ANA, ANA BOLENA DE LOS MIL
DÍAS: LOS PECADOS DE
Antonio
No era más que una “mula santa”
ama o barragana de obispo pero, Jesús, la que preparó. Cuando vivía en Londres
y pasaba cerca de
Era pelirroja y antes de entrar en la corte
inglesa como barragana de Su Eminencia el cardenal Wolsey había hecho la
carrera y la aventura en Paris. Fue el propio cardenal primado de Inglaterra el
que presentó a su querida al propio rey Enrique VIII. El Defensor de
-Majestad ni soy tan alta para ser tu reina ni tan baja
para ser puta.
Lo cual que entró en la corte
de Whitehall como azafata de la reina Catalina de Aragón. En Paris en la corte
del francés la llamaban “
El ropero y el vestuario han sido asesorados
por los mejores investigadores de Oxford y parecen los modelos haber sacado de
los diseños de los archivos del traje. El perfil de Ana perfecta. Pelirroja y
candorosa. Estampa de la inocencia en manos de aquel Barba Azul. Las crónicas
lo pintan como un ogro pero era un rey nada vulgar que había leído las
escrituras y discutió pasajes de la biblia con los teólogos en los que se apoya
para pedir el divorcio con una cita del Deuteronomio: “no yacerás con la
mujer de tu hermano”. Alegaba que Catalina era la mujer de su hermano
Enrique VII y que fue compelido al matrimonio por imperativos de la política
matrimonial. Buen poeta y compositor de madrigales y sexualmente toda una
fuerza de la naturaleza pero en eso no era ni mejor ni peor que todos. Los
reyes, los obispos y hasta los papas tenían su propio harén.
Una pobre mujer y detrás los pecados de
Las cosas luego se complicaron. Enrique no era
un protestante. Odiaba tanto a Lutero como a los frailes pero quería una
iglesia nacional apartada de Roma conservando casi la totalidad de la liturgia
y los Siete Artículos de
Wolsey es refractario a otorgar el divorcio
pero el nuevo arzobispo de Londres Cranmer acusa de contumacia a Catalina de
Aragón y anula el matrimonio de la hija de los reyes católicos con Enrique.
Curiosamente, esta se retira a un convento de Peterborough. Sigue siendo un
misterio el que no acabara en
El rey debió de amarla o al
menos respetarla hasta el final. El espectro de Catherine of Aragón como la
llaman los historiadores ingleses siempre salía a mi encuentro cuando cruzaba
en tren las llanuras de Linconshire. Ay que yo no quiero amores en Inglaterra
que téngalos yo mejores en la mi tierra, rezaba un viejo madrigal cortesano de
los tiempos de Felipe II cuando la historia de España y de Inglaterra se
entreveran tan trágicamente.
Y pensaba en Catalina y en Ana y en las “six
wives of Henry the Eight” que fueron legendarias. Yo no quiero amores en
Inglaterra. Oh Ana de los Mil Dias. Anne of the thousand days
rosa entre las espinas de sus amantes como el duque de Norris; en un torneo
celebrado en la tablada de Greenwich, Norris había enjugado su rostro con un
pañuelo que le tiró la reina lo que vuelve a su a gusto esposo loco de celos.
El rey celoso la acusa de adulterio al poco del nacimiento de Isabel. Las malas
lenguas de la corte propalaban que la que había ser
El tálamo real había sido
profanado y según creencia de la época este tipo de delito se pagaba con la
cabeza. Pobre Ana de los Mil Días. Ana Bolena. The rake.
Alta y derecha como un huso mujer de
extraordinaria belleza una de esas beldades que hicieron enloquecer a un rey.
En el cadalso tuvo una presencia de ánimo y una entereza casi martiriales. Se
deshace en un canto de amor a su verdugo el rey: “Estoy pura de todo pecado,
Jesús mío. Dios dé larga vida al Rey y al valeroso pueblo inglés” y con gesto humilde
y sin descomponer el gesto tendió su blanco cuello al hacha del verdugo. Junto
a ella fueron ajusticiados tres de sus supuestos amantes.
Dicen que el rey se fue a cazar y no vistió de blanco luto durante una semana
como hizo al saber la noticia del deceso de Catalina su legítima. La imagen
amable y complaciente se transforma en un monstruo de los celos. Antes bien, se
le pasó pronto el disgusto y tan es así que al día siguiente de la ejecución el
20 de mayo de 1536 se casa con Juana Seymour. Otras fueron Catalina Parr,
Catalina Howard y Ana de Cleves, la yegua de Flandes aquella alemana. Parece
mentira que un madrigalista tan fino algunos de cuyos sonetos superan a los de
Shakespeare pudiera caer tan bajo y tan bajo que terminó hecho una piltrafa a
causa de la gota y de la sífilis. Los estragos en la mesa y en el lecho le
pasaron onerosas cuentas al final de sus días. Un estudio de este aciago
período en la historia de
Toque de ánimas y ahora resulta que ya no hay purgatorio. Que decía
Teresa que serviría para aumento de la fe. Descargar el ánima=ejercutar una
albacea. Ser más interesado que las ánimas. Animadversión. Animalia=sufragios,
exequias. Animero el que predica sobre difuntos. Coerción. Paridad . rectrix,
quimiatras, ojeriza renaz. Servet de Aniñón estuvo en el seminario de Bolonia c
omo profesor. Anis= planta anua. Anisodonte dientes desiguales. Aniteria culto
a los muertos. Anjeo lienzo vasto. Anleo cerca de navia y anluña. Anosmia y
analepsia. Ampricia inqusición en aragómn y amprar pedir prestado. Amabasis
proceso de crecimiento. Analepsia restitución de las fuerzas. Anadiomena Venus
surgiendo de las aguas. Con harta prosopopeya. Anakeia fiestas de los griegos
con carreras de caballos. Anastasimene o Starosimenes empieza la semana de
pasión. Pascua quiere decir fase. Empieza la anasasime hoy sabado de pasión
sábado, 19 de abril de 2008 que abocarán a la pascua del 27.
Walia firmó los pactos. Eurico 526. Leovigildo buen rey perro arriano
dejó el rey a Recaredo después de mandar degollas Hretrnrgildo. España empezó a
quedar descabezada. Cadiga se llamaba la mujer de Mahoma. Mahoma padecía del
morbo caduco o gota coral por otro nombre epilspesia. España bien cumplica de
bienes de la cronica del rey alfonso. Wamba manda que no salgan los judíos en
viernes santo. Leno en latin quiere decir alcahuetge que engaña a las mujeres
en faciendolas facer maldad. Trujimanes del corre-ve-y-dile. Les mandan que no
hagan fornicio y venden sus bienes por lo que quieran dar. Asmar o conjeturar
el poder de las adivinanzas. Desacuerdos pleas y muertes de hombres-
Tomas crime don juan de austria del arzón al bufete y de marte a
mercurio.
Fuste poste palo. Grandidor o donante. Malestranza o dosgusto.
Quitación. Mutaciones de las notas musicales..
Mefitismo moral de la sociedad. Plaza del Espero. Aguardo en la plaza
del Espero. Señor de los diezmos infinitos. Carlos de Sesos el hereje y sexo
con garantías en la sala oval. Estamos ante una cultura qie no es filofila sino
edenofila y anacreontica del placer por el placer. Macripía del greco que es el
pintor del catolicismo iuniversal. Dio espiritu al leño y vida al lino en sus
cuadros.
Según la opinón más ecibida. Embriaguez contemplativa. Embustes,
milagros y estratagemas. Las alumbradas daban a luz al Niño Jesús.
Magdalena de la cruz era una clarisa que sufría conv ulsiones mística.
Literatura espiritualoide que no ewspiritual que nos invade y democticoide que
no nos invade. Melchor cano ni puede ver a los jesuitas y en eso estoy con él.
Barbechar.
Los ortodoxos no tienen reliquias pero pintan iconos.
La princesa de eboli se reía de las visiones y extasis de la santa.
Estas cosas dieron armas y pretextos a la reforma. Fraseología de la secta
protestante. Bigamia y sodomía. Cariondos y canos . clerigos solicitantes. Los
convetos se convierten en burdeles en zafra. Gavilla de facinerosos. Teatinos.
Idiotismos. Zagoveñie visperas. Zagoveñie na velikii post. Izgrañie exilados.
Arga, Egea y Aragón hacen al Ebro varón.
Puerta de la estrella el cabezal de los poritcos góticos. Monasterio de
Irache.
Taca señal. Navarra y Castilla lhcaron durante siglos.
VICENTE FERRER Y WOJTYLA
Todas las pestes llegaban de ágrica asi la peste negra. Los
disciplinantes caravanan por toda europa siguiendo a los predicadores. Entre
1340 7 1350 la guerra era general. La guerra de los cien años y la guerra de
las dos rosas. Europa se encontraba sacudida yu saqueada por lso turcos en
oriente y por los ingleses en occidente. El reyu de francia se había vuelto
loco. Los fieles cristianos pegrinaban a nuestra señora del puy núcleo de la
historia cátaras. Juana de arco entonando cánticos y vatiinado el porvenior.
Londres estuvo a punto de ser destruida por las huestes de john Wiclif.
Amenazas a la perennidad de los cimientos. En avión pontifica Pedro de Luna
Benedicto XIII. Vicente ferrer pronunció 6.000 sermones. Con muchas
frondescencias místicas. Es la época del número soberano la fuerza de la masa
crril. Abasia y abstasia falta de capacidad para ponerse en pie. Poneros en
puie musas de iberia, desatd vuestro llanto. Torres de guirlache. Cesantes y
conservadores que andais con las botas rotas. Alcana barrio de mercaderes.
Formaron rfancho aparte
1 de febrero de 2005
Catalina Karady fue fusilada por guardar una emisora clandestina en el
fondo de un piano. Budapest - estado de ánimo reinante moral por los suelos, en
las miradas angustia.
Hungría bajo los alemanes se
refugiaba en la primavera. En los cabarets se bailaba como antídoto contra las
preocupaciones imperantes. La guerra puso en circulación el baile. Budapest
está circuido de siete colinas que se cubren de flores y de fragancias en
primavera.
Moisés condujo a su pueblo hacia mejores lugares. Cuando lleguen las
fortalezas volantes y los LIBERATOR. La cocinera que pesaba 110 kilos y había
que auparlas. Vieja dama que teme más a la gestapo que a los aviones. La bajada
al refugio en un fajo las cartas de amor, los billetes de banco, las joyas. Cantaban
las cigarras en las llanuras de Polza.
Tener engrasadas las escopetas de caza. Estallaban las flores de los
antiaer3os. Funcionaban los teatros y el circo cuya mayor parte de autores eran
hebreos. Embrutecimiento bélico. La carlinga de un stuka. Casas colmena de
escasa resistencia. Hacer el tapiz o bombardeo meticuloso. Los yanquis acabaron
con la avenida Andras de buda. Mirar con indiferencia a las mellas que dejaban
las bombas. Cintas luminosas de las trazadoras en la noche en festejo
pirotécnico. La aviación roja carecía de bombarderos. Besarabia y Bucovina
donde los rusos son malquistos. Cardenal SEREDY primado carta pastoral. Asalto
a las iglesias católicas de hebreos pidiendo el bautismo. No eran gaseas ni
fusilados y por eso la gente hizo lo posible por entrar en el redil de cristo
que era la verdad y la vida. Otras confesiones cristianas hicieron muy pocos
por los hebreos perseguidos.
El clero católico salió valerosamente en defensa de los perseguidos
por la verdad y la justicia. Bela Imredy. Cruces flechadas de NYILAS.
Imredy era autor de las leyes antisemitas y era nieto del rabino de Bratislava.
MANGOLD el refugiado húngaro lo mismo que Keystone nemes que encontró refugio
en España. Cruz flechada y movimientos de pueblos para traer a trabajar a Alemania.
Cruz lanceolada. Allí comienzan las sorpresas. 14 nov 1944 Horty dice no a Alemania.
La población de Budapest había aumentado en más de un millón de personas.
Problemas de alojamiento, sanitarios, de alimentación. Se dejó sentir el
hambre. El servicio de escuchas se dejó de sentir. los protegidos pasaron a ser
protectores. Tanques Tigris. En el aire un olor a tragedia. Partida de criminales
de uniformes, idolatras de la disciplina se veían desbordados. Exterminio de
bocas inútiles. Las SS asesinaban a todo aquel que no les parecieses ario.
Cuarenta fusilados en el hotel Ritz hebreos en manos de sus victimarios. El
miliciano del pueblo en armas, los nylas. El regente HORTHY fue arrestado y
trasladado a Alemania. Estos partidos místicos que exigen martirologios.
Muestran un fervor que no sienten `pero que les sirve de patente de corso para
el asesinato, el robo y el escalo de los puestos de la administración. Tienen
demasiada masa amorfa. Eugenio Suarez critica a Falange. Jefes de prensa que
trataron con otros periodistas como Xavier de Echarri, Pedro MOURLANE
MICHELARENA de hidalga apostura y la agudeza andaluza de Enrique Llovet invitados
por Hungría en 1943. El periodista ha sido demasiado duro y cuando moje la
pluma se lo pensará dos veces. Sobornos y almuerzos en el Savoy. Larga cuerda
de judíos que pasaba por la calle. Todos con las manos en la nuca los hombres
primero. Un camión alemán de cinco toneladas aceleró la marcha contra ellos.
Abandonó Budapest semana antes de caer en manos de los rusos y un alborozado
ministro de exteriores que le hablaba de revolución. La ciudad más bella de Europa
y de más atractivo para el forastero. Hungría no tuvo suerte. Del GPEU a la Gestapo. El director de ARRIBA
España me llamó cosas feas. Hacer tabla rasa de todas las seducciones. Anhelo
de relojes, el kurdo disparando contra un despertador. Comer, bailar, saber del
curso de las nubes, el barask, manadas de caballo en la inmensa puszta y los
fata Morgana. La corona de san Esteban. Es un país aristócrata nato donde hasta
el último campesino tiene maneras de rey. La carta del cardenal justiniano SEREDY
es elocuente de cómo la iglesia defendió a los judíos en aquella instancia.
Goering tenía intereses allí. Vitez héroe. Treinta siglos de refinamientos
talmúdicos. Ángel Sanz Briz, secretario de legación en Budapest y el ministro
Miguiso. Horty es invitado al cuartel general. Hechos consumados. El regente
Horty vuelve cuando Budapest ya había sido ocupado. Un vagón cargado de judíos
de Trieste y de Fiume llega a Budapest. Esto se está haciendo fuera de las
miradas de las gentes. Bañarme en las aguas del jordán de la caridad. Ideas
quijotescas. Entonces se empezó a esparcir la noción de España tierra de
acogida. El gobierno KALLAY y sus campañas antisemitas. Brazalete amarillo o
blanco. La invasión alemana del 21 de marzo de 1944. Muchos se suicidaron. Las purgas duraron un mes. Leyes antisemitas.
Estrellas amarillas de ocho puntas y de diez centímetros de seda o de
terciopelo. Humillación, baldón, desprecio. Eugenio Suárez era corresponsal del
Arriba. Se abrieron las puertas de los conventos y seminarios a los judíos
perseguidos. Un periodista hasta llegó a disfrazarse de cura. Las salas de
infecciosos de los hospitales se llenaron de judíos, lamentaciones talmúdicas,
los bombardeos en la oscuridad y lo incómodo de la vida en el gueto, odios vitamínicos,
las delaciones, forzar fronteras y la libertad de todas las cosas que se
vuelven prisioneros, la represión organizada por la Gestapo. Cada mañana
conducciones hebreos a la estación del norte de Budapest cincuenta personas por
vagón que eran cerrados y sellados a plomo cada viajante con un hato de solo
tres kilos de peso. Lo puesto y los relojes y las estilográficas que servían
para el mercado negro. Los niños perecían de inanición, las mujeres de asfixia
los hombres se desesperaban. Al fin se abría la puerta y una ráfaga de
ametralladora saludaba su llegada. Destino Auschwitz. Las cámaras de gas les
ahorraban a los asesinos munición. Y los cuerpos valían para los experimentos
científicos. Es el primer libro donde se da fe de la existencia de estos
centros de ignominia. No hay signos premonitorios. Los grandes traumas no
acontecen de improviso. Política de protección universal al perseguido. Esto va
a significar mucho en la política exterior de franco. Es la tesis a la cual se
enfrenta mi libro
El hombre comp criatura reprobable. Cazadores de cabezas a todo pasto
11 de diciembre de 2004
masía, mansos, mauros, muros, manos houses. Puigcerdá pero para
nosotros Cataluña es el corominas. Balcones de moderno y ancho alero. Ripoll,
Santa María, Sta. Pau, el scriptorium de ripoll con su archivo monástico que es
la rama del saber. Bajorrelieves historiados. Abad Oliva, iglesias pequeñas,
recoletas y llenas de encanto, el platanar alto y hermoso, sillares romanos que
se aprovechan, ojivas trilobuladas y peraltadas, el patio donde se amaron romeo
y Julieta. Gerona bañada siempre por el río Oñar, capiteles decorativos,
paginas miniadas de los beatos que se conservan en Gerona. Allí nacieron
Marmosetes o remates. Remendería. Bulle. Sello metálico, tejuelo en la
etiqueta al dorso. Encuadernación facticia, traducción yuxtalineal, tratamiento
de gestión, letra uncial, venera o fuente, prontuario, coleta, lardón anotación
al margen y tambnién trocito de papel o pósito - algoritmo dicvisión-
algostasia sensación de cesación del dolor- anaglífico que tiene relieves toscos anaglifo vaso que
tiene relieve abultado- anagénesis y ortogénesis regeneración de ciertas partes
amputadas del organismo - anafrodisia es la disminución del deseo sexual-
anagálida hierba contra la hidrofobia. Recto es el anverso o la pag im`par.
Cantonera de latón. Barlongo. Baudío. Lápìz óptico para escritura luminosa.
Calena. Tabelión. Signaléctico. Sello
bulle. Libro parlante encalado, reflilado. Ascuso , ascuso.
Tge keenest odour of books. Oxford se siente impregnado de viejos
libros. Delicious hours for the brwser- brwse feed the cattle,
read for enjoyment. the forgotten labours and half remembbered classics. Schiolarlty
detective work. Un tratado sobre la flora en los alpes en la época victoriana.
Las fuerzas del mercado y los ratones de bibliotecas.
The lore of the honey bee.
Los libros que cambiaron el mundo. Dia del Pilar de 1988 Winston E.
King Los Rotschilds y Después de la riqueza del barón Lionel- el hijo de
Nathan fue Lionel el que tuvo a Disraeli que se había convertido a la religión
protestante. Has de entregar, hijo, el alma al cuero y el corazón al negocio.
Es mucho más difícil conservar una fortuna que hacerla. Vivía con todo el
desprecio que siente el hierofante ante el creyente al que emula. Crédito viene
de creer. Desde la calle de St. Swithin organiza el crédito en pleno Mayfair.
lord Lyndhurst el que daría a Lionel el negocio de construcción del canal de
suez.
El concepto del ego judío en el tiempo es lo que diferencia a Lionel y
a su abuelo. Tambien tenía la familia los parientes pobres, Salomón y James.
Amante de las carreras de caballos y de la caza se hizo whig. el
asalto a la cámara de los lores y la derogación de la ley que prohibía a los
judíos sentarse en sus escaños. En la batalla por la abolición de esa sanción
Lional y el príncipe disraeli se emplearon a fondo.
La verdadera historia de un país sólo puede encontrarse en sus
periódicos. Oliver Goldsmith jugó un papel preponderante en ese papel pero los
ingleses fueron muy suyos. En 1947 el times atacó con encono a los hebreos.
Dijo proféticamente: En unos años convertirán la cámara de los comunes en un
sanedrín. Mas no podía hacerse contra el poder de los banqueros de la city.
Los judíos son maestros consumados en el arte de la propaganda,
un campo en el que nadie les gana. El
arzobispo de Cantorbery les puso la proa aunque no serviría de nada. Ellos
lanzan su mercancía y la saben vencer. Disraeli se había convertido al
cristianismo y con eso todo el camino estaba expedito.
Los judíos se asocian a cualquier revolución puesto que se sienten
abyectos. Empezaron en Inglaterra copando los ayuntamientos aunque para ello
tuvieran que sobornar y matar. Los lñongshoremen eran los individuos
encargados del soborno. El soborno es una institución clave no lo olvidemos eso
nunca.
Rotschild debía su elección al dinero nada más que al dinero. Se decía
que los judíos llegados de españa tenían algo de príncipes mientras que los
otros dejaban harto que desear. No había tampoco criminales ni mendigos judíos.
Nunca dejan hablar al contrario. Lo zambullen en un acogotamiento
moral. El clima de acogotamiento moral y del miedo es su caldo de cultivo.
Carlyle les ataca en sus escritos.
Les cuesta 28 años hasta conseguir
Nunca fueron jefes de gobierno pero sí jefes de los jefes de fobierno.
Para el judío no cuenta el tiempo.
If the devil had a son his name should be Palmerston. procelosa
entrevista Lesseps Palmerston.
Inglaterra negó su apoyo. Dejales que se desangren. El otro rotschild el
de París su mano era fría y húmeda. Para ello se montó una amplia operación de
usutra con enormes réditpos en metálico. Sólo una sangre extranjera. Por la
raza, por la religión, por los muertos. Lionel ganó cincuenta millones de
libras con los intereses de una tacada. Lionel tuvo relaciones intimas con
Disraeli que era maricón. Es la sodomía de Coningsby. Allí se atisba un
instrumento gigantesco de dominación. Esta es sidonia. Los pueblos arruinados
bendicen a los que les arruinan. Los Rotschilds dejaron sin jugo a Europa 1888
año de lluvias y de malas cosechas Rotschild compra en america trigo a precios
irrisorios y lo vende caro en europa. El nombre de los rotschild se vuelve el
nombre de la rosa. Goncourt: “Ninguna alegría tan grande para el semita como
sentir a miles de cristianos a sus pies” lo dijo Goncourt en el Reichsrath
austriaco.
La política del doble juego. Ramificaciones internacionales. La
procura de los monopolios. El cohecho y la intimidación. Ellos conocen el
silencio de un viejo proverbio austriaco: la palabra es plata, el silencio es
oro. Y el oro que ellos invertían para dominar se volvía para su casa a un
ciento por uno. Supieron hacer de los grandes políticos empleados de la casa.
Bush cantando los villnacicos de
Hacen operaciones que no resultan sino latrocinios ewncubiertos.
Mendizabal dio a los rotschild los derechos de explotación de las minas de
Almadén. Se entregaron al culto a la ganancia. Proyectaron a Carlos Marx. El
capitalismo y el comunismo son gajos de una misma rama.
Vigilante tiene una connotación peyorativa como la mayor parte de los
préstamos españoles al inglés.
En el carro de Baodicea corre la thatcher imperante. juana de arco
judith semiramis. Bnaodicea fue la que cosió las tetas a la boca de las
patricias romanas. El síndrome de la castidad y la voracidad, las mujeres
ambiciosas no suelen tener grandes compañeros de cama.
VAUNT cacarear. To put a spoke in the axle of Baodicea s chariot wheel.
women vaunted for their sexiual energy. Odor
balsámico del tabaco de oriente.
Nargileh es para mí un calamante soberano, pipa oriental.
Sin los millones de dólares de la banca americana no se pudo construir
el III Reich. Los banqueros tienen las manos manchadas de sangre.
La profecía de H Heine: Existirá un solo pastor con un solo rebaño, un
pastor libre con su cayada de hierro y un rebaño humano todos esquilados y
balando de un modo uniforme. Los pueblos de la cristiandad marcharon contentos
al abismo bendiciendo a sus esbirros. Hacia la esclavitud y hacia la
aniquilación. Los dioses crearon a su imagen y semejanza el comunismo y el
capitalismo y construyeron la república democrática mundial.
Para nada nos sirve una democraciasi nos arrebatan el derecho a la
familia, a la patria y al pan.
Coordenadas de la desinformación:
•
mentira
•
secreto
•
dinero
A Trotsky le llamaba el p. Wilson el más grande judío después de
Cristo. Su destino es el control de la revolución del 17. Pero se les fue de
las manos. Quisieron la reconstrucción de alemania porque de ello dependía el
bienestar de los USA y GB. Reconstruyeron por medio del crédito. Para que el
mundo marche bien se necesita una alemania fuerte. wilson ya desde sus tiempos
de profesor de Prionceton se le consideraba un gran profesor de economía. Las
sevemn sisters.
La vida real es más apasionante que una novela de intriga. Adolfo era
el hombre del futuro de europa
24 de agosto de 2004
Cacho perro. Emporion Ampurias, palabra que está relacionada con
Asturias. Bergantines y palacras de Lloret de Mar. Inhóspitos decorados.
Impostas decoradas. Bañolas donde vive la gente más acomodada de España. Besalú
que tuvo obispo y se llamaba bisuldensis. Mikwah o baño ritual judío. En Olot
el cristo del Greco traspasado de serenidad. Busco el idilio de
Formación de un mundo cerrado y perfecto. El cuarteto atacante del
Real Oviedo de 1947 en el estadio Metropolitano, donde estoy yo ahora y todas
las mañanas voy al futbol. Cesta de
mimbre y una percha anticuada de cornamenta, aviso angustioso a maridos
inseguros y angustiados. Un tronco de caballos percherones. Los suelos de
formica, el enervante Oviedo. Ánfora con flores. Pensamientos infumables de mujer. En el
cristalino tremedal en el cual me encuentro. Orzas con flores. Una cesta de
mimbre como la que llevaban los ferroviarios. Interpolaciones categóricas al
aplomo de los anchos hombros.
Cometa ale hom
Qué cometa nos han dado para cruzar
los aires del finmilenio,
signo de esperanza que arrastra la cola
ígnea, fluorescente, en la noche excelsa
y el misterio de amor conmemoramos,
hymnum tui canimus,
belleza sin comparanza,
misericordia que no cesa.
Te miro, cometo en la noche del norte
rasgando los cielos de septiembre
y escucho tu rumore estrellado,
que fracaso de gases y de candelas de neón
tornando, inaccesible, al empíreo sin esfuerzo, rumbo e invento del
sol.
Desde mi atalaya el entrelubricán contemplo del horreo derribado,
panera familia que guarda los antiguos cantos, las partituras de una música que
se fue,
cabe el tocón de la excelsa palmera que mandó arrancar ignorancia y
malquerencia,
florilegio de esperanzas.
Último astro que transcurres en la desenfilada de la noche.
Otra galaxia, polvo de lejanías, gas argón y toda esa bisutería de
perlas de plata que Actión con su inmensa rueda porta en los calcaños.
Sabidores y charlatanes de lo hermético.
Dime puesto que tú la luz no ocultas los secretos del plácido himeneo.
Hale hop, muevete en esa escalera.
31 de marzo 1997, lunes de pascua.
PUESTA DE SOL
A la sombra del madroño dorremifasol
puesta de sol.
Vino abril, empentón gozoso, doma de flor.
Madrid punto de encuentro en el kilómetro cero y aquí nadie se siente
extranjero.
Las cosas ordenadas por dios pueden ser diversas o ádiaforas o
adiofóricas. Es que estoy algo falto de sindéresis.
Protestantismo tiene cuatro elementos:
-sacerdocio universal
-predestinación
-no admite la tradición, únicamente la lectura de la biblia.
-no hay sacramentos.
Los países protestantes son una bibliocracia. El protestantismo puso
fin al ascetismo católico, suprime el monacato y realza la vida mundana, pues
piensa que el mundo es bueno. Antagonismo del aquende y del allende. Lutero
todo lo abandona a la conciencia de cada uno. Admite la adiaforia, el
reconocimiento cordial de las buenas obras de dios. El ascetismo luterano es
pasivo y el calvinista agresivo.
Tierras de abolengo. Exaltación del trabajo.
21 de octubre de 2002
entro en mi propia soledad sonora, a Góngora hay que estudiarlo más
que leerlo. Volver a un mundo trabucado, puro placer de las formas, es de 1603
el hidalgo apegado al terruño. El barroco es el triunfo del espacio sobre el
tiempo.
Pino levantado
rmulod vividoras de las peñas las formidables señas.
Euterpe, musa del dulce instrumento, poseía pastoril.
Trompa es el signo de la poesía épica.
En campos de zápiro pace estrellas. Es una alusión al peligro musulmán
en que el mentido robador de Europa (media luna las armas en su frente).
Afrogentia, nacida de la espuma, a batallas de amor campo de pluma. Es la mater
genitriz, si Jupiter representa la violencia, venus encarna el amor, la armonía
natural, cada vez estoy mas persuadido
de que este es el mito mariano.
La pluma y la espuma y el terror de la página en blanco.
Jupiter el toro celestial.
Entre espinas crepúsculos pisando. Viene pisando crepúsculodos o
pisando la dudosa luz del día.
Ferro = faro y de ahí viene Ferrol. castor y pollux fueron hijos de
Jupiter y de leda.
Beatus ille qui
procul negotiis.
Mariposa en cenizas desatada.
Esquicios, diseños esquicios, apuntes bosquejos. La esfinge tiene la
voz y el rostro de mujer.
Alcimedón el inventor del vaso. Ponderosa vana pesadumbre.
Esquilas dulces de sonora pluma. Engarzar y engazar trabar una cosa
con otra, muy trabado de color.
La resurrección de las amazonas del río Termodonte.
Empulguera extremidad de la verga de la ballesta.
De los cabritos retozadores
15 de septiembre de 2002
los dioses son impotentes frente a la casualidad y a ciertas fuerzas
planetarias. El eón es el devenir del mundo, una serpiente que se muda la cola.
El sueño de los escogidos es la contemplación giratoria de las esferas. Todo
obedece a una ley fija y fatal HEIMARMENE, pero los sofistas afinan deduciendo
que el cuerpo esta sometido a la heimarmene, no el alma. Isis es la fuerza del
destino y su religión es una rebelión contra las fuerzas planetarias de la
casualidad mecánica según la filosofía eleactica de Jenofonte, el sincretismo y
el catenoteísmo que dice que los dioses se funden en un solo dios.
Trascendencia platónica e inmanencia estoica
14 de septiembre de 2002
éxtasis puede estudiarse con paciencia y un buen ordenador. Ligaddura
impide pensar y rezar. El protestantismo es el menos propicio a esta clase de
santidad. La inteligencia se desconecta. Voltaire tenía a margarita de alacoque
por una loca. Mandala círculo blanco . El estado místico es una regresión a la
lactancia. Crepusculo del pensamiento o cualidad noética. Es la añoranza de la
tetada lo que te hará fumar. Punto alfa. Desciendes por el husillo de la
escalera de caracol del sueño. Estado alfa y ritmo beta. No llega a la corteza
cerebral estímulo alguno. Hipocampo, bulbo olfativo, cerebelo. Desconexión del
entorno. Capacidad de concentración bloqueo selectivo. Estados mórbidos
propicia eexperiencias místicas. Indiferencia al dolor de los esquizoides y rebelión
contra la ciudad alienante. con la esquizofrenia se empieza una largo viaje.
Meditación transcendental como técnica del superego. Deslizamiento hacia el
estado animal. Pitia la pitonisa de delfos estaba sentada sobre un trípode y
profetizaba en un éxtasis pero los oráculos estaban al servicio de la
propaganda. Los trabajos y los días de Hesiodo premia la importancia del
calendario. Isofonía vicisitudes del hombre entre la dicha y el infortunio y
meden agon nada en exceso. Hybris y némesis. Música al escucharlas se apodera
de nosotros un deseo del infinito
12 de septiembre de 2002
calomelanos el bello negro mineral químico para la sífilis y la
hidropesía. El cabo Heredero. El viento suena preciso como un látigo. Sales
boricadas dícese de un ácido que el bono forma con el oxígeno. Bayarte parihuela. En tierra de almortas para
lo que quieran mandar. Es bueno para
saber geografía y ensanchar conocimientos. Odio a los mujeres es uno de los
principios de criminología. Agujas resudantes. La disciplina, el uniforme, el
libro de firmas. La marmárico´´on está excluida de la cartilla de
Prensa viene de opresión. Kehila comunidad. Tnt trinitoruol una
sustancia que se encuentra en las castañas de indias de Xaim Wissman dio lugar
a la declaración balfour en un complimiento de una profecía del AT. Las
sinagogas proponen el retorno de los árabes a España. Anapesto zionista cargado
de anagramas.
El gallo negro que habita la noche. Taquifrasia rapidez en el hablar
como un tarabilla, abstrusa cuestiones que proyecta a su manera. Gardingo alto
funcionario visigótico. Tiufado el que mandaba la fuerza y vílico capataz de una
alquería.
Odonell: España es un presidio pero Asturias no tanto por ser la cuna
de la monarquía, de la independencia, la justicia, la libertad, la honradez.
Hoy consume lo poco que le queda en juergas políticas.
Cibera de molino. Albalá. Metieron el gato en el palomar.
Extralimitación de poderes
6 de septiembre de 2002
demos viene de demonio, se convirtió en un valor lo mismo que la
religión símbolo del patriotismo, porque sin patriotismo no hay religión y mira
lo que ocurre en usa, donde yo creía que rezaban el padrenuestro y estaban
recitando el creo en América la bella y repitiendo de coro algunos de los
puntos de la constitución de Jefferson, el mundo no está del todo bien.
Asclepios o esculapio es el dios bueno y sanador. En la ladera meridional del
Partenón tenía un altar donde se ven exvotos. Se le dedicó un THOLOS o
construcción circular. Es muy querido por sus misericordias y favores. Los
santos cristianos tomaron el relevo de Asclepios. Sócrates antes de morir se acordó
de que tenía saldar deuda con Esculapio dos gallos. Panagia Evangelistria de
Tenos era la virgen. Conviene no olvidar el término Panagia. La gente prefería
acudir a las deidades menores para sus cuitas pues su corazón estaba más cerca
del pueblo que los dioses de la gran ciudad. Ninfolepteros. Los querían aldeanos. Ninfolepteros o
apresado por las ninfas. Había una casa dedicada a Ninfolepteros. Anaxagoras es
el primer científico. La retórica congrega a los profesionales de la
argumentación y de la palabra. El sabio es todo aquel que sabe y es transmisor
de conocimientos. La erudición estaba de moda. El hombre es la medida de todas
las cosas. Las cosas son en cuanto son y en cuanto no son. Todo es relativo, todos tienen la razón. Zeus
no es más que una invención de los hombres, señala Aristófanes en las nubes.
Nomos la ley, Phycis, lo que es necesario, lo que se da y existe. otra vez la
dualidad griega como nomos e hybris. Los hombres crearon a los dioses a su
imagen y semejanza. Estos no existen fuera de su imaginación, el hombre siendo
la medida de todas las cosas hasta la norma de sus mismas deidades. Los tracios
los pintan rubios y con ojos azules mientras los abisinios chatos y con el pelo
crespo la piel oscura y si los elefantes pudieran transmitir su lenguaje a los
dioses elefantiásicos los pintarían como elefantes.
En cada pueblo hay una Virgen distinta y un dios diferente.
En el satiricón se dice que este cielo en el cual habitan los doce
dioses se transforma en un carnero. Está refiriéndose a los doce signos del
zodiaco. La tierra está en el centro de
todo y es redonda como un huevo. En la tierra reina el cambio pero entre
los astros todo permanece inmóvil.
El alma es una chispa del fuego cósmico al que retorna tras la muerte.
dioses del empíreo o celeste los de arriba y dioses tectónicos los de abajo. El
alma es una chispa de fuego cósmico desgajada del cielo al que retorna después
de la muerte. el alma sube a la luna primer estadio de los muertos y de ahí
pega el salto a la octava esfera a través de los siete radios de apolo. Dinamos
es virtual y energía es real.
Aporreia inundación y pneuma sollo. El alma sube al aire y se
convierta en una estrella. Simpareis todo está en escla puesto que tocas un
eslabón y los otros se mueven. Reumata son corrientes y aporrai efluvios, el
aporrianay es el influjo de las estrellas sobre las cosas terrestres, principio
de toda medicina.
Este magnetismo nos lleva a determinar fuerzas ocultas. El devenir del
mundo resulta de la conjugación de esta serie de fuerzas opuestas.
Los que alcanzan la octava esfera a través de la gnosis llegan al
conocimiento.
La teoría dinamista de Plotino nos revierte al poder de las imágenes
que realizan portentos.
Los buenos oficios de los santos que alcanzaron la octava esfera se
convierten en fuerzas beneficiosas para los mortales.
Este es el entimema o predicable que recibe el carisma cristiano que se
da gratis frente al emunáa judío que es comunicación a través de la estirpe.
6 de septiembre de 2002
bracken, helecho cama para animales, de Candlemas a lamas, esta ultima
el primero de agosto, slow endrino, leek, puerro, quince = membrillo. Senescal u
titulo de orden militar equivale a steward, bailío, mayoral, reeve, y el beadle
es macero o bedel encargado de llamar a los inquilinos los que no tenían otra
propiedad que sus mismos estómagos. Comida medieval, arenques, pan de centeno,
alubias y guisantes, lump of cheese. Escarificador o harrow, grada de dientes,
también rastrillo, y se presenta al cristo artesano con pico y pala y con un
gario en lo alto la vidriera. La peseta negra puso a los siervos camino de la
manumisión libertaria. Dar lechas o embadurnar. Ashlar , sillares. Casas
,medievales de dos pisos que se proyectaban al vacío el cubrefuego de cenizas o
curfew. Flint hearted. Nomadismo de los acróbatas, salteadores de caminos,
frailes relajados, buhoneros, mendigos, flagelantes, penitentes, Pardoners y
bulderos, arpistas, palmeros o peregrinos. Las expediciones de los palmeros
abocaban a la demasía y al libertinaje, pero en Coventry había una silo para
trece pelegrinos con una mujer para lavarles los pies. Puntos de peregrinación
eran st Denis en Paris, roma, the English shrines Cantorbery, Westminster,
Walshingahm, Hayles, Glastonbury. En Walshingahm había una estatua de la virgen
milagrosa con los pañales y algo de leche materna. Glastonbury era la cuna del
cristianismo inglés.
En Hayles, Gloucester, había un pomo con la sangre de Xto traída por
el duque de Cornualles desde Alemania y Hayles era monasterio del cister.
En st. Albans se venera el sepulcro de St. Edmundo, en Durham san
Cuthberto y en Chichester san Richard.
Enjique III prohibió los himnos en latin que se compusieron en loor de
Simon de Montfort martillo de albigenses el 1226.
Había muchos santos locales y cada uno con una peregrinación
respectiva.
Un perro que aguanta bien la carlanca, el único que sabe pelear con el
lobo. El lobo huye del fuego y del pinar. Desgalgaderos, relejes y trochas. La
oveja se entrega y el hombre se aloba. Vacas y yeguas pintan la rueda ante el
lobo. Lobo viejo a la tarde aúlla. Las carnes están descansadas, tranquilo el
ánimo. Color tomada. Haliéutico, lo cinegético pero en pesca. Hioides, hueso
por cima la laringe. Oxítonas o agudas, trasanteayer. Azeuxis o hiato. Saltos
palomariegas por la salita. El progreso es inversamente proporcional a la
cultura. El día manos pensado la técnica acaba con los climas.
Antígona propone deberes religiosos por encima de los de la polis.
Bascania es la alabanza que produce desgracia.
La historia del pez de san Atilano está en Polícrates, hombre
perseguido por la felicidad que por hacer bascania arrojó el anillo al agua y
éste fue encontrado en el vientre de una pez pero Polícrates murió crucificado
por un sátrapa. El rayo cae siempre sobre los palacios más elevados y los
árboles más grandes.
Una concentración de hybris y némesis que abate a los altivos.
Demos viene de demonio
5 de septiembre de 2002
Emilio Carrere para evitar ser fusilado se fingió Napoleón.- Francisco
Lucientes fue corresponsal en N York y en París. Los cafés, los divanes rojos,
los espejos fatigados. Airosas cúpulas madrileñas enfrentadas a las moles de
los rascacielos. Gómez de
El cura de san Ginés viéndose perseguido por los milicianos quemaba
los libros litúrgicos en la chimenea. Humo negro, como del orín intelectual de
muchos siglos, se alzaba por el tubo anunciando una fogata poco amistosa que
atraía a los enemigos.
Yo nací un siglo después de estrenarse el Tenorio. Dicha obra en
cierta manera ha impregnado mi existencia.
El acto de fumar es a la vez que desinteresado, demócrata, hace ricos
a los especialistas de pulmón y de garganta. Es la simbiosis del hombre con la
nada, todo un símbolo de nuestro destino que tal vez se encuentre registrado en
las volutas del humo.
Es un placer que no da nada y recuerda un poco a los pactos
mefistofélicos con el diablo. Te sacaré del muslo de una dama. La lista de
cargo contra el vicio de la venganza de los indios es estremecedora:
bronco-ectasia, de ectasia, y éctasis dilatación de los bronquios que es lo que
yo padezco, engorde, angina pectoris e intoxicación lenta de la masa de la
sangre.
Humo, placer, dolor, ceniza, nada. Es figura mismo de la vida y la
vida no es otra cosa que cáncer. Dicen que el tabaquismo es una de mis muchas
enfermedades, procuraré olvidarme de ella, he dejado de fumar dos años antes de
cumplir los sesenta.
El sapo utiliza la saliva de las brujas para volar.
Felipe II tenía interés por la magia y la alquimia y reunió una
pinacoteca de más de dos mil cuadros.
Yo tengo una tendencia dionisíaca a la eexplosión.
La mentira mas grande jamás contada, los nombres y apellido que mueven
el guiñol nacional.
En Nueva York tuvo lugar la primera transmisión de radio en 1915 y eso
marca pero marconi ya había hecho experimentos 1º896, sus palabras transmitidas
desde bournmouth se escucharon en la isla de wight. Luego se utilizó la torre
de Eiffel.
Unión radio fue muy importante durante la guerra. El diseño de los
equipos de transmisión y de propagando tuvieron una preponderancia señera.
La mayor parte de los guionistas de Hollywood estaban escritos por
guionistas borrachos.
La megalomanía de todo un país.
Animales yacentes, sedentes y rampantes. Distribución y exhibición.
Pandorga, un juego en el que la pandorga sacudía una calamocana al
jugador torpe.
El espársil de las estrellas. Esparsas
Con el Barlak y la teresiana se marchó al desierto a pelear. Esto que
estoy haciendo acá es mucho trabajo por más que no nos lo reconozcan.
La tría o rodera que dejaban los carros.
Obispos bendiciendo los estandartes de pelea.
El parlamento es estéril. Un día con otro suenan los mismos insultos y
las maxilas de sus señorías se estremecen con los mismos bostezos. Son las
salas del aburrimiento en común las que por aquellas fechas visitábamos.
Avariosis sífilis y Azmir, río de Ceuta, la prosa de D. Florez parece
que pincha frente a la de Cela que parece que coloca. España tierra de conejos
y los conejos se comen a veces a menudo a sus propios hijos.
La prensa americana guarda un silencio patriótico sobre lo que
acontece en Cuba. Depurar responsabilidades. El laurel crece con profusión en
nuestra historia. Sin bandas de música se r3esintiría nuestra potencia militar.
Quitemos otro pelo al lobo.
Se quebraba la espuma en los rabiones.
La guerra cuenta con astucias y estratagemas, en el arte de la guerra
todo está permitido.
I knew by heart the 6666 Coran versicles encerradas en 114 suras o
capítulos. El guarismo inspira sospechas, claro está
Quitemos otro pelo al lobo.
Bordah albornoz de los
ascetas.
En Alá no hay ni formas ni figura. Lo puede y lo sabe todo. Su fuerza
está en la palabra que carece de letras y de sonido y que es lo contrario del
silencio. Cinco columnas tiene el islam; fe, ayuno, oración, peregrinación,
limosna.
El río se viste de reflejos metálicos. Muros leprosos lacerados por la
humedad.
Yóspiros o jinjoleros que maduran en el huerto. Azufaifo, azufaifa,
encarnada por fuera y amarillo por dentro, dulce y medicina.
La ciencia salva del error y del pecado. Los ángeles buscan la amistad
del sabio y lo cubren con sus alas.
Abderramán fue hijo de maría y de Mamen al maktuk. María tenía
habitaciones en el palacio de Meruán.
Los vencedores llaman a los mozárabes romí, como alfonsí en la reina
de occidente que no puede ser otra sino Córdoba. Hasser es defensor. Que dios
guíe tus pasos por caminos bordados de rosas.
La vida no es más que el beso de la muerte.
912 muere Abdulá. Visires, valíes, hordas y los primeros mártires:
Eulogio, Álvaro, Casilda, Fructuoso, Perfecto, Flora, que recoge Florez relatadas
por los bolandistas en su “España sagrada”.
Egica e Iznate van a ser dos localidades de Málaga donde se
desarrollará lucha. Sus guerras fueron contra Hafsún que era de origen
cristiano. Omar ibn Hafsún se esconde en Bobastro que es la sierra de ronda.
Cruzaban ya por entonces el estrecho en faluchos. La sierra de Elvira
se levanta contra los árabes opresores, sera un terrible rival de los abasidas.
La madre de Abderramán se llamaba María y él se casa con una cristiana por nombre
Aurora y ha de enfrentarse a Hafsún. Una y otra hueste estaba constituida por
godos, unos y otros alzaron la bandera de conveniencia.
5 de septiembre de 2002
NOCHE DE SAN JUAN EN EL RELLAYO
Estaba el monte Cerceda en todo su esplendor de junio. Una luz excelsa
se proyectaba sobre nuestras espaldas. Las xanas extendían su manto de
“cadeixos” y yo recuerdo a Carlos Tuya
dicendo:
-Veníd y comed. No tengáis miedo.
Su gesto era el de un gran señor. Me recordó a los grandes. A los marinos. A los héroes de
Cuba a los capitanes de Flandes. Todo el señorío e hidalguía atendiendo a los
pobres. No se puede explicar ciertamente. Carlos viene de las grandes familias
que acogieron a muchos peregrinos en su casa, que lavaron los pies y dieron
limosnas a tantos pobres que son incontables. La casona asilo de peregrinos
sonreía a sus palabras. Fue muy hermoso el tiempo aquel y Carlos señalaba un
lugar para el futuro donde podremos acoger a los atribulados. Es parte de
nuestra misión. Es la vocación de nuestra familia. El hijo de Elena y de
Gabriel me pareció allí el señor que siempre fue y los Castrillón y los Muñiz y
los Tuya desde lo alto sonreían benignos. Carlos, Mabel, Raúl, Covadonga,
Carlinos, Juanjo. María José. Almudena., Manolín, Esther, Adrián, Juan Carlos,
Benito, Remedios. Todo el pueblo convocado amaba el mundo en los renglones de
la tradición y el silencio y tos nuestros huéspedes lo pasaron bien. Gracias
por vuestra hospitalidad, Carlinos y Mabel.
Porque sois buenos se os dará el ciento por uno. Dios no se olvida de
vuestra generosidad. De pronto se hizo la noche a nuestras espaldas. La luz
lunar abrió ensenadas de los sueños. Los recuerdos se tiznaban de plata.
Eramos como quince o veinte
personas. Gente de la fundación. Carlos me recordaba a alguien que es parte de
mi vida por su bondad, por su inteligencia. Un arcángel pasó por lo alto. Era
el ángel de Brunete, el de las grandes cosas inexactas, y Carlinos, con su
fuero, con su modo de hablar y su bondad de carbayón le preguntó al arcángel de
las alturas:
-Que dices, oh!
Y las estrellas quedaron en silencio y se prosternaron ante nosotros.
Mabel, la dulce esposa de Carlinos, pidió a la concurrencia qué es lo que se
ofrecía.
Y yo dije
- Cova, somos el pueblo, oyenos.
Entonces vi como en un fulgor como las angeles descendían a la panera
y estaban satisfecho y besaron a Carlinos en la frente y él dijo qué es lo que
hacéis oh. Ellos respondieron, te bendecimos, gran ovetense, hijo de Gabriel y
de Elena porque siempre fuiste un hombre justo.
-¿Cómo decís que soy un hombre justo?
-Pues, si porque estaba encarcelado y me vinisteis a visitar. Dolorido
y en el hospital y me vinisteis a ver.
-Cuida de mis enfermitos.
Se encandeció la cima del monte Pascual y allí estaban nuestros
anfitriones sirviendoles y agasanjandonos. Sobre todo Carlos Tuya y su mujer. Y
yo le pregunté Carlinos por qué haces esto por nosotros y él dijo que se debía
a sus amigos.
Era una tarde inmensa. Resonaban a lo lejos los cantos de ronda.
Habían venido del colegio Angelines y toda la gente buena. Unos ofrendando
presentes y otros llevando a los niños del colegio. Recuerdo a un asturiano de
pro. Podía ser un personaje de los del Cid, un acompañante de dona Jimena. Y a
la buena gente de León.
Cantamos a pie de monte. Las
xanas se peinaban en el ribete y yo le dije a mi cuñado:
-Qué grandes eres, todo te lo mereces. Dios te ayude por lo que haces
por lo demás.
Venían las sombras de la noche de san Juan a tomar la flor del agua.
Estaba aquel paisano que cantaba tan bien y Angelines la madre de una
de nuestras internas batía palmas. Cuando le dije “probes”, ella me corrigió.
- No es verdad. Ellos son felices.
Las xanas no visitaron aquella tarde noche de San Juan. Carlos y Mabel
velaban cerca y el Rellayo se había convertido en un rinconcito del cielo
gracias a sus desvelos y a su hospitalidad.
6 de junio de 2002
Recibió el aviso en el bar
Hay una cosa imposible para usted, señor Madariaga, el ser idiota.
Cunerismo, gente servida que no se sabía de donde había llegado.
Dosshouse a very cheap lodging.
As i knew nothing, i wrote abad everything.
Backchat retort, recrimination.
Fleece and trotters. Trotters, the foot of a cheep. El mundo
difícil de los revolucionarios de la marcha de Yarrow en 1926. Conocí a todos
aquellos yorkshiremen gente de bradford.
The rump, the rump, el cabo de un hueso. Victor se casó con Alicia,
hacía cincuenta millas en bicicletas salvando los peninos para ir a ver a su
novia. They were married on Boxing Day.
La victoria conservadora de 1970 y yo empecé a estar fuera de todo
aquello
21 de mayo de 2002 Pedro Jota tiene todas las jotas y las jetas del
quiliasmos, impulsor de bastardas monarquías y de democracias que nacieron a
los pechos de don Emilio y del cuñadisimo, el que decía rusia es culpable,
amigo de Hitler, la faz impresentable del franquismo, de aquellos polvos todos
estos lodos, su bastarda murió de cáncer y entregó las llaves a la gran cava
que ahora defiende el maraña marañoso y desalmado que se ha enriquecido a
nuestra costa, mira por donde andas y que te trabajas walambroso el tramposo
que tanto engañas. Cuantos manceres le saldrán al rubio y al príncipe cuantos
para cobreos furibundos del don sabino y su Marisa cuadra, que no me sale
Medina del campo sino al gran jefe de este sistema arbitrario, hechas trizas
las Españas, y umbral con su vista de miope y su cuello duro de jirafa
avisando. El Jáuregui era el que le tiraba de levita a Madariaga, fraile
domingo rebotado que descolgó la sotana con tantas ganas que cada vez que
miraba a su Dominga esta quedaba embarazada y le salia o una antropóloga o un
periodista por menos de nada, tal era su ímpetu mirabile dictu, tontos en siete
idiomas como el padre y el mentor, sponsor irresponsable, cuyos rebuznos se
escuchaban en Oxford, Madariaga es mala baba de nuestros rostros furibundos y
nuestros fantasmas familiares. El día que los historiadores cuenten la segunda
restauración borbónica van a tener que relatar muchos lances de maridos
burlados. Ah que nuestros Borbones son una maquina de follar con los
cuñadísimos con los romeros sin romería y sin estatua que en Arévalo se la han
derribado. Ojala te mueras maldito Pedro jota y contigo ese libelo plagado de
soflamas y amenazas, no eres ético, sino un sopazas. Habéis hundido a la
patria, hicisteis un agujero en el circulo y entre bobos anda el juego. Yo te
maldigo, pero el más cabrón de todos es ese maraña malicioso, un leonés zocato.
Algún día cuando se esclarezca la historia contaremos quien es este prójimo
meritorio del Hermida. Asclepios o esculapio el dios bueno y sanador. Templo
situado ladera sur del Partenón. La historia del pez de san Atilano es una
leyenda antigua que esta en Polícrates el hombre perseguido por la felicidad
que echa un pez al gua y se lo va a encontrar en el vientre de un pez, pero
Polícrates murió después crucificado por un sátrapa, lo que quiere decir que
hay una teoría compensatorio y que la némesis y la hibris se combinan en la
naturaleza. Polícrates. San Atilano, Jonás.
Tenía una inscripción en el Partenón con relieves votivos. Epidauros
le dedico un THOLOS que era la construcción circular que da la idea de lo
sagrado como puede apreciarse en muchas de nuestras ermitas.
Esculapio era muy querido por sus misericordias. Los santos cristianos
tomaron el relevo.
Panagia evangelistria de Tenos. Las gentes sencillas preferían acudir
a los dioses menores. Los grandes estaban demasiado encumbrados. Anaxagoras el primer
científico y la retórica proviene de los sofistas.
Ninfolepteros apresado por las ninfas o loco tenía una casa dedicada a
este dios.
Sofista es todo aquel que sabe y se siente transmisor de
conocimientos.
Protágoras: el hombre es la medida de todas las cosas en cuanto son y
de las cosas en cuanto no son. Todo es
relativo. Zeus es una invención de los hombres, señala Aristófanes en las
“nubes”.
NOMOS la ley frente a
Jaharrar o cubrir de blanco.
Raza jafética la aria.
Jaras, madroñeras, riscos pelados desprovistas de tierra del Adelantamiento
de Cazorla.
El cielo en el que habitan los dioses a veces se transforma en una
carneros. Se refiere a los doce signos del zodiaco. La tierra es redonda como
un huevo y está en el centro.
En la tierra reina el cambio mas en el cielo todo permanece inmutable.
Aristóteles divide el mundo en sublunar y supralunar.
Trae a colación los dioses celestes o de arriba y los dioses ctónicos
(tectónicos) o de abajo y todo esto conduce a la construcción del caos.
El alma es una chispa de fuego desgajada del cielo al que retorna
después de la muerte. el alma sube al cielo y se convierte en una estrella. Y
de ahí pega el salto a la octava esfera después del salto a través de los siete
radios. El alma sube a la luna y pega el salto a los siete radios.
Energía y Dinamia. La una es virtual y la otra es real.
Simpatía el efecto butterfly. Tocas una hoja y las demás se mueven.
Todo está en eslabón.
Demócrito es el fundador de la alquimia al definir las antipatías y
simpatías de los seres.
El devenir del mundo es la gran fuerza de dios.
Los que alcanzan la octava esfera a través del conocimiento llegan a
la gnosis y ahí está el poder de las imágenes que hacen milagros, teoría
dinamista. Los buenos oficios de los santos según Nilsson se truecan en fuerzas
curativas y quirománticas. Entimemas o proposiciones predicables.
Caris gracia frente a Emunáa.
Yo soy un perro que aguanta bien la carlanca. Desgalgaderos, relejes y
trochas. La oveja se entrega y el hombre se ceba y se alaba. El lobo le mete el
resuello en el cuerpo. Vacas y yeguas pintan el ruedo ante el lobo. Lobo viejo
a la tarde aúlla. Sabe bien el tabaco en el monte cuando las carnes están
descansadas, tranquilo el ánimo. La color tomada y lo haliéutico perteneciente
a la pesca. Haliéutico y cinegético. La gaviota es haliéutica .Hioides hueso
encima de la laringe. Trasanteayer. Paroxítonos. Oxítonos agudos. Azeuxis
hiato. Ni calabaza sin tapón. Ni mujer sin alimón. Catacaldos. Oíslo. Condómino
y condóminos. Se piensa más difícil que se escribe. Escribir vaciedades con las
que os engañáis a vosotros mismos. Dulce como la montesina o cruel como el
jazmín. Doctas corporaciones. Saltaba palomariega por la salita. Insobornable
Ganivet se hunde. Meterle el diente al solomillo de la cultura. El Via menos
pensado la técnica acaba con los climas.
Liquidación de los monasterios por Crammer
Rodas donde tomaban el hábito de san juan de Jerusalén. Una túnica
rutilante como el manto del temple y un diluvio de lágrimas corre por sus
mejillas. Conociendo su carácter impetuoso y violento, el de Saldaña. Sombrías
cavilaciones. Comendador. Dar vado al intenso dolor. No damos vado a nuestro
dolor. La codicia. La columna. La superstición. Embestida. Limpios de toda
prevención y ojeriza. Desafiar al viento.
Bailía. Corullón. Valcárcel. bembibre. Del diestro. Esclavos africanos.
Se rindieron los templarios sin pelea. Cualidad de almas bien nacidas es trocar
el odio en afición y respeto cuando llega hora de desgracia a los enemigos
Reino de los mil años futuristas y pretéritas magnifico escritor
terrorismo y terror del año mil. Contra la herejía adopcionista de Elipando.
Ocurre el primer milenario bajo el reinado de Alfonso v de león que subió al
trono en ese año clave, serpiente antigua en el abismo. Año alfa el de las
cosas culminantes. Echarle al abismo el correaje de la cruz. Cyrinto: habrá mil
años entre la primera y segunda venida de cristo. Doce horas, doce puertas,
doce tronos para juzgar a las doce tribus.
Los mozárabes eran adopciostas y Elipando obispo de Toledo. Transmontana
Oviedo. Fruela se retira como monje al monasterio de Sahagún dejando el trono a
ramiro II su hermano. Aparición de Almanzor. El mansur, el héroe. Almanzor, el
héroe. Vino a perturbar la tolerancia religiosa que en andalucía mal que existía,
lucho contra sancho garcía de navarra y Alfonso quinto el noble de león y
Bermudo II de Galicia. Quemó los libros y copió el coran de su puño y letra. En
Germania Otón el grande y en roma silvestre II. Neófitos.. En nada desdicen.
Muy doctrinario, muy poco doctrinario. S. Norberto. S. Gregorio magno el tiempo
del dies irae. Malaquías O´Momgoir o maguara. Comunidad premonstratense de
ISMAR, luego Bangor y obispalía de Connor, amigo de Claraval y de Inocencio II
en 1139 es cuando va a roma
El horcón y las trentes . El trente es el gario, el instrumento
rústico de tres dientes en Sant.
Chafeta es un brasero. Por vida del zápiro o chápiro verde, expresión
de enojo, voto al chápiro verde. Enguirlar. Enguirle el que tuerce los ojos.
Enguatar o entretejer con capas de algodón en rama, la literatura es mi chat.
Sarzuela y los adrales, los brancales. El boquerón del pajar. Ajogar.
Abichornar. Santander es la j fuerte. moraban en una casa en el mejor de los
barrios, la casa arrimada como una misericordia a un paredón. Ganaba la borona
que comía. Ir para la villa. Encambar carros. En todos los pueblos hay un
tonto, un borracho y una bruja.
En la taberna siempre hace un desdichado papel la levita.
Como si le hubiera picado un tábano salió corralada afuera don
Valentín al encuentro de juan guirle. El puntillo. Codeso, planta de flores
amarillas y frutos arriñonados, cítiso, del griego κυτισoς. Creo que
es lo que hay por ahí.
Encriptación. La sombra de David es alargada y como acabó perote. las
fotos de don juan y los teléfonos pinchados. Sacrófono. SACRÓFONO para
distorsionar la voz. No hay que fiarse de nadie, el lema de la guardia civil.
Convertisti planctum meum in gaudium mihi. Exuvium
predatorio eran los exvotos que llevaban los soldados después de la conquista.
Exuviae, piel de animales con cuernos. In hoc sacro tegmine te discerno, la
flor de su rostro. Todo ese gozo de belleza que tiene el cristianismo y del
cual están despojadas otras religiones. Vere languores nostros ipse tulit et
dolores nostros ipse portavit.
Ab inmanibus judeis. La crueldad de los judíos. Quinqué vulnera.
QUINQUEVULNERA. Lateas flammigeras,
prevaricantes. Poculum vaso de veneno bebida supersticiosa. Brios.
Pleitos son los que conviene averiguar. En Ramala está la cabeza de
san jorge. La verdad está en su lugar. Y la cabeza del santo la ostentan los
caballeros de montesa. El castillo de san dimas el buen ladrón. Yendo para Egipto unos ladrones la sagrada
familia y el jefe era san dimas que no permitió a sus colegas que hiciera mal
alguno quedando prendado de la hermosura de la virgen y no le hicieron daño
alguno, antes ben hubieron buen pasaje y estando en la cruz lo conoció la
virgen e hizo oración por él y se convirtió. Esto dicen al menos los autores. Y
cuando iba hacia Egipto salían todas las fieras a su paso haciendo suavísima
música y reverencia.
Una milla más adelante está un profundísimo pozo, el de Jacob que
labró el santo. Me hicieron los turcos pagar naidines. Son hombres tiranos y
crueles y siempre maltratan a los peregrinos para que les den lo que les tocan
y no conviene darlo por no hacer usanza.
La iglesia de san jeremías está descubierta y profanando. Estaba
custodiada por los franciscanos pero una noche llegaron los árabes y mataron
todos los frailes. Está muy maltratada y peregrina. Hay una fuente donde bebían
los peregrinos pero está muy maltratada y perdida. Las límpidas piedras del
Torrente de terebinto donde David mató a Goliat. De Zion exivit lex, verbum domini
Jerusalem.
Donde todas las moscas del verano habían venido a morir.
Una palma levantada entre matorrillos. Un licor de santidad exprimido
en el madero que destila vírgenes. Espiga divina que quiso ser pan inefable. No
hay cosa que no esté publicando prodigios ni aclamando misericordias.
En Jerusalén subió al cielo el profeta Mahoma que significa el Manuel.
angeles con muchas bocas y setenta mil lenguas en cada una con las que alaban a
dios. Hay un serafín de tanta grandeza que para recorrerle de la cabeza a los
pies harían falta nueve meses.
Doce puertas tiene la ciudad santa: gressis, `piscium, vetus, vallis,
sterquilina o el estercolero, fontis eliasib, ELIASIB, judicialis, Efraín,
anguli, aquarum, equorum, enegmaion, de los enigmas.
ENERNOI , los muertos los que están bajo tierra.
Eres tonto, los tontos son los amigos de dios, los que no han pecado,
se me acercó un turco y me apretó las narices. Si a un hombre haciendole daño
no se aíra es síntoma de ser santo o de ser tonto. Es señal manifiesta.
Vino el hebdomadario, cantores, incensarios, ceroferarios,
turiferarios, acólitos, y todos los religiosos con velas encendidas.
La virgen sobrevivió a Jesus 22 años.
Esteban, Nicodemus, Gamaliel, Avivon.
Zalameros de zalama y zaleos de hacer la azalá. Que se llevaba a cabo
los viernes ante el templo de Salomón.
La fe de los mahometanos no ha de ser puesta en disputa sino defendida
con la espada.
El cenáculo estaba en el monte Zion pero lo perdimos en 1570. Allí
estuvieron los franciscanos hasta 1375.
Santa Elena labró más de quinientas iglesias en tierra santa pero las
más de ellas están deshechas o arruinadas. Pecados de los cristianos son que no
pueden ser otra cosa. Medallas milagrosas que se encuentran entre las ruinas.
A cristo lo sacaron camino del Gólgota por la puerta starquina o
tarquina. Tarja el escudo de los soldados romanos
quercus roguel donde aserraron a Isaías. Gabriel soplando en el
vientre de la virgen, algo que en su secta no se puede disputar. Donde el señor
cosido a la tierra oraba al padre. Pecados nuestros son y no excuso la incuria.
Iba a la cueva donde cristo rezaba convertida en muladar, la pulía y aderezaba
y con lágrimas en los ojos la regaba. Todo el techo de esta cueva está
blanqueado y pulido de estrellas siendo esta obra de santa helena. Allí donde
sudó sangre el redentor. Beda dijo que al levantarse y sudar sangre sus
vestigios quedaron allá. Es esto por lo que se aprecian las huellas. En muchos
lugares habían dejado el señor estampados sus pies y sus manos. Jesus
transiebat per médium eorum dijeron en Nazaret cuando quisieron despeñarlo.
Bocardo y Adricomio narran el lugar donde echó demonios y fueron a
parar a los cerdos y por eso los judíos no comen cerdo y dicen que en nombre de
Belcebú echaba diablos. Y la piedra desde donde gritó la mujer Beatus venter
jamás se ha cubierto de arena aun habiendo allá muchos vientos.
PULMENTUM alimento, pueri numquid pulmentum habetis?. Pulmanearius
comida de las aves. Muéstrense los sudarios de verónica, la sabana santa y el
rostro de algarabo rostro de musgo. Las
señales de los pies de Xto se muestran en roma también. Yo en esta cueva canté
la pasión un miércoles santo y tam bien los sacerdotes entre año. En el huerto
de Getsemaní donde durmieron los apóstoles también quedaron huellas. Por
cuantas diligencias hicieron los judíos y los dinero para que se quite esa
memoria.
Los judíos se entierran en el torrente cedrón donde se ahorcó judas
por el amor que le tienen. Jodio viene de judas el traidor. Este sepulcro es de
maravillosa hechura.
En la puerta aurea habrá de sentarse Cristo y Mahoma en el día del
juicio.
La fuente de Siloé donde la virgen lavaba sus paños. Es decir que fue
una mujer como otra cualquiera. Meaba y cagaba como los demás.
El día de su tránsito la virgen entregó una cinta para que el apóstol
incrédulo lo guardase.
Santa Pelagia habiendo sido ramera vino e hizo penitencia tres años y
su alma fue llevada al cielo. La montaña, el cedro y la iglesia ochavada en el
misterio de la ascensión. Los moros dicen que cristo y Mahoma subieron juntos
al cielo dejando impregnadas sus huellas cada uno en una roca. El rostro de
cristo miraba a occidente las espaldas vueltas a Jerusalén.
Templo fue destruido por tito. Adriano lo sembró de sal y quiso
reconstruirlo juliano el apostata pero Jerusalem cayó en manos sarracenas el
463 hasta 1090 en que es reconquistada por Godofredo de Guillon pero por los
pecados de los cristianos al cabo de noventa años permitió que la ganasen los
moros otra vez. Junto a la casa de Pilatos está el portal del Ecce homo. La
iglesia del pasmo de la virgen, el bajá que se quebró una pierna y fue por castigo
de dios. SICOMOROS gran unos higos colorados asidos al tronco. Las montañas
parecían soñar con seres sublimes, fantasmas de monjes que celebraban sus ritos
entre las ruinas dilapidadas de conventos en abandono.
Polvoroso haz de sol penetrando por las junturas.
ORIEL mirador. Un cuartel y asilos para lunáticos. Longinos era tuerto
y era el centurión.
Al pie de la cuesta hay una fuente de aguas santas y saludables que
llaman de los apóstoles. Los peregrinos beben. La llaman del samaritano y es
lugar peligroso de ladrones. Desde aquí se ve el monte Nebó donde murió moisés.
Raab meretriz que salvó a los soldados de Josué escoltandoles por el muro. El
autor fray antonio del castillo hubo de disfrazarse de mujer para rescatar a
unos frailes prisioneros en Nazaret del rajá, y de ahí viene rais. Los montes
se miran unos a otros por donde David venció a sal.
Veintitrés vivió en Nazaret y les estuvo sujeto menos los siete que
anduvo por Egipto. San buenaventura refiere unas revelaciones de santa Isabel
de Hungría de que la casa de Nazaret fue morada de Jesus durante siete años. Es
la santa casa de Loreto y sus estrafalarios transportes celestiales y cambios
de sitio de una vivienda con muro, puertas, tejado y todo, todo el menaje del
hogar dentro con platos y escudillas que tenía la sagrada familia para
consolación mía. Esta santa casa la mudaron los angeles tres veces que de esto
mucho se ha escrito. Con ningún objeto del mundo tuvo dios tanta providencia
como con esta santa casa, año 1201 pontificando Nicolás IV a diez de mayo a la
hora de romper el alba apareció en dalmacia superior, vulgarmente llamada
Esclavonia o Eslovenia en la diócesis de Modurria, tres leguas de Istría en la
ciudad de Trestato que los paisanos llaman Raunicia distante del mar adriático
mil paso geométricos. Los naturales vieron la casa en forma de iglesia. Eran de
antiguas pizarras de olivastro sin pulimento. Olivastro de Rodas aloe. Pero lo
confunde con alabastro. Que tenía una ventana y una puerta que tenía el techado
con iluminación de estrellas y careciendo de pavimento. No había suelo. La casa
se sujetaba en el aire. Un canónigo en su agonía vio el traslado del edificio
por la guerra de había en palestina. Lo llevaron al aposento y curó de su
enfermedad incurable siendo muy devoto
de la virgen.
los condes de Trestato TERSTATO hicieron averiguaciones y hallaron que
faltaba la casa con las escudillas y no quedó en aquel lugar sino una cueva,
pero la providencia sabía que la providencia habían de apoderarse de bosnia
Herzegovina o bosnia argentina - aterrizó pues la casa en lo que es hoy
Sarajevo- y de Croacia y en bosnia argentina está TERSTATO. Un sábado de 1294
desapareció de allí la casa y apareció en la marca de Ancona. Hoy TRESTATO se
encuentra en poder del turco.
Desaceleración del espíritu, liberación del cuerpo y de la materia.
Quedó el guardián hombre abstinente y contemplativo. Vinieron los turcos y
dijeron que aquel papaz era hombre de dios. Pápaz es presbítero nombre que dan
los moros a los sacerdotes cristianos. Papaz. PÁPAZ.
Columna que destila agua milagrosa para que las mujeres no malparan.
Con este agua el autor, fray Antonio del Castillo curó a la princesa de Rosano
casada con Camilo Pánfilo y a una sobrina de Inocencio x.
Camilo pánfilo.
Fue alfaqueque y el convento de Nazaret fue saqueado en 1655 por los
turcos. Nazaret es una pequeña villa y no hay defensa ninguna ni quien ampare a
estos religiosos. Ejecutaron en ellos el odio que nos tienen y el afán de
codicia y el deseo de sacar dinero. La iglesia de los cuarenta mártires que así
se llamaban los frailes menores se convertiría en sinagoga.
Cuando la virgen iba a por agua los angeles del cielo bajaban a su
encuentro y le saludaban. Dios te salve Mariam. Si el niño iba a por agua y se
le rompía el vaso o el botijo lo traía en el enfaldo. Esa creencia es muy
conforme a la tradición cristiana aunque no lo diga la escritura. La glosa de
san Lucas dice simplemente que les estaba sometido. A san josé le temblaba la
mano y la barba cuando se la daba a besar. Harta doctrina es ésta que se ofrece
a consideraciones múltiples mas aquí no deseo predicar. En Nazaret la casa de
la anunciación está justo delante del precipicio donde quisieron precipitar a
cristo pero aquí no quiero predicar. Jesus transigen in medio eorum ib at. El
señor se les iba de entre las manos a sus captores. Y en Nazaret está también
la iglesia del pasmo que rememora el pasmo de nuestra señora.
CEFORA ciudad donde nacieron joaquín y ana y luego está Caná de
galilea donde hizo el milagro de las bodas y el vino. Bethsaida la patria de
los tres grandes apóstoles, Pedro, Felipe y Andrés. Faltan las páginas 45-46
dedicadas al monte tabor. San Juan de Acre ciudad de los Ptolomeos se halla a
diez millas de Jerusalem pero está hoy toda derruida y acabada. Antioquía la
ciudad de las predicaciones de Pedro y donde se dio por primera vez a los
cristianos su nombre. En Antioquía de siria cuna del antiguo rito. Zancarrón de
Mahoma. El profeta subió al cielo en Jerusalén pero un discípulo le tiró de los
pies quedando colgado.
Alaba fray antonio a Carlos II que daba bastantes limosnas. Tenemos
que tener cuidado con el verde que es el color del profeta no nos vean los
turcos y nos den de palos. Para ellos el verde es color santo. EXORBITANCIAS
turcas.
Juan de Buenaventura de
Menos ensucia el estiércol que el pecado. Una cruz pelea contra otra
cruz. Santiago contra san Dionisio. Los behaitas. El Carmelo donde Elías
desafió a los sacerdotes de Baal. Llevo a mi patria en la suela de los zapatos.
Hay repeticiones y confusiones en la biblia. En el noveno Via del mes de ab fue
destruido el templo y el mesías ha de nacer allí. Halaga, biblia. Cabala
interpretación mística de la biblia. Masora puntos y rayas que sustituyen las
vocales. Alazor ben Yehuda es el que convierte en leguaje de la era atómica.
Había sido menester hacer la síntesis de todos eso sueños y voluntades. Es un
pais Israel creado por periodistas, Hertzl y ben Yehuda eran periodistas. El
trabajo es una religión y una salvación. Hativka esperanza. Irgun. Hagana.
Stern. En economía ni en política los milagros no existen,
Godofredo de Bouillon entró en Jerusalem a la hora de tercia el 15 de
julio de 1099 en la misma hora que expiró Xto.
CAEN LAS
TORRES GEMELAS.
Todos recordamos qué hacíamos dónde estábamos cuándo el primer
terrícola alunizó, o la fecha en que le pegaron el tiro a Kennedy. O cuando el
cabezazo de Marcelino a Rusia. A efemérides impostergables tal vez quepa añadir
para los elencos de la modernidad que padecimos y protagonizamos otros hechos
como la primera canción de los Beatles. La jura de bandera y los más
nostálgicos recordarán seguramente lo que les pasó el día que se suicidó
Murallón Monroe. Nos han hecho albergar una memoria de elefante. lo que más
vende es la revivificación memorial. Y por los indicios parecemos haber sido
moldeados en la cera de la nostalgia. Se vive para recordar los efímeros y
felices momentos que no volverán. Están sustituyendo las fiestas de los
mártires y de los santos por onomásticas que se inscriben con más o menos
acierto en los calendarios del quehacer civil como corresponde a estos tiempos
laicos. El Día de
Las fechas citadas pertenecen a la actitud ingénita común de una
generación tan complicada como la mía. Nací en 1944 el año del Botalón.
Crecieron los negocios. Los bombardeos aliados sembraron Dresde de fósforos.
Toda una noche se escucharon llegar pájaros. Pájaros de fuego de perfil
siniestro las alas desplegadas sobre las espiras de las catedrales arrasando
objetivos desde sus panzas cargadas de ojivas deletéreas, un preludio de
Hiroshima que sería aun peor. Pero las hecatombes son a su vez fecundas. La
vida se renueva. Jupiter y Bellona en cualquier apeadero de la estación camino
del frente o la vista de las tapias del cuartel se embragaban expansiones
cariñosas para las que suele ser el tiempo de paz mucho más pacato y pudoroso.
¡A ver qué vida! Eros y Tanatos de siempre se llevaron bien. Al compás de
Todas las europeas se pusieron
de acuerdo para empezar a parir y vinimos muchos niños al mundo por aquello de
la ley de las compensaciones. Había que llenar los huecos que había dejado la
guerra. Muchos muertos en el campo de batalla. Por hambre. Fusilados detrás de
cualquier colina o a causa de las penalidades de un centro de exterminio. Sobre
nuestra generación se eleva siniestro el humo de las incineradoras de
Auschwitz. De ahí la inconsciencia y el frenesí de aquella pollada de la
postguerra. El baby boom. Oh Señor que nos perdonas y nos alientas, sólo Vos,
únicamente Vos, sabéis por qué estamos aquí. Cuál es el objetivo y la razón de
nuestra existencia.
Seguramente sería obsceno revelarlas puesto que pertenecen al código
intimo. La verdad es que fuimos unos niños harto precoces y empezamos a vueltas
con esto del sexo antes de tiempo. Sin embargo, el subconsciente nos
traiciona. El doctor Freud reduce a una
exclusiva categoría la existencia y nosotros siempre pensando en lo mismo. Da
asco y uno termina por aburrirse. No quiero entrar en detalles de cómo se
produzco mi primera experiencia siendo casi un bebé con mi nodriza pero
recuerdo la cama con jergón que crujía un cromo de san Antonio con el Niño
Jesús en brazos con cara de lirio y el acto que no pudo ser consumado por mi
minoría de edad, estaba jugando a los médicos con la sirvienta haciendo lo que
hacían papa y mamá, recuerdo el olor a pescado y la mirada de Valentina entre
excitada y decepcionada. La culpa fue suya por haberme seducido porque trató de
hacerlo con una menor. Luego lo pagaba el novio que era militar.
Eso está archivado. El pensamiento me viene al recuerdo con un punzón
enervante y doloroso. El sexo me atraería como consecuencia de aquel jugueteo y
me repugnaría al tiempo. ¡Aquel olor a escabeche!
A nuestro ego individual y ahogante le gusta torturarse. Somos
masoquistas y un poco masturbatorios en parte.
El tiempo la oportunidad nos hizo llorones, algo quejumbres como buenos
españoles pero nos hicieron así. Hay que estarse siempre lamentando de que
cualquier tiempo pasado fue mejor. Hay que estar siempre escribiendo contra
esto y aquello. La infancia y la juventud constituyen la alacena donde guarda
longanizas y jamones, acaso las telarañas, el escritor y este sibil[1]
de las experiencias es fuente inagotable de renglones. Habrá quien escriba
desde la memoria. Otro desde la inteligencia y otras desde el corazón. (Algunos
se instalan en la ira y el deseo de vindicta para sacar tajada y otras en vez
de utilizar la cabeza ponen a trabajar el clítoris porque el sexo vende bien y
es buena paga). Yo no me considero un sicalíptico. Me aburrieron siempre las
novelas de Pedro Mata.
La pérdida de la inocencia fue aldabonazo de la presencia de la
muerte. Eros conducía a Tanatos. Lo supe desde el principio. El cuarto oscuro
de Valentina la criada olía a morgue. ¿Quitate las bragas? Vamos pero ¿es eso
todo lo que tienes? Oh God, no shit. Bueno no te preocupes. Echate encima de mí
y aprietame fuerte. Así. Así. Luego vinieron los espasmos. Valentina me daba
miedo. Gañía como fiera salvaje. Casi me horrorizaba. Entonces no pude
comprender que se lo estaba pasando bien y que me había elegido a proposito
como un Romeo de confianza. A mis cinco años recién cumplidos no podría
preñarla y era el apetito lubrico el que veía en los ojos de la criada con
todas las faldas levantadas esparrancadas aquel punto negro entre las ingles
oliendo tan fuerte y las nalgas que se agitaban. La curiosidad de aquel
encuentro me indujo a convertirme por primera vez en hombre objeto.
Pero me estoy yendo por las ramas. No torzamos rumbo. No hay por qué
meter la zarpa en los tremedales y bajezas de la vida vulgar. Para contar ese
lado oscuro ya tenemos a la telebasura y las desangeladas películas de
Almodóvar. Hay una fecha que ha entrado en los anaqueles de la memoria con
brío: 11 de septiembre 2001. Esa mañana se derrumbaron las Mellizas de Nueva
York. Una pedrada en la frente de gigante y ahora resulta que Olofernes tenía
el ojo de cristal. Ojo al dato: se derrumbaron las murallas de Jericó y ahora
Marilyn, la sinuosa, deja de cantar el happy birth day. Dos aviones kamikazes
se despanzurraron con más de doscientos pasajeros a bordo contra el hastial
impresionante que se alza como un símbolo fálico en la bocana del puerto de
Nueva York. Su visión durante los tres años que viví en Manhattan resultaba una
verdadera pesadilla desde una altura que hacía pensar en las corazonadas de
Nostradamus. Los aparatos guiados por
mano experta y contundente aterrizaron en las cavidades superiores de ambos
rascacielos sembrando el terror entre los pisos ochenta y ciento cuatro. Los
jinetes del aire se hicieron lanza ellos mismos al estrellarse con sus bólidos
contra los dos tolmos que corona el altar del dinero. Se inmolaron contra Wall
Street. Mirábamos y no queríamos dar crédito a lo que vieran nuestros ojos: la
puesta en escena de un pasaje apocalíptico. Entonces los que padecían bajo el
yugo imperial de la serpiente que repta- allí estaba
He aquí que en un santiamén o mejor dicho en menos de veinte minutos
se derrumbaron las atalayas del Gran Hermano en medio de una inmensa humarada
negra igual que la pez ( el rojo y el negro fueron los colores que esmaltaron
aquella amanecida sobrecargada de presagios) se desplomó la antena y el símbolo
del imperio. En cierta forma aquel que venga las ofensas del humilde emasculó a
América de los dos gigantescos palos. Estalló un torpedo a la línea de
flotación. El pentágono también fue alcanzado por otro avión suicida y estuvo
ardiendo días enteros. A los rusos, por ejemplo, les hundieron un submarino y
se quedaron todos quietos. No eran enemigo.
It serves them right, pensó Cneo en su inglés impecable. Dios está con
el pobre. Es misericordioso. Mira aqueste orgullo derribado. El efecto fue el
de dos avispas enormes inyectadas de furor que dieron en el blanco. El que hace
la paga. Los impíos empiezan a saborear de la triaca que administraron en dosis
de dolor al resto de los pueblos. Cneo en aquel instante murmuró interiormente
los versículos del canto común del judaísmo y cristianismo. Magníficat anima
mea Dominum. Et exaltavit cor meuam in
Deo salutare meo. Quia fecit mihi magna qui potens est et sanctum nomen
ejus. Misericordia ejus a progenie in
progeniem timentibus eum. Fecit
potentia, ex brtachio et dispersit superbops ex ore suo. Deposuit potentes de
sedes et exltabit humiles. Esurientes implebit bonis et divites dismissit
inanes. Recordatus Israel puerum suum. sicut locutus est ad patres nostres et
omnem seminem ejus in saecula.
Y Cneo quedó más reconfortado. En aquel momento, todos recordaremos lo
que hacíamos en tal instante, velaba en su garita ante la pantalla del ojo
mágico y subió al velódromo de las imágenes apercibido por su hijo mayor
Gabriel. Mira papa lo que está pasando
en
Era la efervescencia de septiembre negro tundiendo las miradas y Cneo
escuchó una voz que promulgaba las advertencias de su soledad manifiesta en
aquellos instantes.
-Al refugio, al refugio. Estas solo pero bajo mi baluarte nada te
sucederá.
El presidente Bojo se escondió en un refugio nuclear. Lo que en el
oeste a muchos nos hizo dudar de su valentía. He is a chicken.
Pasó un ángel negro y vertió su copa repleta de sangre hasta los topes
en
Mientras,
Estaban levantando la calle para meter las cañerías y hacía sol. Hubo una riada en el verano y los bajos y
garajes se nos inundaron. El vecindario
le echaba la culpa a los árboles de ribera que habían estrangulado las cañerías
ocluyendo las cloacas. Es posible que los chopos tengan algo de culpa. No
toda. Pues hay que ver lo guarra que es
la gente y lo que arroja por la taza del inodoro. Compresas, condones, peines,
bragas pilas alcalinas y hasta una caja de zapatos apareció. Luego este es el
reino de la chapuza del dinero fácil. Un almirante retirado que vivía en los
bajos en el chalecito de su hija se hizo abajo una casa estable y el piso se le
inundó. Culparon a Cneo del desaguisado pero este se defendió colocando un
camafeo de la virgen de Covadonga sobre uno de los chopos supuestos culpables
de que los garajes se les llenasen de aguas fecales a los vecinos. Es que
estamos instalados en el supuesto de la chapuza. Son muchos los que quieren
vivir por encima de sus posibilidades.
Fue un revés a la puerta trasera del paraíso. La palabra terrorismo se
escribía en grandes caracteres de tinta negra. Por eso los sentían y unos
alaridos de jabalí herido llenaban la tierra.
-Es que vamos. No se puede ser tan guarro. Y la gente es muy cochina.
Una cosa buena tuvieron aquellas fechas de lullabay en el aftermath
del ataque que la eta cerró sus bocas de fuegos y los telebustos parlantes se
referían a estas muertes perpetradas por los asesinos del norte sin tanta
acritud como cuando estalló el golpe de los boeing entrando sin llamar a las
oficinas de las Torres Mellizas. Toc toc. La hora ya está cumplida. Todos los
oficinistas y funcionarios he aquí que corrían despavoridos. Los ultrajes de
eta sobre los españoles no los contaban con tanta compunción ni dolor de
corazón, no se les notaba en los rasgos del rostro tanta atrición ni esa cara
de rabia y de pasmo que ponían las locutoras con boquita de piñón y labios siliconados. Murió la hija de
Es que el imperio ha sido golpeado. Remember the Main y ellos y ellas
a pesar de hablar el español correcto se sienten identificados con un proyecto
global. En América está su corazón, pertenecen al cupo de WARP de las super
cadenas, educación en los usa, gente blanca el pelo rubio hablando inglés. En
América está su corazón. Algunos hasta consiguieron una beca en Columbia y en
Berkeley. España de repente se nos ha llegado de wasps ración doblada de cursis
y un si no es pijoteros, el dinero fácil, la boda por todo lo alto, aprendizaje
del inglés oído al parche en régimen intensivo. Del día de las alabanzas nos
libre Dios y bodas en el Escorial y todo eso en el que todos los tiburones del
reino y parte del extranjero se vistieron de frac. La vesania no tardará en
hacerse presente. Remember the Main y
aquellos que hablan español se sienten identificados con ese proyecto global.
Si no les puedes vencer unete a ellos. América en el corazón. Ich bin ein
berliner. Soy un novar. Arroz con gandules. Labios siliconados. Baquetas de
piñón. Que venga el equipo de los Hermidas y los marañas y que el gran Jou nos
haga un calvo. Dos aeronaves haciendo impacto contra las paredes verticales
castillos de cristal a lo alto. Los oficinistas leían “The Waste Land” y
rememoraban a Eliot y se disponían para una jornada laboral como las otras y
repetirían el viejo salmo de “another day, another dolar”. Para comer una
manzana que estamos a dieta. Hay que ayunar. El imperio pasa factura.
Cneo había visto la escalada que hicieron de aquel Naranco de Bulnes a
lo bestia dos apasionados de la cuerda y el piolet. Hemos conquistado el
Everest. Ya estamos arriba todos. Ha sido un zambombazos contra nuestro sistema
de valores. La aguja del Dow Jones, índice de los peseteros donde los haya, se
puso a gañir de repente. Bufaban guarismos en el panel electrónico mientras los
guardias de seguridad aterriza cuando puedas volvían a entonar el himno de todo
el mundo al suelo. La bolsa se nos desplomó en un pis pas. El tigre puso su
zarpa en nuestro rostro y ahora he aquí que son las entrañas lo que nos duele.
Es que aquí estamos plenamente incardinados en la democracia de corte
occidental. Corría el año 1977 y un catorce de julio ocurrió el gran apagón.
Cneo lo había contado para sus lectores en una serie de crónicas oceánicas. La
cosa no tiene vuelta de hoja. Uno no tendría entrañas si dijese que Cneo se
alegró de aquella bestialidad cometida por los pilotos kamikazes. Ellos vengaron
tantos bombardeos. En su mente estaba el horror de Hiroshima y la noche de
pascua en Belgrado la ciudad blanca en abril del año 1999. Esos animales no
pertenecen a la estirpe humana pero algo habrás hecho pantalón a cuadros
estrellas y barras barba de chivo chistera remendada. Cneo pensaba en las
víctimas pero los verdugos no eran los verdugos sino que sentaban allá lejos en
madrigueras lejanas. Poco les importaba a los capitoste de
ROSARIOS EN SOTO DE LUIÑA
Antonio PARRA
Mayo mes de las flores y octubre que se acerca el del rosario.
Recuerdo aquel invierno cuando estuve tan malo en que bajaba todas las tardes,
navas abajo, a través de unos paisajes de égloga, pedaleando mi burrita
bicletera, cuando sonaba la campana en el valle al toque de vísperas. Octubre
mes también de Lepanto ahora en que nos da a los españoles conmemorar derrotas
como la de Trafalgar que a lo mejor no fueron tanto. Pero aquella la ganamos.
Gracias a San Pío V, a don Juan de Austria que en este país la mejor sangre de
reyes es la de los bastardos, a Cervantes que estaba con tercianas pero subió
el hombre a cubierta a echar una mano a los lombarderos pero sobre todo a
Pues ya digo yo estaba entonces como una moto y bajaba en bicicleta a
echar un tute con mis compis - Pepe el sastrín, que fue alfayate en Avilés lo
menos cuarenta años e hizo la guerra con
Es uno de los pocos sitios el templo de la parroquia de Soto de Luiña,
mil años donde esta costumbre venerable aun se conserva en recuerdo a las
banderas de Lepanto, devoción española nacida en Caleruega creo como su
institutor. Viva María. Viva el rosario y viva santo Domingo que lo ha fundado.
No se puede romper una tradición de seis siglos así como así.
El rosario es el rosa rosae que declinaron siempre los labios de los
hijos de la aflicción desterrados de este valle en el cual por el pecado de la
primera mujer el diablo estableció su dominio que sólo será desbaratado por la
segunda, la que alentó en sus entrañas al hijo de Dios, Jesucristo.
Exuda toda la fragancia del misterio de una religión difícil como es
el cristianismo que debe a su carácter divino ese aspecto incomprensible de
perdonar a los enemigos, sentar dominio sobre las rastreras inclinaciones
poniendo brida a la vesánica cólera, lujuria, egolatría; unas religión que
proclama vencerse a sí mismo. Y es en lo que les saca ventaja a sus otras dos
“hermanas” monoteístas.
Mucho más duro entre los hijos de Abrahán resulta ser cristiano que
moro o judío. A estos se les permite venganza de la ofensa lo que representa
carta blanca para asesinar y tener hasta nueve mujeres o todas las que se
puedan sustentar. Por eso es la verdadera. Porque es la que más cuesta. No es
humana sino divina y necesita los auspicios del ojo de la fe porque con los
ojos de la carne muchas cosas de nuestro credo no se pueden comprender. Y
conviene tenerlo bien en cuenta en estos instantes en que la gran cerastes se
arrastra por el maremágnum de confusión. Sólo en Cristo bendito está la
salvación.
En nadie más. Extra Ecclesiam nulla salus. Pero ¿cómo está
Por la señal... Lo suele pasar
con voz melancólica una buena mujer a la que dicen la “santa” y su locución “by
heart” casi es una queja resonando
familiar bajo la artesa del hermoso templo de arte ramirense. Es casi único en
su género y si no el más antiguo uno de los que tiene una personalidad más
fuerte, como todo lo astur. Cuenta con la concameración típica de las
construcciones del prerrománico que esparce sus aras por toda
Está emplazada equidistante de Oviedo y de Santiago en los comedios
del viejo camino francés. Rebosante de la piedad milenaria jacobea. Uno no
puede por menos de preguntarse cuántos
habrán agachado la cabeza por debajo de ese cancel, cuantos se habrán
prosternado en esas baldosas o habrán hecho invocaciones desde esas gradas.
Parece que de detrás de las arcadas llega el eco de la viejas canciones del
romero a la vista del Monte del Gozo
Herru Santiagu, Gott Santiagu, Aurrera, ultreya, bruder Jack, Campus
Estella, Domine adjuva nos.
Aquí toda la simbología es
mariana. Intercesora por tanto. Y no es que la congregación sea muy nutrida
pero se mantiene el fuego sagrado de la tradición y vamos repitiendo la
salmodia en sarta de dieces que rememoran los pasos más destacados de la vida
del Redentor desde Belén hasta el Gólgota y en todos esos trances se advierte
la presencia callada, tan humana, de su madre María.
Es un lujo, una verdadera gala, el contar con un culto como el de
hiperdulía. Aquellas iglesias en las cuales no hay un mal cromo de
Oh , señor, escucha mi oración, vivo sediento de Ti.
Mientras tanto a la vez que recitamos el avemaría y nuestros dedos
pecadores recorren la sarta de dieces es como si trepáramos peldaño a peldaño
por la escalera de caracol de la vida mística. Su husillo angosto da muchas
vueltas y uno se marea o se aburre en la escalada hacia el cielo. Hay que
constreñirse, agazaparse, darse de coscorrones contra los arrimos. Es la
oscuridad del alma.
Salmodia humilde es el rosario que antaño se escuchaba en todos los
rincones de España al ocaso cuando el sol como una oblada radiante se hundía
por el cáliz del horizonte ensangrentado. En Cudillero era la hora de la
arribada. Las lanchas regresaban de la mar y la voz de bronce de la campana
llamaba al rosario en San Pedro de
Ave maris stella, Dei mater alma atque semper virgo, felix coeli porta
summens illud ave Gabrielis ab ore.
Ella protege a los que bogan. Sabe de sus alegrías y penas, afanes y
delirios pecadores y los quiere más que nadie. Estrella de los mares que
sosiega las galernas su escapulario estampado sobre el escobén o luciendo como
un gallardete de bienandanza en la solapa de amura.
Era la plegaria del anochecido de igual manera que el Ángelus solazaba
los mediodías aldeanos. Según nuestras averiguaciones el rosario no es una
institución occidental sino que vino importado del oriente. Tiene un precedence en el “tasbib” de los
musulmanes y en el “kosmologios” de los eremitas griegos. Lo trajeron a Europa
los templarios. El Temple la había
aprendido de los cenobitas de
Son veinticuatro estrofas en honor a la edad que tenía María de
Nazaret cuando recibió la visita del arcángel Gabriel nuncio de la encarnación,
dicen unos, aunque no se sabe a ciencia cierta la razón por la cual el número
ocho se repite constantemente en la liturgia cristiana tanto en la latina como
en la bizantina.
El rosario de santo Domingo de Guzmán -el origen de este santo godo no
puede ser más asturiano puesto que la familia tenía su casa solariega en Toral
en el viejo reino asturleonés- contaba de setenta y dos avemarías para indicar
los setenta y dos años que viviera
En esa insistencia de origen misterioso y que Buda también practicaba
se basa toda la mística de
Se trata de la fe del carbonero pero bendita fe. Luego los conversos,
que aportaron buenas cosas pero que rompieron con una fe ancestral que dio
lugar al expolio infinito, bajo los influjos del humanismo protestante y de las
enseñanzas del Talmud que es algo iconoclasta, instituyeron la oración mental.
Decían que la oración vocal no valía para nada y establecen el contacto directo
con Dios sin sacerdotes sin liturgia y sin intermediarios en relación de tú a
tú. Un poco fuerte y tajante el planteamiento pero en esta actitud de feroz
individualismo se asume el centro de la modernidad. La fe sin obras y todas
esas añagazas debajo de las cuales el diablo orquesta sus emboscadas perenes
contra la cristiandad. Por eso las capillas protestantes al igual que las
sinagogas evocan la tristeza de la casa vacía cuando se ha determinado el
desahucio del culto marial. Y en las mezquitas no se respira otra cosa que
alarde fanático.
Verdaderamente dicen tales barbaridades porque leyeron mal a san
Agustín y no supieron interpretar la “Ciudad de Dios” cuya conclusión primaria
viene a decir que el hombre no es nada que todo lo da y todo lo quita el poder
de la gracia y sin oración no es posible la colación o garantía de esa gracia
divina que mueve el mundo.
Miguel de Molinos, con ese furor iconoclasta de los cristianos nuevos
demás de exagerado, llamaba al rosario rahez de todas las devociones, pero todo
sabemos cómo acabó el sabio teólogo jesuita: en las cárceles de
Ojo que con tanto intimismo el sentido de culto público a la divinidad
se está perdiendo. Por eso los papas no se cansan de insistir en esta tierna
devoción de los humildes. Allí donde se reza el rosario el diablo no puede
hacer trampas. Es el mejor disuasorio contra las fuerzas del abismo. Allí donde
escuchan rezar una humilde avemaría los angeles malos ni se acercan porque
saben que el fracaso les aguarda. Y los
curas que desde el púlpito despotrican contra el fervor del rosario que ha sido
tan popular le están haciendo el juego a los diaños.
No es un báculo lo que portan estos falsos pastores sino un
garrote. Por eso campa por sus respetos
la confusión y a
Los cartujos empero mantienen inquebrantable su adhesión a
La orden de san Bruno es toda ella un tributo a la oración que se hace
a la vez con el corazón y con los labios. Cuentan que un día un cartujo se
murió y hubo una fiesta en el cielo. El alma del bienaventurado no tuvo ninguna
demora al pasar la aduana. San Pedro al verlo dijo:
-Éste sí que es uno de los nuestros. Entra directo.
-¿Por qué le dejas pasar tan rápido sin mirar a las credenciales?- se
puso a murmurar el diablo.
-Trae recomendación de
Entonces el candidato a ingreso al paraíso sacó de la faltriquera del
escapulario un papel en el que había anotado el número de padrenuestros, aves,
credos y salvas. La cifra ascendía a más
de cien millones a lo largo de una vida monacal que duró casi cien años porque
ni que decir tiene que el hermano murió de muy viejo. San Pedro quedó
maravillado de la cantidad y ordenó a los ángeles muy autoritario franqueasen
las jambas.
-Que pase, que pase.
Al verlo llegar
Es una fábula que se repite de continuo en Berceo, en Chaucer, en
Villon, en el Arcipreste de Hita. Todos estos poetas muy humanos y pecadores
pero veneradores también de
Madre del Salvador, ruega por nosotros. El rosario es un recurso
sublime y el sortilegio infalible contra los conjuros más terribles, sobre todo
ahora que tanto aprieta la borrasca y muchos barruntamos el naufragio.
Hace bien el párroco de Soto de Luiña en mantener abierta su iglesia a
la devoción del rosario mientras otros la niegan ya lo sé pero no faltan en
esta hora difícil y los que se están pasando al Turco. No hacen casos todos
esos curas de las recomendaciones del papa que ha pedido que se instituya a
diario su rezo a título de la mejor rogativa por la paz. Contra el Turco
precisamente se proclamó
Y por supuesto me sumerjo en tristeza al leer lo que dice un
columnista en un periódico matritense cuando dice “ahora que nos hemos sacudido
la caspa y el rosario”. La caspa se ha vuelto sarna en él convertido en
impétigo del treponema o morbo sifilítico porque el energúmeno no es otro que
aquel audaz reportero que tenía por oficio conseguirle las putas a un famoso
seide de los sindicatos verticales. Que
Este humilde objeto ha sido el mejor arma que tuvo
Totus tuus. Domina, adjuva nos.
11 de septiembre de 2001
TIRSO ARTEDO para
Sr. Director de
Suyo siempre seguro servidor
Tirso Artedo
James dean was endearing (un personaje que se hacía amar y respetar)
incapaz de un lenguaje consecutivo. Era insípidamente encantador. He
was the focal point for show business. La gente se
dio cuenta de que a los estrellas y a los símbolos no hay que momificarlos. Un
alumbramiento de
Alison de look back in anger un upper class bitch. El úrsido
fr obdborne es kitchen sink. Vanessa redgrave el mundo del pop. Cisopher miles
y Sara miles. Sallies . Jesters. La parodia y la imitación de los primeros
ministros. Brian Epstein y la locura de quince añeras que pagaban diez libras
por una hora con su cantante favorito. Fue un tiempo e locura plena y años que
no volverán.
A disgruntled journalist el culto a la fotogenia de Irving Penn, Henry
Cartier, David Bailey. Nació en Londres como por generación espontánea y a mí
me cupo la suerte o la desgracia de asistir al parto. La fotogenia basada en la
riqueza, la potencia sexual, el gancho erótico, la fama, la juventud, el éxito,
Aston Martin.
Lord Snow Anthony Armstrong jones el hombre que llegó a Londres con
una licencia de arquitectura bajo el brazo y revolucionó todo el sector. Los
suplementos dominicales los glossy magazines, el auge de
DAVID BAILEY tuvo por modelo a una de las más deseadas de la pasarela
por el sesenta y seis, Jean Shrimpton, y luego se casó en st. PANCRACIO CON
Catherine Deneuve. Los novios de Inglaterra en aquella época y era el Ali Khan
de la instantanea y del obturador. Many of the trappings (jaeces)of
the wealth. Allí está todo el dinero. Brian
O´Duffy y Donovan el hijo de un camionero. Los niños bonitos por una vez
llegaron se cansaron. angustia vital. Vivían en The Cottage Swis y en Mile End
con descapotables, rubias y “Rolls Royce” amarillos.
Paz y abundancia en casa son las cosas que el hombre más estima.
Catilina de estirpe noble pero de malas ideas de palabra fluente pero de escaso
juicio había convertido a Roma en sentina de maldades y criminan a la potestad
tribunicia de todos los males.
Mira el oprobio en que estás y piensa como hombre. Válte de todos los
más despreciables para conseguir tus objetivos y hazte un lugar entre sus
filas. Léntulo, Setulo, Stadilio. La guerra de Macedonia contra Perseo.
El fúnebre canto de las nenias. Nustela la comadre. Mostelum espectro
fantasma. Ad domusim para uso doméstico. Ad aras. Ad unguem. Causídico abogado
y la sala de la audiencia donde se peroran las causas. Coricilium corazonito.
Stertens el que ronca. Laticalvo. Mehercules que Hércules me valga. Mejovis. No
me jodas. Mancipo esclavos. Los mancipos de la cosa. Eres lo que tienes. Qui
fuit rana nunc est Rex. Las predicciones que endilga un astrólogo. Grafomanía
pompeyana frescos. Hombres jugando a los dados y el tabernero echa a los que
discuten en escenas de la escena doméstica.
Amas Hirenem quae de te non curat. La osa parió el día de Jupiter el
diez de las calendas febreras.
Cabo Celso ayudante del centurión.
Viendo que los arietes hacen brecha en las murallas cargados de vino
los numantinos llevan el oro al ara y allí prenden fuego al bastión inmolandose
ellos propios en la pira pereciendo todos entre las llamas.
Doce años duraron las guerras púnicas. Roma se conmovió. Nada en el
foro quedaría lo mismo.
Los lepitanos habían acudido al cónsul Bestia. Los sidonios huyendo de
las discordias civiles en su propio territorio aportaron a una ensenada cuyos
bajíos llamaron Sirtes porque en sus aguas someras y engañosas la muerte se
agazapaba.
La cajiga como la filástica de un cable. Hilos que se forman al
entretejer un cable. La horquilla era la clave de aquella oscilante y rumorosa
bóveda.
Es el personaje bravío de la selva montañesa que nace donde menos uno
se lo espera entre zarzales o la grieta de un peñasco. Crece con pereza. Es
desaliñado. Jamás se peina. Le nacen zarzas en los pies y se deja invadir por
la hiedra que lo invade y le chupa la savia. Esta invasión le cuesta alguna
enfermedad que le amputa algún brazo y hay una cajiga en nuestra finca. Es un
salvaje entre el haya ostentosa y el argentino abedul atildado y geométrico. La
cajiga se esparranca. Comodín del si no lo eligen para naide las abejas o el
rozagante aliso, acebos, retamas, algortos. Ataharre y baticola. Astrágalo que
me duele. Pasaba el afilador dejando pasar los labios por la embocadura del
castrapuercas como los cañones de un órgano cada uno con un registro
diferente. Algarrada acción de conducir
los toros al toril en vez de algarrada. Algorín, molino de aceite. alborto o
algorto en Santander es madroño. Cajiga es pariente de la encina, fornida de
cuerpo y de hirsuto ropaje.
Recortando el cielo diáfano del horizonte. La descripción de la encina del sabor de
Eres un joven meteorito de la revolución sexual la movida sexual el
swinging London. Se calcó muy adentro lo
de los poderes de comunicación y Jonatán Aitkens era un gurú. El negocio de los
trapos y la vejez empieza a los ochenta años. María Quant.
Brighter clothes make brighter people, restauran y cabaret goteo incesante de
dádivas. El bazar de kings road y la craza boutique.
Identificación con la juventud la aventura el brillo de una época dorada su
viaje a los usa levantó un huracán de comentarios elogios y en 1966 recibió la
medalla de
I believe the secret of successful designing is to anticipate changes of
mood before they happen seeing colours on the street mass production big money.
A boutique defined as an small shop of flamboyán atmosphere specialized
in original and colourful clothes. Barbara Hulanicki una judía de
Jerusalén establecida Londres primeros envíos contra reembolso y se llamaba
Biba. Paying the rent $3 a week.
I love clothes they are to me what drogas and drink to other people it
is a way of advertising myself to men i spend half of my wages in Mary Quant
shop lifting scourge of rag trade Aladino and bina have a continous struggle to
prevent it some of this innocent looking girls are ruthless thieves.
Pese a todo los rendimientos ganancia por metro cuadrado de Biba son
los mayores del mundo.
Imperio de
Establos, panaderías, viejos cuarteles bodegas y cuartos de calderas
rehabilitados para ropa vaquera edificios de cromo y cristal tiendas en serie
idénticas.
Los sitios se llamaban TOP GEAR y COUNT DOWN.
Path Booth & james wedge, a succesful model with a 100 quid a week
neat black goatee beard and a sombre pinstripe suit, un chico de Essex que hizo
su servicio militar en Australia probando nucleares bombas y por las noches se
dedicaba a diseñar figurines en su hamaca.
Una pesadilla de dipsómano fruits of hipster, camisas floreadas que
llevaban los Beatles los más grandes.
Cerastitis, inflamación de la córnea y cerastes una serpiente muy
venenosa que tiene cuernos en los ojos.
Ocupar el puesto de investigador para la enciclopedia británica con
sus varones litúrgicos y sus especies intocables. Llegaron las
amazonas de Fleet st vinieron las damas pisando fuerte. the ability to indice
controversia by commenting with a certain degree of bitchiness, talent for
interview with charm and sympathy. Deseo de tener un hombre que las
domine. Culto a la juventud. Shuttle lanzadera endogamia de la familia
periodista. Sacar pecho y meter mucha sangre liberal en la botella. Foot
escribió biografía sobre ka emigración y vendió 20000 ej. tipped informant.
flores para la baronesa. Keep your expenses down. Cuando se enseña la tapa de
los sesos y se enseña en circunferencia la cabeza. Soy atea gracias a dios
Hippish, melancolía atrabiliaria, hipocondríaco y de ahí viene hippy.
Michael Rainey español que vino
a Londres a vestir a los Beatles en HUNG ON YOU 1965.
Pop stars the donovan, the whos, the actions, trhe kings, rolling
Stones, la temporada fuerte fue del 65 al 67.
Big sizes and flashy colours. BIBA.
GRANNY TAKES A TRIP WITH obvious LSD connotations, un establecimiento
hecho a la medida de bizarros excéntricos. El bullebulle de la calle. Bustle
almohadilla y corsés victorianos. Op art shirts, gold rimmed sun
glasses, velvet breeches, tirantes de terciopelo, pink PVC dresses.
Peregrinos de kings road. Los romeros acaban en Carnaby street lo
erótico y lo exótico.
El argot o jerga era lo camp, una forma primitiva de fútbol. It is a
romantic dream world we are catering for. Colores
malvas. Cequí antigua moneda de oro silver sequined top. Septa es el tipo de
decoración en sépalo. We artists get our clothes tax free. I am having a
sequined jacket una chaqueta de cequí todos monedas y patacones por la solapa.
In his sardonic scottish burr raiz de las astas del ciervo y
pronunciación de las r redondas. Hay
mucha piratería en internet. El coleccionismo y acaparamiento.
LORD JOHN en Carnaby que la vida no es más que un carnaval. Trees made of
chicken wire chevron rafter. I am no chicken no longer young hang mock road
signs LADY JANE puts live models in the window after shave lotion for virile
men y aquí compraba sus pantalones lord Snowdon mugs windchimes japanese
bespoke boots matizar o adornar con lentejuelas sequined hat del cequí y botas
de encargo a la medida and carry away your purchases in union jack wrapping
paper. Carnaby st. Has every thing. Diaper a disaspros a
través del blanco es la septa, matizar, adamascar. Matizado en septa el sepalo
y los siete brazos de la rosa. Staid =sober, steady.
ANNACAT diez veces más caro que Biba pero las minifaldas son mejores
de seda traida de Bangkok. Confortables
divanes y sofás con mesitas abastadas de revistas satinasas con el lustre de la
mundanidad.
Cuatro millones y medio de gente menor de 35 con un surplus de hombres
compitiendo contra mujeres.
Scowled at= poner mala cara enfurruñarse ceño entrecejos malas
perspectivas.
Marquesa de Hurtington y Mike Jagger se vestían en Lycett Green
forward looking attitude hemlime repulgo bastilla doblete repulgo. El ser
ignorado implica bancarrota. La prensa y modas de la mano van. Fashion
journalist presentación más que descripción.
VOGUE tres millones de lectores. Puedes encontrarte caminando a una
chica vestida con una piel de plátano pero la cáscara de banana estar ha bien
diseñada.
THE DOLLY BIRDS que se gastaban la mitad de su paga en trapos todas
las semanas. no salían a comer se tomaban una manzana. The mod look
is here to stay. Frivolidad de la moda. Estamos en
la edad visual. Mis trajes son el mensaje. Vivo en un escenario me muero por
mis chaquetas y mis bufandas.
Why go and sweat over books in Latin for two years?
Everyone is getting his sense of proportion back
La fashion londinense se apoderó del mundo fue reclamo de la juventud.
CULTO DE
Mis deliquios sexuales dejaron la verdad panza arriba, lo que no nos
merecemos amor porque I am Sid Vicious y administro en el Soho la disciplina
inglesa. A beating is worth a tenner. All the men are equal pero en la cama
cada uno tiene un gusto distinto. TUICIÓN. ¿qué me cobras por la clase? Y se
anunciaban en cartelillos escritos en buena caligrafía inglesa sobre los
escaparates de las shops adyacentes a la boca de metro de South Kensington. un
griego dos esterlinas y un francés por dos y medio. Ya están aquí las teachers
todas ellas en bragueros de cuero que dejan traslucir una ropa interior púrpura
esgrimiendo la fusta cosaca.
Todo aquel folclore y el galore que no glamor que se nos dio en
abundancia a los que aquel mundo conocímos.
Ebrii gignunt ebrios, Plutarco.
Por aquella época yo conocí el gallore, o el mundo de la abundancia. Alcohólico es
el verdugo doméstico.
All the men are equal under the whip. Conocí a
una en el Mall que decía que por término medio se tiraba treinta tíos al día.
Hay disciplina abondo.
Correction tuition a lesson. pero vi al hombre con ascitis o
hidropesía mental y a otro que tenía coriza.
Savage marks in her buttocks y en otros lugares de su anatomía. Empecé
la ruta de mis desviacionismos. Marijuana y alcohol descorren la cortina de las
inhibiciones. De ahí pasar al exhibicionismo.
Probé con las anfetaminas. El nitrato de amil que hace expandirse las
venas y el corazón bombea sangre a marchas aceleradas fue nuestra primera
viagra. Uno lo esnifaba y sentía flotar en una suerte de paraíso sensual. La
viagra es el morueco.
Have a bird have a kit kat. Mi abuelo benjamín era de la quinta de Su
Majestad, de la cosecha del 86.
La seducción, la conquista, el tedio y otra vez volver a empezar.
Aitkens escribió este libro a los 24. Los jóvenes de aquella hora sentíamos
gran indiferencia contra la cosa pública. Veinte mil parroquias encuadradas en
nueve obispados y cuarenta y seis diócesis.
TURANIA o euscara es la vieja raza española.
Bajo el puñal de PERPENNA.
Espata ramo de dátiles. Ando algo espatarrado, ramo de dátiles.
Todo lo que es especioso vige, rige y colige los supuestos patrios y
encuentra ascendencia.
ESPERAINDEO abad del s. IX mozárabe maestro de san Eulogio escribe
“Apologético” contra Mahoma y contra los cristianos que profesaban la religión
sarracena.
San Esperato mártir de Cartago.
ESPERANTE obra en ángulo saliente que se hacía en las cortinas de las
murallas.
Río Espérculo importante en la mitología griega.
Espetera, tabla en la cocina con garfios para colgar los aperos.
Halar o espiar un cabo, tirar de una cosa.
Yo espigo frases y siembro en bonanzas. Es muy pasamanero este
periódico o sobón. Fondos reservados, nota de gastos, Leon Brittan tenía 27
años en 1966.
CARA =campaign against the racial discrimination. me engolfe en historia
de los papas de von Ranke. La diferencia entre la igl, católica y la anglicana
es su actitud frente al entusiasmo religiosa mientras una lo mira con cierta
prevención en la católica se le bendice y se le despacha lejos. Sin embargo
tanto en una como en otra no cabe el fervor. Es la iglesia de los que mandan y
la de los dominados. Se trata de una forma de poder. Pero lo cierto es que
todas ellas viven a costa de la credulidad del ignorante.
ROMP retozona y así retozamos todos hasta la victoria
Oh, quirites, o padres conscripto que Yugurta aprendió su latín en el
cerca de Numancia. Lo derrotó Mario Metelo. Sin causa alguna se quejan los
hombres de que su naturaleza es flaca y de corta duración y que se gobierna más
por la suerte que por la virtud. Comienza así la guerra de Yugurta de Salustio
Crespo. Es la guía y el gobierno entero de nuestra vida el ánimo. Esclavo de
sus pasiones se abandona a la ociosidad y a los deleites perniciosos. La pauta
la marca la desidia y la falta de cultura. Hería si podía el primero. Publio
Escipión. Micipsia y la guerra de Yugurta. Los nuestros le amaban sumamente y
no menos le temían los numantinos. Hiempsal el menor de los reyes de condición
feroz se sentó al lado de Aderbal. Numidia región de África en la libia y de
ahí se llamaba a los que carecían de domicilio fijo. Ser el exterminador de mi
linaje. Con avilantez y soberbia intolerable Yugurta. Triste era la vida
también en aquel entonces dilapidados comidos a las fieras o padeciendo
trabajos y en cárceles en Numidia contigua a Mauritania excesivo del calor
aspereza y soledad escasa de fuentes y de lluvias pocas arboledas. Es raro a
quien rinde la enfermedad abundan los animales venenosos ciertos libros
escritos en lengua púnica. Tierra de getulos y libios. Gente áspera y sin
cultura no se gobernaban por costumbres ni por leyes ni vivían sujetos a nadie
antes bien vagos y derramados ponían sus aduares donde les cogía la noche. Y de
ahí les viene el nombre de númidas. Los getulos más bajos vivían bajo la
influencia del sol y no lejos de sus ardores y sólo les dividía de los
españoles una corta travesía de mar se habían acostumbrado a permutar con ellos
las cosas necesarias.
Y LOS LIBIOS DESFIGURARON POCO A POCO SU NOMBRE Y LLAMARON A LOS MEDOS
MOROS EN SU LENGUA BARBARA. Los getulos habitan hacia adentro parte vagos y a
la inclemencia Hiempsal cayo bestia el senado Scauro. Quirites. Lo mata y es cogido luego en fragante. Toma
de Sutul con los manteletes. Acebuches y arrayanes que suelen producir tierras
secas y arenosas. Rutilio manda legados. Metelo fue el que metió mano a los
númidas combates de elefantes
Srta. María Martín,
Maestra Nacional,
C/ Gran Canaria 100
38639 El Fraile,
Arona,
Tenerife (16 de junio de
2001)
Amiga y colega del Internet
Muchas gracias por haberme dejado participar en tu chat donde
improvisé un cuento que ya apenas recordaba de mi infancia.
Eres muy gentil y perteneciente a una gloriosa profesión de abnegados
enseñantes.
De acuerdo con lo que ajustamos, aquí te envío mi libro “
Está escrita desde la libertad, la risa y el amor a nuestra cultura.
Dicen que el pensamiento no delinque. Quevedo por ejemplo se mofa de las
costumbres estragadas de su tiempo. Yo hago lo propio salvadas las distancias
porque soy un humilde plumífero y ya quisiera yo compararme con el adalid de
las letras hispanas. Bueno creo que me comprendes.
Si no te gusta mi texto o crees que es una parida me lo dices
claramente, pero yo creo en
Sabes que en Madrid tienes un amigo cabal. Mi nombre es Antonio pero
mi pseudónimo es Millán como el de Berceo, el de la cogolla. Un gran abrazo,
simpática moza canaria, que
Millán correo electrónico: tirsosacra@terra.es
PS. El libro vale 1000 pesetas pero los gastos de envío y corretajes
del contra rembolso ascienden a 1590. Te agradezco este sacrificio. Estoy en
paro ahora mismo y ayudas a un escritor. Ponme un mail cuando llegue a tu
poder. Gracias.
Moyen age, supervivencias romanas e influjos germánicos. Brutalidad de
costumbres y el celibato no casa dentro de tal idea. La idea lo que trata es de
establecer los grandes estados, precisamente lo que se está en la actualidad
intentando destruir.
Odio hacia los arrianos. Alanos, borgoñones, visigodos, vándalos del
norte de África, ostrogodos de Italia. Arrio negaba que Xto fuese de la misma
naturaleza que el padre.
Imitan el palacio de Teodorico de Ravena que tenía espesos muros,
pocas ventanas y una solidez áulica.
Maestros BOECIO y Casiodoro.
Iglesias de san apolinar y de vital, el gran Teodorico.
Genserico era el rey de los vándalos y amo del Guadalquivir.
Odinismo y costumbres rudas y belicosas.
Los francos usaban hacha de doble filo, la francisca y la frámea o
espada corta.
Ausencia de unidad. La francisca que es un hacha o segur de los
guerreros francos.
Sabemos de ellos merced a apolinar poeta latino del s. V que escribió el sidonio.
Súpito, brusco es u. súpito. Sofito parte inferior del voladizo debajo
del goterón del canalón.
San juan de Poitiers que tiene otro de los monumentos de
Monasterios terreno roturación y artiga, artigar romper un terreno
para ponerlo en cultivo quemando antes la maleza.
Salios eran los francos y luego vándalo es palabra que ha quedado
marcada con mal sino como sinónimo de gamberro.
Las peregrinaciones tienen su origen en Clodoveo el cual va en romería
a la tumba de san martín 508 y recibe del legado del emperador de Bizancio,
Anastasio insignias de cónsul romano y la categoría titular de patricio, esta
sumisión galorromana afecta a los visogodos. Clodoveo realiza la unión de los
francos bajo el símbolo de altar y trono.
Clodoveo establece el palacio en Paris en el mismo lugar en que vive
juliano el apóstata, se convirtió soldado de la iglesia y murió a los 45 años,
pero hubo signos en lo alto, la iglesia nació en medio de las ruinas del mundo
antiguo y por la espada se impuso. Calados y escalpas de fíbulas y filigranas.
Su hijo Clodomiro, caudillos saqueadores y ladrones, expediciones de castigo al
modo vikingo. Cariberto, Gontran, Sigberto y Chilerico, interminables luchas de
familia, Fredegunda.
Brunegilda que era celosa de Fredegunda y la ató de la cola de una
yegua, crueldad de los tiempos. Dagoberto.
Hay trastornos diatésicos o predisposición a contraer unas
enfermedades mejor que otras, alopecia del sinipucio sinópico sinpucio la
pelada de mi padre. Sífilis discretas y sífilis floridas, la areola de pezón
que a veces es rosa y a veces castaño, eosinofilia, eosina=color de rosa.
Dolores en región mastoidea o debajo de la oreja. Adenopatías submaxilares su
valor semiológico de cara a la diagnosis sifilítica. SINQUILIA= Adherencia
congénita de los labios Semiótica es el cuadro de síntomas que presenta una
enfermedad, edema y elefancía, resistencia al treponema o virus sifilítico.
Paroxismos nocturnos bien definidos que cesan por la mañana, paroxismo, acceso
violento de una enfermedad. Recrudescencia y eclosión de fenómenos histéricos,
trastornos de la nutrición como bulimia y anorexia, poliuria y polidipsia,
raquialgias, parestesias y paresias o parálisis benignas. Sarcocele. Hidrocele.
Ganan porque los hijos de las tinieblas son más astutos que los hijos
de la luz. La fuga de don juan de Austria recuerda a la de Roldán. Juan de
Austria muere en 1578 seguro que envenenado y envenenado por la política.
Continúa para España el carrusel de derrotas y de desastres. Alejandro de
Farnesio ocupa Mastrique en 1579. York resultó para mí la ciudadela de la
inspiración. Compañía nos significa escuadra militar sino asociación
financiera. Sobre esas premisas la fundó Ignacio de Loyola. Trapezophorum =pie
de mesa. De foenore trapezophorum. faenus=beneficio ganancia lucro. Parsi,
adorame fuego. Buscan el anonimato de las relacione personales, pólizas,
contratos, sociales, cheque y virus al portador. El individuo ha dejado de ser
persona para convertirse en un ente crediticio, algo contractual, un ente
abstracto que refleja el b´rith hebreo o contrato. La persona humana, el
ciudadano, vale poco frente al estado. Por eso a la nueva era le gusta pensar
en abstracto y de ahí el arte abstracto. Ellos engordaron con los despojos de
Escritos, regla de silencio. Los monjes comunicánse comunio y
comunicanda por señas (santiguarse,
pasar página, arrascarse las orejas) se escribía en vitela de becerro.
Limewater to remove the hairs of the skin. Lux oxhídrica se disolvía con cal y
se hacía un cepillado de piedra pómez y se taladraba con una lezna, eran
pautadas las lineas, los capitulares carmesí, azul Prusia, cobalto verde.
Estampaban su firma pero la mayor parte de los trabajos eran anónimos, piel
rusia, pasta española, silver corners, roches de oro, huge clasps y tallas de
marfil. Wistful=anhelante. Bellatores,
oratores, cultores en esos ramos estaba estatificada la pirámide medieval.
Muchos se ordenaban de menores en evitación de esclavitud. Aquí todo es
jerarquía, derechos adquiridos, privilegios. Sonido
susurrante de las hojas de los bosques, like the rustling leaves of the mighty
forests. Cruzados de la causa perdida camino de Jerusalén
llevados por las predicaciones de Walter Penniless. Era el año 1095 y en el 99
Jerusalén volvía a ser nuestra. Blondel de Nesle juglar de Ricardo corazón de
León. Confidencias de
Nochebuena, hiato de dos semanas en blanco, el turrón, las fiestas, el
aguijón de Baco, vaso coronado de pámpanos con su rebotica cursi los recuerdos
resonando en el pantano de la memoria y era tanta la intensidad embalsamado que
había que abrir algunas trampillas de la presa de los sentamientos charca
bermeja donde establece su trono el diaño enviso coronado de pámpanos. Todo
ello terminaba en adoraciones funestas de la divina botella. El agente nefasto
te hizo mucho daño a lo largo de aquel tiempo. Buenas eran las exhortaciones,
consejos, premoniciones, ruegos y los peligros a los que estaba sujeto debido
al alienante sopor de la malvasía se apoderaba de su ser invadiendo el torrente
sanguíneo. La fuerza báquica era como una avenida en torrente. pronto se
desbordaban los cauces, desparecía el perfil de la ribera, temulento desconocía
donde quedaba la linde hasta distinguir un hilo blanco de uno negro, minerva
dixit. Yo bebo oír que lo mío carece de salvación. Cuando llegan estas fechas
empapadas de merengue y blanco de borracheras de anís. Es un recuro
que eligen los bordes. You left me and I took to drink trying to find a
loophole, ir is an escapegoat the sear of a wet oblivion, i know I deceive
myself utterly. Están abriendo las puertas del infierno los
diantres. Mi madre no me quería.
El edificio más antiguo del arte asturiano es el que está dedicado a
santa cruz que en 737 levantó favila en unión de su esposa Froiluba. Construida
sobre montículo artificial que encerraba dolmen y en la actualidad se alza una
ermita construida por luis Menéndez Pidal. Santa cruz de CANGAS DE OMNIS, y
esto tiene que ver asimismo con las ruinas de santa cruz de Fuentesoto.
SANTIANES DE PRAVIA por r. Silo, está dedicada a san Juan, con
modificaciones en XVII y XIX ha llegado a nosotros con transformaciones de
planta y alzado pero conservando la estructura del edificio.
Un pórtico que servía de panteón regio techumbre de madera basas e
impostas de filete escalonado tradición visigótica sobre ellos se voltean los
arcos de ladrillo siguiendo una tradición romana de antecedentes provinciales y
un cancel de piedra iconostasio que se encuentra en la iglesia del pito
decoración de círculos entrelazados tallados a bisel y un pilar que servía de
sostén para la mesa del altar. Difícil es saber cuál sería la maqueta cabecera
recta y absidiolas cuadradas. Edificios compartimentados.
Arquitecto TIODA autor de san salvador de Oviedo con sus doce altares
y la capilla de san tirso y de satina maría.
Alfonso II mandó levantar termas, triclinios, Xenodoquios, este país
padece de xenomanía ánglico. Xenodoquios es un hospital para peregrinos o
extranjeros.
Xenago, oficial espartano. Xeno plastia o xeno inducción, el injerto
de células de otra especie.
La xantina o color amarillo del diabético a causa de los carotenos.
Santa cámara está adosada al palacio de san miguel el edículo era el
tabernáculo en realidad laudas entre las que destaca el sarcófago de Ictacius o
Ithacius. Hay conexiones entre camara santa y cripta de san andalón en
Palencia.
San tirso cum multis angulis. Bendones. Campanario o espadaña
acompañamiento indispensable en edificios asturianos, angulosas.
Ángulos de sillares dispuestos a soga y tizón. Ventana de medio punto
enmarcada en alfiz. Dos piedras salientes con su correspondiente agujero para
introducir los goznes de los quicios.
El alfiz de la ventana de san Tirso ha preocupado a Camón y a los
historiadores del arte que es anterior a la puerta de san Esteban de córdoba y
está en mi cuarto. Y es el san tirso el que está ahora en mi cuarto.
JULIÁN DE LOS PRADOS dedicada a san Julián y a su esposa santa Basilia
que por mutuo acuerdo de castidad abrazaron la vida monástica llegando a ser
abad y abadesa de sus respectivos conventos. Estudiada por Fortunato Selvas
ilustre arqueólogo asturiano al que se debe la reconstrucción de pinturas
murales en su interior. Articulación especial de progenie clásica es por lo que
no se aboveda. Existe un pequeño tabernáculo con piedra cuya función debía de
ser para guardare reliquias. Sobre la bóveda hay un recinto secreto al que sólo
se puede acceder desde el exterior por una ventana de arco triple. Una tribuna
para que el rey siguiese la ceremonia y unas vigas de las que pendían las
cortinas del iconostasio que sólo se abrían en determinados momentos de la
ceremonia litúrgica. Murales que cubrían la iglesia desde el solado a la
cubierta. Zócalo con incrustaciones de mármol o intarsia recorriendo las
paredes de la iglesia.
Inalado arte inalado.
Integérrimo.
Casetones, bóvedas y capillas absidales y en sus roscas hay círculo y
cráteras de las que sale una espiga.
Sogueados o funículos persisten reminiscencias de las joyas castreñas
y las estelas alto romanas.
Epifitia, enfermedad que afecta a unas plantas de una misma región. Su
acento recordativo es vistoso dentro de la barbarie. Recuperamos la figura
humana y asistimos a los albores del arte decorativo.
El sínodo de Elvira se había opuesto a las imágenes en el 300.
Solados del pavimento de asperón
Talidad. Escríbese por
compensación porque el hombre no está del todo integrado en el mundo, busca
asideros, echa mano de la escritura. La intraversión desencadena el afán
culpable. Existe un intento de hacerlo todo de nuevo, interpretarlo, contarlo
en otra escala y medida, aunque sea a fragmentos, superando la inhibición, hay
una aspiración a la reclusión secundaria, vivir de imaginación, traficar con
vocablos, trazar lineas de estuquista lingüístico de prosodia fecunda y pulida.
La escritura es una ceremonia secreta y espiritual que reclama un ritual
mistérico a través de la cual se accede a la libertad y a la dicha, el erotismo
literario tiene algo de vampírico- helio taxis o heliotropismo, disposición cara
al sol, hemi triglifo, mitad de un adorno empleado en el grifo dórico. Holotipo
obtención de caracteres de imprenta
Alfonso II el casto no acuñó moneda, adoptó el patrón plata.
BEATO DE LIÉBANA: Un monje asturiano del valle del Liébana consiguió
imponerse frente al adopcionismo de ciertos visigodos mediante sus comentarios
al libro del apocalipsis.
Sermo de aleatoribus atribuida a s Cipriano abundante en vulgarismo
típico de obras latinas de África cristiana a. 300 de la pluma de obispo
africano. Anónimo contra aleatores jugadores de profesión se arman los pobres
del spiritu del diablo - alea =suerte aleatorio juego de dados allí sienta
cátedra el sonido de los cubiletes. Sonat aleae strepitus puro incesto.
Auctor=vincular. Pecuniam tuam adsidente Xto spectantibus angelis et martyribus
praesentibus super mensam sparge.
EDICTO DIOCLECIANO ad. 301 para fijar toda clase de artículos. Speltae
mundae trigo limpio o escanda, duracina o durazno melocotón, piesco es del
pérsico
mala optima mattiana sive saligniana, matía es malvasía alimento delicado. Ficati optimi. Suminis. Isicio ,
relleno albóndiga morcilla isisium porcinum =chorizo. Isicia bubula carne de
buye o de vaca. Las incultas selvas se doman a reja de arado. Fuegos por el
regocijo de la paz. Pax augusta Badajoz. Pabus es el forraje. Lattucae lettice.
Habas majadas o molidas machacadas.
Gesta apud zenophilum contra los obispos donatistas. La africanidad es
un fenómeno estrictamente literario.
Montano y Disodilo en el 347c el obispo se sienta con sus presbíteros
diáconos subdiáconos, y los fosores zapadores sepultureros los cahices las
orceolas urceola orza pequeña. Cucumela=vasija en forma de cohombro. Laton
bronce azofar aeneas es lo que significa el nombre. Caliga armadura de la
pierna que utilizaban los romanos del pie a la pantorrilla. Copla = copula
=correa atar vínculos. Arenario el que lucha en la palestra o atleta y piedra
arenisca arenarius. nundinario el diacono dijo. Serapis osidis o apis dios
egipcio voz persa.
Apicius el sibarita escribió libro de recetas culinarias vulgarizacion
del latin no se conserva un godo vinidario tomo algunas de re coquinaria.
Vinum ex atro candidum facies. Ater negro. Atra dies. Serpiente cuyo
veneno pone cárdeno al paciente. versivus atris versos negros.
. lomentum =jabon de harina de habar y color que los pintores llaman
azul celeste lomento .
Scobis= serrín, limaduras de serrín
los duraznos de Persia elegidos los mejores esconderlos en salmuera
agua de mar cocida y mezclada con miel y vinagre. Muria
mulomedicina de Quirón. calcar calzado el asturianismo está por encima
de todos.
Marmórea y tersa superficie del mar. Marmur tumor duro en las
articulaciones ganado caballar. Recomienda el cauterio y hervura post feriram
después de la quemadura. Recomiendas hierbas saxífragas para la opilación de
vientre dandoselas majadas.
Tabelae defixionum son tablas eran bronce estaño o terracota en que in
individuo entrega a las finidades infernares a otros competidcorv amoroso.
Abundan las palabras cabalisticas composiciones de letras se pone el nmombfs
xelk maldecido pero no el del maldiciente. estas consonantes tienen fines
mágicos apelando a las divinidades maléficas. TABLILLAS DE EXECRACION. Textos
vulgares anacolutos pleonásticos debidos a la prisa y con defectos del inciso.
Incisorio. Es la literatura maldiciente muy importante en el imperio romano.
Debidos a la prisa uy al secreto contra el contrincante u el rival. Se pone el
nombre del aihadi nuna ek del aojante.
Iam cito facere que se lo coma una osa.
Papandreu columbrei sidoneu quen peperit sua vulva faciatis victoria
amante fuerente pro amore meo neque somno videat donec ad me veniat puella
alimbeau columbeu ut delicias.
Que en el infierno perezca u se queme Colecticio al que parió Agnela.
Formulas de los conjuros.
ITINERARION HEGERIAE una monja del bierzo que va a Jerusalén y
describe la liturgia y costumbres de la época.
Laurel y ciprés espantan los malos odores los olores atros . Alazor.
Laser benjuí jugo de la planta laserpicio sustancia balsámica de un árbol de
malaya. Dolioso carral tonel barrío el cáliz de las flores las dos partes de
que se compone el perianto cáliz y corona. In locum fridium ubi soil accesu non
habet uvas vas picari. Picario ers el ligar de donde se saca el pez y vino
aderezado con pez. Eus ña òcfea eñ vomp d picea el pino del que se extrae el
pez u la resina. Et im`pa aqie, hidromelis pro agris dabis et si in hordeo
obruas. Hordeim cebada hordeum oblativo la ofrenda fui
oblativo de mi propia existencia. Si cubres ek hordeum de tierra y si entierras
entre cebada a las uvas las encontrarás ilesas. Para que las manzanas y
granadas dure en largo metelas en agua hirviente y las levantas y cuelgas, para
la manzanas sidonias o Cydonia es canea creta, el cretense. Erliges manzanas
sin vicio con ramulas y flores y las almacena en un vaso metes miel y vino
cocido al mosto
MARCELO BURDIGALENSIS el vino burdifalense o de burdeos escribe
recetas medicas. En luna menguante en martes y jueves estas palabras dirás argidam
margidam sturdigam. Una lombriz colgada en un cordón en el quicio de la puerta
y envuelta en heno alivia el dolor de muelas. Para los dolores de los alveolos
y sinuoidales es eficaz este medicámen se hace diligentemente y se tienen
oculto en la cárcel: el jugo en el cual los pollos de golondrina fueren cocidos
es tomado templado y se tiene entre las fauces pero es mejor si coges vivos en
el nido a los pollos de golondrino los quemas y con las cenizas hacen un unto y
los dejas los jueves con luna llena en la noche. Ladino palabra céltica que
significa bajamar y es el ladón céltico y se dice esta formula:
exi hodie nata si ante nata creata hanc pestem pestilentiam hunc
dolorem hunc tumorem hunc ruborem has tolles has tosillas hunc panum has
panuclas hanc strumam hac religiones evoco educo excanto de istis membris
medulis.
CONSENTIUS EL GRAMÁTICO. Por metaplasmo o evoución. Quid barbarismus
quid metaplasmus? Los vicios del hablar
africano. Ut sit dicat pro bobis et pro Jovis. Peres pro pedes. Stetim pro
statim. Tarterum pro tartarum y otras deliciosas confusiones del ro,ano.
Lericum reliquum plerum pro prelum interpretor pro intrpetor cloaca coalca
displicina disciplina. Metaplasmos o transformaciones del lengiuaje. Diewresis
y episinalife o sinéresis cuando dos vocales se contraen en una uva passam por
uam pasam
strena aguinaldos, strenua de strenuus, diligente, activo, turbulento,
sedicioso, valiente, enérgico.
De dubiis nominibus de los nombres dudosos. Apógrafo antiguo. APÓGRAFO
copia de un texto original.
Apobiótico dicese de todo aquello que disminuye la energía vital de
algún tejido de lo que va en contra de la vida.
Apneusto el que no respira ni sopla. Apneumia, carencia de pulmones.
Apolepismo escamación, escoliastas de donato a Terencio
Celosía circular de Lena.
La invención del apóstol santiago en el bosque compostelano de liebre
es algo ovetense.
Gotescalco obispo de Puy fue el primer peregrino compostelano que
llega en el X.
Pronto se convirtió en un símbolo de resistencia frente al Islam.
Ramiro primero la vara de la justicia sube al trono en 852.
Alfonso III un largo reinado que se prolonga hasta 910.
Dulcifico uno de sus clérigos consigue rescatar el cuerpo de Eulogio y
Leocricia que habían sido martirizados en tiempos de Ordoño I.
Todo parecía confluir para que Alfonso III desempeñase un papel
excepcional.
Alfonso III imperator he repopulated la tierra de campos o campos
góticos.
Repoblación y monacato eran la misma cosa.
Se retiró al ser destronado por sus hijos a Valdediós y peregrinó a
Compostela desde león.
Canceles perforados y calados.
El arte asturiano nos parece un milagro. Claridad, lógica, armonía y
disposición de las partes a pesar de la pobreza de los materiales,
Relieves empotrados del lobo y el perro.
Soluciones tectónica y estéticas, bóvedas de piedra recurso frente al
fuego.
San Miguel de Lillo nos recuerda las iglesias de Siria y Armenia.
Difiere del visigodo porque sus muros son de mampostería y de sillarejo con repellado
(echar pelladas de yeso) mientras que los visigodos utilizan los grandes
sillares asentados a hueso siguiendo tradición romana, bien unidos y sin
mortero entre sus juntas como el acueducto de Segovia.
Sillarejo piedra labrada que no ocupa todo el muro sino el paramento.
Tizón parte del sillar o ladrillo que entra en la fábrica.
Es distinta en la planta y el alzado.
Asturiana es basilical mientras la visigótica es cruciforme y
compartimentada.
Difieren de las iglesias carolingias y otonianas porque sustituyen a
las columnas por pilares.
Cabecera recta. Hay pórticos y una tribuna a los pies. Predomina la
linea a bisel y el ángulo recto.
Había una cámara secreta que servía para guardar secretos o para
habitación de un anacoreta.
La columna de tradición romana y bizantina que se da en las visigótica
se sustituye por el sillar aparejado de planta rectangular o cuadrada.
El arco triunfal.
No hay capiteles sino imposta.
Hay arquerías ciegas.
Y se caracteriza por el arco de medio punto que sustituyó al de
herradura visigótico pero éste sigue dándose en algunos ajimeces. La herradura
pasó a lo califal y mozárabe para continuar en lo mudéjar.
Los asturianos lo desconocían hasta Alfonso III el Magno en que lo
incorporan a los vanos de sus edificios.
Ventanas bíforas o de triples Marquillos con capiteles corintios. El
arrabá o alfiz que es un recuadro sobre los marcos de vanos. Lo que más llama
la atención es la celosía que da a la luz un tamizado recortado y suave, hay
yeso y piedra pero impresiona lo arabesco y hay rosetones calados en ventanas
circulares que hacen pensar en las iglesias románicas. El origen de estas
celosías es romano pero los asturianos llegaron a formas características.
Las bóvedas se caían porque sus arquitecto no sabían contrarrestarlas.
Utilizan contrafuertes para paliar tal deficiencia.
Carecían del sentido de la dinámica del edificio y por eso emplean
contrarrestos. Tectónicamente todos los elementos se disponen en armonía con
las lineas verticales de los contrafuertes.
Signos o campanas podían estar de forma exenta al modo oriental como
los campaniles italianos.
Estos campanarios o espadañas estaban asentados sobre los piñones.
Piñón de pena lat. Almena y piñón segunda ala que el halcón tiene debajo.
Sogueados o funículos el taqueado o baquetón que es el bastoncillo de
adorno formando encaje y moldura. Tratar a la baqueta.
Su esbeltez nos va a llevar a las grandes realizaciones del gótico.
Decoración intarsia y grecas.
Después del concilio de Elvira que el año 300 se había opuesto a las
imágenes en los lugares de culto.
Manuel Gómez Moreno: En el segundo tercio desaparecen los pavimentos
de mosaicos. Solado estaba compuesto por hormigón al que se colocaba y daba
pulimento con asperón.
Cancel e iconostasio como el que existe en santa cristina de lena
`proporciona un ámbito rico y las paredes estaban pintadas.
El efecto era de gran monumentalidad.
SANTA CRUZ DE CANGAS DE OFÍS es el edificio más antiguo 737 obra de
Favila y de su esposa Froiluba. Construida sobre un montículo artificial que
encerraba un dolmen. Reedificar en 1663 sería destruida durante la guerra civil
y allí Menéndez y Pidal don luis el mismo que el de Arbas alzó una ermita.
Se conserva una lápida redactada en bárbaro lat.
COMENTARIOS AL LIBRO DEL BUEN AMOR, EL CANTO DEL CISNE DE UN MOZÁRABE
EN EDICIÓN DE MANUEL CRIADO DEL VAL (facsímil, tela, en folio mayor), edición
restringida 2.000 ejemplares. El ejemplar lleva el número 0643. Madrid Espasa
Calpe, 1977. Tres tomos con certificado de Manuel Criado del Val y Eric W.
Naylor de ser exacta reproducción del manuscrito de Toledo sin modificar
artificialmente el estado del códice. “Este dialogo es del Arcipreste de Hita -
reza separata introductora con data de 1790- que floreció en tiempo del
Arcipreste de Hita. Está incompleto y la data del fin (tachadura) es errata: la
razón es porque Juan de Hita le compuso en la cárcel donde le mandó poner el
arzobispo D. Gil; este señor fue arzobispo trece años desde 1337 hasta el 1350:
luego la citada fecha de la era 1368 (no corresponde al tiempo de la
composición. Mejor la señalan otros códices en él era de 1381, año de 1343. La
colección de la poesía castellana anterior al siglo XV dispuesta por don Tomás
Sánchez bibliotecario de S.M. e impresa en Madrid desde el año 1779, cuyo
último tomo que es el IV y comprende la poesía del arcipreste de Hita se
imprimió el año 1790".
Los tres tomos se apodan Facsímil, Transcripción y Contorno, éste
incluye cuatro preciosas láminas del libro de montería de Alfonso XI con
primorosas escenas cinegéticas. Y tratan de centrar este suceso literario en el
ámbito de
Tres son los manuscritos que se conservan de las poesías del
Arcipreste. Una la de Toledo, otra el manuscrito de Gayoso, y otra, la más
extensa, la del códice salmantino.
Se escribió en el años 1330 de Cristo (1368 de la era de César según
los manuscritos de Toledo y de Gayoso, pero para el códice salmantino la fecha
es la de 1343 de Cristo: 1381 de César).
Gayoso era un bibliófilo del siglo XVIII, su manuscrito quedó copiado
en 1389.
Esta edición corresponde al códice de Toledo, consistente en cuarenta
y ocho folios, de 250 x
También se habla de la “misteriosa
troba cazurra” en el poema.
Criado del Val realiza un estudio a fondo cuyo valor heurístico
exegético no tiene precio de las condiciones en que se redacta el texto,
Entre Numancia y Termancia, Hita, Betania del caminante en Castilla
Dice un adagio ruso que al cristiano de buena fe cuando bebe el Señor
le pone el ala de un ángel de la guarda junto al jarro, porque Dios se apiada
de los borrachos y salvó a la adúltera de la dilapidación. Es ese temple de
caridad y de albedrío el que hay que ir a encontrar los floridos versos del
Arcipreste, un mozárabe, guardador de la tradición cristiana, cuando la
religión de sus padres estaba a punto de ser vuelta de arriba abajo, hombre del
pueblo, apegado a la fe del carbonero. Roma queda un poco lejos, siente esa
soledad del ser humano enfrentado a la injusticia, tiene que contar lo que ve.
Se acercaba
Las otras tres obras cumbres de
la literatura hispana en sus comienzos, “Rimado de Palacio”, libro coterráneo y
simultáneo, pero de corte más pesimista y palaciego, y, ya en el siglo que
precede, “Los milagros de Nuestra señora” y el “Poema de Mío Cid” tienen un
trasfondo mozárabe, de defensa de la vieja fe.
Con el Cid se abolió el rito visigótico y con Berceo se impone la
reforma monacal de san Bernardo.
Hasta entonces el cristianismo español se parecía más en su liturgia y
su teología al bizantino que al romano. Los monasterios, por ejemplo, - y en
Hita había dos, el de san Cosme y Damián según el profesor Criado del Val,
fundados en el siglo IV por san Gregorio (+366), eran mixtos, en él falleció la
venerable Beneria en el 657.
Hita fue arrasada por Witiza en el 702 y luego, bajo la dominación
musulmana, padece en sus piedras el cotarro celtíbero algunas de las aceifas o
razzias de castigo del ejército invasor. A este respecto fue arrasadora la de
Almanzor hacia el año 1000 al igual que Burgos, León, Toledo y Soria. De este
hecho da cuenta el anónimo juglar silense:
Murió Almanzor el año 1002 y su cuerpo se torra en los infiernos
Estos intervalos fundamentalistas fueron todo hay que decirlo la
excepción, porque lo normal fue la connivencia y los buenos modos, dentro de lo
que cabe, entre las tres religiones juntas. Hita en su casco interior reúne las aljamas judías
más importantes de Castilla
Caso curioso en estas fortalezas fronterizas fue mucha la
compenetración que reinaba entre el moro y el cristiano. No hay más que
estudiar el arte románico de esta región central donde, con escandalo de los
imanes, algunos albañiles árabes trabajan en la construcción y decoración
antropomórfica de las iglesias románicas. Es un dato destacable que se observa
en el arte mudéjar aragonés. Concretamente, en los capiteles del monasterio de
Sopetrán, cabe el otero hitense nos encontramos a la figura de Cristo gozando
del paraíso al lado de santa Casilda, san Juan Bautista, un santo al que
reconocen los moros y cuya fiesta celebran también el 24 de junio, Alí y el
propio Al Mamún, un caudillo taifa, muladí famoso y al que el ingenuo tallista
de Nuestra Señora de las Batallas retrata de niño en los brazos de
Tras la reconquista de Alfonso VI se da a la villa de Hita un fuero en
el que se reconocen sus usos y costumbres de tradición cristiana. Este clima de
armonía y buen entendimiento se va al traste después de la derrota de Sagrajas
1086 cuando Yusuf, en otra aceifa de primavera cruza la raya del Tajo y debela
todas las poblaciones liberadas. Hita vuelve a recobrar la importancia
estratégica que tuvo en tiempos romanos. Se reconstituyen milicias y levas
especiales para hacer frente a las algaras que llegan del sur.
Surgen las merindades. Hay en el Arcipreste un humor trashumante y
ácido, de ir y venir constante por trochas de ganadero de
No se olvide que éste es el
siglo de las catedrales, el que marca el apoteósico cenit del cristianismo, y
el de la escuela de los Traductores de Toledo. El punto de síntesis de las tres
culturas,
El siguiente, el XIV, sería de contextura más violenta, a causa de los
bandos castellanos y las luchas internecinas que caracterizan a la dinastía
Trastámara. Se barrunta un descontento contra la jerarquía eclesial que plasman
tanto las estrofas de Chaucer en “Cantorbery Tales”, otra obra de vagabundaje,
como en las seguidillas del Arcipreste. Ambos textos fueron redactados por
sendos clérigos durante el exilio de los papas en Aviñón.
En 1311 Hita y su señorío son arrasados por las huestes
del Infante don Juan Manuel. La villa y
su tierra pasan a ser posesión de los Mendoza, rica familia alcarreña de origen
judío, en 1380.
Guadalajara, la morisca y Fita, la mozárabe, aparecen muy nombradas en
la tradición juglaresca que cantan las hazañas de don Vela, otro personaje de
romance fronterizo, aquel famoso caudillo leonés que se pasó al moro con armas
y bagajes, y al que exalta la literatura juglaresca. Este conde, marfuz y
perseguidor de su progenie, tuvo tierras y posesiones cerca de la famosa villa
del mojón en el cruce de caminos entre Celtiberia y Carpetania a orillas del
río Carviel. Es también tierra limitánea donde el Cid, sirviendo al mejor
postor, peleó unas veces a favor de
Se alza el pueblón a la sombra
de la osamenta de las ruinas de la iglesia de Santa María, en la cual don Juan
Ruiz fue párroco, sobre el alcor que cobijara a aquellos recios hombres
castellanos prevenidos en frontera. “Son audaces - relata el Poema de Almería-
y gozan con la guerra. Con banderas desplegadas atraviesan ante las tiendas del
Emperador, levantando a todos con frases y alegres juramentos. Buen rey, ten
salud”.
Y del alcaide de Hita, Martín Fernández, hace esta semblanza: “Blanco
de cuerpo y de miembros, es bello y fuerte, honrado y tiene el mando en la
mesnada; cuando levanta su voz huyen los moros aterrados”.
El Libro del Buen Amor, exaltado canto a la vida cuajado de tristeza y
resignación senequista, es una parodia en la cual se hace un retrato de la
ambigua sociedad medieval en el marco de las tres culturas que conviven a
trancas y barrancas, dice el profesor Criado del Val. Es un retrato hecho bajo
la cobertura de humor en el que se critica a la jerarquía eclesiástica al igual
que en el “Piers Plowman” inglés, el Bocacho, o en las Coplas de Villon, aunque
a diferencia de sus coetáneos el poeta alcalaíno suaviza sus diatribas con un
barniz de humor clemente y conmiserativo para con la humana flaqueza. Hay historias y lenguajes de mancebía o
trotaconventos, y alusiones a acontecimientos que causaron impacto en la época
como
Los argumentos no son del todo originales, se inspira en Ovidio y
Esopo y otros autores orientales para sus apólogos. Por ejemplo, el combate
entre Don Carnal y Doña Cuaresma encuentran ascendencia en los “fablieux” y los
“tensones” o denuestos poéticos, tan populares en los siglos medios, calca el
humor de los serventesios con que se impugnan los vicios y los desafueros de la
curia papal. Así y todo, el tono no es muy moralizante sino jocoso y lleno de
vida y en cualquier caso el Libro de Amor supera a los patrones provenzales que
supuestamente imita, y se supera a sí mismo. Su lectura deja un poso de sabor
agridulce. Así es la vida misma.
Por lo demás, se trata de una obra muy glosada y acotada, porque es
una mina de refranes toda ella, pero poco conocida y disfrutada, dada su
hondura y calado, una característica que se zafa bajo la envoltura somera de la
socarronería sentenciosa de un giróvago ex claustrado y díscolo, mejor
dulzainero y juglar que cura capitular, un apasionado de la vida y que vierte
los conceptos que se le merecen della en un castellano que parece música de
flauta. Se expresa con la facundia de un encantador de serpientes. Nada tiene de particular que a su palabra
tantas damas se rindieran y que monjas y serranas o dueñas de viso cayeran hechizadas
bajo la magia de su palabra y de su físico, porque el arcipreste a juzgar por
el magistral retrato que hace de su persona - uno de los primeros y más
acabadas semblanzas en español, era corpulento y ágil, los ojos negros y la
cabeza grande, de consumadas habilidades desultorias y habitual saltimbanqui;
sus saltos y el tañer del pandero las hacía reír y suspirar. Un juglar de cabo
a cabo, recitador de pasos escénicos, buen cantante y tañedor experto,
practicante de la trova que es uno de los más perfectas habilidades que se invocan entre los hombres
cultos. Por tan humano resulta tan moderno. El Libro de Amor se deja leer y
acariciar todavía dada su frescura prócer con ayuda de una cierta arqueología
lexicológica, pero la más de su obra está viva.
Juan Ruiz se declara abiertamente antiabolicionista con respecto a las
casas de tolerancia, siguiendo una asendereada tradición cristiana que se
inicia en san Agustín el cual sostenía que si se suprimía a las meretrices
grandes daños se seguirían a la república y así lo enuncia en su Tratado de
Órdine: “aufer meretrices de rébus humanis, turababéris omnia libídinibus”.
Corroborada esta tesis por santo Tomás de Aquino en su Summa Teológica (“Dios
permite un mal menor para evitar males mayores”), abanderó los postulados de no
pocos moralistas católicos y la corriente ha llegado a nuestros días. Por lo
que invoca no la defensa del vicio sino la tolerancia hacia el oficio más viejo
del mundo para defensa de la honestidad de las mujeres que no han caído en la
rama.
La figura de Celestina, algo tan castizo y tan nuestro, que ha llegado
hasta nuestros días auspicia gran parte de la revolución feminista e inspira a
las madamas telemáticas de nuestra televisión hasta el punto de que hay reinas
por las mañanas y por las tardes que recuerdan a una trotaconventos con las
manos en jarras delante del televisor, es sólida a lo largo del poema lo mismo
que los vocablos que se relacionan con su menester de amor. La cosa no tiene
remedio.
Salen a relucir sustantivos
relacionados con la mancebía tan abundosos en la rica y simpar lengua
castellana: madre, tía, hostelero, mayorala, abadesa, maza, picaza, cobertera,
almadea, coraza, aldaba, trainel, cabestro, almohaza, cordel, escofina, que
sepa mentir fermoso y siga la carrera, avancuerda, rascador, pala, aguzadera,
jáquima, adalid, guía, handora, trotera, escalera, abejón, trechona, registro,
glosa, y otras calificaciones con que se avienta y describe a las sacerdotisas
del gusto y su mundo.
Hay una múltiple intención alegórica que relaciona a los “monasterios
honrados” o mancebías como teatros de la gran danza de la muerte según la
tradición medieval. Eros y Tanatos caminan juntos.
Hay alusiones a Alfonso XI El Batallador, muerto a consecuencia de la
peste en 1348 en el sitio de Gibraltar y gran aficionado a la caza.
Pero sobre todo el argumento de las correrías del arcipreste son un
disparo a la linea de flotación de la iglesia toledana dirigida al todopoderoso
arzobispo Albornoz, pone en evidencia la simonía y los vicios de los curas y
los monjes, aun recientes los movimientos de renovación cristiana iniciados por
Jon Huss en Checoslovaquia, y los cátaros en el sur de Francia, que ocasionaron
como contrapartida las iniciativas italianas de san Francisco de Asís y de los
“caterinati” de Siena que predicaban una vuelta a los verdaderos valores del
cristianismo. Se impone el uso de la confesión auricular (exomologesis), la
devoción del rosario. En esta critica de las costumbres eclesiales que es el
Libro del Buen Amor, una parodia de la danza de la muerte, no podía faltar un
grito contra la licencia y las depravadas costumbres, sin cargar las tintas y
sin meterse en honduras. Sus predicamentos y sentencias rebosan salud física y
cordura mental.
Parece ser que el nombre de Juan Ruiz- siempre según la pluma
magistral de don Manuel Criado- esconde el pseudónimo acaso de un capellán de
la curia del cardenal de Toledo don Gil de Albornoz, paradigma del prelado
guerrero. Combatió en la batalla del Salado, fue el que sostuvo las riendas de
su caballo blanco y pronunció aquella arenga: “Estad quedo, mi señor, et non
pongades en aventura a Castiella et León, ca los moros son vencidos, et fío en
dios que vos sodes hoy vencedor”. Era un especialista en poliorcética. Su mitra
era inseparable de la espada y la cota de malla del guerrero, pero hay otra
faceta poco conocida, la de intelectual y de Mecenas de la universidad de
Bolonia. Era amigo de los Borja y secundó por tanto a los papas de Aviñón:
Clemente VI, Urbano V e Inocencio VI.
A la llegada de Pedro I se exiló en la corte pontificia del mediodía
francés, huyendo de la persecución del que había sido privado y favorito de su
antecesor, al que no le duelen prendas en enfrentarse al primado de Toledo. En
su testamento pide el ya cardenal ser enterrado en Asís y que allí permaneciese
su cuerpo mientras durase la indignación del rey presente o de otro de Castilla
contra su linaje.
Es posible que él dialogo entre los dos ratones, el mur de Guadalajara
y el de Mohernando reflejaran esa inquina entre los dos personajes, el pavor
del obispo y la saña con que Pedro perseguía a sus enemigos.
El siglo XV señala la pérdida de la hegemonía mozárabe. Por el norte
están llegando corrientes totalizadoras que instan al unitarismo arrasador de
fueros. La mozarabía hitense hecho de claroscuros sinalagmáticos, trabados a
fuer de pactos y de consensos de convivencia que han durado siglos pierde
fuerza ante él amaneces de un nuevo sol: el concepto del imperio cesáreo que
vuelve a renacer de sus cenizas. Es un baremo en el que unos suben y otros
bajan como todo en la vida y he aquí que se produce el esplendor de la nobleza.
Es la casa de Mendoza la que va llevar la voz cantante en el enfrentamiento
contra la monarquía de Juan II. El
adalid de esta casa, gran rival de Álvaro de Luna, va a ser precisamente otro
poeta, Iñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana, acérrimo detractor del
Condestable y causa de su ruina. Lo gótico se enfrenta a lo mudéjar y a lo
románico. Es así como desparece uno de los más antiguos mozárabes, el de
Sopetrán. El marqués de Santillana lo restaura exclaustra a los viejos clérigos
y monjas de este monasterio mixto por benedictinos traídos de Valladolid.
En ese convento se veneraba una talla de
La baja Edad Media que describe el Arcipreste es un tiempo lúdico y
caballeresco de estafermos, bohordos, correr la sortija, torneos, justas y
otros entretenimientos militares. Muy en línea con la tradición visigótica: “No
murió por las tabernas ni tampoco tablas jugando que él murió sobre Zamora
vuestra honra resguardando” reza el poema de Fernán González. Cualquier día es
ocasión propicia para bohordar concejeramente (en publico). Por menos que canta un gallo aquí tenemos una
carnavalada. El fuero de Soria ya advierte que si un ome mata concejeramente en
bohordo a otro non peche de homicidio.
El público no podía acercarse al palenque más de seis astas de lanza.
Era un ritual que se conserva en los juegos de cañas y en otras diversiones
patronales. Dice el profesor Criado del Val que esto no podía ser de otro modo
en un siglo tan saturado de ideología caballeresca como fue el decimoquinto.
Cada caballero tenía su paladín que le ayudaban al salir al campo armado de
daga y maza ijada en ristre. Hubo pasos y alardes que se hicieron famosos como
el de don Suero de Quiñones en el puente sobre el Órbigo y la costumbre, que
arranca de los tiempos de los godos, permanece muy consolidada hasta Felipe IV
de Austria que fue también rey jaranero y muy avezado a cabalgar.
El fuero de Teruel (Forum Turolii) estipula los pasos que se han de
dar en estas justas amistosas para diferenciarlas de aquellas en las que
mediaba querella difamatoria o se pugnaban “a ultranza”, esto es, a muerte. En
caso de derrota se solían arrastrar las banderas del vencido por los
mantenedores.
Otro detalle que no pasa por alto el eminente filólogo en esta obra es
la cuestión de la expulsión de los judíos hitenses. La aljama había convivido
sin discriminación, las casas de los judíos fronteras o paredañas a las de los
hidalgos, pero las penurias económicas, los motines del populacho contra la
nobleza, las predicas iluminadas de
Vicente Ferrer y sobre todo la intervención del arzobispo de Burgos y
canciller de Castilla, Pablo de Santamaría, un converso que actuó contra su
propia grey, determinaron un clima de animadversión. En todo caso
En Hita los judíos no vivían extramuros o en gueto o barrio especial
sino que eran comerciantes y sobre todo vinateros. El año 1492 quedaban ciento
cincuenta familias en la villa, la mayor parte de las cuales se exilaron a
Portugal, otras prefirieron el bautismo. Pero esta ausencia duró poco ya que
algunos regresaron confiados en la privanza que siempre gozaron en la corte del
Duque del Infantado, aunque esta guarda no pudo evitar al brazo largo de
Todavía aparecen sus bodegas perforadas en el cerro, lo mismo que en
algunas zonas de Fuentidueña y otras del Valle del Duero, tan parecidas a Hita
paisajísticamente y por su idiosincrasia de los judíos cosecheros de uva.
Al correr de los siglos viene la decadencia inexorable de los años del
barroco, la población queda esquilmada por las hambrunas, las guerras de
Flandes, la emigración a América y esa nueva y severa forma que tuvo de
entender el cristianismo la reforma católica, tan severa con los asuntos
relativos a la concupiscencia, precisamente el polo opuesto de la mozarabía
alegre y jaranera del buen arcipreste.
El valor estratégico del fuerte asentado en una nava o en un teso fue de
gran valor a los contendientes de
No ha perdido pese a todo ese aspecto hospitalario y acogedor del
ambiente trajinante y andarríos de nuestra picaresca. Tuvo en el siglo XVII ina
obra conspicua,
El Libro del Buen Amor es un buen manual de geografía y de toponimia.
Algunos de los lugares que cita el Arcipreste siguen poco más o menos como él
los dejó. De Calatayud era doña Endrina y de Hita, don Melón. Se pega la música
de los nombres de los lugares y la tradición insigne de las rehalas de la
mesta. Juan Ruiz debió de ser hombre aficionado a la caza por la prosopopeya y
verismo con que encandila el relato de
costumbres y querencias de algunos bichos, pero si abigarrada es la
fauna y flora no menos denso es el paisanaje. En lo alto de la puente vivía el
cerrajero Mohamat y un poco más allá el rabino y el físico. Se cruzaba por
delante de una carnicería cristianiega, al lado de otra judiega y más allá,
tras el adarve, posaban los judíos pobres a la sombra de una trotaconventos singular
La población contaba por lo menos con tres sinagogas y un midrás o
escuela talmúdica, una mezquita y tres iglesias mayores como la de Santa María,
la de San Juan y la de San Pedro.
Por todos estos sitios transitó el clérigo andariego a lomos de su
mula hacanea. Iba y venía por toda la sierra segoviana, recalando en
Sotosalvos, donde aun le perduran reminiscencias de sus coplas, atravesando los
puertos, Malagosto, Ferreros, Navafría, Tablada, y acudiendo a las ferias de
San Pedro a Segovia, de donde no le debió quedar buen recuerdo pues volvió
escarmentado a los tres días, gastados sus pocos caudales en
“Estide en esta ciudad e
espendí mi caudal”.
A Segovia, emporio lanero a la sazón, la gente iba a divertirse y lo
hacía de lo lindo, pero humor y resignación no le falta de la cruz a la bola a
este buen cristiano que inicia sus correrías con una invocación al Rey de los
Judíos, Jesús Nazareno, salvador de Israel, él mejías esperado (el
antisemitismo nunca irá con el sentir del español, es un fenómeno foráneo a
nuestra cultura) con una lamentación bíblica que recuerda las estrofas del
romance del prisionero, pero el interno apela a Santa María, de la que se
siente servidor, con tesón:
Señor Dios que a los jodíos, pueblo de perdición, sacaste de cativo
del poder de Faraón, a Daniel sacaste del pozo de Babilón: saca a mí cuitado
desta mala presión.
Las estrofas recuerdan el Romance del Prisionero, composición célebre
que representa una jarcha o lamentación de un cautivo, el cual desconoce cuándo
es de día y cuándo las noches si no “es por aquella avecilla que me cantaba al
albor; matómela un ballestero, déle Dios mal galardón”. Pero esto no es más que
mera casualidad. El desenfado y sorna de este clásico dista muy lejos de lo
atrabiliario. Constituye un gozoso canto al Criador a través de la obra de sus
manos, la naturaleza, el Amor. Si
Luego vota como
intercesora de su cautiverio a “ santa
Martina que libraste del vientre del drago, libra a mí, Dios mío desta presión
do yago, etc.”.
Para terminar apelando a la
intercesión de
Dice que el azenúz(leonesismo) o la pez de afuera, negro más que
caldera es por dentro más blanco que la peñavera (una flor montesina, en asturiano
se conserva como peñamellera).
Es grande la devoción que siente Juan Ruiz, arcipreste de Fita, por
Oh María luz del día, tú me guía todavía.
Dame tu gracia i
bendición i de Jhesu
Consolación
Que pueda con devoción
Cantar de tu alegría.
Cumplimentados estos requisitos de devoción pasa a renglón seguido a
hablar de Catón y de lo que recomendaban romanos y griegos que “ome cumpliera
facer en su tribulación”. Dijo una gran bavoquía de hoy vengan más griegos con
su porfía, doñeguil, tú no torvarás
entre mil. Fallarás muchas garzas, non fallarás huevo, remendar bien non
sabe todo alfayate nuevo. Este estilo desenvuelto y audaz pone al lector de que
el hilo conductor de la historia discurrirá al borde de la conseja. Es un buen
centón de refranes el Libro del Buen Amor. Entra en tema:
Como diz Aristóteles, cosa es verdadera, el mundo por dos cosas
trabaja; la primera por aver mantenencia; la otra cosa era por aver juntamento
con fembra placentera.
El acotado se ha hecho famosísimo y es un de los chascarrillos con más
golpe en el seno de la lengua castellana de un humor tan realista.
Y además toda bestia de cueva quiere de natura compañía siempre nueva;
e mucho más el ome que toda cosa que se mueva.
El fuego quiere siempre estar con la ceniza, cuanto más arde más se
atiza.
El ome cuando peca bien ve que
desliza, mas no se parte ende que natura lo enriza.
No oculta el arcipreste su éxito con las damas. “Que yo como ome ove
de las mujeres grand amor”.
Luego cuenta sus aventuras, de como una dueña le quiso, y era mujer
que guardaba su marido como los judíos
Cuenta el apólogo del león que estaba enfermo y todas las bestias
vinieron a cuidar. Hubieron de matar a una para darle de yantar, pero entonces
comenzó la disputa y es la zorra la que acaba haciendo partición de la vianda.
Otro es el ensiemplo de cuando la tierra bramaba a punto de parir
tempestades, pero como dice Salomón las cosas de este mundo vanidad son; todas
son pasaderas vanse con la edad y salvo el amor de Dios todo es liviandad, y
mucho más los amores de fembra.
Yo
desque vi la dueña partida y mudada, dije para mí: querer donde no me quieren
faría una nada, responder do no llaman es vanidad probada.
Pero él muy caballero y nunca hablará mal de la mujer a la que quiso
servir ni decir cosas de refez “ca en mujer lozana, fermosa y cortés todo el
bien del mundo y todo el placer es”.
De misógino no tenía nada el bueno del cura pues dice:
Si Dios, cuando formó al ome entendiera que era cosa mala la mujer,
non la diera al ome por compañía nin dél la fiziera, si para bien no fuera tan
noble non saldría... por santo ni por santa que seya non sé quien non codicie
compaña si sola sé mantién... un ave sola nin canta nin llora; el mástil sin la
vela no puede estar todora.
Así que busca otra y da a entender que se va de putas y así lo declara
en la troba cazurra que Criado encuentra misteriosa y a mí me parece más claro
que el agua. El arcipreste no hace ascos a la mujer que se le pasa otro, que le
hizo escarnia madagaña el marfuz, aunque, dado el sentido alegórico, puede
haber resabios judaicos - bien podía tratarse de que el autor en secreto
profesara la religión de Moisés- en la letrilla que empieza.
Mis ojos no verán luz pos perdí la cruz, cruz cruzada panadera.
Luego se mete a estrellero y muestras sus conocimientos del horóscopo
y erudición en materia de astrología judiciaria, pues al hombre, con arreglo al
signo que nace, luego lo juzgan por sentencia. Allí en esa constelación está
nuestro hado y don y relata el ejemplo del rey moro que mandó llamar a los
astrólogos al nacer su hijo y unos le aseguran que los planetas no le son
propicios y unos dicen que morirá ahorcado, otros despeñados y otros que por
obra del rayo. No creyó el monarca tales consejos y mandó encarcelar a los
adivinos pero una vez que salió su hijo ya príncipe de montería fue alcanzado
por una centella y se despeñó. Reparó el rey en lo que le habían dicho los
quirománticos, y los mandó soltar. Aquí el autor del poema prueba su habilidad
en no contradecir a una ciencia tan excelsa y asentada en la edad antigua como
es la adivinanza por los signos del zodiaco ni tampoco a su fe católica y
apostilla lo siguiente:
Bien ansí nuestro señor cuando los el cielo crió puso en él sus signos
e planetas ordenó, sus poderes ciertos y sus juicios otorgó; pero mayor poder
retuvo en sí, que le non dio. Ansí que por ayuno, limosna y oración e por
servir a dios con mucha contrición non ha poder mal signo nin su constelación.
Non son los estrelleros por todo esto mintrosos; juzgan según natura por sus
cuentos famosos: ellos e la su ciencia son ciertos, non dudosos; mas contra
Dios non pueden ir, ni son poderosos.
Es una bonita forma de zanjar el compromiso poniendo una vela a Dios y
otra al diablo pero para su capote se burla de los que nacen en Venus, que lo
“más de su vida es amar mujeres, nunca se les olvida” y agrega que en ese signo
“ attal creo yo nasçí, - confiesa Juan Ruiz que reconoce de paso su ignorancia
en materia de astrolabios- pues siempre pugné en servir dueñas que conosçí, e
bien que me ficieron non lo desagradecí”.
Se explaya en un canto al amor “que hace sutil al hombre rudo y
compele a hablar hermoso al que antes es
mudo, y al hombre que es cobarde le hace atrevido y al perezoso, presto y
agudo”.
Y lo que no vale una nuez amor le da gran prez. “Pues buen esfuerzo
vence a la mala ventura, pero una tacha le fallo al amor poderoso y es ésta:
que el amor siempre fabla mintroso”.
Pero basta de palabras y al grano. Como él no puede vivir sin estar
enamorado, ya que cosa “dura e fuerte es dejar la costumbre, el fado y la
suerte: la costumbre es otra natura ciertamente, apenas non se pierde fasta que
vien´la muerte” toma una tercera mantenida, dueña de buen linaje y mucha
nobleza, de talla muy apuesta y de gesto amorosa, lozana, doñeguil, placentera,
fermosa, cortés e mesurada, falaguera(asturianismo, por halagüeña), donosa,
graciosa y donable de amor.
Estas hermosas palabras arcaicas revelan la delicadeza de un idioma
tan preciso y bello como el castellano, que parece hecho como para piropear
damas. Agrega que por tal dama sembró avena loca ribera del Henares. “Verdad
dicen los antiguos retraheres(refranes): el que en arenal siembra no trilla
pegujares”. La enamorada prefería los versos y cantigas del poeta a los
sartales, las sortijas y las mitas, pero “quien toma dar debe, dicelo sabio
enviso, (sagaz) porque el amor del mundo
es sombra de aliso”. Zarazas da luego a un alano, lo que conjetura la burla de
este tercer amor. Comenzó a ladrar mucho el mastín masilero y tanto persiguió
al ladrón que fuyó del cillero. Así le aconteció y a su consejero que unos
ensillan y otros cabalgan o en palabras del Arcipreste “ uno cuida el bayo y
otro el que lo ensilla”. No le arriendo la ganancia.
El amor es tan enconado que cuando hiere de golpe no lo sana mengía,
emplasto ni jarope, pues siempre vence con doñeos y mañas.
Hubo una vez un garzón que quiso casar con tres mozas. Era tan loco y
valiente que no quería casar con una solamente, pero con una tiene suficiente
porque el amor es padre del fuego y pariente de la llama, destruyelo todo como
el fuego la rama. Pero se enamora de la primera y no desea más, y concluye con
una apóstrofe a Cupido: “Los que non te probaron en buen día nacieron, folgaron
sin cuidado, nunca entristecieron, desque a ti fallaron, todo su bien
perdieron” estrofas que recuerdan a otro gran vate castellano, Cristóbal de
Castillejo que sentencia:
“Ribaldo eres amor, el
Turco no se te alcanza”.
Las ranas fueron a Jupiter con reclamaciones y Zeus les envió cigüeña
mansillera que andando pico abierto como era venternera (glotona) de dos en dos
las ramas comía ligera. Protestaron los anuros y pidieron socorro al jefe del
Olimpo. Las zancudas que mandaste nos dan malas tardes y peores mañanas. Su
vientre nos sotierra, su pico nos estraga y el dios les replica tened lo que
quisiste, que buenas voces distes. Quien tiene lo que le cumple con ello sea
pagado.
De todos los pecados raíz es la codicia. Ésta es su hija mayor, su
mayordoma, la ambicia, ésta es su alférez y en su casa oficia, ésta destruye el
mundo que sustenta la justicia y mata a los hombre de muerte supitaña. Por la
codicia pierde el hombre el bien que tiene. Pasa revista a la lista de los pecados
capitales y adoba con ejemplos de apólogo como el lobo y la cabra, la grulla y
el cazador, él aguila y el caballo, el pavón y la corneja.
Todos son un alegato contra la codicia, la lujuria, “pues, por amor de
Bersabé, la mujer de Urías, hizo David a Dios fallías, y a Virgilio lo metieron
en un cesto” que tipifica el ensiemplo del aguila en la copa del haya que todas
las otras aves de allí atalaya, no hay péndola (pluma) della que en la tierra
caya, y herida por la saeta del cazador exclama:
“De mi mesma salió
quien la vida me quitó”.
Lujuria y fornicio acortan la vida y
matan. Es el símbolo del aguila abatida luego de encaramada en la cima
del haya. Pero tampoco habrá que perder de vista a esa locura coeva que es la
envidia causante de tantas disputas y barajas, y hace que la negra por ser
blanca contra sí sé denuede, y que la corneja quiera hacer la rueda como el
pavón. Le pide prestado sus plumas, pero al llegar a su nido es aborrecida por
las de su especie y arrojada al carrizo. Fustiga la gula de los que zahoran a
base de comilonas y la tragonía con la siguiente sentencia: “El comer sin
mesura e la gran venternía, otrosí mucho vino con mucha bebería más mata que
cuchillo, Hipócrates lo decía”, pero quien bien come bien hace garzonía. Vayáse
lo uno por lo otro.
El león orgulloso el que cuando era mancebo a las bestias hería, le
vino flaqueza y peoría con la edad, representa la ira. Le pasaron facturas
aquellos a los que perseguí y con tra él vinieron todas a vengar sus denteras.
Hasta el burro le pega coces. El rey de la selva hete aquí que muere de rabia.
Moraleja: “la ira y la cólera al león le dieron mal galardón”.
En el pleito que el lobo, don Mansilero, y la raposa doña Marfusa mantuvieron ante don Jimio, alcalde de Bugía,
el cual entiende de querellas y malfetría. Era el mes de febrero del año 1301,
“regnando nuestro señor el rey león masilero” y estamos en casa de don Cabrón, mi vasallo y quintero, entró a
robar una noche por cima del fumero, sacó furtando el gallo él nuestro
pregonero. Vino doña Marfusa con grande abogado, un mastín ovejero de carrancas
cercado; el lobo cuando lo vido luego fue embazado. Se produjo un consejo de
cucaña. Y todo queda en agua de borrajas porque en el pleito se sabe cuando se
entra, nunca cuando se sale, y a esto se llama traer de redruejos.
Mas amor está ahí presente con sus sortilegios y conjuros y el autor
simula con él un lance en el que se le ocurre amar con arreglo al transcurso de
las nueve horas canónicas desde maitines hasta completa, del “Domine labia mea
aperies” hasta el “Laetatus sum in his” y para cada salmo e himno reunión con
mujer diferente, y cojeas a la ofrenda y bien trotas al comendón (memento de
vivos) durante la celebración de la misa. Es un intento por acoplar la liturgia
a un sentido lúbrico e irreverente del juglar que retoza en la remanga del
querer y dice que “ fiesta de seis capas contigo la pascua tiene”.
Ducho en las artes amatorias y en glosa de Ovidio, aunque también
aporta conocimientos extraídos de su experiencia con jáquimas, el retrato
psicológico que hace de la mujer ideal que “ha de ser en la cama loca y en la
casa cuerda” no tiene desperdicio y sus consejos acerca de como ganarse el
favor de las damas y aprovechar el momento con mucha diligencia sin perder el
tiempo ni quemar la pólvora en salvas, “perezoso no veas do buena hacina
vieres”, resultan imperecederos. En lo sexual el hombre y la mujer han cambiado
poco. Le gustaban las rubias y las prefería a las morenas por lo que acontece y
conocía de antemano los enredos pues se muestra experto y fino en las maneras
de abeitar, con mucha capacidad para la forja de enredos, dicen que su
fortaleza yace en su debilidad, en la capacidad de disimulo y la habilidad
persuasiva.
Cabe notar el efecto contundente de los datos descriptivos por mor de
la asíndeton, que da viveza a la prosopografía de la amada. El perfil de la
hembra placentera a juicio del Arcipreste es el siguiente:
“Busca mujer de talla, de cabeza pequeña, cabellos amarillentos, no
sean de alheña, las cejas apartadas, luengas, altas, en peña, ancheta de
caderas: esta es talla de dueña. Ojos grandes, someros, pintados, relucientes,
e de luengas pestañas bien claras e rientes, las orejas pequeñas, delgadas;
para mientes si ha el cuello alto: que tal quieren las gentes. La nariz
afilada, los dientes menudillos, iguales y bien blancos, un poco apretadillos,
las encías bermejas, los dientes agudillos, los labros de su boca bermejos,
angostillos. Su boquilla pequeña, así de buena guisa, la su faz sea blanca sin
pelos, clara e lisa, pugna de haber mujer que la veas sin camisa, que la talla
del cuerpo te dirá esto a guisa”.
¡Delicioso, simplemente, este pasaje!
Sus recomendaciones para ponerse en contacto con el objeto de sus deseos
reflejan inequívoco oficio en las tretas y mañas de la tercería. Que los
recados de amor los lleve una vieja beata, ejemplo de discreción, con muchas
sartas de rosario al cuello, pues mucho saben estas madres arlotas en el arte
de ganar voluntades. Procura que te diga cómo son los pechos de la amada, si
grandes o chicos, que te describa toda su figura, si sus pies son pequeños y
socavados y si la sudan las axilas, por ser esto indicio de fogosidad de la
dona, pero hay tres cosas “ non te oso descubrir, son tachas encubiertas de
mucho maldecir, pocas son las mujeres que della pueden salir”. Debe de
referirse a la crija, ano y ombligo. “Guardate bien de que no sea - prosigue-
vellosa ni barbuda, si ha la mano chica, delgada, la voz aguda... y si es mujer
alegre, de amor sé repunta, si a sueras frías (de buenas a primeras y sin
tapujos), si demanda cuanto barrunta, al ome si dice sí, a tal mujer te ayunta.
A tal has de servir, a tal has de amar: es muy más placenteras que otras en
doñear; si tal saber pudieres e las quisieres cobrar, faz mucho por servirla en
decir y obrar”.
Huelgan los platonismos. “Sirvela, no te enojes que en sirviendola el
amor crece; el servicio en el bueno nunca muere ni perece, si se tarda no se
pierde, el amor nunca fallece, que siempre el gran trabajo todas las cosas
vence”.
En amor conviene ser esforzado y actuar de forma oportuna y
conveniente. “Con mujer no te empereces, no te envuelvas en tabardo, del
vestido más chico sea tu ardid alardo, que por pereza se pierde mujer de gran
valía”.
Hay que acudir a la cita bien trajeado con los vestidos y limpios,
pues las mujeres huyen de aquel que no demuestre apostura y elegancia en el
atuendo. Y atacar siempre. “Facele la vergoña perder que cuando la mujer vergüenza
ha de perder face más diabluras que el ome quier”. Iniciada la seducción, ya
todo. “Talante de mujeres ¿quien lo podrá entender, sus malas maestrías y su
mucho malsaber? Cuando son encendidas e mal quieren hacer, alma cuerpo y fama,
todo lo dejan perder”.
Acto seguido, refranes a cincel: “Desque pierde la vergüenza el tahúr
al tablero, si el pellote juega, jugará el braguero; desque la cantadera diz el
cantar primero, siempre los pies le bullen e mal para el pandero. Tejedor y
cantadera nunca tienen los pies quedos, en telar y en danzar siempre bullen los
dedos... Mujer, molino y huerta siempre
quieren el uso, no se pagan de disanto en puridad ni en ascuso; nunca quieren
olvido, trovador lo compuso. Esto es cosa cierta: molino andando gana, huerta
mejor labrada da la mejor manzana: mujer mucho seguida, siempre anda lozana, de
estos tres guardares non es tu obra vana ”.
¡Todo un torrente paremiológico y sabiduría de calle puesta en órbita!
Nada de ascuso. Al pan, pan.
No sabremos cómo caería hoy en los ambientes femeniles la puridad y
llaneza con que aborda la atracción sexual y la medianera garzonía que ha de
existir antes del trato carnal, lo que antes llamaban cortejo. Seguramente lo
descalificarían de machista. Cuando se entrega a sus sueños eróticos el
inquieto sacerdote al que nos lo imaginamos moviendo el balandrán por trochas y
cañadas del macizo central al merodeo de sus impulsos galantes, no habla por
boca de ganso, se nota que es un buen observador de la naturaleza y remata en
la conclusión en punto a la coyunda genésica el ser humano es un mamífero más
al que el celo le dura las cuatro estaciones. La hembra necesita que la
contemplen y se ocupen de ella, el macho habrá de llevar iniciativa. “Por mejor
tiene la dueña de ser un poco forzada”. Continúa exhortando a la perseverancia
del que la sigue la consigue. “Con buen servicio vencen caballeros de España,
vencerse una dueña no es cosa tamaña”.
En todas las especies la hembra se acopla con él más fuerte. Son del caso las innúmeras citas al pavón que
despliega su cola y hace la rueda para ganarse los favores de su compañera en
competencia leal con otros pretendientes. “Sey como el pavón lozano y sosegado,
no saludo, ni triste ni airado”. Hay que guardarse de hablar mucho y demasiado
poco. Sólo lo preciso. Nada de fanfarronería y menos apocamientos “ palabras
afeitadas con gestos amorosos, maneras regladas, decires sabrosos. Quiere la
mujer al ome alegre por amigo, al sañudo, al torpe no le aprecia un figo,
tristeza y rencilla paren mal enemigo”.
Épicos son tus testimonios con el dinero y la corrupción simoníaca de
los poderes eclesiásticas. En este punto coincide tanto con Chaucer como con
Bocacho en sus diatribas contra los frailes que predican la pobreza viviendo
ellos en grandes palacios y siendo ricos. Su alabanzas del oro precursoras son
de las palinodias que haría Quevedo tres siglos adelante al vil metal que abre
todas puertas, descorre tálamos, aviene voluntades, gana la guerra, compra
favores en la tierra y en el cielo. El rico obtiene del papa ración porque
“Si tuvieres dineros, habrás consolación, placer y alegría y del papa
ración, comprarás paraíso ganaras salvación. Yo vi allá en Roma, do es la
santidad, que todos al dinero fazían omildat; gran honra le fazían con grand
solemnidad, todos a él se ovillan como a la majestad. Fazí muchos priores,
obispos e abades, arzobispos, doctores, patriarcas, potestades, a muchos
clérigos nesçios dábales denidades, facie verdad mentiras et mentiras verdades.
Facie muchos clérigos e muchos ordenados, muchos monjes e monjas, religiosos
sagrados; el dinero les daba por bien examinados, a los pobres dezíen que non
eran letrados. El dinero quebranta las cadenas dañosas, tira cepos y grillos,
presiones peligrosas, al que non da dineros, echanle las esposas y en cabo por
dineros había penitencia... Yo vi muchos monjes en sus predicaciones denostar
al dinero e sus tentaciones; en cabo por dineros otorgan los perdones,
absuelven los ayunos e fazen oraciones. Pero lo que denuestan los monjes por
las plazas, guardanlo en conventos en vasos e tazas, con el dinero cumplen su
mengua y sus razzias, más escondrijos tiene que tordos y picazas”.
Es implacable contra la simonía ambiente de la corte papal. Estas
cuartetas no han perdido vigencia puesto que Roma sigue abrazada al poder y a
las riquezas.
Los denuestos contra la desmesura en el vino son para dejar la bebida
ipso facto. Dice el arcipreste que al beodo todos lo aborrecen. El vino en
demasía acorta la vida, fomenta la impotencia, es la raíz de todos los vicios,
conduce a la muerte y a la cárcel. Es
responsable de muchos asesinatos y suicidios, destruye a las familias y cuenta
a este respecto la historia de aquel ermitaño que ganaba su santa vida en una
montaña y una vez fue tentado por el diablo con “la sangre de Cristo”. Urdió
esta artimaña porque había fracasado en sus tentativas de hacerle pecar de
incontinencia. Le dijo que probara la sangre de Cristo y él lo probó la primera
vez y luego la segunda. Se volvió borracho y perdió la razón. Encontró a una
moza y la forzó. Para ocultar su delito luego la asesinó, fue hallado por la
justicia y acabó en el patíbulo. Es así como demuestra que la embriaguez es el
germen de todos los desmanes, por mucho que parezca inocuo el tomarse una
copita. Ya entonces hacía el mosto estragos en
Sería demasiado pedir a la
naturaleza: congruencia y rigor. La poesía buena constituye el ingreso en el
laberinto de la mano del artista que nos lleva recorriendo las galerías del
forado de Creta con un candil encendido. Juan Ruiz aprieta entre sus manos el
blandón y la candela en todo momento para confesar el fin de su empeño y su
derrota. Al final la muerte vence y le arrebata a su adorada, la monja doña
Garoza, pero todavía más que a ella a la que más llora es a su fiel e
inseparable demandadera, Urraca. El planto por Trotaconventos constituye uno de
los epitafios más estremecedores que se hayan escrito en nuestra lengua contra
De la vida no hay que esperar lógica en los acontecimientos, puesto
que por las trazas el rey del mundo parece ser que es el despropósito y la
anarquía; tal suposición nos llevaría tan lejos como a preguntarlos por qué
existe el mal. Tampoco es que las cosas admitan muchas explicaciones. El
corazón de los hombres y de las mujeres carecen de coherencia pero de esa misma
incongruidad sale el cimiento de la obra de arte. Sin más preámbulos este cura corredor tercia
su manteo a la manera de un nuevo Prometeo que se pone el mundo sobre los
hombros, apareja su mula “no hay mula de albarda que la silla no consienta” -todo
un símbolo del eterno femenino- tercia la manta y encarrila la senda del
puerto. Se embarca en una periégesis de romero del amor, de caballero andante
de la belleza. A la subida de Malagosto pierde su jumento pero topa con la
primera aventura. Una serrana lo hospeda en su aposento.
Había salido como ave de uñas de azor de los brazos de doña Endrina,
ricahembra de su pueblo, que por fin se casa en fortuna con un buen mozo de
Calatayud, don Melón y, tras sus interpelaciones y enojos a Venus, llega a la
conclusión de que lo suyo es el monte y los caminos. Al voluntarioso enamorado
le duraban tan poco los amores como a Casanova; era buen catador y no se
muestra, por lo que transmiten sus confesiones de lealtades firmes.
Alda, la del encuentro primerizo, se presenta con la honda a la
cintura y el gesto arisco, pero estos moños pronto se le pasan habiendo amador
avezado como era él. Se trata de un personaje recurrente en la mitología
griega, la de la devoradora de hombres, caso primigenio de acoso sexual a la
inversa. Primero, los invitaba a cenar, luego los encobaba en el lecho, para
terminar en la cazuela como aquel soldadito de la canción que volvía para su
tierra y es raptado por
A lomos de
“Hadeduro, comamos este pan duro; después haremos lucha”
A toda prisa la vaquerilla traviesa, cumplimentados los trámites del
hospedaje en todas sus formas, pues hay romeros con suerte y hasta encuentran
pernada, tomándolo por “las muñecas lo sacó del hato a toda priesa”.
No se puede ser más agudo y a la vez delicado en el difícil arte del
cuenta cuentos. Algunas de las expresiones puestas en solfa por este primer
orífice del idioma han quedado engastadas en la mejor glíptica de nuestra
lengua romance. No se puede decir con tanto garbo y soltura sin caer la
explicitud escabrosa y con palabras de la conversación real de las gentes del
siglo XIV que parecen seguir retumbando sin haber perdido fuerza. El Libro del
Buen Amor es como un joyel, una partitura de sinfonías y expresiones que
halagan el oído. No se puede huir de una manera tan hábil de la retórica.
Estamos ante el Arca Santa del idioma castellano, un relicario donde se guarda
la delicadeza, la ironía, el buen humor y la desenvoltura evitando la acedía
que tanto espantaba a su autor. Para él la tristeza era un pecado y no venial,
sino mortal, de los descomunales.
Esta soltura impresionante es el sello de todos los personajes, todos
ellos exagerados, pero donde se intuye un primer intento de estudio de
caracteres a tenor con la penetración psicológica de la novela moderna.
La acción transcurre con celeridad y de una manera casi vertiginosa.
El hecho de que fuera una composición carcelaria -insisto- no empece que de la
cruz a la bola de todos pasajes narrados ninguno sienta querencia por el
pesimismo. El arcipreste, aunque con los pies, atados al brete de una mazmorra
eclesiástica Talavera, pero firmes en tierra y sabiendo el suelo que pisa,
aparece un rendido enamorado del día a día hasta el extremo de que los
hemistiquios y seguidillas, pareados y cuaderna vía de sus metros, rezuman buen
humor, cordura sapiencial. El ictus o cimbel con que escancia sus versos
constituye un tratado de filosofía. Pero también un manual de gastronomía.
Nombra todos los peces del cantábrico desde la humilde sardina hasta el cazón
de piel áspera pues es un tiburón que todavía se sirve a la mesa en el puerto
de Cudillero bajo el nombre de rape o pixín. Nos describe la mesa de los curas
(“gallinas, perdices, capones, anades, lavancos e los gordos ansarones que
fazían alarde cerca de los tizones”) y la de los pobres quinteros (gachas,
larda y por los homenajes algún cordero). Gracias a lo que nos cuenta entre
bromas y veras sabemos algo de los atuendos y de las modas que le tocó vivir:
garnacho, jubón, borceguíes y el cobertor o capa castellana.
De esta guisa y con estos arreos quería vestirse la aldeana de Tablada,
la cual aballaba su ganado cerca de
“Dame un prendero
que sea de bermejo paño
y dame un pandero
y seis anillos de estaño,
un zamarrón disantero
e garnacho
para entrar en año (preñez)
E non fables en engaño.
Dame zarzillos y hebilla
de latón bien reluciente
e dame toca amarilla
Bien listada en la frente;
zapatas para rodilla
e dirá toda la gente:
cuán bien casó Minga Llorente”
Por las vargas y desmontes, rollizos y gargantas guadarrameños
siguiendo el curso de las fuentes del Manzanares llega a Santa María del Vado,
hermoso monasterio cisterciense, se prosterna ante el altar Virgen. Un poco
cansado del amor profano, con la fatiga de tanta aventura en las abarcas a
causa de tanta guaja hospitalaria, de tanta moza pedigüeña e impertinente,
puesto que no regalan de balde sus favores, honra a
“No hay mercadero
Bueno sin dinero;
del que non me da algo
non le doy nada
Ni le fago posada.
Nunca de homenaje
Pagan hostalaje;
por dineros face ome
cuanto le place,
cosa es probada”
Aunque tachaba a las monjas de mentirosas y serviles, y aunque dijera
que el que a monjas enamora non vale un maravedí acaba por recabar los amores
de una abadesa, dona Garoza, al principio muy encastillada en sus desdenes pero
no puede resistirse a las persuasiones y tercerías de Trotaconventos. Garoza,
siguiendo por la vía de los paralelismos, se parece a
Millán Tirso Sacramenia Artedo
12 de marzo de 2001
EXCREX,
Donación que hace el marido a la mujer, y se dice excrez en plural.
EXORABLE, que es fácil de rogar
doñeguil
retraher, refrán
Pejugal, peculio o pequeño terreno.
El pecado del mundo es sombra de aliso.
Enviso, sagaz, avisado.
Metí a un ratón en el cillero fizose dueño del granero.
Mengía, remedio.
Abondo = abundantemente
Cermeña = peral que da un fruto oloroso y fragante.
Zatico = oficial que tenía por oficio quitar y poner las mesas.
De lejos algara la almeiza.
El arcipreste era como un pavón lozano y sosegado ni triste ni airado,
optimista siempre.
Nuestro afán fue sombra de aliso en el rielar de la luna.
Cras te abrirá la `puerta quien hoy te cierra el postigo.
La porridat del arcipreste.
Yo juan Ruiz el sobredicho arcipreste de hita
pero que mi corazón de troba no se quita
nunca falle tal dueña como Amor a vos os pinta
Nin creo que la falle en toda la cuita.
Mi quejura
Esta dueña me finó de saeta enarbolada.
Con buen servicio vencen caballeros de España,
vencer una dueña no es cosa tamaña
con maneras afeitadas y gestos donosos,
Palabras falagueras decires sabrosos.
Quiere la mujer al ome alegre por amigo
Por mejor tiene la dueña. Ese es el comportamiento del mamífero.
Amidos, de mala gana.
Refertera, quimerista.
Regatera.
Amenazan, mas no fieren / en celo son arteras
Espuelas al caballo farón.
Bien sabe las paranzas quien pasó por las losas, la losa es una
trampa.
Impresionante entrada de don amor con cortejo a Toledo salen a
recibirle el arzobispo con toda su corte y las ordenes religiosas: benitos o
cruz niegos, el cistel, calatrava, hospitalarios, santa Eulalia, san Antón, de
predicadores y menores, no va san francisco pero van los frailes menores, las
dueñas de orden, las prietas y las blancas, los que visten estameña y agustinos
y predicadores.
Tienen grande la galleta y chica la campana.
Galleta, escudo del marino, colgar la galleta, decir adiós a las
armas. Es también el disco que prende de las tiendas de campaña.
Por ser gran señor no puede ser bandero y así entró en Toledo.
Quien a monjas ama no vale un maravedí. Pero él acabó enamorandose de
doña Garoza.
Ahelé. Herrén. Yuguero. Guaje. Vestiglo. Gaza, lazo del extremo de un
cabo yuguero. Helípolis, máquina de guerra para asaltar las fortalezas.
Parlaba mucho el vino que es de la cavidades del alma pregonero y
alguacil.
Don Carnal estaba apesgado de las muchas viandas.
Do son todo mujeres nunca mengua rencilla.
De parte de Valencia venían las angiellas, salpresas e trechadas a
grandes manadiellas.
Trechor, orla heráldica, trechel, trigo trechel.
Las truchas del Alberche dabanle en las mejiellas.
Pijota, pescadilla.
Dixo la pijota al puerco, cierrate en mezquita, no vayas a las preces.
De Bayona venían muchos cazones.
Cazón es un pez como el pixin, su piel sirve de lija.
Y del río Henares venían los camarones.
De Sant Ander venían las bermejas langostas.
Hurta, sábalo o saboga.
Delfín, golhin en idioma del arcipreste. El congrio cecial y el fresco
recién traído de Laredo.
Colgaron a don carnal de una vieja viga de haya.
No has de meter tu foz en mies ajena, dice de la confesión.
Recomienda estudiar a los curas ca el estudio face sabidos y prestos y
hasta se permite remonedar a alguinos el ostiense, que son gran palatorio, el
Inocencio cuarto, institutor de la eucaristía y su sutil consistorio, el
rosario de Guido, novel y directorio.
Que no confiese a los perrochanos clérigo simple e ignaro, la ceniza
del miércoles corvillo caiga sobre nuestras frentes. Don carnal el domingo de
ramos fue a la judería ca pascua de pan cenceño a todos cumplía.
Dijeron los corderos be, aquí la fin.
Prados de Medellín, de Canceres, de Trujillo,
El rocín del Rabí Alcebín parece que volaba, que contra la cuaresma
estaba mal sañudo.
El que a su enemigo popa (despreciar) a sus manos muere.
Viernes de Indulgencia (santo).
Se vistió una esclavina, gran sombrero redondo, una esclavina, bordón
lleno de imágenes, en él la palma fina, esportilla y cuentas para rezar aína.
Doblero, panecillo en forma de rosca.
Gallofa, comida que se daba a los pobres mendicantes de Francia a
Compostela.
Alfaida, crecida del río.
Alfaide, marea viva. Alfaqueque, ya lo sabíamos. Alhaja y alfaha.
Niño judezno al que le prendió gran gana de comulgar día de pascua el
cuerpo jesús sin laña, alzó la catadura y vio la iglesia alegre como era
vezado. Unos ganan gracia y los otros rencura.
San Marcial, al que vemos en la catedral de Avila era abogado contra
el fuego.
Le tengo atenencia, amistad. Atenencia, buena palabra.
Anúteba, llamamiento de la guerra.
Anulatos, la república de los Anulatos que les permitió a los
españoles andar pero no correr.
Estoy baldero, baldío, ocioso.
Los judíos de Toledo escuchan una voz que les habla desde el majuelo:
Fabloles voz del cielo doliente e querellosa / oid, Dixo, cristianos,
una extraña cosa: la gente de judaísmo, sorda e cegajosa nunca contra don
cristo fue más porfiosa.
Batuda, huella, serie de saltos que dan los gimnastas en la cuerda
floja.
Batintín, golpe de gong.
No hallareis batuda, no encontraréis rastro de esta malfetría, luego
fue descubierta la alevosía.
Rinden gracia a Cristo las manos alzadas.
En esto vino santa maría cubriome con la manga de su almexía, la
almejía era el manto tosco que utilizaban los moros.
Señor oviste en ella bendita posada.
Lo uellos remellados, muy abiertos. El clérigo embriagado con poco que
duerma luego sería folgado.
Estigia, canto fúnebre, los calveros del bosque. De ser ciertos los
antiguos presagios, crecerá lozano el trigo esta primavera. Quieren quitarnos
el icono de Kazán, la que nos protege en las cuitas, la que larga su almejía y
he aquí que Xto nos hace particioneros de su gloria.
Se acostumbró a la mesa de los ricos y ahora no le parece bueno el pan
de sus padres.
Al diablo no hemos de temer aunque no de la lata.
Doce persecuciones tuvo la iglesia.
María acorrimiento, amparo y asilo, clave de mi esperanza.
Pompeyo había conquistado Palestina en el 63 antes de Cristo. Los
fariseos defendían su posición privilegiada mediante el pacto con los romanos,
sin embargo los esenios iban contra esa idea, y soñaban en él mejías que
rescataría a Israel de la dominación romana.
Cuatro partes tenía la noche para los romanos:
Oche, véspero - mesoniktion, media noche - alectofonía, canto del
gallo, proi, mane. A la cuarta vigilia de la noche vieron a Jesus venir
caminando sobre las aguas. Ambular sobre la superficie líquida evidencia un
gran señorío sobre los elementos. Videntes, idontes, teorousín o contempladores
son las `palabras que trae el evangelio. El cureñaje bíblico es un oficio de
predistigitador filológico, encaje de
bolillos.
Desvolvedor, redingote, mango, desveno, detersorio. Deterger la
herida,
Diluir varear, echar al suelo el fruto de los árboles.
Para Nietzsche Cristo era poco viril, pretende la demasculinización
del ser humano, para conseguir su sumisión. Oposición de
Canallesca comunicación, masa hebetada que les da esperanza.
Causalidad creadora y patogénesis, dos naturalezas y una persona en
Xto.
Tria mirabilia fecit Dominus: rem ex nihilo, liberum arbitrium et
hominem Deum.
La mujer es todo barro.
Almarjo, almarjal, hierba barbillera. Cristo adorador, María,
adoratriz. Mediación ascendente de la ofrenda y oblación o mediación
descendente de la misericordia o intercesión.
Adorar, orar, estar unidos por la plegaria al dolor del crucificado.
San Irineo habla en el segundo siglo de una virgen orante y
suplicante.
Otorgar, exaudir.
Material supererogatorio.
Cogollada, lengua del cerdo, languidez de la vida, languidez de la
prisión. Languidez de la vida.
Ella sufrió más que nadie por ser una virgen sensible y delicada según
el lamento del stabat mater.
Eia mater fons amoris me sentire vim dólares
Fac ut tecum lugeat.
Newman una religión popular es una religión corrupta. Se ha travestido
el sentido, vivimos en tiempo de trans versiones, traiciones y trasgresiones.
Tengo el desengaño por eterno amigo.
Nadie niega que Ortega ha enseñado a pensar a muchos españoles pero a
escribir ni mucho menos. El gran enemigo del idioma es la pedantería y el
fárrago conceptuoso. La didáctica es un arte de anonadar y anonadan con sus
periplos.
Planteamiento maniqueo, la lucha entre el bien y el mal, ese drama
llega al pueblo.
Epidiascopio, en un epidiascopio catalogamos imagen. Mantisa, parte
decimal de un logaritmo.
BEZÓN, antigua máquina militar para batir murallas.
La historia de España, la más formidable después de las escrituras se
escribía al dictado de las sociedades secretas.
Prensa, radio, motores, cine, ponen la civilización al servicio de la
barbarie.
PADRE RIBADENEYRA: “non dará muchas peras este perico san Ignacio decía
de él, era de Almazán y estudió en Sigüenza. El primero en tentar de pasar el
vado fue él, ordenado de misa el día de san juan bautista de 1537.
VIBRISAS. Ecolocación atocia
Pelo injerto en la nariz, vibrisas.
Víbice es verdugón o marca de azote
Virgulilla piernas de virgulilla
Atocia esterilidad de esta sociedad que no pare. Atocia de
los nini
Cruomancia es la impulsión a romperse la cabeza de continuio
Uranista retórica uranista oranista uronelo
Yeyunio sumidos en el ayunro que purifica
Klatschenpress o prensa rosa sural entrepierna
Rombaud piensa que el cristianismo ha pasado a la historia
Esa amargura la patética belleza de la crucifixión
Orfismo eclesial que viene de Grecia la primera en celebrar
religiones histéricas.
Alcaicería mall donde se compra y se vende el mercado
Alboronía guisado de tomates y de pimientas
Londres villa admirable para el desorden anímico
Alcadafe o lebrillo en el que los taberneros sumían las
frascas y los vasos para lavarlos
Estilo chismoso o bronillón bomillo bromillo bromillón.
Amo a las palabras porque ellas nos transportan a un reino
luminoso
Pulso formicante errático y desigual como el de la hormiga
Conker castañña de indias que llaman horsenut.
Ek día que murió elvis lo recuerdo perfectamente
Drawl hablar despacio con vocales prolongadas
Unamuno excitator hispaiae soioempre me pareció antipático
igual que el híspido estadístico
Apezuñamiento revoltijo argadillo
Resón y eco de las lecturas
Media canga
Los recursos de la lengua salieron a flote
Bromatólogo edafico
1571 guerras de granada
Fuliginoso mundo
Ampelografía descripción de la vida
Subrogación paternal
Ecolocación o manipuladote de la información
Un breviario y una mula.
María de padilla la mujer de los tristes destinos
Atrepsia endurecimiento de los recién nacidos
Callate coño que te atizo
Tarbea
Ladéala o alboroco otro impuesto
Cielos cinerarios
Alfaneque del cautiverio
Alfaqueque jerifalte
Cégulo carnudo en Asturias. Cedulo
Me daba besos de fuego
Vascoiberismo
Aula regia visigoda y de ahí los palacios
Aznar galindo
814 muere Carlomagno
Ruiseñada cerca de comillas
Más vale onza que libra
Beber es abdicar de la razón
De allí a un rato
Hablillas quisicosas
Olivia avison dedos fríos de abrecartas
Siempre estaba asomada a la ventana. Londres era una ciudad
de viejos contemplativos. Hombres adscritos a las clases pasivas pertenecientes
al silencio y la plegaria. Ecolocación y canalización de la cultura. Industria
del fornicio el papel rosa las hablillas comidillas perdida del valor social de
la cultura y la lectura sustituidas por la imagen
Gallofeo
Gallofa
Zumaques
Celos de otelo y remordimientos de raskolnikov marcan la
cultura occidental
El diner es del mundo grande valedero
De vectigalibus o libro de los impuestos impreso en Alcalá
en 1585
Según dicen todos los memoriales
Almojarifazgos pontazgos pechas parias montazgos derecho de
lanas
Quevedo, LOS SUEÑOS, Espasa Calpe, 1960. El sueño de las calaveras al
conde de Lemos, presidente de indias. Los publica en 1627
1596- 1600
estancia en Alcalá coincidiendo en el
tiempo con Lanuiza, Antonio perez enrique iv paris biuen vale una misa y
mariana publica un libro sobre la monarquía Felipe ii muere en 1598 y mateo
aleman publica el guzmán de alfarache 1599 un año antes nace zurbarán. Alianza
angloholandesa contra Felipe ii 1600 nade en Sevilla velazquez veinte años más
joven que quevedo 1601 nace miguel de molinos y nace baltasar gracián.
Premática de cotorreras 1615 se publica la segunda parte del quijote y casa
Felipe iv con isabel de Borbón l618 marcos de obregón Vicente espinel y Felipe
iv entrega Alsacia a cambio de bohemia 1622 quevedo participa en los festejos
en honor del principe carlos de Inglaterra erl que vivia en las siete chimeneas
1609 es ordenado frfancisco de quevedo de ordenes menores cucarro. El buscon es
obra de juventud no alinea dispara hecho y acumula es la diferencia del hilo
narrativo de los genios
Capa de
pardomonte.
Spinola
1624 toma breda y quevedo acompaña al rey a Andalucía 1626 PUBLICA EL BUSCÓN EN
BARCELONNA introdución a la vida devota de francisco de sales 1634 1633
richelieu declara la guerra a España 1640 guerra en Cataluña los segadores del
corpus 1639 quevedo es encarcelado ¿por espionaje a favor de Francia? Estuvo en
varias conjuras como la de Venecia 1643 rocroi por primera vez son vencidos los
tercios españoles
Cegulo
carnuido
Cegua
fantasma cigua
Ampelografía
descripción de la vida
Londres
ciudad de viejos conte,mplativod
No me
valioeran a mi las animas como a ti los azotados
Hacer la
mamoma golpecito bajo las barbas
Azumbre dos
litros
VIBRISAS. Ecolocación atocia
Pelo injerto en la nariz, vibrisas.
Víbice es verdugón o marca de azote
Virgulilla piernas de virgulilla
Atocia esterilidad de esta sociedad que no pare. Atocia de
los nini
Cruomancia es la impulsión a romperse la cabeza de continuio
Uranista retórica uranista oranista uronelo
Yeyunio sumidos en el ayunro que purifica
Klatschenpress o prensa rosa sural entrepierna
Rombaud piensa que el cristianismo ha pasado a la historia
Esa amargura la patética belleza de la crucifixión
Orfismo eclesial que viene de Grecia la primera en celebrar
religiones histéricas.
Alcaicería mall donde se compra y se vende el mercado
Alboronía guisado de tomates y de pimientas
Londres villa admirable para el desorden anímico
Alcadafe o lebrillo en el que los taberneros sumían las
frascas y los vasos para lavarlos
Estilo chismoso o bronillón bomillo bromillo bromillón.
Amo a las palabras porque ellas nos transportan a un reino
luminoso
Pulso formicante errático y desigual como el de la hormiga
Conker castañña de indias que llaman horsenut.
Ek día que murió elvis lo recuerdo perfectamente
Drawl hablar despacio con vocales prolongadas
Unamuno excitator hispaiae soioempre me pareció antipático
igual que el híspido estadístico
Apezuñamiento revoltijo argadillo
Resón y eco de las lecturas
Media canga
Los recursos de la lengua salieron a flote
Bromatólogo edafico
1571 guerras de granada
Fuliginoso mundo
Ampelografía descripción de la vida
Subrogación paternal
Ecolocación o manipuladote de la información
Un breviario y una mula.
María de padilla la mujer de los tristes destinos
Atrepsia endurecimiento de los recién nacidos
Callate coño que te atizo
Tarbea
Ladéala o alboroco otro impuesto
Cielos cinerarios
Alfaneque del cautiverio
Alfaqueque jerifalte
Cégulo carnudo en Asturias. Cedulo
Me daba besos de fuego
Vascoiberismo
Aula regia visigoda y de ahí los palacios
Aznar galindo
814 muere Carlomagno
Ruiseñada cerca de comillas
Más vale onza que libra
Beber es abdicar de la razón
De allí a un rato
Hablillas quisicosas
Olivia avison dedos fríos de abrecartas
Siempre estaba asomada a la ventana. Londres era una ciudad
de viejos contemplativos. Hombres adscritos a las clases pasivas pertenecientes
al silencio y la plegaria. Ecolocación y canalización de la cultura. Industria
del fornicio el papel rosa las hablillas comidillas perdida del valor social de
la cultura y la lectura sustituidas por la imagen
Gallofeo
Gallofa
Zumaques
Celos de otelo y remordimientos de raskolnikov marcan la
cultura occidental
El diner es del mundo grande valedero
De vectigalibus o libro de los impuestos impreso en Alcalá
en 1585
Según dicen todos los memoriales
Almojarifazgos pontazgos pechas parias montazgos derecho de
lanas
cardo
Sólo en un cementerio me pareció andaban destrocando cabezas y vi a un
escribano que no le venía bien el alma y dijo que no era suya, por descartarse
della.
Los ladraban los pies en huir de sus mismas manos.
Et canis in
somniis leporis vestigia latrat, et pavido cernit inclusum corde tribunal.
Rábulas, judigüelos, o judihuelos y judigüelos. Trulla.
De los más ahigados hombres del mundo, aguijados. Ahigadado, valiente
y esforzado soldado, y ahigado por parecerse al higo.
El zancarrón de Lutero, zancarrón del mulo. Zancarrón, el que enseña
ciencias y artes en las que es poco avezado.
Estos, señores, la mayor culpa es ser escribanos.
Quevedo llama simulacros a los santos en sus sueños. Castidad de
Vesta. Ahí están las putas haciendo buenas obras y los astrólogos cargados de
globos y de astrolabios.
Huyeron las sombras a su lugar, quedó el aire con nuevo aliento.
Floreció la tierra, rióse el cielo.
Lemologia ciencia médica de las epidemias. ΛελuLion,
ígneos, acuátiles, borrachos y vinosos, ígneos y nictálopes.
Escudriñadores de vidas y fiscales de honras.
Judihuelo, judigüelos, y vino judiego.
Con su fusta eólica el aire nos tira hacia atrás. Carpinteaban en la
ribera sus naves, apercollar, zumba, pulla, cuchufleta. ¿ A qué va monseñor a
todos estos lugares? A retratarse, sólo a retratarse.
El alguacil alguacilado o el aguacil endemoniado, que trata del libro
de los demonios. Paselo dice que son de los mismos órdenes que distribuyen los
alguaciles malos, leluriones que quiere decir ígneos, aéreos, terrenos,
acuátiles, subterráneos, lucífugos, pues huyen de la luz. Hay seis clases: leluriones,
aéreos, terrenos, acuátiles, lucigudos, subterráneos.
Los subterráneos son los escudriñadores de vidas y fiscales de honras
y levantadores de falsos testimonios, que debajo tierra sacan qué acusar, y
andan siempre desenterrando muertos y enterrando los vivos.
Este papel es sólo reprensión de malos ministros guardando el decoro
que se debe a muchos que hay loables por virtud.
PROSOPOGRAFÍA DE UN HIPÓCRITA.
Rosario en mano, disciplina en cinto, zapato grande y de ramplón, los
ojos bajos y muy clavados en el suelo, como el que codicioso busca en él
cuartos y pensamientos tiples, tardón en la misa y abreviador en la mesa, la
color a partes hendida y a partes quebrada. Hacía del desaliño humildad.
Quebrado de color, pálido. Gran lanzador de espíritus, tanto que sustentaba el
cuerpo dellos. Entendíasele de ensalmar haciendo bendecir unas cruces mayores
que las de los malcasados
Y hacía del desaliño humildad, contaba visiones, y, si se descuidaban
a creerle, hacía milagros. Este señor era sepulcro por fuera hermoso y lleno de
molduras y por dentro caverna de pudrición; fingiendo en lo exterior
honestidad, siendo en lo interior del alma, disoluto y de muy ancha y rasgada
conciencia.
Salpicada de culpas postizas la inocencia. Era dicho en romance el
embeleco vivo, mentira con alma y fábula con voz.
Los demonios son demonios por querer ser como dios y los alguaciles
son alguaciles por querer sermenos que todos. Ellos son diablos con varilla,
como cohetes, y nosotros alguaciles sin varas que hacemos áspera la vida en el
infierno.
Admiránme las sutilezas del diablo, enojóse Calabrés, resolvió sus
conjuros, quisole enmudecer y al echarle agua bendita comenzó a dar voces.
Advertid que de pocos nombres que quedaron en España del tiempo de los moros,
llamándose ellos merinos, le han dejado por llamarse alguaciles. Que alguacil
es palabra morisca, y hacen bien que conviene el nombre con la vida, y ella con
sus hechos.
El infierno arde todo él de poetas.
Pregunta por el Cerbero y Aqueronte.
Mujeres siendo estanques donde pescan adrollas los embustidores.
Adrolla trapaza, engaño. Un malcasado tiene en su mujer una herramienta de
muerte y ellas en ellos un infierno portátil.
Dejen de una vez pasar los boticarios. ¿ Boticarios vienen? Al
infierno vamos. Et arefacta est continuo ficulnea. Nuptiae discumbentis. Porque
por dar gusto hizo plato de sí mismas a todo apetito. No puede pagar pechas,
pues paga espalda. Cualquier sangre, hidalguillo, es colorada. Reimónos acá de
los ultrajes a moros y judíos como si en ellos no cupieran las virtudes que
vosotros descrecíais. Tres cosas hacen a los hombres ridículos: honra, nobleza,
valentía. Se carcomía el hidalgo de oír tales razones. Abanillos, adornos, del
cuello. Las mujeres se volvieron dueñas que están hablando perennemente.
Sodomitas, en ellos peligran nuestras asentaderas, y los diablos por eso
gastamos rabo, porque en habiendo tantos maricones por acá habéis de menester
de mosqueadores de los rabos. Agavilla, copela, estantales y estores. Estor es
un cortinón que cubre el hueco de una puerta. Estantal, estribo en la pared.
Las pisadas de los días. Arduidad de la erudición. Trimielga, los unos enjillan
los otros cabalgan.
Quien mucho quita y nada pon pronto alcanza el hondón, almanta
almáciga. A la carga. A la paz de dios.
Trillaba un labriego taimado y mezquino con tufos de hidalgo, labia de
manirroto y resabios de negrero. Amigos de la garba y del jolgorio. Cascabillo
hace mejor cama que la paja y que la alfalfa. El pino tenía el diámetro de un
buje de una carreta de bueyes. Empajar las niaras, o trojes. Una legua ha
seguido a otra legua y los pueblos se han ido eslabonando. Aullaban los perros
a su paso. Miradas escrutadoras y esquinadas, desde que el brazo baldado de un
zagalejo le enseñó el camino.
¿Me da trabajo? Yo no doy nada. Ajo. Una cruz de término, unas
hornacinas. Sobranceros o yunteros. Alcahaces. Márfega, colchón de paja.
Alcahaz.
JUAN BENET. “Volverás a región”. Caminos de manada que siguen el curso
de los ríos. Contrafuertes dinantienses y dinandería.
Carquesas y urces. Cólchicos y miosotis, cantuesos y azaleas de
altura. Los desiertos donde silba el tártago, acebo, viburno y hierbabuena. Los
estores agujereados de la ventana del comedor. Tantalita. Bromeáis de color
sangre. Buena acumulación de elementos botánicos
MARCOS VILLARÍ por Bartolomé Soler
Entraba en los alguarines y en la despensa, masera, alacenas, bodega.
Una masía malhadada y malrotadora. Los torreznos van orre. Van en ORRE, a montón, a barrisco. Como si
hubiese nacido para llueca o para madraza, ubre descomunal, abotagada, de
inmensos pezones y chorro permanente.
Era de la más codiciadas de aquella rodalía, andar de romanía era su
ruta. Chichisbear o galantear, vástago de algún pelantrín sin hucha y sin
artesa. Son peones y huebreros, zorronglones siempre, paredes que jaharrar,
allanar la pared con yeso y mortero, rapagones que buscan mujer para su hogar.
Rapagón mozo joven e imbele. A la jove hay que aguantarle sus corajinas y sus
rabotadas y hacerle zalemas y garatusas y ver su pigricia, ociosidad. Poner
alezos a las paridas. Alezo, faja con que se ciñe el vientre de las paridas y
sábana doblada que se les pone a los enfermos para que no se manchen con las
cámaras y darles pistrajes para los entuertos. Las mamilas. Majolar, lugar
donde hay muchos majuelos. Jove es la que se casa con el hereu. Es como un pozo
sin libán, o cuerda de esparto para echar el caldero al pozo. Le ha hablado de
un alar, de un hogar para los dos. En alara, en fárfara, a medio hacer, sin
perfeccionar, en orre.
Topetar y gemir.
No olvidaron aplecs ni fiestas mayores. Llegó a conocer a todos los
zampalimosnas que se acaparran bajo el cielo catalán. Mendigos y bordoneros,
lilailas, tretas, astucia, lelilí, bellaquería. Vida olorosa, de milagros y de
santidad. Habrían enristrado por las crestas del priorato. Regurguritaba maldad
y cachondez. Tramojos, vencejo de mies. Barbicano, de barba cana. Azorramiento
de los sentidos. Continuas despeaduras. Atajale y las puertas de la catedral de
León con sus molduras y ataires, y abajo el ataguía en los puentes sobre el
Esla.
Pipiripao, convite esplendido de los que van celebrandose un día en
una casa y otro en otra. La ciudad de los condes, de las ramblas y los
redentores en cada esquina, pillory, canga, picota. Dijo el masovero a su hijo
3 de enero de 2000
CHARLES KINGSLEY, “Poems”. London, Macmillan, 1899, tela, ribete
camafeo en cubierta. The saints tragedy, preface by
rev. F.D. Maurice, M.A.
For the amusements of idlers, language. Grave and mirthful. Raise the
minds of his readers above antiquarian tastes and modern conventions.
There is an order in the universe, and the poet has perceived and
asserted it. Sublimidad, altura, loft, desván, altanería,
altivez. Es lo que debiera ser yo y así comportarme.
Los secular y rastrero, grovelling.
If the man confines himself to the utterance of his own experience.
There is complaint that we are ignorant of the feelings and thoughts of
our own contemporaries. We are kept from the sun and air. We share their
perplexities, their temptations.
Experience, opten so dearly bought, is not meant to be thrown away:
weather it has been obtained without sacrifice, or whether the lost blessing
has been restored twofold, and good is understood as the opposite from edil and
as the deliverance from it, el rescate, libranos de mal.
Captura de
lo que es esencial y eterno, el carácter de la época en la que vive hace a un
buen clérigo. Hay credos fijos que pertenecen a todas las
generaciones.
We cry because the beautiful visions of the past are departed. We know
by hearsay, we strife by infinite confusion. The life of each man and the life
of his world is a drama, in which a perfectly Good and Truth is unveiling His
own purpose, and carrying on a conflict with evil, which must issue in complete
victory, should make him eager to discover in every part of history a morality
and a mistery. A morality which must not deal with abstract persinases
personages and a mistery subject to the doings of secular men.
He has meditated of the past in connection with the present, has never
let his reading to become dry by disconecting him of what he has seen or felt o
alejarle de las experiencias parciales de aquellos actos que le han inducido a
comprender.
He is under the influence of the GREAT MASTER´S EYE in this or another
duty of his calling.
I have no doubt that any one who wins a victory over the fear of the
opinion, and especially over the opinion of the religious world, strength his
own moral character aerodinámico, streamlined, and acquires a greater fitness
for the high service
22 de julio de 1998
ARCHIVO LIBROS LEÍDOS
Tema: Literatura rusa
Título: Yama (de la mala vida en Rusia,
tomo III)
Autor: ALEXANDER KUPRIN.
Edición: Espasa Calpe, Colección Contemporánea. Madrid, 1923, 160
pag. Y 10 capítulos.
Peculiaridades: Espléndida interpretación de la vida de los bajos
fondos en
Tema: Falange Española
Título: Historia de
Autor: MAXIMIANO GARCÍA VENERO
Edición: AGESA, Madrid, 1970.
Peculiaridades: Elaborada historia de la génesis de Falange, su
compromiso con los obreros en los difíciles años. El gran ausente.
Sebastianismo y la lucha sorda que hubo en Salamanca en 1942, cuando trataron
de matar a Hedilla. Fue exilado a Mallorca y ocupó un cargo en Iberia. No era
un intelectual, procedía de la rama del sindicato mecánico y era fresador. Las
diferencias de criterio en la falange de Valladolid entre Andrés Redondo
Ortega, hermano del fusilado, Onésimo ¡ presente! Y Girón, que no se llevaba
bien con Hedilla. Contiene los puntos programáticos de Falange y su anhelo de
justicia social obrerista que contrasta con el tenor teocrático del requeté. La
reunión de Tafalla. Mola. Tremendo rigor y escrito en prosa de gran calibre,
muy digna. Un libro que descubre la verdad, deshace ciertos mitos. Falange pudo
morir asfixiada de su propio éxito.
Lukach, Ivan
MUSORGSKY
(Historia de un trágico amor)
Afrodisio Aguado, - Madrid - MCMXLVIII
traducción de Irena Tchernova,
Cubierta original de Navarro Pastor.
Afrodisio Aguado. Bravo Murillo, 31
QUINCE CAPÍTULOS, 297 pp.
Historia del amor trágico que el músico y compositor Modesto Ivanovich
MUSORGSKY sintió por una cocote de Petesburgo, la arpista Ania, no es una
biografía sino una novela tejida sobre el leit-motiv de la leyenda de tales
amores y el complejo carácter enfermizo de MUSORGSKY, minado por la bebida y la
uremia. Formaba junto a Balakirev, Alejandro Borodin, Botkarski, Cesar Cui y
Rimsy - Korsakov, el “ pequeño montocito”, que da sello y carácter nacional a
la música rusa. De ellos Musrogsky es el más innovador y precursor del
impresionismo. Supo poner en música toda la vida del alma eslava. Lukach sigue
la técnica de todo lo ruso a base de humanismo y realismo. Los libros de este
exilado poseen una extraña belleza; sencillas y conmovedoras descripciones
tocadas del más dulce realismo. Cuyos son EL INCENDIO
DE MOSCÚ,
Aquellas tinieblas candentes por los sufrimientos... MUSORGSKY,
oficial de la guardia Preobrazhensky. Modesto Petrovich... angustia sagrada,
una tristeza extraordinaria... ¡ Qué grandeza helada, que resplandor infinito y
glacial! Y este vapor verdoso que exhala la luna y que desfila como una teoría
de visiones. Camisas de cáñamo que suelen llevar los soldados y la presas del
delirio. En la arandela de hierro brillaban reflejos rojizos. El alto de las
paredes estaba blanqueado y los bajos pintados de gris. Era enero de 1856.
Inquilinos de los rincones. El ordenanza por nombre Anísim... un chiquillo
linfático. Los caballos de los fiacres respiraban anhelosamente. Isla Vaselievsky.
El puro se consumía formando una capa de ceniza aromática, una blusa de seda
lila con botones de cristal. Algo tan conmovedor como
El arpista casi niña tenía en sus manos un arpa celestial. CELESTIAL
ZAR CONSOLADOR, oración que se canta en la misa antes del padre nuestro. Un
manchón de purpura que proyectaba el sol dorado sobre la ventana. Arpas
celestiales. ¡Que dulce era todo!. La casa de la calle PODIESKAYA. Iban los
borrachos sosteniendose amablemente el uno al otro. Los veñiki o escobillas con
se fustigan unos a otros en las casas de baños. De pronto reinó en todo el
cotarro un silencio amenazador
EROSTRÁTICA, erostratismo, que impulsa a cometer delitos para alcanzar
notoriedad - ENTRELUBRICÁN - escarramado, rufianesco - chambre -
deshumanización y despersonalización del
mundo - violario, pensión anual que se da al que entra en religión. El que
detenta un cargo de por vida. Tiralizos,
alzaprima. Hay que ser fray Asno porque un burro jamás se queja. VERASCOPIO,
proyector de transparencias.
Gema engastada por las manos del divino joyero.
La luz viviente me ha hablado y me ha dicho.
Odios protervos de la reforma protestante.
El alma humana es musical por un soplo que insufló en ella el Espíritu
Santo. De ahí, pues, que el demonio sea hostil al canto. La confusión de Babel
fue la resultante de la estridencia infernal de los manicomios y de los
renglones torcidos de Dios.
Compuso himnos, antífonas, responsos. Las cuerdas del dodecacordio no
podían seguir el arrastre de la melodía.
San Sergio y Nikita y Pedro Mártir, los patronos de Moscú.
Dios no tiene imagen. Es acto puro, inmanente y trascendente.
Oposición entre Agustín y Tomás: al conocimiento supremo se accede
mediante el conocimiento, pero los platónicos dicen que Dios es iluminación.
El demonio no existe, dicen los sofistas de la sinagoga, porque es
negativo, y otros, afianzando más, consideran que aniquilaría la idea
monoteísta.
Maestro Eckhart. Ecuaduro echadero. No es un participado. Participa de
sí mismo. Desasimiento. Gelassenheit.
Por la vía purgativa, iluminativa y unitiva el alma participa de las nupcias
espirituales, advierte RUISBROECK. Eckhart
desconoce la mística nupcial. La unión con dios
es un estremecimiento, una vibración de voz. Ausencia de efusiones.
Sombre fureur.
Acético, lo relativo a la vinagre. Acial, brida para sujetar a las
bestias. Más vale acial que fuerza oficial.
El beso en la boca de dios es un río de alegría, un torrente de vino
puro.
Cruzamos la barra de la eternidad.
Puerta Esquilina, Metia Porta, la puerta en Roma donde se quemaba a
los cadáveres y se ajusticiaba a los reos.
Nuez de Adán. Quisiera yo saber
si vuestro valor es correlativo a vuestra manera de vestir.
Cualquiera está expuesto a una desgracia; la bala le desgarró el
omoplato.
Un rizo de cabellos de mujer cuidadosamente celado como recuerdo
sagrado.
Hundió el montante, espada grande que se ha de coger con ambas manos,
en la tierra húmeda.
Montante y alaroz.
Las macizas puertas de la ciudad se abrieron pesadamente con un rugido
siniestro.
Dinga, el kuren, con el gorro ladeado y un bastón de mando en la mano.
Los polacos aparecieron los kaftanes manchados de sangre cuajada.
Se intercambiaron frases punzantes irónicas e injuriosas.
Sus hermosos hombros y sus senos blancos como la nieve que cubren las
cimas de las montañas.
Sólo el cosaco Maxim Goloduxa había conseguido escapar de las garras
de los tártaros. Eran conducidos a los mercados de Asia, Esmirna y la isla de
creta y vendidos como esclavos. Había picas que mostraban las cabezas de los
zaparogos con su inconfundible largo mechón. Tarás frunció sus cejas parecidas
a las de un matorral.
La más sagrada ley cosaca es la de la hermandad.
Los kuréns deliberaban en la rada.
Así ha resultado ser. Tártaros y polacos. Atamán y guetman.
Pasaron al sueño de la eternidad.
Para que reaccionasen como sólo sabía hacerlo el alma eslava. Su rudo
carácter es como el mar ante los pequeños ríos que cuando no hay vendaval
extiende su serenidad sobre la superficie de aguas tranquilas y ofrece el
aspecto de calma eterna.
Beberemos por la religión ortodoxa para que se extienda por todo el
mundo. Por Siech para que de ella salgan jóvenes valerosos y por nuestra propia
gloria. Así pues, hermanos, beberemos por la gloria de la religión. ¡A la
gloria de la religión! Y un último sorbo
por nuestra propia gloria y la de todos los cristianos del universo. A la salud
de todos los cristianos de la tierra.
No obstante, los judíos aprovecharon la oportunidad para enterarse de
todo. Las malas costumbres han invadido nuestra tierra. Cada uno piensa en
cultivar la gavilla de centeno, sus haces de heno y sus rebaños, y en guardar
en su bodega los embreados cueros de hidromiel. ¡Que el diablo los lleve! Adoptan las costumbres de los impíos.
Desprecian su idioma. Se niegan a hablar con los suyos.
Sepan los traidores lo que significa la palabra hermano en la tierra
rusa. Ninguno tendrá el honor de morir como nosotros.
Salieron los polacos montando a caballo con la mano apoyada en la
cadera
Pies carnosos. Reflejos leonados.
La artillería pesada castiga con pesados mazazos. Una mosca plateada envía sus reflejos al
sol. El avión hace un rizo y se deja
caer sobre un ala. Piernas robustas y recios muslos que rodean los ijares.
Anchas y espantosas fauces del obús. Las tropas polacas iban desplomándose como
espigas segadas. Olvidando sus leyes y su religión se embriagaban los turcos.
Lezna se apoderó de los atalajes del kuren vecino y los empeñó en la taberna.
No fue fusilado sino atado a un poste.
Los cosacos recordaban sus méritos.
¡Cuantas madres vistieron luto!
Ojalá perezcan todos los enemigos de la gloriosa tierra rusa.
Habiendo pólvora en las bolsas no cederán los zaparogos.
Todos mueren alabando a Rusia, la nación amada por Cristo.
Su joven alma se separó del cuerpo.
Tarás miró al cielo y vio extenderse por el espacio una bandada de
buitres
- Tendrán buena presa - dijo.
Los cosacos desean que veas cómo se muere. Los gritos de las gaviotas
escandalosas y vociferantes. Yankel, el judío al que salvó la vida, le traslada
hasta Varsovia escondido en un saco de ladrillos.
- Ahora te toca a ti hacer el favor - dijo un judío con el pelo
rojizo, la cara cubierta de pecas que parecía un huevo pinto de gorrión. Los
judíos suelen deliberar en plena calle. Por miedo a los gendarmes andaba de
costadillo. Se aproximó el jeduque.
Jeliz, oficial o veedor que pesaba la seda en las alcaicerías de
Granada.
Glíptica, arte de tallar las piedras preciosas.
Gritos y lamentos de los náufragos inundan el aire. Polacos y judíos.
El SEIM parlamento.
Nadie más anticristiano que los polacos.
Esperad. He perdido mi pipa y no quiero yo dejarla en manos del
enemigo. Tarás muere mirando para el Dnieper y salvando a los suyos
ººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººº
Miroslav Lubachiski.
Todo lo que es recreo y apacentamiento de los ojos. París ha matado a
Asís. Las palabras del orador eran como saetas disparadas al corazón. La
triguera jubilosa que tiene capucha como un fraile menor. Lleva vestidos pardos
y humildes color de tierra. Va por el borde de los caminos en pos de un grano
de trigo. San francisco tenía una amiga en roma que se llamaba fray jacoba.
La ceniza es casta. Francisco la derramaba sobre los alimentos.
FROILÁN se metió en la boca un puñado de carbones. Y esta le purificó
sin abrasarse. Muerto en 905. Una existencia entorchada de prodigios. El
siniestro brillo del alfanje de Almanzor. Al oír la predicación de Froilán los
hombres marchaban a perecer en la batalla o se sumergían en el hueco de un
peñasco. Elevó monasterios, estadios de penitencia, de cultura y de arte, uno
de ellos fue el de Tabara. Allí estaban ATILANO y Magio el pintor de los beatos
Froilán llevaba detrás de sí un lobo domesticado. Atilano había sido maestro de
calígrafos y Froilán amaba con pasión los libros. Dejó el obispado y dejo caer
el anillo en las aguas del Duero. Este apareció luego en la tripa de un barbo.
Mienten por toda la barba.
Liebres encamadas, perdices chorreadas, conejos fogueados.
BRUNO DE HARTENFAUST llegó a Tours donde enseñaba Berengario. La
iglesia de Reims, la sombra de su preboste. Ahí viven los hombres como si la
muerte no existiera, como si el infierno fuese
20 de abril de 1999
Pura fábula. Todos los cartujos
tienen un huerto.
Nadie alcanza un verdadero amor a la creación sin haber antes
renunciado a ella por el amor de Dios.
ROSARIO: criadero, vergel de rosas, los “ tasbib” mahometanos de 99
nudos.
KOMLOGIOS kωμλoγiωσ que
llevaban los monjes griegos.
Perenne surtidor de inefables dulcedumbres.
Su rumor escomo un eco que levanta la lluvia de la gracia
DÍA DEL PILAR DE 1988
EL PIQUETE, Tomás Cabot, la constitución, y
la libertad parra hacer el mal. Los guiris. Peseteros. Fueros.
Azorín, una criada maja un almirez de azófar, el hinojo y el laurel
para aderezar las aceitunas del año. Vibraciones ligeras y cristalinas del
toque del ángelus. Artes devanaderas
Artesas y devanaderas. La devanadera celestial es aquella que cambia
los escenarios del mundo. Vaga penumbra de las siestas. Afuera las sombras se
han hecho diagonales. Azorín permanece en su despacho leyendo libros terribles
y escribiendo cosas terribles. Pío Cid, el personaje de Ganivet. Que conoce
todas las cosas pero atropelladamente
Doblar la raspa. Comer poco. Un hombre como Pío Cid no se doblega
nunca.
AURORA ROJA es la anticipación del abismo. La virtud no es admirada ni el vicio
reprendido. El autor se ausenta de la obra, no muestra simpatía por los
personajes. Narra. En la ciencia del vivir la fuerza es el derecho, pero el
derecho está siempre de parte de los que tienen dinero. Para ser fuertes y para
ser libres hay que tener dinero.
Piensa con los pocos y habla con los muchos, Wells llama a la masa el
coeficiente del abismo, porque la democracia es un ensueño. Yo soy un rebelde,
pero hay que adaptarse al medio o aparentar estar en conformidad con él. En
España nada cambia. Soy un clásico y no un romántico exaltado y me contengo y
me reprimo. Tabaque, cestillo de mimbres. Salas con el piso desnivelado.
Saturado de lecturas y escéptico. Casa vasca. De piedra la arquería que da
lugar al desván, y los muros del alero saledizo. Hombre inclinado sobre la
tierra, que ahoya. Escarda. Aporcar cubrir la tierra para plantar ciertas
hortalizas para que se pongan más tiernas. Forman camellones o artesas de
tierra para sembrar, donde el agua y la tierra se represan. Anticipaciones de Wells.
Ontología y cosmología de un filósofo: rondas, cárceles, suburbios miserables,
cafetines hórridos. Baroja ni entrevera sus aversiones y sus afectos en la
obra. La civilización está hecha para el que tiene dinero y el que no lo tenga
que se muera.
L´altre cosa che mi face infelice e il pensiero. La inteligencia suele
estar en razón inversa a la dicha. Y me matará
Se reparten patentes de profeta manos llenas. LUCIANI - ILUSTRÍSIMOS
SRES.
En
The keenest
odour of books. Oxford se siente impregnado del aroma de viejos
libros. Delicious
hounds for the browser, browse feed for cattle, read for enjoyment. I am a browser. The forgotten labours an half
remembered classic. Scholary detective work. Tratado
sobre la flora de los alpes en la época victoriana. The lore of the honey bee. Fuerzas del mercado y ratones de bibliotecas.
Libros que cambian el mundo.
WINS TON E. KING. LOS ROTHSCHILD, DESPUÉS DE
HIJO DE NATHAN, el consolidado de los cuartos, el que tuvo a benjamín
Disraeli de monago. Disraeli se había convertido protestante sólo por
disimular. Has de entregar el alma, el cuerpo y el corazón al negocio. Mucho
más fácil conservar una fortuna que hacerla. Vivía todo el desprecio que siente
un hierofante por el estúpido creyente al que embauca. Crédito viene de creer.
Desde Swithin st. Organiza el crédito desde su cuartel general en Mayfair. Obra
colosal que apuntaló su fortuna la construcción del canal de Suez. El concepto
del ego judío a través del tiempo. Parientes pobres, salomón y Jacob. Amante de
las carreras de caballos y de la buena loza, metido a la política se hizo whig.
Venció la prohibición que establecía que los judíos se sentasen en los escaños
de los comunes. En periódico puede encontrarse la verdadera historia de un
país. Hicieron posible que la hostilidad cobrase un mejor tono. Él times en
1847 atacó a los hebreos al tiempo que formulaba una profecía: en pocos años
convertirán los comunes en un sanedrín. Su terreno es la propaganda, en cuyo
campo nadie les gana, lanzan su mercancía y saben vender. Los judíos se asocian
a cualquier revolución porque se sienten abyectos. Empezaron en Inglaterra
comprando ayuntamientos y no le hicieron ascos al soborno, el cohecho o el
asesinato. Long shore men son los individuos encargados del soborno, que
pagaban 63 $ por voto. Democracia, engañifa de incautos. Rothschild debió su
elección al dinero, nada más que al dinero. Es cuando se dijo que los sefardíes
vivían como príncipes mientras los otros dejaban harto que desear. Nunca dejan
hablar al contrario, no respetan las reglas del juego. Carlyle atacaba a
salomón y a los judíos en sus escritos. Les costaría treinta años hasta
conseguir la ley lucan de 1888. Nunca fueron jefes de gobierno, pero sí siempre
jefes del jefe de gobierno. Para ellos no cuenta el tiempo. Aman la guerra. A
ella no van como soldados sino como proveedores. Amenazar es lo que importa.
If the devil had a son, he should be called Palmerston,
Del afear Dreyfus sacaron no poco provecho. LIONEL ganó cincuenta
millones de libras de intereses de una tacada. Tuvo relaciones intimas con
Disraeli. Es el sidonia de Coningsby. Sidonia es un instrumento gigantesco y
terrible. Hay que abandonar el crédito para rezar el credo. Los pueblos arruinados
bendicen a los que les arruinan. Los Rothschild dejaron a Europa sin jugo. El
hombre de los Rothschild y el nombre de la rosa. Ya lo dijo GONCOURT: ninguna
alegría tan grande para el semita como tener a millones de cristianos bajo la
bota. Aman la política de doble juego, el control de los monopolios, las
comisiones internacionales, la vuelta del rosca a la llave inglesa y apretar
las clavijas habiendo lanzado contra nosotros a la serpiente que repta. Ellos
andan en el secreto de un viejo proverbio austriaco: la palabra es plata, el
silencio, oro. El oro que ellos invertían por doquier haciendolo producir el
ciento por uno. Supieron hacer de los políticos perros serviles, trampolín de
democracia, procedimiento de agio y de especulación. Operaciones financieras
que no son sino latrocinios encubiertos. If the devil had a son, he should be
called Palmerston. Mendizábal dio a
Disraeli la concesión de las explotaciones de las minas de almadén. El papa de
ingolstadt. El capitalismo y el comunismo son gajos de un común racimo.
La palabra vigilante es un préstamo español al que el inglés otorga
sentido peyorativo. Thatcher, juana de arco, Judith, Semiramis. Baodicea La que
acariciaba con sus tetas a los patricios romanos. Síndrome de la castidad y de
la voracidad. Las mujeres ambiciosas no suelen tener grandes compañeros de
cama. VAUNT, cacarear. To put a spoke in the axle of
Baodicea cart, poner estorbos y radio de rueda. They
vaunted of their sexual energy.
Manos manchadas de sangre. Los criminales de guerra tienen la
nacionalidad norteamericana. La profecía de HEINE: existirá un solo rebaño con
un solo pastor, que dirigirá la grey con cayado de hierro y hará balar a las
ovejas de un modo uniforme. Este rebaño
humano estará todo el trasquilado. Los pueblos de la cristiandad habrán de
quedar sometidos al poder de la fuerza mágica y al deus ex machina de los
grandes engranajes propagandísticos. Marcharán pastueños y cariacontecidos
camino del suicidio. Son el abismo de la esclavitud, de la desintegración, de la
aniquilación. Cadenas aguarda. República democrática mundial, más bien será
judeocrática. Para qué sirve una democracia si nos arrebatan el derecho a la
familia, al amor, al pan, a la justicia, a la patria.
Coordenadas de la desinformación:
a) ocultismo secretista
b) mentiras
C) dinero. Son los tres emblemas de la rosa que andamos viendo por
todas partes. Liquidación de las deudas de guerra.
