CUARTO CENTENARIO DEL ESTEBANILLO “ANTES PUTO QUE GALLEGO” MOFA DE LAS PEREGRINACIONES JACOBEAS

Lo grande de la prosa del escritor anónimo es saber contar las cosas con mucha sorna y recacho. Ningún país del mundo ha sabido hacer auto crítica con tanto furor de las costumbres y vicios de la sociedad como la española. Y eso dice mucho en pro de nuestro humanismo y espíritu de tolerancia frente a la tralla con que nos miden las costillas los hispanofobos.

En todo español hay un amante del albedrío. Espíritu libertario tal vez poco solidario. “Español soy hasta la gola que siempre la libertad fue española ya lo decía el aragonés Baltasar Gracián.

Tal vez por eso España sea un país fácil de invadir pero difícil de conquistar.

Los ingleses jamás permitirían poner en letras de molde ni los alemanes ni los franceses los delirio picarescos de este personaje que se ajunta con la gente de la carda. Aunque en el fondo late la grandeza del idioma que dominó toda la tierra incluso en la Castilla decadente aunque inmortal de Felipe IV.

Hay donosura, primor, desparpajo y desenfado en cada capítulo, en cada párrafo de esta crónica de la vida aventurera y maleante. Escepticismo y recacho del que está siempre a verlas venir.

A veces el lenguaje del Estebanillo se impregna de italianismos. No se ha de olvidar, ateniéndose al estudio que hace de esta novela el eminente critico vallisoletano Narciso Alonso Cortés, que el protagonista de origen gallego pero nacido en Roma describe el Napoles virreinal. Esteban fue paje del arzobispo de Palermo. Cómo vivían aquelos eclesiásticos en grandes palacios con una multitudinaria servidumbre de mochileros, mozos de espuelas, marmitones y demás.

Cuenta con suerte alterna las vicisitudines que afronta para guardar la pelleja bajo las banderas de la marina y del ejercito español. Se lo pasa bien en Italia pues ya lo proclamaban los veteranos de los tercios viejos: “España mi natura, Italia mi ventura y Flandes mi sepultura”.

Los viejos soldados licenciados o francos de servicio hacían junta de maleantes en un sitio que llamaban El Chorrillo donde estaba el cuartel general del Tercio de Sicilia en Nápoles.

Esteban regresa a Espoaña y viaja hasta Galicia como peregrino a Santiago. En las caldas de Orense (las burgas que aun hoy manan agua caliente) “lavé mi cuerpo en aquellas caldas y en Compostela mi alma” pero no le debieron de tratar muy bien allá en la tierra de sus ancestros.

Sus connacionales no daban limosna y los encuentra muy ladinos, tacaños y suspicaces: “llegué a Salvatierra, villa muy regalada de pescado e hice colación de medio cesto de sardinas dejando atónitos a los circunstantes. Pasé de allí a Terra Chá lugar esclarecido de los Muñatones y patria de mis padres que no oso decir que es mía por lo que he referido de mi nacimiento romano y porque todos mis amigos se chancean llegado a este punto diciendo: “antes puto que gallego”. ¿Estaba pensando en Pedro Sanchez que ha llegado a Madrid desde el país valleinclanesco de las meigas y viene de una familia de gallegos?

Antes había pasado por Madrid “la villa madre de todas las villas. Llegué a la que es corte de cortes, leonera del león de España, academia de grandeza, congregación de la hermosura y quintaesencia de los ingenio. Al segundo día que estuve en ella me acomodé de paje de un pretendiente tan cargado de pretensiones como ligero de libranzas”. Bueno. Bueno. Bonito bueno. Para el carro.

Le van mejor las cosas en Portugal donde la gente es más cumplida y caritativa con el pobre y el desnudo.

Nos describe cómo en aquella gran Lisboa que militaba bajo las banderas de Castilla se prevenía una escuadra para ir contra el inglés.

Prueba el mejor coñác del mundo el brandevín brandy wine de los portugueses el licor que lo exportaban a Inglaterra y canta las hermosuras de las portuguesas melosas pero que algunas no se afeitaban las piernas ni el bigote En la ciudad de Évora tampoco le faltan aventuras y percances y ha de salir por piernas de Satarem. Huye cantando un fado.

El lema de un truhan ha de ser como primera regla del vagabondage que se queme la casa y no salga humo