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sábado, 19 de junio de 2021

 

Yama una gran novela de Kuprin sobre la prostitución en la Rusia zarista

En mis soledades apunta un tiempo de esperanza. Los dioses me concedieron este don de la paz y el silencio de estos desiertos castellanos por estos valles románicos de la España vacía. Leo a los rusos y me viene a los ojos una maravillosa obra de Kuprin que exalta la belleza de las rusas. Pero esta hermosura se encuentra llena de peligros. La dicha de la fea la mujer bella la desea. Viene el estupro, el engaño, aparece el burlador que en muchos casos es es noble barin (Tolstoi andaba siempre detrás de las criadas y las amas secas de su casa señorial en Yasnia Poliana). Kuprin en Yama estudia este fenomeno universal irremediable de la mujer caída. en diez capítulos realiza Alexander Kuprin  una espléndida interpretación de la vida de los bajos fondos en la Rusia zarista, con personajes soberbiamente descritos como Tania, TámaraLiuva, el recolector Prokofief en el sandiar, y la madama, la Eduardovna, que es lesbiana. 

También describe al palanganero o cohen mancebo de prostíbulo que va llamando a la puerta de las habitaciones donde cumplen con su deber del oficio mas  viejo del mundo las pupilas de la Eduardovna con el orinal en mano y la aljebana (escudilla, jofaina) con el agua de abluciones. 

La prostitución en la Rusia de los zares era una actividad productiva manejada por ricachones judíos. ¿Se pueden limpiar los lechos del pecado con agua bendita? Al autor le parece que sí. estas pobres mujeres no son culpables. la sociedad sí. Es la hora, se ha cumplido el fatídico cuarto de hora.

 Lo mejor es el final, en el depósito de cadáveres y los responsorios según el rito ortodoxo en eslavo litúrgico. El libro es una mazazo trazado con mano maestra. Deja una impresión inolvidable por lo limpia y lo artística        

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