Adolfo era el hombre del futuro de Europa. Para que el mundo marche
bien haría falta una Alemania fuerte. Sidere Walburg, plenipotenciario de
Rockefeller ante Hitler. Entrevista en
el café bricolar de Munich: “ es que yo no me fío mucho de los periodistas,
especialmente de los periodistas americanos. Hitler jugaba con las cartas boca
arriba: los judíos y os marxistas son aquí los amos “ le dijo al
periodista. Creía que lo importante
verdaderamente en un pueblo está en el espíritu. La vida es fuerza. Le dio la
impresión de estar ante un demagogo corriente, que habla y nunca escucha.
¿Cuánto dinero quiere, mein fuhrer? Su
territorio era el de la especulación y la idea, no el de los ámbitos prácticos.
Cuando el de la suástica HEYDT le
preguntó cuanto dinero necesitaba. Yo quiero cien millones de marcos. Su
desconfianza hacia la monarquía. Frases huecas y argumentaciones falsas sin
demostración, pero Carter le ofrece sólo una cuarta de la cantidad solicitada
La transacción se haría a
través de intermediarios, el Mendelsohn Bank de Amsterdam. Hoover se entrevista con Laval y promete
ayudar a Francia. Hitler supo aprovechar
las grandes oportunidades. Alemanes gustan de alguien que sepa imponerseles.
Aquí entramos en la camara oscura de los misterios: los judíos apoyan a un
hombre que les odiaba. España, Inglaterra, usa, holanda eran sus favoritos. Era
buen monologuista. Sus obsesiones de grandeza dejaron escaso margen al toma y
daca del contraste de pareceres.
Vaunt, cacarear. To put s spoke in Baodicea chart´s wheel. They vaunted
their sexual energy. Sin el dinero que la banca
americana dispensó a Hitler no se hubiera podido construir el tercer Reich. La
profecía de Heine: existirá un sólo rebaño esquilado bajo el cayado de hierro
de un solo pastor, y balando todos de forma uniforme.
Los pueblos de la cristiandad obedeciendo al poder de una fuerza
mágica y al deus ex machina de la propaganda de guerra marcharon hacia el
suicidio y al abismo de la esclavitud. La esclavitud aguarda, porque los dioses
crearon a su imagen y semejanza al comunismo y al capitalismo.
El nuevo orden es el de la construcción de una república democrática
mundial, pero de que nos sirve una democracia si nos arrebatan el derecho, a la
familia, a la patria y al pan. Coordenadas de la desinformación
Mentira.
Secreto
Dinero.
A Trotsky le llamaban el más grande judío después de Cristo. Su
destino era el control de la revolución del 17 pero se le fue de las manos.
De que Alemania se reconstruyera dependía el bienestar de Inglaterra y
de EEUU. Buscaban esto por medio del crédito. Wilson era un profesor de
economía de Princeton. La vida real es más interesante y apasionante que
cualquier novela de intriga. Adolfo sellado con el signo del futuro de
Europa. Sidney warbourg,
plenipotenciario de Rockefeller ante Hitler. Se entrevistaron en el café
braukeler de Munich. Es que yo no me fío mucho de ningún periodista, en
particular de los periodistas americanos. Los judíos y los marxistas son aquí
los amos, dijo Hitler al que se podía engañar fácilmente por estar acostumbrado
a jugar con las cartas boca arriba.
Hablaba Hitler con cortas e ininterrumpidas frases. La vida es fuerza,
es lucha, pero no dio la impresión de ser un demagogo vulgar. Habla él solo y
no escucha. Cuánto dinero quieres? Su territorio
era el de la especulación y la idea, no los ámbitos de la vida corriente y
practica. Su obsesión por los uniformes.
Me gustaría hacer uniformes para los obreros sin trabajo. Desconfiaba de la
monarquía. Frases huecas y argumentaciones falsas, sin demostraciones de lo que
iba exponiendo. Entrevista con Von Heydit.
Carter ofrece sólo diez millones dolares.
El banquero de Hitler se llamaba mendelsohn.
22 de octubre de 1999
GUERDAN,
RENÉ: El Cristo de Oro Bruguera, 1967.
(1)
Es
(2)
En la calle de los santos apóstoles, invoqué a
Bailes afeites, orcaneta, planta tintorera. Croco, azafrán. Para las
nalgas el loto, para la entrepierna, el jazmín, para los pechos, el azafrán o
croco, para las piernas, el tomillo, el mirto para brazos y axilas y la
mejorana para el cabello. Si entre nosotros es la cruz la que domina, son los
libros los que gobiernan
Alfonso Grosso LOS INVITADOS: EL CRIMEN DE los galindos, una Leihgton,
gacela inglesa y Tony MacKenzie, burlador profesional, en el incomparable marco
de South Kensington y de Andalucía, buscando la noche y el amor. Una trinitaria
trepa por una pared. El escudo de los clanes ingleses es un ramillete de
juncias. El jaguar. Alhal tierra del pernales, diego corrientes, el
tempranillo. Paradas, con cuatro mil casas y cuarenta calles, iglesia
parroquial de san Eutropio servida por curas de primer ascenso, un vicario
perpetuo, cuatro beneficiados y diez presbíteros. Litológico, que trata de las
rocas, el lituo, instrumento que utilizaban los augures como una trompa de caza
para adivinar. Despeñaperros zaguán de
Andalucía. El coro separado por una verja de forja, varales de plata. El
párroco abriendo las puertas y encendiendo luces. Verdes cúpricos y azules
tormentosos. De cobre. Georgia ante el cuadro de la magdalena al que retrata
guiada por el párroco del pueblo. Albero apisonado, la bovina. Olivar y tierra
clama. Olambrilla, enlosado de olambrilla. Bajo una ola de fuego, olambrilla,
azulejo pequeño.
Verbo hondo, palabra exacta bajo los cielos cinéreos. Cinesiterapia,
curación mediante el movimiento.
Cinglar metales, separarlos de cualquier aditamento espúreo.
A Mary Quant le recortaba su marido el vello público en forma de
corazón.
La negra y laqueada barra. El émbolo como la caña de un timón de las
jarras de cerveza. Una princesa de la casa real copula cada noche con un
ferroviario diferente. Es la reina madre
a la que mantuvo en pie su jarra de ginebra.
Petirrojos correteando por la gravilla.
Olambrilla o azulejos diminutos, pertenecientes a una de las
trescientas familias que detenta el dinero, el poder y la sangre en andalucía.
Relación circunspecta y notarial de todo cuanto cruza por su globo
ocular. Los galindos era una heredad desamortizada, patrimonio que de la
iglesia pasó a las grandes familias.
Veintidós años contemplando los mismos horizontes del predio, vista de
garduña, olfato de podenco y fuerza de jabalí.
Se mustian tiestos de helechos y aspidistras.
Canga es un yugo de machos, y también es la picota o pillory
instrumento de suplicio chino.
Macona, banasta grande. Terraja es un cuadro de herramientas.
Trasmina un aroma de orégano el guisado de liebre.
Esteros y acantilado.
Xauen rosada y misteriosa, el bled. Quinta bandera es la del gran
capitán, la sexta, la de don juan de alba. La primera es las de los jabalíes.
Bir Ojedín, Larache, Xauen, Arcila, donde recibiría la sardineta de
brigada.
Teresiana, gorro legionario, la teresiana es un kepis legionario.
Fading, depresión del soldado. Los serrallos colmados de fátimas.
Pasar las cuentas del sbiaa o rosario árabe.
Jergón sin chaneque. Charnela, bisagra, colanilla, pernio.
Charnel, moneda menuda. ¿ Tienes charnel?
Albina, laguna o estero.
Albarelo, ojo de boticario.
Pejigales.
Perra vida, tengo la suerte de espaldas.
Pebetero del recuerdo donde quedan los rescoldos de un fuego
encendido.
Las naves surtas en la dársena cabecean al pairo.
Altos respaldos y perinolas.
El divorcio proporciona una renta vitalicia.
Conocedor de alondra y de palomas de distintos pelajes.
A cinco mil duros por ombligo.
Sin un arado de grada en los surcos.
Sandalias de trenzada rafia.
El día menos pensado se me hinchan las pelotas y le pego fuego a la
besana.
Sol de ascua vencido por ráfagas de viento.
Bebedor habitual.
Bojes y pitósporos.
Del desierto a
Edad asaeteada por todos los clamores geriátricos.
Apernado, cuando el perro cobra a una res por la pierna, apernacar.
Apenina es una divinidad gala con las tetas al aire cuya imagen se encontraba
en lo alto de las montañas Depósito de agua.
Al Rasuni.
Desde que el alcohol le aprisionó definitivamente entre sus redes.
Es preciso devolver a la sangre el nivel alcohólico que ha perdido.
Tiro la piedra por la calle.
Al que le dé que perdone.
La cabeza tengo loca de tantas cavilaciones.
Es mi silencio dulce que me enclava.
vouchsafe (concede) permite us our lord to keep us in this day without
sin
Chejov
From Taganrog. Sus cuentos son estampas
magistrales de la clase media y baja. Sé hablar con pocas frases de cosas
largar, arte de la brevedad. Deja de lamentarte y el dolor desaparecerá. Nos
pudrimos, nos martirizan. La no
resistencia al mal de Tolstoi, pero hay que hacer algo. Dr. Andrei Efimich.
Somos débiles, no valemos para nada. Hay que hacer algo para toda rusia se
convierta en un jardín. Emana un dolor pestilente. Niquita, mastín de la estepa.
Enigmas de las sectas rusas. En busca de un obispo y ordenaciones a
distancia o por poderes. Todo se alegraba con la llegada de la primavera con
sus románticos y dorados sueños. Una canción muy baja como un susurro de viento
en el bosque. Los monasterios (stenrodyb). Todos iban
a la nave, que es la iglesia en puridad. Esta palabra de la nave se repite en
el Escorial. Las radenias eran las reuniones de los iniciados. Ella me llama
“mariona”. Las mujeres se soltaban los cabellos y cogían ramitas de abedul, y gritaban
en sus accesos de histeria:
-Nakatil, hakatul. Ha llegado, ha llegado.
-¿Quién?
-El Espíritu santo.
-Pues me parece de perlas.
Las radenias o reuniones místicas desembocaban en orgías. El cuerpo se
hunde en el pecado carnal y el alma de esa forma se purifica. Paraskeva, o
parasceve era el viernes en griego. Y paraskevi eran llamadas las veinte
vírgenes que saltaban en las rasdenia. Si nacía un niño a los nueve meses, se
consideraba que serviría para profeta.
-Soy procurador del Paráclito, dijo.
Entonces el aire se llenó de extraños aromas. La educación de la bursa
y de los bursacos. Su recia voz, su extraña figura y su gran elocuencia harían
mella. Focio, consejero del zar Alejandro I. Los starzi iban por los caminos
con un ato a las espaldas, donde guardan un ejemplar del evangelio de san Juan,
estampa central de la vieja Rusia errante.
No es una fuerza de la ley, ni un perseguido por sus ideas políticas,
sino que peregrina por amor a Cristo, en demanda de la verdad suprema. Tratan
de poner en práctica las enseñanzas evangélicas. En esta doctrina no caben
medias res. Desprendete de todo cuanto tienes y sígueme, acercate a la
naturaleza y a su creador. Recalaban en los monasterios donde eran recibidos
por los romeros. Taganrog es un enigma histórico. FEDOR KUZMICH el staretz que
murió en Taganrog a los noventa años, y Alejandro I expiró en 1825. La popadaya
es la esposa del pope. Bella historia del azul de Grozni. Dujann, taberna,
chijir, vino caucasiano, los skopzi, castrados. La verdad es unas, pero para
llegar a ella hay un solo camino que no todos conocen. El pueblo se escindió en
dos, el camino de la verdad y el de la justicia. El enemigo de los partidos
políticos es el gobierno y el de los sectarios,
Presentíamos que la concepción del mundo que conocimos en nuestra
juventud iba a rodar. El sistema no se correspondía a la realidad del momento.
Todo en nuestro derredor se hacía añicos. Hibiscos. La hemitropía, efecto
ópticos de las torres gemelas. Cristo vertical contrapuesto al cristo vertical.
Abandona tu sillón, rompe las cadenas, arranca tu destino al pulpo de las
cosas. Seas vencedor de nubes y de brumas, opalescente y glauco reflejo de
tanto como se tonifica. Meaba igual que in padre de la iglesia. Para una buena
educación sexual nada mejor que el miedo al infierno. Nada mejor que las judías
verdes y los fideos para guardar la castidad. Eran las recomendaciones de
Pizzardo y de ottaviani. La construcción de la basílica de san Pedro fue lo que
puso a Lutero en pie de guerra. La educación sexuales en aquellos seminarios nada tenía que ver con el
spiritu santo no hay cosa que peor soporte un creyente que la imbecilidad
dogmática. La estupidez es como el gas, ocupa todo el espacio disponible. El
erostratismo de esta sociedad sicalíptica y la edificación de una sociedad pan
sexual. Me siento cada vez más sacerdote de cristo y menos eclesiástico. La
soledad era mi lote elegido.
Festuca, paja y trabs, viga. Porrigo, extender, ofrecer. Flaverunt
venti. Et inimici hóminis, domestici ejus.
Número de móvil 630 74 6009.
Suspéndete. Et Ecce homo habens manus aridam, es lo que pasaba al
peregrino ruso a rastras por los caminos con la mano seca- como en el
evangelio. La ságena, red, cebo. Caminum ignis, chimenea. Et fratres
ejus Jacobus et Joseph, Simon et Judas. Nonne mater ejus dicitur María et
fratres ejus Jacobus, Simon et Judas. No hace
buscarle cuatro pies al gato. Está bien claro. Incredulitas nazarenorum.
Seorsum, separadamente. Freo, brazo de mar, pasar el freo. Los que al otro lado
del freo están. Jesus ambulante en las aguas queriendo alterar las normas de la
naturaleza. Habete fiduciam, ego sum, nolite timere. Ambo in
foveam cadunt. Signa autem temporum non potestis scire. Guardaos de
la doctrina de fariseos y saduceos.
Esto es, señores, la mayor culpa el ser escribanos. Salpicando de
culpas postizas la inocencia. Zancarrón, deshuesado y el que enseña ciencia y
artes en las que está poco versado. Quevedo llama simulacros a los santos en
sus sueños. Amistad de Vesta procuras. Ahí están las putas habiendo buenas
obras y los nigromantes y astrónomos cargados de globos y astrolabios. Huyeron
las sombras a su lugar, quedó el aire con nuevo aliento, floreció la tierra,
rióse el cielo. LEMOLOGÍA, ciencia médica de las epidemias, lelurión, ígneos,
acuátiles, borrachos y vinosos, lucífugos, escrutiñadores de vidas, fiscales de
honras, lo judiego, perteneciente a los judíos. Derrocaderos con la fusta
eólica. Carpintear. Falleba. Apercollar, zumbo, pulla, cuchufleta. ¿A qué va el
papa a todos estos sitios? A retratarse, sólo a retratarse. Mercancía del cielo
y noviciado del infierno. Mujeres siendo estanques donde pescar adrollas los
embusteros. Adrolla es trapaza, engaño. Un malcasado tiene en su mujer la
herramienta de muerte, y ellos y ellas, el infierno portátil. Dejen pasar los
boticarios. Boticarios pasan, al infierno vamos, et arefacta est continuo
ficulnea, porque por dar gusto hizo plato de sí misma a todo apetito. Bululú.
No puedo pagar pecho, pues ahora paga espalda. Cualquier sangre, hidalguillo,
es colorada. Reimónos acá de lo que ultrajáis a moros y a judíos como si en
ellos cupieran las virtudes que vosotros descrecíais. Tres cosas hacen ridículo
al hombre: honra, nobleza, valentía. Le carcomía al hidalgo oír tales razones.
Abanillos del cuello. Abanillo, adorno de lienzo para el cuello. Perniabierta,
las mujeres se volvían dueñas hablando igual que ranas eternamente. Sodomitas
en los que peligran nuestras asentaderas y los diablos por eso traen colas,
porque, como maricones hay acá, habéis menester de mosqueadores de los rabos.
Argadillo es el armazón para devanear los hilos, copela; en llegándose a la
copelase iba en humo, copela es un crisol de huesos donde se purifican el oro y
la plata, estantales, estribo de la pared, donde se colocan los andamios,
poyatos, las pisadas de los días, barbara, celare, poyata, vasar, anaquel,
repisa, la penetración en los libros es don de la naturaleza más que parto del
trabajo, arduidad, unos ensillan, otros cabalgan, hacinas de erudición, quien
mucho quita y nada on pronto llega al hondón, trimielga= torpedo, trillazón de
ideas, todas tan escarbadas, trillaba un labriego taimado y mezquino con tufos
de hidalgo, labia de manirroto y resabios de negrero. Amigos de la garla y el
jolgorio, el cascabillo hace mejor cama que la alfalfa y la paja, el pino tenía
el diámetro del buje de una carreta de bueyes, empajar los niaras o trojes de
paja. Una legua ha seguido a otra legua y los pueblos se ha ido eslabonando,
aullar las penas a su paso, miradas escrutadoras y esquinadas, desde que el
brazo baldado de un zagalejo le señaló el camino, aporte para los andariegos.
¿Me da trabajo? Yo no doy nada. Unas hornacinas y una cruz de término, ajo,
sobrancero y yunteros, y una liebre en su alcahaz. Márfega, colchón de paja. En
el alguarín hay sitio, perros ovejeros y de ajeo, ajear, repetir la perdiz
cuando se ve acosada, charrasca de Albacete, gallofeo, tientapuertas, me llaman
sieterisas pero mi nombre es Nicasio, ataharre de la albarda, o tarria, las
gentes agrias envejecían antes que les cayera el pelo, destraleja, zumaque
falso, ailantos de cojo y corcovado. Dar a escondidas algo es la ley del buen
hidalgo. Limosna que se propaga, mejor que no se haga. Estar hasta el gollete,
cansado de sufrir. El hombre, simiente, la mujer, surco. Hombre que vive sin
siembra se pierden él y la siembra. La voz sacerdotal era un súplica y un
lamento de la tierra elevándose a las alturas. Repasar serones y afilar los
dalles. Matar las sonochadas cerca de la lumbre. Enriquecen el caletre con
milagrerías. Viltrotera, la mujer que callejea. El juego del vilorto es como el
del tenis y desvahadas (quitar lo marchito de un vegetal) diez tañidos de
bronce hienden el espacio. Alguarín, cuarto pequeño para guardar aperos. Así me
gusta, que te airees, estar siempre en casa cría moho. El desprecio de una
hembra contemplando a un animal castrado. Ovejas primales. Aportadera, cuévano.
El mayoral se irguió colérico como si fuese a embestir. Merdellona, criada que
sirve con desaseo, ni desgracias que sólo alcanzan a los maridos alcanzaron
laureles tan robusto. Cuquería, tratar a punta de herradura. Las cogorzas que
cogía el zurdo empalmaban los domingos con los lunes. Zalagardas, riña, pendencia,
astucia. El escondrijo abierto en el alguarín bajo una baldosa. Gorjeaba el
agua por la acequia. Atetillar los árboles nuevos. Excavar en torno haciendo
una almanta, dejando un poco de tierra junto al tronco. Esta es una pandilla de
restregonas. Berreonas con estropajo. Jabardillo, remolino de gente, de
lavanderas, bandada, dar jabardos las colmenas. Jabalcones, madero que se
atraviesa entre uno vertical y otro horizontal. Alpañata, pedazo de cordobán
con que los alfareros pulen vasijas antes de cocción. Él había reanudado su
renqueo vagabundo. Desamparo y frío. Caminos escondidos.
Nieve en febrero, limpio en abril el alero. El abuelo aquilino daría
con los primeros fríos el último bostezo.
El amor de antaño era más recatado que el de hogaño.
Era fuerte como el dinero.
Estaba echo una azacán.
Cuando no cocea el amo, da voces.
Resistirlo todo sin revolverse nunca.
Escalio, terreno sin sembrar. Escayo.
Más vale cuchara y pitanza que andar de bardanza. Callar, dormir,
comer y trabajar. Si se desata la lengua, se peca. Trabajar y callar eran el
fundamento de su existencia, pero lo fundamental es trabajar y callar. El comer
y el dormir no son sino añadir.
Alonso luengo, la invisible prisión, biblioteca nueva, Madrid, 1951,
291 pp.
Dña. Mariquita y Villaamil. Guerras carlistas, la tertulia es una
forma de hacer amable la soledad. Se puebla de conversaciones la sala, oír sin
escuchar, hilván entre el duro fulgor del páramo y el frescor de la ribera, del
páramo escuchar al cura de misa de alba,
eche una firmita al brasero, se va
notando el frío. PROTEO, personaje que cambia con frecuencia de opiniones y de
afectos. Una ancha rosa de fulgor, vuelo musical. Y a un golpe de cabeza
estalla un vuelo musical. La estancia se transfigura hacia un mundo auditivo e
inmaterial. La verde luz del quinqué cortando en cono las sombras corta zonas
de penumbra donde las figuras quedan inmóviles. Fuera el río Órbigo resuena
entre las frondas secas con sordo y profundo rumor. Hacían de su ansia de
lirismo caliente intimidad, lacayos de alto sombrero y carric, redondeces
chatas románicas, aleteante la nariz, en cuyo frontis se erguía el viejo escudo
de la familia, evónimos, cuartales, es la cuarta parte de la fanega, medida
aragonesa, hay en el aire fresca diafanidad de rocío.
11 de octubre de 2000.
KNUT HAMSUN PAN. Muestra la
lucha del hombre contra los elementos de la naturaleza y la lucha contra sí
mismo, tal es el ímpetu de las pasiones y el reconcentrado ardor que subsigue.
Muy pocos artistas han expresado el amor a la naturaleza como este noruego. Es
sobrio, sugeridor, entusiasta. La costa de Sirilund. Soy un barómetro vivo a
causa del reuma. Todo lo que acude al primer plano de la evocación. El drama de
las cosas sin alma, las cuerdas del espíritu tensas. Vaivén gigantesco del
oleaje. Los arroyuelos cantan sin que nadie se detenga a escuchar su música
humilde. Alfeizar. Me puse a contemplar
el pálido reflejo que, como una siembra estelar, allá estaba. Las estrellas
comenzaron a vivir y ahora el firmamento esplendía de estrellitas de azuloso
plata, no podrían mis ojos alcanzar los ríos siderales.
Henar Parra Tuya.
Currículum
Deportivo
1995:
campeona de Madrid cadete.
1995:
subcampeona de España cadete.
1995:
campeona de España por equipos.
1996:
campeona de Madrid júnior.
1996:
campeona de España júnior.
1996:
medalla de plata torneo internacional de judo en Portugal.
1996:
medalla de bronce en el torneo internacional Ala, Hungría.
1996:
quinto puesto en el campeonato del mundo júnior celebrado en Oporto.
1997:
subcampeona de España júnior.
1997:
subcampeona en el torneo internacional de Sofía, Bulgaria.
1997:
subcampeona torneo internacional de
Arlo, Bélgica
1997:
medalla de bronce en el torneo internacional de Berlín.
1997:
campeona en el torneo de Praga júnior.
1997:
medalla de bronce en el campeonato de España senior.
1998:
campeona de España júnior.
1998:
medalla de bronce en Arlo, Bélgica
1998:
campeona en
1998:
bronce en el campeonato internacional de Madeira, Portugal.
1998:
medalla de bronce en el campeonato mundial de judo júnior celebrado en Cali,
Colombia.
1998:
medalla de plata en el campeonato de Europa júnior habido en Bucarest, Rumania.
1999:
medalla de bronce en el campeonato España, senior.
1999:
medalla de plata en el torneo internacional de
Varsovia, Polonia, modalidad senior.
1999:
plata en el campeonato de España universitario.
2000:
medalla de bronce en el campeonato de España senior
2000
medalla de oro en el campeonato de España universitario
Guácima jaqueta, vestido sin mangas, España- Estibadio o Café de
Sueltos de cuidados, los pechos para recibir la gloria y la vida que
nos va en su aliento.
Los espantos de la muerte no son sino resguardo de la vida.
La muerte no es mala para aquéllos a los que la vida no ha sonreído.
De las potencias del alma es la voluntad la abanderada de todas las
demás.
Hispania, plaude.
Hércules es hijo fornecino de Júpiter y de Alcumena que, sin saberlo,
le puso los cuernos a Anfitrión, porque Hércules artero se disfrazó de su
marido y Alcumena se acostó con él creyendo que era su marido legítimo al que
el dios jovial había despachado para la guerra de troya previamente. Son vicios
de los dioses de la ciega gentilidad.
Anfitrión aparece con mostaza en las narices.
Cuando era niño se le acercan a Hércules dos culebras y él era tan
fuerte que consigue destrozarlas.
La frontera de Dios dice que no queremos milagros en el pueblo.
Cabellera estofada de san Bartolomé.
Pan lechuguino de Valladolid.
Iglesia mozárabe de san Cebrián de mazote.
Si llueve por santa Bibiana llueve cuarenta días y una semana.
Desfile de rostros viejos en una solana de cualquier pueblo.
Material extraído de todo aquello.
Latón de las vainas.
Galván y Modesto, la ametralladora Hotchkiss.
Antimo Molinero.
No cesa el cañoneo. Ya tocan a misa.
Todos se alegraban de la llegada de la primavera con sus románticos y
dorados ensueños.
Una canción muy baja como el susurro del viento en el bosque.
Bolovki, stnrodyb, monasterio de los raskolnikov, de los diferentes,
los jkisti que eran derviches. Todos ellos iban a la nave que era la iglesia y
en verdad esta palabra se repite en el Escorial.
Radenias o reuniones de iniciados, ella me llama Mariona.
Las mujeres se soltaron el cabello y empezaron a coger ramitas de
abedul. Gritaban las muchachas en accesos de histeria: nakatil, nakatil, ha
llegado, ha llegado, ¿Quién? El spiritu santo.
Radenias eran reuniones místicas que desembocaban en orgías, el cuerpo
se hunde en el pecado carnal para purificarse.
Paraskevia, viernes en griego. Así eran llamadas las veinte vírgenes
que saltaban en las rasdenias, si alguna quedaba encinta los vástagos
concebidos de tales ayuntamientos del aquelarre eran considerados profetas.
Todos estaban en deuda con una educación de la bursa.
Su recia voz, su esbelta figura y su elocuencia hicieron mella.
Los starzi iban por el mundo con un ato a las espaldas y el evangelio
de san juan, es la estampa de la vieja rusia errante. No es un fuera de ley el
starzi ni un bandido sino que peregrina impulsado por sus ideas políticas, por
amor a Xto en demanda de la verdad suprema. Tratan de poner en práctica las
enseñanzas evangélicas, no cabe una postura a medias, desprendete de cuanto
tienes y sígueme, ságoma acercate a la naturaleza y a su criador, los starzi no
eran sectarios, recalaban en los monasterios donde eran recibidos como romeros,
Taganrog, enigma histórico o la desaparición del zar. Fedor Kuzmich, el
staretz, que murió en
POPADNIA, esposa del pope.
Bella historia del color azul de Grozni.
Los calmucos vivían en la yulka, en los goul y tenían camafeos.
Skopzi, castrados. La verdad es única pero para llegar a ella hay un solo
camino que no todos conocen.
Sectas y partidos políticos. El enemigo de los partidos políticos es
el gobierno y el de las sectas,
Schundistas o estudiosos de la biblia, los yuroditsvi, inocencia
rayana en la idiotez o en la demencia. Un caso extraño de Turguenev es la
historia de un yurodivi. Evocar a los muertos y el don de hacer milagros.
Con el triple latiguillo de amen, amen, amen.
PRIGIVALSNIKI, el que se pega a una casa y de ahí nadie será capaz de
echarlo a la calle.
Entrada la tarde regresó con un paquetito. Muda procesión e guerreros
de piedra.
Paregórico que no es paragógico, anodino, paregorías para aplacar a
las gentes,
Divino caos del que todo surge y se entrelaza.
Pronto entonará el gallo sus trompetas anunciando el día.
Con oculto y mal simulado enojo. Tagarino, moro que vivía entre
cristianos.
Tafurera, embarcación muy plana utilizada para la conducción de
caballo.
Tafurerías, tahurerías.
Airosa y ruinosa atalaya que corona el cerro.
Santa María de la aparecida de Veruela.
León X llamó a Dalmacia bastión de la cristiandad.
Meliora voco, proboque, peiora sequor, Plinio, el nefas humanum,
nítimur in nequitum (Horacio). Infélix homo, desventurado de mí quien me
librara de este cuerpo de muerte. El dolor y el desorden moral es la nota que
preside todo.
Hojas blastodérmicas, la caja torácica. Y los riñones a modo de
serpentín para purificar la sangre. Vemos el bien y ejecutamos el mal,
conocemos la virtud y nos entregamos al vicio, la vida está sembrada de
escollos hacia los cuales una corriente peligrosa nos arrastra
The rugged strenght of those mountains mindawenses.
La fe no es tiránica, lo dijo Pio XII que fue un papa muy preparado.
Es un acto libre que respeta en todo tiempo la razón.
Xmas and the din of war.
I have ny own misgivings, mis falsos presentimientos, mis temores.
San Ambrosio vio la muerte del arrianismo, el abandono del paganismo y
la factura del imperio romano.
Oh verdad, te elevas sobre el pedestal de la justicia.
HISPANOS DEUS ASPICIT BENIGNUS (Prudencio).
Él más alto de los ideales humanos es la religión de nuestro señor
Xto.
La iglesia es pósito de la sabiduría.
Llegó la hora de las tinieblas.
Cachetero, verduguillo.
La escolástica se reduce a gimnasia mental.
Polígono de sustentación al operar una gastrectomía, corremos el
peligro de cortar la arteria hepática.
La ley tiende la fixismo, a la estabilización.
Hilomorfismo, el mundo se compone de materia y forma.
Aun quedaban otros rabos por desollar. Presentíamos que la concepción
del mundo en la que habíamos sido educados iba a rodar por suelo; el sistema no
correspondía a la realidad del momento. El mundo se estaba haciendo añicos.
Hibiscos es lo que tenía plantado la tía Moreliana a la puerta de su
casa.
Hexaptérico, relicario litúrgico griego que representa un serafín con
seis alas.
Isaías abarca un período de medio milenio y el génesis es un texto de
trazos sueltos hechos tardíamente.
Cristo vertical, cristo horizontal.
Abandona tu sillón, rompe tus cadenas, arranca tu destino al pulpo de
la inercia.
Vencedor de nubes y de brumas, opalescente reflejo.
Mea con la profusión de un padre de la iglesia.
¿Pureza en los seminarios? Nada mejor que el terror al infierno,
duchas de agua fría, fideos y judías verdes.
La construcción de la basílica de san Pedro fue lo que puso a Lutero
en pie de guerra, el remanencia. Aquella educación sexual y aquellos seminarios
nada tenían que ver por supuesto con el espíritu santo. No hay cosa que soporte
peor un creyente que la imbecilidad dogmática.
La estupidez es como el gas, ocupa todo el espacio disponible.
Sicalíptica o pansexualista sociedad.
Pero era aquél mi lote.
El abate Oraison, sexólogo. Me siento cada vez más sacerdote en Cristo
y menos eclesiástico. Aquella educación esclerótica que no era capaz de
soportar, festuca pratensis, la que tengo yo en
Intrinseci sunt lupi,
Pórrigo, extender, ofrecer, flaverunt venti, de flo, pero flavesco,
empezar a dorarse, batir, acuñar.
Ne ergo timuéritis eos.
Un as, un denario.
Curaré mis languores
Et inimici anonáceo hóminis domestici ejus.
630 74 6009 número del móvil.
Sata, sembrados, mieses.
Et Ecce homo habens manus aridam. Esto es lo que le ocurre al
peregrino ruso que andaba de acá para allá con una mano seca. Blandir la caña.
Ságena, red, cebo. Caminum ignis, chimenea en alemán. Et fratres ejus
Jacobus, Simon et Judas. Nonne mater ejus dicitur María et fratres ejus
Jacobus, Joseph, Simon et Judas, et sorores ejus non apud nos sunt? la
incredulidad de los nazarenos. Seorsum separadamente. Freo,
brazo de mar, hay que pasar el freo. Los que están al otro lado del freo.
Ambulancia de Jesús sobre las aguas alterando las leyes de la naturaleza.
Habete fiduciam, ego sum, nolíte timere. Ambo in foveam cadunt, signa temporum
non potestis scire, guardaos de las doctrinas de los saduceos y fariseos.
Judihuelos, rábulas, ahigados, estos, señores, la mayor culpa es ser
escribanos, pues salpican las culpas postizas de inocencia. Zancarrón, el que
enseña ciencias en las cuales está poco versados. Quevedo llama simulacros a
los santos en sus sueños. Castidad de Vesta y ahí están las putas haciendo
buenas obras, cargados de globos y astrolabios. Huyeron las sombras a su lugar,
quedó el aire con nuevo aliento, floreció la tierra, rióse el cielo. Lemología
ciencia médica sobre las epidemias. Ginés de Garfios. Eubiótica, arte del bien vivir, euangiótico,
que está provisto de buena circulación sanguínea. Lucífugos o nictálopes.
Derrocadero. En la fusta eólica. Carpintear, falleba, apercollar, pasando
noviciados en el infierno, mujeres siendo estanques donde pescan adrollas los
embustidores, adrolla, trapazas, embustes, un mal casado tiene en su mujer la
herramienta de la muerte, y ellas y ellos infierno portátil. Dejen pasar los
boticarios. ¿Boticarios vienen? Al infierno vamos. Et arefacta est continuo
ficulnea. Putas que para dar gusto hicieron plato de sus personas a todo
apetito, bululú, no puedes pagar pechos, pues pagad espaldas, toda sangre
hidalguillo es colorada, reímonos aquí de lo que habláis de moros y judíos como
si en ellos no cupieran las virtudes que vosotros descreíais. Tres son las
cosas que hacen ridículos al hombre honra, nobleza, valentía. Se carcomía el
hidalgo al oír tales razones, abanillos del cuello, perniabierta, las mujeres
se volvieron dueñas que como ranas están hablando perennemente, sodomitas en
ellos peligran nuestras asentaderas, que los diablos por eso traen colas,
porque como maricones hay acá habéis menester de mosqueadores de rabos.
Argadillo, persona bulliciosa y entretenida, armadijo para devanar el hilo.
Copela, crisol donde se guardan los huesos calcinados, carácter funerario. En
llegando a la copela se iba el humo. Estantales, poyatas. Las pisadas de los
días, barbara celarem, la penetración de los libros es don de la naturaleza más
que parto del trabajo, arduidad hicimos de erudición. Luego que mueren, la
lápida cubre sus cenizas, cubre también sus faltas. Trimielga, torpedo, pez.
Unos ensillan y otros cabalgan. Quien mucho quita y nada pon, pronto llega al
hondón. Almanta, almáciga. Trillaba un labriego taimado y mezquino con tufos de
hidalgo. Amigos de la garla y del jolgorio. Radio Garla. Verde en toda suerte
de menesteres, había empezado por la más agotadora de las faenas. El cascabillo
hace mejor cama que la paja y que la alfalfa. El pino tenía el diámetro del
buje de una carreta de bueyes. Empajar las niaras, niaras son trojes de paja,
una legua ha seguido a otra legua y los pueblos se han ido eslabonando, aullar
de perros a su paso, miradas escrutadoras y esquinadas, desde que el brazo
baldado de un zagalejo le señaló el camino. ¿Me da trabajo? Yo no doy nada,
ajo, una cruz de término y unas hornacinas, márfega, traillaban las yuntas,
perros ovejeros y de ajeo, ajear repetir la perdiz el aj, aj, cuando se ve
acosada. Charrasca de Albacete. La señora no sabe que hay gente dañada y
traicionera. Me llaman Sieterisas pero me llamo Nicasio. Ataharre de la
albarda. Las gentes agrias envejecen antes de que se les caiga el pelo,
destraleja, zumaque, ailanto de cojo y corcovado hasta el demonio va dado. Dar
a escondidas algo es la ley del buen hidalgo, limosna que se propaga es mejor
que no se haga, el hombre es simiente y la mujer es surco, hombre que vive sin
hembra se pierden él y la siembra. La voz sacerdotal era un lamento y una
súplica elevándose al cielo, repasar serones y afilar los dalles. Matar
sonochadas cerca de la lumbre, enriquecer caletre con milagrería, viltroteras y
desvahadas, desvahar, quitar lo marchito a una planta, diez tañidos de bronce
hienden el espacio, reina un silencio de nieve, alguarín, cuarto pequeño para
encerrar aperos. Así me gusta que te airees pues estar en casa cría moho,
desprecio de una hembra contemplando al animal castrado, ovejas primales,
aportadera, cuévano, el mayoral se irguió colérico como si tratase de
embestir. Me tratas a punta de
herraduras. Cuquería. Las cogorzas que cogía el zurdo empalmaban los domingos
con los lunes. Zalagardas, ardid, treta, simulación de una riña. El escondrijo
abierto en el alguarín bajo una baldosa, atetillar los árboles nuevos y excavar
en torno haciendo una almanta, dejando un poco de tierra junto al tronco, pandilla
de restregonas del paseo de Camoens, berreonas, jabardillo de lavanderas,
riatillo, alpañata, pedazo de cordobán con el que los alfareros pulen las
vasijas. ALMOFATE y almoflate, cuchilla redonda que usan guarnicioneros =focino Almofate es lo que vende el botillero de san
martín, cuchilla redonda de guarnicionero. Él había reanudado su rengueo de
vagabundo. El que empinó antaño se emborracha hogaño. Desamparo y frío caminos
escondidos. Nieve de febrero, limpio en abril el alero. Echo un azacán. Escalio,
terreno sin cultivar. Más vale cuchara y pitanza que andar de bardanza. Callar
y dormir, comer y trabajar, si se descarrila la lengua se peca. Trabajar y
callar eran los fundamentos de su vida, dormir y comer no eran sino añadidos.
Amo sin criado y sin criada no es amo dél ni de nada. Casa pobre y sin mujer
mal yacer y mal comer. Bien que se propaga, mejor que no se haga. Era lluvia lo
que la tierra reclamaba. Te tengo bajo mi alar. Alaraza, ALARAZA y ataraza
novia recién casada. Ciervo alanzado, el animal que en el escudo se representa
corriendo. Hombre solo como el perro que cuando muere no hay entierro,
descalzar la raíz de los zarzales. Arrendó el caballo junto al árbol, el
nalguear y los tropiezos del caballo. Aquí lo que hace falta es arranque. ¿No
sabe beber a morro? Pues aquella moza le desairó. Campos de trigo que el viento
acama, hembras de tarifa, templó con botellas de agua caliente mis sábanas
invernales. Yo sé que he alterado cuando no destruido la paz de alguna vida,
malrotar, donde mi padre malrotaba su ciencia y sus sacrificios, malaxar, sobar
una sustancia, reblandecerla. Estos que malaxan la información a todo pasto.
Malrotar, gastar, dispendios la hacienda, humero de la chimenea, yegua gateada,
la perversidad humana se manifiesta en los años primerizos, crestones de
Gredos. Enlazados por un mismo sentimiento. Como si de golpe se hacinara en mis
pupilas, la torre era un milagro de argamasa y de ladrillo, grandes ciudades un
desbordamiento desenfrenado. Asocié Madrid al río que más de una vez asoló mi
hondanada nativa. Al hablar disparaba con honda, paganía, en ella se
encontraban uncidos y mancornados los vicios y virtudes de la raza, el mercader
y el místico, la astucia y la tenacidad de una garza.
El siglo XIX es el del anatema español, acoraza mi vida con el título.
Flérida Barbadillo. Tengo la convicción, mi madre andaba forastera. Manos
suaves de pluma de ave, voz de timbre ronco y desgarrado, codillo, matalón,
victimas, victimarios y vengadores, pasión errabunda, conexión viajera, el
mundo gira a su capricho, el corazón puede vivir independiente de la carne. Una
luz tajaba la oscuridad. Sobre la grava que he estado pisando tanto tiempo.
Mateo morral hijo de un acaudalado comerciante de Tarrasa, soñarrera.
Gregoria Efimovich Raputín, la fe en el icono y el pavor ante el
dragón maléfico. Popes y santones, misticismos y hechicerías. En la santa Rusia
desde su amanecer histórico el dolor forma parte de la esencia de su carne.
Narodna volia, la voluntad popular, esa víscera escondida en la cavidad
torácica. 13 de marzo de 1881 muere Alejandro II. Palach =verdugo, en un
instante tan breve como el que media entre la luz y la sombra, un bancal
cercano a la puerta de hierro, una sembradura de cruces. No tengo casa sino
echadero, quema un ceporro, el verano con sus ardores de fuego. YSADBA=
hacienda, los puños en los cuadriles. Conciencia y sin ciencia, ahora como
antaño y lo mismo cada año, ychitlenia, institutriz.
Con la literatura le entraba una soñarrera que lo abstraía de la vida
circundante, se abstraía gracias al poder de abstracción que han de tener las
buenas letras.
Los sacerdotes peales tenían por misión declarar la guerra y proclamar
la paz. Guardas del lar era los lictores, Jano vida y muerte, saturno, ciesis =
embarazo, preñez. CIESIS, cavedio, CAVEDIO parte vacía o patio de la casa
cosechas, Jupiter guerra con Belona que era su mujer. Vesta, diosa del fuego
del hogar. Manes, lares y penates. Los manes eran las almas muertas que
resucitaban. Lares y penates. Unos campos elíseos para los buenos y un tártaro
para los malos, pasando por la laguna estigia. Tenían en alta estima el arte de
la adivinación y de la astrología judiciaria. Los oráculos se llamaba
arúspices. Numa Pompilio fue el primero en proclamar la santidad del
matrimonio, introdujo la clase sacerdotal y los pontífices máximos, augures,
arúspices, feales. FAUSTITAS, divinidad que protegía la divinidad de los
rebaños. Lustro y lustrales que es un espacio de cinco años en que había que
purificarse, estas lustraciones se llevaban a cabo en ceremonias expiatorias
correlativas a las olimpiadas griegas que se celebraban cada cuatro año. Via
scelerata, las ruedas del carro cuyos radios pasaron sobre el cadáver del padre
asesinado, fascio es un hacha rodeada de vergas, silla curul, silla elevada
construida en marfil. Refugio era el rei fugium el lugar donde encontraba
acogida el rey perseguido. Los reyes fueron sustituidos por los cónsules,
elegidos en los comicios por las centurias, ellos nombraban a los questores o
pretores encargados de la administración pública y las finanzas que presidían
las reuniones sentados en la silla curul y vestidos de togas.
Socavar los basilares de la civilización, obra protestataria,
PROEDRIA, asiento de honor.
Proctitis, inflamación del ano.
Profecticio, los bienes que adquiere el hijo que vive bajo la patria
potestad.
Prosoposternodidimia, monstruosidad, prosoposternodidimio, monstruo
fetal unido por la cara y el esternón, es lo que les gusta presentarnos
complaciente a todos nosotros.
Prosopoplejía, parálisis facial
Ptérida, helecho, proejar, ir remando contra corriente y contra el
viento, PROESTRO, período anterior al celo de los animales, propileo del
Escorial.
Atrás teníamos la sierra que se extiende entre lomadas hasta la sierra
de Guadarrama.
Lo mismo que la historia gira en torno a sí misma la historia rusa se
desenvuelve al rededor de las mismas páginas.
Vivía en un mundo que yo me iba creando apoyado en los libros que me
proporcionaban.
Abandonados los muros de la ciudadela, al morir mi madre sentí cómo me
alcanzaban sus caricias desde ultratumba. Muerta ella, ya no había más que
aquellos libros.
La maldad no existe, sólo es un reflejo relativo.
Se reproducían en mi retina paisajes espirituales lejanos.
Tozudo como la hiedra capas de estrangular un árbol y de descalzar a
un edificio.
Conocí todas las gradaciones y aberraciones de la bestia humana, pues
ni la virtud ni el vicio fueron inventadas en los penales.
Se reproducía en la retina de su memoria todo aquel tiempo, la vida es
un amasijo de abandonos, contradicciones y caprichos; el mundo es la
confabulación de lo irracional e injustificable, un montón de sarcasmos,
incoherencias y extravagancias. Idea genitiva del anarquismo.
Cuando no hay orden es cuando a la sombra se afilan los puñales. El
abuna es el obispo copto, acatia, calzado, accenso, soldado romano de
infantería, acanor y atanor horno utilizado por los alquimistas.
Las nubes son necesarias pero el hombre no hace falta en el mundo,
abderítico, estúpido,
Abaz, aparador donde se guarda lo necesario para el servicio de mesa.
Abanto= buitre y de ahí san Pedro abanto.
Abanero = halcón amaestrado.
Abaneo, nombre que se daba a los habitantes de Argos.
abés = apenas con dificultad
Pie logádico o arquebúleo, otro
metro. Aristóteles tenía en el eunuco Hemión su bardaje, pero los griegos no
pensaban en el amor. Aristóteles murió envenenado por alguien que le hizo beber
el acónito, le había robado al sol los claros resplandores de la filosofía.
Sicofanta, injusto, Sicofante.
Glabela que pertenece a las nebulosas extra galáctica, desplazamiento
de los radios espectrales hacia el rojo, el universo está concentrado en un
átomo o globo gigantesco. El universo estelar es muy joven con trillones de
años por la teoría de la relatividad, de la noción de los tiempos estelares
podría inferirse la inmensa vitalidad térmica, el sol esclavo hace la roda, el
año helicoidal tiene 230 millones de años terrestres, foraminífero de baratura
para la respiración, acolchado o gambesón con que se ve a los soldados rusos,
cuanto más cuerpo menos cabeza, foraminíferos son moluscos que tienen aberturas
por las cuales transpiran, el hombre es espíritu o no es nada. El hombre
vencedor de la materia a través de una serie de peldaños, no parece existir una
teleología, el arte de la finalidad.
La muerte se abisma en reflexiones vertiginosas.
La humanidad está aun en su tramo de arranque. No sabemos nada,
nuestros dogmas son puro empirismo, pero a pesar de que no sabemos nada creemos
saberlo todo. ¡Qué orgullosos, qué intolerantes!
Ascensión en lugar de evolución
πoλitikη - δεμωσ- αutωσ- θεoσ-αρiσtωσ-σtαθωσ (política,
pueblo, auto, yo, dios, aristo) y por último está el kratos.
Verdades pasajeras en el tiempo y espacio transmudan en errores,
verité en deça, erreur au delá, incluso en las teogonías, mientras los dioses
griegos están siempre entregados a la haronía y la holganza el dios del
salterio opera sin cesar. El desdén de la actividad contrasta con el constante
compromiso.
La química intelectual no para, es deseo inextinguible.
Martín de Alcaraz en su cigarral.
Silueta retadora de un castillo.
El que adquiere un libro compra una serie de embustes. Allá te medirán
para la caja. Encaballar un mar con otro mar.
La prensa camorrista siempre blandiendo la alcotana de la vulgaridad,
duro que te pego.
El odio es la única pasión que se sostiene toda la vida. Amaba a una
sombra porque a la mujer nunca la sientes de uno.
Quien es más precoz quien más tardano, la mirada perdida en la
trashoguera. En un breñal del cigarral junto al río Guadamur.
Hechos, no intenciones, son aquellos con que se pesa la balanza de la
justicia. Me levanté vacilando incierto el paso. Ya no hay madres de película
que defienden a sus hijos hasta las últimas consecuencias.
El hombre que más se engaña es el que vive más feliz.
Sólo se matan los que descubren la mentira que nos envuelve, la verdad
les produce náuseas, la amistad es una de las mejores mentiras descubiertas por
los hombres. Cuando hambreé por el mundo tuve muchos amigos, nos unía el
hambre. Somos del mismo metal, no hay quien nos doble. Sinedrio, senado formado
por ancianos.
Ou topos en ninguna parte, de ahí utópico, sicofantes o sufragantes o
diputados. Giordano Bruno, monje benito, es quemado el 1600.
Triada marxista: tesis, antítesis y síntesis, que no es lo mismo que
tríbada.
La fuerza resulta impotente ante las grandes ideas míticas, la
síntesis no es científica, es anti biológica, por esa ruta no hay más que
dolores. Ley del determinismo universal.
Boltel, morcilla, botulus, moldura, como balsar, piedra labrada en
forma de cuña.
Serpiente caducea es simbólica de la paz.
Azofra, prestación personal, obreriza, andecha, azogar andar turbado.
El rito romano fue implantado en el concilio de burgos por Pelayo de
Oviedo en 1111, Pelayo escribió el liber chronicorum ab exordio mundi usque ad
era MCLXX, que está guardado en la biblioteca nacional.
A swintila y Wamba o a Pelayo de Oviedo se debe la traslación del arca
santa.
Amores de Hércules en avila causa de la formación en la ciudad de los
gorbiones.
Delirios alcohólicos, anudarse el pañuelo a la diabla. Hay interlinear
todo esto, buscar argucias, chapallar, ficher le champ, champuz, coaltar,
alquitrán.
Nicea de bitinia, Atanasio a. 325, sabelianismo. Visigodos los
arrianos, Ulfilas, los agotes, que fueron el último refugio del arrianismo en
combinación con el politeísmo escandinavo. Atanagildo, padre de Brunesquilda.
Recaredo abraza el cristianismo en 586.
Letuarios, torviscos, jarabes y albarelos.
La prudencia es el montepío de las bofetadas, glifos, es toda
acanaladura que se coloca en cualquier movimiento arquitectónico.
Con el gorjal de oración, parte que rodea al cuello en la vestimenta
sacerdotal, lo llevan los diáconos, gorjal, gotieras (del fr.gottier canales
para supurar las fracturas), filigranas que desafían a la guadaña del tiempo, efecto mágico de las vidrieras de
gelatina, sabelianismo, el libro de Talía.
Recaredo manda quemar en Toledo todos los escritos de los arrianos,
pero los suevos siguen siendo arrianos y esta es una particularidad que va a
tener Galicia. En 559 llegó a Galicia san martín de panonia que consiguió que
los suevos volviesen al redil católico.
Iglesia de san Trófimo.
Ustrinum o Astrónium, lugar donde se encendía la pira funeraria para
quemar los cuerpos.
Marques de Villena juan de pacheco propició la construcción del
convento de dominicos y el marqués de Villena estuvo muy relacionado con
Segovia.
Pesados cornisamentos de la casa de Porlier.
Fernando Valdés y salas, arzobispo de Sevilla, 1520-1568. Lillo es una
localidad de Toledo, Boo, Ules.
El abad Fromestino (fromig, palabra germánica).
El Oviedo de Fruela fue arrasado por los árabes, pero Mauregato
derrotó a Mohamed en la batalla de pilares.
Ventanas dobles, cresterías y ajimez bieldan los aires, el prisma de
la torre en sendas catedrales, para remate una esfera de bronce y una cruz, con
las estrellas del obispo rojas en cuyo pontificado se puso remate a la obra.
África, Menorca, Sevilla, Toledo, jalones del arca santa que fue
porteada en tiempos de Alfonso VII, dos espinas con que se dio el tormento, uno
de los pañales de belén, y Controdo padre de Urraca.
El atentado de un tal Llizo, redactor del sol, contra Berenguer, el
tiro marró y fue al techo, lo dieron por loco pero Llizo tenía de loco lo que
yo de obispo.
Oréade, ninfa jarifa, elegante, peripuesta. Brulote, aguardiente
quemado de azúcar, cabete, altar.
Almodrote, reconocer la voz de los suyos.
Trimegisto, tres veces grande, vértice de todo conocimiento.
Discurso parenético, sarcinos psíquicos y neumáticos.
Andreiev dijo que el diablo se hará periodista, anunció a los
sacerdotes y sacerdotisas del morbo. Navegamos en un mar de ajenjo o de aguas
amargas.
Falta por caer el último florón. Recoger los cascotes de la vida.
Tribus urbanas y la mujer fea por nombre Ballester contandonos lo que pasa y lo
que no. Trans culturización a mano armada y eso es lo que te doy, jefe, la
serpiente genésica que adoraban los ofitas.
Encerrados en el mundo autista de la tele. San Bartolomé hijo de la
profecía adscrito a uno de los siete espíritus angélicos. Disputas entre
patriotas y paulinos.
Estamos en el reino de
Apocalipsis escrita por una antirromano, Bernabé, contempla la segunda
venida y el espíritu de la modernidad.
Revelación es cambio. Esperma yerma y sodomía, alienados y emasculados
que se desangran en la propia rabia e inanidad.
El 11 de febrero de 1852 Gogol quemó todas sus obras. Su criada le
escuchó sollozar hasta el amanecer. El arte es una visión anticipada del
paraíso, auto de fe nocturno, igual que yo quemo mi pipa.
Turguenev era la melancolía hecha hombre, artista puro, reencarnación
de Hamlet, un hombre que retorna a las heridas intimas y sólo los últimos años
de su vida fueron felices 1818-1883. Había roto con los ideales redentoristas
del espíritu ruso, pigricia y haronía de Oblomov y humo, el pesimismo de
Schopenhauer.
Ilación evangélica, los hombres son más desgraciados que culpables.
Castidad y anafrodisia. Díctamo de verdad.
La obra de Agustín es una continua invocación a la verdad.
Calla la palabra, grita el afecto. Ningún hombre sabe lo que pasa en
el hombre sino el espíritu de hombre que habita en él.
Oviedo, tenerías, palacio de campo sagrado hoy Toreno.
Britonia es la ciudad romana en la que construyó Alfonso el Casto
sobre el Ovis templ um, el templo de
Jupiter. San salvador a expensas de Fruela con sus doce altares,
pavimento de jaspe, el sarcófago de Itacio. Duró la construcción de la catedral
desde 1345 hasta 1556. La fabrica de la altísima torre prismática es obra de
Gutiérrez de Toledo y del obispo rojas que también lo fue de Segovia. Puerta
abocelada, todos parecen de acuerdo para ponerse hacer alpinismo.
Juan arias de Villar cuya estatua está en un nicho alto al lado del
Evangelio, juguetes y caprichos que parecen las misericordias en el reverso de
los asientos, santos tutelares de la edad media, santa barbara, ánditos,
fantásticas invenciones de la lucha de favila y el duelo de Froiluba.
TRIACHE, café de una infusión especial y perniciosa.
El espíritu no ha podido encontrar el presente que une el pensamiento
imaginativo con la ciencia positiva.
ERÍSTICA la ciencia erística, ciencia dialéctica o deductiva, erinosis
enfermedad de la vid producida por ácaro.
Heurística, arte de inventar
Arcediano es el que convoca en la ordenación. Hecho el yerro, ya no
hay vuelta de hoja, hay un examen o escrutinio riguroso, Adeodato obispo de
Numidia, manda el apóstol no imponer las manos precipitadamente, costumbres
irreprensibles y vida impoluta, vinolento, temulento. Marcial y Basilídes,
obispos libeláticos de León y Astorga. Los coepíscopos o vicarios del obispo
habían desaparecido por completo al final del s. X. Cipriano envió a León a un
coepíscopo para sofrenar la herejía de los priscilianistas, quienes están
puestos para corregir ellos mismos han de ser irreprensibles, donación de la
vida en favor de los prójimos. Lo das por supererogación, sé concha y no canal,
queda el fomes del pecado que nos combate interiormente. El obispo otorga las
cartas dimisorias que permiten acceso al sacramento, es un dispensador de los
misterios del altísimo y un cooperante de la gracia
Se hace el escrutinio. Intersticios son los espacios de tiempo que han
de mediar entre una y otra orden. Y los tres día de ejercicios antes de la
colación o de la investidura. Tonsura, una vela, el sobrepelliz y colocarse en
círculo en torno al obispo. El obispo cortaba al tonsurado los cabellos en
forma de cruz y canta el salmo quince. Dominus pars hereditatis meae et calicis
meae, impone a cada uno el sobrepelliz. La tonsura significa que has de detraer
de tu corazón las aficiones y cuidados terrenos. La corona tiene forma de
círculo por ser síntoma de perfección, se va haciendo mayor a medida que se
imparte las otras ordenes, se utilizaba ya en España en el siglo V.
Exhortación: si hasta ahora fuisteis perezosos en adelante asiduos. Si
hasta ahora somnolientos en adelante despiertos, recibe el spiritu santo para
fortalecer tu alma contra las tentaciones diabólicas. La casulla o planeta era
redonda y cubría al sacerdote de arriba abajo.
Axil geo-económico o topo-económico de la riqueza y de la pobreza. La
inteligencia no existe sino en función de la glándula tiroidea, abismarse en
los mundos cerebrales.
Dendrismo druida, esplénicos o corticales, perteneciente al bazo,
esplácnico a las vísperas, asplenieas, helecho.
Monismo emanantista de Plotino, un ser que ha llevado su unidad de
destino, la tierra. Metámeros o gusanos, desequilibrio o febrilidad de la
nación española. Transformaremos el desorden en cooperación, febrilidad.
Conocer a Gonzalo punta y palo. Quien cuando oye viva España con otro
grito no responde ni es español ni es hombre. André maray el carnicero de
Albacete, pasaron el Jordán y salieron limpios, alentados por soplos
evangélicos.
33150, código postal de Cudillero.
Berga, ribazo, orilla, talud que no es igual que verga. Todo hombre
habrá de tropezar un día con la piedra que lo desviará de su ruta. Al final de
aquel verano era la fiesta de la dormición, casas blancas con recuadros
pintados de lapislázuli, y las casas estaban diseminadas por el valle igual que
margaritas, alegraba la vista con su limpieza estucada de manos de cal.
Nosotros vivimos los tiempos de esclavitud del final de la dominación turca.
BERGA.
El preste y el diácono cada uno en su ambón, leían la salmodia tan animadamente
cada uno en su ambón en medio de un silencio sepulcral. Hebetar, atar,
embarazar. RIXE, gresca, sarracina. Dentelle, blonda, encaje. Mejor sería
plegarse ante el destino. Pacífero, que trae o que lleva la paz. Los escollos con que siembra el destino el
mar de nuestra vida obliga a muchos seres humanos a trampear en las pequeñas
lanchas que vayan prudentemente cerca de la costa. Son tan categóricos y hay
tanto pecado. Se fuma por arrogancia, por osadía y por inseguridad. Ambladura y
movimientos vivos como el mercurio. , Paso de ambladura. Una corporación de
canallas, un flujo de ideas negras, hay signos de la presencia del impuro, en
arambel, pingajo, harapo, zurrón de pordiosero y la talega. Monasterio de san
Pantelimón en el monte Athos donde no se permite la entrada a mujeres ni a
animales del género hembra.
Pedología.
Nacer en tierra de rencores como Ésta
donde el mandamiento nuevo es odiarás al prójimo como a ti mismo.
Jay Allen entrevistó a José´Antonio en la cárcel. Allen es el primer
periodistas extranjero que conversa con Franco en Tetuán.
Sombra errante de Caín y saturno va devorando a sus hijos. El mayor de
los males, la herida que no cicatriza es la que hacen los padres a sus hijos,
mito de Tántalo, Minotauro, Edipo. Cuando bombardearon Dresde lo que más le
preocupaba a Churchill era que los caballos morillos de la carroza de la reina
habían de ser todos, y hubo 300.000 muertos en una noche.
José Antonio abofeteó a Queipo de Llano en el Lyón dór, los dos iban a
misa a san josé.
Karl Radek, autor de la constitución soviética, era uno de los
encartados en los procesos de Moscú, la historia hay que aceptarla sea cual
fuere su signo. Grozni es el epílogo de Stalingrado. Von Kleist y la orden de
retirada le costó a Hitler la guerra. El hombre y la rata carecen de proestro
se encuentran en celo perpetro.
Fatamorgana, ilusión óptica que causan las visiones. Hoy el odio
escribe el destino de los hombres.
Unamuno a Nikos Kathantakis: “el español es un desesperado y los
desesperados no creen en nada. Socialismo es una quimera como la alquimia en la
edad media, cocuyos, el zapapico con que asesinaron a Trotsky. Stalin: “ en el
seminario aprendí a conspirar y a no creer en Dios. Cocuyo es un coleóptero. Insubsistencia
cabal.
Tú tienes la tristeza de un caballo inglés que busca el mar en el
fondo de un laberinto. Nostramo. Lento el andar las sombras taladrando. Nuevas
hoces con el filo virgen, trasanteayer, almarcha, población asentada en la vega
baja, como Fuentesoto que es una almarcha. Granero feraz, ubre rezumante.
Ciudades modernas apestadas de geometría, las casas simétricas, sin
aleros, sin zaguanes y sin herradura. Hoces y falces se rinden a los segadores.
Los relojes de sol marcan su ocaso y el rosario por las noches sólo pende de
manos sarmentosas, dan a los campesinos perspectivas de égloga en ocaso,
alguazas, fallebas, garruchos. ALGUAZA= bisagra, gozne, charnela, zumaque,
terebinto y garruchas, gañidos de los goznes, el vino rezumará por los calces
de tus cubas, jaharrados los hostigos, JAHARRAR ES ALLANAR LA pared cubrirla de
tierra blanca, regar el garguero, cariparejo, suelto de visaje, tarbea,
cuadrado. Hostigo, parte de un muro expuesto a los vientos y a la lluvia,
tarbea es sala espaciosa.
Vivió, padeció y genitor, sobrenombre dado a Júpiter entre los licios
aquí, a otro perro con ese hueso, prensa genitourinaria, genitorragia y
genitorrea, flujo de los órganos de la mujer, genitorio y genitura. Ánodos o
electrodos, anodonte, desdentado desde los catorce años, oxeando al averío, los
perros se restregaban contra paredes y puertas anuncio de lluvia, quemar laurel
y espliego para las tormentas. San Marc, santa cruz non eus deixem. Azarbes y
acequias, se acamaban las mieses, a manera de bausones, bauza, cobertura de
techumbre y bausanes son los espantapájaros, se descargó la cólera del viento
que pregonaba la devastación, desbarbillar vides, destetillar manzanos,
llamazar, terreno pantanoso, japorear, bazuquear, jove y noia, un buen
jabardillo de palomas atravesando el río, picotería a todo trapo, refrescando
el galillo, acaptar, pedir y recoger limosna, el voznar de los grajos, y
crascitar de los cuervos, avizorador, guiaderas, olmos borneados y retorcidos,
ginesta, romero, borusca, alhumajo, aliagas, cambroneras y urces, cilanco o
charcos que deja el río al borde, chapatales, afifle, torno de alfarero.
GOLLIZOS, garganta estrechuras de los montes, los gollizos del Rabizo, azarbe
zanja, el infortunio se alberga bajo mis tejas, tijeras por lenguas y arpías
por pensamientos, merdellona siempre cosida a la sotana de un saltatumbas, un
mosén se fugó con todo el atalaje de la virgen, miriñaques y tumbagos
Y la tumbaga es la sortija, socarrena, hueco o cavidad para un madero,
tufarada, tumbilla para calentar la cama, ataharre, gamella, tanganillos,
colodras, lomeras, retrancas, almarcha, escalio, ánodo sin ángulos, bardajería,
moquetes, desavenencias, trifulcas, moquete puñada en las narices, colodra
zapico o estuche de madera que lleva el segador y con que se afila el dalle,
gamella, arco del yugo donde se introduce la testuz de las bestias. Tanganillo,
tentemozo, palo o sostén y también longaniza. Me encuentro en tanganillas, con
poco firmeza. Las lomeras de los tejados y correa con que se sujeta a
caballerías.
Parlan las cotarreras del tingladillo de la farsa televisiva, las
cotorreras y cotarreras se dan a cominerías, metía las gallinas en los
alcahaces y luego las soltaba, moyuelo, harina, bazucar el arnés para el
bieldo. Mucho mal debe de haber hecho el rey cuando quiere tanto guardia,
zollipar ahipar sollozar, zollverein, bazucar es agitar. MOYUELO, salvado muy
fino que se obtiene al apurar la harina. Viltrotear =callejear, acampos,
garberas, gamellones, perfecta descripción de la vida del campo, el mejor de
los becerros en las boyerizas. Estoy ensilado en mi desván, el tinillo, puntal,
jácena, techumbre, de tinum que era el jarro, dar tinelo, es dar de comer a la
servidumbre. Las desgracias nos iban pisando los talones. Lagoterías. Las
lagoterías de los cotarreras infames, el azogue de santa perpetua donde se
celebra el baile, el xic de la mare, blat de moro, maiz, zugo, referteros, de
refez=facilmente, refertero, camorrista, ñiquiñaque, y los huertos tornan a ser
sagrados como las reliquias, etxorret, boceras, aquellos sollastres semejaban a
una recua de toriondos en acecho, coger el tole, tomar el olivo, las tierras
volverán a su magnificencia pasada. No me cabe en el molledo o en la sesera,
andar a la birlonga, ser huebrero p sobrancero. Los HUEBREROS DE
Chozpaba por los tinados El Brusi, y los campos llenos de bromo,
chozpar, saltar los corderos y los cabritos. Tinada montón de leña y cobertizo
para el ganado, tenada lo mismo que tinedo y en Asturias henal, henil y henar.
El Cân Villarí, carretadas de casquijo, olear, absolver, ungir, mosén Quirico
ahorró los requilorios que harto conocía al masavero, porque aquella gentuza,
según cuentan, tiene salidas muy traicioneras. En el noveno año del pasado
siglo 1909 el barranco del lobo y el Gurugú, el lelilí no hay más dios que alá
y otras lilailas.
Paremias según van. Paremias o refranes.
Mi rostro es zahareño y cariparejo hasta el insulto.
Bulimia y malacia, perversión del apetito que consiste en el deseo de
comer cosas impropias para la nutrición. MALACIA Y BULIMIA.
Un veguero tan gordo como el maslo de un caballo.
ENGURRIO, tristeza o melancolía, engurrio y mal talante de lo VILLARÍ.
Amoricones señas de identidad con que se muestra amor a alguien.
Estos paisajes tantas veces acariciados por mis ojos, la vega
rutilante, el haza traillada. Triáxono que tiene tres ejes. Traílla para
allanar y es un juego en vascongadas. Hazas trailladas, y perros atraillados
con una cuerda. Hablo con la mujer del carpintero de Nazaret, oigo voces
místicas, desprecian los legones y los dalles, la oreja de van gogh, el mito
sigue vivo.
ACROSOFIA, sabiduría de las cosas de Dios, acroteras, las bolas de la
iglesia del seminario, las raíces se abarban lo mismo que los esquejes,
desvenaba la tierra con el legón. Me han desvezado del trabajo, lebrón, hombre
tímido y cobarde.
No he podido salir de azotes y de galeras, dentro del vivir manso y
sereno, baladro alarido, engolletar, lenguas faramalleras, baivel, escuadra
para labrar las dovelas, el pobrecito faramallero. El envero de la uva,
anafilaxia, hipersensibilidad, xafra, chifla de zapatero.
ATALEJO=ajuar, equipo, letame=
basura para estercolar la tierra, podón= podadera grande, podoscafo= bicicleta
de agua con hélices y pedales, cotarrera, mujer fisgona y parlanchina, garlera,
carreta, garlear, triunfar, los vaivenes de la vida, el fruto hodierno, a lo
mejor porque seis buenos tenéis que mendigar para vivir. Hay que apeldar, o
apeldarse, tomar el olivo, coger el tole, darse a la fuga. ALFAGRA= canal o
apertura por donde discurre el agua, freza, hez, freza del bestiaje, falordia y
falordias, consejas, chisguete, chorro de vino que sale con fuerza,
desparramaban sus sueños, su sangre y sus fechorías, andar de bardanza, gallofa
era la pitanza que se daba a los peregrinos que iban todos los años a Santiago,
pampiroladas, salsa de pan y ajo machacada en agua, lavazas, agua sucia. Ella
está bajo el alar de mi morada, lo palpo con los pulpejos, pilas de bosta
estercolada. BOSTA= excremento de ganado vacuno o caballar, la bosta
estercolada. Si el diablo trajo males, dios que siempre vigila trajo bienes,
telliza, mirando de raspón, telliza o telina es una almeja que se encuentra en
el fondo del mar o en las playas. Ambleo =Blandones, hacheros, almarcha
=población asentada en tierra baja. Fuentesoto es una tierra de almarcha.
Hécuba piños la duquesa del encuadre, borde y bordeo, y este crimen contra mi
persona quedó inulto, dejando inultos los ultrajes, sillón de vaqueta. A
engordar y ser bueno, estólida, gargajo.
EL NIÑO DE
6 de enero de 2001
La virgen desvela el misterio del eterno femenino y todos esos cuadros
están dedicados a plasmarlo, revesas de las olas, tenero, rudo engaste de
peñascos, bimembración o bilocación, las riostras de las barras siniestras, no
hay novelistas sino parafrastes, que interpretan de forma amplificada un texto.
PARAFRASTE el que interpreta por medio de paráfrasis o explicación amplificada
de un texto, armonía suave y pompa resonante de los versos. Andalucía viene de
vándalos, lo mismo que al andaluz es de estirpe goda más que mora, hircanos del
mar caspia, los hipogrifos del arco de triunfo. Creso con sus inmensas riquezas
murió condenado a tragar el oro derretido, un frío algente. El templo de diana en Efeso estaba
considerado uno de las ocho maravillas del mundo, gúmenas, maromas. Castor y
Pólux los dos mellizos que libraban de los malos vientos a los navegantes. CARO
MEA REQUIESCAT IN SPE. Para los judíos
Xto no es más que un seductor sedicioso. Una piña de incienso que llevará el
ceroferario, pero el dios del antiguo testamento no es xenófobo? Maceria,
cerca, pared de adobes, albarrada = pared de piedra seca. En la concha tengo yo
albarradas clavadas, almocatén o flanco.
Nave experta, victrix, en vuelo oblicuo, Goya y neblí, Melpómene,
noto, cauro, el viento su rejón entrega, fustas naves pequeñas a vela. Asir las
jarcias del batel contrario, bala en sedal pero un obús lo rebanó una pierna.
Trabe, todo leño y trabe. Hubo raros portentos aquella vez. Carina, quilla,
cariñana, toca que llevaban las mujeres ajustada al rostro, pero carina también
es la plañidera 5_kd<_.
Enjarjes, conexiones de bóveda.
Emprender clandestinas pesquisas en busca y procura de sus ancestros.
Don Casto usurero, ratón del campo. Llosa, tierra de labor tras la
casa, pipas de manzana o la hierba de aquella otoñada. Dominio quiritario.
Entraron en nuestro dominio quiritario. El cracoviano. En colores clarín
prefiere el azul y el color tabaco.
Le dejaban con la palabra en la boca todas aquellas providencias de
paso. Un borracho pasaba con perífrasis y circunloquios en los pies.
Mundo poblado de fantasmas. Aquella circe. Lloró todo el vino que
había bebido y le pierde la raza humana. Amarlo todo por serlo, no por
conocerlo. Nihil mirari. Ha muerto de la humedad. Era vinoso pero del bueno y
del propicio. Me mojé los pies después de calentarme los cuernos. Desparecí del
libro de los vivos.
Ronzuelos era integérrimo.
Sólo se escuchaba el chisporroteo de los cirios y el ruido del aire
entre las ramas del ciprés.
Melancólico vaivén del féretro y los pies encharcados como si fuera
arroz me defendí como pude con un fémur, pasé a la heredad vecina, la mueca
insolente de una gárgola.
Ancladas en esta habitación tengo caminos y salidas al infinito.
Estado alfa es estado negativo, copto es otro de los estados de
conciencia, el magnetismo que irradiaba DIEGO DE ARACIEL.
Todos prendidos de su poder, percepción del aura, respiración
tántrica.
Bailan en mi memoria un minué los rostros conocidos.
Los mil ojos de la noche son las estrellas agitadas por manos de espíritus
invisibles.
Pulsión de cuerdas del insólito instrumento que es el alma con que se
toca el preludio de nuestro destino.
Rodaban las nubes allá arriba.
El perezoso son de la esquila.
Pinín y Rosa los gemelos de Antón de chinta
Dulce sonoridad solemne y soñadora de la naturaleza, augusto silencio
de la tarde.
Cordera la vaca abuela cuya testuz semejaba a una cuna.
Hasta donde es posible averiguar estas cosas.
Estrar de narvaso la cuadra.
Me abroquelo en un precio fijo.
Xarros de leche.
Cordera era noble en el yugo fuerte en la carga.
Theth, cuerpo de hombre y cabeza de ibis, inventó la escritura,
actuando de secretario de una reunión de los dioses y en el que se describen
poderes ilimitados para la heurística o arte de la inventiva humanal.
Papiro de Theth es el ibis que vemos encofrado en las pirámides
siluetas del arte egipcio.
Theth honra a Hermes Trimegisto.
Los arcanos del Tarot son los resúmenes del saber perdido.
El conocimiento de Theth no está permitido.
Hacen falta vibraciones y un sexto sentido, actos de telequinesis.
Suzanne tenía el cielo en los ojos y las piernas de seda.
Nave sin nada, cáscara vacía.
Fue una relación muy compensadora para mí.
Saldada la deuda kármica que dicen los budistas.
Lemniscata, curva plana parecida al ocho acostado,
Es una raqueta o lemniscata la que hace la autopista.
Manjolear andar con la jaula del pájaro.
Estora alabe lateral del carro, entortarse, vestirse de invierno,
estoraque, escrito de escaso mérito.
Londres me siento contento. Harían falta más de dos mil años y dos mil
millones de muertos para crear una ciudad semejante para que puedas percibir
las maravillas de su desesperación de su sacrificio de sus lágrimas.
Hay lugares que nos atrapan. Londres quedó prendido en mi sangre.
Atmósfera bombeaba las arterias de mi corazón.
El cerebro humano es una máquina que sólo funciona si se abren los
sentidos al exterior.
Ni los muertos se hallan excluídos de la vida trepidante de parís y
del cementerio de Monmartre día y noche se camina sobre sus cenizas. Nadie
siente en Inglaterra el espanto de la muerte que tenemos por aquí como en Hull.
Edith Piaff alma de Francia.
En amor siempre hay que sumar no restar.
Sentía un cansancio infinito ausencia.
Hay libros que poseen más vida que la vida misma y uno de ellos fue
Proust y Proust es Paris, no hay frontera entre estos dos nombres.
Su belleza reside en la dispersión, fragmentos de un rompecabezas que
no podrá abarcarse.
Rincones en que se apoya el vértice de la memoria. El café bufón, les
gobelins avenida Kleber y malakoff, arrancar el secreto de las vidrieras de
Notre dame de la mano de foulcanelli.
Descifrar toda la sabiduría críptica esculpida entre las piedras.
Juicio final, el entierro de la virgen, una consciencia superior, otro
plano.
Buscar el hilo conductor en el caos aparente de la vida.
Espacios metapsíquicos de los estudios tántricos.
Vivar de la reina. Cornijal, fuente del deseo y arco de los suspiros.
Acharya o staretz.
Lambel es el escudo del segundón. Lamaísmo.
Según los lamaistas, todos tenemos tres nombres: el que te ponen, el
que tu sabes y el que tú aceptas.
Nirvana integración completa con el universo.
El budismo no es una religión sino un camino de vida a través de las
cuatro verdades y de los tantras.
Los hombres se reencarnan para pagar la deuda tántrica.
Recibimos mal si hemos hecho mal.
Emanantismo participación por emanación o efluvio de las divinidades.
Budas es agnóstico, lo que no es no ha de tener pruebas quede claro.
Linga es falo, shakri, la madre, el kaki el hijo y el prepucio y la
eyaculación el espíritu santo.
Para los hindúes
Técnicas de concentración y de meditación.
Dime cómo respiras y te diré quién eres.
Manera no es más que una oración hesicástica. Relajate y entrarás en
armonía con el universo.
La rosa es rosa porque tú la miras.
Meditar es romper las barreras del mundo físico mediante las
facultades paranormales.
Visualizar el aura ese campo de fuerza que rodea a todo rostro humano
y animal.
Tiene la mamola mordida por un hoyo.
La linea de la vida cruza el portal de la muerte.
Principio yng-yang y la ley e opuestos.
Un hombre solo no se puede enfrentar a todo el mundo.
Encontré rastros pétreos.
París es el principal centro hermético del mundo, sede los rosacruces.
Liber mundi, mítico manual del conocimiento hermético encastrado en el
sentimiento de la humanidad.
Caballeros de la orden del lirio.
MAZDEISMO, religión de los persas.
Ormuz el bien y marimón el mal.
Las mujeres son conducto y medio por su propia condición somática, por
sus fluidos seminales y por su sensibilidad. Hay que desdoblarse o proyectar él
yo fuera del cuerpo.
Tres movimientos: precognición, clarividencia, telequinesis.
Puse todo mi empeño en la demanda.
Concentración, hay que estar muy concentrado para escribir una novela
y para percibir los rayos áuricos.
Con triste rechino metálico era el reloj de la muerte que llegaba al
36. La muerte del prójimo no siendo digna de la agencia fabra que poco le
importa al público.
Arrastrados por
Barbarolaxia afición a los solecismos y a utilizar voces extranjeras.
Brígola, catapulta.
Del mucho leer se saca una belleza entre voluptuosa y resignada.
Periodistas del trabuco que acaban sentados en el banco azul.
Ojos turnios que bizquean.
Voquibles: la desconsalda viuda, valeroso mílite, honrada fea.
Chibalete electrónico.
Vamos a los sitios en rebaño dandonos pisotones.
Este valle de mis amores de niño resucita todo lo que hay de generoso,
de alegre, de bueno en mi corazón, halo mirífico que respira sosiego.
Gente de la ciudad aguijada de nerviosismo y en el campo las gentes
son otras. El ruido tenue del caer de una hoja, el roer de un insecto, pero en
todo hay algo de acariciador, quedamos contagiados de la melodía interior del
campo.
He aqua que nos cimientan nos urbanizan y nos desruralizan y al
desruralizarnos nos desnaturalizan.
Os ofrezco el regazo de mi huerto.
El periodista ha de ser una mezcla de fotógrafo, fonógrafo y
cinemógrafo.
Estamos teniendo un enero meón
En la anunciación del verano.
Gavota = danza medieval.
Recamando las frases con la coquetería innata de mujer y de artista.
El que escribe para sí mismo es un asceta del pensamiento y de la
belleza, un sacerdote de la verdad.
Vanidad, coquetería, disimulo son armas y flaquezas de mujer según se
mire.
Recudir con un mohín.
Redhibir, redhibitorio deshacer una venta por haber ocultado el
vendedor algún vicio oculto.
Percudir
Perchel, aparejo de pesca dos palos para colgar las redes.
Es ave perchada.
Mi alma está percudida o ajada perdido el lustre a causa de las
pasiones. Percudir es empaparse.
Percontear, servir de perconteo, cuento, pie derecho o puntal, la casa
estaba perconteada.
Bizarría y maleante ingenio, lacra de la raza española.
Nada de bizantinismos, ese es Galdós.
Nietzsche: debéis renunciar a ser hijos de vuestros padres, así
redimiréis del pasado.
Su teatro es una escuela de entusiasmo y de libertad, un evangelio de
juventud.
Forjad al superhombre con yunques y martillos.
Maquinismo, feminismo, endiablado diarismo mediático.
Cada mujer puede ser reina pero no diputada. Antes las mujeres podían
ser reinas pero nunca diputadas. En el cristianismo están las raíces del
feminismo.
Aquí todos miran por la paz de su hogar y el buen suministro del
puchero.
El cetro y la rueca, la ciencia y la espada y aun le sobraron horas y
bríos, Isabel fue única.
HORAS Y BRIOS.
La mujer redimida será mucho más mujer.
El mundo no se rige por la razón. Los cabos que lo atan son la
necesidad y el sentimiento.
Química y mecánica son las redentoras del esclavo.
Nunca la diosa razón gobernó el mundo.
La idea sólo triunfa cuando se convierte en sentimiento alcanzando el
estado de necesidad.
Fiel desengaño contra ociosidad y juegos de francisco Luque.
Domingo de guzmán purísimo luminar de la edad media. La política entre
españoles es un picaresca desarrapada de baja estofa, inculta, llevada a cabo
por farsantes e histriones, jaques y mozas de partido. Cobrar el barato las
mafias, impuesto revolucionario. Silvela fracasó por no haber sentido el pulso
de España. Elegancia del antílope, la esbeltez de la palmera. Benavente,
volteriano, moral rectilínea. Las cosas y los conceptos al pasar a nuestros
entendimientos se refractan cobrando formas diferentes, colores extraños, luego
vendrán las alucinaciones.
Pereda supo encerrar en sus libros el genio divino del idioma, el alma
de hierro de una raza. Ha creado tipos que quedan en la retina para siempre. La
sinfonía de piedra de los Picos de Europa. Benavente es el sarcasmo y la
piadosa indulgencia. Los grandes egoístas apenas ríen y menos hacen reír a los
demás. El humor, la cordialidad, el ingenio son actos de caridad. Hay una
brecha entre el genio y la impotencia. El mundo no es malo, es necio. Cada cual
es hijo de sus obras, el hombre se hace a fuer de trabajo. España vaciló sobre
sus cimientos. Arquitectura es música en estado sólido. Catedral, canto sublime
de torres y de cúpulas, arbotante libre, la sujeción etérea de los pináculos.
Balsamina. Nicaragua nombre de flor.
El vodka me hacía sentir poderoso como un dios, freza de
acontecimientos, wimble barrena, taladro, a baby pickled in a laboratory jar. A
todas ellas se les cerró la vulva. Cacozelia. Coplas de Calaínos, especies
remotas que no vienen a cuento, era un moro que se enamoró de la infanta de
sevilla. Camodemos es genio maligno. Los cantiles rezumantes de espuma con
imbricaciones de espumas vivas, arrendadores nacaradas, socapara, ácana madera
de acaso de gran calidad, relación entre cordialidad y crueldad, halcones
enrasando vuelo entre geranios y pitósporos, napa, bolso de napa, setiembre ha
descolgado su anuncio de otoñada, los grillos cantan lejanos allí donde se
alzan las eras del verano. Como cambian los tiempos en esta tierra austera de
ancestrales virtudes. Estoy en guerra con mis recuerdos, pupilas cansadas por
la meditación y el estudio, adefagia, adefagia, voraz glotón insaciable,
heteróclito que no se ajusta a regla, heterograsis y heterocrasis. Holotipo,
procedimiento para obtener clichés sobre el vidrio, HESTIA, diosa del hogar.
Espiración, la voluntad de amarse el padre y el hijo desemboca en la procesión
trinitaria. Lucifer duerme la siesta entre magnolias y rosados mármoles,
caobas, ácinos, hachas de obsidiana. Heterorrexia distrofia del apetito. A
Calvo sotelo le costó la vida él haberse enfrentado al magnate del petroleo, el
inglés Dethering. Halo mirífico, ápice de virtudes patrias. Dicen que don
miguel primo de rivera padecía de diabetes para otros murió envenenado, los
periodistas venales y venados, apaciguar enojos, la historia de España es
triste parece que no llevamos las riendas, epistomio. Epistológrafos.
Epístrofe, conversion es lo mismo que anástrofe. Ser el epistolero de pascua,
epitomadamente, con precisión y brevedad.
¡ADÓNDE VAMOS A PARAR? OJEADA sobre las tendencias de la época actual
por el presbítero J. Gaume, vicario general de la diócesis de Nevers, caballero
de la orden de san Silvestre, individuos de la academia de la religión católica
en Roma etc.
Videte, vigilate et orate, Madrid 1845, imprenta de José Félix
Palacios.
He aquí que todo un pueblo dominado por un espíritu de furor se
apodera del justo, tumultuaria comitiva, juventud horrible, salen incesantes
gritos de muerte. A la crueldad se junta una mofa insultante, el pueblo bárbaro
ultraja al manso cordero antes de verter su sangre. Niegan su divinidad, se
burlan de su majestad, insultan su poderío y desafían su enojo. El justo en su
silencio sublime cumple su misión y la orden de su padre y espira. El cielo se
cubre de un velo lúgubre.
En Flavia Josefo se habla de un cierto plebeyo por nombre Jesús, hijo
de Ananías, que de repente empezó a exclamar: voz de oriente y de occidente,
voz desde los vientos que se inflaman desde los cuarenta y dos puntos del
cuadrante, voz sobre Jerusalén y el templo, voz sobre las casadas y sobre los
maridos y todo el pueblo (De bello, lib. VII, cap. 12). El síndrome del
sepulcro vacío. Del seno de esa ciudad maldita nació la iglesia católica. Está
compuesta de los pocos que no habían tenido parte en el crimen. Tened las
miradas en el orbe entero. Registrad los anales y decid si conocéis una cosa
parecida la odio ciego que la arma contra el catolicismo. Nosotros acotamos
hechos. La deserción de los pueblos de Europa. Donde están las tradiciones de
la fe patrimonio hereditario de las familias, nadie dice que cristo es el
oráculo de los legisladores. Si de las
Naciones pasamos a las familias la misma apostasía viene a entristecer
nuestras miradas. Padres e hijos combaten bajo las bandera. Retumban sobre
nuestras cabezas todos los truenos del Sinaí. El móvil y la regla de la
solicitud paternal, sube hijo, sube más levantate sobre tu padre, aunque
retumbasen sobre sus cabezas todos los trenos del Sinaí no interrumpirían los
cálculo mercantiles y la adoración del becerro de oro. Deístas, materialistas,
panteísta, racionalistas, acrecientan las filas de la indiferencia y la
credulidad. Siempre hay un criado que nos abofetea. Salve religión del estado.
Se veía a lo lejos la encumbrada cúpula del Vaticano. Roma asaltada
por Tocila y Asia bajo la cimitarra de Mahoma, Europa doblada bajo el yugo de
todas las ignominias y tiranías y el mundo en vísperas del juicios final.
Las aves distinguen en el cielo las señales de los tiempos; y el
privilegio del hombre iluminado por las antorchas de la razón y de la fe es
leer en la presente la historia anticipada del porvenir. Se acercan tiempos peligrosos.
En los días del diluvio no pensaban los hombres sino en comer y en
beber, en casarse y no conocieron lo que se avecinaba hasta que Noé entró en el
arca y empezó a llover. Otros sostienen opinión diferente que habrá reinado de
paz y gloria para la iglesia. Este reinado cuya duración no determian precederá
al juicio final.
El dominico CAMPANELA la expone en su obra “Atheismus triumphatys”,
París 1636 y es partidario del quiliasmos, tras la impiedad, los crímenes, los
errores.
Importa estar prevenidos para mantenerse alertas y dispuestos al
combate que los hijos de la elección van a ser acribados como trigo.
Cuando se habla del final del imperio cristiano retoza la sonrisa en
los labios de muchos. Unos tratan tal suceso de espantajo quimérico. Otros
creen que se trata de un acontecimiento difícil de creer. El imperio
anticristiano es un hecho, hunde sus raíces en la naturaleza humana.
El ángel rebelde falseando la ley inmutable les dijo que
desobedeciendo a dios podrían llegar al principio de su deificación. El virus
deicida se transmite con la sangre y baña todas las arterias. Es la tentación del
paraíso terrenal que sienten todos los hijos de Adán.
El cristianismo reside no sólo en el cuerpo humano sino que tiene sus
preparaciones en la historia.
El evangelio de Juan es no sólo el más espiritual, los peregrinos
rusos cargan con el fardo, el que habla del anticristo y quienes son
anticristos sino los que niegan que Jesús es Cristo, el que niega al padre y al
hijo (epístola I Joan. II.18.22) “Hijitos míos, ésta es la última hora o edad
del mundo y así como habéis oído que viene el antecristo así ahora muchos se
han hecho antecristos, por donde echamos de ver que es la última hora. De entre
nosotros o de la iglesia han salido pero no eran de los nuestros. Cristo es la
fuente de la verdad y los que lo niegan son antecristos, los que niegan al padre
tampoco conocen al hijo”.
Jerónimo: hay tantos antecristos como dogmas falsos. Pluralidad
confesional y multiétnica. Todas las herejías parciales rematarán en una gran
herejía que las encerrará a todas.
Sólo se acuerdan de él para insultarle.
Lucas: Filias hominis vienense putas ingenie fidem in terra? Lu. XVIII, 8.
Refrigescet
charitas multorum Mat. XXIV, 12.
Aquí lo que falta es una declaración de los derechos divinos del
hombre. Quieren modular un mundo hecho a su imagen, lleno del espíritu del
orgullo y de la rebelión general. Antecristo, nunca habrá oprimido al mundo un
tirano más abominable. Fortalecido con el poder del mar perseguirá al
cristianismo con una astucia y violencia inaudita. Será la última de las
persecuciones, la que haga el número trece. La padecerá toda la tierra, esto es
toda la ciudad de Jesucristo padecerá esa persecución. No reinará solo. Habrá
con él otros muchos reyes en el mundo, todos le estarán sometidos y su sumisión
dimanará menos acaso de las conquistas de aquel que del asombro y admiración
que causen su poder y los prodigios que estará en su mano obrar. Enemigo
personal del divino mediador negará la encarnación del Verbo y se fingirá el
Xto. Será tal la seducción que los mismos escogidos caerían en el error, pero
jesús vendrá en socorro de su iglesia y destruirá al impío con el soplo de su
boca y le perderá con la pompa de su advenimiento.
SeSépso Christum mandador et contra verum dimicabit, dimido, luchar,
pugnar, exponerse.
El imperio anticristiano está anunciado en el evangelio. Su duración
será corta: aparecerá al fin de los tiempos de que será un signo precursor.
Francia proclama la estúpida y santa indiferencia, frutos monstruosos
inteligencias adulteradas.
Esto es división de la división y las diferencias religiosas han
bajado al orden político.
Desconfianza odioso: gobierno, pueblo, negociantes, artesanos, todos
hoy ven en su vecino un rival o un bribón. Recelosos como Nerón que cuando iba
a jugar en el circo hacía que le siguieran mil carros con armas y bagajes,
lleva en pos de sí galeras cargadas de leyes, edictos, diplomáticos y abogados.
Desconfianza excesiva que ha producido un aislamiento universal y profundo.
Cerebros vacíos de la fe, llenos de medias verdades y de propaganda. LAS FAJAS
DE
21 de enero de 2001
El mundo europeo que no creía más que en dios y en la iglesia, cree
hoy en todo. No hay extravagancia en política y en economía que no se le persuada.
España peleó por la utopía.
Están ofreciendo incienso a todos los dioses.
No insultéis las canas del anciano, no le recordemos sus banquetes
fraternales al pie de la guillotina, ni las fiestas impúdicas salidas de la
diosa razón, ni las danzas frenéticas en torno al árbol de la libertad, ni
otros muchos excesos hacen ruborizar a sus hijos.
Desde el siglo XVI la locura se hizo endémica en Europa. Cuanto menos
fe tiene un pueblo más locos hay en él. Fruslería o fascinación de la
nugacitatis. Nugatorio, desenvuelta, decir ñoñerías, la fugacidad,
Nugatorio, frustráneo, engañoso y frívolo.
Un zambullido en el cieno y los intereses materiales. Ha doblado la
cabeza hacia la tierra convertida en su cielo, nugatorio. Esto es nugatorio.
Era un tipo nugatorio frustráneo de falsas expectativas. El esclavo atado a la
piedra de molino y el demente bañado en sudor dando vueltas a la rueda del pozo
de Bicerra. Bicípite, que tiene dos cabezas. El monstruo bicípite. La sociedad
de tiberio y de Calígula pedía pan y circo. Reducido a la vida de los sentidos.
Un sepulcro es la cuna de la civilización cristiana, y el sepulcro
vacío o lleno de huesos acaba con una religión. Las palabras que salen de sus
labios no son más que un arte de disfrazar los pensamientos. Calculador, frío
ha escrito este lema: cada uno para sí y cada uno en su casa.
Los gigantes se levantaron para levantar un sepulcro y para ir contra
las cruzadas.
Tres años ha se vio al autócrata moscovita juntando violencia con
astucia quitar de un golpe cuatro millones de católicos de la iglesia (aónides)
y precipitarlos en el cisma. Qué nación Europa se conmovió?.
Yocasta, madre de Edipo, que equivocada yació con su propio hijo.
Yatagán, sable en turco.
Yernocracia, esto es una yernocracia, el poder de los yernos.
Se ha yermado castilla la vieja, los respecto de padres e hijos.
Yesquero, cardo borriquero.
Ni una queja, ni una protesta,
no se trataba más que de las almas rescatadas con la sangre de Xto. A nuestra
misma vista pasan hecho vergonzantes para las naciones católicas. No hace mucho
que el mismo perseguidor daba un decreto deportando toda la población judía de
las provincias polacas a cincuenta verstas de la frontera. Apenas se supo el
apuro de estos infelices la casa Rothschild puso en juego su crédito para que
revocara aquella orden o suspendiera su ejecución, en efecto, obtuvo la
revocación de la medida y una serie de temperamentos equivalentes a la
revocación del decreto, temperamentos o temperancias.
Aquí está la madre del cordero. La relación del vaticano con la casa
de los famosos banqueros. Ya no sabe pelear más que por el opio, por el azúcar
y el tabaco. ¿Y a esto lo llaman progreso? Mundo europeo, rey destronado, yo te
he visto sentado en un solio sublime y esplendente en los días de juventud. El
orgullo, serpiente horrible que se arrastra a sus pies le introdujo el veneno
en su corazón. Vamos a pacer la hierba de los campos trastornados por los
instintos.
En la uña del dedo pulgar puede escribirse todo lo que queda de
religión. Cabeza vacía, corazón degradado. La voz que se dilata a lo largo de
los siglos.
Yo he tenido mis gemonías, mi derrumbadero infamante, especio de
contratos SINALAGMÁTICOS, en que se estipulan bajo una palabra humana las
condiciones con que se ha de dar el mando y admitir la obediencia.
Sinaláctico, conciliar, conciliador, el contrato sinalagmático es el
consenso.
Desde entonces se ha horadado
el principio de autoridad que no baja del cielo sino que sube desde la tierra.
La dignidad real no es una carga divina sino un mandato del pueblo. Unas veces
el cañón y otras el verdugo son los que administran justicia. Juguete de todos
los caprichos no sabe lo que quiere; nunca se dieron tantos pactos de fidelidad
ni nunca tantos perjurios, los pactos sinalagmáticos, nunca se habló tanto de
libertad y nunca fue tantas veces violada de forma tan indigno, el continuo
traqueteo entre el sí y el no, esta servidumbre sucesiva de todas las utopías,
esta traición sacrílega de todos los juramentos se llama progreso y
emancipación. Légamo en la superficie, sangrientas bacanales. Polonia, el
pueblo querido de la iglesia, el baluarte de la cristiandad o.
Ha desaparecido la noción del poder.
La revolución francesa no fue una efervescencia pasajera
El paganismo le ha comunicador un spiritu sensualista, disputador y
rencoroso. Brutos y Escévolas. La iglesia centinela vigilante. El corazón
gangrenado y el entendimiento pervertido, escandalo sin expiación y robo sin
sustitución, soy un novador y la santa sede está en el ojo de cíclope de tanto
crimen.
El nuevo periodismo: los papeles públicos son facturas del crimen, no
es tanto la terrible nomenclatura de iniquidades como la indiferencia con que
se narran, la serenidad con que se cometen y la insensibilidad cínica del
culpado que convierte el escandalo en espectáculo.
Laetantur cum male fecerint er exultant in rebus pessimis (prov, ii 14).
Pássim, aquí y allá en lugares diversos. Progresión inaudita del crimen. El suicidio
apenas era conocido en Europa antes del s. XVI. Desterrado por el cristianismo
apareció en Europa en pos del pirronismo protestante y de los sistemas
filosóficos renovados de griegos y romanos. Historia filosófica y crítica del
suicidio por Apiano buonafonte, Paris 1841. El pueblo de Israel dispersado a
los cuatro vientos, el cristianismo de Carlomagno y de san luis. España puede
ser borrada del catálogo de las naciones, manadas de esclavos encorvados bajo
el yugo de la barbarie, convulsiones y espasmos.
“Nosotros somos de ayer y todo lo ocupamos: ciudades, islas,
fortalezas, municipios, decurias, campamentos, tribus, el palacio, el senado,
el foro; sólo os dejamos los templos” Tertuliano en su apologética cap. 37.
Se reconstruyeron más de treinta mil iglesias en Francia pero nadie
acudía a ellas.
Los ríos rompieron sus diques con furia y obstinación inauditas y
asuelan nuestras provincias. La impiedad va de la mano de la obscenidad. Los
periodistas hacen montón. Pio vi en una bula a los obispos de Francia exilados
en Inglaterra habla de como la bestia opugna al cordero. Carlos i se casó con
Enriqueta de Francia en lugar de la infanta España en 1645 y escribe una carta
a los obispos franceses, el 30 enero 1649 rodó la cabeza de Carlos i y el 21 de
enero de 1793 la de luis xvi. Después de este regicidio Inglaterra ha soplado
el fuego de las revoluciones en todas las partes y puede creerse que el
trastorno del mundo es obra suya.
22 de enero de 2001
Los caminos del orgullo y la falsa ciencia llevan a la ruina.
Instrúyete, lo pasado es el libro de lo futuro.
1838 decreto de Naupalia, la iglesia griega se declara cismática de la
de Constantinopla y se somete a la autoridad de Rusia. Pablo de Grecia de
origen alemán era un católico y de ahí que lo rechace la iglesia griega, el
golpe de los coroneles. Las demás religiones serán toleradas pero no protegidas
por las leyes.
Enmedio de esto han caminado por las horribles trochas del error.
Grandes fisiólogos y doctos dietéticos, buscad en vuestros crisoles y
hornillos polvos preservativos o algún tópico para calmar este delirio.
Medicamento externo que se aplica en una región limitada. Uno dice yo creo en
dios, otro, yo creo en mí, uno dice autoridad y otro independencia. La
oposición absoluta del sí y el no, de Jesucristo y de Belial, negando uno todo
lo que afirma el otro, queriendo el uno todo lo que no quiere el otro. Es pues
una cuestión de existir o no existir, la última bandera de combate.
Se contentarán con cantar sus oficios menospreciado. La clave de la
palabra es el menosprecio.
O con Jesús o con Belial. Os daremos algunos cuadros para vuestras
capillas, mármoles para vuestras catedrales y espejos para vuestros palacios.
Matrimonio entre la iglesia y los pueblos racionalistas sin
impedimento dirimente y con lo que llaman los teólogos disparidad de cultos.
Una de las partes adora a dios y la otra a la diosa razón.
La dominación de las almas se adquiere por la enseñanza, la educación
es el imperio porque le educación es el hombre. No se quiere que enseñe porque
el reinado del cristianismo es el vencimiento del racionalismo.
Crié y exalté a mis hijos pero ellos me despreciaron. El buey conoce a su amo y el asno el pesebre
de su establo, mas Israel no me conoció ni su pueblo me comprendió
(Is. I, 2,3)
Los periódicos despojándose de todo pudor se han convertido en
predicadores de la inmoralidad.
La biblia quiere precipitar los acontecimientos. Ahí está no
embargante estancado el reloj de la historia. La presura no tiene razón de ser
y dice Israel que para sobrevivir no hemos de darnos a nada, y ser cautos. Era
inminente el advenimiento, pasaron veinte siglos y aquí estamos. ¿Reza bien el
texto?
Videte, vigilate et orate (Marc. XIII, 33)
Hoc autem scito quod in novissimis diebus instabunt témpora periculosa
(II Epist. Ad Timo. III, 1).
El hombre ha tenido conciencia del decreto de muerte que pesa contra
él.
Talmud: la casa de Elías durará seis mil años. Esta teoría ha pasado a
la iglesia y se ha hecho general entre padres y comentadores.
Y esta idea de la terminación estaba en los clásciso paganos que
creían que este final habría de producirse por el fuego. Cada día de la semana
de la creación abarca mil años. En seis mil años se consumarán todas las cosas.
De la epístola católica de san Bernabé, que no está incluida entre los
canónicos pero a la que aluden Orígenes y Clemente de Alejandría y Jerónimo. El
doctor Máximo o Jerónimo, tiene la carta por cierta.
San Bernabé es uno de los apóstoles de los últimos tiempos.
Sería presunción temeraria marcar la fecha porque ni el propio Cristo
lo sabía, pero san Justino corrobora el alindamiento de los seis mil años.
A los seis días se transfiguró, expresa san Hilario. “Porque en la
circunstancia de manifestarse el Señor revestido de gloria después de seis días
prefigura la gloria del reino celestial después de transcurrido el espacio de
seis mil años”.
Gerónimo y Agustín, los dos más doctos intérpretes de la sagrada
escritura siguen la misma opinión, o al menos no la desechan. Mil años
equivalen a un día de dios.
La cadena de esta brillante tradición se continúa con brillantes eslabones:
Crisóstomo, Cirilo, Anastasio, germán de Constantinopla, Gaudencio de Brescia.
La idea de la equivalencia de los mil años está en la epístola de san Pedro.
El milenarismo está compuesto de seis cifras, es múltiplo de
seiscientos sesenta y seis.
Nicolás de Cusa, Sixto de sena, cardenal Belarmino martillo de herejes
copia a san Agustín: el obispo de Hipona guarda un prudente silencio sobre este
artículo. Considera esta opinión como probable y así lo expresa en la ciudad de
dios mas no se sigue de aquí que nosotros sepamos el día último porque decimos
que es probable que el mundo no haya de durar más de seis mil años. Todo es
incierto e inaveriguado. El hombre que admita esto quizá tenga que ser tachado
de crédulo ¿ mas no es glorioso errar con tales hombres?
VERSIÓN DE LOS SETENTA. Versión griega del Antiguo Testamento por 72
sabios judíos de Alejandría.
Los días de la última prueba se abreviarán en favor de los elegidos.
Es un honor tal error teniendo en cuenta los augustos varones con los
que se trata.
Vicente Ferrer predica en su lengua materna y le entienden todas las
naciones, profeta español de finales del siglo catorce. Durante veinte años la
materia ordinaria de sus sermones es el juicio final. Siempre el espanto y por
do quiera va lo acompaña el entusiasmo general.
En Salamanca se sube a un montecillo y dice yo soy el ángel del
apocalipsis, un murmullo de voces extraña corea atrás demencia, jactancia,
impiedad. Id a la puerta de san Juan y encontréis una mujer muerta traedmela
aquí y yo la resucitaré en prueba de que lo que digo es verdad. Vos sois el
ángel del apocalipsis, padre Vicente. Lo cuenta el padre V. Vittoria en una
biografía que data de 1705 y pio II en la bula de canonización lo reconoce con
el ángel del apocalipsis. Era una representación del ángel que vendrá para
anunciar el evangelio a toda la tierra. No acredita la impostura. Luis Beltrán
dio una explicación del texto alegórico que del todo parece haberse cumplido en
la personalidad del santo. Si Nínive no
fue destruida se debió a las predicaciones del profeta Jonás, si Europa no
sucumbió en un mar de fuego se debió a la palabra del valenciano.
Los signos del fin unos son remotos y otros próximos. El fin del
imperio romano y el fin del reino de Mahoma seguido del gran IMPERIO
ANTICRISTIANO.
La predicación del evangelio.
Apostasía general.
En cuanto a los signos próximos se reservan más para acompañar que
para anunciar mucho tiempo antes de la terrible catástrofe. Pero hay dos
principales:
CONVERSIÓN DE LOS JUDÍOS
AGONÍA DE
Este segundo no se nota aún- dice el abate Gaume- pero el primero
empieza a despuntar (es filosemita).
ARMONÍA ENTRE
Apenas bajó el santo al sepulcro aparecieron en el horizonte los
signos predichos hasta entonces invisibles. Los primeros cristianos oraban por
la preservación del imperio romano porque eso retardaría la inminencia de la
catástrofe. Conmeatus, tránsito a pasaje. Tertuliano así lo expresa en la apologética:
Est alia major necessitas nobis orandi pro imperatoribus, etiam pro
omni statu imperii rebusque romanis, qui vim máximam orbi inminentem, ipsamque
clausulam saeculi acerbitates horrendas comminantem romani imperii commeatu
scimus retardari (Apol. XXII)
Lactancio:
¿Quién duda que cuando se acerca el fin de las naciones se acerca
cuando cayere la capital del imperio, aquella ciudad es la que todavía sustenta
todo y debemos adorar a Dios y suplicar a Dios del cielo si es que se difieren
los decretos y voluntad para que no venga más pronto de lo que juzgamos aquel
tirano abominable que concluya tamaña fechoría (DIVINA INSTITUTIONE lib? VII de
Vita beata, cap 25, Id. C. 15)
Cirilo de Jerusalén:
El demonio suscitará un hombre famoso que usurpará el poder del
imperio romano: este antecristo vendrá cuando se haya cumplido el tiempo del
imperio romano y se acerque el fin del mundo.
Más explicito es Crisóstomo que el que tiene tenga hasta que le sea
quitado y dice que el imperio romano en su ciada acelerará la venida del
antecristo, pero el imperio romano ha durado hasta el Vaticano II y sede
vacante se han erigido con el santo y la limosna los americanos. Los macedonios
fueron exterminados por los romanos y los romanos por los barbaros y por Mahoma
así el antecristos será destruido por cristo. Del mismo parecer es Agustín,
Optatro Milevitano, Teofilacto, Ecúmeno y el común de los eclesiásticos y
comentadores.
El catecismo de Turlot piensa que tres son las señales de la llegada
del anticristo:
1º predicación del evangelio en el universo 2º destrucción del imperio
romano y la sociedad patriarcal por el adviento de un feminismo destructivo 3º
la agonía de la naturaleza.
Pablo piensa que el antecristo no vendrá hasta que se extinga el imperio
romano. La herencia de ese imperio es el sacro imperio romano germánico. Es la
opinión de Malvenda. Y Tomás de Aquino dice que se dividió en dos partes,
Alemania y Bizancio.
A los treinta cuatro años del paso del ángel del juicio - Vicente
Ferrer - empieza a parecer el signo precursor de la caída de Constantinopla en
1453 en manos del terrible Mohamed y corta la rama oriental del gran árbol
romano, las luchas de religión del seiscientos y quinientos, pero sobre todo la
supresión del latín, así pues se han dado bien los pasos. En 1806 francisco I
de Austria intenta restablecerlo, el tiro de Sarajevo. Soltaron el arma
embotada de la persecución y la cogió Mahoma, pero no es el último perseguidor
de la iglesia.
Post extinctam sectam Mahometis Satanás excitavit Gog et Magog pródromos
antichristi, ipsumque tandem antichristum.
Post hoc turcas quasi anteambulones. Amburbalia
fiestas en que se paseaba a la víctima al rededor de la ciudad sequitur
acerrimus antechristus. Mahoma es el precursor
del antecristo, illique viam praeparat. Putatur secta Mahometis duratura usque
ad antichristum, dice san Joaquín, Panonium y Pereiro. Pio V ha mirado el
mahometismo como el enemigo principal del orbe cristiano. El abad de Chetardie
añade: lease a Ducas, Phranzés y los demás que estaban en Constantinopla cuando
la arruinó Mohamed II para entender que se le veía como la misma faz del
antecristo debido a un espíritu profético conservado siempre en la iglesia se
creía que eran llegados los aciagos días.
Nada se hace precipitadamente por salto. Todo sigue unos progresos a
veces muy lentos y ligados unos con otros. En cada una de las obras de Dios se
revela que todo lo hace con número peso y medida. El sol no aparece súbitamente
por el horizonte sino que su `presencia radiante se anuncia por los
resplandores de la aurora, a estos precede la luz suave del alba y a esta la
anuncia la claridad incierta del sepulcro: del mismo modo el bien y el mal, la
verdad y el error no llegan de un golpe a su apogeo, sino que van tomando
cuerpo y propagandose poco a poco.
Mahoma es un tirano y falso profeta, precursor del antecristo. Lo dice
Eulogio de córdoba y Juan Damasceno. San Vicente Ferrer y a los 33 años de su
muerte llegaba el imperio turco a su apogeo con la toma de Constantinopla.
Segismundo lucha contra el islam lo mismo que Sobieski, Carlos de Liorena y
Lepanto. Mahoma había predicho que su secta duraría mil años, pero ahora está
más vigoroso que nunca.
Las teorías del orgullo. Ya sale del infierno la apostasía esa fiera
feroz y hace estragos con su voracidad tan rápidos como los pasos del
evangelio.
SEPARACIÓN DE LOS PUEBLOS como principio de apostasía. Mohamed II
acabó con el imperio de los césares. Esta separación de los pueblos corresponde
a la separación de los espíritus y los corazones, odio y suspicacia,
destrucción del principio de autoridad, el asesinato del padre completan los
principios de apostasía a cargo del separador.
Cayó una estrella del firmamento y abrió el pozo del abismo. Se
obscureció el sol. Hay en cada hogar dos
campos y dos banderas.
Hacen cálculos aflictivos.
Somos católicos de fe sin obras, ceguera parálisis moral. El pozo del
abismo, puteum abyssi. Siendo sabido que el sumo pontífice tiene dotes y
luces especiales y la asistencia divina
y que pesa con sumo cuidado todas las palabras en sus alocuciones solemnes, no
es lícito atribuir estas expresiones al acaso ni a un espíritu melancólico. Esta
segunda suposición no sólo es gratuita sino contraria al carácter del augusto
anciano Pio VII. Palabras tristes y congojosas.
Así hablan los videntes de Israel.
Empedernimiento de la gran apostasía que niega a Jesucristo como rey y
mediador es signo de la apostasía, el dogma nuevo, el dogma ecléctico y
humanitario dentro del cual se dan el ósculo universal todos los pueblos
emancipados de las religiones positivas, el dogma racionalista en el cual la
razón será el único mediador entre dios y el hombre, la religión del yo,
degeneración, regeneración, transformación, la irreligión o integración
integral de todas las tendenciosas. Y hasta los ángeles de Mahoma velarán en lo alto de las torres árabes de
Toledo y la alhambra para que no pueda entrar en el recinto ningún rayo del
nuevo verbo. Hay hogueras preparadas, todo hombre que invoque lo venidero será
reducido a cenizas. Leibniz, Bacon, Descartes, Lutero y todos los que fueron
execrados por los otros hombres rutinarios fueron los misioneros de sus
pueblos. Identidad de la vida espiritual en el mundo moderno. El catolicismo de
Napoleón y el luteranismo pueden darse la mano uniendo puentes a uno y otro
lado del Rin (Quinet, profesor del colegio de Francia, lección magistral en
1844).
Rehabilitación de las razas inferiores. Fueron dos animales los
primeros que reconocieron al Salvador. Para cada época se reparte una porción
de calor y de luz. Venimos del chimpancé, esta es una idea obsesiva, la incita
el ángel malo.
El clero era el primer cuerpo del Estado de las naciones católicas. La
desamortización de los bienes eclesiásticos. El sobrehaz de las donaciones pro
ánima que habían sido parte importante de la edad media y una de las fuentes de
riqueza. Eran bienes que no podían enajenarse porque Xto era el propietario
exclusivo. Despojo sacrílego del que muchos se enriquecieron. El expolio que no
tiene fin.
Un historiador es el que reduce los hechos a sistema y la voz cantante
la llevan los publicistas y economistas. Se confunde uno al ver cómo han
entrado estas impías ideas en la cabeza de hombres graves y alimentados con
leche cristiana. Hasta qué punto puede la ley privar a la iglesia de su
patrimonio sin sufrir menoscabo el principio de propiedad.
Mi primo el sacristán y los sarcasmos de la impiedad. Las manos
muertas de Xto.
Pero los trapenses eran los mejores agricultores del país.
No hay que engañarse, el que paga manda y el que recibe depende.
Hemos adelantado infinito pero hay partes en las que estamos pez. Las
filantrópicas o.n.g. una caridad fría y tal vez interesada. No socorre en nombre de jesús sino en el del
hombre, madrasta de frío corazón y crueles entrañas que registra más que
visita, que calcula y pone en la cárcel al pobre que le importuna y en vez de
llorar con él baila para socorrer y se enriquece dando limosna. Las charities.
Hace tres siglos que el mazo de los destructores sacrílegos no cesa de
derribar las casas de Jesucristo.
Verbo divino, verbo humano tal es el lema de los dos estandartes
desplegados en el mundo actual. Jesús y Baal. Rusia será para
El pueblo ruso está llamado a dominar Europa en lo venidero. Fundaba
esta idea Pedro el grande en que Europa había llegado a un estado de vejez
próximo a la caducidad. Siguése que haya de ser conquistada por un pueblo joven
y nuevo. Miro esta invasión de los pueblos de occidente como un movimiento
periódico decretado por los designios de la providencia, la cual regeneró así
al pueblo romano mediante la invasión de los bárbaros. Yo encontré a rusia
arroyo y la dejo río. Mis sucesores la convertirán en un gran mar destinada a
fertilizar Europa empobrecida, sus olas se derramarán a pesar de todos los
diques que puedan oponerles unas manos débiles, si mis descendientes saben
dirigir la corriente de aquéllas. [Testamento de Pedro el grande enviado a luis
catorce el 20 de febrero de 1844 fue publicado en el eco francés].
Pueblos esclavones de origen bajo. Los pueblos esclavones son los de
Yugoslavia, y viene de slave bajo su cetro cismático. El que reine en las
indias y en Constantinopla dominará el mundo. Los rusos y la capacidad de
intriga. Fomentan turbulencias en muchas partes. Los tártaros llegarán a ser
nuestros amos. Muchos no supieron distinguir las señales precursoras del
diluvio. Hasta los escogidos se dejarán seducir por su prestigio, lo que le ha
ocurrido al papa Mat. XXIV, 22. La caridad va enfriandose, el egoísmo domina.
La fe vacila y se apaga en muchos, no se sabe lo que se ha de creer, no se cree
en nada, ni aun en la virtud. Todas las ideas se adulteran, todo valor se
afemina, los ánimos se turban. El anticristianismo está en el aire. Si no
tuviereis cuidado, le respiraréis, como el medico que se atreve a entrar en el
lazareto sin llevar preservativo respira la muerte. Estos lobos rapaces y no dejo
de pensar en la andaluza. Palabras más dulces que la miel pero flechas
envenenadas. El clero y el obispo no son más que usurpadores. Son falsos
cristos que quieren un cristianismo sin papas. Fuereis arrastrados a torpezas
y, tránsfugas de la virtud, no tardaréis en ser tránsfugas de la fe.
Adoramos a un divino proscrito.
Manual de confesores del abate Gaume. Es la misma obra.
Las leyes primordiales de la lógica prohíben deducir de un hecho
particular una ley universal. Hay que volver a regenerar la familia cristiana.
Dos fuerzas opuestas rigen el mundo moral la innovación y la
tradición, por otro nombre llamadas la autoridad y la libertad, estas dos
fuerzas merecen igual respeto a los ojos del hombre religioso porque una y otra
son de dios. Con la religión se encuentra el espíritu de disciplina, la regla
de los espíritus, el freno de las almas, las buenas costumbres y el rendimiento
a dios hasta el martirio pero también las ignorancias, las supersticiones, las
flaquezas espirituales, rutinas del pensamiento, credulidades piadosas,
obscuridades y fantasmas de la infancia de los pueblos, vestidura vieja del
pasado de la que no gustan despojarse los cultos.
Con la innovación se encuentra la ciencia, la perfectibilidad de las
facultades.
La iglesia es una empresa de funerales y de nupcias solemnes. Tiene
dos fes y dos pautas.
El antecristo estará provisto de una vasta ciencia experimental, hará
cosas pasmosas que seducirán la inteligencia, dotado de inmensas riquezas
triunfará sin dificultad de las resistencias del corazón, fortalecido con poder
material abatirá a los hombres en el polvo, será la personificación del mal en
más alto grado. Este hombre que la razón prevé, le anuncia la fe bajo
diferentes caracteres y la lengua cristiana le llama antecristo, la postración
y ostracismo de la iglesia. Consultando mis propios anales, vigilad haced
penitencias.
Argumento: Adonde vamos a parar, ojead, por el presbítero GAUME- lo
que pasa - lo que presagia el estado de la época actual - ideal del imperio
anticristiano - el siglo seiscientos - Vicente Ferrer - caída del imperio
romano y caída de Mahoma - apostasía - separaciones de las dos ciudades del
bien y del mal - preparativos al último y grande combate - temores y esperanzas
- la salvación está en la familia cristiana.
Yo quedo boquiabierto.
CRISTO EN LOS INFIERNOS.
La mujer vestida de escarlata. No rebuznaron en balde el uno y el otro
alcalde. Me resistía a abandonar la pluma el arma del escritor. Pequeña y brava
hueste de campeadores castellanos, escribía sus nombres sobre el azulado
berrocal. Por los caminos de aquende Madrid. Cundían como una serpiente los
convoyes rojos que habían de estrecharse contra los pechos de aquellos mozos
castellanos.
Nevers 1844.
Me habéis echado de vuestras leyes, de vuestra política, de vuestras
academias. Para vosotros es hoy Xto como si no fuera.
Tribus forasteras, masas de bárbaros, hembras feroces, la fa la de los
suburbios de Madrid y las matanzas en la noche. Los restos de los batallones
rojos en derrota.
La historia está aplastando a la novela.
Viles tercerías, sórdidos contubernios que han hecho al pueblo más
viril de la tierra en im pueblo de salteadores, consentidos y rufianes. Yo
pienso a gritos y esto puede ser peligroso
29 de enero de 2001
Principios generales de retórica y poética, primera parte del manual
de literatura por don antonio gil de zarate, sexta edición corregida y
aumentada. Madrid imprenta de Gaspar y roiga, calle del príncipe 4 1853.
No seremos tan serviles copiantes que dejemos de desviarnos con
frecuencia de las opiniones admitidas, obra de más aliento y meditación.
Confusos y desaliñados pensamientos.
11 de marzo de 2001
cinco de agosto del 2000 sábado, monseñor quijote, dudas teológicas,
no somos sino ficción, pasto de nuestras propias llamas, haberdasher, seller of
small wares as ribbons, tapes, pernickety = easy trobled abotu trifles,
mercero.
If they were not heretics, Theresa, there would be for priest little to
do. Is don quixote de la mancha an overrrated book?.
Judas es un santo en la iglesia etíope. Vodka wears
off, so does belief.
Empezar barajas y riñas por naderías.
Todo se pierde, drama fatal, en los ríos del olvido.
Neighbours are brutal, their eyes
glow with greed
But the Lord saviopur in the garden light
honey blue of the Transfiguración Eve
blesses the stars and spires of the cathedral of August.
wrapped in the six capes of the big feast
and the old ikon, don´t think it is dried tree but the
image of thje Lord linking us with
is crowded with laurel leaves
by his forhead arching the severe high brows
the global mound in his hands two fingers straight
in the attitude of blessing
the organ tremolos caressing the vault,
Jesus have pity on me.
And what I can see ?
The enigmatic eyes of a Buda
the mantle blue
his ourple tunic
red hearts and coronets
fixed perplexity of a dance
at the cathedral porch
a a cock screws his hymn in the court yard
pipers lament of the summers gone by.
You. You, they said with soothing voice
in trhe finest hour of the nightingale
feast and flesh the bread of holy communions
vesperal hour
the air holds its breath in the gown of waiting
but Eta killed and maimed the following day.
How bitter the julies of crucifixion in
bullets in the back and in the neck.
Oh Christ our Lord hear the lament
of a mozaraby deacon at work,
put an end to this long epistle of death
as tired and despondent in oblivion we live
this Easter of the assesins in
We are tired of the videoclips in which cars explode
and after the dead trail the mystagogues
master of confussion, a golden pond of tricky words.
Fiesta de los Tanbernáculos y de las encenias
cuando todo se hunde.
Todo se hizo por su orden y todo quedó
pero contempla el desorden.
No hay más que sentarse ante la cámara de torturas
que es hoy un telediario.
Judas y sus sayones se apercibieron
de todo lo necesario.
“Non fuyades, mi dios, que la barca se hunde”
dieron traspié los gondoleros y la barca volcó.
El almirante colgó la galleta,
el torero se cortó la coleta,
ya de teneis la receta aerumnea de nuestra tabulación.
Reda en desconcierto de mis días
buque que navega ad hartos salustianos in aquas validas.
Venía la turma
y el santo cura de Ars rezaba arrodillado.
Flagito mi furor en lucha contra el diablos
año 1859 de nuestra salud.
Fue más fuerte que su figura Atabulus el viento de la apulia.
Sólo el trabajo engendra virtud, sólo la virtud engendra honor,
trabaja para que el diablo te encuentre siempre ocupado.
Desde la perspectiva transversal de los datos la estadística es dura.
Ius soli es lo que que hay que aplicar a los moros.
In nuce et in cute.
Brigada de investigación del círculo socialista hospicio inclusa. En
plenos barrios bajos abundan las muchachas afectas al régimen de Franco.
Coordenadas de desinformación, secentismo, dinero.
Segador es esa araña que yo me encuentro en Asturias tantas veces.
Segote, guadaña. Et Ecce homo habens manus aridam. Signa autem temporum non
potestis scire.
Hexaptérico, relicario litúrgico que representa a un serafín con alas.
Viltrotear voz activa de ventanear, viltrotear es callejear, los periodista
viltrotearon, el que empinó antaño hogaño se emborracha. Almoflate, cuchilla
redonda como un falce. Alaraza, la novia recién casada. Proedria, asiento de
honor. Ptérida, helecho. Prosoposcopia, estudio de la cara. Prosopoesquisis,
que tiene la frente hundida como aquel Figueroa profesor de Economía que Dios
haya. Prosopoesternodidimia, monstruo,
prosopoesternodidimia. Abolla, capa de estudiante y de los filosos. Abogalla,
excrecencia del roble. Allende de esto, ton arton tom ouranon, pan de los
cielos. En la segunda refacción milagrosa se reparten siete cestas y se
recogieron otras siete espuertas. Elpidia, esperanza. La iglesia de los doce
tronos, epi ten gen, se recostaron en tierra, no había hierba en este segundo
reparto del pan, aquí se utiliza la palabra σπ iρiσ, espuerta
y en la primera fueron cuévanos, koφinωi. No es
necesario el pábulo de la divina palabra para preludiar la institución de la
eucaristía, buscar con empeño el reino de dios y de su justicia, parsimonia y
continencia del monje. Εis eλπiδiα λωωn,
esperanza de los pueblos, θωv αρθωv θω επi ouραvωv, pan
celeste, negar la historicidad del Paráclito y la obstinada oposición a los
milagros, la segunda refacción milagrosa, olivo, vester non solvió didracma,
recibe el censo y el tributo, echa la red “mitte hamum”, et invenieres
staterem, el estatero de Cafarnaum la de las siete fuentes y de Cafarnaum era
el alcabalero Mateo, siclos y denarios. Importancia eucarística del delfín,
símbolo de Cristo, un pes llamado Chromis Simonis que tiene la cualidad de
guardar la cría largo tiempo. Cantarillo que vas a la fuente, no te me
quiebres. Los frnceses creían a la mujer un compuesto de mona, gata, de
serpiente y de araña. F. Caballero se cabreó mucho. El perro seguía puesto en
ángulo obtuso con los lomos. Taimado e intuitivo como un comerciante de viejo.
Los poetas andaluces son los que llegaron más lejos en la apología de la
cintura para abajo de la mujer. Nadie como las mujeres dudan sobre el carácter
angeñelico de la otra mujer. Hablaba el rey con orgasmo din´ñastico. No hay
gente más desobedecida que los curas y que lo lleven con mayor paciencia. Yugar
a un matrimonio. Los yugué yo mismo durante las velaciones. Unamuno mirando al
tormes en aquella fota de 1934. Esta mujer tiene que ser como un castillo con
dios sabe qué misterio
Annual 1921, murieron doce mil soldados españoles. Indalecio prieto
actuaba como una aerolito. Con el idioma y con los números pueden ofrecerse
múltiples combinaciones. Romanones despediría al rey en el plantío y la
grandeza tuvo poco de grande. Aniceto habla desde el balcón pero vigila a
Lerroux que es de los que sabían sacar tajada. Largo caballero el estuquista
que se negaba a vestir de frac. Dos ministros de la república Aniceto y alcala
Zamora eran católicos practicantes no se explica la orden de quemar conventos,
a largo le tiraron una piedra mientras discurseaba desde el banco azul. Largo
caballero no podía ver a Azaña. Gobierno de concentración del estraperlista
leroux que había sido crupier y hombre de paja del diario el pais en sus
primeros tiempos en el paralelo de barcelona. Si la razón produce monstruos la
política no podía ser menos. Santiago carrillo hijo de Wenceslao sale a la
palestra con motivo de la revolución del 34, ambiente de recelo entre los
capitostes. Prieto contra Largo y Niceto contra Tifón Gómez. Mayorías
parlamentarias, recuentos aritméticos. Prieto se esfumaba en el momento de
peligro. Se hacía invisible pese a su físico voluminoso. Largo, casado dos
veces, tenía catorce hijos, residencia c. Viriato, un hijo suyo estuvo en el
regimiento de transmisiones del pardo y fue hecho prisionero. Otra le ayudó en
su exilio en Francia, la misma que le reclama al cabo de su estancia preso en
el kl de oraniemburg. Primero de julio regresa de viaja a Londres donde
celebraron congreso internacional socialista. Regimiento se pasó, el hijo Largo
estuvo detenido siete años en sevilla. Comandante asensio en Guadarrama. Llama
a franco intrigante, el general bonito desde indignación. Miaja jefe de la
junta de defensa, Azaña en barcelona y el gobierno en valencia, esta es la
razón por lo que hubo tantos mártires en aquella región. Asensio, el edecán, no
era del agrado de los comunistas, tacaneo de borracho y mujeriego. Largo
caballero encargado de dirigir las operaciones de asedio Alcanzar de Toledo.
Miaja se hizo comunista, soy la vedete de Madrid.
De Proust se desgaja una idea virginal, de pureza del amor perdido,
sublimación del amor cortés, empalagosa devoción marial, análogo del eterno
femenino. Grignion de Montfort que la devoción con los tiempos crecerá a medida
que se acerque el fin del mundo. Virgen, amparo del cristianismo en tiempos de
la persecución islámica, símbolo de los creyentes. Recapitulación de todas las
cosas en Xto. Merejowski, el cristianismo es la angustia y el deseo del hijo,
la noche del padre llega y se alza el sol del hijo.
We are Gedeón fallece. Saquete with grace. Gesta de
inocentes ornamentos violados si feria, rojas si cae en domingo la fecha 28
diciembre. The holy ghost was wear ing Thun. Palabra que se repitieron más
durante contienda civil: atención, firmes, carbonados, izquierda, ar, un paso
al frente, esos no tienen hueves, no pasarán, cojones, joder, cago en tal y
cual, compañero, mi capitán, un tiro de suerte. you don´t ne ed a un for a
tesla with a woman. TODAS LAS ARMAS PARA EL FRENTE, UNA NAVAJA BASTARÁ PARA LOS
DE
Don de adivinación, escribimos desde el trasmundo, desde el elíseo o
parnaso al alegre corre de la péñola. El donjuán que es biología en Byron en
Zorrilla transciende a misticismo. Goecia, magia negra. Triunfo de la
descarnada. El problema del karma es que tiene que espiar familias enteras al
correr de generaciones y siglos. Segregaban ideas de continuo. Aquel del
resentimiento.
Mea lux obscurus non habet sed omnia in luce clarescunt / proceratos
ad esca et de minibús quaerentibus animan meam. Exora, el que no ha sido echado
en suerte, exento, no partícipe. Sicut caculos leonas habatas in abditis.
Interrogantes te, Dominum, confesases sum.
HIMNO DE SAN LORENZO: Inviste
mártir unicum/ Patris sacadas Filium / victis triumphas hostigue / victor
frunce coelestibus/. Tui percatas munere/nostrum reatum, dilue/arcens Mali
contagium/vitae rebelen Tedeum/. Soleta sunt am vincula/ tui sacarais corporis:
hoy solve victis saeculi;/ domo superno nóminas.
Precioso himno al partir de la parrilla, su liturgia una de las más
largas. Camina sobre las ascuas como el que va pisando flores. El langor que me
abate. tríbulo , abrojo, cardo. El monasterio de osera daba la impresión de ser
isla abandonada, descartes y Erasmo introdujera pesimismo en el ardor
eclesiástico medieval.
Himno de
QUEM TERRA pon tus SEDERA/ COLLUNT, ador ant, PREDICANTE/ TINUM
REGANTE MACHICA / CLAUSTRUM MARIAL BAJULAT.
CUI LUNA, SOL ET OMNIA/ DESERVIUNT PER TÉMPORA / PERCUSA COELI GRATIA
/ GUSTAN PUELLAE VÍSCERA.
BEATA VENTER MÚNERE / CUJUS SUPERNUS ARTIFEX/ mun dum PUGILLO CONTINEN
/ VENTRIL SUB ARCA claus sus EST.
BEATA COLE NUNCIO/ FECUNDA SANTO SPIRITU/ DESIDERÁTUM GENTILIS CUIUS
PER SALVUM FUSSUS EST.
Hoy virgen santa nos abres las puertas del paraíso.
Desveno, desvenar la tierra,
ságena, prisión, cárcel.
Cinestesia. Dámaso Santos generaciones juntas, la castidad del órgano
de Manuel Aznar, la cabeza alpujarreña de juan acariciar, altaico se fuer para
gran sol, el fuero de huero y un huevo que os la darán todas juntas golosa
delectación fruición de las de antes ascética mental tensión a la claridad
labor de búsqueda conquista del vocablo justo, el temblor poético de la
inspiración, el perfectismo de anteguerra conviviendo con el reportaje
periodístico, reelaboración de ideas, obsequio de arte, compadecer lo
trascendental y lo baladí. José María Buguella de “Pueblo”, insenescencia,
inmediatez informativa, epigramática ironía, filosofía andaluza e impasibilidad
de humorista británico. Baguala es un elegante escéptico, dirigió yugo de
Almería, información de alicante, jornada, patria de granada donde siempre tan
bien me trataron y recibieron, turbulencias españolas, exaltación iberista, neo
conceptismo literario. Ya ors decía que lo más revolucionario que podía hacerse
era tener buen gusto. Se plantea la duda ante el doncel de Sigüenza, para qué
sirve tanta lectura. Hacer categoría de la anécdota.
Camón Aznar nace en el 98, con d. Alonso, lorca, luis santa marina, el
conceptismo gracianesco que nunca ha dejado de tener en aragón sus seguidores,
vestido de negro y áspero y moralizante, recitación de fárragos por la
quintaesencia. Fue finalista con el héroe del Lope de vega del 36 cuando se
concede a casona por la serena varada el premio. El miguel ángel español es
ancheta y está en la catedral románica de jaca, lecciones y charlas, convivios
de arte que nos daban algo muy parecido a la felicidad. Sus manos y su voz de
fuertes compresiones baturras enmarcaban el retablo de sus charlas recogiendo
hasta la última particular de nuestra capacidad de atención, voluntad
ensayística de lo patético, tumultuoso y vital, el arte no es juego de formas
sino embriaguez de lo infinito, el último tuétano de la plasticidad, tensión,
pasión violencia, profundos gemidos dramáticos y Castillo Puche peinándose cada
dos minutos con las cinco púas de la mano la rebelde melena. Para él todo lo
que se vive es literatura, violento arranque de intuiciones, impresiones,
ideas. Esto da un carro de disgusto, escritor de literatura saber, el seminario
que vivó en el Sin Camino. Hécuba o Yecla atadero de sus sueños, la ciudad
adusta de Azorín. Cela o el siniestrismo del pascual duarte. Cela es el
abultamiento enfático y sacado de quicio, saca la higa según los cánones del
contrapunto chocarrero y romancesco, rumia lingüística.
Grabiel Celaya es el verso que no esa, los libros que lanza de su
peculio. Del lorquismo gregario de la postguerra hemos pasado al cesarismo, de
los gitanos luneros hemos pasado a lo social, la rebeldía de toda norma en sus
cuadrículas para los casos de Rafael Múgica su verdadero nombre escribe de
espadas al público como reza la solapa intimidad de los libros que los libros
es lo que dan intimidad y mucha sin cartílagos y también termina con
invocaciones a la virgen toda ple serena con la serenidad de quien pasado por
la últimas torturas y en su poesía el corazón suena más Neruda es un símbolo de
insolar idad cuervo en el centeno confianza en la luz tengo yo siempre armadura
de dicha y espuma de coral pasión del verbo y 1944 año de libros importantes
como nada y los hijos de la ira y el tacto sonoro de victoriano creer y su
grasiento tacto sobre el chibalete de linotipista aquel caballero de biznaga
entre los dientes que paseó lazarillo. El periódico para la tensión de la
actualidad la cátedra para la continuidad pluri pontifices y pluriponticiados
en Pombo como Gómez de la serna. Tenía que escribir con andaderas.
Vivo latir de dios lo golpeaba por eso el parpadeo. El gotear de la
poesía puede escanciar el latir de lo divino.
Fernández Almagro escritor gallego, escrita en la presura fascinante y
herborizada. Atisbar la melancolía y desazón del oficio.
La tarea de historiador es ejercicio de profecía hacia el pretérito.
La letra que guarda aun calor de vida. La literatura paz en la guerra,
serenidad en la revolución, como dominio de sí mismo y superación de la
circunstancia, indescifrable clave hispánica.
Triste sort . Reaccionario es el que reacciona contra esto y aquello
triturado por fuerzas opuestas.
El matrimonio es difícil para los cristianos y para católicos que es
el cristiano perfecto pero les va bien a los turcos que aplican el nudo
corredizo.
Los genes y los cromosomas se forman a sí mismos, toman materias extrañas
y las transforman en propias. La masa no es inerte sino que guarda energía, 17
millones de combinaciones cromo somáticas, asociaciones de albúmina, constante
ir y venir entre el núcleo y plasma.
la excesiva radiación ayuda a mutación genética. Mosca drosophila.
Informe aterrador sobre los efectos de la radiaciones en la herencia,
deformaciones, esterilidad. ISÓTOPOS RADIACTIVOS del estroncio, un gas letal
actúa sobre el tuétano rojo de los huesos y las partículas de la sangre, las
consecuencias son leucemias, los hombres se entrecruzan en torbellino, la
espuma de la cresta de la ola dando lugar a mareas estelares, nebulosas
rotatorias, fuerzas internas. El firmamento en continua ebullición estallando a
todas horas
La naturaleza no se proporciona un fin sino que se divierte con lo que
la adaptación al medio es teoría abajada, para que un gene mude hacen falta
entre tres mil y seis mil años.
Kiln y llegan los buscadores de asilo a GB que también está siendo
invadida. Human cargo, people nabateo wants. WARP, ir a remolque, a la sirga,
torcedura, comba, espía. Look at you eating our taxes, lean cupones de comida
eso es cierto, veo mucho odio en torno mío. Wistfully, longing llena de deseo.
BALISTARIO (ballesteras o aspilleras balistario, el soldado que servía la
balista O aspillera, babismo, babismo, falismo, antiguo culto que se rendía a
los órganos sexuales masculinos, babismo es una secta del islam que se parece
al cristianismo, predica la fraternidad y la tolerancia hacia los cristianos,
la emancipación de la mujer, que mundo más bestia es el que tenemos, qué `puede
hacer un escrito, yo te pido que se muera temblor de voz que recuerda al balido
de oveja puntes score punz in the braseas. Billetes o ballet of wood, son los
boceles muy comunes en arte normando, también lo que llaman el diente de lobo,
ball flor, barcian, barbacana o torre que cuelga de una esquina de la muralla,
bacinete, es un perro que ataca a los zorros, los estraperlistas de carne
humana. COVE, ensenada, caleta.
COLPORTEUR, EL QUE VENDE TRACTOS y libros religiosos,
Conde, to con, que se jode que se amariza
cámara santa. Corroas arrasa ir. 614. Juan limosnero obispo de
Alejandría, cartagena, sevilla, Toledo y se refugiaron en las quebradas
vírgenes de nuestros montes, Monsacro y el acamo. Santa Eulalia riega el maiz
sobre las puertas nieladas de la catedral de Oviedo cubrición del tejado y una
de las maravillas del arte cristiano. Cruz de los ángeles. Cruz de la victoria.
Caja de las caledonias. Arca fue abierta 13 de mayo 1075. Oviedo era estacón
obligada del peregrinaje. Conversación expresiva de los apóstoles de la
imposta. Anversos y reversos de la cruz de los ángeles, cruz de la victoria y
arqueta de ágatas y el crucifijo de nicodemus, díptico del obispo Gonzaga. Urna
de san Julián y san serrano. Urna de san Vicente abad y mártir. urna de san
Eulogio y de santa Lucrecia, como la capilla de santa leonada, tabernáculos y
laudas sepulcrales.
Ganadería y cultivos de subsistencia con mercados de reducido ámbito.
Monasterios de protección regia centros de cultura, ritmo trienal de siembra,
cosecha y barbecho, el calendario eclesiástico. Celosías de las segadas.
Barbotaras de cancel. Relieve de la
jamba de la portada de san miguel de Lillo.
_
COMENTARIOS A
Pío V ordena el rezo del Breviario a los clérigos en una bula con data
de julio de 1568. Había sido redactado por el Cardenal Santa Cruz siguiendo las
instrucciones de Paulo IV al incoar las resoluciones tricentinas. Es un texto
de unidad que acaba con todas las normas de rezo particulares, privelifgios,
indultos y ritos de las iglesias particulares. Dijo que su norma habría de
durar doscientos años pero se extendió casi dos siglos y medio más hasta el
Vaticano II. Rige la norma para todos los religiosos de coros y a su vez
retiene la facultad de la recitación del Oficio Parco, el de Difuntos y los
penitenciales y graduales conforme a la norma del Breviario. En 1602 todo el
tomo experimenta reforma a cargo de Clemente VIII. En el 31 de ese siglo Urbano
VIII incoa otra serie de pequeñas modificaciones en los signos de puntuación y
normas sintacticas que quedaron obsoletas. Se suprimen homilias y colaciones
apologeticas sobre la vida de los santos y hace un nuevo rezado. Siguiendo
estas pautas en Madrid se edita una nueva versión en
El año consta de doce meses, cincuenta y dos semanas y un día, que se
dividen en 365 del calendario solar con un remanente de seis horas que cada año constituyen los bisiestos o
bisextiles, seis por cuatro veinticuatro. La luz diurna dura seis horas pero no
son en todas partes lo mismo. Por eso vino la reforma gregoriana de 1582 el
cuatro de octubre dia de san Francisco.
30 de enero de 2002
LATIBULUM =escondrijo, latíbula perosa los odiados escondrijos.
Cimeliarca es el tesorero de la catedral.
Beata eulalia fide plena spe intrepida charitate flagrans sponte ad
martyrium festinabat.
Astures fortes fóveas benigna.
Attalicos( bordados en oro) qui tibi semper referant patronae.
El evangeliario mozarabe se refiere a
Eulalia fue discípula de Donato y fue martirizada con su hermana julia
le exigió al pretor que salara su cuerpo presto para el convite con la misma
insolencia con que pidió lorenzo al verdugo que le diera media vuelta. No
quiero que prepares holocausto insípido trasposición o copia del tan referido
dicho del mártir lorenzo.
Huyeron los lictores y dejaron el cuerpo desnudo de la virgen
martirizada en el descampado. Para cubrir sus pudicias y en defensa de su
virginidad un ángel del cielo hizo descender una nevada. El blanco meteoro
arropó de esta manera sus vergüenzas. Vivi lindel candidísimo. LINTEOLUM es
capa o manto de nieve. Paño de pudor.
Eulogio obispo e Poitiers que escribió doce libros contra los arrianos
durmió in domino el 369.
16 de enero san Fulgencio.
El 24 el DESCENSO DE
Astitit Regina a dextris tuis veste deaurato et circundante varietate.
anonas eran los impuestos que se pagaban al anonario o fisco de los víveres.
Elías multiplicó las anonas a la viuda.
IX febrero san Eulogio de Córdoba que tenía por almohada el salterio y
predicaba en Córdoba contra los judíos y mahometanos. Se llamó a Roma en
peregrinación pero al llegar a Pamplona dio vuelta, en pamplona convirtió al
cristianismo a Lucrecia mujer del califa al que su marido cortó la cabeza. Sus
restos quedaron depositados en el primitivo de san zoilo hasta su posterior
traslado a Oviedo.
Allí acudió el ángel velivolans o velivolante. La velificación o despliegue del programa.
ASCETERIO o complejo monástico. San Pedro Damián fue fundador en
Ravena de los camaldulenses.
Yugalis matrimonia de yugo. La diosa juno era la protectora del
matrimonio.
San Elías profeta el 17 febrero era para los mozárabes una de las
fiestas más importantes del invierno. Un himno entusiasta Ecce mittam vobis
Elíam prophetam ante diem terribilem y que en su carro de fuego nos elevemos
hacia las cosas celestes olvidando las terrenales para que en su fiesta gocemos
del consorcio de los santos.
Dentes peccatorum contrivisti.
Dapalis era el festín de los sacrificios. Dipolos . Disético que
excita la sed.
Fístula cañería canilla y también conducto anormal que supura el
líquido.
Con florentino sello burilado. Salamanca es pasmo del orbe vihuela de
lindo sonor cuartago y macho rucio cuartago es rocín de mediano cuerpo siendo
aquí la vieja costumbre de atormentar a los nuevos con las más grotescas
invenciones. Manando humores una sutil fetidez que las dueñas se apretaban las
narices. Penado vasija de boca estrecha que se usaba a beber las ansias de la
lucha postrera las gafas de asta marcando la página de un infolio aquel era el
término de todos nuestros afanes. Escurrimiento de aquel ser ese consejo
siempre ambiguo que invita al goce y a la penitencia. Nuevos arbitrios . No
pestañeó pero sus manos restregaron perezosamente los fondos del sillón aquel
acto menguado y las impresiones que causaba en su ánimo. Desurto o desurdido .
No vendáis el solar. Grandes fueron tumultos y demasías en aragon 1591 lanuza
preso por un oficial que esperaba a la puerta catedral fingiendo examinar
estampas en tienda de libros. Carnicerías nuevas la casa de los valderrábanos
sedicioso pasquín.
Letrillas y jácaras de chocarreros. Desveno del caballo 14 2 1592 se
privaría al cura de santo tomé de su sacerdocio y beneficios y a la horca a
diego bracamonte y a enrique dávila y al licvenciado daza zimbrón, diez años de
galeras y destierro ad vitam y el escribano de numero anton diaz azotes,
privación de bienes y diez años de galeras hay una unidad que gobierna los
orbes. El soberano del moderno israel debería revestirse de las tres potencias
tutelares: la ley, la espada, el efod y ser Aarón, Josué y Moisés àra su
pueblo. La bancarrota se envedijaba a causa de los muchos tributos y arbitrios.
Almojarife recaudador de rentas del rey. Almojarifazgo tasa que se pagaba por
la venta y compra de las mercancías. Se vivía en la incertidumbre del bocado y
el pan se hizo una presa. Los conventos se hincharon de monjes. Sus porterías
de sopistas. Hospital y cárcel eran buscados como refugios venturosos. Parecía
que el mismo viento murmuraba calumnias contra mí. Abría las criptas del alma.
Los hidalgos vestían de luto. La madera al uso era ébano. Ajusticiado Alonso en
el mercado chico. Pocos días más tristes que aquel día de san Elías de 1592 las
ochenta y ocho torres del amurala avilesa se achantaron y lloraron. don diego
fue sacado de la alhóndiga. La lluvia persistente y tenaz escarchaba las
sotanas. Vulgacho no había sino gente baja. Alguna que otra ramera de manto
amarillo y medias coloradas. Subieron a la cabalgadura de la infamia. Discursos
salidos como hierros de la hornalla. HORNALLA. Las ropas de los corchetes
despedían con la humedad un tufo de orines trasnochados. Dios reciba tu alma.
Brianda. Los sofás de velludo. Los sofas tapizados de velludo. Halcón montano
con capirote de púrpura. Socollada.
Socollada es cabeceo vaivén que da el buque que viene de proa. Ni una
sola reflexión adversa una oblea roja en medio del pecho. Acecho de las peores
especies demoníacas descritas por los teólogos su elocuencia trocose en mutismo
un pavor le daba malón en todas partes se anonadaba ante el pensamiento de la
muerte la noble luz del crepúsculo agonizando. Contador mesa para contar
dinero. Arcones funerarios. Alonso amigo de antonio pérez. Esto bastó. Se le
postergó en las ceremonias. Se le vejó ante las damas. Sus memoriales fueron a
dar a los braseros. Estaba perdido. Aquel hijodalgo que creía no conocer el
miedo conoció el terror. Terror sobrenatural. Era el maleficio. El aojo del
rey. Peregrina pintura dentro de la cual habría de resarcirse el abrigo secreto
de su alma. Alta lechuguilla adornaba el rostro amarillado y patético. Iris y
pupilas estriadas de briosas agujas biliosas verdegueaban bajo un fluido
transparente que parecía renovarse sin cesar como la mirada viva. Estrangularon
mi brío. Apaciguamiento místico y una luz religiosa esperanza. Rodrigo era hijo
de un moro de Córdoba y de doña Guiomar de
Felipe ii era un rey papelero ungüentos medicinales ayuda de cámas
Santoyo fojas. Las tomaba fojas . Su frente parecía yeso humedecido. Afuera el
aire resplandecía como un limpido esmalte sobre la rocosa y austera campiña
junto a sus botijos echados panza arriba como asesinados dormían al borde de la
carretera los arrieros moriscos. La ciudad parecía harta de sol. reinaba en
todo un sosiego resplandeciente y adusto. Pascua de flores ángel de alcorza
rendido y alfeñicado . Su linaje no vale dos habas. Volviese aína de alguna
guerra con la jineta de capitán. Jineta insignia antigua de los capitanes de
infantería. Torvo sosiego de siesta castellana. La luz del mediodía arde
rabiosa en los pétreos paredones, caldea los hierros, requema el musgo de los
tejados. Turquí color turquí. Turdión baile del género de la galarda . Turquí
el banco de turquí color azul oscuro. La cuadra semeja a un granero después de
vendida la cosecha. Hermosa cadena luce sobre sus negros capillos de gorgorán.
Golondro deseo o antojo de algo. Golafre glotón. Gnafalio planta sudorífera y
diurética llamada pie de gato. Gorgorán tela de seda con cordoncillo tejida con
realces fúnebre capa de catorceno. La fina capa de catorceno ha sido plegada
cuidadosamente sobre la silla. Se quitó la gorra ante la cabeza cortada de
Bracamonte. andar rutinero y ordinario de la existencia vecinal. Con su abrigo
color badana. Cabello tusado sobre la frente. los genoveses del barrio judío de
santa escolástica enorme corpachón de verdugo, el otro anciano ojillos vinosos
y la piel del pescuezo cárdena y granulosa como el cogote de los pavos. Margaritario.
Comió con dignidad sin dejar traslucir a su semblante el bajo deleite de las
entrañas. La pañosa de catorceno. Una descripción perfecta del auto de fe en
Zocodover. Relajados y relapsos. A los primeros se los absuelve a los segundo
se les quema.
LAS COMPAÑÍAS BLANCAS; BERTRAND DUGLESCÍN era un hombre tan ancho de hombros que hacía
parecer pequeña su cabeza
27 de agosto de 2004
con los sentidos embotados. Mi alma y mi cuerpo aturidos y sometidos a
los efectos narcotizantes de mi frenesí que después a lo largo de mis días no
volvería a experimentar pues matar a un ser humano no me decía nada. Antes
bien, sentía una especie de placer animal en cometer asesinato. El heroismo, la
oposición ideologica, tampoco me hacía tilín puesto que me dejaron solo y a la
iglesia recurrí y no quiso saber nada de mí.
Era la prueba de la violencia regodeándose en sí misma, unas
verbosidades de satisfacción estrictamente cainitas. Me puse a dar voces locas
pronunciando frases inconexas en un idioma extranjero, de una lengua que no
existe. debía de ser yo la vera efigie de una hiena. Era el perfecto trooper
el perfecto chacal de infantería. Vivía yo por aquellas calendas en un
semiesciente estado de ferocidad a la inversa. El miedo parecía haberme
erizado. Vestía una casaca de cuero con los cuellos vueltos forrados en piel y
una estrella roja de cinco puntas. Era un tipo corpulento camino del infierno
donde iba a servir condena.
-¿Quien eres?
-Eso no te importa.
-Te meto un tiro.
Antes de que quisiera recordarse ya estaba en el suelo desmayado la
frente abierta con una brecha. El plomo se abrió camino en la testuz de aquel
toro de Mongolia.
Los de la otra compañía cantaban lejos y daban voces diciendo que
únicamente querían fraternizar. Otros amantes, una miliciana y un sorche
pelaban ferozmente la pava revolcandose con ahínco entre la hierba. Su
personalidad me parecía repelente por lo religiosa pero no tuve otra opción que
accionar el gatillo. Era él o yo.
Los planos de conciencia los manejaba a la perfección.
Montano me ahorró la bala. El contraataque con brío y los legionarios
aguantando a fuerza de muchas bajas. Brocos murió. El cura Manolo no se atrevió
a saltar quedando atrapado en la trinchera igual que un conejo. El gallego se
quejaba de la pierna. Ay mi pierna. Y el miembro inferior había ya
desaparecido. Al pobre ezequiel Requejo también
lo coparon en la chabola. Los aertillero se lucieron de lo lindo tirando
desde
Camilo José cela antes que nada quiso ser pintor. Polifacetico.
Alpinista, pintor, toreros. El pintor nunca podrá en mí eclipsar al escritor.
Yo creo en el éxito. El triunfo está en uno, no en los demás. Hice un cuadro Se
definir la novela mas no la pintura. No puedo, no puedo. La pascua de la
navidad es la que más se acerca a una conceptción universal y alegre del mundo
católico. Roma fue un crisol de civilizaciones y aceptó fórmulas que le fueron
legados por los paganos. Fulgor de la estrella en forma de cruz que constantino
vio antes de la batalla de puente Milvio. El epigrafe fue incoporado por orden
imperial a todas las banderas, labaros y estandartes de las legiones. Cruz
avistada por el rey en las alturas. Paz, amistad, tolerancia, respeto muytuo.
La cruz emblema de un mundo nuevo inscrito en las pandectas del edicto de
Milán. Bellísimo texto es el que sanciona imperator:
Convengo y mando que los paganos así como los cristianos gocen del
mismo reparo. Que nadie inquiete a otro; que cada cual elija las creencias que
le parezcan mejor.
Ese era el espíritu del Edicto de Milán
31 de octubre 1986.
Oración de los muertos que se sellaba con la de las condecoraciones.
Se imponían las laureadas y en ese instante solemne y de expectación parecía
que los muertos se hacían presentes. Me habían herido en un brazo pero fue un
tiro de suerte.
Hospital de sangre, colegio de jesuitas, el frontal herreriano, las
bolas en lo alto de la acrotera. Por debajo estuvieron pasando muchos años
hilera de seminaristas. El cura Mariano que ya no será la mies es mucha. Vino
un pater jesuita de las Navillas. Los padres de la compañía estaban veraneando
en
Aquellas ideas mías germinaban por entonces en el claustro fetal.
Afuera estaba la ciudad llena de moros e italianos que daban una nota exótica
en medio de la romanidad de su perimetro. En esa ritual de la latinidad para la
cual los dioses no eran más que gestos.
La fachada de la ileia que daba a una de las recoletas plazuelas
castellanas, la de los Espejos, detrás de las murallas y donde el tiempo, en honor
de su nombre y de su vigenci, había cejado en sus espasmos. La rueda de Ictión
se negaba a girar y todo estaba detenido aquella tarde enel hospital. Los
pulsos extendieron la perezosa. La camilla de los recuerdos en petit comité se
puso a recordar. Era un perfecto rincón de la edad media, ninguna nota de
modernidad en su semblante urbana, sólo el de un quieto y rincón medieval. El
lugar, por lo estólido y austero, resultaba impresionante. Las puertas de la sacramental estaban
cerradas excepto dos días al año por Jueves Santo, por Navidad. Las tres jambas
de pino en los canceles eran el emblema solemne de
En aquella ciudad todo eran conventos y hasta las piedras heráldicas
guardaban una relación con la unción teologica de sus habitantes. Fueron
ciudades para ser habitadas en teocracia. Por ejemplo en la magnifica catedral
no encontrareis un excusado si os afloge una necesidad. Eran ciudades muy
divinas pero poco humanas amen de incómodas. Uno recuerda lo que le pasó en la
privada a Guzmán de alfarache cuando fusila nuestro Mateo alemán todo un
episodio de los Cuentos de Bocacho.
Recordaba
El bonete de cuatro puntas o el gorro bisunto de los inquisidores
hacía acto de aparición. Beca verde y manto pardo de buriel. Era mucho mejor
estar en el frente que en aquellas salas corridas donde se morían a chorros los
jóvenes de la quinta del 34 al 36. Allí expiró el capitán Isasi que se cagaba
alternativamente en el Corán o en los huevos de Mahoma. Ojalá resucitase ahora
mismo. El obús le segó la pierna por la ingle. Eso sí que es mala pata. Se veía
la linea inconfundible
Gladiador cuaderno. Reprehensiones y ejemplos lope
novelista, divagciones eruditas. Pastor de galatea y laurel de apolo, esplandin
y esplandian apolo palmnerín amadis Octavio y celio invenciones y enamorados
razonamientos. Arrullos mansos de los enamorados palomos. Caballos de rúa y de
camino. Un cosaco queire más a su cachimba que a su mujer. Cable coaxial husmo
escrito sobre literatura rusa el quince de agosto del 2008. roberto kapa nacido
en Budapest se fue andando hasta berlin. Osmuz y simov dos fuerzas opuestas.
Mártires de alcalá una calle de Madrid y todo se vuelve fracaso para mí.
Alquería es casa suelta. Almotacén oesas y medidas. Alhondiga casa del trigo.
Bitoque tarugo con que se cierra agujero. Chantres y sochantres princiio de
autoridad de la iglesia. Una fanega son doce celemines. Oveja orra o modorra
jabino enebro enano. Obrada tiene 440 estadales o 15 cuartas de vara
equivalente a
CORR corral es prerromasno.
Abdón sobrino de pepe lita
malatería hospital
han naufragado y sólo manda dinero. se estragó natura
arana engañp
arandillo de villa elena vientre blanco y lomo gris
me visitaban
sorondo fruto tardío nueces sorndas y peras sorondas
o de invierno
obeertura
refrenar gula
cuando suene el grito de combate me hallaré
apercibido
en las tentaciones carnales la victoria están en la
huida pero el hormigueo queda dentro. rasvaliev leía mucho y sin selecció.
reiteradas veces..
srasahrsia lucha chtenie lectura.
polina seguía hablando en francés por ventura las
mujeres ccarecen de patria
golosniki ortofonía lugares de voz
fiesta de la inteligancia
calidad musical del verso de elliot
sonrisa en diagonal como la de gabriel
miesesmucha padre miesesmucha quodlibet paris
destruyó asis, con melindres y remojadero. pensamiento figuativo medieval da
trazas a las imagenes. el hombre espejo del universo. anabasis y catábasis de la religión órfica
relacionadas con las mándalas medievas dando lugar al arte figurativo románico
que trepan a los rosetones arco iris donde se refleja la futilidad y fugacidad
de la vida humana, esos cambios de colorees nos dicen que todo se extingue que
todos es vanidad. estupor. revenant aparecido. endrinal. gimberga fachada
gótica formada por agujas pureza inmaculada de la espira, fuente normativa,
tornaguía, abactor cuatrero nepotismo de los sforza. las parcas tejiendo con
sus hilos el tapiz de cada existencia. vellorita prímula. velazquez harto de
belleza y de ninfas quiere prosa. andorrera que gusta de callajear, urnición
barraganal. dura cerviz descristianizar dura cerviz catalana. argentina es la
babilonia judía de la que viene bergoglio en su nacionalismo imperialista el
mundo a sus pies. el mundo no se conquistará por la espada sino por el oro.
predominio de cabelleras color pimienta el rojo de judas.
pesimismo inteligancia disgresiones tremendismo
lupanario de las casas de huéspedes. ormuz y abiman los principios opuestos que
rigen el mundo cosificación animalización. socarronería asturiana esceptica
sabiduría total la novela a imitación de la vida es compleja y desordenada pero
a perez de ayala le falta la ternura de un clarin aunque éste sea menos
clásico. aurea mediocritas el buen paar desapercibido. aldeana esquiveza. el
huerto a la esplaqda de la casona cvon mi huerto a la espalda y en el huerto un
laurel y un fiel regazo donde recline la cabeza y por la noche un libro y un
poco de miel. la crenuncia a los placeres inferiores es a lo que aspiran los
más altos. resolver el problema de mis crelaciones con la realidad. celos
retrospectivos. aCICATE
ONIOMANIA apewtito de comprar hoy ya no se compora
nada nos esclavizan cachero nos llevan atados al carro de los vencedores
desprestencioso y ligero. correr las siete partidas
fernando de valdes inquisidor de salas y obispo
hispalense un hijo por nombre orosio mayorazgo de horcajo avila prelado
absentista intentó entrar en el convento de santa cruz de valladolid vistió la
beca prda de san bartolomé donde entró en 1512 y pasa a la corte de cisneros y
forma parte de la partida de asturianos que conquistaron orán colación de
grados limpieza de sangre. uno de ellos era alonso de proaza que había
traducido a raimundo lulio nepotismo maniobras e intrigas. quien más miente más
medra nos echan gabelas sobre el respirarla mujer todo trazas y la dama
chismosa recibe la pala
un mensdajero alamean hubo de hacer antesala para
que lo recibiese el califa nueve años
morondo motilon entretejos
Copal barniz de resina de una arbol que se produce
en cuba
Gemación aparición de yemas y botones en los arboles
brotes verdes
YO NO SÉ HELEN
Vardulos caristios autrigones
Rensalvo rebaje
Taranco y el abad vitulo iglesia fundada en 800 en
el que aparece por vez primera el nombre de castilla
Transmeranos o vizcaínos corre una arquería lobulada
verdes y jugosos valles astures espinosa de los monteros y lezama
Losas eran peñas la losa de Segovia valles aforadas
de moneo del reino de vizcaya. Oca fue diócesis extinguidas por los árabes
fosiles amonitedos del craneo en cuestión que fue enviado a burgos no hizo caso
nadie. Cenobios de Valdivielso y
In medio ignis non sum aestuatus ellos hacen riza
del rebaño de la iglesia al carnero le nacieron cuatro astas en dirección de
los cuatro puntos cardinales y el carnero corneaba hacia occidente lo que
cristo edificó nadie lo puede destruir oro acendrado es la palabra del salvador
crisolito el sonido de sus palabras son como ruido del gentío daniel varón de
deseos oración compunción ayuno.
MELQUÍADES ALVAREZ fusilado en Madrid el 22 de
agosto de 1936 había defendido como abogado a jose antonio traficos horizontes
Opitulare venir en socorro de alguien
Yo no sé helen cñomo es que al cabo tantp tiempo
saltan estos nombres y estasmemoria, memorias que hieren. Magriños fijate no es
más que el nombre de un polideportivo pero era un buen latinista aunque no
tanto como valeriano pastor, vallejo yubero el hebraista. Llegó el concilio y
quedaron expedientes de cupo fuerza de renovación de la iglesia y ese es mi
dolor pues aquí tenemos al papa pancho diciendo que nunca fue de derecha falta
de discreción y argentina verborrea que es lo que una me acusaba a mí fijate
caminar por el filo de la navaja descendiendo a los ingiernos del alcohol una
plabra arabe que significa el diablo y yo lo llamo erigos tambien falta de
deicreción de mi lado no soy un santo helen tu padre biológico akl cual
desconocers no es un santo pero es un recto vatón si no fuese por esa
inseguridad ingenita que le hace decir tonterías. Cristo no sé si era de
izquierdas o de derecha dijo dad a dios lo que es de dios y al cesar lo que es
del cesar suena a fabula. Magariños me suspendió creo que adivinaba la mala
indole mía porque doy el pego. You act you know why you act, ek uduina del
lacio fue mi devoción y a su estudfio dediqué mi vida tal vez estoy n poco
majareta y el inglés se parece al latin, es la lengua en la que hablé y amé a
tu madre. En su sintaxis todo se ajusta, las palabras se encajan igual que
ladrillos parelelos. Todas las cosas, querida, pasarán pero su palabra no
pasará. Eso fijero, ahora lo duco. ¿Es la palabra emblema del amor o
lucubración y fantasía?. Por el ventano de mi montante de la celda que tanto
amo se cuelan los rumores, el eco de los trinos de los pajaros. Los domingos
por la mañana hay alguien que se lia tirar tiros a los pajaros. Estoy en medio
de los trigales de brunete y desde este lugar te escribo desde la cólera el
amor y el remordimiento mientra escucho a los monjes de silos cantar gregoriano
y me fumo una pipa de vez en cuando. Con el humo suben hacia el techo
ennegrecido las vedijas de mi tristeza. Llegan memorias de la rubiua albión, se
encienden las miradas que determinan los
besos. Fue aquella era como una gran borrachera de colores psicodélicos y
minifaldas. Aquello pasó y la nave quedó varada en el espigón de aquel puerto
que no encuentro en ninguna parte del mapa ni en los protulanos ad hoc. Yo fui
una sombra, una sombra que te engendró. Magaritos traía bigotito de ala de mosca.
Si le pusieras una toga pudiera pasar por uno de aquellos señadores romanos a
los que cicerón llamaba patres conscripti. Lucía la pretexta con señorío aquel
profesor mío. Se pasaba por el aula las manos a la espalda debían de dolerele
los riñones. Se deshacía en elogios a Mussolini. Yo no sé por que aquel hombre
me despreciaba con tanto ahínco y es a lo mejor porque odiaba a los curas y tu
padre venía de un seminario. Sin embargo, pese a aquel suspenso en la revalida
la lengua de horacio fue una obsesión incombustiblke. Tomemos la plegadera y
veamios al aceñero a martín solayo, un profesor que mata enfurecido por el
viento terral de unaa tarde de tormenta. Lloro mis pecados. No me metieron en
blanca más que una vez. Erifos me condujo a una comisaría, en america hubiera
tenido tres meses pero españa ek cristianismo es mucho mas tolerante que el
judaísmo y todo el fanatismo de los pueblos semitas que han heredado los
anglosajones. Al kahol es el demonio. El diablo en la botella con cuernos de
aguardiente y vino tinto. Los romanos tambien bebían en lkas cuapponae y llos
centuriones frecuentaban las tabernas, dejaban la galea y las carrilleras en el
vestíbulo y se entregaban al tropel de las filaterías, baco bailaba en el jarro
y yo me afufo no quiero beber no quiero pecar
En las calles está el mes de febrero de 1993 nevadas y
ventiscas caminos intransitables de nieve blanda y felpona. Moscu se coinvierte
en una ciudad encantada encajada en los níveos bigotes de papa moroz que es el
dios de la escarcha. Pese a la nieve ya se detecta la primavera y esos siemopre
alza el amnimo lo mismo que las buenas notcias. El yin sen que crece en los
robledos de vostok. Idei jatore buili
risulta, va en su auxilio el rompehielos yamal.
La natura es siempre seria severa, certera. Los errores y
extravíos parten siempre de los hombres. La responsabilidad del ser humano
adquiere ribewtes suicidas. La montaña nos parece sonreir. Un salñudo amigos.
Cadena de hierro con candados colgantes. Tantas cosas en el saco y tantos
absurdos. La iglewsia de la trinidad donde el tiempo parece haber hincado sus
dientes. El canto del querubibn segue rajmaninof escribe la liturgia de san
juan Crisóstomo, victor schvierchonkof natalia matveienka nina palikova.
Trabajar como obrero de choque contrataciones de obreros de choque. Na gorovne
propiedi iesus skazal en le sermón del
del monte Jesús dijo. Trecil= sobrios. Taraschipieni cantos de vitorias.
Priznit rebajarse humillarss. Lokowanie regozijo en dios diaglib angelica.
Trabajar para el nuncio- taina mira paz encubierta. Gubit perder. Sracenia
batalla. Posatoiani eterno.
Muceta de armiño y una pitanza asegurada, la iglesia es la
pirámide perfecta. En Inglaterra había 9000 parropquias. En alemania 15000 y en
fancia con sus más de sesenta diócesis sopbrepasabnan las sesenta mil. Vengan
misas y caigan ollas. El aband de lo que canta yanta. Como va el pope asi la
letanía y el que cante las hores que coma las olles. La iglesia y sigue siendo
uyna primamide perfecta. Cada parroquia tenia una servidumbre de por lo menos
cinco eclesiásticos. Los monasterios brindaban nutrida corporación. Por cada 20
monjes unop había de ser versuto en Escrituras. De esta necesidad de proveer a
los monaterios de letrados surgieron las escuelas catedralicias y las
universidades. Agustinos cistercienses treatinops pero en 1214 cruza el canal
de la mancha el primer fraile menor. Cincuenta años después los dominicos
ditrigen catedras en oxgford Cambridge y la sorbona y producen diguras
conspicuas en el ambito del conocimiento como Roger Bacon y Duns Scotto. Se
relajan las ordenes reformadas gracias a las limosnas y a la creduloidad del
pueblo
o me muevo en otros
parametros. Albarrada enjaretada de ferralla de esta finca lugar magico el
mundo gelatinoso de las apariciones que tú denuncias y describescon acuidad y
solercia. El principal vicio de la sociedad moderna es el ansia de poder he
cantado como un simple diacono el cornijal cubriendo mi cogote fraternidades
universales sólo depararon conflictos y angustias a la humanidad el camping de
los aparecidos. Espiritu de las bodas de canáa o de las hidrias colmadas. Por
partogenesis se transformó en ser para la muerte por la encarnación.
Encantes, defroques, mercadillos, mecadillos almudíes zacanes
alhondigas y puestos de venta. Cela niño mimado delos nuevos ricos españoles.
Habla con los melereos de atienza y con los pobres cabe una de las siete
puertas de roma. Madrigal de las altas torres mucho nombre para tran poco
pueblo. Comiendo un mordisco epujando un cuartillo de vino o fumando un
cigarrillo. Eclipsó a una serie de meritorios talentos cuya última thule eran
las sombras. Casaba sílabas inspirada exasperadamentre y a veces inutilme te.-
toda una pleyade arrinconada en el olvido y en el sinsabor y hasta se lo pasó
por los moros paseandoseen un rolls con choferesa
EL CASTAÑO fue según pliniov el arbol del pan. Para los
romanos las castañas secas y pilongas servían de materia frumentaria. Bullate
era la harina de castaña seca, el pavo con castañas se conumía. Era la
castanea sativa y sus arboles cupulares que vemos por todas partes. Las hojas
lancidinadas de lengua de mula. El cabriolés es un capote ligero sin manga como
el utilizado por franco en la guerra civil. Calcídico galería o corredor circular perpendicular al
eje del edificio, el calcídico del horreo- calbote es castaña asada y pàn de
bellotas y de catañas. Callonga es castaña a medio asar. Callonga mujer corrida
y jamona. Cuerrias o zarzo para asar castañas. Barragán es moizo soltero y
persona esforzada y vcaliente pero tambiewn cuerria. Zurrón de la castaña o
erizo. CODINA ensalada de castañas cocidas. Sarcpfilo mamífero sarpurial famosa
y notable por su voracidad y malas indiles. Los sardones bajeros del montre.
Tritón el viento y el de los caballos. Silfo sílfide y sirte. Sirte es un
bajío. Treitón era el marido de las sirenas. Arrendadero el ronzal adonde se
ataban las caballeróas. Fractales de fradar o podar es podar un árbol sin dejar
rama ni azila. Le hizo una buena frada. Navegando en ceñida y cara al viento.
Oficial de descuibiertra.
-cierrese en
banda.
Mi huerta delnsio. Faedo y las hueretados y camaras donde no
se atrevía a entrar. Español tan viajado que había visto al propio dibalo.
Beverley la hija por la cual suspira nora pitt la taberna de Luanco me dejó
usted a los pies de los caballos. Pradiñas lumen cristi y el cabo. Los
arrestos de lumencristi que se llamaba fernando a dar diez vueltas al patio del
lagarto. La piedra de gloria es el nocedo, no hagas eso agapito.recesvinto
Fernández el primer señor de la recoleta. Hoc in aeternum o lo que no había de
morir ni de morirse. Ustedes lo que pasa es que lewyeron demsaidos horóscopos.
Don Xantipa con sus gafas de sol mireles como rebrinquen. Aunque no fuese tal
de genero epiceno como se suponía.
Porque samuel el de las babarbas arduus inimicus noster. Ewl
coladero del ozono. Pacha la hija del cunqueiro. Poldo Luanco la cuestona y el
apeadero del vasco el ingeniero robles goicoeches que se había hecho un chale
ebn los prados de la cuesta. Clodito bajo la vigilancia amorosa de su papa. Si
permances aquí largo tiempo a lo mejor remontas la crisis. Contando historias
al por menor. Echate a un lado que va a pasar la camioneta de mi papá.
Sopicaldos para la gopredura. Que seas un español mudo la boca que no habla y
rehyyte el protagonismo y las comparecencias. ideal del villano en su rincóin.
cuando descorre LAS CORTINAS DE ORO
El acaroi
del queso son los gusanos de cabrales. En 1876 se acabó la mesta cambió la red
decaminos y el trafico.
Animales y
santos: la rata de santa barbarbara el gato de san cosme el gocho de san Antón
el aguila de san juan el leon de san marcos el toro de san lucas y el cuervo de
san antonio y rematándolo todo la paloma del espiritu santo. El pero de san
roque y la vaca de san isidro que es buey uncido.
La estampa
castellana y el cromo vasco. Entre los pinos salgareños. El rabel que ha de ser
fino lo han de hacer de verde pino, la vihuela de culebra y el sedal de mula
negra.
En los
pernagales de la calleja suenan las llantas de un carro. Eugenio noel dice que
españa es un furor trajinante de la calle. Con dos macras o castañas por ojos.
Gritos de posesióin indefinibles. Rueda voltaria. Suena la hopra del concubio.
Maganto triste enfermizo. Los perros se desanillan tras el concubio. Indagar lo
quefuimos para entender lo que seremos. Escaro el que tiene torcidos los
tobillos y pisa mal. Astrágalo sus flores agrupadas en racimos y la flor del
amaranto nunca se marchita. Rojo como las bayas del tejo. Alcandara. El piñoneo
de los verderones en la armazón de los
robledales. Cachava atigrada de los paisanos de mi tierra. Barzón era la
arrilla por donde pasaba el timón del arado. Tuero. Leña. Trataguero. La luna
es lo perfecto la circunferencia acabdaa. Cerotes y julepes de boticario. Raices
de jara para unguentos. Oloeres a estoraque a maestranto a poleo a toronjil.
Ejn el monte siempre hay mucho tiempo quye perder. Felipe II bebía vino de
berlanga deduero bebamos un vino famoso que beb`´ia felipe II el de berlanga.
Unda maris de lasolas del mar. Julñepes cociçon de jarabes de esencias y de
agua destilada. Judeznos. Llegamos al nervio de las cosas. Efectos del claro de
luna en el claustro. Hay que ponerse triste en los cementerios y aparentar
asombnro en las catedrales. Hitos piedras miliares mojones majanos y terminos.
Hembra ibera mujer degobierno. Imbricación adorno arquitectónico que recuerdaa
las escamas de un pez. Imbricación de la palmera. Camndaula o fingimiento. Este
es un país de camándulas. Tener el pelo voltizo y el animo retorcido.
Apologetica a chjorro libre. La primavera es espléndida y
Apologética
a chorro libre. Corre el agua mansa de charca en charca de paular en paular de
atolladero en atolladero. Los prados con rdales de setos. La acacia del diablo
que siempre da espinas como aquella que había detrás de la cárcel en Segovia.
Las espinas del redentor eran de carbonera eran negras largas y rectas y se
conservan en la camara santa deoviedo junto con la hebilla de la sandalia de
san pedro.
El divino
mahem o cristo coinsolador y liberador de la muerte. Sasiragas el lauriaceo
cuyas hojas poseen propiedades nefríticas. Parietaria es la flor de los tejados
y paresdes y se utiliza para cataplasmas. Eugenio noel posee una p`rosa de compuito
inventario. El niño de las púas. Las esparteñas de entonces son las sneakers de
ahora. Esa flor de jara. Metempsicosos o transmigración de la mente a un nuevo
cuerpo. Uian flemming duew el que trató de atrae a hess introduciendo un
astrologo en su vida. John Lecarré otro
del circus. Ashenden de
maughan y has malcom muggeridge.
Lagarto
ocelado. Tomillo burrero. Froga mora.
Judios a
enforcar y judios al alza. Alizar es el friso de los azulewjos. A la costumbre
y fuero de españa. Soledoso. Fenacentina o eter antiespasmodico. Mestureros o
mezcladores. Mastoideo quetoiene que ver con las pezuñas. Obrería de las
caderas de la moza. Herreñales=ratrojos. Recova, frada= tala fde árboles.
Ribazo parte del río con alguna elevación como acantilados. Cultos acidalios o
relativcos a venus. Tribulo es planta medicinas. Dioscórides y el doctror
laguna. El conejo no tiene ciclo menstrual por lo que concibe y pare en
cualquier momento. La coneja es ovuladora de choque. Las fases lunares inciden
copn noveles de precipitación. Parece que las plantas se hablan entre sí y
sienten. Evolución cósmica natrula y de desgaste. Exobiología el estudio de la
vida en otros planetas. El calculo es que una de cada cien mil estrellas puede
tener vida natural. Nos sentimos distorsoionados por la curvatura de la tierra.
Miles de curitos se disputan el puesto y acuden cada mañana a calentar la
silla. Nada es importante. La lista de cosas que verdaderamente merecen la pena
no es muy larga. En boca cerrada no entran moscas. Mira que se sacuden la
espalda los españoles con el gato de siete colas por detrás me gusta m´ças y a
traicióhn.
Extoplasma
palsma de origen psíquico emando de un medio. Ectropión inversión de los
párpados hacia fuera. Una opulñencia de apoplejía. Un tribunal de alienistas.
Su pasión era la trompeteríacapocalíptica de Wagner. Seemborrachaba con
argumentos de catastrofe pero quizas el odio le viniera de raza. Actituid
fruitiva que es para mí el,. Acto de fumar.
-¿Usted celoso?
30Soy hombre,
señora
Las
estructuras de la coquetería femenina funcionan siempre. El portugues es un
castellano deshuesado y en el cromado dela horma. El ciempiés de la política
española. Oviedo es el orden la anarquia xixon por eso en oviedo todos
funcionarios. Valle de baltanás soto o san martín. Varriosis. La mistica es el
arte de hacerse santo haciendo la santísimaa los demás. Si quieres ser feliz
casate con un inglés, son los mejores maridos. Jeremías está de imaginaria. La
psicología de la plebe. Cultivar la
fuerza de voluntad y aprender a sufrir. Pio XII subio al trono a los 63 ewn
1939. herniaria era la planta que había en el berral con la que fumábamos
tabaco. Él remaba a pareles y ella a proa.tener buena cabeza pero no resultas
simpático a la mayoría.
Intelectuales
sofistas y blandengues enchufados de Madrid y el marino sobre la maroma y los
zunchos por unico apoyo el tablón de regala
y por unico libro el libro de abordo o cuaderno de bitagora navegando
bolinas y ponientda uy lñanzando a los cadáveres por la borda cuando alguien
moróia
Por esos
mundos sin pan ni agua noi fuego
Abrasados
por los soles
Ateridos
por los hielos
Empapados
por las aguas
Azotados
por los vientos
Roidos de
escorbuto
Sepultados
en el inmenso panteón de agua salada
Sin cruz ni
campana ni entierro
Sobordo el
libro en el que el capitan anota los fletes. El
boticario y los hermosos tarros de Sagardelos el lugar quevisité. Ah
sagardelos y el fuego sagrado de la rebotica. Los garfios de la angustia. El
trompeteo militar de un gallo. La vida campesina se metía en la estancia porla
ventana. La luz del estragal con la puerta de cuarterón claveteada. Madrid
ciudad administrativa desamorada con el masl y poco entrañadeacon la mar,
capital del imperio catrólico y que nunca tuvo catedral. El viento del este
ensayaba conciertos de ocarinas al pulsar los cordeles de las jarcias. Los
soldados ale3manes avanzaban como una ola de fuego y de laurel. Historia de
lostajamares españoles. Luna con paralexene. Numem pompilius o verga mayor.
Doieciocho peluicas empolvados majos manola carrozas chisperos pewlucas
empolvadas abanicos y redecillas rindiendo culto a la ilustración con el xviii
vino el escepticimos. Los padres comieron uvas agraces y los hijos padecen
dentera. Aquel judio pequeñín con la barba tan grande. Drapeados que ya utilizó
Durero. Ropilla noguerada o de color pardo oscuro como el nogal. Bengalas de
gneral. Insignia a modo de cetro o bastón. La abeja bordonea por las matas de
tomillo burrero. MCMILLAn ACONSEJÓ a la
thatcher la política como la religión no han de srtomadas demasiado en serio.
El amor es nieto de la espuma y dios un tapaagujeros. Japan defensor de la
pureza racial non mongrels. Ranter.
Inflorescencia del arbol. Bovedas vahídas de santa sofia. Odigitria lña que
muestra el camino con el niño en brazos, la zeotokos y la deesiaso intercesoras
antre el genero humano tres titulos. Las doce fiestas dekl año.
Los relojes
no tienen parpados y g marca un contrapunto al perfilado de catenario de los
dientes de sierra. His foot club makes him sensual like Byron. Hitchlot
los calistenicos ejercicios. El
comosoma es decundo, el citoplama no. La twa se dunda en agosto de 1937 y
hoithock hacía películas. Fray junipero de una sentada bauitizó a seis mil
indios. Lutheria el arte de construir instrumentos de cuerda. El nefrin faraónico
el arpa judias o barimbao el hurin chino y el vedel o fidula. Adonde nos quiera
llevar la fuerza del destino una catchphrasw elementary my dear watson. La
carne y el pescado polucionan la sangre llenándola de toxinas. Violín de
cremona a vueltas con lo inefable. Sus cuerdas suelen alcanzar una sensibilidad
casi humana. En un violón entran 69 piezas. Desentrañar el secreto de los
violines el puente el alma la cejilla. Luz del puiente, rollizos, riostras.
Gloton de numeros y palabras. Creñia queme los van a quitare. Filisteria.
Margarita Nelken colaboradora de blanco y negro lo mismo que lilí alvarez. En
el castillo de mucientes llora su pena la reina juana. Doctor johnson glotón y
casto el quevedo de las lñetras anglicas. Encendamos nuestras pipas y pensemos
en la voluptuosidad de envejecer. Azorín es la voluntad istémica del que se
hace pajas. En españa todo es posible nada es probable. Ewva braun una pin up
girl la flora del desnudo. El ijuju de las noches de agosto cuando danza
frenetico el moderío. Apoteosico vuelo de lindberg en 1927 con 10000 caballos
de fuerza su aparato. Un buen escritor es un impostor. Yo fumo porque en el
mundo se esconde demasiado ingterrogante que sesuavizan dentro de las volutas
de mi pipa. Hacen falta trucos y cierta profesionalidad al escribir. Thinkin
machine o culto al pensamiento. The strong effluvium of death. Esto
de fumar no es más que un complejo onírico.
Larceny un
americano es condenado a 30 años de cárcel por robar 60 dólares larceny de
latrocinii. Isaac Christopher un judio de besarabia es el que fotografia la
retirada española republuicana hacia francia. En sus ratos libres a isaac le
gustaba dotografiar insectos. Juan gallo es el general de esta retiuradea
desbandada. Horst wessel produijo el himno aleman y fue un promartir de los
años 20 sus enemigos dicen que murió en un burdel. Eran los tiempos de la leika
la antigua candoid kamera. His glib o mucha labia. Gerda Taro la novia de franz
capa que murió en la cañada era una bella polaca murió el 25 de julio de 1937 saplastada
por un carro de combate. Habísa fotografiado todo el fragor de la batalla esta
muchacha. Uba en un coche que fue arrollado por un tanque, fallecería en el
escorial. Pertenecía a la columna garibaldi. Homestead o propiedad de tierra. Clicking my shutter. The ricksaw of
life. Vermont tierra granitica y gran reserva para los
fabricantes de estelas funerarias. Marta rocafort fue la que casó con el conde de covadonga. Un
gesto de clemencia del caudillo Dahl de Illinois cuyo avion ews derrubvado su
hermosa mujer ver life 2º de mayor de 1937 le escribe pidiendo el indulto a
franco y estese lo concede a titulo personal el 9 de septiembre de ese mismo
año. Franco es fotografiado en dicha revista con una mujer que no es doña
carmen. Es mas digficil que sude un jabalí. Los cerdos no sudan y ewso les
vuelve rebeldes y misteriosos.
El botín
entre los ingleses siempre fue un pecado venial. Eton de allí era aldou Huxley
gladstone y wellington. Is the college of the birch.
32 meses de
guerra civil. El coronel Adolfo prado entrega las llaves de
la ciudad. Intenta hablar por radio pero no le dejan y 6.500 camiones camino de
Madrid con pan. Franco conoce a los españoles mejor que ellos mismos: son
arrogantes, impacientes y de temperamento volátil, ñél es frío y lento. Doña
carmen hija de un i,mportante hombre de negocios de oviedo. “las guerras de
ahora las ganan los mecánicos. La infantería española especialmente la navarra
estuvo entre las mejores del mundo. el abuelo el cañón que defendió Madrid.
Exorcismos del humo de pipa. Nueva york la colmena iluminada. Aqguilas
explayadas. El auriga vencedor. Walesa el estibador irónico. Los guapos
tenientes los capòtes de vueltas rojas. El gastador de la guardia mora. Lord Eyelashes Anthony Eden de Eaton
a gret topper suitable for garden parties.
1937 fue el
año de blancanieves y de los siete enanitos.
El general
pozas no fue saludado por los gendarmes pues llego antes que tropas lo mismo
que gallo, fue una de las rewtiradas más deplorables de la historia. Ser gordo
y rico fumar en pipa el ideal de aquella sociedad.
FRANZ CAPA
personiicación del judio errante. Nacoido en Budapest se fue andando hasta
berlon y trabaja en deutscher diens filmuna agencia de presna fue el que dio
nombre a papa Hemingway. Con la llegada
de Hitler en 1933 sew va a paris donde conoce a gerda taro otra dotografa de
vida aventurera a la que llamaban losfotografos la pequeña rubita. Había
escrito un libro death in the making. Los grandes soñadores fuman en pipa.
Dietrich la
mujer mejora pagada de la tierra por sus piernas. Blue angel y morroco con gary
cooper en 1937 se hace ciudadana americana. Fado. Musty añejo. Libros y vinos
añejos. Nenuca y morita como llamaba franco a su hija puede que fuese hija de
un moro. Franco solo tenía un amoigo escritor azorin. Los polo eran de san
cucfate de llanera. Su garganta se
agitaba como el buche de una palmoa. Las balas no hacen distingos de
ideologías. El despatillado de la almena.
El olmo es
ara crisol y yunque
Encofrado
de un edificio
Enlñistonadop
de una tarima
Encintado
de la acera. Hilandera habil de la diosa del destino.
La belleza
es numero y proporción. Fiel a mis propias convicciones
Borrachos haciendo mella novela es casamiento de la realidad.
Novelista es renunciar a creencia y al ambiente familiar si se quiere llegar al
fondo. Casta música del organo. Eugenio montes ,eigas de compostelas vlaridades
de italñia felipe iv caballero de lehanías con su coleto. Rejilla de
programación estercolera. Siempre que salgo me encuentro con la sota de bastos
herrada a la cabeza. Parece una lechera del fontan llegando a oviedo al meterse las estrellas en las auras
del tras antaño pero es la sota arlequín del taro cantaro y sombrero el mirar
jugrlaresco corbetas en el piso bajo. Hombre de dios que piensa ,e pregunta la
sopa no se si de oros de copas espadas o bastos pudiera decirse que es una
cualquiera de los cuatro palos. Polliceor predecir. Apelucai meus neños si
queres mantenevus. Alabate boroña que no hay quien te coma. Ante casa del
rezador no eches el noyo al sol noyo hueso de fruta. Alrededor del santo come
el frero. A la cibiella de pequeñiella. Burro fue perico a uvieu y burro vino.
Cacareaba la gallina pol enero y no traía huevo- castaña cayuela que el gochu
non te cuella. Con sidra ñeja vuelvese moza la gente añeja. Ganea taberna
fig´pn. Gaupo hostelero. Galliope musa de la epica. Ganeas o tabernario hombre
que pasa la vida en las tabernas. A toca penoles. Penoles al agua. treznar
. itaque vixctus cultusque corporis ad valetudinem refertur
non ad voluptratem. Ha de vivirse en continencia moderación y serenidad frugal
itaque victus cultusque corporis ad valetudinem non ad voluptatem. Festuca bnace
en las praderías de artedo. Flagicio grave delito flagicioso. Inescitia
desconocimiewnto. Vewrsutros homines. Solo lo bueno es util ciceron profundidad
religiosa diapedesis trasudación sanguínea. Es ya diuturna mi enfermedad.
Latissime patet. Euro viento del siroeste. Epulum era banquete religioso y por
ahí podemops cogterla parábola del rico epulón. Stipator o zaguanete el
que soporta. Stigma marca que se hacía a los eclavos hay que borrarse la
cicatriz de la ignominia y por eso mismo los romanos solamente eran los que
llevaban tatuajes. Justicia gace gradeza. Utinam viveres y toda esa grandeza no
sirve para nada y àra nada es. Marcarse un chotis sin apretar las carnes.
Fatima y lourdes son lugares sombríos. Epidictico y epiciclico. Epidídimo los
dos gemelos los epiddimos. Una patafda en los epiddísimos. Sentado esto. Manus
et ars. En roma chamiscaban el pelo con carbones encendidos. Pelicatus
suspitionem. Celos. Los tracios de bulgaria. Laboreo escribir es como batir
moineda en las cecas del pensamiento. Escritor de talante veleidopso aunque
escribe mucho concluye poco. Templos gentilicos de janos. Alambre electrico y
el Noticierismo nefasto. Impìgero . repetición machacabno de voquibles uy de
homónimos. Batología y Noticierismo. Lictores llevaban verbera en las fasces
para azotar. Rerum modus el justo medio. Hierba barrilera copetes y almarchas.
Los brotes más puros las biznas más increíbles. Peltre. Orinales de peltre con
baños finos de porcelana. Diacatolicón electuario de hojas de maiz. Diatinismo
penetración por radios diactinos. Diapedesis la que padeci´p xto en getsemanço.
Diaptesis repetición de la estrofa en el canto llano. Res numeraria fluctuatur.
La glroa política es vandidad. El verdadero merito del mundo es despreciado.
Aderezo literario escribor con aderezo literario y de forma arcaica. Hostigo
contra la inclemencias.. diadocos sicofantas
El bit o logon que es
la medula del ordenador el ferromagnetismo del uno y el dos compas binario y de
compasillo.hacer varias operaciones a un tiempo caracteritica del cerebro
electreónico. Simultaneidad. Muncmayor en la carretera de soto de luiña concha
de artedo. Llan de cubel y pico de la uz. Beyo desgalgadero. La sierra de pumar
es la que yo diviso desde mi ventana y mide
Y de esto he de hablar pues adqurí un libro en oviedo. Cristo
clavado y de lagunas ventanas colgaban reposteros con banceras nacionalews. En
el Madrid milagrero y devoto el caso es salir siempre en la procesión una nueva
alñcaldada de goma dos. No hay que incriminar a los arabes la cilpa la tiene
aznar y no a la guerra. Acensor maestro de ceremonias. Deuyteragonista
persona que sigue en importancia al
protagonista. Carmentales. La fiesta de laa bundancia y gratuigta faciligtar la
publicación en la red crecomiento exponencial de contenidos rebalgar andar
espatarrado rebalgo montar a rebalgas por oposición a mujeriegas. Estibadio o
café de la pompa el baile de la chacona. Iglesis ,st y casa real eran lo que
pedían los jovenews a la mar iban los guizmanes. Calamochano o calamochano borracho
lengua lemosina y la avatra povertá que ofrecía el f dantew
Vinculero del sobran. Ahora cumple hacer callar a ese perro.
Al abad de bradomín de por fuerza lo mataron para robarlo. Lo metieron en el
horno y una broma de antruejo. Existe el mal ya lo creo pobre btradomín valate
dios la hornada santiago de galicia ha sido uno de los santuarios del mundo y
la almas todavía guardan allí los ojos atentos para el milagro el estudiante en
la catedral al que le crujían los huesos de la rodilla entramos en una capilla
donde unas viejas rezaban las cruces oh
capilla de la corticela cuando este alma mía tan vieja y cansada volvera a
sumirse3 bajo tu sombra el estudiante paseaba por el atrio de la catedral
durante los escampos siguieron algunas tardes de lluvcia su hermana antonia y
el estudiante huesudo como una calavera letra procesal de los alcaldes
salmodiando las escrituras forales de las casas de mayorazgo ya deshechas.
Máximo bretal era de aquella casa seminaristas pobres a los que llaman códeos
que solo pagaban la cama un azafate de manzanas reinetas en una de aquellas
manzanas debía de estar el hechizo que hechizó a mi hermana antonia yo seguia
estudiando mi lección de latín en aquella sala llena de rosas marchitas. El
latín de día y el miedo a los muertos de noche le hallaba un extraño parecido
con las gárgolas de la catedral. El sexo como algo trágico e infernal maestro
valle inclan contra el cual me rebelé basilisa la galinda escucha tras la
puerta vonvulñero y trolero bradomín puso los tranqueros en las ventans pero es
un escritor como muy coinematografico historoias de endemoniadsos gatros negros
con los ojos fulgurantes escalera de fayado. En galicia el fayado es el desván
que no suele ser habitable me acuerdo del sastre de Arévalo menudo personaje.
Relatos de aparecidos y de persobnas enterradas vivas. Esta casa se cierra.
Manana después de las misas nos pondremos en camino y nos pusimos encamino para
san clemente de brandeso orejas cortadas a cercen almas en pena creci herrfano
de besos y de caricias mi padre estaba preso por legitimista legitimista. Te va
la vida en callar. Era orgulloso violento y muy justiciero su abuelo. Un viejo
caduco y temblon que pasaba al abruigo de la iglesia las tarde in voierno.
Dorada es tu iglesia santa maría de louro de aquella familia tan antigua solo
queda un eco en los libros parroquiales una roseola en la mejilla que dicen que
era el beso de las brujas. Me paso la vida en el fayado. Micaela hilaba su copo
en la antesala redonda el cabezalero de un foral que tenía en juno cabezalero
es el que hace cabeza del pago y cobro del foro por otros quiere acabar con
todos nosotros el escribano ,mavido que dura es la convivcencia unas obliga ewscrita
para meter ganados en las brañas del rey habla tu serenin que yo me entere
acaban con nos no sabemos a donde ir a rozar las carrascas los montes que eran
juiestros nos lo robnan con papeles falsos el ecribano mavido y testimonios de
lenguas pagadas. Porque no hay hombres. Hay hombres pweo trienen las manos
atadaso donde iras que no penares callad castras quien vos las ata el miedo
porque has movido la puerta para mirarte sol fr oro el gavilan vuela sobre el
palomar somos unos pobres señor mayorazgo cativos de nos buena leche que me has
dado madre aguefda impresionante el cuento de la muerte del tirano. Valle aquí
parece truso información genealñogica y hube de revolver papeles ahora vencido
por tantos desengaños recuerdo con orgullo aquel tiempo de mi mocedad su abuelo
era un aspostolico
Virazón 1906 seenfrentan pidal y meneda pelayo para un puesto
en la acdemia la cimentada rosca destellos lejanos aporeossis del orgullo
humano raimundo lulio el primer poerta catán aunque con resabios provenzalews
lulio escribió una teodicea para convertir a moros y judios peipato rd ls fovtinsa que enseña Aristóteles
colector de noticias tricotomía
marmopraciones y pespuntes lo que da lugar a deformaciones alcaudóion hunde el
pico en su presa cuentan para hacer saber que se ha tomado prosesión de
territorio tienes las orejas en los pies igual que los grillos
ecoplocalizacióbn de las marsopas escolapidia
escolopendra venenosa que me aplicó el gato de siete colas el espulgo es
una de las actitudes que sirven para unir a los simios y acá no pocos se
espulgan en alabanzas todoso cuerpo viviente emite señales de infrarrojos y eso
lo sabe la serpiente larera en la mujer
se revira la serpiente el cuchillo de dos filas tiene lumbres de centella
moneda cativa que por la mano viene son pieeles del mismo pandero y el compadre
miau catixo o catuxo es arbol colosal que llega a los noventa metros moneda
obsidional de soplilla corre la fdalsa moneda sor adoración y sor flagelo
tragos con tragos y stragos a todos codigo de vencidos rezo tardecino de las
monjas hacer lajera o spacio de tiera labrado en un día los jidaizantes
introducen lo vernácula arpías wqur cruzan el pescuezo alternativo y se pican
las patas codigo Signaléctico o descriptivo al arregosto noesis visión
intelectual el Vilico visigótico y el tiofado tiufado era el jefe del ejercito
entre l,os góticos el sardilón el albalá de san tirso explica la historia de
españa nifolopteros apresados por klas musas coacervar braquigrafría metaforion
es el libro de la virgen que se celebra en Constantinopla buequimuelles boquimuelleskerigma o predicación pericopas
de marcos encuadernación catedral a palo seco gomia llena de ferocidad la gomia
come y aniquila es la tarasca tragona feudo ligio de escarmentados se hacen las
artes. Galbula es el polen del abedul acedraque. Tramitando aguas válidas
Metabasis del plano natural al exoterico. Cistercienses estuvcieron en
gudalajara y en sotosalvos y de allí al paular donde luiego son benedictinos.
Isarael zionista. Uxama datos coompulsables y compulsar. Capidisminuis. Garo de
siete colar. Estibar toda la información a internet delgas segmentos hechos al
margen.
ESTRELLA FILANTE
Arde en mi la luz
De la lejana estrella fenecida
Destello de un lejano sol muerto
Rayo todavía
En mis pupilas
Años luz por senderos siderales
Esferas que no giran
Trillones
De segmentos.
Lo que ya no es y fue
Seguirá ardiendo
En mi carne fugitiva
Oh bálsamo luminoso
De mi herida
De aquel atardecer
Querer incierto
Radiacia recidiva
Oigo las explosiones
De aquel eco
Que espanta las sombras
De la muerte
Y vence al tiempo
Pues no hay relojes
En el universo
Oh luz filante de la estrella
Oh rutilar despavorido
Que verte en mis pupilas
Vertiendo sobre mí
Cataratas de recuerdos
Y la candela votiva
De tu rostro
Ilumina mi memoria
Voz que sonó infinita
Y pronunció mi nombre
Estrellando mis llamadas
Contra el pretril infranqueable
En eco inextinguible
Resuenan carcajadas en la noche
Proyectando, transparente,
La sikueta de la amada
Quiero regresar a ti
Peldaños de la escala
Musical nota encendida
Sobre el cristal de las estrellas
Dulce crimón de tu rostro
Que es ya de por vida
Lábaro esculpido
En los pliegues de tu falda
Empeño inaccesible
Como tu mirada
María amor
Estrella rutilante hoy apagada
En que lugar del espacio descansas
Perdí la guía
Mas no el surco vacilante
Busco pues la luz bendita
En la foto que tapiza
Mi ingreso al internet
Melancolía con quete sientas
Y la iron´çia con que miras
En lo alto de ese poyo de montaña
Eres rescoldo y calor
De mis hogueras del alma
Hoguera divina
Quenazón incesante
Espejismo
Rutilo de la cruz del sur
Fuego del astro muerto
Que a mí me guía
30 de marzo
de 1995
we win
yerterday. They made us suffer a lot 19-6-06. El ejercito y la marina me erigieron en dictador
espontaneidad bonachona y sentimental del marques de estella. Aquelñ estadista
aun no ha encontrado su biógrafo. España se nopds achica. El fin del la
dictadura produijo alivio general en el país. Rel crack sumía al país en la
desesperación y el paro Ay mama ines todos los negros tomamos café. El miranda
y la calle floridablanca estratificación de la sociedad española pitongo niño
pitongo. El bajista que se separa de fieda lo cual tiene sy merito when i am 64
propugnaculo borin la danza de shiva es la danza de lossiete velos. No hay
simpatia todos llevan simpatías en la boca un perfil de sacre. Soledad cósmica
y apiadamiento propio. Argumentos sofistas y linea gfruesa. Gris plateados de
los olivos. Tolle totlle tele mia. Profazar hablar mal de una persona. Excrexx
donación que hace el marido a la esposa. Segote es la guadaña para segar.
Bordonería mal del siglño XII. Retraheres decires y refranes. Bnatología
repetición de vocablos. Xorer la sortija. Deja un trastro de alas cansadas que
vuelve al infinito. Anchetas O FRUSLERÍAS LO QUE LLEVABNAN LOS DE
El Testamento de François
Villon
He aquí otro de los enigmas que aparecen de vez en
cuando en literatura; un caso extraordinario de acucia periodística y de
penetración psicológica transformado en arte desgarrado de cantar y de contar
haciendo alarde de una perfección formal exquisita, que fija las reglas de la
lengua francesa. François de Montcorbier era huérfano de padre y madre. Un
sacerdote por nombre Villon lo acoge en su casa y le da los apellidos.
Este literato que vivió en escritor perseguido, sin
conseguir nunca escapar a los sobresaltos de la vida infame, es uno de los
grandes monstruos de la edad media, junto a Chaucer, Bocacho y el Arcipreste de
Hita. Sin duda el más complejo de toda esa saga, representa sin duda su poesía
la épica y la lírica en sus esencias primordiales. Sin que los estragos,
cárceles, latrocinios y cuestiones con la justicia y toda la malandanza de su
vida personal lleguen a empañar el esplendor de su arte.
Quizás Villon sea una demostración del dicho de que los buenos
sentimientos no hacen buen escritor; tampoco una existencia cómoda y regalada
supone la aparición de un genio. Villon vivió con el infortunio royéndole los
calcaños, huyendo de corchetes, en broncas, riñas, barajas, golpes de mano, que
la necesidad y el vagabundaje le llevaron a latrocinios y otros lances de poco
decoro. Su estragada existencia
transcurrió en medio de sobresaltos, camino de la horca, de la cual siempre
acaba librándose por los pelos. Adoptado por un canónigo de la iglesia de san
Benito, estudió en
De su vida y andanzas conocemos sólo a través de los archivos
judiciales por diversos procesos. Estuvo encausado por homicidio y por robo.
Condenado a ser colgado en
Con la clemencia regia vuelve a
abandonar París y se le pierde la pista. Había escalado los peldaños de la
guillotina, su fama estuvo en la picota y vivió en la ignominia. Su obra, todo
un prodigio grande del arte eximio, nada tiene que ver con las flaquezas de una
azarosa existencia individual.
François Villon debió de ser clérigo pues refleja en sus escritos las
miserias de la jerarquía y de la sociedad parisina de la mitad del
quingentésimo a la que fustiga con estro acerbo “ex nuce et in cute”, por
dentro y por fuera, por delante y por detrás, por arriba y por abajo. Si
Chaucer, cien años antes, dirigió su crítica contra
Sus versos expiden angustia vital y
acedía, acaso justificadas por la dureza de su vida y las amargas
experiencias en las que estuvo implicado, pero este mismo aporte lo coloca en
un sorprendente podio de modernidad. Villon recuerda a los existencialistas de
la margen izquierda del Sena. La cuestión social, las injusticias y atropellos
del poderoso, las poco ejemplares conductas de abates y obispos, el veleidoso
amor causante de tanta amargura y fastidio, no representan más que un problema
periférico a su filosofía obsesionada por la muerte y el más allá. Le abruma el
absurdo y la sordidez del ser abocado a la nada. Villon es más trascendente que
Chaucer, más universal que Juan Ruiz, escribe en argot y es un poeta urbano, y,
más místico que Bocacho, lanza un grito de desesperación desde el foramen del
pozo de
No habla porque se siente culpable de haber puesto en planta un mundo
tan injusto y caótico. Si se presentase a uno de los entonces consuetudinarios
debates de
Pocos se atrevieron a decir tanto.
El concepto de divinidad
obsesiona a Villon, el mundo que le rodea trae de cabeza a este padre de la
canción protesta. Su nombre lo invocaban los cantautores del 68 de voz
desgarrada, flores en las orejas, una guitarra entre las rodillas y en la boca
alguna de sus famosas cuartetas en adaptación de Jacques Brel, sus canciones
animaron las algaradas del Mayo Francés. Se interpretaron el Pedo del Diablo,
Hay algo en su estilo que anticipa a Quevedo. Villon fue un precursor
del género picaresco, por más que su poesía esté aureolada de esa seriedad tan
sonora y tan francesa. Los tiempos medios cerraban página. París en el Quince
era una fiesta. De genio vehemente e inclinado, al vino (“un rouge messieurs,
dames”) y a la frecuentación del amor mercenario, una tarde del Corpus de
Tras algunas libaciones a la
salida de una taberna se produjo una algazara. El reloj del convento de san
Benito marcaba las diez de la noche pero no era aun anochecido. Después hubo
una reyerta. Los que se insultaban era el presbítero Gil y un tal Chernoise,
que hacía poco tiempo había sido ordenado de cura. Entre vayas y veras este
último, que estaba bebido, se puso a insultar a Villon, se acaloraron, salieron
a relucir los aceros. Charnoise largó un tajo a Villon al cuello, el filo de la
espada le pasa sólo rozando las narices y por la boca. Alarmado a la vista de
la sangre, el herido tira también de sable. En acto de legítima defensa alcanzó
a su agresor en la ingle. Villon despeja el campo pero Charnoise le sigue en su
carrera. El fugitivo coge un canto del suelo y lo lanza contra el presbítero
que viene bramando maldiciones. Recibe un impacto en la cabeza y cae para no
levantarse más. Villon también está herido, busca refugio en la casa de un
barbero, pero antes de que llegase
Una travesura de estudiantes en
un alegre día de primavera por culpa de la bebida había terminado en tragedia.
Cuando se celebra el juicio, Villon que es condenado a muerte en ausencia se
encuentra a muchas leguas de Paris. Sus amigos interceden a su favor (es
curioso siempre tuvo la suerte de pro y de bruces sobre el abismo encuentra
intercesión en una mano que lo saca) y la máxima pena es sustituida por diez
años de destierro. Aquel invierno vaga por los caminos de Francia infestado de
ladrones, mozas de partido, lansquenetes licenciados, curas giróvagos, monjes y
monjas, huidos del monasterio, toda una cohorte de mendigos y harapientos. El
peregrinaje estrecha la mano al vagabundaje, el asilo llama a la puerta de la
cárcel, el bordón se convierte en garrote, la venera en daga. Muchos devotos no
daban cumplimiento a sus deseos de avistar el Monte del Gozo acabando en
forajidos.
Nivel alto de morbilidad trajeron las guerras y pandemias, las malas
cosechas, siervos de la gleba se sienten desplazados al venir otro noción de la
propiedad de bienes raíces y un pavoroso problema social es el que determina
que el s. XV transcurra entre estridores revolucionarios y banderías,
movimientos espontáneos de penitencia en los burgos, procesiones de
disciplinantes, por doquier, el pavor de la muerte que arrasa y nivela
blandiendo el dalle de lo alto; crece el descontento contra las ordenes
mendicantes y la jerarquía y en particular contra el papado a consecuencia del
Cisma de Aviñón que dejó abierta una brecha
de rivalidades entre
La primacía de
Su poder de contraste consigue aquilatar ore rotundo la lengua
francesa, la cual, volando entre las plumas de su estro, alcanza techos de
perfección . Villon le da un lauro de concinidad, viveza, elegancia, aticismo.
Pone un juego un idioma ubérrimo y libérrimo que causa asombro por su frescura
y por la disposición contrapeada de las rimas y las codas, garbo y excelencia,
donde guarda turno esa musicalidad
vertiginosa que ha tenido siempre el lenguaje urbano puesto a cotejo con
el rural del arcipreste o del Bocacho, de inclinaciones más sosegadas. Esa
dualidad campo ciudad que habría de marcar las dos sendas de la literatura
europea en Villon empieza a bifurcarse. Es un hombre culto de París, al que
arrastra la fuerza de la vida con sus peligros.
Feudatario de la briba, cae en los bajos fondos. Al igual que haría
Zola siglos adelante, él tiene una sensibilidad exquisita para encontrar la
margarita creciendo en el estercolero. La cárcel como a otros genios de la
literatura universal (Quevedo, Cervantes, Rabelais. Mena, Dostoievski, el
Arcipreste, Wilde, Gorki) le sentará las costuras de su horóscopo. Sería
consuetudinario inquilino de las ergástulas eclesiásticas. Oficio de escritura
y presidio por desgracia entreveran sus compases, acaso porque la literatura
tiene un latir encarcelado que la acrisola dotándola de una aureola de
redención. Muchas son las obras, entre ellas el Quijote o Los Hermanos
Karamazov que se compusieron tras los barrotes celulares. Es el castigo con que
se venga el destino contra los que tratan de robarle el fuego a los dioses.
Prometeo o Tántalo son algo más que un símbolo que avisa cuidado a los que se
afanan por transgredir la frontera de lo prohibido, confiando al papel sus
sueños, el mundo de las pesadillas, los delirios. El brete, las cadenas, un
estridor de cerrojos y de rastrillos les aguardan.
Al escritor le compele la fuerza de la gravedad del gulag, las
estrellas lo arrastran al presidio. Unas veces el penal está situado en una
isla inaccesible, otras, es la torre de marfil en que pretende aislarse del
mundo pero por lo común el Alcatraz de un escritor se lo da el tedio de su vida
diaria, la incomprensión de los que rodean, el desamor o la envidia de aquellos
a los que aprecia. Taedium vitae. Cadenas. Si es verdad lo que se dice que al
hombre lo examinarán de amor el último día, aquí pocos se salvan; sin embargo,
ya la escritura de por sí es un acto de amor, una jaculatoria de buenos deseos
con la que se declara la guerra al enemigo de la humana estirpe, que todo
emplasta las veredas del mundo con sus pezuñas ensangrentadas, las
circunstancias que provocan las guerras infames, los homicidios, las
perversiones, las felonías. Hay equipolencia entre poesía y dolor. Traficar con
los sueños e indagar con los sinos del corazón humano se paga abondo, con la
muerte, el destierro, el auto de fe.
Todos, desde nacer, estamos condenados a muerte y arrastramos condena, somos
forzados con el traje cutí bajo la vigilancia del gran cofrade, el cabo de
varas, exponente de nuestra invalidez y limitación, que nos trata a patadas y a
golpes de látigo, estamos a expensas de ese ojo de visión panóptica que todo lo
ve y cualquier cosa circuye.
El super cofrade nunca baja la
guardia, andamos bajo su bota y su almejía. La capa de los dictadores es
demasiado larga. Pero no hay peor tiranía que la de los compadres del
Contubernio. Nunca fue el mundo tan encadenado que cuando estuvo encadenado a
la voluntad de la mayoría. Urnas, dadnos urnas para los hornos crematorios y
todas las papeletas que se os antoje para camuflar el “veredicto inapelable” de
las masas, os lo pido en nombre de los anticristos demócratas, habituales de la
reconducción y el pucherazo, sombra de Caín que larga alocuciones por los
micrófonos de la bibisi y la sienén, voz que resuene por los ámbitos como el
silbo de la serpiente.
Vivimos sometidos al qué dirán,
constreñidos en la vida vulgar, retenidos en un cajón sin horizontes y el alma
quiere volar. Somos víctimas y verdugos de nosotros mismos. El carcelero que
nos vigila puede ser el vecino de al lado, la mujer y nuestros hijos, capaces
de denunciarnos a la policía. El ara sagrada del hogar ha sido violada por los
poderosos órganos de difusión electrónica encendidos las veinticuatro horas del
día en nuestro cuarto de estar. Ya no se puede huir a ningún lado. Por
supuesto, hay zaguanetes de retén y mil ojos apostados en las esquinas, sayones
superdotados y con don de bilocación y multiplicación se hicieron ubicuos para
aflicción de los justos y prosperidad de los pecadores. El impío gana. Los
rabadanes del rebaño de condenados y en entredicho, que apacientan las ovejas
del mundo, forman una cuadrilla de canallas, pero ellos solos con sus
implacables cachavas van arreando el hato de una masa hebetada y embrutecida.
¿Malos tratos? ¿Vejámenes? ¿Moros en la costa? Ahora vas y lo cascas. ¡Pobre
raza adámica bajo la férula de los perversos pastores!
Sus mastines azupan una rehala de travestidos y las arpías fabulosas
de pico nefasto y haldas en remango para que veamos sus nalgas, azafates de
rosas del mal en corimbo, instan a la revolución. Descienden de las milicianas
y de los vestiglos que perpetraron las mayores barbaridades de la guerra civil
española bajo el arbitrio de
-Hay que ver, qué horror, con qué perfidia se expresa la tía.
-Los ingleses son muy suyos.
-Y siempre tan flemáticos, pero no hay cosa que más les regocije que
un cadáver en la bañera.
-O un crimen a la hora del té.
-¡Oh, is that so,
my dear?!
-Yes.
El cerdo detrás de las
pantallas nos muestra su inmensa lengua cogollada. Languidez en vuestra
esperanza. El infierno acaba de abrir sus puertas, es un gran estadio al que
afluyen las masas ávidas de espectáculo, tolle tolle tele mía, bazofia
espiritual que no falte día y noche. Se deterge la herida, estamos en situación
desventaja, se agravan los males del enfermo. De videntes o contempladores (θερoyσiv) de la belleza
divina hemos pasado a ser consumidores, habituales de las grandes superficies.
-Do you watch telly every night?
-Off course, and I sing the
blues.
Pago la contribución sobre la renta de las personas
físicas. Vivo en el exilio de mi país. Llevo como puedo las cárceles del alma.
Sufro tus coces, amor, mi yegua que te encabritas, escucho tus discursos parenéticos,
mula Francisca.
-¿Y no te aburres?
-A
morir. No puedo aguantar a tanta gente
del bronce tan desangelada. Las jáquimas que en mi juventud eran mucho menos
vastas se presentan todas las mañanas y la tarde que parece que han almorzado
limones con pica pica.
- Freud las
sentó en el diván y abrió la puerta a las masas irredentas y desclasadas.
- Pan y
circo, decían los romanos.
-El
Insufrible Big Brother ha traído un cargamento de chicas Bond desde Nueva York.
Fue el primer gran negrero de nuestra democracia.
- Mírale,
parece Mefistófeles, esboza un rictus de sonrisa. Delgado y pícnico y nacido en
Huelva pero con algo en su rostro de sacamantecas encampanado a los triángulos.
Ha desplegado por toda la red su cohorte de chicas bond.
Se ha acabado el argumento de la novela porque las tramas todos los
días se repiten. Las campanas doblan a muerto por una sociedad en el marasmo,
sin argumentos plausibles, aunque abunden las obsesiones. La modernidad es
seguir la senda del más de lo mismo. Ideas fijas a escote, y, no quieres caldo,
pues tres tazas.
Hay que volver a ponerse de
uniforme, cuadrarse a la prusiana, desfilar al paso de la oca orwelliana,
seguir un curso de terrorista bombas lapa en una academia de explosivos de
Dakota del Norte que se especialice en la colocación de artefactos mortíferos
en los bajos de la buena gente de España, los hijos de Prieto y de Pablo
Iglesias sobre quienes se consumó la traición de Albión y en los asesinatos por
la espalda, escupir sapos y culebra por la vagina en las matinees televisivas
que tutela la gran madama, esa miliciana del odio que insta a la lucha de
géneros porque la de clases ya es acabada. Colocarse la gorra de plato del
pensamiento sin sustancia. No hay hombres sino rebaños. Sexo sin amor. Deja que
el ojo se recree por sí solo sin rendir cuentas al entendimiento. Y no se
ocurra pronunciar la palabra España, que suena a maldición. A una sociedad
caótica le cumple un arte del revés. Chupa del frasco. Otra de Picasso. Mi
conciencia histórica se columpia de las ramas del árbol de Guernica. Las mañas
de
¿Os casasteis con la sota ? Cesad en vuestros argumentos. Lo que os
cumple ahora es recibir el excrex, que
tal haya el que tal fizo. Os habéis transfigurado en esto. A columpiarse en las
coordenadas de la desinformación, las mentiras, el secretismo, la bulla
noticiosa. Por todas las partes levanta
Sus “Respuestas francas” plantean la interrogante del escritor
proscrito al que los vientos de la vida lo llevan a galeras, a presidio y en
suma al patíbulo, pero mucho peor, viene a decir, que los suplicios físicos y
los destierros son las cárceles del alma. Unos amigos mediante gestiones en el
arzobispado consiguieron la remisión de un delito penado con la horca (asesinar
a un sacerdote), del que parece que no resulta culpable formal, por haber
actuado en legítima defensa. Al año siguiente regresa a París, allí se enamora,
contrae deudas, la vorágine lo arrastra hacia el inframundo. De nuevo su nombre
aparece envuelto en un robo y François tiene que buscar refugio en la campiña
para evitar a
Además, piensa al igual que Chaucer que eso de las perdonanzas de
Compostela no son más que una farsa. A su colega español, Juan Ruiz, también le
parece el sayal, la calabaza y el bordón un recurso de truhanería, disfraz de
libertinaje y de vagancia. Es posible que muchos iniciasen la ruta con fe pero
la mayor parte iba al merodeo y volvía cofrade de la garrocha, la ganzúa y la
tenaza. Es así como el misticismo europeo tiene un componente de picaresca y de
debacle inherente a la trashumancia. La mujer de Bath, el inmortal personaje
creado por Chaucer, es el epítome de este ir y venir incansable en que la
devoción se entrevera con los devaneos, la curiosidad turística y el hambre de
sensaciones nuevas para una dueña de mediana edad, había estado en Jerusalén
tres veces, una fue Roma, otra, a Colonia y a Santiago de Galicia sin que las
andanzas piadosas mudasen sus costumbres o determinasen una conversión. Seguía
igual de lenguaraz y frescachona, enterrando maridos. Y con los huesos
fervorosos de sus santos a cuestas. De la misma opinión a favor del
sedentarismo apacible es Tomás de Kempis que condena la bordonería como uno de
los grandes males de la época.
De aquellas romerías, estas veneras. La ruta jacobea, tan mitificada
hoy, no debió de tener muy buena fama a la sazón, porque era reclamo de la
delincuencia europea, punto de cinta de desharrapados y de meretrices. Toda
Francia era hervidero de esta población flotante y errante y Paris de noche con
sus dieciséis barrios y arrabales, mal iluminada y con un elevado índice de
criminalidad, cerraba las poternas. Casi a diario por
El reo, que cabalgaba en una
pollina blanca con las manos a la espalda atadas y la cabeza cubierta por el
clásico chapirón de la ignominia, era apeado por uno de los alguacilillos,
besaba la cruz a la entrada del monasterio, una religiosa de las llamadas
Celestinas salía de la portería y le daba por viático tres trozos de pan y un
vaso de vino cargado con especias antes de subir al patíbulo. A este lugar se
le denominaba en la capital el de las Hijas Devotas y era centro de acogida a
las arrepentidas. Un verdadero enjambre de prostitutas se abatía sobre la corte
de San Luis. Operaban cerca de
Los pobres iban a pedir la famosa sopa boba a los Maturines donde los
frailes de san Juan de Mata se encargaban de cuidar de los apestados, vestir al
desnudo y alimentar al hambriento. Un carácter clerical y levítico daba aires a
la ciudad.
En el verano de 1460 había regresado del destierro pero al poco tiempo
lo encontramos de nuevo preso en la cárcel del Duque de Orleans; el motivo del
auto de procesamiento se desconoce, sería éste el primer eslabón de una cadena
de incesantes prisiones y cuestiones con
Abandona París. Probablemente
volvería a las andadas y su vida no sería muy larga. La personalidad eximia de
François Villon es una contradanza de misticismo y de libertinaje, de buenos
propósitos y estrepitosas caídas. Su obra responde a esa visión catastrófica y
nada epicúrea del hombre medieval, esa sed de sensaciones y de apurar el cáliz
hasta las heces. Quería ser bueno pero peca y cuanto más grande es su
contrición y sus miras y resoluciones de volver al cauce verdadero más rotundos
son sus fracasos. La ética no vale para nada en el código de valores de un
artista. Los mejores libros han podido escribirse con los peores sentimientos.
Este binomio plantea un problema teológico irresoluble. He aquí uno de los
mejores vates que haya dado Francia y era un perdulario. Remató su escritura en
medio de las circunstancias más adversas: el presidio, las incómodas posadas,
la intemperie, el frío y el hambre. ¿Cuándo tuvo tiempo para sentarse a
escribir?
Aristóteles recomienda a todos aquellos que quieran dedicarse al
oficio de pensar que hagan gimnasia mental activando las potencias
cognoscitivas, opinantes, y que no olvidan la recta estimativa, la prospectiva
y la emulativa. Se aprende siempre por analogía, o por asociación de ideas.
Luego las palabras se encargan de ir tasando que surgen como cerezas de la
banasta de las imágenes. Todo eso es un hermoso castillo de naipes, una teoría
irrefutable, pero ¿en la práctica qué? Belleza y moral no se compadecen. Villon
fue un artista que llevó vida de forajido. La suerte le zurra lo suyo, él se
venga cantando a la verdad, el amor, la bondad y la belleza bajo el régimen de
sus lais y otros metros de una sonoridad moderna que llama la atención. Sigue
siendo una enigma. ¿Cómo, cuando, dónde y en qué circunstancias de su azacaneo,
con los alguaciles regios royéndole los calcaños - fue su sino: la continúa
persecución por
Ciertamente, la potencia creadora, esa desazón de trasladar al papel
las impresiones de cuanto nos rodea, cuando la literatura ha dejado de ser
coral para transformarse en algo íntimo, pertenece a los arcanos misteriosos.
Un amanuense compulsivo siempre garabateará palabras, aunque el resultado sea
el absurdo de la escritura automática, pero es una guija personal, reverbero de
los sueños. Dentro queda el meollo del alma dolorida u obsesionada, que es lo
principal.
El hambre, la cárcel, los pasmos, las piruetas e inconsistencias de la
rueda voltaria, hoy aquí mañana allá, a uña de caballo o bamboleándose dentro
de los cuévanos que lleva al lagar una carreta del país, no representan
obstáculo material para aquel que tiene en verdad algo que decir. Un poeta español, Alonso de Ercilla, escribió
su Araucana,
Se emula al poder de los dioses pero sobre todo se criba a través del
harnero de la imaginación los elementos que se cantan o se cuentan, realzando
unos, soslayando otros. La narrativa es manera de selección, al igual que la
poesía es arte de condensación y de síntesis. Bullan las palabras en el horno y
salgan todas por orden sin atropellarse.
Se abrirán las cortinas de un escenario que dejarán entrever un panorama
onírico, reflexión de las cosas en hervidero, pero a diferencia de la vida,
siempre en constante trajín y cambio, lo que confiere la palabra aquí es algo
estanco, con una complexión y entidad fija. El artista de la palabra asuma,
pues, su parte de actor y de testigo a la vez, de demiurgo inspirado y de
sastre o de pastelero artesano, porque la literatura también se parece al corte
y confección, sin olvidar que es también oficio
de malabarista, con una habilidad para realizar juegos de manos, sacar
conejos de debajo del sombrero, enseñar cartas escondidas bajo la manga. Hay
que saber tender celadas al lector y sorprenderle cuando menos se lo espera
para concitar su atención. Por supuesto, para una tarea de estas
características que se lleva a cabo en la intimidad no existen fórmulas
magistrales. Se puede enseñar a construir una carretera pero nunca a pintar un
paisaje.
Tampoco le arredraron a Villon los pasmos de la intemperie, los
bubones de la peste o la comezón de la sífilis, que se sospecha pudo padecer y
que le llegaron temprano a la tumba, por todos los indicios debió de fallecer a
la edad de treinta y tres años. Incontinenti, confiaba al pliego sus
pensamientos expresados en un francés arcaico, pero contundente, y de una
elegancia que sorprende incluso hoy a los filólogos. Fue un hijo de su tiempo.
La obra guarda resonancias de la tradición oral juglaresca, de los poemas
épicas, de las farsas, los virolays, los misterios de Pasión y Natividad en el
que clérigos y curiales, pertenecientes a las fratrías y hermandades que se
formaban bajo la advocación de
La voz de los juglares cantaba todo aquello que atesoraba la memoria
colectiva. A la sazón, la literatura desconocía el sesgo de libelo
propagandístico publicitario con que se comporta hogaño (los libros sirven al
mercado, apuntalan los valores publicitarios, velis nolis, de una forma
explícita o sobreentendida entonan la palinodia del sistema capitalista) y se
daba la mano con la música y la danza, el espectáculo y la religión, pro ese
sello sagrado y onírico que tenía el rapsoda entre los celtas. Su voz
recitadora llenaba las aulas de un perfume de sortilegios y letanías. El acto
tenía una significación liturgia, de homenaje a los epónimos, recordatorio de
su gesta. El hombre estaba vivo, no había sido engullido por la máquina ni
estaba adscrito a una maquinaria densa y fungiforme de las masas irredentas
controladas por los omnímodos poderes fácticos. Si algo tuvo grande el
cristianismo es este sesgo redentor. Los cuerpos podrán estar encadenados pero
el alma es libre.
Las gentes, aunque no supieran leer ni escribir, conservaban una gran
retentiva. Las piezas se aprendían de memoria a falta de medios de comunicación
visual interactiva, de traducción simultánea, de los boletines coincidiendo con
las en punto de las señales horarias, de los suplementos dominicales y la
cultura en fascículos que hacen del hombre del vigésimo primero un ser
cumplidamente tan informado y enterado, aunque cada vez más confundido y
dominador de todo menos de sí mismo.
Entonces, el personal hablaba y el léxico, una auténtica gala. Desconocían la
batología rutinaria, la pobreza expresiva de un vocabulario en mengua, jerga de
patrones usados, muletillas que acodan el raquítico estilo periodístico,
monsergas propaladas hasta el delirio, y un volumen de palabras que no pasa del
millar. Todas ellas jerga coprológica,
retruécanos anales o expresiones relacionadas con la coyunda común a todo
mamífero. Lo hortera habita entre nosotros. No hay más diosa que la plebeyez; y
su profeta es el amigo Freud, que ya va siendo hora de que el mundo lo active
el instinto de supervivencia basado en dos únicas cosas, según el Arcipreste:
jodienda y mantenencia. Olvidaos de vuestras cuitas, seres espirituales, almas
delicadas, el mundo que viene aborrece de los selectos. Traigame el frasco de
las sales anodinas, que aquí cuanto más bastos, mejor. La obsesión con el sexo
os vuelve impotentes, pero no pasa nada, es la voluntad del supercofrade.
Cultura urbana que no sabe diferenciar a un manzano de un roble, mientras que
un campesino de Castilla un par de décadas atrás podría alardear de buen decir,
en idioma de gala, pero sin calzarse el coturno, de hasta diez sinónimos
por sustantivo. De la riqueza sintáctica
mejor no hablar; non meneallo pues surgirían agravios comparativos entre los
palurdos de Delibes, el último canto del cisne de Castilla la gentil,
poniéndolo a cotejo con la jerga que fluye por nuestro éter y por nuestras
calles, o si analizamos el lenguaje pedestre y peleón de nuestros periodistas,
de nuestros puntales de la comunicación, de nuestros políticos, tan retóricos
como siempre, pero para los que la belleza oratoria ha dejado de ser una
aspiración para convertirse en antigualla. Bossuet, Castelar no tienen émulos
ya en el banco azul ni en los púlpitos. No se hace otra cosa que fusilar
malamente la jeringonza del inglés Webster, porque las influencias no vienen de
Oxford sino de California, de allá donde unos cuantos bucaneros judíos,
supuestamente prófugos de las persecuciones del Tercer Reich, aprendieron la
lengua de Shakespeare en régimen de curso acelerado. Aún se notan los
germanismo de su locución y con ese inglés tomado prestado, aprendido que no
nativo, van a sentar las costuras de la vieja Europa. Los tiempos de venganza
no han hecho sino empezar.
En los parlamentos hoy se siguen insultando más y a lo burro, antes se
sabía hacer más finamente.
Sin necesidad de prontuarios ni de grabadoras, la tinta y la pasta de
piel de becerro costaban lo suyo y no se había inventado el bolígrafo, ni la
imprenta, el recurso era confiar a la memoria todo lo que otros decían. El
libro cuenta con cinco siglos de antiguada, la literatura tiene más de
cincuenta. Esto está naciendo como aquel que dice, pero el hombre de las
cavernas evolucionó a través de la comunicación oral. No podía haber
inclinación libresca ni pedantería. Los cantares de gesta iban de un lado para
otro con acompañamiento de rabeles, zanfoñas y vihuelas y los textos entonados
en los corros de las plazas y de los patios de armas. Las gentes se
familiarizaban con los héroes y heroínas del romancero vis a vis.
Pobres de solemnidad los escolares de las primeras catedrales, alma
mater del saber europeo, aprendían sin libros. Los pocos que se veían en los
tránsitos de Oxford o Alcalá estaban amarrados como loro en alcanda a una
argolla que disuadía cualquier intento de robo. A falta de manuales de texto memorizaban
las lecciones por una técnica llamada pensum, utilizada en los tirocinios
jesuíticos hasta hace poco.
A Homero y a Virgilio los conocemos a través de los ciegos que iban
recitando sus composiciones por toda la latinidad. La palabra era entonces algo
de conjuro mágico, conservaba derechos adquiridos y poderío, una cadencia
adjunta a la gran riqueza léxica y a la capacidad de matización que hoy ya han
dejado de sernos familiares. Estamos hablando de una época de verdaderos
titanes de la fala: el mundo de las sagas vikingas, de bardos celtas,
galloferos trotamundos en la corte de reyes holgazanes, todo el mester de
juglaría. La población analfabeta y ágrafa reconocía como una señal de
prestigio y de poder al que sabía silabar una salmodia o explanar un pasaje de
La gleba era ágrafa, no sabían hacer la o con un canuto, pero podían
sopar con honda a las cultas latiniparlas a las que hogaño, como si hubiese
regresado Celestina a sus dominios de Talavera, por las cámaras y micrófonos
nacionales, que garlan y garlan, y ejercitan la sin hueso en la barra fija,
calistenia de comidilla y murmuración que no encuentran fin. En aquellos
tiempos era otra cosa. La gente sólo abría la boca cuando tenía algo importante
que decir y las conversaciones resultaban inspiradísimas. Se conservaba gracias
a ello un sentido de adscripción al grupo, la conciencia de pertenecer a la
fratría. Eso da optimismo y genera una cierta solidez social. La angustia que
crea el desarraigo de las aglomeraciones metropolitanas estaba por venir.
Con este raudal libérrimo conecta Francisco Villon, el último de los
grandes trovadores provenzales. Era un iniciado en los saberes herméticos y un
campeón del buen decir. se decía que la fe llegaba a través del oído (fides ex auditu),
el más noble de los cinco sentidos y el postrero en morir. los agonizantes
primero pierden la visión, luego, el olfato, les entra hormiguillo por las
piernas y las manos, se les embota el pulpejo, el gusto desaparece, las
pituitarias ya no disciernen los olores, pero el oído sigue ahí aun cuando el
corazón haya cesado de latir. Algunos de los que regresaron del túnel refieren
cómo escuchaban las conversaciones de aquellos que les amortajaban. Creyéndolo
difunto seguía a la escucha. Y es que la palabra salva y vivifica ¿Qué tendrá
la palabra para que en ella encontremos el primero de los vestigios de nuestra
racionalidad diferenciadora? ¿Es la audición el sentido más relacionado con las
potencias del alma? De ser así, la edad
media, donde el verbo registra una especie de apoteosis triunfal, fue el tiempo
del alma de la humanidad. La estética de las sinfonías gregorianas y la
arquitectura gótico-románica así lo avalan.
-Habla, señor, que tu siervo escucha.
Los metros de François Villon son una caja de resonancia de aquel
ambiente de superdotados de elocuencia. En sus composiciones detectánse ecos de
la magia de los rapsodas y de los predicadores multitudinarios, de un Francisco
de Asís, un Savonarola, un Vicente Ferrer, un Bernardo de Claraval, así como de
los polemistas ex cátedra o controversistas significados, maestros de Artes de
Esa atmósfera de elevada tensión la captan los hemistiquios, dotados
de un estilo conmovedor, a trechos sarcástico, hasta alcanzar un estadio álgido
de livor escatológico. Al poeta le estremece la suerte del ser humano, abocado
a la nada, que nace en medio de la casualidad, la mierda y el dolor y la
desolación son sus pañales y es con las heces y con la sangre como lo
amortajan. Se confiesa creyente pero la fe parece que le cuesta. Su
preocupación es metafísica más que política o social aunque de rebote reflexione
sobre el caótico panorama que han dejado en
No hay que soslayar el hecho de que estuvo en capilla por lo menos en
dos ocasiones. Ya convicto y confeso y cuando aguardaba ser ejecutado, ultima
la redacción de su famoso “Testamento”. La proximidad del más allá incentiva su
inspiración, confiesa sus culpas, desnuda su alma y hace un defroque o
desenclavo de todos los efectos personales. Estos los lega entre sarcástico y
pirrónico a sus amigos y parientes. Aparece una lista de personajes de la
época, pasa revista a la actualidad. A unos les pune con acrimonia, a otros les
exalta hasta el paroxismo. Se ve en la hora de la muerte quien fue su enemigo y
quien lo trató con benevolencia. Algunas de las sentencias en forma de
aforismo, apotegmas y retraheres, guardan un sentido oculto, porque el lenguaje
de Villon a la vez que popular sabe también guardar las distancias, de manera
que las frases se despachan impregnadas de un halo misterioso y críptico. No
se olvide que estamos ante uno de los
grandes metafísicos de
A su amada Ither Marchant olvidando los agravios de su despecho le
deja en heredad su corazón traspasado de olvido, la espada que llevó siempre y
una mula roncera que, cualquiera fuese el camino, siempre tiraba hacia los
abrevaderos de
Este aspecto dionisíaco es importante en el latir de la obra de este
autor el cual reconoce “haberse bebido todas sus vergüenzas”. El vino es un
demonio que a veces nos acerca a los dioses, responsable de la catarsis y del
aborrecimiento del bebedor. Rabelais,
gran admirador de Villon y continuador de su obra, en “Pantagruel” fundaría
Había que ser un maestro de la dicción y de la mímica para conseguir
el interés del auditorio, mediante tretas del bufón o del “sot” patas de
liebre que aparecía en escena tocado con
un gorro a colores verde y amarillo, volantines de malabarista y haciendo
alarde de un cúmulo de recursos, pero el lenguaje que utiliza es un francés
vivo, de la calle, que nada tiene con la retórica venidera. El renacimiento con
su esplendor galante y refinado y luego el Barroco destruiría ese candor
travieso que empapa los escritos de Chaucer, de Juan Ruiz, de Bocacho, del Roman de
“Car a la mort tout s´assouvit”
Ello no es óbice para que la fe se mantenga firme en
uno y otro, se santiguan cada dos por tres y comienzan sus retahílas con invocaciones
trinitarias. Tanto Villon como Juan Ruiz celebran a
“Vivre aux humains est incertain/ et
après la mort n´y a de relais”
La muerte hace correr el turno, el dolor sopla sus
rachas, no hay treguas ni se concede cuartel en esta lucha. Tremendo es el
precio que hay que pagar, mejor, no haber nacido; además, nadie regresó a
contarnos qué hay detrás de la otra orilla. Procede entonces vivir sin pensar
demasiado y pasarselo lo mejor posible. Villon es un vitalista que asume una
actitud irreflexiva y resignada, se quejará pero no ultrajará a la vida como lo
harían después Voltaire y Rousseau a los que el racionalismo les cerró los
ojos. Ha apurado toda su honra en los jarros y jícaras de las tabernas de
París. Su vida es un constante discurrir de sobresaltos y persecuciones pero no
asume actitudes vicarias, su carácter nada tiene de tartufo. El elán vital
oscila entre el arrepentimiento y la caída. Sus misereres tienen ese acento
patético del canto de la sibila medieval. A veces su desolación es comparable a
la de Job. Su cansancio revela una corriente existencialista. Adelantándose a
Sartre, preconiza la existencia sobre la esencia y define a libertad no como
una elección entre dos alternativas sino la condición misma del ser consciente
que mediante esa capacidad de elección vuelve al ser, evoluciona y se realiza.
Hay indicios de que está más próximo a los principios de la moral de situación
del subconsciente ante la verdad tornadiza y que bascula a un lado o a otro a
compás con un mundo en desarrollo que de los principios de un dogma inmutable.
Por otra parte, en él encontramos al primer bohemio que se mofa de las
peregrinaciones y del culto a las reliquias, adorador del grial eucarístico que
expenden en los zaquizamíes, con ciertos parpadeos de un surrealismo precoz.
Villon es un flautista, nada de torres de marfil ni compadrazgos. Hay que
correr la sortija de Paris a Tours, de Burdeos a Orleans, sin hurtar el cuerpo
a los navajazos ni el nombre a los horrores de la infamia, sumirse en la marea
de la existencia, vivir con la soga al cuello entre dormir entre budiones y
gorrones, chinches, moscas, y sanguijuelas, compartiendo techo con las mozas de
partido, los desharrapados y malandrines del viejo camino real. Su escritura
consigue un atabe para purgar la cañería, hace un registro de la gran cloaca,
aunque no consiga relatar lo que presencia con la impavidez circunspecta de un
Zola o de un Flaubert. Es cualidad de todo genio adelantarse a su tiempo. A
veces la buena literatura se confunde con un descenso a los infiernos. El poeta
comparte la tarea con el sacerdote que oficia un rito ancestral y con el chamán
que lee los horóscopos o el sanador que hunde el dedo en la herida haciendo
saltar la amarga ponzoña de la existencia humana. Lo importante es la garra
lumínica de la tradición oral, pomo de las esencias que se vierte, a veces
lirio sonoro que se deposita, un manojo de reflexiones al caer la tarde, cantos
de vísperas que esparcen una melopea armoniosa sobre los trigos de la campiña.
La voz de Villon hunde sus raíces en pasajes y perícopes de los sinópticos. La
piedra al sumergirse en el estanque auditivo deja un rastro de alas cansadas
que vuelan al infinito. Algo nos irradia. La poesía de Villon recuerda la
estructura de un vaso sagrado que utiliza el santo beodo en sus libaciones. Se
escancia vino amargo pero también malvasía. En él su autor bebe, vive y reza,
pasa dejando una estela de salmos laicos. El zurrado por la adversidad y la
incomprensión de sus semejantes convierte los versos en oración:
“Dieu, enveille ouir mon clameur”
Estamos ante un místico que vive la noche de su fe,
llagado, cubierto de postemas, pero en medio del marasmo dando testimonio de su
búsqueda, sufriendo con paciencia los embates de la crucifixión. Él es un
producto de la erudición clásica, un temperamento muy francés, pero un poeta
como éste no se podría generar en otra cultura que no fuese el cristianismo.
Hijo de su siglo, asistía a los últimos arreboles del entrelubricán
escolástico.
Los ataques a la clerecía en todos los escritores cupulares que
comparten trono en los cuatro grandes idiomas europeos son muy afilados. Ponen
en la picota su lujuria, el apego a la riqueza, el “auri sacra fames” de los
antiguos, las conductas deplorables y farisaicas de los curas y de las monjas.
El cuadro que pintan no es amable: una iglesia simoníaca, metida de lleno en la
política, los monasterios relajados.
Pero también cantan todos ellos al amor, fuerza perenne de la
existencia, expresión del Xto vivo, y una señal de que el cristianismo guarda
el secreto de la verdad y es fuerza perenne, pese a los malos ejemplos. Villon
pinta con ternura el retrato de su adorada en la “Ballade du temps jadis”,
poema de corte manriqueño que gira en torno al “ubi sunt” horaciano. ¿Dónde
están todos ellos, en qué acabó todo, dónde están las nieves de antaño?, se
pregunta el poeta, para, al cabo, prorrumpir en una larga queja contra la
muerte niveladora, “pallida mors aequo pulsat pede pauperorum tabernas
regnumque turres”, según el improperio contra ella del Mantuano, y la acusa de
haberse llevado a Eloísa en la flor de la edad y a su amante Abelardo, aquel
brillante canónigo de San Dionisio de París, al que por amar a la bella Eloísa
castraron los cuñados; se interroga por el paradero de Blanca de Castilla, la
esposa de san Luis (1.118-1.252), “hermosa como el lis, que cantaba con voz de
sirena”. ¿Qué se hizo de tanto frenesí ? ¿Dónde está ahora Juana de arco?
“Et Jeanne, la bonne Lorraine / qu'
anglais brulerent a Rouenne / oú sont ils, oh Vierge souverainne/ mais oú sont
ils les nèiges du temps jadis?”
Por los pareados desfilan a continuación el papa
Calixto, Alfonso de Aragón, el rey Arturo y Carlomagno, Lancelot del Lago y el
Delfín de auvernia, el conde de Alençon. Algunos ciñeron tiaras y mitras,
coronas, fueron concebidos en vientres de reinas y consiguieron la fama y el
poder. Hoy ya dellos nadie se acuerda. El mundo no es más que una estentórea
carcajada. A todos, pobres y ricos, diadocos y emperadores, la púrpura y el
arambel se darán cita en la triste fosa. A todos ellos les envuelve el refrán
de “ou sont les neiges de jadis”.
La vieja cortesana añora sus encantos de juventud ante el espejo, pasa
revista al ayer preterido y se le vienen a las mientes todos aquellos que le
gozaron y hace un repaso de los rostros de sus amantes: un cura, un escribano,
un obispo, mercaderes, prebostes, insignes magistrados a cambio de un poco de
oro. El amor sólo pasa una vez. Después se vuelve mercenario. Con lágrimas en
los ojos la vieja marchita se acuerda de aquel hombre al que quiso y por el que
sería más tarde abandonada. ¡Desengaño fatídico! Primero fui venternera loca
del placer por uno que me gustó y luego por dar gusto a todos me convertí en
ventanera de la profesión. La celestina de Villon se parece poco a la
dicharachera comadre de Fernando Rojas, pero la sensualidad es parecida. Ella
también se ve vieja e inservible para el trato torpe, los pechos resecos, el
vientre caído, los brazos tiernos de ayer, hechos solamente para los amorosos
lazos, hoy le caen péndulos, ya carecen de fuerza, la crija en barbecho, las
nalgas, antes tiernas y ahora flácidas, y el pequeño jardín del monte de Venus
antes rojizo y lozano, ahora cubierto de hebras de ceniza, un cornijal baldío.
