1996 26 ene
el incensario
el turíbulo la credencia solemne y esperanzada del rezo de vísperas en un
monasterio lejano del este infundía bríos al ciclista pasados los remontes de
Colmenarejo. Valdemorillo quedaba a siniestra. Era el anhelo de circular todo
el camino. Marchaba recitando plegarias. Los rezos por lo visto los acogía dios
en el regazo de la noche incipiente colmada de aromas y de sonidos. Al rodar
cuesta abajo con cruz de mármol y molito en recuerdo de la traslación de los
restos de José antonio. Luz de otoño. Noviembre y se le echaban encima los
automóviles con la luz corta olor a castañas. Mugían los terneros en las
dehesas de vacas bravas. Era una llamada lígubre acaso llanto por España que ya
no nos pertenece. Nos habían arrebatado el suelo la sangre las cruces de los
antepasados la palabra. Era su forma de rendir tributo a los caídos. Cada
veinte ene hacía él aquella hégira plgaria a lomos de su bicicleta. Pronto
obsaervó que en la misma linde de la cuneta se acercaba hacia él un grupo de mozalbetes
con gesto enemigo. Eh tío ¿dónde tú vas tan veloz? Para. Aquel tú enclítico le
puso en autos de que debían de ser sudacas alguna banda de desarrapados ñatos.
Esos mendas habían venido aquí a un desquite y algunos nada más aterrizar en el
avión en el que saltaron el charco y la cordillera llegaban preguntando que
dónde estaba el oro qué quien gurdaba el tesos que Pizarro arrebató a los
incas. Pero si los forasteros eran malos los autóctonos eran aun peores.
Estaban salvajes y crecían con las mentes deformadas carne de carcel
subnormales en cultura cero patatero. El sembrador de cizaña acabab de pasar de
noche. Lo ha dejado todo paras arriba, chiquitos. A este país no lo conoce ni
la madre que lo parió. Nadie podrá hacer gavilla dél. Se dio cuenta que los de
la cuadrilla de gamberros todos estaban haciendo el gesto del macho cabrío ¡qué
bonito! Eh tio donde vcas tan veloz? Apretó el paso. Había in timbre diabólico
en aquellos pasos. Le había salido al encuentro una pandilla de niños asesinos.
Pudo observar perfectamente cómo uno dellos lo apuntaba con un arma. El corazón
del ciclista peregrino volvió a latir con fuerza pero vio en el percance una
suerte de favor divino, la mano que lo levabtaba del barro. Había orzado
demasiado su barca. Malos pasos bajo la calle del arco de cuchillero y de la
plaza de los Mostenses. Iba buscando el espíritu del amor y del tiempo que se
fue en el culo de los vasos de tinto. La asturiana del boche de la calle de San
roque le miraba con ojos compasivos pero pronto esta familiaridad y tales
sospechas suscitó los celos y las sospechas y tuvo que dejar de ir por el
establecimiento. Sin embargo no se descogba
por allá atraido por una figura oronda la de la Loli y un bello palmito.
Todas aquellas divagaciones se debían al magnetismo de la frasca de vino. Dios
o las calderas de pedro botero y toda su cohorte de demonios. Era un caso
chocante y paradójico. La plaza de la beata se alternaban con sus excusionews a
Lourdes y las ivistas a la iglesia de san Martín que luego se convertiría en
iglesia de los polacos cuando la entrega de las llaves de España a la vuelta
resurrección de Boabdil el Chico. La historia se vengaba de sus principios y a
él le tocó vivir aquel período infausto de epopeyas al revés donde la epica se
transformó en pequeños dramas familiares y el quijote y topadas las obras de
los poetas del siglo de oro en guiones insufribles de Mercero bodrios de aquí
no hay quien viva o de varietés de mira quien baila. Le gustaría haberse
comprado una escalera tan larga como para saltar los pirineos y marcharse,. Ubn
poco más all´ça torciendo por la calle del Armsbrucke donde siempre había
esquineras de plantó como centinelas del amor montando guardia polvo de
estrellas junto a los luceros. Solicitaban. ¿Wqué gprdp subimos un ratito?
Chischibeaban y había una mora que hasta daba voces y ululaba con el movimiento
característico de la lengua y lña úngula de las bereberes. Bah todo está
destruido y luego estaba el enano Jano cancerbero de la puerta de la Leyenda
del Besp. Oye tú vas por el Kiss? Ya no. Desde que mataron a Msanolo no
aparezvo por allí. Una rosa con el culo de pandero y rubia platino se le
insinuab y le daba un beso de rosca en la boquita de poiñón. Más no cariño que
si subimos se nos acaba el amor. O lo que sea. ¿No? Puewseso. Eh tío donde vas
tan veloz? Eschucmane. Me escuchas. Veía el fantasma del cerilla del cafñé
gijón siempre tan peinado a raya mirando con sus ojos tristes y grandes de
buey. La bicicleta era nueva flamante y la había comprado en Kalimera una tienda
de la calle atocha donde debió de haber salesiano. Lo primero que te
encontrabas al llegar al mostrador y a pagar en la caja era una estampa de
María auxiliadora y eso le debió de dar suerte. Luego estaba su querencia
dorada hacia los libreros de lance y de la cuesta Moyano donde estaba Barriga
Verde con su blusón de menestral y su gorra de plato. ¿Es que paraq vnder
libros antiguos hay que ponerse de uniforme, don Corimbo. Tambien. También. No
podía ver al Bibliopola. Una vez que le insultó y llevaba algo de mosto en el
cuerpo le dieron ganas de asesinarlo pero lo pensó mejor y optó que no sería
muy prudente mancharse las manos de moco. Aquel tenderete sin embargo era como
una hiedra donde se enroscaba la hoja de parra de su vida. Atocha Hospital San
Carlos. Él asistió a la fase de la transición en la cual el gran caserón
carolingio era un destartalado hogar de la población gatiza de medio Madrid.
Doin corimbo Bafonet pudiera haber sido el portero del paraíso pero los
acontecimientos singulares a los que trataré de dar explicación en ésta lo
transformaron y relhr
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