El antipapa Francisco asume el discurso de la Masonería al pedir “el triunfo de la fraternidad universal entre todos los seres humanos”
En su mensaje de Navidad desde la Logia central del Vaticano, el antipapa Francisco pidió el triunfo de la fraternidad universal entre todos los seres humanos: “Mi deseo de feliz Navidad es un deseo de fraternidad. Fraternidad entre personas de toda nación y cultura. Fraternidad entre personas con ideas diferentes, pero capaces de respetarse y de escuchar al otro. Fraternidad entre personas de diversas religiones”, aseguró el Sumo Pontífice en su mensaje urbi et orbi. “Nuestras diferencias no son un daño o un peligro, son una riqueza. Como para un artista que quiere hacer un mosaico: es mejor tener a disposición teselas de muchos colores, antes que de pocos”. Las palabras de Francisco han sido reproducidas y destacadas por El Oriente, órgano de la Gran Logia de España.
Los masones españoles subrayan la lejanía actual de la Iglesia con el contenido de Humanum Genus (1884), la última gran condena católica a la Masonería, de la que se decía que, “abriendo los brazos a cualesquiera y de cualquier religión, consiguen persuadir de hecho el grande error de estos tiempos, a saber, el indiferentismo religioso y la igualdad de todos los cultos; conducta muy a propósito para arruinar toda religión, singularmente la católica, a la que, por ser la única verdadera, no sin suma injuria se la iguala con las demás”.
“El camino entonces condenado desde el integrismo religioso es hoy el camino que el Sumo Pontífice de la Iglesia Católica y la Masonería Universal están de acuerdo en proponer a la Humanidad. No hay un solo masón en la Tierra que no se una al Papa en su deseo de fraternidad universal, heterogénea en lo político, lo cultural, lo nacional o lo religioso”, señala el órgano de la Gran Logia española.
Francisco I: ¿Papa del Nuevo Orden Mundial?
Pierre Hillard (R).- La elección del Papa Francisco es un paso más en el proceso de la inserción de la Iglesia en las instancias mundialistas. Apenas elegido recibió el homenaje de los partidarios del Nuevo Orden Mundial y del noaquismo. Es verdad que su acción en la Argentina ha dejado muy buen sabor de boca a los partidarios de un mundo sin fornteras. Podemos resaltar el compromiso del entonces cardenal Bergoglio a favor de la festividad judía de la Janucá. También podemos mencionar la alegría de la franmasonería judía argentina, los B´nai B´rith, que celebró la elección de Francisco para ocupar el trono de San Pedro.
Pierre Hillard (R).- La elección del Papa Francisco es un paso más en el proceso de la inserción de la Iglesia en las instancias mundialistas. Apenas elegido recibió el homenaje de los partidarios del Nuevo Orden Mundial y del noaquismo. Es verdad que su acción en la Argentina ha dejado muy buen sabor de boca a los partidarios de un mundo sin fornteras. Podemos resaltar el compromiso del entonces cardenal Bergoglio a favor de la festividad judía de la Janucá. También podemos mencionar la alegría de la franmasonería judía argentina, los B´nai B´rith, que celebró la elección de Francisco para ocupar el trono de San Pedro.
En el concilio Vaticano II se tomó la decisión de iniciar un diálogo y un acercamiento con el judaísmo, una política completamente contraria a la actitud tradicional de la Iglesia. Esta, hasta Pío XII, siempre consideró que las puertas de la sinagoga estaban definitivamente cerradas desde la llegada del Mesías y que los judíos debían convertirse al cristianismo y reconocer al Dios trinitario.
La adopción del documento “Nostra aetate” (“De nuestro tiempo”) al principio del pontificado de Pablo VI borró de un solo golpe la enseñanza bimilenaria de la Iglesia romana. Ese cambio hizo decir a Gerhart Riegner, secretario general del Congreso Judío Mundial e interviniente de primer rango cuando los trabajos del Vaticano II: “Además, el cardenal Bea ha subrayado con razón que de todos los textos adoptados por el segundo concilio del Vaticano, el de los judíos es el único que no contiene ninguna referencia a las enseñanzas tradicionales de la Iglesia, ya sean patrísticos, conciliares o pontificales. Esto demuestra claramente el carácter revolucionario de este acto”.
Toda la política de los Papas desde el Concilio Vaticano II se inscribe en esta lógica revolucionaria (libertad religiosa, ecuménica, modificación más que sospechosa del rito de ordenación, etc…). Para completar esta “obra de renovación”, el Papa Francisco ha emprendido, apenas un mes después de su elección, la reforma de la Curia romana. Para él, se trata de reorganizar ésta para asegurarse una mayor colegialidad en el gobierno de la Iglesia. De tal manera, los obispos y los cardenales del mundo entero tendrán voz en la gestión y la dirección de la Iglesia. De hecho, esta reforma de fondo consiste en democratizar la función del Papa (naturalismo) y en diluir su papel de “Vicario de Cristo” en una forma de asamblea parlamentaria eclesiástica mundial.
La función sobrenatural del Papa, intermediario entre el Cielo y los hombres, debe desaparecer. Es el mismo razonamiento que prevaleció durante la Revolución Francesa con la abolición del título de “Rey de Francia”. El monarca, originalmente “teniente de Cristo” e intermediario entre Cristo, “verdadero rey de Francia”, y su pueblo, según la acertada fórmula de Santa Juana de Arco, vio su título desacralizado y modificado en “Rey de los franceses”.
Tanto para Francia como ahora para la Iglesia, asistimos a una desaparición de los intermediarios, al borrado del lazo sobrenatural con el Cielo. Esta evolución corresponde exactamente a la política del noaquismo que consiste, según los preceptos de los rabinos talmúdicos, en favorecer al pueblo judío (el pueblo sacerdote) como único intermediario entre la humanidad (los gentiles) y el Dios único. En este asunto, no debe haber más que un solo vencedor y ningún competidor.
En todo caso, las cosas van a buen ritmo en el camino de la instauración de esta religión universal. En los años 2000, se puso en funcionamiento en Kazastán un “Gongreso de las Religiones Mundiales y Tradicionales”. Reuniendo todas las religiones en un edificio piramidal llamado “Pirámide la Paz”, en Astana (el anagrama no es inocente: Astana/Satan(a), el presidente kasajo le ofreció a Benedicto XVI una maqueta muy representativa de este estado de espíritu con ocasión de su paso por el Vaticano el 6 de noviembre de 2009.
Añadamos que el cardenal Tauran, presidente del Consejo Pontifical para el Diálogo Interreligioso, habló del “papel de la religiones para la unidad de la familia humana” en el congreso de Astana en julio de 2009.
Todos esos actos y todas esa palabras participan de la tentativa de restauración de la Torre de Babel. Al igual que
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