Hay en la descripción un perfecto conocimiento y hasta un regodeo con la
anatomía de la femenina, sin echar mano del embozo ni del eufemismo. Los años
pasaron implacables estampando sobre la carne lozana el sello de la vejez
antesala de la muerte, que ante tanto estrago sigue la ex bella añorando sus
afeites y donaires, aquellas ancas anchetas, los puntiagudos y prietos senos y
aquella vagina (sardinet) dotada de labros retráctiles para no dejar escapar a
lo que más quería, los muslos en sintonía con lo demás, por ser mujer de buenas
partes, y aquel culo respingón para la navegación viento en popa; las caderas
se han caído y aparecen moteadas sospechosamente. Fue así como la beldad se transforma en sota.
La que antes moraba en los palacios se esconde en un ínfimo tabuco donde
permanece arrebujada en su chal junto a un fuego de hebras de cáñamo, símbolo
de la muerte que se peina sentada en las riberas del Leteo, su melena de
esparto. Hijas de la vida y del amor, contemplad el destino que os aguarda,
sacerdotisas de Afrodita, la vida pasa pronto, gozad de ella lo que os cumpla.
Villon aconseja a todas las doncellas que no pierdan ripio y que se diviertan,
que no se conformen con un hombre ni con dos. Pero está hablando con sarcasmo
pues refiere que locos amores vuelven a los hombres bestias. Por una mujer
perdió Sansón sus fuerzas y David de Dios ganó malquerencia, una gaita y una
mujer destronaron a Orfeo. A causa de ellas el cancerbero anduvo a cuatro gatas
y Narciso en un pozo hondo se ahogó, Amon forzó a Támara, una mujer hizo
borracho a Lot. No hay fuerza igual cuando en el corazón del hombre se
entromete. saltó por los aires la devanadera Herodías y rodó por los suelos la
cabeza del precursor. “Y a mí, François Villon - confiesa- me urdieron a una
viga de molar para moler el trigo en más de una ocasión por una bella cuyo
nombre me resulta más dulce que la miel, Catalina de Vancelles, aunque sea amargo
el recuerdo”. El tropo del cura al que unos salteadores mandaron moler
unciéndole a la rueda cuando le hallaron en coyunda con la molinera en
Sin embargo, la harina es ya sólo ceniza. La muerte, he aquí la
moraleja, venga los desdenes del amante despechado. Al obispo que lo aherrojó
nunca lo perdone y formula el deseo de que se pudra en los infiernos el tal
Teobaldo de Aussigny, que pruebe de su misma medicina y conozca lo que son las
mazmorras, el tormento de la gota en la cabeza, el ecúleo y los garfios y como
mínimo le desea al inicuo prelado algunos de los malos tragos por los que él
pasó.
Pero Paris bien vale un misa y de la panza sale la danza -son frases
suyas-. Bebamos y que en salud nos tenga
Y en medio del lodo, la perla. Después de estos consejos a las mozas
de París, tan poco edificantes y sus transigencias con los placeres mundanos
que pondera, surge la voz dolorida del reo humillado y escarnecido invocando la
compasión y el perdón de
“Trotter m´en faut en fuisse et
deshonneur”
en su planto se queja de la traición de una mala
amiga, falsa belleza, cuyo goce siempre cuesta caro, era mujer dulce y taimada
al mismo tiempo, un amor duro, martillo y yunque de sus tristezas. Pero llegará
un día en que la balanza de los años- tempus edax rerum-, basculandolo todos
con sus sistema de pesas y medidas implacables, pondrá el contrapunto, nivelará
las cosas con su fiel implacable “yo seré viejo y tu fea y sin color, en llanto
se convertirán tus carcajadas”. La amada beberá el cáliz del desengaño mientras
sus dedos, ya marchitos y tumefactos, acaricien las cuerdas del laúd para tocar
el “De profundis”. Le queda otros amores en el tintero “cuyo nombre no
pronuncio porque el recuerdo de su rostro me punza los tuétanos a cada hora”. Prorrumpe
entonces en un apóstrofe patético contra la muerte. Es una de las reflexiones funerales más
profundas que hayan podido salir de labios humanos. “Eramos dos y un solo
corazón teníamos; la muerte nos separó. Desde su partida me habita su memoria, mirad
cómo soy un cadáver ambulante”. Ahora habla en serio, nada tiene que ver este
Villon patético con el bufón ristolero de otras ocasiones, cuando golpea los
compases de su danza macabra. No olvidemos que este su legado, el defroque de
un poeta pobre y encarcelado, que está diciendo adiós a la luz del día. Le
había tocado vivir tiempos apocalípticos. Las guerras habían diezmado
castillos, villa y lugares y a causa de las epidemias por todos los caminos se
acollaban montones de cadáveres, lo que no es obstáculo para esa sed de vida,
el desenfado y el amor profundo a la naturaleza. Alterna la tina de maceración
con el horno de las carcajadas. Así pensaban sus coetáneos y así lo hace
constar en sus versos.
Al hincar hondo sus afilados caninos de moralizador sobre el entorno
que le rodea hizo presa certera. Ridiculiza a aquel París poblado por
escolantes que se divertían iniciándose en una falsa ciencia, por hidalgos de
gotera, mujeres de la vida, prebostes cornudos y magistrados corruptos. Pero
sobre todo afila sus críticas contra
Tampoco podían faltar en esta acerada crítica a los desmanes del clero
las alusiones a los curas borrachos. Como aquel abate Clochart al que observa
temulento y de andares vacilantes camino de coro a cantar vísperas. A él le
dedica un bello epitafio. Esculpe los bajorrelieves de la vida parisina con
cuadros costumbristas en los que se percibe a veces el trazo del delicado
pincel y otras el brochazo de sal gorda. El zócalo que talla en esta visión de
conjunto conserva la frescura del primer día. Los personajes que retrata parece
que se mueven todavía por los aledaños de Pont Neuf. Todos ellos se expresan
con el mismo despejo con que lo hacen las serranas del Arcipreste o los
peregrinos de Chaucer, estos últimos no han perdido aún el acento cockney.
Triquiñuelas de pícaro, besos y caricias a tanto por barba, garsinas y hurtos,
que denotan la experiencia del hampa que tuvo su autor, cruzan las páginas. Los
niños abandonados debieron de ser plaga, por lo que tuvieron que quedar
abiertos en la capital tres hospicios. Su humor tiene también aires de
expósito, utiliza un argot incisivo, aún reconocible en la germanía de los
bajos fondos que son la elocuencia del francés de Montmartre y de Pigalle,
jerga de la banlieu y de los burdeles, de los calabozos y del “trottoir”, un
trallazo de espontaneidad en pleno rostros que nos recuerdan al viejo coquard
de maneras peregrinas que fue Villon.
Ítem más, prosigue la donación de los efectos personales de su
Testamento, y deja a los frailes mendicantes, a devotas y beguinas una buena
sopa jacobina “para después, tras las
cortinas, hablar de contemplación”. Hay una alusión a las consecuencias de
tales reuniones de camaradería espiritual. Quedaban preñadas las monjas de estos
conventos y nacían niños de padre no reconocido. “No haya hijos enechados de
padres putativos que a los que procreó les done Dios su galardón”. Una visión
de abusos deshonestos en círculos consagrados que son tema de actualidad hoy.
El estupro y la violación siguen siendo males endémicos en las diócesis
africanas Ver los periódicos del día de la fecha, 23 de marzo de 2001 en la que
escribo con las declaraciones de Navarro Valls, portavoz del Vaticano sobre la
materia. El pulsar temas inherentes a la condición es una de las peculiaridades
del escritor genial. Los problemas del celibato en el rito romano son más
serios de lo que parece. Se le plantean a
A medida que avanza el poema se va convirtiendo en una gran morality
con resabios de danza macabra. Pasa revista a los hombres provectos,
barrigudos, avinagrados y sin simiente que añoran el tiempo que pasó. Lucha
generacional, la descolocación moral e intelectual que tantos padecemos. Su
delito es no atenerse a la máxima del “tempori parendum” (acomodo a los
tiempos) del clásico. “Y por culpa de una puerta yo perdí una huerta y diez halcones”,
dice. “Y hubo una mujer que me puso en traza de caminante”. Catorce puds de
vino pellejero le quedó a deber a un mercader de Saint Denis. “No se los pago.
Así pierda la razón y me atragante”. Sin embargo, con su visión profética, no
deja de lamentarse por las muchas casas que se pierden por el vino. Así el
pobre Clotart, a causa de su afición al tinto, se bebió su colación de Notre
Dame, murió prematuramente. Cien sueldas
dejó éste de su beneficio a un tal Clotart. Pero el viento hace la pluma, no es
cosa de lamentarse. Unos vienen y otros van. Unos bajan y otros suben.
Menos convincentes parecen sus conocimientos alquimistas, aunque no es
improbable que también practicara la quiromancia, pues, como no podía faltar en
cualquier centón medieval, mienta a la piedra rejalgar, el oropimienta, y el
oro obrizo con que se fabrica la piedra filosofal. Al erebo se vayan todos los
magos.
Al amor de un brasero sentado en un sillón de pluma flojel bebía
hipocrás (vino con miel) un afincado del buen pasar y socio de la buena vida. A
su vera estaba Sidonia. Ambos cantaban y reían, jugaban a las cartas, tocaban
el arpa, y, cuando cansaban, se hundían en los brazos del amor, “que yo les
espié por el cancel haciendo marranadas y supe entonces que no hay cosa mejor
en esta vida que retozar hombre y mujer a cualquier hora del día bajo el agavanzo
o detrás del rosal”. Es la sátira de Frank Gautier en la que ridiculiza la
norma de la apartada vida que preconizara Horacio en su “Beatus Ille”. Pero
Villon pone de manifiesto las contradicciones en esta huida del mundo y las
enseñanzas de Jesús. También escarnece el relajamiento de la vida monástica. Es
el tema eterno. El abad come de lo que canta y mi olla, mi misa y mi María
Luisa. Aquí lo mejor es hacer lo que uno le dé la gana. “El “Panurge” de
Rabelais, protagonista de “Pantagruel” y, que según la crítica, está inspirado
en Villon, va a dar la misma tasa. Ambos autores inician la corriente
anticlerical que va a desembocar en la pluma mojada en ira del inclemente
Voltaire, epítome de ese descreimiento, rezumando el veneno de una
irreligiosidad inveterada, tan francés.
Francia es la génesis de
Malos ejemplos, escándalos, miserias. De poco sirve que madame
Bruyères vaya predicando por las esquinas de Saint Denis predicando la vuelta a
la pobreza con una biblia en la mano intimando a las mujeres descarriadas la
necesidad de la conversación a Jesucristo. Ellas le respondían:
-Andad, que ya estamos perdidas. No queremos que nos encierren en un
convento para solazar a los frailes carnívoros. Dejanos en paz, vieja bruja.
Somos mujeres decentes, aunque nos llamen de la vida. A otra parte con tus
sermones contra la salacidad. Que primero se conviertan ellos, que adquieran
buenas costumbres, empezando por el papa y los cardenales.
Pese a las exhortaciones a la morigeración, a la continencia y una
vida austera, Paris siempre tuvo esa tradición de ciudad alegre y confiada,
punto de recalada de la buena meretriz. Tenían por costumbre batir la calzada
en las dehesas pasado el Sena; las tapias del cementerio de San Medardo eran su
lugar de trabajo favorito. Precisamente allí al correr de dos siglos un diácono
jansenista haría milagros. Decían que levitaba, que resucitaba a los muertos,
que curaba las enfermedades, que adivinaba el porvenir. Todo resultó obra del maligno, pero París es
desde entonces
Es la metropoli de la ciencia del amor y en el ámbito de la prostitución
el rompeolas de la vida alegre. En sus burgos se fundaron los primeros
hospitales de venéreo, los primeros hospicios y los centros de arrecogidas.
Venían de los más remotos lugares de la tierra. A todas ellas las cantó Villon
en sus versos: españolas, catalanas, valencianas, flamencas, griegas, turcas,
romanas, piamontesas, borgoñonas, irlandesas, inglesas, alemanas, saboyanas,
sicilianas, griegas, bretonas, húngaras, danesas, de
El chancro del fementido mal gálico tuvo a
De modo que para yacer y holgar, París y también para sanar de las
pegadizas miserias. Esto es lo que han creído al menos los ingleses que
inventaron nada menos que el preservativo
acorazado, en precaución contra el azote gálico, cuando pasaban el Canal
en son de merodeo amoroso, y lo bautizaron con el nombre de “French letter”
(carta francesa). A contramano, los francés llamaron de siempre al cordón
“lettre anglaise” (carta francesa). Un epíteto y un antítodo cabe en la figura.
Y donde las dan las toman.
Las monjas dominicas de san Jacobo tenían la piadosa costumbre de
abrir las puertas de su monasterio a las muchachas vagabundos y a sus hijos
fornecinos, pero, atención, no todo era caridad en esta práctica, sobre todo
cuando frailes licenciosos se injerían y hacían valer sus derechos de pernadas.
Andaba en lenguas que este centro conectaba por pasadizos subterráneos con dos
conventos de
Lo malo es que el monasterio de san Jacobo era el primer jalón de
salida de las peregrinaciones a Compostela en
Viene a la conclusión el autor de la “Balada de los Ahorcados” y del
“Testamento” que la vida misma semeja como a una gran mancebía, de la cual
pocos escapan. La soga del vicio tira del cuello del hombre hasta las aguas del
pozo de los bajos fondos; así con un pie ya en el estribo pasa revista a los
momentos de disipación, al tiempo perdido en devaneos, a sus estragos de
crápula. Aquí sus versículos alcanzan un alto grado de sinceridad y de emoción.
Es la melancolía humana puesta a trabajar y darle vueltas a la cabeza,
la tristura postcoital de la que hablan los psicólogos, pues la búsqueda del
placer no depara la dicha, a decir de los moralistas:
Je suis paillard, la paillar me suite/Ordure
aimons, ordure nos suite/ nous defuillons honneur, il nous defuite./ En ces bordeux oú
tenons notre état.
A gente menuda, pequeña moneda. A los bulderos, nunca. Sin solución de
continuidad cambia el tono y el tema, en la mejor tradición de los compositores
del “sermon joyeux” de los provenzales, parodia de las homilías, que tuvo tan
alta raigambre en la literatura cristiana y que recorre todos los cromos del
espectro hasta llegar a bien entrado el Barroco. En España el “Fray Gerundio”
del P. Isla es un ejemplo. Tunde las costillas de los simoníacos y de aquellos
predicadores especialistas en la recaudación de dineros para obras pías -
equivalentes a las o.n.g. del momento que encubren tan turbios manejos- y que
iban a parar a bolsillos poco escrupulosos. Por tales calendas Sixto IV estaba
embargado en la campaña de reconstrucción de
“Tout aux tavernes e aux filles”, reza el refrán de la última estanza.
El tono chancero de “sermón alborozado” o chanza parenética del
principio se convierte en fúnebre lamento cuando hace manda de sus quevedos
leguleyos al hospital de ciegos de Paris en la confianza de que este efecto
personal les sirva de algún provecho, porque aquí los invidentes columbran la
verdad mejor que los que alardean de buena visión y recuerda el pasaje
evangélico de que los cojos andarán algún día y que el ciego que nada ve
recupera esta facultad. Su visita al cementerio de
Los esclavos de Satán oirán el sortilegio de los réprobos: id
malditos. Mientras, la hueste de la derecha comenzará un canto de alabanza que
durará la eternidad. Serán conducidos al cielo mientras los préditos se
hundirán en los abismos del tártago infernal. Ya los diablos les acogen.
Vanidad de las cosas del mundo, fugacidad del placer, inanidad de las riquezas;
eso es todo. El dalle de la muerte cortará a todos por un único rasero.
Entonces sólo valdrán las buenas obras. En las vueltas de peonza del rodillo
igualitario se confundirá el rico y el menesteroso. A todos aguarda el mismo
fin. Es la democracia sin más hasta sus últimas consecuencias.
Que fue clérigo y que estuvo ordenado de menores lo demuestra la copla
172 en la lega su beneficio de simple tonsura con facultad para decir misas
secas, que no llevan mucho aparato ni preparación intelectual, a un tal
Chappelain, sobre el que resigna su curato, pero no le da facultad para que uso
de cura de almas -otro nuevo retruecanos- ya que él sólo tuvo por costumbre
“confesar únicamente a azafatas y damas camareras”. De paso le dice a Juan de
Calais, que heredará sus versos que podrá castigar el texto, cortar, podar,
añadir, pulir a su placer. Debía de ser una costumbre juglaresca porque Juan
Ruiz dice lo mismo de sus cantigas. No le importan demasiado los derechos de
autor. El mester de juglaría siempre será patrimonio del pueblo.
Pedirá descansar en Santa Avoie (el cementerio del mosto), la casa
postrera de vagabundos y borrachos, pero que antes se le haga un retrato de
cuerpo entero, las dimensiones no le preocupan. Quiere que la memoria sea:
“aquí descansa un retozón” con el siguiente epitafio:
“Descanso eterno dale a él, señor/ y
claridad perpetua/ aunque no valiera lo que un plato y escudilla ni brizna de
perejil/ Le desplumaron bien, jefe, en esta vida perra/ igual que a oveja lo
esquilaron/ Rigor extremo lo envió al exilio/ le cutieron bien del culo la
piel/ a pesar de haber dicho que apela./ No hay palabra más sutil/ Mas descanso
eterno dale a él.”
Que Dios le coja
confesado. Suplica a Dios una hora corta y al verdugo maña certera, limpieza y
rapidez para que en la toza no le haga padecer. Estaba en todo, a lo que se ve,
hasta el punto de ponderar quien puede ser su mejor esbirro. Cita al respecto
los nombres de Martin Bellefaye, al señor de Colombel. En caso de que estos dos
se excusasen, da la comisión al maestro Jacques James o al propio Philip
Brunel, que, aunque brutales, son todos ellos temerosos de “Dieu, Notre
Seigneur”. Ningún rencor los guarda. A todos los quiere bien y que el cura que
le asista en los últimos momentos sea Thomas Tricot, que oficiaba en la
diócesis de Meaux, compañero de fatigas
y de aula y que mucho bebió a su costa, y que por lo visto era un buen echador
de cartas. por último que se encargue de los blandones y el sudario a Guillermo
de Rue, su compadre y que era experto en vinos. Yo les doy a todos las gracias
que se va acabando este loco frenesí. A los cartujos y celestinos, a los
mendicantes y a las devotas, a los que viven de gorra y a los claque patines (
los de la clac teatral), a las chiques pizpiretas, a las que llevan la justa
corta (picos partos) y a los cuidadores del amor transidos y a los que sin
dolor calzan las botas gualdas (cornudos). A todos les digo “merci”. A las
púberes muchachitas que muestran sus teticas, muy hospitalarias ellas de por
sí. A los ladrones y camorristas, a los bateleros del Sena, tocados de su
marmota. A los locos y a las locas. A los zotes y a las sotas que muestran su
arlequín. Se los ve y la gente empieza a silbar
Si en el hall hay flores hay planchadoras las habitaciones y
vino calidad que habremos de repartir la víspera ramo de la niña ramo de la
novia oeluquería y encargar las flores planchadoras la alernativa del hotel y
qué bien escribía yo entonces seis habitsacopmes dos para el dia quince y el
resto para el doce. Que el vino sea de claidad a ser posible rioja autobús y
taxis y el cubierto costaba 541 pesetas encargar para unas cien personas y a mí
me peinó magdalena hotel viaje de novios ir a ver a don bienve poberle la baca
al coche llamar a juanjo. Bajaron los angeles y oi la musica de tru nombre y de
tu voz pura como un brote. Anita fue la que mellevó las arras delegación calle
sagasta de la floristería con el sello de pyresa. Entrevista a solas en el
hotel Chelsea Gibraltar trema gordo. Diplomática writer
Association. Preguntas a lord carrington imn the recent statements made
by de soviet writer solzhenitsyn it seems that the western democracies are in
danger. Could you please tell us the point of view on the subject. Cpmnsodering
the soldier side of your carrer so to speak dou you think that the west posses
the sifficient fortitude to reppeal an attack using conventional weapons. The
questions of
El Testamento de François
Villon
He aquí otro de los enigmas que aparecen de vez en
cuando en literatura; un caso extraordinario de acucia periodística y de
penetración psicológica transformado en arte desgarrado de cantar y de contar
haciendo alarde de una perfección formal exquisita, que fija las reglas de la
lengua francesa. François de Montcorbier era huérfano de padre y madre. Un
sacerdote por nombre Villon lo acoge en su casa y le da los apellidos.
Este literato que vivió en escritor perseguido, sin
conseguir nunca escapar a los sobresaltos de la vida infame, es uno de los
grandes monstruos de la edad media, junto a Chaucer, Bocacho y el Arcipreste de
Hita. Sin duda el más complejo de toda esa saga, representa sin duda su poesía
la épica y la lírica en sus esencias primordiales. Sin que los estragos,
cárceles, latrocinios y cuestiones con la justicia y toda la malandanza de su
vida personal lleguen a empañar el esplendor de su arte.
Quizás Villon sea una demostración del dicho de que los buenos
sentimientos no hacen buen escritor; tampoco una existencia cómoda y regalada
se impone a la aparición de un genio. Villon vivió con el infortunio royéndole
los calcaños, huyendo de corchetes, en broncas, riñas barajas, golpes de mano,
que la necesidad y el vagabundaje le llevaron a latrocinios y otros lances de
poco decoro. Su estragada existencia
transcurrió en medio de sobresaltos camino de la horca. Adoptado por un
canónigo de la iglesia de san Benito, estudió en
De su vida y andanzas conocemos sólo a través de los archivos
judiciales por diversos procesos. Estuvo encausado por homicidio y por robo.
Condenado a ser colgado en
Con la clemencia regia vuelve a
abandonar París y se le pierde la pista. Había escalado los peldaños de la
guillotina, su fama estuvo en la picota y vivió en la ignominia. Su obra, todo
un prodigio grande del arte eximio, nada tiene que ver con las flaquezas de una
azarosa existencia individual.
François Villon debió de ser clérigo pues refleja en sus escritos las
miserias de la jerarquía y de la sociedad parisina de la mitad del
quingentésimo a la que fustiga con estro acerbo “ex nuce et in cute”, por
dentro y por fuera, por delante y por detrás, por arriba y por abajo. Si
Chaucer, cien años antes, dirigió su crítica contra
Sus versos expiden angustia vital y
acedía, acaso justificadas por la dureza de su vida y las amargas
experiencias en las que estuvo implicado, pero este mismo aporte lo coloca en
un sorprendente podio de modernidad. Villon recuerda a los existencialistas de
la margen izquierda del Sena. La cuestión social, las injusticias y atropellos
del poderoso, las poco ejemplares conductas de abates y obispos, el veleidoso
amor causante de tanta amargura y fastidio, no representan más que un problema
periférico a su filosofía obsesionada por la muerte y el más allá. Le abruma el
absurdo y la sordidez del ser abocado a la nada. Villon es más trascendente que
Chaucer, más universal que Juan Ruiz, escribe en argot y es un poeta urbano, y,
más místico que Bocacho, lanza un grito de desesperación desde el foramen del
pozo de
No habla porque se siente culpable de haber puesto en planta un mundo
tan injusto y caótico. Si se presentase a uno de los entonces consuetudinarios
debates de
Pocos se atrevieron a decir tanto.
El concepto de divinidad
obsesiona a Villon, el mundo que le rodea trae de cabeza a este padre de la
canción protesta. Su nombre lo invocaban los cantautores del 68 de voz
desgarrada, flores en las orejas, una guitarra entre las rodillas y en la boca
alguna de sus famosas cuartetas en adaptación de Jacques Brel, sus canciones
animaron las algaradas del Mayo Francés. Se interpretaron el Pedo del Diablo,
Hay algo en su estilo que anticipa a Quevedo. Villon fue un precursor
del género picaresco, por más que su poesía esté aureolada de esa seriedad tan
sonora y tan francesa. Los tiempos medios cerraban página. París en el quince
era una fiesta. De genio vehemente e inclinado al vino (“un rouge messieurs,
dames”) y a la frecuentación del amor mercenario, una tarde del Corpus de
Tras algunas libaciones a la
salida de una taberna se produjo una algazara. El reloj del convento de san
Benito marcaba las diez de la noche pero no era aun anochecido. Después hubo
una reyerta. Los que se insultaban era el presbítero Gil y un tal Chernoise,
que hacía poco tiempo había sido ordenado de cura. Entre vayas y veras éste
último, que estaba bebido, se puso a insultar a Villon, se acaloraron, salieron
a relucir los aceros. Charnoise largó un tajo a Villon al cuello, el filo de la
espada le pasa sólo rozando las narices y por la boca. Alarmado a la vista de
la sangre, el herido tira también de sable. En acto de legítima defensa alcanzó
a su agresor en la ingle. Villon despeja el campo pero Charnoise le sigue en su
carrera. El fugitivo coge un canto del suelo y lo lanza contra el presbítero
que viene bramando maldiciones. Recibe un impacto en la cabeza y cae para no
levantarse más. Villon también está herido, busca refugio en la casa de un
barbero, pero antes de que llegase
Una travesura de estudiantes en
un alegre día de primavera por culpa de la bebida había terminado en tragedia.
Cuando se celebra el juicio, Villon que es condenado a muerte en ausencia se
encuentra a muchas leguas de Paris. Sus amigos interceden a su favor (es
curioso siempre tuvo la suerte de pro y de bruces sobre el abismo encuentra
intercesión en una mano que lo saca) y la máxima pena es sustituida por diez
años de destierro. Aquel invierno vaga por los caminos de Francia infestado de
ladrones, mozas de partido, lansquenetes licenciados, curas giróvagos, monjes y
monjas huídos del monasterio, toda una cohorte de mendigos y harapientos. El
peregrinaje estrecha la mano al vagabundaje, el asilo llama a la puerta de la
cárcel, el bordón se convierte en garrote, la venera en daga. Muchos devotos no
daban cumplimiento a sus deseos de avistar el Monte del Gozo acabando en
forajidos.
Nivel alto de morbilidad trajeron las guerras y pandemias, las malas
cosechas, siervos de la gleba se sienten desplazados al venir otro noción de la
propiedad de bienes raíces y un pavoroso problema social es el que determina
que el s. XV transcurra entre estridores revolucionarios y banderías,
movimientos espontáneos de penitencia en los burgos, procesiones de
disciplinantes, por doquier, el pavor de la muerte que arrasa y nivela
blandiendo el dalle de lo alto; crece el descontento contra las ordenes
mendicantes y la jerarquía y en particular contra el papado a consecuencia del
Cisma de Aviñón que dejó abierta una brecha y de rivalidades entre
La primacía de
Su poder de contraste consigue aquilatar ore rotundo la lengua
francesa, la cual volando entre las plumas de su estro alcanza techos de
perfección . Villon le da un lauro de concinidad, viveza, elegancia, aticismo.
Pone un juego un idioma ubérrimo y libérrimo que causa asombro por su frescura
y por la disposición contrapeada de las rimas y las codas, garbo y excelencia,
donde guarda turno esa musicalidad
vertiginosa que ha tenido siempre el lenguaje urbano puesto a cotejo con
el rural del arcipreste o del Bocacho, de inclinaciones más sosegadas. Esa
dualidad campo ciudad que habría de marcar las dos sendas de la literatura
europea en Villon empieza a bifurcarse. Es un hombre culto de París, al que
arrastra la fuerza de la vida con sus peligros.
Feudatario de la briba, cae en los bajos fondos. Al igual que haría
Zola siglos adelante, él tiene una sensibilidad exquisita para encontrar la
margarita creciendo en el estercolero. La cárcel como a otros genios de la
literatura universal (Quevedo, Cervantes, Rabelais. Mena, Dostoievski, el
Arcipreste, Wilde, Gorki) le sentará las costuras de su horóscopo. Sería
consuetudinario inquilino de las ergástulas eclesiásticas. Oficio de escritura
y presidio por desgracia entreveran sus compases, acaso porque la literatura
tiene un latir encarcelado que la acrisola dotándola de una aureola de
redención. Muchas son las obras, entre ellas el Quijote o Los Hermanos
Karamazov que se compusieron tras los barrotes celulares. Es el castigo con que
se venga el destino contra los que tratan de robarle el fuego a los dioses.
Prometeo o Tántalo son algo más que un símbolo que avisa cuidado a los que se
afanan por transgredir la frontera de lo prohibido, confiando al papel sus
sueños, el mundo de las pesadillas, los delirios. El brete, las cadenas, un
estridor de cerrojos y de rastrillos les aguardan.
Al escritor le compele la fuerza de la gravedad del gulag, las
estrellas lo arrastran al presidio. Unas veces el penal está situado en una
isla inaccesible, otras, es la torre de marfil en que pretende aislarse del
mundo pero por lo común el Alcatraz de un escritor se lo da el tedio de su vida
diaria, la incomprensión de los que rodean, el desamor o la envidia de aquellos
a los que aprecia. Taedium vitae. Cadenas. Si es verdad lo que se dice que al
hombre lo examinarán de amor el último día, aquí pocos se salvan; sin embargo,
ya la escritura de por sí es un acto de amor, una jaculatoria de buenos deseos
con la que se declara la guerra al enemigo de la humana estirpe, que todo
emplasta las veredas del mundo con sus pezuñas ensangrentadas, las
circunstancias que provocan las guerras infames, los homicidios, las
perversiones, las felonías. Hay equipolencia entre poesía y dolor. Traficar con
los sueños e indagar con los sinos del corazón humano se paga abondo, con la
muerte, el destierro, el auto de fe.
Todos, desde nacer, estamos condenados a muerte y arrastramos condena, somos
forzados con el traje cutí bajo la vigilancia del gran cofrade, el cabo de
varas, exponente de nuestra invalidez y limitación, que nos trata a patadas y a
golpes de látigo , estamos a expensas de ese ojo de visión panóptica que todo
lo ve y cualquier cosa la circuye.
El super cofrade nunca baja la
guardia, estamos bajo su bota y su almejía. La capa de los dictadores es
demasiado larga. Pero no hay peor tiranía que la de los compadres del
Contubernio. Nunca fue el mundo tan encadenado que cuando estuvo encadenado a
la voluntad de la mayoría. Urnas, dadnos urnas para los hornos crematorios y
todas las papeletas que se os antoje para camuflar el “veredicto inapelable” de
las masas, os lo pido en nombre de los anticristos demócratas, habituales de la
reconducción y el pucherazo, sombra de Caín que larga alocuciones por los
micrófonos de la bibisi y la sienén, voz que resuene por los ámbitos como el
silbo de la serpiente.
Vivimos sometidos al qué dirán,
constreñidos en la vida vulgar, retenidos en un cajón sin horizontes y el alma
quiere volar. Somos víctimas y verdugos de nosotros mismos. El carcelero que
nos vigila puede ser el vecino de al lado, la mujer y nuestros hijos, capaces
de denunciarnos a la policía. El ara sagrada del hogar ha sido violada por los
poderosos órganos de difusión electrónica encendidos las veinticuatro horas del
día en nuestro cuarto de estar. Ya no se puede huir a ningún lado. Por
supuesto, hay zaguanetes de retén y mil ojos apostados en las esquinas, sayones
superdotados y con don de bilocación y multiplicación se hicieron ubicuos para
aflicción de los justos y prosperidad de los pecadores. El impío gana. Los
rabadanes del rebaño de condenados y en entredicho, que apacientan las ovejas
del mundo, forman una cuadrilla de canallas, pero ellos solos con sus
implacables cachavas van arreando el hato de una masa hebetada y embrutecida.
¿Malos tratos? ¿Vejámenes? ¿Moros en la costa? Ahora vas y lo cascas. ¡Pobre
raza adámica bajo la férula de los perversos pastores!
Sus mastines azupan una rehala de travestidos y las arpías fabulosas
de pico nefasto y haldas en remango para que veamos sus nalgas, azafates de
rosas del mal en corimbo, instan a la revolución. Descienden de las milicianas
y de los vestiglos que perpetraron las mayores barbaridades de la guerra civil
española bajo el arbitrio de
-Hay que ver, qué horror, con qué perfidia se expresa la tía.
-Los ingleses son muy suyos.
-Y siempre tan flemáticos, pero no hay cosa que más les regocije que
un cadaver en la bañera.
-O un crimen a la hora del té.
-Oh, is that so, my
dear.
-Yes.
El cerdo detrás de las
pantallas nos muestra su inmensa lengua cogollada. Languidez en vuestra
esperanza. El infierno acaba de abrir sus puertas, es un gran estadio al que
afluyen las masas ávidas de espectáculo, tolle tolle tele mía, bazofia
espiritual que no falte día y noche. Se deterge la herida, estamos en situación
desventaja, se agravan los males del enfermo. De videntes o contempladores (θερoyσiv) de la belleza
divina hemos pasado a ser consumidores, habituales de las grandes superficies. Do you wacht tely
every night? Off course and I sing the blues.
Pago la contribución sobre la renta de las personas físicas. Vivo en
el exilio de mi país. Llevo como puedo las cárceles del alma. Sufro tus coces,
amor, mi yegua que te encabritas, escucho tus discursos parenéticos, mula
Francisca.
-¿Y no te aburres?
-A morir. No puedo aguantar a
tanta gente del bronce tan desangelada. Las jáquimas que en mi juventud eran
mucho menos vastas se presentan todas las mañana y las tarde que parece que han
almorzado limones con pica pica.
-Freud las sentó en el divan y abrió la puerta a las masas irredentas
y desclasadas.
-Pan y circo, decían los romanos.
-El Insufrible Big Brother ha traido un cargamento de chicas Bond
desde Nueva York. Fue el primer gran negrero de nuestra democracia.
-Mirale, parece Mefistófeles, esboza un rictus de sonrisa. Delgado y
pícnico y nacido en Huelva pero con algo en su rostro de sacamantecas
encampanado a los triangulos. Ha desplegado por toda la red su cohorte de
chicas bond.
Se ha acabado el argumento de la novela porque las tramas todos los
días se repiten. Las campanas doblan a muerto por una sociedad en el marasmo,
sin argumentos plausibles, aunque abunden las obsesiones. La modernidad es
seguir la senda del más de lo mismo. Ideas fijas a escote, y no quieres caldo,
pues tres tazas.
Hay que volver a ponerse de
uniforme, cuadrarse a la prusiana, desfilar al paso de la oca orwelliana,
seguir un curso de terrorista bombas lapa en una academia de explosivos de
Dakota del Norte que se especialice en la colocación de artefactos mortíferos
en los bajos de la buena gente de España, los hijos de Prieto y de Pablo
Iglesias sobre quienes se consumó la traición de Albión y en los asesinatos por
la espalda, escupir sapos y culebra por la vagina en las matinees televisivas
que tutela la gran madama, esa miliciana del odio que insta a la lucha de
generos porque la de clases ya es acabada. Colocarse la gorra de plato del
pensamiento sin sustancia. No hay hombres sino rebaños. Sexo sin amor. Deja que
el ojo se recree por sí solo sin rendir cuentas al entendimiento. Y no se
ocurra pronunciar la palabra España, que suena a maldición. A una sociedad
caótica le cumple un arte del revés. Chupa del frasco. Otra de Picasso. Mi
conciencia histórica se columpia de las ramas del árbol de Guernica. Las mañas
de
¿Os casasteis con la sota ? Cesad en vuestros argumentos. Lo que os
cumple ahora es recibir el excrex, que
tal haya el que tal fizo. Os habéis transfigurado en esto. A columpiarse en las
coordenadas de la desinformación, las mentiras, el secretismo, la bulla
noticiosa. Por todas las partes levanta
Sus “Respuestas francas” plantean la interrogante del escritor
proscrito al que los vientos de la vida lo llevan a galeras, a presidio y en
suma al patíbulo, pero mucho peor, viene a decir, que los suplicios físicos y
los destierros son las cárceles del alma. Unos amigos mediante gestiones en el
arzobispado consiguieron la remisión de un delito penado con la horca (asesinar
a un sacerdote), del que parece que no resulta culpable formal, por haber
actuado en legítima defensa. Al año siguiente regresa a París, allí se enamora,
contrae deudas, la vorágine lo arrastra hacia el inframundo. De nuevo su nombre
aparece envuelto en un robo y François tiene que buscar refugio en la campiña
para evitar a
Además, piensa al igual que chaucer que eso de las perdonanzas de
Compostela no son más que una farsa. A su colega español, Juan Ruiz, también le
parece el sayal, la calabaza y el bordón un recurso de truhanería, disfraz de
libertanaje y de vagancia. Es posible que muchos iniciasen la ruta con fe pero
la mayor parte iba al merodeo y volvía cofrade de la garrocha, la ganzúa y la
tenaza. Es así como el misticismo europeo tiene un componente de picaresca y de
debacle inherente a la trashumancia. La mujer de Bath, el inmortal personaje creado
por Chaucer, es el epítome de este ir y venir incansable en que la devoción se
entrevera con los devaneos, la curiosidad turística y el hambre de sensaciones
nuevas para una dueña de mediana edad, había estado en Jerusalén tres veces,
una fue Roma, otra, a Colonia y a Santiago de Galicia sin que las andanzas
piadosas mudasen sus costumbres o determinasen una conversión. Seguía igual de
lenguaraz y frescachona, enterrando maridos. Y con los huesos fervorosos de sus
santos a cuestas. De la misma opinión a favor del sedentarismo apacible es
Tomás de Kempis que condena la bordonería como uno de los grandes males de la
época.
De aquellas romerías, estas veneras. La ruta jacobea, tan mitificada
hoy, no debió de tener muy buena fama a la sazón, porque era reclamo de la
delincuencia europea, punto de cinta de desharrapados y de meretrices. Toda
Francia era hervidero de esta población flotante y errante y Paris de noche con
sus dieciséis barrios y arrabales, mal iluminada y con un elevado índice de
criminalidad, cerraba las poternas. Casi a diario por
El reo, que cabalgaba en una
pollina blanca con las manos a la espalda atadas y la cabeza cubierta por el
clásico chapirón de la ignominia, era apeado por uno de los alguacilillos,
besaba la cruz a la entrada del monasterio, una religiosa de las llamadas
Celestinas salía de la portería y le daba por viatico tres trozos de pan y un
vaso de vino cargado con especias antes de subir al patíbulo. A este lugar se
le denominaba en la capital el de las Hijas Devotas y era centro de acogida a
las arrepentidas. Un verdadero enjambre de prostitutas se abatía sobre la corte
de San Luis. Operaban cerca de
Los pobres iban a pedir la famosa sopa boba a los Maturines donde los
frailes de san Juan de Mata se encargaban de cuidar de los apestados, vestir al
desnudo y alimentar al hambriento. Un carácter clerical y levítico daba aires a
la ciudad. La sorbona había sido fundada dos siglos antes por el capellán y
confesor de san Luis, Roberto Sorbo para la formación de clérigos pobres y
bachilleres en teología. Estaba cerca de
En el verano de 1460 había regresado del destierro pero al poco tiempo
lo encontramos de nuevo preso en la cárcel del Duque de Orleans; el motivo del
auto de procesamiento se desconoce, sería éste el primer eslabón de una cadena
de incesantes prisiones y cuestiones con
Abandona París. Probablemente
volvería a las andadas y su vida no sería muy larga. La personalidad eximia de
François Villon es una contradanza de misticismo y de libertinaje, de buenos
propósitos y estrepitosas caídas. Su obra responde a esa visión catastrófica y
nada epicúrea del hombre medieval, esa sed de sensaciones y de apurar el cáliz
hasta las heces. Quería ser bueno pero peca y cuanto más grande es su
contrición y sus miras y resoluciones de volver al cauce verdadero más rotundos
son sus fracasos. La ética no vale para nada en el código de valores de un
artista. Los mejores libros han podido escribirse con los peores sentimientos.
Este binomio plantea un problema teológico irresoluble. He aquí uno de los
mejores vates que haya dado Francia y era un perdulario. Remató su escritura en
medio de las circunstancias más adversas: el presidio, las incómodas posadas,
la intemperie, el frío y el hambre. ¿Cuándo tuvo tiempo para sentarse a
escribir?
Aristóteles recomienda a todos aquellos que quieran dedicarse al
oficio de pensar que hagan gimnasia mental activando las potencias
cognoscitivas, opinantes, y que no olvidan la recta estimativa, la prospectiva
y la emulativa. Se aprende siempre por analogía, o por asociación de ideas.
Luego las palabras se encargan de ir tasando que surgen como cerezas de la
banasta de las imágenes. Todo eso es un hermoso castillo de naipes, una teoría
irrefutable, pero ¿en la práctica qué? Belleza y moral no se compadecen. Villon
fue un artista que llevó vida de forajido. La suerte le zurra lo suyo, él se
venga cantando a la verdad, el amor, la bondad y la belleza bajo el régimen de
sus lais y otros metros de una sonoridad moderna que llama la atención. Sigue
siendo una enigma. ¿Cómo, cuando, dónde y en qué circunstancias de su azacaneo,
con los alguaciles regios royendole los calcaños - fue su sino: la continúa
persecución por
Ciertamente, la potencia creadora, esa desazón de trasladar al papel
las impresiones de cuanto nos rodea, cuando la literatura ha dejado de ser
coral para transformarse en algo íntimo, pertenece a los arcanos misteriosos.
Un amanuense compulsivo siempre garabateará palabras, aunque el resultado sea
el absurdo de la escritura automática, pero es una guija personal, reverbero de
los sueños. Dentro queda el meollo del alma dolorida u obsesionada, que es lo
principal.
El hambre, la cárcel, los pasmos, las piruetas e inconsistencias de la
rueda voltaria, hoy aquí mañana allá, a uña de caballo o bamboleándose dentro
de los cuévanos que lleva al lagar una carreta del país, no representan
obstáculo material para aquel que tiene en verdad algo que decir. Un poeta español, Alonso de Ercilla, escribió
su Araucana,
Se emula al poder de los dioses pero sobre todo se criba a través del
harnero de la imaginación los elementos que se cantan o se cuentan, realzando
unos, soslayando otros. La narrativa es manera de selección, al igual que la
poesía es arte de condensación y de síntesis. Bullan las palabras en el horno y
salgan todas por orden sin atropellarse.
Se abrirán las cortinas de un escenario que dejarán entrever un panorama
onírico, reflexión de las cosas en hervidero, pero a diferencia de la vida,
siempre en constante trajín y cambio, lo que confiere la palabra aquí es algo
estanco, con una complexión y entidad fija. El artista de la palabra asuma,
pues, su parte de actor y de testigo a la vez, de demiurgo inspirado y de
sastre o de pastelero artesano, porque la literatura también se parece al corte
y confección, sin olvidar que es también oficio
de malabarista, con una habilidad para realizar juegos de manos, sacar
conejos de debajo del sombrero, enseñar cartas escondidas bajo la manga. Hay
que saber tender celadas al lector y sorprenderle cuando menos se lo espera
para concitar su atención. Por supuesto, para una tarea de estas
características que se lleva a cabo en la intimidad no existen fórmulas
magistrales. Se puede enseñar a construir una carretera pero nunca a pintar un
paisaje.
Tampoco le arredraron a Villon los pasmos de la intemperie, los
bubones de la peste o la comezón de la sífilis, que se sospecha pudo padecer y
que le llegaron temprano a la tumba, por todos los indicios debió de fallecer a
la edad de treinta y tres años. Incontinenti, confiaba al pliego sus
pensamientos expresados en un francés arcaico, pero contundente, y de una
elegancia que sorprende incluso hoy a los filólogos. Fue un hijo de su tiempo.
La obra guarda resonancias de la tradición oral juglaresca, de los poemas
épicas,de las farsas, los virolays, los misterios de Pasión y Natividad en el
que clérigos y curiales, pertenecientes a las fratrías y hermandades que se
formaban bajo la advocación de
La voz de los juglares cantaba todo aquello que atesoraba la memoria
colectiva. A la sazón, la literatura desconocía el sesgo de libelo
propagandístico publicitario con que se comporta hogaño (los libros sirven al
mercado, apuntalan los valores publicitarios, velis nolis, de una forma
explícita o sobreentendida entonan la palinodia del sistema capitalista) y se
daba la mano con la música y la danza, el espectáculo y la religión, pro ese
sello sagrado y onírico que tenía el rapsoda entre los celtas. Su voz
recitadora llenaba las aulas de un perfume de sortilegios y letanías. El acto
tenía una significación liturgia, de homenaje a los epónimos, recordatorio de
su gesta. El hombre estaba vivo, no había sido engullido por la máquina ni
estaba adscrito a una maquinaria densa y fungiforme de las masas irredentas
controladas por los omnímodos poderes fácticos. Si algo tuvo grande el
cristianismo es este sesgo redentor. Los cuerpos podrán estar encadenados pero
el alma es libre.
Las gentes, aunque no supieran leer ni escribir, conservaban una gran
retentiva. Las piezas se aprendían de memoria a falta de medios de comunicación
visual interactiva, de traducción simultánea, de los boletines coincidiendo con
las en punto de las señales horarias, de los suplementos dominicales y la
cultura en fascículos que hacen del hombre del vigésimo primero un ser
cumplidamente tan informado y enterado, aunque cada vez más confundido y
dominador de todo menos de sí mismo.
Entonces, el personal hablaba y el léxico, una auténtica gala. Desconocían la
batología rutinaria, la pobreza expresiva de un vocabulario en mengua, jerga de
patrones usados, muletillas que acodan el raquítico estilo periodístico,
monsergas propaladas hasta el delirio, y un volumen de palabras que no pasa del
millar. Todas ellas jerga coprológica,
retruécanos anales o expresiones relacionadas con la coyunda común a todo
mamífero. Lo hortera habita entre nosotros. No hay más diosa que la plebeyez; y
su profeta es el amigo Freud, que ya va siendo hora de que el mundo lo active
el instinto de supervivencia basado en dos únicas cosas, según el Arcipreste:
jodienda y mantenencia. Olvidaos de vuestras cuitas, seres espirituales, almas
delicadas, el mundo que viene aborrece de los selectos. Traigame el frasco de
las sales anodinas, que aquí cuanto más bastos, mejor. La obsesión con el sexo
os vuelve impotentes, pero no pasa nada, es la voluntad del supercofrade.
Cultura urbana que no sabe diferenciar a un manzano de un roble, mientras que
un campesino de Castilla un par de décadas atrás podría alardear de buen decir,
en idioma de gala, pero sin calzarse el coturno, de hasta diez sinónimos
por sustantivo. De la riqueza sintáctica
mejor no hablar; no meneallo pues surgirían agravios comparativos entre los
palurdos de Delibes, el último canto del cisne de Castilla la gentil,
poniendolo a cotejo con la jerga que fluye por nuestro éter y por nuestras
calles, o si analizamos el lenguaje pedestre y peleón de nuestros periodistas,
de nuestros puntales de la comunicación, de nuestros políticos, tan retóricos
como siempre, pero para los que la belleza oratoria ha dejado de ser una
aspiración para convertirse en antigualla. Bossuet, Castelar no tienen émulos
ya en el banco azul ni en los púlpitos. No se hace otra cosa que fusilar
malamente la jeringonza del inglés Webster, porque las influencias no vienen de
Oxford sino de California, de allá donde unos cuantos bucaneros judíos,
supuestamente prófugos de las persecuciones del Tercer Reich, aprendieron la
lengua de Shakespeare en régimen de curso acelerado. Aún se notan los
germanismo de su locución y con ese inglés tomado prestado, aprendido que no nativo,
van a sentar las costuras de la vieja Europa. Los tiempos de venganza no han
hecho sino empezar.
En los parlamentos hoy se siguen insultando más y a lo burro, antes se
sabía hacer más finamente.
Sin necesidad de prontuarios ni de grabadoras, la tinta y la pasta de
piel de becerro costaban lo suyo y no se había inventado el bolígrafo, ni la
imprenta, el recurso era confiar a la memoria todo lo que otros decían. El
libro cuenta con cinco siglos de antiguada, la literatura tiene más de
cincuenta. Esto está naciendo como aquel que dice, pero el hombre de las
cavernas evolucionó a través de la comunicación oral. No podía haber
inclinación libresca ni pedantería. Los cantares de gesta iban de un lado para
otro con acompañamiento de rabeles, zanfoñas y vihuelas y los textos entonados
en los corros de las plazas y de los patios de armas. Las gentes se
familiarizaban con los héroes y heroínas del romancero vis a vis.
Pobres de solemnidad los escolares de las primeras catedrales, alma
mater del saber europeo, aprendían sin libros. Los pocos que se veían en los
tránsitos de Oxford o Alcalá estaban amarrados como loro en alcanda a una
argolla que disuadía cualquier intento de robo. A falta de manuales de texto
memorizaban las lecciones por una técnica llamada pensum, utilizada en los
tirocinios jesuíticos hasta hace poco.
A Homero y a Virgilio los conocemos a través de los ciegos que iban
recitando sus composiciones por toda la latinidad. La palabra era entonces algo
de conjuro mágico, conservaba derechos adquiridos y poderío, una cadencia
adjunta a la gran riqueza léxica y a la capacidad de matización que hoy ya han
dejado de sernos familiares. Estamos hablando de una época de verdaderos
titanes de la fala: el mundo de las sagas vikingas, de bardos celtas, galloferos
trotamundos en la corte de reyes holgazanes, todo el mester de juglaría. La
población analfabeta y ágrafa reconocía como una señal de prestigio y de poder
al que sabía silabar una salmodia o explanar un pasaje de
La gleba era ágrafa, no sabían hacer la o con un canuto, pero podían
sopar con honda a las cultas latiniparlas a las que hogaño, como si hubiese
regresado Celestina a sus dominios de Talavera, por las cámaras y micrófonos
nacionales, que garlan y garlan, y ejercitan la sin hueso en la barra fija,
calistenia de comidilla y murmuración que no encuentran fin. En aquellos
tiempos era otra cosa. La gente sólo abría la boca cuando tenía algo importante
que decir y las conversaciones resultaban inspiradísimas. Se conservaba gracias
a ello un sentido de adscripción al grupo, la consciencia de pertenecer a la
fratría. Eso da optimismo y genera una cierta solidez social. La angustia que
crea el desarraigo de las aglomeraciones metropolitanas estaba por venir.
Con este raudal libérrimo conecta Francisco Villon, el último de los
grandes trovadores provenzales. Era un iniciado en los saberes herméticos y un
campeón del buen decir. se decía que la fe llegaba a través del oído (fides ex
auditu), el más noble de los cinco sentidos y el postrero en morir. los
agonizantes primero pierden la visión, luego, el olfato, les entra hormiguillo
por las piernas y las manos, se les embota el pulpejo, el gusto desaparece, las
pituitarias ya no disciernen los olores, pero el oído sigue ahí aun cuando el
corazón haya cesado de latir. Algunos de los que regresaron del túnel refieren
cómo escuchaban las conversaciones de aquellos que les amortajaban. Creyendolo
difunto seguía a la escucha. Y es que la palabra salva y vivifica ¿Qué tendrá
la palabra para que en ella encontremos el primero de los vestigios de nuestra
racionalidad diferenciadora? ¿Es la audición el sentido más relacionado con las
potencias del alma? De ser así, la edad
media, donde el verbo registra una especie de apoteosis triunfal, fue el tiempo
del alma de la humanidad. La estética de las sinfonías gregorianas y la
arquitectura gótico-románica así lo avalan.
-Habla, señor, que tu siervo escucha.
Los metros de François Villon son una caja de resonancia de aquel
ambiente de superdotados de elocuencia. En sus composiciones detectánse ecos de
la magia de los rapsodas y de los predicadores multitudinarios, de un Francisco
de Asís, un Savonarola, un Vicente Ferrer, un Bernardo de Claraval, así como de
los polemistas ex cátedra o controversistas significados, maestros de Artes de
Esa atmósfera de elevada tensión la captan los hemistiquios, dotados
de un estilo conmovedor, a trechos sarcástico, hasta alcanzar un estadio álgido
de livor escatológico. Al poeta le estremece la suerte del ser humano, abocado
a la nada, que nace en medio de la casualidad, la mierda y el dolor y la
desolación son sus pañales y es con las heces y con la sangre como lo
amortajan. Se confiesa creyente pero la fe parece que le cuesta. Su
preocupación es metafísica más que política o social aunque de rebote
reflexione sobre el caótico panorama que han dejado en
No hay que soslayar el hecho de que estuvo en capilla por lo menos en
dos ocasiones. Ya convicto y confeso y cuando aguardaba ser ejecutado, ultima
la redacción de su famoso “Testamento”. La proximidad del más allá incentiva su
inspiración, confiesa sus culpas, desnuda su alma y hace un defroque o
desenclavo de todos los efectos personales. Estos los lega entre sarcástico y
pirrónico a sus amigos y parientes. Aparece una lista de personajes de la
época, pasa revista a la actualidad. A unos les pune con acrimonia, a otros les
exalta hasta el paroxismo. Se ve en la hora de la muerte quien fue su enemigo y
quien lo trató con benevolencia. Algunas de las sentencias en forma de
aforismo, apotegmas y retraheres, guardan un sentido oculto, porque el lenguaje
de Villon a la vez que popular sabe también guardar las distancias, de manera
que las frases se despachan impregnadas de un halo misterioso y críptico. No
se olvide que estamos ante uno de los
grandes metafísicos de
A su amada Ither Marchant olvidando los agravios de su despecho le
deja en heredad su corazón traspasado de olvido, la espada que llevó siempre y
una mula roncera que, cualquiera fuese el camino, siempre tiraba hacia los
abrevaderos de
Este aspecto dionisíaco es importante en el latir de la obra de este
autor el cual reconoce “haberse bebido todas sus vergüenzas”. El vino es un
demonio que a veces nos acerca a los dioses, responsable de la catarsis y del
aborrecimiento del bebedor. Rabelais,
gran admirador de Villon y continuador de su obra, en “Pantagruel” fundaría
Había que ser un maestro de la dicción y de la mímica para conseguir
el interés del auditorio, mediante tretas del bufón o del “sot” patas de
liebre que aparecía en escena tocado con
un gorro a colores verde y amarillo, volantines de malabarista y haciendo
alarde de un cúmulo de recursos, pero el lenguaje que utiliza es un francés
vivo, de la calle, que nada tiene con la retórica venidera. El renacimiento con
su esplendor galante y refinado y luego el Barroco destruiría ese candor
travieso que empapa los escritos de Chaucer, de Juan Ruiz, de Bocacho, del Roman de
“Car a la mort tout s´assouvit”
Ello no es óbice para que la fe se mantenga firme en
uno y otro, se santiguan cada dor por tres y comienzan sus retahílas con
invocaciones trinitarias. Tanto Villon como Juan Ruiz celebran a
“Vivre aux humains est incertain/ et
après la mort n´y a de relais”
La muerte hace correr el turno, el dolor sopla sus
rachas, no hay treguas ni se concede cuartel en esta lucha. Tremendo es el
precio que hay que pagar, mejor, no haber nacido; además, nadie regresó a
contarnos qué hay detrás de la otra orilla. Procede entonces vivir sin pensar
demasiado y pasarselo lo mejor posible. Villon es un vitalista que asume una
actitud irreflexiva y resignada, se quejará pero no ultrajará a la vida como lo
harían después Voltaire y Rousseau a los que el racionalismo les cerró los
ojos. Ha apurado toda su honra en los jarros y jícaras de las tabernas de
París. Su vida es un constante discurrir de sobresaltos y persecuciones pero no
asume actitudes vicarias, su carácter nada tiene de tartufo. El elán vital
oscila entre el arrepentimiento y la caída. Sus misereres tienen ese acento
patético del canto de la sibila medieval. A veces su desolación es comparable a
la de Job. Su cansancio revela una corriente existencialista. Adelantándose a
Sartre, preconiza la existencia sobre la esencia y define a libertad no como
una elección entre dos alternativas sino la condición misma del ser consciente
que mediante esa capacidad de elección vuelve al ser, evoluciona y se realiza.
Hay indicios de que está más próximo a los principios de la moral de situación
del subconsciente ante la verdad tornadiza y que bascula a un lado o a otro a
compás con un mundo en desarrollo que de los principios de un dogma inmutable.
Por otra parte, en él encontramos al primer bohemio que se mofa de las
peregrinaciones y del culto a las reliquias, adorador del grial eucarístico que
expenden en los zaquizamíes, con ciertos parpadeos de un surrealismo precoz.
Villon es un flautista, nada de torres de marfil ni compadrazgos. Hay que
correr la sortija de Paris a Tours, de Burdeos a Orleans, sin hurtar el cuerpo
a los navajazos ni el nombre a los horrores de la infamia, sumirse en la marea
de la existencia, vivir con la soga al cuello entre dormir entre budiones y
gorrones, chinches, moscas, y sanguijuelas, compartiendo techo con las mozas de
partido, los desharrapados y malandrines del viejo camino real. Su escritura
consigue un atabe para purgar la cañería, hace un registro de la gran cloaca,
aunque no consiga relatar lo que presencia con la impavidez circunspecta de un
Zola o de un Flaubert. Es cualidad de todo genio adelantarse a su tiempo. A
veces la buena literatura se confunde con un descenso a los infiernos. El poeta
comparte la tarea con el sacerdote que oficia un rito ancestral y con el chamán
que lee los horóscopos o el sanador que hunde el dedo en la herida haciendo
saltar la amarga ponzoña de la existencia humana. Lo importante es la garra
lumínica de la tradición oral, pomo de las esencias que se vierte, a veces lirio
sonoro que se deposita, un manojo de reflexiones al caer la tarde, cantos de
víperas que esparcen una melopea armoniosa sobre los trigos de la campiña. La
voz de Villon hunde sus raíces en pasajes y perícopes de los sinópticos. La
piedra al sumergirse en el estanque auditivo deja un rastro de alas cansadas
que vuelan al infinito. Algo nos irradia. La poesía de Villon recuerda la
estructura de un vaso sagrado que utiliza el santo beodo en sus libaciones. Se
escancia vino amargo pero también malvasía. En él su autor bebe, vive y reza,
pasa dejando una estela de salmos laicos. El zurrado por la adversidad y la
incomprensión de sus semejantes convierte los versos en oración:
“Dieu, enveille ouir mon clameur”
Estamos ante un místico que vive la noche de su fe,
llagado, cubierto de postemas, pero en medio del marasmo dando testimonio de su
búsqueda, sufriendo con paciencia los embates de la crucifixión. Él es un
producto de la erudición clásica, un temperamento muy francés, pero un poeta
como éste no se podría generar en otra cultura que no fuese el cristianismo.
Hijo de su siglo, asistía a los últimos arreboles del entrelubricán
escolástico.
Los ataques a la clerecía en todos los escritores cupulares que
comparten trono en los cuatro grandes idiomas europeos son muy afilados. Ponen
en la picota su lujuria, el apego a la riqueza, el “auri sacra fames” de los
antiguos, las conductas deplorables y farisaicas de los curas y de las monjas.
El cuadro que pintan no es amable: una iglesia simoníaca, metida de lleno en la
política, los monasterios relajados.
Pero también cantan todos ellos al amor, fuerza perenne de la
existencia, expresión del Xto vivo, y una señal de que el cristianismo guarda
el secreto de la verdad y es fuerza perenne, pese a los malos ejemplos. Villon
pinta con ternura el retrato de su adorada en la “Ballade du temps jadis”,
poema de corte manriqueño que gira en torno al “ubi sunt” horaciano. ¿Dónde
están todos ellos, en qué acabó todo, dónde están las nieves de antaño?, se
pregunta el poeta, para, al cabo, prorrumpir en una larga queja contra la
muerte niveladora, “pallida mors aequo pulsat pede pauperorum tabernas
regnumque turres”, según el improperio contra ella del Mantuano, y la acusa de
haberse llevado a Eloísa en la flor de la edad y a su amante Abelardo, aquel
brillante canónigo de San Dionisio de París, al que por amar a la bella Eloísa
castraron los cuñados; se interroga por el paradero de Blanca de Castilla, la
esposa de san Luis (1.118-1.252), “hermosa como el lis, que cantaba con voz de
sirena”. ¿Qué se hizo de tanto frenesí ? ¿Dónde está ahora Juana de arco?
“Et Jeanne, la bonne Lorraine / qu'
anglais brulerent a Rouenne / oú sont ils, oh Vierge souverainne/ mais oú sont
ils les nèiges du temps jadis?”
Por los pareados desfilan a continuación el papa
Calixto, Alfonso de Aragón, el rey Arturo y Carlomagno, Lancelot del Lago y el
Delfín de auvernia, el conde de Alençon. Algunos ciñeron tiaras y mitras,
coronas, fueron concebidos en vientres de reinas y consiguieron la fama y el
poder. Hoy ya dellos nadie se acuerda. El mundo no es más que una estentórea
carcajada. A todos, pobres y ricos, diadocos y emperadores, la púrpura y el
arambel se darán cita en la triste fosa. A todos ellos les envuelve el refrán
de “ou sont les neiges de jadis”.
La vieja cortesana añora sus encantos de juventud ante el espejo, pasa
revista al ayer preterido y se le vienen a las mientes todos aquellos que le
gozaron y hace un repaso de los rostros de sus amantes: un cura, un escribano,
un obispo, mercaderes, prebostes, insignes magistrados a cambio de un poco de
oro. El amor sólo pasa una vez. Después se vuelve mercenario. Con lágrimas en
los ojos la vieja marchita se acuerda de aquel hombre al que quiso y por el que
sería más tarde abandonada. ¡Desengaño fatídico! Primero fui venternera loca
del placer por uno que me gustó y luego por dar gusto a todos me convertí en
ventanera de la profesión. La celestina de Villon se parece poco a la
dicharachera comadre de Fernando Rojas, pero la sensualidad es parecida. Ella
también se ve vieja e inservible para el trato torpe, los pechos resecos, el
vientre caído, los brazos tiernos de ayer, hechos solamente para los amorosos
lazos, hoy le caen péndulos, ya carecen de fuerza, la crija en barbecho, las
nalgas, antes tiernas y ahora flácidas, y el pequeño jardín del monte de Venus
antes rojizo y lozano, ahora cubierto de hebras de ceniza, un cornijal baldío.
Hay en la descripción un perfecto conocimiento y hasta un regodeo con la
anatomía de la femenina, sin echar mano del embozo ni del eufemismo. Los años
pasaron implacables estampando sobre la carne lozana el sello de la vejez
antesala de la muerte, que ante tanto estrago sigue la ex bella añorando sus
afeites y donaires, aquellas ancas anchetas, los puntiagudos y prietos senos y
aquella vagina (sardinet) dotada de labros retráctiles para no dejar escapar a
lo que más quería, los muslos en sintonía con lo demás, por ser mujer de buenas
partes, y aquel culo respingón para la navegación viento en popa; las caderas
se han caído y aparecen moteadas sospechosamente. Fue así como la beldad se transforma en sota.
La que antes moraba en los palacios se esconde en un ínfimo tabuco donde
permanece arrebujada en su chal junto a un fuego de hebras de cáñamo, símbolo
de la muerte que se peina sentada en las riberas del Leteo, su melena de
esparto. Hijas de la vida y del amor, contemplad el destino que os aguarda,
sacerdotisas de Afrodita, la vida pasa pronto, gozad de ella lo que os cumpla.
Villon aconseja a todas las doncellas que no pierdan ripio y que se diviertan,
que no se conformen con un hombre ni con dos. Pero está hablando con sarcasmo
pues refiere que locos amores vuelven a los hombres bestias. Por una mujer
perdió Sansón sus fuerzas y David de Dios ganó malquerencia, una gaita y una
mujer destronaron a Orfeo. A causa de ellas el cancerbero anduvo a cuatro gatas
y Narciso en un pozo hondo se ahogó, Amon forzó a Támara, una mujer hizo
borracho a Lot. No hay fuerza igual cuando en el corazón del hombre se
entromete. saltó por los aires la devanadera Herodías y rodó por los suelos la
cabeza del precursor. “Y a mí, François Villon - confiesa- me urdieron a una
viga de molar para moler el trigo en más de una ocasión por una bella cuyo nombre
me resulta más dulce que la miel, Catalina de Vancelles, aunque sea amargo el
recuerdo”. El tropo del cura al que unos salteadores mandaron moler unciendole
a la rueda cuando le hallaron en coyunda con la molinera en
Sin embargo, la harina es ya sólo ceniza. La muerte, he aquí la
moraleja, venga los desdenes del amante despechado. Al obispo que lo aherrojó
nunca lo perdone y formula el deseo de que se pudra en los infiernos el tal Teobaldo
de Aussigny, que pruebe de su misma medicina y conozca lo que son las
mazmorras, el tormento de la gota en la cabeza, el ecúleo y los garfios y como
mínimo le desea al inicuo prelado algunos de los malos tragos por los que él
pasó.
Pero Paris bien vale un misa y de la panza sale la danza -son frases
suyas-. Bebamos y que en salud nos tenga
Y en medio del lodo, la perla. Después de estos consejos a las mozas
de París, tan poco edificantes y sus transigencias con los placeres mundanos
que pondera, surge la voz dolorida del reo humillado y escarnecido invocando la
compasión y el perdón de
“Trotter m´en faut en fuisse et
deshonneur”
en su planto se queja de la traición de una mala
amiga, falsa belleza, cuyo goce siempre cuesta caro, era mujer dulce y taimada
al mismo tiempo, un amor duro, martillo y yunque de sus tristezas. Pero llegará
un día en que la balanza de los años- tempus edax rerum-, basculandolo todos
con sus sistema de pesas y medidas implacables, pondrá el contrapunto, nivelará
las cosas con su fiel implacable “yo seré viejo y tu fea y sin color, en llanto
se convertirán tus carcajadas”. La amada beberá el cáliz del desengaño mientras
sus dedos, ya marchitos y tumefactos, acaricien las cuerdas del laúd para tocar
el “De profundis”. Le queda otros amores en el tintero “cuyo nombre no
pronuncio porque el recuerdo de su rostro me punza los tuétanos a cada hora”.
Prorrumpe entonces en un apóstrofe patético contra la muerte. Es una de las reflexiones funerales más
profundas que hayan podido salir de labios humanos. “Eramos dos y un solo
corazón teníamos; la muerte nos separó. Desde su partida me habita su memoria,
mirad cómo soy un cadáver ambulante”. Ahora habla en serio, nada tiene que ver
este Villon patético con el bufón ristolero de otras ocasiones, cuando golpea
los compases de su danza macabra. No olvidemos que este su legado, el defroque
de un poeta pobre y encarcelado, que está diciendo adiós a la luz del día. Le
había tocado vivir tiempos apocalípticos. Las guerras habían diezmado
castillos, villa y lugares y a causa de las epidemias por todos los caminos se
acollaban montones de cadáveres, lo que no es obstáculo para esa sed de vida,
el desenfado y el amor profundo a la naturaleza. Alterna la tina de maceración
con el horno de las carcajadas. Así pensaban sus coetáneos y así lo hace
constar en sus versos.
Al hincar hondo sus afilados caninos de moralizador sobre el entorno
que le rodea hizo presa certera. Ridiculiza a aquel París poblado por
escolantes que se divertían iniciandose en una falsa ciencia, por hidalgos de
gotera, mujeres de la vida, prebostes cornudos y magistrados corruptos. Pero
sobre todo afila sus críticas contra
Tampoco podían faltar en esta acerada crítica a los desmanes del clero
las alusiones a los curas borrachos. Como aquel abate Clochart al que observa
temulento y de andares vacilantes camino de coro a cantar vísperas. A él le
dedica un bello epitafio. Esculpe los bajorrelieves de la vida parisina con
cuadros costumbristas en los que se percibe a veces el trazo del delicado
pincel y otras el brochazo de sal gorda. El zócalo que talla en esta visión de
conjunto conserva la frescura del primer día. Los personajes que retrata parece
que se mueven todavía por los aledaños de Pont Neuf. Todos ellos se expresan
con el mismo despejo con que lo hacen las serranas del Arcipreste o los
peregrinos de Chaucer, estos últimos no han perdido aún el acento cockney.
Triquiñuelas de pícaro, besos y caricias a tanto por barba, garsinas y hurtos,
que denotan la experiencia del hampa que tuvo su autor, cruzan las páginas. Los
niños abandonados debieron de ser plaga, por lo que tuvieron que quedar
abiertos en la capital tres hospicios. Su humor tiene también aires de
expósito, utiliza un argot incisivo, aún reconocible en la germanía de los
bajos fondos que son la elocuencia del francés de Montmartre y de Pigalle,
jerga de la banlieu y de los burdeles, de los calabozos y del “trottoir”, un
trallazo de espontaneidad en pleno rostros que nos recuerdan al viejo coquard
de maneras peregrinas que fue Villon.
Itém más, prosigue la donación de los efectos personales de su
Testamento, y deja a los frailes mendicantes, a devotas y beguinas una buena
sopa jacobina “para después, tras las
cortinas, hablar de contemplación”. Hay una alusión a las consecuencias de
tales reuniones de camaradería espiritual. Quedaban preñadas las monjas de
estos conventos y nacían niños de padre no reconocido. “No haya hijos enechados
de padres putativos que a los que procreó les done Dios su galardón”. Una
visión de abusos deshonestos en círculos consagrados que son tema de actualidad
hoy. El estupro y la violación siguen siendo males endémicos en las diócesis
africanas Ver los periódicos del día de la fecha, 23 de marzo de 2001 en la que
escribo con las declaraciones de Navarro Valls, portavoz del Vaticano sobre la
materia. El pulsar temas inherentes a la condición es una de las peculiaridades
del escritor genial. Los problemas del celibato en el rito romano son más serios
de lo que parece. Se le plantean a
A medida que avanza el poema se va convirtiendo en una gran morality
con resabios de danza macabra. Pasa revista a los hombres provectos,
barrigudos, avinagrados y sin simiente que añoran el tiempo que pasó. Lucha
generacional, la descolocación moral e intelectual que tantos padecemos. Su
delito es no atenerse a la máxima del “tempori parendum” (acomodo a los
tiempos) del clásico. “Y por culpa de una puerta yo perdí una huerta y diez
halcones”, dice. “Y hubo una mujer que me puso en traza de caminante”. Catorce
puds de vino pellejero le quedó a deber a un mercader de Saint Denis. “No se
los pago. Así pierda la razón y me atragante”. Sin embargo, con su visión
profética, no deja de lamentarse por las muchas casas que se pierden por el
vino. Así el pobre Clotart, a causa de su afición al tinto, se bebió su
colación de Notre Dame, murió prematuramente.
Cien sueldas dejó éste de su beneficio a un tal Clotart. Pero el viento
hace la pluma, no es cosa de lamentarse. Unos vienen y otros van. Unos bajan y
otros suben.
Menos convincentes parecen sus conocimientos alquimistas, aunque no es
improbable que también practicara la quiromancia, pues, como no podía faltar en
cualquier centón medieval, mienta a la piedra rejalgar, el oropimienta, y el
oro obrizo con que se fabrica la piedra filosofal. Al erebo se vayan todos los
magos.
Al amor de un brasero sentado en un sillón de pluma flojel bebía
hipocrás (vino con miel) un afincado del buen pasar y socio de la buena vida. A
su vera estaba Sidonia. Ambos cantaban y reían, jugaban a las cartas, tocaban
el arpa, y, cuando cansaban, se hundían en los brazos del amor, “que yo les
espié por el cancel haciendo marranadas y supe entonces que no hay cosa mejor
en esta vida que retozar hombre y mujer a cualqueir hora del día bajo el
agavanzo o detrás del rosal”. Es la sátira de Frank Gautier en la que
ridiculiza la norma de la apartada vida que preconizara Horacio en su “Beatus
Ille”. Pero Villon pone de manifiesto las contradicciones en esta huida del
mundo y las enseñanzas de Jesús. También escarnece el relajamiento de la vida
monástica. Es el tema eterno. El abad come de lo que canta y mi olla, mi misa y
mi María Luisa. Aquí lo mejor es hacer lo que uno le dé la gana. “El “Panurge”
de Rabelais, protagonista de “Pantagruel” y, que según la crítica, está
inspirado en Villon, va a dar la misma tasa. Ambos autores inician la corriente
anticlerical que va a desembocar en la pluma mojada en ira del inclemente
Voltaire, epítome de ese descreimiento, rezumando el veneno de una
irreligiosidad inveterada, tan francés.
Francia es la génesis de
Malos ejemplos, escándalos, miserias. De poco sirve que madame
Bruyères vaya predicando por las esquinas de Saint Denis predicando la vuelta a
la pobreza con una biblia en la mano intimando a las mujeres descarriadas la
necesidad de la conversación a Jesucristo. Ellas le respondían:
-Andad, que ya estamos perdidas. No queremos que nos encierren en un
convento para solazar a los frailes carnívoros. Dejanos en paz, vieja bruja.
Somos mujeres decentes, aunque nos llamen de la vida. A otra parte con tus
sermones contra la salacidad. Que primero se conviertan ellos, que adquieran
buenas costumbres, empezando por el papa y los cardenales.
Pese a las exhortaciones a la morigeración, a la continencia y una
vida austera, Paris siempre tuvo esa tradición de ciudad alegre y confiada,
punto de recalada de la buena meretriz. Tenían por costumbre batir la calzada
en las dehesas pasado el Sena; las tapias del cementerio de San Medardo eran su
lugar de trabajo favorito. Precisamente allí al correr de dos siglos un diácono
jansenista haría milagros. Decían que levitaba, que resucitaba a los muertos,
que curaba las enfermedades, que adivinaba el porvenir. Todo resultó obra del maligno, pero París es
desde entonces
Es la metropoli de la ciencia del amor y en el ámbito de la
prostitución el rompeolas de la vida alegre. En sus burgos se fundaron los
primeros hospitales de venéreo, los primeros hospicios y los centros de
arrecogidas. Venían de los más remotos lugares de la tierra. A todas ellas las
cantó Villon en sus versos: españolas, catalanas, valencianas, flamencas,
griegas, turcas, romanas, piamontesas, borgoñonas, irlandesas, inglesas,
alemanas, saboyanas, sicilianas, griegas, bretonas, húngaras, danesas, de
El chancro del fementido mal gálico tuvo a
De modo que para yacer y holgar, París y también para sanar de las
pegadizas miserias. Esto es lo que han creído al menos los ingleses que
inventaron nada menos que el preservativo
acorazado, en precaución contra el azote gálico, cuando pasaban el Canal
en son de merodeo amoroso, y lo bautizaron con el nombre de “French letter”
(carta francesa). A contramano, los francés llamaron de siempre al cordón
“lettre anglaise” (carta francesa). Un epíteto y un antítodo cabe en la figura.
Y donde las dan las toman.
Las monjas dominicas de san Jacobo tenían la piadosa costumbre de
abrir las puertas de su monasterio a las muchachas vagabundos y a sus hijos
fornecinos, pero, atención, no todo era caridad en esta práctica, sobre todo
cuando frailes licenciosos se injerían y hacían valer sus derechos de pernadas.
Andaba en lenguas que este centro conectaba por pasadizos subterráneos con dos
conventos de
Lo malo es que el monasterio de san Jacobo era el primer jalón de
salida de las peregrinaciones a Compostela en
Viene a la conclusión el autor de la “Balada de los Ahorcados” y del
“Testamento” que la vida misma semeja como a una gran mancebía, de la cual
pocos escapan. La soga del vicio tira del cuello del hombre hasta las aguas del
pozo de los bajos fondos; así con un pie ya en el estribo pasa revista a los
momentos de disipación, al tiempo perdido en devaneos, a sus estragos de
crápula. Aquí sus versículos alcanzan un alto grado de sinceridad y de emoción.
Es la melancolía humana puesta a trabajar y darle vueltas a la cabeza,
la tristura postcoital de la que hablan los psicológos, pues la búsqueda del
placer no depara la dicha, a decir de los moralistas:
Je suis paillard, la paillar me
suite/Ordure aimons, ordure nos suite/ nous defuillons honneur, il nous
defuite./ En ces bordeux oú
tenons notre état.
A gente menuda, pequeña moneda. A los bulderos, nunca. Sin solución de
continuidad cambia el tono y el tema, en la mejor tradición de los compositores
del “sermon joyeux” de los provenzales, parodia de las homilías, que tuvo tan
alta raigambre en la literatura cristiana y que recorre todos los cromos del
espectro hasta llegar a bien entrado el Barroco. En España el “Fray Gerundio”
del P. Isla es un ejemplo. Tunde las costillas de los simoníacos y de aquellos
predicadores especialistas en la recaudación de dineros para obras pías -
equivalentes a las o.n.g. del momento que encubren tan turbios manejos- y que
iban a parar a bolsillos poco escrupulosos. Por tales calendas Sixto IV estaba
embargado en la campaña de reconstrucción de
“Tout aux tavernes e aux filles”, reza el refrán de la última estanza.
El tono chancero de “sermón alborozado” o chanza parenética del
principio se convierte en fúnebre lamento cuando hace manda de sus quevedos
leguleyos al hospital de ciegos de Paris en la confianza de que este efecto
personal les sirva de algún provecho, porque aquí los invidentes columbran la
verdad mejor que los que alardean de buena visión y recuerda el pasaje
evangélico de que los cojos andarán algún día y que el ciego que nada ve
recupera esta facultad. Su visita al cementerio de
Los esclavos de Satán oirán el sortilegio de los réprobos: id
malditos. Mientras, la hueste de la derecha comenzará un canto de alabanza que
durará la eternidad. Serán conducidos al cielo mientras los préditos se
hundirán en los abismos del tártago infernal. Ya los diablos les acogen.
Vanidad de las cosas del mundo, fugacidad del placer, inanidad de las riquezas;
eso es todo. El dalle de la muerte cortará a todos por un único rasero.
Entonces sólo valdrán las buenas obras. En las vueltas de peonza del rodillo
igualitario se confundirá el rico y el menesteroso. A todos aguarda el mismo
fin. Es la democracia sin más hasta sus últimas consecuencias.
Que fue clérigo y que estuvo ordenado de menores lo demuestra la copla
172 en la lega su beneficio de simple tonsura con facultad para decir misas
secas, que no llevan mucho aparato ni preparación intelectual, a un tal
Chappelain, sobre el que resigna su curato, pero no le da facultad para que uso
de cura de almas -otro nuevo retruecanos- ya que él sólo tuvo por costumbre
“confesar únicamente a azafatas y damas camareras”. De paso le dice a Juan de
Calais, que heredará sus versos que podrá castigar el texto, cortar, podar, añadir,
pulir a su placer. Debía de ser una costumbre juglaresca porque Juan Ruiz dice
lo mismo de sus cantigas. No le importan demasiado los derechos de autor. El
mester de juglaría siempre será patrimonio del pueblo.
Pedirá descansar en Santa Avoie (el cementerio del mosto), la casa
postrera de vagabundos y borrachos, pero que antes se le haga un retrato de
cuerpo entero, las dimensiones no le preocupan. Quiere que la memoria sea:
“aquí descansa un retozón” con el siguiente epitafio:
“Descanso eterno dale a él, señor/ y
claridad perpetua/ aunque no valiera lo que un plato y escudilla ni brizna de
perejil/ Le desplumaron bien, jefe, en esta vida perra/ igual que a oveja lo
esquilaron/ Rigor extremo lo envió al exilio/ le cutieron bien del culo la
piel/ a pesar de haber dicho que apela./ No hay palabra más sutil/ Mas descanso
eterno dale a él.”
Que Dios le coja confesado. Suplica a Dios una hora corta y al verdugo
maña certera, limpieza y rapidez para que en la toza no le haga padecer. Estaba
en todo, a lo que se ve, hasta el punto de ponderar quien puede ser su mejor
esbirro. Cita al respecto los nombres de Martin Bellefaye, al señor de
Colombel. En caso de que estos dos se excusasen, da la comisión al maestro
Jacques James o al propio Philip Brunel, que, aunque brutales, son todos ellos
temerosos de “Dieu, Notre Seigneur”. Ningun rencor los guarda. A todos los
quiere bien y que el cura que le asista en los útimos momentos sea Thomas
Tricot, que oficiaba en la diócesis de Meaux, compañero de fatigas y de aula y que mucho bebió a su
costa, y que por lo visto era un buen echador de cartas. por último que se
encargue de los blandones y el sudario a Guillermo de Rue, su compadre y que
era experto en vinos. Yo les doy a todos las gracias que se va acabando este
loco frenesí. A los cartujos y celestinos, a los mendicantes y a las devotas, a
los que viven de gorra y a los claquepatines ( los de la clac teatral), a las
chiques pizpiretas, a las que llevan la justa corta (picos partos) y a los
cuidadores del amor transidos y a los que sin dolor calzan las botas gualdas
(cornudos). A todos les digo “merci”. A las púberes muchachitas que muestran
sus teticas, muy hospitalarias ellas de por sí. A los ladrones y camorristas, a
los bateleros del Sena, tocados de su marmota. A los locos y a las locas. A los
zotes y a las sotas que muestran su arlequín. Se los ve y la gente empieza a
silbar
Domingo, 23 de abril de 2006
Easter.
Cristos anesti. Anbiat. baskriesi, rissen. Gerissen, resurresité.
surrexit sicut dixit. Ressurection and Erstehung. That is
the cry today in all the languages (Greek, Rumanian, Russian, German, English
etc.) I remember one novel of Tolstoi with that title. Was tired after a bad
week. Prosecution that never ends at the Archive. El CIDA is like hell. Kafka
lives among us. There are more chiefes than indians like in the bad spaguetti
westerns. You sahouldnt do that. You shoud do this. You are not a qualified
archiver etc. So my fingers become ghosties as we say in old spanish. Mis
dedos se tornan huespedes. More than twenty year listening to
the same tune. Envy. Rage. The classim and idiocy of the spanish society. After
all we are descendent from the Visigoths. The Spanish
Laberinth at work.
Why didnt he shoot himslef alter living to the
Catalans the Papers from
Jelousy. They dont know how to draft a
comunication official. I know how to draft. I know where are the books. I am
aware of the drastic and dramatic history of
·
In any case I have been quite worried about my
Helen. Has her car dented by a silly old hag. Watch where you are going missus.
After all she was honest and left her address recognizing guilt. That shouldnt
be like that in
·
Have a peacful and joy ful week.
·
Antonio
batir moneda felipe ii el primordial burócrata san mateo es
el patrón de los de hacienda plata repujada censo del marqués de la ensenada de
1765 y catastro de la villa de madrid de 1754 en 1770 araquistain propone un
colegio para instruir a los funcionarios en las carreras del estado bravo
murillo y el estautot de funcionarios de 1872 pedro gomez de la serna el último
recotr de alcaá de 1849 que traslada la universidad a madrid suspensión y
reposición de empleados públicos ayudas de costa sobre el estatuto de
fuincionarios juan neneyto perez historia de la dministración calvo sotelo fu
CORRESPONSAL DE
Antonio Parra
Con una estampa de
Era una tempestad de granizo casi tropical lo
que caía terciada con hampos de una nevasca rusa que descendían perezosos sobre
la cima de los rascacielos y el viento huracanado jugando a capricho con la
aeronave. Por un instante creímos que nos ibamos a estrellar contra las Torres
Gemelas. Allí vi un signo de los días porvenir. El horrísono espectáculo para
los hiperestésicos como yo no es nuevo. A
Nostradamus lo he vivido en mis propios huesos. La fatalidad muslímica
frente al destino. Makfut. Está escrito.
Desde entonces, y aunque salí de
aquélla y de otro accidente que tuvimos en Lisboa, se incendiaron dos motores
en pleno vuelo, a raíz de mi accidentado aterrizaje en
Hasta escribí una crónica y creo haber
entregado algún despacho anticipando esa experiencia apocalíptica de las Torres
Mellizas derrumbándose que ha puesto al mundo los pelos de punta. Y la obsesión
me ha martillado muchos años porque Nueva York es algo que imprime carácter que
cambia la mentalidad y el modo de ser de las gentes. Allí mi vida experimentó
un giro de varios acimutes. Y silbé sus “blues” bajo la autoridad de Frank
Pinatra, un neoyorquino típico: “I love Nueva York. Nueva York”.
En América todo es grande y es
extremo. Las montañas. Los huracanes. Los hombres y las mujeres; allí se
encuentran los más altos y los más bajos, los más guapos y los más feos, los
flacos como leznas y los más gordos pues dicen que Nueva York, donde abundan
los “fatis”, cambia hasta el metabolismo y a mí me ocurrió Las ciudades. Los
árboles mayores como el alerce de las Rocosas o las secuoyas de California. Se
lo pasan allí en grande los estadísticos, los amigos de los contrastes y todos
aquellos que sienten pasión por evaluar las contradicciones, sinrazones y a
veces maravillas de la raza humana. América casi carece de raseros y de varas
de medir. Hasta climatológicamente las subidas y bajadas del mercurio de tan
bruscas carecen de parangón. Se pasa sin solución de continuidad de una mañana
calma de primavera a una tarde de calígine para luego tener una noche de
escarchas. “If you dont like our weather, just wait” (Si no te gusta nuestro
clima aguarda un segundo), advierten los castizos de Brooklyn.
Esta volubilidad a mí me parece
que influye en la forma de ser de los habitantes con bruscos cambios
emocionales que hace que no se asuste el neoyorquino de nada. Y se asusten
también de todo. Allí suele tomarse la vida muy a pecho puesto que para
sobrevivir hay que ser un adicto del curro. Como aquel Hernie, el transcriptor
de mis crónicas en
Y es que allá cuando llueve, es
el diluvio y si truena o cellisca lo hace a conciencia y de verdad.
Iban a ser cuatro años de
experiencia sin precedentes. De calores húmedos en los cuales se podía cortar
el aire con una navaja y de hielos espantosos.
Recuerdo la morriña que me invadía todos los veranos al regreso de las
vacaciones en Artedo con sus mareas cantábricas, un verdadero servicio de
limpieza costero que no existe en
Habíamos tenido un vuelo con
turbulencias. La aproximación a Kennedy la hizo el piloto con mucha cautela.
Estuvimos dando rodeos a la vertical del cielo de
Esto no quiere decir que sea una
megapolis cómoda o fácil ni el Edén, porque se lleva una vida que no es para
llegar a viejo. Es una ciudad bronca donde todo es difícil y donde nunca hay que bajar la guardia pero allí
se percibe un halo de humanitarismo tierno bajo la hosca corteza del
neoyorquino quien, cuando habla por cierto lo hace con palabras precisas y como
con barbas. Su “slang” o jeringonza es uno de los más interesantes por sus
alardes de precisión y de fantasía. Puede decirse que el cheli y el pasota
madrileño lo copian. Hasta el punto de que allí la sabiduría se aprende en la
calle. La ciencia del albañal o sabiduría de la acera son dos palabras que allí
conviene aprender para saber nadar y guardar la ropa. Sin una orientación y una
buena aguja de marear te caes pues refiere un viejo dicho local “nice guys here
dont last” (los buenos chicos aquí duran poco). Están acostumbrado a las
emergencias. Lo que más me sorprendió al principio es que la radio ensayaba
simulacros de un posible ataque nuclear y llevaba a cabo pruebas de evacuación
a los refugios que terminaban todos ellos con la muletilla: “Esto no fue sino
una prueba, de haber sido una emergencia real les hubiésemos facilitado las
precisas instrucciones”.
Es el mejor inglés jamás escuchado y eso
mismo me decía el querido periodista y novelista gijonés Faustino G. Ayer, un
enamorado de América y de todo lo americano (los dos ibamos a comprar el pan
juntos a una tahona italiana de la ciudad baja, dentón) que conocía bien Nueva
York, claro dentro de un límite porque en este foro mundial todo se mueve. Todo
parece en perpetua catarsis y siempre confunde, siempre sorprende. Con este
colega asturiano también tomé copas en el bar cerca de Plaza de
Así que el Sky line se presentó
ante mis ojos como una visión. Pensé en Moisés y Aarón bajando del Sinaí con
las tablas bajo el brazo. Una nueva era de mi vida empezaba traumáticamente.
Parto acongojado. Yo venía a Nueva York por una de esas carambolas a contar ese
periodo de transición que fue la era Carter para los lectores de “Arriba”
Todas esas firmas habían dejado muy alto el
pabellón y aunque entusiasta y audaz periodista como se decía en la jerga el
momento no me sentía con capacidad suficiente como para hacer sombra a aquellos
gigantes. En los primeros días me fumé dos cartones de tabaco pero no fui el
único. José María Carrascal que llegó en barco casi como un polizón se había
fumado treinta paquetes hasta perder la voz. Y a nadie le extrañe porque Nueva
York acojona e impresiona y más si el recién llegado la descubre en medio de
una aparatosa tormenta como me pasó a mí. La clemente Santina me echó un
capote. Aquella vez y todas.
Durante la espera para aterrizar
estuvimos de circunvuelo. A nuestros pies la postal inconfundible del paisaje
urbano: Manhattan con sus dársenas, espigones, grandes buques amarrados.
Bocanadas de humo blanco manaban de las fauces de las chimeneas de la central
térmica edificio lindero con el de
El Empire es el palo mayor de esta ciudad con
forma y fisonomía de buque de guerra con jarcias de cristal. Las Torres Gemelas eran las vergas de popa.
Cualquier bamboleo, descartado pues el firme de Manhattan no es más que un
peñasco yermo vendido por los indios moahawk a los holandeses por veinticinco
dolares en 1622; que se derrumbase todo el montaje, simplemente imposible,
porque los cimientos son de sílice.
Conque no puede ser más símbolo aquello de
torres más altas han caído.
Para mí que conozco Nueva York, amo Nueva York
y fui residente allí cuatro años, los más importantes de mi vida, lo ocurrido
el 11 martes fatídico de septiembre del nuevo milenio ha sido una señal. Un
toque de atención que exhorta al rearme moral más que al físico, una vuelta al
pensamiento de la nueva frontera de la época Kennedy. Que América vuelva a ser
amada más que temida y odiada. No se aconseja un castigo porque Dios no puede
castigar sino que el ataque representa un aviso enviado desde lo alto. Algo no
va del todo bien pese a la euforia de los últimos años. Se exige no la guerra
de represalias contra la diabólica mente que urdió la infernal hecatombe sino
la reflexión meditada y el reposo sobre cómo somos, qué queremos, hacia dónde
marcha el mundo.
Y esta idea se me ocurre cuando
a mi memoria viene el recuerdo de aquella tarde noche de san Andrés en medio de
la tormenta durante la angustiosa aproximación a un aeropuerto congestionado de
un tráfico terebrante. Allí oscurece mucho más rápidamente que aquí. Me impresionó la visión de aquellos dos conos
mágicos como una soberbia representación de una ecuación matemática sobre el
paisaje. Dos falos erectos encarnación de la potencia genésica de una nación
joven ¡qué contraste frente a los aires caducos de Londres! Dos mástiles de un
transatlántico en el que actuaría de timonel, de serviola y de mascarón de proa
la estatua de
Sin embargo, yo entonces con
treinta y dos años y medio pensaba que estaba llegando al epicentro del futuro.
Caía en la forja de una horno donde todo se cuece donde está el crisol del
mundo nuevo. La primera impresión fue la de acogotamiento. Nueva York amedrenta
un poco cuando se la ve desde el aire y más en las circunstancias de aquel
vuelo en medio de una tempestad que hizo que el avión se zarandease como una
vaina. En uno de los fucilazos del relámpago quedó diseñado sobre las nubes el
cordonazo de san Francisco o la palma de santa Barbara que decían los pastores
de mi pueblo. Me pareció entonces que una mano invisible estaba diseñando el
croquis de los tiempos por venir con una anticipación de veinteséis años sobre
los acontecimientos. Mi olfato periodístico me dijo que no hay que dar de lado
a las corazonadas y yo en aquellos momentos la tuve y ya desde entonces nadie
me pisó el scoop y por eso mi corresponsalía fue un poco a la contra de la de
los demás. Parece ser que a muchos les supo a cuerno quemado que uno quisiera
contar la verdad. Yo a los cables de
La verdad tiene muchos carriles y a un
periodista se le perdona todo menos el de ser aburrido ni pastueño. La
mansedumbre de feligrés da buen resultado en el rebaño y en la manada, nunca en
esta bataneada profesión a la vez canalla y sublime. Mi lema era un poco el de
la libertad al estilo del fundador del “Manchester Guardian”: Facts, sacred.
Opinions, free” (los hechos son sagrados; las opiniones libres). De acuerdo
pero existen diversas formas de presentar objetivamente unos mismo datos. A la
que descendíamos el avión perdía presión. Vi como el pararrayos de una de las
Towers absorbía la descarga de una centella. La gran azotea se iluminó con una
luz de espectro. La gran fábrica del rascacielos aguantó impávida. Aquello me
pareció el techo del mundo pero yo ya colegí que aquellos prodigios de la
ingeniería eran vulnerables. La exhalación había pegado justo sobre la punta de
la antena de una de las torres y el firmamento fulguró. Entonces el World Trade
Centre estaba casi vacío y en alquiler la mayor parte de sus ciento diez pisos
y dependencias. Bajo la borrasca ofrecían estos dos titanes de acrílico un
aspecto de desafío a los elementos. Habían sido erigidos a prueba de terremoto.
Eran el orgullo de la técnica. Sin embargo, dos aviones de pasajeros una
fatídica mañana del final de un verano para olvidar, el del 2001, acabaron con
esa suposición presuntuosa. Al verlas por primera vez recuerdo que pensé en
Babilonia y en Babel.
-Scaryeh? - dijo entonces un
puertorriqueño compañero de vuelo empujandome con el codo.
-A little - repuse en inglés y
él se puso a jurar entonces en español como suelen hacer los simpáticos de la
isla de Borinquen que habían emigrado en oleadas a Manhattan en la década
anterior y constituían casi un cuarenta por ciento de la población:
-Manda huevos con el viajecito.
Gran parte del pasaje estaba
vomitando en aquel instante de turbulencias y de zarandeos. No pude por menos
de reprimir la carcajada que distendió el estado de nuestros nervios. De allí a
poco sentimos gañir los neumáticos del Jumbo contra el tarmac de la pista de
Kennedy. Todo el mundo empezó a aplaudir.
Y yo a rezar. Recuerdo que en ese instante apreté contra mi pecho la medalla de
A lo largo de cuatro años no se
me pasó el acojone y creo que todavía me dura pero acabé amando a Nueva York
identificándome con su latido. Es el pulso del mundo del mundo. No me extraña
que Manolo Blanco Tobío dijese que lo que más extrañaba - para este gran
periodista gallego muy habituado a los modos de vida norteamericanos Europa era
una especie de exilio- es una ojeada rápida todas las mañanas al Nueva York
Times.
El bien y el mal conviven allí
puerta por puerta. Ángeles y demonios sentados a la misma mesa. Los rabinos con
sus kaftanes y los popes con sus manteos comparten un sitio en el metro. El
superfluo y la elegancia de
Está tan cargado de voltios el
lugar que los picaportes y los pestillos sueltan chispazos. La estática pervade
el entorno. Yo viví en el Este hacia la calle 14. Allí todos están juntos,
nunca revueltos. Mi barrio era una mezcolanza de judíos y de sicilianos que
veneraban la camorra y nietos de Al Capone todavía practicaban ese vudú
italiano que es la “jettatura” pero católicos al por mayor ya que en la fiesta
de san Jenaro sacaban su imagen por Manhattan en procesión. En la otra manzana
había polacos con su manera tan peculiar de concebir el cristianismo y
antipáticos. Los pacíficos ucranianos
todos con su peculiar y angulosa cabeza, los húngaros con sus botas de fuelle
me gustaban más y me hice amigo de los judíos como mi kioskero, un bendito de
Dios por nombre Samuel, que me regalaba unos puros verdes trapicheados de Cuba
y hablaba algo de ladino o judeoespañol. “Aguarde su merced agora un momentico
pues vengo al punto” Entre todas las etnias son los más de fiar. Los más
caritativos, los que más ayudan, aunque en cuestión de dinero no se casen con
nadie.
Luego, hispanos los había por
todas partes y ahora creo que son más. No se puede contemplar esta inmensa urbe
con prejuicios, nueva York los desborda. Es un mundo que rebasa todas las
barreras y trasciende las ofuscaciones y atavismos de la vieja Europa donde se
mira con recelo al nacido en el pueblo de al lado. Allí este tipo de
resentimientos se desconoce. No hay envidia y si existe por lo menos no se
nota. Ni miradas por encima del hombro. Sí tiene que haber un Dios flotante por
encima de nuestras cabezas, un Cordero que quite los pecados del mundo. Alguien
que se apiade. De la torre herida por el rayo. De la humanidad que palpita y
gime desconcertada. De la inconsciencia, la banalidad, la vulgaridad a
espuertas, la frivolidad sin limites. Se vive mucho mejor en el Rellayo pero
uno no sé por qué termina añorando a
18 de septiembre de 2001
Antonio Parra fue corresponsal
en USA. Licenciado en Filología Inglesa y Románicas.
SAN FRUTOS, ABOGADO CONTRA LOS MALOS TRATOS
Millán Sacramenia Artedo
Le llaman “pajarero”,
seguramente, porque su fiesta, iniciado el
otoño, coincide con la oleada de aves que cursan viaje hacia el sur y lo
convierten en cangreja de místico velero, donde reposan el vuelo
utilizando como descansadero a la
impresionante cofa de este peñasco yermo
que adquiere la caprichosa forma de portaviones inmóvil surcando la pedriza segoviana. Antes de reemprender el
vuelo por el freo paran aquí o utilizan las escotaduras y socarrenas de las
paredes cortadas a pico para anidar y quedarse. Abajo se prolonga una sima
amenazante, pero por lo alto del risco encuentran posada y cantadero las aves
tránsfugas, y sus píos causan embeleso a los ornitólogos.
Son como partes de una letanía misteriosa
repetida cada 25 de octubre sobre la cumbre que acomete el diácono de las
silvas con harta solemnidad y empaque. Señor, misericordia, es el grito
que entonan el jilguero, la avutarda, la aguzanieves y el monacillo por estos
peñascos donde el alma se eleva y Dios parece estar cerca, casi al alcance de
la mano, allí por donde las águilas y las vultúridas vuelan haciendo círculo,
más que en ningún otro sitio.
San Frutos es un santo que sabe
mucho de pájaros y de “pájaras” puesto que conoce algo de las costumbres
humanas a redropelo de todo pronóstico, se apartó del mundo no por menosprecio
sino por amor a la condición humana cuyas debilidades no le fueron ajenas. Las
bodas que se celebran en su altar no terminan en divorcio. Este eremita
mozárabe, que nació en Segovia el año
642 y murió setenta y tres años después de vida penitente en el desierto
tierras al norte de Sepúlveda - fue contemporáneo del último rey godo, del
traidor obispo Opas y del moro Muza que inicia sus algaradas por el Estrecho a
bordo de pateras-, brinda amparo, según cuentan, a los que andan en precario
por causa de amores que se acedaron, es baluarte de acogida para las mujeres
zurradas por la vida, víctimas de la incomprensión, la sospecha, para todos
aquellos que andan en trámites de separación o están a punto de cometer un
disparate. En fin, larga sería la lista
de méritos y los prodigios a cargo de su varita de virtudes poderosa. Su
venerable aura sigue ahí, encaramada en lo alto de la roca viva para el que se
moleste en venir a rezarle salvando las fragosidades de un áspero camino. Por
estas cumbres parece que se respira un aire distinto.
Villa y Tierra lo quieren y se le venera en
todos los sexmos de esta especie de confederación de judíos, moros y cristianos
que era la zona de la provincia de Segovia, el arcifinio de todas las lindes,
campos de pan llevar pendones y merindades, palenque de todas las espadas en
los agobiados siglos de Reconquista, zona de frontera entre dos culturas
diferentes y dos maneras de ver el mundo absolutamente opuestas. ¿Nos habrá
nacido desde entonces este complejo de prevenidos en fronteras, de centinelas
observantes del cotarro, siempre al acecho que hizo que el alma del pueblo
español, acostumbrado a los palos, saetas y sufrimientos del contrario, tenga
algo de aspillera? Es el sentimiento que al viajero le embarga cuando rinde
visita a estos riscos.
La ermita de san Frutos se yergue como un
testimonio contra la intolerancia fanática, el desencanto de las cosas del
siglo, y una exhortación a los buenos propósitos de la enmienda: lo que acaeció
entonces puede volver a repetirse.
Fue uno de los grandes santos
intercesores hispanos, muy popular a lo largo de
Su estatua corona la entrada
norte que algunos llaman también como en Burgos
la del Sarmental de la catedral
de Segovia, toda en granito y obra de Aniceto Mariñas. El ermitaño embebecido
en sus meditaciones pero sin porte adusto y casi diríamos que risueño está
mirando para un cantoral. La hoja de su libro está a medio pasar. Cuando esta
página que pinga del vacío vuelva con las demás, es que se va acabar el mundo,
según es crédito de radicación vulgar. La diócesis le tuvo gran devoción por
éstas y otras muchas cosas.
San Frutos vivió tiempos
difíciles de cambios dramáticos y de desasosiego general como son todas las
épocas de transición, cuando la historia pasa página. La batalla de Guadalete
dio paso a la desbanda del 711. Empezaron las invasiones africanas, los arrasamientos
y guerras prolongadas. Aceifas en masa. Venían y venían, cruzaban el Estrecho
que desde entonces tan bien conoce el moro en oleadas. Seguramente la peste
agarena fue un castigo que nos dio Dios a los godos “por no amarnos unos a
otros como Él nos amó”, porque las rencillas, discordias y lo que dieron en
llamar los historiadores “morbo visigótico” eran la regla. Ya san Isidoro nos
lo advertía, pero no hicieron caso. Crisis de valores en todos los sentidos.
Época de conmociones sociales, mudas de camisa y cambios de chaqueta. Se pasó del aquí no pasa
nada al a ver qué va a pasar aquí. Las fuerzas del moro Muza y de Tarik pilló a
los visigodos desprevenidos discutiendo sobre el sexo de los ángeles en medio
de la gran refriega religiosa entre trinitarios y anti trinitarios, arrianos y
católicos.
El lábaro verde del Islam flameó
triunfal en los campanarios de las basílicas paleocristianas que fueron
asoladas o transformadas en mezquitas. De Despeñaperros para abajo no quedó ni
una sola cruz alzada - eso para que ahora digan- y en
Desde aquella ocasión hemos
sido, como individuos y al de por junto, de inclinaciones tornadizas con el
forro siempre dispuesto a cambiar de chaqueta. Si se quería conservar la piel,
había que practicar una moral de conveniencia. Algunos por eso se fueron por
aljamía. Fue el caso de los muladíes
cristianos que abrazaban el Islam. O el de los marfuces o renegados muslímicos
que se bautizaban. Muchos transigieron aun teniendo que pasar por carros y
carretas como aquellos reyes de León compelidos a pagar a los califas la alcabala del viento o
tributo de las Cien Doncellas, el primer caso de trato de blancas que se
registra en los anales.
Pero los más hubieron de liar
sus petates y enfilar las rutas norteñas.
El Poema de Fernán González en dos hemistiquios cuenta cómo fue aquella huida:
“Tomaron las
reliquias - todas las que hubieron.
Fuyeron por Castiella-así la
defendieron”
Este pudo ser el caso de Frutos,
de Casilda, de santa Cristina de Lena, y otros muchos otros.
Asqueado de la corte y desilusionado del mundo
se apartó de él para mejor servir a sus semejantes y es así que el Señor le
otorgó el don de interceder, de curar, de mirar las conciencias por dentro y de
profetizar. Es una figura clemente y compasiva,
una especie de Sansón mozárabe que derribó el templo de los filisteos
sin perder la compostura una sola hebra
de su blanca barba. Hombre de fe, al fin y al cabo, que es lo que ahora nos
hace falta.
Por eso su fiesta, tras una
eclipse, y todas estas convulsiones sociológicas que han puesto una
interrogante recia sobre la institución
matrimonial, después de la crisis, del Concilio y todo lo demás, se ha vuelto a
colocar en candelero. El pueblo nunca
suele equivocarse en sus corazonadas por todo el racionalismo que le echen y
los denuestos percheleros de nuestras celestinas hertzianas, y es así que san
Frutos el misericordioso está de moda.
No es tan sólo el interés
ecologista lo que ha metido a este padre de la patria en los riñones de
actualidad sino que también son las vicisitudes que parecen agobiarnos a los
españoles de ahora como a los de entonces. Lo que preocupaba a aquellos godos
también a nosotros nos preocupa.
Su ermita está situada en un
lugar escarpado, la espadaña en forma de cruz
tiende sus brazos desde castillo roquero de clemencia en la cúspide de
un farallón y habitáculo de la última reserva de rapaces que quedan en España,
por el predio de Caballar, atravesado por la calzada que conectaba Septem Pública o Sepúlveda con Cesar Augusta.
San Frutos funge como abogado de las mujeres
vejadas, de los maridos acongojados y pone paz allí donde la celotipia o la infidelidad ha
instaurado su marca de suplicios. Con su báculo y milagrero, convertido en
varita de virtudes, tocará la tierra pedregosa y árida y se abrirá una vía de
salida para que lo que humanente carece de solución -Dios hace otras cuentas-
se enmiende o, cuando menos, no empeore, y así seremos salvos. Por una vez
vencerá la inocencia y se irán abajo los demonios. Ya era hora de que el mal
fracase.
Este Moisés de
-¿Qué te pasa, hija?
-Pues que él me pegó, que no
hacemos más que regañar.
-Vaya por Dios. ¿Y eso será
irreversible? Un poco de aguante.
-Es que -dice la vapuleada
titubeante- ya no nos queremos. Hay otro hombre. Se ha roto la relación.
Cantinelas como ésta las debe de
escuchar el bueno del santo casi a diario desde su tronera del Paraíso, un
confesonario que le ha asignado san Pedro para que atienda los casos
desesperados del servicio de urgencias. En la actualidad con tanta falta de
conllevancia, nadie aguanta un pelo y todo son mohatras y requisiciones,
inquisiciones de la vida pasada, este departamento tiene tela marinera. Si no
fuera así ¿de qué iban a vivir si no los retratistas surales y gacetillas rosa?
La fidelidad, la castidad, la
modestia y el contigo pan y cebolla ya no se llevan. Puede que la cosa siempre
fuera así porque la condición humana es invariable en sus miserias y cerrera la
cabra siempre tira al monte, pero hoy se jalea mucho más. No se barre tanto
debajo de la alcatifa como antes ni a las mozas en un desliz les aprieta el
guardainfante, pero la mierda sigue escondiéndose debajo del felpudo. ¡Menudas
están ahora las prójimas! Hay quienes ven en esta rebelión feminista un signo
de inquietud apocalíptica. No se trata ya meramente del sexo, que al fin y al
cabo no es más que un instrumento y la función crea el órgano sino de poner la
biología patas arribas. La vida va al revés.
Por eso san Frutos, que debió de
ser un buen hombre, y ahora es un santo muy majo y servicial, tiene tanto
trabajo en el cuartelillo de las desavenencias conyugales donde reside de
guardia permanente. Lo que el uno hace el otro deshace.
Si su colega san Antonio era el encargado de
buscarle novio incluso a los casos más desesperados, el pobre san Frutos
acomete la desagradable labor de venir con los municipales para recoger los
restos de la vajilla que se hizo añicos o hay una mujer tendida en la cocina
con diez navajazos en el abdomen asestados por su marido en un ataque de
desesperación o de celotipia. Ved cómo terminan las promesas de amor eterno. A
veces hasta hace un milagro, resucitando a la víctima o, en particular,
evitando que aquellos altercados acontezcan o pasen a mayores.
Es un santo moderno, en pleno
vigor, encarnado en una época de empalme de caminos y de paso a la fronteras,
cuando se acaba una senda y otra abre surco. El siglo XX cierra sus páginas en
medio de muchos estertores de crónica negra.
En esta tesitura global, porque
la violencia doméstica no se circunscribe a la península Ibérica sino que es
flagelo que azota a todo occidente, es cuando más hace falta una figura que
ejerza su autoridad moral y disipe los vapores de la duda y el desconcierto en
que parece que nos hallamos. La precaria situación de fuerza bruta y de
vejámenes contra la mujer reza para el tercer mundo y es casi endémica entre
los mahometanos. Allí no está abolido el harén y es de precepto velarse el
rostro o la cabeza con el almaizar, al igual que lo hacían nuestras moritas en
los romances fronterizos de la edad medieval. Recato y decoro sigue reclamando
el Profeta a las esposas de los creyentes. Las quiere sumisas a sus dueños y
hasta se atenta contra uno de los cinco sentidos, el tacto, practicando la crudérrima
ablación clitórica para que así no sientan placer en el encuentro carnal.
No en vano Shakespeare dio vida a este
problema que afligirá a los hombres de todas las épocas en su drama Otelo, el
monstruo de los celos. Quiso poner a Desdemona, mujer virtuosa e inocente,
víctima de las sospechas del marido, en manos de un moro, una tragedia que se
sigue representando en vivo y no en el teatro en nuestros hogares con una
cotidianidad que empavorece. Sin embargo, a veces debajo de las tocas castas de
Desdemona se agazapa el hacha parricida de Clitemnestra, pues aquí todo está
muy entreverado y el bien y el mal conviven puerta por puerta.
En eso que nos llevan de ventaja
a los cristianos, en ponerles almaizar para que no las miren a la cara a sus
parientas. Si la ley mosaica prescribe la dilapidación para la adúltera y los
imanes punen severamente por la misma razón, los cristianos parece que nos
movemos en inferioridad de condiciones. Estamos obligados a poner la otra
mejilla y hacer la vista gorda a los cuernos, a no vengar las afrentas. Pero no
es así. La ley del amor triunfará. Casi por este extremo de devolver bien por
mal, un rasgo de entidad divina más que humana, se puede demostrar que el
cristianismo es la religión verdadera. Y ahí tenemos a san Frutos salvando a la
derrocada y a Jesús dejándose ungir los pies con el alabastro de la dulce y tan
pecadora mujer de Magdala.
En este mundo de contrastes
entre la opulencia y la privación de lo más elemental la regla sigue en vigor
hasta en el atuendo femenino. Lo que les falta a las elegantemente desnudas de
nuestras pasarelas les sobra a las señoritas de Bombay que por carencia de
medios no pueden ir a la moda. O no llegas o te pasas, o no bebes o te
emborrachas, esa es la fija.
El efecto multiplicador del
cuarto poder con su arrasadora eficacia haciendo bocina desde los nuevos
púlpitos que son las ventanas de los aparatos de televisión sirve de caja de
resonancia. Los ojos del basilisco que matan con la mirada tienen hoy pupilas de
neón. Salimos a víctima de la violencia
doméstica casi diaria.
Estos males, que siempre
tuvieron mala compostura, ahora parecen carecer de remedio. Ni contigo, ni sin
ti. La maté porque me pertenecía. Mía o de la tumba fría. Machista. Yo ahora
hago con mi cuerpo lo que me apetece, mira éste. ¿Y tú qué me has dado, a ver
qué me has dado? Hay algo de luciferino en esta guerra de los géneros que
revoluciona los hogares, está poniendo patas arriba las camas de matrimonio y
los gineceos en pie de guerra. Fracasada la lucha de clases, ahora a lo que se
enfrenta el mundo de los ricos es a la de géneros al grito de “mujeres del
mundo uníos”. En lugar de crear un clima de armonía entre el hombre y la mujer
lo que está determinando es mayor crueldad, más ira, más esposas victimas de
vejámenes o camino del hospital, más maridos y padres de familia que acaban en
la calle pidiendo limosna. ¿No nos estaremos pasando?
En desquite de lo morboso, el
crimen pasional no pertenece al ámbito perentorio que hoy se le quiere dar. Es
más viejo que la ruda porque ya chupaba cámara de actualidad en los tiempos
bíblicos y mira que por aquellos días no había micrófonos acusicas ni la gran
lente de aumento de los medios de comunicación donde todo se magnifica o
minimiza a propia conveniencia para deformar la magnifica presencia de Dios en
la historia. Lo quieren desterrar los demagogos y sigue aquí: habitando entre
nosotros.
La flaqueza del barro en que hemos sido
fraguados no ha perdido su habitual consistencia; seguimos en las mismas con
nuestra querencia a ser carne de cañón, carne de horca y carne de prostíbulo.
Puede que san Frutos eche un remiendo, pero esto no lo podrán arreglar nunca ni
los moralistas furibundos ni las feministas del moño retorcido. Más valdría
morigerar un poco el país, colocar a la mujer en su sitio justo y digno, ni en
una hornacina ni en la corrala, y no tratarla como un producto de bisutería o
de casquería. El alza de mira de la lente del espejo público no debe estar en
la explotación morbosa de los bajos instintos (corruptio optimi péssima), pero hay
intereses en juego para que no sea así y esta sociedad recoge lo que siembra:
pornografía más violencia. Es un círculo vicioso.
El efecto mimético de esta
corriente llega a los hogares y los convierte en infiernos. Más que moradas
vinieron a dar en campos de batalla, en abrevaderos de imágenes, porque la
bicha no deja de escupir basura. Hay poca ética y menos estética, dormitorios
en los que tampoco se va a descansar sino a la guerra, refectorios de comida
rápida. ¿Qué tenemos a nuestra alcance? Televisión basura y sin gusto, comida
basura, una clase política que es una mierda y un periodismo que unos días se
hace el Tancredo y otras veces rememora las furias de las venganzas catalanas y
de
A este paso no va a quedar
títere con cabeza.
La autoridad del cabeza de
familia por los suelos y postergados sus derechos, la manumisión de las señoras
ha traído un ambiente de agresión y de revancha contra el varón que del gallo
de quintana encaramado en su bardal sagrado e intocable ha pasado a criar
complejo de zángano de colmena al que las obreras humillan y desalojan de su
celda por parásito e inservible. Cuando ya no eres apto para la creación, la
patada, y esa calamitosa y precaria situación de marido y de paterfamilias que
tuvo descendencia pero que ya conserva poco ascendencia entre los miembros de
su corral, donde más se percibe es en casa.
Como la mujer trabaja fuera y los hijos no se
emancipan el hogar ha dejado de ser ese rincón donde el guerrero de todos los
tiempos se imponía y se lamía las heridas. Actualmente es un epicentro de
borrascas agitado por maremotos y donde suenan las voces, son constantes las
fricciones, y las amenazas derivan en reyerta. ¿Qué hacer?
Con tantos problemas y con tan
escasas soluciones no es de extrañar que se produzcan uxoricidios y
parricidios. El hogar altar sagrado de la vida de un individuo, conforme lo
entendían los romanos y lo asimiló el cristianismo, se transforma precisamente
en lugar de acampada sin raíces estables, en mansión de las sombras y un pedazo
de ese infierno portátil anticipo de las tinieblas exteriores.
Como el mal no presenta visos de
desaparecer, la crónica negra irá en aumento. Forma parte de los apeos del
tenderete con un sistema de valores mercantilista y venal. Los españoles ahora
mismo no somos un pueblo feliz y los vejámenes en el hogar no son más que un
síntoma de infelicidad y de males que
enraízan profundos en nuestra psique histórica. Tal vez tengan que ver con el
morbo visigótico, ese vil entristecimiento de la dicha ajena que nos predispone
a la rivalidad y la discordia. Por fuera se trata mediante la hipocresía guardar
las apariencias pero lo cierto es que no hay buen ambiente.
Se dibuja entonces sobre el
horizonte el espectro felón y fratricida del obispo Opas, símbolo de lo bajos
que podemos llegar a caer llevados de esa pasión cainita que hace aquí a la
traición coger patente, y que padecieron los santos mozárabes que buscaron en
el desierto y la huida refugio a la incomprensión de sus iguales y la
intolerancia mortífera de rivales. Por
eso convivimos amargamente y la falta de conllevancia nos convirtió en un pueblo
duro y cruel para con nosotros mismos y blandos y papanatas hacia lo
extranjero. Nos damos besos y abrazos al saludarnos pero en el fondo qué poco
nos queremos.
La familia refleja ese trasfondo
de desavenencia no solidario y banderizo
que nos llevó a cuatro guerras civiles en los últimos dos siglos, y casi una
docena de cambios de gobierno y de golpes de estado. Sólo nos queda recurrir a
la lotería y al milagro. Los santos, por lo demás, están ahí, forman parte de
nuestra idiosincrasia, casi son lo mejor que tenemos. Ellos sabrán marcar una
ruta de esperanza. Su ejemplo y su protección nunca nos faltarán.
San Frutos era un cortesano
huido de la corte del último rey Rodrigo que nace cuatro años después de que se
produzca la desbandada. La corrupción y la desmoralización debió de ser total.
Harto de aquel ambiente de intrigas y de revueltas, repartió sus riquezas entre
los pobres y se tiró al monte, no para atacar el arma al brazo al invasor
sarraceno sino en ansias de buscar la perfección que Cristo predicó a los que
buscan la vida eterna. Probó refugio en los inhóspitos páramos más allá de
Sepúlveda, la selva de las anfractuosidades y hoces del Duratón, un paraje aun
hoy lejos de la civilización y habitáculo de alimañas.
Le tildaron de loco y de tarado pero
Dios se hacía otras cuentas. Mediante el ayuno y la mortificación alcanzó tal
grado de perfección venciéndose a sí mismo que obtuvo gracias especiales del
Señor como la clarividencia profética, la bilocación y el don de hacer
milagros. Cuando vinieron en su búsqueda unos pelotones de soldados bereberes
que arrasaron la zona del Duero él se deshizo de ellos mediante la famosa
cuchillada sobre la roca que le puso a cobro de sus fanáticos perseguidores que
fueron a dar con sus cuerpos y sus caballos al foso que se hunde a los pies del
alcor. Arriba, la ermita y, abajo, las hoces y cañones que dibuja el afluente
del Duero al internarse hacia el terreno llano, en demanda de los arribes del
Duero, a través de una vega ubérrima, almendros y buen vino, mamblas peladas y
raigones de un castillo, lienzos de muralla o sillares de alguna iglesia
desportillada sobre el otero, trazando una curva de ballesta.
Los reinos del último godo se
vinieron abajo en medio de discordias intestinas que allanaron el terreno al
invasor. España se desintegraba en medio de conmociones personales; la
corrupción de costumbres, cuando las damas de la nobleza visigótica habían
caído en toda suerte de aberraciones, copulaban con animales, el gusto por la
riqueza y la molicie se habían hecho endémicas.
Mientras, Don Rodrigo y su Cava Florinda van a ser desde entonces el
fantasma misterioso de la traición, la conjura y el asesinato que se cierna
amenazante por la historia de España. ¿Y esto por qué? Desconocemos la causa
pero fue así.
Hubo miseria moral a causa del
lujo y las riquezas y miseria física, plagas y enfermedades y esa congoja
apocalíptica que se conoce bajo el nombre de “presura” y que pone a los pueblos
en movimiento y a ir de aquí para allá. Por si esto fuera poco luego estaban los
trastornos cósmicos y la aparición de signos y símbolos extraños en el cielo
esto es apariciones con los que el brazo de Dios intentaba meter en vereda a
los recalcitrantes cristianos dados a la molicie y que practicaban el
contubernio junto a la conspiración y el asesinato. Una pena que no estuviese
allá Chus Torbado para contarlo porque hasta creo que se hubiese mofado de
aquellas señales cósmicas que a todos cogieron desprevenidos al cabo de la
batalla de Guadalete y sin saber a qué carta quedar.
Por haberse encendido la
iniquidad se enfrió la caridad entre las multitudes que prefirieron los torneos
y las intrigas y el fútbol en vez de acudir a los templos a suplicar el perdón
de la divinidad ofendida.
Por eso baremos puede ser,
agrego, que la presencia constante de José María García machacona y hortera
tras los micrófonos echando balones fuera o los trapos de
España en la encrucijada
aguantando el escalpelo de sus propios enigmas y los americanos deshojando la
margarita de las idus de noviembre y sin saber a qué carta quedarse. Bush otra
vez batiendo atabales y haciendo sonar la trompa de caza nuclear, el lituo del
acojone. Helo por do viene. Si es el
Bush - dejenmelo que lo diga en inglés con la venia del querido patrón de mi
pueblo- “we will be beating around the bush” (a pegar palos de ciego y que los
golpes lluevan sobre tu cabeza y no te enteres pues esto ocurre cuando el poder
lo tienen los agentes de la conspiración); caso de que las urnas dictaminen su
opción de una maldita vez, pues no me cohíbo en anunciarlo, las riendas del
planeta estarán en manos de un subnormal... And
a bull shall gore us. Lo que expuesto en cristiano viene a decir que nos
pillará el toro a todos. El dragón afianza sus mandibulares sobre las carnes
divididas de este planeta. La sámara del abedul está desparramando sus
semillas. Llega la hora de la siega.
Convendría en estos tiempos de
alteración purificarse bañandose en las aguas pandas del Duratón y de postre
cenar “jaroseth”a base de verduras cocidas en vinagre a imitación de nuestros
antiguos padres. El divino Frutos nos ampare de las maquinaciones de la
infernal culebra que repta por los viales de
Los godos no pueden resistir las acometidas de
las hordas islámicas, austeras, disciplinadas y con una concepción del mundo
muy clara y definida. Un sol nacía por oriente, el Islam, y, ya de vencida, el
occidente cristiano parecía abocado a hundirse por el ocaso.
Los soldados de Tarik quisieron
prender al morabito que hacía penitencia en el yermo de la pedriza. Nada
hubiera sido más sencillo porque el eremita no contaba con ningún respaldo de
gente de guerra. Sólo otros dos penitentes, que decían ser sus hermanos,
Valentín y Engracia, le acompañaban en su vida anacorética. Sin embargo, cuando
intentaron agarrarlo he aquí que el justo varón se encomendó a los Cielos y
tocó tres veces el firme de la roca con su callado invocando a
No fue molestado más en adelante
el eremita por visitantes incómodos que no venían precisamente en son de
turistas; se dice que el caíd que lo perseguía, maravillado de aquel estrago,
pidió las aguas bautismales y con toda su hueste en peso decidió hacerse
cristiano. Frutos pasó en el abrupto lugar el resto de sus días, alcanzó edad
provecta hasta que durmió en el Señor a los 73 de su edad. Allí se guardaron
sus reliquias, fue canonizado y proclamado padre de la iglesia de Segovia por
Calixto II el año 1111 justo el mismo año en el que Pelayo de Oviedo, obispo
primado decreta la supresión del rito mozárabe o hispano visigótico.
No obstante el culto a las
reliquias de Frutos o Fructus (el alegre, el que disfruta, en latín) arranca desde
mucho antes. Es uno de los hitos de la leyenda áurea hispana. Junto a la
espelunca donde pasó la mayor parte de sus días los monjes de Cluny se
establecieron y fundaron un monasterio, directamente dependiente de Silos y que
compitió en grandeza e importancia con el de Montecasino.
En este convento llegó a vivir
una beguina que huyó de casa a causa de los malos tratos y pidió asilo a los
frailes para que la empleasen como cocinera. El marido un día vino a buscarla,
la arrancó prácticamente de las manos del abad llamándola puta y toda clase de
improperios. La arrastró por los cabellos y la lanzó al vacío justo en el mismo
punto donde había dado san Frutos la famosa cuchillada que le puso a cobro de
las iras del Islam. La pobre despeñada se encomendó al santo y sucedió que éste
vino en su socorro. El cuerpo fue a rebotar contra la rama de un sauce que
suavemente se fue desgajando amortiguando el golpe de la caída al vacío por el
desfiladero.
Otro caso similar vuelve a
repetirse en la ciudad de Segovia con una judía por nombre Esther a la que el
sanedrín local había condenado por adulterio al castigo de despeñamiento, cosa
que se hizo con todo la minuciosidad de las reglas talmúdicas. La muchacha cayó
al suelo ilesa. Se encomendó a
Sin embargo, el refranero
popular sigue adjudicando a las mujeres de por aquí una paremiología nefasta.
Los mal pensados dicen que por algo será:
“Y de Segovia ni burra ni
novia, y a ser posible tampoco la mujer”
En Caballar estuvo el desierto
por excelencia, la retaguardia del espíritu, se supo que también las oraciones
ganaban batallas a los moros, y el peor moro es un enemigo interior que
llevamos todos en los adentros, ése es más temible que el propio Almanzor cuya
memoria se pudra en los infiernos, como cuenta el Silense. Los pendolistas
benedictinos nos advierten del peligro que corremos si no volvemos a nuestras
fuentes si abrimos la puerta al enemigo y el peor enemigo de España y de los
español podremos ser los españoles mismos en ese prurito inquietante por
tergiversar nuestra propia historia.
El eremitorio
conocido por el nombre de Las Cuevas de los Siete Altares, una especie
de catacumbas del primitivo monaquismo mozárabe es un reclinatorio para
encontrar la paz del espíritu en estos tiempos que tanto se parecen a aquéllos.
El aire huele a fragancias humildes del campo que acarician el olfato, la vista
se esparce hacia los horizontes abiertos y a los aires altos de la sierra donde
los buitres de la reserva trazan círculos de concordia. Vemos alzarse una nube
de traza espectacularmente polimorfa, casi se puede tocarla con la mano, tiene
algo de premonición bíblica. Sobre el envés de este cúmulo gaseoso puede
esconderse la presencia del Padre Eterno. La voz de Dios se percibe aquí con
mayor intensidad que en otro lado. Es una voz que habla de misericordia y de
perdón. La escuchan siempre aquellos que van huyendo de los ojos furentes del
basilisco y escapan al yermo como san Frutos mismo. Estas lomas acercan al
éxtasis. Qué pena que la mística hable un lenguaje acrónimo que el mundo desconoce; no podrán
desgraciadamente captar su mensaje muchos hombres y mujeres de hoy, enfrascados
en sus negocios, colgados del móvil discrecional, que han transformado la
religiosidad en superstición y todo lo relacionado con las cosas del cuerpo en
su fetiche. Leviatán asoma su perfil de chistera y pantalón a cuadros por la
otra ribera del Atlántico, reclama que se le dé culto. Urnas y hornos
crematorios, bambalinas, hombres de paja, de esos que tiran la piedra y
esconden la mano, y luego acusan mientras esperan que les riamos la gracia.
¡Pobrecillos, son tan poderosos que reventarán de éxito cualquier día de estos!
La algarada que viene es peor que la de Tarik y sus chicos. Va a correr mucha
sangre - virtual, claro está- a orillas del Guadalete, pero habrá otro
Covadonga y otro Clavijo. En espera de que el anunciado renacimiento se
produzca al cabo de esos lustros de negrura, sólo nos aguarda el recurso de la huida
al desierto tras las huellas de los santos de la mozarabía, los que no
quisieron comulgar con ruedas de molino, se resistieron a las añagazas de
Por ese cabo - todo habrá que
decirlo - los peores fueron muchos curas y algunos obispos libeláticos que en aquella hora amarga pospusieron
su fe a la razón y a los intereses de dinero y de poder. No fueron capaces de comprender porque se le
escapaban las claves. Roma en el siglo VIII también claudicó y ahí están los
Papas de
viernes, 3 de noviembre de 2000
(0:53 h.)
viernes, 24 de noviembre de 2000
(5:32 h.)
En el primer banco se sentaban
los doce guardia civiles de guarnición. Era un sargento el jefe de puesto de la
comandancia de un pueblo asturiano posado en un valle a la riba de un río. Hay
que atravesar un puente sobre el ejido donde pasta alguna que otra “Cordera”
maternal y que para mí seguirá siendo vaca abuela con todo lo que digan - el
peligro hoy no es el matadero de Noreña sino esa extraña enfermedad que trae a
los ministros del ramo de cabeza: vacas locas- y luego se accede a través de
una calle larga que se recuesta entre las peñas.
A mano izquierda hay un bar
acera por frente del cuartelillo de
Se la podría componer algunas
endechas y dirigir unos buenos cantares a esta panadera comprensiva y rumiante
que se trae un aire manso y ejemplar con las vacas que pacen en el sel de la
entrada pasada la ferretería de Carola
después de virar por la curva y ya estamos en el ojo mismo del valle al
que mi vivir o la fuerza del destino me trajo rodando por las pendientes de la
casualidad o de un secreto designio que llevamos al nacer todos en la
frente y cuyo sentido oculto vamos
desmadejando cada día de nuestra existencia. Nuestro porvenir cuelga de los
cuernos enroscados del buey apis.
Pues era el día de
Tengo que decir que el
arcipreste don Quintín pronunció un sermón muy sentido de los que por desgracia
no se escuchan en nuestro templos desde que dirige los designios de la barca de
Pedro ese polaco tan misterioso y comprometido con los poderes fácticos de la
trilateral. Por eso tengo que aducir que la homilía del humilde sencillo cura
de aldea me llenó de consuelo. Don Quintín, pequeño, algo calvo y rechoncho al
que yo convido a culines o a una pinta en la taberna de la plaza adquirió ante
mí una elevada talla moral que sobrepujaba a la del propio cardenal primado o
el purpurado de Madrid. Porque si los príncipes de
Pero aquí estamos rozando uno de
los enigmas más maravillosos de esta institución de origen divino a la cual los
hombres bulderos y boleros han querido transformar a su capricho. Querían una
iglesia hecha a su medida como una dulleta de encargo pero lo cierto es que a
la institución empecatada y corrupta ya que siguiendo las indicaciones de
Montesquieu -¿no fue el que dijo que todo el poder corrompe y el poder absoluto
más todavía?- sólo le puede lavar la cara un san Francisco. Así la iglesia
quedará a salvo de la ignominia gracias a un diácono.
CRISTO ES UN ESTORBO A LOS GLOBALES
Por Millán Sacramenia Artedo.
“Yera moru, el cristu de la iglesia que tiene don Acisclo, habrá que cambialu, porque yé
blanco, y ya non val”. La sentencia
que profirió Pachu de Mio Pa en el chigre de Alonso tenía toda la categoría de
la conclusión de una tesis doctoral. Todos estábamos un poco alarmados porque
la andanada era global, de esas que hacen época, pero, como ahora todo lo que
traen los papeles se ha vuelto dogma de fe, el pueblo ignaro acepta por ciertas
todos estos torpedos a la línea de flotación del barco de la fe.
Otro de los contertulios, Toñín
de Ternerona, envidó con una frase que fue lo mejor de toda aquella noche de
hierba joven, luna blanca y lejanos ecos del lúgubre canto de la “curuxia” en
los humeros del monte, pues el sol ya se había escondido y de las breñas
descendían nubes muy negras amenazando
una vigilia metida en agua:
-Tras el carru volcau to son carriles, nin.
-Caguen mi manta quien quitarnus
la fe.
Se había entablado una polémica
y hubo quién acaloró se.
-Es creer en lo que nos vino,
que bien me recuerdo de lo que decía sobre este parecer el catecismo que yo aprení na
escuela.
- Y no vimos - precisó Volo
Fesorias acordándose de lo que ponía el P. Astete.
-¿Qué tendrá que ver el color de
la piel? ¿No dicen ahora que no hay que ser xenófobos?
El color, la raza, la flaqueza o
la crasitud, la fealdad o la hermosura no constituyen sino accidente, que no interfieren
en la sustancia anímica, la parte más noble de la persona. Lo otro pertenece a
la naturaleza inferior. Pero se viven tiempos aparenciales de imagen y de las
liviandades de lo light. Nuestro periodismo, el de la “Nueva España” incluso es
una caja de resonancia de este espíritu de inversión de la cruz, carrus
volcaus, y de esa involución que ya está llegando.
Una de las grandezas mayores de
Pero aquí la gente sigue tomando
el rábano por las hojas, porque los amos de la rueca informativa profazan que
es un gusto enarbolando la cruz del revés y a lo que se aspira es al carru
volcau que decía Tonin de Ternerona ante un culín de sidra áspera en el galpón
de Alonso al atardecer de un día de manzanos en flor. Cristo bendito el que
confundió a los doctores deja los estrados en los que enseñaba en el Templo y
regresa, cerradas ya la mayor parte de la jornada las iglesias, a los chigres,
porque es la taberna el único lugar donde se puede hablar libre sin miedo a los
barandas y a los espías del pontífice. Siempre mostró predilección hacia los
pecadores, convivía con pecadores, dejaba que las putas se le arrimasen y le
ungiesen los pies. Toda su doctrina es una soflama contra la hipocresía del
tartufo. El ariete de la mansedumbre no se dejó encalabrinar por las
seducciones del poder. De ahí que todavía le sigan considerando persona non
grata las gallinas lluecas que se aselan en el nial de los contubernios y la
impostura.
Borran su memoria y siguen
aduciendo contra su sagrada persona a los abogadetes y rábulas de la impostura.
El sinedrio sólo consiguió condenarlo sin pruebas aduciendo testigos falsos.
Ora echan mano del libelo, ora de la soflama, ora del sesudo tratado pseudo
científico avieso de malas intenciones, ora envían a sus tribus urbanas para
que embadurnen los muros de las catedrales con el dele del diaño. El caso es
volcar la cruz para marchar todos juntos por la senda del revés.
Les exaspera la figura doliente
del crucificado. Se encocoran y escupen ante la imagen clara del Santo Síndone
y una parte de ese lienzo se conserva en la catedral metropolitana de
Hay razones fuertes que inducen
a suponer que Oviedo, el antiguo templo de Jupiter, que cambió la advocación de
su ara a Zeus por el de Cristo, aglutinó el sentir soteriológico del que está
imbuido todo el bizantinismo visigodo. En la recuperación de las ciudades y del
territorio de los que fueron erradicados a causa del empuje islamita los
herederos de don Rodrigo el carballón troncal de la estirpe jugó un importante
papel.
No hay más que leer a Nikos
Kathantakis para reparar en lo que significa esta presión alóctona, que hoy se
está repitiendo en proporciones casi apocalípticas que nos recuerdan la
“pressura gentium” del que nos hablan los sinópticos, con las mismas
características que tuvo diez siglos atrás (los problemas se han agrandado tras
la caída de Kosovo). Porque Europa fue un laboreo incesante, un ir y venir
cargados con los huesos de los santos a cuestas y de los que efundiendo su
sangre dieron testimonio del Cordero. Sin culto a las reliquias ni
peregrinaciones no hay fe que valga, pero “Cristu yera moru”, nos dicen
los expertos anglosajones. En el Beowulf, en
“Tomaron las
reliquias/ todas las que ovieron/ cabalgaron por Castiella/ ansí la
defendieron.”
Que se cometieran abusos no lo
niego y que haya catalogados en todo occidente más de cien mil astillas del
árbol de la cruz que supuestamente encontró santa Elena, tampoco. Todos estos
vestigios pueden verse en algunas quirotecas catedralicias y algunas aun se
veneran. Hay otros más sospechosos aún; el ceñidor de
En este tiempo de carros
volcados y de teleras y ruedas patas arriba, se cambian las tornas; los
versutos facense idiotas y estos últimos a la inversa logran el grado de
especialistas. Me aferro a la fe del carbonero con que razonaban mis amigos del
chigre. Para mí valen mucho más que las conclusiones de los expertos. Los
últimos serán los primeros. Prometió Jesús Bendito y él siempre hace lo que
cumple, no como los señores del Banco Azul. No es Charlie el del Bigotito con
sus monsergas de “España va bien”.
El logogrifo del 666 se estampa
en los papeles más insospechados: en las cuentas corrientes del dinero que
mandamos a Bosnia y hasta en las citas de un juzgado (me enseña un amigo un
exhorto de la audiencia de Pravia para comparecer a un juicio de faltas, que
luego resultó ser una infracción de Tráfico, porque el interfecto le había
leído la cartilla al número de
La maniobra que se esconde
detrás de esta hipótesis sobre la raza negroide del Señor es evidente: acabar
con toda una iconografía y estatuaria en la que aparece como un hombre de raza
blanca, rubio, con los ojos azules, la barba bermeja. Así es la estampa en los
contornos en relieve de
Esto no es la sustancia. Es el
accidente, volvamos a insistir. el meollo de la cuestión no descansa sobre su
aspecto físico sino en la perduración de sus enseñanzas. Lo que prometió se ha
cumplido.
En el amor a los pobres y a los
oprimidos, en su rebelión contra los poderes fácticos causó revuelo entre los
fariseos, los miembros del sanedrín y los pontífices. Es posible que hoy siga
siendo el ariete que molesta a los globales. Cristo estuvo entonces contra los
pactos sinalagmáticos con Roma, huyó siempre de los honores y de la riqueza.
Era un peligro constante para los que se consideraban depositarios de la verdad
y el brazo de la ley, celosos siempre de su capacidad de convocatoria ante las
masas, y de su atracción mesiánica. Por eso lo enviaron al palo esgrimiendo
aquel argumento estremecedor que todavía retumba en los ecos de los siglos caiga
sobre nosotros su sangre y sobre nuestros hijos. Era tan arrebatada la incriminación que el pretor
romano que desde el principio del juicio lo tuvo por inocente acabó por lavarse
las manos desarbolado por la contumacia diabólica de Anás y Caifás. Pilatos
irresoluto no tuvo otra opción que acceder a la petición de los pontífices.
Cuando escuchó de sus labios que lo denunciarían ante el emperador, sancionó la
crucifixión, que era entonces el tormento de la ignominia, la peor forma con
que podía acabar un ciudadano romano.
Cristo plantó cara al viejo
orden. Estorbaba entonces y estorba ahora. El anatema de crucificale sigue
agitándose macabro en los labios de los globales, los cuales - esto no se
olvide- so capa de democráticos y librepensadores son totalitarios. Su memoria
histórica continúa siendo un estigma que se proponen erradicar la propia
memoria porque actúan con vehemencia subjetiva sin darse a razones. Pero en las
tácticas con que lo persiguen, más sutiles y de guante blanco, no son más
originales que los Herodes y Nerones de antaño y utilizan los mismos argumentos.
Loco. Se hizo pasar por hijo de Dios. Rey de los judíos. Visionario. Echaba
demonios en nombre de Belcebú. Hoy se le tilda de políticamente incorrectos a
Él y a sus verdaderos discípulos, que son los peligrosos, porque se han situado
extramuros del sistema de la oportunidad. Ellos harán más pupa que las
excomuniones episcopales o el compadreo de las altas esferas ganosas de
mantener preeminencias e intacto el poder y la cartera porque, a diferencia de los malos pastores y
de los discípulos de pacotilla, no se han adherido a los pactos sinalagmáticos
de la gran movida. Su reluctancia les convierte en idóneos para los quemaderos
inquisitoriales que ya para ellos se caldean en estos mementos. Todo por no
adherirse a la causa de la bestia. No se crean que es ningún cuento chino lo
del anagrama fatídico con los seis números del anosmia. Sus siglas vuelan por
el círculo virtual de Internet. El antecristo hará milagros.
No he visto película más alevosa
que una protagonizada por Antonio Banderas y que se titula The Body, toda una
diatriba contra el depósito de la fe, una negación de la soteriología, de la
divinidad de Cristo y de su existencia, un alegato infame contra la
resurrección. La daga venía envuelta en guantes perfumados, pero la seda no
podía ocultar el brillo del alfanje, puesto que la daga estaba rodada desde un
planteamiento inteligente y consecuente desde la primera a la última de las
secuencias. Pero, una auténtica trampa saducea toda esta cinta maestra porque
saduceos fueron los judíos que negaban la resurrección, siendo escarnecidos por
los otros judíos, los de la rama farisea.
Casi desde que inició su
andadura esta misteriosa religión que predica olvidar los agravios y querellas,
amar a los que nos persiguen, el desprecio a las riquezas y el apego a los
valores espirituales sus detractores toparon siempre en la misma piedra de un
único argumento: ser esta doctrina un amasijo de patrañas guisado a gusto de
mujerzuelas y débiles mentales.
Nietzsche, el cual tal vez había
leído demasiado a Lutero, a Loyola y a Calvino, y que había sido capaz de
descubrir las incongruencias de san Agustín sobre el celibato - que las tiene
como las tiene san Pablo en cuya pluma retumba el eco de la contradicción y en
todos aquellos que se han obsesionado con un único tema- blasfema: “Ese
conjunto de afeminados son los enemigos de la raza superior, lo ario”. Para el
pensador teutón el cristianismo no era meramente un problema de bragueta, sino
que su fundador era un invertido.
Pero Arrio, siglos atrás, había
sido seducido por el mismo espejismo y pergeñó una herejía a costa de la
diferencia de las dos naturalezas que se observan en la segunda persona de
No quería enemistarse con sus
paisanos de
Pero tampoco pidió imposibles.
El hombre nunca será probado más allá de sus fuerzas. Exhortaba a la perfección
a la vez que explicaba en la parábola de los talentos que no a todos se les
puede exigir lo mismo. Nunca habló del celibato y siendo casto como lo fue
nunca hizo bandera de la gazmoñería. Amonestó a los que querían dilapidar a la
adúltera. Los que estén libres de pecado que tiren la primera piedra. Instituyó
el sacerdocio. El celibato nunca. Alternaba con alcabaleros y mujeres públicas,
para los judíos epítome de impureza.
Los que han convertido la fe en
una obsesión genésica atacan a la jerarquía por el flanco desguarnecido y dan
en el hito. Desde el concilio de Elvira en el siglo VI en que se preconiza el
canon de la continencia para los clérigos esta disposición fue desatendida y no
fue hasta ocho centurias más tarde en
que el cardenal Gil de Albornoz, un reformador, amigo de Benedicto el papa de
Aviñón y autor del “Colirium contra haereses” que no la impone en su
archidiócesis de Toledo. Aquel guaje que se llamaba Juan Ruiz, buen galanteador de mozas aunque fuese
cura protesta poniéndose al frente de todos los presbíteros y diáconos de
Talavera, que estaban en pie de guerra contra el rescripto, solemnemente: “Eminencia,
quitaínos las buenas para que nos vayamos con las malas. Cristo no impidió a
sus apóstoles que se casaran”.
De poco le valdrían las reclamaciones
al Arcipreste. Aquel contumaz cura mozárabe que inserta en sus composiciones
algunas palabras del viejo bable (guaje, ome, furaco, garabato, facistelo,
etc.) estuvo trece años nada menos en una mazmorra de la cárcel arzobispal de
Talavera. Lo empapelaron de cánones. A veces los obispos han mostrado un
comportamiento fiero nada evangélico y que no que se lo digan a François
Villon, otro clérigo de las mismas características. Sobre ellos cayó el
ladrillo de Roma. Cristo los perdonó. Nadie recuerda el nombre del mitrado que
envió al patíbulo al autor del “Testamento”, pocos habrían leído los colirios
contra herejía del testarudo cardenal Gil de Albornoz, pero las generaciones
presentes y las venideras siguen solazándose con la cuaderna vía del arcipreste
algo débil habiendo “mozes” por medio y puñetero, o con sus fervorosas loas a
De lo antepuesto se desprende
que esta magna cuestión genésica en la que los curas no han dado ejemplo no
embarga el verdadero depósito de la fe. No es sustancia sino accidente, igual
que el color de la pigmentación del rostro del Crucificado, varón de dolores,
hermoso rostro que veneran los siglos. Tanto da que fuese ario, chino o etíope,
como es lo más probable puesto que la estatuaria oriental así lo ha venerado a
través de sus iconos que nos lo representa como un abuna abisinio de rasgos
majestuosos y ojos penetrados de clemencia. El amor es la esencia de esa
religión que tantos predican y tan pocos practican. Sobre él descansa su fuerza
y su esencia radica.
Aquí la coartada es perfecta.
Todos estos rasgos de naturaleza periférica se nos presentan como la médula y
nada tienen que ver con el depósito de nuestro credo. Madre ¿por qué callas?
De lo que se trata mediante la
elongación de tanto ánimo confundido y criterio perverso es de invertir los
valores, atacar a
Ellos, sin embargo, erre que
erre. La labor de zapa continúa mientras en el Vaticano no sólo miran para otro
lado y como no los pueden vencer se han unido a su facción. El carro volcau y
todos son carriles. Pero a pesar de todo cualquier día de esto puede aparecer
un diácono como era Esteban o como eran Francisco o era Efrén que haga que las
cosas vuelvan por donde solían. Quizás el bueno del curín de don Acisclo tendrá
que cambiar la imagen del Cristu. Las cuentas no nos cuadran.
Ahora parece que todo se ha
salido de madre. Paciencia y barajar, que diría Cervantes.
miércoles, 18 de abril de 2001
(21:22 h.)
El insulto a un centinela o
fuerza armada está penado por el código de justicia militar, cabo cuartel, hoja
de filiación. El soldado con permiso tiene la obligación de presentarse al
sargento antes de marchar. Oficial de transeúntes, incorporarse si es avisado.
Servicios de armas, guardia, retén, vigilancia. Servicios económicos, de
cuartel y de plantón, los servicios mecánicos son de policía y cuadra, los
cuarteleros están uno en la puerta del dormitorio y el otro en otra parte.
Impedir que nadie toque prenda que no sea suya. Cabo cuartel está desde diana
hasta el toque de silencio en el que es relavado por el imaginaria, la misión
del imaginaria es velar por los que están durmiendo, tapar a los que se
desarropan. A la orden, mi teniente. Duermen tantos, hay tantos mosquetones y
tantos soldados, guardia de plaza, de honor, de principal, de prevención. Hay
cuatro soldados por cada puesto de centinela. No te puede relevar más que tu
cabo de guardia. Ver venir tropa armada o pelotón de gente. ¿Quién vive? España.
¿Qué gente? Regimiento de tal y cual.
Servicios de cuadra, cadenas cortas por el día y en la noche largas. Cinco
cartuchos tiene el máuser, recoger sus deseos cuando expiras. El que tome armas
contra la patria bajo banderas enemigas.
La altimetría de la topografía
militar secciona los accidentes del territorio en colina, cresta, loma y
vaguada.
Las balas tienen la trayectoria
tensa y curva. Macizos son las balas y de carga explosiva, las granadas. Los
rebotes llegan hasta los seiscientos metros.
José costa figuera - los agros
de Sureda, es Galicia guerrera y apostólica.
En redor rompen en primavera los frutales la
sobregirad de los tonos de acuarela de sus ramajes en flor. Sobre la fuente de
los frailes a una ladera del viejo camino de Belesa, pone un brochazo de suave
blancura entre las nabeiras el palomar de outero, el hacha sacrílega, los
castros de estructura circular a la manera de púlpitos, ya en plena
jurisdicción de los lemavos, los pinos mansos, los castaños, los cerezos. Fraga
que fundó la estirpe en tiempos del mariscal pardo de cela, el salto de la
infancia.
Trisca Teresiña por las veredas
de la imaginación. Le leía las doloras de Campoamor. Escribirme una cartas,
señor cura. Ya sé para quien es.
Algareros muchachos, jugadores
de billarda, de pinche, de amagar y no dar, al anda la mula, a los bandoleros,
intenté apagar las vagas saudades en la tertulia. Las sotas me parecieron un
trasunto de Teresiña ataviada de princesa, dedos como garapullos, al chocar
contra el mármol las cartas producían el rumor del granizo cuando se estampa
contra los cristales de las galerías. En la tertulia se agotaban las energías
de Sureda jugando al mus, julepe, chamelo, en la malilla. Todos jugaban a
gritos. Malilla calada triunfo na mesa, petrucio patriarca, bajote, nadie le
superaba en simplicísimo, entes refractarios a la sutileza amen del camarero
pasmón el molinero matalamitá, carquexias del té, ricas bicas de xembra,
dibujos hechos con un guizo a la manera de punzón.
Salía a relucir la vida oculta
de cada cual, acornadas, pero en la riña lo que se dijo es incopiable as doce
da noite ben te vi ben te vi ainda Mais, grosero barullo panaderil, el hidalgo
Joaquín Lemos, con la barba hasta el ombligo, maestro en el difícil arte de no
hacer nada, un claro parentesco de semejanza con el moisés de miguel ángel.
Tomar la raxeira todo el camino, vas a tener frío, Jesusiño.
El viaje en diligencia, dos
caballos en el tiro y un delantero que llevaban bayas rojas de madroño en el
penacho. Sonaron los cascabeles y partimos, los dos de varas y el delantero.
Llaman vídalos a los abedules,
que tuvo para mí más eufonía.
En la chapacuña solían bañarse
las mujeres, el cantar de los acechadores del baño de las mujeres
as rapazas de surela
cuando se van a bañar
o primeiro que cha mostran
ech´o pecado mortal.
Hay en Galicia riqueza de color
en todas las estaciones, Villanueva, el alto de soldán, pereora. Emigración, la
diligencia me pareció un ataúd que se llevaba las energías viriles de Galicia
rumbo a las pampas, subió un mozo como quien asalta una fortaleza, iban a
sentar plaza en la emigración, planto de gutural congoja.
a rais d´o toxo verde
e moi mala de arrancar
as saudades da terrina medra
co y ayga dom ar
Se e llenaron los ojos de
lágrimas presos de una tristeza inenarrable, me arrimé de espaldas a una
esquina del pescante, el foro de la emigración impuesto a Galicia por los
países de la aventura, hacíase en las aldeas la misma vida que en los tiempos
bíblicos, costumbres de ogaño hogaño, las dos formas admites, enseres. Sólo
para los ricos era llevadera la vida del régimen galaico. Se veían muchas casas
abandonadas invadidos los umbrales por el jaramago, por las paredes hacía
excursiones la yedra. Empavorece pensar el ingente número de desertores de la
cuna.
Alto en Toldavía para comer.
Aurriabela vista desde lo alto de Cudeiro ofrecía un aspecto deslumbrador entre
picachos abruptos con el miño mansamente adormecido a sus pies, pueblo de
orense, herbedelo. Abur, señorito, dios lle faga ben. Arabela, marfileñas manos
de sedentario gordo.
Magistral descripción de la
matanza del gocho por san silvestres, horripilante grito del cerdo sentenciado,
las filloas, la toza sirvió de ara para el sacrificio de los cinco mártires,
cuerdas adibales con los que se los cuelga de la portada, toquillas del
entrete, hiel de cerdo útil en la cura de los panadizos, tan llamativa del buen
vino.
Bueno es tener la gastronomía en
olor de ciencia. Todos comimos en franco compadrazgo el día de la matanza
asesinos y señores, sirviente y ayudantes. Vendenoces daba forma a los jamones,
a los grasudos tocinos de rojas hebras entreveradas, la riquísima zorza
para los embutidos. Toda llena de zullas o cagadas, morcillas arrugadas como
gargantas de vieja o bocios de gargantas anormales.
A los chicharrones llamamos
roxones nosotros josé costa Figueras, un tupé como la pera del macho cabrío
puesta al revés. Fuimos de casa en casa entonando endechas conmemorativas del
natío del hijo de dios, un banquete al estilo de heliogábalo. Fue un derroche
de manjares, de bebida, de cordialidad, las travesuras de la rapazada. Al
terminar el banquete estaban chispos todos. Al xa, eu poño os chorizo, filliño.
Nuestras piernas parecían sojuzgadas con el propósito de mantener las formas
espirales. Llegué llorando como un becerriño desvalido.
Haz de ojiva, haz de cuerpo y
haz de culote, las balas salen a mil metros por segundo, hay granadas
fumígenas, incendiarias y tóxicas. Los cañones son de trayectoria tensa y los
obuses de trayectoria curva, morteros de trayectoria curva. La rabera, la parte
posterior, que va en forma de cola de milano; los tetones y el cerrojo, el
percusor sirve para que se inflame la pólvora, resalte, encastre, vástago del
seguro, los cinco cartuchos del máuser, guardamano y guardamonte, casquillo,
porta bayoneta, cantoneras o lomeras, la baqueta sirve para la limpieza del
cañón, el tapabocas o cubre punto que protege el punto de mira, el machete, la
hoja, la empuñadura, la cruz y el pomo.
Periodismo de manada,
rudeljournalism, los rusos veneran a
Pushkin igual que a la imagen de una virgen, el presidio entero entró en
conmoción, actuario, escribano judicial. Tapir, una nariz de tapir y grandes
orejas, zabatovka, huelga, encuentro con las nubes de antaño, soobshenie,
comunicación, ISTOCHNIK, fuente/ RABNODUSUHNO, indiferente, POSHASENIE,
padrino. KARMANIK, carterista. VORISHKA, ratero, estudiantes calabazano (estudiante
que ha fracasado en un examen), planta acuática aroidea, cala. Difunto de
taberna, borracho, privado del sentido.
Diota, vaso esférico para
guardar vino.
Portabunt
nomen tamquam lumen. Asiarca, organizador de los juegos olímpicos. Todo
lo del sacerdocio se lo debemos al Crisóstomo y a basilio. Einode, desierto.
Los grandes hombres venían del desierto. La soledad es madre de las ideas que
transforman el planeta. Ministerio, limosna, sacrificio, palabra. La hidra se
estaba devorando a sí misma.
La escuela se ha distanciado del
mundo laboral. Perago, seguir el camino. Espurcicias o inmundicias. Anillos
como símbolos de fe y de fidelidad. Esos malditos ingleses, sacos de pimienta,
son los responsables de nuestra guerra en oriente medio.
Belicón o Helicón es uno de los
personajes. Carta de apostasía de los libeláticos para que les librase de las
persecuciones. The falsity of women and the weakness of men.
Sundenbok, concepciones totémicas
y formulas rituales. Zaria, aurora, la más hermosa palabra del ruso.
Escribir novelas pero sin fruto puesto que la imaginación no acude a la cita.
Genetliaca y noemática, pensamiento en general. Sus testas coroniformes, ese
reloj, centinela de la historia. Cisterco, larva de la tenia.
Pogrebeñie, funeral. Anagrama de
eternidad. El múrice no quiere ser ya amante de la arena.
El militar arma al brazo. La
patria es espíritu y los vascos quieren desgajarse del tronco común. Los
españoles no somos una raza pero somos acérrimos en la defensa de nuestra
libertad. Franco fue general a los treinta años. Silvino honró a su uniforme
con toda la fatiga de la vida de campaña. Simancas, la batalla en que fueron
derrotados los árabes. Arapiles en la feraz vega salmantine, donde derrotaron a
Napoleón. Los requetés se cubrieron de gloria. Navetas y talayote, heroicas
defensas. La culpa del españolismo
canario la tiene Nelson que quiso conquistar las islas afortunadas en 1797 sin
alcanzar sus pretensiones. Arma principal es la prudencia y la discreción
militar. Leales, al pensar, veraces al hablar y ejecutivos en la obra.
Fortaleza es una virtud que nos hace querer el bien y evitar el mal. Los rojos
despilfarraban medios. Los vicios amarran la voluntad y turban el
entendimiento. Honor es una fuerza que nos lleva al cumplimiento de nuestros
deberes. Si se pierde ya no se recupera nunca más. Privilegiada situación
geográfica y espíritu de independencia del ser español. Asesinatos, incendios,
saqueos, corrupción. En un siglo cien gobiernos y cinco cambios de régimen, destronamientos,
destierros, atentados, desmembración del ejército e inmoralidad reinante.
Disolver la familia, célula nucleica de la sociedad.
Vivir a toque de corneta. Los
principales sones: diana, parte de revista, escuadra, asamblea de guardia,
fajina, marcha, paseo, oración, retreta, general para salir con las armas.
Petate, saco de costado, cantimploras, cuchillo, tenedor.
General de brigada, de división,
teniente general, capitán general. La roja y gualda ondea desde 1785. Una
bandera encierra los campos, las fábricas, los antepasados, los pueblos, el
porvenir. España, supiste borrar los linderos del mundo, los blasones de los
cuatro cuarteles.
Alférez de fragata, alférez de
navío, teniente de navío, capitán de corbeta, capitán de fragata, capitán de
navío, contraalmirante, vicealmirante y capitán general de la armada.
Cada mochuelo a su olivo y que
cada palo aguante su vela. Examina, hija, examina, religión de las porteras,
llegar del campo del honor. Toda la gloria militar no vale la vida de un ranchero,
gazapos con guindilla, sumo de la ciencia culinaria.
Comí entonces pan de munición
bañado en llanto, un incienso que hace eternas las vidas que embalsama. El
mejor aldeano, muerto. A todo aquel que hereda contribuye a arruinarle como
pueda, sumidos en la tristeza vil del bien ajeno.
Majuelos nominales.
Le envenenó el ganado untando
con jugo de baladre(adelfas).
Baivel, escuadra de cantero con
la que se hacen las dovelas.
Las gentes de bien en las aldeas
sólo saben gozar cuando hacen daño.
Y el fisco su escaso haber fue
convirtiendo en humo, imponiendo impuesto sobre impuesto, por la industria, la
herencia y el consumo.
Todo hombre de bien lleva en la
frente la señal de la coz de algún jumento.
Sólo Virgilio sostenía que en el
campo la gente es candorosa y a mí me gustarían las aldeas si no hubiese en
ellas aldeanos ni aldeanas.
Un vecino honrado me envenenó el
ganado con zumo de baladre.
Estaba la hierba embalsamada de
perfume.
A degollar los lanza más bien
que el patriotismo la venganza.
Con estos cambios de cosas y de
nombres siempre hará la historia una novela.
Es la fuerza de la sangre una
quimera y a mí me gusta el laurel sólo en los guisados.
Levantado Riego, Madrid se
convierte en catacumba a cielo abierto.
El Cid se puso la gonela de lino
y se marchó a Valencia
Sumido en la dulce eutrapelia de
los cantos ortodoxos.
Subjetividad de la experiencia
humana frente a la objetividad científica.
La cibernética nace en 1941. There is not
society, only people, en
Y no digo que afeites nuestra
lengua castellana, sino que la laves la cara. No le pintes el rostro, mas
libérala de suciedad, no la vistas de bordados y de recamas mas no le niegues
un bien atavío de vestido que aderece su suciedad. Acivilar, acial, que es la
correa de la cual pende el vestido. Garcilaso, voz muy esclarecida, altos
pensamientos de su elocución.
Cuando el pope anda de visitas,
los diablos se cuelan en el cementerio. Hay que esconder el hacha a la espalda
porque llega el guardabosque.
Se desvanecían en su cabeza las
sospechas de la víspera.
Se bebieron juntos la cuenta
corriente. Radiograma cultural, el ruso es una lengua literaria, cultural,
potente, flexible, magnífica.
Te aplican a Freud como te
pueden meter la ley de fugas.
Byran, temporal, no siempre
podemos estar pegando a los judíos.
Aquí ahorcan por menos, in
foráminibus petrae. Pozhar, incendio. Oiga que acaban de descubrir el magnífico
invento de las sopas de ajo. Sustitución de la fe por la sociología. Ética
protestante de respeto a la naturaleza como partícipe de la divinidad.
Ytechenie, consuelo. La campanilla del arco de la troica cuya argentina música
se perdía en la llanura de los campos de centeno. Yo os bendigo, sed honrados y
lo metían luego en ataúdes forrados de brocatel. El sacristán poniendo en juego
su poderosa octava empezó el responso. Alas negras, solemnes letanías.
Fatigados por el aburrimiento,
el insomnio y la inactividad de una vida fantasmal, triple papada, enfermera
alta de perfil bizantino. Tiene un escribir fácil y un estilo de cristal. No te
rindas, lucha sin tregua, y lo decía sobre un bosque de fusiles de asalto.
El camino expedito hacia nuestro
punto de destino reclamados en lealtad a la república pudimos alcanzar el
pueblo de san Rafael.
Consuelo es de sabio haber
dejado las cosas antes que ellas te dejen a ti. Saber perder, saber dejar.
Los libros dan tanto, tanto que
no se les puede exigir, además, que den dinero. Gabriel miró tenía los ojos
limpios y su imagen esmerilada permanece en mi memoria. El laberinto de los
espejos poblados de fantasmas. Astrana Marín, hombre desarreglado con corbata
estrecha y verde pero descubrió todos los intríngulis literarios del
quijote. Se me van poniendo los ojos de
lechuza de tanto escribir, botillería y tupí, pero botillero es el que forra
las pelotas al pelotari. Repide, Pedro mata, Emilio Carrere. Iba a bailar a la
bombilla Azaña el señorito feo y misterioso. En disidencia abierta con el sol
de junio, cosas son estas de españoles, pasamos del no pasa nada a ver qué va a
pasar aquí. Nuestro pobre Madrid donde la alegría cuesta tanta tristeza.
A casanova le intervienen los
aduaneros su rapé y una edición en griego de
Juan bausa volvió a beber. El
corazón se la hacía cada vez mayor y la cabeza más pequeña, llegó a casa alegre
y más locuaz que de costumbre. En la casa me enmohezco, salir del local dando
tlaspis, le quedaba dinero y volvió a ver porque a la vez que su ternura crecía
también su sed. La ciudad de los negocios con su fisonomía sin arboles. Todos
los hombres eran sus hermanos, la vía layetana se había convertido en antesala
del cielo, siempre me consolaste y ahora cuanto daño me hacen tus palabras, lo
echan por borracho y reaccionario, no tuvo bausa quien levantara la voz por él
en medio de aquel entusiasmo justiciero, el expediente fue llevado adelante por
Ardireu lleno de celo, sin contemplaciones.
CAMÓN
AZNAR AUTOR DE UNA GRAN NOVELA
SOBRE
Por Antonio Parra Galindo.
X
Cosa cierta es que los seres
humanos tenemos una querencia espiritual y afinidades misteriosas que nos
conducen por una vereda determinada, por unos derroteros tan diversos e
inextricables como pueden ser la transmigración de las almas, las coincidencias
en los paisajes, la comunión estética o la participación en unos mismos afanes
políticos. Hay que hablar de la polaridad, de la atracción de los cuerpos pero
también se da un irrefutable magnetismo entre las almas. Al entrar aquí habría
que explayarse en tratar todos esos vértices esotéricos que no explican del
todo pero que en cierta manera coadyuvan a vislumbrar algo del misterio del
cristianismo, la más verdadera de todas las creencias y la más perfecta dentro
del piélago de dioses falsos a los que la humanidad adoró siempre.
Se nos ofrece pues una
metempsicosis intelectiva que nos instala en un grupo o en una capilla
específica, pero nuestros maestros, nuestros profesores marcan las almas. Ellos
fueron la antorcha que guía y su voz resuena en nosotros de por vida porque los
ecos de su voz no conseguirá extinguir la muerte.
Camón Aznar fue profesor mío de
Arte, recuerdo con fruición y embeleso aquellas clases en
Siempre que bajo a San Martín
poso en la tienda de mi amigo M. Méndez Vigo, el hábil Manolín con sus manos
que todo lo componen y cualquier artilugio reparan, perito en amistad y sobre
todo gran ingeniero del alma, que está frente por frente de la casona que tenía
Camón en ese valle de Luiña cuyos paisajes saltan a sus páginas porque se
enredaron en sus sueños porque también a él Asturias se le coló de rondón en el
alma con la magia indeleble del “culiebre” y quedó prendido de la canción de
los labios de una xana.
Es una casa de planta moderna de
tres pisos, galerías acristaladas. Palmera real da escolta a su antojana y de
estilo funcional. Cupiera suponer que
uno de los hombres que más sabían de arte románico y mejor lo explicaron
habitase una de aquellas casas blasonadas con portón y estragal, balcones
corridos, hastial de piedra que se dan tanto en el país, los que describieron nuestros clásicos
del XIX. Pero no; prefirió la modernidad y el confort indiano. Él era un hombre
austero y de costumbres sencillas, adusto en apariencia como su cara. Tenía un
rostro que de tan trágico resultaba lo puramente español y sus ojos delataban a
todas horas embeleso y pasmo. Dicen que uno continúa vivo hasta que le abandona
la capacidad de asombro, el espíritu de curiosidad y Camón hasta el último
huelgo la mantuvo consigo y nos la comunicaba. Su mirada bajo el arcosolio de
aquellas cejas tan pobladas y negras, palio de curiosidad y de asombro que se
asomaban cada día a un mirador cósmico, estaba siempre como huida pero atenta
siempre denotaba esa sorpresa del que descubre e investiga, pescador de belleza
en ubérrimos caladeros ocultos a la mayor parte de los mortales. Tenía el alma
de llama y las espaldas algo cargadas del hombre estudioso, luego cuando se le
trataba al viejo profesor larguirucho resultaba un hombre cordial, algo burlón,
daba gusto oirle contar chistes verdes y chascarrillos en la fabla de Aragón.
Se podía explicar al Greco mirando para el profesor Camón cuando acometía la
exégesis del pintor toledano escanciando imágenes con aquella voz rajada que él
tenía y tratando de asir lo inasible con aquellos dedos lardos como flecha
apéndices de sus manos enormes, casi de cantero medieval con que accionaba
durante la disertación. Algo estevado y con inclinación de hombros. Muchas
horas sobre el pretil de un códice asomado a esos ventanales panorámicos de los
sueños que son los libros. Nos parecía que el profesor se nos iba por las ramas
y que siempre parecía venir a clase con resaca como flotando entre las gasas de
una gran borrachera mística. Flotando. Eso. Al andar parecía que flotaba él tan
habituado a conversar con los ángeles de piedra y a extasiarse ante las
gárgolas habitando la región de los pináculos cósmicos. Sin embargo, conocía
muy bien la tierra que pisaba. El Camón íntimo no tenía nada que ver con el
Camón oficial, hermeneuta de los ángeles románicos, artista de la palabra, que
parecía recién caído de un guindo por sus aires despistados y geniales o
escapado de un códice cálamo en ristre.
Había en él como resonancias
magnéticas de un trasmundo inabarcable. Era uno de esos hombres a los que
encontramos por primera vez y su “cara nos suena” acaso de haberla visto en una
existencia anterior. Ese mesmerismo es el fautor del arte, el que carga la
turbina de la cultura puesto que la cultura se produce por asociación de ideas
y es la resultante de un proceso de bilocación. Dios existe y Cristo está en la
historia pero su santidad y su presencia es otra muy diferente a como nos la
presentan todos aquellos cuyo todo y único afán ha sido apropiarse de su
figura. No conviene darse muchos golpes de pecho ni exclamar “Señor, Señor”.
Los fariseos no entrarán en el reino de los cielos. En Camón yo llegué a
entrever la existencia de un Cristo que se acercaba a la noción platónica de la
divinidad. Todo lo de acá abajo es un calco imperfecto de la perfección que
está arriba. Pero como Dios no es unívoco y san Anselmo ya lo definió
utilizando un proceso silogístico de exclusión para adecuarlo a nuestra
capacidad precario, como lo que no es, ni mortal ni finito ni visible, etc.,
tampoco a Cristo hay que contemplarlo desde un ángulo unilateral. Por eso hay
un Christus “músicus”, un Christus “praedicator” y otro “praedicatus”, un
taumaturgo, un demiurgo y un reo, un resucitado y un perdedor, el de
La edad media prefiere presentarnos al Mesías
como el gran triunfador, el Juez grande que se sienta en la silla de la
majestad mientras el barroco se inclina por el Varón de dolores pronosticado
por Isaías (otra versión diferente del mismo Dios real). La fe tiene sus lados
sombríos. Es una cosmogonía acercandonos a todos estos misterios de lo
trascendente de la gracia santificante. El arte en la medida que trata de
explicar esa tutela sin tregua de la divinidad sobre el hombre que le sirve de
refugio y amparo en su caminar a oscuras por el mundo de esta forma apoda y
acoda a la teología. La existencia humana viene a ser como una gran romería
jacobea del principio a final. Esta es la idea matriz de esta grandiosa
novelita del profesor Camón Aznar. En vida no fue tan famoso como insigne,
aunque debemos declarar aquí que eso del “famosus” tiene en lat. matiz de
deshonra (no van descaminados pues los que usan la palabra con tanto albedrío),
este medievalista de talla cuya obra poco conocida rinde homenaje al saber en
libertad. Personalidad fascinante algunos de sus artículos de ABC han de
considerarse de florilegio. Yo recuerdo aquella tercera del órgano monárquico -
nada tiene que ver con el monarquista de hoy-de la calle Serrano en el que
escribían mano a mano los Pérez de Ayala con los Azorín, los González Ruano con
los Pío Baroja o el Ortega de la última época. Firmas triunfales. Festines
auténticos de la literatura. La de Pepe Camón era una estrella con luz propia
en aquel firmamento de estrellas del que sólo nos quedan hoy postes de la luz y
jarrillas, mucha jácara y mucha paja debajo de nombres promocionados,
novelistas de designación reconducidos de lo negro a lo blanco, ha estallado la
bomba de mano de la vulgaridad, sus libros se nos caen de las manos de tan
políticamente correctos como van. La crítica los acoge con palmas de tango a
todos los “hit” y a todos los “must” que en tongo se deshebran pero hoy la
critica está reconducida y manipulada por amiguetes a los que las casas de
contratación de la cultura sobornan previamente. Como van de trapillo a la televisión a
comparecer ante el ratón de bibliotecas emblemático tránsfuga que mira por
encima de sus lentes de inquisidor y detrás del atril de diserto parece una
trinchera a punto de hacer fuego con una de avancarga y luego vaya y sonría con
cara de conejo. Pero estos son los toros que hoy hemos de lidiar en este coso.
No hay más cera de la que arde. Hay que escribir a cara de perro para hacerle
una higa a ese carajo esperpéntico de lo “deja vu”.
Un crítico era Clarín y un
crítico como Dios manda era don José Camón Aznar. Prosaba con magnificencia y
maneras elegantes de cardenal renacentista, manaba su palabra por aquel chorro
de voz baturra y que luego se transformaba en melodía cuyos ecos acariciaban
los arcos formeros de un empino de bóveda de cañón. La impostaba porque había
algo en su persona de hierático perfil sedente, la majestad del pantocrátor.
Nadie ha explicado el misterio del arte
de Jaca en sus boceles, impostas, lucernarios, balistarios, ese mundo
fantástico de los bestiarios cincelados sobre la piedra fabulosa con tanta
solercia y cacumen como él. Era un especialista inter alia en códices
medievales. Los beatos iluminados del arte asturiano nos van a llevar al arte
románico que surge como una agradecimiento arborescente hacia la persona de
Cristo cuando pasa el terror del milenario. Contrariamente a lo que se ha
venido diciendo los capiteles románicos con sus endriagos y harpías, hipogrifos
y dragones alados, reflejan ese amor a la vida en el reencuentro con la
naturaleza.
X
Hay que retrotraerse a la
mentalidad del año mil. Camón era un
especialista en el siglo XI. El pavor del milenio igualitario lo refleja en una
de las más grandes novelas cortas que se han escrito en los últimos lustros En
la cárcel del Espíritu. Es la historia de un monje bávaro que como
expiación de un pecado cometido cuya evolución de psicológico refleja el autor
con pluma digna de Dostoievski - es un pecado contra la fe, la caída en la sima
de la desesperación, la gran aliada de Satanás para penetrar en el corazón de
aquellos a los que quiere perder, desesperación que define por otra parte a
nuestra época- se embarca en una peregrinación hacia Compostela. No llega a su
punto de destino. Fray Lázaro viene a morir en un albergue u hospital de
peregrinos en Soto de Luiña y que todavía sigue funcionando. Miguel Ángel, el del bar de la plaza al que
llaman el diácono, sigue examinando credenciales y estampillando avales a los
que pernoctan en el refugio con el mismo rigor y sentido de la hospitalidad
cristiana con que lo hacían aquellos ostiarios de las posadas del Camino
Francés.
El autor parece que tiene
delante el hermoso paisaje de las Luiñas a la hora de escribir el libro; en los
primeros párrafos habla de un “lugar en la llanura, rodeado de bosques y ceñido
por la curva de un río” y trata de reflejar sin entrar en detalle cómo era la
vida de un benedictino (¿Benitos o monjes blancos? Los benedictinos hacían vida
comunal mientras los bernardos dormían en crujías o dormitorios corridos. Es el
único anacronismo que encuentro en la obra, error mínimo).
He aquí una sala hipóstila. Los
lechos eran esteras, el refectorio alargado con el púlpito empotrado en el
muro. Mística y casta serenidad trasminan las páginas de “En la cárcel del
espíritu”. Es un viaje a un claustro donde el tiempo se amansa y donde vemos a
los pendolistas de bruces sobre el pupitre del manuscrito en el que laboran con
un pincel en la mano “que cae sobre el pergamino con la levedad del copo de
nieve”. Describe la sala capitular siempre resonante de discursos y la iglesia
como un trasunto de un cielo humano y dialéctico con arcos que son como respiro
de los espacios y pinturas que concretan los pensamientos inmutables. Es un
lugar habitado por monjes descarnados de grandes ojos redondos que ocupan un
espacio pero que no habitan en el tiempo, esqueletos de ideaciones
apocalípticas. Cada vez que el sol enrojecía las gentes iban a encontrar
refugio a los montes porque detrás de la sombra se percibía la silueta del dragón,
observa el escritor corroborando al propio tiempo lo siguiente:
“En la crisis milenaria hasta
las iglesias se vaciaron. cada hombre arrastraba con su sombra su sepultura. En
los monasterios sólo se leía un libro el del apocalipsis y la preocupación de
los comentaristas consistía en adatar a su tiempo las páginas descomunales del
libro”
Este párrafo tiene hoy plena
vigencia porque otro terror del milenario es el que acabamos de vivir o estemos
acaso viviendo. Camón, que se nos muestra como eximio novelista, topógrafo del
sentir y del latir de una época, describe a estos frailes que escribían e
iluminaban y que parecían mojar el cálamo en llama y salían del minio colores
que eran como “la cresta de un incendio”, “ojos cuya redondez era la del mundo
abiertos con el espanto del que ha visto morir al universo. Sus túnicas se
doblan con las mismas curvas contraídas de las hojas secas al quemarse”. Al
redactar estos magníficos párrafos parece que tiene delante la talla de madera
del Salvador que se venera en la catedral de Oviedo mostrando la majestuosa
traza de un atlante que se yergue ante la amenaza apocalíptica y empuña como un
cetro de paz la esfera armilar.
Pero el peligro ha pasado ya,
los curas volvían a aprender latín y las tierras a labrarse, los antiguos
manuscritos a ser copiados. “La pánica alegría de aquel momento se convirtió en
gratitud hacia la divinidad. Un inmenso amor de redondez panteísta hacia la
naturaleza y hacia Dios impulsaba catedrales y cosechas”. Se vivieron años en
definitiva de exaltación edénica. Lícito
es preguntarse si a pesar de todos los pesimismos no estaremos abocados a una
de esas grandes épocas de la humanidad cuando acabamos de doblar el cabo de los
terrores milenaristas con todo Nostradamus a cuestas, las profecías de
Malaquías y las predicciones de todos los estrelleros y magos de
y a veces por una cuerda como
entre los eremitas de
Sabemos que el protagonista era
vástago segundón del señor de Klamheim con feudo sobre el castillo de Toeltz.
Siguiendo la costumbre de la época sobre la primogenitura ingresó en la abadía.
Allí fue feliz fray Lázaro hasta que el diablo vino a visitarlo atosigandolo
con el dogal de la duda y la desesperación. Sus años de noviciado tuvieron ese
carisma de la ondulación y melisma del canto llano. El cuerpo de los monjes
está hecho para la liturgia, la melodía monódica que recorre las bóvedas con la
elegancia del cisne en el estanque. El templo románico se convertía en un lago
de beatitud donde hasta la estructura hipóstila desempeñaba una función de
alabanza a Dios a través de la voz humana. Era un discurrir placentero por el
perfil de los días y el turno de las estaciones materia y forma conjuntadas y
sin diferencias entre el alma y el cuerpo. La vida monástica es una búsqueda de
armonía y un anhelo de contemplación.
Era el cristianismo total a la
sombra del Pantocrátor de la mandorla mística antes de la llegada de la peste
franciscana, el principio del fin, el primer conato de reforma religiosa que
iba a desembocar en las demasías de las guerras de religión. Era entonces
cuando Roma no tenía tanta importancia pero la cristiandad era más católica, más
universal y más libre. Los ojos se entornaban hacia Jerusalén. “No había
fronteras en la fe ni en los pueblos, ni nacionalismos montaraces, ni cismas ni
herejías”. Por eso viene a concluir el autor: estos siglos que van desde el
terror milenarista marcan el triunfo verdadero de Cristo. Algo que en la
historia no se ha vuelto a repetir.
Todos los que amamos a la grandeza de
El autor va explicando el
proceso con acuidad y pluma veloz a través de una prosa en el que el castellano
recobra todos los honores de lengua espiritual apta para hablar con Dios y
entusiasmarse ante los deliquios de
En el estilo de Camón Aznar pasa
lo contrario. Es una novela de tesis que prende desde el principio. Además, es
uno de los cantos más bellos a la mujer que hayan podido escribirse desde la
duda y desde los dolores. Lázaro viene a coincidir con el dictamen del
protagonista del Nombre de
X
El detonante de la crisis viene
dado por una experiencia con la que no contaba: la muerte del maestro de
novicios. La visión de su cadáver convulso y desesperado le hace reaccionar. El
preceptor había practicado la virtud desde que profesó y seguido a rajatabla
las constituciones de san Benito pero en el postrer momento, el definitivo,
tuvo un instante de debilidad, resbaló en la duda presa de terrores
incomprensibles que le acercan a la boca del abismo. La desesperación es un
sentimiento específicamente satánico. Esa tentación a punto de expirar cuando
más aprieta el diablo la tuvieron muchos santos. No hay nada más allá, el cielo
está vacío; ese viene a ser el argumento. Todos los seres de la creación tienen
un destino trágico, juegan la baza con las cartas marcadas, de lo que se
colige: procede disfrutar aquí todo lo que se pueda porque si no hay otra vida
todo estará permitido en ésta.
San Pablo fue acometido muy
recio por los espasmos de esta duda pero la venció y fue arrebatado al séptimo
cielo del que bajó diciendo que ni el ojo vio ni el oído oyó lo que es aquello
pero la serpiente antigua se atrevió a plantearle cara al Apóstol de las
Gentes. Le llamó exaltado y lunático utilizando como argumento su gota coral.
Parece ser que Saulo se cayó del caballo en un arrebato epiléptico.
Es una interrogante que parte las carnes de
muchos creyentes y pasa agitándose por los cielos de la historia. Algunos la
llaman el silencio de Dios. No todos tuvieron el privilegio de ser arrebatados
como Pablo de Tarso a las alturas. Porque vio creyó y esta fe le hace increpar
con la vehemencia que le caracteriza a la muerte preguntando dónde estaba su
victoria y proclamar incluso “culpa feliz” al pecado de Adán factor desencadenante
de la redención. Pero hay que insistir que no todos gozan del carisma de la
claridad de la trasverberación que arranca las nieblas del error de sus
intelectos.
El orante se ofrecen en oblación
y ha de cargar con los delitos y lapsos de los otros. A veces la cruz resulta
demasiado pesada y viene la duda del sepulcro vacío. He aquí a Lázaro de Kleimheim copista y amanuense de
los libros santos en un monasterio de Alemania sumido en el laberinto. Siente
que el cielo se le viene encima, gime y busca sin hallarla la salida a la
encrucijada. El tiempo de rezos y el duro trabajo caligráfico que trazaba
lineas y colores, rasgos, sobre los preciosos cantorales, no eran más que un
alivio pasajero. Cuando en las cortas vigilias antes de Maitines sobre la estera
o la yacija de paja que le sirve de lecho en la crujía hipóstila vuelve el
gusano a roer y la tentación por sus fueros. El cielo está vacío y con la
muerte estalla sobre nosotros la nada. Él no resucitó, los vendajes del
sepulcro no eran los suyos y el mito de la resurrección fue un montaje, la
fabricación de unas plañideras histéricas que estaban enamoradas físicamente
del Galileo. Todo es un invento, una inmensa fábula. Sus torturas y escrúpulos
únicamente encontraban una tregua mediante las manualidades de su absorbente
labor de miniaturista.
El proceso está perfectamente
descrito tanto como el ambiente de la época. La hambruna y la mortandad de la
peste van a ser otro emulsivo del entusiasmo con que arranca la undécima
centuria. La sociedad feudal hace crisis. La lucha por las indulgencias y las
disputas entre trono y altar por la preponderancia vuelven más duro el
panorama. Si existe un Padre Célico que ordena nuestros destinos y todo lo
dispone hacia el bien para que nos sintamos a gusto y no nos falte de nada ¿por
qué entonces permite el mal y la injusticia, el desamparo? El joven benedictino
se amarga la vida haciéndose una pregunta eterna. Él pensaba que había un orden
en el mundo pero mira alrededor y comprueba que vive cercado por la desgracia y
lo diabólico. Hay un desfase entre la idea y la materia. Zumba sobre sus oídos
el garrotazo amenazante de la entelequia. La vida del monje se convierte así en
una lucha contra la quimera.
“Los hombres andaban como
cadáveres a pie por los caminos y e las casas no salía humo”. Esta imagen del
hogar frío y la chimenea apagada, el jardín abandonado y la casa cerrada
acentúa la sensación angustiosa de ciudad desierta y de país despoblado es de
entidad apocalíptica porque nos remite a connotaciones de castigo divino, de
manipulación de la descendencia que es en definitiva un atentado contra las
fuerzas de la vida. Fue el pecado de Sodoma.
Así fue al despertar del
medioevo cuando desde Escandinavia denominada entonces “oficina gentium” se
impulsaría la colonización masiva de Europa sobre las ruinas del romano
imperio. Los barbaros del norte llegaron en oleada y de forma sorpresiva. Era
una visita que nadie esperaba. Todo descorrimiento de pueblos presenta unas
connotaciones apocalípticas que hacen pensar en el castigo bíblico. Lázaro de
Kleimheim sentía sobre sus carnes esa presión.
Pero la auténtica crisis de fe
va a tener lugar coincidiendo con la llegada de un fraile esquizofrénico,
trasunto de Savonarola, al que su soberbia le sume en la herejía, desde otro
monasterio circunvecino a predicar una cuaresma. “De la boca de Fray Martín no
partían razonamientos sino rayos, nada de adoctrinamientos sino anatemas. Hay
en su persona un anticipo de Lutero puesto que en el visitador se plasma la
rebeldía diabólica, la cabeza engallada del “non serviam”. Su presencia produce
en las aguas tranquilas hasta entonces del monasterio una conmoción. Acusa a
los monjes de ser castos y crueles, de predicar la caridad porque no se atreven
con la justicia. Roma es el símbolo del engaño, la mentira y la avaricia. Sus
sermones atraen la ira de la parroquia. Se le suspende a divinis pero
recalcitrante en el error vuelve a predicar contra las Indulgencias y es
dilapidado por hereje al pie del altar por la chusma airada. El hermano Lázaro
contempla con horror aquel asesinato, ve cómo el cadaver es arrastrado a las
tinieblas exteriores para que se lo coman los buitres. Era un blasfemo, un
apóstata. Y aquí llegamos al nudo de la trama de esta impresionante novela
teocéntrica en el que se denuncia a una
sociedad hipócrita capaz de matar en nombre de Dios y que se atreve a manchar
sus manos de sangre porque alguien cuestiona el libre albedrío, el derecho a
pecar. La libertad humana es sacrosanta, la propia divinidad la respeta. Por
una vez lo infinito se doblega ante el capricho de lo finito. La angustia y
grito de fray Martín proyectan hacia el cielo la angustia del hombre
contemporáneo.
A un escoliasta de la época no
se le ocurriría explicar con tanta clarividencia e interés el proceso
psicológico, la dura prueba a la que es sometido este religioso que vacila
zarandeado por uno de los problemas más arduos: la presencia del mal. Pronto
vemos al protagonista sumido en la soledad del ángel destronado.
La dilapidación del hereje hace
que Lázaro, el puro, el incorruptible entibie su fe desde la base de un
razonamiento verosímil: no es lícito asesinar en nombre de la divinidad pero
esto fue precisamente lo que estuvo haciendo el ser humano desde las cavernas a
través de la práctica de un ritual supersticioso. A Dios había que inventarlo
puesto que daba coherencia al grupo porque nos reafirma en lo que pretendemos,
nos halaga el oído. De esta forma el concepto del ser supremo pasa a ser algo
subjetivo, puro maquillaje para nuestra vanidad intelectiva. Un analgésico para
el dolor que comporta el destino de los nacidos para la muerte.
Lázaro había pecado y el pecado
es como la rotura de una armonía con el cosmos. Sin embargo, la razón no es más
que la tapa de los sepulcros. Un buen día reconoce su culpa y va a caer de
rodillas a los pies del abad con todo el monasterio reunido en capitulo. En
aquel entonces las penitencias eran públicas. El prelado no puede absolverlo
tratandose de tamaño pecado mortal, el de desesperación; es un pecado contra el
Espíritu. Lo envía de peregrinación a Santiago de Galicia. A la sazón las
autoinculpaciones se llevan a cabo ante el capítulo. Las penitencias también
eran públicas. Los pecados, distintos. De una magnitud más solemne si cabe
porque diferente era el concepto de cristiandad. Recordad a tal respecto
X
No era consciente el Hermano Lázaro cuando se
despidió de sus compañeros que la hégira expiatoria que iba a comenzar le iba a
llevar más lejos de sus sospechas. Como primera medida tuvo que dejar morir a
su yo para empezar a vivir. Dejó de
pensar. El trajín de la andadura le deparaba el robustecimiento de sus miembros
corporales. El alma se purificaba. Tenía que aniquilarse y ser semilla que
después de caer en la tierra hará que fructifique la espiga. Alguna veces añora
la casa matriz y se acuerda de sus frailes con una vida tan reglamentada y tan
diferente de la azarosa que a él le persigue, añora los ritos y canta cuando
puede el oficio divino o dice misa en plena soledad porque partió con la
recomendación expresa de su superior de evitar las iglesias y los poblados. Sin
embargo, al llegar a Tarbes localidad de los Pirineos pide al obispo letras
dimisorias para poder consagrar
El cristianismo que encuentra
pasada la cordillera es una religión en estado de guerra. “España
vive-dice-sólo para vencer a los enemigos de la fe en franco contraste con la
mansedumbre y placidez del sur de Alemania. Aquí todo se extrema a punta de
lanza. Todo se radicaliza con ímpetu de ataque”. Tampoco el cristianismo es un
concepto unívoco. Nunca nos pondremos de acuerdo pero es así. Lo único que le
mantiene vivo es lo externo porque lo interno pertenece a algo tan sagrado como
es la conciencia y es allí en lo íntimo del alma donde Dios habla al ser
humano. Pero los ritos, las oraciones, las fiestas, la letanía, la tradición.
¡Si quitamos eso, en qué queda la fe! ¡En monsergas místicas! ¡En una
interpretación del Evangelio ad líbitum! Sólo un monje benito puede entender
que el catolicismo consiste en liturgia, en un constante recitar de oraciones
con arreglo a los ciclos estacionales. Porque la practica rutinaria de la regla
nos libra de nosotros mismos. Ora y labora. No te desesperes. Cumple la norma,
unéte a la tradición, pero si cambiamos la norma, si introducimos cambios en la
liturgia obtendremos una mutación de la esencia y llegaremos al síndrome del
templo vacío, a la macrocefalia jerárquica. Tenía que renunciar al amor pero al
igual que en el “Nombre de
Alfonso VII el gran rey de
Castilla, el repoblador, el que tanto amaba a Oviedo y a los asturianos puso guardia
de templarios en la ruta para proteger a los transeúntes. El Hijo del Trueno
Boanerges es el símbolo de ese cristianismo prevenido en frontera.
que encuentra el monje alemán
pasado el fito de Navarra, era casi una fe desconocida que acaba atrapándole,
se emborracha, se enamora de España a través de una moza vascuence. Hasta los
sarrios y las cabras enarbolan el pendón de la cruz frente a la media luna. Ha
pasado el letargo del milenario y la cristiandad empapada de vida quiere
liberarse de las cadenas y de los yugos que le uncen a las pechas y
servidumbres del califa. Al grito de ultreya y del “Dios lo quiere” de Pedro
Ermitaño se llena de actividad, despierta de su modorra y se embarca en la
dudosa aventura de las Cruzadas, algo por lo cual nuestra fe ha sido tan
vapuleada por sus enemigos. Sin embargo, ahí tenemos a Ariel Sharon una especie
de Ricardo Corazón de León Judío y nadie le dice nada.
Fray Lázaro había escuchado de
labios de un francés que hacía la ruta de Compostela por la parte más sañuda:
la de la costa- curiosamente al remontar Oca dejando a un lado Vascongadas que
ya en aquel tiempo seguía sin estar romanizada y sin cristianar- “el que va a
Santiago y no visita al Salvador por honrar al criado menoscaba al señor” y
opta por el ramal de la derecha el que a través de Arbas enfila la ruta de los
antiguos monasterios mozárabes de las Monas o Nonas y cruzando por Mieres
desemboca en el Templo de
X
Es una de las novelas psicológicas
encastrada en una trama que nunca decae bien escrito y mejor pergeñada que
responde a un conocimiento histórico de la vida de las ideas y de la sociedad
visigótica recién iniciada
Siempre que paso por delante de la casona que
se encuentra a tiro de piedra de la tienda de Manolo Menéndez Vigo, contertulio
de mis parrafadas y que no sólo me arregla los pinchazos de la rueda de mi
bicicleta sino que me da clases de bable, el que hablan en Muros, aunque Manolo
provenga de Lugo, y detrás de la de Eloína, otra buena mujer de aquel lugar
entrañable, siento la melancolía por aquel tiempo que se fue, por los libros
que no se leyeron o de los que apenas hablan pero que son importantes. Solía
Camón viajar a su rinconada de este lugar en el concejo de Cudillero con harta
frecuencia. Una vez lo vi en Oviedo haciendo tiempo para tomar el tren de
Madrid acodado en uno de los veladores de
Antonio
Parra. jueves, 7 de junio de 2001 (2:41
h.)
Villafranca del Castillo a jueves,
7 de junio de 2001 (19:31 h.)
Amigo don Arturo:
Tengo el gusto de enviarle las
fotos del domingo de palmas. Fue un día muy bonito. Espero que sean de su
agrado y que se haya restablecido de sus achaques.
En otro orden de cosas,
sintiendo una gran curiosidad por el Camino de Santiago, de hecho, estoy
escribiendo algo sobre el tema, al que daría cima si Dios me da salud este
verano, en mis pesquisas encontré un texto del profesor Camón Aznar que me ha
entusiasmado. Es uno de los pocos goces que les están reservados al
investigador.
Me tomo la licencia de remitirles lo que
pienso yo acerca de esta novelita corta del querido Camón EN
El protagonista acaba sus días
en el lazareto de ese lugar tan entrañable también para mí.
Sería mi deseo que las
generaciones venideras supieran de la historia tal y conforme era en el alto
medievo. Esta obra de Camón debería estarse en los anaqueles de
Yo me encargaría de
agenciarsela. No creo que valga más de dos mil pesetas.
Así que si Dios quiere cuando
vaya por ahí hablaremos.
Pero si le vaga y tiene ocasión
de leer esta glosa en que yo explico hermeneúticamente el sentido de las cosas
dentro del espíritu del siglo undécimo dígame qué le parece. Este libro jacobeo
al que me hace falta dar la última mano aborda la cuestión casi desde el punto
de vista del profesor Camón.
Ya tengo ganas de volver al
Rellayo y bajar a misa Soto. He vuelto a engordar. La batalla con el tejido
adiposo la doy por perdida pero mientras vayamos tirando... Queden Vd.con Dios. Me impresionó un detalle
que me contó Miguel Ángel sobre su antecesor, el cual sólo sabía decir en latín
Con afecto.
ARTE
RAMIRENSE EN TIERRA SEGOVIA
La iglesia de san Gregorio en
Fuentesoto de Fuentidueña apud Sacramenia está en un alcor. Surge a medida que
el viajero se acerca como una aparición cabalgando un somo de laderas pardas
donde destaca el lomo de algunas bodegas inhumadas taladrando el perfil del
monte. Es la que decíamos del Ara Vieja. Tierras de pan llevar. También buen
vino cosechero. Zona de castillos y monasterios aprovechando que por esta
demarcación fronteriza la orografía ofrecía refugios naturales, en valles
recónditos con cuevas en las vertientes. Hubo una Tebaida. Los cenobios
diseminados por las estribaciones del macizo de Somosierra atrajeron a muchos
orantes y clérigos que venían huyendo de la persecución sarracena cuando la
caída de Toledo. Los ermitorios andando el tiempo serían la base de los fundos
cistercienses de carácter militar contra aceifas y algaradas por sorpresa en
muchas partes.
Hay una serie de rasgos que
hacen sospechar de la influencia del prerrománico astur concretamente en este
templo de san Gregorio in excelsis, todo un resabio en piedra del antiquísimo
culto miguelino de raigambre bizantina. Nos recuerda en cierta forma a San
Miguel de Lillo. La traza es cuadrada y rectangular el testero que refuerzan
contrafuertes y sillares a hueso. Tiene toda esa solidez áulica y esbeltez con
que definía Menéndez Pidal al Arte Ovetense: alma grande y cuerpo chico.
Se pueden rastrear asimismo
reminiscencia de esta factura o atavismo en el arte de construir templos en
algunos antiquísimas iglesias de Siria y Armenia donde se aprecia la solidez de
sus firmes junto a la gracia recoleta. El rito y la liturgia eran similares,
calco del bizantino con resabios ambrosianos, las misas cantadas a base de
trotarios con un canon esmaltado de invocaciones en griego y en latín, y
epíclesis o llamamiento trinitario sobre las especies “en conmemoración de
Sin embargo, los diseñadores tenían problemas
a la hora de voltear las bóvedas y no encuentran el camino de las techumbres de
cañón a base de arcos perpiaños. Eso vendría con el románico. Así que muchos
techos se desploman por la impericia de los constructores.
El de la nave central y la
tribuna del antiguo templo parroquias de Fuentesoto, hoy transformado en
camposanto y sus farallones remanentes aprovechados para nichos y
enterramientos, cayó, o puede que la iglesia se quedara a medio hacer a causa
de una de las habituales correrías de Almanzor, como demuestran las adarajas en
el arranque del ala del presbiterio. O hubo un derrumbe o los albañiles
tuvieron que liar los bártulos porque los moros venían zumbando.
No así la parte del cabecero que exhibe su
ojiva adosada a la espadaña. Quedan adherencias y desconchados en el techo de
algunas pinturas al temple. Las iglesias asturianas estuvieron adornadas con
murales policromos que las hacían rutilantes y acogedoras casas de oración. Al
lado del evangelio se abre el tiro de una escalera de caracol con los peldaños
muy gastados -impresionante detalle- por la que se trepaba hasta la torre. Más
de ocho siglos subiendo y bajando por este vano de exiguas proporciones para
tocar las campanas determinaron los horadados de la escalinata cuyos
tranquillos gastados por las pisadas ofrecen una superficie alabeada, comba de
los siglos. Asimismo, lo exiguo del vano hace suponer que nuestros antepasados
tenían inferior envergadura que los mozos de hoy puesto que no había hecho acto
de presencia la “generación del yogur”. Es una constante que se detecta en
todas las excavaciones arqueológicas el porte inferior del español medieval con
respecto al de nuestros días. Claro que con su descomunal fémur el esqueleto
gigantesco de Sancho el Fuerte de Navarra, hombre de estatura aventajada que
pudo sobrepasar a lo que mide hoy un pívot de baloncesto, es excepción que
confirma esta regla.
Parece ser que el monumento fue arrasado por
los soldados Murat en una expedición de castigo contra este lugar que había
dado cobijo a Juan Martín el Empecinado. Sin embargo, el torreón campanero
quedó indemne y señero desafiando a los cierzos y ventiscas y las lluvias de
los siglos. Nos observa desde la cumbre con los ojos vacíos, como cuévanos por
donde se asoma todo el cielo de estos riscos, de sus ventanas sin campanas ya.
La traza cuadrada y los
contrafuertes adosados al muro cimienta la sospecha de su filiación asturiana
en esta tierra de frontera, antemural de contención a la presión agarena desde
el sur antes de la aparición de Castilla como tal, la de Ferrán González, y con
suerte alterna los territorios enmarcados en los arribes del Duero pagaban
pechas al rey de León o al califa. Las tornas cambiaban sin interrupción en ese
batallar constante en una guerra sin cuartel de sangre y suelo; por las vegas,
por las casas, por las dehesas, por las obradas, por los rebaños y hasta por
las mujeres como demuestra el ignominioso tributo de las Cien Doncellas. Esta
feroz pugna étnica se está repitiendo en Kosovo donde asistimos a los episodios
sangrientos de un Reconquista al revés. Es ahora a los cristianos a los que les
toca la peor parte y humillar la cerviz ante las presiones de
Con tales estratagemas en curso
lo que se ha conseguido es retraer Europa a un ambiente que desconocía hace
muchos siglos, y que sea verdad aquella frase del Mariscal Göering que cuando
escuchaba la palabra cultura se llevaba la mano al cinto. Si sustituimos la
cultura por la religión que al fin y al cabo son una misma cosa veremos cómo
nos cuadran las cuentas.
Yo he visto tirar de pipa a
judíos y a mahometanos, escupir y chillar presas de histeria al escuchar hablar
de Jesucristo. Mientras los palestinos
de Arafat llaman a la yihad las huestes del nuevo Josué israelí, Ariel Sharon,
parecen definitivamente a punto de embarcar a un revival del espíritu de las
Cruzadas en versión judía por recuperar la tierra prometida.
España fue otrora también una suerte
de paraíso de las tres religiones, cada una de ellas pugnando por dominarla. Es
el mensaje que proclaman las ruinas exaltadas de la torre de san Gregorio.
Nunca hubo un verdadero clima de conllevancia entre los tres credos y sería una
utopía pensar que hoy cuando reverdecen con más fuerza los postulados,
reivindicaciones, nostalgias y hasta un alarmante instinto de desquite al que
da pábulo un misterioso y oscuro aliento de discordia, más allá de los
comodines de libertad, democracia y carácter etno-centrífugo de composición
alóctona, un producto que algunos sectores nos tratan de vender a toda prisa y
que aducen como un hecho consumado. Esto hará que pronto o tarde la marmita
entre en ebullición.
X
San Gregorio, iglesia-fortaleza
en la cúspide, baluarte templario, refleja el anhelo de defensa de una
comunidad asediada. Preside la cima de un páramo donde empiezan a escalonarse
las tierras altas de
Es justo pues alargar la memoria
hacia el pasado y añorar con nostalgia aquella batalla de Clavijo en la que el
buen rey asturiano Ramiro I exoneró a las cristiandades de
Ahora a Ariel Sharon, otro matamoros, nadie se
atreve a pararle los pies. Parece un fantasma fugado del sacomano de Clavijo en
versión sionista, claro está, sin que persona le llame al orden. Antes bien la
opinión internacional chicolea sus incursiones en territorio palestino y hasta
lo bailan el agua lo que demuestra que este tipo de zarabandas
interconfesionales se ganan alimentando la cadena de agravios y de venganzas,
importa dar pábulo al fuego sacro.
Sin embargo, eso es harina de
otro costal. Aquí lo que importa decir es que en el 875 en Clavijo empezó a
liberarnos de las garras del infiel, por más que muchos historiadores, aun los
más sesudos y circunspectos hayan tratado de ponerlo en duda.
Todos estos valles cerrados de
Castilla
Hasta aquí llegaban las
mesnadas. Los pendones flamearon sobre estos cerros, ara y guarnición al mismo
tiempo, muro de contención contra las invasiones por el sur. Las huestes
astur-leonesas de Alfonso III el Magno clavaron las estacas de sus campamentos,
los vientos de sus tiendas, tramontando el cauce del Duero, para sujetar al
moro que presionaba desde el sur. En la vieja España avezada durante nueve
siglos a escuchar el toque de rebato la suspicacia hacia todo lo que suene a
benimerines o almohade la llevamos metida hasta los tuétanos. Claro que los
demiurgos del cacicato globalización, secundada por un sector importante del
alto clero durante más de diez lustros casi se han dedicado a una labor de zapa
intelectual, paciente e inteligentemente llevada, con el deseo de aniquilar - ellos dicen inculturizar como si
se tratase de una especie de inoculación del virus anticristiano- de la mente
de los europeos esa noción de frontera en la defensa de los valores eternos.
Aquí ya digo andamos un poco
curados de espanto y con la mosca en la oreja porque la convocatoria de la
yihad “Alá es grande” y “arrasa Arabia” se ha escuchado ya unas cuantas veces
por lo que todas esas mohatras de la sociedad multiétnica, apátrida,
“tolerante”, va a ser una ley del embudo que beneficiará en detrimento de la
catolicidad a los epígonos de Mahoma y de Moisés. La sinagoga trata de
vendernos la burra vieja, desempolvando a Voltaire, y a los enciclopédicos,
para proponernos un esquema de futuro pintado de color de rosa, basado en una
sociedad laica, confesionalmente neutra, étnicamente amorfa, sin lábaros, sin
procesiones, sin píxides ni campanas, pero con llamadas a la oración por el
almuédano desde el púlpito de la mezquita, y calabazadas del rabino contra los
sillares del templo y dejando encargos y notas a Dios en forma de cartitas.
Aquellos rudos mesnaderos del
Cid mozárabe fueron un faro de fe y un ejemplo a seguir en estos tiempos en
cuarto menguante, tan descreídos. Por todos los rincones resuena la carcajada
estentórea del rival. Mediante loores, engaños, chantajes - y yo lo digo en una
novela con una frase del caló de los gúrus de la ciudadela del dinero donde se
cuecen las ollas de todos los pucherazos, los bizarros lances de la
porno-política, la compra de votos y de conciencia “ I´ll buy you out”- el
enemigo se ha colado intramuros y ya no hay quien lo eche. Son hechos
consumados. No cabe paso atrás, argumentan.
-Pues ahora sí que estamos apañaos.
Tanto rosario iluminado y tanta Virgen y ahora lo que se comprueba era que el
enemigo pretendía era eso: el coladero de la marcha verde.
-Sí. Nos están solmenando de
firme.
-Ya llegaron y han pasao.
-Nos devuelven visita
-Otro Guadalete.
Ante este tipo de diálogos de la
gente corriente que se escuchan ahora mismo en el interior de muchas
conciencias de españoles honrados o con la boca pequeña, uno no puede menos de
acordarse del ovante caballo blanco del Apóstol, ese que vemos alzarse a la
empinada en lo alto de un retablo de la catedral de Logroño y con el
suplicatorio especial del que era objeto por parte de los romeros en tránsito
hacia Compostela: “Herru Santiagu, Gott Santiagu, Ultreya. Iesuseya. Desu,
adjuva nos”.
X
El Duratón es río truchero y
cangrejero donde los haya (hasta que vinieron unos malignos y echaron polvos al
agua que envenenaron las frezadas) famoso por sus hoces encajonadas. El cauce
parece que se intercala sobre cañones profundos y entrega hundido entre los
riscos de roca calcárea formando en los afustes y paradas de peña tajada
escotaduras y socarrenas, hoy nido de buhardos o por donde el aguila planea.
Antaño estas anfractuosidades sirvieron de refugio gracias a los afustes y
desniveles del terraplén a los eremitas de las cristiandades del Al Andaluz -
reparen los etimólogos que Andalucía viene de vándalos, no es nombre, por
tanto, árabe sino godo, porque así designaban en el norte de áfrica a los
pueblos germánicos del sur) que venían huyendo de las sacas y persecuciones del
califato. Para practicar su fe tuvieron que subir a estas breñas, un
reclinatorio de oración donde el cielo parece quedar a menor distancia.
Hay tres núcleos dentro del
monacato mozárabe. El primero se aposentó en esta franja de la umbría de
Somosierra en una linea de enclaves anacoréticos que llegaba desde Sepúlveda
hasta Berlanga. Otro grupo era el del Valle de Silencio tierras arriba del
Bierzo y cuya cabeza de partido era Samos, donde se formaron Bermudo el Diácono
y Alfonso II el Casto, Sila, Mauregato. Siguiendo la tradición carolingia,
estos centros servían de acomodo al magisterio y a la enseñanza. De allá
imparte la cultura de los Beatos. Alcuino de York, maestro itinerante, da señas
de ellos y hasta es posible que impartiera clases en Samos el cual había
abierto sus puertas en el siglo séptimo. Encontraba su vértice en Mellid, el
punto de encuentro de los ejércitos asturianos y gallegos cuando iban a pelear
contra el moro.
Pero existía un tercer eje y era
una cadena que iba desde Astorga siguiendo la calzada de Marco Aurelio hasta
Pravia, Oviedo, Villaviciosa, dejando a sus espaldas los nueve centros que
desde Arbas del Puerto hasta Mieres del Camino orlaban el paso del romeraje
jacobeo durante toda la edad media con escala en Santa Cristina de Lena.
Cistercienses y Templarios se
nota que aprovecharon su infraestructura, verdadero anillo de oración, que
aseguraba y protegía el camino jacobeo, para dar un carácter más castrense y
guerrero a estas apartadas colmenas de oración que agrupaban a hombres y a
mujeres sin distinción de género y donde el celibato por más que estaba
recomendado no entraba dentro de los planes de la regla donde las preeminencias
quedaban determinadas por el afán de estudio, la transmisión de la cultura
grecolatina y la lectura incesante de los evangeliarios, sobre todo el libro
más popular del nuevo testamento de entonces, el apocalipsis.
DEDOS LARGOS
Camara enfocando a un hombre de más de cincuenta
años, aunque aparenta más. Sin embargo, hoy va bien vestido. Viene de comprar
libros en la cuesta de Moyano que ha metido en una bolsa amarilla. En una de
las paradas sube su mujer que a diferencia de Emeterio va muy engalanada y
enjoyada a lo joven. Se parece a la reina de Saba. Le cede un hueco en el
asiento y comparten banco como compartieron tantas cosas en la vida y tantos
sueños que se están viniendo abajo. Le echa la bronca:
-Esa corbata no hace juego con
el traje y la bolsa es muy cutre.
-Vaya por Dios.
-Siempre vas hecho un adefesio.
Tantos jarros de agua fría no
parecen hacerle mella a Emeterio. Ya está acostumbrado a tales incriminaciones
de la parienta bajo las cuales se palpa el desamor. A veces piensa que su
esposa es una desconocida y tales razones le han llevado al desaliento del
alcohol. Cuando se habla de violencia de
género y de malos tratos a mujeres nadie hace ni la menor referencia a los
vejámenes contra el cabeza de familia. El hecho está muy en boga pero los
medios de comunicación lo obvian.
-Es que no me di cuenta.
Trata de disminuir importancia
al hecho pero a él tan susceptible se le ha amargado el día. Venía contento
pero Adriana que no comparte su gusto por la literatura ni por casi nada le ha
sentado las costuras a su optimismo de esta mañana de primavera. “Si volviera a
nacer-piensa- no casaría con mujer brava, ni española, ni funcionaria, que
parece que les rebozaron en pica- pica”.
Sin embargo, a estas alturas ya
es demasiado tarde. Hace propósito de enmendar la plana. Sacar el bolso de
piel.
Esta decisión le va a traer muy
mala suerte como se verá. Su mujer aparte de hacerle un desgraciado le había
dado mal fario. ¿Qué será que algunas hembras destruyen al hombre?
Ambos callan aunque para su
capote, mientras el autobús sigue pegando tumbos por las calles sin nombre de
la urbanización y destruyendo amortiguadores por los montículos y badenes
reductores de velocidad que han colocado en la urbanización. Emeterio parece
que en vez de regresar al hogar adonde llega es a una trinchera o a la mazmorra
de una cárcel. Eso sí bien ventilada y
con la nevera llena. Ha engordado de la bulimia que le causa su destructora
esposa. Se siente cansado. Es mayo y Baco con sus ínfulas deletéreas está
llamando a la puerta con las insinuaciones a la huida en las haldas
traicioneras del tintorro. Piensa que su vida destrozada vale poco. El pre de los
campos de la muerte acaso estuviera guisado con más cariño que los guisos de
Adriana que acaso le está envenenando poco a poco. Los malos tratos y vejámenes
que han encontrado un eco en la prole piensa que esconden el deseo latente de
un inicuo `plan secreto de exterminio. ¡Qué infeliz se siente y todo por una
cochina bolsa! Mañana llevaré esa de piel de cuero.
Transcurre el día con el
martirio de la televisión perchelera con su habitual bazofia de programas
sandios donde se hace trizas a la familia y los novelones cursis con acento
italiano que a Adriana tanto le gustan. Debe de ser porque es una romántica o
tiene un lío. ¿Por qué se arregla tanto? Ella sube y yo bajo, porque así está
escrito. Las mujeres tienen la sartén por el mango. Piensa huir pero no tiene
trabajo. Está suspendido de empleo, cobra un subsidio y esa circunstancia
determina el desprecio de su media naranja. Las mujeres no tienen bandera, sólo
se entusiasman con los vencedores. ¡Ah pécora! El mundo está del revés, la cruz
inversa, los valores que hicieron grande y significada a esta cultura por los
suelos.
Los telediarios han estado
vociferando todo el día el caso de un supuesto español- no es español sino a
medias- que se encuentra en el corredor de la muerte. ha habido una campaña
nacional que ha costado miles de duro para librar a este malandrín que cometió
doble asesinato de los ferodos de la silla eléctrica. Insensata y vociferante
campaña. Se está comiendo nuestros impuestos. La ola de inmigrantes todo el
lumpen del planeta de arribada a nuestras costas. Arzalluz el padrino de eta
parece el presidente de la nación a juzgar por la cobertura informativa que
recibe su persona en todos los telediarios. Se siente angustiado, aplanado,
ante el tropel de injusticia y el cúmulo de despropósitos porque los
anunciantes de la caja tonta sobre todo los bustos parlantes de voz homologada
que parecen haber ido a la misma peluquería y a un cirujano plástico común para
que les infle de silicona los morros y las tetas declaman el estribillo de las
desgracias nacionales con voz idéntica y com si nuestros desastres no les
afectara para nada, son marcianas recién aterrizadas de otro planeta, hijas
mías de mi vida pero de donde habéis salido, ¿por qué os expresáis en esa voz
homologada y os expresáis en ese tonillo? Emeterio las considera a todas
mujeres clónicas y pánfilas. Trata de pensar en otra cosa, hablar, encontrar
cariño, escribir pero ya no puede escribir, se baja a su garita. Su hogar se ha
convertido en un abrevadero de imágenes, en un duerno de violencia. Y huye de
estampida.
- Me voy otra vez a Madrid.
Su mujer nada objeta pensando
que tal vez la no presencia de su incordio como llama al marido le permitirá
entregarse a sus aficiones ventaneras. Hay un jovencito en la barriada que la
enamora. Una vez la pilló timandose con
él y menudo número montó. Hasta tuvo que venir la guardia civil.
Toma la máquina de hacer fotos,
la mete en una bolsa de piel no tan cutre como la que traía a la venida y
abandona la salita donde todos están repantigados viendo el novelón lacrimógeno
de sudacas con acento italiano. Una trama cursi y pobre que sólo puede
satisfacer a las porteras pero exigir más a su mujer sería como pedir peras al
olmo.
-A lo mejor vuelvo tarde. Tengo
que hacer algunas fotos.
Siente dentro del alma una
tremenda desolación interior. Está de un humor de perros.
La cámara avista a Demetrio de nuevo en el autobús,
que conduce el Verrugo uno de los conductores más seguros pero más lentos de la
empresa de transportes. El coche va lleno de extranjeros, moros y
sudamericanos. A nuestro personaje le entra complejo de Doctor Livingston y se
le acelera la adrenalina, le sube el azúcar y el mal humor. En una de las
paradas sube un matrimonio de peruanos. Entregan al Verrugo un billete de diez
mil pesetas.
-No tengo cambio.
Pero los recién subidos viajeros
no dan muestras de apearse y se quedan parados en el cancel de entrada. Pasan
varios minutos. Hasta que al fin al chófer no le queda otro remedio que
encontrar el vuelto de la moneda hurgandose en los bolsillos. Cuando arranca el
vehículo otra vez ha transcurrido un cuarto de hora. Demetrio se revuelva en su
asiento pero no dice ni mú como también el común de los pasajeros que aceptan
la injusta situación con resignación pero los infractores de la norma toman
sitio triunfantes entre risas y una sonrisa de oreja a oreja. Es lo que no
puede soportar Emeterio pero se aguanta. Sin embargo, el Verrugo va como muy
nervioso y están a punto de chocarse con un camión en la carretera de
-La próxima vez cuando volváis a
tomar el bus haced el favor de llevar lista la calderilla y no hagáis esta
faena al hombre.
Esta advertencia a dos jovenzuelos
no les parece de recibo. Ya está liada.
Los chorlitos se quedan de
piedra y sin decir nada. Acaba de entrar en ebullición un volcán. Estos indios
son de la raza cobriza, el pelo muy negro pero sin accidentes ni curvas en la
cintura, amazacotados, petizos, como tapones.
Pero un joven se levanta y se
enfrenta con Emeterio. Se han vuelto a enfrentar las dos Españas. Estampa
trágica. El padre y el hijo desenvainan los sables y apuntan al corazón sus
filos temblantes. La escena es de los aguafuertes de Goya. Se recuerda que uno
de los dos son excluyentes. Uno de los dos tendrá que morir por la punta de la
espada.
-Aquí se paga como a uno le da
la gana, tío fascista.
-Fascista ¿yo?
-Sí, tú.
-Eso no me lo repites otra vez a
la cara.
Se levanta como un resorte
Emeterio y se encara con el jovencito.
-Calmese.
Una mano intervino e impidió que
la cuestión no pasara de las amenazas y que no tuvieran un atestado. Tras una
larga serie de peripecias el ómnibus dio con sus hierros y con las humanidades
de carne y hueso del pasaje que llevaba dentro en el Intercambiador de Moncloa.
Aquella hora la terminal subter ranea parecía un aduar y en las escaleras
mecánicas para salir a la calle el personal ocupaba los peldaños que les
escupían hasta el vestíbulo y luego a la calle.
Los abetos primeros del parque
del oeste con sus elegantes ramas dejadas caer al desgaire como brazos de un
samurai le recordaban los tiempos de estudiante. Las idas y venidas con los apuntes bajo el
brazo. Este lugar de Madrid a la vera del arco de triunfo en cuya cúspide un
centurión romano conducía la cuadriga del saber le traía a la memoria pasajes
de victoria. Capas y banderas al viento. Las crines de la yegua de juventud que
desafía al rayo del ocaso.
Esta nostalgia le puso en
situación de la primera copa. Hay que ir a comer. Perderse por los restaurantes
chinos. Acabar en el comedor de Casa rodríguez cerca del palacio de Santa Cruz.
Hacer diplomacia de mantel con uno mismo. Un día es un día. Había sacado de
casa la cámara de fotos. ¿A quién quieres hacer reportaje? Al mundo futuro. Esa
mente fue testigo de los momentos importantes de tu vida.
-La compraste en York. El óptico
que te la vendió se llamaba Mr. Dixon.
-Buena memoria tienes. Sí señor.
“ La vida del hombre en su
rápido por la existencia es un azaroso peregrinar - recordaba san Paulino el
monje al rey de Northumberland- semeja al vuelo azorado de un gorrión que se
extravía del bando y va a dar a un hall entre cuyos machones se encarama
buscando refugio; al cabo de unos cuantos revoloteos angustiosos encuentra de
nuevo la salida y desaparece para no volver más”.
Con esta parábola consiguió que
el monarca, que era refractario a aceptar el cristianismo, recapitulase y
aceptara las aguas del bautismo. Se bautizó Edwin con toda su corte la noche de
Navidad. Los bancales del río Ouse hicieron las veces de río Jordán y al obispo
y a todos los misioneros enviados desde Roma se les cansaba la mano de derramar
sobre las rudas testas de aquellos anglosajones las aguas de salvación. Así
empezó el cristianismo en Inglaterra en Eboracum, la madre de todas las
iglesias de las islas británicas. Evora Magna,
La leyenda piadosa, luego
transformada y sujeta a múltiples versiones y conclusiones, la vamos a
encontrar esparcida por códices y cartularios durante la alta edad media. Todos
hemos oído contar durante los días retiro y ejercicios espirituales de nuestra
adolescencia el apólogo de aquel monje que salió a pasear por la huerta de su
convento. En dudas su ánimo hesitaba sobre la literalidad del texto que acababa
de cantar a Maitines en el coro: “un día
de Dios semeja a un soplo”. Pero el buen religioso se aceptaba a aceptar tal
versión. Un día es un día. Lo mismo aquí en las antípodas, conjeturaba para su
cogolla el tonsurado. No puede ser y dicese que por sus escrúpulos el Señor lo
probó. Cuando regresó a su celda no reconocía las tapias de su monasterio,
había cambiado el diseño arquitectónico, ni los árboles ni los hombres eran los
mismo; había otra torre y otro abad, ni el hábito ni la forma de hablar que
apenas entendía le parecieron igual. Y es que habían pasado mil años. Dicen que
la fuga de las horas con los estragos que causa sirven a Dios de correctivo
para punir la vanidad humana.
El resto de sus días aquel
fraile estuvo llorando su falta. Dios le había abierto los ojos y como Tomás
pudo meter el dedo en la llaga del costado y creyó, dejó de ser perezoso y
renitente en el cumplimiento de
De este modo se inicia la
andadura de la nación inglesa que se mantuvo acérrima e incólume en la fe de
Xto aun en medio de los embates de
Fue un milagro la conversión de
los contumaces “picti”. La catedral de York es piedra angular de una iglesia
que se codeó en prosapia con Roma y Bizancio, con Avila, Tarragona, Hispalis,
Toledo o Tours. En Eboracum o York de romanos nació Constantino. Su madre Santa
Elena, a la que la iglesia universal debe la invención de la santa cruz, el
culto a las reliquias y la liturgia a
York se alza en los montes del
recuerdo para mí como una pináculo excelso coronado de alas de ángeles. A veces
escucho entre el rumor de sus campanas el himno de las letanías entonada por
los coros durante toda la eternidad. Santo. Santo. Canto. De aquellos
impresionantes y privilegiados comienzos estriba la grandeza y el atractivo de
esta primera urbe a la que llegan todos los años multitud de turistas y de
peregrinos:
Y tozamos acá con una cuestión
peliaguda que ha sido causa de guerras entre
Una fuerza escondida e
incoercible me atrajo un día hasta sus muros y al socaire de sus murallas de
arcilla blanca iluminadas en la noche como si fueran el fuerte crenelado de
Toda mi existencia estuvo
relacionada con “Helen” y la victoria de Puente Milvio es mi batalla. El nombre
de Helen da vueltas al laberinto de toda mi vida. York aparece así ante la
vista igual que un sueño. Es un sueño en el bosque encantado de piedra. Ápice
del gótico florido o estilo perpendicular hijo del arte normando. Te emborrachas
de cresterías al llegar. Su perfil tiene algo de la cerveza robusta que sirven
en Whitmawhatmogate donde se encuentra la tasca más vieja del país un publicano
que se dirige a la clientela con aires de caballo percherón. “ I am a Yorkshire land”. Es una casa minúscula como la de
los cuentos el hastial que se abomba y se derrienga convexo hacia el exterior
como si sus robustos estribos pintados de negro atlantes de roble que sostienen
los pisos asimétricos y salientes de un equilibrio difícil pero cuya
estabilidad desafía a la acción de los años no pudiesen más. Dicen que en este
tugurio fumaba Guy Fawkes, un nativo ilustre, y fumaba su pipa mientras tramaba
un complot para subvertir la monarquía. Después de siete pintas un martes de
septiembre tomó la decisión de pegarle fuego al parlamento. Para hacer saltar
al orgullo inglés. Guy era para mí el verdadero epítome del eborense, pero
todos se reían de mí cuando lo mencionaba, me trataban de iluso.
-Entra en la burbuja de los
ensueños.
-Llego al país de irás y no
volverás. A
-Tu vida será una quijoterías
-Esta ciudad tiene un alma
señora y señera.
-Sí es un castillo de marfil.
Por cada una de sus siete puertas solo se deja paso a los privilegiados. A los
poetas, a los profetas. A todos los que en este mundo han sido.
Todo aquí está relacionado con
la belleza en verdad os digo, sus torres y los paneles de las ventanas
geminadas rinden culto al dios de la armonía. Es como entrar en un templo sagrado
de noche y de pronto las flamas inundan los hacheros, se hace candela y todos
son lucernas. La ciudad es el marco perfecto para un auto sacramental como
aquellos que estuvieron celebrandose durante los normandos en la “Fête Dieu”.
Todo parece dispuesto como para empezar el rito de misa pontifical. Un eco de
antífonas pervade las calles. Quedan las codas de los himnos de resurrección.
Sí York es la ciudad de la resurrección. Su escolanía así como la escuela
catedralicia adjunta es una de las más antiguas de la cristiandad. Apellidos
augustos ocuparon su silla arzobispal y ciñeron su palio de lana virgen con
seis cruces negras desde san Egberto que fue el primer metropolita hasta el
actual Duncan. Muchos de ellos fueron elevados luego a la silla de Cantorbery
como Walter de Gray, Bowet que ocupó el cargo entre 1497 y 1523 y cuya estatua
funeraria sedente con un libro abierto en las manos embebido el personaje en la
lectura hace pensar al doncel de Sigüenza. Hay que distinguir esta estatua
yacente del lector ávido y aplicado de la del lector displicente y amodorrado
como es el caso del arzobispo Hutton que arrebujado en su capa pluvial parece
echarse la siesta. San Guillermo patrono
de la ciudad que fue canonizado pese a la recia disputa que tuvo con san Bernardo
de Claraval por cuestiones prelaticias. Murió en olor de santidad y sus
despojos expuestos a la veneración del pueblo durante una semana exhalaban un
ungüento odorífero que curaba las enfermedades y hacía otros milagros. Subió a
los altares por aclamación popular en 1153.
Luego habrá que citar a san
Cuthberto, a san Alberto templario en su día promovido a la mitra de Jerusalén y fundador de la orden del
Carmelo así como san Juan de Beverley. Otros no tuvieron final tan incomible ni
murieron con la aureola en la mano. Fueron obispos armados en frontera
justicieros o rebeldes, señores de la guerra, según una expresión que está muy
de moda por las fechas corrientes, durante la guerra de las dos rosas. Un tal
Aldred en 1069 fue descuartizado a instancias de Guillermo el Emperador por
oponerse el obispo de canon irlandés a aceptar el rito romano que trajeron los
normandos. A Richard le Scrope, titular de la mitra orcina lo mandó asesinar
Enrique IV Plantagenet en 1405 muriendo el prelado al pie del altar lo mismo
que santo Tomás Beckett, aunque su fama no se desparramase tanto pero evidencia
el clima de recelo y de suspicacia que tuvo sumidos a la cristiandad la lucha
por la preponderancia entre trono y altar.
Tomás Wolsey, el legado
pontificio que había comunicado al rey de Inglaterra la bula papal en virtud
del cual se proclamaba a la corona como defensora de la fe de Xto recibió en
pago de su solicitud una mazmorra en una oscura prisión eclesiástica de
Leicester y después la visita del verdugo. Murió Wolsey decapitado en abril de
1530. Había criticado la conducta sexual de Enrique VIII, harto estragada como
es sabido de todo.
Tales intercadencias en el
padrón de preconizados arzobispos hace pensar en la variedad y muchas formas de
la iglesia instituida por Jesús. Hay muchas iglesias pero fundamentalmente dos:
la de Pedro y la de Juan; una externa con mucho aparato y otra interior que
apela a la conciencia misma de los bautizados, pero esta es otra cuestión que
cae fuera de las competencias de cualquier historiador que exprime y juzga por lo que ve. Sólo la superficie (pleitos,
casamientos desafortunados, estupros, avaricia, guerras, sentencias y desdichas
de varia condición).
Estaba escrito que el ser humano
sea hijo de sus pecados. Así, el báculo o “staff” eborense pudo estar en manos
indignos de la misma forma que el cayado romano y el anillo y la quiroteca se
ciñeron a dedos indignos simoníacos, tiránicos y a veces personajes neutros de
aluvión. Sólo tú eres santo, Señor. A la vista de las impresionantes torres
cuadradas de la catedral sentí deseos de
arrodillarme y de rezar un confiteor. No hay por qué escandalizarse. De todo
hay en la viña del amo. Buenos, malos, regulares, medianos y excelentes.
Peccávimus, sí. Los hombres vienen y mal como las olas pero sólo tú permaneces.
Somos contingentes y aleatorios como el gorrión que vio posarse san Paulino
sobre su alero. De pronto desaparece para no volver más. Volaverunt. Ya no son.
Pero la grey sigue su marcha camino de no sabe bien de donde. ¿Hacia las praderas
celestes? It is the long march of everyman. La eclesiología, esto es Xto, es
lo esencias y lo accidental los individuos que ejercen el mandato del rebaño.
En York se materializa este pálpito de eternidad. El deseo de amor transformado
en piedra. Uno ante el espectáculo del gótico perpendicular se siente formar
parte del cuerpo místico.
Hay rangos y jerarquías
individuas pero dentro del conjunto o
ámbito de lo total brota las calidad singular de personas únicas e irrepetibles
amadas de Dios desde toda la eternidad. Y de esa invitación a lo total, a lo
inalcanzable, nace esa maravillosa utopía que alberga el cristianismo en sus
entrañas, encina de Jetsé de la cual brotan muchas ramas, el árbol que vio
Habacuc en sus sueños que junta lo negro en lo blanco, lo grande con lo pequeño
y reúne en una misma dirección a los cuatro puntos cardinales, coordina las
treinta y dos direcciones de la rosa de los vientos. En la cúspide, el
Pantocrátor bendiciendo a su rebaño con los dos dedos desplegados en gesto de majestad
solemne. El poder taumatúrgico.
El arte gótico no es más que un
abraxas, un campo de símbolos que abre las credencias de un portal con vistas a
un paisaje de coros y armonías donde el dolor y la muerte no tendrán ya vigor
ni cabimiento. Los briosos rosetones y ventaneros - en la nave del transepto-
se abre un inmenso óculo global que abarca el espacio de una cancha de tenis
todo él de cristal de grisalla. Los maestros de la catedral de York muestran
una pericia singular en teñir de colores mortecinos el cristal, de la misma
forma que el azul resalta en Chartres o León es la cumbre de otro tipo de
policromía más abrasadora. Y esta combinación de matices abre perspectivas
inefables. Colores que pueden decirse sólo del alma.
Los británicos con el sentido
práctico que dan a su piedad, la celebra “anglicana pietas”, algo que sigue
llamando la atención cuando atraviesas el cancel de cualquier templo de las
Islas, la gente reza con grave recogimiento, lo hacen todo a su manera y por
eso su religión es tan nacionalista. Hicieron la revolución religiosa de Lutero
imprimiendola un sello autóctono sin desceñirse de la majestad litúrgica.
Quitaron muchos santos de sus altares ciertamente pero conservaron lo esencial
del rito romano que se convierte en el Common Prayer Book y los cabildos
catedralicios fueron rigurosos en la guarda de sus prebendas y derechos
adquiridos. Por eso entre los anglicanos sigue habiendo canónigos, precentores,
sacristanes, deanes, archidiáconos, lectores, magistrales, limosneros,
ecónomos. El esplendor litúrgico trató de ser salvado cambiando el latín por el
ingles y sustituyendo la plegaria pro papa por la de pro Regina, o pro Rege. El
tesoro catedralicio excepto las tecas con los huesos santos no sufrió grandes
desperfectos. Siguieron guardadas en los cajones capas pluviales y las
dalmáticas de fimbrias de oro macizo, los pectorales de platas con gemas de
rubíes, los acetres y los hisopos. Ya se cargaron de esto los tesoreros de
ponerlos a buen recaudo cuando la chusma asaltó los templos. Asimismo, la
reluctancia que siempre hubo en esta sede a aceptar la primacía cantauriense inclinó
a York de parte de Roma durante el grave litigio de la contrarreforma y en la
zona pervivió incluso durante lo más crudo de las persecuciones de Isabel de
Inglaterra y de Cromwell un importante núcleo católico renuente a abrazar el
anglicanismo y de ese grupo de católicos nació Guy Fawkes el conspirador de
El oficio divino guarda por lo
tanto el rancio sabor de antaño. Incluso algunas costumbres a las que ha
renunciado el rito romano tras la puesta al día de las normas del Vaticano II
la sede de York las guarda como el besar la epacta al final, la bendición con
dos dedos, el deseo de paz que se hace con el portapaz. Los incensamientos y
los responsos casi son idénticos que en Segovia o en Toledo. York sigue fiel a su
primer compromiso y es católica a no poder más.
Hay una tradición de maestros de
capilla que se mantuvo incólume prácticamente desde el siglo ocho. Los primeros
cristianos supieron a través de Constantino que la fe ha de entrar por el oído.
Es palpito del corazón más que raciocinio. Aquella tarde de otoño del 69 cuando
llegué a las puertas de York me pareció tener como una visión. El paisaje que
contemplaba me estaba acercando a todo aquello en lo cual soñé desde niño y de
lo que guardaba una esperanza remota de que de alguna forma se materializase en
mi existencia. Estas corazonadas nunca fallan. La mía se cumplió de alguna
forma aunque mis imperfecciones y fallos determinaron que no fueran acreedor de
todo aquel designio. Algo en mí no estuvo a la altura. ¡Pobre pecador! Tampoco
supe retener el amor que allí se me daba y de toda esa culpa habré de dar
cuenta un día a mi Criador.
El cristianismo tiene un sentido
formal de la belleza del que carece cualquier otro credo. Es algo que sobrecoge
y arrasa y no entronca con los subjetivo y pietista sino que revierte a lo
general, a lo total y eso se convierte al trepar por los nervios de las bóvedas
de las catedrales góticas como estas que vieron mis ojos a los veinticinco años
una tarde de amor al catolicismo. Estos templos son el árbol y la mejor presea
de su universalidad. Venía a empaparme del rocío de un sabor viejo. El alma se
anonada y sumerge y olvidandose de su presente flota por las riberas del tiempo
como tratando de regresar a sus orígenes más simples. Entonces dejé columpiar
todo mi ser sobre el brocal del pozo de lo inefable. Sentí pues una importante
moción mística, volviendo a nacer. Me suspendí en los brazos del destino
acatando su ligadura y sometiendo mi voluntad a la suya. Evora Magna resplandecía
como el altar de la purificación.
Entré por la puerta del oeste.
me sobrecogió aquella solemnidad de la penumbra. El olor a cera y a rezos pero
allí no había viejas sino toda una ristra de banderas colgando de las pechinas
y laudas sepulcrales.
Un arzobispo Holgate ordenó
meter el hacha al altar de
Allí estaban las metopas y
estandartes de muchos regimientos pues York es plaza fuerte y campamento desde
los romanos. Exvotos ganados contra el enemigo y muchas “Union Jack” en
sustitución del petaso de los obispos y arzobispos que cuelgan del techo en
otras catedrales como Toledo. Una placa conmemorativa rememoraba la gesta de un
hijo de la ciudad el capitán Oldfield muerto en combate en la ciudad de
Kandahar cuando todo su destacamento fue copado por los afganos. Esta tumba me
parece a mí que está hoy muy de actualidad cuando la que está cayendo sobre
aquel fiero país de afganos donde los federales buscan la cabeza de Ben Laden y
lo quieren vivo o muerto. Acaso los soldados británicos que han vuelto allí a
pelear este 2002 estén tratando de vengar la muerte de su camarada.
Un paseo por la pérgola nos
llevará a conclusiones interesantes. Siempre desde que era niño he sentido
inclinación por descifrar los epígrafes de las laudas sepulcrales en los nichos
catedralicios o en otros enterramientos eclesiásticos porque allí se percibe la
vanidad de las cosas del mundo. Por dentro la carne se momifica y los huesos se
vuelven polvo y por fuera queda el arte estampado en las hieráticas figuras de
mármol o jaspe. Algunos están tumbados. Otros hacen que rezan. Otros parecen
que se han echado un ratito a dar una cabezada mientras suena la trompeta del
juicio final que congregue a los mortales al Valle tras el Torrente Cedrón en
las afueras de Jerusalén en las estribaciones del monte Olivete donde Cristo
subió a los cielos.
Un arzobispo carilleno y aspecto
sonriente parece que duerme la siesta. En sus rasgos aprecié atisbos de mí
cuando fuese viejo. El escultor debía de conocer sus costumbres y nos advierte
que debió de ser lector contumaz; un libro medio abierto yace sobre la casulla
debajo de la cual abulta la barriga. Le gustaba vivir bien, los buenos libros,
la buena cerveza, bufar su pipa con labores que trajeran de América los
galeones piratas de sir Walter Raleigh. Al lado los símbolos de su dignidad
episcopal: la mitra, el palio y los guantes con una cruz guarida de diamantes.
Doy en pensar que estas riquezas han de llamar a los ladrones y no voy
descaminado en mis conjeturas puesto que hasta poco antes de la guerra cerradas
las puertas de la basílica había una ronda de cinco serenos que recorrían las
dependencias del templo con perros amaestrados para disuadir a los amigos de lo
ajeno. Lo que no fue óbice para que por alguna puerta excusada o por sus
vidrieras se colaran estas visitas desagradables. Una noche de 1829 un tal
Martín saltó y pegó fuego a la sacristía al tiempo que llamaba cerdos a los
canónigos, les acusaba de cobrar las rentas y de comer tocino. Por culpa de
este loco gran parte de aquella impresionante obra muerta se perdió. Ardieron
las techumbres artesonadas de madera y se fundieron las vidrieras de tan
primorosa hechura.
York es lugar con buena
castrametación y todo habla de que es plaza fuerte apercibida al combate pero
el castillo inexpugnable puede ser asaltado desde dentro. Pululan los caballos
de Troya y los demonios interiores contra los cuales nada puede hacer el
alcaide de modo que desde aquel “arsonista” dicen los ingleses: “ The city of
York, lollipops and lunarios” y también de maestros diría porque allí se forman
buena parte de los profesores que imparten clases en esta preponderante nación.
Los ingleses pueden resultar
acérrimamente insulares, muy pagados de sí mismos y rematan algunas veces en
sanguinarios por la defensa de sus usos y costumbres. A lo que nosotros
conocemos como contrarreforma tildan ellos de Disolución de Monasterios. El
cierre de todos los conventos fue implementado por Enrique VIII. En algunos
casos puede que el monarca llevase razón habida cuenta de la laxa disciplina y
la moral disoluta de estos centros que se habían relajado lo suyo pero la
circunstancia que determina esta sanción es la codicia de las tierras e
inmuebles de las ordenes de clausura. El oro de los templos. La seda y el oro
labrado de los ornamentos religiosos. Lutero había llevado a cabo el primer
intento de reforma agraria en Europa. Cuando vio que la furia de los campesinos
envalentonados por la rapiña y sed de riquezas quería ir demasiado lejos ya era
tarde.
Y un poco de eso les pasó a los
británicos. Amaban su iglesia como símbolo de poder y de regalía, sus símbolos
y el esplendor y la pompa de la liturgia romana pero al introducir la lengua
vernácula en sustitución del latín se dieron cuenta que el esquilmo y el saqueo
de los bienes eclesiásticos del que sólo los nobles y los judíos salieron
gananciosos había minado la autoridad regia aparte de haber empobrecido el
esplendor de la casa de Dios. Por eso hubo un intento de frenada. Que los
prebostes siguen luciendo sus ternos de gala y capas pluviales durante las
fiestas de pascua. Que no se suprima el canon de la misa. Gracias a esta
actitud los cabildos de las catedrales no desaparecieron.
En ese sentido la silla de York
sacó partido de su oposición a Cantorbery para guardar el acerbo recibido
durante casi mil años de romanización y en la ciudad todavía fermento esa
espiritualidad católica genuina e inconfundible. Pero la historia está trufada
de desencuentros y de malentendidos y los que la escriben ponen a veces pizca
de aviesa intención. Por ejemplo, Enrique VIII fue un rey con muchos defectos
pero también con bastantes virtudes. Es el tirano que envía a sus repudiadas y
validos sospechosos, no importa fueran eclesiásticos de rango o nombrados
escritores como Tomás Moro, al cadalso pero el poeta capaz de componer madrigales
tan bellísimos como la “Feria de Scabouriugh” y fue tan devoto en sus años
mozos que mereció que el papa Alejandro VI le confiriera el título de “defensor
de
Esta fue fundada por el propio
Claraval en 1131 y al poco surge
Entonces interrogué al viento
pero cambiaron de repente las auras y Eolo no supo darme respuesta. Es como
cuando preguntas por una calle a una señora que no es de la ciudad en la que tú
te pierdes.
-No soy de aquí. He venido a la
función.
-Está bien. Todos somos
forasteros, pero yo busco el domicilio de mi amada.
-¿Qué fue de ella?
-Es un fantasma.
-Ah qué la vida pasa, señor, y
nosotros no sabemos nada, fluye y nos desconoce. Fijése en los letreros y a lo
mejor tiene suerte. Bon voyage.
Allí las grandes verdades de mi
vida se me hicieron patentes. En el ochenta y seis fui a buscarla. Compré un
ramillete de rosas en un florista. Hay que ver como mudan los tiempos. Falto de
Inglaterra doce años y parece que han mudado hasta el lugar de las casas. No es
aquí. Busque la ruta.
Llamé a una puerta y salió a
recibirme un individuo en bata floreada en la diestra sujetando del ronzal a un
perro de ataque y en la otra escondida en el bolsillo una pistola. Había
pensado que yo era un ladrón.
-Sorry. Me he equivocado de
puerta. ¿No me darán otra oportunidad?
-Get out.
Me fui por donde había venido.
Parzena no daba señales de vida y el taxista judío, un buen samaritano de
aquellas navidades negras, movía la cabeza assustado y decía para sus adentros
“he is a bit nuts, you know”. Siempre me aturullo. No tengo el menor sentido
del ridiculo.
Ni en epping, ni en Hull, ni en
York ni en Doncaster donde tuvimos morada ya no estabas. Helen is gone. All gone Helen. Mal padre fui para ti. Un loco
que te amaba. Dioos perdone nuestros pecados. Pero ahora pienso que lo pienso
estoy seguro de que todo aquello fue un sueño como una revelación. Este pobre
alma de Pablo que alienta en mis huesos no se ha caído todavía del caballo.
Estaba un poeta de nombre Pope
Primus Pater escandiando sus versos asomado a la torre de San Martín y era como
un farero que guiagaba a los peregrino que se extraviaban en los bosques camino
de eboracum. El cuerpo enflaquecido los
ojos cansados y la joroba que se había doblado su columna ante los libros no
iban en consonancia con la sobrecarga divina y magnifica de su estro pero este
es el sino de los grandes profetas que sus conciudadanos no les dan
importancia. Pasan desapercibidos. Sus palabras en mi oido sonaban como
aldabonazos trascendidos de un vestíbulo donde se recitaban poemas a lo divino
en otra dimensión más allá de las nubes.
-He ahí un verdadero hijo del
Yorkshire que plantaba viñas en su finca de Twickenham y quiso vivir apartado
rendido a su numen lejos del mundo y desengañado
NOTAS AL FINAL
CISTERCIENSES
Vida de algunos santos
Por ANTONIO PARRA GALINDO
Capítulo I
CHARLES DE FOUCAULD,
*SERÁ
SU VOZ UN CÁNTICO NUEVO.
Exaltación triunfal
de un perdedor.
