VOY PA ANCHARES Y EN EL CAMINO SE ME APARECEN UN CULEBREE Y
UNA XANA
Voy pa Llanes,
voy pa Llanes, voy pa la vega rozada. Muchas coplas guarda el roncón de mi
gaita. Asturias mágica. Cantiñas de camino, cantos de trilla, martinetes para
entretener las penas matar el tiempo o espantar el miedo a los bandoleros. Como
le pasó a aquel arriero de Bembibre que
al revolver de una esquina cuatro bandidos salieron. Maravillosa interpretación
de Joaquín Diaz del romance popular
—¿Adonde
camina el mozo, para do va el arriero?
—Camino para Bembibre con un recado
que llevo.
—De todos los que aquí van ninguno
lleva dinero.
—Por dinero no apurarse que tengo
yo más doblones que estrellitas tiene el cielo
Quisieronle matar y robar pero él
uno a uno sacando el puñal los fue dejando secos. Del primer golpe que dio dos
cayeron al suelo. Ha llegado la justicia le han cogido prisionero… escribe una
carta al rey contándole aquellos hechos… a cada renglón que leía Su Majestad
iba sonriendo… si mató cinco ladrones como si matase ciento… cien reales tienen
el mozo mientras viva en estos reinos. Justicia del pueblo derecho romano algo
de lo que ahora carecemos, pero bien clarito y taxativo lo tenemos en el
romancero.
Y caminito de Avilés un carretero cantaba al son de los
esquilones que su carreta llevaba... marinerito arría la vela que está la mar
tranquila y serena… noches de ronda y oscuridades de calella que a carro
volcado todos son carriles. Son los
cantos de arriero las canciones de mi vida las que me hicieron feliz.
Enfilo pues la carrilada que a través de la vieja calzada romana
unía Astorga con Pravia. Un paseo militar, pero a paso de carga. Asturias fue
la mejor provincia que tuvo Roma en la Hispania y la capital no estaba en el Ovetum del asturianum conventus sino al
otro lado de las montañas: Asturica Augusta;
siendo el Bierzo la provincia más romanizada de la citerior. Ni celtas
ni moriscos ni vacceos ni judíos ni aljamiados ni fenicios. Celtas asimilados
que adoptaron los dioses y las costumbres del Lacio.
Aquí Roma dejó su
impronta triunfal y este es desde
entonces el sello de la raza. Mis ancestros según he logrado saber por una
carta puebla fueron traídos casi a la fuerza desde estos nidos de golondrinas
encaramados entre peñotes que determinan esta parte de la cornisa cantabra la
que va desde las dos cangas la de Onís y Narcea haciendo escala en Tineo hasta
la caput de la Legio séptima Gemina acantonada en Asturica Augusta, Astorga, la
bien cercada de robles, carbayos,
campamentos y altas montañas y a un paso de las medulas o minas de oro.
Nos ufanamos de venir
de la pata del Cid pero a lo mejor somos procedentes de las sandalias (caliga)
de un centurión y saltamos hasta la tierra rojiza de esta comarca desde la
galea de un milites o un equites. Sangre de godos ni moros ni hebreos semos
aunque seamos hijos de muchas leches criollas en este tierra de chaparros
sardones y carrascas todo el cantar de juglaría los endecasílabos sonantes y
tonantes del romancero esparcían su melodía por la campiña las tardes de
agosto. Cantos de siega.
—Ya
se van a segar para el bierzo los mis amores
—Quiera
dios que no caigan muchos calores….
