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lunes, 14 de junio de 2021

aprender inglés

 MARIANO RAJOY, SU ANGLOFILIA Y SUS COMPLEJOS DE INFERIORIDAD

 

Mariano Rajoy parece de la opinión que todos los españoles hablemos inglés.

 Maravillose un portugués… que todos los franceses supieran hablar francés.

 Naturalmente, pero a los españoles parece que se nos niega el privilegio de aprender y conocer los secretos de nuestra hermosa lengua que es la de Cervantes, Quevedo, Tirso de Molina, el Padre Mariana, Cela, Clarín, Benavente, Palacio Valdés, Borges, Ciro Bayo y un largo etcétera.

Como los de las márgenes presionan y han impuesto el catalán, el vasco de las ikastolas o el gallego “enxiebre” y aquí todo se politiza, hasta la lengua, pues el candidato de la derecha ha optado por una solución salomónica.

Que hablemos todos inglés aunque sin llegar tan lejos como doña Espe Aguirre que quería imponer el inglés en las casas cuna en los jardines de infancia y en todas las guarderías. ¡Qué falta de responsabilidad tienen nuestros políticos! ¡Cuánta estulticia!

Soy licenciado en anglística. La lengua de Shakespeare no tiene para mí secretos y hasta me expreso en ella con toda corrección, pero no me da la gana escribirla ni hablarla más que cuando me da la gana.

 La aprendí a la brava. Los ingleses dicen the hard way ciuando me fui a limpiar mocos a los hijos de los mineros del Yorkshire y a enseñarlos español y algo de nuestra civilización.

 No les arriendo la ganancia. Nunca en mi vida pasé tanto hambre como en aquellos felices/infelices 60 cuando la beca sólo me daba para un paquete de pan y un té y luego me di cuenta de que los ingleses son leche de cabra. Esto es.

 No mezclan con nada y miran a los del continente, a los españoles sobre todo por encima del hombro.

Lo que más me cabreaba era que aquellos que insultaban a mi país diciendo que éramos pobres y fanáticos se acostaban las noches sin cenar y con una barrita de un radiador electrico en aquellas houses congeladas de las Islas y sin calefacción central pero entonando el God save the Queen y dándole muchas gracias a Dios por haberlos hecho nacer ingleses en vez de sicilianos.

Padecí los traumas de la xenofobia y la discriminación. Mis orejas tuvieron que escuchar los más variados calificativos desde puto español, perro católico, papista, “uno de los de la Armada”, Gibraltar es inglés”, Spain is very poor. Y otros tararí que te vi y me soltaban a bocajarro: When are you going back? ¿Cuándo te vuelves para tu país?

Aprender inglés me costó muchas tragaderas y se llevó parte de mi dignidad. Fui a Inglaterra como el que iba a los verdes campos del Edén, hecho todo un anglófilo, pensando que en aquel país estaba el yelmo de Mambrino, la verde Erín, Lanzalote del Lago y Palmerín de Inglaterra. Yo era un romántico, un anglófilo y regresé hecho un anglofobo para reparar al cabo de los años y de mucho darles vueltas al magín a este complejo de inferioridad que tenemos los españoles de no saber inglés y que el dominio de esta lengua abre todas las puertas.

Según y como. Puede ser un trágala con el que nos auto flagelamos los hispanos.

 Es una especie de dictat de terror psicológico y de guerra cultural que llevan practicando nuestros amigos/enemigos británicos desde la Guerra de la independencia que ellos denominan The Peninsula Wars (guerras peninsulares) y en las que sacaron tajada como siempre al enfrentarse a Napoleón no de forma altruista sino atendiendo a sus puñeteros intereses, sus “British interests” pues en eso son muy patriotas y les lavan el cerebro desde pequeñitos. Como no hay mal que por bien no venga en mis duros años de aprendizaje y de fracaso aprendí a amar a mi patria, a apreciar sus valores, a calibrar sus desastrosos y garrafales defectos uno de ellos el papanatismo y esa manía de despreciar lo propio y menoscabar a lo español, una idea que vienen manejando los domines de Oxford.

 En eso son imperiales desde don Salvador de Madariaga hasta don Julian Marías insigne anglófilo que en vez descanse hasta Ian Gibson que aunque es irlandés es lo mismo, Gerald Brenan don Geraldito y otros muchos.

 Los ingleses mandan mucho en mi país. Y tan es así que venden todo lo que les da la gana novelistas que en las Islas no se comen una rosca como Kingsley Amis y otros mediocres y ahí tenemos a don Jacinto Antón- otro que siempre tuvo complejo de inferioridad por no saber hablar inglés- en las páginas del País entrevistando a un periodista que fue condecorado héroe de las Malvinas.