Hizo bandera de la máxima evangélica non
turbetur cor vestrum neque formidet(no se turbe ni tenga miedo vuestro corazón)
y huyó al desierto. La importancia y reversibilidad de los merecimientos del
vizconde Foucauld, ese gran perdedor con Cristo, en el cual ha tenido su
triunfo y exaltación (el Bien no es un capítulo cerrado que pueda acabarse en
sí mismo y siempre permanece abierto a opciones de vida; la semilla germina en
silencio) adquieren gran medida y un
relieve gigantesco. Su marcha a un rincón perdido del Atlas fue un gesto
cargado de futuro.
Puesta en perspectiva y al trasluz del devenir
reciente, la figura de este ex trapense, ex soldado, ex escritor y ex
aventurero, se agiganta. Los dedos de
La
religiosidad de este hidalgo francés se fragua en la renuncia del yo y sobre el
afán de unir bajo el signo de Jesús, que es el amor, la tolerancia y el respeto
mutuo, a los creyentes de las tres variantes de la fe monoteísta. Una de las
oraciones preferidas por este morabito cristiano y que pronunciaba sin cesar en
medio de la soledad de una ermita perdida en las estribaciones del Rif [“Invito
a los
habitantes de este planeta, cualesquiera que fueren, cristianos, judíos,
protestantes, agnósticos o idólatras, a que me consideren su hermano
universal”] adquiere espectacular magnitud al día de hoy,
cuando los descendientes de aquellos hombres del Magreb, con los que convivió y
tanto amó el solitario de la hamada de Bení Abbès, llegan a Europa en oleadas
en busca de mejoras de futuro en la calidad de vida de sus hijos, siendo a
veces objeto de la incomprensión y la discriminación, sin tener en cuenta de
que ellos forman una raza de grandes valores sobre todo espirituales y humanos
y acaso sepan salvar a Europa, que es víctima de su propio éxito, del marasmo
materialista que da opción al egoísmo y la falta de caridad y de amor, Foucauld
había fundado en un vivaque sahariano una institución que puso por nombre
A ellos parecen dirigidas, sobre todo, estas
palabras imbuidas de clarividencia profética. Las sellaría con su sangre.
Caería víctima casual de la cimitarra
fundamentalista. Pero su martirio, cargado de simbolismo anunciador de algo
nuevo, y de una Iglesia que retorna a los principios que informaron su ser,
representa un primer paso para un tímido acercamiento que enlace entre el Corán
y el Evangelio.
Charles
de Foucauld, el segundo vizconde del mismo nombre (1854-1916) nació en
Estrasburgo en el seno de una de las
familias nobiliarias con más alcurnia de Francia. Los Foucauld fueron ayudas de
cámaras, ministros o generales en
Era Charles de Foucauld un hombre de su
tiempo: un romántico. Su vida legendaria parece arrancada de las páginas de la
novela “Beau Geste“, y asemeja por su
contexto a la de la película “ Las cuatro plumas “. Fue un Lawrence de Arabia a
lo divino y en versión francesa. En los primeros tiempos de guarnición, el
oficial de los húsares, heredero de Cruzados y por cuyas venas corría una de
las más linajudas estirpes, no se revela como un hombre de guerra, sino como un
oficial decorativo. Podría haber pasado como el protagonista de una novela de
Maupassant: galante, perdis, algo borracho y muy sibarita. Las fiestas con los
amigos acaban en opíparas cenas pantagruélicas. Se aburría. Engordó... La afición a la perdiz escabechada, al vino
de Burdeos y a las setas le depararon algunos problemas con la báscula. Este
Foucauld de la primera época fondón “
bon vivant “ y abúlico- el fastidio es el castigo del buen burgués- nada tiene
con ver con aquel otro morabito atezado por los soles del Sahara, desmarrido
por una pitanza a base tan sólo de dátiles y leche de camella, con aquel
penitente enteco de ojos encendidos por el amor de Dios y la alegre melancolía
de quién presiente ya el martirio, la opción de muerte que él mismo había
elegido.
Por otra parte su comercio con “ cocotes” parisienses y el trato con las
mujeres de vida ligera parece ser que le depararon algún disgusto ¿ Padeció
gonorrea o alguna venérea de carácter más grave?
Nada se sabe de cierto. Mais, il s´ ennuit...
Se
aburría a morir en la caserna.
El advenimiento de la segunda república en Francia
implica algunos cambios en el callejero, no menos que la sustitución de todos
los distintivos dinásticos. El cuarto de Húsares empezó a llamarse el Cuarto de
Cazadores. Fueron movilizados y enviados a una avanzadilla de la frontera en
Argelia. Participa en algunas
escaramuzas contra las cabilas. Recibe su bautismo de fuego. Aquel cambio de
régimen de vida su organismo poco avezado a los agobios de la vida en campaña
pronto lo deja sentir. Su salud se resiente. La primera impresión que deja el
desierto africano en su retina no puede ser menos favorable. Estaba por llegar
su hora. Se acentúa su crisis religiosa. Dios estaba llamando a su puerta con
sutiles dedos. Años más tarde, el simún, ese ventalle que alza sus pliegues de
arena sobre las dunas a la que proyecta con rapidez sobre la llanura inhóspita,
como si fuesen espectros, lo cambiaría por completo. Allí experimentaría la
fuerza del siroco, el mismo torrente de energía que derribó a Pablo camino de
Damasco.
África lo cambiaría del todo. Sería para él su
gran metanoia. Quedaría hechizado
por el misterio de sus noches mágicas. Ese silencio duro del desierto, el
verdor de los oasis y la belleza de ese mundo moaré de los nómadas que
discurren por el mar de arena a la búsqueda de pozos para sus camellos y
pastos, al murmullo de las oraciones ensimismadas, y el grito constante de “
Allah alkabar” (Alá es el mayor), según lo recitan las cunas del Corán. Le caló
muy hondo esa fascinación africana, cuna de las religiones mistéricas y cuna
también del cristianismo. En los primeros seis siglos, sólo en el norte del
Continente Antiguo había tres patriarcados, ochenta sedes metropolitanas, amén
de cuatrocientos obispos desparramados
desde Alejandría hasta Tagaste. Hipona, en lo que es hoy Túnez fue la sede de
Agustín. Las arenas de la región sub sahariana están regadas con la sangre de
innumerables mártires, e incluso el rostro de Cristo, según lo retrata la
iconografía bizantina, de cabellos negros y moreno semblante, pudiera pasar por
el de un árabe. Los patriarcados de Antioquía, de Alejandría y de
Constantinopla son los más antiguos del orbe cristiano. En los desiertos de
Anatolia nacieron la liturgia, el monacato y una forma de vida peculiar. De
Oriente nos vinieron la luz y la cruz.
Hoy ya no queda apenas rastros de aquellas
florecientes iglesias. En todo el inmenso Marruecos, un territorio dos veces
España, no quedaba en tiempos de Foucauld ni un altar, ni una simple ermita en
cuyas espadañas campease el símbolo de la cruz. Estos son los predios
inescrutables de
Sin embargo, cabe la sospecha que el Islam, que en
el fondo es un sistema de valores legatarios del Evangelio, nacido al calor de
los Apócrifos, sobre las arenas regadas por la sangre de los primeros mártires
en la antigua Numidia, Mauritania, Libia, Cilicia, Antioquía, Persia, conserve
filiaciones e influencias del monofisismo caldeo y del arrianismo egipcio, que
pensaba que Cristo era meramente un hombre enviado por la deidad en su lucha
contra el Demiurgo. ¿Podrá Mahoma volver al redil de la fe? El camino de
retorno es difícil, pero para Dios o Alá, que ellos dicen, nada hay imposible.
Hace falta mucha tolerancia, mucha fe y mucho amor. Los seguidores del Profeta
creen en el Salvador a su manera, por lo que la reconciliación podría saldarse.
No puede decirse lo mismo del judaísmo sionista, que niega a Cristo, y se opone
a Él con toda su protervia, recalcitrante en el error.
En cualquier
caso, aquí subyace uno de los grandes enigmas de
Detrás de ella están los eremitas que siguieron las
huellas de Juan el Bautista y se vistieron de marlota y de piel de camello en
el más estricto sentido esenio. Ayunaron e hicieron penitencia conforme al
dictamen de la mandaá de los primitivos cristianos de San Juan. Toda la
mística del Temple abunda sobre el concepto de“ mandaá”(transformación).
Cristo, por su aspecto, era un judío esenio, un hombre del desierto. Y su
madre, María de Nazaret, debía de tener la apariencia de una tapada como una de
esas buenas mujeres árabes, el chador o flameo de las desposadas, a la cabeza,
y tiros largos, que encontramos cada vez con más frecuencia por las calles de
nuestras ciudades, porque la avalancha viene y se acerca, para recordarnos que
vivimos en un mundo unipolar, que acaba de cambiar de amo. Ellas se resisten a
aceptar las modas occidentales y van muy derechas y orgullosas de su fe y de
sus costumbres islámicas. Su presencia viene a recordar a muchas de nuestras
cristianas sólo de nombre que existe una virtud que se llama el recato y el
pudor, que la desnudez no dignifica a la hembra, antes bien la rebaja a su
condición animalista - visión pagana- y la convierte en mujer objeto y juguete
de deseos. Pero este contraste o
protesta por la indumentaria no es nuevo; ocurrió ya en tiempos de los romanos.
María no debió de andar por el mundo como una
deslumbrante Madona de Rafael o una moza guapa de
Según una antigua leyenda en un viejo monasterio de
Vatopedi del monte Athos, los frailes llevaban una vida disipada. Dios permitió
castigarles enviándoles una banda de piratas. Cuando éstos estaban a punto de
irrumpir en el convento para saquearlo, y dar muerte segura por decapitación -
era la regla entre los berberiscos -,
Una imagen de
esta Madre del Aviso y Virgen del Consuelo, con todo ese hieratismo bizantino,
cargado de simbolismo y descarnado de toda sensualidad, era el único retrato
que presidía la austeridad de aquel zaquizamí perdido en el Sahara al que el
aventurero francés fue a parar. No es ya meramente
Esas moritas que pasan a nuestro lado ¿ no serán un
poco las embajadoras del concepto de salvación que transmite a las católicas de
Ellos aportarán el vigor de la juventud, otros
valores éticos. Traen en sus rostros quemados por el sol africano esa fuerza
irresistible del simún. Foucauld lo percibió muy en sus adentros - esa descarga
del mundo que se acerca y se transforma - cuando sintió la llamada de África y
concretamente le atraía Marruecos, a cuya lengua tradujo los Evangelios y
compiló un diccionario árabe dialectal- francés, que es hoy una herramienta de
trabajo de
Su vocación fue como un ventalle de gracia divina,
una tromba de siroco que transformó de arriba abajo la existencia de aquel
elegante y epicúreo teniente de Húsares. El proceso fue lento. En Setif
protagonizó un motín con unos cuantos de sus legionarios. Protestaban por el
rancho y las degradantes condiciones infrahumanas con que se vivía en aquel
fortín enclavado en las mismas entrañas del Sahara. Sobre sus espaldas sintió
el peso del saco terrero. Se le formó consejo de guerra y a punto estuvo de ser
fusilado. En ultimo término, le fue
conmutada la pena capital por la de la
degradación.
Con toda la
tropa formada ante el adarve, un sargento procedió solemnemente a arrancarle
las estrellas de la bocamanga. ¡ Demasiado para un brillante militar de carrera
formado en las aulas de Saint Cyr: un “chusquero“ lo expulsaba del Ejército!
Regresó a Francia desanimado, pero todavía más
rebelde. Otra vez, la buena vida. Una
tarde, estando acodado sobre el velador de un café de Evián y hojeando un
diario sin mucho interés le asaltan unos titulares”: Insurrección en Orán. El
Cuarto regimiento de cazadores entra en combate”. Inmediatamente, solicita su
reincorporación a su unidad, abandona a su amante de turno, una condesa por
nombre Mimí, y vuelve a militar baja las banderas de
Quienes hayan servido en alguna trinchera del
desierto saben que el enemigo a batir por el soldado desplazado a estos
destacamentos no son las cabilas, ni el sol abrasador que se cuela por el
cogote y calienta como una estufa las barbilleras de lona de la galea. Ni
siquiera los torbellinos de arena o las moscas insoportables o los insectos. Es
el tedio. Muchos no lo soportan. Se vuelven locos o se suicidan. Lo llaman los
franceses “ mal du bled”. Es como una resaca de tamo que se te va metiendo por
los poros y sube alma adentro. La tierra llama a los hombres a su seno. Se
siente entonces la fascinación del espejismo. Entran ganas de huir. El suboficial Foucauld - había sido degradado
en el escalafón - desde su garita de centinela en una de las barbacanas del
fortín debió sentir la llamada del desierto y le entraron ganas de huir. Otra
vez pide la absoluta, ahora ya para siempre, en el Arma de Húsares. Quiere
conocer Marruecos. Como estaba vedada la entrada a los cristianos en aquel
territorio, se hace pasar por hebreo. Desde la expulsión de los heroicos
misioneros franciscanos y de los frailes de
A tal efecto, aprende algo de hebreo y se deja crecer
aladares, según la costumbre de los antiguos israelitas españoles. Aquel viaje
le fascina y deja en su espíritu una huella indeleble. Como resulta de esta
gira nace un libro en el cual narra sus experiencias por las inmediaciones del
reino alauita, prohibido a los no mahometanos. Es el momento de su conversión.
Decide hacerse trapense y entra en el convento de Santa María de las Nieves.
Sus superiores acceden a enviarlo a una trapa recién abierta en Siria. La
severa disciplina cartujana le parece poco rigurosa para la vida de penitencia
y de sacrificio que él tiene en mente.
Recorre mendigando toda la región de Palestina y se
instala en Nazaret donde lo acogen como hortelano las clarisas. En la huerta
construye una cabaña y allí reza y estudia una vez terminada las tareas
agrícolas. Se dirige a Jerusalén donde en otro convento de la orden franciscana
realiza los humildes menesteres de portero y otros servicios ancilares. Se
ordena por fin sacerdote y se une a una
expedición que se dirige al desierto, al país de los Tuareg. Quiere fundar una
orden contemplativa dedicada exclusivamente a rogar por la conversión - y, si
no por la catequización, problema harto difícil tratándose de mahometanos, al
menos la reconciliación - del mundo islámico. A lo largo de su más que corrido
cuarto de siglo que pasa en los oasis, el hermano Alberic (ese fue el nombre
que adoptó al ordenarse) no consiguió bautizar más que a un solo neófito. Sin
embargo, él pensaba que Dios opera bajo otros parámetros. Sus caminos no son
nuestros caminos. El Señor echa otras cuentas.
Humanamente parece imposible entender cómo pudo
aquel aventurero de Jesús de Nazaret, el corazón mordido de desierto,
embarcarse en tamaña empresa. Solo. Sin apenas medios materiales, sin más
respaldo que el de algunos de sus antiguos compañeros de armas, adscritos a las
patrullas de la policía nómada que velaban por la seguridad del protectorado y
que cada quince días llegaban al austero “bordj”, especie de capilla
mahometana, con víveres y el correo para el anacoreta de Tamanrasset. No hizo
prosélitos. La hermandad que se propuso fundar o Jauna que tendría por lema la
palabra árabe “ amon” (paz y perdón), aunque Foucauld consiguiera ultimar sus
estatutos, tardó bastante tiempo en ser aprobada por Roma.
Preveía que el cristianismo sólo puede triunfar
abrazado a la cruz del silencio, de los que padecen y laboran. Es una religión
de perdedores que predican en la tierra con el ejemplo y que son exaltados a la
apoteosis final en el Cielo. La vida cenobítica, que tiende a la perfección
evangélica, mediante la renuncia al mundo y el desprecio de las sabidurías
terrestres a favor de las eternas, constituye algo privativo a
El tres de diciembre de 1916, bandidos
fundamentalistas avisados por el hombre que hacía las funciones de sacristán en
la jaima de Beni Abbés y que sería el traidor, que les abrió la puerta de la
misión, asaltaron el recinto donde vivía recluido el morabito francés. Murió de
un culatazo que le propinó uno de sus asesinos al pié del sagrario. Acababa de
hacer la reserva del Santísimo. Lo había
profetizado y lo había querido: morir mártir en la tierra que amaba. Trazó con
los dedos temblorosos una cruz con la sangre derramada. Su última mirada fue
para las cumbres del Atlas. Y murió como mueren los santos: perdonando a los
que le mataban, fiel a su compromiso con el Evangelio.
La hora
undécima
Hemos elegido la figura del Fundador de los
Hermanitos de Jesús como umbral de estos ensayos sobre la actuación del
Espíritu Santo en el Tercer Milenio por parecernos un santo típico de la
modernidad, apóstol misionero del Tercer Mundo. En su figura se dan cita los
dos aspectos: el contemplativo y el de operario de
Cuando el numen del Paráclito suscita una fundación
en el seno de
Este encuentro con el rostro oculto de Cristo le
sobrevino, por iluminación celestial, cuando, recién llegado a Jerusalén, entra
a orar en el Santo Sepulcro, en el momento en que los monjes de la comunidad
rusa en Tierra Santa celebraban una misa cantada. Entre vaharadas de incienso,
escucha el Canto del Querubín y las letanías trinitarias. Las invocaciones al
Padre, al Hijo y al Espíritu, con sus tres atributos mayores: deidad
omnipotente, fortaleza, e inspiración, constituyen la base de la comunión
eucarística, según el rito grande de San Basilio. En ese dúo maravilloso entre
el diácono y los coros se alzan al cielo los cantos de piedad y misericordia
para una humanidad cansada y llena de miserias, habituada a convivir con el
dolor y con la muerte. También se apela constantemente a la intercesión de los
Ángeles y de Santa María para ser capaces de soldar esos dos planos: el de Dios
y sus criaturas, los infinito y lo finito, la vida eterna y la muerte, la
gracia y el pecado.
A la sazón, el humilde peregrino trapense se siente
traspasado por el rayo de la iluminación. Esta fuerte conmoción quedaría
plasmada en su mente toda la vida, y es seguramente por eso por lo que los
miembros del instituto de los Hermanitos de Jesús tienen la obligación, entre
sus prácticas diarias, la de recitar la invocación del Veni Creator
junto con una oración a los Ángeles directamente tomada del rito de entrada a
la misa que entonan los melquitas que reza así:
“Oh
Señor, Dios nuestro, Tú que llenaste los cielos de legiones de ángeles y
arcángeles para el servicio de tu gloria, haz que nuestro ingreso en tu templo
venga precedido por el canto de tus coros, virtudes, dominaciones, potestades,
tronos, serafines de seis alas, y que entonemos el Himno del Serafín. Por los
siglos de los siglos. Amén.”
Aquí
está basada la espiritualidad del original siervo de Dios: la disponibilidad de
entrega a partir de la noción de que la gracia presume la naturaleza. No hay
que romper con el hombre, sino aceptarle tal cual es, en sus valores, en sus
tradiciones culturales que conforman una actitud existencial. Luego el neuma
divino será capaz de moldear a su manera el barro en que fuimos fraguados.
Decía Charles De Foucauld que “Dios nos llama a la plenitud del amor a cada uno
según sus capacidades. Puesto que Él nos creó, sabe cómo somos. Ahí está
nuestra perfección. Es una tentación querer ser grande en el Reino Venidero,
debemos inclinarnos a ocupar los sitios de abajo, porque el deseo de grandeza
personal interfiere con la gloria de Dios”. Semejante contemplación jovial y
plenamente optimista de la actitud del hombre frente al Inefable está henchida
de Evangelio. De paso, constituye una afirmación de modernidad.
El
grano de mostaza
Se
hace aquí evidente el parangón que existe entre Foucauld y Teresa de Lisieux.
Ella también preconiza el empequeñecimiento y la opción de los pobres, de los
ignorantes, los marginados y pecadores, desde un único punto detonante: el
amor. El antiguo trapense es, en conclusión de lo expuesto, una santo
“pequeñito”, pero que arraigó y se engrandeció. El grano de mostaza,
transformado en árbol mayor, hoy da sombra, cobijo y frescura a todo el vergel
de María. Siguiendo los pasos de la carmelitana normanda, casi paisana suya,
prefiere los diminutivos a la hipérbole.”Si no os hacéis como niños, no
entraréis en el reino de los cielos”...
Il etait
tout petit.
De
propio intento, quiso que el instituto nacido en un oasis donde paraban las
caravanas tuareg cerca de Orán se llamase la “Fraternidad de los Hermanitos y
Hermanitas de Jesús y del Evangelio. Es un rotulo misionero, en apariencia
inocente, pero cargado de intencionalidad soteriológica, buscando el
acercamiento entre los pueblos separados por discrepancias religiosas así como
desigualdades sociales. Nunca rechazaría la tecnología y todas aquellas
consecuciones de la ciencia mecánica y de la inventiva que hacen más llevadera
la existencia del hombre en la tierra. Sus casas, siguiendo el paradigma de la
jaima de Beni Abbés, que toma por modelo la casa de Nazaret, serán a la vez
talleres y oratorios, donde se predica con el ejemplo a partir del compromiso
con los pobres, huyendo de cualquier proselitismo.
Él
entró en la historia eclesiástica como una brisilla de viento solano, que pedía
perdón por vestir a la morisca con la chilaba y las babuchas, pero en el pecho
un corazón grabado en tela, símbolo de esa alcancía llameante que contemplaron
en sus éxtasis María de Alacoque y otros místicos medievales. Era consciente de
lo ímprobo de su ingrata tarea. No suelen pedir las aguas del bautismo los que
han nacido en el seno de
Sin
embargo, el viento de fronda se ha trocado poco a poco en huracán. El morabito
de Tanrasset inició una suerte de Pentecostés. Con su presencia callada y
humilde recordó que sigue soplando sobre nuestras cabezas el aire del Cenáculo.
Este aire tiene la particularidad de que no se le ve ni le siente. Opera de una
forma callada desde los goznes mismos sobre los que gira la rueda de
Las caldeadas arenas de Numidia sirvieron de base al
que, siguiendo la huella de las vetérrimas cristiandades de las riberas del
Nilo y de las costas africanas, quería empaparse de soledad y de desierto
mesiánico, a un instituto religioso que creció presto, abriendo casas en
lugares del Tercer Mundo, como Dakar, Hanoi, Kuala Lampur, el Matto Grosso,
Pero los Hermanitos de Jesús combinan, al propio
tiempo, la acción pastoral y misionera
con la contemplativa. Formaron a
los primeros sacerdotes obreros, una clase eclesial muy discutida en Francia en
décadas pasadas. Pero su fundador no tenía en mente parámetros de lucha de
clases, porque sentía aversión a las conquistas políticas que durante toda
Quizá estemos perdiendo la perspectiva: Cristo nunca
quiso ser más que un perdedor y puso en guardia a sus discípulos contra los
aplausos y alabanzas del mundo. Desconfía de los ambiciosos de poder. Por eso,
su verdadero espíritu, casi siempre oculto, hay que irlo a descubrir incluso hoy a las catacumbas. Se encuentra
entre los escombros de un bombardeo, la sangre de los mártires, y prefiere a
los que sufren y a los desheredados de la fortuna.
El carisma del intrépido legionario francés,
convertido a la milicia de Cristo, se basa no ya meramente en el aforismo
agustiniano sobre el amor como causa primera de la libertad dichosa, sino que
trata de ir más allá que el propio san Agustín y Platón. Foucauld precisa a que
para llegar a alcanzar el rostro de Cristo hay dos caminos. Uno externo,
litúrgico y deductivo, mediante lo que aparece en nuestro entorno, lo que nos
acontece, nos preocupa, nos aburre o nos indigna. Al asomarnos a balcón y
contemplar las maravillas de la naturaleza, y comprobaremos que desde allí Dios
nos hace señales. Y otro, interior e intuitivo. Éste es un Dios personal e
intransferible. En lo más hondo de nuestro ser lo vivimos, lo sentimos. Es sólo
amor. Un amor del cual todos hablan, pero difícil de encontrar en medio de las
truculencias capciosas, el culto al dinero y al poder, autoridades deíficas de
esta sociedad en cambio. Vemos cómo no vence la fuerza de la razón sino la
razón. Pero todo eso forma parte del misterio cristiano. Es la religión de
volver la otra mejilla y elevar los ojos al cielo en espera de que Aquél que no
admite mudanza ni accidente se apiade de los que sufren los atropellos del
tirano o los antojos del enalmagrado y el ruin que cambia con facilidad de
bando, en loor a una moral de circunstancias. Dejemos a los Zoilos y Aristarcos
que se entreguen a sus fantasías despóticas para dar al pueblo la falsa moneda
o la menguada medida. Ya les llegará la hora.
Al fin y a la postre, aserraron a Isaías, acantearon
a Jeremías, y taladraron las sienes del profeta Amós con un hierro candente,
clavaron al Hijo del Hombre en una cruz, dilapidaron a Esteban, decapitaron a
Juan, a Lorenzo lo torraron sobre unas trébedes, asparon al dulce Andrés, y
crucificaron patas arriba a Cefas. Preponderan los descendientes de Agar y
Anteo sigue encontrando no pocos adeptos. Por lo que toca a Nerón sigue siendo
como una antorcha. Siempre fue así, pero Dios, que es lento a la ira y proclive
a la misericordia, es también el Maestro de
Justicia. Hay que acudir al profeta David para adivinar el porvenir de
los réprobos. Ninguno llegará a la tercera edad ”Viri sanguinum et dolosi
non dimidabunt dies suos“ y en otro versículo “Virum iniustum mala sua capient in interitu”, que
se podría verter al romance como”: el mal se vuelve contra aquellos que lo
practican y será una fuente de congojas para el malvado a la hora de abandonar
este mundo”.
La sombra de Anteo, insisto, acaba de pasearse por
los cielos de Yugoslavia. Era un gigante prácticamente invencible en la batalla
del aire. Se ha ejercido el chantaje y la fuerza bruta a todas las bandas.
Viejos monasterios de Metopia han sido profanados, sus monjas violadas por la
chusma enardecida que esgrimía “Kalaschnikoks” y cimitarras. Fueron profanadas
aras sagradas y rasgados al filo de la espada los lienzos de los iconos. La sangre
de los mártires salpica a los Nerones de turno que regentan los altos estrados,
y las Semiramis en edad avanzada han utilizado toda la perfidia y la sed de
vindicta de la que son capaces para posar sobre las horcas a toda una nación
soberana. Incluso impregna los vuelos de la sotana blanca de un senil personaje
obsesionado con giras apoteósicas.
Semejantes periplos triunfales, esas misas multitudinarias, oficiadas
por un anciano de voz bronca y mano que rila, y no se rinde, pues parece que no
se muere nunca, hacen pensar en las sentencia apodíctica de Marcusse de que el
mensaje es el medio, o en lo que advertía Marción hace dos mil años sobre
En las
cancillerías cunden los lavatorios de manos mientras los enemigos de
El sueño del Padre Foucauld sobre un acercamiento de
los sarracenos al Evangelio no sólo se aleja sino que la misma fe de Cristo
corre peligro. Sin embargo, ¿qué importa? Él roturó aquellos campos del
desierto en agraz. La semilla está echada. Un día germinará. Por lo que se
refiera a los gigantes resurrectos y las cohortes bajo las banderas de Satanás
cualquier día de estos puede aparecer el serafín de seis alas y arrojar al
sanguinario Anteo de sobre las nubes. El trono de los liberticidas y genocidas
es poco consistente. Llega cualquier
viento y lo derroca. No puede perdurar la maldad. Es conveniente en esta hora
de tinieblas no perder el rumbo ni la perspectiva.
Figuras como las de este monje humilde escondido
hacen
Era muy devoto del Santísimo Sacramento, que tenía
expuesto día y noche en el altar de su pequeña ermita. Un día que acaba de
hacer la reserva lee un pasaje de Marcos”: El Reino de Dios es como un hombre
que arroja la semilla en tierra y ya duerma ya vele ésta crece sin que él lo
sepa (Mc.IV, 27,28). Esta sentencia, verdadero crédito teologal a la fe viva,
se va a convertir en piedra de toque de su espiritualidad; constata de un parte
la necesidad de anonadación y de desasimiento o muerte del yo, pero Dios no
pide imposibles. Nos conoce y nos ama, y no escatimará pruebas para los que
elige pero este triunfo sobre las pasiones no representa un desquiciamiento, ni
tampoco una visión de la santidad acaramelada y hecha de estereotipos egoístas.
El santo no es un vidente ni un santero. Foucauld rechaza el fervor paniaguado,
individualista, pasivo que dimana de una interioridad sospechosa. Su amor a
Dios es algo coral, comunitario. El yo que tanto obsesiona a Occidente para los
orientales resulta algo contingente.
A cambio propone una vía de participación con Cristo
en su Cenáculo más activa, aparcionera y coral, donde tenga prelación el ser
sobre la existencia. Hay que sustituir al yo por el nosotros. Al fin y al cabo,
el hombre no es más que una partícula del cosmos ordenado por la sabiduría
divina en el espacio, el número y la proporción. Es el ángulo exacto sobre el
que todo converge desde las estrellas rodantes hasta la más endeble brizna de
hierba. Todo gravita en torno a la deidad suprema.
Por otra parte, aspira al conocimiento divino
mediante el misterio de
Jerusalén,
Además, ese viaje a
Había redactado sus constituciones en vísperas de un
nuevo siglo, precisamente por
Dios oculta su rostro inefable, pero es próvido,
circunstante y testigo de nuestra lucha, absoluta, ente contemporáneo y actual,
y se manifiesta en los hermanos. ¿Pero por qué se esconde? Valdría preguntar.
La semilla germina y encaña sin que nosotros lo sepamos. Hay que recurrir al
texto de Marcos, donde Cristo, que amaba la ecología y las cosas del campo,
narra en este símil cómo es el proceso espiritual. Pablo, de su lado,
argumenta”: gloriae suae Deus nos fecit compotes” a través de la
encarnación de su Hijo en el vientre de la doncella el Padre nos hizo
partícipes de la vida divina ¿Quien será capaz de penetrar estos arcanos
insondables? Sin embargo, de ese cometido o compromiso de dios con el hombre
radica la grandeza y el misterio de la religión de Jesús. Somos contuberniales,
concolegas. El salmista utiliza un adjetivo muy hermoso para definir dicho
concento: sodales, que suena mucho más bonito que solidario, pongamos
por caso, aunque los dos posean la misma raíz.
En definitiva, somos sus hermanos, los compañeros de
viaje en esta larga singladura del Cristo Resucitado. Nadie podrá ganarnos.
Estos pensamientos sueldan la base del optimismo cristiano que aguarda el siglo
futuro, aferrándose a la antorcha de las tres virtudes teologales y que mira
más allá de la realidad que nos circunda: calamidades, guerras, apostasías,
prevaricaciones, injusticias. Es el mejor antídoto para que perseveren en la fe
aquellos que se sienten como expatriados en este revolcadero de infamias, donde
los justos sienten enfado y asco, donde
la verdad es perseguida y queda a merced de la mentira, porque aquí se hace lo
que ellos (siempre unos pocos) quieran hacer o tengan a bien mandar, donde sólo
triunfa el malvado y se tacha de necia a la bondad. Ellos siguen con sus
cubileteos celestinescos. Las combleza o barragana del tirano u homicida se
pasea por el mundo con aires de santa. La “massmedia” acuña sus propios iconos
y valores que habrá de imitar la juventud, si no quiere quedarse atrás. La
locura de Cristo sigue pareciendo un elemento discordante para un sistema de
valores enmarcados en la deificación del
dinero, la potencia sexual, la belleza física. De hecho, el monaquismo es una
suerte de protesta muda contra los dislates y desafueros de
Hemos querido dar inicio a este libro con la
presentación de un solitario moderno, como demostración de que más allá del
aparecimiento está la aparición, verdadera epifanía o muestra de la acción del
Paráclito a través de los siglos. Estos héroes escondidos resguardan la grey.
Soy un testimonio tácito de que
Sin embargo, lo que el mundo brinda es apariencia.
La combleza del príncipe será despedida del harén. A la gran diva de la
pantalla no la renovarán el contrato o se morirá, porque, por lo general, el
impío no suele gozar de vida larga. La culpa atrae a la muerte. El encintado de
Cabe preguntarse, al filo de la esperanza de los que
creen en
Para él la misa no es sólo la conmemoración de
Recién convertido el Hermanito Carlos debió de
sentir en su corazón una revelación descubridora del sentido que tenía su
existencia, cuando al poco de llegar a Jerusalén entra a orar a la iglesia del
Santo Sepulcro en el instante en que se desarrollaba una ceremonia religiosa
oficiada por los monjes del monasterio ruso. Se alzaban al cielo las letanías.
El diácono abordaba el himno del Querubín (Querubinskaya). Se grabaron en su
alma para siempre los ecos de este canto sagrado en el que el hombre devana el
misterio de la procesión trinitaria pidiendo misericordia a un Dios Santo, a un
Dios Fuerte, a un Santo Inmortal, como si aspirara a comulgar con su grandeza,
interpolando el plano de la carne con el del espíritu. En sus escritos,
recomendaciones y forma de vida, Foucauld se siente legatario de esa rica
tradición del Oriente, recogida por los padres del yermo. Es un quietista a la
manera de Pacomio, Epifanio, Irineo, Antón, María Egipciaca, pero quiso
instalar esta regla orante de la vivificante Tebaida en los grandes barrios
obreros y marginales de las ciudades del mundo, plantando una flor de loto allí
donde impera la fealdad del albañal humana, haciendo subir el humo del incienso
al pie de las chimeneas fabriles, estableciendo oasis de paz y de recato en
medio del desierto de la agresividad, la complicación, el discreteo lujuriosos
del hombre anónimo y deprimido de la post modernidad. Parte del principio de
que es posible tener vida contemplativa en medio del tráfago del siglo.
Pero también incorpora a
Esta fórmula
de heroísmo se practicaba asiduamente en el mundo árabe y fue puesta en
práctica por algunas ordenes hospitalarias como el Temple los Frailes de
Es locura de Cristo. Es, por otra parte, la soledad
del místico, siempre lidiando con el vacío del dolor, la inseguridad de la
tierra y la sucesión de los rostros y de los cosas, pero con los ojos fijos en
esa Sombra que carece de mudanza. Es una relación de monologo, más que de
dialogo, porque Dios rara vez habla, o se expresa con actos. Solamente la fe es
capaz de pegar el gran salto para salvar esta distancia.
Rehén por sus hermanos.
Otros santos grandes del tiempo presente, como la
nunca suficientemente ponderada Teresa de Lisieux se ofrecieron, asimismo, como
víctimas propiciatorios del holocausto vivificante. Pasaron a ser rehenes del
amor por los sus hermanos. Se desentendieron de sí mismos para dejar que el
Almo obrara, conscientes de que nadie puede ganar al Espíritu Santo la partida.
“ Pasaré mi cielo en la tierra obrando portentos en todo aquel que me invoque”.
Así explicaba
Por lo que respecta al Solitario de Beni Abbés, su
ofrenda también fue escuchada y Dios permitió que sellara aquel pacto de caridad
hacia los árabes con su propia sangre derramada. Desde entonces sobre las
arenas del desierto se oculta la esperanza de la vuelta a Cristo de todo un
continente, que en los primeros años le fue muy afecto. A ojos vistas, no se ha
producido este acercamiento de tolerancia ecuménica, antes bien, el fanatismo
fundamentalista cunero y fanático ha
vuelto a mostrar su rostro menos amigable, por estas calendas en las que
estamos, pero la semilla está lanzada. Algún día germinará. Después de todo,
dicen que la fortuna ayuda a los audaces y que este mundo que gobiernan o
desgobiernas los políticos, programan y diseñan los matemáticos, sólo lo mueven
los soñadores y los poetas.
Foucauld era un idealista, un hijo de la imaginación
de Chataubriand. Llevaba muy adentro las brumas del Rin y el tañido de las
campanas de Notre Dame. Era demasiado francés para transformase en un vulgar
enciclopédico volteriano.
Muerte de las palabras, muerte del Amor.
Hablamos tanto del Amor que se ha gastado el sentido
de un término tan preciso como precioso. Anduvo siempre en labios de los poetas
de todas las naciones y es casi una herramienta de trabajo de los místicos. He
aquí que unos y otros parlan a destajo de sus enamoramientos y tanto abusaron
de él que ya no queda otro remedio que escribirlo con minúsculas, porque el
odio avanza, el escarnio y el egoísmo se apodera de todo el recinto. Si Cristo
volviera, seguramente volverían a crucificarlo. Si enviase a sus ángeles para
predicar en Sodoma y Gomorra la penitencia, que detendría el castigo,
seguramente que los invertidos, tan abundantes por nuestros lados, intentarían
sodomizarlos, porque los Principados aquellos eran hermosos a morir, y quizás
por eso se los presenta la plástica piadosa no en vano cargados de pluma...
¡Somos hombres te tan poca fe! Hemos de
ver para creer ¡Y así tantas y tantas cosas en este tiempo en el cual parece
que el Destino juega al juego del trocado, que al revés te lo digo para que me
entiendas!
Debe de ser por que todos parecen empeñados en
oficiar una ceremonia de confusión o misa babélica, en la cual se retuerce el
pescuezo a la semántica en propio beneficio. Se rinde por todas partes culto al
diablo. De ahí que, al escuchar mentar la palabra amor, nos llevemos la mano a
la cartera, y no falta quien desenfunde la pistola, muy a sabiendas de que no
existe y de que con esa palabra se pretende darle el timo de la estampita.
Quiere decir concupiscencia, de la misma forma que ahora paz ha usurpado el
sentido de guerra, y régimen de libertades comporta el de sometimiento a la
ley, y el que se mueva no sale en la foto. La filosofía de los Derechos Humanos
ha degenerado en “limpieza étnica”, refugiados, emigraciones masivas y
exterminio de tribus enteras en África o en el Kurdistán, pero estas son
movidas a donde las cadenas de la televisión global no envían a sus paniaguados
en guisa de Herodotos o de Tito Livios de nueva filiación, para contar en sus
oyentes en vivo y micrófono en ristre
cómo se desarrollan estas ocupaciones, invasiones y matanzas, o se alzan
las tiendas de los campamentos de refugiados. No hay cosa que dé más asco que
todas esas tumbas abiertas a la hora del postre. La verdad ni renta ni interesa. No es más que una fantasía de
unos cuantos iluminados que suspiran la llegada del Maestro de Justicia. Nadie
ha alzado una voz en pro de los serbios,
cristianos ortodoxos, profesores de la fe, que están siendo eliminados
sistemáticamente y expulsados de sus casas por los kosovares islamitas. Un
obispo de cuyo nombre no quiero acordarme ha facilitado a los sarracenos las
dependencias vacías del seminario de Sigüenza, antiguo bastión cisterciense, de
cuyas paredes ha desclavado previamente los crucifijos que colgaban, para no
herir susceptibilidades de sus pupilos mahometanos tratados en
Mientras el
papa acude a Washington a bendecir al emperador Clinton ¿Para qué queremos un
episcopado y un cardenalato católico tan arreado de púrpura y tan cargado de
plumas? ¿De qué nos sirve rendir el culto a la personalidad y adorar casi como
si fuese un semidiós, si el delegado de Jesús en la tierra no ha dicho ni esta
boca es mía a la hora de condenar los apocalípticos bombardeos sobre Metopia,
la primera Tebaida en Europa, la tierra de san Jerónimo el Dálmata? El obispo
de Roma por intereses creados ha
transigido con la justicia. Poco ha cundido el ejemplo del enérgico San
Ambrosio, quien siendo arzobispo de Milán hacia el año 389 se enfrentó a
Teodosio por haberse excedido en sus expediciones de castigo contra Tesalónica,
lo que es hoy Serbia y Macedonia, la de las cartas apostólicas paulinas, hoy
sujeta a los horrores de la debelación de la parafernalia de la liga atlántica.
Los embudos y cráteres que han dejado las bombas sobre aquel territorio sagrado
claman al cielo. Roma, con tal de sobrevivir, transige con todo. Clinton, Blair
Schröder, Solana y ese secretario del FO que tiene la pinta de carnicero del
Yorkshire, que se llama Robín Book, se
han salido con lo suya, y aquí nadie ha dicho esta boca es mía. Se ha
cohonestado la mentira y el asesinato, pero los responsables de este atropello
tendrán algún día que dar cuenta a Dios.
Ha venido el Enemigo de las almas y ha empedrado de
chinitas el camino de
No sabría qué
responder.
Sin embargo, esta manipulación de los hechos
objetivos, así como la profanación del Templo del Amor y de
“Entonces
buscarán los hombres la muerte y no la habrán. Desearán acabar, pero la muerte
huirá de ellos”.
Ya
los griegos especulaban con el origen y la semántica de este vocablo. Amor es
querer transformarse en el otro, según Platón, y esa noción caló profundamente
en el Cristianismo, siendo la idea básica sobre la que lucubra San Agustín, y
el motivo de inspiración de
Antítesis de la muerte, al amor se le compara con el
sol, astro patente de energía del cual toda luz irradia. Es el punto al que
todo revierte. Se le representa en forma
circular por ser eje meridiano. Los antiguos colocaban en la rueda solar los
principios del movimiento armónico. Cualquier criatura se vuelve hacia el astro
rey y como el ámbar atrae las pajas y el imán al hierro, así el hombre gravita
alrededor de sus rayos, en búsqueda perpetua del centro, para transformar y
desaparecer en un hondón de deseos, pero en esa búsqueda de la utopía soñada y
que nunca llega a catalogar con los ojos del cuerpo, siente perderse en un mar
sin fondo. No hacemos pies al escudriñar con el tercer ojo místico las simas
inefables. La marcha hacia esa punto configura una peregrinación por le dédalo.
Anteo, al fin y al cabo ató su cuerpo a una cuerda atrapada en una aldaba de
los guardacantones del Laberinto de Creta. A nosotros, que tratamos de
iniciarnos en la vía purgativa a pecho descubierto no nos sirve esa añagaza.
Hay que perderse en Dios, en el infinito océano a sabiendas de navegar en una
mar aborrascado de tinieblas absolutas, como única antorcha, el candil de la
fe. Estamos debelados por la oscuridad. En verdad, nosotros somos la noche,
náufragos del amor, en continuo movimiento hacia el Edén.
Abstracción
Este sentimiento de ausencia divina que de describe
como una tensión o tendencia hacia la armonía como evasión de un mundo
inhóspito y sicalíptico, pues el deseo animal suplanta casi siempre a ese noble
sentimiento de inspiración deísta. Somos pecadores. Jugamos con cartas
marcadas. Anhelamos el bien, la verdad y la belleza, pero el mal nos retine. El
pecado se apodera como maleza inextricable. Por la abstracción de cuanto nos
rodea podríamos alcanzar ese nivel de serenidad absoluta. Platón nos ha venido
soplando este concepto que nos vuelve utópicos y desacomodados entre la
potencia y el acto. Ese es uno de los principios de locura. Nuestras vidas
adolecen de ese desequilibrio peligroso o desfase entre lo que queremos ser y
lo que en realidad hemos venido a ser. Cristo torna a remachar en este
principio platónico. Hasta los cabellos de vuestra cabeza están contados.
Se vuelve a repetir como motivo central en el Libro
de los Libros. San Juan plantea la respuesta a esa dualidad inextricable en la
cual los planos del bien y el mal se confunden, la castidad y la lujuria, dolor
y deleite, enfermedad y salud. Es una respuesta metafórica. Parece que el
evangelista se va por la tangente, pero da su hemina de candeal profético en
pócimas selectas. En sus párrafos se contienen como grandes símbolos de gemas
de un Lapidario los avatares del pasado, el presente y el porvenir. De ahí que
sea vital de todo punto estudiar el anuncio juaneo de las claves, las moradas,
los estadios, la pugna en la que se enmarca el provenir del universo. Nadie ha
penetrado en el sentido esotérico mesiánico de esta obra cumbre de lo que está
revelado como los que huyeron al desierto. Cubre las necesidades escatológicas
inherentes a todo ser humano al tiempo se hace una apología de los que en
defensa de
Es la palabra escrita y hablada, que era para los
griegos una suerte de talismán, la que
brota a partir de la contemplación del rostro del Amado para justificación del
vencido acá abajo. El Verbo os hará
libres por medio de los libros, y en él encontraremos lo que define a los
dioses: paz amistad, concordia. Su contexto, por eso ha sembrado la
intranquilidad e incluso el furor y la rabia de los racionalistas que se oponen
al Reino. Con sus símiles de pergeño inalcanzable resumen el Apocalipsis ese
afán divino por la justificación del vencido, acá abajo, y que, arriba, en
Por boca del profeta
El deterioro de
“Vi bajo el altar de la sangre de los mártires,
que habían sido muertos por la confesión de la palabra del cordero, a los que daban
voces diciendo: ¿ Hasta cuándo, Señor santo y verdadero, no vengarás nuestra
sangre?”
Este
libro es el que ha poblado regiones enteras con las almas de los aspirantes a
un hueco en ese rincón de alabanzas perpetuas, ese prado nuevo, solar de toda
ventura, Campos Elíseos prometidos por Cristo a los que creen en Él. Constituye
la piedra angular de la especulación lapidaria, que ha llevado al estudio de
los astros y de las propiedades físicas de la flora y fauna y fenómenos
naturales del planeta, pues en su saber se encierran las siete disciplinas de
la gaya ciencia. Es cuna del arte
cristiano en todas sus ramas, desde la cronología de los Beluarios y Beatos
iluminados hasta las últimas catedrales. Todo lo que el hombre es, ha sido y
será está implícito en sus paginas. El ser humano empezó a progresar y a ser
algo más que una bestia de carga a partir del Evangelio. Este puede ser el
secreto clave para comprender el pasmoso desarrollo que han tenido los pueblos
de Occidente a lo largo de dos milenio. Uno no puede estar más en desacuerdo
con aquellos panolis que invocan la vuelta al Kamasutra y a Confucio, habiendo
nacido en la provincia de Soria, aunque comprendo que somos todos hijos de
muchas madres y de haber mamado leches diferentes. Ya decía el Gran Isidoro que
no es lícito imponer a los cristianos a la fuerza. Ahí puede que estribe uno de
los grandes errores de
Cristo preside la esfera. Es el dueño que
reina en la ojiva, el alma del Pantocrátor, la columna de apeo de todos los
arcos. Su aroma impregna toda el arte desde la música de los trotarios o
tractos de la misa griega hasta las
sinfonías de Beethoven y nada se diga de Rimsky Korsakov, Tchaikovsky o los
compositores rusos. Pero también el Libro del Apocalipsis es un alegato contra
la tiranía. El que es malo tendrá que hacer recudimiento de sus culpas y expiar
su pena algún día. Por el contrario, sus páginas constituyen un manantial de
consuelo para el que sufre por la verdad y la justicia y decide huir al
desierto en busca del amor encarnado en el Verbo y la palabra viva. ¿ Qué es
esto? Me diréis, y yo os contestaré”: Lo inefable”. Porque, si se ciegan las
fuentes de
Sin embargo, esta idea resulta obvia para la estirpe
escogida a la que pertenecen los santos. Charles De Foucauld fundó el instituto
de los Hermanitos del Evangelio. Es la orden que más santos ha dado a
El testimonio y la sangre de los mártires es
inamovible. Ahí queda. Ellos entendieron el rumbo a los que se dirige
Luzbel otra vez ha clavado el grito en las
estrellas. Otra vez quiere ser como Dios.
Mientras, el abanderado de las milicias
arcangélicas, vuelve a tocar a rebato al socaire del lema “Quis sicut
Deus? Es una lucha que dura ya largo
tiempo. El alzamiento de Miguel es un reto de salvación. Los solitarios de la
viña del Señor, los operarios de la hora undécima, recogieron el guante
marchándose a vivir al desierto, y dijeron lo que Pedro en el Tabor: “Qué bien
se está aquí, Señor, hagamos tres tiendas, una ara Moisés, otra para Elías y
otra para Ti con todos nosotros”. Subieron participar de la alegría de Dios
mediante la renuncia. El yermo les volvió en soldados de Cristo, encuadrados en
los escuadrones del Terrible para la satánica hueste y Glorioso Miguel.
La vida es lidia perenne y el paso del hombre por
este mundo, tan corto, una incesante Apocalipsis.
22 de junio de 1999
ººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººº
capítulo II
MONASTERIO CISTERCIENSE DE SACRAMENIA(Segovia),
PRIMER JARDÍN DE MARÍA EN CASTILLA
La
piedra presenta un aspecto intacto en los engaces y junturas de la sillería.
Una decoración floreada de acantos, helechos y arabescos esculpe las ménsulas
que invitan a la oración y al recogimiento. No son flores que se dan por aquí.
Una de dos: o el clima ha cambiado, o los hombres que esculpieron estos muros
con sus ensueños y fantasmagorías tenían la mirada del alma puesta en otra
parte. Impresionan las arquivoltas y el alzado de los vitrales y de las
puertas, en el que todo es armonía. Causa perplejidad el estado de conservación
de esta ermita de San Vicente, que durante siglos estuvo cerrada. Fue
abandonada por los primeros monjes y está tal cual. Es una de las piezas
románicas más originales, al tiempo que sencilla entre los monumentos de
Todo es aquí plegaria y culto a María. Uno de
los capiteles representa a un pastor, medio derrengado que trata de coger una
oveja descarriada. El rabadán ofrece un aspecto pobre y toso, pero la decisión
de su ademán y el deseo de salvar a la oveja que falta del aprisco
sobrecogen.
Por entre las patas del animal y debajo del
morro asoma un rostro misterioso, cuyos los ojos son tan vivos que casi se clavan en el que los
contemplan con la fijeza de un berbiquí. En otro hay un obispo sonriente que
bendice armado de báculo con los dos dedos de la mano derecho bajo las ramas de
una palmera real, símbolo de la eternidad y del martirio, que hacen flanqueo.
Los
sillares son cuadrados perfectos, asignados y asentados con una devoción que
llena todo el lugar y los plementos de la bóveda de cuarto de esfera u horno
parecen recién salidos del cincel.
Todavía hay en las impostas
marcas de cantero, y debieron de ser moros los que hicieron esto, porque
en todo instante el monumento ofrece como aversión a las representaciones
antropomórficas. Sólo las necesarias. Es el ábside lo único que queda de un
templo derruido o que no se llegó a terminar nunca, lo más probable a causa de
alguna razia o invasión tan frecuente por estos pagos durante los siglos del
Alto Medievo.
Esta
capilla es el remanente de un tiempo misterioso del que sabemos muy poco, a no
ser en estereotipos, pero que demuestra que
las piedras doradas saben rezar y cantan antífonas coreadas por la brisa
que a su vez alza plegaria entre los chopos. Se sitúa en un valle que se
encajona desde la fuente que llaman grande al entrar en el pueblo de Fuentesoto
injerto en el fondo de lo que fue un antiguo mar. En las rocas de los bordes se
aprecian los listados del lugar que colmaron las aguas. Dentro de esta fosa
miocena se aprecian las margas calizas. El suelo está alfombrado de fósiles.
Abundan las valvas del período triásico: arcestes y árcidos, curiosas caracolas
y estrellas de mar petrificadas. El
valle es poco profundo en general pero los tesos y pequeñas mamblas lo ponen a
recaudo de los vientos, sobretodo del cierzo que por invierno suele ser aquí
crudísimo. Por trecho de una legua entre sotos y tesos, el río anónimo va a
desembocar al Duratón.
El cantar de
las aguas de este arroyo era la única música que rompía la soledad de estos
parajes, ideales para el contemplativo. Los cistercienses fundaban en lugares
abrigados sus retiros, que llevan todos nombres de hondura celestial:
Valdediós, valles de Dios, Collado Hermoso, Montsalud, Valparaíso, Armenteira
(Pontevedra) de armentum, una prerrogativa de los templarios que siguen
las costumbres romanos en la búsqueda de habitáculos que tengan buen tempero,
aguas salutíferas, y el abrigo del prado ameno. También son cistercienses,
aparte de Poblet y de Port Royal, cerca de París que, andando el tiempo sería
importante foco del movimiento jansenista,
Quiso
imprimir a sus casas el Doctor Melifluo una marca recia y solemne en las que
resonará a lo largo del día y la noche el eco de la himnodia gregoriana.
Encontramos sus monasterios como una grata sorpresa al caminante, donde uno
menos se lo espera: siempre en terrenos despoblados y en contacto con la
naturaleza. Oiréis que siempre se dijo: “Et in Arcadia, ego”. Por supuesto la
búsqueda de Dios puede resultar un idilio, si no fuera que a veces los seres
humanos no sabemos estar a la altura de ese ideal de vida angélica. Las macizas
paredes cistercienses serían también batidas por los vientos de la tribulación
y la discordia.
Mediante su
amor al trabajo paciente y tenaz, ordenado bajo el regimiento de las horas
canónicas estos valles umbríos se convierten en Jardín de María. En Helicón que
piensa en el Cielo. Es por esa noción de
búsqueda platónica de la divinidad. La marcha hacia las estrellas en pos de la
utopía agustiniana de la ciudad de Dios, y su construcción. El establecimiento
de un gobierno universal, donde el evangelio sirva de pauta y código de armonía
y de bienandanza entre todos los pueblos y todas las razas. Claraval, en buena
medida, coloca las primeras basales de Europa, una Europa que no se puede
entender sin el culto a
Pero henos ya
de nuevo en Fuentesoto.
En la otra ribera y pasando un pequeño puente se
avistan unas cavernas horadadas por la erosión o por industria humana, que vete
tú a saber, y sitas al somonte. Son unas
espeluncas formidables en las que se
dice moró un penitente local que llamaban Juan de Paniagua. El Beato Juan de
Paniagua fue un santo mozárabe compañero de San Frutos, san Valentín y santa
Escolástica, que tenían su cenobio a legua y media de este lugar sobre los
riscos del Duratón. Cada veinticinco de octubre se celebra allí una romería.
Había otra más importante por
Allí se
elevan las ruinas de otro convento bernardo. Los cistercienses recogieron la
tradición eremítica de los cristianos visigodos que se regían por la regla de
san Basilio, seguida por aquellos que a través de la senda angosta, domando las
pasiones y sujetando las pasiones con la brida de la mortificación y
engolfados, en definitiva, en los sacrificios de la vida penitente, aspiran a
coronar la cima del monte de la perfección. Buscan los feraces valles
recónditos con abundantes acuíferos, pero no les intimidan tampoco las fragosas
angosturas de los desfiladeros o las sierras despobladas.
El beaterio y asceterio oriental de monjes que
vivían en agregación de colonias, según se comprueba al visitar
Espiritualmente, mantiene la máxima evangélica
de volver la otra mejilla y no responder a la violencia con la violencia. Sin
embargo, esto es una tesis impolítica, imposible de implementarse en la
práctica teniendo en cuenta los deberes de los príncipes a salir en defensa de
sus vasallos.
Es criterio que empezó a arraigar durante los años
carolingios, que Bernardo de Claraval retoma precisamente para llevar el agua a
su molino: el poder del papa sobrepuja al de todos y los reyes cristianos no
pueden tomar armas sin la correspondiente aprobación del pontífice. Dicho esto,
cabría conjeturar que sería lícito implantar el catolicismo entre los infieles
a culatazos. Nada menos cierto. San Bernardo nos sorprende porque ya en pleno
siglo XII se alza como campeón de las Tres Culturas. Eso sí; la cruz ha de
tener prelación sobre las demás sectas.”Reducid a los no creyentes con vuestra
conducta inocente y con argumentos, nunca a viva fuerza” proclamaba en 1146,
cuando estalló una terrible persecución contra los judíos a orillas del Rin. El
monje clarividente e iluminado recorrió media Alemania convirtiéndose en
valedor de aquellos pobres israelitas. Como siempre, eran los de abajo quienes
fomentaban los desmanes hebetados y supurando prejuicios antisemitas. A los que
combatía desde el púlpito y luego salvaba la vida acudían a abrazarle. Esta
dualidad ambivalente no admite el argumento “ad hóminem” al que somos tan
proclives muchos de los que nos decimos católicos.
Gustaba mucho de pronunciar una frase: “ Si la
misericordia fuese pecado, yo la cometería”.
Hasta el punto de convertirse en una muletilla que dejaba caer una y
otra vez en sus sermones.
Estos son los hechos irrefragables. Alemania era ya
en aquellos tiempos la tierra de la vergüenza (“shamland”) y únicamente las
predicaciones de los cistercienses contuvieron
lo que llevaba camino de convertirse en el primer gran “Shoah”. Muy
pocos sionistas se lo agradecerán, pero los datos ciertos no piden pan. Están
ahí.
La ternura de su temperamento contrasta un poco con
la dureza berroqueña que demuestra cuando sale en defensa de la ortodoxia y de
la supremacía que compite a
Sus frailes tendrían que saber defenderse, porque,
de lo contrario, se los comerían las alimañas, si no andaban listos, o acababan
con su cabeza rodando por el suelo del tajo certero de la cimitarra
almohade. Fueron los cruzados los que
dijeron: basta. Las Ordenes Militares secundaron esa filosofía con las armas en
la manos. Querían ganar almas para Cristo al filo de la espada. Así nació
Europa.
Pero, no seamos ingenuos; recapitulemos ya. Habían sido casi tres siglos de terror
islámico en el sur de Europa. Fue un
holocausto aquél nutrido con una lista de héroes innumerables. No hay que
perder de vista que la djihad era una guerra de exterminio. Abi Ahmer El
Moafari, alias Almánzor, un bereber, con esa cortedad de luces, dureza y
agresividad de la que suelen adolecer los iluminados de todas las razas y de
todos los credos que se creen en posesión de la verdad absoluta, no se andaba
con chiquitas. Lo mismo que mandó quemar los tesoros de la biblioteca de
Córdoba, acabando con una parte del patrimonio intelectual de la raza humana,
porque sus fondos contenían textos de los alejandrinos y tratados de medicina
natural en la que eran expertos los romanos, pues nadie les dio alcance en
punto a yerbas, y otros monumentos literarios irremisiblemente perdidos,
degolló en León de una tacada a treinta mil cristianos. Mandó que el almuédano
convocase a los fieles y sobre aquel dantesco escenario de degollina se hizo la
adoración de la tarde. Corría el año 971.
Años antes,
habiendo cruzado
Era la furia
incontenible del Averno. Nadie era capaz de parar a sus jarcas. La bandera
verde del Profetas ondeó en todos los mástiles. De las cincuenta y dos
expediciones de castigo contra el Norte en ninguna marró, aunque iría a morir,
mira por donde, en tierras sorianas, a pocos kilómetros de distancia de estos
valles un poco a trasmano y que servirían de campo de operaciones a una nueva
forma de vida contemplativa, cuya singular y azarosa emergencia estamos
narrando. Si años después el todopoderoso Corso, demoníaco y poseído avenate,
tuvo su Waterloo, el Moro Almánzor encontró la horma de su zapato en
Calatañazor. A este respecto, contamos con el lacónico texto, casi como un
conciso parte de guerra que nos legó el Silense:
“Murió
Almánzor el año 1002. Su cuerpo rindió a la tierra y el alma quedó sepultada en
los infiernos”
España
que era frondosa y llena de bosques, encinares y robles, sobre todo en la
meseta castellana, con las invasiones sarracenas se transformó poco a poco en
un desierto. Ya no podría la famosa ardilla andar todo el trecho de
Fuenterrabía a Tarifa sin tocar suelo, porque la selva era tan tupida que este
animal podía avanzar saltando de rama en rama. La bipenna del invasor acabó con
la prodigiosa fronda nuestra.
Desgraciadamente,
y, como las crónicas sec repiten, porque el mundo parece condenado a seguir dando
vueltas de peonza y donde menos uno se lo piensa hemos vuelto a volver brillar
el filo funestísimo de los alfanjes sobre Yugoslavia. El espíritu moruno de
venganza se reencarnaba en Clinton, Albright, y comparsa. Eran los lunáticos de
la yihad a favor de la democracia. No se puede empuñar la espada en nombre de
nada. Ni siquiera en nombre de Cristo, cuanto menos en el de la democracia.
Lo
malo es que la idea que más vende es la de la guerra. Siempre fue así y tal vez
lo sea siempre. De forma fija, acabamos tropezando contra el mismo canto.
La
irrupción de El Moafari y sus hombres del desierto acaba el esquema de la
cierta tolerancia de los árabes hacia la presencia de los cristianos adaptados
o mozárabes en su zona dominada.
No todo fueron proezas. Puesta la mira en
salvar el pellejo, una gran parte renegaron de sus creencias dando pábulo así a
un ambiente de delación y de sospechas, concomitante a cualquier guerra civil.
Estas secuelas de la cobardía o de la venganza, como sabemos por experiencia los
españoles, tan proclives a subirse al carro de los vencedores - ocurrió con las
germanías comuneras, con la sublevación morisca, con la francesada, con la
inglesada y ocurrió con Hitler, y está pasando con los
americanos- crean una psicosis de miedo que es a veces peor que la propia
liquidación física. Este pueblo, tan acérrimo y tenaz en la pelea, acaba
siempre por congraciarse con el que gana.
Ya lo advertía el poeta: no somos más que un pueblo de arrieros, lechuzos,
tahúres, de logreros y de supersticiosos agoreros.
Antes
de la llegada de los benedictinos a España hacia finales del siglo X estaba
implantada en toda la catolicidad hispana una fuerte tradición monástica
calcando los modelos de San Pacomio y de los sirios. Todos ellos fueron
arrasados con las incursiones musulmanes a partir del siglo VIII, que
dispersaron a los religiosos y religiosas e hicieron crecer la lista de los
mártires en lugares tan significativos como el monasterio cordobés de
Tabara; y en el XII, con la llegada de
Alfonso VII el Emperador, a raíz de la toma de Jaén vuelven a renacer, pero
cambia el rito que antes era griego y se romaniza bajo la presión y el
caudillaje de los monjes blancos llegados con san Raimundo y sus caballeros de
la orden de Calatrava,
El cenobio donde los monjes no hacían vida común más
que en muy contadas ocasiones y no
salían apenas de sus celdas se convierte en monasterio con un régimen
conventual muy estricto. En su
organigrama de observancia, el de
Claraval quiere que los monjes blancos trabajen, rezan, coman y hasta duerman,
los lechos separados por un biombo o camarilla, siempre el uno cerca del otro, en parte, para darse ánimos, y, en
parte para que el superior los tuviese más controlado, porque el Cister está
íntimamente relacionado con el Temple y ofrece una estructura militar, y, en
último termino, porque así se prevenían
las discordias. Toda la autoridad, en manos del abad. No se dependía de Roma
más que a efectos dogmáticos. Los monarcas de Castilla y los obispos declinan
su patria potestad, hacen donaciones territoriales y de inmuebles, y es así como el margen de la umbría de la
cordillera central desde Somosierra hasta los Picos de Urbión y la margen
izquierda del Duero se convierte en abadengos.
Recogen los
cistercienses de los benedictinos su amor al trabajo, la paciencia, pero
rechazan el boato y la solemnidad. La disciplina es en san Bernardo más férrea
que en San Benito, en correlación con la idiosincrasia de uno y otro: la del
primero más aguerrida, y la del segundo, como buen italiano, más partidaria de que la miel pueda resultar
más eficaz que el vinagre, como paliativo. Por otra parte, los cistercienses
serán los grandes adelantados de la devoción marial, impulsan con ardor esta
singular forma de piedad, algo que los templarios habían incorporado a su vida
de desde sus correrías por oriente.
Misteriosamente, al pairo de esa devoción se esparce rápidamente el afán de construir catedrales góticas. Son
menos intelectuales y más prácticos que sus hermanos por estar más avezados a
convivir con soldados y campesinos que sus hermanos “ los monjes negros”. Pero
el “ora et labora” lo imprimen como sello primordial de conducta. Allí donde aparece
un cisterciense, se construye una capilla, se copia un códice, se planta un
majuelo, y surgen aradas por los campos.
La impronta rural, casi de paz geórgica, es un rasgo fisonómico de la cultura
cisterciense.
En todas las casas de bernardos la estructura es muy
simple y austera. Cada individuo tenía asignado un papel que desempeñar. Y ha
de someterse durante el culto a un reglamento de meticulosas ceremonias, donde
los pasos que se han de dar y las genuflexiones con prosternación incluida,
están minuciosamente estipuladas por rúbrica abacial. Así, si algún fraile, por
negligencia o descuido, omitía alguno de estos ritos exteriores, luego tendría
que ir a confesarse durante el Capítulo ante el abad y el resto de sus
hermanos.
Hay un
campanero, un cillero, un capiscol para el canto de los salmos, un hebdomadario
de semana para vigilar el sueño de sus hermanos, un enfermero, un carretero, y
un apotecario o cirujano, y un racionero. Las abadías más ricas se permiten el
lujo de un anatista, que era el encargado de asentar las cuentas del dietario y
llevar cómputo de las anatas. Los historiadores debemos a esta escrupulosidad
ordenancista del fundador borgoñón por precisar incluso cuántos pasos debería
haber desde el claustro hasta el coro, o el grosor que había de tener el
cerquillo de la tonsura, así como las pulsiones de la vida diaria que se
recogen en las tazmías o libros de cuentas del convento con evaluación de
cosechas, diezmos y primicias, la posibilidad de recomponer hogaño la
cotidianidad de un convento medieval: la dieta, las devociones, los premios,
los castigos, las costumbres funerarias, etc.
Había otro
que administraba el armariolum que
guardaba los códices de devoción, evangeliarios y libros de horas para el culto
divino. Debía avidez por la lectura, pero ésta se administraba en cápsulas. Los
religiosos no debían manejar más que el “ pensum” asignado. Los libros
prohibidos se guardaban bajo llave en un sector de la biblioteca denominado el
“infierno”.
Parte
importante era la bodega. No tenían
prohibido el vino los discípulos de Bernardo, aunque por una gracia especial de
Se les tasaba
por norma dos cuartillos a cada refacción, pero no lo probaban durante las
cinco cuaresmas. Sin embargo, dos veces al año por Pascua de Resurrección y en
la fiesta de
Con todo, resultaba infrecuente el espectáculo de
ningún padre o hermano oblato que hablase con las columnas. Algo alegres, sí.
Pero los cistercienses siempre tuvieron un carisma o tiento especial para
paladear sus sabrosos caldos. Por un regalo de
Eran eximios viticultores y a su sabiduría debe
Castilla sobre todo la ribera del Duero los excelentes caldos que ellos sabían
cultivar con mano maestras, plantando viñas y majuelos en declives y laderas,
sitios muy abrigados, y siguiendo un proceso de elaboración en cubetas de roble
muy estricto y fundamental.
Para fijar el tiempo en que se produce el cambio de
guardia cultural, la revirada del orden estético y social el siglo duodécimo es
la pauta. Significa uno de los espacios históricos y desconocidos de la
proyección europea, un avance en línea recta. Nace de las Cruzadas que no
representan sino una huida hacia delante.
El arte románico, su contraseña, constituye un estilo de transición
desde la tierra de nadie de los siglos oscuros hacia el esplendor del arco
ojival. Funde los sueños anteriores, porque la bóveda de cañón y el arco de
medio punto nacen del legado arquitectónico árabe, merovingio y paleocristiano.
El Pórtico de
No aflora por generación espontánea sino de resultas
de una evolución permeable, con intercadencias y altibajos y el desconcierto
que habían deparado a la mentalidad del cristiano las incursiones sarracenas.
Pasado el terror del milenario, con sus fijaciones sobre el Libro del
Apocalipsis, una idea obsesiva de que el mundo se acercaba al final de los
tiempos, lo que desencadena dos reacciones contrapuestas, en unos el gozar de
los placeres que da la vida, y en otros, el retiro de las pompas banales del
mundo, en búsqueda del camino de perfección en el desierto, se produce un
resurgimiento. El hombre europeo parece haberse encontrado a sí mismo. Tuvieron
que pasar cien millones de años antes de que el simio de Atapuerca alzase su
columna vertebral hacia lo alto y hablase. Y cien mil para la llegada de
Cristo, pero sólo mil para que pintase los monstruos de los bestiarios y
beatos. Menos de mil, más y nos plantamos en la calculadora. ¿Serán estas
máquinas pensantes que tantos avances han deparado a
Había sido demasiado duro el Siglo de Hierro. Se
registró por entonces una de las crisis mayores del pontificado, debido a las
conjuras internas y al clima de la inestabilidad. Roma, que ya en el había
conocido en 410 el saqueo de Alarico, vuelve a ser invadida por tropas
sarracenas en 844. El papa Sergio III es obligado a contribuir al sultán
onerosas pechas y cargas fiscales. Las intrigas y el escaso decoro bañan el
ambiente del palacio de San Juan de Letrán. Ciertos autores suponen que las
llaves del pescador quedaron en mano durante un período de treinta meses de
De los veintiún papas que subieron al solio primado
a lo largo del siglo X se cree que un tercio de ellos falleció a mano airada,
víctimas del veneno, apuñalados o ahogados en el Tíber por sus contrincantes,
si hay que creer a un cronista tan ecuánime como es Vicente Silió en su
magistral texto “Un hombre ante la historia”. Muchos de ellos eran hechura del
crimen y de la intriga. El mentado Formoso fue desenterrado y su cadáver
execrado. Secuaces de la facción contrario le cortaron los dedos de la mano
derecha, con la que bendecía. Únicamente se salva de la quema San Silvestre
II(999-1003), quien fue investido durante el terror del milenario. Era, según
parece, un nigromante y cabalista que llegó a inventar una máquina capaz de
responder sí o no a una pregunta dada, conceptuándose a Silvestre como el
precursor del ordenador y de toda la cibernética. Rescató a Roma de la
dominación musulmana mediante con una alianza con el germánico Otón III. Fue el remedio tal vez peor que la enfermedad
porque este concordato va a suponer el inicio de un estigma que haría mucho
daño: el enfrentamiento entre Trono y Altar, la lucha por las investiduras, el
ambiente de pugnas del reinado del emperador Enrique IV, la marcha a Canosa y
todos los escándalos que rematarían en la rebelión luterana.
Dice Morruet que esta desdichada centuria se llamó
el Siglo de Plomo por la grosería, el hervir de pasiones y la abominación que
corrompe los estrados de la curia. Es un tiempo de tinieblas por la falta de
escritores, ya que, como muchos pensaban que el 31 de diciembre del 999 se iba
a acabar el mundo, nadie labraba, ni escribía y proliferaban aberraciones
corruptelas de toda índole en el alto clero.
A este respecto la llegada al pontificado del monje
Hildebrando en 1073 fue providencial. El austero monje siciliano que reinó bajo
el nombre de Gregorio VII inició una de las reformas más traumáticas, instituyó
el celibato eclesiástico. Este había quedado fijado en el Concilio
toledano de Elvira del siglo IV. Se
recomendaba la abstinencia del comercio carnal con mujer a los ordenados sobre
todo por cuaresma y las grandes fiestas. Decía que un obispo no podía estar
casado y que todos aquellos presbíteros aspirantes a recibir la plenitud del
sacerdocio deberían despedir a su mujer legítima o a la concubina, cosa que
hicieron algunos egregios padres de
Gregorio VII pagó caro su osadía al propugnar una
reforma de las costumbres, pero, sobre todo, en su enfrentamiento contra el
poder temporal. Fue depuesto por el candidato del emperador, Clemente III, y
murió desterrado en Salerno en 1085. Triste final para el monje Hildebrando
quien toda su vida luchó por unas cuantas ideas absolutas, pocas, pero exactas:
a), que le poder de los papas viene directamente de Dios; b), que todos los
príncipes de la tierra han de besarle el pie en señal de pleitesía; c), que el
papa no se equivoca jamás, hable ex cátedra o en charla confidencial, porque en
su triple corona recae el viento trinitario y almo; d) que asume la facultad de
hacer la guerra por delegación a los reyes bajo la órbita de su mandato. Esta
es
Esta insigne figura del pontificado va a convertirse
en el gran campeón de
Es el santo y
seña de la mano del hombre que deja por doquier estampada la marca de su
naturaleza viciada. Dicho esto, hay que decir que Gregorio VII ha sido uno de
los papas mayores de todos los tiempos. Después de mí el diluvio. Quien venga
atrás que arree. Al morir en 1085, la
debacle. La cristiandad intenta la fuga hacia delante lanzándose a las
Cruzadas. Legatario y heredero de
Gregorio VII, que hubo de gobernar el timón de la nave de Pedro en medio de la
borrasca de las Investiduras, es Urbano
II. Él fue el que mandó predicarla, pero en su pontificado se produce la
reforma de los benedictinos por el Cister y la orden que más santos y más
gloria ha dado a
La presencia
de los hijos de San Bruno en la historia, que aun siguen con las costumbres y
hábitos del siglo XI, en sus celdas calladas es un testimonio de que
Si alguna virtud tuvieron las ahora tan denostadas
Cruzadas fue que, merced a ellas, todo el mundo cristiano se pone en movimiento.
Fueron una huida adelante para salir del marasmo. La cruz cruza el rubicón y se
hace amiga de la espada. Nada volvería a ser igual que antes. Se cierra el
ambiente de postración en que había vivido
Ellos suspiraban por la libertad pues el siervo de
la gleba estaba fundido con la tierra, tanto como los muros del recinto del
castillo, las plantas y los árboles. Formaba parte de los bienes raíces de los
señores de horca y cuchillo. Mil años de fe no habían sido suficientes para
conseguir la emancipación de la servidumbre. Ahora bastaba con reconquistar
Jerusalén, apoderarse las reliquias de Cristo y de los Apóstoles. Era por el
otoño de 1095. Una bula del concilio de Clermont Ferrant garantizaba la vida
eterna a todos aquellos que murieran peleando por la cruz en los Santos
Lugares. Se pone en camino una turba de desarrapados. La mayor parte de los
expedicionarios sucumbe a los peligros, enfermedades, hambres o a la intemperie
de la ruta. Mujeres y niños fueron hechos prisioneros por los soldados turcos
yendo a parar a los burdeles e himeneos de Estambul o de Damasco. Los propios
griegos, a los que supuestamente marchaban a liberar, se muestran horrorizados
por aquella hueste de Godofredo de Bouillon y de Balbino que se entregaban a la
rapiña y a toda suerte de desmanes. A pesar de todo, Dios se sirvió de tales
mimbres, tan precarios, para manifestar su voluntad de encarecimiento y de
progreso. Del lodo y la miseria de las Cruzadas surgieron las catedrales y la
polifonía del Pórtico de
El cristianismo no es una religión enteramente
judía, ni pagana. Es una simbiosis del antes y del después que se transforma en
mariposa - efecto “Schmetterling” - y agita sus alas hacia el futuro. Al
humanarse la segunda persona de
La guerra, las invasiones sólo traen eso: pecorea,
agravios, enconos y suspicacias que duran no ya generaciones sino siglos. Por
fin, los ejércitos papales avistaron los muros de
Dice San Máximo, obispo de Turín, en una de sus
numerosas homilías que han pasado a todos los breviarios:
“Todos
los mártires deben ser honrados, pero en
especial hay que venerar a aquellos que nos dejaron sus reliquias
corporales como testimonio de su holocausto. Las reliquias nos asisten y dan
fuerza en la oración. Son fuente de salud corporal y de milagros para superar
enfermedades y nos sirven de viático en el momento en que iniciamos el camino
del más allá”
Este
texto del 451 sirve de punto de partida, al hacerse eco de una tesis muy
divulgada desde el siglo II de que los despojos de los santos tienen
propiedades curativas. Es el culto a las reliquias, como veremos adelante, con
sus pros y sus contras, uno de los grandes caballos de batalla de la
religiosidad católica. Después de todo, aquellos pobres desarrapados que se
embarcaron en las tres primeras cruzadas iban a Jerusalén en busca de los
huesos santos no sabían adonde iban, sólo querían huir, liberarse. Estas tibias
y canillas, molares y calaveras de los que sucumbieron al tajo del tirano pero
ganaron la victoria de la vida eterna, así como otras reminiscencias del paso por el mundo de estos varones y
hembras que siguieron al Cordero hasta la muerte, constituyen la panacea, pues,
de las peregrinaciones.
El
Libro de los Salmos viene a ser el texto en que se basan: “Y el Señor
guardará todos los huesos de los justos después de la tribulación (Ps.
33.20-21).
A
su vez el Eclesiastés recapitula a favor de los que mueren en Él”: Estos son
los varones de misericordia, cuyas obras de piedad no han caído en el olvido.
En su descendencia permanecerán sus bienes. Sus nietos serán una sucesión santa
y su posteridad se mantendrá constantemente en la alianza. Sepultados en paz
sus cuerpos, vivirá, sin embargo, su nombre por los siglos de los siglos.
Celebren los pueblos la sabiduría de los varones de misericordia y repítanse
sus alabanzas en las asambleas sagradas”(Libro de
Quienes
salieron vivos y regresaron a sus casas, llegaron de Judea cargados de
reliquias. Unos y otros arramplaron con lo que encontraron a mano. Creerán en
el Santo Grial y la virtud curativa emanada de los objetos que salvan. Se
exhibieron como trofeos en las vitrinas de todas las catedrales de Occidente
que entonces empiezan a erigirse, precisamente como aras de guarda de aquellos
tesoros de origen dudoso, y algunos hasta del
peor gusto, Alfonso I de Portugal entra en Coimbra de vuelta de Tierra
Santa nada menos que con la punta de la lanza con que abrió Longinos el costado
del Señor, una zapatilla de la virgen María, la toca que puso sobre las sienes Magdalena, la hermosa pecadora que ungió con
sus cabellos los pies sagrados de Jesús. Ya veremos capítulos abajo en que para
todo este negocio de los tahalíes cristianos.
Los huesos venerandos colmaron las tecas y los joyeles de las iglesias y
los palacios. Se exhibían como talismán y salvoconducto de la buenaventura.
¡Inaudito! ¡Los gansos quieren transformarse en cisnes! Pero, nunca los
recriminéis: el fetichismo lo llevamos los humanos en la masa de nuestra
sangre.
Esto
es la bella teoría. La praxis, tratándose de la condición humana, va por otros
rumbos. Hubo abusos pero se salva
El
mundo conocido abandona la gleba y se aburguesa. Cobran incremento los
intercambios y el comercio, merced a las peregrinaciones que pusieron en las
mentes un incentivo promotor desde el afán
de nuevos descubrimientos y sensaciones. Se elevan puentes, se
construyen caminos.
Unos van a Cantorbery. Otros, a Reims a visitar la
tumba de San Remigio y otros a Colonia, donde estaba el sepulcro de los Reyes
Magos. Otros, a visitar
En este mundo
perecedero y ruin todo se encuentra mixturado y envuelto. La fealdad lleva de
la mano a la belleza, y el oro y la plata subyacen en la misma mena que el
barro.
Fue precisamente el vehemente y apasionado Bernardo
el fundador de
“Yo
broté, como la vid, pimpollos de suave olor, y mis flores dan fruto de gloria y
de riqueza. Yo soy la madre del puro amor, y de la sabiduría y de la ciencia de
la esperanza. En mí está toda la gracia del camino y de la verdad: en mí toda
la esperanza de la vida y la virtud. Venid a mí cuantos me deseáis, saciaos de
mis frutos, porque mi espíritu es más suave que la miel y más dulce que el
panal es mi herencia. Se hará memoria de mí en la serie de los siglos. Los que
de mí comen tienen más hambre todavía, y tienen sed los que de mí beben. El que
me escucha nunca será confundido y los
que se guían por mí no pecarán. Los que me esclarecen obtendrán la vida eterna”
Se
trata de uno de los himnos más sublimes que han salido de la iluminación
profética de Israel sobre el conocimiento. Es la búsqueda de la ciencia,
Bernardo acuña el estereotipo de la disciplina, la
castidad, la abnegación. Se rebela contra la relajación existente en los
cuatros mil monasterios benedictinos abiertos por todo el Oeste cristiano desde
Polonia a País de Gales y desde Northumbria hasta Silos. Desautoriza a Cluny
por su apego a las riquezas, su connivencia con el sistema establecido, su transigencia con la esclavitud que era
permitida en los sagrados recintos monacales. Es un estallido de fervor
idealista y de violencia contra los enemigos de la religión. El ambicioso
apóstol de Claraval anhelaba el triunfo, no el martirio. Sanciona la guerra
santa y dice que es justo matar en nombre de
Los secuaces
del Islam llevaban muchos siglos cortando cabezas. Venga, pues, norabuena la guerra santa. ¡ Guerra. Guerra al
Anticristo! Al fin y al cabo los que tanto critican a los cristianos su
incongruencia con las prédicas de la paz y el amor, ahora y siempre se entregan ellos mismos a
excesos sanguinarios. Parece ser que la agresividad forma parte inherente la
condición humana. Se exige a los yugoslavos, por ejemplo, que pongan su cerviz
ante la toza del verdugo inglés o norteamericano, pero, si se defienden, ya son
malos, enemigos de la raza humana, fementidos y crueles “chestniks”. El
gobierno hebreo de Jerusalén anda metido en otra cruzada para expulsar a los
palestinos de Cisjordania y la mayor parte de los judíos del planeta aplauden
esta conducta mientras se acuerdan todos de la madre de San Bernardo y los
caballeros de
Va a ser en España donde los bernardos, propulsores
de las Órdenes castrenses de Calatrava, Santiago y Alcántara, van a establecer
un glacis defensivo, una especie de cordón sanitario de la cristiandad con el
objeto de impedir el paso de las sangrientas hordas árabes en las razias de primavera desde la cuenca del Duero a la
del Tajo.
El Cister,
aunque San Bernardo lo recondujo y lo adaptó a la mentalidad continental, había
sido fundado por un inglés, San Roberto de Citaeux, en el valle del Loira el
1098. Lo insular y el áureo
aislamiento viene a ser una de las
prerrogativas de los ingleses, que, en cierto modo, acata el Cister, porque, al
fin y al cabo, los británicos siempre han querido ir a su bola y a su aire,
haciendo las cosas como les plugo o Dios les da a entender, tanto en política
como en religión. San Bernardo en más de
una ocasión se atreve a leer la cartilla al papa. Quiso crear un movimiento de
renovación, un primer intento de reforma de las costumbres depravadas de las
eminencias directivas por las corruptelas y las intrigas y el clima de
encarnizada batalla a causa de las Investiduras. Responde al carácter británico marcado por
una tolerancia en combinación con la solidez de la razón practica. La sencillez, acrisolada en las buenas
maneras del respeto y la etiqueta, se refuerza con el pragmatismo. En las Islas
siempre ha quedado un regusto por lo romano, puesto que son aficionados los ingleses de la arquitectura de Roma, de
su pasión por el Derecho. Esta adherencia a las costumbres romanas va a ser el
nema del cister. Había aflorado en el valle de Clairvaux, cerca de York, pero es San Bernardo el que lo impulsa.
Tres son las características más señaladas de esta
orden activa y contemplativa a la vez en su ascendencia primigenia hasta que
fue reformada con la instalación de
1. - Rigor litúrgico. Los monasterios cistercienses
se distinguen por tener en sus iglesias
un rosetón a Poniente. Es una piedad circular y heliocéntrica. Rezan mirando al Sol y componen esas
plegarias maravillosas que orquestan la vida cotidiana de un monje que empieza
al alba con el canto de “Iam lucis ortus sidere” y termina con el “Te lucis
ante terminum”. El marchamo del día se corresponde con el de las horas
canónicas. Son reminiscencias del culto de
2. - Vida en común las veinticuatros horas del día.
Los cistercienses duermen en crujías generales, cada lecho separado con una
camarilla encortinada. No tienen nada propio. No valen nada como individuos
pero sí como grupo. Renuncian a la libertad y viven en un régimen de severo
trabajo y como los benedictinos practican el “ora et labora” y difunden por
toda Europa el amor al trabajo. Su especialidad, la agricultura. Se levantan a
maitines a las dos de la madrugada y cantan en coro laudes, prima y tercia. Se
vuelven a recoger para volver a
3. - Son austeros y se rebelan contra el boato de
los benitos. En los monasterios cistercienses el profeso no goza de tanta
libertad y están más amarrado y vigilado. Claraval y el Valle de Citeaux
suponen una adaptación de
La autoridad recaía totalmente en el abad, nunca
dependían del obispo ordinario y muchas veces se observa un talante
independiente incluso de Roma. Fue la suya una labor constructiva y
civilizadora aunque en muchos casos tuvieran que entrar a saco con un mundo
viejo y en decadencia. En todos los
monasterios se observa, como en el de Sacramenia, la existencia de un cordón
defensivo, o glacis de bastiones o atalayas sitos en los cerros empinados, para
la vigilancia de los valles. El bastión central se encuentra rodeado de un
perímetro de cenobios adyacentes, como una “anillo de oro”.
En estas
avanzadillas hacían guardia día y noche frailes entrenados en el empleo de las
armas. El de Cardaba llegó a contar con otros cinco establecimientos
subsidiarios, el de
Cuando llegan
los primeros frailes franceses a este valle, la vida poco a poco empezó a
cambiar. Se trataba de la repoblación de
una tierra de nadie, que estaba arrasada a causa de muchos siglos de guerra.
Claraval manda a su gente a defender la cruz de Cristo en la frontera. Esta es
la tierra de Fernán González, los páramos que cruzaba el Cid camino de
Valencia. Según referencias locales al Campeador le gustaban los asados y el
cordero de Sacramenia, la bien guardada por recios adarves sagrados, como su
propio nombre indica, y que desde el año 943 se había adherido al abadengo de
San Pedro de Cardeña, donde el buen Cid se lamía las heridas de las
ingratitudes y despechos regios, cuando Alfonso VI mandó arrasar su casa, al
haber hecho un voto el conde castellano después de una batalla contra los
moros, gracias al concurso del Arcángel San Miguel.
Ahí permanecen como testimonio memorial de aquel
avatar los lienzos de los muros del primitivo templo al Príncipe de los
Escuadrones Angélicos.
Hasta las piedras aquí transpiran un halo mágico y
batallador. Es la huella cisterciense
que se alza señera, media legua, vega arriba, en la antigua iglesia de
Fuentesoto. La torre y la ojiva del cementerio permanecen intactas. La nave
derruida ha sido habilitada para cementerio. Pero el farallón empinado sobre la
cárcava parece un centinela encaramado en la loma, de ojos escrutadores mirando
desde sus cuencas vacías, que observa la yerma contornada en el discurrir de los siglos. Un ángel de
piedra se sienta en su cátedra como guardando los campos todo lo que abarca el
horizonte. Estuvo consagrada a la
advocación de San Gregorio, pero no quedan actas. Puede que fuese una antiguo
templo mozárabe puesto que su estructura cuadrada guarda un cierto parangón con
San Juan de Lillo, Santa Cristina de Lena o San Julián de los Prados, de
Oviedo. Allí no llegaron las lanzas de Almánzor, aquí dejaron las huellas.
Pero, en medio de su desolación, estos farallones se tienen todavía erguidos.
En la unción del silencio que las circunda, las piedras todavía parecen lanzar
un grito de desafío a la historia y lanzan la contraseña de la ordenación de diáconos,
al toque de llamada del obispo:
- Adsum. ¡ Presente!
Aquí estamos, para lo que haga falta.
En uno y otro
monumento el detergente del tiempo ha sido incapaz de borrar algunas
inscripciones al pastel de color negro o mazarrón estampadas sobre las paredes
en letra gótica. En la de san Miguel sólo aparece una cruz griega sobre el
montante de la arquivolta. Fuentesoto junto con Pecharromán y Santa Cruz, hoy
desaparecido, eran arrabales de Sacramenia. Desde estas atalayas místico
estratégicas se otea la descubierta del páramo circundante de arenas coloradas
y piedras calizas en un radio que abarca hasta los tesos de Tejares y el
sorprendente mamelón que tiene la forma de hocico de jabalí sobre el mogote en
que se asienta Torreadrada, la vieja Aderata romana, cabeza de los castros
donde posaron las legiones de Augusto.
Por el sur,
la vega, adentrándose de sobre derroteros más suaves, confluye en Peñafiel a
través de Aldeasonia, que haciendo honor
a su nombre, tiene algo de oasis en medio de la desolación de rastrojeras y
añojales, y es un lugar de ensueño. Más allá del derrotero se alzan las colaciones de Rábano, Calabazas y El
Vivar. El paisaje y la toponimia no pueden ser más cidianos. Estamos en el
riñón de las Castillas.
El Cister rompe los esquemas de la actitud sumisa
hacia el Islam, consuetudinaria entre los griegos y los mozárabes, los cuales
aceptaban con facilidad el yugo y hasta besaban el látigo del cadí, acertando a
convivir, mal que bien con los invasores, y a cambio de no poca sangre, múltiples
profanaciones de aras sagradas, como ocurrió con frecuencia en
El santo de
mi pueblo, Beato Juan de Paniagua, que se santificó ayunando y viviendo
apartado en las espeluncas del término que los sotohontaneros llamamos Peña
Colgada provenía de Al Andalusí, al igual que San Frutos, Santa Casilda y
tantos y tantos otros. Cardaba es, por tanto, un remedo de
Allí, en
aquella ciudad la más populosa de Occidente que en el siglo IX llegó a tener
millón y medio de habitantes, al filo de la espada pereció San Sancho, y fue
empalado, tormento indecible, San Isaac, diácono del monasterio de Tabara, del
que San Eulogio cuenta que habló en el vientre de la madre, lo que suele ser un
síntoma de profecía y descabezados; perecieron descuartizados San Walamboso,
San Sabiniano, San Witremundo y San Abencio, todos ellos monjes mozárabes. Al
cupo se agregó Santa Columba cuyo cadáver incorrupto, después de haber sido
aquella monja del mismo adoratorio violada y despedazada por sus verdugos,
apareció a los tres días colocado en una barca que los Ángeles guardaban rumbo
a Sevilla.
Las aguas del
Guadalquivir se mancharon con esta sangre o con la ceniza de los cadáveres
incinerados y aventados. El
monasterio Tabense se hizo famoso por el abundante número de
mártires que dio a
Igual suerte que sus compañeros dos años más tarde
siguió la abadesa de San Salvador de
Peñamelaria -los monasterios mozárabes eran mixtos y admitían en su seno
hombres y mujeres casadas- Santa Fandila, que estaba velada con otro monje de
aquel lugar, Peña de Miel, por nombre Pedro, y otros cincuenta valientes más
que fueron pasados a cuchillos por un eunuco del harén de Abderramán apodado “ Alzaraquí”(el
Tuerto).
Esclarecido también con el don del martirio fue el
santo niño San Pelayo cuyas reliquias se veneran todavía en la catedral de
Oviedo. Su biografía fue historiada por una religiosa del ciclo gaélico, Santa
Roswita, que vivió en Whitby en el lejano corazón del Yorhshire británico.
Resulta portentoso descubrir cómo cundió la noticia por todo el septentrión
cristiano del heroísmo de aquellos hispanos valientes del sur profundo que
prefirieron morir antes que trocar la cruz por enseña del falce lunar,
renunciando a ser pupilos de Mahoma. Este dato que el monaquismo estaba muy consolidado
ya en occidente antes de la llegada de San Benito.
Nació Pelayo o Payo en Tuy donde pontificaba como
arzobispo un hermano de su padre por nombre Hermigio. En una incursión
sarracena de primavera ambos fueron tomados cautivos y llevados con otros
muchos de aquel país a tierra de infieles, después de una batalla que tuvo
lugar en Nájera. En el cautiverio cordobés todos los ojos se fijaron en él. El
propio Abderramán III quedó prendado de la singular hermosura del rapaz. Los
relatores del acta martirial, tanto Roswita como el presbítero Frugel, prefecto
del monasterio de Cateclara, quien también escribe su panegírico, son de la
persuasión de que Payo o Pelayo fue asesinado por negarse a acceder a los
apetitos infames de sus verdugos, que habían quedado defraudados en sus
expectativas. La belleza del prisionero había salvado la vida de su tío
Hermigio, que pudo regresar a su diócesis dejando a su sobrino en prendas.
Parece ser que el obispo no fue tan firme en la fe como su joven paje, y
“sobrino”. Sencillamente, claudicó. El sacerdote no dio testimonio. Lo tuvo que
dar el monaguillo. Este acto de sustitución nos llevaría a muy densas
conclusiones sobre la esencia del cristianismo, que pertenece a los débiles.
Cuando los rabadanes abandonan al aprisco, es un zagal el que, mediante el
lavacro de purificación del martirio, auténtico bautismo de sangre, rescata a
las ovejas de las garras del lobo, no importa la extracción social y hasta la
condición sexual, porque bien puede ser que el niño Pelayo fuese un eunuco en
la corte prelaticia de Tuy antes de ser llevado como rehén a Córdoba, del que
saca la cara por Cristo. La sangre restriega toda mancha de culpa.
Pelayo fue descuartizado un día de junio de 925 por
orden del califa, que no era otro que el tan ponderado Abderramán III, hijo de
una cristiana, el constructor de la mezquita de Córdoba y que hizo de aquella
urbe un emporio de molicie y de lujo. Tenía un palacio con catorce mil
esclavos. La sodomía era una de sus debilidades y el amor efébico era corriente
en este ambiente de sensualidad. Mahoma no la condena en el Corán y por esto
los moros nunca la desdeñan. Este niño galaico tuvo el arrojo de negarse a ser
juguete carnal del encumbrado mandamás omeya. Por eso lo mandó descuartizar.
Cabe suponer que Pelayo, tras permanecer encerrado varios veces en el serrallo,
fuera objeto de repetidas violaciones sodomitas a viva fuerza.
Pero la fiera profesión de castidad de este infante
de Tuy va a convertirse en bandera de
Los restos del santo niño mártir fueron llevados por
Ordoño “El Craso” de León, tristemente famosos en los anales por haber sido el
responsable del tributo de las Cien Doncellas - los asturleoneses, feudatarios
del moro, habían de pagar a éste diezmos y primicias; tenían que ofrecer todos
los años a los musulmanes una ofrenda de cien muchachas casaderas - y que
acudía a Córdoba todos los años para su visita liminar, y de paso, ir a los
médicos que trataban su gordura. Allí se lo pidió a Abderramán. El monarca
abasí transigió. Fueron trasladados con gran solemnidad a la capital del reino
del norte.
Con motivo de
la caída de León arrasada por Almánzor el año 1000 las reliquias del mártir se
vieron otra vez en danza, y, sacadas a toda prisa de la cripta isidoriana por
manos fieles, cruzando Pajares - un hueso quedó en Arbás del Puerto- se hizo
depósito de ellas en
Roma se ha
hecho más piramidal y monolítica que nunca.
Digresiones a un lado, ello fue que los cordobeses
celebran su tránsito el 21 de junio y los asturianos cinco días más tarde. Es
un misterio este baile de fechas, pero demuestra que la conmemoración del
tránsito glorioso estuvo muy extendida por toda España.
En recapitulación de lo dicho cabe temer - la
historia habla como un libro abierto- que el Islam no es una religión
tolerante, ni tampoco lo es el Judaísmo en su afán de desquite. Alá y Iahvé dos
deidades vindicativas y sanguinarias poco se acercan al rostro amable y manso
de Nuestro Señor Jesucristo. El uno porque es responsable de casi todas las
guerras que ha habido en suelo español y el otro por haber sido el dueño de los
cuartos con que las guerras se llevan a efecto. En una mano, la cimitarra, y,
en otra, la bolsa. A moros y a judíos siempre les encantó hacer la guerra. El
uno, como jarca y el otro, como asentista o proveedor de las mesnadas. Unos
pusieron la espada y otros el cofre. Asimismo, como azuzadores de las rehalas
satánicas no hay quien ponga a los israelitas un pie delante. Son el pueblo que
ama la sangre. Su oficio en la historia parece ser el de caminar errantes
sembrando allá por donde la semilla del rencor y la cizaña.
Y he aquí que
de nuevo el odio nos envuelve. Es un odio demoníaco que escupe sobre la cruz.
Pero
El gobierno mundial abomina de las enseñanzas de
Cristo y se está entendiendo con los islamitas para proceder a un segundo
arrasamiento de Europa. Sobre Pristina,
Vemos el mismo latrocinio, la cara de odio. Los
morancos vuelven a hacer de las suyas. De nuevo está a las puertas de Viena, de
cuya llave son dueños los súbditos de Su Majestad Graciosa, mientras los
alemanes tragan, la horda tártara, se ven por las pantallas a todas horas- debe
de ser una consigna del Gran cofrade - las agujas de los minaretes sarracenos
taladrando el cielo con su dardo amenazante.
Esto tiene todos los visos de cruzada al revés. Clinton, con sus
pretorianos al lado, es el que lanza el grito de “Alá es el mayor. No hay otro
dios que Alá”, y envía sus escuadras de portaviones contra un país diminuto
pero lleno de dignidad como es Yugoslavia. Ochenta colosos formidables contra
uno. Ya podrán. La pasada conflagración contra los serbios, tan sórdidamente
comenzada y tan extrañamente concluida, puede que sea el principio del fin. El
enemigo del género humano no ha cambiado de táctica. Se hace pasar por santo y,
a veces por papa, al que todo el mundo está en la obligación de rendirse a sus
plantas. Es un villano y un matasiete. Lo llaman el cálido, el piloso, el
homicida; y, no en vano, a lo que se ve. Por algo será.
Un furor
antiguo pega aldabonazos. Aquellos que les quede un poco de dignidad y de
decoro y cierto sentido de dignidad no
tendrán otro remedio que menear la cabeza con tristeza. De nuevo los Opas y
Ulfilas de turno están abriendo los
postigos del recinto a los piratas berberiscos, echan abajo los quiciales para
que entre toda esa algazara. Son puestas en juego las muletillas de antaño y se
escuchan todos los tópicos y las tonterías que se dicen durante la chicad. No
es lícito enrolarse en la cruzada. Pero
los amos del mundo han dado el visto bueno, conculcando el derecho de gentes, a
la chicad contra Yugoslavia. El ambiente está muy cancerado y la herida del
mundo, por causa de la gangrena que lleva en el alma el pueblo que mandó
crucificar a Cristo, emana un tufo inaguantable.
Hablan de
limpieza étnica, como si los árabes no la hubieran practicado en Europa, a
conciencia y sin contemplaciones durante muchos siglos, como prueban los
ejemplos de los mártires de Córdoba arriba señalados.
El oriente cristiano está acostumbrado a hundir la
cabeza bajo el ala y volver la otra mejilla cuando viene el turco. San Isidoro exhorta a la
mansedumbre y a la aceptación del otro. Tenía más razón que lo que era: un
santo. Pero esa visión utópica de las cosas de tierra poniendolas en la misma
ringlera que las celestiales no es una razón practica. San Agustín, que sabía
más que Cardona, también es un abanderado de la tolerancia étnica y la libertad
religiosa, pero al propio tiempo pregonaba la conquista de la utopía, un poder
mundial o ciudad divina que sancionase la convivencia entre los humanos a
partir de la doctrina del NT Con lo que
su influjo en la mentalidad medieval y en la forja del papado jerárquico fue
enorme. La consecución de la utopía abarcaría a los hombres de todas las razas,
latitudes, y épocas. Pero esta tolerancia, anexa al cristianismo interior,
basado en el Amor Divino no llegaría
nunca a ser puesta en práctica por el cristianismo exterior, la burocracia, el
papeleo inherente a toda estructura social. La casuística y la estadística
vencen casi siempre por abrumadora mayoría. La maldad y el pecado ganan siempre
varias cabezas de ventaja. Por otro lado, las otras dos grandes religiones
monoteístas, no ya tan sólo se mofaron de la credulidad que presupone que el
ser humano vive en un estado de inocencia, sino que combatieron al Amor y le
hicieron la guerra. No puede decirse que moros y judíos hayan sido precisamente
tolerantes con la religión verdadera, aunque apeen su argumentación sobre los
supuestos excesos cometidos por uno cuantos cruzados o la avilantez de ciertos
personajes que han subido las gradas del altar de San Pedro. La acción del
Islam supuso la aniquilación y el exterminio de las florecientes comunidades
cristianas del Norte de África y del sur de España. Caería la cultura visigótica. Los supervivientes de
aquel holocausto tuvieron que ir a buscar refugio a las fragosas sierras
cántabras.
En 1099 Raimundo de Peñafort funda las Hermanos
Hospitalarios de San Juan de Jerusalén para socorrer a los cristianos de la
primera cruzada, víctimas de la degollina o de la desbandada. Se comprobó que
para llevar a cabo su labor humanitaria se necesitaba no sólo la fe sino el
poder de la espada. Este primer núcleo de hospitalarios es el germen de las
Ordenes Militarizadas. La actitud sumisa de los católicos ante la avalancha
árabe que había llegado más allá del Loira (incluso entraron en Roma), haciendo
del romano pontífice pechero del sultán es a partir del siglo XII que cambia.
Se trata de una mecanismo defensa con cifra de agresividad moderada.
Los historiadores al uso -un espíritu que nació a
humos de
Cesar Cantú afirma que fue el movimiento más
importante desde la natividad de Jesús, que cala a todas las capas sociales,
pero esta opinión del historiador italiano no la comparte la mayor parte de los
que escriben iluminados por el candil de
Ello fue que
por estos pagos del desierto de
Los
patriarcas del AT gozaron de días dilatados. Adán se quedó a las puertas de ser
milenario. Por unos meses no llegó a cumplir el milenio y Noé, el patriarca
Abrahán y Noé alcanzaron los seiscientos años de vida. San Antonio Abad rindió
su espíritu a los 120 y así otros muchos, porque los cartujos ninguno suele
bajar de los 80. ¿ Cuál es el secreto de que estos preclaros hombres y mujeres
de la austeridad, la simplicidad y la inocencia gocen del don más precioso y
solicitado del ser humano en los albores del 2000? Todos hacían poco ejercicio,
ayunaban harto y se cuidaban poco de sí mismos, a redropelo de lo que se estila
hoy. Quién busca su vida la perderá... ¡Lo llevamos claro!
Las espeluncas monacales de este apartado sector de
la provincia segoviana y las Médulas, esos mojones de sangre roja, en el
corazón del Bierzo, que tantas similitudes guardan por su orografía escabrosa y
apartada, serán andando el tiempo dos bastiones templarios.
Ninguna otra región española va a contar con un
número tan vasto de iglesias y monasterios como estas dos parameras. Sin
embargo, la segoviana se distinguirá y aventajará a todas por la gran cantidad,
si no la calidad de monumentos románicos que aquí se edifican aprovechando aras
celtas o romanas. Prácticamente, un monasterio en cada valle, y una iglesia o
un propileo en cada alcor. A una sociedad declinante corresponde una religión
montante, pero la religión que surge no era del todo nueva. Se ha decantado y
acrisolado, pero los ritos son los mismos.
Los dioses paganos, bautizados por el tesón de aquella fe vieja y
ancestral, se quedan en sus puestos aunque con otro nombre. Se aprovecharon las
piedras y los mojones. Sólo cambiaron de apellido las deidades. Una religión
que nació del judaísmo y del apóstoles en parte tiene poco que ver con sus orígenes. Pero tampoco
conviene ser puristas ni alarmarse. Cristo, el alfa omega, medida de todas las
cosas, así cambia el mundo.
Esta es la zona elegida por los cistercienses
llegados de Francia como base de operaciones en su afán de difundir el culto
mariano, roturar campos, plantar viñas (gran parte de los majuelos que se
desceparon en Fuentidueña cuando se implantaron las cooperativas y España
empezó a beber whisky y cerveza a todo trapo, habían sido colocados en las
laderas, al abrigo de los cierzos por una mano firme y sarmentosa de viejo
monje templario que creía en las propiedades eucarísticas del vino) invocar a
La orden cisterciense, que es la primera de
Como es fácil de comprobar en la iconografía del
humilde románico rural de esta comarca, los alarifes árabes dejan estampar su
influencia en los tímpanos solemnes y en las ventanas abocinadas o geminadas de
los ábsides de tambor, donde la decoración de los capiteles prefiere la
decoración vegetal al rostro humano. Dijo Papini: Cada capitel románico
aboceta un ideograma del Apocalipsis. El Fuero de Sepúlveda y las cartas
pueblas de Alfonso VII el Emperador - se coronó en León en 1135 - demuestran
este afán integrador de todos sus vasallos, judíos, moros y cristianos, en la
religión verdadera.
Cierto que se combatía al moro, pero, una vez
ganado, se le dejaba vivir en paz, sin
hostigamiento permanente. Iscar, Cuéllar, Peñafiel, Fuentidueña. Coca,
Ayllón, Aguilafuente eran villas donde el impulso cisterciense se deja percibir
y albergaron dentro del encintado amurallado, o en el alfoz, un gran componente
étnico. En las villas castellanas más importantes había siempre una judería,
una alhama o “rabad”, de la que parece proceder arrabal que era el sitio destinado
a la población muslímica en una especie de casa fuerte a las afueras.. O un
“call” en Cataluña. El reinado de este monarca castellano que había heredado de
su tío Alfonso VI la tolerancia para con las otras tres religiones y de su
padre, Raimundo de Borgoña, los aires europeos y de reforma religiosa, va a
resultar un equilibrio de fuerzas y el equilibrio hubiera resultado hacedero,
de no haber mediado la intolerancia y la crueldad de los almohades. Pero no nos
engañemos; las tres religiones se soportaban, pero en realidad de verdad, el
clima de recelo y de sospecha no llegó nunca a alcanzarse.
El halo aguerrido cisterciense, según la vehemencia
y apasionamiento de su fundador, no era un argumento ad hóminem. Por desgracia
este sello no fue respetado siempre. Hubo lamentables excepciones como en la
cruzada de los albigenses, confiada por Inocencio III a los cistercienses de
Osma. Santo Domingo de Guzmán era canónigo cisterciense en Osma antes de fundar
su propia orden de los dominicos. En esta campañas que contó con los excesos y
tropelías de simón de Montfort, cuando se crea
Hay un románico de sillares y otro mudéjar que se
extiende desde Cuéllar, la antigua Collenda romana, hasta la capital vaccea y
una de las más ricas por lo que guarda de síntesis de España que es
Arévalo. En todo este radio de acción vemos la influencia templaria y la de los
monjes bernardos o bernardos.
Cabe pues hablar de un verdadero anillo de oro
integrado por este grupo de monasterios segovianos. Un segundo aro de defensa
de la cruz frente a la media luna sería erigida entre León y Pontevedra. El
Cister se convierte, pues, en matriz del Temple, pero esta nueva visión no nace
por osmosis ni por generación espontánea. Hemos visto a San Frutos y a sus
hermanos rehabilitar las antiguas tebaidas. Caminando por la cuenca del Duratón
encontramos las famosas grutas de los siete altares, una serie de aras
empotradas en la roca viva con un arco de herradura y decoración jeroglífica.
En estas catacumbas ancestrales se comulga con el espíritu de Cristo, asimilada
a la cultura de otras deidades sincretistas. Hay necrópolis visigóticas en
Sebulcro,
Al monasterio benito de San Frutos se llega desde
Villaseca. Está emplazado sobre un península y los muros del antiguo recinto se
miran en el espejo glauco y sombrío del Duratón empinándose sobre el abismo
mismo. Dicen y con razón que el que, por
promesa se atreve a circunvalar de rodillas la ermita del santo, como se hacía
antaño y parece que algunos audaces lo consiguieron, no le volverían a doler
las muelas. Un paso en falso y te despeñas. La religión hostigada y perseguida
vino a acogerse a estos ríspidos e inaccesibles breñares. Allí no podían llegar
los moros porque se alzaba contra sus aljubas desde los cuchillares de la
altura el cayado fantasmal de San Frutos. Y, santo y todo, era al parecer un
hombre con toda la barba, aunque prefiriera utilizar un procedimiento que entre
los celtíberos viene a dar resultados, porque aquí no hay una estirpe
propiamente dicha, cada uno es hijo de su padre y de su madre, y andan los
tiempos muy revueltos y el personal muy mezclado y entrometido el uno con el
otro: la fuga penitenciada. Hubiera podido sentar la mano contra el infiel,
pero Dios permitió que al golpear la tierra con su garrote se abriese una zanja
entre el santo y sus perseguidores. San
Frutos es como un nuevo Moisés segoviano. Esta tierra recia, algo resquebrajada
y dolorida, muestra desde muy antiguo una fuerte prosapia contemplativa. A
romper con todo, callar, largarse al desierto. Somos demasiado roqueños para
estar juntos. En soledad, nos volvemos tiernos y, si trasplantados, somos
cosecha del ciento por uno. Quizás para nosotros el misticismo haya sido lo más
fácil. De los hombres fiamos poco y a Dios se lo damos todo, pero ¿no será ese
Dios un apéndice del yo que nos martiriza, una excrecencia fantasmagórica de nuestro propio egoísmo?
Es el eremitorio lo que se dice un verdadero nido de
águila. El priorato, según su acta fundacional, fue levantado, años adelante
por una donación efectuada por Alfonso VI, como dependiente o anejo del Monasterio Silense el 1073. Pero, como digo se asienta sobre
otro mucho más antiguo en el que habitó san Frutos(642-715) que vivió en esta
soledad entregado a la oración y a la penitencia, con una manojo escogido de
discípulos, después de haber ocupado la silla episcopal de Segovia. Todavía
entre las ruinas campea el blasón señorial de Silos (una espada inversa
tronzada en báculo, con los gavilanes en forma de alguaza con una corona en el
vértice y otra por cada cuartel con borde de enarma o empuñadora del broquel,
pero también pueden ser sendas aldabas) sobre el dintel. Son las ruinas de una
montaña sagrada. Con esa tendencia a esquematizar y a comprimir se cometen
atentados a la verdad, pues parece ser que la interacción entre los
benedictinos y los cistercienses es más fuerte de lo que se supone. Los monjes blancos que no son más que el
envés de la moneda mejoran y reforman
El conde Fernán González había otorgado al abad de
Cardeña en 932 una “monasterio en santa María de Cardaba pro pastura, allí
donde se había aparecido
En los “Anales del Cister” el P. Manrique certifica
que en las Cuevas de Peña Colgada habitaron siempre ermitaños y que en una de
ellas vivía un anciano anacoreta llamado Juan de Paniagua. Su sepultura, objeto
de devoción en los sexmos de aquella redolada, hizo muchos milagros. El primer
convento cisterciense de Castilla se coloca bajo la protección de Santa María y
de Juan, esclarecido no sólo con el don de milagros sino con el de fervor de
El cristianismo no hizo más que, amen de dulcificar
las costumbres aguerridas de aquellos bárbaros,
proyectar esta veneración filial por la madre tierra, que aparece en su
carro tirado por dos leones rendidos, empuñando un cetro y una corona, símbolo
de soberanía y de reposición, cambio, en el ir y venir de las estaciones y de
los ciclos, que velaba por las cosechas
y por los hombres, hacia
En Fuentesoto hay una fuente que llamamos la
“Fuentona” con forma de vagina. De niño me pasaba horas extasiado cara al
raudal estallante. El agua parecía
igual, pero nunca era lo mismo. Líquenes verdes y guijarros de varios colores tamizaban el
fondo cristalino. La tierra rompía aguas. Los arabescos de la reflexión de la
luz del sol contra la concavidad del peñasco juguetones hacían cabriolas y a mi
me parecían ángeles cantando a la parida, mientras llenaba el botijo. ¡Salve, linfa que manas este casto regocijo!
Sobre ellos se comprime esa impronta que es a la vez
tierna y tosca, reflejo de esa pureza campesina. Arte primario y agricultor,
pero un fervor rudimentario accionado por la chispa de una inspiración sublime.
El castellano se hace albacea de ese sentido místico religioso hacia la tierra
y hacia la diosa que depara las cosechas de los latinos. Olvidando sus verracos
celtas que todavía siguen mugiendo desde sus casi soeces formas de Guisando y
sus símbolos concupiscentes de la coyunda que no cesa, empezó a amar a
Resulta un
sinsentido de la naturaleza que un pueblo tan austero en expresiones hacia fuera, y tan parco en palabras, reserve
lo mejor de sí para Nuestra Señora. Aparece esa constante en Berceo y en las
Cantigas. Castilla empezó a hacerse cristiana a través de
La historia, al contrario de lo que quieren algunos
alacranes (¡ pica tanto y escuece y con frecuencia es mortal su aguijonazo ¡),
partidarios del raspado de memoria y de los lavados de cerebro, no es una raya
continua. Sigue las evoluciones alifares. Es en conjunto un arabesco con
rectificaciones de línea, tachaduras, cambios. La trayectoria no se pierde ni
claudica porque el maestro que diseña los alboaires de la bóveda de cañón tenga
un mal día, se le hayan cruzado los cables o lo haya echado a rodar, dándose al
vino de la ira, la guerra, o la venusta molicie.
Un buen día despierta el alfarero de su borrachera y
se pone manos a la obra tirando por otro camino. No se pueden aplicar baremos
sólidos a las cosas, porque la vida es solo consecuente consigo misma: su
variedad y mudanza pavorosa.
Mas, por lo que se ve, hay algunos audaces a los que
gusta conducir temerariamente por las autopistas de la sinrazón. Invaden el
carril contrario y pisan la raya amarilla. Son los nuevos kamikazes del arcén.
Así luego aparecen tantos cadáveres de muerto en carretera fin de semana. Los
muertos hablan, ríen, se tiran pedos y
sueltan coces últimamente, o se las dan de novelistas. Los hijos de Julián
Marías preponderan en esta charca de ranas en que se ha convertido la cultura
de últimas. Uno de esos batracios vino a croar hace poco lo siguiente:
- San Bernardo era un fascista.
- Hombre, Don Álvaro, ¿cómo me salta con ésas? Yo le
diría, fíjate, que más bien no, y según y como. Y al revés se lo digo para que
la vista del ciego se aclare y los oídos del necio se hagan con entendederas.
- Pues le digo yo a usted que era la violencia
personificada.
- Caramba, mister
Pombo cómo la lleva hoy vuesa
merced. No sabe porque no lo ha leído o lo ha leído mal seguramente que el
padre de los monjes blancos fue el primer defensor de los judíos que nació en
- Un fascista a secas. No hay más que hablar.
Y el escritor en ciernes, de ojos gatunos, se mesó
la media barba y giró sobre sus talones con gesto imperativo. Y yo no fui capaz
de contenerme. Había que decirle a semejante plumífero algunas cosas bien
dichas. Porque al Cid nadie le mesa la barba y un judío que se la mesó a
Cristo, de puro miedo, se convirtió.
- Menos mal que no le ha llamado lo que es usted.
Por lo menos, no se dedicaba a rondar efebos por el Parque del Oeste, como hace
Su Reverencia alguna veces. Es un axioma indeclinable en estos tiempos que
vivimos. Si no eres marica, lesbiana revanchista, o de la cuerda del Ansón o de
Polanco, olvídate de publicar. Si aparte de invertido, defiendes la aljamía,
como le pasa a “la” Gala, eso sube la nota. Si, a falta de pluma, te regaló
Naturaleza una nuez de Adán que sube y baja como el azud de una noria, y te
parece algo a D´Artagnan, tus libros figurarán en la lista de super ventas.
Así está el panorama. Los cristianos se hacen moros,
los cisnes se convierten en gorriones. Y Dios te coja confesado si no judaizas
o apostatas en esta corte que no es la del cuarto de los Felipes sino la del
primero de los Borbones Rehabilitados que reina a la sombra de la herencia del
dictador. El Cister es una de las pocas cosas dignas que nos quedan. Hay quien
la emprende a golpes contra sus ruinas, y es que debe de ser porque sigue pegando fuerte a juzgar por los contumeliosos
ataques de los que es objeto. La horda sectaria siguen zurrándole la badana a
los monjes blancos. Ha sonado la hora ciega de las tinieblas y de la perfidia.
Quieren tronzar el árbol de la cruz. Se ven impotentes. De ahí su rabia. Pero
tampoco habrá que tomárselo a pecho. Ya caerán.
Quizás esta orden,
coetánea del Cid, esté ganando batallas después de su muerte, tal cual.
Allí donde aparecen estos hijos de San Bernardo no se aproxima el Infiel ni se
entregan los reyes de taifa con la alacridad acostumbrada a sus expolios
estacionales. Eran buenos agricultores, mas no por eso, se llaman a parte
cuando se sienten conminados por algún intruso. Allá cruces se convierten en
lanzas. Gente prevenida en frontera, el fundador de Claraval les quería unidos
y recios. Eran especialistas en el cuerpo a cuerpo con los árabes. Las rutas de
acceso con el Paular por Navafría eran guardadas por ballesteros de la
comunidad del monasterio de Santa María de
La arandela
cenobítica sujeta los arribes del Duero poniendo contrafuertes de defensa a lo
largo del Duratón y del Cega, se expande hasta las vegas de Peñafiel desde la
roca tajada de San Frutos. Así llamada para conmemorar un milagro que hizo
Dios. Todavía se ofrece a la vista del
que quiera ver la famosa cuchillada por donde se despeñaron las tropas del
califa. El siervo de Dios, cuando una
jarca de bandidos iba pisándole los talones, se encomendó a
Los primitivos monjes del denominado Priorato de San
Frutos estaban en estrecha relación con los de Santa María de
Años adelante habría- como no - cisiones, fricciones
y roces, hasta el punto de que con la muerte de Benedicto a finales del siglo
XIII la relajación fue pavorosa y Martín de Vargas tendría que reconstruir la
institución de arriba abajo porque se había traicionado al espíritu y la letra
de su fundador. No hay que dejar de reconocer que el horario de los bernardos
no dejaba hueco alguno para la intimidad.
Regimentaban a toque de campana sus actividades. Trabajaban, rezaban y
comían juntos. Sus horas de sueño transcurrían en dormitorios corridos y, por
otra parte, la norma de silencio no era tan estricta, como al principio, por lo
que postulantes y profesos se entregaban con frecuencia a conversaciones
excusadas, surgían rencillas y desavenencias, como en cualquier grupo humano.
Terrible cosa es en los conventos la murmuración.
San Bruno tuvo la caución previsora, para evitarse
líos, imponer en sus casas el gran
silencio a rajatabla. Un hechos vale por
mil palabras y el silencio es oro. Era un gran psicólogo, conocedor de las
flaquezas de la raza humana. Sin embargo, cartujos y cistercienses empiezan a
rodar su andadura monástica guiados por un mismo espíritu de búsqueda de la excelencia
en las cosas del alma. No embargante esta altura de miras, a veces resulta
penoso acercarse a la consumación de ese ideal. Quienes piensen que los
monasterios son ínsulas de paz a veces tienen ideas equivocadas. Ya no hay
paraísos. En el claustro la vida es muy dura, máxime cuando el aislamiento y la
rutina dificultan y transforman la convivencia. Estos cenobios, al principio en
precario, luego se enriquecen y se hacen poderosos. La disciplina se cuartea.
Al final de
Con todo, los cistercienses no parecen ser los
peores. Destacan sobre todo los de las ordenes mendicantes. Casi todas las
sectas de iluminados, según se comprueba al cotejar algunos procesos de
“Estando
en la villa de Dueñas, seis leguas de aquí habiéndome quedado estas tres hijas
de tres diferentes padres, que, según la más cierta conjetura, fueron un monje,
un abad y un cura, porque siempre he sido aficionada a la iglesia, me vine a
vivir a esta ciudad para huir y evitar las murmuraciones. Todos me llamaban la
viuda eclesiástica, porque por mis pecados todos eran muertos; y, aunque luego
otros que entraron en su lugar, eran gente de poco provecho, de menos
autoridad, y, no queriéndose contentar con la oveja, acometían a las tiernas
corderillas. Viendo, pues, el peligro evidente, y que la ganancia no nos podía
pelechar, hice alto, y asenté aquí mi real, donde a la fama de las tres
mozuelas acudieron como mosquitos al tarugo; y de todos, a ninguno me incliné
tanto como a los eclesiásticos, por ser gente secreta, rica, casera y paciente.
Entre otros llegó a pedir limosna el
padre Anselmo, que viendo a esta niña le hinchó el ojo, y con su santidad y
sencillez me la pidió por mujer; dísela con las condiciones y capítulos
siguientes: Primera, que se obligaba a sustentar nuestra casa, y que lo que
pudiésemos ganar sería para sustentarnos y para ahorras. Segunda: que, si mi
hija tomase algún coadjutor, por ser algo decrépito, callaría como en misa.
Tercera: que todos los hijos que ella pariese, los había de tener por propios,
y que la hacía su legítima heredera. Cuarta: que no había de entrar en nuestra
casa cuando viese a la ventana jarro, olla o vasija, que era señal que no
habría lugar para él. Quinta: que, cuando él estuviese en casa y viniese otro,
se había de esconder donde le dijésemos, hasta que el tal se fuese. Sexta y
última: que nos había de traer dos veces a la semana algún amiguito o conocido
que hiciese la costa, dándonos un buen gaudeamus. Estos son los artículos,
prosiguió ella, conque aquel desdichado dio palabra a mi hija, y ella a él. El
casamiento quedó hecho y acabado sin tener necesidad de ir al cura, porque él
nos dio no era menester, pues lo esencial dél consistía en la conformidad de
voluntades y en la intención mutua”
Es
la otra cara de la moneda, pero la verdad es mucho más infausta de lo que
quisiéramos. Este agrio y humorístico pasaje del anónimo autor de una de los
libros más celebrados y debeladores de las costumbres eclesiales y que debía de
conocer a fondo, puesto que, al parecer, debió de ser un fraile que colgó los
hábitos y se convirtió en giróvago, descubre una cruda realidad. En algunas
cosas Erasmo, cuyas ideas recoge nuestro primer novelista picaresco, llevaba
bastante razón: el padre de la mentira había ingresado en los conventos,
convirtiéndolos en patios de Monipodio y aposentos del libertinaje.
Sin embargo, estas excepciones no hacen sino
demostrar la rectitud de la regla. El hombre tiene el alma cancerada por las
malas inclinaciones. Sólo dios es santo, y justo. Únicamente, Él salva. En la
organización monástica, aparte del aspecto humano, hay un componente de interés
político y económico. La grandeza de estas instituciones hay que analizarlas a
la luz del sentido de lo que va dentro. No lo que queda fuera, que nos lleva,
naturalmente, a la corrupción y la licencia que ha desmoralizado al pueblo.
Conviene tener presente que San Bruno, muerto en
1111, y que es coetáneo de la consagración de todos estos templos cuyo asunto
nos ocupa, quiso dar a su instituto un talante de sigilo y huida. Un años más
tarde y en escoltado por un cortejo de veinte nueve de sus arqueros, todos los
cuales pidieron el hábito blanco, llamaban a las puertas de Clairvaux. El abad
era un inglés. Se llamaba Tomas Harding.
Cuando el
papa llama a Roma al famoso canónigo de Reims para hacerle obispo, él huye a
Calabria, donde establece su segunda cartuja. Ni condena ni aprueba los
procederes eclesiásticos, inhibiéndose de cuestiones mundanas y recomendando a
sus hijos que mueran a las cosas del siglo. Por el contrario, Bernardo, más
decidido y vehemente, se compromete con el entorno y tiene la audacia de lanzar
contra Honorio II, el cual frente a Alemania se había pronunciado a favor de
Luis el Craso de Francia, un reprimenda”: El honor de
Como buen cartujo, y aun siendo consciente de estos
males causados por la malicia y la ignorancia o el despotismo humanos, calla.
El cister pone enmiendas a las constituciones benedictinas. Los cartujos
también se proclaman los monjes blancos pero su Regla, que es hoy la misma que
en el siglo XI, y profesan el misterioso apego a
Por una lado, el entusiasmo bernardino y por otro el
mutismo cartujo son los dos pilares sobre los cuales se apea la grandeza de
Sin embargo, dentro de la vida secular, lejos del
claustro, el clima de rencillas entre
las distintas monarquías o los escándalos de la política de los estados
pontificios han enturbiado el panorama. Las discordias y recelos a cargo de los
reinos de León y de Castilla, y con Navarra haciendo de peón de brega, alargó
la empresa de
Bien claro y sentado lo dejó dicho el Señor cuando
anunciara que su reino no era de este mundo. De ahí que la fuerza y el carisma
del pacto con Dios no haya que ir a buscarlo en la hojarasca de las apariencias
internas o jerárquicas. Lo que vale es el Cuerpo Místico del Salvador
Mesiánico, del Eleuterio. Cuanto más miro estas ruinas de los collados de mi
pueblo más convencido estoy de ello. Sus sillares desmontados y por los suelos siguen
emitiendo ese mensaje de esperanza.
Ya sé que la adaptación al siglo de las cosas de
Dios siempre será difícil. Todo lo demás no es más que encaje de bolillos. Ese
ir y venir de las ambiciones humanas que llaman acarrear.
Hay que ceñirse
a la mentalidad cabal de siglo de las Cruzadas para entender
este deseo de paz del yermo como un hastío provocado por las cosas de la
tierra. Alfonso VII, a cuya donación y voluntad expresa, se debe la fundación
de Sacramenia, ha de pechar no sólo con
los almohades, sino, por encima de todo, con las veleidades de su augusta,
madre, doña Urraca, quien revolvió Roma con Santiago a fin de anular los
esponsales con el padre del rey, puesto que, a decir de las malas lenguas,
siendo moza se había enamorado del arzobispo Gelmírez, titular de la silla de
Compostela. Razones de Estado determinaron casarla con Alfonso de Aragón. Esta
díscola y entrometida hembra,
paradigmática de las miserias y grandezas
de la mujer carpetovetónica, que no se significa precisamente por la
dulcedumbre, sino por lo extremoso de su carácter, empaña un poco este augusto
reinado.
Pues, Don Alfonso,
pesar de que tuvo en ella a su genitora y a su verdugo, incluso sus
enemigos lo llamaban “ el magnánimo “, y fue de talante conciliador. Otro, en su
caso, hubiera derivado hacia una de esas peligrosas patologías en que suelen degenerar los temibles complejos
de Edipo, surtidor de psicópatas, homicidas y de tarados.
Claro es que en el siglo XII la psicología no estaba
inventada. A mí siempre me pareció emblemática la presencia en nuestra historia
de estas mujeres de rompe y rasga desde Doña Tota, aquella que subía al caballo
para ir a guerrear contra la morisma, hasta Agustina de Aragón. Pero una nación
marcada por el signo de Marte, y que, además, es un matriarcado, nada de
particular tiene que acostumbre a criar estas furias. Las españolas, con
frecuencia, son ásperas. Parece un
mecanismo de defensa para abrirse camino entre tanta crueldad. Este país es
duro como su nombre y su maravilloso paisaje lo personalizan. Jano devora a sus
hijos, y doña Urraca era una de aquéllas de rompe y rasga.
Los líos de familia proliferan por estos pagos ya
mucho antes de que apareciese el “Hola”, único sustento intelectual de los
pobres y de los ricos, un atavismo en sí que habla de la degeneración del gusto
y la doblez ñoña y chabacana. Nos privan
las alcurnias monaguescas. Pero esto ya era así desde los tiempos. El
misticismo, al que tan proclives somos, por otro lado, puede que sea una
reacción hasta ese estado de cosas. Refleja un cansancio de los hombres
sublimando ese sentimiento de fracaso hacia la búsqueda de Dios.
A Alfonso VII le tocó en suerte una de esas madres
crueles y sin contemplaciones que tanto abundan y sólo cuando murió Doña Urraca
conseguiría respirar tranquilo empezando a desarrollar el papel con el que le
conoce
Castilla, y más concretamente esta zona de las
vertientes del Duratón y del Cega sería
repoblada bajo sus auspicios con antiguos moradores de
Comulga con el espíritu abierto que muestra el Abad
de Claraval que despliega a lo largo de su libro “ De Consideratione”,
una serie de cartas al papa Pascual II que resultan un verdadero código de
valores, amén de una suma teológica. Aboga por la igualdad de trato hacia los
islamitas y hacia los judíos. Estos adquieren una singular preponderancia en
Roma y en todas las cortes castellanas.
El que cesase la hebreo fobia se debió en parte a
las prédicas de San Bernardo. Varios historiadores coinciden en señalar que,
como consecuencia del tumulto y furor mesiánico que despertaron los sermones de
Pedro El Ermitaño, toda esa raza podía haber sido exterminada de un golpe. Eran el pueblo deicida, desde luego. Pero
advierte que Jesús nació de
Cierto que éstos no le estuvieron reconocidos,
porque, con arreglo a sus costumbres el orgullo precede a la misericordia. Pero
siempre fue así. El antisemitismo nefasto
no es más que una muestra de repulsa hacia la impiedad que resiste a la
gracia y no cree sino en lo que tiene delante de los ojos. El pueblo judío no
es más que un pueblo laboratorio en el que se condensan los rasgos de la
estirpe de los descendientes de Adán. Lo que mantiene lozano y vivo al
cristianismo ha sido esta voluntad de cruz de perdedor y es por lo que es
atacado y vapuleado, unas veces desde dentro por sus adeptos más tibios, y
otras porque su defensa de la libertad y del perdón ha ido de por vida contra
los intereses tiránicos. Cierto que un cristiano no está facultado para
entregarse a escarceos antisemitas, pero judíos y musulmanes han tenido de por
vida carta blanca para marchar contra los seguidores de Cristo. He aquí un enigma que no ha podido despejar
nadie. Las grandes persecuciones contra la cruz, vilipendios y escarnios han
sido sufragados por el pueblo que se revuelve contra el estigma del Gólgota.
Ellos han sido los primeros el Evangelio y han estado metidos en todos los
contubernios y conspiraciones que se han producido. Se tiene que perdonar y
soportar a esa estirpe que siguen rodando en las tinieblas del error, pero
sería cometer perjurio convertir a
A ese afán ecuménico y de tolerancia responde la
erección del primer monasterio del Cister en Castilla: ser amalgama de las Tres
Culturas. El abad Raimundo y sus doce frailes iniciaron las obras en 1143. La
construcción fue lenta y con muchos altibajos como demuestran las adarajas
cubiertas del moho de los siglos que quedaron el las iglesias filiales. Las
obras no acabaron hasta treinta años después. El obispo de Segovia cede al abad
el sitio con todas las pechas que le correspondían en el lugar. Sería sub
dependiente o anejo de Cardaba la granja de Cabaniel junto al Henares junto con
el ya mentado pequeño cenobio de Santa María de
Toda la documentación al respecto yace en los fondos
del Archivo Nacional, aunque de ella habla con frecuencia Ángel Manrique,
todavía está aguardando la llegada del historiador o del erudito. La donación
del fundo no la realiza directamente Alfonso VII al abad borgoñón recién llegado de allende los Pirineos sino a
un tal Don Cerebruno, que debía ser religioso, o persona de consideración, pero
no se dice más. Previamente, el propio rey había enviado una legación a Roma.
Allí se encontraba San Bernardo en el primer monasterio de cistercienses de
Resulta misterioso explicar como
Inflamado de amor a Dios, San Bernardo en esta larga
carta que ocupa cinco volúmenes, brilla a la altura de las grandes luminarias
de
Cuando se coloca la primera de este cenobio
segoviano en los predios que hoy denominamos Peña Colgada, que yo tengo bien
pateados de ir de niño a coger moras, o a uvas al majuelo de mi abuelo
Benjamín, por la fiesta de Pentecostés del año 1143, está claro que se utilizan
para la fundación los residuos de una antiquísima laura eremítica. Sobre aquel
despoblado, en lo más áspero y a trasmano de la provincia y que debió de tener
una singular importancia estratégica para los romanos. Estaban en el itinerario
de las legiones del emperador Antonino. De niño recuerdo que jugábamos a
vélites, équites y mílites, y arrimábamos la oreja contra el césped de la
dehesa del Colorao porque alguien nos dijo que se escuchan cánticos extraños.
Algunas veces las ondas magnéticas enviaban rezos y cantos de monjes en la
penumbra. Otras eran los golpes del taconeo de un caballo. ¿El del Apocalipsis?
Desde entonces el enclave me ha parecido siempre
estar penetrado de un halo mágico y espectral que conecta al hombre de los
tiempos presentes y venideros con sus ancestros. Teodosio era de Coca y Trajano pudo haber nacido
en Pedraza. Luego llegaron los varones de misericordia huyendo de las
persecuciones de los hombres del sur o de los líos y querellas, pleitos y
guerras continuas de los que se decían profesos de la misma fe, y, desengañados
del mundo, se vinieron a enriscar por las oquedades de este páramo, en el
corazón mismo de la soledad. Muchos de ellos consiguieron ser felices.
Las incursiones almohades y almorávides expulsaron
de sus grutas a los penitentes. A muchos de ellos la horda les pilló
desprevenidos con la paleta y la llana en la mano y tuvieron que salir
arreando. Ahí están para demostrarlo esas muescas de andamio y esas adarajas de
pared sin terminar. Las de san Gregorio nos parecen más significativas que las
de San Vicente. Ambos templos nunca
acabaron de hacerse, pero estuvieron muchos siglos abiertos al culto. Los
peldaños del husillo de la escalera de caracol de la torre están gastadas y
alabeadas por el medio. Cierro los ojos y veo subir y bajar por ella a una
multitud de sacristanes atareados para hacer sonar la voz del bronce. ¡ Cuánto
ir y venir! Eterna será siempre la
canción del bronce. Voleos de gloria, toques a clamor, toques a rebato y las
señales de misa: primeras, segundas, terceras. Cada una con un son diferente,
y, según era el impulso que se daba a la manija que tira del badajo quería
decir una cosa diferente. Era el más
perfecto sistema de señales de comunicación.
Cada una
recibía un nombre adecuado y su fe de bautismo. ¿Cómo se llamarían las campanas
ausentes de
Aquí Iahvé,
como si dijésemos, ha querido cumplir la palabra empeñada al salmista. Los
franceses desmelenaron las campanas, derribaron la bóveda de cañón de la nave,
utilizada hoy para enterramientos, pero las cruces del Temple y las piedras
siguen ahí en pie desafiando a los cierzos y ventalles del escarpe. Continua
sentado en su trono el obispo impartiendo bendiciones. Por uno de esos milagros
de la imaginación, oigo su repique. Ahora me parece que están sonando a
vísperas las campanas de San Gregorio convocando a los montes y esparciendo su
sonido solemne sobre los rastrojos. Los fantasmas de mi cerebro bolean a gloria
ya. Es el grito eterno de
Momento de auge fueron los primeros años. Ximenez de
Rada, el arzobispo primado y gran protector de los cistercienses, se empapa de
ese talante francés cuya consecuencia más relevante es la construcción de
monumentos tan importantes como la catedral de Toledo, los enclaves templarios
de Fitero, Brihuega y la misma Osma.
El tránsito de románico al gótico fue muy rápida. En
1194 la catedral de Chartres es levantada.
Cala la moda francesa en el gusto y las
inclinaciones arquitectónica, produciéndose no pocas deserciones de lo
autóctono. El Vaticano no miró con buenos ojos esta aproximación de los
herederos de Alfonso VI, cuya madre era una mora y con otra mora se casó (este
casamiento daría lugar a la leyenda del Ceñidor de Zenaida, tema del que
hablaremos más adelante si nos queda tiempo) esta tolerancia de los castellanos
para con los miembros de las otros religiones mistéricas, cuando, precisamente,
los bretones, alemanes y galos estaban empeñados en una dura campaña contra el
sarraceno en Tierra Santa.
España, que siempre ha ido a su aire, seguía
conservando como un tesoro la liturgia en rito mozárabe. Los cistercienses
desde un primer momento tratan de imponer el rito romano. Los castellanos se
muestran remisos a ese cambio. Inocencio III, que no se caracteriza por ser un
pontífice conciliador (instituyó
El año 1219 por el IV Concilio de Letrán queda
proscrito el rito hispano visigótico. Los frailes de San Bernardo se habían
salido con la suya. El panorama
religioso y político, cambió porque las
disposiciones conciliares determinan la abolición de ese clima de
entendimiento, que, mal que bien, había sido la pauta en la convivencia de
Incomprensiblemente, son obligados los miembros de
la comunidad hebrea, por disposición del referido concilio lateranense a portar
sobre el hombro izquierdo un traje distintivo. Los musulmanes no lo necesitaban
porque siempre fueron ataviados a la morisca y muchos cristianos llevaban al
pecho una cruz bordada sobre el pecho. Alfonso VIII acata la norma del
pontífice, pero la considera arbitraria y añora en los actos religiosos
aquellas misas cantadas del rito oriental, con sus constantes invocaciones a
los ángeles, las letanías tan repetitivas, pero que eran un remedo de la
oración hesicasta de los orientales los cuales gustaban de corear una palabra o
una oración cientos de veces. Triunfó Roma con su forma de ver la vida austera.
Cotejando los antiguos breviarios y cartularios se aprecia que el rito hispano
visigótico estaba más lleno de exuberancia,
y de poesía imaginativa que el
implantado por los borgoñones.
Dentro de las capas sencillas del pueblo, la
implantación de la arbitraria medida del papa que estableció
Este humilde donado, del que hablaremos en otro
lugar, fue una de las últimas flores que han florecido en el Jardín de María
instituido por San Bernardo. Demostró con su vida que la clave está en
perdonar. “Si la misericordia fuera un pecado, yo la cometería”. La santidad
verdadera consiste en la crucifixión del yo, al tiempo que desdeña un desdén
hacia la vida terrestre y a las cosas de los hombres.
Los reyes de Castilla no exigieron el bautismo en
masa de los no cristianos. Alfonso VII se constituyó en mentor de los judíos.
Es una pena que el Sanedrín Sionista no haya sabido entender esa munificencia
con que se ha tratado en España a los hijos de David. Pero también quisieron
que la cruz fuese por delante de sus vidas. Concretamente, la basílica de San
Vicente de Ávila, joya del arte románico, fue construida gracias a los caudales
de un rico mercader, que se había convertido a Jesús, y estaba bajo el
patrocinio directo del monarca. No se puede escribir la historia del revés,
como pretenden algunos buscando la revancha. Cuando yo muera, atraeré a todo lo
creado hacia el Árbol de
Dios permitió aquel mal para que se subsiguiera un
bien. ¿ Por qué no pensar, entonces, que del turbulento clima social que han
degenerado en las guerras más sangrientas, y teorías filosóficas, como el
marxismo o el feminismo radical, que niegan cualquier soteriología, o por medio
de las nuevas tecnologías se puede acceder al descubrimiento de un rostro del
Señor que antes no teníamos?
Esto es a grandes rasgos la índole del cambio que se
operaría en la mentalidad humana a través de la revolución mística del siglo
XI.
En el románico de ladrillo, amasado y colocado por
manos de operarios que creían en Mahoma, pero que respetaban la religión de
Cristo, aunque no dejasen de sentir cierta aversión a la forma con que la
vivían algunos cristianos, ha quedado para siempre esa huella ecuménica, que se
plasma sobre los lienzos de pared, esas ménsulas e impostas recargadas de
tracería vegetal y todos esos alifafes misteriosos del capitel románico, donde
se quería esculpir un mensaje críptico y esotérico. Podemos interpretar el
recado sólo a ojo de buen cubero, porque las claves están perdidas. Las
figuras, recargadas de símbolos, y cinceladas de alegoría, nos hablan de que es
preciso una metamorfosis para ir al encuentro de una vida plena. Ese
intelectualismo en piedra tallada sigue inspirando en quien lo contempla el
deseo de concordia. Es la armonía del universo reflejada en las archivoltas y
las escocias.
Por primera vez, este rey abulense consigue que sus
súbditos puedan vivir en medio de una paz octaviana que no se conocía por aquí
desde hacía muchos lustros. Este auge e importancia de los castellano va en
menoscabo de los reinos taifas del sur peninsular. Acaban los ignominiosos
gravámenes, como el ya antes reseñado Tributo de las Cien Doncellas y se dejan
de pagar las onerosas pechas al Califa, quedando sólo en recuerdo el nombre de
algunas pesas y medidas de talante morisco. Los árabes habían inventado la
aritmética y enseñan a los pueblos a contar. Huella de su presencia son algunas
palabras que han quedado en el diccionario: arroba, área, arancel, azumbre.
almoneda, alpargata, ajedrez, algodón, andamio, alfombra, alfamar y alhamar,
auge, almirez, arrope, azar, azúcar, adobe, alcanda, alcántara y alcantarilla,
alcanfor, almacén, azogue, almohada, albañil, albérchigo, azafrán, algarroba,
azucena, acerola, arroz, cifra, guarismo, elixir, cero, quintal, fanega,
quilate, tahona, tambor, cenefa y alcabala, por sólo citar algunas a manera
de florilegio. Muchas de las cuales siguen moteando nuestra conversación corriente.
Con esa habilidad para las cosas concretas y la vida práctica y siempre a ras
de tierra incluso en religión, porque al árabe no le gustan las especulaciones,
tiende al esquematismo del suma y resta y deja secuela en esta forma de ver las
cosas llamándolas por su nombre o hablando en cifra en el idioma castellano,
que se enriquece no sólo con el acerbo lexicográfico sino también semántico del
morisco, con su actitud diferente frente a la ida, porque siempre fue un pueblo
realista que prefiere los deleites materiales a las promesas de las otra vida.
Pero también sus creencias pueden volverlo fanático.
Y para aquellos que aun sigan creyendo en los Reyes
Magos unas palabras proféticas al
respecto del máximo historiador español, Claudio Sánchez Albornoz, tan grande
como ninguneado e incomprendido, porque aquí los que mandan son los discípulos
de Américo Castro, y cortan el bacalao en literatura los Hijos de Julián
Marías, judíos conversos, a los que la cabra les tira al monte. Don Claudio, que era un abulense integérrimo,
y recio como los pinos de Ríofrío, y que, transplantado a Asturias, la tierra
de sus cariños, creció hasta concertarse en mayestático cedro de la verdad. Por
ella sufrió, fue desterrado y perseguido. Sus palabras, escritas en 1969 cobran
un treno profético en este verano del 99, con una nueva marea islámica a las puertas de Belgrado:
“¿Se
me perdonará también que, a veces, al contemplar la crisis social y espiritual
de nuestros días, a la inversa, haya pensado en la pérdida de España? Porque temo que otra gran tronada histórica
pueda poner en peligro a la civilización occidental, que lo estuvo por obra
del Islam en los siglos VII y VIII. Ésta
fue salvada, según creo firmemente, por Pelayo en Covadonga, resistiendo al
Islam en las peñas de Asturias. ¿Quién puede imaginar dónde tendrá lugar mañana
una nueva batalla de Covadonga? ¿Dónde se iniciará una nueva reconquista que
salve al cabo la civilización nieta de aquélla, por la que, con el nombre de
Dios en los labios, peleó el primer vencedor del Islam en Europa?”
Al oír las inspiradas amonestaciones de Don
Claudio, al que Dios tenga en su Trono, se nos vuelve a poner la carne de
gallina. No es extraño que los memorialistas de la hora presente intenten por
todos los medios enjalbegar la memoria con muchos alifafes y enredos. Ningún
padre de
Muchos
parecen querer olvidar que hubo acoplamiento, avenencias, y algunas veces,
palos, pero conviene tener presente que España y no los musulmanes ganaron las
Reconquista. Por todas las trazas barrunto que los americanos se proponen un
nuevo relevo del pabellón, pero si vuelven aquellos aciagos tiempos, no será
por culpa de los españoles que aman a su patria y a su fe.
Por aquellos días fuimos mucho más tolerantes
de lo que algunos cacarean. Se conciertan casamientos de conveniencia o por
amor entre musulmanes y aborígenes. Hay bautizos en masa y los monarcas otorgan
privilegios de asentamiento: las Cartas Pueblas. El modo de ser de aquellos
pueblos del norte africano caló. Mal que nos pese, lo árabe sigue circulando
por la masa de nuestra sangre, con su tendencia a la ostentación, el orgullo de
las gentes del desierto, su austeridad y también el fuerte sentido de la honra
y la pronta inclinación a la venganza. Ese “ me las pagarás” es un remoquete
del odio africano que a veces se apodera de nosotros. Sin embargo, esto, por
ser tan frecuente, no creo que revista la menor importancia.
Dos
cruces de piedra que había, una situada a unos pasos del cocedero de
Es posible lo que escuché decir antiguamente en los
filandones por el invierno cuando salían a relucir historias de ánimas y de
aparecidos que el alma en pena de este pobre monje, que no se había distinguido
lo que se dice por su inocencia de vida, pero a quien la pérdida de su cordón
de cuero y la cogulla blanca desquició, vaga por los desmontes de Peña Colgada,
alma en pena y que hace conjuros y maleficios contra aquellos que osen profanar
el recinto. Mentira o verdad, lo cierto es que, como se sabe, el claustro y el
ábside fueron comprados y los sillares desmontados y marcados trasladados en
barco a Nueva York por W. Hearst, el todopoderoso magnate de la prensa
estadounidense, el mayor enemigo que tuvo España en la guerra de Cuba porque se
le hace responsable de la impostura de la voladura del bien y de la muerte de
tantos soldaditos que pelearon en la manigua antillana contra los mambíes, las
fiebres palúdicas y las mentiras y amarillismo de los rotativos de
En el siglo pasado los recintos sagrados de la laura
se encontraban en estado de abandono, pero todavía seguía funcionando, a
trancas y barrancas. En 1866, cuando gira visita el polígrafo mallorquín José
María Quadrado, fue escoltado por un fraile ya en la ancianidad. Su presencia
casi espectral al igual que los muros derrumbados le hacen glosar una versículo
de Job”:Voy a dormirme en el polvo y, si mañana me buscases, ya no seré”.
Quadrado es un verdadero viajero romántico que sigue una tradición empezada por
los hermanos Bécquer. Ellos compraron otro monasterio cisterciense, el de
Veruela. Allí Gustavo Adolfo iba a curarse de su tisis.
Con todo y eso, todo hay que decirlo: el hecho de
que España no haya tenido una revolución como las tuvieron Inglaterra con
Enrique VIII y Cromwell y Francia con el furor sanguinario de Voltaire,
preservó algunas de nuestras reliquias inveteradas. Era mucho lo que había, el
expolio, sobre todo con las invasiones napoleónicas, fue largo y tenaz. Al
pasar a la burguesía los bienes en manos muertas, el patrimonio religioso
enriqueció a una legión de anticuarios y trapisondistas. Si a esto se añade, la
dejadez, la ignorancia y el escaso apego a lo propio, lo extraño que al cabo de
siglos de rapiña se alcen todavía señeros en los alcores y cerros castellanos
esas señeras ruinas. El odio a la cruz de Cristo, llámese desamortización,
llámese secularización, las persigue, pero su barrena no lo ha zapado todo. Muy
posiblemente esa labor de aniquilación se consume en un plazo de cien años. En
los años ochenta desparecieron varias cruces y humilladeros que hay en
Fuentesoto y para más INRI en la fachada lateral de la iglesia de San Pedro de
la noche a la mañana alguien pintó la del diablo, esto es, la que se traza al
revés. He pregunté a varias personas que por qué esa “descrucificación” tan
aparatosa y nadie me supo dar razón. Uno me dijo por toda respuesta y como
dando a entender que en estas cosas la mejor norma es el no meneallo:
- Ahora vívese mucho bien. Cien veces mejor que
antaño. Vamos pero que muy a gusto.
- Bueno, pues, bendito sea Dios. Pero yo no veo la
relación que pueda existir entre tirar las cruces al río, dejar que se arruinen
monumentos y marchar bien,
- Sí que la tiene - dijo el Clodomiro con acento de
quien frena una discusión en seco.
Su gesto me dejó parado. Vi que los ojillos birlones
del Teodomiro gritaban para su capote: basta ya de historias y de cuentos. Aquí
la única estética es la de la andorga. Lo importante es marchar bien, ganar
dinero, tener un buen coche. Queremos renunciar a nuestro pasado. Todo aquello
fue el símbolo del oprobio.
- Pero eso es confundir el culo con las Témporas,
Clodomiro, majo.
¿Y a qué no sabéis lo que me dijo? Que me fuera a
tomar por él. Me entraron deseos de agarrarle por el escuezo y lanzarlo
chimorretes abajo, pero buena de gana de discutir. Y sin decir adiós tomé el montante y me senté
a la puerta de la bodega, la que tiene una antojana con dos almendros, con mi
tocayo Tomás Parrilla, que el año pasada cogió treinta cántaras de un par de
majuelos. Como nos llevamos pocos años, poco más o menos somos coetáneos, ya
nos conocemos. A los dos nos gusta la sangre de Cristo, que no somos moros ni judíos,
ni tampoco lo negamos, ni hemos cambiado de chaqueta, ni afusilamos. De vez en
cuando es no sólo conveniente, también saludable, para aventar las telarañas
del alma que tanto escuecen, con unos tientos al jarro.
-Y de hoy en un año.
-Eso es lo que hace falta. Y que lo veamos.
El vino de por aquí debiera de traer el gollete de
los Vega Sicilia. Fueron los del cister los que plantaron las viñas, una
tradición que aun sigue brindando. Aunque muchos desceparon los majuelos cuando
el ingreso en Mercado Común, mi amigo Parrilla los dejó intactos. Hay que ver
que mi tocayo siempre fue un sotohontanero listo, aunque, a diferencia de
otros, nunca le dio por zorrerías. Y eso que se va a llevar por delante. Y si no fuese por el fruto de la vid, que es
fuente de salud y de vida (los antiguos lo acreditaban como el árbol del Edén;
Eva, tras su pecado cubrió las vergüenzas con hoja de parra) ¿qué sería de
nosotros, Julián? Nos demuelen las
cruces, se llevaron las piedras nos tiraron la olma, nos lo han cambiado todo de sitio. El escudo del
Yugo de
-¿Qué es esto? - pregunté airado.
Una mujer trayendo las vinajeras, la que canta la
epístola y la que pronto dirá la misa a los del pueblo, al paso que vamos, me
lo explicó:
- Morralla. Han desmontado la casa del curato y los
libros se los ha quedado un tratante de ganado, que los ha comprado por dos mil
duros. Es amigo del señor vicario.
Si no hubiese sido porque tenía que presidir la
conducción de respeto en el funeral, te prometo, Julián Parra, que hubiese
montado un número. Estaba de tanto enojo que la bilis se me subía por los
gañotes y alcanzaba casi los terceletes de los lunetos, allí donde antaño, se
escuchaba piar a los gurriatos cuando el cura don Amancio predicaba alguna de
sus desangeladas arengas, pero teníamos allí al pobre Silvino el ataúd envuelto
en la bandera de España, con el sable de oficial y la gorra con dos estrellas,
las cosas que más amaba, y no tuve más remedio que transigir y callar. De no
haber sido por el duelo en aquel momento de dar sepultura a mi pobre difunto,
hasta le hubiera dicho cuatro verdades al señor vicario, al obispo o a quien
hiciese falta. Nos lo quitan todo, Julián, pero el vino que se guarda en cubetas de roble no se lo chiscará esta horda
de borrachuzos que se ha apoderado de España. Paciencia y barajar. La
biblioteca de la rectoral fue adquirida por cuatro cuartos por un chamarilero
de Galicia que se la ha vendido toda a los ingleses. Te participo que tu
clarete, al que me invitaste aquel día, es de los que ayudan a vivir y hacen
más llevadero el morir. Ya sé que tú lo
recoges sólo para el gasto, pero aun así no por eso deja de ser un
quitapesares. Que san bernardo te bendiga por no haberte sometido a los trágalas
imperantes. Tú no descuajaste el majuelo, tío. Y, gracias a ti, no se rompe la
tradición.
Tales desafueros no me pillan de susto, la verdad
sea dicha. Estoy curado de espanto; ya sé que me llamáis el “ tonto de las
ruinas”. Pues falta un epíteto”: el de los libros”. Mira que os di tabarra con
lo de la ermita de San Vicente, que si el tejado se os iba a desplomar, que no
hay derecho a convertir la casa de Dios en un muladar. Y efectivamente la
techumbre se vino abajo y se perdió toda la fachada de Poniente. Me llené de indignación cuando el año 80
descubrí el derrumbe. Todo eran cascotes y hasta habías pegado fuego a una
imagen de Santo Tomás, talla del siglo XVII de madera de pino. Pude salvar una
mano del santo que ahora tengo yo en el sitio donde escribo como una cara
reliquia, que me inspira y me exhorta a promulgar la verdad, pero tampoco
conviene remover el agua sucia, que todos nos vamos a perder perdidos en el
charco.
Como os dije, la cosa viene de largo porque ya en el
68 le dediqué uno de los primeros reportajes a este lugar. Apareció en el
Diario SP a doble página. Aquel otoño anduvimos por aquí Santiso y yo tomando
placas del ábside de cuarto tambor. Tiramos fotos a todo lo que se movía. A los
trojes de las eras, a la yunta de machos, a las torres, a las viejas enlutadas
en la iglesia acurrucadas cabe los hacheros funerarios y sentadas a la morisca,
con sus manteletas que recordaban al flameo de las mujeres romanas. Sacamos al
cura con el alba y la estola responseando. Cada padre nuestro, una perra chica.
También tomamos instantáneas de las palas, las horcas y los garios, los aperos
y los carros de telera, que hoy son bocados escogidos de los anticuarios. Esta
urgencia por dejar constancia gráfica de todo aquello era porque nos cercaba el
presagio de que estábamos ante las ultimas reminiscencia de un mundo medieval,
y un sistema de vida pronto a sumirse en la laguna del olvido. Por eso, aquel
reportaje tuvo mucho de denuncia y de aviso testimonial.
Nos fue difícil ganar acceso a la ermita de San
Vicente. La llave oxidada, no corría
bien el pestillo. Cuando por fin, a golpes y meneos, conseguimos hacer trabajar
a la cerradura, nos pareció aterrizar en el mundo de ultratumba, que guardaba
dentro de densas tinieblas las riquezas y fruiciones de un lóbrego paraíso.
Olía a moho.
Todavía
penetraba algún resquicio de luz por las aspilleras y nos pareció escuchar el
eco de cantos gregorianos, porque la ortofonía era perfecta, que en aquellas
iglesias no hacían falta micrófonos, y la voz humana resonaba importándose a través de los resquicios de la plementería.
El suelo, según la tradición primitiva en las antiguas iglesias, de tierra
apisonada mostraba los túmulos de algunas tumbas recién excavadas. Había
esparcidos algunos huesos y el fotógrafo como buen gallego torció un poco el
gesto, porque no le gustaban aquellas cosas. Aunque era comunista, Santiso
creía en
Las ballesteras empotradas como una ojo vertical
sobre el muro advertía que el recinto tuvo una función militar que
cumplir. Desde estas saeteras se
disparaban flechas contra un supuesto invasor, pero las lauras de decoración de
la archivolta poseen una frescura casi virginal, observándose en la piedra
marcas de gubia. Además fue extraída de canteras por aquí, porque dentro de su
configuración calcárea se advierte la filigrana de raíces o de pequeñas valvas
fósiles. La luz del día penetra por el ventanero iluminando los perfiles
mágicos del decorado. Las figuras del capitel empiezan a mirarnos. En uno, hay
un obispo que aparece exultante entre
dos ramas de palmera. Carilleno y orondo,
impartiendo su bendición al concurso desde su cátedra desde la que
oficia una hermosa liturgia interminable. El prelado luce sus insignias
pontificales: la mitra, el báculo y bendice con el índice y anular de la
diestra que sujeta un anillo bisulco o de doble dedo. La mano se enfunda en una
quiroteca litúrgica cuyos pliegues hacen muescas en la piedra. Es una
expresividad llena de quietud sobre toda ponderación.
Estamos ante uno de los capiteles más impresionantes
y solemnes de toda el arte románico. Debajo, al lado del bando de piedra bajo
la arcada, donde se sentaba el diácono y la orquesta coral, se abre la oquedad
de una piscina, abriendo como la ranura de una llave. Dentro de la austeridad y
desnudez del altar cisterciense este aditamento servía para guardar los vasos
sagrados y abluciones, porque en aquellas iglesias, sagrario no había. La
comunión tenía más sentido de participación que de sacramento y en todas las
celebraciones el sacerdotes y los fieles consumían el corpus y el sanguis sin
dejar ni miga ni gota. Era para eludir profanaciones pero también porque aun no
habían llegado las aberraciones de los siglos subsiguientes, donde el Cuerpo de
Cristo, que es salud y vida de fe, se convierte en arma arrojadiza y caso de
guerra entre papistas y protestantes. Como siempre, la testarudez y necedad
humana consiguen que el medio se convierta en fin y no en objeto. Siguiendo los
cánones del ceremonial hispano visigótico, tan importante como la eucaristía
era la eulogía o recepción del pan bendito.
La devoción a la eucaristía empieza a afianzarse a partir del siglo XIV.
Esta piscina, en su verdadera semántica litúrgica, que he visto yo en muchas
iglesias rurales de Inglaterra y en el iconostasio de los griegos, luego empezó
a llamarse credencia y a continuación tabernáculo. Pero dejemos de meternos en
esos andurriales de la fe que nos llevarían muy lejos.
Justo por cima un torso humano y una faz contrita
que trata de hundirse en el lomo de la oveja rescatada se agacha ante un
cordero de diseño tosco y lo abarca con la panza. Es el Buen Pastor. A la vera
aparece una cara como de una máscara. Su expresión no sé si expresa pasmo o
hilaridad. Es el momo que contrahace a la sombra del buen pastor. Lo que el uno
hace el otro desmorona. El buen pastor se dedica a ir buscando las ovejas
perdidas que el diablo devora. Sin esta dualidad o lucha de fuerzas contrarias
que perdura por los siglos de los siglos no podríamos comprender la simbología
románico plagada de mensajes crípticos y de una exultación soteriológica que el
hombre moderno a duras penas acierta a compenetrarse. En el otro capitel se
plasma a unas aves muy prietas - pueden ser palomas, perdices o urogallos - que
parece que se retuercen y se desgañitan haciendo trenzas con sus pescuezos en
arco. El resto de los cimacios exhiben tan sólo una decoración de helechos o de
canastillo.
A Santiso y a mí nos parecía que habíamos llegado al
hipogeo del gran laberinto de la existencia. No nos olvidamos de dejar la
puerta bien abierta no fuese a escaparse el gato o de acordarnos de aquel Anteo
mítico que, para no perderse, se amarró con una cuerda a la cancela del Dédalo
Cretense. Sólo conseguimos salir de nuestros sueños cuando el cura, don
Laurentino, sacó la petaca y todos juntos, con el alcalde, Constantino de
Frutos, y quien esto relata, en paz y
armonía de viejos camaradas, echamos un caldo. Nos parecía que aquel era un
momento trascedente. Verdaderamente habíamos llegado al límite. Luego, para que se nos pasara el susto,
fuimos a merendar a las bodegas.
- Tantas ruinas- comentó mi fotógrafo- afligen,
rapaz, pero el vino no es malo.
Y, tanto;
que aquella tarde de octubre bien que soplamos. Entre los cuatro, metimos al
coleto casi una cántara. No sé ni cómo conseguimos salvar las vargas y cuestas
de todos los Castros, que son tres: el de Fuentidueña, el de Sarracín, y el de
Gimeno, según se va a Sepúlveda y que fueron todos ellos acampamientos del
ejercito romano. Pero, conduciendo y dándole a la petaca, entramos en Madrid
sanos y salvos. Se conoce que, como fuimos buenos chicos, el fantasma del
fraile de San Bernardo, vino acompañando y velando por nosotros por toda la
carretera de Francia. Al fin y al cabo, lo que pretendíamos era dar a conocer
al gran público el abandono en que se encontraban aquellas riquezas ocultas.
El artículo tuvo pegada y hasta me felicitó
personalmente el bendito Marqués de Lozoya, que fue un verdadero ángel de la
guarda protector del patrimonio artístico español, aunque siga habiendo
modorros que guarden hacia él ciertas reticencias. Pero bendita sea su memoria.
Después del 77, otra vez volví a insistir en el tema
desde las páginas del “Arriba”, como si Sacramenia, lugar mágico, hubiese
encontrado en mí un pregonero. ¿Será porque anunciar la necesidad de una vuelta
a la espiritualidad es la razón por la cual
A la sazón trabajaba yo como corresponsal en
Algunas veces me acuerdo con cierta melancolía de
aquel barahá de Carpurtala.
Entonces
comprobé que el tal pacifismo de los indios, el karma y la no-violencia no es
más que un cuento chino. Las gentes para vivir tienen que seguir siendo
alimentados por sus propios prejuicios.
Carter empezó
a ser para mí un nombre mil veces repetidos y Zbignew Bzrecesinsky le entendía.
Su acento era polaco. Nunca puede llegar un hombre a sentirse tan utilizado y
manipulado por los intereses de la economía cósmica que un corresponsal en
Nueva York. Todos los días hay que contar batallitas y repetirlas infinidad de
veces. El lector acaba creyéndolas. Si no hubiera sido porque la situación en
España, recién iniciada
A algunos incondicionales del ídolo de Menfis (Tennessee)
les pareció aquello una salida de tono, cuando no un auténtico sacrilegio. Del
contexto se desprende que a mí me priva menos el rock que el canto gregoriano.
De la noche a la mañana, aquel cantante que había fallecido hecho un monstruito
a causa de su adicción a los barbitúricos se había convertido en una mito. La
santificación de Elvis era un hecho que yo no comprendía. Lo mismo que fue
Alcapone, Carusso, Eduardo VII, Gardel y lo ha sido en el 97 Lady Di.
La sociedad moderna tiene necesidad de crear su
propio martirologio llenando el casillero del día con nombres que alguna vez
causaron impacto en la cultura de masas. A mí me pareció eso una alienación y
así lo escribí. Dije que desde Hollywood los cofrades del gran Hermano eran los
demiurgos más listos, pues saben convertir la basura en oro.
Se había muerto el Caudillo. Algunos, como
Fernandino Jáuregui, se rasgaron las vestiduras. Yo ya no tenía valedores.
Criticar a los americanos en tiempos de Franco podía ser rentable, pero ahora
podía convertirse en algo muy peligroso. Manolo Blanco Tobío, siempre un
caballero, a pesar de no compartir mis ideas, me echó un capote. Pero también salvé la cabeza gracias a un
milagro de
Me había hecho yo por aquellos días de aquel tórrido
agosto neoyorquino en que quedó solo en Manhattan, porque mi mujer se había ido
a España para parir a Antonio Gabriel, nuestro segundo hijo, y bastante
deprimido, amigo del meritorio de Cirilo, que era un chico de Sahagún de
Campos, que había conseguido una beca Fullbright y vivía en la universidad de
Columbia, con su compañera, Mari Carmen,
en una habitación de exiguas dimensiones -nunca vi tantas cucarachas,
pues Nueva York estaba atestado de ácaros. Ellos vivían en el West Side cerca
de The Cloisters. Una tarde subimos a
ver aquel recinto monástico a la vera del Hudson y hecho de retales a
base de portentosas piezas arquitectónicas fletadas desde Europa.
Había castillos y monasterios enteros y entre ellos
con dolor y sorpresa contemplé cómo las ruinas de las piedras doradas de mi
pueblo, aquellas que había visto yo tantas en la vega de abajo cerca de la
fuente colorada de niño cuando mi abuelo me mandaba a abrevar a la yegua torda
y a su muleto, estaban allí haciendo dinero, y no en manos muertas. Pues en la
fuente Colorada habré yo quebrado más de una botija de agua, y más de una vez
me habré bañado con los de mi cuadrilla tirando desde el trampolín de unas
piedras pasaderas.
Pagué cinco dólares pero pasé un buen rato y el tema
me sirvió de punto de arranque para contar una bonita historia para mis lectores,
de los mejorcito que escribí yo en Estados Unidos. O
Lo que más me dolían era que el refectorio, parte de
la iglesia y del claustro que lo había
sido Santa María de Cárdaba se mostrasen a los turistas como si fuesen trofeos
arrebatados al enemigo en una guerra de reconquista. A veces los
norteamericanos adolecen del mal gusto de los nuevos ricos. Capiteles,
arquivoltas, aras y cornisas habían sido vaciados de contenido esotérico.
Así se lo hice saber a mi colega Felipe Maraña y a
Mari Carmen, pero ellos no compartían mi opinión:
-Están mejor aquí que allá, con todo lo que tú digas.
Pero el fantasma del Coto de Cardaba me respaldaba.
Creo que estaba llorando de rabia:
-Esto es una afrenta para todos los cistercienses-
gritaba desde el fondo del abismo de la serenidad inmarcesible aquel
fantasmagórico oblato.
Dicen que
todos los monasterios bernardos cuentan con la protección especial de
- Con los americanos no hay quien pueda, padre - le
dije
- A ellos también les llegará su sanmartín -
replicó.
Y yo le pedía entonces que me asistiese con su
inspiración para escribir una crónica limpia y pungente contra aquella afrente
al patrimonio sacrameniense. Me miró con
ojos enfierecidos y como diciendo”: Lo más seguro es que sea así, pero
ten en cuenta, hijo mío que ni el tiempo de Dios ni sus caminos son los mismos
que los humanos.
- Ah, ya. Es otra clepsidra, otra arena, otra forma
de contar.
Luego me dijo que su nombre era Emilianus, pero que
le llamaban Millán. Enfundando las manos en las enromes mangas que le salían de
la túnica y calándose la cogulla despareció. Le he vuelto a ver mi querido Fray
Millán múltiples veces y en los lugares más inverosímiles. Su continente denota
la paciencia benedictina, y la parsimonia de un trapense, pero también sabe ser
un buen dialéctico y utilizar todos los recursos de la retórica. Había
fallecido el año 1838 cuando toda la comunidad se dispersó. Aunque traspuso los umbrales de uno de los atrios,
estoy seguro de que fray Millán no debe de andar muy lejos. Le conté mis aflicciones, pues me parecía que
un señor nacido en Sahagún de Campos, que junto con Arévalo y con Cuéllar forman el triángulo de ese primoroso
“románico de ladrillo” tuviese tan poco apego a las cosas nuestras. Se estaba
ya gestando el cambio de la guardia y asomaba su deletéreo hocico el ciudadano
González. Toda la operación “gonzalista” se gestó al pié de los rascacielos.
Fue precisamente el inefable Felipe Maraña el que pidió a su tocayo el secretario
general del PSOE el que pidió a voz en grito que fuese desmontada
Alguien observaba mi postura noble y patriótica. El
espectro de aquel cisterciense se convirtió en mi ángel de la guarda y estuvo
al quite en todas las tarascadas y mordeduras de víboras españolas en que se
había convertido el gallinero de la multimedia. En realidad, un fondo de
reptiles.
Quedé algo reconfortado con su visita en aquel
instante porque me parecía que todas aquellas piedras estaban fuera de su lugar
y que ni aquel calor bochornoso ni la borrina que se alzaba de los humedales
del Hudson poblado de quintas en sus riberas y algunas embarcaciones de
cabotaje era el que le correspondía. A un de los ábsides le había atacado el
mal de piedra.
Aquel contacto con la realidad y a la vez con los
espectros me marcó un poco para toda la vida. Empecé a tener las ideas bastante
claras acerca de lo que, no tardando mucho, acabaría sucediendo, y parece que
ser que todos aquellos presentimientos negros que tuve aquella tarde a la vera
del Hudson ante mis propias “Ruinas de
Se nos acercó una judía que se quedó con mi nariz de
romano, pero yo aquella tarde no estaba de buen humor y me despaché con unos
cuantos alegatos en favor del viejo mundo. Les dejé arreglando el mundo y me
vine en el metro para mi oficina donde escribí de un tirón aquel reportaje que
tanto gustó. Lo mandé por cablegrama y a las tres de la mañana, como estaba de
Rodríguez en
- A su salud, padre.
Y yo que éste aprobaba con una sonrisa de pícara y
haciendo un gesto con las mangas de su hopalanda cisterciense aquella actitud
de celebrar no sabemos el qué. Chascó la
lengua y luego sonó un gaudeamus. No
estaba tan abandonado ni tan “ in partes infidélium” como yo llegue a suponer.
- Te lo mereces.
Lo has clavado. Ahora lo que hace falta es que aquellos bodoques dejen
de hacer el tonto vendiéndoles sus tesoros a precio de ganga a los
norteamericanos. Tú sigue chascando la tralla para meter en vereda al mulo.
Fray Millán llevaba más razón que un santo, pero
temo que, como tampoco a mí, le hayan hecho demasiado caso. Mi fantasma
particular y yo mismo pertenecemos a una especie a extinguir, al igual que
algunos funcionarios. Pero no seremos nunca ni los primeros ni los últimos que
se sienten consternado ante esa dejadez atávica del papanatismo de nuestros días.
Ya Quadrado prorrumpe en un lamento profético al girar visita a Sacramenia, y
tuvo la sensación de desolación de la que fui yo partícipe al salir del museo
neoyorquino. Dice el escritor mallorquín. “Creí que, al salir de allí, escuché
el lamento del Santo Job recitando palabras melancólicas sobre la condición
humana la cual no es más que polvo. Si mañana me buscáis, ya no seré nada “.
Leopoldo Torres Balbás, un historiador ilustre de
Aporta Leopoldo Torres Balbás otro dato que
corrobora lo tantas veces declarado aquí del ascendiente musulmán que se
aprecia en la mayor parte de todos estos monumentos, lo que demuestra la
propuesta de que el cister fue un elemento aglutinante de pacificación y de
fusión de las Tres Culturas, siempre a la sombra de
En tiempos de los tres grandes reyes que tuvieron
por nombre Alfonso(el Emperador, el de las Navas de Tolosa, y el Sabio) se
alcanzó una armonía inter racial entre los tres pueblos que habitaban Castilla
que resulta paradigmática y un ejemplo de tolerancia a seguir en el futuro. Por
desgracia, las Tres Culturas que hoy intentan meternos por los ojos y de la que
hacen apostolado los que han sembrado de bombas el territorio de Kosovo
fomentan la venganza, el fundamentalismo y la regresión al cuadrado cero de los
tiempos medievales. En el fondo, lo que se está predicando de forma subliminal
es la reconquista de Europa al revés. Este planteamiento que enardece a los
judíos de Norteamérica no puede conducirnos a nada bueno. Supondrá un nuevo a
volver a empezar de cero.
Es, poco más o menos, la pretensión esotérica de los
cistercienses. Bajo su amparo se cincelaron tantas catedrales, se buscó la
quintaesencia y la piedra filosofal no sólo a través del conocimiento místico
sino también por medio de los valores alquímicos. En ella todo está medido y
tasada hasta las dimensiones que debía tener una bodega. El vino no faltaba en
ninguna casa de los monjes frailes. Ellos enseñaron a la posteridad a cantar a
En Sacramenia ha desparecido casi todo, pero quedan
el rosetón de poniente con la fachada de la iglesia y parte de la bodega
horadada en una roca de la ladera.
Se encuentran concomitancias con el Monasterio de
Piedra, en Teruel, otra joya cisterciense, y con la colegiata de Tudela en la
labor de alfajor propiamente morisca. Hay aspilleras y bóvedas en arista
rematando un suelo levantado donde se parecían los hoyos que otrora ocuparon
las sepulturas visigóticas de piedra labrada.
El claustro, que también emigró con sus columnas
gemelas y sus capiteles románicos tan agradables a los sentidos, pero tan
difíciles de interpretar ante los seres monstruosos que despliegan y que
eran simbolismo habitual para el hombre
de aquellos tiempos pero que para la
mentalidad actual resultan un intrincado galimatías de pesadilla, era el núcleo
monástico por excelencia, según revela la “Carta de Caridad para los Usos y
costumbres de los monasterios” redactado por el abad de Claraval.
Se hallaba orientado hacia mediodía para que hubiese
gran disponibilidad de luz. Son fríos los inviernos por estas llanadas. La
pieza claustral fue edificada en tiempo posterior o sufrió alteraciones o
reformas de la época plateresca. Así lo revela el alfiz del arco ciego donde
estaba situada la armariolum o biblioteca de los códices.
El cillero o granero, una especie de hórreo de
piedra, debió de ser la parte más antigua, pero de sus dependencias no quedan
trazas. Durante la guerra de la
independencia sirvieron de caballerizas para los jinetes de Juan Martín el
empecinado.
La sala capitular se conserva en Miami habilitada
como museo. En uno de sus ángulos había una ara de data muy antigua. Era un
altar visigótico dentro del iconostasio casi idéntica a la que yo alcancé a ver
de niño en el cementerio sotohontanero de San Gregorio y que ha desparecido
misteriosamente. Sobre ella, aparte e oficiarse la misa se depositaban los
santos evangelios, que en los monasterios mozárabes estaban expuestos la mayor
parte del día después de la misa del alba hasta el ultimo rayo del ocas y el
abad o idumeo bendecía a la congregación agarrando las tapas del texto sacro
forrado en oro con un humeral. Hay que hacer hincapié en que la costumbre de la
bendición con el Santísimo tenía su origen en esa practica. Asimismo, sobre el
ara se tomaba juramento. Cabe la sospecha de que Santa maría de Cardaba fuese
una iglesia juradera, como lo fueron San Pedro de Cardeña y Santa Gadea.
Solían allí solemnemente los condes castellanos
jurar los fueros y se llevaban a cabo las solmenes vigilias de armas y la
investidura de los caballeros andantes. Pero también se leían sobre el ara las
colaciones u homilías después del oficio divino.
El refectorio medía quince metros de largo por cinco
de anchos. No era tan aparatoso como el de Poblet, pero contaba con una cabida
para poder allí alrededor de quinientas personas. Durante la infesta del
prandium o pitanza monacal se tenía por costumbre que un lector leyese algo
edificante desde una tribuna del lado que da a poniente cabe un ventanal
geminado.
Muy austero debió de ser el régimen de vida
cisterciense, según se desprende de la lectura de “Apología a Guillermo”
escrita por el santo fundador en 1225. Es una critica demoledora de la
suntuosidad y lujo benedictinos. Al propio tiempo, San Bernardo estaba empeñado
en hacer de Claraval una especie de segunda Roma. Todas las casas cistercienses
estaban fuertemente controladas por la casa matriz, no se sometían al poder de
los obispos ordinarios. Los abades eran auténticos monarcas de sus demonios,
aunque para todo tenían que pedir a Claraval. No podían comprar ni vender, ni
menos edificar a su libre albedrío. Hasta las medidas de los cimientos debían
de venir aprobadas por el Capítulo General. Querían los cistercienses una
unificación de todo el monacato, siguiendo las pautas de los cristianos
orientales. En la ortodoxia, por el contrario al rito latino, donde son
miríadas los hábitos y tocas de frailes y monjas, por ese nefasto afán
fundacional de los muchos santos que pueblan nuestras hornacinas, no hay ordenes
ni institutos religiosos. Sólo, monjes, que, al profesar, se comprometen a la
castidad, la pobreza, y obediencia; y popes o curas seculares, pero en
El drama
personal de San Bernardo fue que no pudo ver ningún fruto a la cruzada que él
predicó, ni recabaría la meta por él tan deseada de la unificación monástica.
Ni camaldulenses, ni valdenses, ni benedictinos, ni cartujos quisieron aceptar
su disciplina. La solidez y austeridad de sus principios es algo que se deja
sentir también al contemplar los muros, muchos casi derruidos, pero que
aguantan el paso de los años, de sus abadías. Al establecer el Cister, lo que
quiso fue diseñar para siempre y de una forma definitiva una Orden de Cristo,
que es lo que significa en realidad. Cisterciense viene a ser lo mismo que
cristianense, aunque hay quien lo relación con el sustantivo romano castra(campamento),
pero a nosotros el primero de los significados nos parece más distintivo,
precioso y preciso. A la muerte de del
maestre templario, Jacques de Molay, en 1314, los cistercienses portugueses de
Tomar empezarán a llamarse Hermanos de Jesucristo.
La intima trabazón de los monjes blancos no ha sido
bien delimitada y es un reto que aguarda a los historiadores del mañana, porque
es un parcela apasionante que no cubre solamente el devenir de
Por ejemplo, los templos bizantinos tenían todos
cinco cúpulas y un campanario exento. Los templarios conservan este aspecto en
el que se alberga una intención iniciática (en honor tal vez de las Cinco
Llagas) y adoptan las campanas, pero dentro del recinto. Así la originalidad de
la iglesia del monasterio de Cárdaba es haber seguido el patrón bizantino de
las cinco cúpulas, pero no vertical, sino en horizontal. En cinco testeros
planos. El número cinco vuelve a repetirse en otros enclaves cistercienses: el
templo de
¿ Será casual esta curiosa homogeneidad? No lo
sabemos. Lo que sí se puede decir es que la cifra quíntuple se repite en el
diseño de las plantas de Santa María de Teverga(Asturias), en Leyre, en
Almazán, y en Arbás del Puerto y en San Juan de Lillo. Todos estos monumentos
eran de factura mozárabe.
Según mi leal saber y entender, los cistercienses no
se propusieron sino la síntesis de los francés y de lo español. El ábside liso
y sin contrafuertes es una aportación netamente visigótica. La bóveda de cañón
y el arco de herradura que pasa a ser luego de punto a medida que se van
resolviendo problemas técnicos sobre la marcha, ya estaba aquí. La leva de
religiosos extranjeros traídos por Alfonso VII de allende el pirineo se
establece en valles escondidos donde previamente había habido monjes de la
laura mozárabe y es así como se lleva a cabo la fusión. Sacramenia se caracteriza por haber marcado
ese punto de inflexión de adaptación a un tiempo nuevo.
Tal constante donde mejor se observa es precisamente
en la ruinas del cementerio de Fuentesoto, que por fuera ofrece los rollizos
muros visigóticos y por dentro aparece un arco ojival en cuyos paramentos
quedan restos de grafías góticas. Su traza cuadrada por una parte recuerda el
arte asturiano, pero el interior es paladinamente cisterciense. He aquí un enigma que no ha conseguido ser
resuelto por los eruditos, pues aquí se empezó a construir con bóveda de medio
horno, pero luego se volteó en ojiva y lo que quedó fue una bóveda en arista
que ha resistido misteriosamente a la intemperie de casi diez siglos sin una
mala gotera.
El camposanto a quien lo visita siempre parecerá un
lugar mágico. Una mágica telúrica arrastra a la vista hacia el cerro al que
quieres llegar dejando a la colación a tus pies pues Fuentesoto siempre me ha
parecido un pueblo fantasmas, hecho casi para creer en las Ánimas casi sin
querer. La torre de San Gregorio que lo vigila casi de arriba tiene una forma
antropomorfita. Los ojos del campanario y el aire de catedral o faldistorio de
la configuración de la piedra llegan a mostrarse a la imaginación como las de
un gigante que se ha sentado allá a descansar. Recuerda en parte las ruinas del
castillo de Tomar, donde está Cova de Iría, donde dice que se apareció
Pero era tolerante y complaciente con sus profesos.
En su “Carta de Caridad” lo demuestra. Su pluma destila misericordia y
comprensión hacia las flaquezas humanas. Durante muchos siglos, en los
monasterios cistercienses se vivía bastante bien. Lo que demuestra que los
jardines de María no son una utopía inalcanzable, sino que pueden llegar a ser
levantados y cultivados en medio de este valle de lágrimas. Todo estribaba en
la parsimonia de una vida sin sobresaltos regida a golpes de campana, que
discurría en parajes solitarios y umbríos con mucha vegetación, y, sobre todo,
se permitía hacer uso moderado del vino.
A los
enfermos se les proporcionaba dietas denominadas de alivio, basadas en
lacticinios y a los enfermos se les solía curar con vino. Esta bromatología,
tan peculiar de la región cuyo estudio nos ocupa en esta parte de la provincia
de Segovia, estaba aun vigente hasta hace pocos años. Lo sé por propia
experiencia. Mi abuelo Benjamín curaba los catarros y hasta las afecciones de
la vista con un vino caliente que llamaba sopillas. La tuberculosis y el reumatismo
así como una afección medular o mielosis (esta es la tierra de los quebraos de espalda y las
faenas del campo propician la aparición de las hernias tan frecuentes y que
derivan en lesiones oseas), a falta de otras boticas más contundente pedían el
vino de ribera como purga de benito.
Fuera de eso, los frailes bernardos, pues está constatado, eran grandes
apotecarios e iniciados en la alquimia y conocían la mayor parte de los
secretos curativos de las hierbas medicinales, pues, como decía Raimundo Lulio,
no hay yerba que no tenga a sus propias
estrellas que la empujen y la estén diciendo a todas horas: crece. Gran parte
de esta ciencia que yo he visto guardada misteriosamente en los ojos de
boticario y tarros de la farmacia de la villa de Fuentidueña la sabían los
monjes medievales al dedillo. Hoy está perdida, pero, a no dudarlo, volverá a
florecer, a no ser que la mano del hombre siga empeñado mediante la acción
deletérea de sus agresiones al medio ambiente siga empeñado en hacer
desaparecer a tantísimas especies de nuestra flora autóctona.
A pesar de sus críticas a la molicie de sus mentores
benitos, nunca San Bernardo privó del vino a sus hijos. Debía de saber bien lo
que hacía, porque la sangre de Cristo, hoy tan adulterada y que en España
absurdamente se tiene en menoscabo porque tanto abunda y la gente prefiere el
infame botellín cervecero, pura química, al traguillo de clarete.
Defroque se llamaba en los antiguos a
la herencia, constituida por las escasas pertenencias, que lega un profeso al
abandonar este mundo. Era costumbre repartir entre los pobres algún tarro con
medicamentos, los eucologios y devocionarios, en ocasiones, algún cuaderno, los
zapatos y la ropa interior. Es la regla general: desnudos venimos y desnudos
nos vamos al más allá. Tampoco de ella se libran los monjes, aunque su
constante contacto con la muerte y su preparación a la vida futura, se las haga
más llevadera, pues esta familiaridad con
No queda ni rastro. Polvo serás. Al visitar, año
tras año, los escombros de lo que fue uno de los jardines de
Son el resultado de un despojo lento pero
irreversible, el corolario del
desasimiento de cuitas terrenales. A Quadrado le dieron ganas de prorrumpir en
el canto del “Dies Irae” y Torres Balbás que hace la descubierta de estos
escondidos parajes se pregunta proféticamente, poco después de la primera
guerra mundial, cuánto tiempo tardarían en caer los muros de la iglesia
sacrameniense pertinentemente inventariada desde el punto de vista de su
descripción arquitectónica en su libro ya citado, en la que se incluyen
valiosas fotografías del recinto iniciático que hoy ya no se pueden obtener. A
mí, en mi modestia de periodista y de aficionado a estas cosas, también me pervade
esa sensación elegíaca.
Esa sensación de pigricia y abandono me dice que nada es duradero ni
permanente. No somos más que flor de un día, verdura de las eras. El primer
tuvo en la colina del Calvario lugar un viernes santo, cuando los soldados
romanos se jugaron a la taba la túnica inconsútil del Salvador, verdadero
origen del culto a las reliquias. Lo demás es una historia repetida. Ha cundido
el ejemplo, porque el odio o la desprevención hacia todo lo relacionado con
Cristo es en nuestros días de reforma positivista casi un imperativo
categórico. Ninguno nos quedamos aquí, afortunadamente, para simiente. Puede que de esta forma el Señor esté
castigando nuestra soberbia, sin embargo, la desolación ante estos pingajos que
otrora fueron muro solemne y compacto, valladar de contención contra las
arremetidas del infiel y pebetero iluminado por la plegaria de tantas almas
consagradas a Dios se vuelve rabia ante la incuria de un pueblo que ha querido
volver la espalda a su pasado, dejando que otros lo manipulen y tergiversen a
su antojo. Alma arriba se me sube la tristeza que pronto se transforma en
bilis. Me parte las carnes y arponea mi conciencia en este verano último del
segundo milenio.
Del noveno centenario del Cid, que amó esta tierra,
que era fundo de su querido monasterio de Cardeña, nadie quiere saber nada. Si
Larra dijo que habría que candar su sepulcro con siete cerrojos, tal objetivo
fue conseguido con creces. Los historiadores ingleses escriben barbaridades
sobre su persona, señalando que fue una invención del franquismo, y por
propalar tales injurias se menciona a los ínclitos para los premios Príncipe de
Asturias. Clausurada la tumba del Campeador, pondrás las crónicas del revés.
Recuerdo con horror cómo, hace dos años, fui a visitarla. Me tocó con un grupo
de turistas vascos. Uno de ellos, ni corto ni perezoso, a la vista de la
despampanante escultura del apóstol Santiago que corona la entrada del cenobio
cardenense, no se le ocurrió otra cosa que escupir a la efigie del matamoros y
ante la lauda sepulcral todo fueron risas y apostrofes acerca de
Pero ese viene a ser el destino crucificado de los
que han sentido en sus venas la pasión de España y la han querido amar
inteligentemente. Siempre tienen que
venir los Cien Mil Hijos de San Luis a arruinar la parva. Agora no son los
infames afrancesados, son los hijos de Julián Marías los que vigilan el cotarro.
Del Campeador sólo se acuerdan de él para echarnos tierra a los ojos o para
manchar de ignominia su memoria. Y en este caso no sol los cien mil hijos de
San Luis ni los de Julián Marías, sino los de Raquel y Vidas, aquellos dos
hebreos a los que engañó llenado dos cofres de arena para saldar una cuenta.
Debe de ser que todavía le duele la triquiñuela. ¿Y qué pasa? Por una vez que
el castellano engañara a los judíos, éstos lo engañaron siempre, porque en
aquellos años del reinado de Alfonso VI los judíos bailaban a dos aguas,
financiando las campañas unas veces de moros y
otras de judíos y el Cid era un mozárabe, no un mercenario, como quiere
demostrar ese tal José Luis Martín, que por decir una tontería lo han nombrado
catedrático de Salamanca. Pero esto no es más que la conciencia herida de
Raquel y Vida que demanda. Al Campeador no lo perdona y ahora lo queman en
efigie por haber ido por libre. Conque todavía estaremos pagando la deuda de la
pesada broma de los dos baúles cargados de arena. Va a seguir durante mucho
tiempo el expolio.
En 1996, con motivo de las fiestas patronales de
Fuentesoto, para honrar la memoria de San Vicente patrono de la ermita de su
nombre y uno de los restos románicos que, debidamente reparados, han quedado
para guardar la memoria de lo que fue el famoso monasterio de Sacramenia, en
cuyos predios estaban inscrito todo el valle, desde el hontanar, donde nace la
fuente, hasta los muros sagrados sacramenienses, pronuncié el siguiente pregón:
“Sr. Presidente de
Os llamo sotohontaneros aunque es posible que el
gentilicio no lo encontréis en los diccionarios. Es de raíz latina. Soto viene
de subter, lo que está debajo, por oposición a somo, o summus, la cima que
corona. Y de fons que da por evolución de la f en h, como hontana y fontana,
fontanar y hontanar. Es para mí un orgullo dirigirme a vosotros por medio de
este pregón en día tan señalado, en esta hermosa tarde de agosto, cuando
honramos la memoria del Dr. Melifluo, esto es: San Bernardo, el gran cantor de
Cuentan las crónicas que el famoso abad borgoñón, el
cual a lo largo de sus 63 años de vida(1.090- 1.153) erigió más de un centenar
de lauras cenobíticas diseminadas por la geografía de Europa, estaba en Roma
cuando llegó la delegación del rey de Castilla, Alfonso VII, presidida por el
monarca en persona. Ambos se entrevistan en el monasterio de San Vicente el
primero que fundara Bernardo de Claraval en
El rey de Castilla, el hijo de doña Urraca y casado
con doña Berenguela que reinó de 1.123 hasta 1.157 quería perpetuar la memoria
de su victoria sobre las huestes de
Este santo muere
decapitado después de ser sometido a la tortura del potro el año de
gracia de 304 por mandato del prefecto Daciano de la ciudad de Ávila durante
las persecuciones de Diocleciano, la más sangrienta de las nueve persecuciones
romanas que registra la historia entre las padecidas por los seguidores del
galileo. Recibió la palma del triunfo por defender la fe de Jesús en compañía
de sus hermanas Sabina y Cristeta, dicen los martirologios, aunque, según las
averiguaciones de mi propia cosecha, ambas bien pudieran ser la esposa y la
hija del mismo mártir. En el siglo IV no privaban aun las disposiciones sobre
celibato para los ordenados” in sacris”.
Los que hayáis estado en Ávila, la de los cantos y
la de los santos, habréis podido admirar esa joya del arte románico que se
llama Basílica de los Santos Mártires, construida por un judío converso en el
lugar donde fueron decapitados Vicente, Sabina y Cristeta.
Durante
Luego Cisneros remataría este anhelo por suprimir
las diferencias regionales que siempre ha tenido Roma en su trayectoria
globalizadora. Hogaño, la misa mozárabe sólo se celebra en la catedral de
Toledo y durante las grandes fechas en San Isidoro de León.
Aquí es donde la historia se confunde, entrevera, y
nos deja colgados sobre el precipicio de las lucubraciones y del supuesto.
Estamos ante un galimatías, queridos sotohontaneros. ¿A qué santo nos
encomendamos o qué santo ponemos? ¿A San Vicente obispo de Ávila de los
Caballeros, al que el poeta Prudencia canta en versos inolvidables, por la
constancia en la fe, por su impasibilidad ante el tormento, pues después de
sufrir el garfio, el potro y el fuego, fue descuartizado vivo y su cuerpo
arrojado a los perros por orden de Daciano, pretor del Emperador Diocleciano,
quien a su vez preconizó la ultima de las persecuciones, la más sanguinaria de
todas? ¿O fue San Vicente diacono y coadjutor de San Valero de Zaragoza y que
recibió el lauro del martirio en la ciudad de Valencia durante la misma
persecución y en las misma fechas que el obispo abulense el año 304 de
La hermosa tradición católica está a veces
salpimentada de ucronías y de nebulosas. Guara silencio ante lo que más importa
desde el punto de vista de la curiosidad anecdótica, aunque el depósito de la
fe, la fe del pueblo, no por los pormenores padezca merma, ya que permanecerás
incólume y firme en sus esenios en el devenir del tiempo. Así nos lo garantizan
los Evangelios. Cristo no podrá fallar a sus promesas.
Veamos.
Como no quiero aburriros ni llenaros la cabeza de
cifras y de datos de vetustos cronicones, os voy a contar un caso que ocurrió
por estos pagos durante una de las guerras carlistas.
El personal andaba algo revuelto y segado en bandos,
cosa que, por lo demás nada tiene de particular porque de suyo los
sotohontaneros le tienen ley a las banderías y facciones. Siempre fue así en
Castilla
- Mire, Don Sisenando, aquí vamos a hacer una cosa.
Ya va siendo hora de que haya alguien que mande.
- Tú me dirás, Felines.
- Es muy sencillo. Se trata de lo siguiente: pedir
parecer al Santo Cristo, ése que sacamos en la procesión del Encuentro la
mañana de Sábado Santo. Le decimos: “Divino redentor nuestro. No tenemos
alcalde y este pueblo se pierde. Muéstranos tu voluntad. Tú nos dirás a quien
designas.
- Eso es pecado de vana presunción, una ordalía. No
tenemos que tentar a Dios. Jesucristo no quiso nunca meterse en política.
- Aguarde, Sr. Cura, que los tiros van por ahí, pero
no es así la cosa. Nosotros hacemos como que pedimos parecer y consultamos el
oráculo divino. Sin embargo, como Él también nos enseñó a ser cándidos como
palomas y astutos como serpientes, y, como ya decía San Ignacio que el fin
justifica los medios, hacemos un simulacro, pero en realidad serán nuestras
inteligencias lo que maquinan todo mediante una pantomima. Se van a quedar
muchos que nos les llegue la camisa al cuerpo.
- Sé por donde vas, pero no se puede hacer. Es un
sacrilegio. No y no, y no.
Era testarudo el sacristán, y tanto le dio guerra al
buen párroco que al fin “Don Sise” consintió en someterse a la ardid urdida por
Felines. Se trataba de colocar sendas cuerdas a cada mano del cristo venerable
para que, en un momento y ante la interpelación del sacerdote, alzase la mano
cuando se le nombrase el candidato designado de los dos. Así quedaría deshecho
el empate electoral. Así podríamos tener alcalde.
- Mire, don Sisenando. Vamos a hacer lo que cumple.
Usted se reviste con alba y estola, se pone a la cintura el cíngulo de oro de
las cajoneras, se echa la capa la pluvial a los hombros. Mientras tanto, yo
toco las campanas y convoco al pueblo para que vengan a presenciar el
“milagro”. Atamos una cuerda a cada mano de la imagen, una para Don Juan y otra
para Don Manuel. Usted canta lo que sepa o responsea, que eso se le da bien. Yo
me escondo detrás del retablo y me acurruco en una tronera y cuando usted
pregunte al cristo por el nombre del candidato, que ha de ser Don Juan, que
para eso es un tío muy de derechas y de confianza, más que Don Manuel, que es
un vaina y ha abierto en diez años siete tabernas, yo, zas, tiro de la cuerda.
- Bueno, Felines. Haremos como te parezca, pero vaya
por delante que a mí no me gusta esta treta. No quieras meterme en líos.
-¿ Y qué? ¿ No eligen papa los cardenales con una
estufa que fuma humo blanco y queman allí todas las papeletas? Pues nosotros
vamos a elegir alcalde tirando de una cuerda. Aquello es política y esto es
política. Todo en la vida no es más que política.
Conque un domingo por la mañana tocan a misa. Acude
el pueblo en peso. Pasados los kiries, el celebrante regresa a la sacristía
para cambiar la casulla por la capa pluvial como en las rogativas. Cunde la voz
de que Don Sisenando va a hacer un exorcismo.
Entona el” Veni Creator”, invoca al espíritu Santo,
hace una pausa. La expectación crece y hasta se oye el volar de las moscas. El
Felines estaba oculto en su escondite detrás de la hornacina de San Pedro. Era
menguado de carnes y cabía. Casi estaba muerto de risa cuando el cura acometió
la interpelación solemne con su enorme vozarrón de rabadán de las breñas.
- Santo Cristo del Milagro, - clamó - coadyúvanos en
este aprieto, concierta las paces en este pueblo. ¿A quién elegimos alcalde?
Hemos colocado una vara en cada uno de tus divinos gracias. Respóndenos, Cristo
Muerto.
Pero el Nazareno, quieto.
Volvió a exorar el preste con voz todavía más
campanuda:
- Dinos, Señor, ¿a quién? ¿A Don Juan o a Don
Manuel?
La imagen no se movía. En los bancos crecía la
expectación y la inquietud. Y otra vez imprecó el bueno de Sisenando el favor
de la iluminación celeste, y nada. Cuando de allá a un poco salta la voz
angustiada del Felines, que se había hecho un lío con las riendas colgadas a
las extremidades superiores de la estatua yacente.
- Pues ni a Don Juan ni a Don Manuel, que se me
quebró el cordel.
Este pregonero esta tarde, sin ánimo de entrar en
polémica, ni de ofender a nadie, y después de sopesar los pros y los contras de
la cuestión, sobre la que escribí yo hace muchos años un reportaje cuando hacía
mis primeros pinitos en periodismo, y luego me emocioné cuando en Nueva York y
Miami pasé por los claustros que miran al Hudson y al parque nacional de
Everglades con el mismo señorío despampanante con que miran para nosotros esos muros de la torre del
cementerio, antiguo templo miguelino, augusto gremial de paz y de silencio en
el páramo de ese somo al cual los sotohontaneros nunca hemos de perder de vista
porque es hito de advertencia acerca de la vanidad de las cosas humanas y de la
brevedad de la vida, se inclina por el parecer de que el San Vicente de ahí en
eso, el de nuestra ermita, que está entronizado con su báculo y su anillo de
obispo y sendos dedos alzados para el “benedícite” guarda relación con el
mártir castellano. No con el aragonés. Con el Vicente obispo, no con el diacono
de San Valero.
Y, como no me gusta dejar las cosas en el aire, y
soy de formación algo escolástica, voy a tratar de demostrarlo.
Si os fijáis en uno de los capiteles de nuestra
ermita cisterciense que resplandecen por las hermosura y virginidad de la
piedra toba que parecen haber salido de las manos del cantero ayer cuando han
pasado ya más de ocho siglos, os fijaréis en una de cabeza de obispo, ataviado
de pontifical (capa con broches, mitra, mocasines, anillo y báculo estevado, y
los dos dedos de la mano diestra que bendicen al concurso enguantados en su
quiroteca. Es casi el único motivo religioso dentro de esta surtida
representación de flores y animales mitológicos de origen pagano. La figura de
San Vicente emerge en el seno de una decoración ficoidea exuberante, dentro de
un casalicio formado por ramas de palma. Se trata, pues, de un obispo y de un
mártir. el artista quiso dejar estampada en la piedra la personalidad del
homenajeado en este ara diciéndonos que había alcanzado la plenitud del
sacerdote por los atributos con que lo representa. Esa fue a mi criterio la
intención del artista que esculpió las tallas de los cimacios del arco del
ábside. Debajo de la tosquedad e ingenuidad de su cincel late un espíritu
cargado de simbología.
Alfonso VII, el mentor que auspicia esta fundación
en la “domus monástica “ sacrameniense nació y se crió en Ávila. A sus expensas
se acometió la obra de la catedral así como esa capilla del arte románico que
es la basílica de San Vicente y también fue este rey el que hizo la donación de
Sacramenia al cister. Alfonso VII el emperador era devoto de los Santos
mártires. Sin embargo, el primer convento que funda san Bernardo en Roma lo
pone bajo la advocación del otro San Vicente, el oscense. Hay una interpolación
de nomenclaturas.
Por otro lado, conviene meterse en la mentalidad del
hombre que habitaba estos tesos por aquellos tiempos del Terror Milenarista,
cuando todos creían que el mundo se iba a acabar el último día de diciembre del
año 999, un guarismo que representa la inversión de la cifra conocida por los
hermeneutas como de la terminación del mundo. El número innombrable e
irrepetible. Estaban en un equívoco, porque
No se puede entender la fe del hombre medieval sin
el culto a las reliquias. La vida era corta y azarosa, plagada de enfermedades,
abandonos, despotismos, arbitrariedades e injusticias. Los cristianos se
aferraban a las reliquias de los santos como talismán de protección, como
salvoconducto y baluarte contra las embestidas del infortunio. La seguridad
estaba poco garantizada debido no sólo a la razzias o campañas militares agarenas
de primavera, sino a las pugnas internecinas entre los propios cristianos.
Porque Castilla era entonces(y aquí radique tal vez su principal defecto) un
reino de taifas. La gente iba de acá para allá con la casa a cuestas con los
huesos de sus santos al hombro, como en la famosa novela del griego Nikos
Kazantakis. Es una costumbre oriental que los griegos habían copiado de la
iglesia de las Catacumbas. Es una parte ahora indispensable del dogma de la
comunión de los santos. Dios accede a las suplicas de
Tanto es así que únicamente se permitía celebrar la
misa en aquellas aras que contasen con
los despojos benditos de algún confesor de la fe. Esta es la parte
principal del Santo Sacrificio de
El “Cronicón Bruguense” señala que un seis de agosto
del año 1002 moría en Medinaceli “siendo sepultado en los infiernos el caudillo
Almánzor”, al cumplirse un año justo de haber llevado la ultima de sus más de
un centenar de incursiones devastadoras contra el Norte. Porque hasta cincuenta y dos de ellas le
computan los cronistas. En una arrasa la catedral de León, en otra siembra la
desolación y tala las vegas de Aranda, en otra derruye el acueducto de Segovia
y entra a saco en el monasterio de Cardeña donde 206 monjes fueron pasados a
cuchillos. Cada año en la fiesta de
El poema de “Fernán González “ refiriéndose a
aquellos días de afrenta y desolación bajo el yugo fundamentalista del Islam
intercala la siguiente estrofa:
“...
Tomaron las reliquias, todas las que hubieron,
alçaronse en Castiella, assy la defendieron “
Que la torre de esta iglesia de San Gregorio del
cerro a nuestra izquierda pudiera haber sido objeto de una de las 52
incursiones muslímicas del sarraceno el año 1000 es una historia más que
probable. Tienen esos muros santos de nuestra colación todos los visos de ser
un “ribbat”o castillo. La torre en realidad es una atalaya. Se trata sin duda
de un templo prerrománico del tiempo visigótico, coetáneo de San Miguel de
Lillo, San Julián de los Prados, de Santa María del Naranco o de Santa Cristina
de Lena. La bóveda se trae un aire con la de la cripta de San Isidoro de León.
Todas ellas son iglesias de traza cuadrada, lisas y sin vanos. Antes del
cristianismo quizás hubiese en ese somo un templo a alguna deidad romana,
incluso vaccea, ya que el aspecto es el de un castro celtíbero. En cualquier
caso, ahí está la espadaña señera, su veleta enmohecida que tanto sabe de los
vientos que han soplado sobre nosotros. Pudiera ser el cálamo que trazase la
historia nuestra y de nuestros antepasados en todas las direcciones. Sobre su
aguja quedan todos los colores del espectro y permanece vigilante velando por
la memoria y la paz eterna de los ancestros, testigo mudo y perenne de la vida
en el valle que discurre con la alegría e inconsciencia de ese arroyo de aguas
bravas que mana de nuestra fuente.
Si es importante la figura señera de Alfonso el
Emperador es porque su reinado representa un oasis de paz y de bonanza en medio
de la confusión dentro de los crudérrimos albores del castellano solar. Es el
monarca de
En defensa de los peregrinos instituye las ordenes
militares que abren casas y castillos a lo largo de todo el camino francés. Son
los Hermanos Hospitalarios de Calatrava, fundados por un cisterciense, el abad
Veremundo de Fitero. Protege a los judíos y, pasado el furor fundamentalista
sarraceno, instituye y dona, por todos los confines, monasterios. Su presencia
irrumpe cual vaharada de aire fresco en un ambiente cargado y tenebroso como es
el del siglo XI. Pero, sobre todo, es el Rey del Románico. Europa se llena de
una serie de construcciones religiosas de
apariencia ciclópea, como si los muros de estas iglesias intentaran
hundir sus raíces en la tierra a la búsqueda de la profundidad de los misterios
divinos, pero de una armonía de líneas y de un candor que sugiere u enerva, y
que no ha sido todavía en arte mejorado por ninguna otra escuela o tendencia.
Se trata de un mundo iniciático, mágico, didáctico y terapéutico, labrado por
rudos canteros analfabetos pero que parecían hallarse en posesión de la piedra
filosofal alquímica muchas de cuyas claves de interpretación se han perdido.
Como, por ejemplo, los seres tetra mórficos y las arpías, esfinges, aguilas
colosales, helechos que adornan los arcos abocinados y se incrustan con mirada
profunda y un si es nos burlona sobre las ventanas telescópicas. Las bóvedas de
cañón ofrecen maravillosa contra acústica, y mediante una disposición de
ortofonía en las rendijas o huras de las
paredes se realzaba la voz de los cantores y los predicadores no habían
necesidad de micrófonos porque tenían a su alcance la mejor disposición sonora.
Por el oído entre la fe y ciertamente en este tipo de templos románicos es el
sentido que más vale. Los interiores en
penumbra permitían en cambio la contemplación de los frescos que adornaban las
paredes.
El monasterio es el paso siguiente a la antigua
“domus áurea” y la mansión de los fundos latinos, emplazados sobre lugares
estratégicos, oreados, y con una querencia de salvaguarda de los malos
espíritus o demonios familiares. Era importante que el lugar elegido para cada
fundo gozase de aguas salutíferas y de aires benéficos. Cumplía el papel que
hoy se asigna a las ciudades, que son centro de poderes y de saberes. El
cister, por eso mismo, es más que una orden eclesiástica; se trata de una
auténtico proyecto de futuro, una nueva forma de conocimiento y de acercamiento
a Dios, a través de los libros, de la razón, y de la observación de los
fenómenos naturales. Aquellos monjes practicaban la alquimia y sabían mucho de
plantas medicinales.
¡Increíble, pero cierto! La cruz ochavada de los
claveros de Calatrava, Santiago, Alcántara , Avis, constituye el símbolo de un
mundo nuevo, que galvaniza a la catolicidad en un salto adelante, un programa
de vida que rompa con esquemas antiguos. Se dilatan los campos del conocimiento.
Cambia la escritura. Cambia el culto. Mudan las costumbres. Salamanca,
Palencia,
Y ello acontece gracias al cister y a las órdenes
militares, establecidas bajo un mismo régimen, la “Carta de Caridad” promulgada
por San Bernardo en 1.118. Habían fracasado la primera y la segunda cruzada,
predicada por él, pero triunfa su mística traída desde oriente por los Monjes
de
Precisamente fue ese gran emperador de Castilla, al
que tanto debemos nosotros porque resultó el fundador de nuestro pueblo, quien
establece los Fueros de Calatrava los frailes soldados que llevaban al pecho
una cruz ochavada. ¿Por qué ocho puntas? Porque el ocho era el número áureo, el
número de la beatitud. En todas las fundaciones se esculpe en alguna ménsula o
en aquel otro modillón el citado guarismo. Es la insignia que cierra el
círculo. Ocho puntas tiene la estrella de David, y el ocho es múltiplo de doce,
el ritmo de la creación, cuaternario, como el de los logaritmos. Hay doce
apóstoles, doce planetas, doce meses del año, doce lunaciones, doce profetas.
Si se multiplica doce por dos, nos salen los Caballeros Veinticuatro de las
leyendas artúricas. Con ocho más nos da el número de gremiales que había de
tener un coro catedralicio.
Europa entera, como si inundada de entusiasmo, se
pusiera en movimiento con el proyecto de un objetivo común, se lanza al camino
de la estrella. Quiere saber y ser sanado. Es como , por así decirlo, y
salvando las distancias, saltar de la rueda celta y del arado de Cantalejo al
Internet sin solución de continuidad, sin pasar por Venta de Baños y haber
necesidad de peaje. Ese invento de Bill Gates, que ha revolucionado nuestras
vidas en poco menos dos lustros a esta parte se basa en los conjuntos binario
de los misteriosos monjes de origen cisterciense. Había habido un papa,
Silvestre II que en los albores del año mil había descubierto una cabeza
parlante capaz de contestar sí o no a cualquier pregunta, pero parece ser que
la maquina de los templarios se aproximaba a lo que hoy llamamos ordenador,
basada por de sobre en la dualidad
matemática; sólo que sus movimientos los cifra en octavos, en lugar de dos.
Pese a todo, la más valiosa aportación de tales
religiosos a la civilización no son los descubrimientos técnicos y científicos
que aportan desde el claustro sedentario sino un movimiento de espiritualidad
basado en el triunfo y exaltación de la cruz de Cristo. El hallazgo del arco
rebajado y la bóveda de cañón es nada comparado con el resurgir del espíritu
cristiano, basado en la tolerancia, la paciencia, el amor al trabajo, la
alegría de vivir y el perdón. Las otras dos religiones monoteístas, que nunca
predicaron la renuncia a los apetitos y bajos instintos, nunca podrán jactarse
de todas esas consecuciones tecnológicas. Por eso, hoy muchos países islámicos
siguen en
Esa es un poco la clave del impulso civilizador que
e opera a mediados del siglo duodécimo. Y es ese mismo espíritu solidario, tolerante,
alegre, con esa elegancia a la vez llaneza con que saben hacer las cosas los de
Fuentesoto que renacen las fiestas de San Vicente, perdidas hace tiempo y
recuperadas felizmente, como la ermita que recatasteis de las garras de la
muerte, porque se había convertido en un muladar, merced a vuestro tesón. Yo me
emocioné hace un par de años cuando bajé en las compañía de Constantino de
Frutos y la vimos adecentada, encalada, enlucidas las paredes de color salmón,
y con ese aspecto rojizo que tienen las tierras del páramo, y reformada
primorosamente. casi lloré. Le dije a mi amigo Constantino de muchos años, que
tanto ha trabajado por el progreso de Fuentesoto estas palabras:
- Constantino, haces honor al nombre que te precede.
Tienes, en verdad, maneras de emperador “et in hoc signo vences”.
Los dos adoramos la cruz recién restituida ante el
altar. Nos pareció que sobre el valle se perfilaba la que apareció en Puente
Milvio el año 312.
En un tiempo en el que, nadando en la abundancia de
bienes materiales y de cierta prosperidad como la hubo pocas veces, aunque
pendan sobre nuestras cabezas los problemas del paro obrero, la eventual
desintegración de
Pues bien, instituciones y agrupaciones vecinales
como la que hoy nos convoca posan la llama del fuego sagrado de la tradición
leal a la igualdad cristiana y comunera, de amor y caridad - fijaos que hablo
de caridad que es lo que importa, no de solidaridad etérea y filantrópica, y
que nosotros hemos mamado desde niños, junto con las sopillas mojadas en vino
que nos daban nuestras abuelas. Porque el vino de por aquí en esto, zona de la
ribera durense, no es vino. Es más que vino. Era- hasta que desceparon los
majuelos- canto gregoriano. También arribó en las alforjas de aquellos benditos
frailes borgoñones del monasterio francés del Aula Dei que trajeron cargados sus
carros esquejes y mostelas de las mejores cepas del valle del Loira, cuando se
establecieron en Sacramenia y su contornada, a las órdenes del abad Beltrán,
que unos años más tarde recibiría la mitra primada de Toledo.
No puedo por menos de evocar ese talante
hospitalario de beneficencia y caridad que trajo el Temple a España, porque fue
religión que se dedicó a defender al pobre y al desvalido y sacar la cara por
los enfermos que se embarcaban en el Camino Francés desde los rincones de toda
Europa para ganar la salud. Estaban de parte de los menesterosos y del pobre
contra las arbitrariedades dela nobleza y de los señores de la guerra. Para
acoger a los que no tenían donde caerse muertos abrieron lazaretos y casas del
peregrino. Fundan hermandades y cofradías como aquellas que había en nuestro
pueblo y que yo conocía que se dedicaban a visitar a los enfermos y decían
misas por los que fallecían. Cuando alguien caía malo, iban a verlo. Si
fallecían, se cuidaban de su sepelio. Había una norma de vida que presidía el
correr de la vida a la sombra de esa torre cuya cruz en lo alto cuyos ojos
siguen mirándonos como cuévanos orondos de eternidad y acogidas a esa cruz que
nos abraza con sus dedos inmensos y ésta era la honradez en medio de la
paciencia y la pobreza que gracias a la cruz se transformó en riqueza
espiritual, los dones que transformaron Castilla en un pueblo fuerte.
En tiempo necesidad se distribuían tarjas para
marcar la entrega del pan a las familias menesterosas. Las campanas, esas
campanas que se fundieron para fabricar balas cuando la invasión francesa,
tocaban a rebato si acechaba algún ataque, se había declarado un fuego, o
sonaban a clamor por los difuntos. ¡Mucha y gran devoción hubo por las Ánimas
en Fuentesoto!
La democracia nació en Europa en los concejos que
deliberaban a la sombra de esas olmas centenarias como la que había muy cerca
de aquí junto a la cloaca romana, talada cuando hubo que ensanchar la
carretera. Era tan frondosa y corpulenta que los músicos el Día de San Pedro
podían tocar el baile subidos a lo alto de ella. En el atrio de la iglesia los
domingos se reunían los hombres para tratar de los asuntos atañederos a la vida
del común. Si alguno tenía un problema, un litigio o una que queja formular, lo
anunciaba en la junta. De esa forma directa y de vis a vis se resolvían los
pleitos y se allanaban las diferencias. Allí a ninguno se le negaba el uso de la palabra. Tampoco había
tanta envidia porque no existía esa desmedida ambición que ahora tanto nos
aflige. Todos nos conocíamos. Sabíamos de qué pie cojeábamos y en qué lugar nos
apretaba el zapato, pues como decía mi abuela Leonides., que Dios guarde en su
gloria:” Hijo, hay que saber perdonar, que todos tenemos un ventanuco al
cierzo”.
El humor nos estaba reñido con el respeto, pero, si
alguno cometía extravagancia o decía algo que llamase la atención, que se fuese
preparando: los sotohontaneros conservan una memoria de elefante. Así todos nos acordábamos del burro del tío
Aquilino o los garañones del molinero de
Era una estampa arrancada de
- Moño-decía el buen señor -, ya está éste re contra
jodido queriéndoseme ir de picos pardos, tan a deshora.
- Usted dele, tío Aquilino. Dele y que se j.
- No hago otra cosa. Pero la cabra siempre tira al
monte.
Burdégano era aquel hermoso animal que nació a su
padre, el garañón de Moradillo, en lo de madrigado y a su madre, la burra del
tío Isidoro, en lo de caliente.
Todos recordaremos al tío Farruco con su cuartillo
de vino camino de la bodega.
-¿Qué hay? Bien y tú. ¿La familia, bien?
- Todos, superior, gracias a Dios, y que no falte.
-¿ Hace un traguillo?
-Venga, señor Francisco, ya que insiste.
-Si no insisto, hijo.
- De hoy en un año, pues.
Y sin encomendarse a Dios ni a su Madre, Emérito de
la tía Melánea, jaquetón y faceto, se metía entre pecho y espalda de un trago
todas las existencias de vino del bueno de Farruco que traía para
almorzar. Éste miraba desconsolado para
el jarrillo.
- Me has bebido hasta las escurriduras, hijo. Pues
que te aproveche. Hay que volver a por más. ¡Qué se le va a hacer!
- De hoy en un año, señor Francisco. Este vino de
usted me sabe a glorias. Me tiene que decir dónde la
coge.
- ¿Dónde lo voy a coger? Pues, de las viñas,¡ leche!
No creía, Emérito, que te hubieses vuelto como el Gitano Señorito.
Tornó grupas, pero, como dicen que el alacrán picado
se asusta de su propia sombra, desde entonces tío farruco anduvo listo, se
gastaba unos jarrillos tan pequeños que parecían de tienda de souvenirs, dejó
de hacerse el encontradizo evitando los corrillos al pasar por la plaza. Subía
hacia las bodegas como a la agachadiza tapando la “sangre de Cristo” con su
manaza de labrador curtido, como si en lugar de un recipiente llevase un
guijarro o un arma arrojadiza capaz de estampárselo en las narices del
pedigüeño ocasional.
-Tío Farruco ¿qué porta usted en esa mano péndula?
-Llevo una trampa para cazar gamusinos y el que
quiera saber más que se vaya a Salamanca, ¿hace?
- Pues,¡ ahora sí que estamos buenos!
Asimismo, todos nos recordábamos de frases geniales
llenas de estoicismo y de humor negro, porque , cuando no había, no había, y
santas pascuas, como aquel “esta noche ni tú ni yo , Teodoro, pues madre nos
echa de casa” y la carta en la mesa presa del tío Enrique, otro personaje
singular, al que todos conocisteis, y que velan el sueño eterno allá arriba
entre los lienzos de pared del antiguo templo de San Gregorio aguardando la
trompeta del Último Día que los despierte.
Memorable fue la despedida de aquel novicio (luego,
no cuajó la cosa)que se iba a los frailes del Henar, por nombre Crescencio.
Vino a despedirse de una vecina.
- Tía Piquilaya.
-¿Qué?
- Pues que me meto a cura.
-Pero,¿tú? ¿Tú?. Si eres un vaina. Andidiay.
-Dejo el siglo, señora Angustias (era su nombre de
pilas, sin embargo todos la conocíamos por el cognomen de su marido el
Piquilayo) Hice unos ejercicios espirituales, y me ha dado fuerte, y que me voy
a los frailes, como lo oye... ya no nos volveremos a ver hasta el Valle de
Josafat.
-Largo me lo fías , Cresce, pero, si ese es tu
gusto, yo te lo apruebo y te doy mi bendición. Adiós, hijo, que tengas mucha
suerte y que seas bueno.
Como recompensa regaló al neófito un duro de plata y
dos docenas de soplillos, como viático para el camino. Ninguna de ambos
presentes llegó al convento carmelita. Dio cuenta de los hojaldres y e los
había gastado las cinco pesetas antes de llegar a Cuéllar.
A los quince días, ya estaba de regreso en el pueblo.
Se encuentra otra vez con su vecina, quien se sorprende y se asusta, no
estuviera viendo algún trasgo o visión celeste.
- ¿Cómo por aquí, tunante? Yo que contaba con ser tu
madrina en el cante misa y tener un sacerdote a pupilo.
- Pues ya ve, tía Piquilaya. Sencillamente, no me
probaba.
-¿Y de lo que te dí?
-Con putas y rufianes me lo comí.
-Anda, anda, con el santito...
Vegas abajo, tenéis el monasterio más antiguo de
España y uno de los más venerables de la cristiandad. Muchos de vosotros estáis
al tanto de sus vicisitudes y peripecias( fue trasladado piedra a piedra a los
EE.UU.), de los que os hago gracia en honor a la brevedad. Mas, quiero recalcar
que esas piedras del ara venerable son un tesoro que nos vincula con el pasado
y nos ayuda a acometer el porvenir con esperanza y optimismo. Son nuestros
manes, nuestros dioses lémures y penates, tan importantes en las colonizaciones
romanas. A ellos regresáis cada año y ellos os acogen. Es como volver a los
cuarteles de invierno para respirar el aire que atando a la tierra regenera.
Aquí tendréis el descanso del guerreo, el lugar al que retornáis para lamerlos
las heridas , `para coger fuerzas, cargar las baterías y regresar como nuevo a
la ciudad grande a la cual emigrasteis a haceros cargo de vuestras ocupaciones
como estudiantes obreros, ejecutivos, grandes jefes o, simplemente, frailes.
Estos días de hermandad y de solidaridad tonifican el espíritu y lo curten para
las luchas de la vida. Yo os deseo vacaciones tranquilas sin libertinajes,
veleidades, arrogancias, desidias o el mal perenne de la envidia, y mucha salud
al socaire de los altos chopos de este valle enjuto entre las dos grises
laderas de piedra toba , de zarzalejos y tomillares que nos circundan. Que no
haya discordias entre nosotros, que reine la paz de Cristo. Que los
hontanosoteros de arriba cabe la fuente y los sotohontaneros de abajo junto al
recodo de los chimorretes sean una misma cosa: hermanos espirituales legatarios
del mensaje de Bernardo y de Vicente.
Hecho estos incisos, porque aquí no venimos sólo
hablar de piedras, de arcos y de cúpulas sino de la gente que ha rezado en las
gradas del altar de nuestras iglesias antiquísimas, y tanto que se pierden en
la noche de los siglos, porque el Cister no hizo más que recuperar un
cristianismo establecido ya antes de las primeras invasiones muslímicas, de la
era de los godos, y, antes de los romanos. En ese mogote de San Gregorio debió
de haber un templo de urdimbre vaccea, pues tiene todo el aspecto de monte
sagrado que convoca a las fuerzas telúricas ocultas en la naturaleza. El
cristianismo no hizo más que consagrar un culto a la divinidad desconocida que
existía aquí desde hace muchos siglos. Lo grande de estos añojales y barbechos
es que no se puede trazar una raya exacta que divida al culto sincretista del
trinitario.
El primer contingente de siete monjes bajo la estola
del abate Raimundo que sucede a Dom Bertrand al ser promovido a
No quiero dejar de pasar por alto en esta bella
atardecida de agosto pasar por alto que algunos aspectos de nuestra cultura se
retrotraen al ascendiente semita, tanto árabe como judío. Cuando las
persecuciones contra los hebreos de 1348 en Burgos, muchos de éstos salieron de
aquella ciudad y se esparcieron por diversos lugares de Castilla, prefiriendo
como refugio aquellas tierra de abadengo, colocadas bajo la autoridad directa
del rey. Sacramenia era una de ellas por pertenecer directamente al fuero de
Cardeña.
El Temple se crea no desde un afán belicoso contra
las sectas, sino desde una óptica de paz y, a lo puro, guerra defensiva,
condenando al pecado pero amando al pecador. En sus estatutos se mandaba rezar
al cabo de la misa una oración en árabe y otra en la lengua rabínica. Los
cistercienses quisieron ser la síntesis de la cruz como vértice de todo, no de
la cruz al revés, y de volver otra vez a las andadas, cuando la lucha costó
sangre de tantos siglos, como quieren los abanderados de las Tres
Culturas.¡Ilusos! Nunca en España pudo haber eso sin admitir la prelación del
Evangelio como norma de vida.
La integración llegó a conseguirse mal que les pese
a muchos con sus altibajos y movimientos sistólicos y diastólicos propios de la
historia de España, donde fue endémico el problema de los alumbrados, los
judaizantes y aljamiados, que siempre tuvieron preeminencia y un mando oculto
entre nosotros y para demostrarlo no hay más que echar un vistazo a nuestras
letras del Siglo de Oro. En ella llevan casi siempre la voz cantante los
conversos. Incluso, son de origen “marrano” la mayor parte de los tratadistas
místicos: Teresa de Cepeda, Juan de
Aquí perduró hasta no hace muchos la tradición de
las “tapadas”. Por las calles de nuestros villorrios uno se creía en Marruecos
o en Irán al ver avanzar a las mujeres de rigoroso luto, cubierta la faz con el
alfareme o velo de castidad, que no era sino el residuo del flámeo romano. Se
cubrían entonces de los pies a la cabeza incluso para ir a trillar con
manguitos y todo, y alguna hasta con el chal. Ahora se desnudan...
En las eras en más de una ocasión escuché yo cantar
a una moza aquel estribillo del romancero trovado directamente del Cantar de
los Cantar
“Morena me
llaman, yo blanca nasçí.
El sol del
enverano me puso ansí.
Morena me
llama el hijo del rey;
por la color de mi cara su
amor perdí ”
la impronta cuneiforme vuelve a aparecer e las
ménsulas, escocias y cimacios decorados a la morisca en la mayor parte del
románico. Late esa superstición de las suras del Corán iconoclasta a representar
la figura humana por evitar la idolatría. Dichas cláusulas de
Sin embargo, en medio de este bosque de coníferas de
piedra y de tallos de ramas salvaje, podremos distinguir en las ménsulas a
alguna dueña medieval tocada de su caramallo que ciñe su faz en un barboquejo,
moda de aquella época, de origen francés, y que servía de coronación al brial,
como también, ya en el lado de la epístola, admirar el busto del glorioso
Vicente obispo que proclama su triunfo martirial entre dos palmeras por cada
uno de sus flancos y que aparece con mitra y báculo bendiciendo con el dedo
índice y corazón de su diestra. Para estar vivo sólo le haría falta recitar el
salmo XXVI que empieza: “Justus ut palma florebit”. El justo florecerá como la
palmera, etc.
La vida en ese convento bernardos, como en todos,
transcurrió sin novedad desde su establecimiento en 1147 hasta la desbandada
general de la desamortización de Mendizábal, un albalá de 1835 que disolvía las
órdenes religiosas. Los frailes vivían cara al sol observando las
intercadencias de la veleta de la torre claustral y bajo la férula de la
campana que regía la vida monástica distribuyendo las actividades cotidianas:
las siete horas canónicas, con Maitines a media noche y las Vísperas con el
entrelubricán o luz del Oeste. Alzaban
con la aurora y se acostaban al último rayo del crepúsculo. Las horas de
trabajo manuales se alternaban con el estudio, la copia de textos en el
armolianum y las visitas en el refectorio. No quedan en Santa María de Cárdaba
rastros de esta dependencia pero en el Monasterio de Piedra, en Teruel, otro
enclave cisterciense, el viajero puede
contemplar las bóvedas del comedor satinadas por el humo de siglos. Las
cocinas estaban en el mismo lugar donde se hacía la colación. Solía ser la
parte más caldeada del convento y justo al lado estaba el dormitorio. Queda el
de Poblet, que era enorme y con una capacidad como para quinientos lechos, para
atestiguar esta vida en común, que caracteriza a los cistercienses.
Había un superior, el abad que en algunos casos sólo
dependería a efectos de jurisdicción del clavero o maestre, pero pro norma
general los abades eran mitrados y su predominio era omnímodo. No dependían de
Roma a efectos disciplinarios más que para cuestiones dogmáticas. En Sacramenia
llegaron a juntarse hasta tres centenares de monjes entre profesos y oblatos o
donados, sometidos a la disciplina de un prefecto. El capiscol o maestro de
capilla se encargaba de los cantos del coro, el racionero, de atender a los
pobres; el cillero, del menaje del grano; el ecónomo , del del hogar. Había un
hebdomadario encargado de leer para los padres mientras se sentaban en el
refectorio. Destacado lugar ocupaban los pendolistas o expertos calígrafos que
transcribían los códices. El paso del tiempo
transcurría sin notarse entre la sencillez , la rutina de los actos
repetidos día a día, pero de forma muy ordenada y meticulosa. Se desconocían
las prisas y los sobresaltos. Todo era parsimonia.
San Bernardo escribe su regla con mucha minucia y es
una respuesta a la suntuosidad de Cluny, el amor al lujo y al boato, tratando
de enmendarle un poco la plana a San Benito. Taxativamente se prohíbe en los
estatutos de la “Carta de Caridad” tener celda propia. Los frailes dormían en
una crujía separada cada cama por una mampara o una cortina. Manducaban a la
misma hora, marchaban al trabajo juntos y rezaban bajo el mismo techo y sus
voces se esparcían, en ese fabordón incesante de letanías y de antífonas
rebotaban contra las paredes y pilastras de sus templos bien artizados y
dotados de una excelente cataacústica para la reflexión de los movimientos
vibratorios sobre las superficies cóncavas. La mística bernarda es coral y del
todo comunitaria. Permitía pocas concesiones al individualismo. Todo era
liturgia. No se había descubierto todavía la oración mental. Los que toman el
escapulario blanco, color de
1835. El albalá del ministro de Isabel II
secularizando los monasterios. Un día triste para la catolicidad fue aquél.
abandona estos lares el último hijo de San Bernardo. Sin embargo, durante
Corría el año 1809 cuando Juan Martín el Empecinado,
que venía huyendo de Castrillo de Duero, se refugió en Fuentesoto en una de
esas bodegas con puerta de madera y un montante tenebroso excavadas en la roca
viva que contemplamos todos desde aquí, y luego un hermano lego se lo llevó al
convento de Santa María de Cárdaba vestido de arriero. Cuenta D. Hardman,
historiador inglés, en la “crónica de un guerrillero” cómo había acampado con
una partida de sus leales en el ejido de Pecharromán. Los monjes lo recibieron
con los brazos abiertos. En el refectorio durante el almuerzo contó el
cabecilla cómo había sido traicionado por sus paisanos en Castrillo de Duero.
Hubo de salir de naja valiéndose de una estratagema para evadirse de la cárcel
municipal y , fiado de su valor y de sus descomunales fuerzas(era capaz de
derrengar a un mulo de un puñetazo) y de su agilidad para esquivar las celadas
que lo tendieron, consiguió contactar con los suyos viniendo desde Aranda campo
través. Tuvo que estar metido tres días en un cubete hasta que los frailes
estuvieron seguros de que los que estaban en la dehesa de Pecharromán eran de
su partida.
“Oyéndoles
el prior - declara Hardman- que era un hombre de talento, muy piadoso y buen
patriota, aconsejó a Juan Martínez Díez abandonar la provincia y pasar con su
facción a Castilla
Con esta alusión a una de las figuras más
conspicuas de nuestros anales, Juan Martín El Empecinado - también pudiera
llamársele el incomprendido- y uno de los de la leva del Cid, un hombre de la
ribera, epítome de las virtudes y defectos de nuestro pueblo, quien tuvo la
desdicha de morir en el rollo de Roa, él que se alzó contra el oprobio
extranjero en defensa de las libertades por las órdenes de un monarca
calamitoso como fue Fernando VII y al que él había defendido con las armas en
la mano, pero que luego hizo renuncio y se revolvió contra los castellanos de
pro que habían arrojado al francés de la península, quiero poner punto final a
esta disertación. Roa no lo supo comprender y le dio garrote un aciago día de
mayo de 1825. Era un prócer, un vástago directo de las ideas cistercienses, un
hombre empapado del espíritu altanero y magnánimo de los hijos de la tierra.
Cuentan
los que presenciaron su ejecución que, cuando era llevado entre doce mamelucos
al cadalso, consiguió doblar el brete que inmovilizaban sus pies y las cadenas
que lo maniataban. Dio muerte a golpes a seis de la escolta y pelotón de
cincuenta lanceros se las vio y deseó para sujetarlo a golpe de bayoneta.
Todavía se llevó a algunos por delante; moriría peleando. Roa, el pueblo al
cual, años atrás, había conseguido libertar del yugo gabacho, pagó con moneda
de ingratitud su gesta. A nosotros sotohonateneros nos cabe el honor de haberle
dado acogida aunque sólo fuera escondido entre las duelas de un tonel que
precintamos en una bodega como si fuera vino añejo, y vino añejo de alta gradación
era el alma del Empecinado como nuestros mejores de esos que sólo merece
escanciar una vez al año. Así derramó su sangre como vino superior. Pero ya se
sabe: si la piedra da en el cántaro, pobre cántaro.¡Pobre empecinado! Remaba
contra corriente. se adelantó a su tiempo. Pudo con los franceses y con los
traidores de su facción, no pudo con los
Cien Mil hijos de San Luis. La historia siempre está a punto de repetirse. He
dicho “
@@@@@@@@@@@@@@
@@@@@@@@@@@
@@@@@@@@@
@@@@@@@
@@@@@
@@@
@
Capítulo III
JOYA
CISTERCIENSE EN
UN
HITO DE
Emplazada en
un lugar que irradia fuerza lumínica y silencio, al pie de una ladera donde
comienzan las escarpadas del Monte Ervasos, recatada y modesta pero luminosa en
la noche de las estrellas y de los surcos, ara de soledad y de silencio
vivificante, a un lado del camino y como contemplando el paso de los hombres,
sus carruajes y sus reinos, orante y como en éxtasis por todos ellos,
soportales y aleros, archivoltas de la iglesia de Arbás a la solana de la
cordillera cántabra, poco antes de que comiencen los pendios, precipicios y
vargas de la ladera de Pajares, marca el primer jalón de un rosario de
monasterios que daban escolta a los peregrinos(Acebos, las Monas, Campomanes,
Mieres del Camino, Monsacro, Valdediós, en la ruta guardada por los
cistercienses) ya en la bajada. Es como una hermana mayor, arcipreste de
devociones mariales, que está en el secreto de muchos tránsitos, de marchas y
de contramarchas, portal de Asturias, y casa matriz de todos ellos. Sus sillares
hablan de la importancia que tuvo antaño la vida cenobítica en el ámbito
visigótico. Esos revoques platerescos y barrocos de la fachada ocultan la
pureza de líneas por de dentro, como si la pureza de las nieves y el aire
incontaminado de las cumbres se hubiesen obstinado en guardar intacta casi a la
fábrica medieval.
Al visitarla,
se participa de ese misterio, de la pujanza del catolicismo en su mejor hora.
Aletea bajo sus bóvedas como una premonición de eternidades. Es un baluarte, un
revellín de plegarias en los antemurales del Valle del silencio. Por el oeste,
se va de risco en risco hasta Covadonga y por el Este nos dirigiríamos hacia
Astorga. En Arbás parece estar el ingreso a esa laberinto mágico que se llama
Hispania, la patria del dios Pan, o, si se quiere, el lugar exacto donde
comenzaba el Jardín de las Hespérides.
Como digo, no es lo que a primera vista parece, una
iglesia de montaña encajonada en los congostos del camino real.
Siempre que pasé por este sitio - y son veces ya
desde aquella noche en que aparqué mi “600" recién estrenado al amor de
sus muros, cansado como venía de las revueltas del Rabizo y algo mareado por la sidra en mi primera
excursión rodada en 1969- sentí como un latido de los antiguos dioses. Era la
llamada del Monte tabor. El hombre aspira a la verdad, la bondad y la belleza.
Siente nostalgia del edén perdido. No llevan razón los que quieren volvernos a
la condición heredada, según Darwin, del simio. Nunca seáis remisos a esa
llamada. Sentid la caricia de las alas protectoras del ángel en vuestros
rostros.
Escuché una voz que me dijo:
-¡Qué bien se está aquí, Señor! Montemos una tienda,
una para ti, otra, para Moisés y otra para Elías.
Hay lugares muy determinados de España que
desparraman un magnetismo incomprensible. Arbás del Puerto pertenece a la
lista. La voz de la gracia que incomprensiblemente y por tortuosas sendas me ha
llevado a unir mi vida a Asturias sonó para mí en estas cumbres una noche de
julio. La bóveda celeste era un palio tachonado de perlas vivas. Todo
framontano tiende al lugar de sus ancestros y la querencia de una existencia
pasada, si es cierto que el alma del hombre transmigra y se reencarna,
irradiaba desde aquel punto. Treinta años más tarde de aquella cita con mis
manes, en un hermoso crepúsculo de agosto, he llegado a ahondar en la causa del
poderoso influjo. Allí se escondía una imán. ¿Por qué?
Es una razón esotérica y personal, como esotérico y
personal es el Cister. Allí sentía la mirada de Fray Millán, el que se me
apareció en Manhattan, monitor de mis desconsuelos. La ruta me llevaba a otra
vida que viví al socaire de la túnica blanca y el escapulario negro. Noté sobre
mis lomos el calor del cíngulo con el que te ata el abad el talle en el momento
e la profesión cuando todo el Capítulo entona las estrofas del “Veni Creator” y
tú el cuerpo prosternado en tierra y con los brazos sientes el impulso del
vuelo de la paloma que quiere remontar vuelo hacia el Paraíso. El cíngulo es el
cordón umbilical que te ata a los brazos de Santa María. Ven, acercate. No soy digno. Nada sabes de lo que os tengo
preparado. ¡Sufrimos tanto, Virgen bendita! Sois los escogidos. Alegraos en el
dolor que expía la culpa. Pero, Madre, no me dejes. Es tan oscura la noche y
tan prolongada la crujía...
Todo tiene una explicación larga.
Bien que el apóstol de los gentiles, un exaltado y
un extremista, al emprenderla a golpes
contra los flamines de Afrodita y los adoradores de Diana, estaba
exagerando. Como buen judío, algo le constriñía a la letra muerta de las
prescripciones rabínicas. Sin embargo, ya no sería nunca posible la marcha
atrás.
El Temple supo penetrar más allá en el conocimiento
gnóstico que era emanación de la tradición helenística. Entendió mejor el mundo
romano que aquel vehemente Pablo, el cual, por mucho que proclamara su
ciudadanía en aquel “cives romanus sum” que exhibía como salvoconducto a los
que lo perseguían, sigue amarrado a las filacterias que lo enganchaban al mundo
de Moisés. Y la humanidad necesitaba un cántico nuevo, un corazón más limpio.
En realidad, el cristianismo, aunque nacido en el seno de la sinagoga, es una
forma de religarse a Dios diferente e incluso opuesta diametralmente al
judaísmo. Se debe a todos los nacidos. A los hombres de antes y después. Cristo
hoy, ayer y eternamente. alfa y omega, broche del círculo. Al reencarnarse en
el seno de María había querido mostrar un símbolo pontificio que conéctala
orilla umbría y la solana.
Al estallar el segundo milenio, se vuelven a
recuperar los viejos cantos de la “Virgo turreata” que había domado a la muerte
con la fuerza de su fecundidad. Una virgen en Nazaret había parido un niño.
Cibeles, Mitra, Diana, Afrodita eran el símbolo de la vida ovante en su
germinar vencedor. Se comportan como un anticipo de
La psicología cisterciense propende a ser síntesis
de lo viejo y nuevo, y, superando la retórica de los primeros siglos de cristianismo,
vuelve a conectar con los conocimientos perdidos. Es romano y occidental por
antonomasia. Si se quiere, reconduce y purifica algunas supersticiones de antes
de la caída del imperio, y presenta toda esa solidez profunda que en
arquitectura caracteriza al románico.
El Circo Máximo, el Capitolio, los acueductos en toda su grandeza y soberbia factura en sus
paramentos, fachadas, galerías y exedras ofrecen demasiada obra muerta. Muchos
vanos sin aprovechar que vuelven los recintos deslumbrantes por fuera y
tenebrosos por dentro. El románico, en honor a su nombre, timbra tales
constantes. Sin embargo, supo edificar, como por arte de encantamiento, y por
auténtica inspiración del Paráclito que secundaba a los hombres, una floración
de maravillosas construcciones que tenían algo de las casas de campo de Toscana
y ofrecían una ornamentación ingenua y tosca al estilo de las esculturas en
relieve sobre los arcosolios y columbarios de las catacumbas de Santa Práxedes
o de Santa Cecilia. Los temas de los sarcófagos, donde resplandece el candoroso
júbilo de los creyentes en
San Bernardo insiste:”Réspice stellam. Voca Maríam”.
Ella es la estrella y la estila dulce en el mar amargo, denso en procelas, de
la lucha por la vida”. Su majestad hace pensar en las ricos y exaltados
dípticos y espondeos de aquellos argones encargados de custodiar el altar de los
sacrificios a Júpiter. Nada tiene que ver este candor del santo con las
complicaciones y retorcimientos del mundo levítico. El Covenant, demasiado
pegado a la letra, descuida el espíritu. Nunca podrá entender esta ternura
hacia una simple mujer el hombre judío. El culto de hiperdulía supérstite
preluce al crudo realismo mosaico. Deben darnos pena los pueblos que no acatan
el valimiento de Santa María. Siempre estarán huérfanos. Son dignos de lástima.
No son capaces de mirar para la estrella, ni de invocar a la dulce estila.
Serán precipitados de repente en el océano de las tinieblas.
No se puede abarcar tanta grandeza. La penumbra de
las iglesias cistercienses se convierten así en el Helicón de los que sueñan en
Cristo. Ha sido siempre el más sagrado e insuperable de todos los estilos.
Nadie ha sabido imprimir a la piedra tanta sobrecarga de espiritualidad. El
gótico suprime luego las penumbras aligerando el dispositivo que desemboca en
la apoteosis ojival donde las bóvedas se encaraman como queriendo saltar hacia
las estrellas y las viras de la tracería suben y suben a la búsqueda de un
infinito. Las catedrales son un alarde casi exhibicionista de la materia que en
pugna con las leyes de la gravedad llega a divinizarse. Todo es vitalidad,
belleza, artizada polifonía. Dicen que Reims y Chartres fueron diseñadas
siguiendo una escala de valores que imita la gradación del arpegio y las
oscilaciones del Péndulo de Foucauld. Reflejan el guarismo de la nota de un
libreto con infinidad de negras, blancas, corcheas, fusas y semifusas. Por eso,
presentan un aspecto tan musical que invitan a entonar un “Te Deum” a chorro
libre. Son dechados de perfección acústica u ortofonía. Fueron edificadas para
el sonido, porque éste es, de los cinco sentidos, el primero que capta la fe.
Ya sabemos que el diablo nunca fue un buen músico y apostillen los alemanes que
los “malos no saben cantar”
Esta maestría fue producto de la sabiduría gnóstica.
