Un arquitecto navarro lleva San Baudelio de Berlanga de Soria al cine
Patxi Burillo Nuin, arquitecto navarro y cineasta de la primera promoción de la Escuela de Elías Querejeta, ha unido ambas modalidades en una película de 14 minutos en torno a la ermita mozárabe de San Baudelio de Berlanga, conocida como la ‘capilla Sixtina del románico’, que estrenó el miércoles en el Festival Internacional de Cine Documental de Navarra ‘Punto de Vista’, un viaje por varios espacios replicados a partir de ella en un intento de descifrar la verdad que esconden las palabras de Georges Bataille, quien afirmaba que «una iglesia y una sala de baños pueden ser lo mismo en sociedades distintas».
‘Y arquitectura un sueño de palmera’, extracto además del soneto del poeta vinculado con Soria Gerardo Diego ‘Toda la luz se ha vuelto disciplina’, es el resultado de un proyecto personal que tuvo que realizar Patxi Burillo para el itinerario de ‘Creación’ de la Esucela de Cine de Elías Querejeta. «Me acordé de la ermita mozárabe por las palabras de un profesor que tuve en Arquitectura, Miguel Ángel Alonso, y con quien luego trabajé, que tenía especial predilección por San Baudelio; decía que era la obra arquitectónica más importante de todo el país». Y decidió acercarse hasta Casillas de Berlanga, donde se encuentra la ermita del siglo XI. «Quería adentrarme en el edificio y en su historia».
Así, descubrió que las pinturas de su interior fueron arrancadas y transportadas a Estados Unidos en el año 1922, para ser después recuperadas en 1957, si bien el arte expoliado no volvió a su lugar de origen, sino que se llevó al Museo del Prado, de modo que a Patxi se le ‘abrían’ dos ermitas para sus escenarios. Y cuando supo de la existencia de la réplica que se había realizado en el hotel balneario Castilla Termal de El Burgo de Osma, ya contaba con una tercera.
Tras cinco viajes a San Baudelio planteó después del verano de 2021 al Museo Numantino la posibilidad de grabar en su interior. Y asegura que «todo fueron facilidades, pese a que estábamos en pandemia y había muchas limitaciones». Sobre todo a la hora de ‘compaginar’ las visitas porque se formaban colas y no querían impacientar a los turistas. De hecho, en el interior de la ermita sólo podían estar ocho personas, pero no fue impedimento para conseguir su propósito, que lograron en cuatro días de rodaje en formato de 16 milímetros. Y en el spa aún fue más fácil. El problema allí era la humedad a la hora de rodar, señala el cineasta. Además, el proyecto fue beneficiario de las ayudas Injuve para la Creación Joven 2020, pero no fue terminado a finales del año pasado. Y es que compagina su trabajo de cineasta con el de arquitecto, en un estudio que puso en marcha junto a dos compañeros de profesión hace ya tres años. Porque para él «son dos disciplinas que tienen muchos puntos en común. Sobre todo el espacio y el tiempo, y, por supuesto, la luz».
De este modo, a partir de San Baudelio en Berlanga, de su réplica en una sala del spa del Castilla Termal de El Burgo de Osma y de la sala del Museo del Prado que alberga las pinturas originales de la ermita, el navarro intentó crear un cuarto espacio a modo de película capaz de albergar los tres anteriores y todas las historias, mitos y leyendas que contienen, intentando indagar en el misterio por el que una misma forma es capaz de responder a unas necesidades esenciales del ser humano que el tiempo ha transformando en funciones, actividades y usos diversos.
«La película, de 14 minutos, propone un viaje a través de todos los espacios hasta la actualidad», indica el autor. De hecho, cuando descubrió el balneario Castilla Termal replanteó la idea a partir de la frase del filósofo francés Georges Bataille que indica que «una iglesia y una sala de baños pueden ser lo mismo en sociedades distintas», y entonces buscó «dar respuesta a esta frase».
Patxi, que con la excusa del proyecto pudo pasar muchas horas en la ermita, define San Baudelio como «un lugar muy especial y único, de una calidad espacial impresionante en un sitio reducido, lo que le hace mágico». Además, añade que está en contraste con el exterior, que responde a un entorno muy árido y pétreo. «Luego entras y la columna en el centro en forma de palmera es como un oasis en medio del desierto».
Es más, la columna central, que se encuentra en los tres espacios (la ermita de San Baudelio, en la réplica del Museo del Prado y en la del Castilla Termal), es el elemento de unión y conexión entre todos y a lo largo del tiempo, tal y como señala el propio cineasta.
Para Patxi Burillo el hecho de haber podido estrenar su proyecto en ‘Punto de Vista’ le supone todo un orgullo, porque lleva muchas ediciones acudiendo. En su caso, se incluyó en la sección LAN (que en euskera significa trabajo), fuera de la competición oficial, donde antes de la proyección el autor tiene 15 minutos para presentar su trabajo, y después hay un coloquio. «Es muy extraño encontrar un festival con un espacio que permita establecer estos diálogos». No obstante, ya participó el año pasado con ‘Argileak’.
Ahora, tras el estreno, pondrá fecha para presentar su obra en El Burgo de Osma, para la gente que participó en el rodaje, una veintena de personas.