 Y muchos españoles no saben que los periodistas no son tales sino auténticos espías de la Gran Bretaña. Es lo que le pasaba un poco a Graham Green un mediocre institucionalizado a nivel mundial.

Los ingleses tienen un ramalazo imperialista y supieron vender bien y arrasar mercados. Se las dan como ellos solo para vender vientos en cápsulas pero ya digo son leche de cabra. No mezclan con nada.

 Tienen la suerte que encontrar a unos españoles cainitas a los que el tirar cantos contra su propio tejado siempre se les dio bien. Exportan disensiones y conflictos e importan unidad y patriotismo. Y en eso les alabo.

En ninguna escuela de Cardiff- habrase visto- a ningún “teacher” se le permitirá dar más de media hora de clase y en plan de asignatura maria en galés y si los escoceses quisieran independizarse iban a tener allí a los gurkas en veinticuatro horas. En las Islas Británicas se prohibiría hablar español como ocurre en Cataluña o en Vascongadas y ahora se suma a ello Galicia “falando” no la hermosa lengua de cantiga de los afiladores de Rosalía sino el convoluto del gallego macarrónico de don Manuel Fraga.

 Cosas veredes dijo Agrajes. Spain is different y como los catalanes quieren imponernos su lengua que es la de Coron+ominas y de Martín Riquer y la de Mosén Cinto por decreto haciendo que al resto de los hispanos se nos atragante don Jorge Pujol pues don Mariano hete aquí que tira por la calle de en medio. Ni castellano, ni catalán, ni balear, ni bable, ni castuo, todos a hablar inglés como descosidos.

 Rajoy debe de pensar que aquí todos somos gilipollas. Y se sale por la tangente. Je parle français comme un vache espagnole que decían los franchutes que eso sí que son chauvinistas y patriotas. Es por esto port lo que ya no hablan patois ni en Bretaña o la jerga del Languedoc y el Londres centralista ha permitido que desaparezcan en Gran Bretaña el idioma de Cornualles..

 Nada tengo contra el catalán ni contra el vasco ni el castúo pues soy filólogo y las lenguas no tienen la culpa de que las politicen los cretinos pero esto ha sido meter los dedos en el avispero.  Caronte aguarda y para los males de España la independencia de Kosovo está a la vuelta de la esquina. Don Mariano no nos meta usted el dedo en el ojo.

¡Que hermoso sería si los españoles nos entendiésemos hablando todas las lenguas y todos los dialectos que han hablado nuestros predecesores pero sin llegar a las manos y sin perder de vista un articulo de nuestra constitución que el idioma oficial de España es el castellano pero sin menoscabo de otras lenguas peninsulares.

 Poniendo oídos de mercader a los dictámenes de nuestra carta magna nos hemos entregado a la guerra lingüística. Convirtiendo los idiomas autóctonos en un casus belli en una disputa de campanario.

 Don Mariano, muy gallego él y con la sorna y el ferrete santiagués, ahora nos manda parlar en la lengua del imperio norteamericano y la de Su Majestad Graciosa.

 Que lejos está España de aquella que yo conocí cuando los profesores nos recomendaban tajantes: “no habléis ingles”.  Y Gibraltar español.

Para hacerles la fusca a Franco y al franquismo pues rebeldes somos como nosotros solos nos largamos a Londres. Allí ataban los galgos con longaniza y los ingleses, como siempre, nos las dieron todas en un carrillo.

 Inglés. Muy bien pero por que no se enseña ruso que es la lengua más bonita y eufónica del mundo y una lengua mucho más científica, por su consonancia con la eufonía griega, que el inglés de las four letter words(tacos) de la estiba y de los mozos de cuerda, y los ochocientos vocablos del lenguaje coprológico en que consiste todo el saber expresivo y que es la que se habla en Manhattan o en los barrios bajos de Londres.

 El inglés nunca me pareció un idioma muy educativo pues el idioma alto o el de Oxford apenas se habla sino entre los elevados estamentos. ¿Qué se puede esperar de un país tan clasista como  Inglaterra donde te encasillan a la clase social a la que perteneces con sólo abrir el pico y los ejecutivos de las empresas de primera línea realizan cursos y terapias de choque para lavarse el estigma de su localismo en el habla?

 Eso no lo sabe don Mariano Rajoy. Yo sí.

 

 

 

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