Los Templarios indagaron entre los hebreos, los judíos y los árabes y debieron
de quedar absortos cuando descubrieron que la altura de la pirámide de Keops,
el cono más perfecto, evoluciona a una altura de
Entrar en la esta iglesia solariega de Arbás por la
puerta lateral de arcadas embebidas apeadas sobre capiteles de traza fabulosa y
en el que se repite el tema ursino del oso rapante de la escatología druídica
que hace acto de presencia más que
regular en los blasones de la heráldica del norte ( el oso que mató a Favila,
el oso encaramado, prendido de las garras de un árbol) pero que aquí entronca
con la leyenda de la fundación del oso domado y uncido al carro por un cantero,
formando yunta con el asno y el mulo; la peligrosa fiera transformada por un
milagro en caballo de tiro, es un anticipo del asombro que sentirá el peregrino
de Compostela ante el Pórtico de
Pasamos a un
zaguán enmorillado extasiados en los
arcanos de la arquería, prieta de figuras y de símbolos que aluden a la
resurrección de Lázaro ( por tres veces esculpida en tres edículos del
tímpano), la serpiente que se vuelve cerdo, y el cerdo, que, a su vez, se
transforma en oso. El oso que rampa, la culebra que repta y el cerdo que
hoza practican una interesante
ambivalencia escultórica dentro de la iconografía del medievo. Todos los
pórticos románicos animan a la reflexión escatológica. Como si de ellos
descendiera la iluminación solemne. Contemplarlos transmite paz y gozo, a pesar
de la muerte, que es conculcada y del diablo que se aparece a las almas, en
guisa de mono, de sierpe, o de un asno
demoledor y obstinado (“Assinus ad lyram”) la mayor parte de las veces. El
burro toca la flauta. Al final siempre Jorge termina venciendo al dragón,
colofón triunfal de la gloria expectante, que impregna de lógica tanta
fantasmagoría onírica. Ha salido del estro arrollador de una raza de iniciados,
gigantes visionarios. Hay un trasfondo de Cristo que asegura y bendice, como
una querencia sublime de revelación. El conjunto constituye una investidura de
eternidad.
Nunca el hombre estuvo tan cerca de los misterios
del legado evangélico ni alcanzó la cristiandad un grado de clarividencia
espiritual como en este frondoso estilo de muro sólido y de verdad
consistente. El gótico es sólo un
apéndice, la conclusión ovante de este gran delirio didáctico del Maestro Mateo
al que da cima el bosque sagrado, que sirve de pauta a los artistas normandos
para la erección de sus catedrales. El óculo vertical de la aspillera del
ábside desemboca en el rosetón policromado, ese calidoscopio de colores
policromados de la rueda que gira sobre un centro inmóvil que a su vez activa
todo cuanto se halla dentro del círculo de influencia. El motor no padece
mudanzas ninguna. Dios es eterno e inmutable.
Dentro ya del templo, nos sentimos como en un
laberinto de paz sacerdotal y agrícola. La nave central remeda un arbolado de piedra
toba o caliza, sus poros iluminados por los resplandores de soles milenarios
que la han bañado colándose por el rosetón, un elemento indispensable, pues así
lo determinan taxativamente las constituciones de
Las nervaduras de las bóvedas de arista convergen en
el almizate o harneruelo que abrocha la cimbra. Parecen brancas celestiales de
la palmera mística extendidos sus brazos hacia arriba en gesto frondoso de
eternidad. No muere nunca la ceiba. La éntasis de su robusto talle la mantienen
a cobro de las ventoleras, pone en fuga a la furia del huracán Se busca la
hebilla que engarza lo invisible con lo invisible. La ceiba, roca del bosque
sagrado, es Cristo. El almizate ojival remeda al ónfalo de“omphalus”( el
ombligo, la mitad), el punto donde se produce la comunicación entre el mundo de
los vivos, de los dioses y de los muertos. A través de este cabillo iniciático
se accede al verdadero conocimiento. Los nervios se aovan en ensamble
octogonal.
Otra vez, el ocho templario, como en Ponferrada,
Arbás trata de armonizar por primera vez en las
historia de
Una talla románica de
Los gemidos
de misericordia rebotan sobre las
cavidades con un timbre de voz antiquísimo, ecos de la dulce melopea de los
monjes que acá rezaron otrora. Las codas celestiales aun perduran,
estableciendo entre el cielo y la tierra una escala de Jacob con peldaños de
ida y vuelta, irradiadora de protección. “Mater admirabils”, “potens”,
“clemens”, “fidelis” , “prudentissima”... Trono de la sabiduría... Avanzamos
hacia la catarsis. Un ángel se ha convertido en maestro de ceremonias de una
misa cantada interminable. Se empapan de añoranza todos los poros del alma
impregnada de la sonoridad del aire. El Tercer Ojo escucha melodías de un
diapasón que nunca sabrán captar los oídos de la carne. “Ex auditu ad fidem”,
sentencian los escoliastas. Es el más sutil y intelectual de los cinco con que
contamos ya que nos lleva a Dios. De la misma forma que el olfato potencia la
memoria, la vista, la contemplación, el tacto, la sensualidad, el gusto, la
aquiescencia a los placeres, por el oído comprendemos la realidades de la
revelación.
En los templos románicos es este sentido el que más
manda. Todos los demás se encuentran sometidos a esa grandeza acústica, a la
sonoridad que lo impregna. Los frescos que pintaban sus paredes apenas se
atisban y las figuras de los ábsides historiados casi ni se distinguen en la
penumbra, pero la voz se haya diáfana y cristalina, como en sintonía con las
grandes vibraciones del universo. In principio erat Verbum
María, emperatriz, madre de la ciencia administra el
conocimiento a los elegidos desde el curul hierático. ¡Cuánta sabiduría
insospechada encerrada bajo ese nombre! Comanda las estaciones, rige los
vientos, avanza hacia el futuro triunfante sobre el carro del que tira una
yunta de leones mansos. Este es el principal mensaje del oso domado de Arbás.
La bestia será subyugada. La carroza en la cual marcha enjaezada y atalajada de
los dones de la espiga, la flor y el pámpano, significa el paso del tiempo, la
vida que se renueva.¡ Loor a
Su templo, que como todas las fundaciones cistercienses,
goza de la advocación de Santa María, reclinado sobre un cueto en el arranca de
un “arva”(campo alto), era el punto de recalada de los peregrinos que hacían la
ruta de Compostela por Oviedo(camino francés). Parece ser que la veneración a
Se construye por una donación de Fruela, hermano
carnal de Doña Jimena, e hijo del Conde de Oviedo, a los frailes blancos,
recién trasladada la corte asturiana a León. El carácter hospitalario y militar
del edificio ha dejado por entero su impronta en el edificio, a pesar de sus
múltiples reformas y revoques, todas esas manos de cal y de arena que han dado
los siglos.
Ecce
iam noctis tenuantur umbrae. Lux et aurorae rutilans coruscat: supplices canora
voce praecemur, ut reos culpae miseratus ,omnes pellat angorem, tribuat
salutem, donet et nobis bona sempiterna munera pacis. Amen
Es
una llamada a la luz del alba desde lo más profundo de las tinieblas de la
noche. Lleva la marca de la liturgia cisterciense de una estructura efébica.
Cristo es Helios, el sol sobre el que gravita el universo. Sus tres símbolos
son el huevo, la almendra mística, por eso en el pantocrátor se le representa
saliendo de una especie de vulva, rasgando el himen de las tinieblas, el orto
del amor que vence siempre al entrelubricán de la maldad y que cada noche se
renueva, y la vid, que cura y embriaga.
La iglesia de Arbás, primorosamente reconstruida al
final de la guerra por un hijo del polígrafo Menéndez y Pidal, cuya familia era
oriunda precisamente de estos términos, fue un “ribbat” o fortaleza contra las
incursiones sarracenas y hospital de peregrinos. Nunca hay que perder de vista
estas dos variantes de la rama activa cisterciense: la defensa del cristiano hostigado
por las algaradas desde el sur, y la curación de los enfermos.
La letra arrasaba en los siglos medios. Capítulos
adelante, veremos el pavor que inspiraba esta palabra y la segregación y
cuarentena de la que eran objeto aquellos que la padecían. Muchos al enfermar
se lanzaban a los caminos en búsqueda de curación o contraían la enfermedad en
plena ruta. Se encomendaba a San Roque. Llevaban consigo una carraca o
tablillas de San Lázaro que al ser agitadas su sonido anunciaba a los demás
viandantes que se apartasen; allí llegaba un leproso. Otro mal era la sífilis
que a veces se confundía con las letras por sus llagas purulentas. Camino
Francés y Mal Francés son casi
homónimos. Las hospederías, asilos y lazaretos que se desparraman a lo largo
del camino son en realidad leproserías y hospital de apestados. Arbás era uno
de esos sitios. Llegó a contar con siete crujías con una capacidad de
trescientas camas para cuidar al malato. Muchos no avistarían los cuetos del
Monte del Gozo, ni regresarían a su lugar de origen en Francia, Alemania,
Escandinavia, o Constantinopla. El Apóstol les enviaba a aquellos monjes
providenciales para cuidarles en la hora suprema. Los pobres caminantes
enfermos encontraban refugio en las casas de Santa María.
Debido a lo áspero y escarpado de esta ladera de
Eivaso, que permanecía aislada a causa de la nieve en los crudo inviernos del
páramo leonés, y batida por los vientos polares que soplan desde Peña Urbina el sostenimiento de una
comunidad se hizo problemático. A ello debió de contribuir la relajación de las
costumbres monacales a medida que se acerca el Renacimiento. El cister sufre un
eclipse a partir de la supresión del Temple a comienzos del s. XIV. También las
peregrinaciones jacobeas aflojan en ese siglo y se inician una serie de
movimientos místicos en Alemania capitaneados por el Maestro Eckhart que dudan
del valor de los actos externos, como pueda ser la peregrinación. En el Kempis
tampoco se recomienda esta piedad que suele ser puerta abierta a la
disipación:”Los que muchos van de acá para allá visitando Santos Lugares o
acaparando reliquias poco se santifican”. Esto lo había podido haber dicho
perfectamente Lutero. Erasmo, jaquetón y lenguaraz, dos centurias más tarde, le da la razón al autor
de la “Imitación de Cristo”.
El onceno siglo abre la puerta al apogeo de la
religión. Cristo se hace presente en la vida de las gentes. Fueron nada más que
cuatro o cinco siglos. Después parece que se aleja y ni el Humanismo,
San Bernardo representó para el mundo católico como
un estallido luminoso de estrellas que regó los campos de agosto. De su figura
y obra emanan un ímpetu tan súbito e inexplicable con los elementos de juicio a
nuestro alcance. El doctor Melifluo lleno del fuego del Espíritu Santo debió de
ser uno de esos varones incandescentes que iluminan toda una época. Desde que
llama a la puerta de la abadía de Citaeux y allí es recibido por San Roberto
hasta su muerte sobre el mapa de Europa se multiplican. En tan sólo una
generación se produce esta floración milagrosa de cistercienses cuyo predominio
abarca desde Rievaux en el Yorkshire hasta Tomar en Portugal y desde Pontevedra
hasta
Por desgracia, y por esa regla inexorable de los
movimientos de oscilación y de gravitación, como todo lo que sube baja, el
cister también cayó.
La
personalidad del fundador de esta orden es una de las más enigmáticas y
sorprendentes. Hay incontables facetas en este monje borgoñón: el doctor
Melifluo de simpatía arrolladora y desconcertante hermosura viril, como nos lo
retratan los bolandistas del P. Croisset, guarda escaso parangón con el
polemista infatigable en las aulas de
Hay otro bernardo inspirado, clarividente y
profético, al difundir por el Occidente cristiano los presagios de San
Malaquías, que hablan del fin de
San Malaquías era un monje inglés que profesó en la
orden bernarda y, consagrado obispo de Armagh, hubo de abandonar su sedea causa
de las persecuciones de los monjes de St. Dunstan. Murió en los brazos del abad
Bernardo. Sus pronósticos sobre los papas reinantes del siglo XI se han
cumplido a carta cabal, tanto en lo que se refiere a los papas entronados como
a su divisa. Así por ejemplo el que hace el número 69, Paulo IV, tasado con el
blasón de “fide Petri” respondió a esta evaluación anticipada enfrentándose a
los judíos de Roma los cuales execraron su memoria, según podremos comprobar
más adelante en este libro. Caso parecido fue el de Benedicto XIV, “Animal
rurale” que padeció con constancia las persecuciones y trabajos, con la
paciencia de un buey, como se deduce de la historia de su pontificado.
La lista da comienzo con Celestino II “ Ex castro
Tiberis” y acaba con “De gloria
olivae”,número 111 del catálogo. Según los cálculos malaquianos estaríamos, al
abrir página el tercer milenio, en el penúltimo de los sucesores de San Pedro,
el
Uno de los afanes primordiales de san Bernardo fue
poner coto a los abusos e intrigas palaciegas que pesan sobre San Juan de
Letrán. Así se deduce de sus advertencias a Eugenio III. Fray Justo Pérez de
Urbel llega a escribir en su “Año Cristiano”:” A la sazón Bernardo fue el
verdadero papa de su tiempo. Claraval tenía más importancia que Roma”.
A lo largo de todos sus escritos insiste en la
importancia que tiene la devoción a
Sin embargo, no todo fueron aciertos y panegíricos.
El santo postulador de la causa de María fue un fracaso político. Los reinos
cristianos se desentendieron de su llamada a la unidad. Comprobó que la cruzada
segunda por él predicada fue un desastre. Parece mentira que tantos aspectos
pudieran cobijarse a la sombra de un hombre solo. Bajo su iniciativa quedaron abiertos 150 cenobios en el espacio
europeo, casi todos ellos se fundaron aprovechando otros monasterios
arruinados, o antiguas aras votivas a los dioses celtas o romanos. Bernardo no
derriba los viejos ídolos; antes bien, los rebautiza y los incorpora al acervo
espiritual del cristianismo. Reconduce el tributo a Júpiter y no le importa
bendecir antiguas aras de Minerva o de Cibeles. Esta es la cara oculta de lo
románico, pero siempre partiendo del principio de Cristo como fuente de toda
gracia y propulsor del conocimiento. Las gentes viven y progresan gracias a
El cister empieza a perder su predicamento una vez
terminada la reconquista en 1492. Su labor había sido dada por concluida.
Expiraba una misión para dar paso a otra. Terminaba la época de los buceadores.
El triunfo de
Y el Kempis no para de apelar al “vanidad de
vanidades “ del Crisóstomo como vacuna contra el excesivo afán de conocer:”No
escudriñes, hijo, si quieres acceder al bien “. Los santos de cartón piedra
acaban en memez oscurantista. Hazte un eunuco, si quieres conseguir la vida
eterna. Castrate. Ardua norma. Como
llevaron a cabo una hermenéutica poco imaginativa y al pie de la letra la
palabra del Señor, que estaba hablando de otras renuncias y entregas y sólo
utilizaba una metonimia, obraron con poca consecuencia. La herida del concilio
de Elvira tardó siglos en curar. No se puede dilapidar la tremenda hijuela del
Galileo y sus máximas para alcanzar la vida eterna en una obsesión por el control
del instinto erótico que remata en demencia. Dios no quiere monstruos, ni
hipócritas, ni impostores. Sigan siendo crueles y castos. Cometan con su mente
retorcida torpezas de toda índole. Sólo los limpios de corazón verán a Dios.
San Bernardo parece que escruta a través del óculo
de su celda y mira el campo, contempla las flores, oye el canto de los pájaros,
observa la rueda del disco solar en su girar impenetrable. Quiere saber, porque
la indagación no puede ser un freno a la magia del misterio. Es un pesquisidor
entregado y tenaz de
Ese es el mensaje esotérico que trasciende los muros
sagrados de este enclave a horcajadas sobre las cimas de la cordillera
cantábrica. Es el primer hito del llamado convento asturicense y umbral de
ingreso a la ruta jacobea. En cierta manera, portón del Paraíso. Allí se
inician toda una serie escalonada de monasterios que llevan hasta San salvador
de Oviedo. Fragancia tan sobrenatural no es extraño que suscite la ira del
Cálido que no entiende de tales razones. Nos quiere ahora analfabetos, pegados
a la ubre del televisor, y todos, contra todos, y, si no en guerra, por lo
menos, recelando unos de otros. Crea disensiones y dominarás el mundo. Así es mejor
Estos días de agosto del verano del finmilenio un
columnista de la “Nueva España” órgano del Sionismo internacional que ha
abierto casa en los chiscones del Fontán - el alcalde Gabino invita a espichas
y a inauguraciones, pero esta “Nueva España”
ya no es la mía sino una España insolente, buscona, reivindicativa,
corta de vista y muy en plan de aldea global -, uno de esos plumíferos que me
parece se sientan al ordenador tocados de una montera picona y con un talante
de genios superdotados para la hipérbole que hincha el perro para poder sacar
cada día el periódico a la calle, un periódico en el que toda noticia o todo
personaje ha de pasar por las horcas caudinas del ramalazo local [se piden
ejecutorias de asturianía y , si no muestras patente de ovetense, no sales en
la foto ni te bautizas], pedía la demolición de todas las catedrales góticas.
Se quedó muy a gusto después de soltar tan infame osadía. Parieron los montes.
¿ Cómo podremos sustituirlas ? ¿Con hórreos? Ya quedan pocos. Se los ha llevado
el airón.
Habrá que echarse a temblar porque vuelven los
mineros de la marcha sobre Yarrow con un hacho y un candil y la dinamita
fresca. Hay ganas de revancha. Los buitres circunvuelan en rasante barruntando
la cadaverina de los cristianos lanzados a la arena. El aire sopla muy cargado
de presagios. El pato no se conforma con su suerte y quiere transformarse en
urogallo.
Sin embargo, no mareemos la perdiz. Peticiones como
la del columnero abajo firmante certifican la muerte de España. Asturias,
mágica e iniciática, era su cuna y mostraba desde los montes este magnifico
cancel del Arbás , cumbre del cister, a espaldas de Covadonga y los valles del
silencio bercianos, por el otro cabo. No cabe entrada más sublime al edén que
desde la perspectiva del alto de Pajares. ¡Magnifica puerta de ingreso a los
valles que dominan el escenario de Peña Urbina!
Bajo la dirección de un hijo de Menéndez Pidal (don
Ramón , aunque nacido en Coruña, se mostraba muy orgulloso de su ascendencia
citomontana y solariega de Pajares) en 1969 se procedió a la reconstrucción que
fue llevada a cabo con el gusto del eminente arquitecto, muy familiarizado con
las peculiaridades del arte cisterciense. Respondía de esa forma al espíritu de
su padre, uno de esos sabios, rara avis, que alegran de tarde en tarde la
existencia de los que se dedican al estudio de la verdad y de los que aman la
belleza. España, como demostró el polígrafo y astur ilustre, era la patria del
Dios Pan, el jardín de las Hespérides, donde estuvo ubicado el Paraíso terrenal,
en algún lugar al otro lado de la cordillera que contemplan los muros de Arbás.
Alfonso X nos la presenta, también como un lugar de
abundancia, por la fertilidad de su sueño y la clemencia de sus aires. Todo lo
contrario, pues, del criterio que han venido sosteniendo los escritores del
Los trabajos llevados a efecto por Luis Menéndez y
Pidal rescataron de las ruinas a este importante templo que permanecía en
estado de abandono desde el Barroco. Ahora pertenece al obispado de León y se
halla adscrita como parroquia dependiente del Priorato de San Isidoro. La obra
de reforma fue sapiente y decorosa.
Estudiando su primorosa iconografía nos encontramos
a un pensamiento medieval de rasgos heliocéntricos. El Cister representa la
apoteosis heliocéntrica de la recitación hesicasta de las horas canónicas en
alabanza de
Estadios
zoomórficos, antropomórficos y vegetativos, se superponen; las tallas de
arenisca del zócalo sobre el portal confirman la leyenda augural del oso
devorador de hombres y del buey clemente y manso - Apis era adorado por los
egipcios y se convierte en el toro de San Lucas- que bajo las riendas de un
auriga divino se pusieron a trabajar y aceptaron el yugo , juntas zarpas y
testuces. El oso esculpido es motivo central del tímpano de Santa María de
Arbás. El ángel y la bestia pueden trabajar juntos, combinación de contrarios y
emblema del poderío divino para domar a las fieras y amainar tempestades.
Se cuenta al
respecto que una noche de cellisca un capataz, varón piadoso, favorecido por
dotes de clarividencia y que gozaba de una fuerza física descomunal, escuchó
golpes y mugidos en el muladar. Se levantó de la cama y con un blandón en la
mano para alumbrarse y en la otra una estaca
bajó a la cuadra: un oso había penetrado en el redil, había dado cuenta con sus zarpazos de varias
mulas y estaba acabando con la vida de los bueyes. El buen cantero luchó con la
fiera toda la noche a brazo partido. De amanecida, cuando ya lo tenía dominado,
el oso salvaje se tumbó a sus pies y habló con voz humana de esta manera:
- En loor de Santa María, de hoy en adelante dejaré
de ser oso y me transformaré en buey.¡Gloria a
Acto seguido le lamió las manos. El animal, ya del todo domesticado, consintió
la armella y , uncido al yugo de la carreta de los yangüeses, empezó a laborar
en el acarreo desde la mañana siguiente. Participaba en las labores del campo y
entraba en la cuadriga de tiro para el arrastre de las piedras. Esta historia
tiene un sabor profético a los textos de Isaías donde se anuncia claramente que
el león se apareará con el cordero y las lanzas serán convertidas en rejas. En
ella, asimismo, se encuentran resonancias de la leyenda del Lobo de Gubio,
amansado por San Francisco. Es la mejor metáfora del cristianismo, con su poder
de transformación mediante el amor y la palabra.
Como consecuencia de este hecho maravilloso, el
cantero se hizo monje y contaba hasta el final de sus días que aquella noche
La historia nos embelesa: que una bestia curupia se
transforme en paciente bóvido, se someta a la tralla y la rienda del auriga y
entre en razón es una parábola de la sempiterna lucha contra el dragón. El mito
del eterno retorno. Será el mal domado y acabará tomando el yugo de la virtud.
Tendrá que unirse al proyecto de santificación y transformación de un mundo
nuevo. Algunos apostillarán que el mal no existe, pero esta proposición no es
más que una entimema gratuita.
El Cister recoge el testigo de esa inclinación
romana por construir puentes, alzar estatuas en lugares muy concretos dominados
por lo telúrico. Siente la ergasiomanía del mundo romano, la “cupiditas
aedificandi” o fiebre constructora. Precisamente por de dicho atavismo
ergasiomaníaco, o pasión vehemente por la arquitectura, surgieron las
catedrales. La devoción a
Aquí, en las alturas cantábricas, se clavó el primer
cipo con el cartel de “No pasarán”. Sus calcaños sujetarán el morro de la
bicha. Todos los pueblos del orbe entonarán cantos de alabanza a
Pero esto no es más que un accidente.
En santuarios
románicos como el de Arbás parece que el tiempo se para. La muerte es
derrotada. Más cerca del cielo que de la tierra este monasterio en un congosto
de la cordillera, parece que lleva a las estrellas en sus zancajos.
Canteras y torrentes, gleras y algún matorral. El
aire se afina. A horcajadas sobre el lomo de la sierra las filas de roca que
bajan en pendiente forman una protuberancia radial que recuerda a la silla de
montar. Un cíclope invisible ha dejado allá su albarda de rocas por donde
desciende la nieve y el corzo campa. Aquí todo es querencia de techumbres
olímpicas. Oteo la figura de una suerte de sufra geológica que sostiene las
varas de una correa de tiro invisible. Los valles en el regazo de la pendiente
seca y pelada forman una especie de alfamar verde en lo hondo de la roca viva
que sirve de cauce al río Bernesa.
Es un escenario que conviene contemplar en noches de
luna llena, con esas lunas fuertes del septentrión que en el Bierzo parece que
nos acercan con su luz bañada de misterio al tiempo en el que reinaban los
gigantes. El arte románico con su simbología inocente parece capsular el
lenguaje telúrico de estos “arva” en un afán de superación por la senda del
camino iniciático. Aquí las fuerzas de proyección, ascensión y freno parecen
haber encontrado techo. Arbás es una especie de non plus ultra, un no va más de
la ruta jacobea. “ Per arva ad astra” (Por los campos altos se sube a las
estrellas) que diría Virgilio. Todo nos habla de esa tensión hacia lo alto, de
ese deseo de superación. Desde aquí casi palpamos la cúspide y nos sentimos
reconfortados los que venimos huyendo de la persecución.
Utilizando medios tan humildes e incluso simbología
pagana el mensaje bíblico y el anuncio de la resurrección parecen entrar por
los ojos. Por la puerta de Baco se entra en la luz de Cristo. El ambiente es de
pesadilla, como una pesadilla. No ha conseguido el cantero un dominio de la
perspectiva por lo que hay una desproporción y una mal trabada melanesia
que tornan monstruosas las representaciones dionisíacas de hidras,
grifos, sierpes, huríes, arpías, cerastes, víboras cornúpetas, monjes con
cabeza de perro, ardientes llamas que son como convulsiones de las
Euménides, y el Mono de Serapio, del que
se dice que era hijo de Cronos, porque establecía el padrón de división entre
los días y las noches. Justo a cada hora orinaba. Este plano escatológico de
parábola iniciática y de jeroglífico se combina con la cotidianidad más tosca y
absoluta - es un arte para entrar por los ojos con pocos resabios
intelectuales- de cosechas y vendimias, frailes que escuchan un sermón o andan
a capítulo como en los cimacios del convento de Santa María de Nieva. Aquí, en
Arbás, todavía no se ha llegado a ese candor. Habrían de pasar dos siglos. En
el mudéjar aragonés a estos elementos figurativos se agrega la escritura
cúfica.
El matiz dionisiaco de los monstruos sagrados que
configuran la iconografía del románico es inalienable. El artista no renuncia a
la materia, expone en toda su crudeza la realidad de la vida, la presencia del
mal, la acción del diablo, pero con ahínco trascendente trata de divinizar esa
materia que se nos ha legado el Salvador.
Las alusiones a sus poderes taumatúrgicos son indeclinables: el pecado
se convierte en gracia santificante. En
la piedra está Platón, Aristóteles y se va al encuentro de las enseñanzas de la
cultura del Nilo de la mano de Hermes Trimegisto, junto con las enseñanzas del
Genésis, el Libro de Ruth y los aforismos de los Doce Profetas. Los círculos se
entreveran formando una pirámide helicoidal. Todo en un revolutum por el que se
llega a la verdad inalienable de la sindéresis cosmogónica. Todo se contradice
en apariencia, per recuperamos el hilo de los razonamientos y vemos que
todo cuadra debajo de una intención
devastadora. Nos empapamos de semiótica. Del panteísmo y del Logos griego arribamos
a la exaltación del Cristo en majestad, juez supremo de todas las cosas, centro
inmóvil del movimiento que circula por doquier y estalla en la música de las
esferas. Palpamos, en definitiva, lo inefable.
Aquellos frailes hacían la guerra defensiva pero
nunca practicaban el derrotismo psicológico que pavorosamente agarrota a la
cristiandad al día de hoy. Moros y judíos preferían vivir aparte segregados en
sus aljamas con arreglo a sus costumbres y sus propios códigos legales. No eran
molestados para nada. De no haber sido por ese espíritu tolerante, no hubiese
cabido esa interacción tan fructífera que ha dejado poso a lo largo de los
siglos en nuestra forma de ser: cientos de palabras de origen semita, multitud
de costumbres, supersticiones, creencias. No. La barbarie no es cristiana. Y
ahí están, para probarlo,
Por eso, encuentro una verdadera gracia divina mi
acercamiento en peregrinación al Paso de Arbás . Su presencia es un símbolo que
alza su espadaña de advertencia a la apostasía y a las maulas en que nos hacen
vivir los herederos de don Opas. La mentira y la credulidad fueron la llave de
la traición que abrió la puerta de España a los sarracenos. Me parece que en
forma de nube la sombra de Don Rodrigo se pasea por las cumbres vírgenes de
Peña Urbina cantándole estrofas plañideras a su Cava. Por una hurí casquivana y un rey atolondrado vino a perderse España.
Sin embargo, en este verano último del siglo, de eclipses y de impasses, se
alza la sombra de protección de este adoratorio, que abre la puerta al helicón
astur, como un bastión eterno. Quizás las campanas desmelenadas tengan que
volver a expandir por la campiña su mensaje de bronce, tocando al arrebato al
son de “ Santiago cierra, España”. No se trata de un grito agorero. Es casi una
premonición. ¡Y que Santa María nos
valga!
*********
******
***
*
CAPÍTULO IV
CATALINA
DE SIENA Y
*
una vida llena de raptos, clarividencias y otros prodigios.
*
Santa Catalina es una demostración de cómo Dios se revela a los humildes y se
oculta a los soberbios, poderosos y sabios de este mundo.
*
Salvó a
***
En
mi corazón no hay diferencia de sexos. Yo fui el que hizo al ser humano varón y
hembra y para mí no hay distingos ni
condiciones - le decía un día el Señor a Catalina de Siena en aparición
particular -. Y yo hago lo que quiero.
Por eso, deseo que sepas que en estos tiempos el orgullo de los hombres se ha
hecho tan grande, especialmente el de aquellos que se creen sabios y discretos,
que mi justicia ya no puede resistirlos y está a punto de confundirles mediante
un justo juicio. Pero, como la
misericordia está en mí siempre al lado de la justicia, quiero antes darles un
aviso para que se reconozcan y se humillen, como hicieron los judíos y gentiles
cuando les envié personas ignorantes, pero a quienes había yo llenado de
sabiduría. Sí; yo les enviaré mujeres débiles e ignorantes por naturaleza pero
prudentes y poderosas con el auxilio de mi gracia para confundir su ignorancia.
Si reconocen el estado de locura en que se encuentran, si se humillan,
aprovechándose de las instrucciones que les enviaré a través de mis mensajeros
débiles, tendré misericordia de ellos “
Este párrafo encierra la clave para comprender el
proceso misterioso de las apariciones en
Hecha esta observación, hay que decir que no se puede entender
El caso de esta sencilla burguesa, hija de un
tintorero de origen mahometano y convertido al cristianismo viene a corroborar
lo afirmado. Hay que tener en cuenta que
- Debo de declarar que Roma está infectada de
vicios, Santidad.
El papa guardó silencio.
Dos siglos
antes, otro monje de gran inocencia de vida, reprendía al todopoderoso Eugenio
III con un réspice que debería dar que pensar y recapacitar a los que, en un
deseo, quizás loable de defender al vicario de Jesús para ponerle a cobro de
sus enemigos, quieren mermar la santidad de la doctrina de aquel que lo ha
escogido para el gobierno de su grey y le dijo:
- ¿No os dais cuenta, Padre Santo, que no sois más
que polvo vilísimo y que dentro de seis meses estaréis siendo pasto de gusanos?
Era Bernardo de Claraval
Catalina de Siena una pobre mujercita fue la
escogida para enderezar los caminos torcidos tras el llamado Cisma de
Occidente. Por encima de hagiógrafos y
detractores, resulta un hecho incontrastable y un claro ejemplo de lo mucho que
puede Dios. La entereza de esta hija de Sto. Domingo que iba por Italia predicando la penitencia,
dejando una estela de santidad y de conversiones (sus seguidores eran los
famosos “ caterinati” incondicionales, gente aventurera o de aluvión, el
equivalente a los “ yurodivi” rusos,
practicantes de la negación total, incluso la de la propia honra y practicantes
de la “ kenosis” o autoaniquilamiento. Eran los
locos de Cristo, el cual tantas veces en la historia toma por la senda
menos convencional y se une al grupo de los pobres, de los desposeídos, de los
borrachos) demuestra que el sometimiento
a la voluntad divina por parte de aquellos que siguen al Salvador y tratan de
imitarle en la inocencia de vida ha de tener prelación sobre la autoridad
humana. Dicho de otra manera- una vez más - Dios escribe con renglones torcidos
al derecho y confunde a los soberbios, hace ludibrio de los poderosos y se
muestra como el verdadero Señor de Israel de la forma más inesperada. Como
cantó María de Nazaret en el “ Magníficat”.
Taumaturgia.
Un rosario de prodigios y de predilecciones
celestiales encauza la vida de esta
sierva de Dios. Su biografía parece increíble vista desde la perspectiva de
1999 cuando las mujeres se engríen, se fomenta el adulterio y es de buen tono
incluso la fornicación. Empiezo a escribir este estudio el primero de diciembre
en que celebramos el Día Mundial del Sida, cuando todo el mundo es solidario,
pero nadie se arrepiente. Ayúdame,
Catalina, virgen de Cristo, a hacer una canto a la castidad tan necesaria en
estos tiempos y enséñame la humildad de no tener que callarme, acomodaticio,
ante los improperios, transgresiones y pecados de omisión. Rodeado por ellos
vivo.
Nació en Siena, ciudad toscana, en 1347. Su madre se
llamaba Lapa y su padre Jacobo Benincasim. Vino al mundo en un parto doble, que
hacía el número veinticuatro de una vasta prole habida de la unión del
tintorero y Lapa, una mujer de singular belleza. La madre era una gran vividora
y tenía mucho miedo a la muerte. Pero un milagro de su hija haría que Lapa
pudiera alcanzar edad provecta. Sin embargo,
esta prolongación de la existencia no fue un don sino una especie de
castigo, porque vio morir a muchos de los suyos, cosa que lleno de tristeza los
últimos días de la anciana, como más adelante se verá.
Su hermana
mielga se llamaba Juana. De niña era tan
rica y graciosa que sus padres la llamaban Eufrosine, que en griego
significa alegría, encanto, porque ya en aquella edad tierna era el encanto y la alegría de los que
la miraban. A los tres años se sabía el Ave María. Sus juegos no eran con
muñecas sino con cromos de santos ,y a los ocho años quiso huir, como Teresa de
Ávila, al desierto; poco después, formula el voto de castidad ante un icono de
Pronto empezaron las grandes penitencias. Permanecía
todas la semana sin comer. Dormía en el suelo con una piedra por almohada y una
cadena de hierro la llevaba arrollada a la cintura a modo de cilicio. Su madre
que quería casarla con un rico mercader de Siena no desperdiciaba la ocasión de
humillarla en público. En cierta ocasión, la arrastró por el suelo, cuando,
después de mandarle quitar la toca, vio que Catalina, en señal de penitencia se
había tonsurado los cabellos.
Esta oposición materna, con ser empecinada, también
la consiguió vencer, aunque su madre era partidaria de que contrajese
matrimonio con uno de sus muchos pretendientes. Se dice de ella que no era
hermosa, pero que tenía un algo especial. Su voluntad era de hierro. Hubo de
huir de casa. Solamente un puñetazo en la mesa dado por su padre, el buen
tintorero de Siena, al cual amaría tanto nuestra Catalina, conseguiría vencer
la oposición materna al monacato.
- Catalina es libre. Podrá hacer lo que
quiera.. Dejadla ir a su aire.
Profesó en
Dieron
comienzo otras pruebas. El Divino Esposo le regala con todo género de gracias
especiales y de visiones, pero la santa duda de si todo esa clase de prodigios
no pudiera ser artificio del enemigo de los hombres y Jesús le pone a prueba.
Le dijo que para saber distinguir los milagros de Dios de los del Maligno hay
que empezar por aborrecer toda vanidad, por mortificarse y por morir a sí mismo
(kenosis, que viene kεvωσ, y
significa vacío, exinanición contigo).
Si alguien siente algo así como halagos y le gusta tener fama de santo, ello no
es buen signo. Los favores celestiales empiezan
siendo pruebas, amarguras, crucifixiones, oprobios y más tarde se
transforman en bendiciones. Antes, ha de morir el yo. Hay que despojarse de uno
mismo. La ruta angosta por la cual lleva Jesús a los que elige es así de
sorprendente, y casi siempre siguiendo los mismos pasos. Dios puede llegar a
parecer desconcertante. Nadie puede poner puertas al campo. Su actuación sobre
las almas a las que aparta para las nupcias espirituales resulta inquietante y
alborotadora desde el punto de vista de la prudencia de la carne y de los
respetos humanos. Es en virtud de este misterio carismático que vuelve
inexpugnable e indomeñable al cristianismo, fuerza de redención y nunca de
condenación. No queráis clasificarlo, ni ponerle etiquetas, porque el
Omnipotente se sale del fichero. Él es el Amor invencible.
En la ciudad de Siena pronto empieza a cundir su
fama de taumaturga. Para unos se convierte en piedra de escándalo, para otros
en paradigma prodigioso del Espíritu de Dios. A
cierta mujer que tenía lepra acude todos los días a cuidarla. Besaba sus
heridas y para vencer el asco y el horror que le inspiraba la enferma Catalina
llega sorberse los humores que manan de las pústulas. Al cabo de tres semanas,
ella misma se contagia de la enfermedad
de su paciente, pero, cuando ésta, que había pagado con ingratitud sus
desvelos, entra en coma, de repente, la lepra de Catalina desaparece. En otra
ocasión es una cancerosa, Teca, una beguina, del convento de las Hermanas de
- Mucho tardaste, Catalina en venir. Por lo que veo,
te gusto yo menos que tus frailes. ¿ No es el padre prior uno de los que te
sofaldan y tú te dejas hacer? ¡Porque te
gusta eh! ¡ Así prolongas tanto la acción de gracias después de la misa!
- Hermana. ¡ Por Dios! ¡ No diga eso!
Sin embargo, la enferma no dejó que increparle todos
los días con sus embustes y falsos testimonios, acusándole de haber faltado a
su voto de pureza formulado ante el altar de
Venciendo el
asco que le inspiraban aquella boca y aquel cuerpo hediondo, no dejó por eso de
acercarse a asistirla. Recibía los improperios de la paciente con una serenidad
augusta de cariátide griega. Un día le dijo:
- Yo te perdono y Cristo te perdona, hermana mía,
porque no eres tú la que dice esas barbaridades; es Satanás quien las inspira y
quiere entrar en ti. Como prueba de inocencia y de vida inmaculada, yo te ordeno que dejes el cuerpo de esta
mujer.
Catalina hizo un milagro. La pobre encancerada,
libre ya del zaratán que la tuvo a las puertas de la muerte, se arrojó a sus
pies y pidió perdón a la santa y fue por toda Italia peregrinando como
penitente y cantando las alabanzas de
Su caridad y amor al prójimo, a toda prueba, fueron
demostrados en otras ocasiones, cuando siguiendo el ejemplo de otros grandes
santos caritativos, como Martín de Tours y Nicolás de Mira, se quedó en cueros
literalmente para vestir al desnudo. Para ella tenía prelación la caridad sobre
la modestia. Sólo santos taumaturgos como ella fueron capaces de tanto
heroísmo. No conocía cortapisas, porque ella capaz de decirle al jefe de los
sacerdotes lo que los apóstoles: “ Es
mejor obedecer a Dios que a los hombres
y éste fue un poco el misterio en el cual se sustenta toda la grandeza de su
personalidad. Era Catalina una italiana de rompe y rasga, partidaria del todo o
nada, nunca las medias tintas. Una rebelde a lo divino. Tenía un fuerte
carácter, aunque también, llegada la ocasión, sabía ser diplomática.
Éxtasis
Ni médicos ni psiquiatras se han puesto de acuerdo a
la hora de esclarecer y estudiar debidamente estos fenómenos misteriosos de
catalepsia. El arrobo místico, cuando es verdadero y no fingido, se escapa a
cualquier lucubración científica. Es la cumbre del rapto, la quinta morada de
la comunión espiritual con el Amado, como demuestra el estudio de la vida de
los místicos. Francisco de Asís experimentó la vulneración. Esto es:
experimentó sobre su propia carne la herida en el costado infligida a Jesús en
el Calvario. Como Pablo de Tarso. Teresa
de Jesús padeció la transverberación. Su corazón fue traspasado por una ángel.
El caso de Catalina de Siena es más singular, pero no menos sorprendente. Un
día le fue arrebatado el corazón por el Esposo. De resultas de aquel acto de
entrega, le quedó en el pecho una enorme cicatriz que vieron algunas monjas de
su orden, y atestiguarían más tarde en el proceso de canonización (subió a los
altares en 1411) su confesor fray Tomás y sus biógrafos. En este hecho se
cimienta la devoción cordimariana y la devoción al Sagrado Corazón de Jesús
populares en Francia durante el siglo XVIII. Al ir a comulgar Catalina - el
fenómeno se repite con Margarita María de Alacoque - veía como un brasero u
horno encendido que le entregaba el sacerdote celebrante.
La devoción eucarística tiene un fuerte implante en
Sin embargo, el dogma de la eucaristía no forma
parte del cuerpo de doctrinas de
Durante los
primeros siglos de
Para la tranquilidad de algunos que nos puedan
considerar sospechosos de herejía, adveramos que únicamente en
Contemplados los hechos al trasluz de los siglos, se
observan que las devociones, como cosa humana, vienen y van con arreglo a las
apetencias, modas y gustos. También los hombres vienen y van. Sólo Cristo
permanece. ¿ Cómo dar cumplida interpretación a lo que parece una demasía
inefable de los santos? Estos desaforados casos pertenecen a la cumbre mística,
algo impenetrable. Con ojos humano, discutible, pero nunca a la luz de las
cosas de los espíritus. Muchos santos
estaban locos. Eran unos orates de Jesús y así se explica esta devoción
cordimariana o mesiánica que ahora podrá
encontrarse en crisis, no en sí misma, sino por causas extrínsecas. El corazón
de Jesús es un baluarte de amor contra el odio, un refugio en la promesa. Esta categoría es ineluctable y
permanece inalterable, pero siempre merece la pena estudiar estos fenómenos en
el contexto del que irradian.
Para entender el amor de Cristo uno de los
personajes más maravillosos del Evangelio es María Magdalena, la mujer pública,
que unge sus pies y le llama rabonni “ maestro mío”, la que pecó pero
que permanecería luego treinta y tres años en el desierto sin probar bocado,
alimentándose sólo de la eucaristía que le llevaban los sacerdotes. Eucaristía,
Tebaida, el cuervo de San Antonio, las disciplinas de San Arsenio y San
Pacomio, las barbas de Macario y de Hilario entran en juego para explicar este
rapto de amor.
A nuestra
religión los acaramelados e insípidos hagiógrafos con buena o mala intención, pero poco objetivos, la hacen un flaco favor. Sin embargo, estos
casos de exaltación demuestran que somos algo más que un conjunto de huesos,
tejidos y arterias. Mediante la virtud y la renuncia a sí mismos, el hombre y la mujer pueden llegar a
semejarse a los propios Ángeles. ¿ Por qué no lo intentamos? Los frescos
bizantinos y las maravillosas composiciones de Fr Angélico invalidan la tesis
del evolucionismo de Darwin. Mediante el
poder de la voluntad y la gracia divina el ser humano sería capaz de zafarse de
las constricciones alienantes que sujetan su instinto a la materia. La dulce
Eufrosine es un señuelo que convoca hacia esa excelsitud que trae al pairo al
hombre del fin milenio, que ha perdido el sabor y el saber por las cosas de
Dios y se animaliza sin remedio, porque el materialismo le dice que no tiene
por qué creer en aquello que se tiende más allá del alcance de la vista. Ella
representa el perfume imperecedero de las almas escogidas, del justo de Israel
que se mantiene inmaculado en el fango que lo rodea.
Su nombre va asociado al del lirio, como el color
siena que expresa una estética de delicadezas tersuras donde la neta exactitud
y la beatitud se dan la mano debajo de las arcadas pintadas por Fr Angélico para enmarcar sus
cuadros, que no son otras cosas que seráficas
representaciones de la vida celeste, entrevistas por un agujero. Todo
tiene la fragancia de la calta y la azucena de los huertos amados, de los
pensiles no hollados donde aparecen ángeles de alas tersas y expresión serena y
Vírgenes que desde su regazo entregan al mundo la belleza de sus desposorios
con el Verbo Encarnado. ¿ Cómo podremos vivir y respirar sin esas exageradas
demasías de la devoción apoteósica del espíritu europeo, de su cultura, de su
arte, de su recogimiento y de su silencio?
Catalina, estigmatizada por la lanza de Longinos, es
un dechado de las perfecciones femeninas, en las cuales parece haber dejado de
creer la mujer de hoy. No importa. Ella sigue representando en su magnitud el
heroísmo de Ester, la belleza de Judith, el amor y la simpatía de Rut y de
Rebeca. Hay en todas estas cosas muchos del yo místico que desconocen aquellos
que no han tenido el gusto de ser partícipes de tales experiencias. La
perfección, tal y conforme la venimos entendiendo la santidad, no es una
perfección de nimbo y de hornacina a la medida. Dios conoce el modo de romper
todos los moldes. En todo santo habrá siempre algo de iconoclasta. Ellos - para
eso están ahí - siempre tuvieron a gala
poner las cosas del revés. Esta rebeldía de la santidad tiene mucho que ver con
el duelo de muerte que libra Cristo
contra el diablo, las fuerzas oscuras y la soberbia del mundo.
Sólo vivió treinta y tres años, la edad de Jesús y
los que María Egipciaca, su prototipo, pasó en
El que el Apóstol de los Gentiles la echase un
rapapolvos para mirar para otra parte y distraerse durante un éxtasis, no deja
de revestir un hecho ingenuo del cual Catalina saca partido cuando explica en
una de sus cartas que” si la cólera de Pablo fue para mí un hecho terrible,
¿ qué no sería el rechazo de Jesús con los condenados el Día del Juicio
Final?”.
Pablo hace
honor a su fama de vehemente e impulsivo en este retrato que de su persona
realiza la monja dominica italiana.
Gregorio Marañón, al que apasionaron de siempre los
fenómenos paranormales, dice que la raya
de separación entre el fervor y la superchería es casi imperceptible. De ahí
que en el siglo XVII español proliferaran tantos alumbrados o místicos de
pacotilla. Un místico y un iluminado se parecen mucho, pero el primero refleja
un convencimiento mientras en el otro los fenómenos preternaturales responden a una enajenación
de las potencias, a intervención diabólica. Sin embargo, todo iluminado nunca
dejará de ser un místico, aunque de segunda categoría. En la realidad él ve
cosas que otros no ven. Para el hombre de hoy estos ringorrangos pueden sonar a
denuestos del agua y del vino, pero el medieval, que vivía y moría empapado de
teología, se encontraba incurso en la problemática. Nada tiene de particular,
pues, que a una santa otro de la corte celestial la reconviniere y a una iluminada - pasó con
Teóloga.
Mas dejemos
todos estos episodios.
En mística la
frondosidad no permite ver el bosque. Son cuestiones casuísticas que no llevan
a ninguna parte. Pocos sabrán que la gran doctora de
A Catalina de
Siena le debe
Mi
alma penetró en un mundo desconocido y vio el premio de los justos y el castigo
de los pecadores. Pero aquí me falla la memoria y la pobreza del lenguaje me
impide hacer una descripción adecuada de las cosas. Sin embargo, tengo la
seguridad de que contemplé la esencia divina y por eso sufro ahora tanto al
verme de nuevo encadenada al cuerpo. Si no me lo impidiese mi amor a Dios y al
prójimo moriría de dolor. Mi gran consuelo está en sufrir porque tengo la
seguridad de que mis sufrimientos me permitirán una visión más perfecta de
Dios. De aquí que las tribulaciones en
lugar de resultarme penosas sean para mí una delicia. Fui testigo de los
tormentos del infierno y de los del purgatorio; no existen palabras con que
describirlos. Si los pobres mortales tuvieran la más ligera idea de ellos
sufrirían mil muertes, antes que exponerse a experimentar uno de esos tormentos
por espacio de un solo día. Vi en particular los tormentos que sufren aquellos
que pecan en estado de matrimonio no observando las normas que él impone y
buscando en él únicamente los placeres sensuales”
Cuando
ya estaban a punto de inhumarla, la joven, con cera de los hacheros y blandones
mortuorios sobre los cabellos y la mortaja, resucita. Parece ser que fue un
caso de catalepsia similar a la que percató Teresa de Ávila, la cual,
desahuciada de los médicos y no habiendo podido ser curada de sus inexplicables
sofocos de que vino de un pueblo que llaman Becedas, la creyeron por muerta. Estuvo amortajada. La visión del infierno que
nos describe la santa abulense coincide en todo con la de la santa toscana.
Ambas religiosas tuvieron una contemplación del castigo con dos siglos de
diferencia y van a estar sujetas a un proceso ascético muy parecido y como
calcado uno de otro, como más adelante se verá. La ruta por la que acometen la
escalada del monte de la santidad se proyecta sobre el mismo trazado (precaria
salud, una gran influencia de la figura del padre, y talante inquieto y
andariego, que refleja un carácter depresivo, poco estable y lábil). El
desierto exige bloques psicológicos de una sola pieza. Mientras que a los que
quieran abrazar la vida cenobítica sin tener todas las aptitudes para ello se
les recomienda la peregrinación. El cuarto voto, el de la estabilidad,
introducido por San Benito en su Regla, fue el origen de tanto monje giróvago
desarraigado. Era el más duro de la observancia.
Catalina,
como buena hija de su tiempo, era muy andariega. El medievo empieza a despertar
de modorra en que el mundo había caído tras los siglos oscuros, con las
peregrinaciones. Este ir y venir sería a la larga benéfica para la cultura y
para el arte. Se diseminan las ideas, que viajan en el zurrón y las veneras del
peregrino compostelano. Ella no paró. Caminó desde Roma hasta Florencia. De
Florencia hasta París.
Otra constante es, amén del complejo de
Edipo, el gran ascendiente que ejercen
sobre ambas sus confesores y directores espirituales.
También sus
referencias son reiterativas en ambos casos a los pecados de la carne, sobre
todo a los que tocan el tema del adulterio, que tanto entristecen al señor.
Muchos se condenan por darle tan escasa importancia, pero, paralelismos aparte,
aquí tenemos la idea de un Cristo justiciero, y también un cristianismo en que
el cual el sexto mandamiento será prelativo. En cierta forma, Santa Catalina y
Santa Teresa de Ávila serán un poco las
responsables de esas obsesiones subliminales. Entre los ortodoxos, jamás se
habla del purgatorio ni existe esa obsesión sexual que a veces emponzoña y
martiriza nuestras conciencias. O la martirizó y obsesionó en años cruciales de
nuestra formación. En parte, también tuvo la culpa Dante, un místico, un
exaltado cantor de la pureza de la mujer. Y, un misógino, cuyas son las grandezas y miserias de
Occidente, que sueña con Beatriz y Dulcinea y luego se acuesta con Maritornes,
sin solución de continuidad y sin haber encontrado el comedio. ¿ Cuándo el
mundo cambie de página en los albores del Tercer Milenio tendremos un
catolicismo de obsesos sexuales o, en el otro cabo del péndulo, nos haremos
disolutos? ¡Pobre humanidad, tan lejos de Dios y tan cerca de sus obsesiones!
Pecando unas veces por exceso y otra por defecto. ¡ Ten piedad de nosotros,
Señor, que nos creaste y nos formaste del barro! Perdona nuestros pecados.
En muchos ámbitos teológicos se ha dejado de hablar
del Purgatorio entrevisto por Catalina de Siena y Dante. No pocos lo pasan aquí en vida, lo que, en alguna
medida, no deja de ser cierto. Estas visiones tienen algo mucho de truculento,
pero no reflejan más que el pensamiento y el sentir de una determinada
mentalidad. Luego vinieron los
hagiógrafos, los poetas y los artistas del cuatrocientos y del quinientos con
sus pinceles, hicieron encajes de bolillos con los que no existía, pero con las
mentiras y lucubraciones se ciñen al contexto de maravillosas obras de arte. Los predicadores
evangelistas yanquis son más tremebundos y truculentos que los Savonarolas
italianos en la explotación del caos apocalíptico en su propio beneficio y
vanagloria porque el más allá es un morbo que vende.
Deforman el
rostro de Dios. Siempre lo hemos querido dibujar a nuestra propia conveniencia
y a nuestra forma de ver en el mundo y él no se queja. Sin embargo, cuando
alguien empieza a hablar en su nombre y decir: “ Hija mía...” estamos perdidos.
Es un hombre el que habla pero quiere apropiarse la parcela del Salvador. A
pesar de todo, Dios está dentro. ¿ A qué tanto alboroto?
En cualquier caso, siempre resultan convenientes
tales reflexiones a la hora de expurgar conceptos. Por muy santos que digamos
que somos, no somos todavía buena gente.
Sin embargo, a partir de Catalina de Siena va a encontrar una forma de
coloquio con la divinidad, una manera de entenderse, que en algunos de sus
émulos deviene teología de alto bordo y en otras ensoñaciones contemplativas
infumables y en la mayor parte - en los iluminados- filaterías retóricas. Es
donde falla Occidente. En Oriente, a través de la “ pystina” rusa supieron
interpretar al Dios Perdonador mucho mejor que nosotros. Sin embargo, la meta a
la cual llegan los grandes, sea de un lado o de otro, siempre es la misma,
aunque por sendas mas o menos estragadas. En los impostores, nunca. Ellos
resultan el fruto máncer de la añagaza
diabólica.
Este acceso directo y sin intermediarios, de tú a
tú, con la sabiduría infinita hará que se confundan los planos. Dios baja.
Pierde su trono y se adapta a la mentalidad de la criatura. En Oriente el
hombre se diviniza. En Occidente humanizamos al Señor. Nos le fabricamos a
nuestra medida y llegan los particularismos del carácter emprendedor y
exclusivista. Pronto empezamos a encasillarlo y ponerlo caudas y etiquetas.
Resultado: se fabrican dioses repulsivos, egoístas, comineros, vengativos,
fatuos, obsesos sexuales, chantajistas.
A la vista está que son ídolos fabricados y mediatizados por la por humana flaqueza. Por eso, el cristianismo ortodoxo nunca
pierde esa grandeza cósmica de la salvación general. Aquí lo que importa es el
“ ¿ qué hay de lo mío?”. Su propia filautía en combinado con la materialista
voracidad hace que nuestros “ salvadores “ por estar tan en ras de tierra,
manejando un lenguaje poco asequible, de raptos, corazones ardientes,
eucologios dudosos, nos resultan antipáticos. Alguien está haciendo trampa.
Como Cristo no puede engañarnos ¿ dónde está el fraude? Un Dios tan personal,
que habla con nuestras mismas coletillas y anda metido en nuestras preocupaciones
seculares parece que nos descorazona.
En las calles está el mes de febrero de 1993 nevadas y
ventiscas caminos intransitables de nieve blanda y felpona. Moscu se coinvierte
en una ciudad encantada encajada en los níveos bigotes de papa moroz que es el
dios de la escarcha. Pese a la nieve ya se detecta la primavera y esos siemopre
alza el amnimo lo mismo que las buenas notcias. El yin sen que crece en los
robledos de vostok. Idei jatore buili
risulta, va en su auxilio el rompehielos yamal.
La natura es siempre seria severa, certera. Los errores y
extravíos parten siempre de los hombres. La responsabilidad del ser humano
adquiere ribewtes suicidas. La montaña nos parece sonreir. Un salñudo amigos.
Cadena de hierro con candados colgantes. Tantas cosas en el saco y tantos
absurdos. La iglewsia de la trinidad donde el tiempo parece haber hincado sus
dientes. El canto del querubibn segue rajmaninof escribe la liturgia de san
juan Crisóstomo, victor schvierchonkof natalia matveienka nina palikova. Trabajar
como obrero de choque contrataciones de obreros de choque. Na gorovne propiedi
iesus skazal en le sermón del del monte
Jesús dijo. Trecil= sobrios. Taraschipieni cantos de vitorias. Priznit
rebajarse humillarss. Lokowanie regozijo en dios diaglib angelica. Trabajar
para el nuncio- taina mira paz encubierta. Gubit perder. Sracenia
batalla. Posatoiani eterno.
Muceta de armiño y una pitanza asegurada, la iglesia es la
pirámide perfecta. En Inglaterra había 9000 parropquias. En alemania 15000 y en
fancia con sus más de sesenta diócesis sopbrepasabnan las sesenta mil. Vengan
misas y caigan ollas. El aband de lo que canta yanta. Como va el pope asi la
letanía y el que cante las hores que coma las olles. La iglesia y sigue siendo
uyna primamide perfecta. Cada parroquia tenia una servidumbre de por lo menos
cinco eclesiásticos. Los monasterios brindaban nutrida corporación. Por cada 20
monjes unop había de ser versuto en Escrituras. De esta necesidad de proveer a
los monaterios de letrados surgieron las escuelas catedralicias y las
universidades. Agustinos cistercienses treatinops pero en 1214 cruza el canal
de la mancha el primer fraile menor. Cincuenta años después los dominicos
ditrigen catedras en oxgford Cambridge y la sorbona y producen diguras conspicuas
en el ambito del conocimiento como Roger Bacon y Duns Scotto. Se relajan las
ordenes reformadas gracias a las limosnas y a la creduloidad del pueblo
o me muevo en otros
parametros. Albarrada enjaretada de ferralla de esta finca lugar magico el
mundo gelatinoso de las apariciones que tú denuncias y describescon acuidad y
solercia. El principal vicio de la sociedad moderna es el ansia de poder he
cantado como un simple diacono el cornijal cubriendo mi cogote fraternidades
universales sólo depararon conflictos y angustias a la humanidad el camping de
los aparecidos. Espiritu de las bodas de canáa o de las hidrias colmadas. Por
partogenesis se transformó en ser para la muerte por la encarnación.
Encantes, defroques, mercadillos, mecadillos almudíes zacanes
alhondigas y puestos de venta. Cela niño mimado delos nuevos ricos españoles.
Habla con los melereos de atienza y con los pobres cabe una de las siete
puertas de roma. Madrigal de las altas torres mucho nombre para tran poco
pueblo. Comiendo un mordisco epujando un cuartillo de vino o fumando un
cigarrillo. Eclipsó a una serie de meritorios talentos cuya última thule eran
las sombras. Casaba sílabas inspirada exasperadamentre y a veces inutilme te.-
toda una pleyade arrinconada en el olvido y en el sinsabor y hasta se lo pasó
por los moros paseandoseen un rolls con choferesa
EL CASTAÑO fue según pliniov el arbol del pan. Para los
romanos las castañas secas y pilongas servían de materia frumentaria. Bullate
era la harina de castaña seca, el pavo con castañas se conumía. Era la
castanea sativa y sus arboles cupulares que vemos por todas partes. Las hojas
lancidinadas de lengua de mula. El cabriolés es un capote ligero sin manga como
el utilizado por franco en la guerra civil. Calcídico galería o corredor circular perpendicular al
eje del edificio, el calcídico del horreo- calbote es castaña asada y pàn de
bellotas y de catañas. Callonga es castaña a medio asar. Callonga mujer corrida
y jamona. Cuerrias o zarzo para asar castañas. Barragán es moizo soltero y persona
esforzada y vcaliente pero tambiewn cuerria. Zurrón de la castaña o erizo.
CODINA ensalada de castañas cocidas. Sarcpfilo mamífero sarpurial famosa y
notable por su voracidad y malas indiles. Los sardones bajeros del montre.
Tritón el viento y el de los caballos. Silfo sílfide y sirte. Sirte es un
bajío. Treitón era el marido de las sirenas. Arrendadero el ronzal adonde se
ataban las caballeróas. Fractales de fradar o podar es podar un árbol sin dejar
rama ni azila. Le hizo una buena frada. Navegando en ceñida y cara al viento.
Oficial de descuibiertra.
-cierrese en
banda.
Mi huerta delnsio. Faedo y las hueretados y camaras donde no
se atrevía a entrar. Español tan viajado que había visto al propio dibalo.
Beverley la hija por la cual suspira nora pitt la taberna de Luanco me dejó
usted a los pies de los caballos. Pradiñas lumen cristi y el cabo. Los
arrestos de lumencristi que se llamaba fernando a dar diez vueltas al patio del
lagarto. La piedra de gloria es el nocedo, no hagas eso agapito.recesvinto Fernández
el primer señor de la recoleta. Hoc in aeternum o lo que no había de morir ni
de morirse. Ustedes lo que pasa es que lewyeron demsaidos horóscopos. Don
Xantipa con sus gafas de sol mireles como rebrinquen. Aunque no fuese tal de
genero epiceno como se suponía.
Porque samuel el de las babarbas arduus inimicus noster. Ewl
coladero del ozono. Pacha la hija del cunqueiro. Poldo Luanco la cuestona y el
apeadero del vasco el ingeniero robles goicoeches que se había hecho un chale
ebn los prados de la cuesta. Clodito bajo la vigilancia amorosa de su papa. Si
permances aquí largo tiempo a lo mejor remontas la crisis. Contando historias
al por menor. Echate a un lado que va a pasar la camioneta de mi papá.
Sopicaldos para la gopredura. Que seas un español mudo la boca que no habla y
rehyyte el protagonismo y las comparecencias. ideal del villano en su rincóin.
cuando descorre LAS CORTINAS DE ORO
El acaroi
del queso son los gusanos de cabrales. En 1876 se acabó la mesta cambió la red
decaminos y el trafico.
Animales y
santos: la rata de santa barbarbara el gato de san cosme el gocho de san Antón
el aguila de san juan el leon de san marcos el toro de san lucas y el cuervo de
san antonio y rematándolo todo la paloma del espiritu santo. El pero de san
roque y la vaca de san isidro que es buey uncido.
La estampa
castellana y el cromo vasco. Entre los pinos salgareños. El rabel que ha de ser
fino lo han de hacer de verde pino, la vihuela de culebra y el sedal de mula
negra.
En los
pernagales de la calleja suenan las llantas de un carro. Eugenio noel dice que
españa es un furor trajinante de la calle. Con dos macras o castañas por ojos.
Gritos de posesióin indefinibles. Rueda voltaria. Suena la hopra del concubio.
Maganto triste enfermizo. Los perros se desanillan tras el concubio. Indagar lo
quefuimos para entender lo que seremos. Escaro el que tiene torcidos los
tobillos y pisa mal. Astrágalo sus flores agrupadas en racimos y la flor del
amaranto nunca se marchita. Rojo como las bayas del tejo. Alcandara. El piñoneo
de los verderones en la armazón de los
robledales. Cachava atigrada de los paisanos de mi tierra. Barzón era la
arrilla por donde pasaba el timón del arado. Tuero. Leña. Trataguero. La luna
es lo perfecto la circunferencia acabdaa. Cerotes y julepes de boticario.
Raices de jara para unguentos. Oloeres a estoraque a maestranto a poleo a
toronjil. Ejn el monte siempre hay mucho tiempo quye perder. Felipe II bebía
vino de berlanga deduero bebamos un vino famoso que beb`´ia felipe II el de
berlanga. Unda maris de lasolas del mar. Julñepes cociçon de jarabes de
esencias y de agua destilada. Judeznos. Llegamos al nervio de las cosas.
Efectos del claro de luna en el claustro. Hay que ponerse triste en los
cementerios y aparentar asombnro en las catedrales. Hitos piedras miliares mojones
majanos y terminos. Hembra ibera mujer degobierno. Imbricación adorno
arquitectónico que recuerdaa las escamas de un pez. Imbricación de la palmera.
Camndaula o fingimiento. Este es un país de camándulas. Tener el pelo voltizo y
el animo retorcido. Apologetica a chjorro libre. La primavera es espléndida y
Apologética
a chorro libre. Corre el agua mansa de charca en charca de paular en paular de
atolladero en atolladero. Los prados con rdales de setos. La acacia del diablo
que siempre da espinas como aquella que había detrás de la cárcel en Segovia.
Las espinas del redentor eran de carbonera eran negras largas y rectas y se
conservan en la camara santa deoviedo junto con la hebilla de la sandalia de
san pedro.
El divino
mahem o cristo coinsolador y liberador de la muerte. Sasiragas el lauriaceo
cuyas hojas poseen propiedades nefríticas. Parietaria es la flor de los tejados
y paresdes y se utiliza para cataplasmas. Eugenio noel posee una p`rosa de
compuito inventario. El niño de las púas. Las esparteñas de entonces son las
sneakers de ahora. Esa flor de jara. Metempsicosos o transmigración de la mente
a un nuevo cuerpo. Uian flemming duew el que trató de atrae a hess
introduciendo un astrologo en su vida.
John Lecarré otro del circus. Ashenden de maughan y has malcom muggeridge.
Lagarto
ocelado. Tomillo burrero. Froga mora.
Judios a
enforcar y judios al alza. Alizar es el friso de los azulewjos. A la costumbre
y fuero de españa. Soledoso. Fenacentina o eter antiespasmodico. Mestureros o
mezcladores. Mastoideo quetoiene que ver con las pezuñas. Obrería de las
caderas de la moza. Herreñales=ratrojos. Recova, frada= tala fde árboles.
Ribazo parte del río con alguna elevación como acantilados. Cultos acidalios o
relativcos a venus. Tribulo es planta medicinas. Dioscórides y el doctror
laguna. El conejo no tiene ciclo menstrual por lo que concibe y pare en
cualquier momento. La coneja es ovuladora de choque. Las fases lunares inciden
copn noveles de precipitación. Parece que las plantas se hablan entre sí y
sienten. Evolución cósmica natrula y de desgaste. Exobiología el estudio de la
vida en otros planetas. El calculo es que una de cada cien mil estrellas puede
tener vida natural. Nos sentimos distorsoionados por la curvatura de la tierra.
Miles de curitos se disputan el puesto y acuden cada mañana a calentar la
silla. Nada es importante. La lista de cosas que verdaderamente merecen la pena
no es muy larga. En boca cerrada no entran moscas. Mira que se sacuden la
espalda los españoles con el gato de siete colas por detrás me gusta m´ças y a
traicióhn.
Extoplasma
palsma de origen psíquico emando de un medio. Ectropión inversión de los
párpados hacia fuera. Una opulñencia de apoplejía. Un tribunal de alienistas.
Su pasión era la trompeteríacapocalíptica de Wagner. Seemborrachaba con
argumentos de catastrofe pero quizas el odio le viniera de raza. Actituid
fruitiva que es para mí el,. Acto de fumar.
-¿Usted celoso?
31Soy hombre,
señora
Las
estructuras de la coquetería femenina funcionan siempre. El portugues es un
castellano deshuesado y en el cromado dela horma. El ciempiés de la política
española. Oviedo es el orden la anarquia xixon por eso en oviedo todos
funcionarios. Valle de baltanás soto o san martín. Varriosis. La mistica es el
arte de hacerse santo haciendo la santísimaa los demás. Si quieres ser feliz
casate con un inglés, son los mejores maridos. Jeremías está de imaginaria. La
psicología de la plebe. Cultivar la
fuerza de voluntad y aprender a sufrir. Pio XII subio al trono a los 63 ewn
1939. herniaria era la planta que había en el berral con la que fumábamos
tabaco. Él remaba a pareles y ella a proa.tener buena cabeza pero no resultas
simpático a la mayoría.
Intelectuales
sofistas y blandengues enchufados de Madrid y el marino sobre la maroma y los
zunchos por unico apoyo el tablón de regala
y por unico libro el libro de abordo o cuaderno de bitagora navegando
bolinas y ponientda uy lñanzando a los cadáveres por la borda cuando alguien
moróia
Por esos
mundos sin pan ni agua noi fuego
Abrasados
por los soles
Ateridos
por los hielos
Empapados
por las aguas
Azotados
por los vientos
Roidos de
escorbuto
Sepultados
en el inmenso panteón de agua salada
Sin cruz ni
campana ni entierro
Sobordo el
libro en el que el capitan anota los fletes. El
boticario y los hermosos tarros de Sagardelos el lugar quevisité. Ah
sagardelos y el fuego sagrado de la rebotica. Los garfios de la angustia. El
trompeteo militar de un gallo. La vida campesina se metía en la estancia porla
ventana. La luz del estragal con la puerta de cuarterón claveteada. Madrid
ciudad administrativa desamorada con el masl y poco entrañadeacon la mar,
capital del imperio catrólico y que nunca tuvo catedral. El viento del este
ensayaba conciertos de ocarinas al pulsar los cordeles de las jarcias. Los
soldados ale3manes avanzaban como una ola de fuego y de laurel. Historia de
lostajamares españoles. Luna con paralexene. Numem pompilius o verga mayor.
Doieciocho peluicas empolvados majos manola carrozas chisperos pewlucas
empolvadas abanicos y redecillas rindiendo culto a la ilustración con el xviii
vino el escepticimos. Los padres comieron uvas agraces y los hijos padecen
dentera. Aquel judio pequeñín con la barba tan grande. Drapeados que ya utilizó
Durero. Ropilla noguerada o de color pardo oscuro como el nogal. Bengalas de
gneral. Insignia a modo de cetro o bastón. La abeja bordonea por las matas de
tomillo burrero. MCMILLAn ACONSEJÓ a la
thatcher la política como la religión no han de srtomadas demasiado en serio. El
amor es nieto de la espuma y dios un tapaagujeros. Japan defensor de la
pureza racial non mongrels. Ranter.
Inflorescencia del arbol. Bovedas vahídas de santa sofia. Odigitria lña que
muestra el camino con el niño en brazos, la zeotokos y la deesiaso intercesoras
antre el genero humano tres titulos. Las doce fiestas dekl año.
Los relojes
no tienen parpados y g marca un contrapunto al perfilado de catenario de los
dientes de sierra. His foot club makes him sensual like Byron. Hitchlot
los calistenicos ejercicios. El
comosoma es decundo, el citoplama no. La twa se dunda en agosto de 1937 y
hoithock hacía películas. Fray junipero de una sentada bauitizó a seis mil
indios. Lutheria el arte de construir instrumentos de cuerda. El nefrin
faraónico el arpa judias o barimbao el hurin chino y el vedel o fidula. Adonde
nos quiera llevar la fuerza del destino una catchphrasw elementary my dear
watson. La carne y el pescado polucionan la sangre llenándola de toxinas.
Violín de cremona a vueltas con lo inefable. Sus cuerdas suelen alcanzar una
sensibilidad casi humana. En un violón entran 69 piezas. Desentrañar el secreto
de los violines el puente el alma la cejilla. Luz del puiente, rollizos,
riostras. Gloton de numeros y palabras. Creñia queme los van a quitare.
Filisteria. Margarita Nelken colaboradora de blanco y negro lo mismo que lilí
alvarez. En el castillo de mucientes llora su pena la reina juana. Doctor johnson
glotón y casto el quevedo de las lñetras anglicas. Encendamos nuestras pipas y
pensemos en la voluptuosidad de envejecer. Azorín es la voluntad istémica del
que se hace pajas. En españa todo es posible nada es probable. Ewva braun una
pin up girl la flora del desnudo. El ijuju de las noches de agosto cuando danza
frenetico el moderío. Apoteosico vuelo de lindberg en 1927 con 10000 caballos
de fuerza su aparato. Un buen escritor es un impostor. Yo fumo porque en el
mundo se esconde demasiado ingterrogante que sesuavizan dentro de las volutas
de mi pipa. Hacen falta trucos y cierta profesionalidad al escribir. Thinkin
machine o culto al pensamiento. The strong effluvium of death. Esto
de fumar no es más que un complejo onírico.
Larceny un
americano es condenado a 30 años de cárcel por robar 60 dólares larceny de
latrocinii. Isaac Christopher un judio de besarabia es el que fotografia la
retirada española republuicana hacia francia. En sus ratos libres a isaac le
gustaba dotografiar insectos. Juan gallo es el general de esta retiuradea
desbandada. Horst wessel produijo el himno aleman y fue un promartir de los
años 20 sus enemigos dicen que murió en un burdel. Eran los tiempos de la leika
la antigua candoid kamera. His glib o mucha labia. Gerda Taro la novia de franz
capa que murió en la cañada era una bella polaca murió el 25 de julio de 1937
saplastada por un carro de combate. Habísa fotografiado todo el fragor de la
batalla esta muchacha. Uba en un coche que fue arrollado por un tanque,
fallecería en el escorial. Pertenecía a la columna garibaldi. Homestead o
propiedad de tierra. Clicking
my shutter. The ricksaw of life. Vermont tierra granitica y
gran reserva para los fabricantes de estelas funerarias. Marta rocafort
fue la que casó con el conde de covadonga.
Un gesto de clemencia del caudillo Dahl de Illinois cuyo avion ews derrubvado
su hermosa mujer ver life 2º de mayor de 1937 le escribe pidiendo el indulto a
franco y estese lo concede a titulo personal el 9 de septiembre de ese mismo
año. Franco es fotografiado en dicha revista con una mujer que no es doña
carmen. Es mas digficil que sude un jabalí. Los cerdos no sudan y ewso les
vuelve rebeldes y misteriosos.
El botín
entre los ingleses siempre fue un pecado venial. Eton de allí era aldou Huxley
gladstone y wellington. Is the college of the birch.
32 meses de
guerra civil. El coronel Adolfo prado entrega las llaves de
la ciudad. Intenta hablar por radio pero no le dejan y 6.500 camiones camino de
Madrid con pan. Franco conoce a los españoles mejor que ellos mismos: son
arrogantes, impacientes y de temperamento volátil, ñél es frío y lento. Doña
carmen hija de un i,mportante hombre de negocios de oviedo. “las guerras de
ahora las ganan los mecánicos. La infantería española especialmente la navarra estuvo
entre las mejores del mundo. el abuelo el cañón que defendió Madrid. Exorcismos
del humo de pipa. Nueva york la colmena iluminada. Aqguilas explayadas. El
auriga vencedor. Walesa el estibador irónico. Los guapos tenientes los capòtes
de vueltas rojas. El gastador de la guardia mora. Lord Eyelashes Anthony Eden de Eaton
a gret topper suitable for garden parties.
1937 fue el
año de blancanieves y de los siete enanitos.
El general
pozas no fue saludado por los gendarmes pues llego antes que tropas lo mismo
que gallo, fue una de las rewtiradas más deplorables de la historia. Ser gordo
y rico fumar en pipa el ideal de aquella sociedad.
FRANZ CAPA
personiicación del judio errante. Nacoido en Budapest se fue andando hasta
berlon y trabaja en deutscher diens filmuna agencia de presna fue el que dio
nombre a papa Hemingway. Con la llegada
de Hitler en 1933 sew va a paris donde conoce a gerda taro otra dotografa de
vida aventurera a la que llamaban losfotografos la pequeña rubita. Había
escrito un libro death in the making. Los grandes soñadores fuman en pipa.
Dietrich la
mujer mejora pagada de la tierra por sus piernas. Blue angel y morroco con gary
cooper en 1937 se hace ciudadana americana. Fado. Musty añejo. Libros y vinos
añejos. Nenuca y morita como llamaba franco a su hija puede que fuese hija de
un moro. Franco solo tenía un amoigo escritor azorin. Los polo eran de san
cucfate de llanera. Su garganta se agitaba
como el buche de una palmoa. Las balas no hacen distingos de ideologías. El
despatillado de la almena.
El olmo es
ara crisol y yunque
Encofrado
de un edificio
Enlñistonadop
de una tarima
Encintado
de la acera. Hilandera habil de la diosa del destino.
La belleza
es numero y proporción. Fiel a mis propias convicciones
Borrachos haciendo mella novela es casamiento de la realidad.
Novelista es renunciar a creencia y al ambiente familiar si se quiere llegar al
fondo. Casta música del organo. Eugenio montes ,eigas de compostelas vlaridades
de italñia felipe iv caballero de lehanías con su coleto. Rejilla de
programación estercolera. Siempre que salgo me encuentro con la sota de bastos
herrada a la cabeza. Parece una lechera del fontan llegando a oviedo al meterse las estrellas en las auras
del tras antaño pero es la sota arlequín del taro cantaro y sombrero el mirar
jugrlaresco corbetas en el piso bajo. Hombre de dios que piensa ,e pregunta la
sopa no se si de oros de copas espadas o bastos pudiera decirse que es una
cualquiera de los cuatro palos. Polliceor predecir. Apelucai meus neños si
queres mantenevus. Alabate boroña que no hay quien te coma. Ante casa del
rezador no eches el noyo al sol noyo hueso de fruta. Alrededor del santo come
el frero. A la cibiella de pequeñiella. Burro fue perico a uvieu y burro vino.
Cacareaba la gallina pol enero y no traía huevo- castaña cayuela que el gochu
non te cuella. Con sidra ñeja vuelvese moza la gente añeja. Ganea taberna
fig´pn. Gaupo hostelero. Galliope musa de la epica. Ganeas o tabernario hombre
que pasa la vida en las tabernas. A toca penoles. Penoles al agua. treznar
. itaque vixctus cultusque corporis ad valetudinem refertur
non ad voluptratem. Ha de vivirse en continencia moderación y serenidad frugal
itaque victus cultusque corporis ad valetudinem non ad voluptatem. Festuca bnace
en las praderías de artedo. Flagicio grave delito flagicioso. Inescitia
desconocimiewnto. Vewrsutros homines. Solo lo bueno es util ciceron profundidad
religiosa diapedesis trasudación sanguínea. Es ya diuturna mi enfermedad.
Latissime patet. Euro viento del siroeste. Epulum era banquete religioso y por
ahí podemops cogterla parábola del rico epulón. Stipator o zaguanete el
que soporta. Stigma marca que se hacía a los eclavos hay que borrarse la
cicatriz de la ignominia y por eso mismo los romanos solamente eran los que
llevaban tatuajes. Justicia gace gradeza. Utinam viveres y toda esa grandeza no
sirve para nada y àra nada es. Marcarse un chotis sin apretar las carnes.
Fatima y lourdes son lugares sombríos. Epidictico y epiciclico. Epidídimo los
dos gemelos los epiddimos. Una patafda en los epiddísimos. Sentado esto. Manus
et ars. En roma chamiscaban el pelo con carbones encendidos. Pelicatus
suspitionem. Celos. Los tracios de bulgaria. Laboreo escribir es como batir
moineda en las cecas del pensamiento. Escritor de talante veleidopso aunque
escribe mucho concluye poco. Templos gentilicos de janos. Alambre electrico y
el Noticierismo nefasto. Impìgero . repetición machacabno de voquibles uy de
homónimos. Batología y Noticierismo. Lictores llevaban verbera en las fasces
para azotar. Rerum modus el justo medio. Hierba barrilera copetes y almarchas.
Los brotes más puros las biznas más increíbles. Peltre. Orinales de peltre con
baños finos de porcelana. Diacatolicón electuario de hojas de maiz. Diatinismo
penetración por radios diactinos. Diapedesis la que padeci´p xto en getsemanço.
Diaptesis repetición de la estrofa en el canto llano. Res numeraria fluctuatur.
La glroa política es vandidad. El verdadero merito del mundo es despreciado.
Aderezo literario escribor con aderezo literario y de forma arcaica. Hostigo
contra la inclemencias.. diadocos sicofantas
El bit o logon que es
la medula del ordenador el ferromagnetismo del uno y el dos compas binario y de
compasillo.hacer varias operaciones a un tiempo caracteritica del cerebro
electreónico. Simultaneidad. Muncmayor en la carretera de soto de luiña concha
de artedo. Llan de cubel y pico de la uz. Beyo desgalgadero. La sierra de pumar
es la que yo diviso desde mi ventana y mide
Y de esto he de hablar pues adqurí un libro en oviedo. Cristo
clavado y de lagunas ventanas colgaban reposteros con banceras nacionalews. En
el Madrid milagrero y devoto el caso es salir siempre en la procesión una nueva
alñcaldada de goma dos. No hay que incriminar a los arabes la cilpa la tiene
aznar y no a la guerra. Acensor maestro de ceremonias. Deuyteragonista
persona que sigue en importancia al
protagonista. Carmentales. La fiesta de laa bundancia y gratuigta faciligtar la
publicación en la red crecomiento exponencial de contenidos rebalgar andar
espatarrado rebalgo montar a rebalgas por oposición a mujeriegas. Estibadio o
café de la pompa el baile de la chacona. Iglesis ,st y casa real eran lo que
pedían los jovenews a la mar iban los guizmanes. Calamochano o calamochano
borracho lengua lemosina y la avatra povertá que ofrecía el f dantew
Vinculero del sobran. Ahora cumple hacer callar a ese perro.
Al abad de bradomín de por fuerza lo mataron para robarlo. Lo metieron en el
horno y una broma de antruejo. Existe el mal ya lo creo pobre btradomín valate
dios la hornada santiago de galicia ha sido uno de los santuarios del mundo y
la almas todavía guardan allí los ojos atentos para el milagro el estudiante en
la catedral al que le crujían los huesos de la rodilla entramos en una capilla
donde unas viejas rezaban las cruces oh
capilla de la corticela cuando este alma mía tan vieja y cansada volvera a
sumirse3 bajo tu sombra el estudiante paseaba por el atrio de la catedral
durante los escampos siguieron algunas tardes de lluvcia su hermana antonia y
el estudiante huesudo como una calavera letra procesal de los alcaldes
salmodiando las escrituras forales de las casas de mayorazgo ya deshechas.
Máximo bretal era de aquella casa seminaristas pobres a los que llaman códeos
que solo pagaban la cama un azafate de manzanas reinetas en una de aquellas
manzanas debía de estar el hechizo que hechizó a mi hermana antonia yo seguia
estudiando mi lección de latín en aquella sala llena de rosas marchitas. El
latín de día y el miedo a los muertos de noche le hallaba un extraño parecido
con las gárgolas de la catedral. El sexo como algo trágico e infernal maestro
valle inclan contra el cual me rebelé basilisa la galinda escucha tras la
puerta vonvulñero y trolero bradomín puso los tranqueros en las ventans pero es
un escritor como muy coinematografico historoias de endemoniadsos gatros negros
con los ojos fulgurantes escalera de fayado. En galicia el fayado es el desván
que no suele ser habitable me acuerdo del sastre de Arévalo menudo personaje.
Relatos de aparecidos y de persobnas enterradas vivas. Esta casa se cierra.
Manana después de las misas nos pondremos en camino y nos pusimos encamino para
san clemente de brandeso orejas cortadas a cercen almas en pena creci herrfano
de besos y de caricias mi padre estaba preso por legitimista legitimista. Te va
la vida en callar. Era orgulloso violento y muy justiciero su abuelo. Un viejo
caduco y temblon que pasaba al abruigo de la iglesia las tarde in voierno.
Dorada es tu iglesia santa maría de louro de aquella familia tan antigua solo
queda un eco en los libros parroquiales una roseola en la mejilla que dicen que
era el beso de las brujas. Me paso la vida en el fayado. Micaela hilaba su copo
en la antesala redonda el cabezalero de un foral que tenía en juno cabezalero
es el que hace cabeza del pago y cobro del foro por otros quiere acabar con
todos nosotros el escribano ,mavido que dura es la convivcencia unas obliga ewscrita
para meter ganados en las brañas del rey habla tu serenin que yo me entere
acaban con nos no sabemos a donde ir a rozar las carrascas los montes que eran
juiestros nos lo robnan con papeles falsos el ecribano mavido y testimonios de
lenguas pagadas. Porque no hay hombres. Hay hombres pweo trienen las manos
atadaso donde iras que no penares callad castras quien vos las ata el miedo
porque has movido la puerta para mirarte sol fr oro el gavilan vuela sobre el
palomar somos unos pobres señor mayorazgo cativos de nos buena leche que me has
dado madre aguefda impresionante el cuento de la muerte del tirano. Valle aquí
parece truso información genealñogica y hube de revolver papeles ahora vencido
por tantos desengaños recuerdo con orgullo aquel tiempo de mi mocedad su abuelo
era un aspostolico
Virazón 1906 seenfrentan pidal y meneda pelayo para un puesto
en la acdemia la cimentada rosca destellos lejanos aporeossis del orgullo
humano raimundo lulio el primer poerta catán aunque con resabios provenzalews
lulio escribió una teodicea para convertir a moros y judios peipato rd ls fovtinsa que enseña Aristóteles
colector de noticias tricotomía
marmopraciones y pespuntes lo que da lugar a deformaciones alcaudóion hunde el
pico en su presa cuentan para hacer saber que se ha tomado prosesión de
territorio tienes las orejas en los pies igual que los grillos
ecoplocalizacióbn de las marsopas escolapidia
escolopendra venenosa que me aplicó el gato de siete colas el espulgo es
una de las actitudes que sirven para unir a los simios y acá no pocos se
espulgan en alabanzas todoso cuerpo viviente emite señales de infrarrojos y eso
lo sabe la serpiente larera en la mujer
se revira la serpiente el cuchillo de dos filas tiene lumbres de centella
moneda cativa que por la mano viene son pieeles del mismo pandero y el compadre
miau catixo o catuxo es arbol colosal que llega a los noventa metros moneda
obsidional de soplilla corre la fdalsa moneda sor adoración y sor flagelo
tragos con tragos y stragos a todos codigo de vencidos rezo tardecino de las
monjas hacer lajera o spacio de tiera labrado en un día los jidaizantes
introducen lo vernácula arpías wqur cruzan el pescuezo alternativo y se pican
las patas codigo Signaléctico o descriptivo al arregosto noesis visión
intelectual el Vilico visigótico y el tiofado tiufado era el jefe del ejercito
entre l,os góticos el sardilón el albalá de san tirso explica la historia de
españa nifolopteros apresados por klas musas coacervar braquigrafría metaforion
es el libro de la virgen que se celebra en Constantinopla buequimuelles boquimuelleskerigma o predicación pericopas
de marcos encuadernación catedral a palo seco gomia llena de ferocidad la gomia
come y aniquila es la tarasca tragona feudo ligio de escarmentados se hacen las
artes. Galbula es el polen del abedul acedraque. Tramitando aguas válidas
Metabasis del plano natural al exoterico. Cistercienses estuvcieron en
gudalajara y en sotosalvos y de allí al paular donde luiego son benedictinos.
Isarael zionista. Uxama datos coompulsables y compulsar. Capidisminuis. Garo de
siete colar. Estibar toda la información a internet delgas segmentos hechos al
margen.
ESTRELLA FILANTE
Arde en mi la luz
De la lejana estrella fenecida
Destello de un lejano sol muerto
Rayo todavía
En mis pupilas
Años luz por senderos siderales
Esferas que no giran
Trillones
De segmentos.
Lo que ya no es y fue
Seguirá ardiendo
En mi carne fugitiva
Oh bálsamo luminoso
De mi herida
De aquel atardecer
Querer incierto
Radiacia recidiva
Oigo las explosiones
De aquel eco
Que espanta las sombras
De la muerte
Y vence al tiempo
Pues no hay relojes
En el universo
Oh luz filante de la estrella
Oh rutilar despavorido
Que verte en mis pupilas
Vertiendo sobre mí
Cataratas de recuerdos
Y la candela votiva
De tu rostro
Ilumina mi memoria
Voz que sonó infinita
Y pronunció mi nombre
Estrellando mis llamadas
Contra el pretril infranqueable
En eco inextinguible
Resuenan carcajadas en la noche
Proyectando, transparente,
La sikueta de la amada
Quiero regresar a ti
Peldaños de la escala
Musical nota encendida
Sobre el cristal de las estrellas
Dulce crimón de tu rostro
Que es ya de por vida
Lábaro esculpido
En los pliegues de tu falda
Empeño inaccesible
Como tu mirada
María amor
Estrella rutilante hoy apagada
En que lugar del espacio descansas
Perdí la guía
Mas no el surco vacilante
Busco pues la luz bendita
En la foto que tapiza
Mi ingreso al internet
Melancolía con quete sientas
Y la iron´çia con que miras
En lo alto de ese poyo de montaña
Eres rescoldo y calor
De mis hogueras del alma
Hoguera divina
Quenazón incesante
Espejismo
Rutilo de la cruz del sur
Fuego del astro muerto
Que a mí me guía
30 de marzo
de 1995
we win
yerterday. They made us suffer a lot 19-6-06. El ejercito y la marina me erigieron en dictador
espontaneidad bonachona y sentimental del marques de estella. Aquelñ estadista
aun no ha encontrado su biógrafo. España se nopds achica. El fin del la
dictadura produijo alivio general en el país. Rel crack sumía al país en la
desesperación y el paro Ay mama ines todos los negros tomamos café. El miranda
y la calle floridablanca estratificación de la sociedad española pitongo niño
pitongo. El bajista que se separa de fieda lo cual tiene sy merito when i am 64
propugnaculo borin la danza de shiva es la danza de lossiete velos. No hay
simpatia todos llevan simpatías en la boca un perfil de sacre. Soledad cósmica
y apiadamiento propio. Argumentos sofistas y linea gfruesa. Gris plateados de
los olivos. Tolle totlle tele mia. Profazar hablar mal de una persona. Excrexx
donación que hace el marido a la esposa. Segote es la guadaña para segar.
Bordonería mal del siglño XII. Retraheres decires y refranes. Bnatología
repetición de vocablos. Xorer la sortija. Deja un trastro de alas cansadas que
vuelve al infinito. Anchetas O FRUSLERÍAS LO QUE LLEVABNAN LOS DE
El Testamento de François
Villon
He aquí otro de los enigmas que aparecen de vez en
cuando en literatura; un caso extraordinario de acucia periodística y de
penetración psicológica transformado en arte desgarrado de cantar y de contar
haciendo alarde de una perfección formal exquisita, que fija las reglas de la
lengua francesa. François de Montcorbier era huérfano de padre y madre. Un
sacerdote por nombre Villon lo acoge en su casa y le da los apellidos.
Este literato que vivió en escritor perseguido, sin
conseguir nunca escapar a los sobresaltos de la vida infame, es uno de los
grandes monstruos de la edad media, junto a Chaucer, Bocacho y el Arcipreste de
Hita. Sin duda el más complejo de toda esa saga, representa sin duda su poesía
la épica y la lírica en sus esencias primordiales. Sin que los estragos,
cárceles, latrocinios y cuestiones con la justicia y toda la malandanza de su
vida personal lleguen a empañar el esplendor de su arte.
Quizás Villon sea una demostración del dicho de que los buenos
sentimientos no hacen buen escritor; tampoco una existencia cómoda y regalada
supone la aparición de un genio. Villon vivió con el infortunio royéndole los
calcaños, huyendo de corchetes, en broncas, riñas, barajas, golpes de mano, que
la necesidad y el vagabundaje le llevaron a latrocinios y otros lances de poco
decoro. Su estragada existencia
transcurrió en medio de sobresaltos, camino de la horca, de la cual siempre
acaba librándose por los pelos. Adoptado por un canónigo de la iglesia de san
Benito, estudió en
De su vida y andanzas conocemos sólo a través de los archivos
judiciales por diversos procesos. Estuvo encausado por homicidio y por robo.
Condenado a ser colgado en
Con la clemencia regia vuelve a
abandonar París y se le pierde la pista. Había escalado los peldaños de la
guillotina, su fama estuvo en la picota y vivió en la ignominia. Su obra, todo
un prodigio grande del arte eximio, nada tiene que ver con las flaquezas de una
azarosa existencia individual.
François Villon debió de ser clérigo pues refleja en sus escritos las
miserias de la jerarquía y de la sociedad parisina de la mitad del
quingentésimo a la que fustiga con estro acerbo “ex nuce et in cute”, por
dentro y por fuera, por delante y por detrás, por arriba y por abajo. Si
Chaucer, cien años antes, dirigió su crítica contra
Sus versos expiden angustia vital y
acedía, acaso justificadas por la dureza de su vida y las amargas
experiencias en las que estuvo implicado, pero este mismo aporte lo coloca en
un sorprendente podio de modernidad. Villon recuerda a los existencialistas de
la margen izquierda del Sena. La cuestión social, las injusticias y atropellos
del poderoso, las poco ejemplares conductas de abates y obispos, el veleidoso
amor causante de tanta amargura y fastidio, no representan más que un problema
periférico a su filosofía obsesionada por la muerte y el más allá. Le abruma el
absurdo y la sordidez del ser abocado a la nada. Villon es más trascendente que
Chaucer, más universal que Juan Ruiz, escribe en argot y es un poeta urbano, y,
más místico que Bocacho, lanza un grito de desesperación desde el foramen del
pozo de
No habla porque se siente culpable de haber puesto en planta un mundo
tan injusto y caótico. Si se presentase a uno de los entonces consuetudinarios
debates de
Pocos se atrevieron a decir tanto.
El concepto de divinidad
obsesiona a Villon, el mundo que le rodea trae de cabeza a este padre de la
canción protesta. Su nombre lo invocaban los cantautores del 68 de voz
desgarrada, flores en las orejas, una guitarra entre las rodillas y en la boca
alguna de sus famosas cuartetas en adaptación de Jacques Brel, sus canciones
animaron las algaradas del Mayo Francés. Se interpretaron el Pedo del Diablo,
Hay algo en su estilo que anticipa a Quevedo. Villon fue un precursor
del género picaresco, por más que su poesía esté aureolada de esa seriedad tan
sonora y tan francesa. Los tiempos medios cerraban página. París en el Quince
era una fiesta. De genio vehemente e inclinado, al vino (“un rouge messieurs,
dames”) y a la frecuentación del amor mercenario, una tarde del Corpus de
Tras algunas libaciones a la
salida de una taberna se produjo una algazara. El reloj del convento de san
Benito marcaba las diez de la noche pero no era aun anochecido. Después hubo
una reyerta. Los que se insultaban era el presbítero Gil y un tal Chernoise,
que hacía poco tiempo había sido ordenado de cura. Entre vayas y veras este
último, que estaba bebido, se puso a insultar a Villon, se acaloraron, salieron
a relucir los aceros. Charnoise largó un tajo a Villon al cuello, el filo de la
espada le pasa sólo rozando las narices y por la boca. Alarmado a la vista de
la sangre, el herido tira también de sable. En acto de legítima defensa alcanzó
a su agresor en la ingle. Villon despeja el campo pero Charnoise le sigue en su
carrera. El fugitivo coge un canto del suelo y lo lanza contra el presbítero
que viene bramando maldiciones. Recibe un impacto en la cabeza y cae para no
levantarse más. Villon también está herido, busca refugio en la casa de un
barbero, pero antes de que llegase
Una travesura de estudiantes en
un alegre día de primavera por culpa de la bebida había terminado en tragedia.
Cuando se celebra el juicio, Villon que es condenado a muerte en ausencia se
encuentra a muchas leguas de Paris. Sus amigos interceden a su favor (es
curioso siempre tuvo la suerte de pro y de bruces sobre el abismo encuentra
intercesión en una mano que lo saca) y la máxima pena es sustituida por diez
años de destierro. Aquel invierno vaga por los caminos de Francia infestado de
ladrones, mozas de partido, lansquenetes licenciados, curas giróvagos, monjes y
monjas, huidos del monasterio, toda una cohorte de mendigos y harapientos. El
peregrinaje estrecha la mano al vagabundaje, el asilo llama a la puerta de la
cárcel, el bordón se convierte en garrote, la venera en daga. Muchos devotos no
daban cumplimiento a sus deseos de avistar el Monte del Gozo acabando en
forajidos.
Nivel alto de morbilidad trajeron las guerras y pandemias, las malas
cosechas, siervos de la gleba se sienten desplazados al venir otro noción de la
propiedad de bienes raíces y un pavoroso problema social es el que determina
que el s. XV transcurra entre estridores revolucionarios y banderías,
movimientos espontáneos de penitencia en los burgos, procesiones de
disciplinantes, por doquier, el pavor de la muerte que arrasa y nivela
blandiendo el dalle de lo alto; crece el descontento contra las ordenes
mendicantes y la jerarquía y en particular contra el papado a consecuencia del
Cisma de Aviñón que dejó abierta una brecha
de rivalidades entre
La primacía de
Su poder de contraste consigue aquilatar ore rotundo la lengua
francesa, la cual, volando entre las plumas de su estro, alcanza techos de
perfección . Villon le da un lauro de concinidad, viveza, elegancia, aticismo.
Pone un juego un idioma ubérrimo y libérrimo que causa asombro por su frescura
y por la disposición contrapeada de las rimas y las codas, garbo y excelencia,
donde guarda turno esa musicalidad
vertiginosa que ha tenido siempre el lenguaje urbano puesto a cotejo con
el rural del arcipreste o del Bocacho, de inclinaciones más sosegadas. Esa
dualidad campo ciudad que habría de marcar las dos sendas de la literatura europea
en Villon empieza a bifurcarse. Es un hombre culto de París, al que arrastra la
fuerza de la vida con sus peligros.
Feudatario de la briba, cae en los bajos fondos. Al igual que haría
Zola siglos adelante, él tiene una sensibilidad exquisita para encontrar la
margarita creciendo en el estercolero. La cárcel como a otros genios de la
literatura universal (Quevedo, Cervantes, Rabelais. Mena, Dostoievski, el
Arcipreste, Wilde, Gorki) le sentará las costuras de su horóscopo. Sería
consuetudinario inquilino de las ergástulas eclesiásticas. Oficio de escritura
y presidio por desgracia entreveran sus compases, acaso porque la literatura
tiene un latir encarcelado que la acrisola dotándola de una aureola de
redención. Muchas son las obras, entre ellas el Quijote o Los Hermanos
Karamazov que se compusieron tras los barrotes celulares. Es el castigo con que
se venga el destino contra los que tratan de robarle el fuego a los dioses.
Prometeo o Tántalo son algo más que un símbolo que avisa cuidado a los que se
afanan por transgredir la frontera de lo prohibido, confiando al papel sus
sueños, el mundo de las pesadillas, los delirios. El brete, las cadenas, un
estridor de cerrojos y de rastrillos les aguardan.
Al escritor le compele la fuerza de la gravedad del gulag, las
estrellas lo arrastran al presidio. Unas veces el penal está situado en una
isla inaccesible, otras, es la torre de marfil en que pretende aislarse del
mundo pero por lo común el Alcatraz de un escritor se lo da el tedio de su vida
diaria, la incomprensión de los que rodean, el desamor o la envidia de aquellos
a los que aprecia. Taedium vitae. Cadenas. Si es verdad lo que se dice que al
hombre lo examinarán de amor el último día, aquí pocos se salvan; sin embargo,
ya la escritura de por sí es un acto de amor, una jaculatoria de buenos deseos
con la que se declara la guerra al enemigo de la humana estirpe, que todo
emplasta las veredas del mundo con sus pezuñas ensangrentadas, las
circunstancias que provocan las guerras infames, los homicidios, las perversiones,
las felonías. Hay equipolencia entre poesía y dolor. Traficar con los sueños e
indagar con los sinos del corazón humano se paga abondo, con la muerte, el destierro, el auto de fe. Todos, desde
nacer, estamos condenados a muerte y arrastramos condena, somos forzados con el
traje cutí bajo la vigilancia del gran cofrade, el cabo de varas, exponente de
nuestra invalidez y limitación, que nos trata a patadas y a golpes de látigo,
estamos a expensas de ese ojo de visión panóptica que todo lo ve y cualquier
cosa circuye.
El super cofrade nunca baja la
guardia, andamos bajo su bota y su almejía. La capa de los dictadores es
demasiado larga. Pero no hay peor tiranía que la de los compadres del
Contubernio. Nunca fue el mundo tan encadenado que cuando estuvo encadenado a
la voluntad de la mayoría. Urnas, dadnos urnas para los hornos crematorios y
todas las papeletas que se os antoje para camuflar el “veredicto inapelable” de
las masas, os lo pido en nombre de los anticristos demócratas, habituales de la
reconducción y el pucherazo, sombra de Caín que larga alocuciones por los
micrófonos de la bibisi y la sienén, voz que resuene por los ámbitos como el
silbo de la serpiente.
Vivimos sometidos al qué dirán,
constreñidos en la vida vulgar, retenidos en un cajón sin horizontes y el alma
quiere volar. Somos víctimas y verdugos de nosotros mismos. El carcelero que
nos vigila puede ser el vecino de al lado, la mujer y nuestros hijos, capaces
de denunciarnos a la policía. El ara sagrada del hogar ha sido violada por los
poderosos órganos de difusión electrónica encendidos las veinticuatro horas del
día en nuestro cuarto de estar. Ya no se puede huir a ningún lado. Por
supuesto, hay zaguanetes de retén y mil ojos apostados en las esquinas, sayones
superdotados y con don de bilocación y multiplicación se hicieron ubicuos para
aflicción de los justos y prosperidad de los pecadores. El impío gana. Los
rabadanes del rebaño de condenados y en entredicho, que apacientan las ovejas
del mundo, forman una cuadrilla de canallas, pero ellos solos con sus
implacables cachavas van arreando el hato de una masa hebetada y embrutecida.
¿Malos tratos? ¿Vejámenes? ¿Moros en la costa? Ahora vas y lo cascas. ¡Pobre
raza adámica bajo la férula de los perversos pastores!
Sus mastines azupan una rehala de travestidos y las arpías fabulosas
de pico nefasto y haldas en remango para que veamos sus nalgas, azafates de
rosas del mal en corimbo, instan a la revolución. Descienden de las milicianas
y de los vestiglos que perpetraron las mayores barbaridades de la guerra civil
española bajo el arbitrio de
-Hay que ver, qué horror, con qué perfidia se expresa la tía.
-Los ingleses son muy suyos.
-Y siempre tan flemáticos, pero no hay cosa que más les regocije que
un cadáver en la bañera.
-O un crimen a la hora del té.
-¡Oh, is that so,
my dear?!
-Yes.
El cerdo detrás de las
pantallas nos muestra su inmensa lengua cogollada. Languidez en vuestra
esperanza. El infierno acaba de abrir sus puertas, es un gran estadio al que
afluyen las masas ávidas de espectáculo, tolle tolle tele mía, bazofia
espiritual que no falte día y noche. Se deterge la herida, estamos en situación
desventaja, se agravan los males del enfermo. De videntes o contempladores (θερoyσiv) de la belleza
divina hemos pasado a ser consumidores, habituales de las grandes superficies.
-Do you watch telly every night?
-Off course, and I sing the
blues.
Pago la contribución sobre la renta de las personas
físicas. Vivo en el exilio de mi país. Llevo como puedo las cárceles del alma.
Sufro tus coces, amor, mi yegua que te encabritas, escucho tus discursos
parenéticos, mula Francisca.
-¿Y no te aburres?
-A
morir. No puedo aguantar a tanta gente
del bronce tan desangelada. Las jáquimas que en mi juventud eran mucho menos
vastas se presentan todas las mañanas y la tarde que parece que han almorzado
limones con pica pica.
- Freud las
sentó en el diván y abrió la puerta a las masas irredentas y desclasadas.
- Pan y
circo, decían los romanos.
-El
Insufrible Big Brother ha traído un cargamento de chicas Bond desde Nueva York.
Fue el primer gran negrero de nuestra democracia.
- Mírale,
parece Mefistófeles, esboza un rictus de sonrisa. Delgado y pícnico y nacido en
Huelva pero con algo en su rostro de sacamantecas encampanado a los triángulos.
Ha desplegado por toda la red su cohorte de chicas bond.
Se ha acabado el argumento de la novela porque las tramas todos los
días se repiten. Las campanas doblan a muerto por una sociedad en el marasmo,
sin argumentos plausibles, aunque abunden las obsesiones. La modernidad es
seguir la senda del más de lo mismo. Ideas fijas a escote, y, no quieres caldo,
pues tres tazas.
Hay que volver a ponerse de
uniforme, cuadrarse a la prusiana, desfilar al paso de la oca orwelliana,
seguir un curso de terrorista bombas lapa en una academia de explosivos de
Dakota del Norte que se especialice en la colocación de artefactos mortíferos
en los bajos de la buena gente de España, los hijos de Prieto y de Pablo
Iglesias sobre quienes se consumó la traición de Albión y en los asesinatos por
la espalda, escupir sapos y culebra por la vagina en las matinees televisivas
que tutela la gran madama, esa miliciana del odio que insta a la lucha de
géneros porque la de clases ya es acabada. Colocarse la gorra de plato del
pensamiento sin sustancia. No hay hombres sino rebaños. Sexo sin amor. Deja que
el ojo se recree por sí solo sin rendir cuentas al entendimiento. Y no se
ocurra pronunciar la palabra España, que suena a maldición. A una sociedad
caótica le cumple un arte del revés. Chupa del frasco. Otra de Picasso. Mi
conciencia histórica se columpia de las ramas del árbol de Guernica. Las mañas
de
¿Os casasteis con la sota ? Cesad en vuestros argumentos. Lo que os
cumple ahora es recibir el excrex, que
tal haya el que tal fizo. Os habéis transfigurado en esto. A columpiarse en las
coordenadas de la desinformación, las mentiras, el secretismo, la bulla
noticiosa. Por todas las partes levanta
Sus “Respuestas francas” plantean la interrogante del escritor
proscrito al que los vientos de la vida lo llevan a galeras, a presidio y en
suma al patíbulo, pero mucho peor, viene a decir, que los suplicios físicos y
los destierros son las cárceles del alma. Unos amigos mediante gestiones en el
arzobispado consiguieron la remisión de un delito penado con la horca (asesinar
a un sacerdote), del que parece que no resulta culpable formal, por haber
actuado en legítima defensa. Al año siguiente regresa a París, allí se enamora,
contrae deudas, la vorágine lo arrastra hacia el inframundo. De nuevo su nombre
aparece envuelto en un robo y François tiene que buscar refugio en la campiña
para evitar a
Además, piensa al igual que Chaucer que eso de las perdonanzas de
Compostela no son más que una farsa. A su colega español, Juan Ruiz, también le
parece el sayal, la calabaza y el bordón un recurso de truhanería, disfraz de
libertinaje y de vagancia. Es posible que muchos iniciasen la ruta con fe pero
la mayor parte iba al merodeo y volvía cofrade de la garrocha, la ganzúa y la
tenaza. Es así como el misticismo europeo tiene un componente de picaresca y de
debacle inherente a la trashumancia. La mujer de Bath, el inmortal personaje
creado por Chaucer, es el epítome de este ir y venir incansable en que la
devoción se entrevera con los devaneos, la curiosidad turística y el hambre de
sensaciones nuevas para una dueña de mediana edad, había estado en Jerusalén
tres veces, una fue Roma, otra, a Colonia y a Santiago de Galicia sin que las
andanzas piadosas mudasen sus costumbres o determinasen una conversión. Seguía
igual de lenguaraz y frescachona, enterrando maridos. Y con los huesos
fervorosos de sus santos a cuestas. De la misma opinión a favor del
sedentarismo apacible es Tomás de Kempis que condena la bordonería como uno de
los grandes males de la época.
De aquellas romerías, estas veneras. La ruta jacobea, tan mitificada
hoy, no debió de tener muy buena fama a la sazón, porque era reclamo de la
delincuencia europea, punto de cinta de desharrapados y de meretrices. Toda
Francia era hervidero de esta población flotante y errante y Paris de noche con
sus dieciséis barrios y arrabales, mal iluminada y con un elevado índice de
criminalidad, cerraba las poternas. Casi a diario por
El reo, que cabalgaba en una
pollina blanca con las manos a la espalda atadas y la cabeza cubierta por el
clásico chapirón de la ignominia, era apeado por uno de los alguacilillos,
besaba la cruz a la entrada del monasterio, una religiosa de las llamadas
Celestinas salía de la portería y le daba por viático tres trozos de pan y un
vaso de vino cargado con especias antes de subir al patíbulo. A este lugar se
le denominaba en la capital el de las Hijas Devotas y era centro de acogida a
las arrepentidas. Un verdadero enjambre de prostitutas se abatía sobre la corte
de San Luis. Operaban cerca de
Los pobres iban a pedir la famosa sopa boba a los Maturines donde los
frailes de san Juan de Mata se encargaban de cuidar de los apestados, vestir al
desnudo y alimentar al hambriento. Un carácter clerical y levítico daba aires a
la ciudad.
En el verano de 1460 había regresado del destierro pero al poco tiempo
lo encontramos de nuevo preso en la cárcel del Duque de Orleans; el motivo del
auto de procesamiento se desconoce, sería éste el primer eslabón de una cadena
de incesantes prisiones y cuestiones con
Abandona París. Probablemente
volvería a las andadas y su vida no sería muy larga. La personalidad eximia de
François Villon es una contradanza de misticismo y de libertinaje, de buenos
propósitos y estrepitosas caídas. Su obra responde a esa visión catastrófica y
nada epicúrea del hombre medieval, esa sed de sensaciones y de apurar el cáliz
hasta las heces. Quería ser bueno pero peca y cuanto más grande es su
contrición y sus miras y resoluciones de volver al cauce verdadero más rotundos
son sus fracasos. La ética no vale para nada en el código de valores de un
artista. Los mejores libros han podido escribirse con los peores sentimientos.
Este binomio plantea un problema teológico irresoluble. He aquí uno de los
mejores vates que haya dado Francia y era un perdulario. Remató su escritura en
medio de las circunstancias más adversas: el presidio, las incómodas posadas,
la intemperie, el frío y el hambre. ¿Cuándo tuvo tiempo para sentarse a
escribir?
Aristóteles recomienda a todos aquellos que quieran dedicarse al oficio
de pensar que hagan gimnasia mental activando las potencias cognoscitivas,
opinantes, y que no olvidan la recta estimativa, la prospectiva y la emulativa.
Se aprende siempre por analogía, o por asociación de ideas. Luego las palabras
se encargan de ir tasando que surgen como cerezas de la banasta de las
imágenes. Todo eso es un hermoso castillo de naipes, una teoría irrefutable,
pero ¿en la práctica qué? Belleza y moral no se compadecen. Villon fue un
artista que llevó vida de forajido. La suerte le zurra lo suyo, él se venga
cantando a la verdad, el amor, la bondad y la belleza bajo el régimen de sus
lais y otros metros de una sonoridad moderna que llama la atención. Sigue
siendo una enigma. ¿Cómo, cuando, dónde y en qué circunstancias de su azacaneo,
con los alguaciles regios royéndole los calcaños - fue su sino: la continúa
persecución por
Ciertamente, la potencia creadora, esa desazón de trasladar al papel
las impresiones de cuanto nos rodea, cuando la literatura ha dejado de ser
coral para transformarse en algo íntimo, pertenece a los arcanos misteriosos.
Un amanuense compulsivo siempre garabateará palabras, aunque el resultado sea
el absurdo de la escritura automática, pero es una guija personal, reverbero de
los sueños. Dentro queda el meollo del alma dolorida u obsesionada, que es lo
principal.
El hambre, la cárcel, los pasmos, las piruetas e inconsistencias de la
rueda voltaria, hoy aquí mañana allá, a uña de caballo o bamboleándose dentro
de los cuévanos que lleva al lagar una carreta del país, no representan
obstáculo material para aquel que tiene en verdad algo que decir. Un poeta español, Alonso de Ercilla, escribió
su Araucana,
Se emula al poder de los dioses pero sobre todo se criba a través del
harnero de la imaginación los elementos que se cantan o se cuentan, realzando
unos, soslayando otros. La narrativa es manera de selección, al igual que la
poesía es arte de condensación y de síntesis. Bullan las palabras en el horno y
salgan todas por orden sin atropellarse.
Se abrirán las cortinas de un escenario que dejarán entrever un panorama
onírico, reflexión de las cosas en hervidero, pero a diferencia de la vida,
siempre en constante trajín y cambio, lo que confiere la palabra aquí es algo
estanco, con una complexión y entidad fija. El artista de la palabra asuma,
pues, su parte de actor y de testigo a la vez, de demiurgo inspirado y de
sastre o de pastelero artesano, porque la literatura también se parece al corte
y confección, sin olvidar que es también oficio
de malabarista, con una habilidad para realizar juegos de manos, sacar
conejos de debajo del sombrero, enseñar cartas escondidas bajo la manga. Hay
que saber tender celadas al lector y sorprenderle cuando menos se lo espera
para concitar su atención. Por supuesto, para una tarea de estas
características que se lleva a cabo en la intimidad no existen fórmulas
magistrales. Se puede enseñar a construir una carretera pero nunca a pintar un
paisaje.
Tampoco le arredraron a Villon los pasmos de la intemperie, los
bubones de la peste o la comezón de la sífilis, que se sospecha pudo padecer y
que le llegaron temprano a la tumba, por todos los indicios debió de fallecer a
la edad de treinta y tres años. Incontinenti, confiaba al pliego sus
pensamientos expresados en un francés arcaico, pero contundente, y de una
elegancia que sorprende incluso hoy a los filólogos. Fue un hijo de su tiempo.
La obra guarda resonancias de la tradición oral juglaresca, de los poemas
épicas, de las farsas, los virolays, los misterios de Pasión y Natividad en el
que clérigos y curiales, pertenecientes a las fratrías y hermandades que se
formaban bajo la advocación de
La voz de los juglares cantaba todo aquello que atesoraba la memoria
colectiva. A la sazón, la literatura desconocía el sesgo de libelo
propagandístico publicitario con que se comporta hogaño (los libros sirven al
mercado, apuntalan los valores publicitarios, velis nolis, de una forma
explícita o sobreentendida entonan la palinodia del sistema capitalista) y se
daba la mano con la música y la danza, el espectáculo y la religión, pro ese
sello sagrado y onírico que tenía el rapsoda entre los celtas. Su voz
recitadora llenaba las aulas de un perfume de sortilegios y letanías. El acto
tenía una significación liturgia, de homenaje a los epónimos, recordatorio de su
gesta. El hombre estaba vivo, no había sido engullido por la máquina ni estaba
adscrito a una maquinaria densa y fungiforme de las masas irredentas
controladas por los omnímodos poderes fácticos. Si algo tuvo grande el
cristianismo es este sesgo redentor. Los cuerpos podrán estar encadenados pero
el alma es libre.
Las gentes, aunque no supieran leer ni escribir, conservaban una gran
retentiva. Las piezas se aprendían de memoria a falta de medios de comunicación
visual interactiva, de traducción simultánea, de los boletines coincidiendo con
las en punto de las señales horarias, de los suplementos dominicales y la
cultura en fascículos que hacen del hombre del vigésimo primero un ser
cumplidamente tan informado y enterado, aunque cada vez más confundido y dominador
de todo menos de sí mismo. Entonces, el
personal hablaba y el léxico, una auténtica gala. Desconocían la batología
rutinaria, la pobreza expresiva de un vocabulario en mengua, jerga de patrones
usados, muletillas que acodan el raquítico estilo periodístico, monsergas
propaladas hasta el delirio, y un volumen de palabras que no pasa del millar.
Todas ellas jerga coprológica,
retruécanos anales o expresiones relacionadas con la coyunda común a todo
mamífero. Lo hortera habita entre nosotros. No hay más diosa que la plebeyez; y
su profeta es el amigo Freud, que ya va siendo hora de que el mundo lo active
el instinto de supervivencia basado en dos únicas cosas, según el Arcipreste:
jodienda y mantenencia. Olvidaos de vuestras cuitas, seres espirituales, almas
delicadas, el mundo que viene aborrece de los selectos. Traigame el frasco de
las sales anodinas, que aquí cuanto más bastos, mejor. La obsesión con el sexo
os vuelve impotentes, pero no pasa nada, es la voluntad del supercofrade.
Cultura urbana que no sabe diferenciar a un manzano de un roble, mientras que
un campesino de Castilla un par de décadas atrás podría alardear de buen decir,
en idioma de gala, pero sin calzarse el coturno, de hasta diez sinónimos
por sustantivo. De la riqueza sintáctica
mejor no hablar; non meneallo pues surgirían agravios comparativos entre los
palurdos de Delibes, el último canto del cisne de Castilla la gentil,
poniéndolo a cotejo con la jerga que fluye por nuestro éter y por nuestras
calles, o si analizamos el lenguaje pedestre y peleón de nuestros periodistas,
de nuestros puntales de la comunicación, de nuestros políticos, tan retóricos
como siempre, pero para los que la belleza oratoria ha dejado de ser una
aspiración para convertirse en antigualla. Bossuet, Castelar no tienen émulos
ya en el banco azul ni en los púlpitos. No se hace otra cosa que fusilar
malamente la jeringonza del inglés Webster, porque las influencias no vienen de
Oxford sino de California, de allá donde unos cuantos bucaneros judíos,
supuestamente prófugos de las persecuciones del Tercer Reich, aprendieron la
lengua de Shakespeare en régimen de curso acelerado. Aún se notan los
germanismo de su locución y con ese inglés tomado prestado, aprendido que no
nativo, van a sentar las costuras de la vieja Europa. Los tiempos de venganza
no han hecho sino empezar.
En los parlamentos hoy se siguen insultando más y a lo burro, antes se
sabía hacer más finamente.
Sin necesidad de prontuarios ni de grabadoras, la tinta y la pasta de
piel de becerro costaban lo suyo y no se había inventado el bolígrafo, ni la
imprenta, el recurso era confiar a la memoria todo lo que otros decían. El
libro cuenta con cinco siglos de antiguada, la literatura tiene más de
cincuenta. Esto está naciendo como aquel que dice, pero el hombre de las
cavernas evolucionó a través de la comunicación oral. No podía haber
inclinación libresca ni pedantería. Los cantares de gesta iban de un lado para
otro con acompañamiento de rabeles, zanfoñas y vihuelas y los textos entonados
en los corros de las plazas y de los patios de armas. Las gentes se
familiarizaban con los héroes y heroínas del romancero vis a vis.
Pobres de solemnidad los escolares de las primeras catedrales, alma
mater del saber europeo, aprendían sin libros. Los pocos que se veían en los
tránsitos de Oxford o Alcalá estaban amarrados como loro en alcanda a una
argolla que disuadía cualquier intento de robo. A falta de manuales de texto
memorizaban las lecciones por una técnica llamada pensum, utilizada en los
tirocinios jesuíticos hasta hace poco.
A Homero y a Virgilio los conocemos a través de los ciegos que iban
recitando sus composiciones por toda la latinidad. La palabra era entonces algo
de conjuro mágico, conservaba derechos adquiridos y poderío, una cadencia
adjunta a la gran riqueza léxica y a la capacidad de matización que hoy ya han
dejado de sernos familiares. Estamos hablando de una época de verdaderos
titanes de la fala: el mundo de las sagas vikingas, de bardos celtas,
galloferos trotamundos en la corte de reyes holgazanes, todo el mester de
juglaría. La población analfabeta y ágrafa reconocía como una señal de
prestigio y de poder al que sabía silabar una salmodia o explanar un pasaje de
La gleba era ágrafa, no sabían hacer la o con un canuto, pero podían
sopar con honda a las cultas latiniparlas a las que hogaño, como si hubiese
regresado Celestina a sus dominios de Talavera, por las cámaras y micrófonos
nacionales, que garlan y garlan, y ejercitan la sin hueso en la barra fija,
calistenia de comidilla y murmuración que no encuentran fin. En aquellos
tiempos era otra cosa. La gente sólo abría la boca cuando tenía algo importante
que decir y las conversaciones resultaban inspiradísimas. Se conservaba gracias
a ello un sentido de adscripción al grupo, la conciencia de pertenecer a la
fratría. Eso da optimismo y genera una cierta solidez social. La angustia que
crea el desarraigo de las aglomeraciones metropolitanas estaba por venir.
Con este raudal libérrimo conecta Francisco Villon, el último de los
grandes trovadores provenzales. Era un iniciado en los saberes herméticos y un
campeón del buen decir. se decía que la fe llegaba a través del oído (fides ex
auditu), el más noble de los cinco sentidos y el postrero en morir. los
agonizantes primero pierden la visión, luego, el olfato, les entra hormiguillo
por las piernas y las manos, se les embota el pulpejo, el gusto desaparece, las
pituitarias ya no disciernen los olores, pero el oído sigue ahí aun cuando el
corazón haya cesado de latir. Algunos de los que regresaron del túnel refieren
cómo escuchaban las conversaciones de aquellos que les amortajaban. Creyéndolo
difunto seguía a la escucha. Y es que la palabra salva y vivifica ¿Qué tendrá
la palabra para que en ella encontremos el primero de los vestigios de nuestra
racionalidad diferenciadora? ¿Es la audición el sentido más relacionado con las
potencias del alma? De ser así, la edad
media, donde el verbo registra una especie de apoteosis triunfal, fue el tiempo
del alma de la humanidad. La estética de las sinfonías gregorianas y la
arquitectura gótico-románica así lo avalan.
-Habla, señor, que tu siervo escucha.
Los metros de François Villon son una caja de resonancia de aquel
ambiente de superdotados de elocuencia. En sus composiciones detectánse ecos de
la magia de los rapsodas y de los predicadores multitudinarios, de un Francisco
de Asís, un Savonarola, un Vicente Ferrer, un Bernardo de Claraval, así como de
los polemistas ex cátedra o controversistas significados, maestros de Artes de
Esa atmósfera de elevada tensión la captan los hemistiquios, dotados
de un estilo conmovedor, a trechos sarcástico, hasta alcanzar un estadio álgido
de livor escatológico. Al poeta le estremece la suerte del ser humano, abocado
a la nada, que nace en medio de la casualidad, la mierda y el dolor y la
desolación son sus pañales y es con las heces y con la sangre como lo
amortajan. Se confiesa creyente pero la fe parece que le cuesta. Su
preocupación es metafísica más que política o social aunque de rebote
reflexione sobre el caótico panorama que han dejado en
No hay que soslayar el hecho de que estuvo en capilla por lo menos en
dos ocasiones. Ya convicto y confeso y cuando aguardaba ser ejecutado, ultima
la redacción de su famoso “Testamento”. La proximidad del más allá incentiva su
inspiración, confiesa sus culpas, desnuda su alma y hace un defroque o
desenclavo de todos los efectos personales. Estos los lega entre sarcástico y
pirrónico a sus amigos y parientes. Aparece una lista de personajes de la
época, pasa revista a la actualidad. A unos les pune con acrimonia, a otros les
exalta hasta el paroxismo. Se ve en la hora de la muerte quien fue su enemigo y
quien lo trató con benevolencia. Algunas de las sentencias en forma de
aforismo, apotegmas y retraheres, guardan un sentido oculto, porque el lenguaje
de Villon a la vez que popular sabe también guardar las distancias, de manera
que las frases se despachan impregnadas de un halo misterioso y críptico. No
se olvide que estamos ante uno de los
grandes metafísicos de
A su amada Ither Marchant olvidando los agravios de su despecho le
deja en heredad su corazón traspasado de olvido, la espada que llevó siempre y
una mula roncera que, cualquiera fuese el camino, siempre tiraba hacia los
abrevaderos de
Este aspecto dionisíaco es importante en el latir de la obra de este
autor el cual reconoce “haberse bebido todas sus vergüenzas”. El vino es un
demonio que a veces nos acerca a los dioses, responsable de la catarsis y del
aborrecimiento del bebedor. Rabelais,
gran admirador de Villon y continuador de su obra, en “Pantagruel” fundaría
Había que ser un maestro de la dicción y de la mímica para conseguir
el interés del auditorio, mediante tretas del bufón o del “sot” patas de
liebre que aparecía en escena tocado con
un gorro a colores verde y amarillo, volantines de malabarista y haciendo
alarde de un cúmulo de recursos, pero el lenguaje que utiliza es un francés
vivo, de la calle, que nada tiene con la retórica venidera. El renacimiento con
su esplendor galante y refinado y luego el Barroco destruiría ese candor
travieso que empapa los escritos de Chaucer, de Juan Ruiz, de Bocacho, del Roman de
“Car a la mort tout s´assouvit”
Ello no es óbice para que la fe se mantenga firme en
uno y otro, se santiguan cada dos por tres y comienzan sus retahílas con
invocaciones trinitarias. Tanto Villon como Juan Ruiz celebran a
“Vivre aux humains est incertain/ et
après la mort n´y a de relais”
La muerte hace correr el turno, el dolor sopla sus
rachas, no hay treguas ni se concede cuartel en esta lucha. Tremendo es el
precio que hay que pagar, mejor, no haber nacido; además, nadie regresó a
contarnos qué hay detrás de la otra orilla. Procede entonces vivir sin pensar
demasiado y pasarselo lo mejor posible. Villon es un vitalista que asume una
actitud irreflexiva y resignada, se quejará pero no ultrajará a la vida como lo
harían después Voltaire y Rousseau a los que el racionalismo les cerró los
ojos. Ha apurado toda su honra en los jarros y jícaras de las tabernas de París.
Su vida es un constante discurrir de sobresaltos y persecuciones pero no asume
actitudes vicarias, su carácter nada tiene de tartufo. El elán vital oscila
entre el arrepentimiento y la caída. Sus misereres tienen ese acento patético
del canto de la sibila medieval. A veces su desolación es comparable a la de
Job. Su cansancio revela una corriente existencialista. Adelantándose a Sartre,
preconiza la existencia sobre la esencia y define a libertad no como una
elección entre dos alternativas sino la condición misma del ser consciente que
mediante esa capacidad de elección vuelve al ser, evoluciona y se realiza. Hay
indicios de que está más próximo a los principios de la moral de situación del
subconsciente ante la verdad tornadiza y que bascula a un lado o a otro a
compás con un mundo en desarrollo que de los principios de un dogma inmutable.
Por otra parte, en él encontramos al primer bohemio que se mofa de las
peregrinaciones y del culto a las reliquias, adorador del grial eucarístico que
expenden en los zaquizamíes, con ciertos parpadeos de un surrealismo precoz.
Villon es un flautista, nada de torres de marfil ni compadrazgos. Hay que
correr la sortija de Paris a Tours, de Burdeos a Orleans, sin hurtar el cuerpo
a los navajazos ni el nombre a los horrores de la infamia, sumirse en la marea
de la existencia, vivir con la soga al cuello entre dormir entre budiones y
gorrones, chinches, moscas, y sanguijuelas, compartiendo techo con las mozas de
partido, los desharrapados y malandrines del viejo camino real. Su escritura
consigue un atabe para purgar la cañería, hace un registro de la gran cloaca,
aunque no consiga relatar lo que presencia con la impavidez circunspecta de un
Zola o de un Flaubert. Es cualidad de todo genio adelantarse a su tiempo. A
veces la buena literatura se confunde con un descenso a los infiernos. El poeta
comparte la tarea con el sacerdote que oficia un rito ancestral y con el chamán
que lee los horóscopos o el sanador que hunde el dedo en la herida haciendo
saltar la amarga ponzoña de la existencia humana. Lo importante es la garra
lumínica de la tradición oral, pomo de las esencias que se vierte, a veces
lirio sonoro que se deposita, un manojo de reflexiones al caer la tarde, cantos
de vísperas que esparcen una melopea armoniosa sobre los trigos de la campiña.
La voz de Villon hunde sus raíces en pasajes y perícopes de los sinópticos. La
piedra al sumergirse en el estanque auditivo deja un rastro de alas cansadas
que vuelan al infinito. Algo nos irradia. La poesía de Villon recuerda la
estructura de un vaso sagrado que utiliza el santo beodo en sus libaciones. Se
escancia vino amargo pero también malvasía. En él su autor bebe, vive y reza,
pasa dejando una estela de salmos laicos. El zurrado por la adversidad y la
incomprensión de sus semejantes convierte los versos en oración:
“Dieu, enveille ouir mon clameur”
Estamos ante un místico que vive la noche de su fe,
llagado, cubierto de postemas, pero en medio del marasmo dando testimonio de su
búsqueda, sufriendo con paciencia los embates de la crucifixión. Él es un
producto de la erudición clásica, un temperamento muy francés, pero un poeta
como éste no se podría generar en otra cultura que no fuese el cristianismo.
Hijo de su siglo, asistía a los últimos arreboles del entrelubricán escolástico.
Los ataques a la clerecía en todos los escritores cupulares que
comparten trono en los cuatro grandes idiomas europeos son muy afilados. Ponen
en la picota su lujuria, el apego a la riqueza, el “auri sacra fames” de los
antiguos, las conductas deplorables y farisaicas de los curas y de las monjas.
El cuadro que pintan no es amable: una iglesia simoníaca, metida de lleno en la
política, los monasterios relajados.
Pero también cantan todos ellos al amor, fuerza perenne de la
existencia, expresión del Xto vivo, y una señal de que el cristianismo guarda
el secreto de la verdad y es fuerza perenne, pese a los malos ejemplos. Villon
pinta con ternura el retrato de su adorada en la “Ballade du temps jadis”,
poema de corte manriqueño que gira en torno al “ubi sunt” horaciano. ¿Dónde
están todos ellos, en qué acabó todo, dónde están las nieves de antaño?, se
pregunta el poeta, para, al cabo, prorrumpir en una larga queja contra la
muerte niveladora, “pallida mors aequo pulsat pede pauperorum tabernas
regnumque turres”, según el improperio contra ella del Mantuano, y la acusa de
haberse llevado a Eloísa en la flor de la edad y a su amante Abelardo, aquel
brillante canónigo de San Dionisio de París, al que por amar a la bella Eloísa
castraron los cuñados; se interroga por el paradero de Blanca de Castilla, la
esposa de san Luis (1.118-1.252), “hermosa como el lis, que cantaba con voz de
sirena”. ¿Qué se hizo de tanto frenesí ? ¿Dónde está ahora Juana de arco?
“Et Jeanne, la bonne Lorraine / qu'
anglais brulerent a Rouenne / oú sont ils, oh Vierge souverainne/ mais oú sont ils
les nèiges du temps jadis?”
Por los pareados desfilan a continuación el papa
Calixto, Alfonso de Aragón, el rey Arturo y Carlomagno, Lancelot del Lago y el
Delfín de auvernia, el conde de Alençon. Algunos ciñeron tiaras y mitras,
coronas, fueron concebidos en vientres de reinas y consiguieron la fama y el
poder. Hoy ya dellos nadie se acuerda. El mundo no es más que una estentórea
carcajada. A todos, pobres y ricos, diadocos y emperadores, la púrpura y el
arambel se darán cita en la triste fosa. A todos ellos les envuelve el refrán
de “ou sont les neiges de jadis”.
La vieja cortesana añora sus encantos de juventud ante el espejo, pasa
revista al ayer preterido y se le vienen a las mientes todos aquellos que le
gozaron y hace un repaso de los rostros de sus amantes: un cura, un escribano,
un obispo, mercaderes, prebostes, insignes magistrados a cambio de un poco de
oro. El amor sólo pasa una vez. Después se vuelve mercenario. Con lágrimas en
los ojos la vieja marchita se acuerda de aquel hombre al que quiso y por el que
sería más tarde abandonada. ¡Desengaño fatídico! Primero fui venternera loca
del placer por uno que me gustó y luego por dar gusto a todos me convertí en
ventanera de la profesión. La celestina de Villon se parece poco a la
dicharachera comadre de Fernando Rojas, pero la sensualidad es parecida. Ella
también se ve vieja e inservible para el trato torpe, los pechos resecos, el
vientre caído, los brazos tiernos de ayer, hechos solamente para los amorosos
lazos, hoy le caen péndulos, ya carecen de fuerza, la crija en barbecho, las
nalgas, antes tiernas y ahora flácidas, y el pequeño jardín del monte de Venus
antes rojizo y lozano, ahora cubierto de hebras de ceniza, un cornijal baldío.
Hay en la descripción un perfecto conocimiento y hasta un regodeo con la
anatomía de la femenina, sin echar mano del embozo ni del eufemismo. Los años
pasaron implacables estampando sobre la carne lozana el sello de la vejez
antesala de la muerte, que ante tanto estrago sigue la ex bella añorando sus
afeites y donaires, aquellas ancas anchetas, los puntiagudos y prietos senos y
aquella vagina (sardinet) dotada de labros retráctiles para no dejar escapar a
lo que más quería, los muslos en sintonía con lo demás, por ser mujer de buenas
partes, y aquel culo respingón para la navegación viento en popa; las caderas
se han caído y aparecen moteadas sospechosamente. Fue así como la beldad se transforma en sota.
La que antes moraba en los palacios se esconde en un ínfimo tabuco donde permanece
arrebujada en su chal junto a un fuego de hebras de cáñamo, símbolo de la
muerte que se peina sentada en las riberas del Leteo, su melena de esparto.
Hijas de la vida y del amor, contemplad el destino que os aguarda, sacerdotisas
de Afrodita, la vida pasa pronto, gozad de ella lo que os cumpla. Villon
aconseja a todas las doncellas que no pierdan ripio y que se diviertan, que no
se conformen con un hombre ni con dos. Pero está hablando con sarcasmo pues
refiere que locos amores vuelven a los hombres bestias. Por una mujer perdió
Sansón sus fuerzas y David de Dios ganó malquerencia, una gaita y una mujer
destronaron a Orfeo. A causa de ellas el cancerbero anduvo a cuatro gatas y
Narciso en un pozo hondo se ahogó, Amon forzó a Támara, una mujer hizo borracho
a Lot. No hay fuerza igual cuando en el corazón del hombre se entromete. saltó
por los aires la devanadera Herodías y rodó por los suelos la cabeza del
precursor. “Y a mí, François Villon - confiesa- me urdieron a una viga de molar
para moler el trigo en más de una ocasión por una bella cuyo nombre me resulta
más dulce que la miel, Catalina de Vancelles, aunque sea amargo el recuerdo”.
El tropo del cura al que unos salteadores mandaron moler unciéndole a la rueda
cuando le hallaron en coyunda con la molinera en
Sin embargo, la harina es ya sólo ceniza. La muerte, he aquí la
moraleja, venga los desdenes del amante despechado. Al obispo que lo aherrojó
nunca lo perdone y formula el deseo de que se pudra en los infiernos el tal
Teobaldo de Aussigny, que pruebe de su misma medicina y conozca lo que son las
mazmorras, el tormento de la gota en la cabeza, el ecúleo y los garfios y como
mínimo le desea al inicuo prelado algunos de los malos tragos por los que él
pasó.
Pero Paris bien vale un misa y de la panza sale la danza -son frases
suyas-. Bebamos y que en salud nos tenga
Y en medio del lodo, la perla. Después de estos consejos a las mozas
de París, tan poco edificantes y sus transigencias con los placeres mundanos
que pondera, surge la voz dolorida del reo humillado y escarnecido invocando la
compasión y el perdón de
“Trotter m´en faut en fuisse et
deshonneur”
en su planto se queja de la traición de una mala
amiga, falsa belleza, cuyo goce siempre cuesta caro, era mujer dulce y taimada
al mismo tiempo, un amor duro, martillo y yunque de sus tristezas. Pero llegará
un día en que la balanza de los años- tempus edax rerum-, basculandolo todos
con sus sistema de pesas y medidas implacables, pondrá el contrapunto, nivelará
las cosas con su fiel implacable “yo seré viejo y tu fea y sin color, en llanto
se convertirán tus carcajadas”. La amada beberá el cáliz del desengaño mientras
sus dedos, ya marchitos y tumefactos, acaricien las cuerdas del laúd para tocar
el “De profundis”. Le queda otros amores en el tintero “cuyo nombre no
pronuncio porque el recuerdo de su rostro me punza los tuétanos a cada hora”.
Prorrumpe entonces en un apóstrofe patético contra la muerte. Es una de las reflexiones funerales más
profundas que hayan podido salir de labios humanos. “Eramos dos y un solo
corazón teníamos; la muerte nos separó. Desde su partida me habita su memoria,
mirad cómo soy un cadáver ambulante”. Ahora habla en serio, nada tiene que ver
este Villon patético con el bufón ristolero de otras ocasiones, cuando golpea
los compases de su danza macabra. No olvidemos que este su legado, el defroque
de un poeta pobre y encarcelado, que está diciendo adiós a la luz del día. Le
había tocado vivir tiempos apocalípticos. Las guerras habían diezmado castillos,
villa y lugares y a causa de las epidemias por todos los caminos se acollaban
montones de cadáveres, lo que no es obstáculo para esa sed de vida, el
desenfado y el amor profundo a la naturaleza. Alterna la tina de maceración con
el horno de las carcajadas. Así pensaban sus coetáneos y así lo hace constar en
sus versos.
Al hincar hondo sus afilados caninos de moralizador sobre el entorno
que le rodea hizo presa certera. Ridiculiza a aquel París poblado por
escolantes que se divertían iniciándose en una falsa ciencia, por hidalgos de
gotera, mujeres de la vida, prebostes cornudos y magistrados corruptos. Pero
sobre todo afila sus críticas contra
Tampoco podían faltar en esta acerada crítica a los desmanes del clero
las alusiones a los curas borrachos. Como aquel abate Clochart al que observa
temulento y de andares vacilantes camino de coro a cantar vísperas. A él le
dedica un bello epitafio. Esculpe los bajorrelieves de la vida parisina con
cuadros costumbristas en los que se percibe a veces el trazo del delicado
pincel y otras el brochazo de sal gorda. El zócalo que talla en esta visión de
conjunto conserva la frescura del primer día. Los personajes que retrata parece
que se mueven todavía por los aledaños de Pont Neuf. Todos ellos se expresan
con el mismo despejo con que lo hacen las serranas del Arcipreste o los
peregrinos de Chaucer, estos últimos no han perdido aún el acento cockney.
Triquiñuelas de pícaro, besos y caricias a tanto por barba, garsinas y hurtos,
que denotan la experiencia del hampa que tuvo su autor, cruzan las páginas. Los
niños abandonados debieron de ser plaga, por lo que tuvieron que quedar
abiertos en la capital tres hospicios. Su humor tiene también aires de
expósito, utiliza un argot incisivo, aún reconocible en la germanía de los
bajos fondos que son la elocuencia del francés de Montmartre y de Pigalle,
jerga de la banlieu y de los burdeles, de los calabozos y del “trottoir”, un
trallazo de espontaneidad en pleno rostros que nos recuerdan al viejo coquard
de maneras peregrinas que fue Villon.
Ítem más, prosigue la donación de los efectos personales de su
Testamento, y deja a los frailes mendicantes, a devotas y beguinas una buena
sopa jacobina “para después, tras las
cortinas, hablar de contemplación”. Hay una alusión a las consecuencias de
tales reuniones de camaradería espiritual. Quedaban preñadas las monjas de
estos conventos y nacían niños de padre no reconocido. “No haya hijos enechados
de padres putativos que a los que procreó les done Dios su galardón”. Una
visión de abusos deshonestos en círculos consagrados que son tema de actualidad
hoy. El estupro y la violación siguen siendo males endémicos en las diócesis
africanas Ver los periódicos del día de la fecha, 23 de marzo de 2001 en la que
escribo con las declaraciones de Navarro Valls, portavoz del Vaticano sobre la
materia. El pulsar temas inherentes a la condición es una de las peculiaridades
del escritor genial. Los problemas del celibato en el rito romano son más
serios de lo que parece. Se le plantean a
A medida que avanza el poema se va convirtiendo en una gran morality
con resabios de danza macabra. Pasa revista a los hombres provectos,
barrigudos, avinagrados y sin simiente que añoran el tiempo que pasó. Lucha
generacional, la descolocación moral e intelectual que tantos padecemos. Su
delito es no atenerse a la máxima del “tempori parendum” (acomodo a los
tiempos) del clásico. “Y por culpa de una puerta yo perdí una huerta y diez
halcones”, dice. “Y hubo una mujer que me puso en traza de caminante”. Catorce
puds de vino pellejero le quedó a deber a un mercader de Saint Denis. “No se
los pago. Así pierda la razón y me atragante”. Sin embargo, con su visión
profética, no deja de lamentarse por las muchas casas que se pierden por el
vino. Así el pobre Clotart, a causa de su afición al tinto, se bebió su
colación de Notre Dame, murió prematuramente.
Cien sueldas dejó éste de su beneficio a un tal Clotart. Pero el viento
hace la pluma, no es cosa de lamentarse. Unos vienen y otros van. Unos bajan y
otros suben.
Menos convincentes parecen sus conocimientos alquimistas, aunque no es
improbable que también practicara la quiromancia, pues, como no podía faltar en
cualquier centón medieval, mienta a la piedra rejalgar, el oropimienta, y el
oro obrizo con que se fabrica la piedra filosofal. Al erebo se vayan todos los
magos.
Al amor de un brasero sentado en un sillón de pluma flojel bebía
hipocrás (vino con miel) un afincado del buen pasar y socio de la buena vida. A
su vera estaba Sidonia. Ambos cantaban y reían, jugaban a las cartas, tocaban
el arpa, y, cuando cansaban, se hundían en los brazos del amor, “que yo les
espié por el cancel haciendo marranadas y supe entonces que no hay cosa mejor
en esta vida que retozar hombre y mujer a cualquier hora del día bajo el
agavanzo o detrás del rosal”. Es la sátira de Frank Gautier en la que
ridiculiza la norma de la apartada vida que preconizara Horacio en su “Beatus
Ille”. Pero Villon pone de manifiesto las contradicciones en esta huida del
mundo y las enseñanzas de Jesús. También escarnece el relajamiento de la vida
monástica. Es el tema eterno. El abad come de lo que canta y mi olla, mi misa y
mi María Luisa. Aquí lo mejor es hacer lo que uno le dé la gana. “El “Panurge”
de Rabelais, protagonista de “Pantagruel” y, que según la crítica, está
inspirado en Villon, va a dar la misma tasa. Ambos autores inician la corriente
anticlerical que va a desembocar en la pluma mojada en ira del inclemente
Voltaire, epítome de ese descreimiento, rezumando el veneno de una
irreligiosidad inveterada, tan francés.
Francia es la génesis de
Malos ejemplos, escándalos, miserias. De poco sirve que madame Bruyères
vaya predicando por las esquinas de Saint Denis predicando la vuelta a la
pobreza con una biblia en la mano intimando a las mujeres descarriadas la
necesidad de la conversación a Jesucristo. Ellas le respondían:
-Andad, que ya estamos perdidas. No queremos que nos encierren en un
convento para solazar a los frailes carnívoros. Dejanos en paz, vieja bruja.
Somos mujeres decentes, aunque nos llamen de la vida. A otra parte con tus
sermones contra la salacidad. Que primero se conviertan ellos, que adquieran
buenas costumbres, empezando por el papa y los cardenales.
Pese a las exhortaciones a la morigeración, a la continencia y una
vida austera, Paris siempre tuvo esa tradición de ciudad alegre y confiada,
punto de recalada de la buena meretriz. Tenían por costumbre batir la calzada
en las dehesas pasado el Sena; las tapias del cementerio de San Medardo eran su
lugar de trabajo favorito. Precisamente allí al correr de dos siglos un diácono
jansenista haría milagros. Decían que levitaba, que resucitaba a los muertos,
que curaba las enfermedades, que adivinaba el porvenir. Todo resultó obra del maligno, pero París es
desde entonces
Es la metropoli de la ciencia del amor y en el ámbito de la
prostitución el rompeolas de la vida alegre. En sus burgos se fundaron los
primeros hospitales de venéreo, los primeros hospicios y los centros de arrecogidas.
Venían de los más remotos lugares de la tierra. A todas ellas las cantó Villon
en sus versos: españolas, catalanas, valencianas, flamencas, griegas, turcas,
romanas, piamontesas, borgoñonas, irlandesas, inglesas, alemanas, saboyanas,
sicilianas, griegas, bretonas, húngaras, danesas, de
El chancro del fementido mal gálico tuvo a
De modo que para yacer y holgar, París y también para sanar de las
pegadizas miserias. Esto es lo que han creído al menos los ingleses que
inventaron nada menos que el preservativo
acorazado, en precaución contra el azote gálico, cuando pasaban el Canal
en son de merodeo amoroso, y lo bautizaron con el nombre de “French letter”
(carta francesa). A contramano, los francés llamaron de siempre al cordón
“lettre anglaise” (carta francesa). Un epíteto y un antítodo cabe en la figura.
Y donde las dan las toman.
Las monjas dominicas de san Jacobo tenían la piadosa costumbre de
abrir las puertas de su monasterio a las muchachas vagabundos y a sus hijos
fornecinos, pero, atención, no todo era caridad en esta práctica, sobre todo cuando
frailes licenciosos se injerían y hacían valer sus derechos de pernadas. Andaba
en lenguas que este centro conectaba por pasadizos subterráneos con dos
conventos de
Lo malo es que el monasterio de san Jacobo era el primer jalón de
salida de las peregrinaciones a Compostela en
Viene a la conclusión el autor de la “Balada de los Ahorcados” y del
“Testamento” que la vida misma semeja como a una gran mancebía, de la cual
pocos escapan. La soga del vicio tira del cuello del hombre hasta las aguas del
pozo de los bajos fondos; así con un pie ya en el estribo pasa revista a los
momentos de disipación, al tiempo perdido en devaneos, a sus estragos de
crápula. Aquí sus versículos alcanzan un alto grado de sinceridad y de emoción.
Es la melancolía humana puesta a trabajar y darle vueltas a la cabeza,
la tristura postcoital de la que hablan los psicólogos, pues la búsqueda del
placer no depara la dicha, a decir de los moralistas:
Je suis paillard, la paillar me
suite/Ordure aimons, ordure nos suite/ nous defuillons honneur, il nous
defuite./ En ces bordeux oú
tenons notre état.
A gente menuda, pequeña moneda. A los bulderos, nunca. Sin solución de
continuidad cambia el tono y el tema, en la mejor tradición de los compositores
del “sermon joyeux” de los provenzales, parodia de las homilías, que tuvo tan
alta raigambre en la literatura cristiana y que recorre todos los cromos del
espectro hasta llegar a bien entrado el Barroco. En España el “Fray Gerundio”
del P. Isla es un ejemplo. Tunde las costillas de los simoníacos y de aquellos
predicadores especialistas en la recaudación de dineros para obras pías -
equivalentes a las o.n.g. del momento que encubren tan turbios manejos- y que
iban a parar a bolsillos poco escrupulosos. Por tales calendas Sixto IV estaba
embargado en la campaña de reconstrucción de
“Tout aux tavernes e aux filles”, reza el refrán de la última estanza.
El tono chancero de “sermón alborozado” o chanza parenética del
principio se convierte en fúnebre lamento cuando hace manda de sus quevedos
leguleyos al hospital de ciegos de Paris en la confianza de que este efecto
personal les sirva de algún provecho, porque aquí los invidentes columbran la
verdad mejor que los que alardean de buena visión y recuerda el pasaje
evangélico de que los cojos andarán algún día y que el ciego que nada ve
recupera esta facultad. Su visita al cementerio de
Los esclavos de Satán oirán el sortilegio de los réprobos: id
malditos. Mientras, la hueste de la derecha comenzará un canto de alabanza que
durará la eternidad. Serán conducidos al cielo mientras los préditos se
hundirán en los abismos del tártago infernal. Ya los diablos les acogen.
Vanidad de las cosas del mundo, fugacidad del placer, inanidad de las riquezas;
eso es todo. El dalle de la muerte cortará a todos por un único rasero.
Entonces sólo valdrán las buenas obras. En las vueltas de peonza del rodillo
igualitario se confundirá el rico y el menesteroso. A todos aguarda el mismo
fin. Es la democracia sin más hasta sus últimas consecuencias.
Que fue clérigo y que estuvo ordenado de menores lo demuestra la copla
172 en la lega su beneficio de simple tonsura con facultad para decir misas
secas, que no llevan mucho aparato ni preparación intelectual, a un tal
Chappelain, sobre el que resigna su curato, pero no le da facultad para que uso
de cura de almas -otro nuevo retruecanos- ya que él sólo tuvo por costumbre
“confesar únicamente a azafatas y damas camareras”. De paso le dice a Juan de
Calais, que heredará sus versos que podrá castigar el texto, cortar, podar,
añadir, pulir a su placer. Debía de ser una costumbre juglaresca porque Juan
Ruiz dice lo mismo de sus cantigas. No le importan demasiado los derechos de
autor. El mester de juglaría siempre será patrimonio del pueblo.
Pedirá descansar en Santa Avoie (el cementerio del mosto), la casa
postrera de vagabundos y borrachos, pero que antes se le haga un retrato de
cuerpo entero, las dimensiones no le preocupan. Quiere que la memoria sea:
“aquí descansa un retozón” con el siguiente epitafio:
“Descanso eterno dale a él, señor/ y
claridad perpetua/ aunque no valiera lo que un plato y escudilla ni brizna de perejil/
Le desplumaron bien, jefe, en esta vida perra/ igual que a oveja lo esquilaron/
Rigor extremo lo envió al exilio/ le cutieron bien del culo la piel/ a pesar de
haber dicho que apela./ No hay palabra más sutil/ Mas descanso eterno dale a
él.”
Que Dios le coja
confesado. Suplica a Dios una hora corta y al verdugo maña certera, limpieza y
rapidez para que en la toza no le haga padecer. Estaba en todo, a lo que se ve,
hasta el punto de ponderar quien puede ser su mejor esbirro. Cita al respecto
los nombres de Martin Bellefaye, al señor de Colombel. En caso de que estos dos
se excusasen, da la comisión al maestro Jacques James o al propio Philip
Brunel, que, aunque brutales, son todos ellos temerosos de “Dieu, Notre
Seigneur”. Ningún rencor los guarda. A todos los quiere bien y que el cura que
le asista en los últimos momentos sea Thomas Tricot, que oficiaba en la
diócesis de Meaux, compañero de fatigas
y de aula y que mucho bebió a su costa, y que por lo visto era un buen echador
de cartas. por último que se encargue de los blandones y el sudario a Guillermo
de Rue, su compadre y que era experto en vinos. Yo les doy a todos las gracias
que se va acabando este loco frenesí. A los cartujos y celestinos, a los
mendicantes y a las devotas, a los que viven de gorra y a los claque patines (
los de la clac teatral), a las chiques pizpiretas, a las que llevan la justa
corta (picos partos) y a los cuidadores del amor transidos y a los que sin
dolor calzan las botas gualdas (cornudos). A todos les digo “merci”. A las
púberes muchachitas que muestran sus teticas, muy hospitalarias ellas de por
sí. A los ladrones y camorristas, a los bateleros del Sena, tocados de su
marmota. A los locos y a las locas. A los zotes y a las sotas que muestran su
arlequín. Se los ve y la gente empieza a silbar
Si en el hall hay flores hay planchadoras las habitaciones y
vino calidad que habremos de repartir la víspera ramo de la niña ramo de la
novia oeluquería y encargar las flores planchadoras la alernativa del hotel y
qué bien escribía yo entonces seis habitsacopmes dos para el dia quince y el
resto para el doce. Que el vino sea de claidad a ser posible rioja autobús y
taxis y el cubierto costaba 541 pesetas encargar para unas cien personas y a mí
me peinó magdalena hotel viaje de novios ir a ver a don bienve poberle la baca
al coche llamar a juanjo. Bajaron los angeles y oi la musica de tru nombre y de
tu voz pura como un brote. Anita fue la que mellevó las arras delegación calle
sagasta de la floristería con el sello de pyresa. Entrevista a solas en el
hotel Chelsea Gibraltar trema gordo. Diplomática writer
Association. Preguntas a lord carrington imn the recent statements made
by de soviet writer solzhenitsyn it seems that the western democracies are in
danger. Could you please tell us the point of view on the subject. Cpmnsodering
the soldier side of your carrer so to speak dou you think that the west posses
the sifficient fortitude to reppeal an attack using conventional weapons. The
questions of
El Testamento de François
Villon
He aquí otro de los enigmas que aparecen de vez en
cuando en literatura; un caso extraordinario de acucia periodística y de
penetración psicológica transformado en arte desgarrado de cantar y de contar
haciendo alarde de una perfección formal exquisita, que fija las reglas de la
lengua francesa. François de Montcorbier era huérfano de padre y madre. Un
sacerdote por nombre Villon lo acoge en su casa y le da los apellidos.
Este literato que vivió en escritor perseguido, sin
conseguir nunca escapar a los sobresaltos de la vida infame, es uno de los
grandes monstruos de la edad media, junto a Chaucer, Bocacho y el Arcipreste de
Hita. Sin duda el más complejo de toda esa saga, representa sin duda su poesía
la épica y la lírica en sus esencias primordiales. Sin que los estragos,
cárceles, latrocinios y cuestiones con la justicia y toda la malandanza de su
vida personal lleguen a empañar el esplendor de su arte.
Quizás Villon sea una demostración del dicho de que los buenos
sentimientos no hacen buen escritor; tampoco una existencia cómoda y regalada
se impone a la aparición de un genio. Villon vivió con el infortunio royéndole
los calcaños, huyendo de corchetes, en broncas, riñas barajas, golpes de mano,
que la necesidad y el vagabundaje le llevaron a latrocinios y otros lances de
poco decoro. Su estragada existencia
transcurrió en medio de sobresaltos camino de la horca. Adoptado por un
canónigo de la iglesia de san Benito, estudió en
De su vida y andanzas conocemos sólo a través de los archivos
judiciales por diversos procesos. Estuvo encausado por homicidio y por robo.
Condenado a ser colgado en
Con la clemencia regia vuelve a
abandonar París y se le pierde la pista. Había escalado los peldaños de la
guillotina, su fama estuvo en la picota y vivió en la ignominia. Su obra, todo
un prodigio grande del arte eximio, nada tiene que ver con las flaquezas de una
azarosa existencia individual.
François Villon debió de ser clérigo pues refleja en sus escritos las
miserias de la jerarquía y de la sociedad parisina de la mitad del
quingentésimo a la que fustiga con estro acerbo “ex nuce et in cute”, por
dentro y por fuera, por delante y por detrás, por arriba y por abajo. Si
Chaucer, cien años antes, dirigió su crítica contra
Sus versos expiden angustia vital y
acedía, acaso justificadas por la dureza de su vida y las amargas
experiencias en las que estuvo implicado, pero este mismo aporte lo coloca en
un sorprendente podio de modernidad. Villon recuerda a los existencialistas de
la margen izquierda del Sena. La cuestión social, las injusticias y atropellos
del poderoso, las poco ejemplares conductas de abates y obispos, el veleidoso
amor causante de tanta amargura y fastidio, no representan más que un problema
periférico a su filosofía obsesionada por la muerte y el más allá. Le abruma el
absurdo y la sordidez del ser abocado a la nada. Villon es más trascendente que
Chaucer, más universal que Juan Ruiz, escribe en argot y es un poeta urbano, y,
más místico que Bocacho, lanza un grito de desesperación desde el foramen del
pozo de
No habla porque se siente culpable de haber puesto en planta un mundo
tan injusto y caótico. Si se presentase a uno de los entonces consuetudinarios
debates de
Pocos se atrevieron a decir tanto.
El concepto de divinidad
obsesiona a Villon, el mundo que le rodea trae de cabeza a este padre de la
canción protesta. Su nombre lo invocaban los cantautores del 68 de voz
desgarrada, flores en las orejas, una guitarra entre las rodillas y en la boca
alguna de sus famosas cuartetas en adaptación de Jacques Brel, sus canciones
animaron las algaradas del Mayo Francés. Se interpretaron el Pedo del Diablo,
Hay algo en su estilo que anticipa a Quevedo. Villon fue un precursor
del género picaresco, por más que su poesía esté aureolada de esa seriedad tan
sonora y tan francesa. Los tiempos medios cerraban página. París en el quince
era una fiesta. De genio vehemente e inclinado al vino (“un rouge messieurs,
dames”) y a la frecuentación del amor mercenario, una tarde del Corpus de
Tras algunas libaciones a la
salida de una taberna se produjo una algazara. El reloj del convento de san
Benito marcaba las diez de la noche pero no era aun anochecido. Después hubo
una reyerta. Los que se insultaban era el presbítero Gil y un tal Chernoise,
que hacía poco tiempo había sido ordenado de cura. Entre vayas y veras éste
último, que estaba bebido, se puso a insultar a Villon, se acaloraron, salieron
a relucir los aceros. Charnoise largó un tajo a Villon al cuello, el filo de la
espada le pasa sólo rozando las narices y por la boca. Alarmado a la vista de
la sangre, el herido tira también de sable. En acto de legítima defensa alcanzó
a su agresor en la ingle. Villon despeja el campo pero Charnoise le sigue en su
carrera. El fugitivo coge un canto del suelo y lo lanza contra el presbítero
que viene bramando maldiciones. Recibe un impacto en la cabeza y cae para no
levantarse más. Villon también está herido, busca refugio en la casa de un
barbero, pero antes de que llegase
Una travesura de estudiantes en
un alegre día de primavera por culpa de la bebida había terminado en tragedia.
Cuando se celebra el juicio, Villon que es condenado a muerte en ausencia se
encuentra a muchas leguas de Paris. Sus amigos interceden a su favor (es
curioso siempre tuvo la suerte de pro y de bruces sobre el abismo encuentra
intercesión en una mano que lo saca) y la máxima pena es sustituida por diez
años de destierro. Aquel invierno vaga por los caminos de Francia infestado de
ladrones, mozas de partido, lansquenetes licenciados, curas giróvagos, monjes y
monjas huídos del monasterio, toda una cohorte de mendigos y harapientos. El
peregrinaje estrecha la mano al vagabundaje, el asilo llama a la puerta de la
cárcel, el bordón se convierte en garrote, la venera en daga. Muchos devotos no
daban cumplimiento a sus deseos de avistar el Monte del Gozo acabando en
forajidos.
Nivel alto de morbilidad trajeron las guerras y pandemias, las malas
cosechas, siervos de la gleba se sienten desplazados al venir otro noción de la
propiedad de bienes raíces y un pavoroso problema social es el que determina
que el s. XV transcurra entre estridores revolucionarios y banderías,
movimientos espontáneos de penitencia en los burgos, procesiones de
disciplinantes, por doquier, el pavor de la muerte que arrasa y nivela
blandiendo el dalle de lo alto; crece el descontento contra las ordenes
mendicantes y la jerarquía y en particular contra el papado a consecuencia del
Cisma de Aviñón que dejó abierta una brecha y de rivalidades entre
La primacía de
Su poder de contraste consigue aquilatar ore rotundo la lengua
francesa, la cual volando entre las plumas de su estro alcanza techos de
perfección . Villon le da un lauro de concinidad, viveza, elegancia, aticismo.
Pone un juego un idioma ubérrimo y libérrimo que causa asombro por su frescura
y por la disposición contrapeada de las rimas y las codas, garbo y excelencia,
donde guarda turno esa musicalidad
vertiginosa que ha tenido siempre el lenguaje urbano puesto a cotejo con
el rural del arcipreste o del Bocacho, de inclinaciones más sosegadas. Esa
dualidad campo ciudad que habría de marcar las dos sendas de la literatura
europea en Villon empieza a bifurcarse. Es un hombre culto de París, al que
arrastra la fuerza de la vida con sus peligros.
Feudatario de la briba, cae en los bajos fondos. Al igual que haría
Zola siglos adelante, él tiene una sensibilidad exquisita para encontrar la
margarita creciendo en el estercolero. La cárcel como a otros genios de la
literatura universal (Quevedo, Cervantes, Rabelais. Mena, Dostoievski, el
Arcipreste, Wilde, Gorki) le sentará las costuras de su horóscopo. Sería
consuetudinario inquilino de las ergástulas eclesiásticas. Oficio de escritura
y presidio por desgracia entreveran sus compases, acaso porque la literatura
tiene un latir encarcelado que la acrisola dotándola de una aureola de
redención. Muchas son las obras, entre ellas el Quijote o Los Hermanos Karamazov
que se compusieron tras los barrotes celulares. Es el castigo con que se venga
el destino contra los que tratan de robarle el fuego a los dioses. Prometeo o
Tántalo son algo más que un símbolo que avisa cuidado a los que se afanan por
transgredir la frontera de lo prohibido, confiando al papel sus sueños, el
mundo de las pesadillas, los delirios. El brete, las cadenas, un estridor de
cerrojos y de rastrillos les aguardan.
Al escritor le compele la fuerza de la gravedad del gulag, las
estrellas lo arrastran al presidio. Unas veces el penal está situado en una
isla inaccesible, otras, es la torre de marfil en que pretende aislarse del
mundo pero por lo común el Alcatraz de un escritor se lo da el tedio de su vida
diaria, la incomprensión de los que rodean, el desamor o la envidia de aquellos
a los que aprecia. Taedium vitae. Cadenas. Si es verdad lo que se dice que al
hombre lo examinarán de amor el último día, aquí pocos se salvan; sin embargo,
ya la escritura de por sí es un acto de amor, una jaculatoria de buenos deseos
con la que se declara la guerra al enemigo de la humana estirpe, que todo
emplasta las veredas del mundo con sus pezuñas ensangrentadas, las
circunstancias que provocan las guerras infames, los homicidios, las
perversiones, las felonías. Hay equipolencia entre poesía y dolor. Traficar con
los sueños e indagar con los sinos del corazón humano se paga abondo, con la
muerte, el destierro, el auto de fe.
Todos, desde nacer, estamos condenados a muerte y arrastramos condena, somos
forzados con el traje cutí bajo la vigilancia del gran cofrade, el cabo de
varas, exponente de nuestra invalidez y limitación, que nos trata a patadas y a
golpes de látigo , estamos a expensas de ese ojo de visión panóptica que todo
lo ve y cualquier cosa la circuye.
El super cofrade nunca baja la
guardia, estamos bajo su bota y su almejía. La capa de los dictadores es
demasiado larga. Pero no hay peor tiranía que la de los compadres del
Contubernio. Nunca fue el mundo tan encadenado que cuando estuvo encadenado a
la voluntad de la mayoría. Urnas, dadnos urnas para los hornos crematorios y
todas las papeletas que se os antoje para camuflar el “veredicto inapelable” de
las masas, os lo pido en nombre de los anticristos demócratas, habituales de la
reconducción y el pucherazo, sombra de Caín que larga alocuciones por los
micrófonos de la bibisi y la sienén, voz que resuene por los ámbitos como el
silbo de la serpiente.
Vivimos sometidos al qué dirán,
constreñidos en la vida vulgar, retenidos en un cajón sin horizontes y el alma
quiere volar. Somos víctimas y verdugos de nosotros mismos. El carcelero que
nos vigila puede ser el vecino de al lado, la mujer y nuestros hijos, capaces
de denunciarnos a la policía. El ara sagrada del hogar ha sido violada por los
poderosos órganos de difusión electrónica encendidos las veinticuatro horas del
día en nuestro cuarto de estar. Ya no se puede huir a ningún lado. Por
supuesto, hay zaguanetes de retén y mil ojos apostados en las esquinas, sayones
superdotados y con don de bilocación y multiplicación se hicieron ubicuos para
aflicción de los justos y prosperidad de los pecadores. El impío gana. Los
rabadanes del rebaño de condenados y en entredicho, que apacientan las ovejas
del mundo, forman una cuadrilla de canallas, pero ellos solos con sus
implacables cachavas van arreando el hato de una masa hebetada y embrutecida.
¿Malos tratos? ¿Vejámenes? ¿Moros en la costa? Ahora vas y lo cascas. ¡Pobre
raza adámica bajo la férula de los perversos pastores!
Sus mastines azupan una rehala de travestidos y las arpías fabulosas
de pico nefasto y haldas en remango para que veamos sus nalgas, azafates de
rosas del mal en corimbo, instan a la revolución. Descienden de las milicianas
y de los vestiglos que perpetraron las mayores barbaridades de la guerra civil
española bajo el arbitrio de
-Hay que ver, qué horror, con qué perfidia se expresa la tía.
-Los ingleses son muy suyos.
-Y siempre tan flemáticos, pero no hay cosa que más les regocije que
un cadaver en la bañera.
-O un crimen a la hora del té.
-Oh, is that so, my
dear.
-Yes.
El cerdo detrás de las
pantallas nos muestra su inmensa lengua cogollada. Languidez en vuestra
esperanza. El infierno acaba de abrir sus puertas, es un gran estadio al que
afluyen las masas ávidas de espectáculo, tolle tolle tele mía, bazofia
espiritual que no falte día y noche. Se deterge la herida, estamos en situación
desventaja, se agravan los males del enfermo. De videntes o contempladores (θερoyσiv) de la belleza
divina hemos pasado a ser consumidores, habituales de las grandes superficies. Do you wacht tely
every night? Off course and I sing the blues.
Pago la contribución sobre la renta de las personas físicas. Vivo en
el exilio de mi país. Llevo como puedo las cárceles del alma. Sufro tus coces,
amor, mi yegua que te encabritas, escucho tus discursos parenéticos, mula
Francisca.
-¿Y no te aburres?
-A morir. No puedo aguantar a
tanta gente del bronce tan desangelada. Las jáquimas que en mi juventud eran
mucho menos vastas se presentan todas las mañana y las tarde que parece que han
almorzado limones con pica pica.
-Freud las sentó en el divan y abrió la puerta a las masas irredentas
y desclasadas.
-Pan y circo, decían los romanos.
-El Insufrible Big Brother ha traido un cargamento de chicas Bond
desde Nueva York. Fue el primer gran negrero de nuestra democracia.
-Mirale, parece Mefistófeles, esboza un rictus de sonrisa. Delgado y
pícnico y nacido en Huelva pero con algo en su rostro de sacamantecas
encampanado a los triangulos. Ha desplegado por toda la red su cohorte de
chicas bond.
Se ha acabado el argumento de la novela porque las tramas todos los
días se repiten. Las campanas doblan a muerto por una sociedad en el marasmo,
sin argumentos plausibles, aunque abunden las obsesiones. La modernidad es
seguir la senda del más de lo mismo. Ideas fijas a escote, y no quieres caldo,
pues tres tazas.
Hay que volver a ponerse de
uniforme, cuadrarse a la prusiana, desfilar al paso de la oca orwelliana,
seguir un curso de terrorista bombas lapa en una academia de explosivos de
Dakota del Norte que se especialice en la colocación de artefactos mortíferos
en los bajos de la buena gente de España, los hijos de Prieto y de Pablo
Iglesias sobre quienes se consumó la traición de Albión y en los asesinatos por
la espalda, escupir sapos y culebra por la vagina en las matinees televisivas
que tutela la gran madama, esa miliciana del odio que insta a la lucha de
generos porque la de clases ya es acabada. Colocarse la gorra de plato del
pensamiento sin sustancia. No hay hombres sino rebaños. Sexo sin amor. Deja que
el ojo se recree por sí solo sin rendir cuentas al entendimiento. Y no se
ocurra pronunciar la palabra España, que suena a maldición. A una sociedad
caótica le cumple un arte del revés. Chupa del frasco. Otra de Picasso. Mi
conciencia histórica se columpia de las ramas del árbol de Guernica. Las mañas
de
¿Os casasteis con la sota ? Cesad en vuestros argumentos. Lo que os
cumple ahora es recibir el excrex, que
tal haya el que tal fizo. Os habéis transfigurado en esto. A columpiarse en las
coordenadas de la desinformación, las mentiras, el secretismo, la bulla
noticiosa. Por todas las partes levanta
Sus “Respuestas francas” plantean la interrogante del escritor
proscrito al que los vientos de la vida lo llevan a galeras, a presidio y en
suma al patíbulo, pero mucho peor, viene a decir, que los suplicios físicos y
los destierros son las cárceles del alma. Unos amigos mediante gestiones en el
arzobispado consiguieron la remisión de un delito penado con la horca (asesinar
a un sacerdote), del que parece que no resulta culpable formal, por haber
actuado en legítima defensa. Al año siguiente regresa a París, allí se enamora,
contrae deudas, la vorágine lo arrastra hacia el inframundo. De nuevo su nombre
aparece envuelto en un robo y François tiene que buscar refugio en la campiña
para evitar a
Además, piensa al igual que chaucer que eso de las perdonanzas de
Compostela no son más que una farsa. A su colega español, Juan Ruiz, también le
parece el sayal, la calabaza y el bordón un recurso de truhanería, disfraz de
libertanaje y de vagancia. Es posible que muchos iniciasen la ruta con fe pero
la mayor parte iba al merodeo y volvía cofrade de la garrocha, la ganzúa y la
tenaza. Es así como el misticismo europeo tiene un componente de picaresca y de
debacle inherente a la trashumancia. La mujer de Bath, el inmortal personaje
creado por Chaucer, es el epítome de este ir y venir incansable en que la
devoción se entrevera con los devaneos, la curiosidad turística y el hambre de
sensaciones nuevas para una dueña de mediana edad, había estado en Jerusalén
tres veces, una fue Roma, otra, a Colonia y a Santiago de Galicia sin que las
andanzas piadosas mudasen sus costumbres o determinasen una conversión. Seguía
igual de lenguaraz y frescachona, enterrando maridos. Y con los huesos
fervorosos de sus santos a cuestas. De la misma opinión a favor del
sedentarismo apacible es Tomás de Kempis que condena la bordonería como uno de
los grandes males de la época.
De aquellas romerías, estas veneras. La ruta jacobea, tan mitificada
hoy, no debió de tener muy buena fama a la sazón, porque era reclamo de la
delincuencia europea, punto de cinta de desharrapados y de meretrices. Toda
Francia era hervidero de esta población flotante y errante y Paris de noche con
sus dieciséis barrios y arrabales, mal iluminada y con un elevado índice de
criminalidad, cerraba las poternas. Casi a diario por
El reo, que cabalgaba en una
pollina blanca con las manos a la espalda atadas y la cabeza cubierta por el
clásico chapirón de la ignominia, era apeado por uno de los alguacilillos,
besaba la cruz a la entrada del monasterio, una religiosa de las llamadas
Celestinas salía de la portería y le daba por viatico tres trozos de pan y un
vaso de vino cargado con especias antes de subir al patíbulo. A este lugar se
le denominaba en la capital el de las Hijas Devotas y era centro de acogida a
las arrepentidas. Un verdadero enjambre de prostitutas se abatía sobre la corte
de San Luis. Operaban cerca de
Los pobres iban a pedir la famosa sopa boba a los Maturines donde los
frailes de san Juan de Mata se encargaban de cuidar de los apestados, vestir al
desnudo y alimentar al hambriento. Un carácter clerical y levítico daba aires a
la ciudad. La sorbona había sido fundada dos siglos antes por el capellán y
confesor de san Luis, Roberto Sorbo para la formación de clérigos pobres y
bachilleres en teología. Estaba cerca de
En el verano de 1460 había regresado del destierro pero al poco tiempo
lo encontramos de nuevo preso en la cárcel del Duque de Orleans; el motivo del
auto de procesamiento se desconoce, sería éste el primer eslabón de una cadena
de incesantes prisiones y cuestiones con
Abandona París. Probablemente
volvería a las andadas y su vida no sería muy larga. La personalidad eximia de
François Villon es una contradanza de misticismo y de libertinaje, de buenos
propósitos y estrepitosas caídas. Su obra responde a esa visión catastrófica y
nada epicúrea del hombre medieval, esa sed de sensaciones y de apurar el cáliz
hasta las heces. Quería ser bueno pero peca y cuanto más grande es su
contrición y sus miras y resoluciones de volver al cauce verdadero más rotundos
son sus fracasos. La ética no vale para nada en el código de valores de un artista.
Los mejores libros han podido escribirse con los peores sentimientos. Este
binomio plantea un problema teológico irresoluble. He aquí uno de los mejores
vates que haya dado Francia y era un perdulario. Remató su escritura en medio
de las circunstancias más adversas: el presidio, las incómodas posadas, la
intemperie, el frío y el hambre. ¿Cuándo tuvo tiempo para sentarse a escribir?
Aristóteles recomienda a todos aquellos que quieran dedicarse al
oficio de pensar que hagan gimnasia mental activando las potencias
cognoscitivas, opinantes, y que no olvidan la recta estimativa, la prospectiva
y la emulativa. Se aprende siempre por analogía, o por asociación de ideas.
Luego las palabras se encargan de ir tasando que surgen como cerezas de la
banasta de las imágenes. Todo eso es un hermoso castillo de naipes, una teoría
irrefutable, pero ¿en la práctica qué? Belleza y moral no se compadecen. Villon
fue un artista que llevó vida de forajido. La suerte le zurra lo suyo, él se
venga cantando a la verdad, el amor, la bondad y la belleza bajo el régimen de
sus lais y otros metros de una sonoridad moderna que llama la atención. Sigue
siendo una enigma. ¿Cómo, cuando, dónde y en qué circunstancias de su azacaneo,
con los alguaciles regios royendole los calcaños - fue su sino: la continúa
persecución por
Ciertamente, la potencia creadora, esa desazón de trasladar al papel
las impresiones de cuanto nos rodea, cuando la literatura ha dejado de ser
coral para transformarse en algo íntimo, pertenece a los arcanos misteriosos.
Un amanuense compulsivo siempre garabateará palabras, aunque el resultado sea
el absurdo de la escritura automática, pero es una guija personal, reverbero de
los sueños. Dentro queda el meollo del alma dolorida u obsesionada, que es lo
principal.
El hambre, la cárcel, los pasmos, las piruetas e inconsistencias de la
rueda voltaria, hoy aquí mañana allá, a uña de caballo o bamboleándose dentro
de los cuévanos que lleva al lagar una carreta del país, no representan
obstáculo material para aquel que tiene en verdad algo que decir. Un poeta español, Alonso de Ercilla, escribió
su Araucana,
Se emula al poder de los dioses pero sobre todo se criba a través del
harnero de la imaginación los elementos que se cantan o se cuentan, realzando
unos, soslayando otros. La narrativa es manera de selección, al igual que la
poesía es arte de condensación y de síntesis. Bullan las palabras en el horno y
salgan todas por orden sin atropellarse.
Se abrirán las cortinas de un escenario que dejarán entrever un panorama
onírico, reflexión de las cosas en hervidero, pero a diferencia de la vida,
siempre en constante trajín y cambio, lo que confiere la palabra aquí es algo
estanco, con una complexión y entidad fija. El artista de la palabra asuma,
pues, su parte de actor y de testigo a la vez, de demiurgo inspirado y de
sastre o de pastelero artesano, porque la literatura también se parece al corte
y confección, sin olvidar que es también oficio
de malabarista, con una habilidad para realizar juegos de manos, sacar
conejos de debajo del sombrero, enseñar cartas escondidas bajo la manga. Hay
que saber tender celadas al lector y sorprenderle cuando menos se lo espera
para concitar su atención. Por supuesto, para una tarea de estas
características que se lleva a cabo en la intimidad no existen fórmulas
magistrales. Se puede enseñar a construir una carretera pero nunca a pintar un
paisaje.
Tampoco le arredraron a Villon los pasmos de la intemperie, los
bubones de la peste o la comezón de la sífilis, que se sospecha pudo padecer y
que le llegaron temprano a la tumba, por todos los indicios debió de fallecer a
la edad de treinta y tres años. Incontinenti, confiaba al pliego sus
pensamientos expresados en un francés arcaico, pero contundente, y de una
elegancia que sorprende incluso hoy a los filólogos. Fue un hijo de su tiempo.
La obra guarda resonancias de la tradición oral juglaresca, de los poemas
épicas,de las farsas, los virolays, los misterios de Pasión y Natividad en el
que clérigos y curiales, pertenecientes a las fratrías y hermandades que se
formaban bajo la advocación de
La voz de los juglares cantaba todo aquello que atesoraba la memoria
colectiva. A la sazón, la literatura desconocía el sesgo de libelo
propagandístico publicitario con que se comporta hogaño (los libros sirven al
mercado, apuntalan los valores publicitarios, velis nolis, de una forma
explícita o sobreentendida entonan la palinodia del sistema capitalista) y se
daba la mano con la música y la danza, el espectáculo y la religión, pro ese
sello sagrado y onírico que tenía el rapsoda entre los celtas. Su voz
recitadora llenaba las aulas de un perfume de sortilegios y letanías. El acto
tenía una significación liturgia, de homenaje a los epónimos, recordatorio de
su gesta. El hombre estaba vivo, no había sido engullido por la máquina ni
estaba adscrito a una maquinaria densa y fungiforme de las masas irredentas
controladas por los omnímodos poderes fácticos. Si algo tuvo grande el
cristianismo es este sesgo redentor. Los cuerpos podrán estar encadenados pero
el alma es libre.
Las gentes, aunque no supieran leer ni escribir, conservaban una gran
retentiva. Las piezas se aprendían de memoria a falta de medios de comunicación
visual interactiva, de traducción simultánea, de los boletines coincidiendo con
las en punto de las señales horarias, de los suplementos dominicales y la
cultura en fascículos que hacen del hombre del vigésimo primero un ser
cumplidamente tan informado y enterado, aunque cada vez más confundido y
dominador de todo menos de sí mismo.
Entonces, el personal hablaba y el léxico, una auténtica gala. Desconocían la
batología rutinaria, la pobreza expresiva de un vocabulario en mengua, jerga de
patrones usados, muletillas que acodan el raquítico estilo periodístico,
monsergas propaladas hasta el delirio, y un volumen de palabras que no pasa del
millar. Todas ellas jerga coprológica,
retruécanos anales o expresiones relacionadas con la coyunda común a todo
mamífero. Lo hortera habita entre nosotros. No hay más diosa que la plebeyez; y
su profeta es el amigo Freud, que ya va siendo hora de que el mundo lo active
el instinto de supervivencia basado en dos únicas cosas, según el Arcipreste:
jodienda y mantenencia. Olvidaos de vuestras cuitas, seres espirituales, almas
delicadas, el mundo que viene aborrece de los selectos. Traigame el frasco de
las sales anodinas, que aquí cuanto más bastos, mejor. La obsesión con el sexo
os vuelve impotentes, pero no pasa nada, es la voluntad del supercofrade.
Cultura urbana que no sabe diferenciar a un manzano de un roble, mientras que
un campesino de Castilla un par de décadas atrás podría alardear de buen decir,
en idioma de gala, pero sin calzarse el coturno, de hasta diez sinónimos
por sustantivo. De la riqueza sintáctica
mejor no hablar; no meneallo pues surgirían agravios comparativos entre los
palurdos de Delibes, el último canto del cisne de Castilla la gentil,
poniendolo a cotejo con la jerga que fluye por nuestro éter y por nuestras
calles, o si analizamos el lenguaje pedestre y peleón de nuestros periodistas,
de nuestros puntales de la comunicación, de nuestros políticos, tan retóricos
como siempre, pero para los que la belleza oratoria ha dejado de ser una aspiración
para convertirse en antigualla. Bossuet, Castelar no tienen émulos ya en el
banco azul ni en los púlpitos. No se hace otra cosa que fusilar malamente la
jeringonza del inglés Webster, porque las influencias no vienen de Oxford sino
de California, de allá donde unos cuantos bucaneros judíos, supuestamente
prófugos de las persecuciones del Tercer Reich, aprendieron la lengua de
Shakespeare en régimen de curso acelerado. Aún se notan los germanismo de su
locución y con ese inglés tomado prestado, aprendido que no nativo, van a
sentar las costuras de la vieja Europa. Los tiempos de venganza no han hecho
sino empezar.
En los parlamentos hoy se siguen insultando más y a lo burro, antes se
sabía hacer más finamente.
Sin necesidad de prontuarios ni de grabadoras, la tinta y la pasta de
piel de becerro costaban lo suyo y no se había inventado el bolígrafo, ni la
imprenta, el recurso era confiar a la memoria todo lo que otros decían. El
libro cuenta con cinco siglos de antiguada, la literatura tiene más de cincuenta.
Esto está naciendo como aquel que dice, pero el hombre de las cavernas
evolucionó a través de la comunicación oral. No podía haber inclinación
libresca ni pedantería. Los cantares de gesta iban de un lado para otro con
acompañamiento de rabeles, zanfoñas y vihuelas y los textos entonados en los
corros de las plazas y de los patios de armas. Las gentes se familiarizaban con
los héroes y heroínas del romancero vis a vis.
Pobres de solemnidad los escolares de las primeras catedrales, alma
mater del saber europeo, aprendían sin libros. Los pocos que se veían en los
tránsitos de Oxford o Alcalá estaban amarrados como loro en alcanda a una
argolla que disuadía cualquier intento de robo. A falta de manuales de texto
memorizaban las lecciones por una técnica llamada pensum, utilizada en los
tirocinios jesuíticos hasta hace poco.
A Homero y a Virgilio los conocemos a través de los ciegos que iban
recitando sus composiciones por toda la latinidad. La palabra era entonces algo
de conjuro mágico, conservaba derechos adquiridos y poderío, una cadencia
adjunta a la gran riqueza léxica y a la capacidad de matización que hoy ya han
dejado de sernos familiares. Estamos hablando de una época de verdaderos
titanes de la fala: el mundo de las sagas vikingas, de bardos celtas,
galloferos trotamundos en la corte de reyes holgazanes, todo el mester de
juglaría. La población analfabeta y ágrafa reconocía como una señal de
prestigio y de poder al que sabía silabar una salmodia o explanar un pasaje de
La gleba era ágrafa, no sabían hacer la o con un canuto, pero podían
sopar con honda a las cultas latiniparlas a las que hogaño, como si hubiese
regresado Celestina a sus dominios de Talavera, por las cámaras y micrófonos
nacionales, que garlan y garlan, y ejercitan la sin hueso en la barra fija,
calistenia de comidilla y murmuración que no encuentran fin. En aquellos
tiempos era otra cosa. La gente sólo abría la boca cuando tenía algo importante
que decir y las conversaciones resultaban inspiradísimas. Se conservaba gracias
a ello un sentido de adscripción al grupo, la consciencia de pertenecer a la
fratría. Eso da optimismo y genera una cierta solidez social. La angustia que
crea el desarraigo de las aglomeraciones metropolitanas estaba por venir.
Con este raudal libérrimo conecta Francisco Villon, el último de los
grandes trovadores provenzales. Era un iniciado en los saberes herméticos y un
campeón del buen decir. se decía que la fe llegaba a través del oído (fides ex
auditu), el más noble de los cinco sentidos y el postrero en morir. los
agonizantes primero pierden la visión, luego, el olfato, les entra hormiguillo
por las piernas y las manos, se les embota el pulpejo, el gusto desaparece, las
pituitarias ya no disciernen los olores, pero el oído sigue ahí aun cuando el
corazón haya cesado de latir. Algunos de los que regresaron del túnel refieren
cómo escuchaban las conversaciones de aquellos que les amortajaban. Creyendolo
difunto seguía a la escucha. Y es que la palabra salva y vivifica ¿Qué tendrá
la palabra para que en ella encontremos el primero de los vestigios de nuestra
racionalidad diferenciadora? ¿Es la audición el sentido más relacionado con las
potencias del alma? De ser así, la edad
media, donde el verbo registra una especie de apoteosis triunfal, fue el tiempo
del alma de la humanidad. La estética de las sinfonías gregorianas y la
arquitectura gótico-románica así lo avalan.
-Habla, señor, que tu siervo escucha.
Los metros de François Villon son una caja de resonancia de aquel
ambiente de superdotados de elocuencia. En sus composiciones detectánse ecos de
la magia de los rapsodas y de los predicadores multitudinarios, de un Francisco
de Asís, un Savonarola, un Vicente Ferrer, un Bernardo de Claraval, así como de
los polemistas ex cátedra o controversistas significados, maestros de Artes de
Esa atmósfera de elevada tensión la captan los hemistiquios, dotados
de un estilo conmovedor, a trechos sarcástico, hasta alcanzar un estadio álgido
de livor escatológico. Al poeta le estremece la suerte del ser humano, abocado
a la nada, que nace en medio de la casualidad, la mierda y el dolor y la
desolación son sus pañales y es con las heces y con la sangre como lo
amortajan. Se confiesa creyente pero la fe parece que le cuesta. Su
preocupación es metafísica más que política o social aunque de rebote
reflexione sobre el caótico panorama que han dejado en
No hay que soslayar el hecho de que estuvo en capilla por lo menos en
dos ocasiones. Ya convicto y confeso y cuando aguardaba ser ejecutado, ultima
la redacción de su famoso “Testamento”. La proximidad del más allá incentiva su
inspiración, confiesa sus culpas, desnuda su alma y hace un defroque o
desenclavo de todos los efectos personales. Estos los lega entre sarcástico y
pirrónico a sus amigos y parientes. Aparece una lista de personajes de la
época, pasa revista a la actualidad. A unos les pune con acrimonia, a otros les
exalta hasta el paroxismo. Se ve en la hora de la muerte quien fue su enemigo y
quien lo trató con benevolencia. Algunas de las sentencias en forma de
aforismo, apotegmas y retraheres, guardan un sentido oculto, porque el lenguaje
de Villon a la vez que popular sabe también guardar las distancias, de manera
que las frases se despachan impregnadas de un halo misterioso y críptico. No
se olvide que estamos ante uno de los
grandes metafísicos de
A su amada Ither Marchant olvidando los agravios de su despecho le
deja en heredad su corazón traspasado de olvido, la espada que llevó siempre y
una mula roncera que, cualquiera fuese el camino, siempre tiraba hacia los
abrevaderos de
Este aspecto dionisíaco es importante en el latir de la obra de este
autor el cual reconoce “haberse bebido todas sus vergüenzas”. El vino es un
demonio que a veces nos acerca a los dioses, responsable de la catarsis y del
aborrecimiento del bebedor. Rabelais,
gran admirador de Villon y continuador de su obra, en “Pantagruel” fundaría
Había que ser un maestro de la dicción y de la mímica para conseguir
el interés del auditorio, mediante tretas del bufón o del “sot” patas de
liebre que aparecía en escena tocado con
un gorro a colores verde y amarillo, volantines de malabarista y haciendo
alarde de un cúmulo de recursos, pero el lenguaje que utiliza es un francés
vivo, de la calle, que nada tiene con la retórica venidera. El renacimiento con
su esplendor galante y refinado y luego el Barroco destruiría ese candor
travieso que empapa los escritos de Chaucer, de Juan Ruiz, de Bocacho, del Roman de
“Car a la mort tout s´assouvit”
Ello no es óbice para que la fe se mantenga firme en
uno y otro, se santiguan cada dor por tres y comienzan sus retahílas con
invocaciones trinitarias. Tanto Villon como Juan Ruiz celebran a
“Vivre aux humains est incertain/ et
après la mort n´y a de relais”
La muerte hace correr el turno, el dolor sopla sus
rachas, no hay treguas ni se concede cuartel en esta lucha. Tremendo es el
precio que hay que pagar, mejor, no haber nacido; además, nadie regresó a
contarnos qué hay detrás de la otra orilla. Procede entonces vivir sin pensar
demasiado y pasarselo lo mejor posible. Villon es un vitalista que asume una
actitud irreflexiva y resignada, se quejará pero no ultrajará a la vida como lo
harían después Voltaire y Rousseau a los que el racionalismo les cerró los
ojos. Ha apurado toda su honra en los jarros y jícaras de las tabernas de
París. Su vida es un constante discurrir de sobresaltos y persecuciones pero no
asume actitudes vicarias, su carácter nada tiene de tartufo. El elán vital
oscila entre el arrepentimiento y la caída. Sus misereres tienen ese acento
patético del canto de la sibila medieval. A veces su desolación es comparable a
la de Job. Su cansancio revela una corriente existencialista. Adelantándose a
Sartre, preconiza la existencia sobre la esencia y define a libertad no como
una elección entre dos alternativas sino la condición misma del ser consciente
que mediante esa capacidad de elección vuelve al ser, evoluciona y se realiza.
Hay indicios de que está más próximo a los principios de la moral de situación
del subconsciente ante la verdad tornadiza y que bascula a un lado o a otro a
compás con un mundo en desarrollo que de los principios de un dogma inmutable.
Por otra parte, en él encontramos al primer bohemio que se mofa de las
peregrinaciones y del culto a las reliquias, adorador del grial eucarístico que
expenden en los zaquizamíes, con ciertos parpadeos de un surrealismo precoz.
Villon es un flautista, nada de torres de marfil ni compadrazgos. Hay que
correr la sortija de Paris a Tours, de Burdeos a Orleans, sin hurtar el cuerpo
a los navajazos ni el nombre a los horrores de la infamia, sumirse en la marea
de la existencia, vivir con la soga al cuello entre dormir entre budiones y
gorrones, chinches, moscas, y sanguijuelas, compartiendo techo con las mozas de
partido, los desharrapados y malandrines del viejo camino real. Su escritura
consigue un atabe para purgar la cañería, hace un registro de la gran cloaca,
aunque no consiga relatar lo que presencia con la impavidez circunspecta de un
Zola o de un Flaubert. Es cualidad de todo genio adelantarse a su tiempo. A
veces la buena literatura se confunde con un descenso a los infiernos. El poeta
comparte la tarea con el sacerdote que oficia un rito ancestral y con el chamán
que lee los horóscopos o el sanador que hunde el dedo en la herida haciendo
saltar la amarga ponzoña de la existencia humana. Lo importante es la garra
lumínica de la tradición oral, pomo de las esencias que se vierte, a veces
lirio sonoro que se deposita, un manojo de reflexiones al caer la tarde, cantos
de víperas que esparcen una melopea armoniosa sobre los trigos de la campiña.
La voz de Villon hunde sus raíces en pasajes y perícopes de los sinópticos. La
piedra al sumergirse en el estanque auditivo deja un rastro de alas cansadas
que vuelan al infinito. Algo nos irradia. La poesía de Villon recuerda la
estructura de un vaso sagrado que utiliza el santo beodo en sus libaciones. Se
escancia vino amargo pero también malvasía. En él su autor bebe, vive y reza,
pasa dejando una estela de salmos laicos. El zurrado por la adversidad y la
incomprensión de sus semejantes convierte los versos en oración:
“Dieu, enveille ouir mon clameur”
Estamos ante un místico que vive la noche de su fe,
llagado, cubierto de postemas, pero en medio del marasmo dando testimonio de su
búsqueda, sufriendo con paciencia los embates de la crucifixión. Él es un
producto de la erudición clásica, un temperamento muy francés, pero un poeta
como éste no se podría generar en otra cultura que no fuese el cristianismo.
Hijo de su siglo, asistía a los últimos arreboles del entrelubricán
escolástico.
Los ataques a la clerecía en todos los escritores cupulares que
comparten trono en los cuatro grandes idiomas europeos son muy afilados. Ponen
en la picota su lujuria, el apego a la riqueza, el “auri sacra fames” de los
antiguos, las conductas deplorables y farisaicas de los curas y de las monjas.
El cuadro que pintan no es amable: una iglesia simoníaca, metida de lleno en la
política, los monasterios relajados.
Pero también cantan todos ellos al amor, fuerza perenne de la
existencia, expresión del Xto vivo, y una señal de que el cristianismo guarda
el secreto de la verdad y es fuerza perenne, pese a los malos ejemplos. Villon
pinta con ternura el retrato de su adorada en la “Ballade du temps jadis”,
poema de corte manriqueño que gira en torno al “ubi sunt” horaciano. ¿Dónde
están todos ellos, en qué acabó todo, dónde están las nieves de antaño?, se
pregunta el poeta, para, al cabo, prorrumpir en una larga queja contra la
muerte niveladora, “pallida mors aequo pulsat pede pauperorum tabernas
regnumque turres”, según el improperio contra ella del Mantuano, y la acusa de
haberse llevado a Eloísa en la flor de la edad y a su amante Abelardo, aquel
brillante canónigo de San Dionisio de París, al que por amar a la bella Eloísa
castraron los cuñados; se interroga por el paradero de Blanca de Castilla, la
esposa de san Luis (1.118-1.252), “hermosa como el lis, que cantaba con voz de
sirena”. ¿Qué se hizo de tanto frenesí ? ¿Dónde está ahora Juana de arco?
“Et Jeanne, la bonne Lorraine / qu'
anglais brulerent a Rouenne / oú sont ils, oh Vierge souverainne/ mais oú sont
ils les nèiges du temps jadis?”
Por los pareados desfilan a continuación el papa
Calixto, Alfonso de Aragón, el rey Arturo y Carlomagno, Lancelot del Lago y el
Delfín de auvernia, el conde de Alençon. Algunos ciñeron tiaras y mitras,
coronas, fueron concebidos en vientres de reinas y consiguieron la fama y el
poder. Hoy ya dellos nadie se acuerda. El mundo no es más que una estentórea
carcajada. A todos, pobres y ricos, diadocos y emperadores, la púrpura y el
arambel se darán cita en la triste fosa. A todos ellos les envuelve el refrán
de “ou sont les neiges de jadis”.
La vieja cortesana añora sus encantos de juventud ante el espejo, pasa
revista al ayer preterido y se le vienen a las mientes todos aquellos que le
gozaron y hace un repaso de los rostros de sus amantes: un cura, un escribano,
un obispo, mercaderes, prebostes, insignes magistrados a cambio de un poco de
oro. El amor sólo pasa una vez. Después se vuelve mercenario. Con lágrimas en
los ojos la vieja marchita se acuerda de aquel hombre al que quiso y por el que
sería más tarde abandonada. ¡Desengaño fatídico! Primero fui venternera loca
del placer por uno que me gustó y luego por dar gusto a todos me convertí en
ventanera de la profesión. La celestina de Villon se parece poco a la
dicharachera comadre de Fernando Rojas, pero la sensualidad es parecida. Ella
también se ve vieja e inservible para el trato torpe, los pechos resecos, el
vientre caído, los brazos tiernos de ayer, hechos solamente para los amorosos
lazos, hoy le caen péndulos, ya carecen de fuerza, la crija en barbecho, las
nalgas, antes tiernas y ahora flácidas, y el pequeño jardín del monte de Venus
antes rojizo y lozano, ahora cubierto de hebras de ceniza, un cornijal baldío.
Hay en la descripción un perfecto conocimiento y hasta un regodeo con la
anatomía de la femenina, sin echar mano del embozo ni del eufemismo. Los años
pasaron implacables estampando sobre la carne lozana el sello de la vejez
antesala de la muerte, que ante tanto estrago sigue la ex bella añorando sus
afeites y donaires, aquellas ancas anchetas, los puntiagudos y prietos senos y
aquella vagina (sardinet) dotada de labros retráctiles para no dejar escapar a lo
que más quería, los muslos en sintonía con lo demás, por ser mujer de buenas
partes, y aquel culo respingón para la navegación viento en popa; las caderas
se han caído y aparecen moteadas sospechosamente. Fue así como la beldad se transforma en sota.
La que antes moraba en los palacios se esconde en un ínfimo tabuco donde
permanece arrebujada en su chal junto a un fuego de hebras de cáñamo, símbolo
de la muerte que se peina sentada en las riberas del Leteo, su melena de
esparto. Hijas de la vida y del amor, contemplad el destino que os aguarda,
sacerdotisas de Afrodita, la vida pasa pronto, gozad de ella lo que os cumpla.
Villon aconseja a todas las doncellas que no pierdan ripio y que se diviertan,
que no se conformen con un hombre ni con dos. Pero está hablando con sarcasmo
pues refiere que locos amores vuelven a los hombres bestias. Por una mujer
perdió Sansón sus fuerzas y David de Dios ganó malquerencia, una gaita y una
mujer destronaron a Orfeo. A causa de ellas el cancerbero anduvo a cuatro gatas
y Narciso en un pozo hondo se ahogó, Amon forzó a Támara, una mujer hizo
borracho a Lot. No hay fuerza igual cuando en el corazón del hombre se
entromete. saltó por los aires la devanadera Herodías y rodó por los suelos la
cabeza del precursor. “Y a mí, François Villon - confiesa- me urdieron a una
viga de molar para moler el trigo en más de una ocasión por una bella cuyo
nombre me resulta más dulce que la miel, Catalina de Vancelles, aunque sea
amargo el recuerdo”. El tropo del cura al que unos salteadores mandaron moler
unciendole a la rueda cuando le hallaron en coyunda con la molinera en
Sin embargo, la harina es ya sólo ceniza. La muerte, he aquí la
moraleja, venga los desdenes del amante despechado. Al obispo que lo aherrojó
nunca lo perdone y formula el deseo de que se pudra en los infiernos el tal
Teobaldo de Aussigny, que pruebe de su misma medicina y conozca lo que son las
mazmorras, el tormento de la gota en la cabeza, el ecúleo y los garfios y como
mínimo le desea al inicuo prelado algunos de los malos tragos por los que él
pasó.
Pero Paris bien vale un misa y de la panza sale la danza -son frases
suyas-. Bebamos y que en salud nos tenga
Y en medio del lodo, la perla. Después de estos consejos a las mozas
de París, tan poco edificantes y sus transigencias con los placeres mundanos
que pondera, surge la voz dolorida del reo humillado y escarnecido invocando la
compasión y el perdón de
“Trotter m´en faut en fuisse et
deshonneur”
en su planto se queja de la traición de una mala
amiga, falsa belleza, cuyo goce siempre cuesta caro, era mujer dulce y taimada
al mismo tiempo, un amor duro, martillo y yunque de sus tristezas. Pero llegará
un día en que la balanza de los años- tempus edax rerum-, basculandolo todos
con sus sistema de pesas y medidas implacables, pondrá el contrapunto, nivelará
las cosas con su fiel implacable “yo seré viejo y tu fea y sin color, en llanto
se convertirán tus carcajadas”. La amada beberá el cáliz del desengaño mientras
sus dedos, ya marchitos y tumefactos, acaricien las cuerdas del laúd para tocar
el “De profundis”. Le queda otros amores en el tintero “cuyo nombre no
pronuncio porque el recuerdo de su rostro me punza los tuétanos a cada hora”.
Prorrumpe entonces en un apóstrofe patético contra la muerte. Es una de las reflexiones funerales más
profundas que hayan podido salir de labios humanos. “Eramos dos y un solo
corazón teníamos; la muerte nos separó. Desde su partida me habita su memoria,
mirad cómo soy un cadáver ambulante”. Ahora habla en serio, nada tiene que ver
este Villon patético con el bufón ristolero de otras ocasiones, cuando golpea
los compases de su danza macabra. No olvidemos que este su legado, el defroque
de un poeta pobre y encarcelado, que está diciendo adiós a la luz del día. Le
había tocado vivir tiempos apocalípticos. Las guerras habían diezmado
castillos, villa y lugares y a causa de las epidemias por todos los caminos se
acollaban montones de cadáveres, lo que no es obstáculo para esa sed de vida,
el desenfado y el amor profundo a la naturaleza. Alterna la tina de maceración
con el horno de las carcajadas. Así pensaban sus coetáneos y así lo hace
constar en sus versos.
Al hincar hondo sus afilados caninos de moralizador sobre el entorno
que le rodea hizo presa certera. Ridiculiza a aquel París poblado por
escolantes que se divertían iniciandose en una falsa ciencia, por hidalgos de
gotera, mujeres de la vida, prebostes cornudos y magistrados corruptos. Pero
sobre todo afila sus críticas contra
Tampoco podían faltar en esta acerada crítica a los desmanes del clero
las alusiones a los curas borrachos. Como aquel abate Clochart al que observa
temulento y de andares vacilantes camino de coro a cantar vísperas. A él le
dedica un bello epitafio. Esculpe los bajorrelieves de la vida parisina con
cuadros costumbristas en los que se percibe a veces el trazo del delicado
pincel y otras el brochazo de sal gorda. El zócalo que talla en esta visión de
conjunto conserva la frescura del primer día. Los personajes que retrata parece
que se mueven todavía por los aledaños de Pont Neuf. Todos ellos se expresan
con el mismo despejo con que lo hacen las serranas del Arcipreste o los
peregrinos de Chaucer, estos últimos no han perdido aún el acento cockney.
Triquiñuelas de pícaro, besos y caricias a tanto por barba, garsinas y hurtos,
que denotan la experiencia del hampa que tuvo su autor, cruzan las páginas. Los
niños abandonados debieron de ser plaga, por lo que tuvieron que quedar
abiertos en la capital tres hospicios. Su humor tiene también aires de
expósito, utiliza un argot incisivo, aún reconocible en la germanía de los
bajos fondos que son la elocuencia del francés de Montmartre y de Pigalle,
jerga de la banlieu y de los burdeles, de los calabozos y del “trottoir”, un
trallazo de espontaneidad en pleno rostros que nos recuerdan al viejo coquard
de maneras peregrinas que fue Villon.
Itém más, prosigue la donación de los efectos personales de su
Testamento, y deja a los frailes mendicantes, a devotas y beguinas una buena
sopa jacobina “para después, tras las
cortinas, hablar de contemplación”. Hay una alusión a las consecuencias de
tales reuniones de camaradería espiritual. Quedaban preñadas las monjas de
estos conventos y nacían niños de padre no reconocido. “No haya hijos enechados
de padres putativos que a los que procreó les done Dios su galardón”. Una visión
de abusos deshonestos en círculos consagrados que son tema de actualidad hoy.
El estupro y la violación siguen siendo males endémicos en las diócesis
africanas Ver los periódicos del día de la fecha, 23 de marzo de 2001 en la que
escribo con las declaraciones de Navarro Valls, portavoz del Vaticano sobre la
materia. El pulsar temas inherentes a la condición es una de las peculiaridades
del escritor genial. Los problemas del celibato en el rito romano son más
serios de lo que parece. Se le plantean a
A medida que avanza el poema se va convirtiendo en una gran morality
con resabios de danza macabra. Pasa revista a los hombres provectos,
barrigudos, avinagrados y sin simiente que añoran el tiempo que pasó. Lucha
generacional, la descolocación moral e intelectual que tantos padecemos. Su
delito es no atenerse a la máxima del “tempori parendum” (acomodo a los
tiempos) del clásico. “Y por culpa de una puerta yo perdí una huerta y diez
halcones”, dice. “Y hubo una mujer que me puso en traza de caminante”. Catorce
puds de vino pellejero le quedó a deber a un mercader de Saint Denis. “No se
los pago. Así pierda la razón y me atragante”. Sin embargo, con su visión
profética, no deja de lamentarse por las muchas casas que se pierden por el
vino. Así el pobre Clotart, a causa de su afición al tinto, se bebió su
colación de Notre Dame, murió prematuramente.
Cien sueldas dejó éste de su beneficio a un tal Clotart. Pero el viento
hace la pluma, no es cosa de lamentarse. Unos vienen y otros van. Unos bajan y
otros suben.
Menos convincentes parecen sus conocimientos alquimistas, aunque no es
improbable que también practicara la quiromancia, pues, como no podía faltar en
cualquier centón medieval, mienta a la piedra rejalgar, el oropimienta, y el
oro obrizo con que se fabrica la piedra filosofal. Al erebo se vayan todos los
magos.
Al amor de un brasero sentado en un sillón de pluma flojel bebía
hipocrás (vino con miel) un afincado del buen pasar y socio de la buena vida. A
su vera estaba Sidonia. Ambos cantaban y reían, jugaban a las cartas, tocaban
el arpa, y, cuando cansaban, se hundían en los brazos del amor, “que yo les
espié por el cancel haciendo marranadas y supe entonces que no hay cosa mejor
en esta vida que retozar hombre y mujer a cualqueir hora del día bajo el
agavanzo o detrás del rosal”. Es la sátira de Frank Gautier en la que ridiculiza
la norma de la apartada vida que preconizara Horacio en su “Beatus Ille”. Pero
Villon pone de manifiesto las contradicciones en esta huida del mundo y las
enseñanzas de Jesús. También escarnece el relajamiento de la vida monástica. Es
el tema eterno. El abad come de lo que canta y mi olla, mi misa y mi María
Luisa. Aquí lo mejor es hacer lo que uno le dé la gana. “El “Panurge” de
Rabelais, protagonista de “Pantagruel” y, que según la crítica, está inspirado
en Villon, va a dar la misma tasa. Ambos autores inician la corriente
anticlerical que va a desembocar en la pluma mojada en ira del inclemente
Voltaire, epítome de ese descreimiento, rezumando el veneno de una
irreligiosidad inveterada, tan francés.
Francia es la génesis de
Malos ejemplos, escándalos, miserias. De poco sirve que madame
Bruyères vaya predicando por las esquinas de Saint Denis predicando la vuelta a
la pobreza con una biblia en la mano intimando a las mujeres descarriadas la
necesidad de la conversación a Jesucristo. Ellas le respondían:
-Andad, que ya estamos perdidas. No queremos que nos encierren en un
convento para solazar a los frailes carnívoros. Dejanos en paz, vieja bruja.
Somos mujeres decentes, aunque nos llamen de la vida. A otra parte con tus
sermones contra la salacidad. Que primero se conviertan ellos, que adquieran
buenas costumbres, empezando por el papa y los cardenales.
Pese a las exhortaciones a la morigeración, a la continencia y una
vida austera, Paris siempre tuvo esa tradición de ciudad alegre y confiada,
punto de recalada de la buena meretriz. Tenían por costumbre batir la calzada
en las dehesas pasado el Sena; las tapias del cementerio de San Medardo eran su
lugar de trabajo favorito. Precisamente allí al correr de dos siglos un diácono
jansenista haría milagros. Decían que levitaba, que resucitaba a los muertos,
que curaba las enfermedades, que adivinaba el porvenir. Todo resultó obra del maligno, pero París es
desde entonces
Es la metropoli de la ciencia del amor y en el ámbito de la
prostitución el rompeolas de la vida alegre. En sus burgos se fundaron los
primeros hospitales de venéreo, los primeros hospicios y los centros de
arrecogidas. Venían de los más remotos lugares de la tierra. A todas ellas las
cantó Villon en sus versos: españolas, catalanas, valencianas, flamencas,
griegas, turcas, romanas, piamontesas, borgoñonas, irlandesas, inglesas,
alemanas, saboyanas, sicilianas, griegas, bretonas, húngaras, danesas, de
El chancro del fementido mal gálico tuvo a
De modo que para yacer y holgar, París y también para sanar de las
pegadizas miserias. Esto es lo que han creído al menos los ingleses que
inventaron nada menos que el preservativo
acorazado, en precaución contra el azote gálico, cuando pasaban el Canal
en son de merodeo amoroso, y lo bautizaron con el nombre de “French letter”
(carta francesa). A contramano, los francés llamaron de siempre al cordón
“lettre anglaise” (carta francesa). Un epíteto y un antítodo cabe en la figura.
Y donde las dan las toman.
Las monjas dominicas de san Jacobo tenían la piadosa costumbre de
abrir las puertas de su monasterio a las muchachas vagabundos y a sus hijos
fornecinos, pero, atención, no todo era caridad en esta práctica, sobre todo
cuando frailes licenciosos se injerían y hacían valer sus derechos de pernadas.
Andaba en lenguas que este centro conectaba por pasadizos subterráneos con dos
conventos de
Lo malo es que el monasterio de san Jacobo era el primer jalón de
salida de las peregrinaciones a Compostela en
Viene a la conclusión el autor de la “Balada de los Ahorcados” y del
“Testamento” que la vida misma semeja como a una gran mancebía, de la cual
pocos escapan. La soga del vicio tira del cuello del hombre hasta las aguas del
pozo de los bajos fondos; así con un pie ya en el estribo pasa revista a los
momentos de disipación, al tiempo perdido en devaneos, a sus estragos de
crápula. Aquí sus versículos alcanzan un alto grado de sinceridad y de emoción.
Es la melancolía humana puesta a trabajar y darle vueltas a la cabeza,
la tristura postcoital de la que hablan los psicológos, pues la búsqueda del
placer no depara la dicha, a decir de los moralistas:
Je suis paillard, la paillar me
suite/Ordure aimons, ordure nos suite/ nous defuillons honneur, il nous
defuite./ En ces bordeux oú
tenons notre état.
A gente menuda, pequeña moneda. A los bulderos, nunca. Sin solución de
continuidad cambia el tono y el tema, en la mejor tradición de los compositores
del “sermon joyeux” de los provenzales, parodia de las homilías, que tuvo tan
alta raigambre en la literatura cristiana y que recorre todos los cromos del
espectro hasta llegar a bien entrado el Barroco. En España el “Fray Gerundio”
del P. Isla es un ejemplo. Tunde las costillas de los simoníacos y de aquellos
predicadores especialistas en la recaudación de dineros para obras pías -
equivalentes a las o.n.g. del momento que encubren tan turbios manejos- y que
iban a parar a bolsillos poco escrupulosos. Por tales calendas Sixto IV estaba
embargado en la campaña de reconstrucción de
“Tout aux tavernes e aux filles”, reza el refrán de la última estanza.
El tono chancero de “sermón alborozado” o chanza parenética del
principio se convierte en fúnebre lamento cuando hace manda de sus quevedos
leguleyos al hospital de ciegos de Paris en la confianza de que este efecto
personal les sirva de algún provecho, porque aquí los invidentes columbran la
verdad mejor que los que alardean de buena visión y recuerda el pasaje
evangélico de que los cojos andarán algún día y que el ciego que nada ve
recupera esta facultad. Su visita al cementerio de
Los esclavos de Satán oirán el sortilegio de los réprobos: id
malditos. Mientras, la hueste de la derecha comenzará un canto de alabanza que
durará la eternidad. Serán conducidos al cielo mientras los préditos se
hundirán en los abismos del tártago infernal. Ya los diablos les acogen.
Vanidad de las cosas del mundo, fugacidad del placer, inanidad de las riquezas;
eso es todo. El dalle de la muerte cortará a todos por un único rasero.
Entonces sólo valdrán las buenas obras. En las vueltas de peonza del rodillo
igualitario se confundirá el rico y el menesteroso. A todos aguarda el mismo
fin. Es la democracia sin más hasta sus últimas consecuencias.
Que fue clérigo y que estuvo ordenado de menores lo demuestra la copla
172 en la lega su beneficio de simple tonsura con facultad para decir misas
secas, que no llevan mucho aparato ni preparación intelectual, a un tal Chappelain,
sobre el que resigna su curato, pero no le da facultad para que uso de cura de
almas -otro nuevo retruecanos- ya que él sólo tuvo por costumbre “confesar
únicamente a azafatas y damas camareras”. De paso le dice a Juan de Calais, que
heredará sus versos que podrá castigar el texto, cortar, podar, añadir, pulir a
su placer. Debía de ser una costumbre juglaresca porque Juan Ruiz dice lo mismo
de sus cantigas. No le importan demasiado los derechos de autor. El mester de
juglaría siempre será patrimonio del pueblo.
Pedirá descansar en Santa Avoie (el cementerio del mosto), la casa
postrera de vagabundos y borrachos, pero que antes se le haga un retrato de
cuerpo entero, las dimensiones no le preocupan. Quiere que la memoria sea:
“aquí descansa un retozón” con el siguiente epitafio:
“Descanso eterno dale a él, señor/ y
claridad perpetua/ aunque no valiera lo que un plato y escudilla ni brizna de
perejil/ Le desplumaron bien, jefe, en esta vida perra/ igual que a oveja lo
esquilaron/ Rigor extremo lo envió al exilio/ le cutieron bien del culo la
piel/ a pesar de haber dicho que apela./ No hay palabra más sutil/ Mas descanso
eterno dale a él.”
Que Dios le coja confesado. Suplica a Dios una hora corta y al verdugo
maña certera, limpieza y rapidez para que en la toza no le haga padecer. Estaba
en todo, a lo que se ve, hasta el punto de ponderar quien puede ser su mejor
esbirro. Cita al respecto los nombres de Martin Bellefaye, al señor de
Colombel. En caso de que estos dos se excusasen, da la comisión al maestro
Jacques James o al propio Philip Brunel, que, aunque brutales, son todos ellos
temerosos de “Dieu, Notre Seigneur”. Ningun rencor los guarda. A todos los
quiere bien y que el cura que le asista en los útimos momentos sea Thomas
Tricot, que oficiaba en la diócesis de Meaux, compañero de fatigas y de aula y que mucho bebió a su
costa, y que por lo visto era un buen echador de cartas. por último que se
encargue de los blandones y el sudario a Guillermo de Rue, su compadre y que
era experto en vinos. Yo les doy a todos las gracias que se va acabando este
loco frenesí. A los cartujos y celestinos, a los mendicantes y a las devotas, a
los que viven de gorra y a los claquepatines ( los de la clac teatral), a las
chiques pizpiretas, a las que llevan la justa corta (picos partos) y a los
cuidadores del amor transidos y a los que sin dolor calzan las botas gualdas
(cornudos). A todos les digo “merci”. A las púberes muchachitas que muestran
sus teticas, muy hospitalarias ellas de por sí. A los ladrones y camorristas, a
los bateleros del Sena, tocados de su marmota. A los locos y a las locas. A los
zotes y a las sotas que muestran su arlequín. Se los ve y la gente empieza a
silbar
Domingo, 23 de abril de 2006
Easter.
Cristos anesti. Anbiat. baskriesi, rissen. Gerissen, resurresité.
surrexit sicut dixit. Ressurection and Erstehung. That is
the cry today in all the languages (Greek, Rumanian, Russian, German, English
etc.) I remember one novel of Tolstoi with that title. Was tired after a bad
week. Prosecution that never ends at the Archive. El CIDA is like hell. Kafka
lives among us. There are more chiefes than indians like in the bad spaguetti
westerns. You sahouldnt do that. You shoud do this. You are not a qualified
archiver etc. So my fingers become ghosties as we say in old spanish. Mis
dedos se tornan huespedes. More than twenty year listening to
the same tune. Envy. Rage. The classim and idiocy of the spanish society. After
all we are descendent from the Visigoths. The Spanish
Laberinth at work.
Why didnt he shoot himslef alter living to the
Catalans the Papers from
Jelousy. They dont know how to draft a
comunication official. I know how to draft. I know where are the books. I am
aware of the drastic and dramatic history of
·
In any case I have been quite worried about my
Helen. Has her car dented by a silly old hag. Watch where you are going missus.
After all she was honest and left her address recognizing guilt. That shouldnt
be like that in
·
Have a peacful and joy ful week.
·
Antonio
batir moneda felipe ii el primordial burócrata san mateo es
el patrón de los de hacienda plata repujada censo del marqués de la ensenada de
1765 y catastro de la villa de madrid de 1754 en 1770 araquistain propone un
colegio para instruir a los funcionarios en las carreras del estado bravo
murillo y el estautot de funcionarios de 1872 pedro gomez de la serna el último
recotr de alcaá de 1849 que traslada la universidad a madrid suspensión y
reposición de empleados públicos ayudas de costa sobre el estatuto de
fuincionarios juan neneyto perez historia de la dministración calvo sotelo fu
CORRESPONSAL DE
Antonio Parra
Con una estampa de
Era una tempestad de granizo casi tropical lo
que caía terciada con hampos de una nevasca rusa que descendían perezosos sobre
la cima de los rascacielos y el viento huracanado jugando a capricho con la
aeronave. Por un instante creímos que nos ibamos a estrellar contra las Torres
Gemelas. Allí vi un signo de los días porvenir. El horrísono espectáculo para
los hiperestésicos como yo no es nuevo. A
Nostradamus lo he vivido en mis propios huesos. La fatalidad muslímica
frente al destino. Makfut. Está escrito.
Desde entonces, y aunque salí de
aquélla y de otro accidente que tuvimos en Lisboa, se incendiaron dos motores
en pleno vuelo, a raíz de mi accidentado aterrizaje en
Hasta escribí una crónica y creo haber
entregado algún despacho anticipando esa experiencia apocalíptica de las Torres
Mellizas derrumbándose que ha puesto al mundo los pelos de punta. Y la obsesión
me ha martillado muchos años porque Nueva York es algo que imprime carácter que
cambia la mentalidad y el modo de ser de las gentes. Allí mi vida experimentó
un giro de varios acimutes. Y silbé sus “blues” bajo la autoridad de Frank
Pinatra, un neoyorquino típico: “I love Nueva York. Nueva York”.
En América todo es grande y es extremo.
Las montañas. Los huracanes. Los hombres y las mujeres; allí se encuentran los
más altos y los más bajos, los más guapos y los más feos, los flacos como
leznas y los más gordos pues dicen que Nueva York, donde abundan los “fatis”,
cambia hasta el metabolismo y a mí me ocurrió Las ciudades. Los árboles mayores
como el alerce de las Rocosas o las secuoyas de California. Se lo pasan allí en
grande los estadísticos, los amigos de los contrastes y todos aquellos que
sienten pasión por evaluar las contradicciones, sinrazones y a veces maravillas
de la raza humana. América casi carece de raseros y de varas de medir. Hasta
climatológicamente las subidas y bajadas del mercurio de tan bruscas carecen de
parangón. Se pasa sin solución de continuidad de una mañana calma de primavera
a una tarde de calígine para luego tener una noche de escarchas. “If you dont
like our weather, just wait” (Si no te gusta nuestro clima aguarda un segundo),
advierten los castizos de Brooklyn.
Esta volubilidad a mí me parece
que influye en la forma de ser de los habitantes con bruscos cambios
emocionales que hace que no se asuste el neoyorquino de nada. Y se asusten
también de todo. Allí suele tomarse la vida muy a pecho puesto que para
sobrevivir hay que ser un adicto del curro. Como aquel Hernie, el transcriptor
de mis crónicas en
Y es que allá cuando llueve, es
el diluvio y si truena o cellisca lo hace a conciencia y de verdad.
Iban a ser cuatro años de
experiencia sin precedentes. De calores húmedos en los cuales se podía cortar
el aire con una navaja y de hielos espantosos.
Recuerdo la morriña que me invadía todos los veranos al regreso de las
vacaciones en Artedo con sus mareas cantábricas, un verdadero servicio de
limpieza costero que no existe en
Habíamos tenido un vuelo con
turbulencias. La aproximación a Kennedy la hizo el piloto con mucha cautela.
Estuvimos dando rodeos a la vertical del cielo de
Esto no quiere decir que sea una
megapolis cómoda o fácil ni el Edén, porque se lleva una vida que no es para
llegar a viejo. Es una ciudad bronca donde todo es difícil y donde nunca hay que bajar la guardia pero
allí se percibe un halo de humanitarismo tierno bajo la hosca corteza del
neoyorquino quien, cuando habla por cierto lo hace con palabras precisas y como
con barbas. Su “slang” o jeringonza es uno de los más interesantes por sus
alardes de precisión y de fantasía. Puede decirse que el cheli y el pasota
madrileño lo copian. Hasta el punto de que allí la sabiduría se aprende en la
calle. La ciencia del albañal o sabiduría de la acera son dos palabras que allí
conviene aprender para saber nadar y guardar la ropa. Sin una orientación y una
buena aguja de marear te caes pues refiere un viejo dicho local “nice guys here
dont last” (los buenos chicos aquí duran poco). Están acostumbrado a las
emergencias. Lo que más me sorprendió al principio es que la radio ensayaba
simulacros de un posible ataque nuclear y llevaba a cabo pruebas de evacuación
a los refugios que terminaban todos ellos con la muletilla: “Esto no fue sino
una prueba, de haber sido una emergencia real les hubiésemos facilitado las
precisas instrucciones”.
Es el mejor inglés jamás escuchado y eso
mismo me decía el querido periodista y novelista gijonés Faustino G. Ayer, un
enamorado de América y de todo lo americano (los dos ibamos a comprar el pan
juntos a una tahona italiana de la ciudad baja, dentón) que conocía bien Nueva
York, claro dentro de un límite porque en este foro mundial todo se mueve. Todo
parece en perpetua catarsis y siempre confunde, siempre sorprende. Con este
colega asturiano también tomé copas en el bar cerca de Plaza de
Así que el Sky line se presentó
ante mis ojos como una visión. Pensé en Moisés y Aarón bajando del Sinaí con
las tablas bajo el brazo. Una nueva era de mi vida empezaba traumáticamente.
Parto acongojado. Yo venía a Nueva York por una de esas carambolas a contar ese
periodo de transición que fue la era Carter para los lectores de “Arriba”
Todas esas firmas habían dejado muy alto el
pabellón y aunque entusiasta y audaz periodista como se decía en la jerga el
momento no me sentía con capacidad suficiente como para hacer sombra a aquellos
gigantes. En los primeros días me fumé dos cartones de tabaco pero no fui el
único. José María Carrascal que llegó en barco casi como un polizón se había
fumado treinta paquetes hasta perder la voz. Y a nadie le extrañe porque Nueva
York acojona e impresiona y más si el recién llegado la descubre en medio de
una aparatosa tormenta como me pasó a mí. La clemente Santina me echó un
capote. Aquella vez y todas.
Durante la espera para aterrizar
estuvimos de circunvuelo. A nuestros pies la postal inconfundible del paisaje
urbano: Manhattan con sus dársenas, espigones, grandes buques amarrados.
Bocanadas de humo blanco manaban de las fauces de las chimeneas de la central
térmica edificio lindero con el de
El Empire es el palo mayor de esta ciudad con
forma y fisonomía de buque de guerra con jarcias de cristal. Las Torres Gemelas eran las vergas de popa.
Cualquier bamboleo, descartado pues el firme de Manhattan no es más que un
peñasco yermo vendido por los indios moahawk a los holandeses por veinticinco
dolares en 1622; que se derrumbase todo el montaje, simplemente imposible,
porque los cimientos son de sílice.
Conque no puede ser más símbolo aquello de
torres más altas han caído.
Para mí que conozco Nueva York, amo Nueva York
y fui residente allí cuatro años, los más importantes de mi vida, lo ocurrido
el 11 martes fatídico de septiembre del nuevo milenio ha sido una señal. Un
toque de atención que exhorta al rearme moral más que al físico, una vuelta al
pensamiento de la nueva frontera de la época Kennedy. Que América vuelva a ser
amada más que temida y odiada. No se aconseja un castigo porque Dios no puede
castigar sino que el ataque representa un aviso enviado desde lo alto. Algo no
va del todo bien pese a la euforia de los últimos años. Se exige no la guerra
de represalias contra la diabólica mente que urdió la infernal hecatombe sino
la reflexión meditada y el reposo sobre cómo somos, qué queremos, hacia dónde
marcha el mundo.
Y esta idea se me ocurre cuando
a mi memoria viene el recuerdo de aquella tarde noche de san Andrés en medio de
la tormenta durante la angustiosa aproximación a un aeropuerto congestionado de
un tráfico terebrante. Allí oscurece mucho más rápidamente que aquí. Me impresionó la visión de aquellos dos conos
mágicos como una soberbia representación de una ecuación matemática sobre el
paisaje. Dos falos erectos encarnación de la potencia genésica de una nación
joven ¡qué contraste frente a los aires caducos de Londres! Dos mástiles de un
transatlántico en el que actuaría de timonel, de serviola y de mascarón de proa
la estatua de
Sin embargo, yo entonces con
treinta y dos años y medio pensaba que estaba llegando al epicentro del futuro.
Caía en la forja de una horno donde todo se cuece donde está el crisol del
mundo nuevo. La primera impresión fue la de acogotamiento. Nueva York amedrenta
un poco cuando se la ve desde el aire y más en las circunstancias de aquel
vuelo en medio de una tempestad que hizo que el avión se zarandease como una
vaina. En uno de los fucilazos del relámpago quedó diseñado sobre las nubes el
cordonazo de san Francisco o la palma de santa Barbara que decían los pastores
de mi pueblo. Me pareció entonces que una mano invisible estaba diseñando el
croquis de los tiempos por venir con una anticipación de veinteséis años sobre
los acontecimientos. Mi olfato periodístico me dijo que no hay que dar de lado
a las corazonadas y yo en aquellos momentos la tuve y ya desde entonces nadie
me pisó el scoop y por eso mi corresponsalía fue un poco a la contra de la de
los demás. Parece ser que a muchos les supo a cuerno quemado que uno quisiera
contar la verdad. Yo a los cables de
La verdad tiene muchos carriles y a un
periodista se le perdona todo menos el de ser aburrido ni pastueño. La
mansedumbre de feligrés da buen resultado en el rebaño y en la manada, nunca en
esta bataneada profesión a la vez canalla y sublime. Mi lema era un poco el de
la libertad al estilo del fundador del “Manchester Guardian”: Facts, sacred.
Opinions, free” (los hechos son sagrados; las opiniones libres). De acuerdo
pero existen diversas formas de presentar objetivamente unos mismo datos. A la
que descendíamos el avión perdía presión. Vi como el pararrayos de una de las
Towers absorbía la descarga de una centella. La gran azotea se iluminó con una
luz de espectro. La gran fábrica del rascacielos aguantó impávida. Aquello me
pareció el techo del mundo pero yo ya colegí que aquellos prodigios de la
ingeniería eran vulnerables. La exhalación había pegado justo sobre la punta de
la antena de una de las torres y el firmamento fulguró. Entonces el World Trade
Centre estaba casi vacío y en alquiler la mayor parte de sus ciento diez pisos y
dependencias. Bajo la borrasca ofrecían estos dos titanes de acrílico un
aspecto de desafío a los elementos. Habían sido erigidos a prueba de terremoto.
Eran el orgullo de la técnica. Sin embargo, dos aviones de pasajeros una
fatídica mañana del final de un verano para olvidar, el del 2001, acabaron con
esa suposición presuntuosa. Al verlas por primera vez recuerdo que pensé en
Babilonia y en Babel.
-Scaryeh? - dijo entonces un
puertorriqueño compañero de vuelo empujandome con el codo.
-A little - repuse en inglés y
él se puso a jurar entonces en español como suelen hacer los simpáticos de la
isla de Borinquen que habían emigrado en oleadas a Manhattan en la década
anterior y constituían casi un cuarenta por ciento de la población:
-Manda huevos con el viajecito.
Gran parte del pasaje estaba
vomitando en aquel instante de turbulencias y de zarandeos. No pude por menos
de reprimir la carcajada que distendió el estado de nuestros nervios. De allí a
poco sentimos gañir los neumáticos del Jumbo contra el tarmac de la pista de
Kennedy. Todo el mundo empezó a aplaudir.
Y yo a rezar. Recuerdo que en ese instante apreté contra mi pecho la medalla de
A lo largo de cuatro años no se
me pasó el acojone y creo que todavía me dura pero acabé amando a Nueva York
identificándome con su latido. Es el pulso del mundo del mundo. No me extraña
que Manolo Blanco Tobío dijese que lo que más extrañaba - para este gran
periodista gallego muy habituado a los modos de vida norteamericanos Europa era
una especie de exilio- es una ojeada rápida todas las mañanas al Nueva York
Times.
El bien y el mal conviven allí
puerta por puerta. Ángeles y demonios sentados a la misma mesa. Los rabinos con
sus kaftanes y los popes con sus manteos comparten un sitio en el metro. El
superfluo y la elegancia de
Está tan cargado de voltios el
lugar que los picaportes y los pestillos sueltan chispazos. La estática pervade
el entorno. Yo viví en el Este hacia la calle 14. Allí todos están juntos,
nunca revueltos. Mi barrio era una mezcolanza de judíos y de sicilianos que
veneraban la camorra y nietos de Al Capone todavía practicaban ese vudú
italiano que es la “jettatura” pero católicos al por mayor ya que en la fiesta
de san Jenaro sacaban su imagen por Manhattan en procesión. En la otra manzana
había polacos con su manera tan peculiar de concebir el cristianismo y
antipáticos. Los pacíficos ucranianos
todos con su peculiar y angulosa cabeza, los húngaros con sus botas de fuelle
me gustaban más y me hice amigo de los judíos como mi kioskero, un bendito de
Dios por nombre Samuel, que me regalaba unos puros verdes trapicheados de Cuba
y hablaba algo de ladino o judeoespañol. “Aguarde su merced agora un momentico
pues vengo al punto” Entre todas las etnias son los más de fiar. Los más
caritativos, los que más ayudan, aunque en cuestión de dinero no se casen con
nadie.
Luego, hispanos los había por
todas partes y ahora creo que son más. No se puede contemplar esta inmensa urbe
con prejuicios, nueva York los desborda. Es un mundo que rebasa todas las
barreras y trasciende las ofuscaciones y atavismos de la vieja Europa donde se
mira con recelo al nacido en el pueblo de al lado. Allí este tipo de
resentimientos se desconoce. No hay envidia y si existe por lo menos no se
nota. Ni miradas por encima del hombro. Sí tiene que haber un Dios flotante por
encima de nuestras cabezas, un Cordero que quite los pecados del mundo. Alguien
que se apiade. De la torre herida por el rayo. De la humanidad que palpita y
gime desconcertada. De la inconsciencia, la banalidad, la vulgaridad a
espuertas, la frivolidad sin limites. Se vive mucho mejor en el Rellayo pero
uno no sé por qué termina añorando a
18 de septiembre de 2001
Antonio Parra fue corresponsal
en USA. Licenciado en Filología Inglesa y Románicas.
SAN FRUTOS, ABOGADO CONTRA LOS MALOS TRATOS
Millán Sacramenia Artedo
Le llaman “pajarero”,
seguramente, porque su fiesta, iniciado el
otoño, coincide con la oleada de aves que cursan viaje hacia el sur y lo
convierten en cangreja de místico velero, donde reposan el vuelo
utilizando como descansadero a la
impresionante cofa de este peñasco yermo
que adquiere la caprichosa forma de portaviones inmóvil surcando la pedriza segoviana. Antes de reemprender el
vuelo por el freo paran aquí o utilizan las escotaduras y socarrenas de las
paredes cortadas a pico para anidar y quedarse. Abajo se prolonga una sima
amenazante, pero por lo alto del risco encuentran posada y cantadero las aves
tránsfugas, y sus píos causan embeleso a los ornitólogos.
Son como partes de una letanía misteriosa
repetida cada 25 de octubre sobre la cumbre que acomete el diácono de las
silvas con harta solemnidad y empaque. Señor, misericordia, es el grito
que entonan el jilguero, la avutarda, la aguzanieves y el monacillo por estos
peñascos donde el alma se eleva y Dios parece estar cerca, casi al alcance de
la mano, allí por donde las águilas y las vultúridas vuelan haciendo círculo,
más que en ningún otro sitio.
San Frutos es un santo que sabe
mucho de pájaros y de “pájaras” puesto que conoce algo de las costumbres
humanas a redropelo de todo pronóstico, se apartó del mundo no por menosprecio
sino por amor a la condición humana cuyas debilidades no le fueron ajenas. Las
bodas que se celebran en su altar no terminan en divorcio. Este eremita
mozárabe, que nació en Segovia el año
642 y murió setenta y tres años después de vida penitente en el desierto tierras
al norte de Sepúlveda - fue contemporáneo del último rey godo, del traidor
obispo Opas y del moro Muza que inicia sus algaradas por el Estrecho a bordo de
pateras-, brinda amparo, según cuentan, a los que andan en precario por causa
de amores que se acedaron, es baluarte de acogida para las mujeres zurradas por
la vida, víctimas de la incomprensión, la sospecha, para todos aquellos que
andan en trámites de separación o están a punto de cometer un disparate. En fin, larga sería la lista de méritos y los
prodigios a cargo de su varita de virtudes poderosa. Su venerable aura sigue
ahí, encaramada en lo alto de la roca viva para el que se moleste en venir a
rezarle salvando las fragosidades de un áspero camino. Por estas cumbres parece
que se respira un aire distinto.
Villa y Tierra lo quieren y se le venera en
todos los sexmos de esta especie de confederación de judíos, moros y cristianos
que era la zona de la provincia de Segovia, el arcifinio de todas las lindes,
campos de pan llevar pendones y merindades, palenque de todas las espadas en los
agobiados siglos de Reconquista, zona de frontera entre dos culturas diferentes
y dos maneras de ver el mundo absolutamente opuestas. ¿Nos habrá nacido desde
entonces este complejo de prevenidos en fronteras, de centinelas observantes
del cotarro, siempre al acecho que hizo que el alma del pueblo español,
acostumbrado a los palos, saetas y sufrimientos del contrario, tenga algo de
aspillera? Es el sentimiento que al viajero le embarga cuando rinde visita a
estos riscos.
La ermita de san Frutos se yergue como un
testimonio contra la intolerancia fanática, el desencanto de las cosas del
siglo, y una exhortación a los buenos propósitos de la enmienda: lo que acaeció
entonces puede volver a repetirse.
Fue uno de los grandes santos
intercesores hispanos, muy popular a lo largo de
Su estatua corona la entrada
norte que algunos llaman también como en Burgos
la del Sarmental de la catedral
de Segovia, toda en granito y obra de Aniceto Mariñas. El ermitaño embebecido
en sus meditaciones pero sin porte adusto y casi diríamos que risueño está mirando
para un cantoral. La hoja de su libro está a medio pasar. Cuando esta página
que pinga del vacío vuelva con las demás, es que se va acabar el mundo, según
es crédito de radicación vulgar. La diócesis le tuvo gran devoción por éstas y
otras muchas cosas.
San Frutos vivió tiempos
difíciles de cambios dramáticos y de desasosiego general como son todas las
épocas de transición, cuando la historia pasa página. La batalla de Guadalete
dio paso a la desbanda del 711. Empezaron las invasiones africanas, los
arrasamientos y guerras prolongadas. Aceifas en masa. Venían y venían, cruzaban
el Estrecho que desde entonces tan bien conoce el moro en oleadas. Seguramente
la peste agarena fue un castigo que nos dio Dios a los godos “por no amarnos
unos a otros como Él nos amó”, porque las rencillas, discordias y lo que dieron
en llamar los historiadores “morbo visigótico” eran la regla. Ya san Isidoro
nos lo advertía, pero no hicieron caso. Crisis de valores en todos los
sentidos. Época de conmociones sociales, mudas de camisa y cambios de chaqueta. Se pasó del aquí no pasa
nada al a ver qué va a pasar aquí. Las fuerzas del moro Muza y de Tarik pilló a
los visigodos desprevenidos discutiendo sobre el sexo de los ángeles en medio
de la gran refriega religiosa entre trinitarios y anti trinitarios, arrianos y
católicos.
El lábaro verde del Islam flameó
triunfal en los campanarios de las basílicas paleocristianas que fueron
asoladas o transformadas en mezquitas. De Despeñaperros para abajo no quedó ni
una sola cruz alzada - eso para que ahora digan- y en
Desde aquella ocasión hemos
sido, como individuos y al de por junto, de inclinaciones tornadizas con el
forro siempre dispuesto a cambiar de chaqueta. Si se quería conservar la piel, había
que practicar una moral de conveniencia. Algunos por eso se fueron por
aljamía. Fue el caso de los muladíes
cristianos que abrazaban el Islam. O el de los marfuces o renegados muslímicos
que se bautizaban. Muchos transigieron aun teniendo que pasar por carros y
carretas como aquellos reyes de León compelidos a pagar a los califas la alcabala del viento o
tributo de las Cien Doncellas, el primer caso de trato de blancas que se
registra en los anales.
Pero los más hubieron de liar
sus petates y enfilar las rutas norteñas.
El Poema de Fernán González en dos hemistiquios cuenta cómo fue aquella huida:
“Tomaron las
reliquias - todas las que hubieron.
Fuyeron por Castiella-así la
defendieron”
Este pudo ser el caso de Frutos,
de Casilda, de santa Cristina de Lena, y otros muchos otros.
Asqueado de la corte y desilusionado del mundo
se apartó de él para mejor servir a sus semejantes y es así que el Señor le
otorgó el don de interceder, de curar, de mirar las conciencias por dentro y de
profetizar. Es una figura clemente y compasiva,
una especie de Sansón mozárabe que derribó el templo de los filisteos
sin perder la compostura una sola hebra
de su blanca barba. Hombre de fe, al fin y al cabo, que es lo que ahora nos
hace falta.
Por eso su fiesta, tras una
eclipse, y todas estas convulsiones sociológicas que han puesto una
interrogante recia sobre la institución matrimonial,
después de la crisis, del Concilio y todo lo demás, se ha vuelto a colocar en
candelero. El pueblo nunca suele
equivocarse en sus corazonadas por todo el racionalismo que le echen y los
denuestos percheleros de nuestras celestinas hertzianas, y es así que san
Frutos el misericordioso está de moda.
No es tan sólo el interés
ecologista lo que ha metido a este padre de la patria en los riñones de
actualidad sino que también son las vicisitudes que parecen agobiarnos a los
españoles de ahora como a los de entonces. Lo que preocupaba a aquellos godos
también a nosotros nos preocupa.
Su ermita está situada en un
lugar escarpado, la espadaña en forma de cruz
tiende sus brazos desde castillo roquero de clemencia en la cúspide de
un farallón y habitáculo de la última reserva de rapaces que quedan en España,
por el predio de Caballar, atravesado por la calzada que conectaba Septem Pública o Sepúlveda con Cesar Augusta.
San Frutos funge como abogado de las mujeres
vejadas, de los maridos acongojados y pone paz allí donde la celotipia o la infidelidad ha
instaurado su marca de suplicios. Con su báculo y milagrero, convertido en
varita de virtudes, tocará la tierra pedregosa y árida y se abrirá una vía de
salida para que lo que humanente carece de solución -Dios hace otras cuentas-
se enmiende o, cuando menos, no empeore, y así seremos salvos. Por una vez
vencerá la inocencia y se irán abajo los demonios. Ya era hora de que el mal
fracase.
Este Moisés de
-¿Qué te pasa, hija?
-Pues que él me pegó, que no
hacemos más que regañar.
-Vaya por Dios. ¿Y eso será
irreversible? Un poco de aguante.
-Es que -dice la vapuleada
titubeante- ya no nos queremos. Hay otro hombre. Se ha roto la relación.
Cantinelas como ésta las debe de
escuchar el bueno del santo casi a diario desde su tronera del Paraíso, un
confesonario que le ha asignado san Pedro para que atienda los casos
desesperados del servicio de urgencias. En la actualidad con tanta falta de
conllevancia, nadie aguanta un pelo y todo son mohatras y requisiciones,
inquisiciones de la vida pasada, este departamento tiene tela marinera. Si no
fuera así ¿de qué iban a vivir si no los retratistas surales y gacetillas rosa?
La fidelidad, la castidad, la
modestia y el contigo pan y cebolla ya no se llevan. Puede que la cosa siempre
fuera así porque la condición humana es invariable en sus miserias y cerrera la
cabra siempre tira al monte, pero hoy se jalea mucho más. No se barre tanto
debajo de la alcatifa como antes ni a las mozas en un desliz les aprieta el
guardainfante, pero la mierda sigue escondiéndose debajo del felpudo. ¡Menudas
están ahora las prójimas! Hay quienes ven en esta rebelión feminista un signo
de inquietud apocalíptica. No se trata ya meramente del sexo, que al fin y al
cabo no es más que un instrumento y la función crea el órgano sino de poner la
biología patas arribas. La vida va al revés.
Por eso san Frutos, que debió de
ser un buen hombre, y ahora es un santo muy majo y servicial, tiene tanto
trabajo en el cuartelillo de las desavenencias conyugales donde reside de
guardia permanente. Lo que el uno hace el otro deshace.
Si su colega san Antonio era el encargado de
buscarle novio incluso a los casos más desesperados, el pobre san Frutos
acomete la desagradable labor de venir con los municipales para recoger los
restos de la vajilla que se hizo añicos o hay una mujer tendida en la cocina
con diez navajazos en el abdomen asestados por su marido en un ataque de
desesperación o de celotipia. Ved cómo terminan las promesas de amor eterno. A
veces hasta hace un milagro, resucitando a la víctima o, en particular,
evitando que aquellos altercados acontezcan o pasen a mayores.
Es un santo moderno, en pleno
vigor, encarnado en una época de empalme de caminos y de paso a la fronteras,
cuando se acaba una senda y otra abre surco. El siglo XX cierra sus páginas en
medio de muchos estertores de crónica negra.
En esta tesitura global, porque
la violencia doméstica no se circunscribe a la península Ibérica sino que es
flagelo que azota a todo occidente, es cuando más hace falta una figura que
ejerza su autoridad moral y disipe los vapores de la duda y el desconcierto en
que parece que nos hallamos. La precaria situación de fuerza bruta y de
vejámenes contra la mujer reza para el tercer mundo y es casi endémica entre
los mahometanos. Allí no está abolido el harén y es de precepto velarse el rostro
o la cabeza con el almaizar, al igual que lo hacían nuestras moritas en los
romances fronterizos de la edad medieval. Recato y decoro sigue reclamando el
Profeta a las esposas de los creyentes. Las quiere sumisas a sus dueños y hasta
se atenta contra uno de los cinco sentidos, el tacto, practicando la crudérrima
ablación clitórica para que así no sientan placer en el encuentro carnal.
