BBC CIEN AÑOS
La BBC cumple cien años. Pasó un siglo desde que Lord Reith de cejas altas espesas, aquel puritano escocés, abrió sus micrófonos al mundo. Una nueva era se inauguró. Britania que dominó los mares pasó a ser dominadora de las ondas. La información viajaba por el eter y los speakers o announcers calzaban el coturno y se ponían de frac para leer las noticias. La bibisi conservó siempre ese aire sagrado rigurosamente objetivo, impasible, para contar lo que ocurría en el mundo.
Sonaban las horas en el Big Ben. Este carillón marcó un poco mi existencia en los nueve años transcurridos de mi vida en Inglaterra un país que amo me hizo y me deshizo pero al cabo de los años todo aquel fulgor percibido, esa manera de hacer y de contar historias, sigue ahí.
Lo reflejo en mi libro “Corresponsal en Londres”. El rigor y la seriedad eran parte de aquella institución. Cuando visitaba Bush House un gran edificio en el centro de Londres me asaltaba la impresión de entrar en un templo sagrado.
Aparte de eso la casa de la radio británica era un bunker, una trinchera ideológica en la cual se defendían los intereses ingleses a lo largo del globo. Britania rule the waves.
Reina de los mares y de las ondas. Durante nuestra guerra civil España se dividió en dos: la de los rojos a la escucha de Londres y la de los nacionales de la “Rundfunk” de Berlín.
Como periodista he sido un hombre pegado a mi receptor, recuerdo aquella radio de baquelita que heredó la Suzi mi querida Suzi, el amor de mi vida. Yo manipulaba el guial y me daba un paseo por las ondas hertzianas. Era algo mágico.
Luego puse un receptor de pilas en cada habitación encendido día y noche. No los apagaba ni cuando me iba a dormir. De modo que gracias a dicha costumbre conseguí no pocos scoops adelantándome a todos los colegas en dar la noticia.
Se lo debí a Lord Reith el puritano de las cejas espesas adusto impávido triunfal y al sonido lúgubre de la torre del Big Ben, here is the news.
Y yo me colocaba en el telex que tenía en la leñera de mi piso en South Kensigton para contar a mis lectores españoles que Dayan con sus aviones de combate había derrotado al ejercito egipcio en Yom Kipur guerra de los seis días o que los turcos en el verano del 74 habían invadido Chipre o que Callaghan había enviado las tropas a Irlanda del Norte.
Que la libra esterlina se hundía en los mercados etc. Pionera de la radio la BBC fue maestra en los programas de entretenimiento. Dad´Army (los soldados del abuelo), los cómicos de la tele BBC1 Dick Emery, Benny Hill o los solemnes debates de David Frost That was the week that was y David Dimbleby. Su padre un judío peligroso narró la caída de Berlin.
A mi me gustaba sobre todo los seriales Yo Claudio, Coronation Street y los programas cómicos de Benny Hill, Dick Emery y Alf Garnett.
Éste ultimo un East Ender de religión mosaica el año 73 hizo temblar y reír a media Inglaterra cuando en un programa dijo: este año no hay navidad. ¿Por qué? Porque la Virgen María tomó la píldora.
Los ingleses son maestros del arte del entretenimiento y la evasión.
Shakespeare inventó el teatro moderno y a través de aquélla BBC que yo conocí granaron actores y actrices que marcaron el pulso de aquellos felices años sesenta que yo viví y le doy muchas gracias a Dios por a ver gozado del privilegio de la corresponsalía.
La gran emisora conformó la mentalidad del país y Gran Bretaña empezó a ser distinta después de haber perdido el imperio.
Richard Burton Vanesa Redgrave, Petula Clark, Peter O Toole y otros muchos alcanzaron la cumbre de la fama. La BBC abrió senda a los programas musicales. Aquel Top of the pops que se emitía los jueves donde movía el esqueleto la juventud británica.
Una pena que su principal conductor Jimmy Savile fuera un abusador sexual y nombrado caballero del imperio británico luego fue execrado y su tumba profanada, pero eso no empaña un ápice el merecimiento y la gratitud que yo siento hacia Bush House
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