2021 AÑO SANTO. QUIERO
VER PASAR LOS PEREGRINOS
Es año santo y me siento
en el poyete de la antojana de la vieja casona a ver peregrinos a fumar mi pipa
rezar las horas en latín y escuchar el canto del raitán.
El fuego del llar está a
toda mecha. Chisporrotean las cortezas de un roble que talé en la pomarada,
calentando la sala. Los tueros en combustión lanzan chispas incandescentes
hasta el suelo de terrazo
¿Qué más puede pedir un
viejo de 77 años para dar gracias a Dios por esta felicidad? Creo que en ello
intervino la gracia divina, El Rellayo siempre fue lugar de paso para los itinerantes, no posan
en la aldea. Van al albergue de Soto.
La nieve de los puertos
y la peste los contuvo pero estoy seguro que volverán enfilando la cuesta del
reguerín camino de Artedo. El año pasado fue un chorreo.
Procedían de todas las
naciones de Europa. Hoy me entristece,
no obstante, una noticia, aparecida en la prensa, aparte de la ausencia de
romeros, y es que cierta alcaldesa maligna acaba de mandar quitar una cruz Dios
la perdone su cristofobia.
O bona cruz salvum me fac. Soy pecador y no estoy
aquí para juzgar. Sin embargo ¿qué furia la llevó a cometer tal atropello a la
buena señora?
Los cristoforos
caminamos las sendas con la cruz a cuestas perdonando a los que nos dañan,
calumnian y abofetean. Poner la otra mejilla y amar a los enemigos no es humano
y a mí que soy de temple sanguíneo mucho me cuesta, tiene carácter divino.
Cristo triunfará. No
pondrán con él los enemigos de su iglesia
ni los de dentro ni los de fuera. Veinte siglos de brega ahí es nada. Estamos
acostumbrados a tales atropellos. ¿Vienen Nerón y Calígula de nuevo de la mano?
Los hombres y los
gobiernos pasan, pasamos nosotros; permanecerá su palabra. Las peregrinaciones
son parte de la religión cristiana. Y un
símbolo de nuestra transitoriedad.
Hace mil años todos
querían ir a Jerusalén. Fueron un fracaso las cruzadas por nuestros pecados
para nuestra desgracia. El turco cerró esos caminos.
Quedaron otros. A partir
del siglo IX los ojos de la Fe miraban para Finisterre. Se me ocurre ver desfilar
a millones y mujeres habrán pasado delante de la portada que guarda el hórreo
de los abuelos. Esta casa fue posada y acogía romeros.
Ahí quedan las aldabas
para atar a las caballerías del cabezal de la jáquima y la cuadra con siete
pesebres que guarda aun narvaso reciente de mullida hierba donde pasaban la
noche las monturas de los caminantes.
Desde la corredoria vese
la mar y los dos cabos de la Concha.
Fue para mí un regalo
─Doy muchas gracias a Dios─ por venir misteriosamente y sin proponérmelo yo a
reclinar mi último refugio en el Rellayo después de ollar tantos caminos y de
tanto escribir.
Detrás, los pinos del
manto del monte de Santa Ana inspiran su brisa y yo leo “el peregrino ruso” narrando las penalidades de aquel pobre
manquillo que con la Biblia en su zurrón, un mendrugo de pan y su rosario,
recorrió más de tres mil kilómetros para visitar las santas reliquias: en
Irkusk las de san Inocencio, en Sobiork santa Olga, en Kiev la Santa rezó ante
los iconos de la Tebaida donde los cenobitas de la laura de Kiev adoran a Dios
toda la noche. Este “palomo” fue un alcoholico rehabilitado. Cuando le etraban
ganas del traguillo abría una página del Evangelio y se le pasaba el ansia,
En Cantorbery la tumba de santo Tomás Becket
que inspira a Chaucer o la sangre licuada de san Pantaleón en Nápoles.
“El peregrino ruso” yo lo recomendaría a los
peregrinos que van a Compostela y cruzan, maravillados, los espectaculares
paisajes asturianos cantando el himno del Apóstol:
“Gut
San Yago Gott Santiago Aurrerá”.
Desgraciadamente
ahora el signo de los tiempos es otro; las peregrinaciones han adquirido un
sesgo laico.
El deporte, la aventura,
la huida del estrés y la calistenia deportista son la rueda que mueve el afán
peregrinante. Hay empero muchos caminos que llevan a Dios, la peregrinación es
una forma magnífica para hablar consigo mismo y encontrar un sentido a la vida.
A todos los romeros que
me encuentro en la carretera 631 les doy los buenos días y le pido que den un
abrazo de mi parte al apóstol y ellos me contestan en inglés, polaco, alemán
francés o catalán que así lo harán.
El jacobeo ha mejorado
muchísimo pese a su carácter menos religioso que antes. Durante la edad media
la ruta estaba infectada de vagos y maleantes, prófugos de la justicia prostitutas
de media Europa.
El rey Alfonso VII creó
una milicia especial para defender al peregrino de esa chusma. Muchos morían en
el camino. Hoy raramente acontece. Andar es una buena forma de recuperar el
vigor y la salud. Ojalá la pandemia acabe pronto. Estoy deseando ver peregrinos
por acá. Asturias les acogerá hospitalaria como hizo siempre.
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