No en vano Shakespeare dio vida a este
problema que afligirá a los hombres de todas las épocas en su drama Otelo, el
monstruo de los celos. Quiso poner a Desdemona, mujer virtuosa e inocente,
víctima de las sospechas del marido, en manos de un moro, una tragedia que se
sigue representando en vivo y no en el teatro en nuestros hogares con una
cotidianidad que empavorece. Sin embargo, a veces debajo de las tocas castas de
Desdemona se agazapa el hacha parricida de Clitemnestra, pues aquí todo está
muy entreverado y el bien y el mal conviven puerta por puerta.
En eso que nos llevan de ventaja
a los cristianos, en ponerles almaizar para que no las miren a la cara a sus
parientas. Si la ley mosaica prescribe la dilapidación para la adúltera y los
imanes punen severamente por la misma razón, los cristianos parece que nos
movemos en inferioridad de condiciones. Estamos obligados a poner la otra
mejilla y hacer la vista gorda a los cuernos, a no vengar las afrentas. Pero no
es así. La ley del amor triunfará. Casi por este extremo de devolver bien por
mal, un rasgo de entidad divina más que humana, se puede demostrar que el
cristianismo es la religión verdadera. Y ahí tenemos a san Frutos salvando a la
derrocada y a Jesús dejándose ungir los pies con el alabastro de la dulce y tan
pecadora mujer de Magdala.
En este mundo de contrastes
entre la opulencia y la privación de lo más elemental la regla sigue en vigor
hasta en el atuendo femenino. Lo que les falta a las elegantemente desnudas de
nuestras pasarelas les sobra a las señoritas de Bombay que por carencia de
medios no pueden ir a la moda. O no llegas o te pasas, o no bebes o te emborrachas,
esa es la fija.
El efecto multiplicador del
cuarto poder con su arrasadora eficacia haciendo bocina desde los nuevos
púlpitos que son las ventanas de los aparatos de televisión sirve de caja de
resonancia. Los ojos del basilisco que matan con la mirada tienen hoy pupilas
de neón. Salimos a víctima de la
violencia doméstica casi diaria.
Estos males, que siempre
tuvieron mala compostura, ahora parecen carecer de remedio. Ni contigo, ni sin
ti. La maté porque me pertenecía. Mía o de la tumba fría. Machista. Yo ahora
hago con mi cuerpo lo que me apetece, mira éste. ¿Y tú qué me has dado, a ver
qué me has dado? Hay algo de luciferino en esta guerra de los géneros que
revoluciona los hogares, está poniendo patas arriba las camas de matrimonio y
los gineceos en pie de guerra. Fracasada la lucha de clases, ahora a lo que se
enfrenta el mundo de los ricos es a la de géneros al grito de “mujeres del
mundo uníos”. En lugar de crear un clima de armonía entre el hombre y la mujer
lo que está determinando es mayor crueldad, más ira, más esposas victimas de
vejámenes o camino del hospital, más maridos y padres de familia que acaban en
la calle pidiendo limosna. ¿No nos estaremos pasando?
En desquite de lo morboso, el
crimen pasional no pertenece al ámbito perentorio que hoy se le quiere dar. Es
más viejo que la ruda porque ya chupaba cámara de actualidad en los tiempos
bíblicos y mira que por aquellos días no había micrófonos acusicas ni la gran
lente de aumento de los medios de comunicación donde todo se magnifica o
minimiza a propia conveniencia para deformar la magnifica presencia de Dios en
la historia. Lo quieren desterrar los demagogos y sigue aquí: habitando entre
nosotros.
La flaqueza del barro en que hemos sido
fraguados no ha perdido su habitual consistencia; seguimos en las mismas con
nuestra querencia a ser carne de cañón, carne de horca y carne de prostíbulo.
Puede que san Frutos eche un remiendo, pero esto no lo podrán arreglar nunca ni
los moralistas furibundos ni las feministas del moño retorcido. Más valdría
morigerar un poco el país, colocar a la mujer en su sitio justo y digno, ni en
una hornacina ni en la corrala, y no tratarla como un producto de bisutería o
de casquería. El alza de mira de la lente del espejo público no debe estar en
la explotación morbosa de los bajos instintos (corruptio optimi péssima), pero hay
intereses en juego para que no sea así y esta sociedad recoge lo que siembra:
pornografía más violencia. Es un círculo vicioso.
El efecto mimético de esta
corriente llega a los hogares y los convierte en infiernos. Más que moradas
vinieron a dar en campos de batalla, en abrevaderos de imágenes, porque la
bicha no deja de escupir basura. Hay poca ética y menos estética, dormitorios
en los que tampoco se va a descansar sino a la guerra, refectorios de comida
rápida. ¿Qué tenemos a nuestra alcance? Televisión basura y sin gusto, comida
basura, una clase política que es una mierda y un periodismo que unos días se
hace el Tancredo y otras veces rememora las furias de las venganzas catalanas y
de
A este paso no va a quedar
títere con cabeza.
La autoridad del cabeza de
familia por los suelos y postergados sus derechos, la manumisión de las señoras
ha traído un ambiente de agresión y de revancha contra el varón que del gallo
de quintana encaramado en su bardal sagrado e intocable ha pasado a criar
complejo de zángano de colmena al que las obreras humillan y desalojan de su
celda por parásito e inservible. Cuando ya no eres apto para la creación, la
patada, y esa calamitosa y precaria situación de marido y de paterfamilias que
tuvo descendencia pero que ya conserva poco ascendencia entre los miembros de
su corral, donde más se percibe es en casa.
Como la mujer trabaja fuera y los hijos no se
emancipan el hogar ha dejado de ser ese rincón donde el guerrero de todos los
tiempos se imponía y se lamía las heridas. Actualmente es un epicentro de
borrascas agitado por maremotos y donde suenan las voces, son constantes las
fricciones, y las amenazas derivan en reyerta. ¿Qué hacer?
Con tantos problemas y con tan
escasas soluciones no es de extrañar que se produzcan uxoricidios y
parricidios. El hogar altar sagrado de la vida de un individuo, conforme lo
entendían los romanos y lo asimiló el cristianismo, se transforma precisamente
en lugar de acampada sin raíces estables, en mansión de las sombras y un pedazo
de ese infierno portátil anticipo de las tinieblas exteriores.
Como el mal no presenta visos de
desaparecer, la crónica negra irá en aumento. Forma parte de los apeos del
tenderete con un sistema de valores mercantilista y venal. Los españoles ahora
mismo no somos un pueblo feliz y los vejámenes en el hogar no son más que un
síntoma de infelicidad y de males que
enraízan profundos en nuestra psique histórica. Tal vez tengan que ver con el morbo
visigótico, ese vil entristecimiento de la dicha ajena que nos predispone a la
rivalidad y la discordia. Por fuera se trata mediante la hipocresía guardar las
apariencias pero lo cierto es que no hay buen ambiente.
Se dibuja entonces sobre el
horizonte el espectro felón y fratricida del obispo Opas, símbolo de lo bajos
que podemos llegar a caer llevados de esa pasión cainita que hace aquí a la
traición coger patente, y que padecieron los santos mozárabes que buscaron en
el desierto y la huida refugio a la incomprensión de sus iguales y la
intolerancia mortífera de rivales. Por
eso convivimos amargamente y la falta de conllevancia nos convirtió en un
pueblo duro y cruel para con nosotros mismos y blandos y papanatas hacia lo
extranjero. Nos damos besos y abrazos al saludarnos pero en el fondo qué poco
nos queremos.
La familia refleja ese trasfondo
de desavenencia no solidario y banderizo
que nos llevó a cuatro guerras civiles en los últimos dos siglos, y casi una
docena de cambios de gobierno y de golpes de estado. Sólo nos queda recurrir a
la lotería y al milagro. Los santos, por lo demás, están ahí, forman parte de
nuestra idiosincrasia, casi son lo mejor que tenemos. Ellos sabrán marcar una
ruta de esperanza. Su ejemplo y su protección nunca nos faltarán.
San Frutos era un cortesano
huido de la corte del último rey Rodrigo que nace cuatro años después de que se
produzca la desbandada. La corrupción y la desmoralización debió de ser total.
Harto de aquel ambiente de intrigas y de revueltas, repartió sus riquezas entre
los pobres y se tiró al monte, no para atacar el arma al brazo al invasor
sarraceno sino en ansias de buscar la perfección que Cristo predicó a los que
buscan la vida eterna. Probó refugio en los inhóspitos páramos más allá de
Sepúlveda, la selva de las anfractuosidades y hoces del Duratón, un paraje aun
hoy lejos de la civilización y habitáculo de alimañas.
Le tildaron de loco y de tarado
pero Dios se hacía otras cuentas. Mediante el ayuno y la mortificación alcanzó
tal grado de perfección venciéndose a sí mismo que obtuvo gracias especiales
del Señor como la clarividencia profética, la bilocación y el don de hacer
milagros. Cuando vinieron en su búsqueda unos pelotones de soldados bereberes
que arrasaron la zona del Duero él se deshizo de ellos mediante la famosa
cuchillada sobre la roca que le puso a cobro de sus fanáticos perseguidores que
fueron a dar con sus cuerpos y sus caballos al foso que se hunde a los pies del
alcor. Arriba, la ermita y, abajo, las hoces y cañones que dibuja el afluente
del Duero al internarse hacia el terreno llano, en demanda de los arribes del
Duero, a través de una vega ubérrima, almendros y buen vino, mamblas peladas y
raigones de un castillo, lienzos de muralla o sillares de alguna iglesia
desportillada sobre el otero, trazando una curva de ballesta.
Los reinos del último godo se
vinieron abajo en medio de discordias intestinas que allanaron el terreno al
invasor. España se desintegraba en medio de conmociones personales; la
corrupción de costumbres, cuando las damas de la nobleza visigótica habían
caído en toda suerte de aberraciones, copulaban con animales, el gusto por la
riqueza y la molicie se habían hecho endémicas.
Mientras, Don Rodrigo y su Cava Florinda van a ser desde entonces el
fantasma misterioso de la traición, la conjura y el asesinato que se cierna
amenazante por la historia de España. ¿Y esto por qué? Desconocemos la causa
pero fue así.
Hubo miseria moral a causa del
lujo y las riquezas y miseria física, plagas y enfermedades y esa congoja apocalíptica
que se conoce bajo el nombre de “presura” y que pone a los pueblos en
movimiento y a ir de aquí para allá. Por si esto fuera poco luego estaban los
trastornos cósmicos y la aparición de signos y símbolos extraños en el cielo
esto es apariciones con los que el brazo de Dios intentaba meter en vereda a
los recalcitrantes cristianos dados a la molicie y que practicaban el
contubernio junto a la conspiración y el asesinato. Una pena que no estuviese
allá Chus Torbado para contarlo porque hasta creo que se hubiese mofado de
aquellas señales cósmicas que a todos cogieron desprevenidos al cabo de la
batalla de Guadalete y sin saber a qué carta quedar.
Por haberse encendido la
iniquidad se enfrió la caridad entre las multitudes que prefirieron los torneos
y las intrigas y el fútbol en vez de acudir a los templos a suplicar el perdón
de la divinidad ofendida.
Por eso baremos puede ser,
agrego, que la presencia constante de José María García machacona y hortera
tras los micrófonos echando balones fuera o los trapos de
España en la encrucijada
aguantando el escalpelo de sus propios enigmas y los americanos deshojando la
margarita de las idus de noviembre y sin saber a qué carta quedarse. Bush otra
vez batiendo atabales y haciendo sonar la trompa de caza nuclear, el lituo del
acojone. Helo por do viene. Si es el
Bush - dejenmelo que lo diga en inglés con la venia del querido patrón de mi
pueblo- “we will be beating around the bush” (a pegar palos de ciego y que los
golpes lluevan sobre tu cabeza y no te enteres pues esto ocurre cuando el poder
lo tienen los agentes de la conspiración); caso de que las urnas dictaminen su
opción de una maldita vez, pues no me cohíbo en anunciarlo, las riendas del
planeta estarán en manos de un subnormal... And
a bull shall gore us. Lo que expuesto en cristiano viene a decir que nos
pillará el toro a todos. El dragón afianza sus mandibulares sobre las carnes
divididas de este planeta. La sámara del abedul está desparramando sus
semillas. Llega la hora de la siega.
Convendría en estos tiempos de
alteración purificarse bañandose en las aguas pandas del Duratón y de postre
cenar “jaroseth”a base de verduras cocidas en vinagre a imitación de nuestros
antiguos padres. El divino Frutos nos ampare de las maquinaciones de la
infernal culebra que repta por los viales de
Los godos no pueden resistir las acometidas de
las hordas islámicas, austeras, disciplinadas y con una concepción del mundo
muy clara y definida. Un sol nacía por oriente, el Islam, y, ya de vencida, el
occidente cristiano parecía abocado a hundirse por el ocaso.
Los soldados de Tarik quisieron
prender al morabito que hacía penitencia en el yermo de la pedriza. Nada
hubiera sido más sencillo porque el eremita no contaba con ningún respaldo de
gente de guerra. Sólo otros dos penitentes, que decían ser sus hermanos,
Valentín y Engracia, le acompañaban en su vida anacorética. Sin embargo, cuando
intentaron agarrarlo he aquí que el justo varón se encomendó a los Cielos y
tocó tres veces el firme de la roca con su callado invocando a
No fue molestado más en adelante
el eremita por visitantes incómodos que no venían precisamente en son de
turistas; se dice que el caíd que lo perseguía, maravillado de aquel estrago,
pidió las aguas bautismales y con toda su hueste en peso decidió hacerse
cristiano. Frutos pasó en el abrupto lugar el resto de sus días, alcanzó edad
provecta hasta que durmió en el Señor a los 73 de su edad. Allí se guardaron
sus reliquias, fue canonizado y proclamado padre de la iglesia de Segovia por
Calixto II el año 1111 justo el mismo año en el que Pelayo de Oviedo, obispo
primado decreta la supresión del rito mozárabe o hispano visigótico.
No obstante el culto a las
reliquias de Frutos o Fructus (el alegre, el que disfruta, en latín) arranca
desde mucho antes. Es uno de los hitos de la leyenda áurea hispana. Junto a la
espelunca donde pasó la mayor parte de sus días los monjes de Cluny se
establecieron y fundaron un monasterio, directamente dependiente de Silos y que
compitió en grandeza e importancia con el de Montecasino.
En este convento llegó a vivir
una beguina que huyó de casa a causa de los malos tratos y pidió asilo a los
frailes para que la empleasen como cocinera. El marido un día vino a buscarla,
la arrancó prácticamente de las manos del abad llamándola puta y toda clase de
improperios. La arrastró por los cabellos y la lanzó al vacío justo en el mismo
punto donde había dado san Frutos la famosa cuchillada que le puso a cobro de
las iras del Islam. La pobre despeñada se encomendó al santo y sucedió que éste
vino en su socorro. El cuerpo fue a rebotar contra la rama de un sauce que
suavemente se fue desgajando amortiguando el golpe de la caída al vacío por el
desfiladero.
Otro caso similar vuelve a
repetirse en la ciudad de Segovia con una judía por nombre Esther a la que el
sanedrín local había condenado por adulterio al castigo de despeñamiento, cosa
que se hizo con todo la minuciosidad de las reglas talmúdicas. La muchacha cayó
al suelo ilesa. Se encomendó a
Sin embargo, el refranero
popular sigue adjudicando a las mujeres de por aquí una paremiología nefasta.
Los mal pensados dicen que por algo será:
“Y de Segovia ni burra ni
novia, y a ser posible tampoco la mujer”
En Caballar estuvo el desierto
por excelencia, la retaguardia del espíritu, se supo que también las oraciones
ganaban batallas a los moros, y el peor moro es un enemigo interior que
llevamos todos en los adentros, ése es más temible que el propio Almanzor cuya
memoria se pudra en los infiernos, como cuenta el Silense. Los pendolistas
benedictinos nos advierten del peligro que corremos si no volvemos a nuestras
fuentes si abrimos la puerta al enemigo y el peor enemigo de España y de los
español podremos ser los españoles mismos en ese prurito inquietante por
tergiversar nuestra propia historia.
El eremitorio
conocido por el nombre de Las Cuevas de los Siete Altares, una especie
de catacumbas del primitivo monaquismo mozárabe es un reclinatorio para
encontrar la paz del espíritu en estos tiempos que tanto se parecen a aquéllos.
El aire huele a fragancias humildes del campo que acarician el olfato, la vista
se esparce hacia los horizontes abiertos y a los aires altos de la sierra donde
los buitres de la reserva trazan círculos de concordia. Vemos alzarse una nube
de traza espectacularmente polimorfa, casi se puede tocarla con la mano, tiene
algo de premonición bíblica. Sobre el envés de este cúmulo gaseoso puede
esconderse la presencia del Padre Eterno. La voz de Dios se percibe aquí con
mayor intensidad que en otro lado. Es una voz que habla de misericordia y de
perdón. La escuchan siempre aquellos que van huyendo de los ojos furentes del
basilisco y escapan al yermo como san Frutos mismo. Estas lomas acercan al
éxtasis. Qué pena que la mística hable un lenguaje acrónimo que el mundo desconoce; no podrán
desgraciadamente captar su mensaje muchos hombres y mujeres de hoy, enfrascados
en sus negocios, colgados del móvil discrecional, que han transformado la religiosidad
en superstición y todo lo relacionado con las cosas del cuerpo en su fetiche.
Leviatán asoma su perfil de chistera y pantalón a cuadros por la otra ribera
del Atlántico, reclama que se le dé culto. Urnas y hornos crematorios,
bambalinas, hombres de paja, de esos que tiran la piedra y esconden la mano, y
luego acusan mientras esperan que les riamos la gracia. ¡Pobrecillos, son tan
poderosos que reventarán de éxito cualquier día de estos! La algarada que viene
es peor que la de Tarik y sus chicos. Va a correr mucha sangre - virtual, claro
está- a orillas del Guadalete, pero habrá otro Covadonga y otro Clavijo. En
espera de que el anunciado renacimiento se produzca al cabo de esos lustros de
negrura, sólo nos aguarda el recurso de la huida al desierto tras las huellas
de los santos de la mozarabía, los que no quisieron comulgar con ruedas de
molino, se resistieron a las añagazas de
Por ese cabo - todo habrá que
decirlo - los peores fueron muchos curas y algunos obispos libeláticos que en aquella hora amarga
pospusieron su fe a la razón y a los intereses de dinero y de poder. No fueron capaces de comprender porque se le
escapaban las claves. Roma en el siglo VIII también claudicó y ahí están los
Papas de
viernes, 3 de noviembre de 2000
(0:53 h.)
viernes, 24 de noviembre de 2000
(5:32 h.)
En el primer banco se sentaban
los doce guardia civiles de guarnición. Era un sargento el jefe de puesto de la
comandancia de un pueblo asturiano posado en un valle a la riba de un río. Hay
que atravesar un puente sobre el ejido donde pasta alguna que otra “Cordera”
maternal y que para mí seguirá siendo vaca abuela con todo lo que digan - el
peligro hoy no es el matadero de Noreña sino esa extraña enfermedad que trae a
los ministros del ramo de cabeza: vacas locas- y luego se accede a través de
una calle larga que se recuesta entre las peñas.
A mano izquierda hay un bar
acera por frente del cuartelillo de
Se la podría componer algunas
endechas y dirigir unos buenos cantares a esta panadera comprensiva y rumiante
que se trae un aire manso y ejemplar con las vacas que pacen en el sel de la
entrada pasada la ferretería de Carola
después de virar por la curva y ya estamos en el ojo mismo del valle al
que mi vivir o la fuerza del destino me trajo rodando por las pendientes de la
casualidad o de un secreto designio que llevamos al nacer todos en la
frente y cuyo sentido oculto vamos
desmadejando cada día de nuestra existencia. Nuestro porvenir cuelga de los
cuernos enroscados del buey apis.
Pues era el día de
Tengo que decir que el
arcipreste don Quintín pronunció un sermón muy sentido de los que por desgracia
no se escuchan en nuestro templos desde que dirige los designios de la barca de
Pedro ese polaco tan misterioso y comprometido con los poderes fácticos de la
trilateral. Por eso tengo que aducir que la homilía del humilde sencillo cura
de aldea me llenó de consuelo. Don Quintín, pequeño, algo calvo y rechoncho al
que yo convido a culines o a una pinta en la taberna de la plaza adquirió ante
mí una elevada talla moral que sobrepujaba a la del propio cardenal primado o
el purpurado de Madrid. Porque si los príncipes de
Pero aquí estamos rozando uno de
los enigmas más maravillosos de esta institución de origen divino a la cual los
hombres bulderos y boleros han querido transformar a su capricho. Querían una
iglesia hecha a su medida como una dulleta de encargo pero lo cierto es que a
la institución empecatada y corrupta ya que siguiendo las indicaciones de
Montesquieu -¿no fue el que dijo que todo el poder corrompe y el poder absoluto
más todavía?- sólo le puede lavar la cara un san Francisco. Así la iglesia
quedará a salvo de la ignominia gracias a un diácono.
CRISTO ES UN ESTORBO A LOS GLOBALES
Por Millán Sacramenia Artedo.
“Yera moru, el cristu de la iglesia que tiene don Acisclo, habrá que cambialu, porque yé
blanco, y ya non val”. La sentencia
que profirió Pachu de Mio Pa en el chigre de Alonso tenía toda la categoría de
la conclusión de una tesis doctoral. Todos estábamos un poco alarmados porque
la andanada era global, de esas que hacen época, pero, como ahora todo lo que
traen los papeles se ha vuelto dogma de fe, el pueblo ignaro acepta por ciertas
todos estos torpedos a la línea de flotación del barco de la fe.
Otro de los contertulios, Toñín
de Ternerona, envidó con una frase que fue lo mejor de toda aquella noche de
hierba joven, luna blanca y lejanos ecos del lúgubre canto de la “curuxia” en
los humeros del monte, pues el sol ya se había escondido y de las breñas
descendían nubes muy negras amenazando
una vigilia metida en agua:
-Tras el carru volcau to son carriles, nin.
-Caguen mi manta quien quitarnus
la fe.
Se había entablado una polémica
y hubo quién acaloró se.
-Es creer en lo que nos vino,
que bien me recuerdo de lo que decía sobre este parecer el catecismo que yo aprení na
escuela.
- Y no vimos - precisó Volo
Fesorias acordándose de lo que ponía el P. Astete.
-¿Qué tendrá que ver el color de
la piel? ¿No dicen ahora que no hay que ser xenófobos?
El color, la raza, la flaqueza o
la crasitud, la fealdad o la hermosura no constituyen sino accidente, que no interfieren
en la sustancia anímica, la parte más noble de la persona. Lo otro pertenece a
la naturaleza inferior. Pero se viven tiempos aparenciales de imagen y de las
liviandades de lo light. Nuestro periodismo, el de la “Nueva España” incluso es
una caja de resonancia de este espíritu de inversión de la cruz, carrus
volcaus, y de esa involución que ya está llegando.
Una de las grandezas mayores de
Pero aquí la gente sigue tomando
el rábano por las hojas, porque los amos de la rueca informativa profazan que
es un gusto enarbolando la cruz del revés y a lo que se aspira es al carru
volcau que decía Tonin de Ternerona ante un culín de sidra áspera en el galpón
de Alonso al atardecer de un día de manzanos en flor. Cristo bendito el que
confundió a los doctores deja los estrados en los que enseñaba en el Templo y
regresa, cerradas ya la mayor parte de la jornada las iglesias, a los chigres, porque
es la taberna el único lugar donde se puede hablar libre sin miedo a los
barandas y a los espías del pontífice. Siempre mostró predilección hacia los
pecadores, convivía con pecadores, dejaba que las putas se le arrimasen y le
ungiesen los pies. Toda su doctrina es una soflama contra la hipocresía del
tartufo. El ariete de la mansedumbre no se dejó encalabrinar por las
seducciones del poder. De ahí que todavía le sigan considerando persona non
grata las gallinas lluecas que se aselan en el nial de los contubernios y la
impostura.
Borran su memoria y siguen
aduciendo contra su sagrada persona a los abogadetes y rábulas de la impostura.
El sinedrio sólo consiguió condenarlo sin pruebas aduciendo testigos falsos.
Ora echan mano del libelo, ora de la soflama, ora del sesudo tratado pseudo
científico avieso de malas intenciones, ora envían a sus tribus urbanas para
que embadurnen los muros de las catedrales con el dele del diaño. El caso es
volcar la cruz para marchar todos juntos por la senda del revés.
Les exaspera la figura doliente
del crucificado. Se encocoran y escupen ante la imagen clara del Santo Síndone
y una parte de ese lienzo se conserva en la catedral metropolitana de
Hay razones fuertes que inducen
a suponer que Oviedo, el antiguo templo de Jupiter, que cambió la advocación de
su ara a Zeus por el de Cristo, aglutinó el sentir soteriológico del que está
imbuido todo el bizantinismo visigodo. En la recuperación de las ciudades y del
territorio de los que fueron erradicados a causa del empuje islamita los
herederos de don Rodrigo el carballón troncal de la estirpe jugó un importante
papel.
No hay más que leer a Nikos
Kathantakis para reparar en lo que significa esta presión alóctona, que hoy se
está repitiendo en proporciones casi apocalípticas que nos recuerdan la
“pressura gentium” del que nos hablan los sinópticos, con las mismas
características que tuvo diez siglos atrás (los problemas se han agrandado tras
la caída de Kosovo). Porque Europa fue un laboreo incesante, un ir y venir
cargados con los huesos de los santos a cuestas y de los que efundiendo su sangre
dieron testimonio del Cordero. Sin culto a las reliquias ni peregrinaciones no
hay fe que valga, pero “Cristu yera moru”, nos dicen los expertos
anglosajones. En el Beowulf, en
“Tomaron las
reliquias/ todas las que ovieron/ cabalgaron por Castiella/ ansí la
defendieron.”
Que se cometieran abusos no lo
niego y que haya catalogados en todo occidente más de cien mil astillas del
árbol de la cruz que supuestamente encontró santa Elena, tampoco. Todos estos
vestigios pueden verse en algunas quirotecas catedralicias y algunas aun se
veneran. Hay otros más sospechosos aún; el ceñidor de
En este tiempo de carros
volcados y de teleras y ruedas patas arriba, se cambian las tornas; los
versutos facense idiotas y estos últimos a la inversa logran el grado de
especialistas. Me aferro a la fe del carbonero con que razonaban mis amigos del
chigre. Para mí valen mucho más que las conclusiones de los expertos. Los
últimos serán los primeros. Prometió Jesús Bendito y él siempre hace lo que
cumple, no como los señores del Banco Azul. No es Charlie el del Bigotito con
sus monsergas de “España va bien”.
El logogrifo del 666 se estampa
en los papeles más insospechados: en las cuentas corrientes del dinero que
mandamos a Bosnia y hasta en las citas de un juzgado (me enseña un amigo un
exhorto de la audiencia de Pravia para comparecer a un juicio de faltas, que
luego resultó ser una infracción de Tráfico, porque el interfecto le había
leído la cartilla al número de
La maniobra que se esconde
detrás de esta hipótesis sobre la raza negroide del Señor es evidente: acabar
con toda una iconografía y estatuaria en la que aparece como un hombre de raza
blanca, rubio, con los ojos azules, la barba bermeja. Así es la estampa en los
contornos en relieve de
Esto no es la sustancia. Es el
accidente, volvamos a insistir. el meollo de la cuestión no descansa sobre su
aspecto físico sino en la perduración de sus enseñanzas. Lo que prometió se ha
cumplido.
En el amor a los pobres y a los
oprimidos, en su rebelión contra los poderes fácticos causó revuelo entre los
fariseos, los miembros del sanedrín y los pontífices. Es posible que hoy siga
siendo el ariete que molesta a los globales. Cristo estuvo entonces contra los
pactos sinalagmáticos con Roma, huyó siempre de los honores y de la riqueza.
Era un peligro constante para los que se consideraban depositarios de la verdad
y el brazo de la ley, celosos siempre de su capacidad de convocatoria ante las
masas, y de su atracción mesiánica. Por eso lo enviaron al palo esgrimiendo
aquel argumento estremecedor que todavía retumba en los ecos de los siglos caiga
sobre nosotros su sangre y sobre nuestros hijos. Era tan arrebatada la incriminación que el pretor
romano que desde el principio del juicio lo tuvo por inocente acabó por lavarse
las manos desarbolado por la contumacia diabólica de Anás y Caifás. Pilatos
irresoluto no tuvo otra opción que acceder a la petición de los pontífices.
Cuando escuchó de sus labios que lo denunciarían ante el emperador, sancionó la
crucifixión, que era entonces el tormento de la ignominia, la peor forma con
que podía acabar un ciudadano romano.
Cristo plantó cara al viejo
orden. Estorbaba entonces y estorba ahora. El anatema de crucificale sigue
agitándose macabro en los labios de los globales, los cuales - esto no se
olvide- so capa de democráticos y librepensadores son totalitarios. Su memoria
histórica continúa siendo un estigma que se proponen erradicar la propia
memoria porque actúan con vehemencia subjetiva sin darse a razones. Pero en las
tácticas con que lo persiguen, más sutiles y de guante blanco, no son más
originales que los Herodes y Nerones de antaño y utilizan los mismos
argumentos. Loco. Se hizo pasar por hijo de Dios. Rey de los judíos.
Visionario. Echaba demonios en nombre de Belcebú. Hoy se le tilda de
políticamente incorrectos a Él y a sus verdaderos discípulos, que son los
peligrosos, porque se han situado extramuros del sistema de la oportunidad.
Ellos harán más pupa que las excomuniones episcopales o el compadreo de las altas
esferas ganosas de mantener preeminencias e intacto el poder y la cartera porque, a diferencia de los malos pastores y
de los discípulos de pacotilla, no se han adherido a los pactos sinalagmáticos
de la gran movida. Su reluctancia les convierte en idóneos para los quemaderos
inquisitoriales que ya para ellos se caldean en estos mementos. Todo por no
adherirse a la causa de la bestia. No se crean que es ningún cuento chino lo
del anagrama fatídico con los seis números del anosmia. Sus siglas vuelan por
el círculo virtual de Internet. El antecristo hará milagros.
No he visto película más alevosa
que una protagonizada por Antonio Banderas y que se titula The Body, toda una
diatriba contra el depósito de la fe, una negación de la soteriología, de la divinidad
de Cristo y de su existencia, un alegato infame contra la resurrección. La daga
venía envuelta en guantes perfumados, pero la seda no podía ocultar el brillo
del alfanje, puesto que la daga estaba rodada desde un planteamiento
inteligente y consecuente desde la primera a la última de las secuencias. Pero,
una auténtica trampa saducea toda esta cinta maestra porque saduceos fueron los
judíos que negaban la resurrección, siendo escarnecidos por los otros judíos,
los de la rama farisea.
Casi desde que inició su
andadura esta misteriosa religión que predica olvidar los agravios y querellas,
amar a los que nos persiguen, el desprecio a las riquezas y el apego a los
valores espirituales sus detractores toparon siempre en la misma piedra de un
único argumento: ser esta doctrina un amasijo de patrañas guisado a gusto de
mujerzuelas y débiles mentales.
Nietzsche, el cual tal vez había
leído demasiado a Lutero, a Loyola y a Calvino, y que había sido capaz de
descubrir las incongruencias de san Agustín sobre el celibato - que las tiene
como las tiene san Pablo en cuya pluma retumba el eco de la contradicción y en
todos aquellos que se han obsesionado con un único tema- blasfema: “Ese
conjunto de afeminados son los enemigos de la raza superior, lo ario”. Para el
pensador teutón el cristianismo no era meramente un problema de bragueta, sino
que su fundador era un invertido.
Pero Arrio, siglos atrás, había
sido seducido por el mismo espejismo y pergeñó una herejía a costa de la
diferencia de las dos naturalezas que se observan en la segunda persona de
No quería enemistarse con sus
paisanos de
Pero tampoco pidió imposibles.
El hombre nunca será probado más allá de sus fuerzas. Exhortaba a la perfección
a la vez que explicaba en la parábola de los talentos que no a todos se les
puede exigir lo mismo. Nunca habló del celibato y siendo casto como lo fue
nunca hizo bandera de la gazmoñería. Amonestó a los que querían dilapidar a la
adúltera. Los que estén libres de pecado que tiren la primera piedra. Instituyó
el sacerdocio. El celibato nunca. Alternaba con alcabaleros y mujeres públicas,
para los judíos epítome de impureza.
Los que han convertido la fe en
una obsesión genésica atacan a la jerarquía por el flanco desguarnecido y dan
en el hito. Desde el concilio de Elvira en el siglo VI en que se preconiza el
canon de la continencia para los clérigos esta disposición fue desatendida y no
fue hasta ocho centurias más tarde en
que el cardenal Gil de Albornoz, un reformador, amigo de Benedicto el papa de
Aviñón y autor del “Colirium contra haereses” que no la impone en su
archidiócesis de Toledo. Aquel guaje que se llamaba Juan Ruiz, buen galanteador de mozas aunque fuese
cura protesta poniéndose al frente de todos los presbíteros y diáconos de
Talavera, que estaban en pie de guerra contra el rescripto, solemnemente: “Eminencia,
quitaínos las buenas para que nos vayamos con las malas. Cristo no impidió a
sus apóstoles que se casaran”.
De poco le valdrían las
reclamaciones al Arcipreste. Aquel contumaz cura mozárabe que inserta en sus
composiciones algunas palabras del viejo bable (guaje, ome, furaco, garabato,
facistelo, etc.) estuvo trece años nada menos en una mazmorra de la cárcel
arzobispal de Talavera. Lo empapelaron de cánones. A veces los obispos han
mostrado un comportamiento fiero nada evangélico y que no que se lo digan a
François Villon, otro clérigo de las mismas características. Sobre ellos cayó
el ladrillo de Roma. Cristo los perdonó. Nadie recuerda el nombre del mitrado
que envió al patíbulo al autor del “Testamento”, pocos habrían leído los
colirios contra herejía del testarudo cardenal Gil de Albornoz, pero las generaciones
presentes y las venideras siguen solazándose con la cuaderna vía del arcipreste
algo débil habiendo “mozes” por medio y puñetero, o con sus fervorosas loas a
De lo antepuesto se desprende
que esta magna cuestión genésica en la que los curas no han dado ejemplo no
embarga el verdadero depósito de la fe. No es sustancia sino accidente, igual
que el color de la pigmentación del rostro del Crucificado, varón de dolores,
hermoso rostro que veneran los siglos. Tanto da que fuese ario, chino o etíope,
como es lo más probable puesto que la estatuaria oriental así lo ha venerado a
través de sus iconos que nos lo representa como un abuna abisinio de rasgos
majestuosos y ojos penetrados de clemencia. El amor es la esencia de esa
religión que tantos predican y tan pocos practican. Sobre él descansa su fuerza
y su esencia radica.
Aquí la coartada es perfecta.
Todos estos rasgos de naturaleza periférica se nos presentan como la médula y
nada tienen que ver con el depósito de nuestro credo. Madre ¿por qué callas?
De lo que se trata mediante la
elongación de tanto ánimo confundido y criterio perverso es de invertir los
valores, atacar a
Ellos, sin embargo, erre que
erre. La labor de zapa continúa mientras en el Vaticano no sólo miran para otro
lado y como no los pueden vencer se han unido a su facción. El carro volcau y
todos son carriles. Pero a pesar de todo cualquier día de esto puede aparecer
un diácono como era Esteban o como eran Francisco o era Efrén que haga que las
cosas vuelvan por donde solían. Quizás el bueno del curín de don Acisclo tendrá
que cambiar la imagen del Cristu. Las cuentas no nos cuadran.
Ahora parece que todo se ha salido
de madre. Paciencia y barajar, que diría Cervantes.
miércoles, 18 de abril de 2001
(21:22 h.)
El insulto a un centinela o
fuerza armada está penado por el código de justicia militar, cabo cuartel, hoja
de filiación. El soldado con permiso tiene la obligación de presentarse al
sargento antes de marchar. Oficial de transeúntes, incorporarse si es avisado.
Servicios de armas, guardia, retén, vigilancia. Servicios económicos, de
cuartel y de plantón, los servicios mecánicos son de policía y cuadra, los
cuarteleros están uno en la puerta del dormitorio y el otro en otra parte.
Impedir que nadie toque prenda que no sea suya. Cabo cuartel está desde diana
hasta el toque de silencio en el que es relavado por el imaginaria, la misión
del imaginaria es velar por los que están durmiendo, tapar a los que se
desarropan. A la orden, mi teniente. Duermen tantos, hay tantos mosquetones y
tantos soldados, guardia de plaza, de honor, de principal, de prevención. Hay
cuatro soldados por cada puesto de centinela. No te puede relevar más que tu
cabo de guardia. Ver venir tropa armada o pelotón de gente. ¿Quién vive?
España. ¿Qué gente? Regimiento de tal y
cual. Servicios de cuadra, cadenas cortas por el día y en la noche largas.
Cinco cartuchos tiene el máuser, recoger sus deseos cuando expiras. El que tome
armas contra la patria bajo banderas enemigas.
La altimetría de la topografía
militar secciona los accidentes del territorio en colina, cresta, loma y
vaguada.
Las balas tienen la trayectoria
tensa y curva. Macizos son las balas y de carga explosiva, las granadas. Los
rebotes llegan hasta los seiscientos metros.
José costa figuera - los agros
de Sureda, es Galicia guerrera y apostólica.
En redor rompen en primavera los frutales la
sobregirad de los tonos de acuarela de sus ramajes en flor. Sobre la fuente de
los frailes a una ladera del viejo camino de Belesa, pone un brochazo de suave
blancura entre las nabeiras el palomar de outero, el hacha sacrílega, los
castros de estructura circular a la manera de púlpitos, ya en plena
jurisdicción de los lemavos, los pinos mansos, los castaños, los cerezos. Fraga
que fundó la estirpe en tiempos del mariscal pardo de cela, el salto de la infancia.
Trisca Teresiña por las veredas
de la imaginación. Le leía las doloras de Campoamor. Escribirme una cartas,
señor cura. Ya sé para quien es.
Algareros muchachos, jugadores
de billarda, de pinche, de amagar y no dar, al anda la mula, a los bandoleros,
intenté apagar las vagas saudades en la tertulia. Las sotas me parecieron un
trasunto de Teresiña ataviada de princesa, dedos como garapullos, al chocar
contra el mármol las cartas producían el rumor del granizo cuando se estampa
contra los cristales de las galerías. En la tertulia se agotaban las energías
de Sureda jugando al mus, julepe, chamelo, en la malilla. Todos jugaban a
gritos. Malilla calada triunfo na mesa, petrucio patriarca, bajote, nadie le
superaba en simplicísimo, entes refractarios a la sutileza amen del camarero
pasmón el molinero matalamitá, carquexias del té, ricas bicas de xembra,
dibujos hechos con un guizo a la manera de punzón.
Salía a relucir la vida oculta
de cada cual, acornadas, pero en la riña lo que se dijo es incopiable as doce
da noite ben te vi ben te vi ainda Mais, grosero barullo panaderil, el hidalgo
Joaquín Lemos, con la barba hasta el ombligo, maestro en el difícil arte de no
hacer nada, un claro parentesco de semejanza con el moisés de miguel ángel.
Tomar la raxeira todo el camino, vas a tener frío, Jesusiño.
El viaje en diligencia, dos
caballos en el tiro y un delantero que llevaban bayas rojas de madroño en el
penacho. Sonaron los cascabeles y partimos, los dos de varas y el delantero.
Llaman vídalos a los abedules,
que tuvo para mí más eufonía.
En la chapacuña solían bañarse
las mujeres, el cantar de los acechadores del baño de las mujeres
as rapazas de surela
cuando se van a bañar
o primeiro que cha mostran
ech´o pecado mortal.
Hay en Galicia riqueza de color
en todas las estaciones, Villanueva, el alto de soldán, pereora. Emigración, la
diligencia me pareció un ataúd que se llevaba las energías viriles de Galicia
rumbo a las pampas, subió un mozo como quien asalta una fortaleza, iban a
sentar plaza en la emigración, planto de gutural congoja.
a rais d´o toxo verde
e moi mala de arrancar
as saudades da terrina medra
co y ayga dom ar
Se e llenaron los ojos de
lágrimas presos de una tristeza inenarrable, me arrimé de espaldas a una
esquina del pescante, el foro de la emigración impuesto a Galicia por los
países de la aventura, hacíase en las aldeas la misma vida que en los tiempos
bíblicos, costumbres de ogaño hogaño, las dos formas admites, enseres. Sólo
para los ricos era llevadera la vida del régimen galaico. Se veían muchas casas
abandonadas invadidos los umbrales por el jaramago, por las paredes hacía
excursiones la yedra. Empavorece pensar el ingente número de desertores de la
cuna.
Alto en Toldavía para comer.
Aurriabela vista desde lo alto de Cudeiro ofrecía un aspecto deslumbrador entre
picachos abruptos con el miño mansamente adormecido a sus pies, pueblo de
orense, herbedelo. Abur, señorito, dios lle faga ben. Arabela, marfileñas manos
de sedentario gordo.
Magistral descripción de la matanza
del gocho por san silvestres, horripilante grito del cerdo sentenciado, las
filloas, la toza sirvió de ara para el sacrificio de los cinco mártires,
cuerdas adibales con los que se los cuelga de la portada, toquillas del
entrete, hiel de cerdo útil en la cura de los panadizos, tan llamativa del buen
vino.
Bueno es tener la gastronomía en
olor de ciencia. Todos comimos en franco compadrazgo el día de la matanza
asesinos y señores, sirviente y ayudantes. Vendenoces daba forma a los jamones,
a los grasudos tocinos de rojas hebras entreveradas, la riquísima zorza
para los embutidos. Toda llena de zullas o cagadas, morcillas arrugadas como
gargantas de vieja o bocios de gargantas anormales.
A los chicharrones llamamos
roxones nosotros josé costa Figueras, un tupé como la pera del macho cabrío
puesta al revés. Fuimos de casa en casa entonando endechas conmemorativas del
natío del hijo de dios, un banquete al estilo de heliogábalo. Fue un derroche
de manjares, de bebida, de cordialidad, las travesuras de la rapazada. Al
terminar el banquete estaban chispos todos. Al xa, eu poño os chorizo, filliño.
Nuestras piernas parecían sojuzgadas con el propósito de mantener las formas
espirales. Llegué llorando como un becerriño desvalido.
Haz de ojiva, haz de cuerpo y haz
de culote, las balas salen a mil metros por segundo, hay granadas fumígenas,
incendiarias y tóxicas. Los cañones son de trayectoria tensa y los obuses de
trayectoria curva, morteros de trayectoria curva. La rabera, la parte
posterior, que va en forma de cola de milano; los tetones y el cerrojo, el
percusor sirve para que se inflame la pólvora, resalte, encastre, vástago del
seguro, los cinco cartuchos del máuser, guardamano y guardamonte, casquillo,
porta bayoneta, cantoneras o lomeras, la baqueta sirve para la limpieza del
cañón, el tapabocas o cubre punto que protege el punto de mira, el machete, la
hoja, la empuñadura, la cruz y el pomo.
Periodismo de manada,
rudeljournalism, los rusos veneran a
Pushkin igual que a la imagen de una virgen, el presidio entero entró en
conmoción, actuario, escribano judicial. Tapir, una nariz de tapir y grandes
orejas, zabatovka, huelga, encuentro con las nubes de antaño, soobshenie,
comunicación, ISTOCHNIK, fuente/ RABNODUSUHNO, indiferente, POSHASENIE,
padrino. KARMANIK, carterista. VORISHKA, ratero, estudiantes calabazano
(estudiante que ha fracasado en un examen), planta acuática aroidea, cala.
Difunto de taberna, borracho, privado del sentido.
Diota, vaso esférico para
guardar vino.
Portabunt
nomen tamquam lumen. Asiarca, organizador de los juegos olímpicos. Todo
lo del sacerdocio se lo debemos al Crisóstomo y a basilio. Einode, desierto.
Los grandes hombres venían del desierto. La soledad es madre de las ideas que
transforman el planeta. Ministerio, limosna, sacrificio, palabra. La hidra se
estaba devorando a sí misma.
La escuela se ha distanciado del
mundo laboral. Perago, seguir el camino. Espurcicias o inmundicias. Anillos
como símbolos de fe y de fidelidad. Esos malditos ingleses, sacos de pimienta,
son los responsables de nuestra guerra en oriente medio.
Belicón o Helicón es uno de los
personajes. Carta de apostasía de los libeláticos para que les librase de las
persecuciones. The falsity of women and the weakness of men.
Sundenbok, concepciones totémicas
y formulas rituales. Zaria, aurora, la más hermosa palabra del ruso.
Escribir novelas pero sin fruto puesto que la imaginación no acude a la cita.
Genetliaca y noemática, pensamiento en general. Sus testas coroniformes, ese
reloj, centinela de la historia. Cisterco, larva de la tenia.
Pogrebeñie, funeral. Anagrama de
eternidad. El múrice no quiere ser ya amante de la arena.
El militar arma al brazo. La
patria es espíritu y los vascos quieren desgajarse del tronco común. Los
españoles no somos una raza pero somos acérrimos en la defensa de nuestra
libertad. Franco fue general a los treinta años. Silvino honró a su uniforme
con toda la fatiga de la vida de campaña. Simancas, la batalla en que fueron
derrotados los árabes. Arapiles en la feraz vega salmantine, donde derrotaron a
Napoleón. Los requetés se cubrieron de gloria. Navetas y talayote, heroicas
defensas. La culpa del españolismo
canario la tiene Nelson que quiso conquistar las islas afortunadas en 1797 sin
alcanzar sus pretensiones. Arma principal es la prudencia y la discreción
militar. Leales, al pensar, veraces al hablar y ejecutivos en la obra.
Fortaleza es una virtud que nos hace querer el bien y evitar el mal. Los rojos
despilfarraban medios. Los vicios amarran la voluntad y turban el
entendimiento. Honor es una fuerza que nos lleva al cumplimiento de nuestros
deberes. Si se pierde ya no se recupera nunca más. Privilegiada situación
geográfica y espíritu de independencia del ser español. Asesinatos, incendios,
saqueos, corrupción. En un siglo cien gobiernos y cinco cambios de régimen,
destronamientos, destierros, atentados, desmembración del ejército e
inmoralidad reinante. Disolver la familia, célula nucleica de la sociedad.
Vivir a toque de corneta. Los
principales sones: diana, parte de revista, escuadra, asamblea de guardia,
fajina, marcha, paseo, oración, retreta, general para salir con las armas.
Petate, saco de costado, cantimploras, cuchillo, tenedor.
General de brigada, de división,
teniente general, capitán general. La roja y gualda ondea desde 1785. Una
bandera encierra los campos, las fábricas, los antepasados, los pueblos, el
porvenir. España, supiste borrar los linderos del mundo, los blasones de los
cuatro cuarteles.
Alférez de fragata, alférez de
navío, teniente de navío, capitán de corbeta, capitán de fragata, capitán de
navío, contraalmirante, vicealmirante y capitán general de la armada.
Cada mochuelo a su olivo y que
cada palo aguante su vela. Examina, hija, examina, religión de las porteras,
llegar del campo del honor. Toda la gloria militar no vale la vida de un
ranchero, gazapos con guindilla, sumo de la ciencia culinaria.
Comí entonces pan de munición
bañado en llanto, un incienso que hace eternas las vidas que embalsama. El
mejor aldeano, muerto. A todo aquel que hereda contribuye a arruinarle como
pueda, sumidos en la tristeza vil del bien ajeno.
Majuelos nominales.
Le envenenó el ganado untando
con jugo de baladre(adelfas).
Baivel, escuadra de cantero con
la que se hacen las dovelas.
Las gentes de bien en las aldeas
sólo saben gozar cuando hacen daño.
Y el fisco su escaso haber fue
convirtiendo en humo, imponiendo impuesto sobre impuesto, por la industria, la
herencia y el consumo.
Todo hombre de bien lleva en la
frente la señal de la coz de algún jumento.
Sólo Virgilio sostenía que en el
campo la gente es candorosa y a mí me gustarían las aldeas si no hubiese en
ellas aldeanos ni aldeanas.
Un vecino honrado me envenenó el
ganado con zumo de baladre.
Estaba la hierba embalsamada de
perfume.
A degollar los lanza más bien
que el patriotismo la venganza.
Con estos cambios de cosas y de
nombres siempre hará la historia una novela.
Es la fuerza de la sangre una
quimera y a mí me gusta el laurel sólo en los guisados.
Levantado Riego, Madrid se
convierte en catacumba a cielo abierto.
El Cid se puso la gonela de lino
y se marchó a Valencia
Sumido en la dulce eutrapelia de
los cantos ortodoxos.
Subjetividad de la experiencia
humana frente a la objetividad científica.
La cibernética nace en 1941. There is not
society, only people, en gorden Park.
Y no digo que afeites nuestra
lengua castellana, sino que la laves la cara. No le pintes el rostro, mas
libérala de suciedad, no la vistas de bordados y de recamas mas no le niegues
un bien atavío de vestido que aderece su suciedad. Acivilar, acial, que es la
correa de la cual pende el vestido. Garcilaso, voz muy esclarecida, altos
pensamientos de su elocución.
Cuando el pope anda de visitas,
los diablos se cuelan en el cementerio. Hay que esconder el hacha a la espalda
porque llega el guardabosque.
Se desvanecían en su cabeza las
sospechas de la víspera.
Se bebieron juntos la cuenta
corriente. Radiograma cultural, el ruso es una lengua literaria, cultural,
potente, flexible, magnífica.
Te aplican a Freud como te
pueden meter la ley de fugas.
Byran, temporal, no siempre
podemos estar pegando a los judíos.
Aquí ahorcan por menos, in
foráminibus petrae. Pozhar, incendio. Oiga que acaban de descubrir el magnífico
invento de las sopas de ajo. Sustitución de la fe por la sociología. Ética
protestante de respeto a la naturaleza como partícipe de la divinidad.
Ytechenie, consuelo. La campanilla del arco de la troica cuya argentina música
se perdía en la llanura de los campos de centeno. Yo os bendigo, sed honrados y
lo metían luego en ataúdes forrados de brocatel. El sacristán poniendo en juego
su poderosa octava empezó el responso. Alas negras, solemnes letanías.
Fatigados por el aburrimiento,
el insomnio y la inactividad de una vida fantasmal, triple papada, enfermera
alta de perfil bizantino. Tiene un escribir fácil y un estilo de cristal. No te
rindas, lucha sin tregua, y lo decía sobre un bosque de fusiles de asalto.
El camino expedito hacia nuestro
punto de destino reclamados en lealtad a la república pudimos alcanzar el
pueblo de san Rafael.
Consuelo es de sabio haber
dejado las cosas antes que ellas te dejen a ti. Saber perder, saber dejar.
Los libros dan tanto, tanto que
no se les puede exigir, además, que den dinero. Gabriel miró tenía los ojos
limpios y su imagen esmerilada permanece en mi memoria. El laberinto de los
espejos poblados de fantasmas. Astrana Marín, hombre desarreglado con corbata
estrecha y verde pero descubrió todos los intríngulis literarios del
quijote. Se me van poniendo los ojos de
lechuza de tanto escribir, botillería y tupí, pero botillero es el que forra
las pelotas al pelotari. Repide, Pedro mata, Emilio Carrere. Iba a bailar a la
bombilla Azaña el señorito feo y misterioso. En disidencia abierta con el sol
de junio, cosas son estas de españoles, pasamos del no pasa nada a ver qué va a
pasar aquí. Nuestro pobre Madrid donde la alegría cuesta tanta tristeza.
A casanova le intervienen los
aduaneros su rapé y una edición en griego de
Juan bausa volvió a beber. El
corazón se la hacía cada vez mayor y la cabeza más pequeña, llegó a casa alegre
y más locuaz que de costumbre. En la casa me enmohezco, salir del local dando
tlaspis, le quedaba dinero y volvió a ver porque a la vez que su ternura crecía
también su sed. La ciudad de los negocios con su fisonomía sin arboles. Todos
los hombres eran sus hermanos, la vía layetana se había convertido en antesala
del cielo, siempre me consolaste y ahora cuanto daño me hacen tus palabras, lo
echan por borracho y reaccionario, no tuvo bausa quien levantara la voz por él
en medio de aquel entusiasmo justiciero, el expediente fue llevado adelante por
Ardireu lleno de celo, sin contemplaciones.
CAMÓN
AZNAR AUTOR DE UNA GRAN NOVELA
SOBRE
Por Antonio Parra Galindo.
X
Cosa cierta es que los seres
humanos tenemos una querencia espiritual y afinidades misteriosas que nos
conducen por una vereda determinada, por unos derroteros tan diversos e
inextricables como pueden ser la transmigración de las almas, las coincidencias
en los paisajes, la comunión estética o la participación en unos mismos afanes
políticos. Hay que hablar de la polaridad, de la atracción de los cuerpos pero
también se da un irrefutable magnetismo entre las almas. Al entrar aquí habría
que explayarse en tratar todos esos vértices esotéricos que no explican del
todo pero que en cierta manera coadyuvan a vislumbrar algo del misterio del
cristianismo, la más verdadera de todas las creencias y la más perfecta dentro
del piélago de dioses falsos a los que la humanidad adoró siempre.
Se nos ofrece pues una
metempsicosis intelectiva que nos instala en un grupo o en una capilla
específica, pero nuestros maestros, nuestros profesores marcan las almas. Ellos
fueron la antorcha que guía y su voz resuena en nosotros de por vida porque los
ecos de su voz no conseguirá extinguir la muerte.
Camón Aznar fue profesor mío de
Arte, recuerdo con fruición y embeleso aquellas clases en
Siempre que bajo a San Martín
poso en la tienda de mi amigo M. Méndez Vigo, el hábil Manolín con sus manos
que todo lo componen y cualquier artilugio reparan, perito en amistad y sobre
todo gran ingeniero del alma, que está frente por frente de la casona que tenía
Camón en ese valle de Luiña cuyos paisajes saltan a sus páginas porque se
enredaron en sus sueños porque también a él Asturias se le coló de rondón en el
alma con la magia indeleble del “culiebre” y quedó prendido de la canción de
los labios de una xana.
Es una casa de planta moderna de
tres pisos, galerías acristaladas. Palmera real da escolta a su antojana y de
estilo funcional. Cupiera suponer que
uno de los hombres que más sabían de arte románico y mejor lo explicaron
habitase una de aquellas casas blasonadas con portón y estragal, balcones
corridos, hastial de piedra que se dan tanto en el país, los que describieron nuestros clásicos
del XIX. Pero no; prefirió la modernidad y el confort indiano. Él era un hombre
austero y de costumbres sencillas, adusto en apariencia como su cara. Tenía un
rostro que de tan trágico resultaba lo puramente español y sus ojos delataban a
todas horas embeleso y pasmo. Dicen que uno continúa vivo hasta que le abandona
la capacidad de asombro, el espíritu de curiosidad y Camón hasta el último
huelgo la mantuvo consigo y nos la comunicaba. Su mirada bajo el arcosolio de
aquellas cejas tan pobladas y negras, palio de curiosidad y de asombro que se
asomaban cada día a un mirador cósmico, estaba siempre como huida pero atenta
siempre denotaba esa sorpresa del que descubre e investiga, pescador de belleza
en ubérrimos caladeros ocultos a la mayor parte de los mortales. Tenía el alma
de llama y las espaldas algo cargadas del hombre estudioso, luego cuando se le
trataba al viejo profesor larguirucho resultaba un hombre cordial, algo burlón,
daba gusto oirle contar chistes verdes y chascarrillos en la fabla de Aragón.
Se podía explicar al Greco mirando para el profesor Camón cuando acometía la
exégesis del pintor toledano escanciando imágenes con aquella voz rajada que él
tenía y tratando de asir lo inasible con aquellos dedos lardos como flecha
apéndices de sus manos enormes, casi de cantero medieval con que accionaba
durante la disertación. Algo estevado y con inclinación de hombros. Muchas
horas sobre el pretil de un códice asomado a esos ventanales panorámicos de los
sueños que son los libros. Nos parecía que el profesor se nos iba por las ramas
y que siempre parecía venir a clase con resaca como flotando entre las gasas de
una gran borrachera mística. Flotando. Eso. Al andar parecía que flotaba él tan
habituado a conversar con los ángeles de piedra y a extasiarse ante las
gárgolas habitando la región de los pináculos cósmicos. Sin embargo, conocía
muy bien la tierra que pisaba. El Camón íntimo no tenía nada que ver con el
Camón oficial, hermeneuta de los ángeles románicos, artista de la palabra, que
parecía recién caído de un guindo por sus aires despistados y geniales o
escapado de un códice cálamo en ristre.
Había en él como resonancias
magnéticas de un trasmundo inabarcable. Era uno de esos hombres a los que
encontramos por primera vez y su “cara nos suena” acaso de haberla visto en una
existencia anterior. Ese mesmerismo es el fautor del arte, el que carga la
turbina de la cultura puesto que la cultura se produce por asociación de ideas
y es la resultante de un proceso de bilocación. Dios existe y Cristo está en la
historia pero su santidad y su presencia es otra muy diferente a como nos la
presentan todos aquellos cuyo todo y único afán ha sido apropiarse de su
figura. No conviene darse muchos golpes de pecho ni exclamar “Señor, Señor”.
Los fariseos no entrarán en el reino de los cielos. En Camón yo llegué a
entrever la existencia de un Cristo que se acercaba a la noción platónica de la
divinidad. Todo lo de acá abajo es un calco imperfecto de la perfección que
está arriba. Pero como Dios no es unívoco y san Anselmo ya lo definió utilizando
un proceso silogístico de exclusión para adecuarlo a nuestra capacidad
precario, como lo que no es, ni mortal ni finito ni visible, etc., tampoco a
Cristo hay que contemplarlo desde un ángulo unilateral. Por eso hay un Christus
“músicus”, un Christus “praedicator” y otro “praedicatus”, un taumaturgo, un
demiurgo y un reo, un resucitado y un perdedor, el de
La edad media prefiere presentarnos al Mesías
como el gran triunfador, el Juez grande que se sienta en la silla de la
majestad mientras el barroco se inclina por el Varón de dolores pronosticado
por Isaías (otra versión diferente del mismo Dios real). La fe tiene sus lados
sombríos. Es una cosmogonía acercandonos a todos estos misterios de lo
trascendente de la gracia santificante. El arte en la medida que trata de
explicar esa tutela sin tregua de la divinidad sobre el hombre que le sirve de
refugio y amparo en su caminar a oscuras por el mundo de esta forma apoda y
acoda a la teología. La existencia humana viene a ser como una gran romería
jacobea del principio a final. Esta es la idea matriz de esta grandiosa
novelita del profesor Camón Aznar. En vida no fue tan famoso como insigne,
aunque debemos declarar aquí que eso del “famosus” tiene en lat. matiz de
deshonra (no van descaminados pues los que usan la palabra con tanto albedrío),
este medievalista de talla cuya obra poco conocida rinde homenaje al saber en
libertad. Personalidad fascinante algunos de sus artículos de ABC han de
considerarse de florilegio. Yo recuerdo aquella tercera del órgano monárquico -
nada tiene que ver con el monarquista de hoy-de la calle Serrano en el que
escribían mano a mano los Pérez de Ayala con los Azorín, los González Ruano con
los Pío Baroja o el Ortega de la última época. Firmas triunfales. Festines
auténticos de la literatura. La de Pepe Camón era una estrella con luz propia
en aquel firmamento de estrellas del que sólo nos quedan hoy postes de la luz y
jarrillas, mucha jácara y mucha paja debajo de nombres promocionados,
novelistas de designación reconducidos de lo negro a lo blanco, ha estallado la
bomba de mano de la vulgaridad, sus libros se nos caen de las manos de tan políticamente
correctos como van. La crítica los acoge con palmas de tango a todos los “hit”
y a todos los “must” que en tongo se deshebran pero hoy la critica está
reconducida y manipulada por amiguetes a los que las casas de contratación de
la cultura sobornan previamente. Como
van de trapillo a la televisión a comparecer ante el ratón de bibliotecas
emblemático tránsfuga que mira por encima de sus lentes de inquisidor y detrás
del atril de diserto parece una trinchera a punto de hacer fuego con una de avancarga
y luego vaya y sonría con cara de conejo. Pero estos son los toros que hoy
hemos de lidiar en este coso. No hay más cera de la que arde. Hay que escribir
a cara de perro para hacerle una higa a ese carajo esperpéntico de lo “deja
vu”.
Un crítico era Clarín y un
crítico como Dios manda era don José Camón Aznar. Prosaba con magnificencia y
maneras elegantes de cardenal renacentista, manaba su palabra por aquel chorro
de voz baturra y que luego se transformaba en melodía cuyos ecos acariciaban
los arcos formeros de un empino de bóveda de cañón. La impostaba porque había
algo en su persona de hierático perfil sedente, la majestad del pantocrátor.
Nadie ha explicado el misterio del arte
de Jaca en sus boceles, impostas, lucernarios, balistarios, ese mundo
fantástico de los bestiarios cincelados sobre la piedra fabulosa con tanta
solercia y cacumen como él. Era un especialista inter alia en códices
medievales. Los beatos iluminados del arte asturiano nos van a llevar al arte
románico que surge como una agradecimiento arborescente hacia la persona de
Cristo cuando pasa el terror del milenario. Contrariamente a lo que se ha
venido diciendo los capiteles románicos con sus endriagos y harpías, hipogrifos
y dragones alados, reflejan ese amor a la vida en el reencuentro con la
naturaleza.
X
Hay que retrotraerse a la
mentalidad del año mil. Camón era un
especialista en el siglo XI. El pavor del milenio igualitario lo refleja en una
de las más grandes novelas cortas que se han escrito en los últimos lustros En
la cárcel del Espíritu. Es la historia de un monje bávaro que como
expiación de un pecado cometido cuya evolución de psicológico refleja el autor
con pluma digna de Dostoievski - es un pecado contra la fe, la caída en la sima
de la desesperación, la gran aliada de Satanás para penetrar en el corazón de
aquellos a los que quiere perder, desesperación que define por otra parte a
nuestra época- se embarca en una peregrinación hacia Compostela. No llega a su
punto de destino. Fray Lázaro viene a morir en un albergue u hospital de
peregrinos en Soto de Luiña y que todavía sigue funcionando. Miguel Ángel, el del bar de la plaza al que
llaman el diácono, sigue examinando credenciales y estampillando avales a los
que pernoctan en el refugio con el mismo rigor y sentido de la hospitalidad
cristiana con que lo hacían aquellos ostiarios de las posadas del Camino
Francés.
El autor parece que tiene
delante el hermoso paisaje de las Luiñas a la hora de escribir el libro; en los
primeros párrafos habla de un “lugar en la llanura, rodeado de bosques y ceñido
por la curva de un río” y trata de reflejar sin entrar en detalle cómo era la
vida de un benedictino (¿Benitos o monjes blancos? Los benedictinos hacían vida
comunal mientras los bernardos dormían en crujías o dormitorios corridos. Es el
único anacronismo que encuentro en la obra, error mínimo).
He aquí una sala hipóstila. Los
lechos eran esteras, el refectorio alargado con el púlpito empotrado en el
muro. Mística y casta serenidad trasminan las páginas de “En la cárcel del
espíritu”. Es un viaje a un claustro donde el tiempo se amansa y donde vemos a
los pendolistas de bruces sobre el pupitre del manuscrito en el que laboran con
un pincel en la mano “que cae sobre el pergamino con la levedad del copo de
nieve”. Describe la sala capitular siempre resonante de discursos y la iglesia
como un trasunto de un cielo humano y dialéctico con arcos que son como respiro
de los espacios y pinturas que concretan los pensamientos inmutables. Es un
lugar habitado por monjes descarnados de grandes ojos redondos que ocupan un
espacio pero que no habitan en el tiempo, esqueletos de ideaciones
apocalípticas. Cada vez que el sol enrojecía las gentes iban a encontrar
refugio a los montes porque detrás de la sombra se percibía la silueta del
dragón, observa el escritor corroborando al propio tiempo lo siguiente:
“En la crisis milenaria hasta
las iglesias se vaciaron. cada hombre arrastraba con su sombra su sepultura. En
los monasterios sólo se leía un libro el del apocalipsis y la preocupación de
los comentaristas consistía en adatar a su tiempo las páginas descomunales del
libro”
Este párrafo tiene hoy plena
vigencia porque otro terror del milenario es el que acabamos de vivir o estemos
acaso viviendo. Camón, que se nos muestra como eximio novelista, topógrafo del
sentir y del latir de una época, describe a estos frailes que escribían e
iluminaban y que parecían mojar el cálamo en llama y salían del minio colores
que eran como “la cresta de un incendio”, “ojos cuya redondez era la del mundo
abiertos con el espanto del que ha visto morir al universo. Sus túnicas se
doblan con las mismas curvas contraídas de las hojas secas al quemarse”. Al
redactar estos magníficos párrafos parece que tiene delante la talla de madera
del Salvador que se venera en la catedral de Oviedo mostrando la majestuosa
traza de un atlante que se yergue ante la amenaza apocalíptica y empuña como un
cetro de paz la esfera armilar.
Pero el peligro ha pasado ya,
los curas volvían a aprender latín y las tierras a labrarse, los antiguos
manuscritos a ser copiados. “La pánica alegría de aquel momento se convirtió en
gratitud hacia la divinidad. Un inmenso amor de redondez panteísta hacia la
naturaleza y hacia Dios impulsaba catedrales y cosechas”. Se vivieron años en
definitiva de exaltación edénica. Lícito
es preguntarse si a pesar de todos los pesimismos no estaremos abocados a una
de esas grandes épocas de la humanidad cuando acabamos de doblar el cabo de los
terrores milenaristas con todo Nostradamus a cuestas, las profecías de
Malaquías y las predicciones de todos los estrelleros y magos de
y a veces por una cuerda como
entre los eremitas de
Sabemos que el protagonista era
vástago segundón del señor de Klamheim con feudo sobre el castillo de Toeltz.
Siguiendo la costumbre de la época sobre la primogenitura ingresó en la abadía.
Allí fue feliz fray Lázaro hasta que el diablo vino a visitarlo atosigandolo
con el dogal de la duda y la desesperación. Sus años de noviciado tuvieron ese
carisma de la ondulación y melisma del canto llano. El cuerpo de los monjes
está hecho para la liturgia, la melodía monódica que recorre las bóvedas con la
elegancia del cisne en el estanque. El templo románico se convertía en un lago
de beatitud donde hasta la estructura hipóstila desempeñaba una función de
alabanza a Dios a través de la voz humana. Era un discurrir placentero por el
perfil de los días y el turno de las estaciones materia y forma conjuntadas y
sin diferencias entre el alma y el cuerpo. La vida monástica es una búsqueda de
armonía y un anhelo de contemplación.
Era el cristianismo total a la
sombra del Pantocrátor de la mandorla mística antes de la llegada de la peste
franciscana, el principio del fin, el primer conato de reforma religiosa que
iba a desembocar en las demasías de las guerras de religión. Era entonces
cuando Roma no tenía tanta importancia pero la cristiandad era más católica,
más universal y más libre. Los ojos se entornaban hacia Jerusalén. “No había
fronteras en la fe ni en los pueblos, ni nacionalismos montaraces, ni cismas ni
herejías”. Por eso viene a concluir el autor: estos siglos que van desde el
terror milenarista marcan el triunfo verdadero de Cristo. Algo que en la
historia no se ha vuelto a repetir.
Todos los que amamos a la grandeza de
El autor va explicando el
proceso con acuidad y pluma veloz a través de una prosa en el que el castellano
recobra todos los honores de lengua espiritual apta para hablar con Dios y
entusiasmarse ante los deliquios de
En el estilo de Camón Aznar pasa
lo contrario. Es una novela de tesis que prende desde el principio. Además, es
uno de los cantos más bellos a la mujer que hayan podido escribirse desde la
duda y desde los dolores. Lázaro viene a coincidir con el dictamen del
protagonista del Nombre de
X
El detonante de la crisis viene
dado por una experiencia con la que no contaba: la muerte del maestro de
novicios. La visión de su cadáver convulso y desesperado le hace reaccionar. El
preceptor había practicado la virtud desde que profesó y seguido a rajatabla
las constituciones de san Benito pero en el postrer momento, el definitivo,
tuvo un instante de debilidad, resbaló en la duda presa de terrores incomprensibles
que le acercan a la boca del abismo. La desesperación es un sentimiento
específicamente satánico. Esa tentación a punto de expirar cuando más aprieta
el diablo la tuvieron muchos santos. No hay nada más allá, el cielo está vacío;
ese viene a ser el argumento. Todos los seres de la creación tienen un destino
trágico, juegan la baza con las cartas marcadas, de lo que se colige: procede
disfrutar aquí todo lo que se pueda porque si no hay otra vida todo estará
permitido en ésta.
San Pablo fue acometido muy
recio por los espasmos de esta duda pero la venció y fue arrebatado al séptimo
cielo del que bajó diciendo que ni el ojo vio ni el oído oyó lo que es aquello
pero la serpiente antigua se atrevió a plantearle cara al Apóstol de las
Gentes. Le llamó exaltado y lunático utilizando como argumento su gota coral.
Parece ser que Saulo se cayó del caballo en un arrebato epiléptico.
Es una interrogante que parte las carnes de
muchos creyentes y pasa agitándose por los cielos de la historia. Algunos la
llaman el silencio de Dios. No todos tuvieron el privilegio de ser arrebatados
como Pablo de Tarso a las alturas. Porque vio creyó y esta fe le hace increpar
con la vehemencia que le caracteriza a la muerte preguntando dónde estaba su
victoria y proclamar incluso “culpa feliz” al pecado de Adán factor
desencadenante de la redención. Pero hay que insistir que no todos gozan del
carisma de la claridad de la trasverberación que arranca las nieblas del error
de sus intelectos.
El orante se ofrecen en oblación
y ha de cargar con los delitos y lapsos de los otros. A veces la cruz resulta
demasiado pesada y viene la duda del sepulcro vacío. He aquí a Lázaro de Kleimheim copista y amanuense de
los libros santos en un monasterio de Alemania sumido en el laberinto. Siente
que el cielo se le viene encima, gime y busca sin hallarla la salida a la
encrucijada. El tiempo de rezos y el duro trabajo caligráfico que trazaba
lineas y colores, rasgos, sobre los preciosos cantorales, no eran más que un
alivio pasajero. Cuando en las cortas vigilias antes de Maitines sobre la
estera o la yacija de paja que le sirve de lecho en la crujía hipóstila vuelve
el gusano a roer y la tentación por sus fueros. El cielo está vacío y con la
muerte estalla sobre nosotros la nada. Él no resucitó, los vendajes del
sepulcro no eran los suyos y el mito de la resurrección fue un montaje, la
fabricación de unas plañideras histéricas que estaban enamoradas físicamente
del Galileo. Todo es un invento, una inmensa fábula. Sus torturas y escrúpulos
únicamente encontraban una tregua mediante las manualidades de su absorbente
labor de miniaturista.
El proceso está perfectamente
descrito tanto como el ambiente de la época. La hambruna y la mortandad de la
peste van a ser otro emulsivo del entusiasmo con que arranca la undécima
centuria. La sociedad feudal hace crisis. La lucha por las indulgencias y las
disputas entre trono y altar por la preponderancia vuelven más duro el
panorama. Si existe un Padre Célico que ordena nuestros destinos y todo lo
dispone hacia el bien para que nos sintamos a gusto y no nos falte de nada ¿por
qué entonces permite el mal y la injusticia, el desamparo? El joven benedictino
se amarga la vida haciéndose una pregunta eterna. Él pensaba que había un orden
en el mundo pero mira alrededor y comprueba que vive cercado por la desgracia y
lo diabólico. Hay un desfase entre la idea y la materia. Zumba sobre sus oídos
el garrotazo amenazante de la entelequia. La vida del monje se convierte así en
una lucha contra la quimera.
“Los hombres andaban como
cadáveres a pie por los caminos y e las casas no salía humo”. Esta imagen del
hogar frío y la chimenea apagada, el jardín abandonado y la casa cerrada
acentúa la sensación angustiosa de ciudad desierta y de país despoblado es de
entidad apocalíptica porque nos remite a connotaciones de castigo divino, de
manipulación de la descendencia que es en definitiva un atentado contra las
fuerzas de la vida. Fue el pecado de Sodoma.
Así fue al despertar del
medioevo cuando desde Escandinavia denominada entonces “oficina gentium” se
impulsaría la colonización masiva de Europa sobre las ruinas del romano
imperio. Los barbaros del norte llegaron en oleada y de forma sorpresiva. Era
una visita que nadie esperaba. Todo descorrimiento de pueblos presenta unas
connotaciones apocalípticas que hacen pensar en el castigo bíblico. Lázaro de
Kleimheim sentía sobre sus carnes esa presión.
Pero la auténtica crisis de fe
va a tener lugar coincidiendo con la llegada de un fraile esquizofrénico,
trasunto de Savonarola, al que su soberbia le sume en la herejía, desde otro
monasterio circunvecino a predicar una cuaresma. “De la boca de Fray Martín no
partían razonamientos sino rayos, nada de adoctrinamientos sino anatemas. Hay
en su persona un anticipo de Lutero puesto que en el visitador se plasma la
rebeldía diabólica, la cabeza engallada del “non serviam”. Su presencia produce
en las aguas tranquilas hasta entonces del monasterio una conmoción. Acusa a
los monjes de ser castos y crueles, de predicar la caridad porque no se atreven
con la justicia. Roma es el símbolo del engaño, la mentira y la avaricia. Sus
sermones atraen la ira de la parroquia. Se le suspende a divinis pero recalcitrante
en el error vuelve a predicar contra las Indulgencias y es dilapidado por
hereje al pie del altar por la chusma airada. El hermano Lázaro contempla con
horror aquel asesinato, ve cómo el cadaver es arrastrado a las tinieblas
exteriores para que se lo coman los buitres. Era un blasfemo, un apóstata. Y
aquí llegamos al nudo de la trama de esta impresionante novela teocéntrica en el que se denuncia a una sociedad
hipócrita capaz de matar en nombre de Dios y que se atreve a manchar sus manos
de sangre porque alguien cuestiona el libre albedrío, el derecho a pecar. La
libertad humana es sacrosanta, la propia divinidad la respeta. Por una vez lo
infinito se doblega ante el capricho de lo finito. La angustia y grito de fray
Martín proyectan hacia el cielo la angustia del hombre contemporáneo.
A un escoliasta de la época no
se le ocurriría explicar con tanta clarividencia e interés el proceso
psicológico, la dura prueba a la que es sometido este religioso que vacila
zarandeado por uno de los problemas más arduos: la presencia del mal. Pronto
vemos al protagonista sumido en la soledad del ángel destronado.
La dilapidación del hereje hace
que Lázaro, el puro, el incorruptible entibie su fe desde la base de un
razonamiento verosímil: no es lícito asesinar en nombre de la divinidad pero
esto fue precisamente lo que estuvo haciendo el ser humano desde las cavernas a
través de la práctica de un ritual supersticioso. A Dios había que inventarlo
puesto que daba coherencia al grupo porque nos reafirma en lo que pretendemos,
nos halaga el oído. De esta forma el concepto del ser supremo pasa a ser algo
subjetivo, puro maquillaje para nuestra vanidad intelectiva. Un analgésico para
el dolor que comporta el destino de los nacidos para la muerte.
Lázaro había pecado y el pecado
es como la rotura de una armonía con el cosmos. Sin embargo, la razón no es más
que la tapa de los sepulcros. Un buen día reconoce su culpa y va a caer de
rodillas a los pies del abad con todo el monasterio reunido en capitulo. En
aquel entonces las penitencias eran públicas. El prelado no puede absolverlo
tratandose de tamaño pecado mortal, el de desesperación; es un pecado contra el
Espíritu. Lo envía de peregrinación a Santiago de Galicia. A la sazón las
autoinculpaciones se llevan a cabo ante el capítulo. Las penitencias también
eran públicas. Los pecados, distintos. De una magnitud más solemne si cabe
porque diferente era el concepto de cristiandad. Recordad a tal respecto
X
No era consciente el Hermano Lázaro cuando se
despidió de sus compañeros que la hégira expiatoria que iba a comenzar le iba a
llevar más lejos de sus sospechas. Como primera medida tuvo que dejar morir a
su yo para empezar a vivir. Dejó de
pensar. El trajín de la andadura le deparaba el robustecimiento de sus miembros
corporales. El alma se purificaba. Tenía que aniquilarse y ser semilla que
después de caer en la tierra hará que fructifique la espiga. Alguna veces añora
la casa matriz y se acuerda de sus frailes con una vida tan reglamentada y tan
diferente de la azarosa que a él le persigue, añora los ritos y canta cuando
puede el oficio divino o dice misa en plena soledad porque partió con la
recomendación expresa de su superior de evitar las iglesias y los poblados. Sin
embargo, al llegar a Tarbes localidad de los Pirineos pide al obispo letras
dimisorias para poder consagrar
El cristianismo que encuentra
pasada la cordillera es una religión en estado de guerra. “España
vive-dice-sólo para vencer a los enemigos de la fe en franco contraste con la
mansedumbre y placidez del sur de Alemania. Aquí todo se extrema a punta de
lanza. Todo se radicaliza con ímpetu de ataque”. Tampoco el cristianismo es un
concepto unívoco. Nunca nos pondremos de acuerdo pero es así. Lo único que le
mantiene vivo es lo externo porque lo interno pertenece a algo tan sagrado como
es la conciencia y es allí en lo íntimo del alma donde Dios habla al ser
humano. Pero los ritos, las oraciones, las fiestas, la letanía, la tradición.
¡Si quitamos eso, en qué queda la fe! ¡En monsergas místicas! ¡En una
interpretación del Evangelio ad líbitum! Sólo un monje benito puede entender
que el catolicismo consiste en liturgia, en un constante recitar de oraciones
con arreglo a los ciclos estacionales. Porque la practica rutinaria de la regla
nos libra de nosotros mismos. Ora y labora. No te desesperes. Cumple la norma,
unéte a la tradición, pero si cambiamos la norma, si introducimos cambios en la
liturgia obtendremos una mutación de la esencia y llegaremos al síndrome del
templo vacío, a la macrocefalia jerárquica. Tenía que renunciar al amor pero al
igual que en el “Nombre de
Alfonso VII el gran rey de
Castilla, el repoblador, el que tanto amaba a Oviedo y a los asturianos puso
guardia de templarios en la ruta para proteger a los transeúntes. El Hijo del
Trueno Boanerges es el símbolo de ese cristianismo prevenido en frontera.
que encuentra el monje alemán
pasado el fito de Navarra, era casi una fe desconocida que acaba atrapándole,
se emborracha, se enamora de España a través de una moza vascuence. Hasta los
sarrios y las cabras enarbolan el pendón de la cruz frente a la media luna. Ha
pasado el letargo del milenario y la cristiandad empapada de vida quiere
liberarse de las cadenas y de los yugos que le uncen a las pechas y
servidumbres del califa. Al grito de ultreya y del “Dios lo quiere” de Pedro
Ermitaño se llena de actividad, despierta de su modorra y se embarca en la
dudosa aventura de las Cruzadas, algo por lo cual nuestra fe ha sido tan
vapuleada por sus enemigos. Sin embargo, ahí tenemos a Ariel Sharon una especie
de Ricardo Corazón de León Judío y nadie le dice nada.
Fray Lázaro había escuchado de
labios de un francés que hacía la ruta de Compostela por la parte más sañuda:
la de la costa- curiosamente al remontar Oca dejando a un lado Vascongadas que
ya en aquel tiempo seguía sin estar romanizada y sin cristianar- “el que va a
Santiago y no visita al Salvador por honrar al criado menoscaba al señor” y
opta por el ramal de la derecha el que a través de Arbas enfila la ruta de los
antiguos monasterios mozárabes de las Monas o Nonas y cruzando por Mieres
desemboca en el Templo de
X
Es una de las novelas psicológicas
encastrada en una trama que nunca decae bien escrito y mejor pergeñada que
responde a un conocimiento histórico de la vida de las ideas y de la sociedad
visigótica recién iniciada
Siempre que paso por delante de la casona que
se encuentra a tiro de piedra de la tienda de Manolo Menéndez Vigo, contertulio
de mis parrafadas y que no sólo me arregla los pinchazos de la rueda de mi
bicicleta sino que me da clases de bable, el que hablan en Muros, aunque Manolo
provenga de Lugo, y detrás de la de Eloína, otra buena mujer de aquel lugar
entrañable, siento la melancolía por aquel tiempo que se fue, por los libros
que no se leyeron o de los que apenas hablan pero que son importantes. Solía
Camón viajar a su rinconada de este lugar en el concejo de Cudillero con harta
frecuencia. Una vez lo vi en Oviedo haciendo tiempo para tomar el tren de
Madrid acodado en uno de los veladores de
Antonio
Parra. jueves, 7 de junio de 2001 (2:41
h.)
Villafranca del Castillo a
jueves, 7 de junio de 2001 (19:31 h.)
Amigo don Arturo:
Tengo el gusto de enviarle las
fotos del domingo de palmas. Fue un día muy bonito. Espero que sean de su
agrado y que se haya restablecido de sus achaques.
En otro orden de cosas,
sintiendo una gran curiosidad por el Camino de Santiago, de hecho, estoy
escribiendo algo sobre el tema, al que daría cima si Dios me da salud este
verano, en mis pesquisas encontré un texto del profesor Camón Aznar que me ha
entusiasmado. Es uno de los pocos goces que les están reservados al
investigador.
Me tomo la licencia de remitirles lo que pienso
yo acerca de esta novelita corta del querido Camón EN
El protagonista acaba sus días
en el lazareto de ese lugar tan entrañable también para mí.
Sería mi deseo que las
generaciones venideras supieran de la historia tal y conforme era en el alto
medievo. Esta obra de Camón debería estarse en los anaqueles de
Yo me encargaría de
agenciarsela. No creo que valga más de dos mil pesetas.
Así que si Dios quiere cuando
vaya por ahí hablaremos.
Pero si le vaga y tiene ocasión
de leer esta glosa en que yo explico hermeneúticamente el sentido de las cosas
dentro del espíritu del siglo undécimo dígame qué le parece. Este libro jacobeo
al que me hace falta dar la última mano aborda la cuestión casi desde el punto
de vista del profesor Camón.
Ya tengo ganas de volver al
Rellayo y bajar a misa Soto. He vuelto a engordar. La batalla con el tejido
adiposo la doy por perdida pero mientras vayamos tirando... Queden Vd.con Dios. Me impresionó un detalle
que me contó Miguel Ángel sobre su antecesor, el cual sólo sabía decir en latín
Con afecto.
ARTE
RAMIRENSE EN TIERRA SEGOVIA
La iglesia de san Gregorio en
Fuentesoto de Fuentidueña apud Sacramenia está en un alcor. Surge a medida que
el viajero se acerca como una aparición cabalgando un somo de laderas pardas
donde destaca el lomo de algunas bodegas inhumadas taladrando el perfil del
monte. Es la que decíamos del Ara Vieja. Tierras de pan llevar. También buen
vino cosechero. Zona de castillos y monasterios aprovechando que por esta
demarcación fronteriza la orografía ofrecía refugios naturales, en valles
recónditos con cuevas en las vertientes. Hubo una Tebaida. Los cenobios
diseminados por las estribaciones del macizo de Somosierra atrajeron a muchos
orantes y clérigos que venían huyendo de la persecución sarracena cuando la
caída de Toledo. Los ermitorios andando el tiempo serían la base de los fundos
cistercienses de carácter militar contra aceifas y algaradas por sorpresa en
muchas partes.
Hay una serie de rasgos que
hacen sospechar de la influencia del prerrománico astur concretamente en este
templo de san Gregorio in excelsis, todo un resabio en piedra del antiquísimo
culto miguelino de raigambre bizantina. Nos recuerda en cierta forma a San
Miguel de Lillo. La traza es cuadrada y rectangular el testero que refuerzan
contrafuertes y sillares a hueso. Tiene toda esa solidez áulica y esbeltez con
que definía Menéndez Pidal al Arte Ovetense: alma grande y cuerpo chico.
Se pueden rastrear asimismo
reminiscencia de esta factura o atavismo en el arte de construir templos en
algunos antiquísimas iglesias de Siria y Armenia donde se aprecia la solidez de
sus firmes junto a la gracia recoleta. El rito y la liturgia eran similares,
calco del bizantino con resabios ambrosianos, las misas cantadas a base de
trotarios con un canon esmaltado de invocaciones en griego y en latín, y
epíclesis o llamamiento trinitario sobre las especies “en conmemoración de
Sin embargo, los diseñadores tenían problemas
a la hora de voltear las bóvedas y no encuentran el camino de las techumbres de
cañón a base de arcos perpiaños. Eso vendría con el románico. Así que muchos
techos se desploman por la impericia de los constructores.
El de la nave central y la
tribuna del antiguo templo parroquias de Fuentesoto, hoy transformado en
camposanto y sus farallones remanentes aprovechados para nichos y
enterramientos, cayó, o puede que la iglesia se quedara a medio hacer a causa
de una de las habituales correrías de Almanzor, como demuestran las adarajas en
el arranque del ala del presbiterio. O hubo un derrumbe o los albañiles
tuvieron que liar los bártulos porque los moros venían zumbando.
No así la parte del cabecero que exhibe su
ojiva adosada a la espadaña. Quedan adherencias y desconchados en el techo de
algunas pinturas al temple. Las iglesias asturianas estuvieron adornadas con
murales policromos que las hacían rutilantes y acogedoras casas de oración. Al
lado del evangelio se abre el tiro de una escalera de caracol con los peldaños
muy gastados -impresionante detalle- por la que se trepaba hasta la torre. Más
de ocho siglos subiendo y bajando por este vano de exiguas proporciones para
tocar las campanas determinaron los horadados de la escalinata cuyos
tranquillos gastados por las pisadas ofrecen una superficie alabeada, comba de
los siglos. Asimismo, lo exiguo del vano hace suponer que nuestros antepasados
tenían inferior envergadura que los mozos de hoy puesto que no había hecho acto
de presencia la “generación del yogur”. Es una constante que se detecta en
todas las excavaciones arqueológicas el porte inferior del español medieval con
respecto al de nuestros días. Claro que con su descomunal fémur el esqueleto
gigantesco de Sancho el Fuerte de Navarra, hombre de estatura aventajada que
pudo sobrepasar a lo que mide hoy un pívot de baloncesto, es excepción que
confirma esta regla.
Parece ser que el monumento fue arrasado por
los soldados Murat en una expedición de castigo contra este lugar que había
dado cobijo a Juan Martín el Empecinado. Sin embargo, el torreón campanero
quedó indemne y señero desafiando a los cierzos y ventiscas y las lluvias de
los siglos. Nos observa desde la cumbre con los ojos vacíos, como cuévanos por
donde se asoma todo el cielo de estos riscos, de sus ventanas sin campanas ya.
La traza cuadrada y los
contrafuertes adosados al muro cimienta la sospecha de su filiación asturiana
en esta tierra de frontera, antemural de contención a la presión agarena desde
el sur antes de la aparición de Castilla como tal, la de Ferrán González, y con
suerte alterna los territorios enmarcados en los arribes del Duero pagaban
pechas al rey de León o al califa. Las tornas cambiaban sin interrupción en ese
batallar constante en una guerra sin cuartel de sangre y suelo; por las vegas,
por las casas, por las dehesas, por las obradas, por los rebaños y hasta por
las mujeres como demuestra el ignominioso tributo de las Cien Doncellas. Esta
feroz pugna étnica se está repitiendo en Kosovo donde asistimos a los episodios
sangrientos de un Reconquista al revés. Es ahora a los cristianos a los que les
toca la peor parte y humillar la cerviz ante las presiones de
Con tales estratagemas en curso
lo que se ha conseguido es retraer Europa a un ambiente que desconocía hace
muchos siglos, y que sea verdad aquella frase del Mariscal Göering que cuando escuchaba
la palabra cultura se llevaba la mano al cinto. Si sustituimos la cultura por
la religión que al fin y al cabo son una misma cosa veremos cómo nos cuadran
las cuentas.
Yo he visto tirar de pipa a
judíos y a mahometanos, escupir y chillar presas de histeria al escuchar hablar
de Jesucristo. Mientras los palestinos
de Arafat llaman a la yihad las huestes del nuevo Josué israelí, Ariel Sharon,
parecen definitivamente a punto de embarcar a un revival del espíritu de las
Cruzadas en versión judía por recuperar la tierra prometida.
España fue otrora también una
suerte de paraíso de las tres religiones, cada una de ellas pugnando por
dominarla. Es el mensaje que proclaman las ruinas exaltadas de la torre de san
Gregorio. Nunca hubo un verdadero clima de conllevancia entre los tres credos y
sería una utopía pensar que hoy cuando reverdecen con más fuerza los
postulados, reivindicaciones, nostalgias y hasta un alarmante instinto de
desquite al que da pábulo un misterioso y oscuro aliento de discordia, más allá
de los comodines de libertad, democracia y carácter etno-centrífugo de
composición alóctona, un producto que algunos sectores nos tratan de vender a
toda prisa y que aducen como un hecho consumado. Esto hará que pronto o tarde
la marmita entre en ebullición.
X
San Gregorio, iglesia-fortaleza
en la cúspide, baluarte templario, refleja el anhelo de defensa de una
comunidad asediada. Preside la cima de un páramo donde empiezan a escalonarse
las tierras altas de
Es justo pues alargar la memoria
hacia el pasado y añorar con nostalgia aquella batalla de Clavijo en la que el
buen rey asturiano Ramiro I exoneró a las cristiandades de
Ahora a Ariel Sharon, otro matamoros, nadie se
atreve a pararle los pies. Parece un fantasma fugado del sacomano de Clavijo en
versión sionista, claro está, sin que persona le llame al orden. Antes bien la
opinión internacional chicolea sus incursiones en territorio palestino y hasta
lo bailan el agua lo que demuestra que este tipo de zarabandas
interconfesionales se ganan alimentando la cadena de agravios y de venganzas,
importa dar pábulo al fuego sacro.
Sin embargo, eso es harina de
otro costal. Aquí lo que importa decir es que en el 875 en Clavijo empezó a
liberarnos de las garras del infiel, por más que muchos historiadores, aun los
más sesudos y circunspectos hayan tratado de ponerlo en duda.
Todos estos valles cerrados de
Castilla
Hasta aquí llegaban las
mesnadas. Los pendones flamearon sobre estos cerros, ara y guarnición al mismo
tiempo, muro de contención contra las invasiones por el sur. Las huestes
astur-leonesas de Alfonso III el Magno clavaron las estacas de sus campamentos,
los vientos de sus tiendas, tramontando el cauce del Duero, para sujetar al
moro que presionaba desde el sur. En la vieja España avezada durante nueve
siglos a escuchar el toque de rebato la suspicacia hacia todo lo que suene a
benimerines o almohade la llevamos metida hasta los tuétanos. Claro que los
demiurgos del cacicato globalización, secundada por un sector importante del
alto clero durante más de diez lustros casi se han dedicado a una labor de zapa
intelectual, paciente e inteligentemente llevada, con el deseo de aniquilar - ellos dicen inculturizar como si
se tratase de una especie de inoculación del virus anticristiano- de la mente
de los europeos esa noción de frontera en la defensa de los valores eternos.
Aquí ya digo andamos un poco
curados de espanto y con la mosca en la oreja porque la convocatoria de la
yihad “Alá es grande” y “arrasa Arabia” se ha escuchado ya unas cuantas veces
por lo que todas esas mohatras de la sociedad multiétnica, apátrida,
“tolerante”, va a ser una ley del embudo que beneficiará en detrimento de la
catolicidad a los epígonos de Mahoma y de Moisés. La sinagoga trata de
vendernos la burra vieja, desempolvando a Voltaire, y a los enciclopédicos,
para proponernos un esquema de futuro pintado de color de rosa, basado en una
sociedad laica, confesionalmente neutra, étnicamente amorfa, sin lábaros, sin
procesiones, sin píxides ni campanas, pero con llamadas a la oración por el
almuédano desde el púlpito de la mezquita, y calabazadas del rabino contra los
sillares del templo y dejando encargos y notas a Dios en forma de cartitas.
Aquellos rudos mesnaderos del
Cid mozárabe fueron un faro de fe y un ejemplo a seguir en estos tiempos en
cuarto menguante, tan descreídos. Por todos los rincones resuena la carcajada
estentórea del rival. Mediante loores, engaños, chantajes - y yo lo digo en una
novela con una frase del caló de los gúrus de la ciudadela del dinero donde se
cuecen las ollas de todos los pucherazos, los bizarros lances de la
porno-política, la compra de votos y de conciencia “ I´ll buy you out”- el
enemigo se ha colado intramuros y ya no hay quien lo eche. Son hechos
consumados. No cabe paso atrás, argumentan.
-Pues ahora sí que estamos
apañaos. Tanto rosario iluminado y tanta Virgen y ahora lo que se comprueba era
que el enemigo pretendía era eso: el coladero de la marcha verde.
-Sí. Nos están solmenando de
firme.
-Ya llegaron y han pasao.
-Nos devuelven visita
-Otro Guadalete.
Ante este tipo de diálogos de la
gente corriente que se escuchan ahora mismo en el interior de muchas
conciencias de españoles honrados o con la boca pequeña, uno no puede menos de
acordarse del ovante caballo blanco del Apóstol, ese que vemos alzarse a la
empinada en lo alto de un retablo de la catedral de Logroño y con el
suplicatorio especial del que era objeto por parte de los romeros en tránsito
hacia Compostela: “Herru Santiagu, Gott Santiagu, Ultreya. Iesuseya. Desu,
adjuva nos”.
X
El Duratón es río truchero y
cangrejero donde los haya (hasta que vinieron unos malignos y echaron polvos al
agua que envenenaron las frezadas) famoso por sus hoces encajonadas. El cauce
parece que se intercala sobre cañones profundos y entrega hundido entre los
riscos de roca calcárea formando en los afustes y paradas de peña tajada
escotaduras y socarrenas, hoy nido de buhardos o por donde el aguila planea.
Antaño estas anfractuosidades sirvieron de refugio gracias a los afustes y
desniveles del terraplén a los eremitas de las cristiandades del Al Andaluz - reparen
los etimólogos que Andalucía viene de vándalos, no es nombre, por tanto, árabe
sino godo, porque así designaban en el norte de áfrica a los pueblos germánicos
del sur) que venían huyendo de las sacas y persecuciones del califato. Para
practicar su fe tuvieron que subir a estas breñas, un reclinatorio de oración
donde el cielo parece quedar a menor distancia.
Hay tres núcleos dentro del
monacato mozárabe. El primero se aposentó en esta franja de la umbría de
Somosierra en una linea de enclaves anacoréticos que llegaba desde Sepúlveda
hasta Berlanga. Otro grupo era el del Valle de Silencio tierras arriba del
Bierzo y cuya cabeza de partido era Samos, donde se formaron Bermudo el Diácono
y Alfonso II el Casto, Sila, Mauregato. Siguiendo la tradición carolingia,
estos centros servían de acomodo al magisterio y a la enseñanza. De allá
imparte la cultura de los Beatos. Alcuino de York, maestro itinerante, da señas
de ellos y hasta es posible que impartiera clases en Samos el cual había
abierto sus puertas en el siglo séptimo. Encontraba su vértice en Mellid, el
punto de encuentro de los ejércitos asturianos y gallegos cuando iban a pelear
contra el moro.
Pero existía un tercer eje y era
una cadena que iba desde Astorga siguiendo la calzada de Marco Aurelio hasta
Pravia, Oviedo, Villaviciosa, dejando a sus espaldas los nueve centros que
desde Arbas del Puerto hasta Mieres del Camino orlaban el paso del romeraje
jacobeo durante toda la edad media con escala en Santa Cristina de Lena.
Cistercienses y Templarios se
nota que aprovecharon su infraestructura, verdadero anillo de oración, que
aseguraba y protegía el camino jacobeo, para dar un carácter más castrense y
guerrero a estas apartadas colmenas de oración que agrupaban a hombres y a
mujeres sin distinción de género y donde el celibato por más que estaba
recomendado no entraba dentro de los planes de la regla donde las preeminencias
quedaban determinadas por el afán de estudio, la transmisión de la cultura
grecolatina y la lectura incesante de los evangeliarios, sobre todo el libro
más popular del nuevo testamento de entonces, el apocalipsis.
DEDOS LARGOS
Camara enfocando a un hombre de más de cincuenta años,
aunque aparenta más. Sin embargo, hoy va bien vestido. Viene de comprar libros
en la cuesta de Moyano que ha metido en una bolsa amarilla. En una de las
paradas sube su mujer que a diferencia de Emeterio va muy engalanada y enjoyada
a lo joven. Se parece a la reina de Saba. Le cede un hueco en el asiento y
comparten banco como compartieron tantas cosas en la vida y tantos sueños que
se están viniendo abajo. Le echa la bronca:
-Esa corbata no hace juego con
el traje y la bolsa es muy cutre.
-Vaya por Dios.
-Siempre vas hecho un adefesio.
Tantos jarros de agua fría no
parecen hacerle mella a Emeterio. Ya está acostumbrado a tales incriminaciones
de la parienta bajo las cuales se palpa el desamor. A veces piensa que su
esposa es una desconocida y tales razones le han llevado al desaliento del
alcohol. Cuando se habla de violencia de
género y de malos tratos a mujeres nadie hace ni la menor referencia a los
vejámenes contra el cabeza de familia. El hecho está muy en boga pero los
medios de comunicación lo obvian.
-Es que no me di cuenta.
Trata de disminuir importancia
al hecho pero a él tan susceptible se le ha amargado el día. Venía contento
pero Adriana que no comparte su gusto por la literatura ni por casi nada le ha
sentado las costuras a su optimismo de esta mañana de primavera. “Si volviera a
nacer-piensa- no casaría con mujer brava, ni española, ni funcionaria, que
parece que les rebozaron en pica- pica”.
Sin embargo, a estas alturas ya
es demasiado tarde. Hace propósito de enmendar la plana. Sacar el bolso de
piel.
Esta decisión le va a traer muy
mala suerte como se verá. Su mujer aparte de hacerle un desgraciado le había
dado mal fario. ¿Qué será que algunas hembras destruyen al hombre?
Ambos callan aunque para su
capote, mientras el autobús sigue pegando tumbos por las calles sin nombre de
la urbanización y destruyendo amortiguadores por los montículos y badenes
reductores de velocidad que han colocado en la urbanización. Emeterio parece
que en vez de regresar al hogar adonde llega es a una trinchera o a la mazmorra
de una cárcel. Eso sí bien ventilada y
con la nevera llena. Ha engordado de la bulimia que le causa su destructora
esposa. Se siente cansado. Es mayo y Baco con sus ínfulas deletéreas está
llamando a la puerta con las insinuaciones a la huida en las haldas
traicioneras del tintorro. Piensa que su vida destrozada vale poco. El pre de
los campos de la muerte acaso estuviera guisado con más cariño que los guisos
de Adriana que acaso le está envenenando poco a poco. Los malos tratos y
vejámenes que han encontrado un eco en la prole piensa que esconden el deseo
latente de un inicuo `plan secreto de exterminio. ¡Qué infeliz se siente y todo
por una cochina bolsa! Mañana llevaré esa de piel de cuero.
Transcurre el día con el
martirio de la televisión perchelera con su habitual bazofia de programas
sandios donde se hace trizas a la familia y los novelones cursis con acento
italiano que a Adriana tanto le gustan. Debe de ser porque es una romántica o
tiene un lío. ¿Por qué se arregla tanto? Ella sube y yo bajo, porque así está
escrito. Las mujeres tienen la sartén por el mango. Piensa huir pero no tiene
trabajo. Está suspendido de empleo, cobra un subsidio y esa circunstancia
determina el desprecio de su media naranja. Las mujeres no tienen bandera, sólo
se entusiasman con los vencedores. ¡Ah pécora! El mundo está del revés, la cruz
inversa, los valores que hicieron grande y significada a esta cultura por los
suelos.
Los telediarios han estado
vociferando todo el día el caso de un supuesto español- no es español sino a
medias- que se encuentra en el corredor de la muerte. ha habido una campaña
nacional que ha costado miles de duro para librar a este malandrín que cometió
doble asesinato de los ferodos de la silla eléctrica. Insensata y vociferante
campaña. Se está comiendo nuestros impuestos. La ola de inmigrantes todo el
lumpen del planeta de arribada a nuestras costas. Arzalluz el padrino de eta
parece el presidente de la nación a juzgar por la cobertura informativa que
recibe su persona en todos los telediarios. Se siente angustiado, aplanado,
ante el tropel de injusticia y el cúmulo de despropósitos porque los
anunciantes de la caja tonta sobre todo los bustos parlantes de voz homologada
que parecen haber ido a la misma peluquería y a un cirujano plástico común para
que les infle de silicona los morros y las tetas declaman el estribillo de las
desgracias nacionales con voz idéntica y com si nuestros desastres no les
afectara para nada, son marcianas recién aterrizadas de otro planeta, hijas
mías de mi vida pero de donde habéis salido, ¿por qué os expresáis en esa voz
homologada y os expresáis en ese tonillo? Emeterio las considera a todas
mujeres clónicas y pánfilas. Trata de pensar en otra cosa, hablar, encontrar
cariño, escribir pero ya no puede escribir, se baja a su garita. Su hogar se ha
convertido en un abrevadero de imágenes, en un duerno de violencia. Y huye de
estampida.
- Me voy otra vez a Madrid.
Su mujer nada objeta pensando
que tal vez la no presencia de su incordio como llama al marido le permitirá
entregarse a sus aficiones ventaneras. Hay un jovencito en la barriada que la
enamora. Una vez la pilló timandose con
él y menudo número montó. Hasta tuvo que venir la guardia civil.
Toma la máquina de hacer fotos,
la mete en una bolsa de piel no tan cutre como la que traía a la venida y
abandona la salita donde todos están repantigados viendo el novelón lacrimógeno
de sudacas con acento italiano. Una trama cursi y pobre que sólo puede
satisfacer a las porteras pero exigir más a su mujer sería como pedir peras al
olmo.
-A lo mejor vuelvo tarde. Tengo
que hacer algunas fotos.
Siente dentro del alma una
tremenda desolación interior. Está de un humor de perros.
La cámara avista a Demetrio de nuevo en el autobús,
que conduce el Verrugo uno de los conductores más seguros pero más lentos de la
empresa de transportes. El coche va lleno de extranjeros, moros y
sudamericanos. A nuestro personaje le entra complejo de Doctor Livingston y se
le acelera la adrenalina, le sube el azúcar y el mal humor. En una de las
paradas sube un matrimonio de peruanos. Entregan al Verrugo un billete de diez
mil pesetas.
-No tengo cambio.
Pero los recién subidos viajeros
no dan muestras de apearse y se quedan parados en el cancel de entrada. Pasan
varios minutos. Hasta que al fin al chófer no le queda otro remedio que
encontrar el vuelto de la moneda hurgandose en los bolsillos. Cuando arranca el
vehículo otra vez ha transcurrido un cuarto de hora. Demetrio se revuelva en su
asiento pero no dice ni mú como también el común de los pasajeros que aceptan
la injusta situación con resignación pero los infractores de la norma toman
sitio triunfantes entre risas y una sonrisa de oreja a oreja. Es lo que no
puede soportar Emeterio pero se aguanta. Sin embargo, el Verrugo va como muy
nervioso y están a punto de chocarse con un camión en la carretera de
-La próxima vez cuando volváis a
tomar el bus haced el favor de llevar lista la calderilla y no hagáis esta
faena al hombre.
Esta advertencia a dos
jovenzuelos no les parece de recibo. Ya está liada.
Los chorlitos se quedan de
piedra y sin decir nada. Acaba de entrar en ebullición un volcán. Estos indios
son de la raza cobriza, el pelo muy negro pero sin accidentes ni curvas en la
cintura, amazacotados, petizos, como tapones.
Pero un joven se levanta y se
enfrenta con Emeterio. Se han vuelto a enfrentar las dos Españas. Estampa
trágica. El padre y el hijo desenvainan los sables y apuntan al corazón sus
filos temblantes. La escena es de los aguafuertes de Goya. Se recuerda que uno
de los dos son excluyentes. Uno de los dos tendrá que morir por la punta de la
espada.
-Aquí se paga como a uno le da
la gana, tío fascista.
-Fascista ¿yo?
-Sí, tú.
-Eso no me lo repites otra vez a
la cara.
Se levanta como un resorte
Emeterio y se encara con el jovencito.
-Calmese.
Una mano intervino e impidió que
la cuestión no pasara de las amenazas y que no tuvieran un atestado. Tras una
larga serie de peripecias el ómnibus dio con sus hierros y con las humanidades
de carne y hueso del pasaje que llevaba dentro en el Intercambiador de Moncloa.
Aquella hora la terminal subter ranea parecía un aduar y en las escaleras
mecánicas para salir a la calle el personal ocupaba los peldaños que les
escupían hasta el vestíbulo y luego a la calle.
Los abetos primeros del parque
del oeste con sus elegantes ramas dejadas caer al desgaire como brazos de un
samurai le recordaban los tiempos de estudiante. Las idas y venidas con los apuntes bajo el
brazo. Este lugar de Madrid a la vera del arco de triunfo en cuya cúspide un
centurión romano conducía la cuadriga del saber le traía a la memoria pasajes
de victoria. Capas y banderas al viento. Las crines de la yegua de juventud que
desafía al rayo del ocaso.
Esta nostalgia le puso en
situación de la primera copa. Hay que ir a comer. Perderse por los restaurantes
chinos. Acabar en el comedor de Casa rodríguez cerca del palacio de Santa Cruz.
Hacer diplomacia de mantel con uno mismo. Un día es un día. Había sacado de
casa la cámara de fotos. ¿A quién quieres hacer reportaje? Al mundo futuro. Esa
mente fue testigo de los momentos importantes de tu vida.
-La compraste en York. El óptico
que te la vendió se llamaba Mr. Dixon.
-Buena memoria tienes. Sí señor.
“ La vida del hombre en su
rápido por la existencia es un azaroso peregrinar - recordaba san Paulino el
monje al rey de Northumberland- semeja al vuelo azorado de un gorrión que se
extravía del bando y va a dar a un hall entre cuyos machones se encarama
buscando refugio; al cabo de unos cuantos revoloteos angustiosos encuentra de
nuevo la salida y desaparece para no volver más”.
Con esta parábola consiguió que
el monarca, que era refractario a aceptar el cristianismo, recapitulase y
aceptara las aguas del bautismo. Se bautizó Edwin con toda su corte la noche de
Navidad. Los bancales del río Ouse hicieron las veces de río Jordán y al obispo
y a todos los misioneros enviados desde Roma se les cansaba la mano de derramar
sobre las rudas testas de aquellos anglosajones las aguas de salvación. Así
empezó el cristianismo en Inglaterra en Eboracum, la madre de todas las
iglesias de las islas británicas. Evora Magna,
La leyenda piadosa, luego
transformada y sujeta a múltiples versiones y conclusiones, la vamos a
encontrar esparcida por códices y cartularios durante la alta edad media. Todos
hemos oído contar durante los días retiro y ejercicios espirituales de nuestra
adolescencia el apólogo de aquel monje que salió a pasear por la huerta de su
convento. En dudas su ánimo hesitaba sobre la literalidad del texto que acababa
de cantar a Maitines en el coro: “un día
de Dios semeja a un soplo”. Pero el buen religioso se aceptaba a aceptar tal
versión. Un día es un día. Lo mismo aquí en las antípodas, conjeturaba para su
cogolla el tonsurado. No puede ser y dicese que por sus escrúpulos el Señor lo
probó. Cuando regresó a su celda no reconocía las tapias de su monasterio,
había cambiado el diseño arquitectónico, ni los árboles ni los hombres eran los
mismo; había otra torre y otro abad, ni el hábito ni la forma de hablar que
apenas entendía le parecieron igual. Y es que habían pasado mil años. Dicen que
la fuga de las horas con los estragos que causa sirven a Dios de correctivo
para punir la vanidad humana.
El resto de sus días aquel
fraile estuvo llorando su falta. Dios le había abierto los ojos y como Tomás
pudo meter el dedo en la llaga del costado y creyó, dejó de ser perezoso y
renitente en el cumplimiento de
De este modo se inicia la
andadura de la nación inglesa que se mantuvo acérrima e incólume en la fe de
Xto aun en medio de los embates de
Fue un milagro la conversión de
los contumaces “picti”. La catedral de York es piedra angular de una iglesia
que se codeó en prosapia con Roma y Bizancio, con Avila, Tarragona, Hispalis,
Toledo o Tours. En Eboracum o York de romanos nació Constantino. Su madre Santa
Elena, a la que la iglesia universal debe la invención de la santa cruz, el
culto a las reliquias y la liturgia a
York se alza en los montes del
recuerdo para mí como una pináculo excelso coronado de alas de ángeles. A veces
escucho entre el rumor de sus campanas el himno de las letanías entonada por
los coros durante toda la eternidad. Santo. Santo. Canto. De aquellos
impresionantes y privilegiados comienzos estriba la grandeza y el atractivo de
esta primera urbe a la que llegan todos los años multitud de turistas y de
peregrinos:
Y tozamos acá con una cuestión
peliaguda que ha sido causa de guerras entre
Una fuerza escondida e
incoercible me atrajo un día hasta sus muros y al socaire de sus murallas de
arcilla blanca iluminadas en la noche como si fueran el fuerte crenelado de
Toda mi existencia estuvo
relacionada con “Helen” y la victoria de Puente Milvio es mi batalla. El nombre
de Helen da vueltas al laberinto de toda mi vida. York aparece así ante la vista
igual que un sueño. Es un sueño en el bosque encantado de piedra. Ápice del
gótico florido o estilo perpendicular hijo del arte normando. Te emborrachas de
cresterías al llegar. Su perfil tiene algo de la cerveza robusta que sirven en
Whitmawhatmogate donde se encuentra la tasca más vieja del país un publicano
que se dirige a la clientela con aires de caballo percherón. “ I am a Yorkshire land”. Es una casa minúscula como la de
los cuentos el hastial que se abomba y se derrienga convexo hacia el exterior
como si sus robustos estribos pintados de negro atlantes de roble que sostienen
los pisos asimétricos y salientes de un equilibrio difícil pero cuya
estabilidad desafía a la acción de los años no pudiesen más. Dicen que en este
tugurio fumaba Guy Fawkes, un nativo ilustre, y fumaba su pipa mientras tramaba
un complot para subvertir la monarquía. Después de siete pintas un martes de
septiembre tomó la decisión de pegarle fuego al parlamento. Para hacer saltar
al orgullo inglés. Guy era para mí el verdadero epítome del eborense, pero
todos se reían de mí cuando lo mencionaba, me trataban de iluso.
-Entra en la burbuja de los
ensueños.
-Llego al país de irás y no
volverás. A
-Tu vida será una quijoterías
-Esta ciudad tiene un alma
señora y señera.
-Sí es un castillo de marfil.
Por cada una de sus siete puertas solo se deja paso a los privilegiados. A los
poetas, a los profetas. A todos los que en este mundo han sido.
Todo aquí está relacionado con
la belleza en verdad os digo, sus torres y los paneles de las ventanas
geminadas rinden culto al dios de la armonía. Es como entrar en un templo
sagrado de noche y de pronto las flamas inundan los hacheros, se hace candela y
todos son lucernas. La ciudad es el marco perfecto para un auto sacramental
como aquellos que estuvieron celebrandose durante los normandos en la “Fête
Dieu”. Todo parece dispuesto como para empezar el rito de misa pontifical. Un
eco de antífonas pervade las calles. Quedan las codas de los himnos de
resurrección. Sí York es la ciudad de la resurrección. Su escolanía así como la
escuela catedralicia adjunta es una de las más antiguas de la cristiandad.
Apellidos augustos ocuparon su silla arzobispal y ciñeron su palio de lana
virgen con seis cruces negras desde san Egberto que fue el primer metropolita
hasta el actual Duncan. Muchos de ellos fueron elevados luego a la silla de
Cantorbery como Walter de Gray, Bowet que ocupó el cargo entre 1497 y 1523 y
cuya estatua funeraria sedente con un libro abierto en las manos embebido el
personaje en la lectura hace pensar al doncel de Sigüenza. Hay que distinguir
esta estatua yacente del lector ávido y aplicado de la del lector displicente y
amodorrado como es el caso del arzobispo Hutton que arrebujado en su capa
pluvial parece echarse la siesta. San Guillermo
patrono de la ciudad que fue canonizado pese a la recia disputa que tuvo
con san Bernardo de Claraval por cuestiones prelaticias. Murió en olor de
santidad y sus despojos expuestos a la veneración del pueblo durante una semana
exhalaban un ungüento odorífero que curaba las enfermedades y hacía otros
milagros. Subió a los altares por aclamación popular en 1153.
Luego habrá que citar a san
Cuthberto, a san Alberto templario en su día promovido a la mitra de Jerusalén y fundador de la orden del
Carmelo así como san Juan de Beverley. Otros no tuvieron final tan incomible ni
murieron con la aureola en la mano. Fueron obispos armados en frontera
justicieros o rebeldes, señores de la guerra, según una expresión que está muy
de moda por las fechas corrientes, durante la guerra de las dos rosas. Un tal
Aldred en 1069 fue descuartizado a instancias de Guillermo el Emperador por
oponerse el obispo de canon irlandés a aceptar el rito romano que trajeron los
normandos. A Richard le Scrope, titular de la mitra orcina lo mandó asesinar
Enrique IV Plantagenet en 1405 muriendo el prelado al pie del altar lo mismo
que santo Tomás Beckett, aunque su fama no se desparramase tanto pero evidencia
el clima de recelo y de suspicacia que tuvo sumidos a la cristiandad la lucha
por la preponderancia entre trono y altar.
Tomás Wolsey, el legado
pontificio que había comunicado al rey de Inglaterra la bula papal en virtud
del cual se proclamaba a la corona como defensora de la fe de Xto recibió en
pago de su solicitud una mazmorra en una oscura prisión eclesiástica de
Leicester y después la visita del verdugo. Murió Wolsey decapitado en abril de
1530. Había criticado la conducta sexual de Enrique VIII, harto estragada como
es sabido de todo.
Tales intercadencias en el
padrón de preconizados arzobispos hace pensar en la variedad y muchas formas de
la iglesia instituida por Jesús. Hay muchas iglesias pero fundamentalmente dos:
la de Pedro y la de Juan; una externa con mucho aparato y otra interior que
apela a la conciencia misma de los bautizados, pero esta es otra cuestión que
cae fuera de las competencias de cualquier historiador que exprime y juzga por lo que ve. Sólo la superficie (pleitos,
casamientos desafortunados, estupros, avaricia, guerras, sentencias y desdichas
de varia condición).
Estaba escrito que el ser humano
sea hijo de sus pecados. Así, el báculo o “staff” eborense pudo estar en manos
indignos de la misma forma que el cayado romano y el anillo y la quiroteca se
ciñeron a dedos indignos simoníacos, tiránicos y a veces personajes neutros de
aluvión. Sólo tú eres santo, Señor. A la vista de las impresionantes torres
cuadradas de la catedral sentí deseos de
arrodillarme y de rezar un confiteor. No hay por qué escandalizarse. De todo
hay en la viña del amo. Buenos, malos, regulares, medianos y excelentes.
Peccávimus, sí. Los hombres vienen y mal como las olas pero sólo tú permaneces.
Somos contingentes y aleatorios como el gorrión que vio posarse san Paulino
sobre su alero. De pronto desaparece para no volver más. Volaverunt. Ya no son.
Pero la grey sigue su marcha camino de no sabe bien de donde. ¿Hacia las
praderas celestes? It is the long march of everyman. La eclesiología, esto es Xto, es
lo esencias y lo accidental los individuos que ejercen el mandato del rebaño.
En York se materializa este pálpito de eternidad. El deseo de amor transformado
en piedra. Uno ante el espectáculo del gótico perpendicular se siente formar
parte del cuerpo místico.
Hay rangos y jerarquías
individuas pero dentro del conjunto o
ámbito de lo total brota las calidad singular de personas únicas e irrepetibles
amadas de Dios desde toda la eternidad. Y de esa invitación a lo total, a lo
inalcanzable, nace esa maravillosa utopía que alberga el cristianismo en sus
entrañas, encina de Jetsé de la cual brotan muchas ramas, el árbol que vio
Habacuc en sus sueños que junta lo negro en lo blanco, lo grande con lo pequeño
y reúne en una misma dirección a los cuatro puntos cardinales, coordina las
treinta y dos direcciones de la rosa de los vientos. En la cúspide, el
Pantocrátor bendiciendo a su rebaño con los dos dedos desplegados en gesto de
majestad solemne. El poder taumatúrgico.
El arte gótico no es más que un
abraxas, un campo de símbolos que abre las credencias de un portal con vistas a
un paisaje de coros y armonías donde el dolor y la muerte no tendrán ya vigor
ni cabimiento. Los briosos rosetones y ventaneros - en la nave del transepto-
se abre un inmenso óculo global que abarca el espacio de una cancha de tenis
todo él de cristal de grisalla. Los maestros de la catedral de York muestran
una pericia singular en teñir de colores mortecinos el cristal, de la misma
forma que el azul resalta en Chartres o León es la cumbre de otro tipo de
policromía más abrasadora. Y esta combinación de matices abre perspectivas
inefables. Colores que pueden decirse sólo del alma.
Los británicos con el sentido
práctico que dan a su piedad, la celebra “anglicana pietas”, algo que sigue
llamando la atención cuando atraviesas el cancel de cualquier templo de las
Islas, la gente reza con grave recogimiento, lo hacen todo a su manera y por
eso su religión es tan nacionalista. Hicieron la revolución religiosa de Lutero
imprimiendola un sello autóctono sin desceñirse de la majestad litúrgica.
Quitaron muchos santos de sus altares ciertamente pero conservaron lo esencial
del rito romano que se convierte en el Common Prayer Book y los cabildos
catedralicios fueron rigurosos en la guarda de sus prebendas y derechos
adquiridos. Por eso entre los anglicanos sigue habiendo canónigos, precentores,
sacristanes, deanes, archidiáconos, lectores, magistrales, limosneros,
ecónomos. El esplendor litúrgico trató de ser salvado cambiando el latín por el
ingles y sustituyendo la plegaria pro papa por la de pro Regina, o pro Rege. El
tesoro catedralicio excepto las tecas con los huesos santos no sufrió grandes
desperfectos. Siguieron guardadas en los cajones capas pluviales y las
dalmáticas de fimbrias de oro macizo, los pectorales de platas con gemas de
rubíes, los acetres y los hisopos. Ya se cargaron de esto los tesoreros de
ponerlos a buen recaudo cuando la chusma asaltó los templos. Asimismo, la
reluctancia que siempre hubo en esta sede a aceptar la primacía cantauriense
inclinó a York de parte de Roma durante el grave litigio de la contrarreforma y
en la zona pervivió incluso durante lo más crudo de las persecuciones de Isabel
de Inglaterra y de Cromwell un importante núcleo católico renuente a abrazar el
anglicanismo y de ese grupo de católicos nació Guy Fawkes el conspirador de
El oficio divino guarda por lo
tanto el rancio sabor de antaño. Incluso algunas costumbres a las que ha
renunciado el rito romano tras la puesta al día de las normas del Vaticano II
la sede de York las guarda como el besar la epacta al final, la bendición con
dos dedos, el deseo de paz que se hace con el portapaz. Los incensamientos y
los responsos casi son idénticos que en Segovia o en Toledo. York sigue fiel a
su primer compromiso y es católica a no poder más.
Hay una tradición de maestros de
capilla que se mantuvo incólume prácticamente desde el siglo ocho. Los primeros
cristianos supieron a través de Constantino que la fe ha de entrar por el oído.
Es palpito del corazón más que raciocinio. Aquella tarde de otoño del 69 cuando
llegué a las puertas de York me pareció tener como una visión. El paisaje que
contemplaba me estaba acercando a todo aquello en lo cual soñé desde niño y de
lo que guardaba una esperanza remota de que de alguna forma se materializase en
mi existencia. Estas corazonadas nunca fallan. La mía se cumplió de alguna
forma aunque mis imperfecciones y fallos determinaron que no fueran acreedor de
todo aquel designio. Algo en mí no estuvo a la altura. ¡Pobre pecador! Tampoco
supe retener el amor que allí se me daba y de toda esa culpa habré de dar
cuenta un día a mi Criador.
El cristianismo tiene un sentido
formal de la belleza del que carece cualquier otro credo. Es algo que sobrecoge
y arrasa y no entronca con los subjetivo y pietista sino que revierte a lo
general, a lo total y eso se convierte al trepar por los nervios de las bóvedas
de las catedrales góticas como estas que vieron mis ojos a los veinticinco años
una tarde de amor al catolicismo. Estos templos son el árbol y la mejor presea
de su universalidad. Venía a empaparme del rocío de un sabor viejo. El alma se
anonada y sumerge y olvidandose de su presente flota por las riberas del tiempo
como tratando de regresar a sus orígenes más simples. Entonces dejé columpiar
todo mi ser sobre el brocal del pozo de lo inefable. Sentí pues una importante
moción mística, volviendo a nacer. Me suspendí en los brazos del destino
acatando su ligadura y sometiendo mi voluntad a la suya. Evora Magna
resplandecía como el altar de la purificación.
Entré por la puerta del oeste.
me sobrecogió aquella solemnidad de la penumbra. El olor a cera y a rezos pero
allí no había viejas sino toda una ristra de banderas colgando de las pechinas
y laudas sepulcrales.
Un arzobispo Holgate ordenó
meter el hacha al altar de
Allí estaban las metopas y
estandartes de muchos regimientos pues York es plaza fuerte y campamento desde
los romanos. Exvotos ganados contra el enemigo y muchas “Union Jack” en
sustitución del petaso de los obispos y arzobispos que cuelgan del techo en
otras catedrales como Toledo. Una placa conmemorativa rememoraba la gesta de un
hijo de la ciudad el capitán Oldfield muerto en combate en la ciudad de
Kandahar cuando todo su destacamento fue copado por los afganos. Esta tumba me
parece a mí que está hoy muy de actualidad cuando la que está cayendo sobre
aquel fiero país de afganos donde los federales buscan la cabeza de Ben Laden y
lo quieren vivo o muerto. Acaso los soldados británicos que han vuelto allí a
pelear este 2002 estén tratando de vengar la muerte de su camarada.
Un paseo por la pérgola nos
llevará a conclusiones interesantes. Siempre desde que era niño he sentido
inclinación por descifrar los epígrafes de las laudas sepulcrales en los nichos
catedralicios o en otros enterramientos eclesiásticos porque allí se percibe la
vanidad de las cosas del mundo. Por dentro la carne se momifica y los huesos se
vuelven polvo y por fuera queda el arte estampado en las hieráticas figuras de
mármol o jaspe. Algunos están tumbados. Otros hacen que rezan. Otros parecen
que se han echado un ratito a dar una cabezada mientras suena la trompeta del
juicio final que congregue a los mortales al Valle tras el Torrente Cedrón en
las afueras de Jerusalén en las estribaciones del monte Olivete donde Cristo
subió a los cielos.
Un arzobispo carilleno y aspecto
sonriente parece que duerme la siesta. En sus rasgos aprecié atisbos de mí
cuando fuese viejo. El escultor debía de conocer sus costumbres y nos advierte
que debió de ser lector contumaz; un libro medio abierto yace sobre la casulla
debajo de la cual abulta la barriga. Le gustaba vivir bien, los buenos libros,
la buena cerveza, bufar su pipa con labores que trajeran de América los
galeones piratas de sir Walter Raleigh. Al lado los símbolos de su dignidad
episcopal: la mitra, el palio y los guantes con una cruz guarida de diamantes.
Doy en pensar que estas riquezas han de llamar a los ladrones y no voy
descaminado en mis conjeturas puesto que hasta poco antes de la guerra cerradas
las puertas de la basílica había una ronda de cinco serenos que recorrían las
dependencias del templo con perros amaestrados para disuadir a los amigos de lo
ajeno. Lo que no fue óbice para que por alguna puerta excusada o por sus
vidrieras se colaran estas visitas desagradables. Una noche de 1829 un tal
Martín saltó y pegó fuego a la sacristía al tiempo que llamaba cerdos a los
canónigos, les acusaba de cobrar las rentas y de comer tocino. Por culpa de
este loco gran parte de aquella impresionante obra muerta se perdió. Ardieron
las techumbres artesonadas de madera y se fundieron las vidrieras de tan
primorosa hechura.
York es lugar con buena
castrametación y todo habla de que es plaza fuerte apercibida al combate pero
el castillo inexpugnable puede ser asaltado desde dentro. Pululan los caballos
de Troya y los demonios interiores contra los cuales nada puede hacer el
alcaide de modo que desde aquel “arsonista” dicen los ingleses: “ The city of
York, lollipops and lunarios” y también de maestros diría porque allí se forman
buena parte de los profesores que imparten clases en esta preponderante nación.
Los ingleses pueden resultar
acérrimamente insulares, muy pagados de sí mismos y rematan algunas veces en
sanguinarios por la defensa de sus usos y costumbres. A lo que nosotros
conocemos como contrarreforma tildan ellos de Disolución de Monasterios. El
cierre de todos los conventos fue implementado por Enrique VIII. En algunos
casos puede que el monarca llevase razón habida cuenta de la laxa disciplina y
la moral disoluta de estos centros que se habían relajado lo suyo pero la
circunstancia que determina esta sanción es la codicia de las tierras e
inmuebles de las ordenes de clausura. El oro de los templos. La seda y el oro
labrado de los ornamentos religiosos. Lutero había llevado a cabo el primer
intento de reforma agraria en Europa. Cuando vio que la furia de los campesinos
envalentonados por la rapiña y sed de riquezas quería ir demasiado lejos ya era
tarde.
Y un poco de eso les pasó a los
británicos. Amaban su iglesia como símbolo de poder y de regalía, sus símbolos
y el esplendor y la pompa de la liturgia romana pero al introducir la lengua
vernácula en sustitución del latín se dieron cuenta que el esquilmo y el saqueo
de los bienes eclesiásticos del que sólo los nobles y los judíos salieron
gananciosos había minado la autoridad regia aparte de haber empobrecido el esplendor
de la casa de Dios. Por eso hubo un intento de frenada. Que los prebostes
siguen luciendo sus ternos de gala y capas pluviales durante las fiestas de
pascua. Que no se suprima el canon de la misa. Gracias a esta actitud los
cabildos de las catedrales no desaparecieron.
En ese sentido la silla de York
sacó partido de su oposición a Cantorbery para guardar el acerbo recibido
durante casi mil años de romanización y en la ciudad todavía fermento esa
espiritualidad católica genuina e inconfundible. Pero la historia está trufada
de desencuentros y de malentendidos y los que la escriben ponen a veces pizca
de aviesa intención. Por ejemplo, Enrique VIII fue un rey con muchos defectos
pero también con bastantes virtudes. Es el tirano que envía a sus repudiadas y
validos sospechosos, no importa fueran eclesiásticos de rango o nombrados
escritores como Tomás Moro, al cadalso pero el poeta capaz de componer
madrigales tan bellísimos como la “Feria de Scabouriugh” y fue tan devoto en
sus años mozos que mereció que el papa Alejandro VI le confiriera el título de
“defensor de
Esta fue fundada por el propio
Claraval en 1131 y al poco surge
Entonces interrogué al viento
pero cambiaron de repente las auras y Eolo no supo darme respuesta. Es como
cuando preguntas por una calle a una señora que no es de la ciudad en la que tú
te pierdes.
-No soy de aquí. He venido a la
función.
-Está bien. Todos somos
forasteros, pero yo busco el domicilio de mi amada.
-¿Qué fue de ella?
-Es un fantasma.
-Ah qué la vida pasa, señor, y
nosotros no sabemos nada, fluye y nos desconoce. Fijése en los letreros y a lo
mejor tiene suerte. Bon voyage.
Allí las grandes verdades de mi
vida se me hicieron patentes. En el ochenta y seis fui a buscarla. Compré un
ramillete de rosas en un florista. Hay que ver como mudan los tiempos. Falto de
Inglaterra doce años y parece que han mudado hasta el lugar de las casas. No es
aquí. Busque la ruta.
Llamé a una puerta y salió a
recibirme un individuo en bata floreada en la diestra sujetando del ronzal a un
perro de ataque y en la otra escondida en el bolsillo una pistola. Había
pensado que yo era un ladrón.
-Sorry. Me he equivocado de
puerta. ¿No me darán otra oportunidad?
-Get out.
Me fui por donde había venido.
Parzena no daba señales de vida y el taxista judío, un buen samaritano de
aquellas navidades negras, movía la cabeza assustado y decía para sus adentros
“he is a bit nuts, you know”. Siempre me aturullo. No tengo el menor sentido
del ridiculo.
Ni en epping, ni en Hull, ni en
York ni en Doncaster donde tuvimos morada ya no estabas. Helen is gone. All gone Helen. Mal padre fui para ti. Un loco
que te amaba. Dioos perdone nuestros pecados. Pero ahora pienso que lo pienso
estoy seguro de que todo aquello fue un sueño como una revelación. Este pobre
alma de Pablo que alienta en mis huesos no se ha caído todavía del caballo.
Estaba un poeta de nombre Pope
Primus Pater escandiando sus versos asomado a la torre de San Martín y era como
un farero que guiagaba a los peregrino que se extraviaban en los bosques camino
de eboracum. El cuerpo enflaquecido los
ojos cansados y la joroba que se había doblado su columna ante los libros no
iban en consonancia con la sobrecarga divina y magnifica de su estro pero este
es el sino de los grandes profetas que sus conciudadanos no les dan
importancia. Pasan desapercibidos. Sus palabras en mi oido sonaban como
aldabonazos trascendidos de un vestíbulo donde se recitaban poemas a lo divino
en otra dimensión más allá de las nubes.
-He ahí un verdadero hijo del
Yorkshire que plantaba viñas en su finca de Twickenham y quiso vivir apartado
rendido a su numen lejos del mundo y desengañado
NOTAS AL FINAL
CISTERCIENSES
Vida de algunos santos
Por ANTONIO PARRA GALINDO
Capítulo I
CHARLES DE FOUCAULD,
*SERÁ
SU VOZ UN CÁNTICO NUEVO.
Exaltación triunfal
de un perdedor.
Hizo bandera de la máxima evangélica non
turbetur cor vestrum neque formidet(no se turbe ni tenga miedo vuestro corazón)
y huyó al desierto. La importancia y reversibilidad de los merecimientos del
vizconde Foucauld, ese gran perdedor con Cristo, en el cual ha tenido su
triunfo y exaltación (el Bien no es un capítulo cerrado que pueda acabarse en
sí mismo y siempre permanece abierto a opciones de vida; la semilla germina en
silencio) adquieren gran medida y un
relieve gigantesco. Su marcha a un rincón perdido del Atlas fue un gesto
cargado de futuro.
Puesta en perspectiva y al trasluz del devenir
reciente, la figura de este ex trapense, ex soldado, ex escritor y ex
aventurero, se agiganta. Los dedos de
La
religiosidad de este hidalgo francés se fragua en la renuncia del yo y sobre el
afán de unir bajo el signo de Jesús, que es el amor, la tolerancia y el respeto
mutuo, a los creyentes de las tres variantes de la fe monoteísta. Una de las
oraciones preferidas por este morabito cristiano y que pronunciaba sin cesar en
medio de la soledad de una ermita perdida en las estribaciones del Rif [“Invito
a los
habitantes de este planeta, cualesquiera que fueren, cristianos, judíos,
protestantes, agnósticos o idólatras, a que me consideren su hermano
universal”] adquiere espectacular magnitud al día de hoy,
cuando los descendientes de aquellos hombres del Magreb, con los que convivió y
tanto amó el solitario de la hamada de Bení Abbès, llegan a Europa en oleadas
en busca de mejoras de futuro en la calidad de vida de sus hijos, siendo a
veces objeto de la incomprensión y la discriminación, sin tener en cuenta de
que ellos forman una raza de grandes valores sobre todo espirituales y humanos
y acaso sepan salvar a Europa, que es víctima de su propio éxito, del marasmo
materialista que da opción al egoísmo y la falta de caridad y de amor, Foucauld
había fundado en un vivaque sahariano una institución que puso por nombre
A ellos parecen dirigidas, sobre todo, estas
palabras imbuidas de clarividencia profética. Las sellaría con su sangre.
Caería víctima casual de la cimitarra
fundamentalista. Pero su martirio, cargado de simbolismo anunciador de algo
nuevo, y de una Iglesia que retorna a los principios que informaron su ser,
representa un primer paso para un tímido acercamiento que enlace entre el Corán
y el Evangelio.
Charles
de Foucauld, el segundo vizconde del mismo nombre (1854-1916) nació en
Estrasburgo en el seno de una de las
familias nobiliarias con más alcurnia de Francia. Los Foucauld fueron ayudas de
cámaras, ministros o generales en
Era Charles de Foucauld un hombre de su
tiempo: un romántico. Su vida legendaria parece arrancada de las páginas de la
novela “Beau Geste“, y asemeja por su
contexto a la de la película “ Las cuatro plumas “. Fue un Lawrence de Arabia a
lo divino y en versión francesa. En los primeros tiempos de guarnición, el
oficial de los húsares, heredero de Cruzados y por cuyas venas corría una de
las más linajudas estirpes, no se revela como un hombre de guerra, sino como un
oficial decorativo. Podría haber pasado como el protagonista de una novela de
Maupassant: galante, perdis, algo borracho y muy sibarita. Las fiestas con los
amigos acaban en opíparas cenas pantagruélicas. Se aburría. Engordó... La afición a la perdiz escabechada, al vino
de Burdeos y a las setas le depararon algunos problemas con la báscula. Este
Foucauld de la primera época fondón “
bon vivant “ y abúlico- el fastidio es el castigo del buen burgués- nada tiene
con ver con aquel otro morabito atezado por los soles del Sahara, desmarrido
por una pitanza a base tan sólo de dátiles y leche de camella, con aquel
penitente enteco de ojos encendidos por el amor de Dios y la alegre melancolía
de quién presiente ya el martirio, la opción de muerte que él mismo había elegido.
Por otra parte su comercio con “ cocotes” parisienses y el trato con las
mujeres de vida ligera parece ser que le depararon algún disgusto ¿ Padeció
gonorrea o alguna venérea de carácter más grave?
Nada se sabe de cierto. Mais, il s´ ennuit...
Se
aburría a morir en la caserna.
El advenimiento de la segunda república en Francia
implica algunos cambios en el callejero, no menos que la sustitución de todos
los distintivos dinásticos. El cuarto de Húsares empezó a llamarse el Cuarto de
Cazadores. Fueron movilizados y enviados a una avanzadilla de la frontera en
Argelia. Participa en algunas
escaramuzas contra las cabilas. Recibe su bautismo de fuego. Aquel cambio de
régimen de vida su organismo poco avezado a los agobios de la vida en campaña
pronto lo deja sentir. Su salud se resiente. La primera impresión que deja el
desierto africano en su retina no puede ser menos favorable. Estaba por llegar
su hora. Se acentúa su crisis religiosa. Dios estaba llamando a su puerta con
sutiles dedos. Años más tarde, el simún, ese ventalle que alza sus pliegues de
arena sobre las dunas a la que proyecta con rapidez sobre la llanura inhóspita,
como si fuesen espectros, lo cambiaría por completo. Allí experimentaría la
fuerza del siroco, el mismo torrente de energía que derribó a Pablo camino de
Damasco.
África lo cambiaría del todo. Sería para él su
gran metanoia. Quedaría hechizado
por el misterio de sus noches mágicas. Ese silencio duro del desierto, el
verdor de los oasis y la belleza de ese mundo moaré de los nómadas que
discurren por el mar de arena a la búsqueda de pozos para sus camellos y
pastos, al murmullo de las oraciones ensimismadas, y el grito constante de “
Allah alkabar” (Alá es el mayor), según lo recitan las cunas del Corán. Le caló
muy hondo esa fascinación africana, cuna de las religiones mistéricas y cuna
también del cristianismo. En los primeros seis siglos, sólo en el norte del
Continente Antiguo había tres patriarcados, ochenta sedes metropolitanas, amén
de cuatrocientos obispos desparramados
desde Alejandría hasta Tagaste. Hipona, en lo que es hoy Túnez fue la sede de
Agustín. Las arenas de la región sub sahariana están regadas con la sangre de
innumerables mártires, e incluso el rostro de Cristo, según lo retrata la
iconografía bizantina, de cabellos negros y moreno semblante, pudiera pasar por
el de un árabe. Los patriarcados de Antioquía, de Alejandría y de
Constantinopla son los más antiguos del orbe cristiano. En los desiertos de
Anatolia nacieron la liturgia, el monacato y una forma de vida peculiar. De
Oriente nos vinieron la luz y la cruz.
Hoy ya no queda apenas rastros de aquellas
florecientes iglesias. En todo el inmenso Marruecos, un territorio dos veces
España, no quedaba en tiempos de Foucauld ni un altar, ni una simple ermita en
cuyas espadañas campease el símbolo de la cruz. Estos son los predios
inescrutables de
Sin embargo, cabe la sospecha que el Islam, que en
el fondo es un sistema de valores legatarios del Evangelio, nacido al calor de
los Apócrifos, sobre las arenas regadas por la sangre de los primeros mártires
en la antigua Numidia, Mauritania, Libia, Cilicia, Antioquía, Persia, conserve
filiaciones e influencias del monofisismo caldeo y del arrianismo egipcio, que
pensaba que Cristo era meramente un hombre enviado por la deidad en su lucha
contra el Demiurgo. ¿Podrá Mahoma volver al redil de la fe? El camino de
retorno es difícil, pero para Dios o Alá, que ellos dicen, nada hay imposible.
Hace falta mucha tolerancia, mucha fe y mucho amor. Los seguidores del Profeta
creen en el Salvador a su manera, por lo que la reconciliación podría saldarse.
No puede decirse lo mismo del judaísmo sionista, que niega a Cristo, y se opone
a Él con toda su protervia, recalcitrante en el error.
En cualquier
caso, aquí subyace uno de los grandes enigmas de
Detrás de ella están los eremitas que siguieron las
huellas de Juan el Bautista y se vistieron de marlota y de piel de camello en
el más estricto sentido esenio. Ayunaron e hicieron penitencia conforme al
dictamen de la mandaá de los primitivos cristianos de San Juan. Toda la
mística del Temple abunda sobre el concepto de“ mandaá”(transformación).
Cristo, por su aspecto, era un judío esenio, un hombre del desierto. Y su
madre, María de Nazaret, debía de tener la apariencia de una tapada como una de
esas buenas mujeres árabes, el chador o flameo de las desposadas, a la cabeza,
y tiros largos, que encontramos cada vez con más frecuencia por las calles de
nuestras ciudades, porque la avalancha viene y se acerca, para recordarnos que
vivimos en un mundo unipolar, que acaba de cambiar de amo. Ellas se resisten a
aceptar las modas occidentales y van muy derechas y orgullosas de su fe y de
sus costumbres islámicas. Su presencia viene a recordar a muchas de nuestras
cristianas sólo de nombre que existe una virtud que se llama el recato y el
pudor, que la desnudez no dignifica a la hembra, antes bien la rebaja a su
condición animalista - visión pagana- y la convierte en mujer objeto y juguete
de deseos. Pero este contraste o
protesta por la indumentaria no es nuevo; ocurrió ya en tiempos de los romanos.
María no debió de andar por el mundo como una
deslumbrante Madona de Rafael o una moza guapa de
Según una antigua leyenda en un viejo monasterio de
Vatopedi del monte Athos, los frailes llevaban una vida disipada. Dios permitió
castigarles enviándoles una banda de piratas. Cuando éstos estaban a punto de
irrumpir en el convento para saquearlo, y dar muerte segura por decapitación -
era la regla entre los berberiscos -,
Una imagen de
esta Madre del Aviso y Virgen del Consuelo, con todo ese hieratismo bizantino,
cargado de simbolismo y descarnado de toda sensualidad, era el único retrato
que presidía la austeridad de aquel zaquizamí perdido en el Sahara al que el
aventurero francés fue a parar. No es ya meramente
Esas moritas que pasan a nuestro lado ¿ no serán un
poco las embajadoras del concepto de salvación que transmite a las católicas de
Ellos aportarán el vigor de la juventud, otros
valores éticos. Traen en sus rostros quemados por el sol africano esa fuerza
irresistible del simún. Foucauld lo percibió muy en sus adentros - esa descarga
del mundo que se acerca y se transforma - cuando sintió la llamada de África y
concretamente le atraía Marruecos, a cuya lengua tradujo los Evangelios y
compiló un diccionario árabe dialectal- francés, que es hoy una herramienta de
trabajo de
Su vocación fue como un ventalle de gracia divina,
una tromba de siroco que transformó de arriba abajo la existencia de aquel
elegante y epicúreo teniente de Húsares. El proceso fue lento. En Setif
protagonizó un motín con unos cuantos de sus legionarios. Protestaban por el
rancho y las degradantes condiciones infrahumanas con que se vivía en aquel
fortín enclavado en las mismas entrañas del Sahara. Sobre sus espaldas sintió
el peso del saco terrero. Se le formó consejo de guerra y a punto estuvo de ser
fusilado. En ultimo término, le fue
conmutada la pena capital por la de la
degradación.
Con toda la
tropa formada ante el adarve, un sargento procedió solemnemente a arrancarle
las estrellas de la bocamanga. ¡ Demasiado para un brillante militar de carrera
formado en las aulas de Saint Cyr: un “chusquero“ lo expulsaba del Ejército!
Regresó a Francia desanimado, pero todavía más
rebelde. Otra vez, la buena vida. Una
tarde, estando acodado sobre el velador de un café de Evián y hojeando un
diario sin mucho interés le asaltan unos titulares”: Insurrección en Orán. El
Cuarto regimiento de cazadores entra en combate”. Inmediatamente, solicita su
reincorporación a su unidad, abandona a su amante de turno, una condesa por
nombre Mimí, y vuelve a militar baja las banderas de
Quienes hayan servido en alguna trinchera del
desierto saben que el enemigo a batir por el soldado desplazado a estos
destacamentos no son las cabilas, ni el sol abrasador que se cuela por el
cogote y calienta como una estufa las barbilleras de lona de la galea. Ni siquiera
los torbellinos de arena o las moscas insoportables o los insectos. Es el
tedio. Muchos no lo soportan. Se vuelven locos o se suicidan. Lo llaman los
franceses “ mal du bled”. Es como una resaca de tamo que se te va metiendo por
los poros y sube alma adentro. La tierra llama a los hombres a su seno. Se
siente entonces la fascinación del espejismo. Entran ganas de huir. El suboficial Foucauld - había sido degradado
en el escalafón - desde su garita de centinela en una de las barbacanas del
fortín debió sentir la llamada del desierto y le entraron ganas de huir. Otra
vez pide la absoluta, ahora ya para siempre, en el Arma de Húsares. Quiere
conocer Marruecos. Como estaba vedada la entrada a los cristianos en aquel
territorio, se hace pasar por hebreo. Desde la expulsión de los heroicos
misioneros franciscanos y de los frailes de
A tal efecto, aprende algo de hebreo y se deja
crecer aladares, según la costumbre de los antiguos israelitas españoles. Aquel
viaje le fascina y deja en su espíritu una huella indeleble. Como resulta de
esta gira nace un libro en el cual narra sus experiencias por las inmediaciones
del reino alauita, prohibido a los no mahometanos. Es el momento de su
conversión. Decide hacerse trapense y entra en el convento de Santa María de
las Nieves. Sus superiores acceden a enviarlo a una trapa recién abierta en
Siria. La severa disciplina cartujana le parece poco rigurosa para la vida de
penitencia y de sacrificio que él tiene en mente.
Recorre mendigando toda la región de Palestina y se
instala en Nazaret donde lo acogen como hortelano las clarisas. En la huerta
construye una cabaña y allí reza y estudia una vez terminada las tareas
agrícolas. Se dirige a Jerusalén donde en otro convento de la orden franciscana
realiza los humildes menesteres de portero y otros servicios ancilares. Se
ordena por fin sacerdote y se une a una
expedición que se dirige al desierto, al país de los Tuareg. Quiere fundar una
orden contemplativa dedicada exclusivamente a rogar por la conversión - y, si
no por la catequización, problema harto difícil tratándose de mahometanos, al
menos la reconciliación - del mundo islámico. A lo largo de su más que corrido
cuarto de siglo que pasa en los oasis, el hermano Alberic (ese fue el nombre
que adoptó al ordenarse) no consiguió bautizar más que a un solo neófito. Sin
embargo, él pensaba que Dios opera bajo otros parámetros. Sus caminos no son
nuestros caminos. El Señor echa otras cuentas.
Humanamente parece imposible entender cómo pudo
aquel aventurero de Jesús de Nazaret, el corazón mordido de desierto,
embarcarse en tamaña empresa. Solo. Sin apenas medios materiales, sin más
respaldo que el de algunos de sus antiguos compañeros de armas, adscritos a las
patrullas de la policía nómada que velaban por la seguridad del protectorado y
que cada quince días llegaban al austero “bordj”, especie de capilla
mahometana, con víveres y el correo para el anacoreta de Tamanrasset. No hizo
prosélitos. La hermandad que se propuso fundar o Jauna que tendría por lema la
palabra árabe “ amon” (paz y perdón), aunque Foucauld consiguiera ultimar sus estatutos,
tardó bastante tiempo en ser aprobada por Roma.
Preveía que el cristianismo sólo puede triunfar
abrazado a la cruz del silencio, de los que padecen y laboran. Es una religión
de perdedores que predican en la tierra con el ejemplo y que son exaltados a la
apoteosis final en el Cielo. La vida cenobítica, que tiende a la perfección
evangélica, mediante la renuncia al mundo y el desprecio de las sabidurías
terrestres a favor de las eternas, constituye algo privativo a
El tres de diciembre de 1916, bandidos
fundamentalistas avisados por el hombre que hacía las funciones de sacristán en
la jaima de Beni Abbés y que sería el traidor, que les abrió la puerta de la
misión, asaltaron el recinto donde vivía recluido el morabito francés. Murió de
un culatazo que le propinó uno de sus asesinos al pié del sagrario. Acababa de
hacer la reserva del Santísimo. Lo había
profetizado y lo había querido: morir mártir en la tierra que amaba. Trazó con
los dedos temblorosos una cruz con la sangre derramada. Su última mirada fue
para las cumbres del Atlas. Y murió como mueren los santos: perdonando a los
que le mataban, fiel a su compromiso con el Evangelio.
La hora
undécima
Hemos elegido la figura del Fundador de los
Hermanitos de Jesús como umbral de estos ensayos sobre la actuación del
Espíritu Santo en el Tercer Milenio por parecernos un santo típico de la
modernidad, apóstol misionero del Tercer Mundo. En su figura se dan cita los
dos aspectos: el contemplativo y el de operario de
Cuando el numen del Paráclito suscita una fundación
en el seno de
Este encuentro con el rostro oculto de Cristo le
sobrevino, por iluminación celestial, cuando, recién llegado a Jerusalén, entra
a orar en el Santo Sepulcro, en el momento en que los monjes de la comunidad
rusa en Tierra Santa celebraban una misa cantada. Entre vaharadas de incienso,
escucha el Canto del Querubín y las letanías trinitarias. Las invocaciones al
Padre, al Hijo y al Espíritu, con sus tres atributos mayores: deidad
omnipotente, fortaleza, e inspiración, constituyen la base de la comunión
eucarística, según el rito grande de San Basilio. En ese dúo maravilloso entre
el diácono y los coros se alzan al cielo los cantos de piedad y misericordia
para una humanidad cansada y llena de miserias, habituada a convivir con el
dolor y con la muerte. También se apela constantemente a la intercesión de los
Ángeles y de Santa María para ser capaces de soldar esos dos planos: el de Dios
y sus criaturas, los infinito y lo finito, la vida eterna y la muerte, la
gracia y el pecado.
A la sazón, el humilde peregrino trapense se siente
traspasado por el rayo de la iluminación. Esta fuerte conmoción quedaría
plasmada en su mente toda la vida, y es seguramente por eso por lo que los
miembros del instituto de los Hermanitos de Jesús tienen la obligación, entre
sus prácticas diarias, la de recitar la invocación del Veni Creator
junto con una oración a los Ángeles directamente tomada del rito de entrada a
la misa que entonan los melquitas que reza así:
“Oh
Señor, Dios nuestro, Tú que llenaste los cielos de legiones de ángeles y
arcángeles para el servicio de tu gloria, haz que nuestro ingreso en tu templo
venga precedido por el canto de tus coros, virtudes, dominaciones, potestades,
tronos, serafines de seis alas, y que entonemos el Himno del Serafín. Por los
siglos de los siglos. Amén.”
Aquí
está basada la espiritualidad del original siervo de Dios: la disponibilidad de
entrega a partir de la noción de que la gracia presume la naturaleza. No hay
que romper con el hombre, sino aceptarle tal cual es, en sus valores, en sus
tradiciones culturales que conforman una actitud existencial. Luego el neuma
divino será capaz de moldear a su manera el barro en que fuimos fraguados.
Decía Charles De Foucauld que “Dios nos llama a la plenitud del amor a cada uno
según sus capacidades. Puesto que Él nos creó, sabe cómo somos. Ahí está
nuestra perfección. Es una tentación querer ser grande en el Reino Venidero,
debemos inclinarnos a ocupar los sitios de abajo, porque el deseo de grandeza
personal interfiere con la gloria de Dios”. Semejante contemplación jovial y
plenamente optimista de la actitud del hombre frente al Inefable está henchida
de Evangelio. De paso, constituye una afirmación de modernidad.
El
grano de mostaza
Se
hace aquí evidente el parangón que existe entre Foucauld y Teresa de Lisieux.
Ella también preconiza el empequeñecimiento y la opción de los pobres, de los
ignorantes, los marginados y pecadores, desde un único punto detonante: el
amor. El antiguo trapense es, en conclusión de lo expuesto, una santo
“pequeñito”, pero que arraigó y se engrandeció. El grano de mostaza,
transformado en árbol mayor, hoy da sombra, cobijo y frescura a todo el vergel
de María. Siguiendo los pasos de la carmelitana normanda, casi paisana suya,
prefiere los diminutivos a la hipérbole.”Si no os hacéis como niños, no
entraréis en el reino de los cielos”...
Il etait
tout petit.
De
propio intento, quiso que el instituto nacido en un oasis donde paraban las
caravanas tuareg cerca de Orán se llamase la “Fraternidad de los Hermanitos y
Hermanitas de Jesús y del Evangelio. Es un rotulo misionero, en apariencia
inocente, pero cargado de intencionalidad soteriológica, buscando el
acercamiento entre los pueblos separados por discrepancias religiosas así como
desigualdades sociales. Nunca rechazaría la tecnología y todas aquellas
consecuciones de la ciencia mecánica y de la inventiva que hacen más llevadera
la existencia del hombre en la tierra. Sus casas, siguiendo el paradigma de la
jaima de Beni Abbés, que toma por modelo la casa de Nazaret, serán a la vez
talleres y oratorios, donde se predica con el ejemplo a partir del compromiso
con los pobres, huyendo de cualquier proselitismo.
Él
entró en la historia eclesiástica como una brisilla de viento solano, que pedía
perdón por vestir a la morisca con la chilaba y las babuchas, pero en el pecho
un corazón grabado en tela, símbolo de esa alcancía llameante que contemplaron
en sus éxtasis María de Alacoque y otros místicos medievales. Era consciente de
lo ímprobo de su ingrata tarea. No suelen pedir las aguas del bautismo los que
han nacido en el seno de
Sin
embargo, el viento de fronda se ha trocado poco a poco en huracán. El morabito
de Tanrasset inició una suerte de Pentecostés. Con su presencia callada y
humilde recordó que sigue soplando sobre nuestras cabezas el aire del Cenáculo.
Este aire tiene la particularidad de que no se le ve ni le siente. Opera de una
forma callada desde los goznes mismos sobre los que gira la rueda de
Las caldeadas arenas de Numidia sirvieron de base al
que, siguiendo la huella de las vetérrimas cristiandades de las riberas del
Nilo y de las costas africanas, quería empaparse de soledad y de desierto
mesiánico, a un instituto religioso que creció presto, abriendo casas en
lugares del Tercer Mundo, como Dakar, Hanoi, Kuala Lampur, el Matto Grosso,
Pero los Hermanitos de Jesús combinan, al propio
tiempo, la acción pastoral y misionera
con la contemplativa. Formaron a
los primeros sacerdotes obreros, una clase eclesial muy discutida en Francia en
décadas pasadas. Pero su fundador no tenía en mente parámetros de lucha de
clases, porque sentía aversión a las conquistas políticas que durante toda
Quizá estemos perdiendo la perspectiva: Cristo nunca
quiso ser más que un perdedor y puso en guardia a sus discípulos contra los
aplausos y alabanzas del mundo. Desconfía de los ambiciosos de poder. Por eso,
su verdadero espíritu, casi siempre oculto, hay que irlo a descubrir incluso hoy a las catacumbas. Se encuentra
entre los escombros de un bombardeo, la sangre de los mártires, y prefiere a
los que sufren y a los desheredados de la fortuna.
El carisma del intrépido legionario francés,
convertido a la milicia de Cristo, se basa no ya meramente en el aforismo
agustiniano sobre el amor como causa primera de la libertad dichosa, sino que
trata de ir más allá que el propio san Agustín y Platón. Foucauld precisa a que
para llegar a alcanzar el rostro de Cristo hay dos caminos. Uno externo,
litúrgico y deductivo, mediante lo que aparece en nuestro entorno, lo que nos
acontece, nos preocupa, nos aburre o nos indigna. Al asomarnos a balcón y
contemplar las maravillas de la naturaleza, y comprobaremos que desde allí Dios
nos hace señales. Y otro, interior e intuitivo. Éste es un Dios personal e
intransferible. En lo más hondo de nuestro ser lo vivimos, lo sentimos. Es sólo
amor. Un amor del cual todos hablan, pero difícil de encontrar en medio de las
truculencias capciosas, el culto al dinero y al poder, autoridades deíficas de
esta sociedad en cambio. Vemos cómo no vence la fuerza de la razón sino la
razón. Pero todo eso forma parte del misterio cristiano. Es la religión de
volver la otra mejilla y elevar los ojos al cielo en espera de que Aquél que no
admite mudanza ni accidente se apiade de los que sufren los atropellos del
tirano o los antojos del enalmagrado y el ruin que cambia con facilidad de
bando, en loor a una moral de circunstancias. Dejemos a los Zoilos y Aristarcos
que se entreguen a sus fantasías despóticas para dar al pueblo la falsa moneda
o la menguada medida. Ya les llegará la hora.
Al fin y a la postre, aserraron a Isaías, acantearon
a Jeremías, y taladraron las sienes del profeta Amós con un hierro candente,
clavaron al Hijo del Hombre en una cruz, dilapidaron a Esteban, decapitaron a
Juan, a Lorenzo lo torraron sobre unas trébedes, asparon al dulce Andrés, y
crucificaron patas arriba a Cefas. Preponderan los descendientes de Agar y
Anteo sigue encontrando no pocos adeptos. Por lo que toca a Nerón sigue siendo
como una antorcha. Siempre fue así, pero Dios, que es lento a la ira y proclive
a la misericordia, es también el Maestro de
Justicia. Hay que acudir al profeta David para adivinar el porvenir de
los réprobos. Ninguno llegará a la tercera edad ”Viri sanguinum et dolosi
non dimidabunt dies suos“ y en otro versículo “Virum iniustum mala sua capient in interitu”, que
se podría verter al romance como”: el mal se vuelve contra aquellos que lo
practican y será una fuente de congojas para el malvado a la hora de abandonar
este mundo”.
La sombra de Anteo, insisto, acaba de pasearse por
los cielos de Yugoslavia. Era un gigante prácticamente invencible en la batalla
del aire. Se ha ejercido el chantaje y la fuerza bruta a todas las bandas.
Viejos monasterios de Metopia han sido profanados, sus monjas violadas por la
chusma enardecida que esgrimía “Kalaschnikoks” y cimitarras. Fueron profanadas
aras sagradas y rasgados al filo de la espada los lienzos de los iconos. La
sangre de los mártires salpica a los Nerones de turno que regentan los altos estrados,
y las Semiramis en edad avanzada han utilizado toda la perfidia y la sed de
vindicta de la que son capaces para posar sobre las horcas a toda una nación
soberana. Incluso impregna los vuelos de la sotana blanca de un senil personaje
obsesionado con giras apoteósicas.
Semejantes periplos triunfales, esas misas multitudinarias, oficiadas
por un anciano de voz bronca y mano que rila, y no se rinde, pues parece que no
se muere nunca, hacen pensar en las sentencia apodíctica de Marcusse de que el
mensaje es el medio, o en lo que advertía Marción hace dos mil años sobre
En las
cancillerías cunden los lavatorios de manos mientras los enemigos de
El sueño del Padre Foucauld sobre un acercamiento de
los sarracenos al Evangelio no sólo se aleja sino que la misma fe de Cristo
corre peligro. Sin embargo, ¿qué importa? Él roturó aquellos campos del
desierto en agraz. La semilla está echada. Un día germinará. Por lo que se
refiera a los gigantes resurrectos y las cohortes bajo las banderas de Satanás
cualquier día de estos puede aparecer el serafín de seis alas y arrojar al sanguinario
Anteo de sobre las nubes. El trono de los liberticidas y genocidas es poco
consistente. Llega cualquier viento y lo
derroca. No puede perdurar la maldad. Es conveniente en esta hora de tinieblas
no perder el rumbo ni la perspectiva.
Figuras como las de este monje humilde escondido
hacen
Era muy devoto del Santísimo Sacramento, que tenía
expuesto día y noche en el altar de su pequeña ermita. Un día que acaba de
hacer la reserva lee un pasaje de Marcos”: El Reino de Dios es como un hombre
que arroja la semilla en tierra y ya duerma ya vele ésta crece sin que él lo
sepa (Mc.IV, 27,28). Esta sentencia, verdadero crédito teologal a la fe viva,
se va a convertir en piedra de toque de su espiritualidad; constata de un parte
la necesidad de anonadación y de desasimiento o muerte del yo, pero Dios no
pide imposibles. Nos conoce y nos ama, y no escatimará pruebas para los que
elige pero este triunfo sobre las pasiones no representa un desquiciamiento, ni
tampoco una visión de la santidad acaramelada y hecha de estereotipos egoístas.
El santo no es un vidente ni un santero. Foucauld rechaza el fervor paniaguado,
individualista, pasivo que dimana de una interioridad sospechosa. Su amor a
Dios es algo coral, comunitario. El yo que tanto obsesiona a Occidente para los
orientales resulta algo contingente.
A cambio propone una vía de participación con Cristo
en su Cenáculo más activa, aparcionera y coral, donde tenga prelación el ser
sobre la existencia. Hay que sustituir al yo por el nosotros. Al fin y al cabo,
el hombre no es más que una partícula del cosmos ordenado por la sabiduría
divina en el espacio, el número y la proporción. Es el ángulo exacto sobre el
que todo converge desde las estrellas rodantes hasta la más endeble brizna de
hierba. Todo gravita en torno a la deidad suprema.
Por otra parte, aspira al conocimiento divino
mediante el misterio de
Jerusalén,
Además, ese viaje a
Había redactado sus constituciones en vísperas de un
nuevo siglo, precisamente por
Dios oculta su rostro inefable, pero es próvido,
circunstante y testigo de nuestra lucha, absoluta, ente contemporáneo y actual,
y se manifiesta en los hermanos. ¿Pero por qué se esconde? Valdría preguntar.
La semilla germina y encaña sin que nosotros lo sepamos. Hay que recurrir al
texto de Marcos, donde Cristo, que amaba la ecología y las cosas del campo,
narra en este símil cómo es el proceso espiritual. Pablo, de su lado,
argumenta”: gloriae suae Deus nos fecit compotes” a través de la
encarnación de su Hijo en el vientre de la doncella el Padre nos hizo
partícipes de la vida divina ¿Quien será capaz de penetrar estos arcanos
insondables? Sin embargo, de ese cometido o compromiso de dios con el hombre
radica la grandeza y el misterio de la religión de Jesús. Somos contuberniales,
concolegas. El salmista utiliza un adjetivo muy hermoso para definir dicho
concento: sodales, que suena mucho más bonito que solidario, pongamos
por caso, aunque los dos posean la misma raíz.
En definitiva, somos sus hermanos, los compañeros de
viaje en esta larga singladura del Cristo Resucitado. Nadie podrá ganarnos.
Estos pensamientos sueldan la base del optimismo cristiano que aguarda el siglo
futuro, aferrándose a la antorcha de las tres virtudes teologales y que mira
más allá de la realidad que nos circunda: calamidades, guerras, apostasías,
prevaricaciones, injusticias. Es el mejor antídoto para que perseveren en la fe
aquellos que se sienten como expatriados en este revolcadero de infamias, donde
los justos sienten enfado y asco, donde
la verdad es perseguida y queda a merced de la mentira, porque aquí se hace lo
que ellos (siempre unos pocos) quieran hacer o tengan a bien mandar, donde sólo
triunfa el malvado y se tacha de necia a la bondad. Ellos siguen con sus
cubileteos celestinescos. Las combleza o barragana del tirano u homicida se
pasea por el mundo con aires de santa. La “massmedia” acuña sus propios iconos
y valores que habrá de imitar la juventud, si no quiere quedarse atrás. La
locura de Cristo sigue pareciendo un elemento discordante para un sistema de
valores enmarcados en la deificación del
dinero, la potencia sexual, la belleza física. De hecho, el monaquismo es una
suerte de protesta muda contra los dislates y desafueros de
Hemos querido dar inicio a este libro con la
presentación de un solitario moderno, como demostración de que más allá del
aparecimiento está la aparición, verdadera epifanía o muestra de la acción del
Paráclito a través de los siglos. Estos héroes escondidos resguardan la grey.
Soy un testimonio tácito de que
Sin embargo, lo que el mundo brinda es apariencia.
La combleza del príncipe será despedida del harén. A la gran diva de la
pantalla no la renovarán el contrato o se morirá, porque, por lo general, el
impío no suele gozar de vida larga. La culpa atrae a la muerte. El encintado de
Cabe preguntarse, al filo de la esperanza de los que
creen en
Para él la misa no es sólo la conmemoración de
Recién convertido el Hermanito Carlos debió de
sentir en su corazón una revelación descubridora del sentido que tenía su
existencia, cuando al poco de llegar a Jerusalén entra a orar a la iglesia del
Santo Sepulcro en el instante en que se desarrollaba una ceremonia religiosa
oficiada por los monjes del monasterio ruso. Se alzaban al cielo las letanías.
El diácono abordaba el himno del Querubín (Querubinskaya). Se grabaron en su
alma para siempre los ecos de este canto sagrado en el que el hombre devana el
misterio de la procesión trinitaria pidiendo misericordia a un Dios Santo, a un
Dios Fuerte, a un Santo Inmortal, como si aspirara a comulgar con su grandeza,
interpolando el plano de la carne con el del espíritu. En sus escritos,
recomendaciones y forma de vida, Foucauld se siente legatario de esa rica
tradición del Oriente, recogida por los padres del yermo. Es un quietista a la
manera de Pacomio, Epifanio, Irineo, Antón, María Egipciaca, pero quiso
instalar esta regla orante de la vivificante Tebaida en los grandes barrios
obreros y marginales de las ciudades del mundo, plantando una flor de loto allí
donde impera la fealdad del albañal humana, haciendo subir el humo del incienso
al pie de las chimeneas fabriles, estableciendo oasis de paz y de recato en medio
del desierto de la agresividad, la complicación, el discreteo lujuriosos del
hombre anónimo y deprimido de la post modernidad. Parte del principio de que es
posible tener vida contemplativa en medio del tráfago del siglo.
Pero también incorpora a
Esta fórmula
de heroísmo se practicaba asiduamente en el mundo árabe y fue puesta en
práctica por algunas ordenes hospitalarias como el Temple los Frailes de
Es locura de Cristo. Es, por otra parte, la soledad
del místico, siempre lidiando con el vacío del dolor, la inseguridad de la
tierra y la sucesión de los rostros y de los cosas, pero con los ojos fijos en
esa Sombra que carece de mudanza. Es una relación de monologo, más que de
dialogo, porque Dios rara vez habla, o se expresa con actos. Solamente la fe es
capaz de pegar el gran salto para salvar esta distancia.
Rehén por sus hermanos.
Otros santos grandes del tiempo presente, como la
nunca suficientemente ponderada Teresa de Lisieux se ofrecieron, asimismo, como
víctimas propiciatorios del holocausto vivificante. Pasaron a ser rehenes del
amor por los sus hermanos. Se desentendieron de sí mismos para dejar que el
Almo obrara, conscientes de que nadie puede ganar al Espíritu Santo la partida.
“ Pasaré mi cielo en la tierra obrando portentos en todo aquel que me invoque”.
Así explicaba
Por lo que respecta al Solitario de Beni Abbés, su
ofrenda también fue escuchada y Dios permitió que sellara aquel pacto de
caridad hacia los árabes con su propia sangre derramada. Desde entonces sobre
las arenas del desierto se oculta la esperanza de la vuelta a Cristo de todo un
continente, que en los primeros años le fue muy afecto. A ojos vistas, no se ha
producido este acercamiento de tolerancia ecuménica, antes bien, el fanatismo
fundamentalista cunero y fanático ha vuelto
a mostrar su rostro menos amigable, por estas calendas en las que estamos, pero
la semilla está lanzada. Algún día germinará. Después de todo, dicen que la
fortuna ayuda a los audaces y que este mundo que gobiernan o desgobiernas los
políticos, programan y diseñan los matemáticos, sólo lo mueven los soñadores y
los poetas.
Foucauld era un idealista, un hijo de la imaginación
de Chataubriand. Llevaba muy adentro las brumas del Rin y el tañido de las
campanas de Notre Dame. Era demasiado francés para transformase en un vulgar
enciclopédico volteriano.
Muerte de las palabras, muerte del Amor.
Hablamos tanto del Amor que se ha gastado el sentido
de un término tan preciso como precioso. Anduvo siempre en labios de los poetas
de todas las naciones y es casi una herramienta de trabajo de los místicos. He
aquí que unos y otros parlan a destajo de sus enamoramientos y tanto abusaron
de él que ya no queda otro remedio que escribirlo con minúsculas, porque el
odio avanza, el escarnio y el egoísmo se apodera de todo el recinto. Si Cristo
volviera, seguramente volverían a crucificarlo. Si enviase a sus ángeles para
predicar en Sodoma y Gomorra la penitencia, que detendría el castigo,
seguramente que los invertidos, tan abundantes por nuestros lados, intentarían
sodomizarlos, porque los Principados aquellos eran hermosos a morir, y quizás
por eso se los presenta la plástica piadosa no en vano cargados de pluma...
¡Somos hombres te tan poca fe! Hemos de
ver para creer ¡Y así tantas y tantas cosas en este tiempo en el cual parece
que el Destino juega al juego del trocado, que al revés te lo digo para que me
entiendas!
Debe de ser por que todos parecen empeñados en
oficiar una ceremonia de confusión o misa babélica, en la cual se retuerce el
pescuezo a la semántica en propio beneficio. Se rinde por todas partes culto al
diablo. De ahí que, al escuchar mentar la palabra amor, nos llevemos la mano a
la cartera, y no falta quien desenfunde la pistola, muy a sabiendas de que no
existe y de que con esa palabra se pretende darle el timo de la estampita.
Quiere decir concupiscencia, de la misma forma que ahora paz ha usurpado el
sentido de guerra, y régimen de libertades comporta el de sometimiento a la
ley, y el que se mueva no sale en la foto. La filosofía de los Derechos Humanos
ha degenerado en “limpieza étnica”, refugiados, emigraciones masivas y
exterminio de tribus enteras en África o en el Kurdistán, pero estas son
movidas a donde las cadenas de la televisión global no envían a sus paniaguados
en guisa de Herodotos o de Tito Livios de nueva filiación, para contar en sus
oyentes en vivo y micrófono en ristre
cómo se desarrollan estas ocupaciones, invasiones y matanzas, o se alzan
las tiendas de los campamentos de refugiados. No hay cosa que dé más asco que
todas esas tumbas abiertas a la hora del postre. La verdad ni renta ni interesa. No es más que una fantasía de
unos cuantos iluminados que suspiran la llegada del Maestro de Justicia. Nadie
ha alzado una voz en pro de los serbios,
cristianos ortodoxos, profesores de la fe, que están siendo eliminados
sistemáticamente y expulsados de sus casas por los kosovares islamitas. Un
obispo de cuyo nombre no quiero acordarme ha facilitado a los sarracenos las
dependencias vacías del seminario de Sigüenza, antiguo bastión cisterciense, de
cuyas paredes ha desclavado previamente los crucifijos que colgaban, para no
herir susceptibilidades de sus pupilos mahometanos tratados en
Mientras el
papa acude a Washington a bendecir al emperador Clinton ¿Para qué queremos un
episcopado y un cardenalato católico tan arreado de púrpura y tan cargado de
plumas? ¿De qué nos sirve rendir el culto a la personalidad y adorar casi como
si fuese un semidiós, si el delegado de Jesús en la tierra no ha dicho ni esta
boca es mía a la hora de condenar los apocalípticos bombardeos sobre Metopia,
la primera Tebaida en Europa, la tierra de san Jerónimo el Dálmata? El obispo
de Roma por intereses creados ha
transigido con la justicia. Poco ha cundido el ejemplo del enérgico San
Ambrosio, quien siendo arzobispo de Milán hacia el año 389 se enfrentó a
Teodosio por haberse excedido en sus expediciones de castigo contra Tesalónica,
lo que es hoy Serbia y Macedonia, la de las cartas apostólicas paulinas, hoy
sujeta a los horrores de la debelación de la parafernalia de la liga atlántica.
Los embudos y cráteres que han dejado las bombas sobre aquel territorio sagrado
claman al cielo. Roma, con tal de sobrevivir, transige con todo. Clinton, Blair
Schröder, Solana y ese secretario del FO que tiene la pinta de carnicero del
Yorkshire, que se llama Robín Book, se
han salido con lo suya, y aquí nadie ha dicho esta boca es mía. Se ha
cohonestado la mentira y el asesinato, pero los responsables de este atropello
tendrán algún día que dar cuenta a Dios.
Ha venido el Enemigo de las almas y ha empedrado de
chinitas el camino de
No sabría qué
responder.
Sin embargo, esta manipulación de los hechos
objetivos, así como la profanación del Templo del Amor y de
“Entonces
buscarán los hombres la muerte y no la habrán. Desearán acabar, pero la muerte
huirá de ellos”.
Ya
los griegos especulaban con el origen y la semántica de este vocablo. Amor es
querer transformarse en el otro, según Platón, y esa noción caló profundamente
en el Cristianismo, siendo la idea básica sobre la que lucubra San Agustín, y
el motivo de inspiración de
Antítesis de la muerte, al amor se le compara con el
sol, astro patente de energía del cual toda luz irradia. Es el punto al que
todo revierte. Se le representa en forma
circular por ser eje meridiano. Los antiguos colocaban en la rueda solar los
principios del movimiento armónico. Cualquier criatura se vuelve hacia el astro
rey y como el ámbar atrae las pajas y el imán al hierro, así el hombre gravita
alrededor de sus rayos, en búsqueda perpetua del centro, para transformar y
desaparecer en un hondón de deseos, pero en esa búsqueda de la utopía soñada y
que nunca llega a catalogar con los ojos del cuerpo, siente perderse en un mar
sin fondo. No hacemos pies al escudriñar con el tercer ojo místico las simas
inefables. La marcha hacia esa punto configura una peregrinación por le dédalo.
Anteo, al fin y al cabo ató su cuerpo a una cuerda atrapada en una aldaba de
los guardacantones del Laberinto de Creta. A nosotros, que tratamos de
iniciarnos en la vía purgativa a pecho descubierto no nos sirve esa añagaza.
Hay que perderse en Dios, en el infinito océano a sabiendas de navegar en una
mar aborrascado de tinieblas absolutas, como única antorcha, el candil de la
fe. Estamos debelados por la oscuridad. En verdad, nosotros somos la noche,
náufragos del amor, en continuo movimiento hacia el Edén.
Abstracción
Este sentimiento de ausencia divina que de describe
como una tensión o tendencia hacia la armonía como evasión de un mundo
inhóspito y sicalíptico, pues el deseo animal suplanta casi siempre a ese noble
sentimiento de inspiración deísta. Somos pecadores. Jugamos con cartas marcadas.
Anhelamos el bien, la verdad y la belleza, pero el mal nos retine. El pecado se
apodera como maleza inextricable. Por la abstracción de cuanto nos rodea
podríamos alcanzar ese nivel de serenidad absoluta. Platón nos ha venido
soplando este concepto que nos vuelve utópicos y desacomodados entre la
potencia y el acto. Ese es uno de los principios de locura. Nuestras vidas
adolecen de ese desequilibrio peligroso o desfase entre lo que queremos ser y
lo que en realidad hemos venido a ser. Cristo torna a remachar en este
principio platónico. Hasta los cabellos de vuestra cabeza están contados.
Se vuelve a repetir como motivo central en el Libro
de los Libros. San Juan plantea la respuesta a esa dualidad inextricable en la
cual los planos del bien y el mal se confunden, la castidad y la lujuria, dolor
y deleite, enfermedad y salud. Es una respuesta metafórica. Parece que el
evangelista se va por la tangente, pero da su hemina de candeal profético en
pócimas selectas. En sus párrafos se contienen como grandes símbolos de gemas
de un Lapidario los avatares del pasado, el presente y el porvenir. De ahí que
sea vital de todo punto estudiar el anuncio juaneo de las claves, las moradas,
los estadios, la pugna en la que se enmarca el provenir del universo. Nadie ha
penetrado en el sentido esotérico mesiánico de esta obra cumbre de lo que está
revelado como los que huyeron al desierto. Cubre las necesidades escatológicas
inherentes a todo ser humano al tiempo se hace una apología de los que en
defensa de
Es la palabra escrita y hablada, que era para los
griegos una suerte de talismán, la que
brota a partir de la contemplación del rostro del Amado para justificación del
vencido acá abajo. El Verbo os hará
libres por medio de los libros, y en él encontraremos lo que define a los
dioses: paz amistad, concordia. Su contexto, por eso ha sembrado la
intranquilidad e incluso el furor y la rabia de los racionalistas que se oponen
al Reino. Con sus símiles de pergeño inalcanzable resumen el Apocalipsis ese
afán divino por la justificación del vencido, acá abajo, y que, arriba, en
Por boca del profeta
El deterioro de
“Vi bajo el altar de la sangre de los mártires,
que habían sido muertos por la confesión de la palabra del cordero, a los que
daban voces diciendo: ¿ Hasta cuándo, Señor santo y verdadero, no vengarás
nuestra sangre?”
Este
libro es el que ha poblado regiones enteras con las almas de los aspirantes a
un hueco en ese rincón de alabanzas perpetuas, ese prado nuevo, solar de toda
ventura, Campos Elíseos prometidos por Cristo a los que creen en Él. Constituye
la piedra angular de la especulación lapidaria, que ha llevado al estudio de
los astros y de las propiedades físicas de la flora y fauna y fenómenos
naturales del planeta, pues en su saber se encierran las siete disciplinas de
la gaya ciencia. Es cuna del arte
cristiano en todas sus ramas, desde la cronología de los Beluarios y Beatos
iluminados hasta las últimas catedrales. Todo lo que el hombre es, ha sido y
será está implícito en sus paginas. El ser humano empezó a progresar y a ser
algo más que una bestia de carga a partir del Evangelio. Este puede ser el
secreto clave para comprender el pasmoso desarrollo que han tenido los pueblos
de Occidente a lo largo de dos milenio. Uno no puede estar más en desacuerdo
con aquellos panolis que invocan la vuelta al Kamasutra y a Confucio, habiendo
nacido en la provincia de Soria, aunque comprendo que somos todos hijos de
muchas madres y de haber mamado leches diferentes. Ya decía el Gran Isidoro que
no es lícito imponer a los cristianos a la fuerza. Ahí puede que estribe uno de
los grandes errores de
Cristo preside la esfera. Es el dueño que
reina en la ojiva, el alma del Pantocrátor, la columna de apeo de todos los
arcos. Su aroma impregna toda el arte desde la música de los trotarios o
tractos de la misa griega hasta las
sinfonías de Beethoven y nada se diga de Rimsky Korsakov, Tchaikovsky o los
compositores rusos. Pero también el Libro del Apocalipsis es un alegato contra
la tiranía. El que es malo tendrá que hacer recudimiento de sus culpas y expiar
su pena algún día. Por el contrario, sus páginas constituyen un manantial de
consuelo para el que sufre por la verdad y la justicia y decide huir al
desierto en busca del amor encarnado en el Verbo y la palabra viva. ¿ Qué es
esto? Me diréis, y yo os contestaré”: Lo inefable”. Porque, si se ciegan las
fuentes de
Sin embargo, esta idea resulta obvia para la estirpe
escogida a la que pertenecen los santos. Charles De Foucauld fundó el instituto
de los Hermanitos del Evangelio. Es la orden que más santos ha dado a
El testimonio y la sangre de los mártires es
inamovible. Ahí queda. Ellos entendieron el rumbo a los que se dirige
Luzbel otra vez ha clavado el grito en las
estrellas. Otra vez quiere ser como Dios.
Mientras, el abanderado de las milicias
arcangélicas, vuelve a tocar a rebato al socaire del lema “Quis sicut Deus? Es una lucha que dura ya largo tiempo. El
alzamiento de Miguel es un reto de salvación. Los solitarios de la viña del
Señor, los operarios de la hora undécima, recogieron el guante marchándose a
vivir al desierto, y dijeron lo que Pedro en el Tabor: “Qué bien se está aquí,
Señor, hagamos tres tiendas, una ara Moisés, otra para Elías y otra para Ti con
todos nosotros”. Subieron participar de la alegría de Dios mediante la
renuncia. El yermo les volvió en soldados de Cristo, encuadrados en los
escuadrones del Terrible para la satánica hueste y Glorioso Miguel.
La vida es lidia perenne y el paso del hombre por
este mundo, tan corto, una incesante Apocalipsis.
22 de junio de 1999
ººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººº
capítulo II
MONASTERIO CISTERCIENSE DE SACRAMENIA(Segovia),
PRIMER JARDÍN DE MARÍA EN CASTILLA
La
piedra presenta un aspecto intacto en los engaces y junturas de la sillería.
Una decoración floreada de acantos, helechos y arabescos esculpe las ménsulas
que invitan a la oración y al recogimiento. No son flores que se dan por aquí.
Una de dos: o el clima ha cambiado, o los hombres que esculpieron estos muros
con sus ensueños y fantasmagorías tenían la mirada del alma puesta en otra
parte. Impresionan las arquivoltas y el alzado de los vitrales y de las
puertas, en el que todo es armonía. Causa perplejidad el estado de conservación
de esta ermita de San Vicente, que durante siglos estuvo cerrada. Fue
abandonada por los primeros monjes y está tal cual. Es una de las piezas románicas
más originales, al tiempo que sencilla entre los monumentos de
Todo es aquí plegaria y culto a María. Uno de
los capiteles representa a un pastor, medio derrengado que trata de coger una
oveja descarriada. El rabadán ofrece un aspecto pobre y toso, pero la decisión
de su ademán y el deseo de salvar a la oveja que falta del aprisco
sobrecogen.
Por entre las patas del animal y debajo del
morro asoma un rostro misterioso, cuyos los ojos son tan vivos que casi se clavan en el que los
contemplan con la fijeza de un berbiquí. En otro hay un obispo sonriente que
bendice armado de báculo con los dos dedos de la mano derecho bajo las ramas de
una palmera real, símbolo de la eternidad y del martirio, que hacen flanqueo.
Los
sillares son cuadrados perfectos, asignados y asentados con una devoción que llena
todo el lugar y los plementos de la bóveda de cuarto de esfera u horno parecen
recién salidos del cincel. Todavía hay
en las impostas marcas de cantero, y
debieron de ser moros los que hicieron esto, porque en todo instante el
monumento ofrece como aversión a las representaciones antropomórficas. Sólo las
necesarias. Es el ábside lo único que queda de un templo derruido o que no se
llegó a terminar nunca, lo más probable a causa de alguna razia o invasión tan
frecuente por estos pagos durante los siglos del Alto Medievo.
Esta
capilla es el remanente de un tiempo misterioso del que sabemos muy poco, a no
ser en estereotipos, pero que demuestra que
las piedras doradas saben rezar y cantan antífonas coreadas por la brisa
que a su vez alza plegaria entre los chopos. Se sitúa en un valle que se
encajona desde la fuente que llaman grande al entrar en el pueblo de Fuentesoto
injerto en el fondo de lo que fue un antiguo mar. En las rocas de los bordes se
aprecian los listados del lugar que colmaron las aguas. Dentro de esta fosa
miocena se aprecian las margas calizas. El suelo está alfombrado de fósiles.
Abundan las valvas del período triásico: arcestes y árcidos, curiosas caracolas
y estrellas de mar petrificadas. El
valle es poco profundo en general pero los tesos y pequeñas mamblas lo ponen a
recaudo de los vientos, sobretodo del cierzo que por invierno suele ser aquí
crudísimo. Por trecho de una legua entre sotos y tesos, el río anónimo va a
desembocar al Duratón.
El cantar de
las aguas de este arroyo era la única música que rompía la soledad de estos
parajes, ideales para el contemplativo. Los cistercienses fundaban en lugares
abrigados sus retiros, que llevan todos nombres de hondura celestial:
Valdediós, valles de Dios, Collado Hermoso, Montsalud, Valparaíso, Armenteira
(Pontevedra) de armentum, una prerrogativa de los templarios que siguen
las costumbres romanos en la búsqueda de habitáculos que tengan buen tempero,
aguas salutíferas, y el abrigo del prado ameno. También son cistercienses,
aparte de Poblet y de Port Royal, cerca de París que, andando el tiempo sería
importante foco del movimiento jansenista,
Quiso
imprimir a sus casas el Doctor Melifluo una marca recia y solemne en las que
resonará a lo largo del día y la noche el eco de la himnodia gregoriana.
Encontramos sus monasterios como una grata sorpresa al caminante, donde uno
menos se lo espera: siempre en terrenos despoblados y en contacto con la
naturaleza. Oiréis que siempre se dijo: “Et in Arcadia, ego”. Por supuesto la
búsqueda de Dios puede resultar un idilio, si no fuera que a veces los seres
humanos no sabemos estar a la altura de ese ideal de vida angélica. Las macizas
paredes cistercienses serían también batidas por los vientos de la tribulación
y la discordia.
Mediante su
amor al trabajo paciente y tenaz, ordenado bajo el regimiento de las horas
canónicas estos valles umbríos se convierten en Jardín de María. En Helicón que
piensa en el Cielo. Es por esa noción de
búsqueda platónica de la divinidad. La marcha hacia las estrellas en pos de la
utopía agustiniana de la ciudad de Dios, y su construcción. El establecimiento
de un gobierno universal, donde el evangelio sirva de pauta y código de armonía
y de bienandanza entre todos los pueblos y todas las razas. Claraval, en buena
medida, coloca las primeras basales de Europa, una Europa que no se puede
entender sin el culto a
Pero henos ya
de nuevo en Fuentesoto.
En la otra ribera y pasando un pequeño puente se
avistan unas cavernas horadadas por la erosión o por industria humana, que vete
tú a saber, y sitas al somonte. Son unas
espeluncas formidables en las que se
dice moró un penitente local que llamaban Juan de Paniagua. El Beato Juan de
Paniagua fue un santo mozárabe compañero de San Frutos, san Valentín y santa
Escolástica, que tenían su cenobio a legua y media de este lugar sobre los
riscos del Duratón. Cada veinticinco de octubre se celebra allí una romería.
Había otra más importante por
Allí se
elevan las ruinas de otro convento bernardo. Los cistercienses recogieron la
tradición eremítica de los cristianos visigodos que se regían por la regla de
san Basilio, seguida por aquellos que a través de la senda angosta, domando las
pasiones y sujetando las pasiones con la brida de la mortificación y engolfados,
en definitiva, en los sacrificios de la vida penitente, aspiran a coronar la
cima del monte de la perfección. Buscan los feraces valles recónditos con
abundantes acuíferos, pero no les intimidan tampoco las fragosas angosturas de
los desfiladeros o las sierras despobladas.
El beaterio y asceterio oriental de monjes que
vivían en agregación de colonias, según se comprueba al visitar
Espiritualmente, mantiene la máxima evangélica
de volver la otra mejilla y no responder a la violencia con la violencia. Sin
embargo, esto es una tesis impolítica, imposible de implementarse en la
práctica teniendo en cuenta los deberes de los príncipes a salir en defensa de
sus vasallos.
Es criterio que empezó a arraigar durante los años
carolingios, que Bernardo de Claraval retoma precisamente para llevar el agua a
su molino: el poder del papa sobrepuja al de todos y los reyes cristianos no
pueden tomar armas sin la correspondiente aprobación del pontífice. Dicho esto,
cabría conjeturar que sería lícito implantar el catolicismo entre los infieles
a culatazos. Nada menos cierto. San Bernardo nos sorprende porque ya en pleno
siglo XII se alza como campeón de las Tres Culturas. Eso sí; la cruz ha de
tener prelación sobre las demás sectas.”Reducid a los no creyentes con vuestra
conducta inocente y con argumentos, nunca a viva fuerza” proclamaba en 1146,
cuando estalló una terrible persecución contra los judíos a orillas del Rin. El
monje clarividente e iluminado recorrió media Alemania convirtiéndose en
valedor de aquellos pobres israelitas. Como siempre, eran los de abajo quienes
fomentaban los desmanes hebetados y supurando prejuicios antisemitas. A los que
combatía desde el púlpito y luego salvaba la vida acudían a abrazarle. Esta
dualidad ambivalente no admite el argumento “ad hóminem” al que somos tan
proclives muchos de los que nos decimos católicos.
Gustaba mucho de pronunciar una frase: “ Si la
misericordia fuese pecado, yo la cometería”.
Hasta el punto de convertirse en una muletilla que dejaba caer una y
otra vez en sus sermones.
Estos son los hechos irrefragables. Alemania era ya
en aquellos tiempos la tierra de la vergüenza (“shamland”) y únicamente las
predicaciones de los cistercienses contuvieron
lo que llevaba camino de convertirse en el primer gran “Shoah”. Muy
pocos sionistas se lo agradecerán, pero los datos ciertos no piden pan. Están
ahí.
La ternura de su temperamento contrasta un poco con
la dureza berroqueña que demuestra cuando sale en defensa de la ortodoxia y de
la supremacía que compite a
Sus frailes tendrían que saber defenderse, porque,
de lo contrario, se los comerían las alimañas, si no andaban listos, o acababan
con su cabeza rodando por el suelo del tajo certero de la cimitarra
almohade. Fueron los cruzados los que
dijeron: basta. Las Ordenes Militares secundaron esa filosofía con las armas en
la manos. Querían ganar almas para Cristo al filo de la espada. Así nació
Europa.
Pero, no seamos ingenuos; recapitulemos ya. Habían sido casi tres siglos de terror
islámico en el sur de Europa. Fue un
holocausto aquél nutrido con una lista de héroes innumerables. No hay que
perder de vista que la djihad era una guerra de exterminio. Abi Ahmer El
Moafari, alias Almánzor, un bereber, con esa cortedad de luces, dureza y
agresividad de la que suelen adolecer los iluminados de todas las razas y de
todos los credos que se creen en posesión de la verdad absoluta, no se andaba
con chiquitas. Lo mismo que mandó quemar los tesoros de la biblioteca de
Córdoba, acabando con una parte del patrimonio intelectual de la raza humana,
porque sus fondos contenían textos de los alejandrinos y tratados de medicina
natural en la que eran expertos los romanos, pues nadie les dio alcance en
punto a yerbas, y otros monumentos literarios irremisiblemente perdidos,
degolló en León de una tacada a treinta mil cristianos. Mandó que el almuédano
convocase a los fieles y sobre aquel dantesco escenario de degollina se hizo la
adoración de la tarde. Corría el año 971.
Años antes,
habiendo cruzado
Era la furia
incontenible del Averno. Nadie era capaz de parar a sus jarcas. La bandera
verde del Profetas ondeó en todos los mástiles. De las cincuenta y dos
expediciones de castigo contra el Norte en ninguna marró, aunque iría a morir,
mira por donde, en tierras sorianas, a pocos kilómetros de distancia de estos
valles un poco a trasmano y que servirían de campo de operaciones a una nueva
forma de vida contemplativa, cuya singular y azarosa emergencia estamos
narrando. Si años después el todopoderoso Corso, demoníaco y poseído avenate,
tuvo su Waterloo, el Moro Almánzor encontró la horma de su zapato en
Calatañazor. A este respecto, contamos con el lacónico texto, casi como un
conciso parte de guerra que nos legó el Silense:
“Murió
Almánzor el año 1002. Su cuerpo rindió a la tierra y el alma quedó sepultada en
los infiernos”
España
que era frondosa y llena de bosques, encinares y robles, sobre todo en la
meseta castellana, con las invasiones sarracenas se transformó poco a poco en
un desierto. Ya no podría la famosa ardilla andar todo el trecho de
Fuenterrabía a Tarifa sin tocar suelo, porque la selva era tan tupida que este
animal podía avanzar saltando de rama en rama. La bipenna del invasor acabó con
la prodigiosa fronda nuestra.
Desgraciadamente,
y, como las crónicas sec repiten, porque el mundo parece condenado a seguir
dando vueltas de peonza y donde menos uno se lo piensa hemos vuelto a volver
brillar el filo funestísimo de los alfanjes sobre Yugoslavia. El espíritu
moruno de venganza se reencarnaba en Clinton, Albright, y comparsa. Eran los
lunáticos de la yihad a favor de la democracia. No se puede empuñar la espada
en nombre de nada. Ni siquiera en nombre de Cristo, cuanto menos en el de la
democracia.
Lo
malo es que la idea que más vende es la de la guerra. Siempre fue así y tal vez
lo sea siempre. De forma fija, acabamos tropezando contra el mismo canto.
La
irrupción de El Moafari y sus hombres del desierto acaba el esquema de la
cierta tolerancia de los árabes hacia la presencia de los cristianos adaptados
o mozárabes en su zona dominada.
No todo fueron proezas. Puesta la mira en
salvar el pellejo, una gran parte renegaron de sus creencias dando pábulo así a
un ambiente de delación y de sospechas, concomitante a cualquier guerra civil.
Estas secuelas de la cobardía o de la venganza, como sabemos por experiencia
los españoles, tan proclives a subirse al carro de los vencedores - ocurrió con
las germanías comuneras, con la sublevación morisca, con la francesada, con la
inglesada y ocurrió con Hitler, y está pasando con los
americanos- crean una psicosis de miedo que es a veces peor que la propia
liquidación física. Este pueblo, tan acérrimo y tenaz en la pelea, acaba
siempre por congraciarse con el que gana.
Ya lo advertía el poeta: no somos más que un pueblo de arrieros,
lechuzos, tahúres, de logreros y de supersticiosos agoreros.
Antes
de la llegada de los benedictinos a España hacia finales del siglo X estaba
implantada en toda la catolicidad hispana una fuerte tradición monástica
calcando los modelos de San Pacomio y de los sirios. Todos ellos fueron
arrasados con las incursiones musulmanes a partir del siglo VIII, que
dispersaron a los religiosos y religiosas e hicieron crecer la lista de los
mártires en lugares tan significativos como el monasterio cordobés de
Tabara; y en el XII, con la llegada de
Alfonso VII el Emperador, a raíz de la toma de Jaén vuelven a renacer, pero
cambia el rito que antes era griego y se romaniza bajo la presión y el
caudillaje de los monjes blancos llegados con san Raimundo y sus caballeros de
la orden de Calatrava,
El cenobio donde los monjes no hacían vida común más
que en muy contadas ocasiones y no
salían apenas de sus celdas se convierte en monasterio con un régimen
conventual muy estricto. En su
organigrama de observancia, el de
Claraval quiere que los monjes blancos trabajen, rezan, coman y hasta duerman,
los lechos separados por un biombo o camarilla, siempre el uno cerca del otro, en parte, para darse ánimos, y, en
parte para que el superior los tuviese más controlado, porque el Cister está
íntimamente relacionado con el Temple y ofrece una estructura militar, y, en
último termino, porque así se prevenían
las discordias. Toda la autoridad, en manos del abad. No se dependía de Roma
más que a efectos dogmáticos. Los monarcas de Castilla y los obispos declinan
su patria potestad, hacen donaciones territoriales y de inmuebles, y es así como el margen de la umbría de la
cordillera central desde Somosierra hasta los Picos de Urbión y la margen
izquierda del Duero se convierte en abadengos.
Recogen los
cistercienses de los benedictinos su amor al trabajo, la paciencia, pero
rechazan el boato y la solemnidad. La disciplina es en san Bernardo más férrea
que en San Benito, en correlación con la idiosincrasia de uno y otro: la del
primero más aguerrida, y la del segundo, como buen italiano, más partidaria de que la miel pueda resultar
más eficaz que el vinagre, como paliativo. Por otra parte, los cistercienses
serán los grandes adelantados de la devoción marial, impulsan con ardor esta
singular forma de piedad, algo que los templarios habían incorporado a su vida
de desde sus correrías por oriente. Misteriosamente,
al pairo de esa devoción se esparce rápidamente
el afán de construir catedrales góticas. Son menos intelectuales y más
prácticos que sus hermanos por estar más avezados a convivir con soldados y campesinos
que sus hermanos “ los monjes negros”. Pero el “ora et labora” lo imprimen como
sello primordial de conducta. Allí donde aparece un cisterciense, se construye
una capilla, se copia un códice, se planta un majuelo, y surgen aradas por
los campos. La impronta rural, casi de
paz geórgica, es un rasgo fisonómico de la cultura cisterciense.
En todas las casas de bernardos la estructura es muy
simple y austera. Cada individuo tenía asignado un papel que desempeñar. Y ha
de someterse durante el culto a un reglamento de meticulosas ceremonias, donde
los pasos que se han de dar y las genuflexiones con prosternación incluida,
están minuciosamente estipuladas por rúbrica abacial. Así, si algún fraile, por
negligencia o descuido, omitía alguno de estos ritos exteriores, luego tendría
que ir a confesarse durante el Capítulo ante el abad y el resto de sus
hermanos.
Hay un
campanero, un cillero, un capiscol para el canto de los salmos, un hebdomadario
de semana para vigilar el sueño de sus hermanos, un enfermero, un carretero, y
un apotecario o cirujano, y un racionero. Las abadías más ricas se permiten el
lujo de un anatista, que era el encargado de asentar las cuentas del dietario y
llevar cómputo de las anatas. Los historiadores debemos a esta escrupulosidad
ordenancista del fundador borgoñón por precisar incluso cuántos pasos debería
haber desde el claustro hasta el coro, o el grosor que había de tener el
cerquillo de la tonsura, así como las pulsiones de la vida diaria que se
recogen en las tazmías o libros de cuentas del convento con evaluación de
cosechas, diezmos y primicias, la posibilidad de recomponer hogaño la
cotidianidad de un convento medieval: la dieta, las devociones, los premios,
los castigos, las costumbres funerarias, etc.
Había otro
que administraba el armariolum que
guardaba los códices de devoción, evangeliarios y libros de horas para el culto
divino. Debía avidez por la lectura, pero ésta se administraba en cápsulas. Los
religiosos no debían manejar más que el “ pensum” asignado. Los libros
prohibidos se guardaban bajo llave en un sector de la biblioteca denominado el
“infierno”.
Parte
importante era la bodega. No tenían
prohibido el vino los discípulos de Bernardo, aunque por una gracia especial de
Se les tasaba
por norma dos cuartillos a cada refacción, pero no lo probaban durante las
cinco cuaresmas. Sin embargo, dos veces al año por Pascua de Resurrección y en
la fiesta de
Con todo, resultaba infrecuente el espectáculo de
ningún padre o hermano oblato que hablase con las columnas. Algo alegres, sí.
Pero los cistercienses siempre tuvieron un carisma o tiento especial para
paladear sus sabrosos caldos. Por un regalo de
Eran eximios viticultores y a su sabiduría debe
Castilla sobre todo la ribera del Duero los excelentes caldos que ellos sabían
cultivar con mano maestras, plantando viñas y majuelos en declives y laderas,
sitios muy abrigados, y siguiendo un proceso de elaboración en cubetas de roble
muy estricto y fundamental.
Para fijar el tiempo en que se produce el cambio de
guardia cultural, la revirada del orden estético y social el siglo duodécimo es
la pauta. Significa uno de los espacios históricos y desconocidos de la proyección
europea, un avance en línea recta. Nace de las Cruzadas que no representan sino
una huida hacia delante. El arte
románico, su contraseña, constituye un estilo de transición desde la tierra de
nadie de los siglos oscuros hacia el esplendor del arco ojival. Funde los
sueños anteriores, porque la bóveda de cañón y el arco de medio punto nacen del
legado arquitectónico árabe, merovingio y paleocristiano. El Pórtico de
No aflora por generación espontánea sino de resultas
de una evolución permeable, con intercadencias y altibajos y el desconcierto
que habían deparado a la mentalidad del cristiano las incursiones sarracenas.
Pasado el terror del milenario, con sus fijaciones sobre el Libro del
Apocalipsis, una idea obsesiva de que el mundo se acercaba al final de los
tiempos, lo que desencadena dos reacciones contrapuestas, en unos el gozar de
los placeres que da la vida, y en otros, el retiro de las pompas banales del
mundo, en búsqueda del camino de perfección en el desierto, se produce un
resurgimiento. El hombre europeo parece haberse encontrado a sí mismo. Tuvieron
que pasar cien millones de años antes de que el simio de Atapuerca alzase su
columna vertebral hacia lo alto y hablase. Y cien mil para la llegada de Cristo,
pero sólo mil para que pintase los monstruos de los bestiarios y beatos. Menos
de mil, más y nos plantamos en la calculadora. ¿Serán estas máquinas pensantes
que tantos avances han deparado a
Había sido demasiado duro el Siglo de Hierro. Se
registró por entonces una de las crisis mayores del pontificado, debido a las
conjuras internas y al clima de la inestabilidad. Roma, que ya en el había
conocido en 410 el saqueo de Alarico, vuelve a ser invadida por tropas
sarracenas en 844. El papa Sergio III es obligado a contribuir al sultán
onerosas pechas y cargas fiscales. Las intrigas y el escaso decoro bañan el
ambiente del palacio de San Juan de Letrán. Ciertos autores suponen que las
llaves del pescador quedaron en mano durante un período de treinta meses de
De los veintiún papas que subieron al solio primado
a lo largo del siglo X se cree que un tercio de ellos falleció a mano airada,
víctimas del veneno, apuñalados o ahogados en el Tíber por sus contrincantes,
si hay que creer a un cronista tan ecuánime como es Vicente Silió en su
magistral texto “Un hombre ante la historia”. Muchos de ellos eran hechura del
crimen y de la intriga. El mentado Formoso fue desenterrado y su cadáver
execrado. Secuaces de la facción contrario le cortaron los dedos de la mano
derecha, con la que bendecía. Únicamente se salva de la quema San Silvestre
II(999-1003), quien fue investido durante el terror del milenario. Era, según
parece, un nigromante y cabalista que llegó a inventar una máquina capaz de
responder sí o no a una pregunta dada, conceptuándose a Silvestre como el
precursor del ordenador y de toda la cibernética. Rescató a Roma de la
dominación musulmana mediante con una alianza con el germánico Otón III. Fue el remedio tal vez peor que la enfermedad
porque este concordato va a suponer el inicio de un estigma que haría mucho
daño: el enfrentamiento entre Trono y Altar, la lucha por las investiduras, el
ambiente de pugnas del reinado del emperador Enrique IV, la marcha a Canosa y
todos los escándalos que rematarían en la rebelión luterana.
Dice Morruet que esta desdichada centuria se llamó
el Siglo de Plomo por la grosería, el hervir de pasiones y la abominación que
corrompe los estrados de la curia. Es un tiempo de tinieblas por la falta de
escritores, ya que, como muchos pensaban que el 31 de diciembre del 999 se iba
a acabar el mundo, nadie labraba, ni escribía y proliferaban aberraciones corruptelas
de toda índole en el alto clero.
A este respecto la llegada al pontificado del monje
Hildebrando en 1073 fue providencial. El austero monje siciliano que reinó bajo
el nombre de Gregorio VII inició una de las reformas más traumáticas, instituyó
el celibato eclesiástico. Este había quedado fijado en el Concilio
toledano de Elvira del siglo IV. Se
recomendaba la abstinencia del comercio carnal con mujer a los ordenados sobre
todo por cuaresma y las grandes fiestas. Decía que un obispo no podía estar casado
y que todos aquellos presbíteros aspirantes a recibir la plenitud del
sacerdocio deberían despedir a su mujer legítima o a la concubina, cosa que
hicieron algunos egregios padres de
Gregorio VII pagó caro su osadía al propugnar una
reforma de las costumbres, pero, sobre todo, en su enfrentamiento contra el
poder temporal. Fue depuesto por el candidato del emperador, Clemente III, y
murió desterrado en Salerno en 1085. Triste final para el monje Hildebrando
quien toda su vida luchó por unas cuantas ideas absolutas, pocas, pero exactas:
a), que le poder de los papas viene directamente de Dios; b), que todos los
príncipes de la tierra han de besarle el pie en señal de pleitesía; c), que el
papa no se equivoca jamás, hable ex cátedra o en charla confidencial, porque en
su triple corona recae el viento trinitario y almo; d) que asume la facultad de
hacer la guerra por delegación a los reyes bajo la órbita de su mandato. Esta
es
Esta insigne figura del pontificado va a convertirse
en el gran campeón de
Es el santo y
seña de la mano del hombre que deja por doquier estampada la marca de su
naturaleza viciada. Dicho esto, hay que decir que Gregorio VII ha sido uno de
los papas mayores de todos los tiempos. Después de mí el diluvio. Quien venga
atrás que arree. Al morir en 1085, la
debacle. La cristiandad intenta la fuga hacia delante lanzándose a las Cruzadas.
Legatario y heredero de Gregorio VII,
que hubo de gobernar el timón de la nave de Pedro en medio de la borrasca de
las Investiduras, es Urbano II. Él fue
el que mandó predicarla, pero en su pontificado se produce la reforma de los
benedictinos por el Cister y la orden que más santos y más gloria ha dado a
La presencia
de los hijos de San Bruno en la historia, que aun siguen con las costumbres y
hábitos del siglo XI, en sus celdas calladas es un testimonio de que
Si alguna virtud tuvieron las ahora tan denostadas
Cruzadas fue que, merced a ellas, todo el mundo cristiano se pone en
movimiento. Fueron una huida adelante para salir del marasmo. La cruz cruza el
rubicón y se hace amiga de la espada. Nada volvería a ser igual que antes. Se
cierra el ambiente de postración en que había vivido
Ellos suspiraban por la libertad pues el siervo de
la gleba estaba fundido con la tierra, tanto como los muros del recinto del
castillo, las plantas y los árboles. Formaba parte de los bienes raíces de los
señores de horca y cuchillo. Mil años de fe no habían sido suficientes para
conseguir la emancipación de la servidumbre. Ahora bastaba con reconquistar
Jerusalén, apoderarse las reliquias de Cristo y de los Apóstoles. Era por el
otoño de 1095. Una bula del concilio de Clermont Ferrant garantizaba la vida
eterna a todos aquellos que murieran peleando por la cruz en los Santos
Lugares. Se pone en camino una turba de desarrapados. La mayor parte de los
expedicionarios sucumbe a los peligros, enfermedades, hambres o a la intemperie
de la ruta. Mujeres y niños fueron hechos prisioneros por los soldados turcos
yendo a parar a los burdeles e himeneos de Estambul o de Damasco. Los propios
griegos, a los que supuestamente marchaban a liberar, se muestran horrorizados
por aquella hueste de Godofredo de Bouillon y de Balbino que se entregaban a la
rapiña y a toda suerte de desmanes. A pesar de todo, Dios se sirvió de tales
mimbres, tan precarios, para manifestar su voluntad de encarecimiento y de
progreso. Del lodo y la miseria de las Cruzadas surgieron las catedrales y la
polifonía del Pórtico de
El cristianismo no es una religión enteramente
judía, ni pagana. Es una simbiosis del antes y del después que se transforma en
mariposa - efecto “Schmetterling” - y agita sus alas hacia el futuro. Al
humanarse la segunda persona de
La guerra, las invasiones sólo traen eso: pecorea, agravios,
enconos y suspicacias que duran no ya generaciones sino siglos. Por fin, los
ejércitos papales avistaron los muros de
Dice San Máximo, obispo de Turín, en una de sus
numerosas homilías que han pasado a todos los breviarios:
“Todos
los mártires deben ser honrados, pero en
especial hay que venerar a aquellos que nos dejaron sus reliquias
corporales como testimonio de su holocausto. Las reliquias nos asisten y dan
fuerza en la oración. Son fuente de salud corporal y de milagros para superar
enfermedades y nos sirven de viático en el momento en que iniciamos el camino
del más allá”
Este
texto del 451 sirve de punto de partida, al hacerse eco de una tesis muy
divulgada desde el siglo II de que los despojos de los santos tienen
propiedades curativas. Es el culto a las reliquias, como veremos adelante, con
sus pros y sus contras, uno de los grandes caballos de batalla de la
religiosidad católica. Después de todo, aquellos pobres desarrapados que se
embarcaron en las tres primeras cruzadas iban a Jerusalén en busca de los
huesos santos no sabían adonde iban, sólo querían huir, liberarse. Estas tibias
y canillas, molares y calaveras de los que sucumbieron al tajo del tirano pero
ganaron la victoria de la vida eterna, así como otras reminiscencias del paso por el mundo de estos varones y
hembras que siguieron al Cordero hasta la muerte, constituyen la panacea, pues,
de las peregrinaciones.
El
Libro de los Salmos viene a ser el texto en que se basan: “Y el Señor
guardará todos los huesos de los justos después de la tribulación (Ps.
33.20-21).
A
su vez el Eclesiastés recapitula a favor de los que mueren en Él”: Estos son
los varones de misericordia, cuyas obras de piedad no han caído en el olvido.
En su descendencia permanecerán sus bienes. Sus nietos serán una sucesión santa
y su posteridad se mantendrá constantemente en la alianza. Sepultados en paz sus
cuerpos, vivirá, sin embargo, su nombre por los siglos de los siglos. Celebren
los pueblos la sabiduría de los varones de misericordia y repítanse sus
alabanzas en las asambleas sagradas”(Libro de
Quienes
salieron vivos y regresaron a sus casas, llegaron de Judea cargados de
reliquias. Unos y otros arramplaron con lo que encontraron a mano. Creerán en
el Santo Grial y la virtud curativa emanada de los objetos que salvan. Se
exhibieron como trofeos en las vitrinas de todas las catedrales de Occidente
que entonces empiezan a erigirse, precisamente como aras de guarda de aquellos
tesoros de origen dudoso, y algunos hasta del
peor gusto, Alfonso I de Portugal entra en Coimbra de vuelta de Tierra
Santa nada menos que con la punta de la lanza con que abrió Longinos el costado
del Señor, una zapatilla de la virgen María, la toca que puso sobre las
sienes Magdalena, la hermosa pecadora
que ungió con sus cabellos los pies sagrados de Jesús. Ya veremos capítulos
abajo en que para todo este negocio de los tahalíes cristianos. Los huesos venerandos colmaron las tecas y
los joyeles de las iglesias y los palacios. Se exhibían como talismán y salvoconducto
de la buenaventura. ¡Inaudito! ¡Los gansos quieren transformarse en cisnes!
Pero, nunca los recriminéis: el fetichismo lo llevamos los humanos en la masa
de nuestra sangre.
Esto
es la bella teoría. La praxis, tratándose de la condición humana, va por otros
rumbos. Hubo abusos pero se salva
El
mundo conocido abandona la gleba y se aburguesa. Cobran incremento los
intercambios y el comercio, merced a las peregrinaciones que pusieron en las
mentes un incentivo promotor desde el afán
de nuevos descubrimientos y sensaciones. Se elevan puentes, se
construyen caminos.
Unos van a Cantorbery. Otros, a Reims a visitar la
tumba de San Remigio y otros a Colonia, donde estaba el sepulcro de los Reyes
Magos. Otros, a visitar
En este mundo
perecedero y ruin todo se encuentra mixturado y envuelto. La fealdad lleva de
la mano a la belleza, y el oro y la plata subyacen en la misma mena que el
barro.
Fue precisamente el vehemente y apasionado Bernardo
el fundador de
“Yo
broté, como la vid, pimpollos de suave olor, y mis flores dan fruto de gloria y
de riqueza. Yo soy la madre del puro amor, y de la sabiduría y de la ciencia de
la esperanza. En mí está toda la gracia del camino y de la verdad: en mí toda
la esperanza de la vida y la virtud. Venid a mí cuantos me deseáis, saciaos de
mis frutos, porque mi espíritu es más suave que la miel y más dulce que el
panal es mi herencia. Se hará memoria de mí en la serie de los siglos. Los que
de mí comen tienen más hambre todavía, y tienen sed los que de mí beben. El que
me escucha nunca será confundido y los
que se guían por mí no pecarán. Los que me esclarecen obtendrán la vida eterna”
Se
trata de uno de los himnos más sublimes que han salido de la iluminación
profética de Israel sobre el conocimiento. Es la búsqueda de la ciencia,
Bernardo acuña el estereotipo de la disciplina, la
castidad, la abnegación. Se rebela contra la relajación existente en los
cuatros mil monasterios benedictinos abiertos por todo el Oeste cristiano desde
Polonia a País de Gales y desde Northumbria hasta Silos. Desautoriza a Cluny
por su apego a las riquezas, su connivencia con el sistema establecido, su transigencia con la esclavitud que era
permitida en los sagrados recintos monacales. Es un estallido de fervor
idealista y de violencia contra los enemigos de la religión. El ambicioso
apóstol de Claraval anhelaba el triunfo, no el martirio. Sanciona la guerra
santa y dice que es justo matar en nombre de
Los secuaces
del Islam llevaban muchos siglos cortando cabezas. Venga, pues, norabuena la guerra santa. ¡ Guerra. Guerra al
Anticristo! Al fin y al cabo los que tanto critican a los cristianos su
incongruencia con las prédicas de la paz y el amor, ahora y siempre se entregan ellos mismos a
excesos sanguinarios. Parece ser que la agresividad forma parte inherente la
condición humana. Se exige a los yugoslavos, por ejemplo, que pongan su cerviz ante
la toza del verdugo inglés o norteamericano, pero, si se defienden, ya son
malos, enemigos de la raza humana, fementidos y crueles “chestniks”. El
gobierno hebreo de Jerusalén anda metido en otra cruzada para expulsar a los
palestinos de Cisjordania y la mayor parte de los judíos del planeta aplauden
esta conducta mientras se acuerdan todos de la madre de San Bernardo y los
caballeros de
Va a ser en España donde los bernardos, propulsores
de las Órdenes castrenses de Calatrava, Santiago y Alcántara, van a establecer
un glacis defensivo, una especie de cordón sanitario de la cristiandad con el
objeto de impedir el paso de las sangrientas hordas árabes en las razias de primavera desde la cuenca del Duero a la
del Tajo.
El Cister,
aunque San Bernardo lo recondujo y lo adaptó a la mentalidad continental, había
sido fundado por un inglés, San Roberto de Citaeux, en el valle del Loira el
1098. Lo insular y el áureo aislamiento viene a ser una de las prerrogativas de los
ingleses, que, en cierto modo, acata el Cister, porque, al fin y al cabo, los
británicos siempre han querido ir a su bola y a su aire, haciendo las cosas
como les plugo o Dios les da a entender, tanto en política como en
religión. San Bernardo en más de una
ocasión se atreve a leer la cartilla al papa. Quiso crear un movimiento de
renovación, un primer intento de reforma de las costumbres depravadas de las
eminencias directivas por las corruptelas y las intrigas y el clima de
encarnizada batalla a causa de las Investiduras. Responde al carácter británico marcado por
una tolerancia en combinación con la solidez de la razón practica. La sencillez, acrisolada en las buenas
maneras del respeto y la etiqueta, se refuerza con el pragmatismo. En las Islas
siempre ha quedado un regusto por lo romano, puesto que son aficionados los ingleses de la arquitectura de Roma, de
su pasión por el Derecho. Esta adherencia a las costumbres romanas va a ser el
nema del cister. Había aflorado en el valle de Clairvaux, cerca de York, pero es San Bernardo el que lo impulsa.
Tres son las características más señaladas de esta
orden activa y contemplativa a la vez en su ascendencia primigenia hasta que
fue reformada con la instalación de
1. - Rigor litúrgico. Los monasterios cistercienses
se distinguen por tener en sus iglesias
un rosetón a Poniente. Es una piedad circular y heliocéntrica. Rezan mirando al Sol y componen esas
plegarias maravillosas que orquestan la vida cotidiana de un monje que empieza
al alba con el canto de “Iam lucis ortus sidere” y termina con el “Te lucis
ante terminum”. El marchamo del día se corresponde con el de las horas
canónicas. Son reminiscencias del culto de
2. - Vida en común las veinticuatros horas del día.
Los cistercienses duermen en crujías generales, cada lecho separado con una
camarilla encortinada. No tienen nada propio. No valen nada como individuos
pero sí como grupo. Renuncian a la libertad y viven en un régimen de severo
trabajo y como los benedictinos practican el “ora et labora” y difunden por
toda Europa el amor al trabajo. Su especialidad, la agricultura. Se levantan a
maitines a las dos de la madrugada y cantan en coro laudes, prima y tercia. Se
vuelven a recoger para volver a
3. - Son austeros y se rebelan contra el boato de
los benitos. En los monasterios cistercienses el profeso no goza de tanta
libertad y están más amarrado y vigilado. Claraval y el Valle de Citeaux
suponen una adaptación de
La autoridad recaía totalmente en el abad, nunca
dependían del obispo ordinario y muchas veces se observa un talante
independiente incluso de Roma. Fue la suya una labor constructiva y
civilizadora aunque en muchos casos tuvieran que entrar a saco con un mundo
viejo y en decadencia. En todos los
monasterios se observa, como en el de Sacramenia, la existencia de un cordón
defensivo, o glacis de bastiones o atalayas sitos en los cerros empinados, para
la vigilancia de los valles. El bastión central se encuentra rodeado de un
perímetro de cenobios adyacentes, como una “anillo de oro”.
En estas
avanzadillas hacían guardia día y noche frailes entrenados en el empleo de las
armas. El de Cardaba llegó a contar con otros cinco establecimientos
subsidiarios, el de
Cuando llegan
los primeros frailes franceses a este valle, la vida poco a poco empezó a
cambiar. Se trataba de la repoblación de
una tierra de nadie, que estaba arrasada a causa de muchos siglos de guerra.
Claraval manda a su gente a defender la cruz de Cristo en la frontera. Esta es
la tierra de Fernán González, los páramos que cruzaba el Cid camino de
Valencia. Según referencias locales al Campeador le gustaban los asados y el
cordero de Sacramenia, la bien guardada por recios adarves sagrados, como su
propio nombre indica, y que desde el año 943 se había adherido al abadengo de
San Pedro de Cardeña, donde el buen Cid se lamía las heridas de las
ingratitudes y despechos regios, cuando Alfonso VI mandó arrasar su casa, al
haber hecho un voto el conde castellano después de una batalla contra los
moros, gracias al concurso del Arcángel San Miguel.
Ahí permanecen como testimonio memorial de aquel
avatar los lienzos de los muros del primitivo templo al Príncipe de los
Escuadrones Angélicos.
Hasta las piedras aquí transpiran un halo mágico y
batallador. Es la huella cisterciense
que se alza señera, media legua, vega arriba, en la antigua iglesia de
Fuentesoto. La torre y la ojiva del cementerio permanecen intactas. La nave
derruida ha sido habilitada para cementerio. Pero el farallón empinado sobre la
cárcava parece un centinela encaramado en la loma, de ojos escrutadores mirando
desde sus cuencas vacías, que observa la yerma contornada en el discurrir de los siglos. Un ángel de
piedra se sienta en su cátedra como guardando los campos todo lo que abarca el
horizonte. Estuvo consagrada a la
advocación de San Gregorio, pero no quedan actas. Puede que fuese una antiguo
templo mozárabe puesto que su estructura cuadrada guarda un cierto parangón con
San Juan de Lillo, Santa Cristina de Lena o San Julián de los Prados, de
Oviedo. Allí no llegaron las lanzas de Almánzor, aquí dejaron las huellas.
Pero, en medio de su desolación, estos farallones se tienen todavía erguidos.
En la unción del silencio que las circunda, las piedras todavía parecen lanzar
un grito de desafío a la historia y lanzan la contraseña de la ordenación de
diáconos, al toque de llamada del obispo:
- Adsum. ¡ Presente!
Aquí estamos, para lo que haga falta.
En uno y otro
monumento el detergente del tiempo ha sido incapaz de borrar algunas
inscripciones al pastel de color negro o mazarrón estampadas sobre las paredes
en letra gótica. En la de san Miguel sólo aparece una cruz griega sobre el
montante de la arquivolta. Fuentesoto junto con Pecharromán y Santa Cruz, hoy
desaparecido, eran arrabales de Sacramenia. Desde estas atalayas místico
estratégicas se otea la descubierta del páramo circundante de arenas coloradas
y piedras calizas en un radio que abarca hasta los tesos de Tejares y el
sorprendente mamelón que tiene la forma de hocico de jabalí sobre el mogote en
que se asienta Torreadrada, la vieja Aderata romana, cabeza de los castros
donde posaron las legiones de Augusto.
Por el sur,
la vega, adentrándose de sobre derroteros más suaves, confluye en Peñafiel a
través de Aldeasonia, que haciendo honor
a su nombre, tiene algo de oasis en medio de la desolación de rastrojeras y
añojales, y es un lugar de ensueño. Más allá del derrotero se alzan las colaciones de Rábano, Calabazas y El
Vivar. El paisaje y la toponimia no pueden ser más cidianos. Estamos en el
riñón de las Castillas.
El Cister rompe los esquemas de la actitud sumisa
hacia el Islam, consuetudinaria entre los griegos y los mozárabes, los cuales
aceptaban con facilidad el yugo y hasta besaban el látigo del cadí, acertando a
convivir, mal que bien con los invasores, y a cambio de no poca sangre,
múltiples profanaciones de aras sagradas, como ocurrió con frecuencia en
El santo de
mi pueblo, Beato Juan de Paniagua, que se santificó ayunando y viviendo
apartado en las espeluncas del término que los sotohontaneros llamamos Peña
Colgada provenía de Al Andalusí, al igual que San Frutos, Santa Casilda y
tantos y tantos otros. Cardaba es, por tanto, un remedo de
Allí, en
aquella ciudad la más populosa de Occidente que en el siglo IX llegó a tener
millón y medio de habitantes, al filo de la espada pereció San Sancho, y fue
empalado, tormento indecible, San Isaac, diácono del monasterio de Tabara, del
que San Eulogio cuenta que habló en el vientre de la madre, lo que suele ser un
síntoma de profecía y descabezados; perecieron descuartizados San Walamboso,
San Sabiniano, San Witremundo y San Abencio, todos ellos monjes mozárabes. Al
cupo se agregó Santa Columba cuyo cadáver incorrupto, después de haber sido
aquella monja del mismo adoratorio violada y despedazada por sus verdugos,
apareció a los tres días colocado en una barca que los Ángeles guardaban rumbo
a Sevilla.
Las aguas del
Guadalquivir se mancharon con esta sangre o con la ceniza de los cadáveres
incinerados y aventados. El
monasterio Tabense se hizo famoso por el abundante número de
mártires que dio a
Igual suerte que sus compañeros dos años más tarde
siguió la abadesa de San Salvador de
Peñamelaria -los monasterios mozárabes eran mixtos y admitían en su seno
hombres y mujeres casadas- Santa Fandila, que estaba velada con otro monje de
aquel lugar, Peña de Miel, por nombre Pedro, y otros cincuenta valientes más
que fueron pasados a cuchillos por un eunuco del harén de Abderramán apodado “ Alzaraquí”(el
Tuerto).
Esclarecido también con el don del martirio fue el
santo niño San Pelayo cuyas reliquias se veneran todavía en la catedral de
Oviedo. Su biografía fue historiada por una religiosa del ciclo gaélico, Santa
Roswita, que vivió en Whitby en el lejano corazón del Yorhshire británico.
Resulta portentoso descubrir cómo cundió la noticia por todo el septentrión
cristiano del heroísmo de aquellos hispanos valientes del sur profundo que
prefirieron morir antes que trocar la cruz por enseña del falce lunar,
renunciando a ser pupilos de Mahoma. Este dato que el monaquismo estaba muy
consolidado ya en occidente antes de la llegada de San Benito.
Nació Pelayo o Payo en Tuy donde pontificaba como
arzobispo un hermano de su padre por nombre Hermigio. En una incursión
sarracena de primavera ambos fueron tomados cautivos y llevados con otros
muchos de aquel país a tierra de infieles, después de una batalla que tuvo
lugar en Nájera. En el cautiverio cordobés todos los ojos se fijaron en él. El
propio Abderramán III quedó prendado de la singular hermosura del rapaz. Los
relatores del acta martirial, tanto Roswita como el presbítero Frugel, prefecto
del monasterio de Cateclara, quien también escribe su panegírico, son de la
persuasión de que Payo o Pelayo fue asesinado por negarse a acceder a los
apetitos infames de sus verdugos, que habían quedado defraudados en sus
expectativas. La belleza del prisionero había salvado la vida de su tío
Hermigio, que pudo regresar a su diócesis dejando a su sobrino en prendas.
Parece ser que el obispo no fue tan firme en la fe como su joven paje, y
“sobrino”. Sencillamente, claudicó. El sacerdote no dio testimonio. Lo tuvo que
dar el monaguillo. Este acto de sustitución nos llevaría a muy densas
conclusiones sobre la esencia del cristianismo, que pertenece a los débiles.
Cuando los rabadanes abandonan al aprisco, es un zagal el que, mediante el
lavacro de purificación del martirio, auténtico bautismo de sangre, rescata a
las ovejas de las garras del lobo, no importa la extracción social y hasta la
condición sexual, porque bien puede ser que el niño Pelayo fuese un eunuco en
la corte prelaticia de Tuy antes de ser llevado como rehén a Córdoba, del que
saca la cara por Cristo. La sangre restriega toda mancha de culpa.
Pelayo fue descuartizado un día de junio de 925 por
orden del califa, que no era otro que el tan ponderado Abderramán III, hijo de
una cristiana, el constructor de la mezquita de Córdoba y que hizo de aquella
urbe un emporio de molicie y de lujo. Tenía un palacio con catorce mil
esclavos. La sodomía era una de sus debilidades y el amor efébico era corriente
en este ambiente de sensualidad. Mahoma no la condena en el Corán y por esto
los moros nunca la desdeñan. Este niño galaico tuvo el arrojo de negarse a ser
juguete carnal del encumbrado mandamás omeya. Por eso lo mandó descuartizar.
Cabe suponer que Pelayo, tras permanecer encerrado varios veces en el serrallo,
fuera objeto de repetidas violaciones sodomitas a viva fuerza.
Pero la fiera profesión de castidad de este infante
de Tuy va a convertirse en bandera de
Los restos del santo niño mártir fueron llevados por
Ordoño “El Craso” de León, tristemente famosos en los anales por haber sido el
responsable del tributo de las Cien Doncellas - los asturleoneses, feudatarios
del moro, habían de pagar a éste diezmos y primicias; tenían que ofrecer todos
los años a los musulmanes una ofrenda de cien muchachas casaderas - y que
acudía a Córdoba todos los años para su visita liminar, y de paso, ir a los
médicos que trataban su gordura. Allí se lo pidió a Abderramán. El monarca
abasí transigió. Fueron trasladados con gran solemnidad a la capital del reino
del norte.
Con motivo de
la caída de León arrasada por Almánzor el año 1000 las reliquias del mártir se
vieron otra vez en danza, y, sacadas a toda prisa de la cripta isidoriana por
manos fieles, cruzando Pajares - un hueso quedó en Arbás del Puerto- se hizo
depósito de ellas en
Roma se ha
hecho más piramidal y monolítica que nunca.
Digresiones a un lado, ello fue que los cordobeses
celebran su tránsito el 21 de junio y los asturianos cinco días más tarde. Es
un misterio este baile de fechas, pero demuestra que la conmemoración del
tránsito glorioso estuvo muy extendida por toda España.
En recapitulación de lo dicho cabe temer - la
historia habla como un libro abierto- que el Islam no es una religión
tolerante, ni tampoco lo es el Judaísmo en su afán de desquite. Alá y Iahvé dos
deidades vindicativas y sanguinarias poco se acercan al rostro amable y manso
de Nuestro Señor Jesucristo. El uno porque es responsable de casi todas las
guerras que ha habido en suelo español y el otro por haber sido el dueño de los
cuartos con que las guerras se llevan a efecto. En una mano, la cimitarra, y,
en otra, la bolsa. A moros y a judíos siempre les encantó hacer la guerra. El uno,
como jarca y el otro, como asentista o proveedor de las mesnadas. Unos pusieron
la espada y otros el cofre. Asimismo, como azuzadores de las rehalas satánicas
no hay quien ponga a los israelitas un pie delante. Son el pueblo que ama la
sangre. Su oficio en la historia parece ser el de caminar errantes sembrando
allá por donde la semilla del rencor y la cizaña.
Y he aquí que
de nuevo el odio nos envuelve. Es un odio demoníaco que escupe sobre la cruz.
Pero
El gobierno mundial abomina de las enseñanzas de
Cristo y se está entendiendo con los islamitas para proceder a un segundo
arrasamiento de Europa. Sobre Pristina,
Vemos el mismo latrocinio, la cara de odio. Los
morancos vuelven a hacer de las suyas. De nuevo está a las puertas de Viena, de
cuya llave son dueños los súbditos de Su Majestad Graciosa, mientras los
alemanes tragan, la horda tártara, se ven por las pantallas a todas horas- debe
de ser una consigna del Gran cofrade - las agujas de los minaretes sarracenos
taladrando el cielo con su dardo amenazante.
Esto tiene todos los visos de cruzada al revés. Clinton, con sus
pretorianos al lado, es el que lanza el grito de “Alá es el mayor. No hay otro
dios que Alá”, y envía sus escuadras de portaviones contra un país diminuto
pero lleno de dignidad como es Yugoslavia. Ochenta colosos formidables contra
uno. Ya podrán. La pasada conflagración contra los serbios, tan sórdidamente
comenzada y tan extrañamente concluida, puede que sea el principio del fin. El
enemigo del género humano no ha cambiado de táctica. Se hace pasar por santo y,
a veces por papa, al que todo el mundo está en la obligación de rendirse a sus
plantas. Es un villano y un matasiete. Lo llaman el cálido, el piloso, el
homicida; y, no en vano, a lo que se ve. Por algo será.
Un furor
antiguo pega aldabonazos. Aquellos que les quede un poco de dignidad y de
decoro y cierto sentido de dignidad no
tendrán otro remedio que menear la cabeza con tristeza. De nuevo los Opas y
Ulfilas de turno están abriendo los
postigos del recinto a los piratas berberiscos, echan abajo los quiciales para
que entre toda esa algazara. Son puestas en juego las muletillas de antaño y se
escuchan todos los tópicos y las tonterías que se dicen durante la chicad. No
es lícito enrolarse en la cruzada. Pero
los amos del mundo han dado el visto bueno, conculcando el derecho de gentes, a
la chicad contra Yugoslavia. El ambiente está muy cancerado y la herida del
mundo, por causa de la gangrena que lleva en el alma el pueblo que mandó
crucificar a Cristo, emana un tufo inaguantable.
Hablan de
limpieza étnica, como si los árabes no la hubieran practicado en Europa, a
conciencia y sin contemplaciones durante muchos siglos, como prueban los
ejemplos de los mártires de Córdoba arriba señalados.
El oriente cristiano está acostumbrado a hundir la
cabeza bajo el ala y volver la otra mejilla cuando viene el turco. San Isidoro exhorta a la
mansedumbre y a la aceptación del otro. Tenía más razón que lo que era: un
santo. Pero esa visión utópica de las cosas de tierra poniendolas en la misma
ringlera que las celestiales no es una razón practica. San Agustín, que sabía
más que Cardona, también es un abanderado de la tolerancia étnica y la libertad
religiosa, pero al propio tiempo pregonaba la conquista de la utopía, un poder
mundial o ciudad divina que sancionase la convivencia entre los humanos a
partir de la doctrina del NT Con lo que
su influjo en la mentalidad medieval y en la forja del papado jerárquico fue
enorme. La consecución de la utopía abarcaría a los hombres de todas las razas,
latitudes, y épocas. Pero esta tolerancia, anexa al cristianismo interior,
basado en el Amor Divino no llegaría
nunca a ser puesta en práctica por el cristianismo exterior, la burocracia, el
papeleo inherente a toda estructura social. La casuística y la estadística
vencen casi siempre por abrumadora mayoría. La maldad y el pecado ganan siempre
varias cabezas de ventaja. Por otro lado, las otras dos grandes religiones
monoteístas, no ya tan sólo se mofaron de la credulidad que presupone que el
ser humano vive en un estado de inocencia, sino que combatieron al Amor y le
hicieron la guerra. No puede decirse que moros y judíos hayan sido precisamente
tolerantes con la religión verdadera, aunque apeen su argumentación sobre los
supuestos excesos cometidos por uno cuantos cruzados o la avilantez de ciertos
personajes que han subido las gradas del altar de San Pedro. La acción del
Islam supuso la aniquilación y el exterminio de las florecientes comunidades
cristianas del Norte de África y del sur de España. Caería la cultura visigótica. Los supervivientes de
aquel holocausto tuvieron que ir a buscar refugio a las fragosas sierras
cántabras.
En 1099 Raimundo de Peñafort funda las Hermanos
Hospitalarios de San Juan de Jerusalén para socorrer a los cristianos de la
primera cruzada, víctimas de la degollina o de la desbandada. Se comprobó que
para llevar a cabo su labor humanitaria se necesitaba no sólo la fe sino el
poder de la espada. Este primer núcleo de hospitalarios es el germen de las
Ordenes Militarizadas. La actitud sumisa de los católicos ante la avalancha
árabe que había llegado más allá del Loira (incluso entraron en Roma), haciendo
del romano pontífice pechero del sultán es a partir del siglo XII que cambia.
Se trata de una mecanismo defensa con cifra de agresividad moderada.
Los historiadores al uso -un espíritu que nació a
humos de
Cesar Cantú afirma que fue el movimiento más
importante desde la natividad de Jesús, que cala a todas las capas sociales,
pero esta opinión del historiador italiano no la comparte la mayor parte de los
que escriben iluminados por el candil de
Ello fue que
por estos pagos del desierto de
Los
patriarcas del AT gozaron de días dilatados. Adán se quedó a las puertas de ser
milenario. Por unos meses no llegó a cumplir el milenio y Noé, el patriarca
Abrahán y Noé alcanzaron los seiscientos años de vida. San Antonio Abad rindió
su espíritu a los 120 y así otros muchos, porque los cartujos ninguno suele
bajar de los 80. ¿ Cuál es el secreto de que estos preclaros hombres y mujeres
de la austeridad, la simplicidad y la inocencia gocen del don más precioso y
solicitado del ser humano en los albores del 2000? Todos hacían poco ejercicio,
ayunaban harto y se cuidaban poco de sí mismos, a redropelo de lo que se estila
hoy. Quién busca su vida la perderá... ¡Lo llevamos claro!
Las espeluncas monacales de este apartado sector de
la provincia segoviana y las Médulas, esos mojones de sangre roja, en el
corazón del Bierzo, que tantas similitudes guardan por su orografía escabrosa y
apartada, serán andando el tiempo dos bastiones templarios.
Ninguna otra región española va a contar con un
número tan vasto de iglesias y monasterios como estas dos parameras. Sin
embargo, la segoviana se distinguirá y aventajará a todas por la gran cantidad,
si no la calidad de monumentos románicos que aquí se edifican aprovechando aras
celtas o romanas. Prácticamente, un monasterio en cada valle, y una iglesia o
un propileo en cada alcor. A una sociedad declinante corresponde una religión
montante, pero la religión que surge no era del todo nueva. Se ha decantado y
acrisolado, pero los ritos son los mismos.
Los dioses paganos, bautizados por el tesón de aquella fe vieja y
ancestral, se quedan en sus puestos aunque con otro nombre. Se aprovecharon las
piedras y los mojones. Sólo cambiaron de apellido las deidades. Una religión
que nació del judaísmo y del apóstoles en parte tiene poco que ver con sus orígenes. Pero tampoco
conviene ser puristas ni alarmarse. Cristo, el alfa omega, medida de todas las
cosas, así cambia el mundo.
Esta es la zona elegida por los cistercienses
llegados de Francia como base de operaciones en su afán de difundir el culto
mariano, roturar campos, plantar viñas (gran parte de los majuelos que se
desceparon en Fuentidueña cuando se implantaron las cooperativas y España
empezó a beber whisky y cerveza a todo trapo, habían sido colocados en las
laderas, al abrigo de los cierzos por una mano firme y sarmentosa de viejo
monje templario que creía en las propiedades eucarísticas del vino) invocar a
La orden cisterciense, que es la primera de
Como es fácil de comprobar en la iconografía del
humilde románico rural de esta comarca, los alarifes árabes dejan estampar su
influencia en los tímpanos solemnes y en las ventanas abocinadas o geminadas de
los ábsides de tambor, donde la decoración de los capiteles prefiere la
decoración vegetal al rostro humano. Dijo Papini: Cada capitel románico
aboceta un ideograma del Apocalipsis. El Fuero de Sepúlveda y las cartas
pueblas de Alfonso VII el Emperador - se coronó en León en 1135 - demuestran
este afán integrador de todos sus vasallos, judíos, moros y cristianos, en la
religión verdadera.
Cierto que se combatía al moro, pero, una vez
ganado, se le dejaba vivir en paz, sin
hostigamiento permanente. Iscar, Cuéllar, Peñafiel, Fuentidueña. Coca,
Ayllón, Aguilafuente eran villas donde el impulso cisterciense se deja percibir
y albergaron dentro del encintado amurallado, o en el alfoz, un gran componente
étnico. En las villas castellanas más importantes había siempre una judería,
una alhama o “rabad”, de la que parece proceder arrabal que era el sitio
destinado a la población muslímica en una especie de casa fuerte a las
afueras.. O un “call” en Cataluña. El reinado de este monarca castellano que
había heredado de su tío Alfonso VI la tolerancia para con las otras tres
religiones y de su padre, Raimundo de Borgoña, los aires europeos y de reforma
religiosa, va a resultar un equilibrio de fuerzas y el equilibrio hubiera
resultado hacedero, de no haber mediado la intolerancia y la crueldad de los
almohades. Pero no nos engañemos; las tres religiones se soportaban, pero en
realidad de verdad, el clima de recelo y de sospecha no llegó nunca a
alcanzarse.
El halo aguerrido cisterciense, según la vehemencia
y apasionamiento de su fundador, no era un argumento ad hóminem. Por desgracia
este sello no fue respetado siempre. Hubo lamentables excepciones como en la
cruzada de los albigenses, confiada por Inocencio III a los cistercienses de
Osma. Santo Domingo de Guzmán era canónigo cisterciense en Osma antes de fundar
su propia orden de los dominicos. En esta campañas que contó con los excesos y
tropelías de simón de Montfort, cuando se crea
Hay un románico de sillares y otro mudéjar que se
extiende desde Cuéllar, la antigua Collenda romana, hasta la capital vaccea y
una de las más ricas por lo que guarda de síntesis de España que es
Arévalo. En todo este radio de acción vemos la influencia templaria y la de los
monjes bernardos o bernardos.
Cabe pues hablar de un verdadero anillo de oro
integrado por este grupo de monasterios segovianos. Un segundo aro de defensa
de la cruz frente a la media luna sería erigida entre León y Pontevedra. El
Cister se convierte, pues, en matriz del Temple, pero esta nueva visión no nace
por osmosis ni por generación espontánea. Hemos visto a San Frutos y a sus
hermanos rehabilitar las antiguas tebaidas. Caminando por la cuenca del Duratón
encontramos las famosas grutas de los siete altares, una serie de aras
empotradas en la roca viva con un arco de herradura y decoración jeroglífica.
En estas catacumbas ancestrales se comulga con el espíritu de Cristo, asimilada
a la cultura de otras deidades sincretistas. Hay necrópolis visigóticas en
Sebulcro,
Al monasterio benito de San Frutos se llega desde
Villaseca. Está emplazado sobre un península y los muros del antiguo recinto se
miran en el espejo glauco y sombrío del Duratón empinándose sobre el abismo
mismo. Dicen y con razón que el que, por
promesa se atreve a circunvalar de rodillas la ermita del santo, como se hacía
antaño y parece que algunos audaces lo consiguieron, no le volverían a doler
las muelas. Un paso en falso y te despeñas. La religión hostigada y perseguida
vino a acogerse a estos ríspidos e inaccesibles breñares. Allí no podían llegar
los moros porque se alzaba contra sus aljubas desde los cuchillares de la
altura el cayado fantasmal de San Frutos. Y, santo y todo, era al parecer un
hombre con toda la barba, aunque prefiriera utilizar un procedimiento que entre
los celtíberos viene a dar resultados, porque aquí no hay una estirpe
propiamente dicha, cada uno es hijo de su padre y de su madre, y andan los
tiempos muy revueltos y el personal muy mezclado y entrometido el uno con el otro:
la fuga penitenciada. Hubiera podido sentar la mano contra el infiel, pero Dios
permitió que al golpear la tierra con su garrote se abriese una zanja entre el
santo y sus perseguidores. San Frutos es
como un nuevo Moisés segoviano. Esta tierra recia, algo resquebrajada y
dolorida, muestra desde muy antiguo una fuerte prosapia contemplativa. A romper
con todo, callar, largarse al desierto. Somos demasiado roqueños para estar
juntos. En soledad, nos volvemos tiernos y, si trasplantados, somos cosecha del
ciento por uno. Quizás para nosotros el misticismo haya sido lo más fácil. De
los hombres fiamos poco y a Dios se lo damos todo, pero ¿no será ese Dios un
apéndice del yo que nos martiriza, una excrecencia fantasmagórica de nuestro propio egoísmo?
