje. Pereda narra la escena a lo vivo con su peculiar etilo donde se dan cita la potencia imaginativa con la exactitud del lenguaje adobado de cachaza, un sentido del humor metido en agua de sorna aldeana. Cuenta cosas. No predica. En esta entrega que data de 1879 hace el retrato de la España rural durante la Restauración. Coloca sus potentes anteojos en la atalaya observatorio de su bravía casona y a través de una colimación minuciosa coloca al lector ante un universo que brilla dentro. Nos describe un orbe psicológico.

A través de la pluma perediana conocemos cómo respiran, qué piensan sus contemporáneos. Y de qué pie cojean. Cuáles son sus aspiraciones. Su golpe de vista macroscópico tiene el poderío del del agua caudal. Enfoca para Valdecines y nos da a entender que pese a su ubicación ideal inter montes no es la meliflua Arcadia soñada sino un averno de pasiones donde reina la mezquindad, la maledicencia y la malquerencia de unos con otros. El hombre sigue siendo un lobo que por una inclinación atávica o por idiopatía ingénita se dedica a fagocitar a sus semejantes. Le gusta simplemente hacer daño. No hay mejora. Entretanto, y sin perder ripio, cabalgan Quijote y Sancho. Ante tanta contradicción como le envuelve al autor de Peñas Arriba de los labios del escritor parte un suspiro de resignación o tal vez de rebeldía. Pereda es un especialista en estos tacos de resignación admirativa que plagan sus libros donde no hay palabrotas: cáspritis, aticuenta, carafles, bodoques, trastajo, pantoques y carpanchos. Por vida del chápiro verde, voto a bríosbaco y otras expresiones de furor. Juramentos a la antigua que carecen del matiz coprólogico y vulgar en el que hoy se adentran nuestras conversaciones. Son rancios vocablos que maciza en su prosa y sirven de cebo del donaire. Pereda es un escritor de mar y de montaña a la vez de pluma nerviosa y lábil que parece que se dispara al rodar por la pendiente de gargantas y desfiladeros de la comarca de Potes.

Sus párrafos retumbantes y llenos de colorido recuerdan a las aguas bravas del Río Ebro al nacer en Reinosa por cascadas que brincan sonoras de peña en peña. Si la prosopopeya valiera para algo, su retrato qué nos diría? Ha aquí un caballero de rostro alargado, magro de carnes, gesto severo, mirada de lince bajo las dioptrías de su monóculo, tagarote venido a menos, persona algo crédula y entusiasta, de talante bonachón mas algo colérico, también un poco coqueto, aunque solterón, gastaba tupé como don Práxedes Sagasta. Bajo su sombrero de ala ancha y embutido en su anguarina pasada de moda se esconde un soñador marcado por los desengaños y vacilante en las viejas convicciones. Le ha tocado defender un mundo que se derrumba y en el que sólo cree a trancas y barrancas. Se ha cansado de fustigar a los comilitones del sensacionalismo y las corrupciones y bobadas de los señores diputados de la Carrera de San Jerónimo.

Ha asumido el oficio de profeta y no se cansa de repetir que España se va a la hoyo. Su estilo es sesquipedal pero aunque con algunos repámpanos no cae en la elación ni el hinchamiento de los decimonónicos. Es un señor de campo que lo mismo baja a Santander para buscar un remedio a sus vacas que padecen jaldía que entra en los figones de Puerto Chico a comer marmita con los pescadores. No es casa con nadie. No es un baldragas ni un melifluo. Le gusta llamar a las cosas por su nombre. Tiene por costumbre echar mano de paremiologías, pues su decir es sentencioso, como aquel que dice: Todas las gentes me dicen cómo no te casas, Juan. Las que me dan no las quiero y las que quiero no me dan. Como buen cuentista es algo chismosón. Lo que le coloca a un tris de la socarronería. Ama la vida y en cuanto a ideas defiende la tradición por más que para eso tenga que hacer encaje de bolillos con vista a atar cabos. Por lo que sus novelas de tesis son una iniciación al arte de la esgrima psicológica. Su mirada es limpia y aguileña. Debió de ser poco tolerante con las flaquezas de los que le rodeaba. Se había vuelto misántropo al fin de sus días. Sin embargo, no le duraban mucho sus prontos.

El asco que le inspiraba el caciquismo lo remediaba con su entusiasmo por el paisaje privilegiado de los Picos de Europa. Galdós podrá tener un arte de narrar más certero pero es más aburrido que él. El canario va a lo seguro mientras el montañés se encarama muy pronto a sus riscos. Al que más se parece, cada uno en su orilla, es a Clarín. Sus obras ciñen bien el viento. Orzan la nave de la misma manera. Pero mientras el uno idealiza la aldea en sus cuentos morales el otro la detesta. Ambos se sienten muy a gusto contemplando y describiendo el paisaje. Pueblo chico, infierno grande. Pereda era pesimista sobre la condición humana. Era también católico, feo y sentimental lo mismo que Valle Inclán. Es también carlista y se siente abroquelado en una forma de vida del pasado al cual no puede renunciar y que únicamente le depara disgustos. A su entender la Iglesia viene a ser el comodín de la costumbre. Rara vez Pereda pone al dogma en tela de juicio y se aferra a la fe del carbonero mientras Alas, como buen místico, intenta encontrar otros caminos y fustiga la moral de situación del clero trabucaire y salaz. A diferencia de su vecino de provincia, don Leopoldo era un liberal de cuerpo entero. Pero, como los hombres han de estar por encima del bardal de las ideas, unos y otros se llevaban bien y hasta llegaron a entablar un flujo de correspondencia interesante.

9 de abril de 2002