—Suspiros
daba la niña, suspiros daba. A cada manadica suspiros daba
Mi memoria se puebla de canciones mientras ando por sendas
escondidas de la España heroica y encaramada
del el recio bronce de espadas el
bálago de mis techumbres de las pallozas circulares y cuadradas, la vaca que
muge, la oveja que bala, el potro que relincha en la cuadra; apriscos en el
monte y para espantar al Jubero y a otros diantres enredadores canto recio y
muy a lo zamarro… dicen que los bueyes de Juan non quieren comer la hierba…
llevarlos a beber agua a la fuente de la peña… las brañeras en la braña dan la
leche a los galanes… debajo de mi ventana tengo un puñal escondido para matarte
mañana, si no te casas conmigo… amor mío vienes tarde has de dormir al sereno
que el sereno de la noche para los hombres es bueno… viva Ancares viva An cares
y también viva Castilla tengo el amor castellano y yo también quiero que viva.
—Sabes
más que Juan de la Encina, Verumtamen.
—Alguna
sé pero se lo debo ese genio mayor de la historiografía que es Joaquín Díaz. El
odre de mi gaita está lleno de viejas coplas. Nunca me harto de su alegre
melancolía. Tengo el amor ausente y
estoy llorando la despedida... la despedida es corta la ausencia larga quiero
que te diviertas y no me olvides prenda del alma
—Ya
veo que no eres un renegado ni un chaquetero ni que tu moral es acomodadiza.
—Ni
enaciado, ni elche, ni mudéjar tornadizo.
—Pues
lo llevas claro. Hoy todos matan al marrano y cuando les mientas la palabra
cristiano, franco o jalufo echan la pota.
—Si
serán cabrones estos vasallos del rey felón los lacayotas de don Juan Bebo y
todos esos sátrapas.
—Mira:
Cela habría escrito la Colmena y tres o cuatro obras importantes pero sólo era
conocido por sus habilidades aerofagias coprológicas porque era capaz de
absorber un litro de agua por el ano hasta que se circundó aljamióse y luego
vino rodado el dinero, la gloria y todo lo demás. E incluso le dieron el Nóbel.
Triste me pusieron las reflexiones de mi camarada; amargas
verdades de la vida, pero yo iba escapando de la España adocenada o abroncada y
caminaba a la procura de la patria heroica que este agosto no nos da más que
izas y rabizas y ahí esta Cayetana con su maromo el funcionario que ficha y está
en nómina centro de atenciones diz que gallina vieja sólo pone debajo del pico
de un gallito joven que la monte y estos son nuestros quiquiriquíes mediáticos.
Eso y las capeas. Aplica tu cogüelmo, Quosquetandem, y no dejes títere con
cabeza.
—Sea
lo como tú digas, Verumtamen.
—Pues
digo que ya Jovellanos hablaba de los peligros de los encierros criticando las
malas costumbres de sus paisanos. Un día de encierro –escribía- desperdicia los
jornales de un pueblo. Las visitas a los colmados y los paseos por la dehesa
apartarán a los jóvenes del tajo y del taller desde la víspera. Agrega otra
noticia. Para los encierros son necesarios cabestros viejos que sean capaces de
conducir a los erales sus hermanos arropándolos por las empalizadas y sendas de
recibo… cuando la gente divisa la mangada por el camino ya vienen… ya vienen y
empieza a dar voces y a chicolear al ganado. Entonces son necesarias las hondas
de los gañanes y la aguijada del mayoral. En el ínterin se prepara un holgorio
cuando los bueyes entran en el callejón entonces algún novillo rezagado tira
derrotes contra todo lo que se mueve… el toro embiste porque siente miedo. Gran
verdad la que expresa en este párrafo el gran polígrafo gijonés.
Y, pensando en todas estas razones y sinrazones, Quosquetandem
y yo- mi alter ego que a mi me dicen Verumtamen llegamos a Cangas de Narcea a
boca de noche. Allí el nuberu y el culebre y alguna que otra xana levantisca nos aguardaban bajo la
capa de la peregrina.
Besuyo quedaba cercas y queríamos rendir viaje en los lares
del gran Casona pero como no nos vagaba nos quedamos en Cangas a hacer noche
donde nos acontecerían algunos sucesos que se referirán más tarde.
Miércoles, 19 de agosto de 2009
No hay comentarios:
Publicar un comentario