Es el eremitorio lo que se dice un verdadero nido de
águila. El priorato, según su acta fundacional, fue levantado, años adelante
por una donación efectuada por Alfonso VI, como dependiente o anejo del Monasterio Silense el 1073. Pero, como digo se asienta sobre
otro mucho más antiguo en el que habitó san Frutos(642-715) que vivió en esta
soledad entregado a la oración y a la penitencia, con una manojo escogido de
discípulos, después de haber ocupado la silla episcopal de Segovia. Todavía
entre las ruinas campea el blasón señorial de Silos (una espada inversa
tronzada en báculo, con los gavilanes en forma de alguaza con una corona en el
vértice y otra por cada cuartel con borde de enarma o empuñadora del broquel,
pero también pueden ser sendas aldabas) sobre el dintel. Son las ruinas de una
montaña sagrada. Con esa tendencia a esquematizar y a comprimir se cometen
atentados a la verdad, pues parece ser que la interacción entre los
benedictinos y los cistercienses es más fuerte de lo que se supone. Los monjes blancos que no son más que el
envés de la moneda mejoran y reforman
El conde Fernán González había otorgado al abad de
Cardeña en 932 una “monasterio en santa María de Cardaba pro pastura, allí
donde se había aparecido
En los “Anales del Cister” el P. Manrique certifica
que en las Cuevas de Peña Colgada habitaron siempre ermitaños y que en una de
ellas vivía un anciano anacoreta llamado Juan de Paniagua. Su sepultura, objeto
de devoción en los sexmos de aquella redolada, hizo muchos milagros. El primer
convento cisterciense de Castilla se coloca bajo la protección de Santa María y
de Juan, esclarecido no sólo con el don de milagros sino con el de fervor de
El cristianismo no hizo más que, amen de dulcificar
las costumbres aguerridas de aquellos bárbaros,
proyectar esta veneración filial por la madre tierra, que aparece en su
carro tirado por dos leones rendidos, empuñando un cetro y una corona, símbolo
de soberanía y de reposición, cambio, en el ir y venir de las estaciones y de
los ciclos, que velaba por las cosechas
y por los hombres, hacia
En Fuentesoto hay una fuente que llamamos la
“Fuentona” con forma de vagina. De niño me pasaba horas extasiado cara al
raudal estallante. El agua parecía
igual, pero nunca era lo mismo. Líquenes verdes y guijarros de varios colores tamizaban el
fondo cristalino. La tierra rompía aguas. Los arabescos de la reflexión de la
luz del sol contra la concavidad del peñasco juguetones hacían cabriolas y a mi
me parecían ángeles cantando a la parida, mientras llenaba el botijo.
¡Salve, linfa que manas este casto
regocijo!
Sobre ellos se comprime esa impronta que es a la vez
tierna y tosca, reflejo de esa pureza campesina. Arte primario y agricultor,
pero un fervor rudimentario accionado por la chispa de una inspiración sublime.
El castellano se hace albacea de ese sentido místico religioso hacia la tierra
y hacia la diosa que depara las cosechas de los latinos. Olvidando sus verracos
celtas que todavía siguen mugiendo desde sus casi soeces formas de Guisando y
sus símbolos concupiscentes de la coyunda que no cesa, empezó a amar a
Resulta un
sinsentido de la naturaleza que un pueblo tan austero en expresiones hacia fuera, y tan parco en palabras, reserve
lo mejor de sí para Nuestra Señora. Aparece esa constante en Berceo y en las
Cantigas. Castilla empezó a hacerse cristiana a través de
La historia, al contrario de lo que quieren algunos
alacranes (¡ pica tanto y escuece y con frecuencia es mortal su aguijonazo ¡),
partidarios del raspado de memoria y de los lavados de cerebro, no es una raya
continua. Sigue las evoluciones alifares. Es en conjunto un arabesco con
rectificaciones de línea, tachaduras, cambios. La trayectoria no se pierde ni
claudica porque el maestro que diseña los alboaires de la bóveda de cañón tenga
un mal día, se le hayan cruzado los cables o lo haya echado a rodar, dándose al
vino de la ira, la guerra, o la venusta molicie.
Un buen día despierta el alfarero de su borrachera y
se pone manos a la obra tirando por otro camino. No se pueden aplicar baremos
sólidos a las cosas, porque la vida es solo consecuente consigo misma: su
variedad y mudanza pavorosa.
Mas, por lo que se ve, hay algunos audaces a los que
gusta conducir temerariamente por las autopistas de la sinrazón. Invaden el
carril contrario y pisan la raya amarilla. Son los nuevos kamikazes del arcén.
Así luego aparecen tantos cadáveres de muerto en carretera fin de semana. Los
muertos hablan, ríen, se tiran pedos y
sueltan coces últimamente, o se las dan de novelistas. Los hijos de Julián
Marías preponderan en esta charca de ranas en que se ha convertido la cultura
de últimas. Uno de esos batracios vino a croar hace poco lo siguiente:
- San Bernardo era un fascista.
- Hombre, Don Álvaro, ¿cómo me salta con ésas? Yo le
diría, fíjate, que más bien no, y según y como. Y al revés se lo digo para que
la vista del ciego se aclare y los oídos del necio se hagan con entendederas.
- Pues le digo yo a usted que era la violencia
personificada.
- Caramba, mister
Pombo cómo la lleva hoy vuesa
merced. No sabe porque no lo ha leído o lo ha leído mal seguramente que el
padre de los monjes blancos fue el primer defensor de los judíos que nació en
- Un fascista a secas. No hay más que hablar.
Y el escritor en ciernes, de ojos gatunos, se mesó
la media barba y giró sobre sus talones con gesto imperativo. Y yo no fui capaz
de contenerme. Había que decirle a semejante plumífero algunas cosas bien
dichas. Porque al Cid nadie le mesa la barba y un judío que se la mesó a
Cristo, de puro miedo, se convirtió.
- Menos mal que no le ha llamado lo que es usted.
Por lo menos, no se dedicaba a rondar efebos por el Parque del Oeste, como hace
Su Reverencia alguna veces. Es un axioma indeclinable en estos tiempos que
vivimos. Si no eres marica, lesbiana revanchista, o de la cuerda del Ansón o de
Polanco, olvídate de publicar. Si aparte de invertido, defiendes la aljamía,
como le pasa a “la” Gala, eso sube la nota. Si, a falta de pluma, te regaló
Naturaleza una nuez de Adán que sube y baja como el azud de una noria, y te
parece algo a D´Artagnan, tus libros figurarán en la lista de super
ventas.
Así está el panorama. Los cristianos se hacen moros,
los cisnes se convierten en gorriones. Y Dios te coja confesado si no judaizas
o apostatas en esta corte que no es la del cuarto de los Felipes sino la del
primero de los Borbones Rehabilitados que reina a la sombra de la herencia del
dictador. El Cister es una de las pocas cosas dignas que nos quedan. Hay quien
la emprende a golpes contra sus ruinas, y es que debe de ser porque sigue pegando fuerte a juzgar por los contumeliosos
ataques de los que es objeto. La horda sectaria siguen zurrándole la badana a
los monjes blancos. Ha sonado la hora ciega de las tinieblas y de la perfidia.
Quieren tronzar el árbol de la cruz. Se ven impotentes. De ahí su rabia. Pero
tampoco habrá que tomárselo a pecho. Ya caerán.
Quizás esta orden,
coetánea del Cid, esté ganando batallas después de su muerte, tal cual.
Allí donde aparecen estos hijos de San Bernardo no se aproxima el Infiel ni se
entregan los reyes de taifa con la alacridad acostumbrada a sus expolios
estacionales. Eran buenos agricultores, mas no por eso, se llaman a parte
cuando se sienten conminados por algún intruso. Allá cruces se convierten en
lanzas. Gente prevenida en frontera, el fundador de Claraval les quería unidos
y recios. Eran especialistas en el cuerpo a cuerpo con los árabes. Las rutas de
acceso con el Paular por Navafría eran guardadas por ballesteros de la
comunidad del monasterio de Santa María de
La arandela
cenobítica sujeta los arribes del Duero poniendo contrafuertes de defensa a lo
largo del Duratón y del Cega, se expande hasta las vegas de Peñafiel desde la
roca tajada de San Frutos. Así llamada para conmemorar un milagro que hizo
Dios. Todavía se ofrece a la vista del
que quiera ver la famosa cuchillada por donde se despeñaron las tropas del
califa. El siervo de Dios, cuando una
jarca de bandidos iba pisándole los talones, se encomendó a
Los primitivos monjes del denominado Priorato de San
Frutos estaban en estrecha relación con los de Santa María de
Años adelante habría- como no - cisiones, fricciones
y roces, hasta el punto de que con la muerte de Benedicto a finales del siglo
XIII la relajación fue pavorosa y Martín de Vargas tendría que reconstruir la
institución de arriba abajo porque se había traicionado al espíritu y la letra
de su fundador. No hay que dejar de reconocer que el horario de los bernardos
no dejaba hueco alguno para la intimidad.
Regimentaban a toque de campana sus actividades. Trabajaban, rezaban y
comían juntos. Sus horas de sueño transcurrían en dormitorios corridos y, por
otra parte, la norma de silencio no era tan estricta, como al principio, por lo
que postulantes y profesos se entregaban con frecuencia a conversaciones
excusadas, surgían rencillas y desavenencias, como en cualquier grupo humano.
Terrible cosa es en los conventos la murmuración.
San Bruno tuvo la caución previsora, para evitarse
líos, imponer en sus casas el gran
silencio a rajatabla. Un hechos vale por
mil palabras y el silencio es oro. Era un gran psicólogo, conocedor de las
flaquezas de la raza humana. Sin embargo, cartujos y cistercienses empiezan a
rodar su andadura monástica guiados por un mismo espíritu de búsqueda de la
excelencia en las cosas del alma. No embargante esta altura de miras, a veces
resulta penoso acercarse a la consumación de ese ideal. Quienes piensen que los
monasterios son ínsulas de paz a veces tienen ideas equivocadas. Ya no hay
paraísos. En el claustro la vida es muy dura, máxime cuando el aislamiento y la
rutina dificultan y transforman la convivencia. Estos cenobios, al principio en
precario, luego se enriquecen y se hacen poderosos. La disciplina se cuartea.
Al final de
Con todo, los cistercienses no parecen ser los peores.
Destacan sobre todo los de las ordenes mendicantes. Casi todas las sectas de
iluminados, según se comprueba al cotejar algunos procesos de
“Estando
en la villa de Dueñas, seis leguas de aquí habiéndome quedado estas tres hijas
de tres diferentes padres, que, según la más cierta conjetura, fueron un monje,
un abad y un cura, porque siempre he sido aficionada a la iglesia, me vine a
vivir a esta ciudad para huir y evitar las murmuraciones. Todos me llamaban la
viuda eclesiástica, porque por mis pecados todos eran muertos; y, aunque luego
otros que entraron en su lugar, eran gente de poco provecho, de menos autoridad,
y, no queriéndose contentar con la oveja, acometían a las tiernas corderillas.
Viendo, pues, el peligro evidente, y que la ganancia no nos podía pelechar,
hice alto, y asenté aquí mi real, donde a la fama de las tres mozuelas
acudieron como mosquitos al tarugo; y de todos, a ninguno me incliné tanto como
a los eclesiásticos, por ser gente secreta, rica, casera y paciente. Entre
otros llegó a pedir limosna el padre
Anselmo, que viendo a esta niña le hinchó el ojo, y con su santidad y sencillez
me la pidió por mujer; dísela con las condiciones y capítulos siguientes:
Primera, que se obligaba a sustentar nuestra casa, y que lo que pudiésemos
ganar sería para sustentarnos y para ahorras. Segunda: que, si mi hija tomase
algún coadjutor, por ser algo decrépito, callaría como en misa. Tercera: que
todos los hijos que ella pariese, los había de tener por propios, y que la
hacía su legítima heredera. Cuarta: que no había de entrar en nuestra casa
cuando viese a la ventana jarro, olla o vasija, que era señal que no habría
lugar para él. Quinta: que, cuando él estuviese en casa y viniese otro, se
había de esconder donde le dijésemos, hasta que el tal se fuese. Sexta y
última: que nos había de traer dos veces a la semana algún amiguito o conocido
que hiciese la costa, dándonos un buen gaudeamus. Estos son los artículos,
prosiguió ella, conque aquel desdichado dio palabra a mi hija, y ella a él. El
casamiento quedó hecho y acabado sin tener necesidad de ir al cura, porque él
nos dio no era menester, pues lo esencial dél consistía en la conformidad de
voluntades y en la intención mutua”
Es
la otra cara de la moneda, pero la verdad es mucho más infausta de lo que
quisiéramos. Este agrio y humorístico pasaje del anónimo autor de una de los
libros más celebrados y debeladores de las costumbres eclesiales y que debía de
conocer a fondo, puesto que, al parecer, debió de ser un fraile que colgó los
hábitos y se convirtió en giróvago, descubre una cruda realidad. En algunas
cosas Erasmo, cuyas ideas recoge nuestro primer novelista picaresco, llevaba
bastante razón: el padre de la mentira había ingresado en los conventos,
convirtiéndolos en patios de Monipodio y aposentos del libertinaje.
Sin embargo, estas excepciones no hacen sino
demostrar la rectitud de la regla. El hombre tiene el alma cancerada por las
malas inclinaciones. Sólo dios es santo, y justo. Únicamente, Él salva. En la
organización monástica, aparte del aspecto humano, hay un componente de interés
político y económico. La grandeza de estas instituciones hay que analizarlas a
la luz del sentido de lo que va dentro. No lo que queda fuera, que nos lleva,
naturalmente, a la corrupción y la licencia que ha desmoralizado al pueblo.
Conviene tener presente que San Bruno, muerto en
1111, y que es coetáneo de la consagración de todos estos templos cuyo asunto
nos ocupa, quiso dar a su instituto un talante de sigilo y huida. Un años más
tarde y en escoltado por un cortejo de veinte nueve de sus arqueros, todos los
cuales pidieron el hábito blanco, llamaban a las puertas de Clairvaux. El abad
era un inglés. Se llamaba Tomas Harding.
Cuando el
papa llama a Roma al famoso canónigo de Reims para hacerle obispo, él huye a
Calabria, donde establece su segunda cartuja. Ni condena ni aprueba los
procederes eclesiásticos, inhibiéndose de cuestiones mundanas y recomendando a
sus hijos que mueran a las cosas del siglo. Por el contrario, Bernardo, más
decidido y vehemente, se compromete con el entorno y tiene la audacia de lanzar
contra Honorio II, el cual frente a Alemania se había pronunciado a favor de
Luis el Craso de Francia, un reprimenda”: El honor de
Como buen cartujo, y aun siendo consciente de estos
males causados por la malicia y la ignorancia o el despotismo humanos, calla.
El cister pone enmiendas a las constituciones benedictinas. Los cartujos
también se proclaman los monjes blancos pero su Regla, que es hoy la misma que
en el siglo XI, y profesan el misterioso apego a
Por una lado, el entusiasmo bernardino y por otro el
mutismo cartujo son los dos pilares sobre los cuales se apea la grandeza de
Sin embargo, dentro de la vida secular, lejos del
claustro, el clima de rencillas entre
las distintas monarquías o los escándalos de la política de los estados
pontificios han enturbiado el panorama. Las discordias y recelos a cargo de los
reinos de León y de Castilla, y con Navarra haciendo de peón de brega, alargó
la empresa de
Bien claro y sentado lo dejó dicho el Señor cuando
anunciara que su reino no era de este mundo. De ahí que la fuerza y el carisma
del pacto con Dios no haya que ir a buscarlo en la hojarasca de las apariencias
internas o jerárquicas. Lo que vale es el Cuerpo Místico del Salvador
Mesiánico, del Eleuterio. Cuanto más miro estas ruinas de los collados de mi
pueblo más convencido estoy de ello. Sus sillares desmontados y por los suelos
siguen emitiendo ese mensaje de esperanza.
Ya sé que la adaptación al siglo de las cosas de
Dios siempre será difícil. Todo lo demás no es más que encaje de bolillos. Ese
ir y venir de las ambiciones humanas que llaman acarrear.
Hay que ceñirse
a la mentalidad cabal de siglo de las Cruzadas para entender
este deseo de paz del yermo como un hastío provocado por las cosas de la
tierra. Alfonso VII, a cuya donación y voluntad expresa, se debe la fundación
de Sacramenia, ha de pechar no sólo con
los almohades, sino, por encima de todo, con las veleidades de su augusta,
madre, doña Urraca, quien revolvió Roma con Santiago a fin de anular los
esponsales con el padre del rey, puesto que, a decir de las malas lenguas,
siendo moza se había enamorado del arzobispo Gelmírez, titular de la silla de
Compostela. Razones de Estado determinaron casarla con Alfonso de Aragón. Esta
díscola y entrometida hembra,
paradigmática de las miserias y
grandezas de la mujer carpetovetónica, que no se significa precisamente por la
dulcedumbre, sino por lo extremoso de su carácter, empaña un poco este augusto
reinado.
Pues, Don Alfonso,
pesar de que tuvo en ella a su genitora y a su verdugo, incluso sus
enemigos lo llamaban “ el magnánimo “, y fue de talante conciliador. Otro, en
su caso, hubiera derivado hacia una de esas peligrosas patologías en que suelen degenerar los temibles complejos
de Edipo, surtidor de psicópatas, homicidas y de tarados.
Claro es que en el siglo XII la psicología no estaba
inventada. A mí siempre me pareció emblemática la presencia en nuestra historia
de estas mujeres de rompe y rasga desde Doña Tota, aquella que subía al caballo
para ir a guerrear contra la morisma, hasta Agustina de Aragón. Pero una nación
marcada por el signo de Marte, y que, además, es un matriarcado, nada de
particular tiene que acostumbre a criar estas furias. Las españolas, con
frecuencia, son ásperas. Parece un
mecanismo de defensa para abrirse camino entre tanta crueldad. Este país es
duro como su nombre y su maravilloso paisaje lo personalizan. Jano devora a sus
hijos, y doña Urraca era una de aquéllas de rompe y rasga.
Los líos de familia proliferan por estos pagos ya
mucho antes de que apareciese el “Hola”, único sustento intelectual de los
pobres y de los ricos, un atavismo en sí que habla de la degeneración del gusto
y la doblez ñoña y chabacana. Nos privan
las alcurnias monaguescas. Pero esto ya era así desde los tiempos. El
misticismo, al que tan proclives somos, por otro lado, puede que sea una
reacción hasta ese estado de cosas. Refleja un cansancio de los hombres
sublimando ese sentimiento de fracaso hacia la búsqueda de Dios.
A Alfonso VII le tocó en suerte una de esas madres
crueles y sin contemplaciones que tanto abundan y sólo cuando murió Doña Urraca
conseguiría respirar tranquilo empezando a desarrollar el papel con el que le
conoce
Castilla, y más concretamente esta zona de las
vertientes del Duratón y del Cega sería
repoblada bajo sus auspicios con antiguos moradores de
Comulga con el espíritu abierto que muestra el Abad
de Claraval que despliega a lo largo de su libro “ De Consideratione”,
una serie de cartas al papa Pascual II que resultan un verdadero código de
valores, amén de una suma teológica. Aboga por la igualdad de trato hacia los
islamitas y hacia los judíos. Estos adquieren una singular preponderancia en
Roma y en todas las cortes castellanas.
El que cesase la hebreo fobia se debió en parte a
las prédicas de San Bernardo. Varios historiadores coinciden en señalar que,
como consecuencia del tumulto y furor mesiánico que despertaron los sermones de
Pedro El Ermitaño, toda esa raza podía haber sido exterminada de un golpe. Eran el pueblo deicida, desde luego. Pero
advierte que Jesús nació de
Cierto que éstos no le estuvieron reconocidos,
porque, con arreglo a sus costumbres el orgullo precede a la misericordia. Pero
siempre fue así. El antisemitismo nefasto
no es más que una muestra de repulsa hacia la impiedad que resiste a la
gracia y no cree sino en lo que tiene delante de los ojos. El pueblo judío no
es más que un pueblo laboratorio en el que se condensan los rasgos de la
estirpe de los descendientes de Adán. Lo que mantiene lozano y vivo al
cristianismo ha sido esta voluntad de cruz de perdedor y es por lo que es atacado
y vapuleado, unas veces desde dentro por sus adeptos más tibios, y otras porque
su defensa de la libertad y del perdón ha ido de por vida contra los intereses
tiránicos. Cierto que un cristiano no está facultado para entregarse a
escarceos antisemitas, pero judíos y musulmanes han tenido de por vida carta
blanca para marchar contra los seguidores de Cristo. He aquí un enigma que no ha podido despejar
nadie. Las grandes persecuciones contra la cruz, vilipendios y escarnios han
sido sufragados por el pueblo que se revuelve contra el estigma del Gólgota.
Ellos han sido los primeros el Evangelio y han estado metidos en todos los
contubernios y conspiraciones que se han producido. Se tiene que perdonar y
soportar a esa estirpe que siguen rodando en las tinieblas del error, pero
sería cometer perjurio convertir a
A ese afán ecuménico y de tolerancia responde la
erección del primer monasterio del Cister en Castilla: ser amalgama de las Tres
Culturas. El abad Raimundo y sus doce frailes iniciaron las obras en 1143. La
construcción fue lenta y con muchos altibajos como demuestran las adarajas
cubiertas del moho de los siglos que quedaron el las iglesias filiales. Las
obras no acabaron hasta treinta años después. El obispo de Segovia cede al abad
el sitio con todas las pechas que le correspondían en el lugar. Sería sub
dependiente o anejo de Cardaba la granja de Cabaniel junto al Henares junto con
el ya mentado pequeño cenobio de Santa María de
Toda la documentación al respecto yace en los fondos
del Archivo Nacional, aunque de ella habla con frecuencia Ángel Manrique,
todavía está aguardando la llegada del historiador o del erudito. La donación
del fundo no la realiza directamente Alfonso VII al abad borgoñón recién llegado de allende los Pirineos sino a
un tal Don Cerebruno, que debía ser religioso, o persona de consideración, pero
no se dice más. Previamente, el propio rey había enviado una legación a Roma.
Allí se encontraba San Bernardo en el primer monasterio de cistercienses de
Resulta misterioso explicar como
Inflamado de amor a Dios, San Bernardo en esta larga
carta que ocupa cinco volúmenes, brilla a la altura de las grandes luminarias
de
Cuando se coloca la primera de este cenobio
segoviano en los predios que hoy denominamos Peña Colgada, que yo tengo bien
pateados de ir de niño a coger moras, o a uvas al majuelo de mi abuelo
Benjamín, por la fiesta de Pentecostés del año 1143, está claro que se utilizan
para la fundación los residuos de una antiquísima laura eremítica. Sobre aquel
despoblado, en lo más áspero y a trasmano de la provincia y que debió de tener
una singular importancia estratégica para los romanos. Estaban en el itinerario
de las legiones del emperador Antonino. De niño recuerdo que jugábamos a
vélites, équites y mílites, y arrimábamos la oreja contra el césped de la
dehesa del Colorao porque alguien nos dijo que se escuchan cánticos extraños.
Algunas veces las ondas magnéticas enviaban rezos y cantos de monjes en la
penumbra. Otras eran los golpes del taconeo de un caballo. ¿El del Apocalipsis?
Desde entonces el enclave me ha parecido siempre
estar penetrado de un halo mágico y espectral que conecta al hombre de los
tiempos presentes y venideros con sus ancestros. Teodosio era de Coca y Trajano pudo haber nacido
en Pedraza. Luego llegaron los varones de misericordia huyendo de las
persecuciones de los hombres del sur o de los líos y querellas, pleitos y
guerras continuas de los que se decían profesos de la misma fe, y, desengañados
del mundo, se vinieron a enriscar por las oquedades de este páramo, en el
corazón mismo de la soledad. Muchos de ellos consiguieron ser felices.
Las incursiones almohades y almorávides expulsaron
de sus grutas a los penitentes. A muchos de ellos la horda les pilló
desprevenidos con la paleta y la llana en la mano y tuvieron que salir
arreando. Ahí están para demostrarlo esas muescas de andamio y esas adarajas de
pared sin terminar. Las de san Gregorio nos parecen más significativas que las
de San Vicente. Ambos templos nunca
acabaron de hacerse, pero estuvieron muchos siglos abiertos al culto. Los
peldaños del husillo de la escalera de caracol de la torre están gastadas y
alabeadas por el medio. Cierro los ojos y veo subir y bajar por ella a una
multitud de sacristanes atareados para hacer sonar la voz del bronce. ¡ Cuánto
ir y venir! Eterna será siempre la
canción del bronce. Voleos de gloria, toques a clamor, toques a rebato y las
señales de misa: primeras, segundas, terceras. Cada una con un son diferente,
y, según era el impulso que se daba a la manija que tira del badajo quería
decir una cosa diferente. Era el más
perfecto sistema de señales de comunicación.
Cada una
recibía un nombre adecuado y su fe de bautismo. ¿Cómo se llamarían las campanas
ausentes de
Aquí Iahvé,
como si dijésemos, ha querido cumplir la palabra empeñada al salmista. Los
franceses desmelenaron las campanas, derribaron la bóveda de cañón de la nave,
utilizada hoy para enterramientos, pero las cruces del Temple y las piedras
siguen ahí en pie desafiando a los cierzos y ventalles del escarpe. Continua
sentado en su trono el obispo impartiendo bendiciones. Por uno de esos milagros
de la imaginación, oigo su repique. Ahora me parece que están sonando a
vísperas las campanas de San Gregorio convocando a los montes y esparciendo su
sonido solemne sobre los rastrojos. Los fantasmas de mi cerebro bolean a gloria
ya. Es el grito eterno de
Momento de auge fueron los primeros años. Ximenez de
Rada, el arzobispo primado y gran protector de los cistercienses, se empapa de
ese talante francés cuya consecuencia más relevante es la construcción de
monumentos tan importantes como la catedral de Toledo, los enclaves templarios de
Fitero, Brihuega y la misma Osma.
El tránsito de románico al gótico fue muy rápida. En
1194 la catedral de Chartres es levantada.
Cala la moda francesa en el gusto y las
inclinaciones arquitectónica, produciéndose no pocas deserciones de lo
autóctono. El Vaticano no miró con buenos ojos esta aproximación de los
herederos de Alfonso VI, cuya madre era una mora y con otra mora se casó (este
casamiento daría lugar a la leyenda del Ceñidor de Zenaida, tema del que
hablaremos más adelante si nos queda tiempo) esta tolerancia de los castellanos
para con los miembros de las otros religiones mistéricas, cuando, precisamente,
los bretones, alemanes y galos estaban empeñados en una dura campaña contra el
sarraceno en Tierra Santa.
España, que siempre ha ido a su aire, seguía
conservando como un tesoro la liturgia en rito mozárabe. Los cistercienses
desde un primer momento tratan de imponer el rito romano. Los castellanos se
muestran remisos a ese cambio. Inocencio III, que no se caracteriza por ser un
pontífice conciliador (instituyó
El año 1219 por el IV Concilio de Letrán queda
proscrito el rito hispano visigótico. Los frailes de San Bernardo se habían
salido con la suya. El panorama
religioso y político, cambió porque las
disposiciones conciliares determinan la abolición de ese clima de
entendimiento, que, mal que bien, había sido la pauta en la convivencia de
Incomprensiblemente, son obligados los miembros de
la comunidad hebrea, por disposición del referido concilio lateranense a portar
sobre el hombro izquierdo un traje distintivo. Los musulmanes no lo necesitaban
porque siempre fueron ataviados a la morisca y muchos cristianos llevaban al
pecho una cruz bordada sobre el pecho. Alfonso VIII acata la norma del
pontífice, pero la considera arbitraria y añora en los actos religiosos
aquellas misas cantadas del rito oriental, con sus constantes invocaciones a
los ángeles, las letanías tan repetitivas, pero que eran un remedo de la
oración hesicasta de los orientales los cuales gustaban de corear una palabra o
una oración cientos de veces. Triunfó Roma con su forma de ver la vida austera.
Cotejando los antiguos breviarios y cartularios se aprecia que el rito hispano
visigótico estaba más lleno de exuberancia,
y de poesía imaginativa que el
implantado por los borgoñones.
Dentro de las capas sencillas del pueblo, la
implantación de la arbitraria medida del papa que estableció
Este humilde donado, del que hablaremos en otro
lugar, fue una de las últimas flores que han florecido en el Jardín de María
instituido por San Bernardo. Demostró con su vida que la clave está en
perdonar. “Si la misericordia fuera un pecado, yo la cometería”. La santidad
verdadera consiste en la crucifixión del yo, al tiempo que desdeña un desdén
hacia la vida terrestre y a las cosas de los hombres.
Los reyes de Castilla no exigieron el bautismo en
masa de los no cristianos. Alfonso VII se constituyó en mentor de los judíos.
Es una pena que el Sanedrín Sionista no haya sabido entender esa munificencia
con que se ha tratado en España a los hijos de David. Pero también quisieron
que la cruz fuese por delante de sus vidas. Concretamente, la basílica de San
Vicente de Ávila, joya del arte románico, fue construida gracias a los caudales
de un rico mercader, que se había convertido a Jesús, y estaba bajo el
patrocinio directo del monarca. No se puede escribir la historia del revés,
como pretenden algunos buscando la revancha. Cuando yo muera, atraeré a todo lo
creado hacia el Árbol de
Dios permitió aquel mal para que se subsiguiera un
bien. ¿ Por qué no pensar, entonces, que del turbulento clima social que han
degenerado en las guerras más sangrientas, y teorías filosóficas, como el
marxismo o el feminismo radical, que niegan cualquier soteriología, o por medio
de las nuevas tecnologías se puede acceder al descubrimiento de un rostro del
Señor que antes no teníamos?
Esto es a grandes rasgos la índole del cambio que se
operaría en la mentalidad humana a través de la revolución mística del siglo
XI.
En el románico de ladrillo, amasado y colocado por
manos de operarios que creían en Mahoma, pero que respetaban la religión de
Cristo, aunque no dejasen de sentir cierta aversión a la forma con que la
vivían algunos cristianos, ha quedado para siempre esa huella ecuménica, que se
plasma sobre los lienzos de pared, esas ménsulas e impostas recargadas de
tracería vegetal y todos esos alifafes misteriosos del capitel románico, donde
se quería esculpir un mensaje críptico y esotérico. Podemos interpretar el
recado sólo a ojo de buen cubero, porque las claves están perdidas. Las
figuras, recargadas de símbolos, y cinceladas de alegoría, nos hablan de que es
preciso una metamorfosis para ir al encuentro de una vida plena. Ese
intelectualismo en piedra tallada sigue inspirando en quien lo contempla el
deseo de concordia. Es la armonía del universo reflejada en las archivoltas y
las escocias.
Por primera vez, este rey abulense consigue que sus súbditos
puedan vivir en medio de una paz octaviana que no se conocía por aquí desde
hacía muchos lustros. Este auge e importancia de los castellano va en menoscabo
de los reinos taifas del sur peninsular. Acaban los ignominiosos gravámenes,
como el ya antes reseñado Tributo de las Cien Doncellas y se dejan de pagar las
onerosas pechas al Califa, quedando sólo en recuerdo el nombre de algunas pesas
y medidas de talante morisco. Los árabes habían inventado la aritmética y
enseñan a los pueblos a contar. Huella de su presencia son algunas palabras que
han quedado en el diccionario: arroba, área, arancel, azumbre. almoneda,
alpargata, ajedrez, algodón, andamio, alfombra, alfamar y alhamar, auge,
almirez, arrope, azar, azúcar, adobe, alcanda, alcántara y alcantarilla,
alcanfor, almacén, azogue, almohada, albañil, albérchigo, azafrán, algarroba,
azucena, acerola, arroz, cifra, guarismo, elixir, cero, quintal, fanega,
quilate, tahona, tambor, cenefa y alcabala, por sólo citar algunas a manera
de florilegio. Muchas de las cuales siguen moteando nuestra conversación
corriente. Con esa habilidad para las cosas concretas y la vida práctica y
siempre a ras de tierra incluso en religión, porque al árabe no le gustan las
especulaciones, tiende al esquematismo del suma y resta y deja secuela en esta
forma de ver las cosas llamándolas por su nombre o hablando en cifra en el
idioma castellano, que se enriquece no sólo con el acerbo lexicográfico sino
también semántico del morisco, con su actitud diferente frente a la ida, porque
siempre fue un pueblo realista que prefiere los deleites materiales a las
promesas de las otra vida. Pero también sus creencias pueden volverlo fanático.
Y para aquellos que aun sigan creyendo en los Reyes
Magos unas palabras proféticas al
respecto del máximo historiador español, Claudio Sánchez Albornoz, tan grande
como ninguneado e incomprendido, porque aquí los que mandan son los discípulos
de Américo Castro, y cortan el bacalao en literatura los Hijos de Julián
Marías, judíos conversos, a los que la cabra les tira al monte. Don Claudio, que era un abulense integérrimo,
y recio como los pinos de Ríofrío, y que, transplantado a Asturias, la tierra
de sus cariños, creció hasta concertarse en mayestático cedro de la verdad. Por
ella sufrió, fue desterrado y perseguido. Sus palabras, escritas en 1969 cobran
un treno profético en este verano del 99, con una nueva marea islámica a las puertas de Belgrado:
“¿Se
me perdonará también que, a veces, al contemplar la crisis social y espiritual
de nuestros días, a la inversa, haya pensado en la pérdida de España? Porque temo que otra gran tronada histórica
pueda poner en peligro a la civilización occidental, que lo estuvo por obra
del Islam en los siglos VII y VIII. Ésta
fue salvada, según creo firmemente, por Pelayo en Covadonga, resistiendo al
Islam en las peñas de Asturias. ¿Quién puede imaginar dónde tendrá lugar mañana
una nueva batalla de Covadonga? ¿Dónde se iniciará una nueva reconquista que
salve al cabo la civilización nieta de aquélla, por la que, con el nombre de
Dios en los labios, peleó el primer vencedor del Islam en Europa?”
Al oír las inspiradas amonestaciones de Don
Claudio, al que Dios tenga en su Trono, se nos vuelve a poner la carne de
gallina. No es extraño que los memorialistas de la hora presente intenten por
todos los medios enjalbegar la memoria con muchos alifafes y enredos. Ningún
padre de
Muchos
parecen querer olvidar que hubo acoplamiento, avenencias, y algunas veces,
palos, pero conviene tener presente que España y no los musulmanes ganaron las
Reconquista. Por todas las trazas barrunto que los americanos se proponen un
nuevo relevo del pabellón, pero si vuelven aquellos aciagos tiempos, no será
por culpa de los españoles que aman a su patria y a su fe.
Por aquellos días fuimos mucho más tolerantes
de lo que algunos cacarean. Se conciertan casamientos de conveniencia o por
amor entre musulmanes y aborígenes. Hay bautizos en masa y los monarcas otorgan
privilegios de asentamiento: las Cartas Pueblas. El modo de ser de aquellos
pueblos del norte africano caló. Mal que nos pese, lo árabe sigue circulando
por la masa de nuestra sangre, con su tendencia a la ostentación, el orgullo de
las gentes del desierto, su austeridad y también el fuerte sentido de la honra
y la pronta inclinación a la venganza. Ese “ me las pagarás” es un remoquete
del odio africano que a veces se apodera de nosotros. Sin embargo, esto, por ser
tan frecuente, no creo que revista la menor importancia.
Dos
cruces de piedra que había, una situada a unos pasos del cocedero de
Es posible lo que escuché decir antiguamente en los
filandones por el invierno cuando salían a relucir historias de ánimas y de
aparecidos que el alma en pena de este pobre monje, que no se había distinguido
lo que se dice por su inocencia de vida, pero a quien la pérdida de su cordón
de cuero y la cogulla blanca desquició, vaga por los desmontes de Peña Colgada,
alma en pena y que hace conjuros y maleficios contra aquellos que osen profanar
el recinto. Mentira o verdad, lo cierto es que, como se sabe, el claustro y el
ábside fueron comprados y los sillares desmontados y marcados trasladados en
barco a Nueva York por W. Hearst, el todopoderoso magnate de la prensa
estadounidense, el mayor enemigo que tuvo España en la guerra de Cuba porque se
le hace responsable de la impostura de la voladura del bien y de la muerte de
tantos soldaditos que pelearon en la manigua antillana contra los mambíes, las
fiebres palúdicas y las mentiras y amarillismo de los rotativos de
En el siglo pasado los recintos sagrados de la laura
se encontraban en estado de abandono, pero todavía seguía funcionando, a
trancas y barrancas. En 1866, cuando gira visita el polígrafo mallorquín José
María Quadrado, fue escoltado por un fraile ya en la ancianidad. Su presencia
casi espectral al igual que los muros derrumbados le hacen glosar una versículo
de Job”:Voy a dormirme en el polvo y, si mañana me buscases, ya no seré”.
Quadrado es un verdadero viajero romántico que sigue una tradición empezada por
los hermanos Bécquer. Ellos compraron otro monasterio cisterciense, el de
Veruela. Allí Gustavo Adolfo iba a curarse de su tisis.
Con todo y eso, todo hay que decirlo: el hecho de
que España no haya tenido una revolución como las tuvieron Inglaterra con
Enrique VIII y Cromwell y Francia con el furor sanguinario de Voltaire,
preservó algunas de nuestras reliquias inveteradas. Era mucho lo que había, el
expolio, sobre todo con las invasiones napoleónicas, fue largo y tenaz. Al
pasar a la burguesía los bienes en manos muertas, el patrimonio religioso
enriqueció a una legión de anticuarios y trapisondistas. Si a esto se añade, la
dejadez, la ignorancia y el escaso apego a lo propio, lo extraño que al cabo de
siglos de rapiña se alcen todavía señeros en los alcores y cerros castellanos
esas señeras ruinas. El odio a la cruz de Cristo, llámese desamortización,
llámese secularización, las persigue, pero su barrena no lo ha zapado todo. Muy
posiblemente esa labor de aniquilación se consume en un plazo de cien años. En
los años ochenta desparecieron varias cruces y humilladeros que hay en
Fuentesoto y para más INRI en la fachada lateral de la iglesia de San Pedro de
la noche a la mañana alguien pintó la del diablo, esto es, la que se traza al
revés. He pregunté a varias personas que por qué esa “descrucificación” tan
aparatosa y nadie me supo dar razón. Uno me dijo por toda respuesta y como
dando a entender que en estas cosas la mejor norma es el no meneallo:
- Ahora vívese mucho bien. Cien veces mejor que
antaño. Vamos pero que muy a gusto.
- Bueno, pues, bendito sea Dios. Pero yo no veo la
relación que pueda existir entre tirar las cruces al río, dejar que se arruinen
monumentos y marchar bien,
- Sí que la tiene - dijo el Clodomiro con acento de
quien frena una discusión en seco.
Su gesto me dejó parado. Vi que los ojillos birlones
del Teodomiro gritaban para su capote: basta ya de historias y de cuentos. Aquí
la única estética es la de la andorga. Lo importante es marchar bien, ganar
dinero, tener un buen coche. Queremos renunciar a nuestro pasado. Todo aquello
fue el símbolo del oprobio.
- Pero eso es confundir el culo con las Témporas,
Clodomiro, majo.
¿Y a qué no sabéis lo que me dijo? Que me fuera a
tomar por él. Me entraron deseos de agarrarle por el escuezo y lanzarlo
chimorretes abajo, pero buena de gana de discutir. Y sin decir adiós tomé el montante y me senté
a la puerta de la bodega, la que tiene una antojana con dos almendros, con mi
tocayo Tomás Parrilla, que el año pasada cogió treinta cántaras de un par de
majuelos. Como nos llevamos pocos años, poco más o menos somos coetáneos, ya
nos conocemos. A los dos nos gusta la sangre de Cristo, que no somos moros ni
judíos, ni tampoco lo negamos, ni hemos cambiado de chaqueta, ni afusilamos. De
vez en cuando es no sólo conveniente, también saludable, para aventar las
telarañas del alma que tanto escuecen, con unos tientos al jarro.
-Y de hoy en un año.
-Eso es lo que hace falta. Y que lo veamos.
El vino de por aquí debiera de traer el gollete de
los Vega Sicilia. Fueron los del cister los que plantaron las viñas, una
tradición que aun sigue brindando. Aunque muchos desceparon los majuelos cuando
el ingreso en Mercado Común, mi amigo Parrilla los dejó intactos. Hay que ver
que mi tocayo siempre fue un sotohontanero listo, aunque, a diferencia de otros,
nunca le dio por zorrerías. Y eso que se va a llevar por delante. Y si no fuese por el fruto de la vid, que es
fuente de salud y de vida (los antiguos lo acreditaban como el árbol del Edén;
Eva, tras su pecado cubrió las vergüenzas con hoja de parra) ¿qué sería de
nosotros, Julián? Nos demuelen las
cruces, se llevaron las piedras nos tiraron la olma, nos lo han cambiado todo de sitio. El escudo del
Yugo de
-¿Qué es esto? - pregunté airado.
Una mujer trayendo las vinajeras, la que canta la
epístola y la que pronto dirá la misa a los del pueblo, al paso que vamos, me
lo explicó:
- Morralla. Han desmontado la casa del curato y los
libros se los ha quedado un tratante de ganado, que los ha comprado por dos mil
duros. Es amigo del señor vicario.
Si no hubiese sido porque tenía que presidir la
conducción de respeto en el funeral, te prometo, Julián Parra, que hubiese
montado un número. Estaba de tanto enojo que la bilis se me subía por los
gañotes y alcanzaba casi los terceletes de los lunetos, allí donde antaño, se
escuchaba piar a los gurriatos cuando el cura don Amancio predicaba alguna de
sus desangeladas arengas, pero teníamos allí al pobre Silvino el ataúd envuelto
en la bandera de España, con el sable de oficial y la gorra con dos estrellas,
las cosas que más amaba, y no tuve más remedio que transigir y callar. De no
haber sido por el duelo en aquel momento de dar sepultura a mi pobre difunto,
hasta le hubiera dicho cuatro verdades al señor vicario, al obispo o a quien
hiciese falta. Nos lo quitan todo, Julián, pero el vino que se guarda en cubetas de roble no se lo chiscará esta horda
de borrachuzos que se ha apoderado de España. Paciencia y barajar. La
biblioteca de la rectoral fue adquirida por cuatro cuartos por un chamarilero
de Galicia que se la ha vendido toda a los ingleses. Te participo que tu
clarete, al que me invitaste aquel día, es de los que ayudan a vivir y hacen
más llevadero el morir. Ya sé que tú lo
recoges sólo para el gasto, pero aun así no por eso deja de ser un
quitapesares. Que san bernardo te bendiga por no haberte sometido a los
trágalas imperantes. Tú no descuajaste el majuelo, tío. Y, gracias a ti, no se
rompe la tradición.
Tales desafueros no me pillan de susto, la verdad
sea dicha. Estoy curado de espanto; ya sé que me llamáis el “ tonto de las
ruinas”. Pues falta un epíteto”: el de los libros”. Mira que os di tabarra con
lo de la ermita de San Vicente, que si el tejado se os iba a desplomar, que no
hay derecho a convertir la casa de Dios en un muladar. Y efectivamente la
techumbre se vino abajo y se perdió toda la fachada de Poniente. Me llené de indignación cuando el año 80
descubrí el derrumbe. Todo eran cascotes y hasta habías pegado fuego a una
imagen de Santo Tomás, talla del siglo XVII de madera de pino. Pude salvar una
mano del santo que ahora tengo yo en el sitio donde escribo como una cara
reliquia, que me inspira y me exhorta a promulgar la verdad, pero tampoco
conviene remover el agua sucia, que todos nos vamos a perder perdidos en el
charco.
Como os dije, la cosa viene de largo porque ya en el
68 le dediqué uno de los primeros reportajes a este lugar. Apareció en el
Diario SP a doble página. Aquel otoño anduvimos por aquí Santiso y yo tomando
placas del ábside de cuarto tambor. Tiramos fotos a todo lo que se movía. A los
trojes de las eras, a la yunta de machos, a las torres, a las viejas enlutadas
en la iglesia acurrucadas cabe los hacheros funerarios y sentadas a la morisca,
con sus manteletas que recordaban al flameo de las mujeres romanas. Sacamos al
cura con el alba y la estola responseando. Cada padre nuestro, una perra chica.
También tomamos instantáneas de las palas, las horcas y los garios, los aperos
y los carros de telera, que hoy son bocados escogidos de los anticuarios. Esta
urgencia por dejar constancia gráfica de todo aquello era porque nos cercaba el
presagio de que estábamos ante las ultimas reminiscencia de un mundo medieval,
y un sistema de vida pronto a sumirse en la laguna del olvido. Por eso, aquel
reportaje tuvo mucho de denuncia y de aviso testimonial.
Nos fue difícil ganar acceso a la ermita de San
Vicente. La llave oxidada, no corría
bien el pestillo. Cuando por fin, a golpes y meneos, conseguimos hacer trabajar
a la cerradura, nos pareció aterrizar en el mundo de ultratumba, que guardaba
dentro de densas tinieblas las riquezas y fruiciones de un lóbrego paraíso.
Olía a moho.
Todavía
penetraba algún resquicio de luz por las aspilleras y nos pareció escuchar el
eco de cantos gregorianos, porque la ortofonía era perfecta, que en aquellas
iglesias no hacían falta micrófonos, y la voz humana resonaba importándose a través de los resquicios de la plementería.
El suelo, según la tradición primitiva en las antiguas iglesias, de tierra
apisonada mostraba los túmulos de algunas tumbas recién excavadas. Había
esparcidos algunos huesos y el fotógrafo como buen gallego torció un poco el
gesto, porque no le gustaban aquellas cosas. Aunque era comunista, Santiso
creía en
Las ballesteras empotradas como una ojo vertical
sobre el muro advertía que el recinto tuvo una función militar que
cumplir. Desde estas saeteras se
disparaban flechas contra un supuesto invasor, pero las lauras de decoración de
la archivolta poseen una frescura casi virginal, observándose en la piedra
marcas de gubia. Además fue extraída de canteras por aquí, porque dentro de su
configuración calcárea se advierte la filigrana de raíces o de pequeñas valvas
fósiles. La luz del día penetra por el ventanero iluminando los perfiles
mágicos del decorado. Las figuras del capitel empiezan a mirarnos. En uno, hay
un obispo que aparece exultante entre
dos ramas de palmera. Carilleno y orondo,
impartiendo su bendición al concurso desde su cátedra desde la que
oficia una hermosa liturgia interminable. El prelado luce sus insignias
pontificales: la mitra, el báculo y bendice con el índice y anular de la
diestra que sujeta un anillo bisulco o de doble dedo. La mano se enfunda en una
quiroteca litúrgica cuyos pliegues hacen muescas en la piedra. Es una
expresividad llena de quietud sobre toda ponderación.
Estamos ante uno de los capiteles más impresionantes
y solemnes de toda el arte románico. Debajo, al lado del bando de piedra bajo
la arcada, donde se sentaba el diácono y la orquesta coral, se abre la oquedad
de una piscina, abriendo como la ranura de una llave. Dentro de la austeridad y
desnudez del altar cisterciense este aditamento servía para guardar los vasos
sagrados y abluciones, porque en aquellas iglesias, sagrario no había. La
comunión tenía más sentido de participación que de sacramento y en todas las
celebraciones el sacerdotes y los fieles consumían el corpus y el sanguis sin
dejar ni miga ni gota. Era para eludir profanaciones pero también porque aun no
habían llegado las aberraciones de los siglos subsiguientes, donde el Cuerpo de
Cristo, que es salud y vida de fe, se convierte en arma arrojadiza y caso de
guerra entre papistas y protestantes. Como siempre, la testarudez y necedad
humana consiguen que el medio se convierta en fin y no en objeto. Siguiendo los
cánones del ceremonial hispano visigótico, tan importante como la eucaristía
era la eulogía o recepción del pan bendito.
La devoción a la eucaristía empieza a afianzarse a partir del siglo XIV.
Esta piscina, en su verdadera semántica litúrgica, que he visto yo en muchas
iglesias rurales de Inglaterra y en el iconostasio de los griegos, luego empezó
a llamarse credencia y a continuación tabernáculo. Pero dejemos de meternos en
esos andurriales de la fe que nos llevarían muy lejos.
Justo por cima un torso humano y una faz contrita
que trata de hundirse en el lomo de la oveja rescatada se agacha ante un
cordero de diseño tosco y lo abarca con la panza. Es el Buen Pastor. A la vera
aparece una cara como de una máscara. Su expresión no sé si expresa pasmo o
hilaridad. Es el momo que contrahace a la sombra del buen pastor. Lo que el uno
hace el otro desmorona. El buen pastor se dedica a ir buscando las ovejas
perdidas que el diablo devora. Sin esta dualidad o lucha de fuerzas contrarias
que perdura por los siglos de los siglos no podríamos comprender la simbología
románico plagada de mensajes crípticos y de una exultación soteriológica que el
hombre moderno a duras penas acierta a compenetrarse. En el otro capitel se
plasma a unas aves muy prietas - pueden ser palomas, perdices o urogallos - que
parece que se retuercen y se desgañitan haciendo trenzas con sus pescuezos en
arco. El resto de los cimacios exhiben tan sólo una decoración de helechos o de
canastillo.
A Santiso y a mí nos parecía que habíamos llegado al
hipogeo del gran laberinto de la existencia. No nos olvidamos de dejar la
puerta bien abierta no fuese a escaparse el gato o de acordarnos de aquel Anteo
mítico que, para no perderse, se amarró con una cuerda a la cancela del Dédalo
Cretense. Sólo conseguimos salir de nuestros sueños cuando el cura, don
Laurentino, sacó la petaca y todos juntos, con el alcalde, Constantino de
Frutos, y quien esto relata, en paz y
armonía de viejos camaradas, echamos un caldo. Nos parecía que aquel era un
momento trascedente. Verdaderamente habíamos llegado al límite. Luego, para que se nos pasara el susto,
fuimos a merendar a las bodegas.
- Tantas ruinas- comentó mi fotógrafo- afligen,
rapaz, pero el vino no es malo.
Y, tanto;
que aquella tarde de octubre bien que soplamos. Entre los cuatro, metimos al
coleto casi una cántara. No sé ni cómo conseguimos salvar las vargas y cuestas
de todos los Castros, que son tres: el de Fuentidueña, el de Sarracín, y el de
Gimeno, según se va a Sepúlveda y que fueron todos ellos acampamientos del
ejercito romano. Pero, conduciendo y dándole a la petaca, entramos en Madrid
sanos y salvos. Se conoce que, como fuimos buenos chicos, el fantasma del
fraile de San Bernardo, vino acompañando y velando por nosotros por toda la
carretera de Francia. Al fin y al cabo, lo que pretendíamos era dar a conocer
al gran público el abandono en que se encontraban aquellas riquezas ocultas.
El artículo tuvo pegada y hasta me felicitó
personalmente el bendito Marqués de Lozoya, que fue un verdadero ángel de la
guarda protector del patrimonio artístico español, aunque siga habiendo
modorros que guarden hacia él ciertas reticencias. Pero bendita sea su memoria.
Después del 77, otra vez volví a insistir en el tema
desde las páginas del “Arriba”, como si Sacramenia, lugar mágico, hubiese
encontrado en mí un pregonero. ¿Será porque anunciar la necesidad de una vuelta
a la espiritualidad es la razón por la cual
A la sazón trabajaba yo como corresponsal en
Algunas veces me acuerdo con cierta melancolía de
aquel barahá de Carpurtala.
Entonces
comprobé que el tal pacifismo de los indios, el karma y la no-violencia no es
más que un cuento chino. Las gentes para vivir tienen que seguir siendo
alimentados por sus propios prejuicios.
Carter empezó
a ser para mí un nombre mil veces repetidos y Zbignew Bzrecesinsky le entendía.
Su acento era polaco. Nunca puede llegar un hombre a sentirse tan utilizado y
manipulado por los intereses de la economía cósmica que un corresponsal en
Nueva York. Todos los días hay que contar batallitas y repetirlas infinidad de
veces. El lector acaba creyéndolas. Si no hubiera sido porque la situación en
España, recién iniciada
A algunos incondicionales del ídolo de Menfis
(Tennessee) les pareció aquello una salida de tono, cuando no un auténtico
sacrilegio. Del contexto se desprende que a mí me priva menos el rock que el
canto gregoriano. De la noche a la mañana, aquel cantante que había fallecido
hecho un monstruito a causa de su adicción a los barbitúricos se había
convertido en una mito. La santificación de Elvis era un hecho que yo no
comprendía. Lo mismo que fue Alcapone, Carusso, Eduardo VII, Gardel y lo ha
sido en el 97 Lady Di.
La sociedad moderna tiene necesidad de crear su
propio martirologio llenando el casillero del día con nombres que alguna vez
causaron impacto en la cultura de masas. A mí me pareció eso una alienación y
así lo escribí. Dije que desde Hollywood los cofrades del gran Hermano eran los
demiurgos más listos, pues saben convertir la basura en oro.
Se había muerto el Caudillo. Algunos, como
Fernandino Jáuregui, se rasgaron las vestiduras. Yo ya no tenía valedores.
Criticar a los americanos en tiempos de Franco podía ser rentable, pero ahora
podía convertirse en algo muy peligroso. Manolo Blanco Tobío, siempre un
caballero, a pesar de no compartir mis ideas, me echó un capote. Pero también salvé la cabeza gracias a un
milagro de
Me había hecho yo por aquellos días de aquel tórrido
agosto neoyorquino en que quedó solo en Manhattan, porque mi mujer se había ido
a España para parir a Antonio Gabriel, nuestro segundo hijo, y bastante
deprimido, amigo del meritorio de Cirilo, que era un chico de Sahagún de
Campos, que había conseguido una beca Fullbright y vivía en la universidad de
Columbia, con su compañera, Mari Carmen,
en una habitación de exiguas dimensiones -nunca vi tantas cucarachas,
pues Nueva York estaba atestado de ácaros. Ellos vivían en el West Side cerca
de The Cloisters. Una tarde subimos a
ver aquel recinto monástico a la vera del Hudson y hecho de retales a
base de portentosas piezas arquitectónicas fletadas desde Europa.
Había castillos y monasterios enteros y entre ellos
con dolor y sorpresa contemplé cómo las ruinas de las piedras doradas de mi
pueblo, aquellas que había visto yo tantas en la vega de abajo cerca de la
fuente colorada de niño cuando mi abuelo me mandaba a abrevar a la yegua torda
y a su muleto, estaban allí haciendo dinero, y no en manos muertas. Pues en la
fuente Colorada habré yo quebrado más de una botija de agua, y más de una vez
me habré bañado con los de mi cuadrilla tirando desde el trampolín de unas
piedras pasaderas.
Pagué cinco dólares pero pasé un buen rato y el tema
me sirvió de punto de arranque para contar una bonita historia para mis
lectores, de los mejorcito que escribí yo en Estados Unidos. O
Lo que más me dolían era que el refectorio, parte de
la iglesia y del claustro que lo había
sido Santa María de Cárdaba se mostrasen a los turistas como si fuesen trofeos
arrebatados al enemigo en una guerra de reconquista. A veces los
norteamericanos adolecen del mal gusto de los nuevos ricos. Capiteles,
arquivoltas, aras y cornisas habían sido vaciados de contenido esotérico.
Así se lo hice saber a mi colega Felipe Maraña y a
Mari Carmen, pero ellos no compartían mi opinión:
-Están mejor aquí que allá, con todo lo que tú
digas.
Pero el fantasma del Coto de Cardaba me respaldaba.
Creo que estaba llorando de rabia:
-Esto es una afrenta para todos los cistercienses-
gritaba desde el fondo del abismo de la serenidad inmarcesible aquel
fantasmagórico oblato.
Dicen que
todos los monasterios bernardos cuentan con la protección especial de
- Con los americanos no hay quien pueda, padre - le
dije
- A ellos también les llegará su sanmartín -
replicó.
Y yo le pedía entonces que me asistiese con su
inspiración para escribir una crónica limpia y pungente contra aquella afrente
al patrimonio sacrameniense. Me miró con
ojos enfierecidos y como diciendo”: Lo más seguro es que sea así, pero
ten en cuenta, hijo mío que ni el tiempo de Dios ni sus caminos son los mismos
que los humanos.
- Ah, ya. Es otra clepsidra, otra arena, otra forma
de contar.
Luego me dijo que su nombre era Emilianus, pero que
le llamaban Millán. Enfundando las manos en las enromes mangas que le salían de
la túnica y calándose la cogulla despareció. Le he vuelto a ver mi querido Fray
Millán múltiples veces y en los lugares más inverosímiles. Su continente denota
la paciencia benedictina, y la parsimonia de un trapense, pero también sabe ser
un buen dialéctico y utilizar todos los recursos de la retórica. Había
fallecido el año 1838 cuando toda la comunidad se dispersó. Aunque traspuso los umbrales de uno de los atrios,
estoy seguro de que fray Millán no debe de andar muy lejos. Le conté mis aflicciones, pues me parecía que
un señor nacido en Sahagún de Campos, que junto con Arévalo y con Cuéllar forman el triángulo de ese primoroso
“románico de ladrillo” tuviese tan poco apego a las cosas nuestras. Se estaba
ya gestando el cambio de la guardia y asomaba su deletéreo hocico el ciudadano
González. Toda la operación “gonzalista” se gestó al pié de los rascacielos.
Fue precisamente el inefable Felipe Maraña el que pidió a su tocayo el
secretario general del PSOE el que pidió a voz en grito que fuese desmontada
Alguien observaba mi postura noble y patriótica. El
espectro de aquel cisterciense se convirtió en mi ángel de la guarda y estuvo
al quite en todas las tarascadas y mordeduras de víboras españolas en que se
había convertido el gallinero de la multimedia. En realidad, un fondo de
reptiles.
Quedé algo reconfortado con su visita en aquel
instante porque me parecía que todas aquellas piedras estaban fuera de su lugar
y que ni aquel calor bochornoso ni la borrina que se alzaba de los humedales
del Hudson poblado de quintas en sus riberas y algunas embarcaciones de
cabotaje era el que le correspondía. A un de los ábsides le había atacado el
mal de piedra.
Aquel contacto con la realidad y a la vez con los espectros
me marcó un poco para toda la vida. Empecé a tener las ideas bastante claras
acerca de lo que, no tardando mucho, acabaría sucediendo, y parece que ser que
todos aquellos presentimientos negros que tuve aquella tarde a la vera del
Hudson ante mis propias “Ruinas de
Se nos acercó una judía que se quedó con mi nariz de
romano, pero yo aquella tarde no estaba de buen humor y me despaché con unos
cuantos alegatos en favor del viejo mundo. Les dejé arreglando el mundo y me
vine en el metro para mi oficina donde escribí de un tirón aquel reportaje que
tanto gustó. Lo mandé por cablegrama y a las tres de la mañana, como estaba de
Rodríguez en
- A su salud, padre.
Y yo que éste aprobaba con una sonrisa de pícara y
haciendo un gesto con las mangas de su hopalanda cisterciense aquella actitud
de celebrar no sabemos el qué. Chascó la
lengua y luego sonó un gaudeamus. No
estaba tan abandonado ni tan “ in partes infidélium” como yo llegue a suponer.
- Te lo mereces.
Lo has clavado. Ahora lo que hace falta es que aquellos bodoques dejen
de hacer el tonto vendiéndoles sus tesoros a precio de ganga a los
norteamericanos. Tú sigue chascando la tralla para meter en vereda al mulo.
Fray Millán llevaba más razón que un santo, pero
temo que, como tampoco a mí, le hayan hecho demasiado caso. Mi fantasma
particular y yo mismo pertenecemos a una especie a extinguir, al igual que
algunos funcionarios. Pero no seremos nunca ni los primeros ni los últimos que
se sienten consternado ante esa dejadez atávica del papanatismo de nuestros
días. Ya Quadrado prorrumpe en un lamento profético al girar visita a
Sacramenia, y tuvo la sensación de desolación de la que fui yo partícipe al
salir del museo neoyorquino. Dice el escritor mallorquín. “Creí que, al salir
de allí, escuché el lamento del Santo Job recitando palabras melancólicas sobre
la condición humana la cual no es más que polvo. Si mañana me buscáis, ya no
seré nada “.
Leopoldo Torres Balbás, un historiador ilustre de
Aporta Leopoldo Torres Balbás otro dato que
corrobora lo tantas veces declarado aquí del ascendiente musulmán que se
aprecia en la mayor parte de todos estos monumentos, lo que demuestra la
propuesta de que el cister fue un elemento aglutinante de pacificación y de
fusión de las Tres Culturas, siempre a la sombra de
En tiempos de los tres grandes reyes que tuvieron
por nombre Alfonso(el Emperador, el de las Navas de Tolosa, y el Sabio) se
alcanzó una armonía inter racial entre los tres pueblos que habitaban Castilla
que resulta paradigmática y un ejemplo de tolerancia a seguir en el futuro. Por
desgracia, las Tres Culturas que hoy intentan meternos por los ojos y de la que
hacen apostolado los que han sembrado de bombas el territorio de Kosovo
fomentan la venganza, el fundamentalismo y la regresión al cuadrado cero de los
tiempos medievales. En el fondo, lo que se está predicando de forma subliminal
es la reconquista de Europa al revés. Este planteamiento que enardece a los
judíos de Norteamérica no puede conducirnos a nada bueno. Supondrá un nuevo a
volver a empezar de cero.
Es, poco más o menos, la pretensión esotérica de los
cistercienses. Bajo su amparo se cincelaron tantas catedrales, se buscó la
quintaesencia y la piedra filosofal no sólo a través del conocimiento místico
sino también por medio de los valores alquímicos. En ella todo está medido y
tasada hasta las dimensiones que debía tener una bodega. El vino no faltaba en
ninguna casa de los monjes frailes. Ellos enseñaron a la posteridad a cantar a
En Sacramenia ha desparecido casi todo, pero quedan
el rosetón de poniente con la fachada de la iglesia y parte de la bodega
horadada en una roca de la ladera.
Se encuentran concomitancias con el Monasterio de
Piedra, en Teruel, otra joya cisterciense, y con la colegiata de Tudela en la
labor de alfajor propiamente morisca. Hay aspilleras y bóvedas en arista
rematando un suelo levantado donde se parecían los hoyos que otrora ocuparon
las sepulturas visigóticas de piedra labrada.
El claustro, que también emigró con sus columnas
gemelas y sus capiteles románicos tan agradables a los sentidos, pero tan
difíciles de interpretar ante los seres monstruosos que despliegan y que
eran simbolismo habitual para el hombre
de aquellos tiempos pero que para la
mentalidad actual resultan un intrincado galimatías de pesadilla, era el núcleo
monástico por excelencia, según revela la “Carta de Caridad para los Usos y
costumbres de los monasterios” redactado por el abad de Claraval.
Se hallaba orientado hacia mediodía para que hubiese
gran disponibilidad de luz. Son fríos los inviernos por estas llanadas. La
pieza claustral fue edificada en tiempo posterior o sufrió alteraciones o
reformas de la época plateresca. Así lo revela el alfiz del arco ciego donde
estaba situada la armariolum o biblioteca de los códices.
El cillero o granero, una especie de hórreo de
piedra, debió de ser la parte más antigua, pero de sus dependencias no quedan
trazas. Durante la guerra de la
independencia sirvieron de caballerizas para los jinetes de Juan Martín el
empecinado.
La sala capitular se conserva en Miami habilitada
como museo. En uno de sus ángulos había una ara de data muy antigua. Era un
altar visigótico dentro del iconostasio casi idéntica a la que yo alcancé a ver
de niño en el cementerio sotohontanero de San Gregorio y que ha desparecido
misteriosamente. Sobre ella, aparte e oficiarse la misa se depositaban los
santos evangelios, que en los monasterios mozárabes estaban expuestos la mayor
parte del día después de la misa del alba hasta el ultimo rayo del ocas y el
abad o idumeo bendecía a la congregación agarrando las tapas del texto sacro
forrado en oro con un humeral. Hay que hacer hincapié en que la costumbre de la
bendición con el Santísimo tenía su origen en esa practica. Asimismo, sobre el
ara se tomaba juramento. Cabe la sospecha de que Santa maría de Cardaba fuese
una iglesia juradera, como lo fueron San Pedro de Cardeña y Santa Gadea.
Solían allí solemnemente los condes castellanos
jurar los fueros y se llevaban a cabo las solmenes vigilias de armas y la
investidura de los caballeros andantes. Pero también se leían sobre el ara las
colaciones u homilías después del oficio divino.
El refectorio medía quince metros de largo por cinco
de anchos. No era tan aparatoso como el de Poblet, pero contaba con una cabida
para poder allí alrededor de quinientas personas. Durante la infesta del
prandium o pitanza monacal se tenía por costumbre que un lector leyese algo
edificante desde una tribuna del lado que da a poniente cabe un ventanal
geminado.
Muy austero debió de ser el régimen de vida
cisterciense, según se desprende de la lectura de “Apología a Guillermo”
escrita por el santo fundador en 1225. Es una critica demoledora de la
suntuosidad y lujo benedictinos. Al propio tiempo, San Bernardo estaba empeñado
en hacer de Claraval una especie de segunda Roma. Todas las casas cistercienses
estaban fuertemente controladas por la casa matriz, no se sometían al poder de
los obispos ordinarios. Los abades eran auténticos monarcas de sus demonios,
aunque para todo tenían que pedir a Claraval. No podían comprar ni vender, ni
menos edificar a su libre albedrío. Hasta las medidas de los cimientos debían
de venir aprobadas por el Capítulo General. Querían los cistercienses una
unificación de todo el monacato, siguiendo las pautas de los cristianos
orientales. En la ortodoxia, por el contrario al rito latino, donde son
miríadas los hábitos y tocas de frailes y monjas, por ese nefasto afán
fundacional de los muchos santos que pueblan nuestras hornacinas, no hay
ordenes ni institutos religiosos. Sólo, monjes, que, al profesar, se comprometen
a la castidad, la pobreza, y obediencia; y popes o curas seculares, pero en
El drama
personal de San Bernardo fue que no pudo ver ningún fruto a la cruzada que él
predicó, ni recabaría la meta por él tan deseada de la unificación monástica.
Ni camaldulenses, ni valdenses, ni benedictinos, ni cartujos quisieron aceptar
su disciplina. La solidez y austeridad de sus principios es algo que se deja
sentir también al contemplar los muros, muchos casi derruidos, pero que
aguantan el paso de los años, de sus abadías. Al establecer el Cister, lo que
quiso fue diseñar para siempre y de una forma definitiva una Orden de Cristo,
que es lo que significa en realidad. Cisterciense viene a ser lo mismo que
cristianense, aunque hay quien lo relación con el sustantivo romano castra(campamento),
pero a nosotros el primero de los significados nos parece más distintivo,
precioso y preciso. A la muerte de del
maestre templario, Jacques de Molay, en 1314, los cistercienses portugueses de
Tomar empezarán a llamarse Hermanos de Jesucristo.
La intima trabazón de los monjes blancos no ha sido
bien delimitada y es un reto que aguarda a los historiadores del mañana, porque
es un parcela apasionante que no cubre solamente el devenir de
Por ejemplo, los templos bizantinos tenían todos
cinco cúpulas y un campanario exento. Los templarios conservan este aspecto en
el que se alberga una intención iniciática (en honor tal vez de las Cinco
Llagas) y adoptan las campanas, pero dentro del recinto. Así la originalidad de
la iglesia del monasterio de Cárdaba es haber seguido el patrón bizantino de
las cinco cúpulas, pero no vertical, sino en horizontal. En cinco testeros
planos. El número cinco vuelve a repetirse en otros enclaves cistercienses: el
templo de
¿ Será casual esta curiosa homogeneidad? No lo
sabemos. Lo que sí se puede decir es que la cifra quíntuple se repite en el
diseño de las plantas de Santa María de Teverga(Asturias), en Leyre, en
Almazán, y en Arbás del Puerto y en San Juan de Lillo. Todos estos monumentos
eran de factura mozárabe.
Según mi leal saber y entender, los cistercienses no
se propusieron sino la síntesis de los francés y de lo español. El ábside liso
y sin contrafuertes es una aportación netamente visigótica. La bóveda de cañón
y el arco de herradura que pasa a ser luego de punto a medida que se van
resolviendo problemas técnicos sobre la marcha, ya estaba aquí. La leva de
religiosos extranjeros traídos por Alfonso VII de allende el pirineo se
establece en valles escondidos donde previamente había habido monjes de la
laura mozárabe y es así como se lleva a cabo la fusión. Sacramenia se caracteriza por haber marcado
ese punto de inflexión de adaptación a un tiempo nuevo.
Tal constante donde mejor se observa es precisamente
en la ruinas del cementerio de Fuentesoto, que por fuera ofrece los rollizos
muros visigóticos y por dentro aparece un arco ojival en cuyos paramentos
quedan restos de grafías góticas. Su traza cuadrada por una parte recuerda el
arte asturiano, pero el interior es paladinamente cisterciense. He aquí un enigma que no ha conseguido ser
resuelto por los eruditos, pues aquí se empezó a construir con bóveda de medio
horno, pero luego se volteó en ojiva y lo que quedó fue una bóveda en arista
que ha resistido misteriosamente a la intemperie de casi diez siglos sin una
mala gotera.
El camposanto a quien lo visita siempre parecerá un
lugar mágico. Una mágica telúrica arrastra a la vista hacia el cerro al que
quieres llegar dejando a la colación a tus pies pues Fuentesoto siempre me ha
parecido un pueblo fantasmas, hecho casi para creer en las Ánimas casi sin
querer. La torre de San Gregorio que lo vigila casi de arriba tiene una forma
antropomorfita. Los ojos del campanario y el aire de catedral o faldistorio de
la configuración de la piedra llegan a mostrarse a la imaginación como las de
un gigante que se ha sentado allá a descansar. Recuerda en parte las ruinas del
castillo de Tomar, donde está Cova de Iría, donde dice que se apareció
Pero era tolerante y complaciente con sus profesos.
En su “Carta de Caridad” lo demuestra. Su pluma destila misericordia y
comprensión hacia las flaquezas humanas. Durante muchos siglos, en los
monasterios cistercienses se vivía bastante bien. Lo que demuestra que los
jardines de María no son una utopía inalcanzable, sino que pueden llegar a ser
levantados y cultivados en medio de este valle de lágrimas. Todo estribaba en
la parsimonia de una vida sin sobresaltos regida a golpes de campana, que
discurría en parajes solitarios y umbríos con mucha vegetación, y, sobre todo,
se permitía hacer uso moderado del vino.
A los
enfermos se les proporcionaba dietas denominadas de alivio, basadas en
lacticinios y a los enfermos se les solía curar con vino. Esta bromatología,
tan peculiar de la región cuyo estudio nos ocupa en esta parte de la provincia
de Segovia, estaba aun vigente hasta hace pocos años. Lo sé por propia
experiencia. Mi abuelo Benjamín curaba los catarros y hasta las afecciones de
la vista con un vino caliente que llamaba sopillas. La tuberculosis y el
reumatismo así como una afección medular o mielosis (esta es la tierra de los quebraos de espalda y las
faenas del campo propician la aparición de las hernias tan frecuentes y que
derivan en lesiones oseas), a falta de otras boticas más contundente pedían el
vino de ribera como purga de benito.
Fuera de eso, los frailes bernardos, pues está constatado, eran grandes
apotecarios e iniciados en la alquimia y conocían la mayor parte de los
secretos curativos de las hierbas medicinales, pues, como decía Raimundo Lulio,
no hay yerba que no tenga a sus propias
estrellas que la empujen y la estén diciendo a todas horas: crece. Gran parte
de esta ciencia que yo he visto guardada misteriosamente en los ojos de boticario
y tarros de la farmacia de la villa de Fuentidueña la sabían los monjes
medievales al dedillo. Hoy está perdida, pero, a no dudarlo, volverá a
florecer, a no ser que la mano del hombre siga empeñado mediante la acción
deletérea de sus agresiones al medio ambiente siga empeñado en hacer
desaparecer a tantísimas especies de nuestra flora autóctona.
A pesar de sus críticas a la molicie de sus mentores
benitos, nunca San Bernardo privó del vino a sus hijos. Debía de saber bien lo
que hacía, porque la sangre de Cristo, hoy tan adulterada y que en España
absurdamente se tiene en menoscabo porque tanto abunda y la gente prefiere el
infame botellín cervecero, pura química, al traguillo de clarete.
Defroque se llamaba en los antiguos a
la herencia, constituida por las escasas pertenencias, que lega un profeso al
abandonar este mundo. Era costumbre repartir entre los pobres algún tarro con
medicamentos, los eucologios y devocionarios, en ocasiones, algún cuaderno, los
zapatos y la ropa interior. Es la regla general: desnudos venimos y desnudos
nos vamos al más allá. Tampoco de ella se libran los monjes, aunque su
constante contacto con la muerte y su preparación a la vida futura, se las haga
más llevadera, pues esta familiaridad con
No queda ni rastro. Polvo serás. Al visitar, año
tras año, los escombros de lo que fue uno de los jardines de
Son el resultado de un despojo lento pero
irreversible, el corolario del
desasimiento de cuitas terrenales. A Quadrado le dieron ganas de prorrumpir en
el canto del “Dies Irae” y Torres Balbás que hace la descubierta de estos
escondidos parajes se pregunta proféticamente, poco después de la primera
guerra mundial, cuánto tiempo tardarían en caer los muros de la iglesia
sacrameniense pertinentemente inventariada desde el punto de vista de su
descripción arquitectónica en su libro ya citado, en la que se incluyen
valiosas fotografías del recinto iniciático que hoy ya no se pueden obtener. A
mí, en mi modestia de periodista y de aficionado a estas cosas, también me
pervade esa sensación elegíaca.
Esa sensación de pigricia y abandono me dice que nada es duradero ni
permanente. No somos más que flor de un día, verdura de las eras. El primer
tuvo en la colina del Calvario lugar un viernes santo, cuando los soldados
romanos se jugaron a la taba la túnica inconsútil del Salvador, verdadero
origen del culto a las reliquias. Lo demás es una historia repetida. Ha cundido
el ejemplo, porque el odio o la desprevención hacia todo lo relacionado con
Cristo es en nuestros días de reforma positivista casi un imperativo
categórico. Ninguno nos quedamos aquí, afortunadamente, para simiente. Puede que de esta forma el Señor esté
castigando nuestra soberbia, sin embargo, la desolación ante estos pingajos que
otrora fueron muro solemne y compacto, valladar de contención contra las
arremetidas del infiel y pebetero iluminado por la plegaria de tantas almas
consagradas a Dios se vuelve rabia ante la incuria de un pueblo que ha querido
volver la espalda a su pasado, dejando que otros lo manipulen y tergiversen a
su antojo. Alma arriba se me sube la tristeza que pronto se transforma en
bilis. Me parte las carnes y arponea mi conciencia en este verano último del
segundo milenio.
Del noveno centenario del Cid, que amó esta tierra,
que era fundo de su querido monasterio de Cardeña, nadie quiere saber nada. Si
Larra dijo que habría que candar su sepulcro con siete cerrojos, tal objetivo
fue conseguido con creces. Los historiadores ingleses escriben barbaridades
sobre su persona, señalando que fue una invención del franquismo, y por
propalar tales injurias se menciona a los ínclitos para los premios Príncipe de
Asturias. Clausurada la tumba del Campeador, pondrás las crónicas del revés.
Recuerdo con horror cómo, hace dos años, fui a visitarla. Me tocó con un grupo
de turistas vascos. Uno de ellos, ni corto ni perezoso, a la vista de la
despampanante escultura del apóstol Santiago que corona la entrada del cenobio
cardenense, no se le ocurrió otra cosa que escupir a la efigie del matamoros y
ante la lauda sepulcral todo fueron risas y apostrofes acerca de
Pero ese viene a ser el destino crucificado de los
que han sentido en sus venas la pasión de España y la han querido amar
inteligentemente. Siempre tienen que
venir los Cien Mil Hijos de San Luis a arruinar la parva. Agora no son los
infames afrancesados, son los hijos de Julián Marías los que vigilan el
cotarro. Del Campeador sólo se acuerdan de él para echarnos tierra a los ojos o
para manchar de ignominia su memoria. Y en este caso no sol los cien mil hijos
de San Luis ni los de Julián Marías, sino los de Raquel y Vidas, aquellos dos
hebreos a los que engañó llenado dos cofres de arena para saldar una cuenta.
Debe de ser que todavía le duele la triquiñuela. ¿Y qué pasa? Por una vez que
el castellano engañara a los judíos, éstos lo engañaron siempre, porque en
aquellos años del reinado de Alfonso VI los judíos bailaban a dos aguas,
financiando las campañas unas veces de moros y
otras de judíos y el Cid era un mozárabe, no un mercenario, como quiere
demostrar ese tal José Luis Martín, que por decir una tontería lo han nombrado
catedrático de Salamanca. Pero esto no es más que la conciencia herida de
Raquel y Vida que demanda. Al Campeador no lo perdona y ahora lo queman en
efigie por haber ido por libre. Conque todavía estaremos pagando la deuda de la
pesada broma de los dos baúles cargados de arena. Va a seguir durante mucho
tiempo el expolio.
En 1996, con motivo de las fiestas patronales de
Fuentesoto, para honrar la memoria de San Vicente patrono de la ermita de su
nombre y uno de los restos románicos que, debidamente reparados, han quedado
para guardar la memoria de lo que fue el famoso monasterio de Sacramenia, en
cuyos predios estaban inscrito todo el valle, desde el hontanar, donde nace la
fuente, hasta los muros sagrados sacramenienses, pronuncié el siguiente pregón:
“Sr. Presidente de
Os llamo sotohontaneros aunque es posible que el
gentilicio no lo encontréis en los diccionarios. Es de raíz latina. Soto viene
de subter, lo que está debajo, por oposición a somo, o summus, la cima que
corona. Y de fons que da por evolución de la f en h, como hontana y fontana,
fontanar y hontanar. Es para mí un orgullo dirigirme a vosotros por medio de este
pregón en día tan señalado, en esta hermosa tarde de agosto, cuando honramos la
memoria del Dr. Melifluo, esto es: San Bernardo, el gran cantor de
Cuentan las crónicas que el famoso abad borgoñón, el
cual a lo largo de sus 63 años de vida(1.090- 1.153) erigió más de un centenar
de lauras cenobíticas diseminadas por la geografía de Europa, estaba en Roma
cuando llegó la delegación del rey de Castilla, Alfonso VII, presidida por el
monarca en persona. Ambos se entrevistan en el monasterio de San Vicente el
primero que fundara Bernardo de Claraval en
El rey de Castilla, el hijo de doña Urraca y casado
con doña Berenguela que reinó de 1.123 hasta 1.157 quería perpetuar la memoria
de su victoria sobre las huestes de
Este santo muere
decapitado después de ser sometido a la tortura del potro el año de
gracia de 304 por mandato del prefecto Daciano de la ciudad de Ávila durante
las persecuciones de Diocleciano, la más sangrienta de las nueve persecuciones
romanas que registra la historia entre las padecidas por los seguidores del
galileo. Recibió la palma del triunfo por defender la fe de Jesús en compañía
de sus hermanas Sabina y Cristeta, dicen los martirologios, aunque, según las
averiguaciones de mi propia cosecha, ambas bien pudieran ser la esposa y la
hija del mismo mártir. En el siglo IV no privaban aun las disposiciones sobre
celibato para los ordenados” in sacris”.
Los que hayáis estado en Ávila, la de los cantos y
la de los santos, habréis podido admirar esa joya del arte románico que se
llama Basílica de los Santos Mártires, construida por un judío converso en el
lugar donde fueron decapitados Vicente, Sabina y Cristeta.
Durante
Luego Cisneros remataría este anhelo por suprimir
las diferencias regionales que siempre ha tenido Roma en su trayectoria
globalizadora. Hogaño, la misa mozárabe sólo se celebra en la catedral de
Toledo y durante las grandes fechas en San Isidoro de León.
Aquí es donde la historia se confunde, entrevera, y
nos deja colgados sobre el precipicio de las lucubraciones y del supuesto.
Estamos ante un galimatías, queridos sotohontaneros. ¿A qué santo nos
encomendamos o qué santo ponemos? ¿A San Vicente obispo de Ávila de los
Caballeros, al que el poeta Prudencia canta en versos inolvidables, por la
constancia en la fe, por su impasibilidad ante el tormento, pues después de
sufrir el garfio, el potro y el fuego, fue descuartizado vivo y su cuerpo
arrojado a los perros por orden de Daciano, pretor del Emperador Diocleciano,
quien a su vez preconizó la ultima de las persecuciones, la más sanguinaria de
todas? ¿O fue San Vicente diacono y coadjutor de San Valero de Zaragoza y que
recibió el lauro del martirio en la ciudad de Valencia durante la misma
persecución y en las misma fechas que el obispo abulense el año 304 de
La hermosa tradición católica está a veces
salpimentada de ucronías y de nebulosas. Guara silencio ante lo que más importa
desde el punto de vista de la curiosidad anecdótica, aunque el depósito de la
fe, la fe del pueblo, no por los pormenores padezca merma, ya que permanecerás
incólume y firme en sus esenios en el devenir del tiempo. Así nos lo garantizan
los Evangelios. Cristo no podrá fallar a sus promesas.
Veamos.
Como no quiero aburriros ni llenaros la cabeza de
cifras y de datos de vetustos cronicones, os voy a contar un caso que ocurrió
por estos pagos durante una de las guerras carlistas.
El personal andaba algo revuelto y segado en bandos,
cosa que, por lo demás nada tiene de particular porque de suyo los
sotohontaneros le tienen ley a las banderías y facciones. Siempre fue así en
Castilla
- Mire, Don Sisenando, aquí vamos a hacer una cosa.
Ya va siendo hora de que haya alguien que mande.
- Tú me dirás, Felines.
- Es muy sencillo. Se trata de lo siguiente: pedir
parecer al Santo Cristo, ése que sacamos en la procesión del Encuentro la
mañana de Sábado Santo. Le decimos: “Divino redentor nuestro. No tenemos
alcalde y este pueblo se pierde. Muéstranos tu voluntad. Tú nos dirás a quien
designas.
- Eso es pecado de vana presunción, una ordalía. No
tenemos que tentar a Dios. Jesucristo no quiso nunca meterse en política.
- Aguarde, Sr. Cura, que los tiros van por ahí, pero
no es así la cosa. Nosotros hacemos como que pedimos parecer y consultamos el
oráculo divino. Sin embargo, como Él también nos enseñó a ser cándidos como
palomas y astutos como serpientes, y, como ya decía San Ignacio que el fin
justifica los medios, hacemos un simulacro, pero en realidad serán nuestras
inteligencias lo que maquinan todo mediante una pantomima. Se van a quedar
muchos que nos les llegue la camisa al cuerpo.
- Sé por donde vas, pero no se puede hacer. Es un
sacrilegio. No y no, y no.
Era testarudo el sacristán, y tanto le dio guerra al
buen párroco que al fin “Don Sise” consintió en someterse a la ardid urdida por
Felines. Se trataba de colocar sendas cuerdas a cada mano del cristo venerable
para que, en un momento y ante la interpelación del sacerdote, alzase la mano
cuando se le nombrase el candidato designado de los dos. Así quedaría deshecho
el empate electoral. Así podríamos tener alcalde.
- Mire, don Sisenando. Vamos a hacer lo que cumple.
Usted se reviste con alba y estola, se pone a la cintura el cíngulo de oro de
las cajoneras, se echa la capa la pluvial a los hombros. Mientras tanto, yo
toco las campanas y convoco al pueblo para que vengan a presenciar el
“milagro”. Atamos una cuerda a cada mano de la imagen, una para Don Juan y otra
para Don Manuel. Usted canta lo que sepa o responsea, que eso se le da bien. Yo
me escondo detrás del retablo y me acurruco en una tronera y cuando usted
pregunte al cristo por el nombre del candidato, que ha de ser Don Juan, que
para eso es un tío muy de derechas y de confianza, más que Don Manuel, que es
un vaina y ha abierto en diez años siete tabernas, yo, zas, tiro de la cuerda.
- Bueno, Felines. Haremos como te parezca, pero vaya
por delante que a mí no me gusta esta treta. No quieras meterme en líos.
-¿ Y qué? ¿ No eligen papa los cardenales con una
estufa que fuma humo blanco y queman allí todas las papeletas? Pues nosotros
vamos a elegir alcalde tirando de una cuerda. Aquello es política y esto es
política. Todo en la vida no es más que política.
Conque un domingo por la mañana tocan a misa. Acude
el pueblo en peso. Pasados los kiries, el celebrante regresa a la sacristía
para cambiar la casulla por la capa pluvial como en las rogativas. Cunde la voz
de que Don Sisenando va a hacer un exorcismo.
Entona el” Veni Creator”, invoca al espíritu Santo,
hace una pausa. La expectación crece y hasta se oye el volar de las moscas. El
Felines estaba oculto en su escondite detrás de la hornacina de San Pedro. Era
menguado de carnes y cabía. Casi estaba muerto de risa cuando el cura acometió
la interpelación solemne con su enorme vozarrón de rabadán de las breñas.
- Santo Cristo del Milagro, - clamó - coadyúvanos en
este aprieto, concierta las paces en este pueblo. ¿A quién elegimos alcalde?
Hemos colocado una vara en cada uno de tus divinos gracias. Respóndenos, Cristo
Muerto.
Pero el Nazareno, quieto.
Volvió a exorar el preste con voz todavía más
campanuda:
- Dinos, Señor, ¿a quién? ¿A Don Juan o a Don
Manuel?
La imagen no se movía. En los bancos crecía la
expectación y la inquietud. Y otra vez imprecó el bueno de Sisenando el favor
de la iluminación celeste, y nada. Cuando de allá a un poco salta la voz
angustiada del Felines, que se había hecho un lío con las riendas colgadas a
las extremidades superiores de la estatua yacente.
- Pues ni a Don Juan ni a Don Manuel, que se me
quebró el cordel.
Este pregonero esta tarde, sin ánimo de entrar en
polémica, ni de ofender a nadie, y después de sopesar los pros y los contras de
la cuestión, sobre la que escribí yo hace muchos años un reportaje cuando hacía
mis primeros pinitos en periodismo, y luego me emocioné cuando en Nueva York y
Miami pasé por los claustros que miran al Hudson y al parque nacional de
Everglades con el mismo señorío despampanante con que miran para nosotros esos muros de la torre del
cementerio, antiguo templo miguelino, augusto gremial de paz y de silencio en
el páramo de ese somo al cual los sotohontaneros nunca hemos de perder de vista
porque es hito de advertencia acerca de la vanidad de las cosas humanas y de la
brevedad de la vida, se inclina por el parecer de que el San Vicente de ahí en
eso, el de nuestra ermita, que está entronizado con su báculo y su anillo de
obispo y sendos dedos alzados para el “benedícite” guarda relación con el
mártir castellano. No con el aragonés. Con el Vicente obispo, no con el diacono
de San Valero.
Y, como no me gusta dejar las cosas en el aire, y
soy de formación algo escolástica, voy a tratar de demostrarlo.
Si os fijáis en uno de los capiteles de nuestra
ermita cisterciense que resplandecen por las hermosura y virginidad de la
piedra toba que parecen haber salido de las manos del cantero ayer cuando han
pasado ya más de ocho siglos, os fijaréis en una de cabeza de obispo, ataviado
de pontifical (capa con broches, mitra, mocasines, anillo y báculo estevado, y
los dos dedos de la mano diestra que bendicen al concurso enguantados en su
quiroteca. Es casi el único motivo religioso dentro de esta surtida
representación de flores y animales mitológicos de origen pagano. La figura de
San Vicente emerge en el seno de una decoración ficoidea exuberante, dentro de
un casalicio formado por ramas de palma. Se trata, pues, de un obispo y de un
mártir. el artista quiso dejar estampada en la piedra la personalidad del
homenajeado en este ara diciéndonos que había alcanzado la plenitud del
sacerdote por los atributos con que lo representa. Esa fue a mi criterio la
intención del artista que esculpió las tallas de los cimacios del arco del
ábside. Debajo de la tosquedad e ingenuidad de su cincel late un espíritu
cargado de simbología.
Alfonso VII, el mentor que auspicia esta fundación
en la “domus monástica “ sacrameniense nació y se crió en Ávila. A sus expensas
se acometió la obra de la catedral así como esa capilla del arte románico que
es la basílica de San Vicente y también fue este rey el que hizo la donación de
Sacramenia al cister. Alfonso VII el emperador era devoto de los Santos
mártires. Sin embargo, el primer convento que funda san Bernardo en Roma lo
pone bajo la advocación del otro San Vicente, el oscense. Hay una interpolación
de nomenclaturas.
Por otro lado, conviene meterse en la mentalidad del
hombre que habitaba estos tesos por aquellos tiempos del Terror Milenarista,
cuando todos creían que el mundo se iba a acabar el último día de diciembre del
año 999, un guarismo que representa la inversión de la cifra conocida por los
hermeneutas como de la terminación del mundo. El número innombrable e
irrepetible. Estaban en un equívoco, porque
No se puede entender la fe del hombre medieval sin
el culto a las reliquias. La vida era corta y azarosa, plagada de enfermedades,
abandonos, despotismos, arbitrariedades e injusticias. Los cristianos se
aferraban a las reliquias de los santos como talismán de protección, como
salvoconducto y baluarte contra las embestidas del infortunio. La seguridad
estaba poco garantizada debido no sólo a la razzias o campañas militares
agarenas de primavera, sino a las pugnas internecinas entre los propios
cristianos. Porque Castilla era entonces(y aquí radique tal vez su principal
defecto) un reino de taifas. La gente iba de acá para allá con la casa a
cuestas con los huesos de sus santos al hombro, como en la famosa novela del
griego Nikos Kazantakis. Es una costumbre oriental que los griegos habían
copiado de la iglesia de las Catacumbas. Es una parte ahora indispensable del
dogma de la comunión de los santos. Dios accede a las suplicas de
Tanto es así que únicamente se permitía celebrar la
misa en aquellas aras que contasen con
los despojos benditos de algún confesor de la fe. Esta es la parte
principal del Santo Sacrificio de
El “Cronicón Bruguense” señala que un seis de agosto
del año 1002 moría en Medinaceli “siendo sepultado en los infiernos el caudillo
Almánzor”, al cumplirse un año justo de haber llevado la ultima de sus más de
un centenar de incursiones devastadoras contra el Norte. Porque hasta cincuenta y dos de ellas le
computan los cronistas. En una arrasa la catedral de León, en otra siembra la
desolación y tala las vegas de Aranda, en otra derruye el acueducto de Segovia
y entra a saco en el monasterio de Cardeña donde 206 monjes fueron pasados a
cuchillos. Cada año en la fiesta de
El poema de “Fernán González “ refiriéndose a
aquellos días de afrenta y desolación bajo el yugo fundamentalista del Islam
intercala la siguiente estrofa:
“...
Tomaron las reliquias, todas las que hubieron,
alçaronse en Castiella, assy la defendieron “
Que la torre de esta iglesia de San Gregorio del
cerro a nuestra izquierda pudiera haber sido objeto de una de las 52
incursiones muslímicas del sarraceno el año 1000 es una historia más que
probable. Tienen esos muros santos de nuestra colación todos los visos de ser
un “ribbat”o castillo. La torre en realidad es una atalaya. Se trata sin duda
de un templo prerrománico del tiempo visigótico, coetáneo de San Miguel de
Lillo, San Julián de los Prados, de Santa María del Naranco o de Santa Cristina
de Lena. La bóveda se trae un aire con la de la cripta de San Isidoro de León.
Todas ellas son iglesias de traza cuadrada, lisas y sin vanos. Antes del
cristianismo quizás hubiese en ese somo un templo a alguna deidad romana,
incluso vaccea, ya que el aspecto es el de un castro celtíbero. En cualquier
caso, ahí está la espadaña señera, su veleta enmohecida que tanto sabe de los
vientos que han soplado sobre nosotros. Pudiera ser el cálamo que trazase la
historia nuestra y de nuestros antepasados en todas las direcciones. Sobre su
aguja quedan todos los colores del espectro y permanece vigilante velando por
la memoria y la paz eterna de los ancestros, testigo mudo y perenne de la vida
en el valle que discurre con la alegría e inconsciencia de ese arroyo de aguas
bravas que mana de nuestra fuente.
Si es importante la figura señera de Alfonso el
Emperador es porque su reinado representa un oasis de paz y de bonanza en medio
de la confusión dentro de los crudérrimos albores del castellano solar. Es el
monarca de
En defensa de los peregrinos instituye las ordenes
militares que abren casas y castillos a lo largo de todo el camino francés. Son
los Hermanos Hospitalarios de Calatrava, fundados por un cisterciense, el abad
Veremundo de Fitero. Protege a los judíos y, pasado el furor fundamentalista
sarraceno, instituye y dona, por todos los confines, monasterios. Su presencia
irrumpe cual vaharada de aire fresco en un ambiente cargado y tenebroso como es
el del siglo XI. Pero, sobre todo, es el Rey del Románico. Europa se llena de
una serie de construcciones religiosas de
apariencia ciclópea, como si los muros de estas iglesias intentaran
hundir sus raíces en la tierra a la búsqueda de la profundidad de los misterios
divinos, pero de una armonía de líneas y de un candor que sugiere u enerva, y
que no ha sido todavía en arte mejorado por ninguna otra escuela o tendencia.
Se trata de un mundo iniciático, mágico, didáctico y terapéutico, labrado por
rudos canteros analfabetos pero que parecían hallarse en posesión de la piedra
filosofal alquímica muchas de cuyas claves de interpretación se han perdido.
Como, por ejemplo, los seres tetra mórficos y las arpías, esfinges, aguilas
colosales, helechos que adornan los arcos abocinados y se incrustan con mirada
profunda y un si es nos burlona sobre las ventanas telescópicas. Las bóvedas de
cañón ofrecen maravillosa contra acústica, y mediante una disposición de
ortofonía en las rendijas o huras de las
paredes se realzaba la voz de los cantores y los predicadores no habían
necesidad de micrófonos porque tenían a su alcance la mejor disposición sonora.
Por el oído entre la fe y ciertamente en este tipo de templos románicos es el
sentido que más vale. Los interiores en
penumbra permitían en cambio la contemplación de los frescos que adornaban las
paredes.
El monasterio es el paso siguiente a la antigua
“domus áurea” y la mansión de los fundos latinos, emplazados sobre lugares
estratégicos, oreados, y con una querencia de salvaguarda de los malos
espíritus o demonios familiares. Era importante que el lugar elegido para cada
fundo gozase de aguas salutíferas y de aires benéficos. Cumplía el papel que
hoy se asigna a las ciudades, que son centro de poderes y de saberes. El
cister, por eso mismo, es más que una orden eclesiástica; se trata de una
auténtico proyecto de futuro, una nueva forma de conocimiento y de acercamiento
a Dios, a través de los libros, de la razón, y de la observación de los
fenómenos naturales. Aquellos monjes practicaban la alquimia y sabían mucho de
plantas medicinales.
¡Increíble, pero cierto! La cruz ochavada de los
claveros de Calatrava, Santiago, Alcántara , Avis, constituye el símbolo de un
mundo nuevo, que galvaniza a la catolicidad en un salto adelante, un programa
de vida que rompa con esquemas antiguos. Se dilatan los campos del
conocimiento. Cambia la escritura. Cambia el culto. Mudan las costumbres.
Salamanca, Palencia,
Y ello acontece gracias al cister y a las órdenes militares,
establecidas bajo un mismo régimen, la “Carta de Caridad” promulgada por San
Bernardo en 1.118. Habían fracasado la primera y la segunda cruzada, predicada
por él, pero triunfa su mística traída desde oriente por los Monjes de
Precisamente fue ese gran emperador de Castilla, al
que tanto debemos nosotros porque resultó el fundador de nuestro pueblo, quien
establece los Fueros de Calatrava los frailes soldados que llevaban al pecho
una cruz ochavada. ¿Por qué ocho puntas? Porque el ocho era el número áureo, el
número de la beatitud. En todas las fundaciones se esculpe en alguna ménsula o
en aquel otro modillón el citado guarismo. Es la insignia que cierra el
círculo. Ocho puntas tiene la estrella de David, y el ocho es múltiplo de doce,
el ritmo de la creación, cuaternario, como el de los logaritmos. Hay doce
apóstoles, doce planetas, doce meses del año, doce lunaciones, doce profetas.
Si se multiplica doce por dos, nos salen los Caballeros Veinticuatro de las
leyendas artúricas. Con ocho más nos da el número de gremiales que había de
tener un coro catedralicio.
Europa entera, como si inundada de entusiasmo, se
pusiera en movimiento con el proyecto de un objetivo común, se lanza al camino
de la estrella. Quiere saber y ser sanado. Es como , por así decirlo, y
salvando las distancias, saltar de la rueda celta y del arado de Cantalejo al
Internet sin solución de continuidad, sin pasar por Venta de Baños y haber
necesidad de peaje. Ese invento de Bill Gates, que ha revolucionado nuestras
vidas en poco menos dos lustros a esta parte se basa en los conjuntos binario
de los misteriosos monjes de origen cisterciense. Había habido un papa,
Silvestre II que en los albores del año mil había descubierto una cabeza
parlante capaz de contestar sí o no a cualquier pregunta, pero parece ser que
la maquina de los templarios se aproximaba a lo que hoy llamamos ordenador,
basada por de sobre en la dualidad
matemática; sólo que sus movimientos los cifra en octavos, en lugar de dos.
Pese a todo, la más valiosa aportación de tales
religiosos a la civilización no son los descubrimientos técnicos y científicos
que aportan desde el claustro sedentario sino un movimiento de espiritualidad
basado en el triunfo y exaltación de la cruz de Cristo. El hallazgo del arco
rebajado y la bóveda de cañón es nada comparado con el resurgir del espíritu
cristiano, basado en la tolerancia, la paciencia, el amor al trabajo, la
alegría de vivir y el perdón. Las otras dos religiones monoteístas, que nunca
predicaron la renuncia a los apetitos y bajos instintos, nunca podrán jactarse
de todas esas consecuciones tecnológicas. Por eso, hoy muchos países islámicos
siguen en
Esa es un poco la clave del impulso civilizador que
e opera a mediados del siglo duodécimo. Y es ese mismo espíritu solidario,
tolerante, alegre, con esa elegancia a la vez llaneza con que saben hacer las
cosas los de Fuentesoto que renacen las fiestas de San Vicente, perdidas hace
tiempo y recuperadas felizmente, como la ermita que recatasteis de las garras
de la muerte, porque se había convertido en un muladar, merced a vuestro tesón.
Yo me emocioné hace un par de años cuando bajé en las compañía de Constantino
de Frutos y la vimos adecentada, encalada, enlucidas las paredes de color
salmón, y con ese aspecto rojizo que tienen las tierras del páramo, y reformada
primorosamente. casi lloré. Le dije a mi amigo Constantino de muchos años, que
tanto ha trabajado por el progreso de Fuentesoto estas palabras:
- Constantino, haces honor al nombre que te precede.
Tienes, en verdad, maneras de emperador “et in hoc signo vences”.
Los dos adoramos la cruz recién restituida ante el
altar. Nos pareció que sobre el valle se perfilaba la que apareció en Puente
Milvio el año 312.
En un tiempo en el que, nadando en la abundancia de
bienes materiales y de cierta prosperidad como la hubo pocas veces, aunque
pendan sobre nuestras cabezas los problemas del paro obrero, la eventual
desintegración de
Pues bien, instituciones y agrupaciones vecinales
como la que hoy nos convoca posan la llama del fuego sagrado de la tradición
leal a la igualdad cristiana y comunera, de amor y caridad - fijaos que hablo
de caridad que es lo que importa, no de solidaridad etérea y filantrópica, y
que nosotros hemos mamado desde niños, junto con las sopillas mojadas en vino
que nos daban nuestras abuelas. Porque el vino de por aquí en esto, zona de la
ribera durense, no es vino. Es más que vino. Era- hasta que desceparon los
majuelos- canto gregoriano. También arribó en las alforjas de aquellos benditos
frailes borgoñones del monasterio francés del Aula Dei que trajeron cargados
sus carros esquejes y mostelas de las mejores cepas del valle del Loira, cuando
se establecieron en Sacramenia y su contornada, a las órdenes del abad Beltrán,
que unos años más tarde recibiría la mitra primada de Toledo.
No puedo por menos de evocar ese talante
hospitalario de beneficencia y caridad que trajo el Temple a España, porque fue
religión que se dedicó a defender al pobre y al desvalido y sacar la cara por
los enfermos que se embarcaban en el Camino Francés desde los rincones de toda
Europa para ganar la salud. Estaban de parte de los menesterosos y del pobre
contra las arbitrariedades dela nobleza y de los señores de la guerra. Para
acoger a los que no tenían donde caerse muertos abrieron lazaretos y casas del
peregrino. Fundan hermandades y cofradías como aquellas que había en nuestro
pueblo y que yo conocía que se dedicaban a visitar a los enfermos y decían
misas por los que fallecían. Cuando alguien caía malo, iban a verlo. Si
fallecían, se cuidaban de su sepelio. Había una norma de vida que presidía el
correr de la vida a la sombra de esa torre cuya cruz en lo alto cuyos ojos
siguen mirándonos como cuévanos orondos de eternidad y acogidas a esa cruz que
nos abraza con sus dedos inmensos y ésta era la honradez en medio de la
paciencia y la pobreza que gracias a la cruz se transformó en riqueza
espiritual, los dones que transformaron Castilla en un pueblo fuerte.
En tiempo necesidad se distribuían tarjas para
marcar la entrega del pan a las familias menesterosas. Las campanas, esas
campanas que se fundieron para fabricar balas cuando la invasión francesa,
tocaban a rebato si acechaba algún ataque, se había declarado un fuego, o
sonaban a clamor por los difuntos. ¡Mucha y gran devoción hubo por las Ánimas
en Fuentesoto!
La democracia nació en Europa en los concejos que
deliberaban a la sombra de esas olmas centenarias como la que había muy cerca
de aquí junto a la cloaca romana, talada cuando hubo que ensanchar la
carretera. Era tan frondosa y corpulenta que los músicos el Día de San Pedro
podían tocar el baile subidos a lo alto de ella. En el atrio de la iglesia los
domingos se reunían los hombres para tratar de los asuntos atañederos a la vida
del común. Si alguno tenía un problema, un litigio o una que queja formular, lo
anunciaba en la junta. De esa forma directa y de vis a vis se resolvían los
pleitos y se allanaban las diferencias. Allí a ninguno se le negaba el uso de la palabra. Tampoco había
tanta envidia porque no existía esa desmedida ambición que ahora tanto nos
aflige. Todos nos conocíamos. Sabíamos de qué pie cojeábamos y en qué lugar nos
apretaba el zapato, pues como decía mi abuela Leonides., que Dios guarde en su
gloria:” Hijo, hay que saber perdonar, que todos tenemos un ventanuco al
cierzo”.
El humor nos estaba reñido con el respeto, pero, si
alguno cometía extravagancia o decía algo que llamase la atención, que se fuese
preparando: los sotohontaneros conservan una memoria de elefante. Así todos nos acordábamos del burro del tío
Aquilino o los garañones del molinero de
Era una estampa arrancada de
- Moño-decía el buen señor -, ya está éste re contra
jodido queriéndoseme ir de picos pardos, tan a deshora.
- Usted dele, tío Aquilino. Dele y que se j.
- No hago otra cosa. Pero la cabra siempre tira al
monte.
Burdégano era aquel hermoso animal que nació a su
padre, el garañón de Moradillo, en lo de madrigado y a su madre, la burra del
tío Isidoro, en lo de caliente.
Todos recordaremos al tío Farruco con su cuartillo
de vino camino de la bodega.
-¿Qué hay? Bien y tú. ¿La familia, bien?
- Todos, superior, gracias a Dios, y que no falte.
-¿ Hace un traguillo?
-Venga, señor Francisco, ya que insiste.
-Si no insisto, hijo.
- De hoy en un año, pues.
Y sin encomendarse a Dios ni a su Madre, Emérito de
la tía Melánea, jaquetón y faceto, se metía entre pecho y espalda de un trago todas
las existencias de vino del bueno de Farruco que traía para almorzar. Éste miraba desconsolado para el jarrillo.
- Me has bebido hasta las escurriduras, hijo. Pues
que te aproveche. Hay que volver a por más. ¡Qué se le va a hacer!
- De hoy en un año, señor Francisco. Este vino de
usted me sabe a glorias. Me tiene que decir dónde la
coge.
- ¿Dónde lo voy a coger? Pues, de las viñas,¡ leche!
No creía, Emérito, que te hubieses vuelto como el Gitano Señorito.
Tornó grupas, pero, como dicen que el alacrán picado
se asusta de su propia sombra, desde entonces tío farruco anduvo listo, se
gastaba unos jarrillos tan pequeños que parecían de tienda de souvenirs, dejó
de hacerse el encontradizo evitando los corrillos al pasar por la plaza. Subía
hacia las bodegas como a la agachadiza tapando la “sangre de Cristo” con su
manaza de labrador curtido, como si en lugar de un recipiente llevase un
guijarro o un arma arrojadiza capaz de estampárselo en las narices del
pedigüeño ocasional.
-Tío Farruco ¿qué porta usted en esa mano péndula?
-Llevo una trampa para cazar gamusinos y el que
quiera saber más que se vaya a Salamanca, ¿hace?
- Pues,¡ ahora sí que estamos buenos!
Asimismo, todos nos recordábamos de frases geniales
llenas de estoicismo y de humor negro, porque , cuando no había, no había, y
santas pascuas, como aquel “esta noche ni tú ni yo , Teodoro, pues madre nos
echa de casa” y la carta en la mesa presa del tío Enrique, otro personaje
singular, al que todos conocisteis, y que velan el sueño eterno allá arriba
entre los lienzos de pared del antiguo templo de San Gregorio aguardando la
trompeta del Último Día que los despierte.
Memorable fue la despedida de aquel novicio (luego,
no cuajó la cosa)que se iba a los frailes del Henar, por nombre Crescencio.
Vino a despedirse de una vecina.
- Tía Piquilaya.
-¿Qué?
- Pues que me meto a cura.
-Pero,¿tú? ¿Tú?. Si eres un vaina. Andidiay.
-Dejo el siglo, señora Angustias (era su nombre de
pilas, sin embargo todos la conocíamos por el cognomen de su marido el
Piquilayo) Hice unos ejercicios espirituales, y me ha dado fuerte, y que me voy
a los frailes, como lo oye... ya no nos volveremos a ver hasta el Valle de
Josafat.
-Largo me lo fías , Cresce, pero, si ese es tu
gusto, yo te lo apruebo y te doy mi bendición. Adiós, hijo, que tengas mucha
suerte y que seas bueno.
Como recompensa regaló al neófito un duro de plata y
dos docenas de soplillos, como viático para el camino. Ninguna de ambos
presentes llegó al convento carmelita. Dio cuenta de los hojaldres y e los
había gastado las cinco pesetas antes de llegar a Cuéllar.
A los quince días, ya estaba de regreso en el
pueblo. Se encuentra otra vez con su vecina, quien se sorprende y se asusta, no
estuviera viendo algún trasgo o visión celeste.
- ¿Cómo por aquí, tunante? Yo que contaba con ser tu
madrina en el cante misa y tener un sacerdote a pupilo.
- Pues ya ve, tía Piquilaya. Sencillamente, no me
probaba.
-¿Y de lo que te dí?
-Con putas y rufianes me lo comí.
-Anda, anda, con el santito...
Vegas abajo, tenéis el monasterio más antiguo de
España y uno de los más venerables de la cristiandad. Muchos de vosotros estáis
al tanto de sus vicisitudes y peripecias( fue trasladado piedra a piedra a los
EE.UU.), de los que os hago gracia en honor a la brevedad. Mas, quiero recalcar
que esas piedras del ara venerable son un tesoro que nos vincula con el pasado
y nos ayuda a acometer el porvenir con esperanza y optimismo. Son nuestros
manes, nuestros dioses lémures y penates, tan importantes en las colonizaciones
romanas. A ellos regresáis cada año y ellos os acogen. Es como volver a los
cuarteles de invierno para respirar el aire que atando a la tierra regenera.
Aquí tendréis el descanso del guerreo, el lugar al que retornáis para lamerlos
las heridas , `para coger fuerzas, cargar las baterías y regresar como nuevo a
la ciudad grande a la cual emigrasteis a haceros cargo de vuestras ocupaciones
como estudiantes obreros, ejecutivos, grandes jefes o, simplemente, frailes.
Estos días de hermandad y de solidaridad tonifican el espíritu y lo curten para
las luchas de la vida. Yo os deseo vacaciones tranquilas sin libertinajes,
veleidades, arrogancias, desidias o el mal perenne de la envidia, y mucha salud
al socaire de los altos chopos de este valle enjuto entre las dos grises
laderas de piedra toba , de zarzalejos y tomillares que nos circundan. Que no
haya discordias entre nosotros, que reine la paz de Cristo. Que los
hontanosoteros de arriba cabe la fuente y los sotohontaneros de abajo junto al
recodo de los chimorretes sean una misma cosa: hermanos espirituales legatarios
del mensaje de Bernardo y de Vicente.
Hecho estos incisos, porque aquí no venimos sólo
hablar de piedras, de arcos y de cúpulas sino de la gente que ha rezado en las
gradas del altar de nuestras iglesias antiquísimas, y tanto que se pierden en
la noche de los siglos, porque el Cister no hizo más que recuperar un
cristianismo establecido ya antes de las primeras invasiones muslímicas, de la
era de los godos, y, antes de los romanos. En ese mogote de San Gregorio debió
de haber un templo de urdimbre vaccea, pues tiene todo el aspecto de monte
sagrado que convoca a las fuerzas telúricas ocultas en la naturaleza. El
cristianismo no hizo más que consagrar un culto a la divinidad desconocida que
existía aquí desde hace muchos siglos. Lo grande de estos añojales y barbechos
es que no se puede trazar una raya exacta que divida al culto sincretista del
trinitario.
El primer contingente de siete monjes bajo la estola
del abate Raimundo que sucede a Dom Bertrand al ser promovido a
No quiero dejar de pasar por alto en esta bella
atardecida de agosto pasar por alto que algunos aspectos de nuestra cultura se
retrotraen al ascendiente semita, tanto árabe como judío. Cuando las
persecuciones contra los hebreos de 1348 en Burgos, muchos de éstos salieron de
aquella ciudad y se esparcieron por diversos lugares de Castilla, prefiriendo
como refugio aquellas tierra de abadengo, colocadas bajo la autoridad directa
del rey. Sacramenia era una de ellas por pertenecer directamente al fuero de
Cardeña.
El Temple se crea no desde un afán belicoso contra
las sectas, sino desde una óptica de paz y, a lo puro, guerra defensiva,
condenando al pecado pero amando al pecador. En sus estatutos se mandaba rezar
al cabo de la misa una oración en árabe y otra en la lengua rabínica. Los
cistercienses quisieron ser la síntesis de la cruz como vértice de todo, no de
la cruz al revés, y de volver otra vez a las andadas, cuando la lucha costó
sangre de tantos siglos, como quieren los abanderados de las Tres
Culturas.¡Ilusos! Nunca en España pudo haber eso sin admitir la prelación del
Evangelio como norma de vida.
La integración llegó a conseguirse mal que les pese
a muchos con sus altibajos y movimientos sistólicos y diastólicos propios de la
historia de España, donde fue endémico el problema de los alumbrados, los
judaizantes y aljamiados, que siempre tuvieron preeminencia y un mando oculto
entre nosotros y para demostrarlo no hay más que echar un vistazo a nuestras
letras del Siglo de Oro. En ella llevan casi siempre la voz cantante los
conversos. Incluso, son de origen “marrano” la mayor parte de los tratadistas
místicos: Teresa de Cepeda, Juan de
Aquí perduró hasta no hace muchos la tradición de
las “tapadas”. Por las calles de nuestros villorrios uno se creía en Marruecos
o en Irán al ver avanzar a las mujeres de rigoroso luto, cubierta la faz con el
alfareme o velo de castidad, que no era sino el residuo del flámeo romano. Se
cubrían entonces de los pies a la cabeza incluso para ir a trillar con
manguitos y todo, y alguna hasta con el chal. Ahora se desnudan...
En las eras en más de una ocasión escuché yo cantar
a una moza aquel estribillo del romancero trovado directamente del Cantar de
los Cantar
“Morena me
llaman, yo blanca nasçí.
El sol del
enverano me puso ansí.
Morena me
llama el hijo del rey;
por la color
de mi cara su amor perdí ”
la impronta cuneiforme vuelve a aparecer e las
ménsulas, escocias y cimacios decorados a la morisca en la mayor parte del
románico. Late esa superstición de las suras del Corán iconoclasta a
representar la figura humana por evitar la idolatría. Dichas cláusulas de
Sin embargo, en medio de este bosque de coníferas de
piedra y de tallos de ramas salvaje, podremos distinguir en las ménsulas a
alguna dueña medieval tocada de su caramallo que ciñe su faz en un barboquejo,
moda de aquella época, de origen francés, y que servía de coronación al brial,
como también, ya en el lado de la epístola, admirar el busto del glorioso Vicente
obispo que proclama su triunfo martirial entre dos palmeras por cada uno de sus
flancos y que aparece con mitra y báculo bendiciendo con el dedo índice y
corazón de su diestra. Para estar vivo sólo le haría falta recitar el salmo
XXVI que empieza: “Justus ut palma florebit”. El justo florecerá como la
palmera, etc.
La vida en ese convento bernardos, como en todos,
transcurrió sin novedad desde su establecimiento en 1147 hasta la desbandada
general de la desamortización de Mendizábal, un albalá de 1835 que disolvía las
órdenes religiosas. Los frailes vivían cara al sol observando las
intercadencias de la veleta de la torre claustral y bajo la férula de la
campana que regía la vida monástica distribuyendo las actividades cotidianas:
las siete horas canónicas, con Maitines a media noche y las Vísperas con el
entrelubricán o luz del Oeste. Alzaban
con la aurora y se acostaban al último rayo del crepúsculo. Las horas de
trabajo manuales se alternaban con el estudio, la copia de textos en el
armolianum y las visitas en el refectorio. No quedan en Santa María de Cárdaba
rastros de esta dependencia pero en el Monasterio de Piedra, en Teruel, otro
enclave cisterciense, el viajero puede
contemplar las bóvedas del comedor satinadas por el humo de siglos. Las
cocinas estaban en el mismo lugar donde se hacía la colación. Solía ser la
parte más caldeada del convento y justo al lado estaba el dormitorio. Queda el
de Poblet, que era enorme y con una capacidad como para quinientos lechos, para
atestiguar esta vida en común, que caracteriza a los cistercienses.
Había un superior, el abad que en algunos casos sólo
dependería a efectos de jurisdicción del clavero o maestre, pero pro norma
general los abades eran mitrados y su predominio era omnímodo. No dependían de
Roma a efectos disciplinarios más que para cuestiones dogmáticas. En Sacramenia
llegaron a juntarse hasta tres centenares de monjes entre profesos y oblatos o
donados, sometidos a la disciplina de un prefecto. El capiscol o maestro de
capilla se encargaba de los cantos del coro, el racionero, de atender a los
pobres; el cillero, del menaje del grano; el ecónomo , del del hogar. Había un
hebdomadario encargado de leer para los padres mientras se sentaban en el
refectorio. Destacado lugar ocupaban los pendolistas o expertos calígrafos que
transcribían los códices. El paso del tiempo
transcurría sin notarse entre la sencillez , la rutina de los actos
repetidos día a día, pero de forma muy ordenada y meticulosa. Se desconocían las
prisas y los sobresaltos. Todo era parsimonia.
San Bernardo escribe su regla con mucha minucia y es
una respuesta a la suntuosidad de Cluny, el amor al lujo y al boato, tratando
de enmendarle un poco la plana a San Benito. Taxativamente se prohíbe en los
estatutos de la “Carta de Caridad” tener celda propia. Los frailes dormían en
una crujía separada cada cama por una mampara o una cortina. Manducaban a la
misma hora, marchaban al trabajo juntos y rezaban bajo el mismo techo y sus
voces se esparcían, en ese fabordón incesante de letanías y de antífonas
rebotaban contra las paredes y pilastras de sus templos bien artizados y
dotados de una excelente cataacústica para la reflexión de los movimientos
vibratorios sobre las superficies cóncavas. La mística bernarda es coral y del
todo comunitaria. Permitía pocas concesiones al individualismo. Todo era
liturgia. No se había descubierto todavía la oración mental. Los que toman el
escapulario blanco, color de
1835. El albalá del ministro de Isabel II
secularizando los monasterios. Un día triste para la catolicidad fue aquél.
abandona estos lares el último hijo de San Bernardo. Sin embargo, durante
Corría el año 1809 cuando Juan Martín el Empecinado,
que venía huyendo de Castrillo de Duero, se refugió en Fuentesoto en una de
esas bodegas con puerta de madera y un montante tenebroso excavadas en la roca
viva que contemplamos todos desde aquí, y luego un hermano lego se lo llevó al
convento de Santa María de Cárdaba vestido de arriero. Cuenta D. Hardman,
historiador inglés, en la “crónica de un guerrillero” cómo había acampado con
una partida de sus leales en el ejido de Pecharromán. Los monjes lo recibieron
con los brazos abiertos. En el refectorio durante el almuerzo contó el
cabecilla cómo había sido traicionado por sus paisanos en Castrillo de Duero.
Hubo de salir de naja valiéndose de una estratagema para evadirse de la cárcel
municipal y , fiado de su valor y de sus descomunales fuerzas(era capaz de
derrengar a un mulo de un puñetazo) y de su agilidad para esquivar las celadas
que lo tendieron, consiguió contactar con los suyos viniendo desde Aranda campo
través. Tuvo que estar metido tres días en un cubete hasta que los frailes
estuvieron seguros de que los que estaban en la dehesa de Pecharromán eran de
su partida.
“Oyéndoles
el prior - declara Hardman- que era un hombre de talento, muy piadoso y buen
patriota, aconsejó a Juan Martínez Díez abandonar la provincia y pasar con su
facción a Castilla
Con esta alusión a una de las figuras más
conspicuas de nuestros anales, Juan Martín El Empecinado - también pudiera
llamársele el incomprendido- y uno de los de la leva del Cid, un hombre de la
ribera, epítome de las virtudes y defectos de nuestro pueblo, quien tuvo la
desdicha de morir en el rollo de Roa, él que se alzó contra el oprobio
extranjero en defensa de las libertades por las órdenes de un monarca
calamitoso como fue Fernando VII y al que él había defendido con las armas en
la mano, pero que luego hizo renuncio y se revolvió contra los castellanos de
pro que habían arrojado al francés de la península, quiero poner punto final a
esta disertación. Roa no lo supo comprender y le dio garrote un aciago día de
mayo de 1825. Era un prócer, un vástago directo de las ideas cistercienses, un
hombre empapado del espíritu altanero y magnánimo de los hijos de la tierra.
Cuentan
los que presenciaron su ejecución que, cuando era llevado entre doce mamelucos
al cadalso, consiguió doblar el brete que inmovilizaban sus pies y las cadenas
que lo maniataban. Dio muerte a golpes a seis de la escolta y pelotón de
cincuenta lanceros se las vio y deseó para sujetarlo a golpe de bayoneta.
Todavía se llevó a algunos por delante; moriría peleando. Roa, el pueblo al
cual, años atrás, había conseguido libertar del yugo gabacho, pagó con moneda
de ingratitud su gesta. A nosotros sotohonateneros nos cabe el honor de haberle
dado acogida aunque sólo fuera escondido entre las duelas de un tonel que
precintamos en una bodega como si fuera vino añejo, y vino añejo de alta
gradación era el alma del Empecinado como nuestros mejores de esos que sólo
merece escanciar una vez al año. Así derramó su sangre como vino superior. Pero
ya se sabe: si la piedra da en el cántaro, pobre cántaro.¡Pobre empecinado!
Remaba contra corriente. se adelantó a su tiempo. Pudo con los franceses y con
los traidores de su facción, no pudo con
los Cien Mil hijos de San Luis. La historia siempre está a punto de repetirse. He
dicho “
@@@@@@@@@@@@@@
@@@@@@@@@@@
@@@@@@@@@
@@@@@@@
@@@@@
@@@
@
Capítulo III
JOYA
CISTERCIENSE EN
UN
HITO DE
Emplazada en
un lugar que irradia fuerza lumínica y silencio, al pie de una ladera donde
comienzan las escarpadas del Monte Ervasos, recatada y modesta pero luminosa en
la noche de las estrellas y de los surcos, ara de soledad y de silencio
vivificante, a un lado del camino y como contemplando el paso de los hombres,
sus carruajes y sus reinos, orante y como en éxtasis por todos ellos,
soportales y aleros, archivoltas de la iglesia de Arbás a la solana de la
cordillera cántabra, poco antes de que comiencen los pendios, precipicios y
vargas de la ladera de Pajares, marca el primer jalón de un rosario de
monasterios que daban escolta a los peregrinos(Acebos, las Monas, Campomanes,
Mieres del Camino, Monsacro, Valdediós, en la ruta guardada por los
cistercienses) ya en la bajada. Es como una hermana mayor, arcipreste de
devociones mariales, que está en el secreto de muchos tránsitos, de marchas y
de contramarchas, portal de Asturias, y casa matriz de todos ellos. Sus
sillares hablan de la importancia que tuvo antaño la vida cenobítica en el
ámbito visigótico. Esos revoques platerescos y barrocos de la fachada ocultan la
pureza de líneas por de dentro, como si la pureza de las nieves y el aire
incontaminado de las cumbres se hubiesen obstinado en guardar intacta casi a la
fábrica medieval.
Al visitarla,
se participa de ese misterio, de la pujanza del catolicismo en su mejor hora.
Aletea bajo sus bóvedas como una premonición de eternidades. Es un baluarte, un
revellín de plegarias en los antemurales del Valle del silencio. Por el oeste,
se va de risco en risco hasta Covadonga y por el Este nos dirigiríamos hacia
Astorga. En Arbás parece estar el ingreso a esa laberinto mágico que se llama
Hispania, la patria del dios Pan, o, si se quiere, el lugar exacto donde
comenzaba el Jardín de las Hespérides.
Como digo, no es lo que a primera vista parece, una
iglesia de montaña encajonada en los congostos del camino real.
Siempre que pasé por este sitio - y son veces ya
desde aquella noche en que aparqué mi “600" recién estrenado al amor de
sus muros, cansado como venía de las revueltas del Rabizo y algo mareado por la sidra en mi primera
excursión rodada en 1969- sentí como un latido de los antiguos dioses. Era la
llamada del Monte tabor. El hombre aspira a la verdad, la bondad y la belleza.
Siente nostalgia del edén perdido. No llevan razón los que quieren volvernos a
la condición heredada, según Darwin, del simio. Nunca seáis remisos a esa
llamada. Sentid la caricia de las alas protectoras del ángel en vuestros
rostros.
Escuché una voz que me dijo:
-¡Qué bien se está aquí, Señor! Montemos una tienda,
una para ti, otra, para Moisés y otra para Elías.
Hay lugares muy determinados de España que
desparraman un magnetismo incomprensible. Arbás del Puerto pertenece a la
lista. La voz de la gracia que incomprensiblemente y por tortuosas sendas me ha
llevado a unir mi vida a Asturias sonó para mí en estas cumbres una noche de
julio. La bóveda celeste era un palio tachonado de perlas vivas. Todo
framontano tiende al lugar de sus ancestros y la querencia de una existencia
pasada, si es cierto que el alma del hombre transmigra y se reencarna, irradiaba
desde aquel punto. Treinta años más tarde de aquella cita con mis manes, en un
hermoso crepúsculo de agosto, he llegado a ahondar en la causa del poderoso
influjo. Allí se escondía una imán. ¿Por qué?
Es una razón esotérica y personal, como esotérico y
personal es el Cister. Allí sentía la mirada de Fray Millán, el que se me
apareció en Manhattan, monitor de mis desconsuelos. La ruta me llevaba a otra
vida que viví al socaire de la túnica blanca y el escapulario negro. Noté sobre
mis lomos el calor del cíngulo con el que te ata el abad el talle en el momento
e la profesión cuando todo el Capítulo entona las estrofas del “Veni Creator” y
tú el cuerpo prosternado en tierra y con los brazos sientes el impulso del
vuelo de la paloma que quiere remontar vuelo hacia el Paraíso. El cíngulo es el
cordón umbilical que te ata a los brazos de Santa María. Ven, acercate. No soy digno. Nada sabes de lo que os tengo
preparado. ¡Sufrimos tanto, Virgen bendita! Sois los escogidos. Alegraos en el
dolor que expía la culpa. Pero, Madre, no me dejes. Es tan oscura la noche y
tan prolongada la crujía...
Todo tiene una explicación larga.
Bien que el apóstol de los gentiles, un exaltado y
un extremista, al emprenderla a golpes
contra los flamines de Afrodita y los adoradores de Diana, estaba
exagerando. Como buen judío, algo le constriñía a la letra muerta de las
prescripciones rabínicas. Sin embargo, ya no sería nunca posible la marcha
atrás.
El Temple supo penetrar más allá en el conocimiento
gnóstico que era emanación de la tradición helenística. Entendió mejor el mundo
romano que aquel vehemente Pablo, el cual, por mucho que proclamara su
ciudadanía en aquel “cives romanus sum” que exhibía como salvoconducto a los
que lo perseguían, sigue amarrado a las filacterias que lo enganchaban al mundo
de Moisés. Y la humanidad necesitaba un cántico nuevo, un corazón más limpio.
En realidad, el cristianismo, aunque nacido en el seno de la sinagoga, es una
forma de religarse a Dios diferente e incluso opuesta diametralmente al
judaísmo. Se debe a todos los nacidos. A los hombres de antes y después. Cristo
hoy, ayer y eternamente. alfa y omega, broche del círculo. Al reencarnarse en
el seno de María había querido mostrar un símbolo pontificio que conéctala
orilla umbría y la solana.
Al estallar el segundo milenio, se vuelven a
recuperar los viejos cantos de la “Virgo turreata” que había domado a la muerte
con la fuerza de su fecundidad. Una virgen en Nazaret había parido un niño.
Cibeles, Mitra, Diana, Afrodita eran el símbolo de la vida ovante en su
germinar vencedor. Se comportan como un anticipo de
La psicología cisterciense propende a ser síntesis
de lo viejo y nuevo, y, superando la retórica de los primeros siglos de
cristianismo, vuelve a conectar con los conocimientos perdidos. Es romano y
occidental por antonomasia. Si se quiere, reconduce y purifica algunas
supersticiones de antes de la caída del imperio, y presenta toda esa solidez
profunda que en arquitectura caracteriza al románico.
El Circo Máximo, el Capitolio, los acueductos en toda su grandeza y soberbia factura en sus
paramentos, fachadas, galerías y exedras ofrecen demasiada obra muerta. Muchos
vanos sin aprovechar que vuelven los recintos deslumbrantes por fuera y
tenebrosos por dentro. El románico, en honor a su nombre, timbra tales
constantes. Sin embargo, supo edificar, como por arte de encantamiento, y por
auténtica inspiración del Paráclito que secundaba a los hombres, una floración
de maravillosas construcciones que tenían algo de las casas de campo de Toscana
y ofrecían una ornamentación ingenua y tosca al estilo de las esculturas en relieve
sobre los arcosolios y columbarios de las catacumbas de Santa Práxedes o de
Santa Cecilia. Los temas de los sarcófagos, donde resplandece el candoroso
júbilo de los creyentes en
San Bernardo insiste:”Réspice stellam. Voca Maríam”.
Ella es la estrella y la estila dulce en el mar amargo, denso en procelas, de
la lucha por la vida”. Su majestad hace pensar en las ricos y exaltados
dípticos y espondeos de aquellos argones encargados de custodiar el altar de
los sacrificios a Júpiter. Nada tiene que ver este candor del santo con las
complicaciones y retorcimientos del mundo levítico. El Covenant, demasiado
pegado a la letra, descuida el espíritu. Nunca podrá entender esta ternura
hacia una simple mujer el hombre judío. El culto de hiperdulía supérstite
preluce al crudo realismo mosaico. Deben darnos pena los pueblos que no acatan
el valimiento de Santa María. Siempre estarán huérfanos. Son dignos de lástima.
No son capaces de mirar para la estrella, ni de invocar a la dulce estila.
Serán precipitados de repente en el océano de las tinieblas.
No se puede abarcar tanta grandeza. La penumbra de
las iglesias cistercienses se convierten así en el Helicón de los que sueñan en
Cristo. Ha sido siempre el más sagrado e insuperable de todos los estilos.
Nadie ha sabido imprimir a la piedra tanta sobrecarga de espiritualidad. El
gótico suprime luego las penumbras aligerando el dispositivo que desemboca en
la apoteosis ojival donde las bóvedas se encaraman como queriendo saltar hacia
las estrellas y las viras de la tracería suben y suben a la búsqueda de un
infinito. Las catedrales son un alarde casi exhibicionista de la materia que en
pugna con las leyes de la gravedad llega a divinizarse. Todo es vitalidad,
belleza, artizada polifonía. Dicen que Reims y Chartres fueron diseñadas
siguiendo una escala de valores que imita la gradación del arpegio y las
oscilaciones del Péndulo de Foucauld. Reflejan el guarismo de la nota de un
libreto con infinidad de negras, blancas, corcheas, fusas y semifusas. Por eso,
presentan un aspecto tan musical que invitan a entonar un “Te Deum” a chorro
libre. Son dechados de perfección acústica u ortofonía. Fueron edificadas para
el sonido, porque éste es, de los cinco sentidos, el primero que capta la fe.
Ya sabemos que el diablo nunca fue un buen músico y apostillen los alemanes que
los “malos no saben cantar”
Esta maestría fue producto de la sabiduría gnóstica.
Los Templarios indagaron entre los hebreos, los judíos y los árabes y debieron
de quedar absortos cuando descubrieron que la altura de la pirámide de Keops,
el cono más perfecto, evoluciona a una altura de
Entrar en la esta iglesia solariega de Arbás por la
puerta lateral de arcadas embebidas apeadas sobre capiteles de traza fabulosa y
en el que se repite el tema ursino del oso rapante de la escatología druídica
que hace acto de presencia más que
regular en los blasones de la heráldica del norte ( el oso que mató a Favila,
el oso encaramado, prendido de las garras de un árbol) pero que aquí entronca
con la leyenda de la fundación del oso domado y uncido al carro por un cantero,
formando yunta con el asno y el mulo; la peligrosa fiera transformada por un
milagro en caballo de tiro, es un anticipo del asombro que sentirá el peregrino
de Compostela ante el Pórtico de
Pasamos a un
zaguán enmorillado extasiados en los
arcanos de la arquería, prieta de figuras y de símbolos que aluden a la
resurrección de Lázaro ( por tres veces esculpida en tres edículos del
tímpano), la serpiente que se vuelve cerdo, y el cerdo, que, a su vez, se
transforma en oso. El oso que rampa, la culebra que repta y el cerdo que
hoza practican una interesante
ambivalencia escultórica dentro de la iconografía del medievo. Todos los
pórticos románicos animan a la reflexión escatológica. Como si de ellos
descendiera la iluminación solemne. Contemplarlos transmite paz y gozo, a pesar
de la muerte, que es conculcada y del diablo que se aparece a las almas, en
guisa de mono, de sierpe, o de un asno
demoledor y obstinado (“Assinus ad lyram”) la mayor parte de las veces. El
burro toca la flauta. Al final siempre Jorge termina venciendo al dragón,
colofón triunfal de la gloria expectante, que impregna de lógica tanta
fantasmagoría onírica. Ha salido del estro arrollador de una raza de iniciados,
gigantes visionarios. Hay un trasfondo de Cristo que asegura y bendice, como
una querencia sublime de revelación. El conjunto constituye una investidura de
eternidad.
Nunca el hombre estuvo tan cerca de los misterios
del legado evangélico ni alcanzó la cristiandad un grado de clarividencia
espiritual como en este frondoso estilo de muro sólido y de verdad
consistente. El gótico es sólo un
apéndice, la conclusión ovante de este gran delirio didáctico del Maestro Mateo
al que da cima el bosque sagrado, que sirve de pauta a los artistas normandos
para la erección de sus catedrales. El óculo vertical de la aspillera del
ábside desemboca en el rosetón policromado, ese calidoscopio de colores
policromados de la rueda que gira sobre un centro inmóvil que a su vez activa
todo cuanto se halla dentro del círculo de influencia. El motor no padece
mudanzas ninguna. Dios es eterno e inmutable.
Dentro ya del templo, nos sentimos como en un
laberinto de paz sacerdotal y agrícola. La nave central remeda un arbolado de
piedra toba o caliza, sus poros iluminados por los resplandores de soles
milenarios que la han bañado colándose por el rosetón, un elemento
indispensable, pues así lo determinan taxativamente las constituciones de
Las nervaduras de las bóvedas de arista convergen en
el almizate o harneruelo que abrocha la cimbra. Parecen brancas celestiales de
la palmera mística extendidos sus brazos hacia arriba en gesto frondoso de
eternidad. No muere nunca la ceiba. La éntasis de su robusto talle la mantienen
a cobro de las ventoleras, pone en fuga a la furia del huracán Se busca la
hebilla que engarza lo invisible con lo invisible. La ceiba, roca del bosque
sagrado, es Cristo. El almizate ojival remeda al ónfalo de“omphalus”( el
ombligo, la mitad), el punto donde se produce la comunicación entre el mundo de
los vivos, de los dioses y de los muertos. A través de este cabillo iniciático
se accede al verdadero conocimiento. Los nervios se aovan en ensamble
octogonal.
Otra vez, el ocho templario, como en Ponferrada,
Arbás trata de armonizar por primera vez en las
historia de
Una talla románica de
Los gemidos
de misericordia rebotan sobre las
cavidades con un timbre de voz antiquísimo, ecos de la dulce melopea de los
monjes que acá rezaron otrora. Las codas celestiales aun perduran,
estableciendo entre el cielo y la tierra una escala de Jacob con peldaños de
ida y vuelta, irradiadora de protección. “Mater admirabils”, “potens”,
“clemens”, “fidelis” , “prudentissima”... Trono de la sabiduría... Avanzamos
hacia la catarsis. Un ángel se ha convertido en maestro de ceremonias de una
misa cantada interminable. Se empapan de añoranza todos los poros del alma
impregnada de la sonoridad del aire. El Tercer Ojo escucha melodías de un
diapasón que nunca sabrán captar los oídos de la carne. “Ex auditu ad fidem”,
sentencian los escoliastas. Es el más sutil y intelectual de los cinco con que
contamos ya que nos lleva a Dios. De la misma forma que el olfato potencia la
memoria, la vista, la contemplación, el tacto, la sensualidad, el gusto, la
aquiescencia a los placeres, por el oído comprendemos la realidades de la
revelación.
En los templos románicos es este sentido el que más
manda. Todos los demás se encuentran sometidos a esa grandeza acústica, a la
sonoridad que lo impregna. Los frescos que pintaban sus paredes apenas se
atisban y las figuras de los ábsides historiados casi ni se distinguen en la
penumbra, pero la voz se haya diáfana y cristalina, como en sintonía con las
grandes vibraciones del universo. In principio erat Verbum
María, emperatriz, madre de la ciencia administra el
conocimiento a los elegidos desde el curul hierático. ¡Cuánta sabiduría
insospechada encerrada bajo ese nombre! Comanda las estaciones, rige los
vientos, avanza hacia el futuro triunfante sobre el carro del que tira una
yunta de leones mansos. Este es el principal mensaje del oso domado de Arbás.
La bestia será subyugada. La carroza en la cual marcha enjaezada y atalajada de
los dones de la espiga, la flor y el pámpano, significa el paso del tiempo, la
vida que se renueva.¡ Loor a
Su templo, que como todas las fundaciones
cistercienses, goza de la advocación de Santa María, reclinado sobre un cueto
en el arranca de un “arva”(campo alto), era el punto de recalada de los
peregrinos que hacían la ruta de Compostela por Oviedo(camino francés). Parece
ser que la veneración a
Se construye por una donación de Fruela, hermano
carnal de Doña Jimena, e hijo del Conde de Oviedo, a los frailes blancos,
recién trasladada la corte asturiana a León. El carácter hospitalario y militar
del edificio ha dejado por entero su impronta en el edificio, a pesar de sus
múltiples reformas y revoques, todas esas manos de cal y de arena que han dado
los siglos.
Ecce
iam noctis tenuantur umbrae. Lux et aurorae rutilans coruscat: supplices canora
voce praecemur, ut reos culpae miseratus ,omnes pellat angorem, tribuat
salutem, donet et nobis bona sempiterna munera pacis. Amen
Es
una llamada a la luz del alba desde lo más profundo de las tinieblas de la
noche. Lleva la marca de la liturgia cisterciense de una estructura efébica.
Cristo es Helios, el sol sobre el que gravita el universo. Sus tres símbolos
son el huevo, la almendra mística, por eso en el pantocrátor se le representa
saliendo de una especie de vulva, rasgando el himen de las tinieblas, el orto del
amor que vence siempre al entrelubricán de la maldad y que cada noche se
renueva, y la vid, que cura y embriaga.
La iglesia de Arbás, primorosamente reconstruida al
final de la guerra por un hijo del polígrafo Menéndez y Pidal, cuya familia era
oriunda precisamente de estos términos, fue un “ribbat” o fortaleza contra las
incursiones sarracenas y hospital de peregrinos. Nunca hay que perder de vista
estas dos variantes de la rama activa cisterciense: la defensa del cristiano
hostigado por las algaradas desde el sur, y la curación de los enfermos.
La letra arrasaba en los siglos medios. Capítulos
adelante, veremos el pavor que inspiraba esta palabra y la segregación y
cuarentena de la que eran objeto aquellos que la padecían. Muchos al enfermar
se lanzaban a los caminos en búsqueda de curación o contraían la enfermedad en
plena ruta. Se encomendaba a San Roque. Llevaban consigo una carraca o
tablillas de San Lázaro que al ser agitadas su sonido anunciaba a los demás
viandantes que se apartasen; allí llegaba un leproso. Otro mal era la sífilis
que a veces se confundía con las letras por sus llagas purulentas. Camino
Francés y Mal Francés son casi
homónimos. Las hospederías, asilos y lazaretos que se desparraman a lo largo
del camino son en realidad leproserías y hospital de apestados. Arbás era uno
de esos sitios. Llegó a contar con siete crujías con una capacidad de
trescientas camas para cuidar al malato. Muchos no avistarían los cuetos del
Monte del Gozo, ni regresarían a su lugar de origen en Francia, Alemania,
Escandinavia, o Constantinopla. El Apóstol les enviaba a aquellos monjes
providenciales para cuidarles en la hora suprema. Los pobres caminantes
enfermos encontraban refugio en las casas de Santa María.
Debido a lo áspero y escarpado de esta ladera de
Eivaso, que permanecía aislada a causa de la nieve en los crudo inviernos del
páramo leonés, y batida por los vientos polares que soplan desde Peña Urbina el sostenimiento de una
comunidad se hizo problemático. A ello debió de contribuir la relajación de las
costumbres monacales a medida que se acerca el Renacimiento. El cister sufre un
eclipse a partir de la supresión del Temple a comienzos del s. XIV. También las
peregrinaciones jacobeas aflojan en ese siglo y se inician una serie de
movimientos místicos en Alemania capitaneados por el Maestro Eckhart que dudan
del valor de los actos externos, como pueda ser la peregrinación. En el Kempis
tampoco se recomienda esta piedad que suele ser puerta abierta a la
disipación:”Los que muchos van de acá para allá visitando Santos Lugares o
acaparando reliquias poco se santifican”. Esto lo había podido haber dicho
perfectamente Lutero. Erasmo, jaquetón y lenguaraz, dos centurias más tarde, le da la razón al autor
de la “Imitación de Cristo”.
El onceno siglo abre la puerta al apogeo de la
religión. Cristo se hace presente en la vida de las gentes. Fueron nada más que
cuatro o cinco siglos. Después parece que se aleja y ni el Humanismo,
San Bernardo representó para el mundo católico como
un estallido luminoso de estrellas que regó los campos de agosto. De su figura
y obra emanan un ímpetu tan súbito e inexplicable con los elementos de juicio a
nuestro alcance. El doctor Melifluo lleno del fuego del Espíritu Santo debió de
ser uno de esos varones incandescentes que iluminan toda una época. Desde que llama
a la puerta de la abadía de Citaeux y allí es recibido por San Roberto hasta su
muerte sobre el mapa de Europa se multiplican. En tan sólo una generación se
produce esta floración milagrosa de cistercienses cuyo predominio abarca desde
Rievaux en el Yorkshire hasta Tomar en Portugal y desde Pontevedra hasta
Por desgracia, y por esa regla inexorable de los
movimientos de oscilación y de gravitación, como todo lo que sube baja, el
cister también cayó.
La
personalidad del fundador de esta orden es una de las más enigmáticas y sorprendentes.
Hay incontables facetas en este monje borgoñón: el doctor Melifluo de simpatía
arrolladora y desconcertante hermosura viril, como nos lo retratan los
bolandistas del P. Croisset, guarda escaso parangón con el polemista
infatigable en las aulas de
Hay otro bernardo inspirado, clarividente y
profético, al difundir por el Occidente cristiano los presagios de San
Malaquías, que hablan del fin de
San Malaquías era un monje inglés que profesó en la
orden bernarda y, consagrado obispo de Armagh, hubo de abandonar su sedea causa
de las persecuciones de los monjes de St. Dunstan. Murió en los brazos del abad
Bernardo. Sus pronósticos sobre los papas reinantes del siglo XI se han
cumplido a carta cabal, tanto en lo que se refiere a los papas entronados como
a su divisa. Así por ejemplo el que hace el número 69, Paulo IV, tasado con el
blasón de “fide Petri” respondió a esta evaluación anticipada enfrentándose a
los judíos de Roma los cuales execraron su memoria, según podremos comprobar
más adelante en este libro. Caso parecido fue el de Benedicto XIV, “Animal
rurale” que padeció con constancia las persecuciones y trabajos, con la
paciencia de un buey, como se deduce de la historia de su pontificado.
La lista da comienzo con Celestino II “ Ex castro
Tiberis” y acaba con “De gloria
olivae”,número 111 del catálogo. Según los cálculos malaquianos estaríamos, al
abrir página el tercer milenio, en el penúltimo de los sucesores de San Pedro,
el
Uno de los afanes primordiales de san Bernardo fue
poner coto a los abusos e intrigas palaciegas que pesan sobre San Juan de
Letrán. Así se deduce de sus advertencias a Eugenio III. Fray Justo Pérez de
Urbel llega a escribir en su “Año Cristiano”:” A la sazón Bernardo fue el
verdadero papa de su tiempo. Claraval tenía más importancia que Roma”.
A lo largo de todos sus escritos insiste en la
importancia que tiene la devoción a
Sin embargo, no todo fueron aciertos y panegíricos.
El santo postulador de la causa de María fue un fracaso político. Los reinos
cristianos se desentendieron de su llamada a la unidad. Comprobó que la cruzada
segunda por él predicada fue un desastre. Parece mentira que tantos aspectos
pudieran cobijarse a la sombra de un hombre solo. Bajo su iniciativa quedaron abiertos 150 cenobios en el espacio
europeo, casi todos ellos se fundaron aprovechando otros monasterios
arruinados, o antiguas aras votivas a los dioses celtas o romanos. Bernardo no
derriba los viejos ídolos; antes bien, los rebautiza y los incorpora al acervo
espiritual del cristianismo. Reconduce el tributo a Júpiter y no le importa bendecir
antiguas aras de Minerva o de Cibeles. Esta es la cara oculta de lo románico,
pero siempre partiendo del principio de Cristo como fuente de toda gracia y
propulsor del conocimiento. Las gentes viven y progresan gracias a
El cister empieza a perder su predicamento una vez
terminada la reconquista en 1492. Su labor había sido dada por concluida.
Expiraba una misión para dar paso a otra. Terminaba la época de los buceadores.
El triunfo de
Y el Kempis no para de apelar al “vanidad de vanidades
“ del Crisóstomo como vacuna contra el excesivo afán de conocer:”No escudriñes,
hijo, si quieres acceder al bien “. Los santos de cartón piedra acaban en memez
oscurantista. Hazte un eunuco, si quieres conseguir la vida eterna. Castrate. Ardua norma. Como llevaron a cabo una
hermenéutica poco imaginativa y al pie de la letra la palabra del Señor, que
estaba hablando de otras renuncias y entregas y sólo utilizaba una metonimia,
obraron con poca consecuencia. La herida del concilio de Elvira tardó siglos en
curar. No se puede dilapidar la tremenda hijuela del Galileo y sus máximas para
alcanzar la vida eterna en una obsesión por el control del instinto erótico que
remata en demencia. Dios no quiere monstruos, ni hipócritas, ni impostores.
Sigan siendo crueles y castos. Cometan con su mente retorcida torpezas de toda
índole. Sólo los limpios de corazón verán a Dios.
San Bernardo parece que escruta a través del óculo
de su celda y mira el campo, contempla las flores, oye el canto de los pájaros,
observa la rueda del disco solar en su girar impenetrable. Quiere saber, porque
la indagación no puede ser un freno a la magia del misterio. Es un pesquisidor
entregado y tenaz de
Ese es el mensaje esotérico que trasciende los muros
sagrados de este enclave a horcajadas sobre las cimas de la cordillera
cantábrica. Es el primer hito del llamado convento asturicense y umbral de
ingreso a la ruta jacobea. En cierta manera, portón del Paraíso. Allí se
inician toda una serie escalonada de monasterios que llevan hasta San salvador
de Oviedo. Fragancia tan sobrenatural no es extraño que suscite la ira del
Cálido que no entiende de tales razones. Nos quiere ahora analfabetos, pegados
a la ubre del televisor, y todos, contra todos, y, si no en guerra, por lo
menos, recelando unos de otros. Crea disensiones y dominarás el mundo. Así es
mejor
Estos días de agosto del verano del finmilenio un
columnista de la “Nueva España” órgano del Sionismo internacional que ha
abierto casa en los chiscones del Fontán - el alcalde Gabino invita a espichas
y a inauguraciones, pero esta “Nueva España”
ya no es la mía sino una España insolente, buscona, reivindicativa,
corta de vista y muy en plan de aldea global -, uno de esos plumíferos que me
parece se sientan al ordenador tocados de una montera picona y con un talante
de genios superdotados para la hipérbole que hincha el perro para poder sacar
cada día el periódico a la calle, un periódico en el que toda noticia o todo
personaje ha de pasar por las horcas caudinas del ramalazo local [se piden
ejecutorias de asturianía y , si no muestras patente de ovetense, no sales en
la foto ni te bautizas], pedía la demolición de todas las catedrales góticas.
Se quedó muy a gusto después de soltar tan infame osadía. Parieron los montes.
¿ Cómo podremos sustituirlas ? ¿Con hórreos? Ya quedan pocos. Se los ha llevado
el airón.
Habrá que echarse a temblar porque vuelven los
mineros de la marcha sobre Yarrow con un hacho y un candil y la dinamita
fresca. Hay ganas de revancha. Los buitres circunvuelan en rasante barruntando
la cadaverina de los cristianos lanzados a la arena. El aire sopla muy cargado
de presagios. El pato no se conforma con su suerte y quiere transformarse en
urogallo.
Sin embargo, no mareemos la perdiz. Peticiones como
la del columnero abajo firmante certifican la muerte de España. Asturias,
mágica e iniciática, era su cuna y mostraba desde los montes este magnifico
cancel del Arbás , cumbre del cister, a espaldas de Covadonga y los valles del
silencio bercianos, por el otro cabo. No cabe entrada más sublime al edén que
desde la perspectiva del alto de Pajares. ¡Magnifica puerta de ingreso a los
valles que dominan el escenario de Peña Urbina!
Bajo la dirección de un hijo de Menéndez Pidal (don
Ramón , aunque nacido en Coruña, se mostraba muy orgulloso de su ascendencia
citomontana y solariega de Pajares) en 1969 se procedió a la reconstrucción que
fue llevada a cabo con el gusto del eminente arquitecto, muy familiarizado con
las peculiaridades del arte cisterciense. Respondía de esa forma al espíritu de
su padre, uno de esos sabios, rara avis, que alegran de tarde en tarde la
existencia de los que se dedican al estudio de la verdad y de los que aman la
belleza. España, como demostró el polígrafo y astur ilustre, era la patria del
Dios Pan, el jardín de las Hespérides, donde estuvo ubicado el Paraíso
terrenal, en algún lugar al otro lado de la cordillera que contemplan los muros
de Arbás.
Alfonso X nos la presenta, también como un lugar de
abundancia, por la fertilidad de su sueño y la clemencia de sus aires. Todo lo
contrario, pues, del criterio que han venido sosteniendo los escritores del
Los trabajos llevados a efecto por Luis Menéndez y
Pidal rescataron de las ruinas a este importante templo que permanecía en
estado de abandono desde el Barroco. Ahora pertenece al obispado de León y se
halla adscrita como parroquia dependiente del Priorato de San Isidoro. La obra
de reforma fue sapiente y decorosa.
Estudiando su primorosa iconografía nos encontramos
a un pensamiento medieval de rasgos heliocéntricos. El Cister representa la
apoteosis heliocéntrica de la recitación hesicasta de las horas canónicas en
alabanza de
Estadios
zoomórficos, antropomórficos y vegetativos, se superponen; las tallas de
arenisca del zócalo sobre el portal confirman la leyenda augural del oso
devorador de hombres y del buey clemente y manso - Apis era adorado por los
egipcios y se convierte en el toro de San Lucas- que bajo las riendas de un
auriga divino se pusieron a trabajar y aceptaron el yugo , juntas zarpas y
testuces. El oso esculpido es motivo central del tímpano de Santa María de
Arbás. El ángel y la bestia pueden trabajar juntos, combinación de contrarios y
emblema del poderío divino para domar a las fieras y amainar tempestades.
Se cuenta al
respecto que una noche de cellisca un capataz, varón piadoso, favorecido por
dotes de clarividencia y que gozaba de una fuerza física descomunal, escuchó
golpes y mugidos en el muladar. Se levantó de la cama y con un blandón en la
mano para alumbrarse y en la otra una estaca
bajó a la cuadra: un oso había penetrado en el redil, había dado cuenta con sus zarpazos de varias
mulas y estaba acabando con la vida de los bueyes. El buen cantero luchó con la
fiera toda la noche a brazo partido. De amanecida, cuando ya lo tenía dominado,
el oso salvaje se tumbó a sus pies y habló con voz humana de esta manera:
- En loor de Santa María, de hoy en adelante dejaré
de ser oso y me transformaré en buey.¡Gloria a
Acto seguido le lamió las manos. El animal, ya del todo domesticado, consintió
la armella y , uncido al yugo de la carreta de los yangüeses, empezó a laborar
en el acarreo desde la mañana siguiente. Participaba en las labores del campo y
entraba en la cuadriga de tiro para el arrastre de las piedras. Esta historia
tiene un sabor profético a los textos de Isaías donde se anuncia claramente que
el león se apareará con el cordero y las lanzas serán convertidas en rejas. En
ella, asimismo, se encuentran resonancias de la leyenda del Lobo de Gubio,
amansado por San Francisco. Es la mejor metáfora del cristianismo, con su poder
de transformación mediante el amor y la palabra.
Como consecuencia de este hecho maravilloso, el
cantero se hizo monje y contaba hasta el final de sus días que aquella noche
La historia nos embelesa: que una bestia curupia se
transforme en paciente bóvido, se someta a la tralla y la rienda del auriga y
entre en razón es una parábola de la sempiterna lucha contra el dragón. El mito
del eterno retorno. Será el mal domado y acabará tomando el yugo de la virtud.
Tendrá que unirse al proyecto de santificación y transformación de un mundo
nuevo. Algunos apostillarán que el mal no existe, pero esta proposición no es
más que una entimema gratuita.
El Cister recoge el testigo de esa inclinación
romana por construir puentes, alzar estatuas en lugares muy concretos dominados
por lo telúrico. Siente la ergasiomanía del mundo romano, la “cupiditas
aedificandi” o fiebre constructora. Precisamente por de dicho atavismo
ergasiomaníaco, o pasión vehemente por la arquitectura, surgieron las
catedrales. La devoción a
Aquí, en las alturas cantábricas, se clavó el primer
cipo con el cartel de “No pasarán”. Sus calcaños sujetarán el morro de la
bicha. Todos los pueblos del orbe entonarán cantos de alabanza a
Pero esto no es más que un accidente.
En santuarios
románicos como el de Arbás parece que el tiempo se para. La muerte es
derrotada. Más cerca del cielo que de la tierra este monasterio en un congosto
de la cordillera, parece que lleva a las estrellas en sus zancajos.
Canteras y torrentes, gleras y algún matorral. El
aire se afina. A horcajadas sobre el lomo de la sierra las filas de roca que
bajan en pendiente forman una protuberancia radial que recuerda a la silla de
montar. Un cíclope invisible ha dejado allá su albarda de rocas por donde
desciende la nieve y el corzo campa. Aquí todo es querencia de techumbres
olímpicas. Oteo la figura de una suerte de sufra geológica que sostiene las
varas de una correa de tiro invisible. Los valles en el regazo de la pendiente
seca y pelada forman una especie de alfamar verde en lo hondo de la roca viva
que sirve de cauce al río Bernesa.
Es un escenario que conviene contemplar en noches de
luna llena, con esas lunas fuertes del septentrión que en el Bierzo parece que
nos acercan con su luz bañada de misterio al tiempo en el que reinaban los
gigantes. El arte románico con su simbología inocente parece capsular el
lenguaje telúrico de estos “arva” en un afán de superación por la senda del
camino iniciático. Aquí las fuerzas de proyección, ascensión y freno parecen
haber encontrado techo. Arbás es una especie de non plus ultra, un no va más de
la ruta jacobea. “ Per arva ad astra” (Por los campos altos se sube a las
estrellas) que diría Virgilio. Todo nos habla de esa tensión hacia lo alto, de
ese deseo de superación. Desde aquí casi palpamos la cúspide y nos sentimos
reconfortados los que venimos huyendo de la persecución.
Utilizando medios tan humildes e incluso simbología
pagana el mensaje bíblico y el anuncio de la resurrección parecen entrar por
los ojos. Por la puerta de Baco se entra en la luz de Cristo. El ambiente es de
pesadilla, como una pesadilla. No ha conseguido el cantero un dominio de la
perspectiva por lo que hay una desproporción y una mal trabada melanesia
que tornan monstruosas las representaciones dionisíacas de hidras,
grifos, sierpes, huríes, arpías, cerastes, víboras cornúpetas, monjes con
cabeza de perro, ardientes llamas que son como convulsiones de las
Euménides, y el Mono de Serapio, del que
se dice que era hijo de Cronos, porque establecía el padrón de división entre
los días y las noches. Justo a cada hora orinaba. Este plano escatológico de
parábola iniciática y de jeroglífico se combina con la cotidianidad más tosca y
absoluta - es un arte para entrar por los ojos con pocos resabios
intelectuales- de cosechas y vendimias, frailes que escuchan un sermón o andan
a capítulo como en los cimacios del convento de Santa María de Nieva. Aquí, en
Arbás, todavía no se ha llegado a ese candor. Habrían de pasar dos siglos. En
el mudéjar aragonés a estos elementos figurativos se agrega la escritura
cúfica.
El matiz dionisiaco de los monstruos sagrados que
configuran la iconografía del románico es inalienable. El artista no renuncia a
la materia, expone en toda su crudeza la realidad de la vida, la presencia del
mal, la acción del diablo, pero con ahínco trascendente trata de divinizar esa
materia que se nos ha legado el Salvador.
Las alusiones a sus poderes taumatúrgicos son indeclinables: el pecado
se convierte en gracia santificante. En
la piedra está Platón, Aristóteles y se va al encuentro de las enseñanzas de la
cultura del Nilo de la mano de Hermes Trimegisto, junto con las enseñanzas del
Genésis, el Libro de Ruth y los aforismos de los Doce Profetas. Los círculos se
entreveran formando una pirámide helicoidal. Todo en un revolutum por el que se
llega a la verdad inalienable de la sindéresis cosmogónica. Todo se contradice
en apariencia, per recuperamos el hilo de los razonamientos y vemos que
todo cuadra debajo de una intención
devastadora. Nos empapamos de semiótica. Del panteísmo y del Logos griego
arribamos a la exaltación del Cristo en majestad, juez supremo de todas las
cosas, centro inmóvil del movimiento que circula por doquier y estalla en la
música de las esferas. Palpamos, en definitiva, lo inefable.
Aquellos frailes hacían la guerra defensiva pero
nunca practicaban el derrotismo psicológico que pavorosamente agarrota a la
cristiandad al día de hoy. Moros y judíos preferían vivir aparte segregados en
sus aljamas con arreglo a sus costumbres y sus propios códigos legales. No eran
molestados para nada. De no haber sido por ese espíritu tolerante, no hubiese
cabido esa interacción tan fructífera que ha dejado poso a lo largo de los
siglos en nuestra forma de ser: cientos de palabras de origen semita, multitud
de costumbres, supersticiones, creencias. No. La barbarie no es cristiana. Y
ahí están, para probarlo,
Por eso, encuentro una verdadera gracia divina mi
acercamiento en peregrinación al Paso de Arbás . Su presencia es un símbolo que
alza su espadaña de advertencia a la apostasía y a las maulas en que nos hacen
vivir los herederos de don Opas. La mentira y la credulidad fueron la llave de
la traición que abrió la puerta de España a los sarracenos. Me parece que en
forma de nube la sombra de Don Rodrigo se pasea por las cumbres vírgenes de
Peña Urbina cantándole estrofas plañideras a su Cava. Por una hurí casquivana y un rey atolondrado vino a perderse España.
Sin embargo, en este verano último del siglo, de eclipses y de impasses, se
alza la sombra de protección de este adoratorio, que abre la puerta al helicón
astur, como un bastión eterno. Quizás las campanas desmelenadas tengan que
volver a expandir por la campiña su mensaje de bronce, tocando al arrebato al
son de “ Santiago cierra, España”. No se trata de un grito agorero. Es casi una
premonición. ¡Y que Santa María nos
valga!
*********
******
***
*
CAPÍTULO IV
CATALINA
DE SIENA Y
*
una vida llena de raptos, clarividencias y otros prodigios.
*
Santa Catalina es una demostración de cómo Dios se revela a los humildes y se
oculta a los soberbios, poderosos y sabios de este mundo.
*
Salvó a
***
En
mi corazón no hay diferencia de sexos. Yo fui el que hizo al ser humano varón y
hembra y para mí no hay distingos ni
condiciones - le decía un día el Señor a Catalina de Siena en aparición
particular -. Y yo hago lo que quiero.
Por eso, deseo que sepas que en estos tiempos el orgullo de los hombres se ha
hecho tan grande, especialmente el de aquellos que se creen sabios y discretos,
que mi justicia ya no puede resistirlos y está a punto de confundirles mediante
un justo juicio. Pero, como la
misericordia está en mí siempre al lado de la justicia, quiero antes darles un
aviso para que se reconozcan y se humillen, como hicieron los judíos y gentiles
cuando les envié personas ignorantes, pero a quienes había yo llenado de
sabiduría. Sí; yo les enviaré mujeres débiles e ignorantes por naturaleza pero
prudentes y poderosas con el auxilio de mi gracia para confundir su ignorancia.
Si reconocen el estado de locura en que se encuentran, si se humillan,
aprovechándose de las instrucciones que les enviaré a través de mis mensajeros
débiles, tendré misericordia de ellos “
Este párrafo encierra la clave para comprender el
proceso misterioso de las apariciones en
Hecha esta observación, hay que decir que no se puede entender
El caso de esta sencilla burguesa, hija de un
tintorero de origen mahometano y convertido al cristianismo viene a corroborar
lo afirmado. Hay que tener en cuenta que
- Debo de declarar que Roma está infectada de
vicios, Santidad.
El papa guardó silencio.
Dos siglos
antes, otro monje de gran inocencia de vida, reprendía al todopoderoso Eugenio
III con un réspice que debería dar que pensar y recapacitar a los que, en un
deseo, quizás loable de defender al vicario de Jesús para ponerle a cobro de
sus enemigos, quieren mermar la santidad de la doctrina de aquel que lo ha escogido
para el gobierno de su grey y le dijo:
- ¿No os dais cuenta, Padre Santo, que no sois más
que polvo vilísimo y que dentro de seis meses estaréis siendo pasto de gusanos?
Era Bernardo de Claraval
Catalina de Siena una pobre mujercita fue la
escogida para enderezar los caminos torcidos tras el llamado Cisma de
Occidente. Por encima de hagiógrafos y
detractores, resulta un hecho incontrastable y un claro ejemplo de lo mucho que
puede Dios. La entereza de esta hija de Sto. Domingo que iba por Italia predicando la penitencia,
dejando una estela de santidad y de conversiones (sus seguidores eran los
famosos “ caterinati” incondicionales, gente aventurera o de aluvión, el
equivalente a los “ yurodivi” rusos,
practicantes de la negación total, incluso la de la propia honra y practicantes
de la “ kenosis” o autoaniquilamiento. Eran los
locos de Cristo, el cual tantas veces en la historia toma por la senda
menos convencional y se une al grupo de los pobres, de los desposeídos, de los
borrachos) demuestra que el sometimiento
a la voluntad divina por parte de aquellos que siguen al Salvador y tratan de
imitarle en la inocencia de vida ha de tener prelación sobre la autoridad
humana. Dicho de otra manera- una vez más - Dios escribe con renglones torcidos
al derecho y confunde a los soberbios, hace ludibrio de los poderosos y se
muestra como el verdadero Señor de Israel de la forma más inesperada. Como
cantó María de Nazaret en el “ Magníficat”.
Taumaturgia.
Un rosario de prodigios y de predilecciones
celestiales encauza la vida de esta
sierva de Dios. Su biografía parece increíble vista desde la perspectiva de
1999 cuando las mujeres se engríen, se fomenta el adulterio y es de buen tono
incluso la fornicación. Empiezo a escribir este estudio el primero de diciembre
en que celebramos el Día Mundial del Sida, cuando todo el mundo es solidario,
pero nadie se arrepiente. Ayúdame,
Catalina, virgen de Cristo, a hacer una canto a la castidad tan necesaria en
estos tiempos y enséñame la humildad de no tener que callarme, acomodaticio,
ante los improperios, transgresiones y pecados de omisión. Rodeado por ellos
vivo.
Nació en Siena, ciudad toscana, en 1347. Su madre se
llamaba Lapa y su padre Jacobo Benincasim. Vino al mundo en un parto doble, que
hacía el número veinticuatro de una vasta prole habida de la unión del
tintorero y Lapa, una mujer de singular belleza. La madre era una gran vividora
y tenía mucho miedo a la muerte. Pero un milagro de su hija haría que Lapa
pudiera alcanzar edad provecta. Sin embargo,
esta prolongación de la existencia no fue un don sino una especie de
castigo, porque vio morir a muchos de los suyos, cosa que lleno de tristeza los
últimos días de la anciana, como más adelante se verá.
Su hermana
mielga se llamaba Juana. De niña era tan
rica y graciosa que sus padres la llamaban Eufrosine, que en griego
significa alegría, encanto, porque ya en aquella edad tierna era el encanto y la alegría de los que
la miraban. A los tres años se sabía el Ave María. Sus juegos no eran con
muñecas sino con cromos de santos ,y a los ocho años quiso huir, como Teresa de
Ávila, al desierto; poco después, formula el voto de castidad ante un icono de
Pronto empezaron las grandes penitencias. Permanecía
todas la semana sin comer. Dormía en el suelo con una piedra por almohada y una
cadena de hierro la llevaba arrollada a la cintura a modo de cilicio. Su madre
que quería casarla con un rico mercader de Siena no desperdiciaba la ocasión de
humillarla en público. En cierta ocasión, la arrastró por el suelo, cuando,
después de mandarle quitar la toca, vio que Catalina, en señal de penitencia se
había tonsurado los cabellos.
Esta oposición materna, con ser empecinada, también
la consiguió vencer, aunque su madre era partidaria de que contrajese
matrimonio con uno de sus muchos pretendientes. Se dice de ella que no era
hermosa, pero que tenía un algo especial. Su voluntad era de hierro. Hubo de
huir de casa. Solamente un puñetazo en la mesa dado por su padre, el buen
tintorero de Siena, al cual amaría tanto nuestra Catalina, conseguiría vencer
la oposición materna al monacato.
- Catalina es libre. Podrá hacer lo que
quiera.. Dejadla ir a su aire.
Profesó en
Dieron
comienzo otras pruebas. El Divino Esposo le regala con todo género de gracias
especiales y de visiones, pero la santa duda de si todo esa clase de prodigios
no pudiera ser artificio del enemigo de los hombres y Jesús le pone a prueba.
Le dijo que para saber distinguir los milagros de Dios de los del Maligno hay
que empezar por aborrecer toda vanidad, por mortificarse y por morir a sí mismo
(kenosis, que viene kεvωσ, y
significa vacío, exinanición contigo).
Si alguien siente algo así como halagos y le gusta tener fama de santo, ello no
es buen signo. Los favores celestiales empiezan
siendo pruebas, amarguras, crucifixiones, oprobios y más tarde se
transforman en bendiciones. Antes, ha de morir el yo. Hay que despojarse de uno
mismo. La ruta angosta por la cual lleva Jesús a los que elige es así de
sorprendente, y casi siempre siguiendo los mismos pasos. Dios puede llegar a
parecer desconcertante. Nadie puede poner puertas al campo. Su actuación sobre
las almas a las que aparta para las nupcias espirituales resulta inquietante y
alborotadora desde el punto de vista de la prudencia de la carne y de los
respetos humanos. Es en virtud de este misterio carismático que vuelve
inexpugnable e indomeñable al cristianismo, fuerza de redención y nunca de
condenación. No queráis clasificarlo, ni ponerle etiquetas, porque el
Omnipotente se sale del fichero. Él es el Amor invencible.
En la ciudad de Siena pronto empieza a cundir su
fama de taumaturga. Para unos se convierte en piedra de escándalo, para otros
en paradigma prodigioso del Espíritu de Dios. A
cierta mujer que tenía lepra acude todos los días a cuidarla. Besaba sus
heridas y para vencer el asco y el horror que le inspiraba la enferma Catalina
llega sorberse los humores que manan de las pústulas. Al cabo de tres semanas,
ella misma se contagia de la enfermedad
de su paciente, pero, cuando ésta, que había pagado con ingratitud sus
desvelos, entra en coma, de repente, la lepra de Catalina desaparece. En otra
ocasión es una cancerosa, Teca, una beguina, del convento de las Hermanas de
- Mucho tardaste, Catalina en venir. Por lo que veo,
te gusto yo menos que tus frailes. ¿ No es el padre prior uno de los que te
sofaldan y tú te dejas hacer? ¡Porque te
gusta eh! ¡ Así prolongas tanto la acción de gracias después de la misa!
- Hermana. ¡ Por Dios! ¡ No diga eso!
Sin embargo, la enferma no dejó que increparle todos
los días con sus embustes y falsos testimonios, acusándole de haber faltado a
su voto de pureza formulado ante el altar de
Venciendo el
asco que le inspiraban aquella boca y aquel cuerpo hediondo, no dejó por eso de
acercarse a asistirla. Recibía los improperios de la paciente con una serenidad
augusta de cariátide griega. Un día le dijo:
- Yo te perdono y Cristo te perdona, hermana mía,
porque no eres tú la que dice esas barbaridades; es Satanás quien las inspira y
quiere entrar en ti. Como prueba de inocencia y de vida inmaculada, yo te ordeno que dejes el cuerpo de esta
mujer.
Catalina hizo un milagro. La pobre encancerada, libre
ya del zaratán que la tuvo a las puertas de la muerte, se arrojó a sus pies y
pidió perdón a la santa y fue por toda Italia peregrinando como penitente y
cantando las alabanzas de
Su caridad y amor al prójimo, a toda prueba, fueron
demostrados en otras ocasiones, cuando siguiendo el ejemplo de otros grandes
santos caritativos, como Martín de Tours y Nicolás de Mira, se quedó en cueros
literalmente para vestir al desnudo. Para ella tenía prelación la caridad sobre
la modestia. Sólo santos taumaturgos como ella fueron capaces de tanto
heroísmo. No conocía cortapisas, porque ella capaz de decirle al jefe de los
sacerdotes lo que los apóstoles: “ Es
mejor obedecer a Dios que a los hombres
y éste fue un poco el misterio en el cual se sustenta toda la grandeza de su
personalidad. Era Catalina una italiana de rompe y rasga, partidaria del todo o
nada, nunca las medias tintas. Una rebelde a lo divino. Tenía un fuerte
carácter, aunque también, llegada la ocasión, sabía ser diplomática.
Éxtasis
Ni médicos ni psiquiatras se han puesto de acuerdo a
la hora de esclarecer y estudiar debidamente estos fenómenos misteriosos de
catalepsia. El arrobo místico, cuando es verdadero y no fingido, se escapa a
cualquier lucubración científica. Es la cumbre del rapto, la quinta morada de
la comunión espiritual con el Amado, como demuestra el estudio de la vida de
los místicos. Francisco de Asís experimentó la vulneración. Esto es:
experimentó sobre su propia carne la herida en el costado infligida a Jesús en
el Calvario. Como Pablo de Tarso. Teresa
de Jesús padeció la transverberación. Su corazón fue traspasado por una ángel.
El caso de Catalina de Siena es más singular, pero no menos sorprendente. Un
día le fue arrebatado el corazón por el Esposo. De resultas de aquel acto de
entrega, le quedó en el pecho una enorme cicatriz que vieron algunas monjas de
su orden, y atestiguarían más tarde en el proceso de canonización (subió a los
altares en 1411) su confesor fray Tomás y sus biógrafos. En este hecho se
cimienta la devoción cordimariana y la devoción al Sagrado Corazón de Jesús
populares en Francia durante el siglo XVIII. Al ir a comulgar Catalina - el
fenómeno se repite con Margarita María de Alacoque - veía como un brasero u horno
encendido que le entregaba el sacerdote celebrante.
La devoción eucarística tiene un fuerte implante en
Sin embargo, el dogma de la eucaristía no forma
parte del cuerpo de doctrinas de
Durante los
primeros siglos de
Para la tranquilidad de algunos que nos puedan
considerar sospechosos de herejía, adveramos que únicamente en
Contemplados los hechos al trasluz de los siglos, se
observan que las devociones, como cosa humana, vienen y van con arreglo a las
apetencias, modas y gustos. También los hombres vienen y van. Sólo Cristo
permanece. ¿ Cómo dar cumplida interpretación a lo que parece una demasía
inefable de los santos? Estos desaforados casos pertenecen a la cumbre mística,
algo impenetrable. Con ojos humano, discutible, pero nunca a la luz de las
cosas de los espíritus. Muchos santos
estaban locos. Eran unos orates de Jesús y así se explica esta devoción
cordimariana o mesiánica que ahora podrá
encontrarse en crisis, no en sí misma, sino por causas extrínsecas. El corazón
de Jesús es un baluarte de amor contra el odio, un refugio en la promesa. Esta categoría es ineluctable y
permanece inalterable, pero siempre merece la pena estudiar estos fenómenos en
el contexto del que irradian.
Para entender el amor de Cristo uno de los
personajes más maravillosos del Evangelio es María Magdalena, la mujer pública,
que unge sus pies y le llama rabonni “ maestro mío”, la que pecó pero
que permanecería luego treinta y tres años en el desierto sin probar bocado,
alimentándose sólo de la eucaristía que le llevaban los sacerdotes. Eucaristía,
Tebaida, el cuervo de San Antonio, las disciplinas de San Arsenio y San
Pacomio, las barbas de Macario y de Hilario entran en juego para explicar este
rapto de amor.
A nuestra
religión los acaramelados e insípidos hagiógrafos con buena o mala intención, pero poco objetivos, la hacen un flaco favor. Sin embargo, estos
casos de exaltación demuestran que somos algo más que un conjunto de huesos,
tejidos y arterias. Mediante la virtud y la renuncia a sí mismos, el hombre y la mujer pueden llegar a semejarse
a los propios Ángeles. ¿ Por qué no lo intentamos? Los frescos bizantinos y las
maravillosas composiciones de Fr Angélico invalidan la tesis del
evolucionismo de Darwin. Mediante el
poder de la voluntad y la gracia divina el ser humano sería capaz de zafarse de
las constricciones alienantes que sujetan su instinto a la materia. La dulce
Eufrosine es un señuelo que convoca hacia esa excelsitud que trae al pairo al
hombre del fin milenio, que ha perdido el sabor y el saber por las cosas de
Dios y se animaliza sin remedio, porque el materialismo le dice que no tiene
por qué creer en aquello que se tiende más allá del alcance de la vista. Ella
representa el perfume imperecedero de las almas escogidas, del justo de Israel
que se mantiene inmaculado en el fango que lo rodea.
Su nombre va asociado al del lirio, como el color
siena que expresa una estética de delicadezas tersuras donde la neta exactitud
y la beatitud se dan la mano debajo de las arcadas pintadas por Fr Angélico para enmarcar sus
cuadros, que no son otras cosas que seráficas
representaciones de la vida celeste, entrevistas por un agujero. Todo
tiene la fragancia de la calta y la azucena de los huertos amados, de los
pensiles no hollados donde aparecen ángeles de alas tersas y expresión serena y
Vírgenes que desde su regazo entregan al mundo la belleza de sus desposorios
con el Verbo Encarnado. ¿ Cómo podremos vivir y respirar sin esas exageradas
demasías de la devoción apoteósica del espíritu europeo, de su cultura, de su
arte, de su recogimiento y de su silencio?
Catalina, estigmatizada por la lanza de Longinos, es
un dechado de las perfecciones femeninas, en las cuales parece haber dejado de
creer la mujer de hoy. No importa. Ella sigue representando en su magnitud el
heroísmo de Ester, la belleza de Judith, el amor y la simpatía de Rut y de
Rebeca. Hay en todas estas cosas muchos del yo místico que desconocen aquellos
que no han tenido el gusto de ser partícipes de tales experiencias. La
perfección, tal y conforme la venimos entendiendo la santidad, no es una
perfección de nimbo y de hornacina a la medida. Dios conoce el modo de romper
todos los moldes. En todo santo habrá siempre algo de iconoclasta. Ellos - para
eso están ahí - siempre tuvieron a gala
poner las cosas del revés. Esta rebeldía de la santidad tiene mucho que ver con
el duelo de muerte que libra Cristo
contra el diablo, las fuerzas oscuras y la soberbia del mundo.
Sólo vivió treinta y tres años, la edad de Jesús y
los que María Egipciaca, su prototipo, pasó en
El que el Apóstol de los Gentiles la echase un
rapapolvos para mirar para otra parte y distraerse durante un éxtasis, no deja
de revestir un hecho ingenuo del cual Catalina saca partido cuando explica en
una de sus cartas que” si la cólera de Pablo fue para mí un hecho terrible,
¿ qué no sería el rechazo de Jesús con los condenados el Día del Juicio
Final?”.
Pablo hace
honor a su fama de vehemente e impulsivo en este retrato que de su persona
realiza la monja dominica italiana.
Gregorio Marañón, al que apasionaron de siempre los
fenómenos paranormales, dice que la raya
de separación entre el fervor y la superchería es casi imperceptible. De ahí
que en el siglo XVII español proliferaran tantos alumbrados o místicos de
pacotilla. Un místico y un iluminado se parecen mucho, pero el primero refleja
un convencimiento mientras en el otro los fenómenos preternaturales responden a una enajenación
de las potencias, a intervención diabólica. Sin embargo, todo iluminado nunca
dejará de ser un místico, aunque de segunda categoría. En la realidad él ve
cosas que otros no ven. Para el hombre de hoy estos ringorrangos pueden sonar a
denuestos del agua y del vino, pero el medieval, que vivía y moría empapado de
teología, se encontraba incurso en la problemática. Nada tiene de particular,
pues, que a una santa otro de la corte celestial la reconviniere y a una iluminada - pasó con
Teóloga.
Mas dejemos
todos estos episodios.
En mística la
frondosidad no permite ver el bosque. Son cuestiones casuísticas que no llevan
a ninguna parte. Pocos sabrán que la gran doctora de
A Catalina de
Siena le debe
Mi
alma penetró en un mundo desconocido y vio el premio de los justos y el castigo
de los pecadores. Pero aquí me falla la memoria y la pobreza del lenguaje me
impide hacer una descripción adecuada de las cosas. Sin embargo, tengo la
seguridad de que contemplé la esencia divina y por eso sufro ahora tanto al
verme de nuevo encadenada al cuerpo. Si no me lo impidiese mi amor a Dios y al
prójimo moriría de dolor. Mi gran consuelo está en sufrir porque tengo la
seguridad de que mis sufrimientos me permitirán una visión más perfecta de
Dios. De aquí que las tribulaciones en
lugar de resultarme penosas sean para mí una delicia. Fui testigo de los
tormentos del infierno y de los del purgatorio; no existen palabras con que
describirlos. Si los pobres mortales tuvieran la más ligera idea de ellos
sufrirían mil muertes, antes que exponerse a experimentar uno de esos tormentos
por espacio de un solo día. Vi en particular los tormentos que sufren aquellos
que pecan en estado de matrimonio no observando las normas que él impone y
buscando en él únicamente los placeres sensuales”
Cuando
ya estaban a punto de inhumarla, la joven, con cera de los hacheros y blandones
mortuorios sobre los cabellos y la mortaja, resucita. Parece ser que fue un
caso de catalepsia similar a la que percató Teresa de Ávila, la cual,
desahuciada de los médicos y no habiendo podido ser curada de sus inexplicables
sofocos de que vino de un pueblo que llaman Becedas, la creyeron por muerta. Estuvo amortajada. La visión del infierno que
nos describe la santa abulense coincide en todo con la de la santa toscana.
Ambas religiosas tuvieron una contemplación del castigo con dos siglos de
diferencia y van a estar sujetas a un proceso ascético muy parecido y como
calcado uno de otro, como más adelante se verá. La ruta por la que acometen la
escalada del monte de la santidad se proyecta sobre el mismo trazado (precaria
salud, una gran influencia de la figura del padre, y talante inquieto y
andariego, que refleja un carácter depresivo, poco estable y lábil). El
desierto exige bloques psicológicos de una sola pieza. Mientras que a los que
quieran abrazar la vida cenobítica sin tener todas las aptitudes para ello se
les recomienda la peregrinación. El cuarto voto, el de la estabilidad,
introducido por San Benito en su Regla, fue el origen de tanto monje giróvago
desarraigado. Era el más duro de la observancia.
Catalina,
como buena hija de su tiempo, era muy andariega. El medievo empieza a despertar
de modorra en que el mundo había caído tras los siglos oscuros, con las
peregrinaciones. Este ir y venir sería a la larga benéfica para la cultura y
para el arte. Se diseminan las ideas, que viajan en el zurrón y las veneras del
peregrino compostelano. Ella no paró. Caminó desde Roma hasta Florencia. De
Florencia hasta París.
Otra constante es, amén del complejo de
Edipo, el gran ascendiente que ejercen
sobre ambas sus confesores y directores espirituales.
También sus
referencias son reiterativas en ambos casos a los pecados de la carne, sobre
todo a los que tocan el tema del adulterio, que tanto entristecen al señor.
Muchos se condenan por darle tan escasa importancia, pero, paralelismos aparte,
aquí tenemos la idea de un Cristo justiciero, y también un cristianismo en que
el cual el sexto mandamiento será prelativo. En cierta forma, Santa Catalina y
Santa Teresa de Ávila serán un poco las
responsables de esas obsesiones subliminales. Entre los ortodoxos, jamás se
habla del purgatorio ni existe esa obsesión sexual que a veces emponzoña y
martiriza nuestras conciencias. O la martirizó y obsesionó en años cruciales de
nuestra formación. En parte, también tuvo la culpa Dante, un místico, un
exaltado cantor de la pureza de la mujer. Y, un misógino, cuyas son las grandezas y miserias de
Occidente, que sueña con Beatriz y Dulcinea y luego se acuesta con Maritornes,
sin solución de continuidad y sin haber encontrado el comedio. ¿ Cuándo el
mundo cambie de página en los albores del Tercer Milenio tendremos un
catolicismo de obsesos sexuales o, en el otro cabo del péndulo, nos haremos
disolutos? ¡Pobre humanidad, tan lejos de Dios y tan cerca de sus obsesiones!
Pecando unas veces por exceso y otra por defecto. ¡ Ten piedad de nosotros,
Señor, que nos creaste y nos formaste del barro! Perdona nuestros pecados.
En muchos ámbitos teológicos se ha dejado de hablar
del Purgatorio entrevisto por Catalina de Siena y Dante. No pocos lo pasan aquí en vida, lo que, en alguna
medida, no deja de ser cierto. Estas visiones tienen algo mucho de truculento,
pero no reflejan más que el pensamiento y el sentir de una determinada
mentalidad. Luego vinieron los
hagiógrafos, los poetas y los artistas del cuatrocientos y del quinientos con
sus pinceles, hicieron encajes de bolillos con los que no existía, pero con las
mentiras y lucubraciones se ciñen al contexto de maravillosas obras de arte. Los predicadores
evangelistas yanquis son más tremebundos y truculentos que los Savonarolas
italianos en la explotación del caos apocalíptico en su propio beneficio y
vanagloria porque el más allá es un morbo que vende.
Deforman el
rostro de Dios. Siempre lo hemos querido dibujar a nuestra propia conveniencia
y a nuestra forma de ver en el mundo y él no se queja. Sin embargo, cuando
alguien empieza a hablar en su nombre y decir: “ Hija mía...” estamos perdidos.
Es un hombre el que habla pero quiere apropiarse la parcela del Salvador. A
pesar de todo, Dios está dentro. ¿ A qué tanto alboroto?
En cualquier caso, siempre resultan convenientes
tales reflexiones a la hora de expurgar conceptos. Por muy santos que digamos
que somos, no somos todavía buena gente.
Sin embargo, a partir de Catalina de Siena va a encontrar una forma de
coloquio con la divinidad, una manera de entenderse, que en algunos de sus
émulos deviene teología de alto bordo y en otras ensoñaciones contemplativas
infumables y en la mayor parte - en los iluminados- filaterías retóricas. Es
donde falla Occidente. En Oriente, a través de la “ pystina” rusa supieron
interpretar al Dios Perdonador mucho mejor que nosotros. Sin embargo, la meta a
la cual llegan los grandes, sea de un lado o de otro, siempre es la misma,
aunque por sendas mas o menos estragadas. En los impostores, nunca. Ellos
resultan el fruto máncer de la añagaza
diabólica.
Este acceso directo y sin intermediarios, de tú a
tú, con la sabiduría infinita hará que se confundan los planos. Dios baja.
Pierde su trono y se adapta a la mentalidad de la criatura. En Oriente el
hombre se diviniza. En Occidente humanizamos al Señor. Nos le fabricamos a
nuestra medida y llegan los particularismos del carácter emprendedor y
exclusivista. Pronto empezamos a encasillarlo y ponerlo caudas y etiquetas.
Resultado: se fabrican dioses repulsivos, egoístas, comineros, vengativos,
fatuos, obsesos sexuales, chantajistas.
A la vista está que son ídolos fabricados y mediatizados por la por humana flaqueza. Por eso, el cristianismo ortodoxo nunca
pierde esa grandeza cósmica de la salvación general. Aquí lo que importa es el
“ ¿ qué hay de lo mío?”. Su propia filautía en combinado con la materialista
voracidad hace que nuestros “ salvadores “ por estar tan en ras de tierra,
manejando un lenguaje poco asequible, de raptos, corazones ardientes,
eucologios dudosos, nos resultan antipáticos. Alguien está haciendo trampa.
Como Cristo no puede engañarnos ¿ dónde está el fraude? Un Dios tan personal,
que habla con nuestras mismas coletillas y anda metido en nuestras preocupaciones
seculares parece que nos descorazona.
ZAMACOIS EDUARDO psicología del
penal
Obras publicas construidas con el sudor de los penados un indicio a la
vida moderna.
Presidio establecimiento del odio, violencia prevaricación
Lardoso y ventrudo como yo la competencia
Cerviguillo parte exterior de la cerviz cuando es gruesa y abultada
Hay que solar los patios y los dormitorios revestir eñ suelo con losas
,os cuarto está sin solar. Los pestíferos zambullos fueron sustiruidos por
retretes y retretes y agua corriente los muros fueron encalados
Bajo el risueño azul cobato del firmamento
Lardoso sobado y espeso o Lardero debajo de la casulla
Papolonear vanagloriarse
El rebaño penal. Esto parece un rebaño penal
Albino pkla al que el abuso del vino alejaba de la realidad
Por dentro y por fuera voy vestido de traje de primera comunión.
Vivir rebañiego
El cura froilan es el nexo entre lo preterito y lo actual.
La sociedad olvida a sus indeseables y de ahí el carácter anónimo del
penal
El cerebro ligeramente embrutecido por las libaciones de la víspera.
Albino hablaba despacio y sus opiniones llegaban de lejos. Loja no se aburróa.
Su vida interior era fértil en esperanzas y en propósitos. Su ascendiente sobre
los compeñeros de condena se reafirmaba ded día en día. Confesantes. Solía
decir a los confesantes de la fe católica
Orencio el fingido violador. Estoy purgando las consecuencias de un
mal cuarto de hora. El vulgo ha situadoi el honor, la hidalguía en nuestro
aparato reproductor. Los individuos inútiles para el acto sexual son el
hazmerreír.
Hombre honrado antes muerto que injuriado
Zamacois y freud.
Lka naturaleza rechaza el vacio no consiente el vacío. Obedeciendo a
ese vacío los hombres inventaron a dios
Novela es la creación de un espacio cerrado en el cual se decanta una
peripecia. El hilo conductor es el genio creador.
Yo no he necistado de la religión ni del código penal para ser buena
Tú estas aquí por creer en dios y yo por no creer en el le dijos a
MARTÍN Santoyo
Abajadero cuesta terreno en
pendiente
Adulón y bajuno. El trabajo reditúa poco. La idea es el pan del alma.
un libro sincero libro honrado. Cada página es un espejo
Yo no necesité la religión ni el código penal para ser bueno
La diosa Themis de la justicia es cejijunta como gallardón. La única
razón por la cual hay jueces es porque existen malos maestros y padres malos
El presidio no ha de ser reducto de tertura sino escuela de enseñanza
o reformatorio. El indulto es desmoralizador como la propina
La argoya del garrote vil. La nerviosidad sádica de las comadres que
acuden a presenciar un ajusticiamiento. La argoya del garrote vil. Angustia
creciente. Las ideas de ejercito dios la patria suenan a hueco. Jesús nunca
perderá actualidad.
El Cid fue un mayorista del bandidaje.
El Catalán era un hombre acostumbrado a subir al calvario
El aislamiento exaspera al hombre y le obliga a ser franco. El
espíritu soez de la masa les fatigba y les vencía.
URANIA musa de la astronomía
Uranismo inversión sexual
La tradición se hace fuerte en los conventos presidios y cuarteles
Fiebre carcelaria la sodomía y el abuso de sí mismo
Enmoller ablandar enmollecedor
Le roía el alma un tristeza que igual que la esfinge llevaba abiertos
los ojos
A la larga desdichas y caminos hacen amigos
Coevo las cosas que existieron en un mismo tiempo
Vulpejería lo relativo a la zorra vulpino
Rivalidades regionales
Fraternizaba en el desasimiento pacificador de la vejez. Nadie me
espera al otro lado de los rastrillos.
Martín Menoyo era de carrascal de horcajo
Cofradía del puñal y la ganzúa
Cayetano
Espiritu maledicente de la raza española
Camastrón.
El arte era un salvoconducto
Ni en presidio ni en la calle no hay quien le quiera
Cisura
Ciengramos fue amarrado en blanca
El espiritu que se va letra tras letra
BUEY VIEJO ARRANCA
Gatuña mala hierba planta leguminosa de los sembrados
Cabezo cumbre del monte
Agonística arte de los atletas y luchadores
Explicate según te inspire dios
Le tenía miedo al patio
Martín Santoyo le parecía más desgraciado y más noble, un santo
Lleva estropajada la cabeza y asi volvió de la enfermería
Ley ilota dividida en brigadas se formó en el patio
Ilota esclavo lacedemonio
Fulano de tgal y tal el carcelero gritó con todo
E3l traje de lospresos no tiene bolsillos
Nadie lo quería, nadie lo esperaba, la vida da penas el desamor yute
El traje carcelario era de yute rojo
Por los fondillos enseñaba las carnes
Yo soy un hombre bueno pero mi
honradez no cree en nada
SE LE APAGÓ
El presidio corrompe a todo el que se acerca a él.
Abrir una calceta en le muro. Orenco perez el falso violadoi.
Contrabandear emigrantes por las atarjeas. El petate piojoso, el rancho, el
zambullo, la ausencia de hembra el amviente hostil.
Rutinas y caballitos. Sicalipsis socaliñas, ardides.
Bajazo
Balotada, salto que da el caballo dejando ver las herraduras
De mozo tributé al vino aficción excesiva
Ensabanados fantasmas
Zambullo balde o sillico que se usa en la marina para las necesidades
Dejar caer los brazos péndulos
MARTÍN Santoyo e iñigo Bustamante de Santander
Su rostro tornó a la dureza que dan al rostro las ideas fijas
Almocafre para hacer una muslera
Hay que vivir con la mayoría
Abstemio y casto y ese ambiente de brrachera que da la sodomía
Apandillado el hombre es más pelogroso que solo
Grimoso que da grima horrendo. Dios nos libre de bellacos en cuadrilla
esta frase es del marcos oregón
CASIANO ORTIZ se demud´p
Si deseo la libertad es para perderla
Chinchilla donde cesar borgia el hijo del papa sufrió cautiverio
Se avillanó Otis
Ideas a barrisco o mogollón
Un dia de enero la felicidad huyó de nosotros. Mi cuñado le aconsejaba
en contra mía. Eso arruinó mi día de san sebastián. Estando ,o Tarsila en meses
mayores se dejó convencer.
Es un calzonazos su mujer acabará poniéndole cuernos.
Apartó el querer de mis hijos que me aborrecen como me aborreció mi
madre. Yo neceito ver a mi hija. No tengo otro cariño, est´ña leyendo mi vida.
El amor y los celos llenan los penales
Fugista experimentado en la evasión se vive para vengar y escapar
Caminar espetado
Apesgar agobiar o fastidiar a alguien
Meditación profunda que redunda en un odio sin orillas.
Jaques mandan a los cobardes y estos nadan en su propio miedo
Remordimiento agua lustral del alma
Inocencio turnés había violado a su hija de trece años. Sucios
pormenosres que relatan en el sumario y otros que él se calló. Turnes se vació
los ojos con una cuchilla. Lo hizo para no volver a ver más a su hija
Expio condena
El presidio enseña a esperar
Al poco trejeron el pre que
comían en escudillasd de latón. Edl pre es el rancho de las cárceles. Se
comunican con golpes o palabras en elk muro y por el juego de espejos
No existe alcahuete peor que el silencio
Piernas estevadas
Alardes de la astucia
El morse o las luces de un ordenador
E
Paseó en torno una mirada sondeadora
Silencio funereo de los patios
El penal dormía lleno de carne triste
Montantada jactancia
Plastrón
Agnomenta
Algolanca sadismo
Conticinia
Casto Hernández fue sometido al tormento del agua
Cloroformo de la fe insensibles al tormento
Tarbeas salas grandes, espacio
cuadrado
Daban coripen
Coadjutores del escalo
Bodrio de pre
Atarazar morder o rasgar con los dientes
Bodrio del pre
Musico el que canta
Muro de encerramiento
Lubrileño el díscolo el inadaptado
Desnudo el cuerpo humano es más sigiloso
Envuelto el valle en una paz risueña
La rueda de ictión siempre está dando vueltas en los presidios
Por los santos se encienden lampariñas a las nimas y aumentan
losremordimientos
Poliosis polisarcia obesidad
Esta es mi crónica roja de la perdición
NECESITAS CARET LEGE o el hambre aguza el ingenio.
El origen de tanto horror está en el analfabetismo del pueblo. Abran
nuevas escuelkas y la crónica roja de los periodicos disminuirá
Liberticidios
En los pueblos de vanguardia la civilización avanza pero los corazones
siguen estacionarios
El honor lo emplazamos en la parte del cuerpo menos racional ccomo es
el trasero femenino y los testiculosmasculinos. Lsa p p
La patraña del libre albedrío llenó los presidios de carne buena
Ambiente y herencia coiartan nuestra autonomía, la libertad es difícil
La follonería se confunde con la virtud
La iglesia vive del miedo a dios y el estado del miedo a la ley.
El hombre desde que abre los ojos no hace más que temblar
Pasan los días y languidezco en la abyección.
Melancolía e injusticia vuelven a los hombres sanguinarios
En el penal como en los hospitales el dolor agudiza el egoismo y eso
es el campo de concentración
Pre tocino rancio y garbanzos agusanados
Yo sdoy un teorico un contemplativo incapaz de mandar a nadie
Hemofobia horror a la sangre y
eso lo tienen los judíos
Los cantineros colman la gaveta de pre humeante de tocino rancio
Migar gordas el marica
Color noguerado color que imita la madera del nogal o nogalina
Los toros saltan por encima haciendo pasarela sobre los cuerpos
Orgulloso y zahareño martín Santoyo el molinero
Crica partes pudendas de la mujer y verija la region de las ingles,
prensa verija
Desdichas y camino hacen amigos
Lardoso o ventruso
ANATOCISMO interés
cosa devengada. Derecho romano prohibía acumuñlación de intereses o
anatocismo taza del interes intereses
vencidos y no pagados.
Anatomista profesor de
anatomía. Anaudia extinción de la voz. Anaxagporas el hombre ha bacido para
contemplar las estrellas e dejó morir de hambre en el destierroi el orden reina
en naturaleza el nous contermplación de la naturaleza y resignaciómn ante el
orden general del mundo.
Anaya cerca de arevalo
y sanchidrián. Anaz rio de Santander-
A las ancas ir a la
sirga o del ramal. No aguantar ancas de nadie no aguantar injurias ni chanzas.
Tejero lumeras villabon valonta suarbol.
Anciana todo anciana
españa. Anciano entre os freires de lasordenes militares el más antiguo del
convento.
La ancila es la criada
que incriminó a pedro se cantaba con voz de tiple. Ancilisto cuerpo de
infantería de tropas ligeras. Ancillo valle de los argoños.
Aguanto el ancla.
Arganeo escobén tortores. Trincar el ancla. Anclabre mesa de los sacrificios.
Ancón canecillo mensula ensenada donde se puede fondear. Anconagra dolor de
codo . andabata
Andromanía o ninfomanóia. Andrónm parte de
Andaraje rueda de
noria bonita palabra
No volver a las
andadas andalocio aguacero++
Andalocio
Oxiacanta
ESCATÓFILO escatçpfilo
que vive de los excrementos y es lo que le ocurre a la tele, coprofogos y de la
,os,a raz que ecatologico escatofilo.
En la muerte de
Carranza intervino el odio
Inación de los
católicos
Encorozados y
penitentes por toas partes
Quien acrecienta
ciencia aumenta dolor
Lamerería y lamezureía
La marcha de la frase
Mas es tenaz como el
judaismo ewn su insaciable sed de venganza
El buitre no agrede ni
mata a nadie que tenga aliento es carroñero
Numitor celer
Pomerium explanada
dentro del limite del casco urbano
Los romanos tienen por
sagrados los muros y de ahí sacramenia excepto las puertas y se consideraba
sacrilegio meter y sacar por ellas cosas no limpias
NEOMENIA el primer dia
de la luna
Y ahí tenemos el
origen de sacramenia
Padres conscriptos
miembros del senado detenedor
El alma para el
sincrotismo es una imgen que retorna a los lares heraclito dice que el alma se
lanza del cuerpo como el rayo de una nube
Comicios viene de cum
ire
Cabrahigo higuera
silvestre
Hay que consagrarse a
la política de kas cosas más que a las cosas de la política. Nuestros políticos
prefieren a la lucubración a la gestión. La clase política vivie aquí siempre
en estado de epilepsia. Son vendedores de sensacionalismo
Sargazos entre lianas
y sargazos alga marina del atrlantico como el ocle
Glosocracia retçorica
vamos a comer constitución. Lo que nos espera es la depauperación de las clases
pasivas. Robinsonismo espiritual
El que fue monaguillo
y despues abad sabe lo que hacen los mozos tras el altar mariconería pecados de
la iglesia abusos sexuales
En la caza en la
guerra y en amores por un gozo siete dolores
Al platanar cachondo
Bien sabe la rosa en
qué mano posa desconsentir mercader de encomiendas
A arroyo pasado santo
olvidado alla llevan al arzobispo de vuelta a su palacios que buen cortejo y
como relucen los pendones de seda
FATALIDAD DE
Don claros con la
infantina baila en palacio
Él viste terno de seda
Ella de brocado
A cada paso de danza
dice el conde claros
A la huellita huella
Dame la mano
Como se la dan los
escribanos
A la huellita huella
dame tu brazo
Como se la dan los
cortesanaos
A la huellita huella
dame un abrazo
La infantina que oía
esto
Se aparta a un lado
A la huellita
huellacanta don Calros
No hay mujer que no
caiga
Tarde o temprano
A los arabes se les
prohibió por el coran ser pintores y escultores pero pueden ser adornistas. No
conozco a ningun pintor musulmán
Plegar las piñas a la
alemana según berruguete
Aballar humillar
abajar
Vicio comun de los pintores españoles afectar
mucha dulzura en sus obras y aballar sus figuras detrás de un velo o de un
cendal de niebla dice el padre siguenza en la filosofía de la expresión. Arte
sacro se ejecuta en bronce miniadores se encargan de las capitulares de los
códices y de adornar los libros de canto eclesiástico los siete tomos del misal
de Cisneros y los plateros del portapaz bambochada cuadro en el que se
representa la borrachera y el banquete ridículo
Furriera oficio de
guardamuebles de la casa real
Antoio de arfe
custodia de toledo dejó de utilizar la mazonería y cretería gótica volviendo a
lo grecorromano o plateresco. Miología estudio de los músculos prodigio de la
miología cachas. Angeles mancebos diquelecto remendón estadizo el que está
mucho tiempo sin orearse el tedio dominical hay que rellenar los baches con el
almocafre vamos a la nevera tomamos un té mascamos algo moral de taberna y de
desgracia escuchando el sonido triunfal bramido del viento y pensar en
emborracharse la reina de las mañanas se pone el mundo por montera helea ahí
esta tierra de desdichas de torturas de tristeza galera de forzados admiramos
al quijote pero no lo leemos por no ser acusados de lesa patria soy un oteador
del mundo y de las almas el latrocinio del vaticano segundo abarloar situar un
buque al costado de otro en puerto en la darsena de cudillero las lanchas bien
abarloadas currucanes cantos tintados cubierta con desgarros paginación varia
me gusta tener más cabeza que talle el más ruin jabalí se zampa la mejor
bellota la iglesia es una organización terrenal mirando al cielo que hace pagar
a los fieles diezmo y primicias damas de toldo y arandela putas quitame aquende
ese puente que me hundo vientos portantes navegación en ceñida
4 de agosto de 2006 un
año más tarde empiezoo a copiar el cuaderno en villa elena y me diento hombre
feliz franco condena a morir a cinco terroristas en el amanecer de 1975 helmut
schmidt aquel antiguo teniente de la wehrmacht fe en el testimonio vertiente
cósmica nadie nos habla de cómo eran los ojos de jesus cómo andaba cómo era su
semblante transito de jesús a cristo hay muchos cristos es un mito que proyecta
lo mejor de sí mismo que lleva el hombre una mirada hacia el infinito el
evangelio es bello pero ¿es verdadero? Elipsis de gloria lo histórico y lo
autentico su nombre quiero sigilar
INSPECTORES DEL FISCO
(trozo de una novela)
Los inspectores del
fisco se nos subían a las barbas todo eran dédulas y hojas de reclamaciones
firme aquí su pensión queda congelada es que soy muchos se ha secado la teta
amigos compre hoy pague mañana y los cojos andaban los ciclotímicos se
suicidaban menudo panorama no podíamos soportar aquella presión porque la teuve
no paraba de berrear anunciando malas mañas de tanta presión fiscal y no pocos
cristianos viejos se convertían al islam abrían una ventana en el hogar y
decían que era la quiblia rezos y abluciones pediluvios ramadán y a las mujeres
el velo pero el muadñi quue apostataba no era nuevo en esta tierra de mudanzas
las cuaresmas ya no se daban a no ser por hacer el gamberro con el entierro
dela sardina y las mñascaras de carnalval y por doquier cundían los retajados
los moribundos ya no pedían a voces confesión se morían de cara a la pared
mirando para ka Mecca llamaban a los rabinos e imanes con voces terebrantes en
la neomonia los del horoscopos con tanta inseguridad ambiente hacían caja no sé
que va a pasar mañana comamos y bebamos que mañana moriresmo confusiones de
babel trajo la modernidad pero tambien apretaba el nacionalismo catalan porque
los catalinos escuiendo contra la historia de españa preferían hacerse moros antes
que seguir españoles los abstemios se hicieron alcóholicos y los padres de
familia hozaban por lupanares tuirbios donde el ginebra de farrafón hacía
estragos en su vesicula biliar y contraían enfermedades no declarables como
consecuencia de susperipatesis eróticas por
En las calles está el mes de febrero de 1993 nevadas y
ventiscas caminos intransitables de nieve blanda y felpona. Moscu se coinvierte
en una ciudad encantada encajada en los níveos bigotes de papa moroz que es el
dios de la escarcha. Pese a la nieve ya se detecta la primavera y esos siemopre
alza el amnimo lo mismo que las buenas notcias. El yin sen que crece en los
robledos de vostok. Idei jatore buili
risulta, va en su auxilio el rompehielos yamal.
La natura es siempre seria severa, certera. Los errores y
extravíos parten siempre de los hombres. La responsabilidad del ser humano
adquiere ribewtes suicidas. La montaña nos parece sonreir. Un salñudo amigos.
Cadena de hierro con candados colgantes. Tantas cosas en el saco y tantos
absurdos. La iglewsia de la trinidad donde el tiempo parece haber hincado sus
dientes. El canto del querubibn segue rajmaninof escribe la liturgia de san
juan Crisóstomo, victor schvierchonkof natalia matveienka nina palikova.
Trabajar como obrero de choque contrataciones de obreros de choque. Na gorovne
propiedi iesus skazal en le sermón del
del monte Jesús dijo. Trecil= sobrios. Taraschipieni cantos de vitorias.
Priznit rebajarse humillarss. Lokowanie regozijo en dios diaglib angelica.
Trabajar para el nuncio- taina mira paz encubierta. Gubit perder. Sracenia
batalla. Posatoiani eterno.
Muceta de armiño y una pitanza asegurada, la iglesia es la
pirámide perfecta. En Inglaterra había 9000 parropquias. En alemania 15000 y en
fancia con sus más de sesenta diócesis sopbrepasabnan las sesenta mil. Vengan
misas y caigan ollas. El aband de lo que canta yanta. Como va el pope asi la
letanía y el que cante las hores que coma las olles. La iglesia y sigue siendo
uyna primamide perfecta. Cada parroquia tenia una servidumbre de por lo menos
cinco eclesiásticos. Los monasterios brindaban nutrida corporación. Por cada 20
monjes unop había de ser versuto en Escrituras. De esta necesidad de proveer a
los monaterios de letrados surgieron las escuelas catedralicias y las
universidades. Agustinos cistercienses treatinops pero en 1214 cruza el canal
de la mancha el primer fraile menor. Cincuenta años después los dominicos
ditrigen catedras en oxgford Cambridge y la sorbona y producen diguras
conspicuas en el ambito del conocimiento como Roger Bacon y Duns Scotto. Se
relajan las ordenes reformadas gracias a las limosnas y a la creduloidad del
pueblo
o me muevo en otros
parametros. Albarrada enjaretada de ferralla de esta finca lugar magico el
mundo gelatinoso de las apariciones que tú denuncias y describescon acuidad y
solercia. El principal vicio de la sociedad moderna es el ansia de poder he
cantado como un simple diacono el cornijal cubriendo mi cogote fraternidades
universales sólo depararon conflictos y angustias a la humanidad el camping de
los aparecidos. Espiritu de las bodas de canáa o de las hidrias colmadas. Por
partogenesis se transformó en ser para la muerte por la encarnación.
Encantes, defroques, mercadillos, mecadillos almudíes zacanes
alhondigas y puestos de venta. Cela niño mimado delos nuevos ricos españoles.
Habla con los melereos de atienza y con los pobres cabe una de las siete
puertas de roma. Madrigal de las altas torres mucho nombre para tran poco
pueblo. Comiendo un mordisco epujando un cuartillo de vino o fumando un cigarrillo.
Eclipsó a una serie de meritorios talentos cuya última thule eran las sombras.
Casaba sílabas inspirada exasperadamentre y a veces inutilme te.- toda una
pleyade arrinconada en el olvido y en el sinsabor y hasta se lo pasó por los
moros paseandoseen un rolls con choferesa
EL CASTAÑO fue según pliniov el arbol del pan. Para los
romanos las castañas secas y pilongas servían de materia frumentaria. Bullate
era la harina de castaña seca, el pavo con castañas se conumía. Era la
castanea sativa y sus arboles cupulares que vemos por todas partes. Las hojas
lancidinadas de lengua de mula. El cabriolés es un capote ligero sin manga como
el utilizado por franco en la guerra civil. Calcídico galería o corredor circular perpendicular al
eje del edificio, el calcídico del horreo- calbote es castaña asada y pàn de
bellotas y de catañas. Callonga es castaña a medio asar. Callonga mujer corrida
y jamona. Cuerrias o zarzo para asar castañas. Barragán es moizo soltero y
persona esforzada y vcaliente pero tambiewn cuerria. Zurrón de la castaña o
erizo. CODINA ensalada de castañas cocidas. Sarcpfilo mamífero sarpurial famosa
y notable por su voracidad y malas indiles. Los sardones bajeros del montre.
Tritón el viento y el de los caballos. Silfo sílfide y sirte. Sirte es un bajío.
Treitón era el marido de las sirenas. Arrendadero el ronzal adonde se ataban
las caballeróas. Fractales de fradar o podar es podar un árbol sin dejar rama
ni azila. Le hizo una buena frada. Navegando en ceñida y cara al viento.
Oficial de descuibiertra.
-cierrese en
banda.
Mi huerta delnsio. Faedo y las hueretados y camaras donde no
se atrevía a entrar. Español tan viajado que había visto al propio dibalo.
Beverley la hija por la cual suspira nora pitt la taberna de Luanco me dejó
usted a los pies de los caballos. Pradiñas lumen cristi y el cabo. Los
arrestos de lumencristi que se llamaba fernando a dar diez vueltas al patio del
lagarto. La piedra de gloria es el nocedo, no hagas eso agapito.recesvinto
Fernández el primer señor de la recoleta. Hoc in aeternum o lo que no había de
morir ni de morirse. Ustedes lo que pasa es que lewyeron demsaidos horóscopos.
Don Xantipa con sus gafas de sol mireles como rebrinquen. Aunque no fuese tal
de genero epiceno como se suponía.
Porque samuel el de las babarbas arduus inimicus noster. Ewl
coladero del ozono. Pacha la hija del cunqueiro. Poldo Luanco la cuestona y el
apeadero del vasco el ingeniero robles goicoeches que se había hecho un chale
ebn los prados de la cuesta. Clodito bajo la vigilancia amorosa de su papa. Si
permances aquí largo tiempo a lo mejor remontas la crisis. Contando historias
al por menor. Echate a un lado que va a pasar la camioneta de mi papá.
Sopicaldos para la gopredura. Que seas un español mudo la boca que no habla y
rehyyte el protagonismo y las comparecencias. ideal del villano en su rincóin.
cuando descorre LAS CORTINAS DE ORO
El acaroi
del queso son los gusanos de cabrales. En 1876 se acabó la mesta cambió la red
decaminos y el trafico.
Animales y
santos: la rata de santa barbarbara el gato de san cosme el gocho de san Antón
el aguila de san juan el leon de san marcos el toro de san lucas y el cuervo de
san antonio y rematándolo todo la paloma del espiritu santo. El pero de san
roque y la vaca de san isidro que es buey uncido.
La estampa
castellana y el cromo vasco. Entre los pinos salgareños. El rabel que ha de ser
fino lo han de hacer de verde pino, la vihuela de culebra y el sedal de mula
negra.
En los
pernagales de la calleja suenan las llantas de un carro. Eugenio noel dice que
españa es un furor trajinante de la calle. Con dos macras o castañas por ojos.
Gritos de posesióin indefinibles. Rueda voltaria. Suena la hopra del concubio.
Maganto triste enfermizo. Los perros se desanillan tras el concubio. Indagar lo
quefuimos para entender lo que seremos. Escaro el que tiene torcidos los
tobillos y pisa mal. Astrágalo sus flores agrupadas en racimos y la flor del
amaranto nunca se marchita. Rojo como las bayas del tejo. Alcandara. El piñoneo
de los verderones en la armazón de los
robledales. Cachava atigrada de los paisanos de mi tierra. Barzón era la
arrilla por donde pasaba el timón del arado. Tuero. Leña. Trataguero. La luna
es lo perfecto la circunferencia acabdaa. Cerotes y julepes de boticario.
Raices de jara para unguentos. Oloeres a estoraque a maestranto a poleo a
toronjil. Ejn el monte siempre hay mucho tiempo quye perder. Felipe II bebía
vino de berlanga deduero bebamos un vino famoso que beb`´ia felipe II el de
berlanga. Unda maris de lasolas del mar. Julñepes cociçon de jarabes de
esencias y de agua destilada. Judeznos. Llegamos al nervio de las cosas.
Efectos del claro de luna en el claustro. Hay que ponerse triste en los
cementerios y aparentar asombnro en las catedrales. Hitos piedras miliares
mojones majanos y terminos. Hembra ibera mujer degobierno. Imbricación adorno
arquitectónico que recuerdaa las escamas de un pez. Imbricación de la palmera.
Camndaula o fingimiento. Este es un país de camándulas. Tener el pelo voltizo y
el animo retorcido. Apologetica a chjorro libre. La primavera es espléndida y
Apologética
a chorro libre. Corre el agua mansa de charca en charca de paular en paular de
atolladero en atolladero. Los prados con rdales de setos. La acacia del diablo
que siempre da espinas como aquella que había detrás de la cárcel en Segovia.
Las espinas del redentor eran de carbonera eran negras largas y rectas y se
conservan en la camara santa deoviedo junto con la hebilla de la sandalia de
san pedro.
El divino
mahem o cristo coinsolador y liberador de la muerte. Sasiragas el lauriaceo
cuyas hojas poseen propiedades nefríticas. Parietaria es la flor de los tejados
y paresdes y se utiliza para cataplasmas. Eugenio noel posee una p`rosa de
compuito inventario. El niño de las púas. Las esparteñas de entonces son las
sneakers de ahora. Esa flor de jara. Metempsicosos o transmigración de la mente
a un nuevo cuerpo. Uian flemming duew el que trató de atrae a hess
introduciendo un astrologo en su vida.
John Lecarré otro del circus. Ashenden de maughan y has malcom muggeridge.
Lagarto
ocelado. Tomillo burrero. Froga mora.
Judios a
enforcar y judios al alza. Alizar es el friso de los azulewjos. A la costumbre
y fuero de españa. Soledoso. Fenacentina o eter antiespasmodico. Mestureros o
mezcladores. Mastoideo quetoiene que ver con las pezuñas. Obrería de las
caderas de la moza. Herreñales=ratrojos. Recova, frada= tala fde árboles.
Ribazo parte del río con alguna elevación como acantilados. Cultos acidalios o
relativcos a venus. Tribulo es planta medicinas. Dioscórides y el doctror
laguna. El conejo no tiene ciclo menstrual por lo que concibe y pare en
cualquier momento. La coneja es ovuladora de choque. Las fases lunares inciden
copn noveles de precipitación. Parece que las plantas se hablan entre sí y
sienten. Evolución cósmica natrula y de desgaste. Exobiología el estudio de la
vida en otros planetas. El calculo es que una de cada cien mil estrellas puede
tener vida natural. Nos sentimos distorsoionados por la curvatura de la tierra.
Miles de curitos se disputan el puesto y acuden cada mañana a calentar la
silla. Nada es importante. La lista de cosas que verdaderamente merecen la pena
no es muy larga. En boca cerrada no entran moscas. Mira que se sacuden la
espalda los españoles con el gato de siete colas por detrás me gusta m´ças y a
traicióhn.
Extoplasma
palsma de origen psíquico emando de un medio. Ectropión inversión de los
párpados hacia fuera. Una opulñencia de apoplejía. Un tribunal de alienistas.
Su pasión era la trompeteríacapocalíptica de Wagner. Seemborrachaba con
argumentos de catastrofe pero quizas el odio le viniera de raza. Actituid
fruitiva que es para mí el,. Acto de fumar.
-¿Usted celoso?
32Soy hombre,
señora
Las
estructuras de la coquetería femenina funcionan siempre. El portugues es un
castellano deshuesado y en el cromado dela horma. El ciempiés de la política
española. Oviedo es el orden la anarquia xixon por eso en oviedo todos
funcionarios. Valle de baltanás soto o san martín. Varriosis. La mistica es el
arte de hacerse santo haciendo la santísimaa los demás. Si quieres ser feliz
casate con un inglés, son los mejores maridos. Jeremías está de imaginaria. La
psicología de la plebe. Cultivar la
fuerza de voluntad y aprender a sufrir. Pio XII subio al trono a los 63 ewn
1939. herniaria era la planta que había en el berral con la que fumábamos
tabaco. Él remaba a pareles y ella a proa.tener buena cabeza pero no resultas
simpático a la mayoría.
Intelectuales
sofistas y blandengues enchufados de Madrid y el marino sobre la maroma y los
zunchos por unico apoyo el tablón de regala
y por unico libro el libro de abordo o cuaderno de bitagora navegando
bolinas y ponientda uy lñanzando a los cadáveres por la borda cuando alguien
moróia
Por esos
mundos sin pan ni agua noi fuego
Abrasados
por los soles
Ateridos
por los hielos
Empapados
por las aguas
Azotados
por los vientos
Roidos de
escorbuto
Sepultados
en el inmenso panteón de agua salada
Sin cruz ni
campana ni entierro
Sobordo el
libro en el que el capitan anota los fletes. El
boticario y los hermosos tarros de Sagardelos el lugar quevisité. Ah
sagardelos y el fuego sagrado de la rebotica. Los garfios de la angustia. El
trompeteo militar de un gallo. La vida campesina se metía en la estancia porla
ventana. La luz del estragal con la puerta de cuarterón claveteada. Madrid
ciudad administrativa desamorada con el masl y poco entrañadeacon la mar,
capital del imperio catrólico y que nunca tuvo catedral. El viento del este
ensayaba conciertos de ocarinas al pulsar los cordeles de las jarcias. Los
soldados ale3manes avanzaban como una ola de fuego y de laurel. Historia de
lostajamares españoles. Luna con paralexene. Numem pompilius o verga mayor.
Doieciocho peluicas empolvados majos manola carrozas chisperos pewlucas
empolvadas abanicos y redecillas rindiendo culto a la ilustración con el xviii
vino el escepticimos. Los padres comieron uvas agraces y los hijos padecen dentera.
Aquel judio pequeñín con la barba tan grande. Drapeados que ya utilizó Durero.
Ropilla noguerada o de color pardo oscuro como el nogal. Bengalas de gneral.
Insignia a modo de cetro o bastón. La abeja bordonea por las matas de tomillo
burrero. MCMILLAn ACONSEJÓ a la thatcher
la política como la religión no han de srtomadas demasiado en serio. El amor es
nieto de la espuma y dios un tapaagujeros. Japan defensor de la pureza racial non mongrels. Ranter. Inflorescencia
del arbol. Bovedas vahídas de santa sofia. Odigitria lña que muestra el camino
con el niño en brazos, la zeotokos y la deesiaso intercesoras antre el genero
humano tres titulos. Las doce fiestas dekl año.
Los relojes
no tienen parpados y g marca un contrapunto al perfilado de catenario de los
dientes de sierra. His foot club makes him sensual like Byron. Hitchlot
los calistenicos ejercicios. El
comosoma es decundo, el citoplama no. La twa se dunda en agosto de 1937 y
hoithock hacía películas. Fray junipero de una sentada bauitizó a seis mil
indios. Lutheria el arte de construir instrumentos de cuerda. El nefrin
faraónico el arpa judias o barimbao el hurin chino y el vedel o fidula. Adonde
nos quiera llevar la fuerza del destino una catchphrasw elementary my dear
watson. La carne y el pescado polucionan la sangre llenándola de toxinas.
Violín de cremona a vueltas con lo inefable. Sus cuerdas suelen alcanzar una
sensibilidad casi humana. En un violón entran 69 piezas. Desentrañar el secreto
de los violines el puente el alma la cejilla. Luz del puiente, rollizos,
riostras. Gloton de numeros y palabras. Creñia queme los van a quitare.
Filisteria. Margarita Nelken colaboradora de blanco y negro lo mismo que lilí
alvarez. En el castillo de mucientes llora su pena la reina juana. Doctor
johnson glotón y casto el quevedo de las lñetras anglicas. Encendamos nuestras
pipas y pensemos en la voluptuosidad de envejecer. Azorín es la voluntad
istémica del que se hace pajas. En españa todo es posible nada es probable.
Ewva braun una pin up girl la flora del desnudo. El ijuju de las noches de
agosto cuando danza frenetico el moderío. Apoteosico vuelo de lindberg en 1927
con 10000 caballos de fuerza su aparato. Un buen escritor es un impostor. Yo
fumo porque en el mundo se esconde demasiado ingterrogante que sesuavizan
dentro de las volutas de mi pipa. Hacen falta trucos y cierta profesionalidad
al escribir. Thinkin machine o culto al
pensamiento. The strong
effluvium of death. Esto de fumar no es más que un
complejo onírico.
Larceny un
americano es condenado a 30 años de cárcel por robar 60 dólares larceny de
latrocinii. Isaac Christopher un judio de besarabia es el que fotografia la
retirada española republuicana hacia francia. En sus ratos libres a isaac le
gustaba dotografiar insectos. Juan gallo es el general de esta retiuradea
desbandada. Horst wessel produijo el himno aleman y fue un promartir de los
años 20 sus enemigos dicen que murió en un burdel. Eran los tiempos de la leika
la antigua candoid kamera. His glib o mucha labia. Gerda Taro la novia de franz
capa que murió en la cañada era una bella polaca murió el 25 de julio de 1937
saplastada por un carro de combate. Habísa fotografiado todo el fragor de la
batalla esta muchacha. Uba en un coche que fue arrollado por un tanque,
fallecería en el escorial. Pertenecía a la columna garibaldi. Homestead o
propiedad de tierra. Clicking
my shutter. The ricksaw of life. Vermont tierra granitica y
gran reserva para los fabricantes de estelas funerarias. Marta rocafort
fue la que casó con el conde de
covadonga. Un gesto de clemencia del caudillo Dahl de Illinois cuyo avion ews
derrubvado su hermosa mujer ver life 2º de mayor de 1937 le escribe pidiendo el
indulto a franco y estese lo concede a titulo personal el 9 de septiembre de
ese mismo año. Franco es fotografiado en dicha revista con una mujer que no es
doña carmen. Es mas digficil que sude un jabalí. Los cerdos no sudan y ewso les
vuelve rebeldes y misteriosos.
El botín
entre los ingleses siempre fue un pecado venial. Eton de allí era aldou Huxley
gladstone y wellington. Is the college of the birch.
32 meses de
guerra civil. El coronel Adolfo prado entrega las llaves de
la ciudad. Intenta hablar por radio pero no le dejan y 6.500 camiones camino de
Madrid con pan. Franco conoce a los españoles mejor que ellos mismos: son
arrogantes, impacientes y de temperamento volátil, ñél es frío y lento. Doña
carmen hija de un i,mportante hombre de negocios de oviedo. “las guerras de
ahora las ganan los mecánicos. La infantería española especialmente la navarra
estuvo entre las mejores del mundo. el abuelo el cañón que defendió Madrid.
Exorcismos del humo de pipa. Nueva york la colmena iluminada. Aqguilas
explayadas. El auriga vencedor. Walesa el estibador irónico. Los guapos
tenientes los capòtes de vueltas rojas. El gastador de la guardia mora. Lord Eyelashes Anthony Eden de Eaton
a gret topper suitable for garden parties.
1937 fue el
año de blancanieves y de los siete enanitos.
El general
pozas no fue saludado por los gendarmes pues llego antes que tropas lo mismo
que gallo, fue una de las rewtiradas más deplorables de la historia. Ser gordo
y rico fumar en pipa el ideal de aquella sociedad.
FRANZ CAPA
personiicación del judio errante. Nacoido en Budapest se fue andando hasta
berlon y trabaja en deutscher diens filmuna agencia de presna fue el que dio
nombre a papa Hemingway. Con la llegada
de Hitler en 1933 sew va a paris donde conoce a gerda taro otra dotografa de
vida aventurera a la que llamaban losfotografos la pequeña rubita. Había
escrito un libro death in the making. Los grandes soñadores fuman en pipa.
Dietrich la
mujer mejora pagada de la tierra por sus piernas. Blue angel y morroco con gary
cooper en 1937 se hace ciudadana americana. Fado. Musty añejo. Libros y vinos
añejos. Nenuca y morita como llamaba franco a su hija puede que fuese hija de
un moro. Franco solo tenía un amoigo escritor azorin. Los polo eran de san
cucfate de llanera. Su garganta se
agitaba como el buche de una palmoa. Las balas no hacen distingos de
ideologías. El despatillado de la almena.
El olmo es
ara crisol y yunque
Encofrado
de un edificio
Enlñistonadop
de una tarima
Encintado
de la acera. Hilandera habil de la diosa del destino.
La belleza
es numero y proporción. Fiel a mis propias convicciones
Borrachos haciendo mella novela es casamiento de la realidad.
Novelista es renunciar a creencia y al ambiente familiar si se quiere llegar al
fondo. Casta música del organo. Eugenio montes ,eigas de compostelas vlaridades
de italñia felipe iv caballero de lehanías con su coleto. Rejilla de
programación estercolera. Siempre que salgo me encuentro con la sota de bastos
herrada a la cabeza. Parece una lechera del fontan llegando a oviedo al meterse las estrellas en las auras
del tras antaño pero es la sota arlequín del taro cantaro y sombrero el mirar
jugrlaresco corbetas en el piso bajo. Hombre de dios que piensa ,e pregunta la
sopa no se si de oros de copas espadas o bastos pudiera decirse que es una
cualquiera de los cuatro palos. Polliceor predecir. Apelucai meus neños si
queres mantenevus. Alabate boroña que no hay quien te coma. Ante casa del
rezador no eches el noyo al sol noyo hueso de fruta. Alrededor del santo come
el frero. A la cibiella de pequeñiella. Burro fue perico a uvieu y burro vino.
Cacareaba la gallina pol enero y no traía huevo- castaña cayuela que el gochu
non te cuella. Con sidra ñeja vuelvese moza la gente añeja. Ganea taberna
fig´pn. Gaupo hostelero. Galliope musa de la epica. Ganeas o tabernario hombre
que pasa la vida en las tabernas. A toca penoles. Penoles al agua. treznar
. itaque vixctus cultusque corporis ad valetudinem refertur
non ad voluptratem. Ha de vivirse en continencia moderación y serenidad frugal
itaque victus cultusque corporis ad valetudinem non ad voluptatem. Festuca bnace
en las praderías de artedo. Flagicio grave delito flagicioso. Inescitia
desconocimiewnto. Vewrsutros homines. Solo lo bueno es util ciceron profundidad
religiosa diapedesis trasudación sanguínea. Es ya diuturna mi enfermedad.
Latissime patet. Euro viento del siroeste. Epulum era banquete religioso y por
ahí podemops cogterla parábola del rico epulón. Stipator o zaguanete el
que soporta. Stigma marca que se hacía a los eclavos hay que borrarse la
cicatriz de la ignominia y por eso mismo los romanos solamente eran los que
llevaban tatuajes. Justicia gace gradeza. Utinam viveres y toda esa grandeza no
sirve para nada y àra nada es. Marcarse un chotis sin apretar las carnes.
Fatima y lourdes son lugares sombríos. Epidictico y epiciclico. Epidídimo los
dos gemelos los epiddimos. Una patafda en los epiddísimos. Sentado esto. Manus
et ars. En roma chamiscaban el pelo con carbones encendidos. Pelicatus
suspitionem. Celos. Los tracios de bulgaria. Laboreo escribir es como batir
moineda en las cecas del pensamiento. Escritor de talante veleidopso aunque
escribe mucho concluye poco. Templos gentilicos de janos. Alambre electrico y
el Noticierismo nefasto. Impìgero . repetición machacabno de voquibles uy de
homónimos. Batología y Noticierismo. Lictores llevaban verbera en las fasces
para azotar. Rerum modus el justo medio. Hierba barrilera copetes y almarchas.
Los brotes más puros las biznas más increíbles. Peltre. Orinales de peltre con
baños finos de porcelana. Diacatolicón electuario de hojas de maiz. Diatinismo
penetración por radios diactinos. Diapedesis la que padeci´p xto en getsemanço.
Diaptesis repetición de la estrofa en el canto llano. Res numeraria fluctuatur.
La glroa política es vandidad. El verdadero merito del mundo es despreciado.
Aderezo literario escribor con aderezo literario y de forma arcaica. Hostigo
contra la inclemencias.. diadocos sicofantas
El bit o logon que es
la medula del ordenador el ferromagnetismo del uno y el dos compas binario y de
compasillo.hacer varias operaciones a un tiempo caracteritica del cerebro
electreónico. Simultaneidad. Muncmayor en la carretera de soto de luiña concha
de artedo. Llan de cubel y pico de la uz. Beyo desgalgadero. La sierra de pumar
es la que yo diviso desde mi ventana y mide
Y de esto he de hablar pues adqurí un libro en oviedo. Cristo
clavado y de lagunas ventanas colgaban reposteros con banceras nacionalews. En
el Madrid milagrero y devoto el caso es salir siempre en la procesión una nueva
alñcaldada de goma dos. No hay que incriminar a los arabes la cilpa la tiene
aznar y no a la guerra. Acensor maestro de ceremonias. Deuyteragonista
persona que sigue en importancia al
protagonista. Carmentales. La fiesta de laa bundancia y gratuigta faciligtar la
publicación en la red crecomiento exponencial de contenidos rebalgar andar
espatarrado rebalgo montar a rebalgas por oposición a mujeriegas. Estibadio o
café de la pompa el baile de la chacona. Iglesis ,st y casa real eran lo que
pedían los jovenews a la mar iban los guizmanes. Calamochano o calamochano
borracho lengua lemosina y la avatra povertá que ofrecía el f dantew
Vinculero del sobran. Ahora cumple hacer callar a ese perro.
Al abad de bradomín de por fuerza lo mataron para robarlo. Lo metieron en el
horno y una broma de antruejo. Existe el mal ya lo creo pobre btradomín valate
dios la hornada santiago de galicia ha sido uno de los santuarios del mundo y
la almas todavía guardan allí los ojos atentos para el milagro el estudiante en
la catedral al que le crujían los huesos de la rodilla entramos en una capilla
donde unas viejas rezaban las cruces oh
capilla de la corticela cuando este alma mía tan vieja y cansada volvera a
sumirse3 bajo tu sombra el estudiante paseaba por el atrio de la catedral
durante los escampos siguieron algunas tardes de lluvcia su hermana antonia y
el estudiante huesudo como una calavera letra procesal de los alcaldes
salmodiando las escrituras forales de las casas de mayorazgo ya deshechas.
Máximo bretal era de aquella casa seminaristas pobres a los que llaman códeos
que solo pagaban la cama un azafate de manzanas reinetas en una de aquellas
manzanas debía de estar el hechizo que hechizó a mi hermana antonia yo seguia
estudiando mi lección de latín en aquella sala llena de rosas marchitas. El
latín de día y el miedo a los muertos de noche le hallaba un extraño parecido
con las gárgolas de la catedral. El sexo como algo trágico e infernal maestro
valle inclan contra el cual me rebelé basilisa la galinda escucha tras la
puerta vonvulñero y trolero bradomín puso los tranqueros en las ventans pero es
un escritor como muy coinematografico historoias de endemoniadsos gatros negros
con los ojos fulgurantes escalera de fayado. En galicia el fayado es el desván
que no suele ser habitable me acuerdo del sastre de Arévalo menudo personaje.
Relatos de aparecidos y de persobnas enterradas vivas. Esta casa se cierra.
Manana después de las misas nos pondremos en camino y nos pusimos encamino para
san clemente de brandeso orejas cortadas a cercen almas en pena creci herrfano
de besos y de caricias mi padre estaba preso por legitimista legitimista. Te va
la vida en callar. Era orgulloso violento y muy justiciero su abuelo. Un viejo
caduco y temblon que pasaba al abruigo de la iglesia las tarde in voierno.
Dorada es tu iglesia santa maría de louro de aquella familia tan antigua solo
queda un eco en los libros parroquiales una roseola en la mejilla que dicen que
era el beso de las brujas. Me paso la vida en el fayado. Micaela hilaba su copo
en la antesala redonda el cabezalero de un foral que tenía en juno cabezalero
es el que hace cabeza del pago y cobro del foro por otros quiere acabar con
todos nosotros el escribano ,mavido que dura es la convivcencia unas obliga ewscrita
para meter ganados en las brañas del rey habla tu serenin que yo me entere
acaban con nos no sabemos a donde ir a rozar las carrascas los montes que eran
juiestros nos lo robnan con papeles falsos el ecribano mavido y testimonios de
lenguas pagadas. Porque no hay hombres. Hay hombres pweo trienen las manos
atadaso donde iras que no penares callad castras quien vos las ata el miedo
porque has movido la puerta para mirarte sol fr oro el gavilan vuela sobre el
palomar somos unos pobres señor mayorazgo cativos de nos buena leche que me has
dado madre aguefda impresionante el cuento de la muerte del tirano. Valle aquí
parece truso información genealñogica y hube de revolver papeles ahora vencido
por tantos desengaños recuerdo con orgullo aquel tiempo de mi mocedad su abuelo
era un aspostolico
Virazón 1906 seenfrentan pidal y meneda pelayo para un puesto
en la acdemia la cimentada rosca destellos lejanos aporeossis del orgullo
humano raimundo lulio el primer poerta catán aunque con resabios provenzalews
lulio escribió una teodicea para convertir a moros y judios peipato rd ls fovtinsa que enseña Aristóteles
colector de noticias tricotomía
marmopraciones y pespuntes lo que da lugar a deformaciones alcaudóion hunde el
pico en su presa cuentan para hacer saber que se ha tomado prosesión de
territorio tienes las orejas en los pies igual que los grillos
ecoplocalizacióbn de las marsopas escolapidia
escolopendra venenosa que me aplicó el gato de siete colas el espulgo es
una de las actitudes que sirven para unir a los simios y acá no pocos se
espulgan en alabanzas todoso cuerpo viviente emite señales de infrarrojos y eso
lo sabe la serpiente larera en la mujer
se revira la serpiente el cuchillo de dos filas tiene lumbres de centella
moneda cativa que por la mano viene son pieeles del mismo pandero y el compadre
miau catixo o catuxo es arbol colosal que llega a los noventa metros moneda
obsidional de soplilla corre la fdalsa moneda sor adoración y sor flagelo
tragos con tragos y stragos a todos codigo de vencidos rezo tardecino de las
monjas hacer lajera o spacio de tiera labrado en un día los jidaizantes
introducen lo vernácula arpías wqur cruzan el pescuezo alternativo y se pican
las patas codigo Signaléctico o descriptivo al arregosto noesis visión
intelectual el Vilico visigótico y el tiofado tiufado era el jefe del ejercito
entre l,os góticos el sardilón el albalá de san tirso explica la historia de
españa nifolopteros apresados por klas musas coacervar braquigrafría metaforion
es el libro de la virgen que se celebra en Constantinopla buequimuelles boquimuelleskerigma o predicación pericopas
de marcos encuadernación catedral a palo seco gomia llena de ferocidad la gomia
come y aniquila es la tarasca tragona feudo ligio de escarmentados se hacen las
artes. Galbula es el polen del abedul acedraque. Tramitando aguas válidas
Metabasis del plano natural al exoterico. Cistercienses estuvcieron en
gudalajara y en sotosalvos y de allí al paular donde luiego son benedictinos.
Isarael zionista. Uxama datos coompulsables y compulsar. Capidisminuis. Garo de
siete colar. Estibar toda la información a internet delgas segmentos hechos al
margen.
ESTRELLA FILANTE
Arde en mi la luz
De la lejana estrella fenecida
Destello de un lejano sol muerto
Rayo todavía
En mis pupilas
Años luz por senderos siderales
Esferas que no giran
Trillones
De segmentos.
Lo que ya no es y fue
Seguirá ardiendo
En mi carne fugitiva
Oh bálsamo luminoso
De mi herida
De aquel atardecer
Querer incierto
Radiacia recidiva
Oigo las explosiones
De aquel eco
Que espanta las sombras
De la muerte
Y vence al tiempo
Pues no hay relojes
En el universo
Oh luz filante de la estrella
Oh rutilar despavorido
Que verte en mis pupilas
Vertiendo sobre mí
Cataratas de recuerdos
Y la candela votiva
De tu rostro
Ilumina mi memoria
Voz que sonó infinita
Y pronunció mi nombre
Estrellando mis llamadas
Contra el pretril infranqueable
En eco inextinguible
Resuenan carcajadas en la noche
Proyectando, transparente,
La sikueta de la amada
Quiero regresar a ti
Peldaños de la escala
Musical nota encendida
Sobre el cristal de las estrellas
Dulce crimón de tu rostro
Que es ya de por vida
Lábaro esculpido
En los pliegues de tu falda
Empeño inaccesible
Como tu mirada
María amor
Estrella rutilante hoy apagada
En que lugar del espacio descansas
Perdí la guía
Mas no el surco vacilante
Busco pues la luz bendita
En la foto que tapiza
Mi ingreso al internet
Melancolía con quete sientas
Y la iron´çia con que miras
En lo alto de ese poyo de montaña
Eres rescoldo y calor
De mis hogueras del alma
Hoguera divina
Quenazón incesante
Espejismo
Rutilo de la cruz del sur
Fuego del astro muerto
Que a mí me guía
30 de marzo
de 1995
we win
yerterday. They made us suffer a lot 19-6-06. El ejercito y la marina me erigieron
en dictador espontaneidad bonachona y sentimental del marques de estella.
Aquelñ estadista aun no ha encontrado su biógrafo. España se nopds achica. El
fin del la dictadura produijo alivio general en el país. Rel crack sumía al
país en la desesperación y el paro Ay mama ines todos los negros tomamos café.
El miranda y la calle floridablanca estratificación de la sociedad española
pitongo niño pitongo. El bajista que se separa de fieda lo cual tiene sy merito
when i am 64 propugnaculo borin la danza de shiva es la danza de lossiete
velos. No hay simpatia todos llevan simpatías en la boca un perfil de sacre.
Soledad cósmica y apiadamiento propio. Argumentos sofistas y linea gfruesa.
Gris plateados de los olivos. Tolle totlle tele mia. Profazar hablar mal de una
persona. Excrexx donación que hace el marido a la esposa. Segote es la guadaña
para segar. Bordonería mal del siglño XII. Retraheres decires y refranes.
Bnatología repetición de vocablos. Xorer la sortija. Deja un trastro de alas
cansadas que vuelve al infinito. Anchetas O FRUSLERÍAS LO QUE LLEVABNAN LOS DE
El Testamento de François
Villon
He aquí otro de los enigmas que aparecen de vez en
cuando en literatura; un caso extraordinario de acucia periodística y de
penetración psicológica transformado en arte desgarrado de cantar y de contar
haciendo alarde de una perfección formal exquisita, que fija las reglas de la
lengua francesa. François de Montcorbier era huérfano de padre y madre. Un
sacerdote por nombre Villon lo acoge en su casa y le da los apellidos.
Este literato que vivió en escritor perseguido, sin
conseguir nunca escapar a los sobresaltos de la vida infame, es uno de los
grandes monstruos de la edad media, junto a Chaucer, Bocacho y el Arcipreste de
Hita. Sin duda el más complejo de toda esa saga, representa sin duda su poesía
la épica y la lírica en sus esencias primordiales. Sin que los estragos,
cárceles, latrocinios y cuestiones con la justicia y toda la malandanza de su
vida personal lleguen a empañar el esplendor de su arte.
Quizás Villon sea una demostración del dicho de que los buenos
sentimientos no hacen buen escritor; tampoco una existencia cómoda y regalada
supone la aparición de un genio. Villon vivió con el infortunio royéndole los
calcaños, huyendo de corchetes, en broncas, riñas, barajas, golpes de mano, que
la necesidad y el vagabundaje le llevaron a latrocinios y otros lances de poco
decoro. Su estragada existencia
transcurrió en medio de sobresaltos, camino de la horca, de la cual siempre
acaba librándose por los pelos. Adoptado por un canónigo de la iglesia de san
Benito, estudió en
De su vida y andanzas conocemos sólo a través de los archivos
judiciales por diversos procesos. Estuvo encausado por homicidio y por robo.
Condenado a ser colgado en
Con la clemencia regia vuelve a
abandonar París y se le pierde la pista. Había escalado los peldaños de la
guillotina, su fama estuvo en la picota y vivió en la ignominia. Su obra, todo
un prodigio grande del arte eximio, nada tiene que ver con las flaquezas de una
azarosa existencia individual.
François Villon debió de ser clérigo pues refleja en sus escritos las
miserias de la jerarquía y de la sociedad parisina de la mitad del
quingentésimo a la que fustiga con estro acerbo “ex nuce et in cute”, por
dentro y por fuera, por delante y por detrás, por arriba y por abajo. Si
Chaucer, cien años antes, dirigió su crítica contra
Sus versos expiden angustia vital y
acedía, acaso justificadas por la dureza de su vida y las amargas
experiencias en las que estuvo implicado, pero este mismo aporte lo coloca en
un sorprendente podio de modernidad. Villon recuerda a los existencialistas de
la margen izquierda del Sena. La cuestión social, las injusticias y atropellos
del poderoso, las poco ejemplares conductas de abates y obispos, el veleidoso
amor causante de tanta amargura y fastidio, no representan más que un problema
periférico a su filosofía obsesionada por la muerte y el más allá. Le abruma el
absurdo y la sordidez del ser abocado a la nada. Villon es más trascendente que
Chaucer, más universal que Juan Ruiz, escribe en argot y es un poeta urbano, y,
más místico que Bocacho, lanza un grito de desesperación desde el foramen del
pozo de
No habla porque se siente culpable de haber puesto en planta un mundo
tan injusto y caótico. Si se presentase a uno de los entonces consuetudinarios
debates de
Pocos se atrevieron a decir tanto.
El concepto de divinidad
obsesiona a Villon, el mundo que le rodea trae de cabeza a este padre de la
canción protesta. Su nombre lo invocaban los cantautores del 68 de voz
desgarrada, flores en las orejas, una guitarra entre las rodillas y en la boca
alguna de sus famosas cuartetas en adaptación de Jacques Brel, sus canciones
animaron las algaradas del Mayo Francés. Se interpretaron el Pedo del Diablo,
Hay algo en su estilo que anticipa a Quevedo. Villon fue un precursor
del género picaresco, por más que su poesía esté aureolada de esa seriedad tan
sonora y tan francesa. Los tiempos medios cerraban página. París en el Quince
era una fiesta. De genio vehemente e inclinado, al vino (“un rouge messieurs,
dames”) y a la frecuentación del amor mercenario, una tarde del Corpus de
Tras algunas libaciones a la
salida de una taberna se produjo una algazara. El reloj del convento de san
Benito marcaba las diez de la noche pero no era aun anochecido. Después hubo
una reyerta. Los que se insultaban era el presbítero Gil y un tal Chernoise,
que hacía poco tiempo había sido ordenado de cura. Entre vayas y veras este
último, que estaba bebido, se puso a insultar a Villon, se acaloraron, salieron
a relucir los aceros. Charnoise largó un tajo a Villon al cuello, el filo de la
espada le pasa sólo rozando las narices y por la boca. Alarmado a la vista de
la sangre, el herido tira también de sable. En acto de legítima defensa alcanzó
a su agresor en la ingle. Villon despeja el campo pero Charnoise le sigue en su
carrera. El fugitivo coge un canto del suelo y lo lanza contra el presbítero
que viene bramando maldiciones. Recibe un impacto en la cabeza y cae para no
levantarse más. Villon también está herido, busca refugio en la casa de un
barbero, pero antes de que llegase
Una travesura de estudiantes en
un alegre día de primavera por culpa de la bebida había terminado en tragedia.
Cuando se celebra el juicio, Villon que es condenado a muerte en ausencia se
encuentra a muchas leguas de Paris. Sus amigos interceden a su favor (es
curioso siempre tuvo la suerte de pro y de bruces sobre el abismo encuentra
intercesión en una mano que lo saca) y la máxima pena es sustituida por diez
años de destierro. Aquel invierno vaga por los caminos de Francia infestado de
ladrones, mozas de partido, lansquenetes licenciados, curas giróvagos, monjes y
monjas, huidos del monasterio, toda una cohorte de mendigos y harapientos. El
peregrinaje estrecha la mano al vagabundaje, el asilo llama a la puerta de la
cárcel, el bordón se convierte en garrote, la venera en daga. Muchos devotos no
daban cumplimiento a sus deseos de avistar el Monte del Gozo acabando en
forajidos.
Nivel alto de morbilidad trajeron las guerras y pandemias, las malas
cosechas, siervos de la gleba se sienten desplazados al venir otro noción de la
propiedad de bienes raíces y un pavoroso problema social es el que determina
que el s. XV transcurra entre estridores revolucionarios y banderías,
movimientos espontáneos de penitencia en los burgos, procesiones de
disciplinantes, por doquier, el pavor de la muerte que arrasa y nivela
blandiendo el dalle de lo alto; crece el descontento contra las ordenes
mendicantes y la jerarquía y en particular contra el papado a consecuencia del
Cisma de Aviñón que dejó abierta una brecha
de rivalidades entre
La primacía de
Su poder de contraste consigue aquilatar ore rotundo la lengua
francesa, la cual, volando entre las plumas de su estro, alcanza techos de
perfección . Villon le da un lauro de concinidad, viveza, elegancia, aticismo.
Pone un juego un idioma ubérrimo y libérrimo que causa asombro por su frescura
y por la disposición contrapeada de las rimas y las codas, garbo y excelencia,
donde guarda turno esa musicalidad
vertiginosa que ha tenido siempre el lenguaje urbano puesto a cotejo con
el rural del arcipreste o del Bocacho, de inclinaciones más sosegadas. Esa
dualidad campo ciudad que habría de marcar las dos sendas de la literatura
europea en Villon empieza a bifurcarse. Es un hombre culto de París, al que
arrastra la fuerza de la vida con sus peligros.
Feudatario de la briba, cae en los bajos fondos. Al igual que haría
Zola siglos adelante, él tiene una sensibilidad exquisita para encontrar la
margarita creciendo en el estercolero. La cárcel como a otros genios de la
literatura universal (Quevedo, Cervantes, Rabelais. Mena, Dostoievski, el
Arcipreste, Wilde, Gorki) le sentará las costuras de su horóscopo. Sería
consuetudinario inquilino de las ergástulas eclesiásticas. Oficio de escritura
y presidio por desgracia entreveran sus compases, acaso porque la literatura
tiene un latir encarcelado que la acrisola dotándola de una aureola de
redención. Muchas son las obras, entre ellas el Quijote o Los Hermanos
Karamazov que se compusieron tras los barrotes celulares. Es el castigo con que
se venga el destino contra los que tratan de robarle el fuego a los dioses.
Prometeo o Tántalo son algo más que un símbolo que avisa cuidado a los que se
afanan por transgredir la frontera de lo prohibido, confiando al papel sus
sueños, el mundo de las pesadillas, los delirios. El brete, las cadenas, un
estridor de cerrojos y de rastrillos les aguardan.
Al escritor le compele la fuerza de la gravedad del gulag, las
estrellas lo arrastran al presidio. Unas veces el penal está situado en una
isla inaccesible, otras, es la torre de marfil en que pretende aislarse del
mundo pero por lo común el Alcatraz de un escritor se lo da el tedio de su vida
diaria, la incomprensión de los que rodean, el desamor o la envidia de aquellos
a los que aprecia. Taedium vitae. Cadenas. Si es verdad lo que se dice que al
hombre lo examinarán de amor el último día, aquí pocos se salvan; sin embargo,
ya la escritura de por sí es un acto de amor, una jaculatoria de buenos deseos
con la que se declara la guerra al enemigo de la humana estirpe, que todo
emplasta las veredas del mundo con sus pezuñas ensangrentadas, las
circunstancias que provocan las guerras infames, los homicidios, las
perversiones, las felonías. Hay equipolencia entre poesía y dolor. Traficar con
los sueños e indagar con los sinos del corazón humano se paga abondo, con la
muerte, el destierro, el auto de fe.
Todos, desde nacer, estamos condenados a muerte y arrastramos condena, somos
forzados con el traje cutí bajo la vigilancia del gran cofrade, el cabo de
varas, exponente de nuestra invalidez y limitación, que nos trata a patadas y a
golpes de látigo, estamos a expensas de ese ojo de visión panóptica que todo lo
ve y cualquier cosa circuye.
El super cofrade nunca baja la
guardia, andamos bajo su bota y su almejía. La capa de los dictadores es
demasiado larga. Pero no hay peor tiranía que la de los compadres del
Contubernio. Nunca fue el mundo tan encadenado que cuando estuvo encadenado a
la voluntad de la mayoría. Urnas, dadnos urnas para los hornos crematorios y
todas las papeletas que se os antoje para camuflar el “veredicto inapelable” de
las masas, os lo pido en nombre de los anticristos demócratas, habituales de la
reconducción y el pucherazo, sombra de Caín que larga alocuciones por los
micrófonos de la bibisi y la sienén, voz que resuene por los ámbitos como el
silbo de la serpiente.
Vivimos sometidos al qué dirán,
constreñidos en la vida vulgar, retenidos en un cajón sin horizontes y el alma
quiere volar. Somos víctimas y verdugos de nosotros mismos. El carcelero que
nos vigila puede ser el vecino de al lado, la mujer y nuestros hijos, capaces
de denunciarnos a la policía. El ara sagrada del hogar ha sido violada por los
poderosos órganos de difusión electrónica encendidos las veinticuatro horas del
día en nuestro cuarto de estar. Ya no se puede huir a ningún lado. Por
supuesto, hay zaguanetes de retén y mil ojos apostados en las esquinas, sayones
superdotados y con don de bilocación y multiplicación se hicieron ubicuos para
aflicción de los justos y prosperidad de los pecadores. El impío gana. Los
rabadanes del rebaño de condenados y en entredicho, que apacientan las ovejas
del mundo, forman una cuadrilla de canallas, pero ellos solos con sus
implacables cachavas van arreando el hato de una masa hebetada y embrutecida.
¿Malos tratos? ¿Vejámenes? ¿Moros en la costa? Ahora vas y lo cascas. ¡Pobre
raza adámica bajo la férula de los perversos pastores!
Sus mastines azupan una rehala de travestidos y las arpías fabulosas
de pico nefasto y haldas en remango para que veamos sus nalgas, azafates de
rosas del mal en corimbo, instan a la revolución. Descienden de las milicianas
y de los vestiglos que perpetraron las mayores barbaridades de la guerra civil
española bajo el arbitrio de
-Hay que ver, qué horror, con qué perfidia se expresa la tía.
-Los ingleses son muy suyos.
-Y siempre tan flemáticos, pero no hay cosa que más les regocije que
un cadáver en la bañera.
-O un crimen a la hora del té.
-¡Oh, is that so,
my dear?!
-Yes.
El cerdo detrás de las
pantallas nos muestra su inmensa lengua cogollada. Languidez en vuestra
esperanza. El infierno acaba de abrir sus puertas, es un gran estadio al que
afluyen las masas ávidas de espectáculo, tolle tolle tele mía, bazofia
espiritual que no falte día y noche. Se deterge la herida, estamos en situación
desventaja, se agravan los males del enfermo. De videntes o contempladores (θερoyσiv) de la belleza
divina hemos pasado a ser consumidores, habituales de las grandes superficies.
-Do you watch telly every night?
-Off course, and I sing the
blues.
Pago la contribución sobre la renta de las personas
físicas. Vivo en el exilio de mi país. Llevo como puedo las cárceles del alma.
Sufro tus coces, amor, mi yegua que te encabritas, escucho tus discursos
parenéticos, mula Francisca.
-¿Y no te aburres?
-A
morir. No puedo aguantar a tanta gente
del bronce tan desangelada. Las jáquimas que en mi juventud eran mucho menos
vastas se presentan todas las mañanas y la tarde que parece que han almorzado
limones con pica pica.
- Freud las
sentó en el diván y abrió la puerta a las masas irredentas y desclasadas.
- Pan y
circo, decían los romanos.
-El
Insufrible Big Brother ha traído un cargamento de chicas Bond desde Nueva York.
Fue el primer gran negrero de nuestra democracia.
- Mírale,
parece Mefistófeles, esboza un rictus de sonrisa. Delgado y pícnico y nacido en
Huelva pero con algo en su rostro de sacamantecas encampanado a los triángulos.
Ha desplegado por toda la red su cohorte de chicas bond.
Se ha acabado el argumento de la novela porque las tramas todos los
días se repiten. Las campanas doblan a muerto por una sociedad en el marasmo,
sin argumentos plausibles, aunque abunden las obsesiones. La modernidad es
seguir la senda del más de lo mismo. Ideas fijas a escote, y, no quieres caldo,
pues tres tazas.
Hay que volver a ponerse de
uniforme, cuadrarse a la prusiana, desfilar al paso de la oca orwelliana,
seguir un curso de terrorista bombas lapa en una academia de explosivos de
Dakota del Norte que se especialice en la colocación de artefactos mortíferos
en los bajos de la buena gente de España, los hijos de Prieto y de Pablo
Iglesias sobre quienes se consumó la traición de Albión y en los asesinatos por
la espalda, escupir sapos y culebra por la vagina en las matinees televisivas
que tutela la gran madama, esa miliciana del odio que insta a la lucha de
géneros porque la de clases ya es acabada. Colocarse la gorra de plato del
pensamiento sin sustancia. No hay hombres sino rebaños. Sexo sin amor. Deja que
el ojo se recree por sí solo sin rendir cuentas al entendimiento. Y no se
ocurra pronunciar la palabra España, que suena a maldición. A una sociedad
caótica le cumple un arte del revés. Chupa del frasco. Otra de Picasso. Mi
conciencia histórica se columpia de las ramas del árbol de Guernica. Las mañas
de
¿Os casasteis con la sota ? Cesad en vuestros argumentos. Lo que os
cumple ahora es recibir el excrex, que
tal haya el que tal fizo. Os habéis transfigurado en esto. A columpiarse en las
coordenadas de la desinformación, las mentiras, el secretismo, la bulla
noticiosa. Por todas las partes levanta
Sus “Respuestas francas” plantean la interrogante del escritor
proscrito al que los vientos de la vida lo llevan a galeras, a presidio y en
suma al patíbulo, pero mucho peor, viene a decir, que los suplicios físicos y
los destierros son las cárceles del alma. Unos amigos mediante gestiones en el
arzobispado consiguieron la remisión de un delito penado con la horca (asesinar
a un sacerdote), del que parece que no resulta culpable formal, por haber
actuado en legítima defensa. Al año siguiente regresa a París, allí se enamora,
contrae deudas, la vorágine lo arrastra hacia el inframundo. De nuevo su nombre
aparece envuelto en un robo y François tiene que buscar refugio en la campiña
para evitar a
Además, piensa al igual que Chaucer que eso de las perdonanzas de
Compostela no son más que una farsa. A su colega español, Juan Ruiz, también le
parece el sayal, la calabaza y el bordón un recurso de truhanería, disfraz de
libertinaje y de vagancia. Es posible que muchos iniciasen la ruta con fe pero
la mayor parte iba al merodeo y volvía cofrade de la garrocha, la ganzúa y la
tenaza. Es así como el misticismo europeo tiene un componente de picaresca y de
debacle inherente a la trashumancia. La mujer de Bath, el inmortal personaje
creado por Chaucer, es el epítome de este ir y venir incansable en que la
devoción se entrevera con los devaneos, la curiosidad turística y el hambre de
sensaciones nuevas para una dueña de mediana edad, había estado en Jerusalén
tres veces, una fue Roma, otra, a Colonia y a Santiago de Galicia sin que las
andanzas piadosas mudasen sus costumbres o determinasen una conversión. Seguía
igual de lenguaraz y frescachona, enterrando maridos. Y con los huesos
fervorosos de sus santos a cuestas. De la misma opinión a favor del
sedentarismo apacible es Tomás de Kempis que condena la bordonería como uno de
los grandes males de la época.
De aquellas romerías, estas veneras. La ruta jacobea, tan mitificada
hoy, no debió de tener muy buena fama a la sazón, porque era reclamo de la
delincuencia europea, punto de cinta de desharrapados y de meretrices. Toda
Francia era hervidero de esta población flotante y errante y Paris de noche con
sus dieciséis barrios y arrabales, mal iluminada y con un elevado índice de
criminalidad, cerraba las poternas. Casi a diario por
El reo, que cabalgaba en una
pollina blanca con las manos a la espalda atadas y la cabeza cubierta por el
clásico chapirón de la ignominia, era apeado por uno de los alguacilillos,
besaba la cruz a la entrada del monasterio, una religiosa de las llamadas
Celestinas salía de la portería y le daba por viático tres trozos de pan y un
vaso de vino cargado con especias antes de subir al patíbulo. A este lugar se
le denominaba en la capital el de las Hijas Devotas y era centro de acogida a
las arrepentidas. Un verdadero enjambre de prostitutas se abatía sobre la corte
de San Luis. Operaban cerca de
Los pobres iban a pedir la famosa sopa boba a los Maturines donde los
frailes de san Juan de Mata se encargaban de cuidar de los apestados, vestir al
desnudo y alimentar al hambriento. Un carácter clerical y levítico daba aires a
la ciudad.
En el verano de 1460 había regresado del destierro pero al poco tiempo
lo encontramos de nuevo preso en la cárcel del Duque de Orleans; el motivo del
auto de procesamiento se desconoce, sería éste el primer eslabón de una cadena
de incesantes prisiones y cuestiones con
Abandona París. Probablemente
volvería a las andadas y su vida no sería muy larga. La personalidad eximia de
François Villon es una contradanza de misticismo y de libertinaje, de buenos
propósitos y estrepitosas caídas. Su obra responde a esa visión catastrófica y
nada epicúrea del hombre medieval, esa sed de sensaciones y de apurar el cáliz
hasta las heces. Quería ser bueno pero peca y cuanto más grande es su
contrición y sus miras y resoluciones de volver al cauce verdadero más rotundos
son sus fracasos. La ética no vale para nada en el código de valores de un
artista. Los mejores libros han podido escribirse con los peores sentimientos.
Este binomio plantea un problema teológico irresoluble. He aquí uno de los
mejores vates que haya dado Francia y era un perdulario. Remató su escritura en
medio de las circunstancias más adversas: el presidio, las incómodas posadas,
la intemperie, el frío y el hambre. ¿Cuándo tuvo tiempo para sentarse a
escribir?
Aristóteles recomienda a todos aquellos que quieran dedicarse al
oficio de pensar que hagan gimnasia mental activando las potencias
cognoscitivas, opinantes, y que no olvidan la recta estimativa, la prospectiva
y la emulativa. Se aprende siempre por analogía, o por asociación de ideas.
Luego las palabras se encargan de ir tasando que surgen como cerezas de la
banasta de las imágenes. Todo eso es un hermoso castillo de naipes, una teoría
irrefutable, pero ¿en la práctica qué? Belleza y moral no se compadecen. Villon
fue un artista que llevó vida de forajido. La suerte le zurra lo suyo, él se
venga cantando a la verdad, el amor, la bondad y la belleza bajo el régimen de
sus lais y otros metros de una sonoridad moderna que llama la atención. Sigue
siendo una enigma. ¿Cómo, cuando, dónde y en qué circunstancias de su azacaneo,
con los alguaciles regios royéndole los calcaños - fue su sino: la continúa
persecución por
Ciertamente, la potencia creadora, esa desazón de trasladar al papel
las impresiones de cuanto nos rodea, cuando la literatura ha dejado de ser
coral para transformarse en algo íntimo, pertenece a los arcanos misteriosos.
Un amanuense compulsivo siempre garabateará palabras, aunque el resultado sea
el absurdo de la escritura automática, pero es una guija personal, reverbero de
los sueños. Dentro queda el meollo del alma dolorida u obsesionada, que es lo
principal.
El hambre, la cárcel, los pasmos, las piruetas e inconsistencias de la
rueda voltaria, hoy aquí mañana allá, a uña de caballo o bamboleándose dentro
de los cuévanos que lleva al lagar una carreta del país, no representan
obstáculo material para aquel que tiene en verdad algo que decir. Un poeta español, Alonso de Ercilla, escribió
su Araucana,
Se emula al poder de los dioses pero sobre todo se criba a través del
harnero de la imaginación los elementos que se cantan o se cuentan, realzando
unos, soslayando otros. La narrativa es manera de selección, al igual que la
poesía es arte de condensación y de síntesis. Bullan las palabras en el horno y
salgan todas por orden sin atropellarse.
Se abrirán las cortinas de un escenario que dejarán entrever un panorama
onírico, reflexión de las cosas en hervidero, pero a diferencia de la vida,
siempre en constante trajín y cambio, lo que confiere la palabra aquí es algo
estanco, con una complexión y entidad fija. El artista de la palabra asuma,
pues, su parte de actor y de testigo a la vez, de demiurgo inspirado y de
sastre o de pastelero artesano, porque la literatura también se parece al corte
y confección, sin olvidar que es también oficio
de malabarista, con una habilidad para realizar juegos de manos, sacar
conejos de debajo del sombrero, enseñar cartas escondidas bajo la manga. Hay
que saber tender celadas al lector y sorprenderle cuando menos se lo espera
para concitar su atención. Por supuesto, para una tarea de estas
características que se lleva a cabo en la intimidad no existen fórmulas
magistrales. Se puede enseñar a construir una carretera pero nunca a pintar un
paisaje.
Tampoco le arredraron a Villon los pasmos de la intemperie, los
bubones de la peste o la comezón de la sífilis, que se sospecha pudo padecer y
que le llegaron temprano a la tumba, por todos los indicios debió de fallecer a
la edad de treinta y tres años. Incontinenti, confiaba al pliego sus
pensamientos expresados en un francés arcaico, pero contundente, y de una
elegancia que sorprende incluso hoy a los filólogos. Fue un hijo de su tiempo.
La obra guarda resonancias de la tradición oral juglaresca, de los poemas
épicas, de las farsas, los virolays, los misterios de Pasión y Natividad en el
que clérigos y curiales, pertenecientes a las fratrías y hermandades que se
formaban bajo la advocación de
La voz de los juglares cantaba todo aquello que atesoraba la memoria
colectiva. A la sazón, la literatura desconocía el sesgo de libelo
propagandístico publicitario con que se comporta hogaño (los libros sirven al
mercado, apuntalan los valores publicitarios, velis nolis, de una forma
explícita o sobreentendida entonan la palinodia del sistema capitalista) y se
daba la mano con la música y la danza, el espectáculo y la religión, pro ese sello
sagrado y onírico que tenía el rapsoda entre los celtas. Su voz recitadora
llenaba las aulas de un perfume de sortilegios y letanías. El acto tenía una
significación liturgia, de homenaje a los epónimos, recordatorio de su gesta.
El hombre estaba vivo, no había sido engullido por la máquina ni estaba
adscrito a una maquinaria densa y fungiforme de las masas irredentas
controladas por los omnímodos poderes fácticos. Si algo tuvo grande el
cristianismo es este sesgo redentor. Los cuerpos podrán estar encadenados pero
el alma es libre.
Las gentes, aunque no supieran leer ni escribir, conservaban una gran
retentiva. Las piezas se aprendían de memoria a falta de medios de comunicación
visual interactiva, de traducción simultánea, de los boletines coincidiendo con
las en punto de las señales horarias, de los suplementos dominicales y la
cultura en fascículos que hacen del hombre del vigésimo primero un ser
cumplidamente tan informado y enterado, aunque cada vez más confundido y
dominador de todo menos de sí mismo.
Entonces, el personal hablaba y el léxico, una auténtica gala. Desconocían la
batología rutinaria, la pobreza expresiva de un vocabulario en mengua, jerga de
patrones usados, muletillas que acodan el raquítico estilo periodístico,
monsergas propaladas hasta el delirio, y un volumen de palabras que no pasa del
millar. Todas ellas jerga coprológica,
retruécanos anales o expresiones relacionadas con la coyunda común a todo
mamífero. Lo hortera habita entre nosotros. No hay más diosa que la plebeyez; y
su profeta es el amigo Freud, que ya va siendo hora de que el mundo lo active
el instinto de supervivencia basado en dos únicas cosas, según el Arcipreste:
jodienda y mantenencia. Olvidaos de vuestras cuitas, seres espirituales, almas
delicadas, el mundo que viene aborrece de los selectos. Traigame el frasco de
las sales anodinas, que aquí cuanto más bastos, mejor. La obsesión con el sexo
os vuelve impotentes, pero no pasa nada, es la voluntad del supercofrade.
Cultura urbana que no sabe diferenciar a un manzano de un roble, mientras que
un campesino de Castilla un par de décadas atrás podría alardear de buen decir,
en idioma de gala, pero sin calzarse el coturno, de hasta diez sinónimos
por sustantivo. De la riqueza sintáctica
mejor no hablar; non meneallo pues surgirían agravios comparativos entre los
palurdos de Delibes, el último canto del cisne de Castilla la gentil,
poniéndolo a cotejo con la jerga que fluye por nuestro éter y por nuestras
calles, o si analizamos el lenguaje pedestre y peleón de nuestros periodistas,
de nuestros puntales de la comunicación, de nuestros políticos, tan retóricos
como siempre, pero para los que la belleza oratoria ha dejado de ser una
aspiración para convertirse en antigualla. Bossuet, Castelar no tienen émulos
ya en el banco azul ni en los púlpitos. No se hace otra cosa que fusilar
malamente la jeringonza del inglés Webster, porque las influencias no vienen de
Oxford sino de California, de allá donde unos cuantos bucaneros judíos,
supuestamente prófugos de las persecuciones del Tercer Reich, aprendieron la
lengua de Shakespeare en régimen de curso acelerado. Aún se notan los
germanismo de su locución y con ese inglés tomado prestado, aprendido que no
nativo, van a sentar las costuras de la vieja Europa. Los tiempos de venganza
no han hecho sino empezar.
En los parlamentos hoy se siguen insultando más y a lo burro, antes se
sabía hacer más finamente.
Sin necesidad de prontuarios ni de grabadoras, la tinta y la pasta de
piel de becerro costaban lo suyo y no se había inventado el bolígrafo, ni la
imprenta, el recurso era confiar a la memoria todo lo que otros decían. El
libro cuenta con cinco siglos de antiguada, la literatura tiene más de
cincuenta. Esto está naciendo como aquel que dice, pero el hombre de las
cavernas evolucionó a través de la comunicación oral. No podía haber
inclinación libresca ni pedantería. Los cantares de gesta iban de un lado para
otro con acompañamiento de rabeles, zanfoñas y vihuelas y los textos entonados
en los corros de las plazas y de los patios de armas. Las gentes se
familiarizaban con los héroes y heroínas del romancero vis a vis.
Pobres de solemnidad los escolares de las primeras catedrales, alma
mater del saber europeo, aprendían sin libros. Los pocos que se veían en los
tránsitos de Oxford o Alcalá estaban amarrados como loro en alcanda a una
argolla que disuadía cualquier intento de robo. A falta de manuales de texto memorizaban
las lecciones por una técnica llamada pensum, utilizada en los tirocinios
jesuíticos hasta hace poco.
A Homero y a Virgilio los conocemos a través de los ciegos que iban
recitando sus composiciones por toda la latinidad. La palabra era entonces algo
de conjuro mágico, conservaba derechos adquiridos y poderío, una cadencia
adjunta a la gran riqueza léxica y a la capacidad de matización que hoy ya han
dejado de sernos familiares. Estamos hablando de una época de verdaderos
titanes de la fala: el mundo de las sagas vikingas, de bardos celtas,
galloferos trotamundos en la corte de reyes holgazanes, todo el mester de
juglaría. La población analfabeta y ágrafa reconocía como una señal de
prestigio y de poder al que sabía silabar una salmodia o explanar un pasaje de
La gleba era ágrafa, no sabían hacer la o con un canuto, pero podían
sopar con honda a las cultas latiniparlas a las que hogaño, como si hubiese
regresado Celestina a sus dominios de Talavera, por las cámaras y micrófonos
nacionales, que garlan y garlan, y ejercitan la sin hueso en la barra fija,
calistenia de comidilla y murmuración que no encuentran fin. En aquellos
tiempos era otra cosa. La gente sólo abría la boca cuando tenía algo importante
que decir y las conversaciones resultaban inspiradísimas. Se conservaba gracias
a ello un sentido de adscripción al grupo, la conciencia de pertenecer a la
fratría. Eso da optimismo y genera una cierta solidez social. La angustia que
crea el desarraigo de las aglomeraciones metropolitanas estaba por venir.
Con este raudal libérrimo conecta Francisco Villon, el último de los
grandes trovadores provenzales. Era un iniciado en los saberes herméticos y un
campeón del buen decir. se decía que la fe llegaba a través del oído (fides ex
auditu), el más noble de los cinco sentidos y el postrero en morir. los
agonizantes primero pierden la visión, luego, el olfato, les entra hormiguillo
por las piernas y las manos, se les embota el pulpejo, el gusto desaparece, las
pituitarias ya no disciernen los olores, pero el oído sigue ahí aun cuando el
corazón haya cesado de latir. Algunos de los que regresaron del túnel refieren
cómo escuchaban las conversaciones de aquellos que les amortajaban. Creyéndolo
difunto seguía a la escucha. Y es que la palabra salva y vivifica ¿Qué tendrá
la palabra para que en ella encontremos el primero de los vestigios de nuestra
racionalidad diferenciadora? ¿Es la audición el sentido más relacionado con las
potencias del alma? De ser así, la edad
media, donde el verbo registra una especie de apoteosis triunfal, fue el tiempo
del alma de la humanidad. La estética de las sinfonías gregorianas y la
arquitectura gótico-románica así lo avalan.
-Habla, señor, que tu siervo escucha.
Los metros de François Villon son una caja de resonancia de aquel
ambiente de superdotados de elocuencia. En sus composiciones detectánse ecos de
la magia de los rapsodas y de los predicadores multitudinarios, de un Francisco
de Asís, un Savonarola, un Vicente Ferrer, un Bernardo de Claraval, así como de
los polemistas ex cátedra o controversistas significados, maestros de Artes de
Esa atmósfera de elevada tensión la captan los hemistiquios, dotados
de un estilo conmovedor, a trechos sarcástico, hasta alcanzar un estadio álgido
de livor escatológico. Al poeta le estremece la suerte del ser humano, abocado
a la nada, que nace en medio de la casualidad, la mierda y el dolor y la
desolación son sus pañales y es con las heces y con la sangre como lo
amortajan. Se confiesa creyente pero la fe parece que le cuesta. Su preocupación
es metafísica más que política o social aunque de rebote reflexione sobre el
caótico panorama que han dejado en
No hay que soslayar el hecho de que estuvo en capilla por lo menos en
dos ocasiones. Ya convicto y confeso y cuando aguardaba ser ejecutado, ultima
la redacción de su famoso “Testamento”. La proximidad del más allá incentiva su
inspiración, confiesa sus culpas, desnuda su alma y hace un defroque o
desenclavo de todos los efectos personales. Estos los lega entre sarcástico y
pirrónico a sus amigos y parientes. Aparece una lista de personajes de la época,
pasa revista a la actualidad. A unos les pune con acrimonia, a otros les exalta
hasta el paroxismo. Se ve en la hora de la muerte quien fue su enemigo y quien
lo trató con benevolencia. Algunas de las sentencias en forma de aforismo,
apotegmas y retraheres, guardan un sentido oculto, porque el lenguaje de Villon
a la vez que popular sabe también guardar las distancias, de manera que las
frases se despachan impregnadas de un halo misterioso y críptico. No se olvide que estamos ante uno de los grandes metafísicos
de
A su amada Ither Marchant olvidando los agravios de su despecho le
deja en heredad su corazón traspasado de olvido, la espada que llevó siempre y
una mula roncera que, cualquiera fuese el camino, siempre tiraba hacia los
abrevaderos de
Este aspecto dionisíaco es importante en el latir de la obra de este
autor el cual reconoce “haberse bebido todas sus vergüenzas”. El vino es un
demonio que a veces nos acerca a los dioses, responsable de la catarsis y del
aborrecimiento del bebedor. Rabelais,
gran admirador de Villon y continuador de su obra, en “Pantagruel” fundaría
Había que ser un maestro de la dicción y de la mímica para conseguir
el interés del auditorio, mediante tretas del bufón o del “sot” patas de
liebre que aparecía en escena tocado con
un gorro a colores verde y amarillo, volantines de malabarista y haciendo
alarde de un cúmulo de recursos, pero el lenguaje que utiliza es un francés
vivo, de la calle, que nada tiene con la retórica venidera. El renacimiento con
su esplendor galante y refinado y luego el Barroco destruiría ese candor
travieso que empapa los escritos de Chaucer, de Juan Ruiz, de Bocacho, del Roman de
“Car a la mort tout s´assouvit”
Ello no es óbice para que la fe se mantenga firme en
uno y otro, se santiguan cada dos por tres y comienzan sus retahílas con
invocaciones trinitarias. Tanto Villon como Juan Ruiz celebran a
“Vivre aux humains est incertain/ et
après la mort n´y a de relais”
La muerte hace correr el turno, el dolor sopla sus
rachas, no hay treguas ni se concede cuartel en esta lucha. Tremendo es el
precio que hay que pagar, mejor, no haber nacido; además, nadie regresó a
contarnos qué hay detrás de la otra orilla. Procede entonces vivir sin pensar
demasiado y pasarselo lo mejor posible. Villon es un vitalista que asume una
actitud irreflexiva y resignada, se quejará pero no ultrajará a la vida como lo
harían después Voltaire y Rousseau a los que el racionalismo les cerró los ojos.
Ha apurado toda su honra en los jarros y jícaras de las tabernas de París. Su
vida es un constante discurrir de sobresaltos y persecuciones pero no asume
actitudes vicarias, su carácter nada tiene de tartufo. El elán vital oscila
entre el arrepentimiento y la caída. Sus misereres tienen ese acento patético
del canto de la sibila medieval. A veces su desolación es comparable a la de
Job. Su cansancio revela una corriente existencialista. Adelantándose a Sartre,
preconiza la existencia sobre la esencia y define a libertad no como una
elección entre dos alternativas sino la condición misma del ser consciente que
mediante esa capacidad de elección vuelve al ser, evoluciona y se realiza. Hay
indicios de que está más próximo a los principios de la moral de situación del
subconsciente ante la verdad tornadiza y que bascula a un lado o a otro a
compás con un mundo en desarrollo que de los principios de un dogma inmutable.
Por otra parte, en él encontramos al primer bohemio que se mofa de las
peregrinaciones y del culto a las reliquias, adorador del grial eucarístico que
expenden en los zaquizamíes, con ciertos parpadeos de un surrealismo precoz.
Villon es un flautista, nada de torres de marfil ni compadrazgos. Hay que
correr la sortija de Paris a Tours, de Burdeos a Orleans, sin hurtar el cuerpo
a los navajazos ni el nombre a los horrores de la infamia, sumirse en la marea
de la existencia, vivir con la soga al cuello entre dormir entre budiones y
gorrones, chinches, moscas, y sanguijuelas, compartiendo techo con las mozas de
partido, los desharrapados y malandrines del viejo camino real. Su escritura
consigue un atabe para purgar la cañería, hace un registro de la gran cloaca,
aunque no consiga relatar lo que presencia con la impavidez circunspecta de un
Zola o de un Flaubert. Es cualidad de todo genio adelantarse a su tiempo. A
veces la buena literatura se confunde con un descenso a los infiernos. El poeta
comparte la tarea con el sacerdote que oficia un rito ancestral y con el chamán
que lee los horóscopos o el sanador que hunde el dedo en la herida haciendo
saltar la amarga ponzoña de la existencia humana. Lo importante es la garra
lumínica de la tradición oral, pomo de las esencias que se vierte, a veces
lirio sonoro que se deposita, un manojo de reflexiones al caer la tarde, cantos
de vísperas que esparcen una melopea armoniosa sobre los trigos de la campiña.
La voz de Villon hunde sus raíces en pasajes y perícopes de los sinópticos. La
piedra al sumergirse en el estanque auditivo deja un rastro de alas cansadas que
vuelan al infinito. Algo nos irradia. La poesía de Villon recuerda la
estructura de un vaso sagrado que utiliza el santo beodo en sus libaciones. Se
escancia vino amargo pero también malvasía. En él su autor bebe, vive y reza,
pasa dejando una estela de salmos laicos. El zurrado por la adversidad y la
incomprensión de sus semejantes convierte los versos en oración:
“Dieu, enveille ouir mon clameur”
Estamos ante un místico que vive la noche de su fe,
llagado, cubierto de postemas, pero en medio del marasmo dando testimonio de su
búsqueda, sufriendo con paciencia los embates de la crucifixión. Él es un
producto de la erudición clásica, un temperamento muy francés, pero un poeta
como éste no se podría generar en otra cultura que no fuese el cristianismo.
Hijo de su siglo, asistía a los últimos arreboles del entrelubricán
escolástico.
Los ataques a la clerecía en todos los escritores cupulares que
comparten trono en los cuatro grandes idiomas europeos son muy afilados. Ponen
en la picota su lujuria, el apego a la riqueza, el “auri sacra fames” de los
antiguos, las conductas deplorables y farisaicas de los curas y de las monjas.
El cuadro que pintan no es amable: una iglesia simoníaca, metida de lleno en la
política, los monasterios relajados.
Pero también cantan todos ellos al amor, fuerza perenne de la
existencia, expresión del Xto vivo, y una señal de que el cristianismo guarda
el secreto de la verdad y es fuerza perenne, pese a los malos ejemplos. Villon
pinta con ternura el retrato de su adorada en la “Ballade du temps jadis”,
poema de corte manriqueño que gira en torno al “ubi sunt” horaciano. ¿Dónde
están todos ellos, en qué acabó todo, dónde están las nieves de antaño?, se
pregunta el poeta, para, al cabo, prorrumpir en una larga queja contra la
muerte niveladora, “pallida mors aequo pulsat pede pauperorum tabernas
regnumque turres”, según el improperio contra ella del Mantuano, y la acusa de
haberse llevado a Eloísa en la flor de la edad y a su amante Abelardo, aquel
brillante canónigo de San Dionisio de París, al que por amar a la bella Eloísa
castraron los cuñados; se interroga por el paradero de Blanca de Castilla, la
esposa de san Luis (1.118-1.252), “hermosa como el lis, que cantaba con voz de
sirena”. ¿Qué se hizo de tanto frenesí ? ¿Dónde está ahora Juana de arco?
“Et Jeanne, la bonne Lorraine / qu'
anglais brulerent a Rouenne / oú sont ils, oh Vierge souverainne/ mais oú sont
ils les nèiges du temps jadis?”
Por los pareados desfilan a continuación el papa
Calixto, Alfonso de Aragón, el rey Arturo y Carlomagno, Lancelot del Lago y el
Delfín de auvernia, el conde de Alençon. Algunos ciñeron tiaras y mitras,
coronas, fueron concebidos en vientres de reinas y consiguieron la fama y el
poder. Hoy ya dellos nadie se acuerda. El mundo no es más que una estentórea
carcajada. A todos, pobres y ricos, diadocos y emperadores, la púrpura y el
arambel se darán cita en la triste fosa. A todos ellos les envuelve el refrán
de “ou sont les neiges de jadis”.
La vieja cortesana añora sus encantos de juventud ante el espejo, pasa
revista al ayer preterido y se le vienen a las mientes todos aquellos que le
gozaron y hace un repaso de los rostros de sus amantes: un cura, un escribano,
un obispo, mercaderes, prebostes, insignes magistrados a cambio de un poco de
oro. El amor sólo pasa una vez. Después se vuelve mercenario. Con lágrimas en
los ojos la vieja marchita se acuerda de aquel hombre al que quiso y por el que
sería más tarde abandonada. ¡Desengaño fatídico! Primero fui venternera loca
del placer por uno que me gustó y luego por dar gusto a todos me convertí en
ventanera de la profesión. La celestina de Villon se parece poco a la
dicharachera comadre de Fernando Rojas, pero la sensualidad es parecida. Ella
también se ve vieja e inservible para el trato torpe, los pechos resecos, el
vientre caído, los brazos tiernos de ayer, hechos solamente para los amorosos
lazos, hoy le caen péndulos, ya carecen de fuerza, la crija en barbecho, las
nalgas, antes tiernas y ahora flácidas, y el pequeño jardín del monte de Venus
antes rojizo y lozano, ahora cubierto de hebras de ceniza, un cornijal baldío.
Hay en la descripción un perfecto conocimiento y hasta un regodeo con la
anatomía de la femenina, sin echar mano del embozo ni del eufemismo. Los años
pasaron implacables estampando sobre la carne lozana el sello de la vejez
antesala de la muerte, que ante tanto estrago sigue la ex bella añorando sus
afeites y donaires, aquellas ancas anchetas, los puntiagudos y prietos senos y
aquella vagina (sardinet) dotada de labros retráctiles para no dejar escapar a
lo que más quería, los muslos en sintonía con lo demás, por ser mujer de buenas
partes, y aquel culo respingón para la navegación viento en popa; las caderas
se han caído y aparecen moteadas sospechosamente. Fue así como la beldad se transforma en sota.
La que antes moraba en los palacios se esconde en un ínfimo tabuco donde
permanece arrebujada en su chal junto a un fuego de hebras de cáñamo, símbolo
de la muerte que se peina sentada en las riberas del Leteo, su melena de
esparto. Hijas de la vida y del amor, contemplad el destino que os aguarda,
sacerdotisas de Afrodita, la vida pasa pronto, gozad de ella lo que os cumpla.
Villon aconseja a todas las doncellas que no pierdan ripio y que se diviertan,
que no se conformen con un hombre ni con dos. Pero está hablando con sarcasmo
pues refiere que locos amores vuelven a los hombres bestias. Por una mujer
perdió Sansón sus fuerzas y David de Dios ganó malquerencia, una gaita y una
mujer destronaron a Orfeo. A causa de ellas el cancerbero anduvo a cuatro gatas
y Narciso en un pozo hondo se ahogó, Amon forzó a Támara, una mujer hizo
borracho a Lot. No hay fuerza igual cuando en el corazón del hombre se
entromete. saltó por los aires la devanadera Herodías y rodó por los suelos la
cabeza del precursor. “Y a mí, François Villon - confiesa- me urdieron a una
viga de molar para moler el trigo en más de una ocasión por una bella cuyo
nombre me resulta más dulce que la miel, Catalina de Vancelles, aunque sea
amargo el recuerdo”. El tropo del cura al que unos salteadores mandaron moler
unciéndole a la rueda cuando le hallaron en coyunda con la molinera en
Sin embargo, la harina es ya sólo ceniza. La muerte, he aquí la
moraleja, venga los desdenes del amante despechado. Al obispo que lo aherrojó
nunca lo perdone y formula el deseo de que se pudra en los infiernos el tal
Teobaldo de Aussigny, que pruebe de su misma medicina y conozca lo que son las
mazmorras, el tormento de la gota en la cabeza, el ecúleo y los garfios y como
mínimo le desea al inicuo prelado algunos de los malos tragos por los que él
pasó.
Pero Paris bien vale un misa y de la panza sale la danza -son frases
suyas-. Bebamos y que en salud nos tenga
Y en medio del lodo, la perla. Después de estos consejos a las mozas
de París, tan poco edificantes y sus transigencias con los placeres mundanos
que pondera, surge la voz dolorida del reo humillado y escarnecido invocando la
compasión y el perdón de
“Trotter m´en faut en fuisse et
deshonneur”
en su planto se queja de la traición de una mala
amiga, falsa belleza, cuyo goce siempre cuesta caro, era mujer dulce y taimada
al mismo tiempo, un amor duro, martillo y yunque de sus tristezas. Pero llegará
un día en que la balanza de los años- tempus edax rerum-, basculandolo todos
con sus sistema de pesas y medidas implacables, pondrá el contrapunto, nivelará
las cosas con su fiel implacable “yo seré viejo y tu fea y sin color, en llanto
se convertirán tus carcajadas”. La amada beberá el cáliz del desengaño mientras
sus dedos, ya marchitos y tumefactos, acaricien las cuerdas del laúd para tocar
el “De profundis”. Le queda otros amores en el tintero “cuyo nombre no pronuncio
porque el recuerdo de su rostro me punza los tuétanos a cada hora”. Prorrumpe
entonces en un apóstrofe patético contra la muerte. Es una de las reflexiones funerales más
profundas que hayan podido salir de labios humanos. “Eramos dos y un solo
corazón teníamos; la muerte nos separó. Desde su partida me habita su memoria,
mirad cómo soy un cadáver ambulante”. Ahora habla en serio, nada tiene que ver
este Villon patético con el bufón ristolero de otras ocasiones, cuando golpea
los compases de su danza macabra. No olvidemos que este su legado, el defroque
de un poeta pobre y encarcelado, que está diciendo adiós a la luz del día. Le
había tocado vivir tiempos apocalípticos. Las guerras habían diezmado
castillos, villa y lugares y a causa de las epidemias por todos los caminos se
acollaban montones de cadáveres, lo que no es obstáculo para esa sed de vida,
el desenfado y el amor profundo a la naturaleza. Alterna la tina de maceración
con el horno de las carcajadas. Así pensaban sus coetáneos y así lo hace constar
en sus versos.
Al hincar hondo sus afilados caninos de moralizador sobre el entorno
que le rodea hizo presa certera. Ridiculiza a aquel París poblado por
escolantes que se divertían iniciándose en una falsa ciencia, por hidalgos de
gotera, mujeres de la vida, prebostes cornudos y magistrados corruptos. Pero
sobre todo afila sus críticas contra
Tampoco podían faltar en esta acerada crítica a los desmanes del clero
las alusiones a los curas borrachos. Como aquel abate Clochart al que observa
temulento y de andares vacilantes camino de coro a cantar vísperas. A él le
dedica un bello epitafio. Esculpe los bajorrelieves de la vida parisina con
cuadros costumbristas en los que se percibe a veces el trazo del delicado
pincel y otras el brochazo de sal gorda. El zócalo que talla en esta visión de
conjunto conserva la frescura del primer día. Los personajes que retrata parece
que se mueven todavía por los aledaños de Pont Neuf. Todos ellos se expresan
con el mismo despejo con que lo hacen las serranas del Arcipreste o los
peregrinos de Chaucer, estos últimos no han perdido aún el acento cockney.
Triquiñuelas de pícaro, besos y caricias a tanto por barba, garsinas y hurtos, que
denotan la experiencia del hampa que tuvo su autor, cruzan las páginas. Los
niños abandonados debieron de ser plaga, por lo que tuvieron que quedar
abiertos en la capital tres hospicios. Su humor tiene también aires de
expósito, utiliza un argot incisivo, aún reconocible en la germanía de los
bajos fondos que son la elocuencia del francés de Montmartre y de Pigalle,
jerga de la banlieu y de los burdeles, de los calabozos y del “trottoir”, un
trallazo de espontaneidad en pleno rostros que nos recuerdan al viejo coquard
de maneras peregrinas que fue Villon.
Ítem más, prosigue la donación de los efectos personales de su
Testamento, y deja a los frailes mendicantes, a devotas y beguinas una buena
sopa jacobina “para después, tras las
cortinas, hablar de contemplación”. Hay una alusión a las consecuencias de
tales reuniones de camaradería espiritual. Quedaban preñadas las monjas de
estos conventos y nacían niños de padre no reconocido. “No haya hijos enechados
de padres putativos que a los que procreó les done Dios su galardón”. Una
visión de abusos deshonestos en círculos consagrados que son tema de actualidad
hoy. El estupro y la violación siguen siendo males endémicos en las diócesis
africanas Ver los periódicos del día de la fecha, 23 de marzo de 2001 en la que
escribo con las declaraciones de Navarro Valls, portavoz del Vaticano sobre la
materia. El pulsar temas inherentes a la condición es una de las peculiaridades
del escritor genial. Los problemas del celibato en el rito romano son más
serios de lo que parece. Se le plantean a
A medida que avanza el poema se va convirtiendo en una gran morality
con resabios de danza macabra. Pasa revista a los hombres provectos,
barrigudos, avinagrados y sin simiente que añoran el tiempo que pasó. Lucha
generacional, la descolocación moral e intelectual que tantos padecemos. Su
delito es no atenerse a la máxima del “tempori parendum” (acomodo a los
tiempos) del clásico. “Y por culpa de una puerta yo perdí una huerta y diez
halcones”, dice. “Y hubo una mujer que me puso en traza de caminante”. Catorce
puds de vino pellejero le quedó a deber a un mercader de Saint Denis. “No se
los pago. Así pierda la razón y me atragante”. Sin embargo, con su visión
profética, no deja de lamentarse por las muchas casas que se pierden por el
vino. Así el pobre Clotart, a causa de su afición al tinto, se bebió su
colación de Notre Dame, murió prematuramente.
Cien sueldas dejó éste de su beneficio a un tal Clotart. Pero el viento
hace la pluma, no es cosa de lamentarse. Unos vienen y otros van. Unos bajan y
otros suben.
Menos convincentes parecen sus conocimientos alquimistas, aunque no es
improbable que también practicara la quiromancia, pues, como no podía faltar en
cualquier centón medieval, mienta a la piedra rejalgar, el oropimienta, y el
oro obrizo con que se fabrica la piedra filosofal. Al erebo se vayan todos los
magos.
Al amor de un brasero sentado en un sillón de pluma flojel bebía
hipocrás (vino con miel) un afincado del buen pasar y socio de la buena vida. A
su vera estaba Sidonia. Ambos cantaban y reían, jugaban a las cartas, tocaban
el arpa, y, cuando cansaban, se hundían en los brazos del amor, “que yo les
espié por el cancel haciendo marranadas y supe entonces que no hay cosa mejor
en esta vida que retozar hombre y mujer a cualquier hora del día bajo el
agavanzo o detrás del rosal”. Es la sátira de Frank Gautier en la que
ridiculiza la norma de la apartada vida que preconizara Horacio en su “Beatus
Ille”. Pero Villon pone de manifiesto las contradicciones en esta huida del
mundo y las enseñanzas de Jesús. También escarnece el relajamiento de la vida
monástica. Es el tema eterno. El abad come de lo que canta y mi olla, mi misa y
mi María Luisa. Aquí lo mejor es hacer lo que uno le dé la gana. “El “Panurge”
de Rabelais, protagonista de “Pantagruel” y, que según la crítica, está
inspirado en Villon, va a dar la misma tasa. Ambos autores inician la corriente
anticlerical que va a desembocar en la pluma mojada en ira del inclemente
Voltaire, epítome de ese descreimiento, rezumando el veneno de una
irreligiosidad inveterada, tan francés.
Francia es la génesis de
Malos ejemplos, escándalos, miserias. De poco sirve que madame
Bruyères vaya predicando por las esquinas de Saint Denis predicando la vuelta a
la pobreza con una biblia en la mano intimando a las mujeres descarriadas la
necesidad de la conversación a Jesucristo. Ellas le respondían:
-Andad, que ya estamos perdidas. No queremos que nos encierren en un
convento para solazar a los frailes carnívoros. Dejanos en paz, vieja bruja.
Somos mujeres decentes, aunque nos llamen de la vida. A otra parte con tus
sermones contra la salacidad. Que primero se conviertan ellos, que adquieran
buenas costumbres, empezando por el papa y los cardenales.
Pese a las exhortaciones a la morigeración, a la continencia y una
vida austera, Paris siempre tuvo esa tradición de ciudad alegre y confiada,
punto de recalada de la buena meretriz. Tenían por costumbre batir la calzada
en las dehesas pasado el Sena; las tapias del cementerio de San Medardo eran su
lugar de trabajo favorito. Precisamente allí al correr de dos siglos un diácono
jansenista haría milagros. Decían que levitaba, que resucitaba a los muertos,
que curaba las enfermedades, que adivinaba el porvenir. Todo resultó obra del maligno, pero París es
desde entonces
Es la metropoli de la ciencia del amor y en el ámbito de la
prostitución el rompeolas de la vida alegre. En sus burgos se fundaron los
primeros hospitales de venéreo, los primeros hospicios y los centros de
arrecogidas. Venían de los más remotos lugares de la tierra. A todas ellas las
cantó Villon en sus versos: españolas, catalanas, valencianas, flamencas,
griegas, turcas, romanas, piamontesas, borgoñonas, irlandesas, inglesas,
alemanas, saboyanas, sicilianas, griegas, bretonas, húngaras, danesas, de
El chancro del fementido mal gálico tuvo a
De modo que para yacer y holgar, París y también para sanar de las
pegadizas miserias. Esto es lo que han creído al menos los ingleses que
inventaron nada menos que el preservativo
acorazado, en precaución contra el azote gálico, cuando pasaban el Canal
en son de merodeo amoroso, y lo bautizaron con el nombre de “French letter”
(carta francesa). A contramano, los francés llamaron de siempre al cordón
“lettre anglaise” (carta francesa). Un epíteto y un antítodo cabe en la figura.
Y donde las dan las toman.
Las monjas dominicas de san Jacobo tenían la piadosa costumbre de
abrir las puertas de su monasterio a las muchachas vagabundos y a sus hijos
fornecinos, pero, atención, no todo era caridad en esta práctica, sobre todo
cuando frailes licenciosos se injerían y hacían valer sus derechos de pernadas.
Andaba en lenguas que este centro conectaba por pasadizos subterráneos con dos
conventos de
Lo malo es que el monasterio de san Jacobo era el primer jalón de
salida de las peregrinaciones a Compostela en
Viene a la conclusión el autor de la “Balada de los Ahorcados” y del
“Testamento” que la vida misma semeja como a una gran mancebía, de la cual
pocos escapan. La soga del vicio tira del cuello del hombre hasta las aguas del
pozo de los bajos fondos; así con un pie ya en el estribo pasa revista a los
momentos de disipación, al tiempo perdido en devaneos, a sus estragos de
crápula. Aquí sus versículos alcanzan un alto grado de sinceridad y de emoción.
Es la melancolía humana puesta a trabajar y darle vueltas a la cabeza,
la tristura postcoital de la que hablan los psicólogos, pues la búsqueda del
placer no depara la dicha, a decir de los moralistas:
Je suis paillard, la paillar me
suite/Ordure aimons, ordure nos suite/ nous defuillons honneur, il nous
defuite./ En ces bordeux oú
tenons notre état.
A gente menuda, pequeña moneda. A los bulderos, nunca. Sin solución de
continuidad cambia el tono y el tema, en la mejor tradición de los compositores
del “sermon joyeux” de los provenzales, parodia de las homilías, que tuvo tan
alta raigambre en la literatura cristiana y que recorre todos los cromos del
espectro hasta llegar a bien entrado el Barroco. En España el “Fray Gerundio”
del P. Isla es un ejemplo. Tunde las costillas de los simoníacos y de aquellos
predicadores especialistas en la recaudación de dineros para obras pías -
equivalentes a las o.n.g. del momento que encubren tan turbios manejos- y que
iban a parar a bolsillos poco escrupulosos. Por tales calendas Sixto IV estaba
embargado en la campaña de reconstrucción de
“Tout aux tavernes e aux filles”, reza el refrán de la última estanza.
El tono chancero de “sermón alborozado” o chanza parenética del
principio se convierte en fúnebre lamento cuando hace manda de sus quevedos
leguleyos al hospital de ciegos de Paris en la confianza de que este efecto
personal les sirva de algún provecho, porque aquí los invidentes columbran la
verdad mejor que los que alardean de buena visión y recuerda el pasaje
evangélico de que los cojos andarán algún día y que el ciego que nada ve
recupera esta facultad. Su visita al cementerio de
Los esclavos de Satán oirán el sortilegio de los réprobos: id
malditos. Mientras, la hueste de la derecha comenzará un canto de alabanza que
durará la eternidad. Serán conducidos al cielo mientras los préditos se
hundirán en los abismos del tártago infernal. Ya los diablos les acogen.
Vanidad de las cosas del mundo, fugacidad del placer, inanidad de las riquezas;
eso es todo. El dalle de la muerte cortará a todos por un único rasero.
Entonces sólo valdrán las buenas obras. En las vueltas de peonza del rodillo
igualitario se confundirá el rico y el menesteroso. A todos aguarda el mismo
fin. Es la democracia sin más hasta sus últimas consecuencias.
Que fue clérigo y que estuvo ordenado de menores lo demuestra la copla
172 en la lega su beneficio de simple tonsura con facultad para decir misas
secas, que no llevan mucho aparato ni preparación intelectual, a un tal
Chappelain, sobre el que resigna su curato, pero no le da facultad para que uso
de cura de almas -otro nuevo retruecanos- ya que él sólo tuvo por costumbre
“confesar únicamente a azafatas y damas camareras”. De paso le dice a Juan de
Calais, que heredará sus versos que podrá castigar el texto, cortar, podar,
añadir, pulir a su placer. Debía de ser una costumbre juglaresca porque Juan
Ruiz dice lo mismo de sus cantigas. No le importan demasiado los derechos de
autor. El mester de juglaría siempre será patrimonio del pueblo.
Pedirá descansar en Santa Avoie (el cementerio del mosto), la casa
postrera de vagabundos y borrachos, pero que antes se le haga un retrato de
cuerpo entero, las dimensiones no le preocupan. Quiere que la memoria sea:
“aquí descansa un retozón” con el siguiente epitafio:
“Descanso eterno dale a él, señor/ y
claridad perpetua/ aunque no valiera lo que un plato y escudilla ni brizna de
perejil/ Le desplumaron bien, jefe, en esta vida perra/ igual que a oveja lo
esquilaron/ Rigor extremo lo envió al exilio/ le cutieron bien del culo la
piel/ a pesar de haber dicho que apela./ No hay palabra más sutil/ Mas descanso
eterno dale a él.”
Proditor descubridor del secreto
delator
Serve nequam siervo malo
Los halagos del mundo
Expletus es mundus oblitamentis
halagos caricias
Oblectamentum halagos caricias
Teurgia magia blanca diablos
copuladores maleficio del poder genetico
olibano incienso
Dablos leviatan los cdelos belfagar la pereza
Belcebú la gula satanás la ira Moloch asmodeo la lujuria mamón avaricia lucifer
soberbia los siete pecados capitales encarnados en los siete diablo que se
corresponde con jabalí cerdo asno cuervo macho cabrío mono basilisco ñass
monjas de san placido y las mesalinas de londres. Santa casilda convirtió los
panes en rosas hija de almamun de toledo la labra esta un poco gastada sepulcro
de doña urraca sarcófago de poza de la
sal santa tgrigilidia en su claustro sepulcro de sancho el fuerte que echó a
los moros de castilla sancho el de los buenos fueros las mujeres senamoraron de
sus manos hermosísimas. Novelesca vida de sancho gardía en su vida ocurre la
leyendad de los siete infantes de larta la bella peregrina argentea el conde de
las bellas manos murió en cordoba prisionero de Almanzor después de la batalla
de san esteban de gormaz paño borde o paño judio asperón
paralogismo una argumentación falsa hecha de buena fe no pongas el carro
delante de los bueyes san bernardino de siena estudiante atleta turpiloquios o
conversaciones llenas de sexo. El trupiloquio de c celestina y de la lozana
andaluza quien razona no blasfema y quien blasfema no razona. No estamos en la
época de las certezas ahora todo es opinable investidos por el viento de
profecía o profetismo walter scott nostalgia de lo limpio
IVAN EL TERRIBLE era un caballero
templario
Mazo almadena el que utilizan para
cortar la piedra. El metropolita Josafat y sus consejos a ivan el terible soy
un porocrito anatemático vivo en el anónimo poliantea colecció o florilegio de
distintas clases
Poliorexia hambre excesiva
Aplestia apetito insaciable
Volar como el ánima del sastre hacer
de las barras doblones estalaje establo
Taras bulba los polacos eran todos
judios mirad que buenas mozas os traigo
Que Dios le coja
confesado. Suplica a Dios una hora corta y al verdugo maña certera, limpieza y
rapidez para que en la toza no le haga padecer. Estaba en todo, a lo que se ve,
hasta el punto de ponderar quien puede ser su mejor esbirro. Cita al respecto los
nombres de Martin Bellefaye, al señor de Colombel. En caso de que estos dos se
excusasen, da la comisión al maestro Jacques James o al propio Philip Brunel,
que, aunque brutales, son todos ellos temerosos de “Dieu, Notre Seigneur”.
Ningún rencor los guarda. A todos los quiere bien y que el cura que le asista
en los últimos momentos sea Thomas Tricot, que oficiaba en la diócesis de
Meaux, compañero de fatigas y de aula y
que mucho bebió a su costa, y que por lo visto era un buen echador de cartas.
por último que se encargue de los blandones y el sudario a Guillermo de Rue, su
compadre y que era experto en vinos. Yo les doy a todos las gracias que se va
acabando este loco frenesí. A los cartujos y celestinos, a los mendicantes y a
las devotas, a los que viven de gorra y a los claque patines ( los de la clac
teatral), a las chiques pizpiretas, a las que llevan la justa corta (picos
partos) y a los cuidadores del amor transidos y a los que sin dolor calzan las
botas gualdas (cornudos). A todos les digo “merci”. A las púberes muchachitas
que muestran sus teticas, muy hospitalarias ellas de por sí. A los ladrones y
camorristas, a los bateleros del Sena, tocados de su marmota. A los locos y a
las locas. A los zotes y a las sotas que muestran su arlequín. Se los ve y la
gente empieza a silbar
Si en el hall hay flores hay planchadoras las habitaciones y
vino calidad que habremos de repartir la víspera ramo de la niña ramo de la
novia oeluquería y encargar las flores planchadoras la alernativa del hotel y
qué bien escribía yo entonces seis habitsacopmes dos para el dia quince y el
resto para el doce. Que el vino sea de claidad a ser posible rioja autobús y
taxis y el cubierto costaba 541 pesetas encargar para unas cien personas y a mí
me peinó magdalena hotel viaje de novios ir a ver a don bienve poberle la baca
al coche llamar a juanjo. Bajaron los angeles y oi la musica de tru nombre y de
tu voz pura como un brote. Anita fue la que mellevó las arras delegación calle
sagasta de la floristería con el sello de pyresa. Entrevista a solas en el
hotel Chelsea Gibraltar trema gordo. Diplomática writer
Association. Preguntas a lord carrington imn the recent statements made
by de soviet writer solzhenitsyn it seems that the western democracies are in
danger. Could you please tell us the point of view on the subject. Cpmnsodering
the soldier side of your carrer so to speak dou you think that the west posses
the sifficient fortitude to reppeal an attack using conventional weapons. The
questions of spain and te eec for many spaniars in high office the attitude
taken by british politicians seem to matter a grat deal. Here is the visit of
edward heatrh to spain which seams to have carried a lot of success I believe
he has spoken favoraubly of the spanish entry in nato and the common market
would uyou be in line with mr heath. Spain a grat britain have played a role in
history whcich not necessary was always in the best of terms. There might have
been a lot of shortcomings and a great deal of obsessions and lack of
understanding as a consequences of this it maybe belñieve that spain is waek
and in a permanent turmoil. Nevertheless after the visit of areilza to london
relations seem to have improved. There is also theproblem of gibraltar always
lagging behind sand difficult to solve. What do you think my lord. Is there a
solution you can find in Gibraltar?. Youy hsave been described as one of the
henchmen and I quote certain reports. Y me fui a
mi casa pero estos escritos revelan un pulso firme y un toni parra
esperanzafdo. Do you back wholehertedly mrs thatcher? If so could
yopu assess the possibilities of tories to the genral elecyio. It is said that
gb is in a middle of a great crisis. There is an eropsion of values and certain
undermining of conficence that might be a crisis of democray in itself? The
powewr of britain from the military point of view seems diminished. Seem things
so bad as Soljenitsin says? Do you think tha Callagham and the labour party
will operate the miracle?. Norther Irland
is described as the greatest problem of this copuntry oin the other hand
what to do to get rid of the terrosist problem. Do you think that good soldiers
could be good politicians and viceversa ? who is the modern heroe you admire
most? What is the upmost of a good politician? Hobbies? What
do you think of general franco? And of king juan carlos?. You belong to a branchj of british
aristocracy wchich seems to get well with spaniards. Cosas que
hacer. Fotocopias. Nano. Leche de la niña. Azucar. Cambiar dinero carta al
homew office medico bicicleta fotografías máximo cuchillas de afeitar. Londres
o mejor dicho south ken tan llena de millonarios y de duendes que regresan a
ella asostener sus coloquios sus tenidas. Palabras y gestos ante el espejo.
Estas eran palabras de pitonisa la voz autirizada del oraculo. Sin querer
habiamos establecido una relación estrecha de invidentes que se acercan a la
luz por primera vez. Es mis avison un espectro mismo. Había alazado las manos y
sus dedos largos deprecantes asnte el altar de delfos tampoco acertaría yo a
afirmarlo pero puedo asegurar que durante los años que llegue a a habitar en el
bajo de aquella casa me despertaron extraños ruidos como vaivenes pisadas
esporádicas en las salas de arriba el arrastrar de cadenas y un griterio y como
maullidos de gato durante la noche. Y yo trataba de obtener una visión al menos
una visión de lorf kelly el anterior inquuilino una entrevista y esos fueron mis barruntos. Huronear
bizarría del pensamiento. Los libros la bizarría del pensamiento la erudición
de la inyteligencia. Esquividad.. había muerto algo así como unos quince días
antes de venir yo a roland gardens. Anuncios en el times días lluviosos y
èrversos. El pobre conde kelly vivía aquí pero se fue a morir al hospital. ¿Le
apetece un pòco más de cherry la dueña avisson hablaba a borbotones farfullando
las plabras trompicando los conceptos. Los años nunca perdonan
El Testamento de François
Villon
He aquí otro de los enigmas que aparecen de vez en
cuando en literatura; un caso extraordinario de acucia periodística y de
penetración psicológica transformado en arte desgarrado de cantar y de contar
haciendo alarde de una perfección formal exquisita, que fija las reglas de la
lengua francesa. François de Montcorbier era huérfano de padre y madre. Un sacerdote
por nombre Villon lo acoge en su casa y le da los apellidos.
Este literato que vivió en escritor perseguido, sin
conseguir nunca escapar a los sobresaltos de la vida infame, es uno de los
grandes monstruos de la edad media, junto a Chaucer, Bocacho y el Arcipreste de
Hita. Sin duda el más complejo de toda esa saga, representa sin duda su poesía
la épica y la lírica en sus esencias primordiales. Sin que los estragos,
cárceles, latrocinios y cuestiones con la justicia y toda la malandanza de su
vida personal lleguen a empañar el esplendor de su arte.
Quizás Villon sea una demostración del dicho de que los buenos
sentimientos no hacen buen escritor; tampoco una existencia cómoda y regalada
se impone a la aparición de un genio. Villon vivió con el infortunio royéndole
los calcaños, huyendo de corchetes, en broncas, riñas barajas, golpes de mano,
que la necesidad y el vagabundaje le llevaron a latrocinios y otros lances de
poco decoro. Su estragada existencia transcurrió
en medio de sobresaltos camino de la horca. Adoptado por un canónigo de la
iglesia de san Benito, estudió en
De su vida y andanzas conocemos sólo a través de los archivos
judiciales por diversos procesos. Estuvo encausado por homicidio y por robo.
Condenado a ser colgado en
Con la clemencia regia vuelve a
abandonar París y se le pierde la pista. Había escalado los peldaños de la
guillotina, su fama estuvo en la picota y vivió en la ignominia. Su obra, todo
un prodigio grande del arte eximio, nada tiene que ver con las flaquezas de una
azarosa existencia individual.
François Villon debió de ser clérigo pues refleja en sus escritos las
miserias de la jerarquía y de la sociedad parisina de la mitad del
quingentésimo a la que fustiga con estro acerbo “ex nuce et in cute”, por
dentro y por fuera, por delante y por detrás, por arriba y por abajo. Si
Chaucer, cien años antes, dirigió su crítica contra
Sus versos expiden angustia vital y
acedía, acaso justificadas por la dureza de su vida y las amargas
experiencias en las que estuvo implicado, pero este mismo aporte lo coloca en
un sorprendente podio de modernidad. Villon recuerda a los existencialistas de
la margen izquierda del Sena. La cuestión social, las injusticias y atropellos
del poderoso, las poco ejemplares conductas de abates y obispos, el veleidoso
amor causante de tanta amargura y fastidio, no representan más que un problema
periférico a su filosofía obsesionada por la muerte y el más allá. Le abruma el
absurdo y la sordidez del ser abocado a la nada. Villon es más trascendente que
Chaucer, más universal que Juan Ruiz, escribe en argot y es un poeta urbano, y,
más místico que Bocacho, lanza un grito de desesperación desde el foramen del
pozo de
No habla porque se siente culpable de haber puesto en planta un mundo
tan injusto y caótico. Si se presentase a uno de los entonces consuetudinarios
debates de
Pocos se atrevieron a decir tanto.
El concepto de divinidad
obsesiona a Villon, el mundo que le rodea trae de cabeza a este padre de la
canción protesta. Su nombre lo invocaban los cantautores del 68 de voz
desgarrada, flores en las orejas, una guitarra entre las rodillas y en la boca
alguna de sus famosas cuartetas en adaptación de Jacques Brel, sus canciones
animaron las algaradas del Mayo Francés. Se interpretaron el Pedo del Diablo,
Hay algo en su estilo que anticipa a Quevedo. Villon fue un precursor
del género picaresco, por más que su poesía esté aureolada de esa seriedad tan
sonora y tan francesa. Los tiempos medios cerraban página. París en el quince
era una fiesta. De genio vehemente e inclinado al vino (“un rouge messieurs,
dames”) y a la frecuentación del amor mercenario, una tarde del Corpus de
Tras algunas libaciones a la
salida de una taberna se produjo una algazara. El reloj del convento de san
Benito marcaba las diez de la noche pero no era aun anochecido. Después hubo
una reyerta. Los que se insultaban era el presbítero Gil y un tal Chernoise,
que hacía poco tiempo había sido ordenado de cura. Entre vayas y veras éste
último, que estaba bebido, se puso a insultar a Villon, se acaloraron, salieron
a relucir los aceros. Charnoise largó un tajo a Villon al cuello, el filo de la
espada le pasa sólo rozando las narices y por la boca. Alarmado a la vista de
la sangre, el herido tira también de sable. En acto de legítima defensa alcanzó
a su agresor en la ingle. Villon despeja el campo pero Charnoise le sigue en su
carrera. El fugitivo coge un canto del suelo y lo lanza contra el presbítero
que viene bramando maldiciones. Recibe un impacto en la cabeza y cae para no
levantarse más. Villon también está herido, busca refugio en la casa de un
barbero, pero antes de que llegase
Una travesura de estudiantes en
un alegre día de primavera por culpa de la bebida había terminado en tragedia.
Cuando se celebra el juicio, Villon que es condenado a muerte en ausencia se
encuentra a muchas leguas de Paris. Sus amigos interceden a su favor (es
curioso siempre tuvo la suerte de pro y de bruces sobre el abismo encuentra
intercesión en una mano que lo saca) y la máxima pena es sustituida por diez
años de destierro. Aquel invierno vaga por los caminos de Francia infestado de
ladrones, mozas de partido, lansquenetes licenciados, curas giróvagos, monjes y
monjas huídos del monasterio, toda una cohorte de mendigos y harapientos. El
peregrinaje estrecha la mano al vagabundaje, el asilo llama a la puerta de la
cárcel, el bordón se convierte en garrote, la venera en daga. Muchos devotos no
daban cumplimiento a sus deseos de avistar el Monte del Gozo acabando en
forajidos.
Nivel alto de morbilidad trajeron las guerras y pandemias, las malas
cosechas, siervos de la gleba se sienten desplazados al venir otro noción de la
propiedad de bienes raíces y un pavoroso problema social es el que determina
que el s. XV transcurra entre estridores revolucionarios y banderías,
movimientos espontáneos de penitencia en los burgos, procesiones de
disciplinantes, por doquier, el pavor de la muerte que arrasa y nivela
blandiendo el dalle de lo alto; crece el descontento contra las ordenes
mendicantes y la jerarquía y en particular contra el papado a consecuencia del
Cisma de Aviñón que dejó abierta una brecha y de rivalidades entre
La primacía de
Su poder de contraste consigue aquilatar ore rotundo la lengua
francesa, la cual volando entre las plumas de su estro alcanza techos de
perfección . Villon le da un lauro de concinidad, viveza, elegancia, aticismo.
Pone un juego un idioma ubérrimo y libérrimo que causa asombro por su frescura
y por la disposición contrapeada de las rimas y las codas, garbo y excelencia,
donde guarda turno esa musicalidad
vertiginosa que ha tenido siempre el lenguaje urbano puesto a cotejo con
el rural del arcipreste o del Bocacho, de inclinaciones más sosegadas. Esa
dualidad campo ciudad que habría de marcar las dos sendas de la literatura
europea en Villon empieza a bifurcarse. Es un hombre culto de París, al que
arrastra la fuerza de la vida con sus peligros.
Feudatario de la briba, cae en los bajos fondos. Al igual que haría
Zola siglos adelante, él tiene una sensibilidad exquisita para encontrar la
margarita creciendo en el estercolero. La cárcel como a otros genios de la
literatura universal (Quevedo, Cervantes, Rabelais. Mena, Dostoievski, el
Arcipreste, Wilde, Gorki) le sentará las costuras de su horóscopo. Sería
consuetudinario inquilino de las ergástulas eclesiásticas. Oficio de escritura
y presidio por desgracia entreveran sus compases, acaso porque la literatura
tiene un latir encarcelado que la acrisola dotándola de una aureola de
redención. Muchas son las obras, entre ellas el Quijote o Los Hermanos
Karamazov que se compusieron tras los barrotes celulares. Es el castigo con que
se venga el destino contra los que tratan de robarle el fuego a los dioses.
Prometeo o Tántalo son algo más que un símbolo que avisa cuidado a los que se
afanan por transgredir la frontera de lo prohibido, confiando al papel sus
sueños, el mundo de las pesadillas, los delirios. El brete, las cadenas, un
estridor de cerrojos y de rastrillos les aguardan.
Al escritor le compele la fuerza de la gravedad del gulag, las
estrellas lo arrastran al presidio. Unas veces el penal está situado en una
isla inaccesible, otras, es la torre de marfil en que pretende aislarse del
mundo pero por lo común el Alcatraz de un escritor se lo da el tedio de su vida
diaria, la incomprensión de los que rodean, el desamor o la envidia de aquellos
a los que aprecia. Taedium vitae. Cadenas. Si es verdad lo que se dice que al
hombre lo examinarán de amor el último día, aquí pocos se salvan; sin embargo,
ya la escritura de por sí es un acto de amor, una jaculatoria de buenos deseos
con la que se declara la guerra al enemigo de la humana estirpe, que todo
emplasta las veredas del mundo con sus pezuñas ensangrentadas, las
circunstancias que provocan las guerras infames, los homicidios, las
perversiones, las felonías. Hay equipolencia entre poesía y dolor. Traficar con
los sueños e indagar con los sinos del corazón humano se paga abondo, con la
muerte, el destierro, el auto de fe.
Todos, desde nacer, estamos condenados a muerte y arrastramos condena, somos
forzados con el traje cutí bajo la vigilancia del gran cofrade, el cabo de
varas, exponente de nuestra invalidez y limitación, que nos trata a patadas y a
golpes de látigo , estamos a expensas de ese ojo de visión panóptica que todo
lo ve y cualquier cosa la circuye.
El super cofrade nunca baja la
guardia, estamos bajo su bota y su almejía. La capa de los dictadores es
demasiado larga. Pero no hay peor tiranía que la de los compadres del
Contubernio. Nunca fue el mundo tan encadenado que cuando estuvo encadenado a
la voluntad de la mayoría. Urnas, dadnos urnas para los hornos crematorios y
todas las papeletas que se os antoje para camuflar el “veredicto inapelable” de
las masas, os lo pido en nombre de los anticristos demócratas, habituales de la
reconducción y el pucherazo, sombra de Caín que larga alocuciones por los
micrófonos de la bibisi y la sienén, voz que resuene por los ámbitos como el
silbo de la serpiente.
Vivimos sometidos al qué dirán,
constreñidos en la vida vulgar, retenidos en un cajón sin horizontes y el alma
quiere volar. Somos víctimas y verdugos de nosotros mismos. El carcelero que
nos vigila puede ser el vecino de al lado, la mujer y nuestros hijos, capaces
de denunciarnos a la policía. El ara sagrada del hogar ha sido violada por los
poderosos órganos de difusión electrónica encendidos las veinticuatro horas del
día en nuestro cuarto de estar. Ya no se puede huir a ningún lado. Por
supuesto, hay zaguanetes de retén y mil ojos apostados en las esquinas, sayones
superdotados y con don de bilocación y multiplicación se hicieron ubicuos para
aflicción de los justos y prosperidad de los pecadores. El impío gana. Los
rabadanes del rebaño de condenados y en entredicho, que apacientan las ovejas
del mundo, forman una cuadrilla de canallas, pero ellos solos con sus
implacables cachavas van arreando el hato de una masa hebetada y embrutecida.
¿Malos tratos? ¿Vejámenes? ¿Moros en la costa? Ahora vas y lo cascas. ¡Pobre
raza adámica bajo la férula de los perversos pastores!
Sus mastines azupan una rehala de travestidos y las arpías fabulosas
de pico nefasto y haldas en remango para que veamos sus nalgas, azafates de
rosas del mal en corimbo, instan a la revolución. Descienden de las milicianas
y de los vestiglos que perpetraron las mayores barbaridades de la guerra civil
española bajo el arbitrio de
-Hay que ver, qué horror, con qué perfidia se expresa la tía.
-Los ingleses son muy suyos.
-Y siempre tan flemáticos, pero no hay cosa que más les regocije que
un cadaver en la bañera.
-O un crimen a la hora del té.
-Oh, is that so, my
dear.
-Yes.
El cerdo detrás de las
pantallas nos muestra su inmensa lengua cogollada. Languidez en vuestra
esperanza. El infierno acaba de abrir sus puertas, es un gran estadio al que
afluyen las masas ávidas de espectáculo, tolle tolle tele mía, bazofia
espiritual que no falte día y noche. Se deterge la herida, estamos en situación
desventaja, se agravan los males del enfermo. De videntes o contempladores (θερoyσiv) de la belleza
divina hemos pasado a ser consumidores, habituales de las grandes superficies. Do you wacht tely every
night? Off course and I sing the blues.
Pago la contribución sobre la renta de las personas físicas. Vivo en
el exilio de mi país. Llevo como puedo las cárceles del alma. Sufro tus coces,
amor, mi yegua que te encabritas, escucho tus discursos parenéticos, mula
Francisca.
-¿Y no te aburres?
-A morir. No puedo aguantar a
tanta gente del bronce tan desangelada. Las jáquimas que en mi juventud eran
mucho menos vastas se presentan todas las mañana y las tarde que parece que han
almorzado limones con pica pica.
-Freud las sentó en el divan y abrió la puerta a las masas irredentas
y desclasadas.
-Pan y circo, decían los romanos.
-El Insufrible Big Brother ha traido un cargamento de chicas Bond
desde Nueva York. Fue el primer gran negrero de nuestra democracia.
-Mirale, parece Mefistófeles, esboza un rictus de sonrisa. Delgado y
pícnico y nacido en Huelva pero con algo en su rostro de sacamantecas
encampanado a los triangulos. Ha desplegado por toda la red su cohorte de
chicas bond.
Se ha acabado el argumento de la novela porque las tramas todos los
días se repiten. Las campanas doblan a muerto por una sociedad en el marasmo,
sin argumentos plausibles, aunque abunden las obsesiones. La modernidad es
seguir la senda del más de lo mismo. Ideas fijas a escote, y no quieres caldo,
pues tres tazas.
Hay que volver a ponerse de
uniforme, cuadrarse a la prusiana, desfilar al paso de la oca orwelliana,
seguir un curso de terrorista bombas lapa en una academia de explosivos de
Dakota del Norte que se especialice en la colocación de artefactos mortíferos
en los bajos de la buena gente de España, los hijos de Prieto y de Pablo
Iglesias sobre quienes se consumó la traición de Albión y en los asesinatos por
la espalda, escupir sapos y culebra por la vagina en las matinees televisivas
que tutela la gran madama, esa miliciana del odio que insta a la lucha de
generos porque la de clases ya es acabada. Colocarse la gorra de plato del
pensamiento sin sustancia. No hay hombres sino rebaños. Sexo sin amor. Deja que
el ojo se recree por sí solo sin rendir cuentas al entendimiento. Y no se
ocurra pronunciar la palabra España, que suena a maldición. A una sociedad
caótica le cumple un arte del revés. Chupa del frasco. Otra de Picasso. Mi
conciencia histórica se columpia de las ramas del árbol de Guernica. Las mañas
de
¿Os casasteis con la sota ? Cesad en vuestros argumentos. Lo que os
cumple ahora es recibir el excrex, que
tal haya el que tal fizo. Os habéis transfigurado en esto. A columpiarse en las
coordenadas de la desinformación, las mentiras, el secretismo, la bulla
noticiosa. Por todas las partes levanta
Sus “Respuestas francas” plantean la interrogante del escritor
proscrito al que los vientos de la vida lo llevan a galeras, a presidio y en
suma al patíbulo, pero mucho peor, viene a decir, que los suplicios físicos y
los destierros son las cárceles del alma. Unos amigos mediante gestiones en el
arzobispado consiguieron la remisión de un delito penado con la horca (asesinar
a un sacerdote), del que parece que no resulta culpable formal, por haber
actuado en legítima defensa. Al año siguiente regresa a París, allí se enamora,
contrae deudas, la vorágine lo arrastra hacia el inframundo. De nuevo su nombre
aparece envuelto en un robo y François tiene que buscar refugio en la campiña
para evitar a
Además, piensa al igual que chaucer que eso de las perdonanzas de
Compostela no son más que una farsa. A su colega español, Juan Ruiz, también le
parece el sayal, la calabaza y el bordón un recurso de truhanería, disfraz de
libertanaje y de vagancia. Es posible que muchos iniciasen la ruta con fe pero
la mayor parte iba al merodeo y volvía cofrade de la garrocha, la ganzúa y la
tenaza. Es así como el misticismo europeo tiene un componente de picaresca y de
debacle inherente a la trashumancia. La mujer de Bath, el inmortal personaje
creado por Chaucer, es el epítome de este ir y venir incansable en que la
devoción se entrevera con los devaneos, la curiosidad turística y el hambre de
sensaciones nuevas para una dueña de mediana edad, había estado en Jerusalén
tres veces, una fue Roma, otra, a Colonia y a Santiago de Galicia sin que las
andanzas piadosas mudasen sus costumbres o determinasen una conversión. Seguía
igual de lenguaraz y frescachona, enterrando maridos. Y con los huesos
fervorosos de sus santos a cuestas. De la misma opinión a favor del
sedentarismo apacible es Tomás de Kempis que condena la bordonería como uno de
los grandes males de la época.
De aquellas romerías, estas veneras. La ruta jacobea, tan mitificada
hoy, no debió de tener muy buena fama a la sazón, porque era reclamo de la
delincuencia europea, punto de cinta de desharrapados y de meretrices. Toda
Francia era hervidero de esta población flotante y errante y Paris de noche con
sus dieciséis barrios y arrabales, mal iluminada y con un elevado índice de
criminalidad, cerraba las poternas. Casi a diario por
El reo, que cabalgaba en una
pollina blanca con las manos a la espalda atadas y la cabeza cubierta por el
clásico chapirón de la ignominia, era apeado por uno de los alguacilillos,
besaba la cruz a la entrada del monasterio, una religiosa de las llamadas
Celestinas salía de la portería y le daba por viatico tres trozos de pan y un
vaso de vino cargado con especias antes de subir al patíbulo. A este lugar se
le denominaba en la capital el de las Hijas Devotas y era centro de acogida a
las arrepentidas. Un verdadero enjambre de prostitutas se abatía sobre la corte
de San Luis. Operaban cerca de
Los pobres iban a pedir la famosa sopa boba a los Maturines donde los
frailes de san Juan de Mata se encargaban de cuidar de los apestados, vestir al
desnudo y alimentar al hambriento. Un carácter clerical y levítico daba aires a
la ciudad. La sorbona había sido fundada dos siglos antes por el capellán y
confesor de san Luis, Roberto Sorbo para la formación de clérigos pobres y
bachilleres en teología. Estaba cerca de
En el verano de 1460 había regresado del destierro pero al poco tiempo
lo encontramos de nuevo preso en la cárcel del Duque de Orleans; el motivo del
auto de procesamiento se desconoce, sería éste el primer eslabón de una cadena
de incesantes prisiones y cuestiones con
Abandona París. Probablemente
volvería a las andadas y su vida no sería muy larga. La personalidad eximia de
François Villon es una contradanza de misticismo y de libertinaje, de buenos
propósitos y estrepitosas caídas. Su obra responde a esa visión catastrófica y
nada epicúrea del hombre medieval, esa sed de sensaciones y de apurar el cáliz
hasta las heces. Quería ser bueno pero peca y cuanto más grande es su
contrición y sus miras y resoluciones de volver al cauce verdadero más rotundos
son sus fracasos. La ética no vale para nada en el código de valores de un
artista. Los mejores libros han podido escribirse con los peores sentimientos.
Este binomio plantea un problema teológico irresoluble. He aquí uno de los
mejores vates que haya dado Francia y era un perdulario. Remató su escritura en
medio de las circunstancias más adversas: el presidio, las incómodas posadas,
la intemperie, el frío y el hambre. ¿Cuándo tuvo tiempo para sentarse a
escribir?
Aristóteles recomienda a todos aquellos que quieran dedicarse al oficio
de pensar que hagan gimnasia mental activando las potencias cognoscitivas,
opinantes, y que no olvidan la recta estimativa, la prospectiva y la emulativa.
Se aprende siempre por analogía, o por asociación de ideas. Luego las palabras
se encargan de ir tasando que surgen como cerezas de la banasta de las
imágenes. Todo eso es un hermoso castillo de naipes, una teoría irrefutable,
pero ¿en la práctica qué? Belleza y moral no se compadecen. Villon fue un
artista que llevó vida de forajido. La suerte le zurra lo suyo, él se venga
cantando a la verdad, el amor, la bondad y la belleza bajo el régimen de sus
lais y otros metros de una sonoridad moderna que llama la atención. Sigue
siendo una enigma. ¿Cómo, cuando, dónde y en qué circunstancias de su azacaneo,
con los alguaciles regios royendole los calcaños - fue su sino: la continúa
persecución por
Ciertamente, la potencia creadora, esa desazón de trasladar al papel
las impresiones de cuanto nos rodea, cuando la literatura ha dejado de ser
coral para transformarse en algo íntimo, pertenece a los arcanos misteriosos.
Un amanuense compulsivo siempre garabateará palabras, aunque el resultado sea
el absurdo de la escritura automática, pero es una guija personal, reverbero de
los sueños. Dentro queda el meollo del alma dolorida u obsesionada, que es lo
principal.
El hambre, la cárcel, los pasmos, las piruetas e inconsistencias de la
rueda voltaria, hoy aquí mañana allá, a uña de caballo o bamboleándose dentro
de los cuévanos que lleva al lagar una carreta del país, no representan
obstáculo material para aquel que tiene en verdad algo que decir. Un poeta español, Alonso de Ercilla, escribió
su Araucana,
Se emula al poder de los dioses pero sobre todo se criba a través del
harnero de la imaginación los elementos que se cantan o se cuentan, realzando
unos, soslayando otros. La narrativa es manera de selección, al igual que la
poesía es arte de condensación y de síntesis. Bullan las palabras en el horno y
salgan todas por orden sin atropellarse.
Se abrirán las cortinas de un escenario que dejarán entrever un panorama
onírico, reflexión de las cosas en hervidero, pero a diferencia de la vida,
siempre en constante trajín y cambio, lo que confiere la palabra aquí es algo
estanco, con una complexión y entidad fija. El artista de la palabra asuma,
pues, su parte de actor y de testigo a la vez, de demiurgo inspirado y de
sastre o de pastelero artesano, porque la literatura también se parece al corte
y confección, sin olvidar que es también oficio
de malabarista, con una habilidad para realizar juegos de manos, sacar
conejos de debajo del sombrero, enseñar cartas escondidas bajo la manga. Hay
que saber tender celadas al lector y sorprenderle cuando menos se lo espera
para concitar su atención. Por supuesto, para una tarea de estas
características que se lleva a cabo en la intimidad no existen fórmulas
magistrales. Se puede enseñar a construir una carretera pero nunca a pintar un
paisaje.
Tampoco le arredraron a Villon los pasmos de la intemperie, los
bubones de la peste o la comezón de la sífilis, que se sospecha pudo padecer y
que le llegaron temprano a la tumba, por todos los indicios debió de fallecer a
la edad de treinta y tres años. Incontinenti, confiaba al pliego sus
pensamientos expresados en un francés arcaico, pero contundente, y de una
elegancia que sorprende incluso hoy a los filólogos. Fue un hijo de su tiempo.
La obra guarda resonancias de la tradición oral juglaresca, de los poemas
épicas,de las farsas, los virolays, los misterios de Pasión y Natividad en el
que clérigos y curiales, pertenecientes a las fratrías y hermandades que se
formaban bajo la advocación de
La voz de los juglares cantaba todo aquello que atesoraba la memoria
colectiva. A la sazón, la literatura desconocía el sesgo de libelo
propagandístico publicitario con que se comporta hogaño (los libros sirven al
mercado, apuntalan los valores publicitarios, velis nolis, de una forma
explícita o sobreentendida entonan la palinodia del sistema capitalista) y se
daba la mano con la música y la danza, el espectáculo y la religión, pro ese
sello sagrado y onírico que tenía el rapsoda entre los celtas. Su voz
recitadora llenaba las aulas de un perfume de sortilegios y letanías. El acto
tenía una significación liturgia, de homenaje a los epónimos, recordatorio de
su gesta. El hombre estaba vivo, no había sido engullido por la máquina ni
estaba adscrito a una maquinaria densa y fungiforme de las masas irredentas
controladas por los omnímodos poderes fácticos. Si algo tuvo grande el
cristianismo es este sesgo redentor. Los cuerpos podrán estar encadenados pero
el alma es libre.
Las gentes, aunque no supieran leer ni escribir, conservaban una gran
retentiva. Las piezas se aprendían de memoria a falta de medios de comunicación
visual interactiva, de traducción simultánea, de los boletines coincidiendo con
las en punto de las señales horarias, de los suplementos dominicales y la cultura
en fascículos que hacen del hombre del vigésimo primero un ser cumplidamente
tan informado y enterado, aunque cada vez más confundido y dominador de todo
menos de sí mismo. Entonces, el personal
hablaba y el léxico, una auténtica gala. Desconocían la batología rutinaria, la
pobreza expresiva de un vocabulario en mengua, jerga de patrones usados,
muletillas que acodan el raquítico estilo periodístico, monsergas propaladas
hasta el delirio, y un volumen de palabras que no pasa del millar. Todas ellas jerga coprológica, retruécanos anales o
expresiones relacionadas con la coyunda común a todo mamífero. Lo hortera
habita entre nosotros. No hay más diosa que la plebeyez; y su profeta es el
amigo Freud, que ya va siendo hora de que el mundo lo active el instinto de
supervivencia basado en dos únicas cosas, según el Arcipreste: jodienda y
mantenencia. Olvidaos de vuestras cuitas, seres espirituales, almas delicadas,
el mundo que viene aborrece de los selectos. Traigame el frasco de las sales
anodinas, que aquí cuanto más bastos, mejor. La obsesión con el sexo os vuelve
impotentes, pero no pasa nada, es la voluntad del supercofrade. Cultura urbana
que no sabe diferenciar a un manzano de un roble, mientras que un campesino de
Castilla un par de décadas atrás podría alardear de buen decir, en idioma de
gala, pero sin calzarse el coturno, de hasta diez sinónimos por sustantivo. De la riqueza sintáctica mejor no
hablar; no meneallo pues surgirían agravios comparativos entre los palurdos de
Delibes, el último canto del cisne de Castilla la gentil, poniendolo a cotejo
con la jerga que fluye por nuestro éter y por nuestras calles, o si analizamos
el lenguaje pedestre y peleón de nuestros periodistas, de nuestros puntales de
la comunicación, de nuestros políticos, tan retóricos como siempre, pero para
los que la belleza oratoria ha dejado de ser una aspiración para convertirse en
antigualla. Bossuet, Castelar no tienen émulos ya en el banco azul ni en los
púlpitos. No se hace otra cosa que fusilar malamente la jeringonza del inglés
Webster, porque las influencias no vienen de Oxford sino de California, de allá
donde unos cuantos bucaneros judíos, supuestamente prófugos de las
persecuciones del Tercer Reich, aprendieron la lengua de Shakespeare en régimen
de curso acelerado. Aún se notan los germanismo de su locución y con ese inglés
tomado prestado, aprendido que no nativo, van a sentar las costuras de la vieja
Europa. Los tiempos de venganza no han hecho sino empezar.
En los parlamentos hoy se siguen insultando más y a lo burro, antes se
sabía hacer más finamente.
Sin necesidad de prontuarios ni de grabadoras, la tinta y la pasta de
piel de becerro costaban lo suyo y no se había inventado el bolígrafo, ni la
imprenta, el recurso era confiar a la memoria todo lo que otros decían. El
libro cuenta con cinco siglos de antiguada, la literatura tiene más de
cincuenta. Esto está naciendo como aquel que dice, pero el hombre de las
cavernas evolucionó a través de la comunicación oral. No podía haber
inclinación libresca ni pedantería. Los cantares de gesta iban de un lado para
otro con acompañamiento de rabeles, zanfoñas y vihuelas y los textos entonados
en los corros de las plazas y de los patios de armas. Las gentes se
familiarizaban con los héroes y heroínas del romancero vis a vis.
Pobres de solemnidad los escolares de las primeras catedrales, alma
mater del saber europeo, aprendían sin libros. Los pocos que se veían en los
tránsitos de Oxford o Alcalá estaban amarrados como loro en alcanda a una
argolla que disuadía cualquier intento de robo. A falta de manuales de texto
memorizaban las lecciones por una técnica llamada pensum, utilizada en los
tirocinios jesuíticos hasta hace poco.
A Homero y a Virgilio los conocemos a través de los ciegos que iban
recitando sus composiciones por toda la latinidad. La palabra era entonces algo
de conjuro mágico, conservaba derechos adquiridos y poderío, una cadencia
adjunta a la gran riqueza léxica y a la capacidad de matización que hoy ya han
dejado de sernos familiares. Estamos hablando de una época de verdaderos
titanes de la fala: el mundo de las sagas vikingas, de bardos celtas,
galloferos trotamundos en la corte de reyes holgazanes, todo el mester de
juglaría. La población analfabeta y ágrafa reconocía como una señal de
prestigio y de poder al que sabía silabar una salmodia o explanar un pasaje de
La gleba era ágrafa, no sabían hacer la o con un canuto, pero podían
sopar con honda a las cultas latiniparlas a las que hogaño, como si hubiese
regresado Celestina a sus dominios de Talavera, por las cámaras y micrófonos
nacionales, que garlan y garlan, y ejercitan la sin hueso en la barra fija,
calistenia de comidilla y murmuración que no encuentran fin. En aquellos
tiempos era otra cosa. La gente sólo abría la boca cuando tenía algo importante
que decir y las conversaciones resultaban inspiradísimas. Se conservaba gracias
a ello un sentido de adscripción al grupo, la consciencia de pertenecer a la
fratría. Eso da optimismo y genera una cierta solidez social. La angustia que
crea el desarraigo de las aglomeraciones metropolitanas estaba por venir.
Con este raudal libérrimo conecta Francisco Villon, el último de los
grandes trovadores provenzales. Era un iniciado en los saberes herméticos y un
campeón del buen decir. se decía que la fe llegaba a través del oído (fides ex
auditu), el más noble de los cinco sentidos y el postrero en morir. los
agonizantes primero pierden la visión, luego, el olfato, les entra hormiguillo
por las piernas y las manos, se les embota el pulpejo, el gusto desaparece, las
pituitarias ya no disciernen los olores, pero el oído sigue ahí aun cuando el
corazón haya cesado de latir. Algunos de los que regresaron del túnel refieren
cómo escuchaban las conversaciones de aquellos que les amortajaban. Creyendolo
difunto seguía a la escucha. Y es que la palabra salva y vivifica ¿Qué tendrá
la palabra para que en ella encontremos el primero de los vestigios de nuestra
racionalidad diferenciadora? ¿Es la audición el sentido más relacionado con las
potencias del alma? De ser así, la edad
media, donde el verbo registra una especie de apoteosis triunfal, fue el tiempo
del alma de la humanidad. La estética de las sinfonías gregorianas y la
arquitectura gótico-románica así lo avalan.
-Habla, señor, que tu siervo escucha.
Los metros de François Villon son una caja de resonancia de aquel
ambiente de superdotados de elocuencia. En sus composiciones detectánse ecos de
la magia de los rapsodas y de los predicadores multitudinarios, de un Francisco
de Asís, un Savonarola, un Vicente Ferrer, un Bernardo de Claraval, así como de
los polemistas ex cátedra o controversistas significados, maestros de Artes de
Esa atmósfera de elevada tensión la captan los hemistiquios, dotados
de un estilo conmovedor, a trechos sarcástico, hasta alcanzar un estadio álgido
de livor escatológico. Al poeta le estremece la suerte del ser humano, abocado
a la nada, que nace en medio de la casualidad, la mierda y el dolor y la
desolación son sus pañales y es con las heces y con la sangre como lo
amortajan. Se confiesa creyente pero la fe parece que le cuesta. Su
preocupación es metafísica más que política o social aunque de rebote
reflexione sobre el caótico panorama que han dejado en
No hay que soslayar el hecho de que estuvo en capilla por lo menos en
dos ocasiones. Ya convicto y confeso y cuando aguardaba ser ejecutado, ultima
la redacción de su famoso “Testamento”. La proximidad del más allá incentiva su
inspiración, confiesa sus culpas, desnuda su alma y hace un defroque o
desenclavo de todos los efectos personales. Estos los lega entre sarcástico y
pirrónico a sus amigos y parientes. Aparece una lista de personajes de la
época, pasa revista a la actualidad. A unos les pune con acrimonia, a otros les
exalta hasta el paroxismo. Se ve en la hora de la muerte quien fue su enemigo y
quien lo trató con benevolencia. Algunas de las sentencias en forma de
aforismo, apotegmas y retraheres, guardan un sentido oculto, porque el lenguaje
de Villon a la vez que popular sabe también guardar las distancias, de manera que
las frases se despachan impregnadas de un halo misterioso y críptico. No
se olvide que estamos ante uno de los
grandes metafísicos de
A su amada Ither Marchant olvidando los agravios de su despecho le
deja en heredad su corazón traspasado de olvido, la espada que llevó siempre y
una mula roncera que, cualquiera fuese el camino, siempre tiraba hacia los
abrevaderos de
Este aspecto dionisíaco es importante en el latir de la obra de este
autor el cual reconoce “haberse bebido todas sus vergüenzas”. El vino es un
demonio que a veces nos acerca a los dioses, responsable de la catarsis y del
aborrecimiento del bebedor. Rabelais,
gran admirador de Villon y continuador de su obra, en “Pantagruel” fundaría
Había que ser un maestro de la dicción y de la mímica para conseguir
el interés del auditorio, mediante tretas del bufón o del “sot” patas de
liebre que aparecía en escena tocado con
un gorro a colores verde y amarillo, volantines de malabarista y haciendo
alarde de un cúmulo de recursos, pero el lenguaje que utiliza es un francés
vivo, de la calle, que nada tiene con la retórica venidera. El renacimiento con
su esplendor galante y refinado y luego el Barroco destruiría ese candor
travieso que empapa los escritos de Chaucer, de Juan Ruiz, de Bocacho, del Roman de
“Car a la mort tout s´assouvit”
Ello no es óbice para que la fe se mantenga firme en
uno y otro, se santiguan cada dor por tres y comienzan sus retahílas con
invocaciones trinitarias. Tanto Villon como Juan Ruiz celebran a
“Vivre aux humains est incertain/ et
après la mort n´y a de relais”
La muerte hace correr el turno, el dolor sopla sus
rachas, no hay treguas ni se concede cuartel en esta lucha. Tremendo es el
precio que hay que pagar, mejor, no haber nacido; además, nadie regresó a
contarnos qué hay detrás de la otra orilla. Procede entonces vivir sin pensar
demasiado y pasarselo lo mejor posible. Villon es un vitalista que asume una
actitud irreflexiva y resignada, se quejará pero no ultrajará a la vida como lo
harían después Voltaire y Rousseau a los que el racionalismo les cerró los
ojos. Ha apurado toda su honra en los jarros y jícaras de las tabernas de
París. Su vida es un constante discurrir de sobresaltos y persecuciones pero no
asume actitudes vicarias, su carácter nada tiene de tartufo. El elán vital
oscila entre el arrepentimiento y la caída. Sus misereres tienen ese acento
patético del canto de la sibila medieval. A veces su desolación es comparable a
la de Job. Su cansancio revela una corriente existencialista. Adelantándose a
Sartre, preconiza la existencia sobre la esencia y define a libertad no como
una elección entre dos alternativas sino la condición misma del ser consciente
que mediante esa capacidad de elección vuelve al ser, evoluciona y se realiza.
Hay indicios de que está más próximo a los principios de la moral de situación
del subconsciente ante la verdad tornadiza y que bascula a un lado o a otro a
compás con un mundo en desarrollo que de los principios de un dogma inmutable.
Por otra parte, en él encontramos al primer bohemio que se mofa de las
peregrinaciones y del culto a las reliquias, adorador del grial eucarístico que
expenden en los zaquizamíes, con ciertos parpadeos de un surrealismo precoz.
Villon es un flautista, nada de torres de marfil ni compadrazgos. Hay que
correr la sortija de Paris a Tours, de Burdeos a Orleans, sin hurtar el cuerpo
a los navajazos ni el nombre a los horrores de la infamia, sumirse en la marea
de la existencia, vivir con la soga al cuello entre dormir entre budiones y
gorrones, chinches, moscas, y sanguijuelas, compartiendo techo con las mozas de
partido, los desharrapados y malandrines del viejo camino real. Su escritura
consigue un atabe para purgar la cañería, hace un registro de la gran cloaca,
aunque no consiga relatar lo que presencia con la impavidez circunspecta de un
Zola o de un Flaubert. Es cualidad de todo genio adelantarse a su tiempo. A
veces la buena literatura se confunde con un descenso a los infiernos. El poeta
comparte la tarea con el sacerdote que oficia un rito ancestral y con el chamán
que lee los horóscopos o el sanador que hunde el dedo en la herida haciendo
saltar la amarga ponzoña de la existencia humana. Lo importante es la garra
lumínica de la tradición oral, pomo de las esencias que se vierte, a veces
lirio sonoro que se deposita, un manojo de reflexiones al caer la tarde, cantos
de víperas que esparcen una melopea armoniosa sobre los trigos de la campiña.
La voz de Villon hunde sus raíces en pasajes y perícopes de los sinópticos. La
piedra al sumergirse en el estanque auditivo deja un rastro de alas cansadas
que vuelan al infinito. Algo nos irradia. La poesía de Villon recuerda la
estructura de un vaso sagrado que utiliza el santo beodo en sus libaciones. Se
escancia vino amargo pero también malvasía. En él su autor bebe, vive y reza,
pasa dejando una estela de salmos laicos. El zurrado por la adversidad y la
incomprensión de sus semejantes convierte los versos en oración:
“Dieu, enveille ouir mon clameur”
Estamos ante un místico que vive la noche de su fe,
llagado, cubierto de postemas, pero en medio del marasmo dando testimonio de su
búsqueda, sufriendo con paciencia los embates de la crucifixión. Él es un
producto de la erudición clásica, un temperamento muy francés, pero un poeta
como éste no se podría generar en otra cultura que no fuese el cristianismo.
Hijo de su siglo, asistía a los últimos arreboles del entrelubricán
escolástico.
Los ataques a la clerecía en todos los escritores cupulares que
comparten trono en los cuatro grandes idiomas europeos son muy afilados. Ponen
en la picota su lujuria, el apego a la riqueza, el “auri sacra fames” de los
antiguos, las conductas deplorables y farisaicas de los curas y de las monjas.
El cuadro que pintan no es amable: una iglesia simoníaca, metida de lleno en la
política, los monasterios relajados.
Pero también cantan todos ellos al amor, fuerza perenne de la
existencia, expresión del Xto vivo, y una señal de que el cristianismo guarda
el secreto de la verdad y es fuerza perenne, pese a los malos ejemplos. Villon
pinta con ternura el retrato de su adorada en la “Ballade du temps jadis”,
poema de corte manriqueño que gira en torno al “ubi sunt” horaciano. ¿Dónde
están todos ellos, en qué acabó todo, dónde están las nieves de antaño?, se
pregunta el poeta, para, al cabo, prorrumpir en una larga queja contra la
muerte niveladora, “pallida mors aequo pulsat pede pauperorum tabernas
regnumque turres”, según el improperio contra ella del Mantuano, y la acusa de
haberse llevado a Eloísa en la flor de la edad y a su amante Abelardo, aquel
brillante canónigo de San Dionisio de París, al que por amar a la bella Eloísa
castraron los cuñados; se interroga por el paradero de Blanca de Castilla, la
esposa de san Luis (1.118-1.252), “hermosa como el lis, que cantaba con voz de
sirena”. ¿Qué se hizo de tanto frenesí ? ¿Dónde está ahora Juana de arco?
“Et Jeanne, la bonne Lorraine / qu'
anglais brulerent a Rouenne / oú sont ils, oh Vierge souverainne/ mais oú sont
ils les nèiges du temps jadis?”
Por los pareados desfilan a continuación el papa
Calixto, Alfonso de Aragón, el rey Arturo y Carlomagno, Lancelot del Lago y el
Delfín de auvernia, el conde de Alençon. Algunos ciñeron tiaras y mitras,
coronas, fueron concebidos en vientres de reinas y consiguieron la fama y el
poder. Hoy ya dellos nadie se acuerda. El mundo no es más que una estentórea
carcajada. A todos, pobres y ricos, diadocos y emperadores, la púrpura y el
arambel se darán cita en la triste fosa. A todos ellos les envuelve el refrán
de “ou sont les neiges de jadis”.
La vieja cortesana añora sus encantos de juventud ante el espejo, pasa
revista al ayer preterido y se le vienen a las mientes todos aquellos que le
gozaron y hace un repaso de los rostros de sus amantes: un cura, un escribano,
un obispo, mercaderes, prebostes, insignes magistrados a cambio de un poco de
oro. El amor sólo pasa una vez. Después se vuelve mercenario. Con lágrimas en
los ojos la vieja marchita se acuerda de aquel hombre al que quiso y por el que
sería más tarde abandonada. ¡Desengaño fatídico! Primero fui venternera loca
del placer por uno que me gustó y luego por dar gusto a todos me convertí en
ventanera de la profesión. La celestina de Villon se parece poco a la
dicharachera comadre de Fernando Rojas, pero la sensualidad es parecida. Ella
también se ve vieja e inservible para el trato torpe, los pechos resecos, el
vientre caído, los brazos tiernos de ayer, hechos solamente para los amorosos
lazos, hoy le caen péndulos, ya carecen de fuerza, la crija en barbecho, las
nalgas, antes tiernas y ahora flácidas, y el pequeño jardín del monte de Venus
antes rojizo y lozano, ahora cubierto de hebras de ceniza, un cornijal baldío.
Hay en la descripción un perfecto conocimiento y hasta un regodeo con la
anatomía de la femenina, sin echar mano del embozo ni del eufemismo. Los años
pasaron implacables estampando sobre la carne lozana el sello de la vejez
antesala de la muerte, que ante tanto estrago sigue la ex bella añorando sus
afeites y donaires, aquellas ancas anchetas, los puntiagudos y prietos senos y
aquella vagina (sardinet) dotada de labros retráctiles para no dejar escapar a
lo que más quería, los muslos en sintonía con lo demás, por ser mujer de buenas
partes, y aquel culo respingón para la navegación viento en popa; las caderas
se han caído y aparecen moteadas sospechosamente. Fue así como la beldad se transforma en sota.
La que antes moraba en los palacios se esconde en un ínfimo tabuco donde
permanece arrebujada en su chal junto a un fuego de hebras de cáñamo, símbolo
de la muerte que se peina sentada en las riberas del Leteo, su melena de
esparto. Hijas de la vida y del amor, contemplad el destino que os aguarda,
sacerdotisas de Afrodita, la vida pasa pronto, gozad de ella lo que os cumpla.
Villon aconseja a todas las doncellas que no pierdan ripio y que se diviertan,
que no se conformen con un hombre ni con dos. Pero está hablando con sarcasmo
pues refiere que locos amores vuelven a los hombres bestias. Por una mujer
perdió Sansón sus fuerzas y David de Dios ganó malquerencia, una gaita y una
mujer destronaron a Orfeo. A causa de ellas el cancerbero anduvo a cuatro gatas
y Narciso en un pozo hondo se ahogó, Amon forzó a Támara, una mujer hizo
borracho a Lot. No hay fuerza igual cuando en el corazón del hombre se
entromete. saltó por los aires la devanadera Herodías y rodó por los suelos la
cabeza del precursor. “Y a mí, François Villon - confiesa- me urdieron a una
viga de molar para moler el trigo en más de una ocasión por una bella cuyo
nombre me resulta más dulce que la miel, Catalina de Vancelles, aunque sea
amargo el recuerdo”. El tropo del cura al que unos salteadores mandaron moler
unciendole a la rueda cuando le hallaron en coyunda con la molinera en
Sin embargo, la harina es ya sólo ceniza. La muerte, he aquí la
moraleja, venga los desdenes del amante despechado. Al obispo que lo aherrojó
nunca lo perdone y formula el deseo de que se pudra en los infiernos el tal
Teobaldo de Aussigny, que pruebe de su misma medicina y conozca lo que son las
mazmorras, el tormento de la gota en la cabeza, el ecúleo y los garfios y como
mínimo le desea al inicuo prelado algunos de los malos tragos por los que él
pasó.
Pero Paris bien vale un misa y de la panza sale la danza -son frases
suyas-. Bebamos y que en salud nos tenga
Y en medio del lodo, la perla. Después de estos consejos a las mozas
de París, tan poco edificantes y sus transigencias con los placeres mundanos
que pondera, surge la voz dolorida del reo humillado y escarnecido invocando la
compasión y el perdón de
“Trotter m´en faut en fuisse et
deshonneur”
en su planto se queja de la traición de una mala
amiga, falsa belleza, cuyo goce siempre cuesta caro, era mujer dulce y taimada
al mismo tiempo, un amor duro, martillo y yunque de sus tristezas. Pero llegará
un día en que la balanza de los años- tempus edax rerum-, basculandolo todos
con sus sistema de pesas y medidas implacables, pondrá el contrapunto, nivelará
las cosas con su fiel implacable “yo seré viejo y tu fea y sin color, en llanto
se convertirán tus carcajadas”. La amada beberá el cáliz del desengaño mientras
sus dedos, ya marchitos y tumefactos, acaricien las cuerdas del laúd para tocar
el “De profundis”. Le queda otros amores en el tintero “cuyo nombre no pronuncio
porque el recuerdo de su rostro me punza los tuétanos a cada hora”. Prorrumpe
entonces en un apóstrofe patético contra la muerte. Es una de las reflexiones funerales más
profundas que hayan podido salir de labios humanos. “Eramos dos y un solo
corazón teníamos; la muerte nos separó. Desde su partida me habita su memoria,
mirad cómo soy un cadáver ambulante”. Ahora habla en serio, nada tiene que ver
este Villon patético con el bufón ristolero de otras ocasiones, cuando golpea
los compases de su danza macabra. No olvidemos que este su legado, el defroque
de un poeta pobre y encarcelado, que está diciendo adiós a la luz del día. Le
había tocado vivir tiempos apocalípticos. Las guerras habían diezmado
castillos, villa y lugares y a causa de las epidemias por todos los caminos se
acollaban montones de cadáveres, lo que no es obstáculo para esa sed de vida,
el desenfado y el amor profundo a la naturaleza. Alterna la tina de maceración
con el horno de las carcajadas. Así pensaban sus coetáneos y así lo hace constar
en sus versos.
Al hincar hondo sus afilados caninos de moralizador sobre el entorno
que le rodea hizo presa certera. Ridiculiza a aquel París poblado por
escolantes que se divertían iniciandose en una falsa ciencia, por hidalgos de
gotera, mujeres de la vida, prebostes cornudos y magistrados corruptos. Pero
sobre todo afila sus críticas contra
Tampoco podían faltar en esta acerada crítica a los desmanes del clero
las alusiones a los curas borrachos. Como aquel abate Clochart al que observa
temulento y de andares vacilantes camino de coro a cantar vísperas. A él le
dedica un bello epitafio. Esculpe los bajorrelieves de la vida parisina con
cuadros costumbristas en los que se percibe a veces el trazo del delicado
pincel y otras el brochazo de sal gorda. El zócalo que talla en esta visión de
conjunto conserva la frescura del primer día. Los personajes que retrata parece
que se mueven todavía por los aledaños de Pont Neuf. Todos ellos se expresan
con el mismo despejo con que lo hacen las serranas del Arcipreste o los
peregrinos de Chaucer, estos últimos no han perdido aún el acento cockney.
Triquiñuelas de pícaro, besos y caricias a tanto por barba, garsinas y hurtos,
que denotan la experiencia del hampa que tuvo su autor, cruzan las páginas. Los
niños abandonados debieron de ser plaga, por lo que tuvieron que quedar
abiertos en la capital tres hospicios. Su humor tiene también aires de
expósito, utiliza un argot incisivo, aún reconocible en la germanía de los
bajos fondos que son la elocuencia del francés de Montmartre y de Pigalle,
jerga de la banlieu y de los burdeles, de los calabozos y del “trottoir”, un
trallazo de espontaneidad en pleno rostros que nos recuerdan al viejo coquard
de maneras peregrinas que fue Villon.
Itém más, prosigue la donación de los efectos personales de su
Testamento, y deja a los frailes mendicantes, a devotas y beguinas una buena
sopa jacobina “para después, tras las
cortinas, hablar de contemplación”. Hay una alusión a las consecuencias de
tales reuniones de camaradería espiritual. Quedaban preñadas las monjas de
estos conventos y nacían niños de padre no reconocido. “No haya hijos enechados
de padres putativos que a los que procreó les done Dios su galardón”. Una
visión de abusos deshonestos en círculos consagrados que son tema de actualidad
hoy. El estupro y la violación siguen siendo males endémicos en las diócesis
africanas Ver los periódicos del día de la fecha, 23 de marzo de 2001 en la que
escribo con las declaraciones de Navarro Valls, portavoz del Vaticano sobre la
materia. El pulsar temas inherentes a la condición es una de las peculiaridades
del escritor genial. Los problemas del celibato en el rito romano son más
serios de lo que parece. Se le plantean a
A medida que avanza el poema se va convirtiendo en una gran morality
con resabios de danza macabra. Pasa revista a los hombres provectos,
barrigudos, avinagrados y sin simiente que añoran el tiempo que pasó. Lucha
generacional, la descolocación moral e intelectual que tantos padecemos. Su
delito es no atenerse a la máxima del “tempori parendum” (acomodo a los
tiempos) del clásico. “Y por culpa de una puerta yo perdí una huerta y diez
halcones”, dice. “Y hubo una mujer que me puso en traza de caminante”. Catorce
puds de vino pellejero le quedó a deber a un mercader de Saint Denis. “No se
los pago. Así pierda la razón y me atragante”. Sin embargo, con su visión
profética, no deja de lamentarse por las muchas casas que se pierden por el
vino. Así el pobre Clotart, a causa de su afición al tinto, se bebió su
colación de Notre Dame, murió prematuramente.
Cien sueldas dejó éste de su beneficio a un tal Clotart. Pero el viento
hace la pluma, no es cosa de lamentarse. Unos vienen y otros van. Unos bajan y
otros suben.
Menos convincentes parecen sus conocimientos alquimistas, aunque no es
improbable que también practicara la quiromancia, pues, como no podía faltar en
cualquier centón medieval, mienta a la piedra rejalgar, el oropimienta, y el
oro obrizo con que se fabrica la piedra filosofal. Al erebo se vayan todos los
magos.
Al amor de un brasero sentado en un sillón de pluma flojel bebía
hipocrás (vino con miel) un afincado del buen pasar y socio de la buena vida. A
su vera estaba Sidonia. Ambos cantaban y reían, jugaban a las cartas, tocaban
el arpa, y, cuando cansaban, se hundían en los brazos del amor, “que yo les
espié por el cancel haciendo marranadas y supe entonces que no hay cosa mejor
en esta vida que retozar hombre y mujer a cualqueir hora del día bajo el
agavanzo o detrás del rosal”. Es la sátira de Frank Gautier en la que
ridiculiza la norma de la apartada vida que preconizara Horacio en su “Beatus
Ille”. Pero Villon pone de manifiesto las contradicciones en esta huida del
mundo y las enseñanzas de Jesús. También escarnece el relajamiento de la vida
monástica. Es el tema eterno. El abad come de lo que canta y mi olla, mi misa y
mi María Luisa. Aquí lo mejor es hacer lo que uno le dé la gana. “El “Panurge”
de Rabelais, protagonista de “Pantagruel” y, que según la crítica, está
inspirado en Villon, va a dar la misma tasa. Ambos autores inician la corriente
anticlerical que va a desembocar en la pluma mojada en ira del inclemente
Voltaire, epítome de ese descreimiento, rezumando el veneno de una irreligiosidad
inveterada, tan francés. Francia es la
génesis de
Malos ejemplos, escándalos, miserias. De poco sirve que madame
Bruyères vaya predicando por las esquinas de Saint Denis predicando la vuelta a
la pobreza con una biblia en la mano intimando a las mujeres descarriadas la
necesidad de la conversación a Jesucristo. Ellas le respondían:
-Andad, que ya estamos perdidas. No queremos que nos encierren en un
convento para solazar a los frailes carnívoros. Dejanos en paz, vieja bruja.
Somos mujeres decentes, aunque nos llamen de la vida. A otra parte con tus
sermones contra la salacidad. Que primero se conviertan ellos, que adquieran
buenas costumbres, empezando por el papa y los cardenales.
Pese a las exhortaciones a la morigeración, a la continencia y una
vida austera, Paris siempre tuvo esa tradición de ciudad alegre y confiada, punto
de recalada de la buena meretriz. Tenían por costumbre batir la calzada en las
dehesas pasado el Sena; las tapias del cementerio de San Medardo eran su lugar
de trabajo favorito. Precisamente allí al correr de dos siglos un diácono
jansenista haría milagros. Decían que levitaba, que resucitaba a los muertos,
que curaba las enfermedades, que adivinaba el porvenir. Todo resultó obra del maligno, pero París es
desde entonces
Es la metropoli de la ciencia del amor y en el ámbito de la
prostitución el rompeolas de la vida alegre. En sus burgos se fundaron los
primeros hospitales de venéreo, los primeros hospicios y los centros de
arrecogidas. Venían de los más remotos lugares de la tierra. A todas ellas las
cantó Villon en sus versos: españolas, catalanas, valencianas, flamencas,
griegas, turcas, romanas, piamontesas, borgoñonas, irlandesas, inglesas,
alemanas, saboyanas, sicilianas, griegas, bretonas, húngaras, danesas, de
El chancro del fementido mal gálico tuvo a
De modo que para yacer y holgar, París y también para sanar de las
pegadizas miserias. Esto es lo que han creído al menos los ingleses que
inventaron nada menos que el preservativo
acorazado, en precaución contra el azote gálico, cuando pasaban el Canal
en son de merodeo amoroso, y lo bautizaron con el nombre de “French letter”
(carta francesa). A contramano, los francés llamaron de siempre al cordón
“lettre anglaise” (carta francesa). Un epíteto y un antítodo cabe en la figura.
Y donde las dan las toman.
Las monjas dominicas de san Jacobo tenían la piadosa costumbre de
abrir las puertas de su monasterio a las muchachas vagabundos y a sus hijos
fornecinos, pero, atención, no todo era caridad en esta práctica, sobre todo
cuando frailes licenciosos se injerían y hacían valer sus derechos de pernadas.
Andaba en lenguas que este centro conectaba por pasadizos subterráneos con dos
conventos de
Lo malo es que el monasterio de san Jacobo era el primer jalón de
salida de las peregrinaciones a Compostela en
Viene a la conclusión el autor de la “Balada de los Ahorcados” y del
“Testamento” que la vida misma semeja como a una gran mancebía, de la cual
pocos escapan. La soga del vicio tira del cuello del hombre hasta las aguas del
pozo de los bajos fondos; así con un pie ya en el estribo pasa revista a los
momentos de disipación, al tiempo perdido en devaneos, a sus estragos de
crápula. Aquí sus versículos alcanzan un alto grado de sinceridad y de emoción.
Es la melancolía humana puesta a trabajar y darle vueltas a la cabeza,
la tristura postcoital de la que hablan los psicológos, pues la búsqueda del
placer no depara la dicha, a decir de los moralistas:
Je suis paillard, la paillar me
suite/Ordure aimons, ordure nos suite/ nous defuillons honneur, il nous
defuite./ En ces bordeux oú
tenons notre état.
A gente menuda, pequeña moneda. A los bulderos, nunca. Sin solución de
continuidad cambia el tono y el tema, en la mejor tradición de los compositores
del “sermon joyeux” de los provenzales, parodia de las homilías, que tuvo tan
alta raigambre en la literatura cristiana y que recorre todos los cromos del
espectro hasta llegar a bien entrado el Barroco. En España el “Fray Gerundio”
del P. Isla es un ejemplo. Tunde las costillas de los simoníacos y de aquellos
predicadores especialistas en la recaudación de dineros para obras pías -
equivalentes a las o.n.g. del momento que encubren tan turbios manejos- y que
iban a parar a bolsillos poco escrupulosos. Por tales calendas Sixto IV estaba
embargado en la campaña de reconstrucción de
“Tout aux tavernes e aux filles”, reza el refrán de la última estanza.
El tono chancero de “sermón alborozado” o chanza parenética del
principio se convierte en fúnebre lamento cuando hace manda de sus quevedos leguleyos
al hospital de ciegos de Paris en la confianza de que este efecto personal les
sirva de algún provecho, porque aquí los invidentes columbran la verdad mejor
que los que alardean de buena visión y recuerda el pasaje evangélico de que los
cojos andarán algún día y que el ciego que nada ve recupera esta facultad. Su
visita al cementerio de
Los esclavos de Satán oirán el sortilegio de los réprobos: id
malditos. Mientras, la hueste de la derecha comenzará un canto de alabanza que
durará la eternidad. Serán conducidos al cielo mientras los préditos se
hundirán en los abismos del tártago infernal. Ya los diablos les acogen.
Vanidad de las cosas del mundo, fugacidad del placer, inanidad de las riquezas;
eso es todo. El dalle de la muerte cortará a todos por un único rasero.
Entonces sólo valdrán las buenas obras. En las vueltas de peonza del rodillo
igualitario se confundirá el rico y el menesteroso. A todos aguarda el mismo
fin. Es la democracia sin más hasta sus últimas consecuencias.
Que fue clérigo y que estuvo ordenado de menores lo demuestra la copla
172 en la lega su beneficio de simple tonsura con facultad para decir misas
secas, que no llevan mucho aparato ni preparación intelectual, a un tal
Chappelain, sobre el que resigna su curato, pero no le da facultad para que uso
de cura de almas -otro nuevo retruecanos- ya que él sólo tuvo por costumbre
“confesar únicamente a azafatas y damas camareras”. De paso le dice a Juan de
Calais, que heredará sus versos que podrá castigar el texto, cortar, podar, añadir,
pulir a su placer. Debía de ser una costumbre juglaresca porque Juan Ruiz dice
lo mismo de sus cantigas. No le importan demasiado los derechos de autor. El
mester de juglaría siempre será patrimonio del pueblo.
Pedirá descansar en Santa Avoie (el cementerio del mosto), la casa
postrera de vagabundos y borrachos, pero que antes se le haga un retrato de
cuerpo entero, las dimensiones no le preocupan. Quiere que la memoria sea:
“aquí descansa un retozón” con el siguiente epitafio:
“Descanso eterno dale a él, señor/ y
claridad perpetua/ aunque no valiera lo que un plato y escudilla ni brizna de
perejil/ Le desplumaron bien, jefe, en esta vida perra/ igual que a oveja lo
esquilaron/ Rigor extremo lo envió al exilio/ le cutieron bien del culo la
piel/ a pesar de haber dicho que apela./ No hay palabra más sutil/ Mas descanso
eterno dale a él.”
Que Dios le coja confesado. Suplica a Dios una hora corta y al verdugo
maña certera, limpieza y rapidez para que en la toza no le haga padecer. Estaba
en todo, a lo que se ve, hasta el punto de ponderar quien puede ser su mejor
esbirro. Cita al respecto los nombres de Martin Bellefaye, al señor de
Colombel. En caso de que estos dos se excusasen, da la comisión al maestro
Jacques James o al propio Philip Brunel, que, aunque brutales, son todos ellos
temerosos de “Dieu, Notre Seigneur”. Ningun rencor los guarda. A todos los
quiere bien y que el cura que le asista en los útimos momentos sea Thomas
Tricot, que oficiaba en la diócesis de Meaux, compañero de fatigas y de aula y que mucho bebió a su
costa, y que por lo visto era un buen echador de cartas. por último que se
encargue de los blandones y el sudario a Guillermo de Rue, su compadre y que
era experto en vinos. Yo les doy a todos las gracias que se va acabando este
loco frenesí. A los cartujos y celestinos, a los mendicantes y a las devotas, a
los que viven de gorra y a los claquepatines ( los de la clac teatral), a las
chiques pizpiretas, a las que llevan la justa corta (picos partos) y a los
cuidadores del amor transidos y a los que sin dolor calzan las botas gualdas
(cornudos). A todos les digo “merci”. A las púberes muchachitas que muestran
sus teticas, muy hospitalarias ellas de por sí. A los ladrones y camorristas, a
los bateleros del Sena, tocados de su marmota. A los locos y a las locas. A los
zotes y a las sotas que muestran su arlequín. Se los ve y la gente empieza a
silbar
Domingo, 23 de abril de 2006
Easter.
Cristos anesti. Anbiat. baskriesi, rissen. Gerissen, resurresité.
surrexit sicut dixit. Ressurection and Erstehung. That is
the cry today in all the languages (Greek, Rumanian, Russian, German, English
etc.) I remember one novel of Tolstoi with that title. Was tired after a bad
week. Prosecution that never ends at the Archive. El CIDA is like hell. Kafka
lives among us. There are more chiefes than indians like in the bad spaguetti
westerns. You sahouldnt do that. You shoud do this. You are not a qualified
archiver etc. So my fingers become ghosties as we say in old spanish. Mis
dedos se tornan huespedes. More than twenty year listening to
the same tune. Envy. Rage. The classim and idiocy of the spanish society. After
all we are descendent from the Visigoths. The Spanish
Laberinth at work.
Why didnt he shoot himslef alter living to the
Catalans the Papers from Salamanca? Insted he hostigates me. Mobbing at large.
The sexism od the women funcionarias a chip on their shoulder. Envy. All
of them have spent lots of euros in crash course to learn English a language
that little secrets for me even if I cant get rid of that wqild Çspanish accent
but I learnet it by heart and it was the masterpiece of love. When you love your learn. Everywhere
jews and turncoats. Los tornadizos de siempre que
asoman la oreja siempre a lo largo de nuestra historia. Judas
at work.
Jelousy. They dont know how to draft a
comunication official. I know how to draft. I know where are the books. I am
aware of the drastic and dramatic history of Spain. I know and I am scared of
my people. The rule of fears. I also
know how draw a knife but a follower of my Master I prefer to put down the
guns. Mitte gladium in vaginam. I am peaceful and meek. My best altar
are the taverns. The good tavern is a good tabernaculum. I am lover of beauty,
good feelings, compassion, a bit of laughters, easy going but those ideas dont
sell nowdays you have to be on the perpetual watch, suspiocious minded or
became a bastard insensible to your neighbours feeeling bloody hell. I am the
odd man out. Hangling from a rope never reaching the end like in the nights of
white Satin.
·
In any case I have been quite worried about my
Helen. Has her car dented by a silly old hag. Watch where you are going missus.
After all she was honest and left her address recognizing guilt. That shouldnt
be like that in Madrid or New York.
England after all is the whole land of gents and ladies. Now my Helen our Helen she drives at night working the night shift
caring for new borns. God bless her. In a world like ours especially in Spain
whre the fall of demography is appalling (only parent prio paris parire peperci
partum I know how is conjugated that verb from my Latin days the gachupichus,
the blacks and the arabs, Europe is going to have a problema but that is none
of my business in the same degree as I should not worry because petrol prizes
are climbing up in preparations for the next war in Iran ) lady Suzanne your
words are always soothing. You are the the only person in the world whom with I
can talk. Sometines. They have messed all up, they should put the remedies.
Like in the Baske country, like in the fucking Ulster. I spent years of my life
writing about the Irish and I dont know a wolrd of it. Even I interviewed
Paisley, Faulkner and all those cronies. I dont know a bit. Nor of the basque
country. Now a certain presbiterus
called Reid has come here as Mr. Kissinger to make end meets. Oh priests. I
dont understand the Catholic Church, Wojtyla, the Pope. All is power. Nothing
to do with Christ. That is why I have become orthodox and I pray at home in
from of the face of the illuminated ikons. There was a priest in me a
seminarian and is sprouting up in my last days. Today is Easter. Christ is
risen. Joy to all. Yesterday after talking to you, Lady Suzanne, there was in a
Arab station form Aegipt the transmission via satellite – I follow the Germans
and the Skynews- of the blessing of the Patriarch of Alexandria. The song to
Christ resurrected in Arab sounded also by the Nile margins and for me it was
quite emotive because someone has sent to me years ago the photo of this
venerable bishop and is with the photos of my Helen and my rosaries in a
gesture of adoration of the Bizantine Cross in full gear with all the garments.
The tiara, the humeralis covering his head and patriarcal shoulders. Strange
signal that mitigates the sadness of my troubles. Oh let us have hope and be
joyful. Suzanne do you think I am a marthyr? I have had that feeling in El
Escorial. Will talk to you one day about
those awkard and exicing experiences. I knew you were healed. I had the
impression also that I made you suffer a lot. Oh Lord forgive my sins. Good God. Mj thinks that I am useless.
Perhaps. A bit unpractical. And Cristina is a sweet. She is very eager to come
bak to Madrid. I hope that she talks with her half sister. I know everything
will be alright. Trust God. Anyway Suzanne my mind is confussed and happy. I am
glad you had a lovely holidays in Wales. Tjhe dragon of Wales. Caernavon. There
are there your roots arent they? But you also are a bit Irish arent you not?
Any way let us keep in touch. Hope you dont mind this epistle. Looking forward
for your holidays in Frogland. Have a rouge on me. Or two. But tell you one
thing the best wine in the world is
Valdepeñas trust my word of connoisseur. Have a very nice week. Writting
for me is a relieve. I think I ll continue a novel I started but I cant find
time. When I get back to Madrid I am exhausted.
·
Have a peacful and joy ful week.
·
Antonio
batir moneda felipe ii el primordial burócrata san mateo es
el patrón de los de hacienda plata repujada censo del marqués de la ensenada de
1765 y catastro de la villa de madrid de 1754 en 1770 araquistain propone un
colegio para instruir a los funcionarios en las carreras del estado bravo
murillo y el estautot de funcionarios de 1872 pedro gomez de la serna el último
recotr de alcaá de 1849 que traslada la universidad a madrid suspensión y
reposición de empleados públicos ayudas de costa sobre el estatuto de
fuincionarios juan neneyto perez historia de la dministración calvo sotelo fu
CORRESPONSAL DE
Antonio Parra
Con una estampa de
Era una tempestad de granizo casi tropical lo
que caía terciada con hampos de una nevasca rusa que descendían perezosos sobre
la cima de los rascacielos y el viento huracanado jugando a capricho con la
aeronave. Por un instante creímos que nos ibamos a estrellar contra las Torres
Gemelas. Allí vi un signo de los días porvenir. El horrísono espectáculo para
los hiperestésicos como yo no es nuevo. A
Nostradamus lo he vivido en mis propios huesos. La fatalidad muslímica
frente al destino. Makfut. Está escrito.
Desde entonces, y aunque salí de
aquélla y de otro accidente que tuvimos en Lisboa, se incendiaron dos motores
en pleno vuelo, a raíz de mi accidentado aterrizaje en
Hasta escribí una crónica y creo haber
entregado algún despacho anticipando esa experiencia apocalíptica de las Torres
Mellizas derrumbándose que ha puesto al mundo los pelos de punta. Y la obsesión
me ha martillado muchos años porque Nueva York es algo que imprime carácter que
cambia la mentalidad y el modo de ser de las gentes. Allí mi vida experimentó
un giro de varios acimutes. Y silbé sus “blues” bajo la autoridad de Frank
Pinatra, un neoyorquino típico: “I love Nueva York. Nueva York”.
En América todo es grande y es
extremo. Las montañas. Los huracanes. Los hombres y las mujeres; allí se
encuentran los más altos y los más bajos, los más guapos y los más feos, los
flacos como leznas y los más gordos pues dicen que Nueva York, donde abundan
los “fatis”, cambia hasta el metabolismo y a mí me ocurrió Las ciudades. Los
árboles mayores como el alerce de las Rocosas o las secuoyas de California. Se
lo pasan allí en grande los estadísticos, los amigos de los contrastes y todos
aquellos que sienten pasión por evaluar las contradicciones, sinrazones y a
veces maravillas de la raza humana. América casi carece de raseros y de varas
de medir. Hasta climatológicamente las subidas y bajadas del mercurio de tan
bruscas carecen de parangón. Se pasa sin solución de continuidad de una mañana
calma de primavera a una tarde de calígine para luego tener una noche de
escarchas. “If you dont like our weather, just wait” (Si no te gusta nuestro
clima aguarda un segundo), advierten los castizos de Brooklyn.
Esta volubilidad a mí me parece
que influye en la forma de ser de los habitantes con bruscos cambios
emocionales que hace que no se asuste el neoyorquino de nada. Y se asusten
también de todo. Allí suele tomarse la vida muy a pecho puesto que para
sobrevivir hay que ser un adicto del curro. Como aquel Hernie, el transcriptor
de mis crónicas en
Y es que allá cuando llueve, es
el diluvio y si truena o cellisca lo hace a conciencia y de verdad.
Iban a ser cuatro años de
experiencia sin precedentes. De calores húmedos en los cuales se podía cortar
el aire con una navaja y de hielos espantosos.
Recuerdo la morriña que me invadía todos los veranos al regreso de las
vacaciones en Artedo con sus mareas cantábricas, un verdadero servicio de limpieza
costero que no existe en
Habíamos tenido un vuelo con
turbulencias. La aproximación a Kennedy la hizo el piloto con mucha cautela.
Estuvimos dando rodeos a la vertical del cielo de
Esto no quiere decir que sea una
megapolis cómoda o fácil ni el Edén, porque se lleva una vida que no es para
llegar a viejo. Es una ciudad bronca donde todo es difícil y donde nunca hay que bajar la guardia pero allí
se percibe un halo de humanitarismo tierno bajo la hosca corteza del
neoyorquino quien, cuando habla por cierto lo hace con palabras precisas y como
con barbas. Su “slang” o jeringonza es uno de los más interesantes por sus
alardes de precisión y de fantasía. Puede decirse que el cheli y el pasota
madrileño lo copian. Hasta el punto de que allí la sabiduría se aprende en la
calle. La ciencia del albañal o sabiduría de la acera son dos palabras que allí
conviene aprender para saber nadar y guardar la ropa. Sin una orientación y una
buena aguja de marear te caes pues refiere un viejo dicho local “nice guys here
dont last” (los buenos chicos aquí duran poco). Están acostumbrado a las
emergencias. Lo que más me sorprendió al principio es que la radio ensayaba simulacros
de un posible ataque nuclear y llevaba a cabo pruebas de evacuación a los
refugios que terminaban todos ellos con la muletilla: “Esto no fue sino una
prueba, de haber sido una emergencia real les hubiésemos facilitado las
precisas instrucciones”.
Es el mejor inglés jamás escuchado y eso
mismo me decía el querido periodista y novelista gijonés Faustino G. Ayer, un
enamorado de América y de todo lo americano (los dos ibamos a comprar el pan
juntos a una tahona italiana de la ciudad baja, dentón) que conocía bien Nueva
York, claro dentro de un límite porque en este foro mundial todo se mueve. Todo
parece en perpetua catarsis y siempre confunde, siempre sorprende. Con este
colega asturiano también tomé copas en el bar cerca de Plaza de
Así que el Sky line se presentó
ante mis ojos como una visión. Pensé en Moisés y Aarón bajando del Sinaí con
las tablas bajo el brazo. Una nueva era de mi vida empezaba traumáticamente.
Parto acongojado. Yo venía a Nueva York por una de esas carambolas a contar ese
periodo de transición que fue la era Carter para los lectores de “Arriba”
Todas esas firmas habían dejado muy alto el
pabellón y aunque entusiasta y audaz periodista como se decía en la jerga el
momento no me sentía con capacidad suficiente como para hacer sombra a aquellos
gigantes. En los primeros días me fumé dos cartones de tabaco pero no fui el
único. José María Carrascal que llegó en barco casi como un polizón se había
fumado treinta paquetes hasta perder la voz. Y a nadie le extrañe porque Nueva
York acojona e impresiona y más si el recién llegado la descubre en medio de
una aparatosa tormenta como me pasó a mí. La clemente Santina me echó un
capote. Aquella vez y todas.
Durante la espera para aterrizar
estuvimos de circunvuelo. A nuestros pies la postal inconfundible del paisaje
urbano: Manhattan con sus dársenas, espigones, grandes buques amarrados.
Bocanadas de humo blanco manaban de las fauces de las chimeneas de la central
térmica edificio lindero con el de
El Empire es el palo mayor de esta ciudad con
forma y fisonomía de buque de guerra con jarcias de cristal. Las Torres Gemelas eran las vergas de popa.
Cualquier bamboleo, descartado pues el firme de Manhattan no es más que un
peñasco yermo vendido por los indios moahawk a los holandeses por veinticinco
dolares en 1622; que se derrumbase todo el montaje, simplemente imposible,
porque los cimientos son de sílice.
Conque no puede ser más símbolo aquello de
torres más altas han caído.
Para mí que conozco Nueva York, amo Nueva York
y fui residente allí cuatro años, los más importantes de mi vida, lo ocurrido
el 11 martes fatídico de septiembre del nuevo milenio ha sido una señal. Un
toque de atención que exhorta al rearme moral más que al físico, una vuelta al
pensamiento de la nueva frontera de la época Kennedy. Que América vuelva a ser
amada más que temida y odiada. No se aconseja un castigo porque Dios no puede
castigar sino que el ataque representa un aviso enviado desde lo alto. Algo no
va del todo bien pese a la euforia de los últimos años. Se exige no la guerra
de represalias contra la diabólica mente que urdió la infernal hecatombe sino
la reflexión meditada y el reposo sobre cómo somos, qué queremos, hacia dónde
marcha el mundo.
Y esta idea se me ocurre cuando
a mi memoria viene el recuerdo de aquella tarde noche de san Andrés en medio de
la tormenta durante la angustiosa aproximación a un aeropuerto congestionado de
un tráfico terebrante. Allí oscurece mucho más rápidamente que aquí. Me impresionó la visión de aquellos dos conos
mágicos como una soberbia representación de una ecuación matemática sobre el
paisaje. Dos falos erectos encarnación de la potencia genésica de una nación
joven ¡qué contraste frente a los aires caducos de Londres! Dos mástiles de un
transatlántico en el que actuaría de timonel, de serviola y de mascarón de proa
la estatua de
Sin embargo, yo entonces con
treinta y dos años y medio pensaba que estaba llegando al epicentro del futuro.
Caía en la forja de una horno donde todo se cuece donde está el crisol del
mundo nuevo. La primera impresión fue la de acogotamiento. Nueva York amedrenta
un poco cuando se la ve desde el aire y más en las circunstancias de aquel
vuelo en medio de una tempestad que hizo que el avión se zarandease como una
vaina. En uno de los fucilazos del relámpago quedó diseñado sobre las nubes el
cordonazo de san Francisco o la palma de santa Barbara que decían los pastores
de mi pueblo. Me pareció entonces que una mano invisible estaba diseñando el
croquis de los tiempos por venir con una anticipación de veinteséis años sobre
los acontecimientos. Mi olfato periodístico me dijo que no hay que dar de lado
a las corazonadas y yo en aquellos momentos la tuve y ya desde entonces nadie
me pisó el scoop y por eso mi corresponsalía fue un poco a la contra de la de
los demás. Parece ser que a muchos les supo a cuerno quemado que uno quisiera
contar la verdad. Yo a los cables de
La verdad tiene muchos carriles y a un
periodista se le perdona todo menos el de ser aburrido ni pastueño. La
mansedumbre de feligrés da buen resultado en el rebaño y en la manada, nunca en
esta bataneada profesión a la vez canalla y sublime. Mi lema era un poco el de
la libertad al estilo del fundador del “Manchester Guardian”: Facts, sacred.
Opinions, free” (los hechos son sagrados; las opiniones libres). De acuerdo
pero existen diversas formas de presentar objetivamente unos mismo datos. A la
que descendíamos el avión perdía presión. Vi como el pararrayos de una de las
Towers absorbía la descarga de una centella. La gran azotea se iluminó con una
luz de espectro. La gran fábrica del rascacielos aguantó impávida. Aquello me
pareció el techo del mundo pero yo ya colegí que aquellos prodigios de la
ingeniería eran vulnerables. La exhalación había pegado justo sobre la punta de
la antena de una de las torres y el firmamento fulguró. Entonces el World Trade
Centre estaba casi vacío y en alquiler la mayor parte de sus ciento diez pisos
y dependencias. Bajo la borrasca ofrecían estos dos titanes de acrílico un
aspecto de desafío a los elementos. Habían sido erigidos a prueba de terremoto.
Eran el orgullo de la técnica. Sin embargo, dos aviones de pasajeros una
fatídica mañana del final de un verano para olvidar, el del 2001, acabaron con
esa suposición presuntuosa. Al verlas por primera vez recuerdo que pensé en
Babilonia y en Babel.
-Scaryeh? - dijo entonces un
puertorriqueño compañero de vuelo empujandome con el codo.
-A little - repuse en inglés y
él se puso a jurar entonces en español como suelen hacer los simpáticos de la
isla de Borinquen que habían emigrado en oleadas a Manhattan en la década
anterior y constituían casi un cuarenta por ciento de la población:
-Manda huevos con el viajecito.
Gran parte del pasaje estaba
vomitando en aquel instante de turbulencias y de zarandeos. No pude por menos
de reprimir la carcajada que distendió el estado de nuestros nervios. De allí a
poco sentimos gañir los neumáticos del Jumbo contra el tarmac de la pista de
Kennedy. Todo el mundo empezó a aplaudir.
Y yo a rezar. Recuerdo que en ese instante apreté contra mi pecho la medalla de
A lo largo de cuatro años no se
me pasó el acojone y creo que todavía me dura pero acabé amando a Nueva York
identificándome con su latido. Es el pulso del mundo del mundo. No me extraña
que Manolo Blanco Tobío dijese que lo que más extrañaba - para este gran
periodista gallego muy habituado a los modos de vida norteamericanos Europa era
una especie de exilio- es una ojeada rápida todas las mañanas al Nueva York
Times.
El bien y el mal conviven allí
puerta por puerta. Ángeles y demonios sentados a la misma mesa. Los rabinos con
sus kaftanes y los popes con sus manteos comparten un sitio en el metro. El
superfluo y la elegancia de
Está tan cargado de voltios el
lugar que los picaportes y los pestillos sueltan chispazos. La estática pervade
el entorno. Yo viví en el Este hacia la calle 14. Allí todos están juntos,
nunca revueltos. Mi barrio era una mezcolanza de judíos y de sicilianos que
veneraban la camorra y nietos de Al Capone todavía practicaban ese vudú
italiano que es la “jettatura” pero católicos al por mayor ya que en la fiesta
de san Jenaro sacaban su imagen por Manhattan en procesión. En la otra manzana
había polacos con su manera tan peculiar de concebir el cristianismo y
antipáticos. Los pacíficos ucranianos
todos con su peculiar y angulosa cabeza, los húngaros con sus botas de fuelle
me gustaban más y me hice amigo de los judíos como mi kioskero, un bendito de Dios
por nombre Samuel, que me regalaba unos puros verdes trapicheados de Cuba y
hablaba algo de ladino o judeoespañol. “Aguarde su merced agora un momentico
pues vengo al punto” Entre todas las etnias son los más de fiar. Los más
caritativos, los que más ayudan, aunque en cuestión de dinero no se casen con
nadie.
Luego, hispanos los había por
todas partes y ahora creo que son más. No se puede contemplar esta inmensa urbe
con prejuicios, nueva York los desborda. Es un mundo que rebasa todas las
barreras y trasciende las ofuscaciones y atavismos de la vieja Europa donde se
mira con recelo al nacido en el pueblo de al lado. Allí este tipo de
resentimientos se desconoce. No hay envidia y si existe por lo menos no se
nota. Ni miradas por encima del hombro. Sí tiene que haber un Dios flotante por
encima de nuestras cabezas, un Cordero que quite los pecados del mundo. Alguien
que se apiade. De la torre herida por el rayo. De la humanidad que palpita y
gime desconcertada. De la inconsciencia, la banalidad, la vulgaridad a
espuertas, la frivolidad sin limites. Se vive mucho mejor en el Rellayo pero
uno no sé por qué termina añorando a
18 de septiembre de 2001
Antonio Parra fue corresponsal
en USA. Licenciado en Filología Inglesa y Románicas.
SAN FRUTOS, ABOGADO CONTRA LOS MALOS TRATOS
Millán Sacramenia Artedo
Le llaman “pajarero”,
seguramente, porque su fiesta, iniciado el
otoño, coincide con la oleada de aves que cursan viaje hacia el sur y lo
convierten en cangreja de místico velero, donde reposan el vuelo
utilizando como descansadero a la
impresionante cofa de este peñasco yermo
que adquiere la caprichosa forma de portaviones inmóvil surcando la pedriza segoviana. Antes de reemprender el
vuelo por el freo paran aquí o utilizan las escotaduras y socarrenas de las
paredes cortadas a pico para anidar y quedarse. Abajo se prolonga una sima
amenazante, pero por lo alto del risco encuentran posada y cantadero las aves
tránsfugas, y sus píos causan embeleso a los ornitólogos.
Son como partes de una letanía misteriosa
repetida cada 25 de octubre sobre la cumbre que acomete el diácono de las
silvas con harta solemnidad y empaque. Señor, misericordia, es el grito
que entonan el jilguero, la avutarda, la aguzanieves y el monacillo por estos
peñascos donde el alma se eleva y Dios parece estar cerca, casi al alcance de
la mano, allí por donde las águilas y las vultúridas vuelan haciendo círculo,
más que en ningún otro sitio.
San Frutos es un santo que sabe
mucho de pájaros y de “pájaras” puesto que conoce algo de las costumbres
humanas a redropelo de todo pronóstico, se apartó del mundo no por menosprecio
sino por amor a la condición humana cuyas debilidades no le fueron ajenas. Las
bodas que se celebran en su altar no terminan en divorcio. Este eremita
mozárabe, que nació en Segovia el año
642 y murió setenta y tres años después de vida penitente en el desierto
tierras al norte de Sepúlveda - fue contemporáneo del último rey godo, del
traidor obispo Opas y del moro Muza que inicia sus algaradas por el Estrecho a
bordo de pateras-, brinda amparo, según cuentan, a los que andan en precario
por causa de amores que se acedaron, es baluarte de acogida para las mujeres
zurradas por la vida, víctimas de la incomprensión, la sospecha, para todos
aquellos que andan en trámites de separación o están a punto de cometer un
disparate. En fin, larga sería la lista
de méritos y los prodigios a cargo de su varita de virtudes poderosa. Su
venerable aura sigue ahí, encaramada en lo alto de la roca viva para el que se
moleste en venir a rezarle salvando las fragosidades de un áspero camino. Por
estas cumbres parece que se respira un aire distinto.
Villa y Tierra lo quieren y se le venera en
todos los sexmos de esta especie de confederación de judíos, moros y cristianos
que era la zona de la provincia de Segovia, el arcifinio de todas las lindes,
campos de pan llevar pendones y merindades, palenque de todas las espadas en
los agobiados siglos de Reconquista, zona de frontera entre dos culturas
diferentes y dos maneras de ver el mundo absolutamente opuestas. ¿Nos habrá
nacido desde entonces este complejo de prevenidos en fronteras, de centinelas
observantes del cotarro, siempre al acecho que hizo que el alma del pueblo
español, acostumbrado a los palos, saetas y sufrimientos del contrario, tenga
algo de aspillera? Es el sentimiento que al viajero le embarga cuando rinde
visita a estos riscos.
La ermita de san Frutos se yergue como un
testimonio contra la intolerancia fanática, el desencanto de las cosas del
siglo, y una exhortación a los buenos propósitos de la enmienda: lo que acaeció
entonces puede volver a repetirse.
Fue uno de los grandes santos
intercesores hispanos, muy popular a lo largo de
Su estatua corona la entrada
norte que algunos llaman también como en Burgos
la del Sarmental de la catedral
de Segovia, toda en granito y obra de Aniceto Mariñas. El ermitaño embebecido
en sus meditaciones pero sin porte adusto y casi diríamos que risueño está
mirando para un cantoral. La hoja de su libro está a medio pasar. Cuando esta
página que pinga del vacío vuelva con las demás, es que se va acabar el mundo,
según es crédito de radicación vulgar. La diócesis le tuvo gran devoción por
éstas y otras muchas cosas.
San Frutos vivió tiempos
difíciles de cambios dramáticos y de desasosiego general como son todas las
épocas de transición, cuando la historia pasa página. La batalla de Guadalete
dio paso a la desbanda del 711. Empezaron las invasiones africanas, los
arrasamientos y guerras prolongadas. Aceifas en masa. Venían y venían, cruzaban
el Estrecho que desde entonces tan bien conoce el moro en oleadas. Seguramente
la peste agarena fue un castigo que nos dio Dios a los godos “por no amarnos
unos a otros como Él nos amó”, porque las rencillas, discordias y lo que dieron
en llamar los historiadores “morbo visigótico” eran la regla. Ya san Isidoro
nos lo advertía, pero no hicieron caso. Crisis de valores en todos los
sentidos. Época de conmociones sociales, mudas de camisa y cambios de chaqueta. Se pasó del aquí no pasa
nada al a ver qué va a pasar aquí. Las fuerzas del moro Muza y de Tarik pilló a
los visigodos desprevenidos discutiendo sobre el sexo de los ángeles en medio
de la gran refriega religiosa entre trinitarios y anti trinitarios, arrianos y
católicos.
El lábaro verde del Islam flameó
triunfal en los campanarios de las basílicas paleocristianas que fueron
asoladas o transformadas en mezquitas. De Despeñaperros para abajo no quedó ni
una sola cruz alzada - eso para que ahora digan- y en
Desde aquella ocasión hemos
sido, como individuos y al de por junto, de inclinaciones tornadizas con el
forro siempre dispuesto a cambiar de chaqueta. Si se quería conservar la piel,
había que practicar una moral de conveniencia. Algunos por eso se fueron por
aljamía. Fue el caso de los muladíes
cristianos que abrazaban el Islam. O el de los marfuces o renegados muslímicos
que se bautizaban. Muchos transigieron aun teniendo que pasar por carros y
carretas como aquellos reyes de León compelidos a pagar a los califas la alcabala del viento o
tributo de las Cien Doncellas, el primer caso de trato de blancas que se
registra en los anales.
Pero los más hubieron de liar
sus petates y enfilar las rutas norteñas.
El Poema de Fernán González en dos hemistiquios cuenta cómo fue aquella huida:
“Tomaron las
reliquias - todas las que hubieron.
Fuyeron por Castiella-así la
defendieron”
Este pudo ser el caso de Frutos,
de Casilda, de santa Cristina de Lena, y otros muchos otros.
Asqueado de la corte y desilusionado del mundo
se apartó de él para mejor servir a sus semejantes y es así que el Señor le
otorgó el don de interceder, de curar, de mirar las conciencias por dentro y de
profetizar. Es una figura clemente y compasiva,
una especie de Sansón mozárabe que derribó el templo de los filisteos
sin perder la compostura una sola hebra
de su blanca barba. Hombre de fe, al fin y al cabo, que es lo que ahora nos
hace falta.
Por eso su fiesta, tras una
eclipse, y todas estas convulsiones sociológicas que han puesto una
interrogante recia sobre la institución
matrimonial, después de la crisis, del Concilio y todo lo demás, se ha vuelto a
colocar en candelero. El pueblo nunca
suele equivocarse en sus corazonadas por todo el racionalismo que le echen y
los denuestos percheleros de nuestras celestinas hertzianas, y es así que san
Frutos el misericordioso está de moda.
No es tan sólo el interés
ecologista lo que ha metido a este padre de la patria en los riñones de
actualidad sino que también son las vicisitudes que parecen agobiarnos a los
españoles de ahora como a los de entonces. Lo que preocupaba a aquellos godos
también a nosotros nos preocupa.
Su ermita está situada en un
lugar escarpado, la espadaña en forma de cruz
tiende sus brazos desde castillo roquero de clemencia en la cúspide de
un farallón y habitáculo de la última reserva de rapaces que quedan en España,
por el predio de Caballar, atravesado por la calzada que conectaba Septem Pública o Sepúlveda con Cesar Augusta.
San Frutos funge como abogado de las mujeres
vejadas, de los maridos acongojados y pone paz allí donde la celotipia o la infidelidad ha
instaurado su marca de suplicios. Con su báculo y milagrero, convertido en
varita de virtudes, tocará la tierra pedregosa y árida y se abrirá una vía de
salida para que lo que humanente carece de solución -Dios hace otras cuentas-
se enmiende o, cuando menos, no empeore, y así seremos salvos. Por una vez
vencerá la inocencia y se irán abajo los demonios. Ya era hora de que el mal fracase.
Este Moisés de
-¿Qué te pasa, hija?
-Pues que él me pegó, que no hacemos
más que regañar.
-Vaya por Dios. ¿Y eso será
irreversible? Un poco de aguante.
-Es que -dice la vapuleada
titubeante- ya no nos queremos. Hay otro hombre. Se ha roto la relación.
Cantinelas como ésta las debe de
escuchar el bueno del santo casi a diario desde su tronera del Paraíso, un
confesonario que le ha asignado san Pedro para que atienda los casos
desesperados del servicio de urgencias. En la actualidad con tanta falta de
conllevancia, nadie aguanta un pelo y todo son mohatras y requisiciones, inquisiciones
de la vida pasada, este departamento tiene tela marinera. Si no fuera así ¿de
qué iban a vivir si no los retratistas surales y gacetillas rosa?
La fidelidad, la castidad, la
modestia y el contigo pan y cebolla ya no se llevan. Puede que la cosa siempre
fuera así porque la condición humana es invariable en sus miserias y cerrera la
cabra siempre tira al monte, pero hoy se jalea mucho más. No se barre tanto
debajo de la alcatifa como antes ni a las mozas en un desliz les aprieta el
guardainfante, pero la mierda sigue escondiéndose debajo del felpudo. ¡Menudas
están ahora las prójimas! Hay quienes ven en esta rebelión feminista un signo
de inquietud apocalíptica. No se trata ya meramente del sexo, que al fin y al
cabo no es más que un instrumento y la función crea el órgano sino de poner la
biología patas arribas. La vida va al revés.
Por eso san Frutos, que debió de
ser un buen hombre, y ahora es un santo muy majo y servicial, tiene tanto
trabajo en el cuartelillo de las desavenencias conyugales donde reside de
guardia permanente. Lo que el uno hace el otro deshace.
Si su colega san Antonio era el encargado de
buscarle novio incluso a los casos más desesperados, el pobre san Frutos
acomete la desagradable labor de venir con los municipales para recoger los
restos de la vajilla que se hizo añicos o hay una mujer tendida en la cocina
con diez navajazos en el abdomen asestados por su marido en un ataque de
desesperación o de celotipia. Ved cómo terminan las promesas de amor eterno. A
veces hasta hace un milagro, resucitando a la víctima o, en particular,
evitando que aquellos altercados acontezcan o pasen a mayores.
Es un santo moderno, en pleno
vigor, encarnado en una época de empalme de caminos y de paso a la fronteras,
cuando se acaba una senda y otra abre surco. El siglo XX cierra sus páginas en
medio de muchos estertores de crónica negra.
En esta tesitura global, porque
la violencia doméstica no se circunscribe a la península Ibérica sino que es
flagelo que azota a todo occidente, es cuando más hace falta una figura que
ejerza su autoridad moral y disipe los vapores de la duda y el desconcierto en
que parece que nos hallamos. La precaria situación de fuerza bruta y de
vejámenes contra la mujer reza para el tercer mundo y es casi endémica entre
los mahometanos. Allí no está abolido el harén y es de precepto velarse el
rostro o la cabeza con el almaizar, al igual que lo hacían nuestras moritas en
los romances fronterizos de la edad medieval. Recato y decoro sigue reclamando
el Profeta a las esposas de los creyentes. Las quiere sumisas a sus dueños y
hasta se atenta contra uno de los cinco sentidos, el tacto, practicando la
crudérrima ablación clitórica para que así no sientan placer en el encuentro
carnal.
No en vano Shakespeare dio vida a este
problema que afligirá a los hombres de todas las épocas en su drama Otelo, el
monstruo de los celos. Quiso poner a Desdemona, mujer virtuosa e inocente,
víctima de las sospechas del marido, en manos de un moro, una tragedia que se
sigue representando en vivo y no en el teatro en nuestros hogares con una
cotidianidad que empavorece. Sin embargo, a veces debajo de las tocas castas de
Desdemona se agazapa el hacha parricida de Clitemnestra, pues aquí todo está
muy entreverado y el bien y el mal conviven puerta por puerta.
En eso que nos llevan de ventaja
a los cristianos, en ponerles almaizar para que no las miren a la cara a sus
parientas. Si la ley mosaica prescribe la dilapidación para la adúltera y los
imanes punen severamente por la misma razón, los cristianos parece que nos
movemos en inferioridad de condiciones. Estamos obligados a poner la otra
mejilla y hacer la vista gorda a los cuernos, a no vengar las afrentas. Pero no
es así. La ley del amor triunfará. Casi por este extremo de devolver bien por
mal, un rasgo de entidad divina más que humana, se puede demostrar que el
cristianismo es la religión verdadera. Y ahí tenemos a san Frutos salvando a la
derrocada y a Jesús dejándose ungir los pies con el alabastro de la dulce y tan
pecadora mujer de Magdala.
En este mundo de contrastes
entre la opulencia y la privación de lo más elemental la regla sigue en vigor
hasta en el atuendo femenino. Lo que les falta a las elegantemente desnudas de
nuestras pasarelas les sobra a las señoritas de Bombay que por carencia de medios
no pueden ir a la moda. O no llegas o te pasas, o no bebes o te emborrachas,
esa es la fija.
El efecto multiplicador del
cuarto poder con su arrasadora eficacia haciendo bocina desde los nuevos
púlpitos que son las ventanas de los aparatos de televisión sirve de caja de
resonancia. Los ojos del basilisco que matan con la mirada tienen hoy pupilas
de neón. Salimos a víctima de la
violencia doméstica casi diaria.
Estos males, que siempre
tuvieron mala compostura, ahora parecen carecer de remedio. Ni contigo, ni sin
ti. La maté porque me pertenecía. Mía o de la tumba fría. Machista. Yo ahora
hago con mi cuerpo lo que me apetece, mira éste. ¿Y tú qué me has dado, a ver
qué me has dado? Hay algo de luciferino en esta guerra de los géneros que
revoluciona los hogares, está poniendo patas arriba las camas de matrimonio y
los gineceos en pie de guerra. Fracasada la lucha de clases, ahora a lo que se
enfrenta el mundo de los ricos es a la de géneros al grito de “mujeres del
mundo uníos”. En lugar de crear un clima de armonía entre el hombre y la mujer
lo que está determinando es mayor crueldad, más ira, más esposas victimas de
vejámenes o camino del hospital, más maridos y padres de familia que acaban en
la calle pidiendo limosna. ¿No nos estaremos pasando?
En desquite de lo morboso, el
crimen pasional no pertenece al ámbito perentorio que hoy se le quiere dar. Es
más viejo que la ruda porque ya chupaba cámara de actualidad en los tiempos
bíblicos y mira que por aquellos días no había micrófonos acusicas ni la gran
lente de aumento de los medios de comunicación donde todo se magnifica o
minimiza a propia conveniencia para deformar la magnifica presencia de Dios en
la historia. Lo quieren desterrar los demagogos y sigue aquí: habitando entre
nosotros.
La flaqueza del barro en que hemos sido
fraguados no ha perdido su habitual consistencia; seguimos en las mismas con
nuestra querencia a ser carne de cañón, carne de horca y carne de prostíbulo.
Puede que san Frutos eche un remiendo, pero esto no lo podrán arreglar nunca ni
los moralistas furibundos ni las feministas del moño retorcido. Más valdría
morigerar un poco el país, colocar a la mujer en su sitio justo y digno, ni en
una hornacina ni en la corrala, y no tratarla como un producto de bisutería o
de casquería. El alza de mira de la lente del espejo público no debe estar en
la explotación morbosa de los bajos instintos (corruptio optimi péssima), pero hay
intereses en juego para que no sea así y esta sociedad recoge lo que siembra:
pornografía más violencia. Es un círculo vicioso.
El efecto mimético de esta
corriente llega a los hogares y los convierte en infiernos. Más que moradas
vinieron a dar en campos de batalla, en abrevaderos de imágenes, porque la
bicha no deja de escupir basura. Hay poca ética y menos estética, dormitorios
en los que tampoco se va a descansar sino a la guerra, refectorios de comida
rápida. ¿Qué tenemos a nuestra alcance? Televisión basura y sin gusto, comida
basura, una clase política que es una mierda y un periodismo que unos días se
hace el Tancredo y otras veces rememora las furias de las venganzas catalanas y
de
A este paso no va a quedar
títere con cabeza.
La autoridad del cabeza de familia
por los suelos y postergados sus derechos, la manumisión de las señoras ha
traído un ambiente de agresión y de revancha contra el varón que del gallo de
quintana encaramado en su bardal sagrado e intocable ha pasado a criar complejo
de zángano de colmena al que las obreras humillan y desalojan de su celda por
parásito e inservible. Cuando ya no eres apto para la creación, la patada, y
esa calamitosa y precaria situación de marido y de paterfamilias que tuvo
descendencia pero que ya conserva poco ascendencia entre los miembros de su
corral, donde más se percibe es en casa.
Como la mujer trabaja fuera y los hijos no se
emancipan el hogar ha dejado de ser ese rincón donde el guerrero de todos los
tiempos se imponía y se lamía las heridas. Actualmente es un epicentro de
borrascas agitado por maremotos y donde suenan las voces, son constantes las
fricciones, y las amenazas derivan en reyerta. ¿Qué hacer?
Con tantos problemas y con tan
escasas soluciones no es de extrañar que se produzcan uxoricidios y parricidios.
El hogar altar sagrado de la vida de un individuo, conforme lo entendían los
romanos y lo asimiló el cristianismo, se transforma precisamente en lugar de
acampada sin raíces estables, en mansión de las sombras y un pedazo de ese
infierno portátil anticipo de las tinieblas exteriores.
Como el mal no presenta visos de
desaparecer, la crónica negra irá en aumento. Forma parte de los apeos del
tenderete con un sistema de valores mercantilista y venal. Los españoles ahora
mismo no somos un pueblo feliz y los vejámenes en el hogar no son más que un
síntoma de infelicidad y de males que
enraízan profundos en nuestra psique histórica. Tal vez tengan que ver con el
morbo visigótico, ese vil entristecimiento de la dicha ajena que nos predispone
a la rivalidad y la discordia. Por fuera se trata mediante la hipocresía
guardar las apariencias pero lo cierto es que no hay buen ambiente.
Se dibuja entonces sobre el
horizonte el espectro felón y fratricida del obispo Opas, símbolo de lo bajos
que podemos llegar a caer llevados de esa pasión cainita que hace aquí a la
traición coger patente, y que padecieron los santos mozárabes que buscaron en
el desierto y la huida refugio a la incomprensión de sus iguales y la
intolerancia mortífera de rivales. Por
eso convivimos amargamente y la falta de conllevancia nos convirtió en un
pueblo duro y cruel para con nosotros mismos y blandos y papanatas hacia lo
extranjero. Nos damos besos y abrazos al saludarnos pero en el fondo qué poco
nos queremos.
La familia refleja ese trasfondo
de desavenencia no solidario y banderizo
que nos llevó a cuatro guerras civiles en los últimos dos siglos, y casi una
docena de cambios de gobierno y de golpes de estado. Sólo nos queda recurrir a
la lotería y al milagro. Los santos, por lo demás, están ahí, forman parte de
nuestra idiosincrasia, casi son lo mejor que tenemos. Ellos sabrán marcar una
ruta de esperanza. Su ejemplo y su protección nunca nos faltarán.
San Frutos era un cortesano
huido de la corte del último rey Rodrigo que nace cuatro años después de que se
produzca la desbandada. La corrupción y la desmoralización debió de ser total.
Harto de aquel ambiente de intrigas y de revueltas, repartió sus riquezas entre
los pobres y se tiró al monte, no para atacar el arma al brazo al invasor
sarraceno sino en ansias de buscar la perfección que Cristo predicó a los que
buscan la vida eterna. Probó refugio en los inhóspitos páramos más allá de
Sepúlveda, la selva de las anfractuosidades y hoces del Duratón, un paraje aun
hoy lejos de la civilización y habitáculo de alimañas.
Le tildaron de loco y de tarado
pero Dios se hacía otras cuentas. Mediante el ayuno y la mortificación alcanzó
tal grado de perfección venciéndose a sí mismo que obtuvo gracias especiales
del Señor como la clarividencia profética, la bilocación y el don de hacer
milagros. Cuando vinieron en su búsqueda unos pelotones de soldados bereberes
que arrasaron la zona del Duero él se deshizo de ellos mediante la famosa
cuchillada sobre la roca que le puso a cobro de sus fanáticos perseguidores que
fueron a dar con sus cuerpos y sus caballos al foso que se hunde a los pies del
alcor. Arriba, la ermita y, abajo, las hoces y cañones que dibuja el afluente
del Duero al internarse hacia el terreno llano, en demanda de los arribes del
Duero, a través de una vega ubérrima, almendros y buen vino, mamblas peladas y
raigones de un castillo, lienzos de muralla o sillares de alguna iglesia
desportillada sobre el otero, trazando una curva de ballesta.
Los reinos del último godo se
vinieron abajo en medio de discordias intestinas que allanaron el terreno al
invasor. España se desintegraba en medio de conmociones personales; la
corrupción de costumbres, cuando las damas de la nobleza visigótica habían
caído en toda suerte de aberraciones, copulaban con animales, el gusto por la
riqueza y la molicie se habían hecho endémicas.
Mientras, Don Rodrigo y su Cava Florinda van a ser desde entonces el
fantasma misterioso de la traición, la conjura y el asesinato que se cierna
amenazante por la historia de España. ¿Y esto por qué? Desconocemos la causa
pero fue así.
Hubo miseria moral a causa del
lujo y las riquezas y miseria física, plagas y enfermedades y esa congoja
apocalíptica que se conoce bajo el nombre de “presura” y que pone a los pueblos
en movimiento y a ir de aquí para allá. Por si esto fuera poco luego estaban
los trastornos cósmicos y la aparición de signos y símbolos extraños en el
cielo esto es apariciones con los que el brazo de Dios intentaba meter en vereda
a los recalcitrantes cristianos dados a la molicie y que practicaban el
contubernio junto a la conspiración y el asesinato. Una pena que no estuviese
allá Chus Torbado para contarlo porque hasta creo que se hubiese mofado de
aquellas señales cósmicas que a todos cogieron desprevenidos al cabo de la
batalla de Guadalete y sin saber a qué carta quedar.
Por haberse encendido la
iniquidad se enfrió la caridad entre las multitudes que prefirieron los torneos
y las intrigas y el fútbol en vez de acudir a los templos a suplicar el perdón
de la divinidad ofendida.
Por eso baremos puede ser,
agrego, que la presencia constante de José María García machacona y hortera
tras los micrófonos echando balones fuera o los trapos de
España en la encrucijada
aguantando el escalpelo de sus propios enigmas y los americanos deshojando la
margarita de las idus de noviembre y sin saber a qué carta quedarse. Bush otra
vez batiendo atabales y haciendo sonar la trompa de caza nuclear, el lituo del
acojone. Helo por do viene. Si es el
Bush - dejenmelo que lo diga en inglés con la venia del querido patrón de mi
pueblo- “we will be beating around the bush” (a pegar palos de ciego y que los
golpes lluevan sobre tu cabeza y no te enteres pues esto ocurre cuando el poder
lo tienen los agentes de la conspiración); caso de que las urnas dictaminen su
opción de una maldita vez, pues no me cohíbo en anunciarlo, las riendas del
planeta estarán en manos de un subnormal... And
a bull shall gore us. Lo que expuesto en cristiano viene a decir que nos
pillará el toro a todos. El dragón afianza sus mandibulares sobre las carnes
divididas de este planeta. La sámara del abedul está desparramando sus
semillas. Llega la hora de la siega.
Convendría en estos tiempos de
alteración purificarse bañandose en las aguas pandas del Duratón y de postre
cenar “jaroseth”a base de verduras cocidas en vinagre a imitación de nuestros
antiguos padres. El divino Frutos nos ampare de las maquinaciones de la
infernal culebra que repta por los viales de
Los godos no pueden resistir las acometidas de
las hordas islámicas, austeras, disciplinadas y con una concepción del mundo
muy clara y definida. Un sol nacía por oriente, el Islam, y, ya de vencida, el
occidente cristiano parecía abocado a hundirse por el ocaso.
Los soldados de Tarik quisieron
prender al morabito que hacía penitencia en el yermo de la pedriza. Nada
hubiera sido más sencillo porque el eremita no contaba con ningún respaldo de
gente de guerra. Sólo otros dos penitentes, que decían ser sus hermanos,
Valentín y Engracia, le acompañaban en su vida anacorética. Sin embargo, cuando
intentaron agarrarlo he aquí que el justo varón se encomendó a los Cielos y
tocó tres veces el firme de la roca con su callado invocando a
No fue molestado más en adelante
el eremita por visitantes incómodos que no venían precisamente en son de
turistas; se dice que el caíd que lo perseguía, maravillado de aquel estrago,
pidió las aguas bautismales y con toda su hueste en peso decidió hacerse
cristiano. Frutos pasó en el abrupto lugar el resto de sus días, alcanzó edad
provecta hasta que durmió en el Señor a los 73 de su edad. Allí se guardaron
sus reliquias, fue canonizado y proclamado padre de la iglesia de Segovia por
Calixto II el año 1111 justo el mismo año en el que Pelayo de Oviedo, obispo
primado decreta la supresión del rito mozárabe o hispano visigótico.
No obstante el culto a las
reliquias de Frutos o Fructus (el alegre, el que disfruta, en latín) arranca
desde mucho antes. Es uno de los hitos de la leyenda áurea hispana. Junto a la
espelunca donde pasó la mayor parte de sus días los monjes de Cluny se
establecieron y fundaron un monasterio, directamente dependiente de Silos y que
compitió en grandeza e importancia con el de Montecasino.
En este convento llegó a vivir
una beguina que huyó de casa a causa de los malos tratos y pidió asilo a los
frailes para que la empleasen como cocinera. El marido un día vino a buscarla,
la arrancó prácticamente de las manos del abad llamándola puta y toda clase de
improperios. La arrastró por los cabellos y la lanzó al vacío justo en el mismo
punto donde había dado san Frutos la famosa cuchillada que le puso a cobro de
las iras del Islam. La pobre despeñada se encomendó al santo y sucedió que éste
vino en su socorro. El cuerpo fue a rebotar contra la rama de un sauce que
suavemente se fue desgajando amortiguando el golpe de la caída al vacío por el
desfiladero.
Otro caso similar vuelve a
repetirse en la ciudad de Segovia con una judía por nombre Esther a la que el
sanedrín local había condenado por adulterio al castigo de despeñamiento, cosa
que se hizo con todo la minuciosidad de las reglas talmúdicas. La muchacha cayó
al suelo ilesa. Se encomendó a
Sin embargo, el refranero
popular sigue adjudicando a las mujeres de por aquí una paremiología nefasta.
Los mal pensados dicen que por algo será:
“Y de Segovia ni burra ni
novia, y a ser posible tampoco la mujer”
En Caballar estuvo el desierto
por excelencia, la retaguardia del espíritu, se supo que también las oraciones
ganaban batallas a los moros, y el peor moro es un enemigo interior que
llevamos todos en los adentros, ése es más temible que el propio Almanzor cuya
memoria se pudra en los infiernos, como cuenta el Silense. Los pendolistas
benedictinos nos advierten del peligro que corremos si no volvemos a nuestras
fuentes si abrimos la puerta al enemigo y el peor enemigo de España y de los
español podremos ser los españoles mismos en ese prurito inquietante por
tergiversar nuestra propia historia.
El eremitorio
conocido por el nombre de Las Cuevas de los Siete Altares, una especie
de catacumbas del primitivo monaquismo mozárabe es un reclinatorio para
encontrar la paz del espíritu en estos tiempos que tanto se parecen a aquéllos.
El aire huele a fragancias humildes del campo que acarician el olfato, la vista
se esparce hacia los horizontes abiertos y a los aires altos de la sierra donde
los buitres de la reserva trazan círculos de concordia. Vemos alzarse una nube
de traza espectacularmente polimorfa, casi se puede tocarla con la mano, tiene
algo de premonición bíblica. Sobre el envés de este cúmulo gaseoso puede
esconderse la presencia del Padre Eterno. La voz de Dios se percibe aquí con
mayor intensidad que en otro lado. Es una voz que habla de misericordia y de
perdón. La escuchan siempre aquellos que van huyendo de los ojos furentes del
basilisco y escapan al yermo como san Frutos mismo. Estas lomas acercan al
éxtasis. Qué pena que la mística hable un lenguaje acrónimo que el mundo desconoce; no podrán
desgraciadamente captar su mensaje muchos hombres y mujeres de hoy, enfrascados
en sus negocios, colgados del móvil discrecional, que han transformado la
religiosidad en superstición y todo lo relacionado con las cosas del cuerpo en
su fetiche. Leviatán asoma su perfil de chistera y pantalón a cuadros por la
otra ribera del Atlántico, reclama que se le dé culto. Urnas y hornos
crematorios, bambalinas, hombres de paja, de esos que tiran la piedra y
esconden la mano, y luego acusan mientras esperan que les riamos la gracia.
¡Pobrecillos, son tan poderosos que reventarán de éxito cualquier día de estos!
La algarada que viene es peor que la de Tarik y sus chicos. Va a correr mucha
sangre - virtual, claro está- a orillas del Guadalete, pero habrá otro
Covadonga y otro Clavijo. En espera de que el anunciado renacimiento se
produzca al cabo de esos lustros de negrura, sólo nos aguarda el recurso de la
huida al desierto tras las huellas de los santos de la mozarabía, los que no
quisieron comulgar con ruedas de molino, se resistieron a las añagazas de
Por ese cabo - todo habrá que
decirlo - los peores fueron muchos curas y algunos obispos libeláticos que en aquella hora amarga
pospusieron su fe a la razón y a los intereses de dinero y de poder. No fueron capaces de comprender porque se le
escapaban las claves. Roma en el siglo VIII también claudicó y ahí están los
Papas de
viernes, 3 de noviembre de 2000
(0:53 h.)
viernes, 24 de noviembre de 2000
(5:32 h.)
En el primer banco se sentaban
los doce guardia civiles de guarnición. Era un sargento el jefe de puesto de la
comandancia de un pueblo asturiano posado en un valle a la riba de un río. Hay
que atravesar un puente sobre el ejido donde pasta alguna que otra “Cordera”
maternal y que para mí seguirá siendo vaca abuela con todo lo que digan - el
peligro hoy no es el matadero de Noreña sino esa extraña enfermedad que trae a
los ministros del ramo de cabeza: vacas locas- y luego se accede a través de
una calle larga que se recuesta entre las peñas.
A mano izquierda hay un bar
acera por frente del cuartelillo de
Se la podría componer algunas
endechas y dirigir unos buenos cantares a esta panadera comprensiva y rumiante
que se trae un aire manso y ejemplar con las vacas que pacen en el sel de la
entrada pasada la ferretería de Carola
después de virar por la curva y ya estamos en el ojo mismo del valle al
que mi vivir o la fuerza del destino me trajo rodando por las pendientes de la
casualidad o de un secreto designio que llevamos al nacer todos en la
frente y cuyo sentido oculto vamos
desmadejando cada día de nuestra existencia. Nuestro porvenir cuelga de los
cuernos enroscados del buey apis.
Pues era el día de
Tengo que decir que el
arcipreste don Quintín pronunció un sermón muy sentido de los que por desgracia
no se escuchan en nuestro templos desde que dirige los designios de la barca de
Pedro ese polaco tan misterioso y comprometido con los poderes fácticos de la
trilateral. Por eso tengo que aducir que la homilía del humilde sencillo cura
de aldea me llenó de consuelo. Don Quintín, pequeño, algo calvo y rechoncho al
que yo convido a culines o a una pinta en la taberna de la plaza adquirió ante
mí una elevada talla moral que sobrepujaba a la del propio cardenal primado o
el purpurado de Madrid. Porque si los príncipes de
Pero aquí estamos rozando uno de
los enigmas más maravillosos de esta institución de origen divino a la cual los
hombres bulderos y boleros han querido transformar a su capricho. Querían una
iglesia hecha a su medida como una dulleta de encargo pero lo cierto es que a
la institución empecatada y corrupta ya que siguiendo las indicaciones de
Montesquieu -¿no fue el que dijo que todo el poder corrompe y el poder absoluto
más todavía?- sólo le puede lavar la cara un san Francisco. Así la iglesia
quedará a salvo de la ignominia gracias a un diácono.
CRISTO ES UN ESTORBO A LOS GLOBALES
Por Millán Sacramenia Artedo.
“Yera moru, el cristu de la iglesia que tiene don Acisclo, habrá que cambialu, porque yé
blanco, y ya non val”. La
sentencia que profirió Pachu de Mio Pa en el chigre de Alonso tenía toda la
categoría de la conclusión de una tesis doctoral. Todos estábamos un poco
alarmados porque la andanada era global, de esas que hacen época, pero, como
ahora todo lo que traen los papeles se ha vuelto dogma de fe, el pueblo ignaro
acepta por ciertas todos estos torpedos a la línea de flotación del barco de la
fe.
Otro de los contertulios, Toñín
de Ternerona, envidó con una frase que fue lo mejor de toda aquella noche de
hierba joven, luna blanca y lejanos ecos del lúgubre canto de la “curuxia” en
los humeros del monte, pues el sol ya se había escondido y de las breñas
descendían nubes muy negras amenazando
una vigilia metida en agua:
-Tras el carru volcau to son carriles, nin.
-Caguen mi manta quien quitarnus
la fe.
Se había entablado una polémica
y hubo quién acaloró se.
-Es creer en lo que nos vino,
que bien me recuerdo de lo que decía sobre este parecer el catecismo que yo aprení na
escuela.
- Y no vimos - precisó Volo
Fesorias acordándose de lo que ponía el P. Astete.
-¿Qué tendrá que ver el color de
la piel? ¿No dicen ahora que no hay que ser xenófobos?
El color, la raza, la flaqueza o
la crasitud, la fealdad o la hermosura no constituyen sino accidente, que no
interfieren en la sustancia anímica, la parte más noble de la persona. Lo otro
pertenece a la naturaleza inferior. Pero se viven tiempos aparenciales de
imagen y de las liviandades de lo light. Nuestro periodismo, el de la “Nueva
España” incluso es una caja de resonancia de este espíritu de inversión de la
cruz, carrus volcaus, y de esa involución que ya está llegando.
Una de las grandezas mayores de
Pero aquí la gente sigue tomando
el rábano por las hojas, porque los amos de la rueca informativa profazan que
es un gusto enarbolando la cruz del revés y a lo que se aspira es al carru
volcau que decía Tonin de Ternerona ante un culín de sidra áspera en el galpón
de Alonso al atardecer de un día de manzanos en flor. Cristo bendito el que
confundió a los doctores deja los estrados en los que enseñaba en el Templo y
regresa, cerradas ya la mayor parte de la jornada las iglesias, a los chigres,
porque es la taberna el único lugar donde se puede hablar libre sin miedo a los
barandas y a los espías del pontífice. Siempre mostró predilección hacia los
pecadores, convivía con pecadores, dejaba que las putas se le arrimasen y le
ungiesen los pies. Toda su doctrina es una soflama contra la hipocresía del
tartufo. El ariete de la mansedumbre no se dejó encalabrinar por las
seducciones del poder. De ahí que todavía le sigan considerando persona non
grata las gallinas lluecas que se aselan en el nial de los contubernios y la
impostura.
Borran su memoria y siguen
aduciendo contra su sagrada persona a los abogadetes y rábulas de la impostura.
El sinedrio sólo consiguió condenarlo sin pruebas aduciendo testigos falsos.
Ora echan mano del libelo, ora de la soflama, ora del sesudo tratado pseudo
científico avieso de malas intenciones, ora envían a sus tribus urbanas para
que embadurnen los muros de las catedrales con el dele del diaño. El caso es
volcar la cruz para marchar todos juntos por la senda del revés.
Les exaspera la figura doliente
del crucificado. Se encocoran y escupen ante la imagen clara del Santo Síndone
y una parte de ese lienzo se conserva en la catedral metropolitana de
Hay razones fuertes que inducen
a suponer que Oviedo, el antiguo templo de Jupiter, que cambió la advocación de
su ara a Zeus por el de Cristo, aglutinó el sentir soteriológico del que está
imbuido todo el bizantinismo visigodo. En la recuperación de las ciudades y del
territorio de los que fueron erradicados a causa del empuje islamita los
herederos de don Rodrigo el carballón troncal de la estirpe jugó un importante
papel.
No hay más que leer a Nikos
Kathantakis para reparar en lo que significa esta presión alóctona, que hoy se
está repitiendo en proporciones casi apocalípticas que nos recuerdan la
“pressura gentium” del que nos hablan los sinópticos, con las mismas
características que tuvo diez siglos atrás (los problemas se han agrandado tras
la caída de Kosovo). Porque Europa fue un laboreo incesante, un ir y venir
cargados con los huesos de los santos a cuestas y de los que efundiendo su
sangre dieron testimonio del Cordero. Sin culto a las reliquias ni
peregrinaciones no hay fe que valga, pero “Cristu yera moru”, nos dicen
los expertos anglosajones. En el Beowulf, en
“Tomaron las
reliquias/ todas las que ovieron/ cabalgaron por Castiella/ ansí la
defendieron.”
Que se cometieran abusos no lo
niego y que haya catalogados en todo occidente más de cien mil astillas del
árbol de la cruz que supuestamente encontró santa Elena, tampoco. Todos estos
vestigios pueden verse en algunas quirotecas catedralicias y algunas aun se
veneran. Hay otros más sospechosos aún; el ceñidor de
En este tiempo de carros
volcados y de teleras y ruedas patas arriba, se cambian las tornas; los
versutos facense idiotas y estos últimos a la inversa logran el grado de
especialistas. Me aferro a la fe del carbonero con que razonaban mis amigos del
chigre. Para mí valen mucho más que las conclusiones de los expertos. Los
últimos serán los primeros. Prometió Jesús Bendito y él siempre hace lo que
cumple, no como los señores del Banco Azul. No es Charlie el del Bigotito con
sus monsergas de “España va bien”.
El logogrifo del 666 se estampa
en los papeles más insospechados: en las cuentas corrientes del dinero que
mandamos a Bosnia y hasta en las citas de un juzgado (me enseña un amigo un
exhorto de la audiencia de Pravia para comparecer a un juicio de faltas, que
luego resultó ser una infracción de Tráfico, porque el interfecto le había
leído la cartilla al número de
La maniobra que se esconde
detrás de esta hipótesis sobre la raza negroide del Señor es evidente: acabar
con toda una iconografía y estatuaria en la que aparece como un hombre de raza
blanca, rubio, con los ojos azules, la barba bermeja. Así es la estampa en los
contornos en relieve de
Esto no es la sustancia. Es el
accidente, volvamos a insistir. el meollo de la cuestión no descansa sobre su
aspecto físico sino en la perduración de sus enseñanzas. Lo que prometió se ha
cumplido.
En el amor a los pobres y a los
oprimidos, en su rebelión contra los poderes fácticos causó revuelo entre los
fariseos, los miembros del sanedrín y los pontífices. Es posible que hoy siga
siendo el ariete que molesta a los globales. Cristo estuvo entonces contra los
pactos sinalagmáticos con Roma, huyó siempre de los honores y de la riqueza.
Era un peligro constante para los que se consideraban depositarios de la verdad
y el brazo de la ley, celosos siempre de su capacidad de convocatoria ante las
masas, y de su atracción mesiánica. Por eso lo enviaron al palo esgrimiendo
aquel argumento estremecedor que todavía retumba en los ecos de los siglos caiga
sobre nosotros su sangre y sobre nuestros hijos. Era tan arrebatada la incriminación que el pretor
romano que desde el principio del juicio lo tuvo por inocente acabó por lavarse
las manos desarbolado por la contumacia diabólica de Anás y Caifás. Pilatos
irresoluto no tuvo otra opción que acceder a la petición de los pontífices.
Cuando escuchó de sus labios que lo denunciarían ante el emperador, sancionó la
crucifixión, que era entonces el tormento de la ignominia, la peor forma con
que podía acabar un ciudadano romano.
Cristo plantó cara al viejo
orden. Estorbaba entonces y estorba ahora. El anatema de crucificale sigue
agitándose macabro en los labios de los globales, los cuales - esto no se
olvide- so capa de democráticos y librepensadores son totalitarios. Su memoria
histórica continúa siendo un estigma que se proponen erradicar la propia
memoria porque actúan con vehemencia subjetiva sin darse a razones. Pero en las
tácticas con que lo persiguen, más sutiles y de guante blanco, no son más
originales que los Herodes y Nerones de antaño y utilizan los mismos argumentos.
Loco. Se hizo pasar por hijo de Dios. Rey de los judíos. Visionario. Echaba
demonios en nombre de Belcebú. Hoy se le tilda de políticamente incorrectos a
Él y a sus verdaderos discípulos, que son los peligrosos, porque se han situado
extramuros del sistema de la oportunidad. Ellos harán más pupa que las
excomuniones episcopales o el compadreo de las altas esferas ganosas de
mantener preeminencias e intacto el poder y la cartera porque, a diferencia de los malos pastores y
de los discípulos de pacotilla, no se han adherido a los pactos sinalagmáticos
de la gran movida. Su reluctancia les convierte en idóneos para los quemaderos
inquisitoriales que ya para ellos se caldean en estos mementos. Todo por no
adherirse a la causa de la bestia. No se crean que es ningún cuento chino lo
del anagrama fatídico con los seis números del anosmia. Sus siglas vuelan por
el círculo virtual de Internet. El antecristo hará milagros.
No he visto película más alevosa
que una protagonizada por Antonio Banderas y que se titula The Body, toda una
diatriba contra el depósito de la fe, una negación de la soteriología, de la
divinidad de Cristo y de su existencia, un alegato infame contra la
resurrección. La daga venía envuelta en guantes perfumados, pero la seda no
podía ocultar el brillo del alfanje, puesto que la daga estaba rodada desde un
planteamiento inteligente y consecuente desde la primera a la última de las
secuencias. Pero, una auténtica trampa saducea toda esta cinta maestra porque
saduceos fueron los judíos que negaban la resurrección, siendo escarnecidos por
los otros judíos, los de la rama farisea.
Casi desde que inició su
andadura esta misteriosa religión que predica olvidar los agravios y querellas,
amar a los que nos persiguen, el desprecio a las riquezas y el apego a los
valores espirituales sus detractores toparon siempre en la misma piedra de un
único argumento: ser esta doctrina un amasijo de patrañas guisado a gusto de
mujerzuelas y débiles mentales.
Nietzsche, el cual tal vez había
leído demasiado a Lutero, a Loyola y a Calvino, y que había sido capaz de
descubrir las incongruencias de san Agustín sobre el celibato - que las tiene
como las tiene san Pablo en cuya pluma retumba el eco de la contradicción y en
todos aquellos que se han obsesionado con un único tema- blasfema: “Ese
conjunto de afeminados son los enemigos de la raza superior, lo ario”. Para el
pensador teutón el cristianismo no era meramente un problema de bragueta, sino
que su fundador era un invertido.
Pero Arrio, siglos atrás, había
sido seducido por el mismo espejismo y pergeñó una herejía a costa de la
diferencia de las dos naturalezas que se observan en la segunda persona de
No quería enemistarse con sus
paisanos de
Pero tampoco pidió imposibles.
El hombre nunca será probado más allá de sus fuerzas. Exhortaba a la perfección
a la vez que explicaba en la parábola de los talentos que no a todos se les
puede exigir lo mismo. Nunca habló del celibato y siendo casto como lo fue
nunca hizo bandera de la gazmoñería. Amonestó a los que querían dilapidar a la
adúltera. Los que estén libres de pecado que tiren la primera piedra. Instituyó
el sacerdocio. El celibato nunca. Alternaba con alcabaleros y mujeres públicas,
para los judíos epítome de impureza.
Los que han convertido la fe en
una obsesión genésica atacan a la jerarquía por el flanco desguarnecido y dan
en el hito. Desde el concilio de Elvira en el siglo VI en que se preconiza el
canon de la continencia para los clérigos esta disposición fue desatendida y no
fue hasta ocho centurias más tarde en
que el cardenal Gil de Albornoz, un reformador, amigo de Benedicto el papa de
Aviñón y autor del “Colirium contra haereses” que no la impone en su
archidiócesis de Toledo. Aquel guaje que se llamaba Juan Ruiz, buen galanteador de mozas aunque fuese
cura protesta poniéndose al frente de todos los presbíteros y diáconos de
Talavera, que estaban en pie de guerra contra el rescripto, solemnemente: “Eminencia,
quitaínos las buenas para que nos vayamos con las malas. Cristo no impidió a
sus apóstoles que se casaran”.
De poco le valdrían las reclamaciones
al Arcipreste. Aquel contumaz cura mozárabe que inserta en sus composiciones
algunas palabras del viejo bable (guaje, ome, furaco, garabato, facistelo,
etc.) estuvo trece años nada menos en una mazmorra de la cárcel arzobispal de
Talavera. Lo empapelaron de cánones. A veces los obispos han mostrado un
comportamiento fiero nada evangélico y que no que se lo digan a François
Villon, otro clérigo de las mismas características. Sobre ellos cayó el
ladrillo de Roma. Cristo los perdonó. Nadie recuerda el nombre del mitrado que
envió al patíbulo al autor del “Testamento”, pocos habrían leído los colirios
contra herejía del testarudo cardenal Gil de Albornoz, pero las generaciones
presentes y las venideras siguen solazándose con la cuaderna vía del arcipreste
algo débil habiendo “mozes” por medio y puñetero, o con sus fervorosas loas a
De lo antepuesto se desprende
que esta magna cuestión genésica en la que los curas no han dado ejemplo no
embarga el verdadero depósito de la fe. No es sustancia sino accidente, igual
que el color de la pigmentación del rostro del Crucificado, varón de dolores,
hermoso rostro que veneran los siglos. Tanto da que fuese ario, chino o etíope,
como es lo más probable puesto que la estatuaria oriental así lo ha venerado a
través de sus iconos que nos lo representa como un abuna abisinio de rasgos
majestuosos y ojos penetrados de clemencia. El amor es la esencia de esa
religión que tantos predican y tan pocos practican. Sobre él descansa su fuerza
y su esencia radica.
Aquí la coartada es perfecta.
Todos estos rasgos de naturaleza periférica se nos presentan como la médula y
nada tienen que ver con el depósito de nuestro credo. Madre ¿por qué callas?
De lo que se trata mediante la
elongación de tanto ánimo confundido y criterio perverso es de invertir los
valores, atacar a
Ellos, sin embargo, erre que
erre. La labor de zapa continúa mientras en el Vaticano no sólo miran para otro
lado y como no los pueden vencer se han unido a su facción. El carro volcau y
todos son carriles. Pero a pesar de todo cualquier día de esto puede aparecer
un diácono como era Esteban o como eran Francisco o era Efrén que haga que las
cosas vuelvan por donde solían. Quizás el bueno del curín de don Acisclo tendrá
que cambiar la imagen del Cristu. Las cuentas no nos cuadran.
Ahora parece que todo se ha
salido de madre. Paciencia y barajar, que diría Cervantes.
miércoles, 18 de abril de 2001
(21:22 h.)
El insulto a un centinela o
fuerza armada está penado por el código de justicia militar, cabo cuartel, hoja
de filiación. El soldado con permiso tiene la obligación de presentarse al
sargento antes de marchar. Oficial de transeúntes, incorporarse si es avisado.
Servicios de armas, guardia, retén, vigilancia. Servicios económicos, de
cuartel y de plantón, los servicios mecánicos son de policía y cuadra, los
cuarteleros están uno en la puerta del dormitorio y el otro en otra parte.
Impedir que nadie toque prenda que no sea suya. Cabo cuartel está desde diana
hasta el toque de silencio en el que es relavado por el imaginaria, la misión
del imaginaria es velar por los que están durmiendo, tapar a los que se
desarropan. A la orden, mi teniente. Duermen tantos, hay tantos mosquetones y
tantos soldados, guardia de plaza, de honor, de principal, de prevención. Hay
cuatro soldados por cada puesto de centinela. No te puede relevar más que tu
cabo de guardia. Ver venir tropa armada o pelotón de gente. ¿Quién vive?
España. ¿Qué gente? Regimiento de tal y
cual. Servicios de cuadra, cadenas cortas por el día y en la noche largas.
Cinco cartuchos tiene el máuser, recoger sus deseos cuando expiras. El que tome
armas contra la patria bajo banderas enemigas.
La altimetría de la topografía
militar secciona los accidentes del territorio en colina, cresta, loma y
vaguada.
Las balas tienen la trayectoria
tensa y curva. Macizos son las balas y de carga explosiva, las granadas. Los
rebotes llegan hasta los seiscientos metros.
José costa figuera - los agros
de Sureda, es Galicia guerrera y apostólica.
En redor rompen en primavera los frutales la
sobregirad de los tonos de acuarela de sus ramajes en flor. Sobre la fuente de
los frailes a una ladera del viejo camino de Belesa, pone un brochazo de suave
blancura entre las nabeiras el palomar de outero, el hacha sacrílega, los
castros de estructura circular a la manera de púlpitos, ya en plena jurisdicción
de los lemavos, los pinos mansos, los castaños, los cerezos. Fraga que fundó la
estirpe en tiempos del mariscal pardo de cela, el salto de la infancia.
Trisca Teresiña por las veredas
de la imaginación. Le leía las doloras de Campoamor. Escribirme una cartas,
señor cura. Ya sé para quien es.
Algareros muchachos, jugadores
de billarda, de pinche, de amagar y no dar, al anda la mula, a los bandoleros,
intenté apagar las vagas saudades en la tertulia. Las sotas me parecieron un
trasunto de Teresiña ataviada de princesa, dedos como garapullos, al chocar
contra el mármol las cartas producían el rumor del granizo cuando se estampa
contra los cristales de las galerías. En la tertulia se agotaban las energías
de Sureda jugando al mus, julepe, chamelo, en la malilla. Todos jugaban a
gritos. Malilla calada triunfo na mesa, petrucio patriarca, bajote, nadie le
superaba en simplicísimo, entes refractarios a la sutileza amen del camarero
pasmón el molinero matalamitá, carquexias del té, ricas bicas de xembra, dibujos
hechos con un guizo a la manera de punzón.
Salía a relucir la vida oculta
de cada cual, acornadas, pero en la riña lo que se dijo es incopiable as doce
da noite ben te vi ben te vi ainda Mais, grosero barullo panaderil, el hidalgo
Joaquín Lemos, con la barba hasta el ombligo, maestro en el difícil arte de no
hacer nada, un claro parentesco de semejanza con el moisés de miguel ángel.
Tomar la raxeira todo el camino, vas a tener frío, Jesusiño.
El viaje en diligencia, dos
caballos en el tiro y un delantero que llevaban bayas rojas de madroño en el
penacho. Sonaron los cascabeles y partimos, los dos de varas y el delantero.
Llaman vídalos a los abedules,
que tuvo para mí más eufonía.
En la chapacuña solían bañarse
las mujeres, el cantar de los acechadores del baño de las mujeres
as rapazas de surela
cuando se van a bañar
o primeiro que cha mostran
ech´o pecado mortal.
Hay en Galicia riqueza de color
en todas las estaciones, Villanueva, el alto de soldán, pereora. Emigración, la
diligencia me pareció un ataúd que se llevaba las energías viriles de Galicia
rumbo a las pampas, subió un mozo como quien asalta una fortaleza, iban a
sentar plaza en la emigración, planto de gutural congoja.
a rais d´o toxo verde
e moi mala de arrancar
as saudades da terrina medra
co y ayga dom ar
Se e llenaron los ojos de
lágrimas presos de una tristeza inenarrable, me arrimé de espaldas a una
esquina del pescante, el foro de la emigración impuesto a Galicia por los
países de la aventura, hacíase en las aldeas la misma vida que en los tiempos
bíblicos, costumbres de ogaño hogaño, las dos formas admites, enseres. Sólo
para los ricos era llevadera la vida del régimen galaico. Se veían muchas casas
abandonadas invadidos los umbrales por el jaramago, por las paredes hacía
excursiones la yedra. Empavorece pensar el ingente número de desertores de la
cuna.
Alto en Toldavía para comer.
Aurriabela vista desde lo alto de Cudeiro ofrecía un aspecto deslumbrador entre
picachos abruptos con el miño mansamente adormecido a sus pies, pueblo de
orense, herbedelo. Abur, señorito, dios lle faga ben. Arabela, marfileñas manos
de sedentario gordo.
Magistral descripción de la
matanza del gocho por san silvestres, horripilante grito del cerdo sentenciado,
las filloas, la toza sirvió de ara para el sacrificio de los cinco mártires,
cuerdas adibales con los que se los cuelga de la portada, toquillas del
entrete, hiel de cerdo útil en la cura de los panadizos, tan llamativa del buen
vino.
Bueno es tener la gastronomía en
olor de ciencia. Todos comimos en franco compadrazgo el día de la matanza
asesinos y señores, sirviente y ayudantes. Vendenoces daba forma a los jamones,
a los grasudos tocinos de rojas hebras entreveradas, la riquísima zorza
para los embutidos. Toda llena de zullas o cagadas, morcillas arrugadas como
gargantas de vieja o bocios de gargantas anormales.
A los chicharrones llamamos
roxones nosotros josé costa Figueras, un tupé como la pera del macho cabrío
puesta al revés. Fuimos de casa en casa entonando endechas conmemorativas del
natío del hijo de dios, un banquete al estilo de heliogábalo. Fue un derroche
de manjares, de bebida, de cordialidad, las travesuras de la rapazada. Al
terminar el banquete estaban chispos todos. Al xa, eu poño os chorizo, filliño.
Nuestras piernas parecían sojuzgadas con el propósito de mantener las formas
espirales. Llegué llorando como un becerriño desvalido.
Haz de ojiva, haz de cuerpo y
haz de culote, las balas salen a mil metros por segundo, hay granadas
fumígenas, incendiarias y tóxicas. Los cañones son de trayectoria tensa y los
obuses de trayectoria curva, morteros de trayectoria curva. La rabera, la parte
posterior, que va en forma de cola de milano; los tetones y el cerrojo, el
percusor sirve para que se inflame la pólvora, resalte, encastre, vástago del
seguro, los cinco cartuchos del máuser, guardamano y guardamonte, casquillo,
porta bayoneta, cantoneras o lomeras, la baqueta sirve para la limpieza del
cañón, el tapabocas o cubre punto que protege el punto de mira, el machete, la
hoja, la empuñadura, la cruz y el pomo.
Periodismo de manada,
rudeljournalism, los rusos veneran a
Pushkin igual que a la imagen de una virgen, el presidio entero entró en
conmoción, actuario, escribano judicial. Tapir, una nariz de tapir y grandes
orejas, zabatovka, huelga, encuentro con las nubes de antaño, soobshenie,
comunicación, ISTOCHNIK, fuente/ RABNODUSUHNO, indiferente, POSHASENIE,
padrino. KARMANIK, carterista. VORISHKA, ratero, estudiantes calabazano
(estudiante que ha fracasado en un examen), planta acuática aroidea, cala.
Difunto de taberna, borracho, privado del sentido.
Diota, vaso esférico para
guardar vino.
Portabunt
nomen tamquam lumen. Asiarca, organizador de los juegos olímpicos. Todo
lo del sacerdocio se lo debemos al Crisóstomo y a basilio. Einode, desierto.
Los grandes hombres venían del desierto. La soledad es madre de las ideas que
transforman el planeta. Ministerio, limosna, sacrificio, palabra. La hidra se
estaba devorando a sí misma.
La escuela se ha distanciado del
mundo laboral. Perago, seguir el camino. Espurcicias o inmundicias. Anillos
como símbolos de fe y de fidelidad. Esos malditos ingleses, sacos de pimienta,
son los responsables de nuestra guerra en oriente medio.
Belicón o Helicón es uno de los
personajes. Carta de apostasía de los libeláticos para que les librase de las
persecuciones. The falsity of women and the weakness of men.
Sundenbok, concepciones totémicas
y formulas rituales. Zaria, aurora, la más hermosa palabra del ruso.
Escribir novelas pero sin fruto puesto que la imaginación no acude a la cita.
Genetliaca y noemática, pensamiento en general. Sus testas coroniformes, ese
reloj, centinela de la historia. Cisterco, larva de la tenia.
Pogrebeñie, funeral. Anagrama de
eternidad. El múrice no quiere ser ya amante de la arena.
El militar arma al brazo. La
patria es espíritu y los vascos quieren desgajarse del tronco común. Los
españoles no somos una raza pero somos acérrimos en la defensa de nuestra
libertad. Franco fue general a los treinta años. Silvino honró a su uniforme
con toda la fatiga de la vida de campaña. Simancas, la batalla en que fueron
derrotados los árabes. Arapiles en la feraz vega salmantine, donde derrotaron a
Napoleón. Los requetés se cubrieron de gloria. Navetas y talayote, heroicas
defensas. La culpa del españolismo
canario la tiene Nelson que quiso conquistar las islas afortunadas en 1797 sin
alcanzar sus pretensiones. Arma principal es la prudencia y la discreción
militar. Leales, al pensar, veraces al hablar y ejecutivos en la obra.
Fortaleza es una virtud que nos hace querer el bien y evitar el mal. Los rojos
despilfarraban medios. Los vicios amarran la voluntad y turban el
entendimiento. Honor es una fuerza que nos lleva al cumplimiento de nuestros
deberes. Si se pierde ya no se recupera nunca más. Privilegiada situación
geográfica y espíritu de independencia del ser español. Asesinatos, incendios,
saqueos, corrupción. En un siglo cien gobiernos y cinco cambios de régimen, destronamientos,
destierros, atentados, desmembración del ejército e inmoralidad reinante.
Disolver la familia, célula nucleica de la sociedad.
Vivir a toque de corneta. Los
principales sones: diana, parte de revista, escuadra, asamblea de guardia,
fajina, marcha, paseo, oración, retreta, general para salir con las armas.
Petate, saco de costado, cantimploras, cuchillo, tenedor.
General de brigada, de división,
teniente general, capitán general. La roja y gualda ondea desde 1785. Una
bandera encierra los campos, las fábricas, los antepasados, los pueblos, el
porvenir. España, supiste borrar los linderos del mundo, los blasones de los
cuatro cuarteles.
Alférez de fragata, alférez de
navío, teniente de navío, capitán de corbeta, capitán de fragata, capitán de
navío, contraalmirante, vicealmirante y capitán general de la armada.
Cada mochuelo a su olivo y que
cada palo aguante su vela. Examina, hija, examina, religión de las porteras,
llegar del campo del honor. Toda la gloria militar no vale la vida de un
ranchero, gazapos con guindilla, sumo de la ciencia culinaria.
Comí entonces pan de munición
bañado en llanto, un incienso que hace eternas las vidas que embalsama. El
mejor aldeano, muerto. A todo aquel que hereda contribuye a arruinarle como
pueda, sumidos en la tristeza vil del bien ajeno.
Majuelos nominales.
Le envenenó el ganado untando
con jugo de baladre(adelfas).
Baivel, escuadra de cantero con
la que se hacen las dovelas.
Las gentes de bien en las aldeas
sólo saben gozar cuando hacen daño.
Y el fisco su escaso haber fue
convirtiendo en humo, imponiendo impuesto sobre impuesto, por la industria, la
herencia y el consumo.
Todo hombre de bien lleva en la
frente la señal de la coz de algún jumento.
Sólo Virgilio sostenía que en el
campo la gente es candorosa y a mí me gustarían las aldeas si no hubiese en
ellas aldeanos ni aldeanas.
Un vecino honrado me envenenó el
ganado con zumo de baladre.
Estaba la hierba embalsamada de
perfume.
A degollar los lanza más bien
que el patriotismo la venganza.
Con estos cambios de cosas y de
nombres siempre hará la historia una novela.
Es la fuerza de la sangre una
quimera y a mí me gusta el laurel sólo en los guisados.
Levantado Riego, Madrid se
convierte en catacumba a cielo abierto.
El Cid se puso la gonela de lino
y se marchó a Valencia
Sumido en la dulce eutrapelia de
los cantos ortodoxos.
Subjetividad de la experiencia
humana frente a la objetividad científica.
La cibernética nace en 1941. There is not
society, only people, en gorden Park.
Y no digo que afeites nuestra
lengua castellana, sino que la laves la cara. No le pintes el rostro, mas
libérala de suciedad, no la vistas de bordados y de recamas mas no le niegues
un bien atavío de vestido que aderece su suciedad. Acivilar, acial, que es la
correa de la cual pende el vestido. Garcilaso, voz muy esclarecida, altos
pensamientos de su elocución.
Cuando el pope anda de visitas,
los diablos se cuelan en el cementerio. Hay que esconder el hacha a la espalda
porque llega el guardabosque.
Se desvanecían en su cabeza las
sospechas de la víspera.
Se bebieron juntos la cuenta
corriente. Radiograma cultural, el ruso es una lengua literaria, cultural,
potente, flexible, magnífica.
Te aplican a Freud como te
pueden meter la ley de fugas.
Byran, temporal, no siempre
podemos estar pegando a los judíos.
Aquí ahorcan por menos, in
foráminibus petrae. Pozhar, incendio. Oiga que acaban de descubrir el magnífico
invento de las sopas de ajo. Sustitución de la fe por la sociología. Ética
protestante de respeto a la naturaleza como partícipe de la divinidad.
Ytechenie, consuelo. La campanilla del arco de la troica cuya argentina música
se perdía en la llanura de los campos de centeno. Yo os bendigo, sed honrados y
lo metían luego en ataúdes forrados de brocatel. El sacristán poniendo en juego
su poderosa octava empezó el responso. Alas negras, solemnes letanías.
Fatigados por el aburrimiento,
el insomnio y la inactividad de una vida fantasmal, triple papada, enfermera
alta de perfil bizantino. Tiene un escribir fácil y un estilo de cristal. No te
rindas, lucha sin tregua, y lo decía sobre un bosque de fusiles de asalto.
El camino expedito hacia nuestro
punto de destino reclamados en lealtad a la república pudimos alcanzar el
pueblo de san Rafael.
Consuelo es de sabio haber
dejado las cosas antes que ellas te dejen a ti. Saber perder, saber dejar.
Los libros dan tanto, tanto que
no se les puede exigir, además, que den dinero. Gabriel miró tenía los ojos
limpios y su imagen esmerilada permanece en mi memoria. El laberinto de los
espejos poblados de fantasmas. Astrana Marín, hombre desarreglado con corbata
estrecha y verde pero descubrió todos los intríngulis literarios del quijote. Se me van poniendo los ojos de lechuza de
tanto escribir, botillería y tupí, pero botillero es el que forra las pelotas
al pelotari. Repide, Pedro mata, Emilio Carrere. Iba a bailar a la bombilla
Azaña el señorito feo y misterioso. En disidencia abierta con el sol de junio,
cosas son estas de españoles, pasamos del no pasa nada a ver qué va a pasar
aquí. Nuestro pobre Madrid donde la alegría cuesta tanta tristeza.
A casanova le intervienen los
aduaneros su rapé y una edición en griego de
Juan bausa volvió a beber. El
corazón se la hacía cada vez mayor y la cabeza más pequeña, llegó a casa alegre
y más locuaz que de costumbre. En la casa me enmohezco, salir del local dando
tlaspis, le quedaba dinero y volvió a ver porque a la vez que su ternura crecía
también su sed. La ciudad de los negocios con su fisonomía sin arboles. Todos
los hombres eran sus hermanos, la vía layetana se había convertido en antesala
del cielo, siempre me consolaste y ahora cuanto daño me hacen tus palabras, lo
echan por borracho y reaccionario, no tuvo bausa quien levantara la voz por él
en medio de aquel entusiasmo justiciero, el expediente fue llevado adelante por
Ardireu lleno de celo, sin contemplaciones.
CAMÓN
AZNAR AUTOR DE UNA GRAN NOVELA
SOBRE
Por Antonio Parra Galindo.
X
Cosa cierta es que los seres
humanos tenemos una querencia espiritual y afinidades misteriosas que nos
conducen por una vereda determinada, por unos derroteros tan diversos e
inextricables como pueden ser la transmigración de las almas, las coincidencias
en los paisajes, la comunión estética o la participación en unos mismos afanes
políticos. Hay que hablar de la polaridad, de la atracción de los cuerpos pero
también se da un irrefutable magnetismo entre las almas. Al entrar aquí habría
que explayarse en tratar todos esos vértices esotéricos que no explican del
todo pero que en cierta manera coadyuvan a vislumbrar algo del misterio del
cristianismo, la más verdadera de todas las creencias y la más perfecta dentro
del piélago de dioses falsos a los que la humanidad adoró siempre.
Se nos ofrece pues una
metempsicosis intelectiva que nos instala en un grupo o en una capilla
específica, pero nuestros maestros, nuestros profesores marcan las almas. Ellos
fueron la antorcha que guía y su voz resuena en nosotros de por vida porque los
ecos de su voz no conseguirá extinguir la muerte.
Camón Aznar fue profesor mío de
Arte, recuerdo con fruición y embeleso aquellas clases en
Siempre que bajo a San Martín
poso en la tienda de mi amigo M. Méndez Vigo, el hábil Manolín con sus manos
que todo lo componen y cualquier artilugio reparan, perito en amistad y sobre
todo gran ingeniero del alma, que está frente por frente de la casona que tenía
Camón en ese valle de Luiña cuyos paisajes saltan a sus páginas porque se
enredaron en sus sueños porque también a él Asturias se le coló de rondón en el
alma con la magia indeleble del “culiebre” y quedó prendido de la canción de
los labios de una xana.
Es una casa de planta moderna de
tres pisos, galerías acristaladas. Palmera real da escolta a su antojana y de
estilo funcional. Cupiera suponer que
uno de los hombres que más sabían de arte románico y mejor lo explicaron
habitase una de aquellas casas blasonadas con portón y estragal, balcones
corridos, hastial de piedra que se dan tanto en el país, los que describieron nuestros clásicos
del XIX. Pero no; prefirió la modernidad y el confort indiano. Él era un hombre
austero y de costumbres sencillas, adusto en apariencia como su cara. Tenía un
rostro que de tan trágico resultaba lo puramente español y sus ojos delataban a
todas horas embeleso y pasmo. Dicen que uno continúa vivo hasta que le abandona
la capacidad de asombro, el espíritu de curiosidad y Camón hasta el último
huelgo la mantuvo consigo y nos la comunicaba. Su mirada bajo el arcosolio de
aquellas cejas tan pobladas y negras, palio de curiosidad y de asombro que se
asomaban cada día a un mirador cósmico, estaba siempre como huida pero atenta
siempre denotaba esa sorpresa del que descubre e investiga, pescador de belleza
en ubérrimos caladeros ocultos a la mayor parte de los mortales. Tenía el alma
de llama y las espaldas algo cargadas del hombre estudioso, luego cuando se le
trataba al viejo profesor larguirucho resultaba un hombre cordial, algo burlón,
daba gusto oirle contar chistes verdes y chascarrillos en la fabla de Aragón.
Se podía explicar al Greco mirando para el profesor Camón cuando acometía la
exégesis del pintor toledano escanciando imágenes con aquella voz rajada que él
tenía y tratando de asir lo inasible con aquellos dedos lardos como flecha
apéndices de sus manos enormes, casi de cantero medieval con que accionaba
durante la disertación. Algo estevado y con inclinación de hombros. Muchas
horas sobre el pretil de un códice asomado a esos ventanales panorámicos de los
sueños que son los libros. Nos parecía que el profesor se nos iba por las ramas
y que siempre parecía venir a clase con resaca como flotando entre las gasas de
una gran borrachera mística. Flotando. Eso. Al andar parecía que flotaba él tan
habituado a conversar con los ángeles de piedra y a extasiarse ante las
gárgolas habitando la región de los pináculos cósmicos. Sin embargo, conocía
muy bien la tierra que pisaba. El Camón íntimo no tenía nada que ver con el
Camón oficial, hermeneuta de los ángeles románicos, artista de la palabra, que
parecía recién caído de un guindo por sus aires despistados y geniales o
escapado de un códice cálamo en ristre.
Había en él como resonancias
magnéticas de un trasmundo inabarcable. Era uno de esos hombres a los que
encontramos por primera vez y su “cara nos suena” acaso de haberla visto en una
existencia anterior. Ese mesmerismo es el fautor del arte, el que carga la
turbina de la cultura puesto que la cultura se produce por asociación de ideas
y es la resultante de un proceso de bilocación. Dios existe y Cristo está en la
historia pero su santidad y su presencia es otra muy diferente a como nos la
presentan todos aquellos cuyo todo y único afán ha sido apropiarse de su
figura. No conviene darse muchos golpes de pecho ni exclamar “Señor, Señor”.
Los fariseos no entrarán en el reino de los cielos. En Camón yo llegué a
entrever la existencia de un Cristo que se acercaba a la noción platónica de la
divinidad. Todo lo de acá abajo es un calco imperfecto de la perfección que
está arriba. Pero como Dios no es unívoco y san Anselmo ya lo definió
utilizando un proceso silogístico de exclusión para adecuarlo a nuestra
capacidad precario, como lo que no es, ni mortal ni finito ni visible, etc.,
tampoco a Cristo hay que contemplarlo desde un ángulo unilateral. Por eso hay
un Christus “músicus”, un Christus “praedicator” y otro “praedicatus”, un
taumaturgo, un demiurgo y un reo, un resucitado y un perdedor, el de
La edad media prefiere presentarnos al Mesías
como el gran triunfador, el Juez grande que se sienta en la silla de la
majestad mientras el barroco se inclina por el Varón de dolores pronosticado
por Isaías (otra versión diferente del mismo Dios real). La fe tiene sus lados
sombríos. Es una cosmogonía acercandonos a todos estos misterios de lo
trascendente de la gracia santificante. El arte en la medida que trata de
explicar esa tutela sin tregua de la divinidad sobre el hombre que le sirve de
refugio y amparo en su caminar a oscuras por el mundo de esta forma apoda y
acoda a la teología. La existencia humana viene a ser como una gran romería
jacobea del principio a final. Esta es la idea matriz de esta grandiosa
novelita del profesor Camón Aznar. En vida no fue tan famoso como insigne,
aunque debemos declarar aquí que eso del “famosus” tiene en lat. matiz de
deshonra (no van descaminados pues los que usan la palabra con tanto albedrío),
este medievalista de talla cuya obra poco conocida rinde homenaje al saber en
libertad. Personalidad fascinante algunos de sus artículos de ABC han de
considerarse de florilegio. Yo recuerdo aquella tercera del órgano monárquico -
nada tiene que ver con el monarquista de hoy-de la calle Serrano en el que
escribían mano a mano los Pérez de Ayala con los Azorín, los González Ruano con
los Pío Baroja o el Ortega de la última época. Firmas triunfales. Festines
auténticos de la literatura. La de Pepe Camón era una estrella con luz propia
en aquel firmamento de estrellas del que sólo nos quedan hoy postes de la luz y
jarrillas, mucha jácara y mucha paja debajo de nombres promocionados,
novelistas de designación reconducidos de lo negro a lo blanco, ha estallado la
bomba de mano de la vulgaridad, sus libros se nos caen de las manos de tan
políticamente correctos como van. La crítica los acoge con palmas de tango a
todos los “hit” y a todos los “must” que en tongo se deshebran pero hoy la
critica está reconducida y manipulada por amiguetes a los que las casas de
contratación de la cultura sobornan previamente. Como van de trapillo a la televisión a
comparecer ante el ratón de bibliotecas emblemático tránsfuga que mira por
encima de sus lentes de inquisidor y detrás del atril de diserto parece una
trinchera a punto de hacer fuego con una de avancarga y luego vaya y sonría con
cara de conejo. Pero estos son los toros que hoy hemos de lidiar en este coso.
No hay más cera de la que arde. Hay que escribir a cara de perro para hacerle
una higa a ese carajo esperpéntico de lo “deja vu”.
Un crítico era Clarín y un
crítico como Dios manda era don José Camón Aznar. Prosaba con magnificencia y
maneras elegantes de cardenal renacentista, manaba su palabra por aquel chorro
de voz baturra y que luego se transformaba en melodía cuyos ecos acariciaban
los arcos formeros de un empino de bóveda de cañón. La impostaba porque había
algo en su persona de hierático perfil sedente, la majestad del pantocrátor.
Nadie ha explicado el misterio del arte
de Jaca en sus boceles, impostas, lucernarios, balistarios, ese mundo
fantástico de los bestiarios cincelados sobre la piedra fabulosa con tanta
solercia y cacumen como él. Era un especialista inter alia en códices
medievales. Los beatos iluminados del arte asturiano nos van a llevar al arte
románico que surge como una agradecimiento arborescente hacia la persona de
Cristo cuando pasa el terror del milenario. Contrariamente a lo que se ha
venido diciendo los capiteles románicos con sus endriagos y harpías, hipogrifos
y dragones alados, reflejan ese amor a la vida en el reencuentro con la
naturaleza.
X
Hay que retrotraerse a la
mentalidad del año mil. Camón era un
especialista en el siglo XI. El pavor del milenio igualitario lo refleja en una
de las más grandes novelas cortas que se han escrito en los últimos lustros En
la cárcel del Espíritu. Es la historia de un monje bávaro que como
expiación de un pecado cometido cuya evolución de psicológico refleja el autor
con pluma digna de Dostoievski - es un pecado contra la fe, la caída en la sima
de la desesperación, la gran aliada de Satanás para penetrar en el corazón de
aquellos a los que quiere perder, desesperación que define por otra parte a nuestra
época- se embarca en una peregrinación hacia Compostela. No llega a su punto de
destino. Fray Lázaro viene a morir en un albergue u hospital de peregrinos en
Soto de Luiña y que todavía sigue funcionando.
Miguel Ángel, el del bar de la plaza al que llaman el diácono, sigue
examinando credenciales y estampillando avales a los que pernoctan en el
refugio con el mismo rigor y sentido de la hospitalidad cristiana con que lo
hacían aquellos ostiarios de las posadas del Camino Francés.
El autor parece que tiene
delante el hermoso paisaje de las Luiñas a la hora de escribir el libro; en los
primeros párrafos habla de un “lugar en la llanura, rodeado de bosques y ceñido
por la curva de un río” y trata de reflejar sin entrar en detalle cómo era la
vida de un benedictino (¿Benitos o monjes blancos? Los benedictinos hacían vida
comunal mientras los bernardos dormían en crujías o dormitorios corridos. Es el
único anacronismo que encuentro en la obra, error mínimo).
He aquí una sala hipóstila. Los
lechos eran esteras, el refectorio alargado con el púlpito empotrado en el
muro. Mística y casta serenidad trasminan las páginas de “En la cárcel del
espíritu”. Es un viaje a un claustro donde el tiempo se amansa y donde vemos a
los pendolistas de bruces sobre el pupitre del manuscrito en el que laboran con
un pincel en la mano “que cae sobre el pergamino con la levedad del copo de
nieve”. Describe la sala capitular siempre resonante de discursos y la iglesia
como un trasunto de un cielo humano y dialéctico con arcos que son como respiro
de los espacios y pinturas que concretan los pensamientos inmutables. Es un
lugar habitado por monjes descarnados de grandes ojos redondos que ocupan un
espacio pero que no habitan en el tiempo, esqueletos de ideaciones
apocalípticas. Cada vez que el sol enrojecía las gentes iban a encontrar
refugio a los montes porque detrás de la sombra se percibía la silueta del
dragón, observa el escritor corroborando al propio tiempo lo siguiente:
“En la crisis milenaria hasta
las iglesias se vaciaron. cada hombre arrastraba con su sombra su sepultura. En
los monasterios sólo se leía un libro el del apocalipsis y la preocupación de
los comentaristas consistía en adatar a su tiempo las páginas descomunales del
libro”
Este párrafo tiene hoy plena
vigencia porque otro terror del milenario es el que acabamos de vivir o estemos
acaso viviendo. Camón, que se nos muestra como eximio novelista, topógrafo del
sentir y del latir de una época, describe a estos frailes que escribían e
iluminaban y que parecían mojar el cálamo en llama y salían del minio colores
que eran como “la cresta de un incendio”, “ojos cuya redondez era la del mundo
abiertos con el espanto del que ha visto morir al universo. Sus túnicas se
doblan con las mismas curvas contraídas de las hojas secas al quemarse”. Al
redactar estos magníficos párrafos parece que tiene delante la talla de madera
del Salvador que se venera en la catedral de Oviedo mostrando la majestuosa
traza de un atlante que se yergue ante la amenaza apocalíptica y empuña como un
cetro de paz la esfera armilar.
Pero el peligro ha pasado ya,
los curas volvían a aprender latín y las tierras a labrarse, los antiguos
manuscritos a ser copiados. “La pánica alegría de aquel momento se convirtió en
gratitud hacia la divinidad. Un inmenso amor de redondez panteísta hacia la
naturaleza y hacia Dios impulsaba catedrales y cosechas”. Se vivieron años en
definitiva de exaltación edénica. Lícito
es preguntarse si a pesar de todos los pesimismos no estaremos abocados a una
de esas grandes épocas de la humanidad cuando acabamos de doblar el cabo de los
terrores milenaristas con todo Nostradamus a cuestas, las profecías de
Malaquías y las predicciones de todos los estrelleros y magos de
y a veces por una cuerda como
entre los eremitas de
Sabemos que el protagonista era
vástago segundón del señor de Klamheim con feudo sobre el castillo de Toeltz.
Siguiendo la costumbre de la época sobre la primogenitura ingresó en la abadía.
Allí fue feliz fray Lázaro hasta que el diablo vino a visitarlo atosigandolo
con el dogal de la duda y la desesperación. Sus años de noviciado tuvieron ese
carisma de la ondulación y melisma del canto llano. El cuerpo de los monjes
está hecho para la liturgia, la melodía monódica que recorre las bóvedas con la
elegancia del cisne en el estanque. El templo románico se convertía en un lago
de beatitud donde hasta la estructura hipóstila desempeñaba una función de
alabanza a Dios a través de la voz humana. Era un discurrir placentero por el
perfil de los días y el turno de las estaciones materia y forma conjuntadas y
sin diferencias entre el alma y el cuerpo. La vida monástica es una búsqueda de
armonía y un anhelo de contemplación.
Era el cristianismo total a la
sombra del Pantocrátor de la mandorla mística antes de la llegada de la peste
franciscana, el principio del fin, el primer conato de reforma religiosa que
iba a desembocar en las demasías de las guerras de religión. Era entonces
cuando Roma no tenía tanta importancia pero la cristiandad era más católica,
más universal y más libre. Los ojos se entornaban hacia Jerusalén. “No había
fronteras en la fe ni en los pueblos, ni nacionalismos montaraces, ni cismas ni
herejías”. Por eso viene a concluir el autor: estos siglos que van desde el
terror milenarista marcan el triunfo verdadero de Cristo. Algo que en la
historia no se ha vuelto a repetir.
Todos los que amamos a la grandeza de
El autor va explicando el
proceso con acuidad y pluma veloz a través de una prosa en el que el castellano
recobra todos los honores de lengua espiritual apta para hablar con Dios y entusiasmarse
ante los deliquios de
En el estilo de Camón Aznar pasa
lo contrario. Es una novela de tesis que prende desde el principio. Además, es
uno de los cantos más bellos a la mujer que hayan podido escribirse desde la
duda y desde los dolores. Lázaro viene a coincidir con el dictamen del
protagonista del Nombre de
X
El detonante de la crisis viene
dado por una experiencia con la que no contaba: la muerte del maestro de
novicios. La visión de su cadáver convulso y desesperado le hace reaccionar. El
preceptor había practicado la virtud desde que profesó y seguido a rajatabla
las constituciones de san Benito pero en el postrer momento, el definitivo,
tuvo un instante de debilidad, resbaló en la duda presa de terrores
incomprensibles que le acercan a la boca del abismo. La desesperación es un
sentimiento específicamente satánico. Esa tentación a punto de expirar cuando
más aprieta el diablo la tuvieron muchos santos. No hay nada más allá, el cielo
está vacío; ese viene a ser el argumento. Todos los seres de la creación tienen
un destino trágico, juegan la baza con las cartas marcadas, de lo que se
colige: procede disfrutar aquí todo lo que se pueda porque si no hay otra vida
todo estará permitido en ésta.
San Pablo fue acometido muy
recio por los espasmos de esta duda pero la venció y fue arrebatado al séptimo
cielo del que bajó diciendo que ni el ojo vio ni el oído oyó lo que es aquello
pero la serpiente antigua se atrevió a plantearle cara al Apóstol de las
Gentes. Le llamó exaltado y lunático utilizando como argumento su gota coral.
Parece ser que Saulo se cayó del caballo en un arrebato epiléptico.
Es una interrogante que parte las carnes de
muchos creyentes y pasa agitándose por los cielos de la historia. Algunos la
llaman el silencio de Dios. No todos tuvieron el privilegio de ser arrebatados
como Pablo de Tarso a las alturas. Porque vio creyó y esta fe le hace increpar
con la vehemencia que le caracteriza a la muerte preguntando dónde estaba su
victoria y proclamar incluso “culpa feliz” al pecado de Adán factor
desencadenante de la redención. Pero hay que insistir que no todos gozan del
carisma de la claridad de la trasverberación que arranca las nieblas del error
de sus intelectos.
El orante se ofrecen en oblación
y ha de cargar con los delitos y lapsos de los otros. A veces la cruz resulta
demasiado pesada y viene la duda del sepulcro vacío. He aquí a Lázaro de Kleimheim copista y amanuense de
los libros santos en un monasterio de Alemania sumido en el laberinto. Siente
que el cielo se le viene encima, gime y busca sin hallarla la salida a la
encrucijada. El tiempo de rezos y el duro trabajo caligráfico que trazaba
lineas y colores, rasgos, sobre los preciosos cantorales, no eran más que un
alivio pasajero. Cuando en las cortas vigilias antes de Maitines sobre la
estera o la yacija de paja que le sirve de lecho en la crujía hipóstila vuelve
el gusano a roer y la tentación por sus fueros. El cielo está vacío y con la
muerte estalla sobre nosotros la nada. Él no resucitó, los vendajes del
sepulcro no eran los suyos y el mito de la resurrección fue un montaje, la
fabricación de unas plañideras histéricas que estaban enamoradas físicamente
del Galileo. Todo es un invento, una inmensa fábula. Sus torturas y escrúpulos
únicamente encontraban una tregua mediante las manualidades de su absorbente
labor de miniaturista.
El proceso está perfectamente
descrito tanto como el ambiente de la época. La hambruna y la mortandad de la
peste van a ser otro emulsivo del entusiasmo con que arranca la undécima
centuria. La sociedad feudal hace crisis. La lucha por las indulgencias y las
disputas entre trono y altar por la preponderancia vuelven más duro el
panorama. Si existe un Padre Célico que ordena nuestros destinos y todo lo
dispone hacia el bien para que nos sintamos a gusto y no nos falte de nada ¿por
qué entonces permite el mal y la injusticia, el desamparo? El joven benedictino
se amarga la vida haciéndose una pregunta eterna. Él pensaba que había un orden
en el mundo pero mira alrededor y comprueba que vive cercado por la desgracia y
lo diabólico. Hay un desfase entre la idea y la materia. Zumba sobre sus oídos
el garrotazo amenazante de la entelequia. La vida del monje se convierte así en
una lucha contra la quimera.
“Los hombres andaban como
cadáveres a pie por los caminos y e las casas no salía humo”. Esta imagen del
hogar frío y la chimenea apagada, el jardín abandonado y la casa cerrada
acentúa la sensación angustiosa de ciudad desierta y de país despoblado es de
entidad apocalíptica porque nos remite a connotaciones de castigo divino, de
manipulación de la descendencia que es en definitiva un atentado contra las
fuerzas de la vida. Fue el pecado de Sodoma.
Así fue al despertar del
medioevo cuando desde Escandinavia denominada entonces “oficina gentium” se
impulsaría la colonización masiva de Europa sobre las ruinas del romano
imperio. Los barbaros del norte llegaron en oleada y de forma sorpresiva. Era
una visita que nadie esperaba. Todo descorrimiento de pueblos presenta unas
connotaciones apocalípticas que hacen pensar en el castigo bíblico. Lázaro de
Kleimheim sentía sobre sus carnes esa presión.
Pero la auténtica crisis de fe
va a tener lugar coincidiendo con la llegada de un fraile esquizofrénico,
trasunto de Savonarola, al que su soberbia le sume en la herejía, desde otro
monasterio circunvecino a predicar una cuaresma. “De la boca de Fray Martín no
partían razonamientos sino rayos, nada de adoctrinamientos sino anatemas. Hay
en su persona un anticipo de Lutero puesto que en el visitador se plasma la
rebeldía diabólica, la cabeza engallada del “non serviam”. Su presencia produce
en las aguas tranquilas hasta entonces del monasterio una conmoción. Acusa a
los monjes de ser castos y crueles, de predicar la caridad porque no se atreven
con la justicia. Roma es el símbolo del engaño, la mentira y la avaricia. Sus
sermones atraen la ira de la parroquia. Se le suspende a divinis pero
recalcitrante en el error vuelve a predicar contra las Indulgencias y es
dilapidado por hereje al pie del altar por la chusma airada. El hermano Lázaro
contempla con horror aquel asesinato, ve cómo el cadaver es arrastrado a las
tinieblas exteriores para que se lo coman los buitres. Era un blasfemo, un
apóstata. Y aquí llegamos al nudo de la trama de esta impresionante novela
teocéntrica en el que se denuncia a una
sociedad hipócrita capaz de matar en nombre de Dios y que se atreve a manchar
sus manos de sangre porque alguien cuestiona el libre albedrío, el derecho a
pecar. La libertad humana es sacrosanta, la propia divinidad la respeta. Por
una vez lo infinito se doblega ante el capricho de lo finito. La angustia y
grito de fray Martín proyectan hacia el cielo la angustia del hombre
contemporáneo.
A un escoliasta de la época no
se le ocurriría explicar con tanta clarividencia e interés el proceso
psicológico, la dura prueba a la que es sometido este religioso que vacila
zarandeado por uno de los problemas más arduos: la presencia del mal. Pronto
vemos al protagonista sumido en la soledad del ángel destronado.
La dilapidación del hereje hace
que Lázaro, el puro, el incorruptible entibie su fe desde la base de un
razonamiento verosímil: no es lícito asesinar en nombre de la divinidad pero
esto fue precisamente lo que estuvo haciendo el ser humano desde las cavernas a
través de la práctica de un ritual supersticioso. A Dios había que inventarlo
puesto que daba coherencia al grupo porque nos reafirma en lo que pretendemos,
nos halaga el oído. De esta forma el concepto del ser supremo pasa a ser algo
subjetivo, puro maquillaje para nuestra vanidad intelectiva. Un analgésico para
el dolor que comporta el destino de los nacidos para la muerte.
Lázaro había pecado y el pecado
es como la rotura de una armonía con el cosmos. Sin embargo, la razón no es más
que la tapa de los sepulcros. Un buen día reconoce su culpa y va a caer de
rodillas a los pies del abad con todo el monasterio reunido en capitulo. En
aquel entonces las penitencias eran públicas. El prelado no puede absolverlo
tratandose de tamaño pecado mortal, el de desesperación; es un pecado contra el
Espíritu. Lo envía de peregrinación a Santiago de Galicia. A la sazón las
autoinculpaciones se llevan a cabo ante el capítulo. Las penitencias también
eran públicas. Los pecados, distintos. De una magnitud más solemne si cabe
porque diferente era el concepto de cristiandad. Recordad a tal respecto
X
No era consciente el Hermano Lázaro cuando se
despidió de sus compañeros que la hégira expiatoria que iba a comenzar le iba a
llevar más lejos de sus sospechas. Como primera medida tuvo que dejar morir a
su yo para empezar a vivir. Dejó de
pensar. El trajín de la andadura le deparaba el robustecimiento de sus miembros
corporales. El alma se purificaba. Tenía que aniquilarse y ser semilla que
después de caer en la tierra hará que fructifique la espiga. Alguna veces añora
la casa matriz y se acuerda de sus frailes con una vida tan reglamentada y tan
diferente de la azarosa que a él le persigue, añora los ritos y canta cuando
puede el oficio divino o dice misa en plena soledad porque partió con la
recomendación expresa de su superior de evitar las iglesias y los poblados. Sin
embargo, al llegar a Tarbes localidad de los Pirineos pide al obispo letras
dimisorias para poder consagrar
El cristianismo que encuentra
pasada la cordillera es una religión en estado de guerra. “España
vive-dice-sólo para vencer a los enemigos de la fe en franco contraste con la
mansedumbre y placidez del sur de Alemania. Aquí todo se extrema a punta de
lanza. Todo se radicaliza con ímpetu de ataque”. Tampoco el cristianismo es un
concepto unívoco. Nunca nos pondremos de acuerdo pero es así. Lo único que le
mantiene vivo es lo externo porque lo interno pertenece a algo tan sagrado como
es la conciencia y es allí en lo íntimo del alma donde Dios habla al ser
humano. Pero los ritos, las oraciones, las fiestas, la letanía, la tradición.
¡Si quitamos eso, en qué queda la fe! ¡En monsergas místicas! ¡En una
interpretación del Evangelio ad líbitum! Sólo un monje benito puede entender
que el catolicismo consiste en liturgia, en un constante recitar de oraciones
con arreglo a los ciclos estacionales. Porque la practica rutinaria de la regla
nos libra de nosotros mismos. Ora y labora. No te desesperes. Cumple la norma,
unéte a la tradición, pero si cambiamos la norma, si introducimos cambios en la
liturgia obtendremos una mutación de la esencia y llegaremos al síndrome del
templo vacío, a la macrocefalia jerárquica. Tenía que renunciar al amor pero al
igual que en el “Nombre de
Alfonso VII el gran rey de
Castilla, el repoblador, el que tanto amaba a Oviedo y a los asturianos puso
guardia de templarios en la ruta para proteger a los transeúntes. El Hijo del
Trueno Boanerges es el símbolo de ese cristianismo prevenido en frontera.
que encuentra el monje alemán
pasado el fito de Navarra, era casi una fe desconocida que acaba atrapándole,
se emborracha, se enamora de España a través de una moza vascuence. Hasta los
sarrios y las cabras enarbolan el pendón de la cruz frente a la media luna. Ha
pasado el letargo del milenario y la cristiandad empapada de vida quiere
liberarse de las cadenas y de los yugos que le uncen a las pechas y
servidumbres del califa. Al grito de ultreya y del “Dios lo quiere” de Pedro
Ermitaño se llena de actividad, despierta de su modorra y se embarca en la
dudosa aventura de las Cruzadas, algo por lo cual nuestra fe ha sido tan
vapuleada por sus enemigos. Sin embargo, ahí tenemos a Ariel Sharon una especie
de Ricardo Corazón de León Judío y nadie le dice nada.
Fray Lázaro había escuchado de
labios de un francés que hacía la ruta de Compostela por la parte más sañuda:
la de la costa- curiosamente al remontar Oca dejando a un lado Vascongadas que
ya en aquel tiempo seguía sin estar romanizada y sin cristianar- “el que va a
Santiago y no visita al Salvador por honrar al criado menoscaba al señor” y
opta por el ramal de la derecha el que a través de Arbas enfila la ruta de los
antiguos monasterios mozárabes de las Monas o Nonas y cruzando por Mieres
desemboca en el Templo de
X
Es una de las novelas
psicológicas encastrada en una trama que nunca decae bien escrito y mejor
pergeñada que responde a un conocimiento histórico de la vida de las ideas y de
la sociedad visigótica recién iniciada
Siempre que paso por delante de la casona que
se encuentra a tiro de piedra de la tienda de Manolo Menéndez Vigo, contertulio
de mis parrafadas y que no sólo me arregla los pinchazos de la rueda de mi
bicicleta sino que me da clases de bable, el que hablan en Muros, aunque Manolo
provenga de Lugo, y detrás de la de Eloína, otra buena mujer de aquel lugar
entrañable, siento la melancolía por aquel tiempo que se fue, por los libros
que no se leyeron o de los que apenas hablan pero que son importantes. Solía
Camón viajar a su rinconada de este lugar en el concejo de Cudillero con harta
frecuencia. Una vez lo vi en Oviedo haciendo tiempo para tomar el tren de
Madrid acodado en uno de los veladores de
Antonio
Parra. jueves, 7 de junio de 2001 (2:41
h.)
Villafranca del Castillo a
jueves, 7 de junio de 2001 (19:31 h.)
Amigo don Arturo:
Tengo el gusto de enviarle las
fotos del domingo de palmas. Fue un día muy bonito. Espero que sean de su
agrado y que se haya restablecido de sus achaques.
En otro orden de cosas,
sintiendo una gran curiosidad por el Camino de Santiago, de hecho, estoy
escribiendo algo sobre el tema, al que daría cima si Dios me da salud este
verano, en mis pesquisas encontré un texto del profesor Camón Aznar que me ha
entusiasmado. Es uno de los pocos goces que les están reservados al
investigador.
Me tomo la licencia de remitirles lo que
pienso yo acerca de esta novelita corta del querido Camón EN
El protagonista acaba sus días
en el lazareto de ese lugar tan entrañable también para mí.
Sería mi deseo que las
generaciones venideras supieran de la historia tal y conforme era en el alto
medievo. Esta obra de Camón debería estarse en los anaqueles de
Yo me encargaría de
agenciarsela. No creo que valga más de dos mil pesetas.
Así que si Dios quiere cuando
vaya por ahí hablaremos.
Pero si le vaga y tiene ocasión
de leer esta glosa en que yo explico hermeneúticamente el sentido de las cosas
dentro del espíritu del siglo undécimo dígame qué le parece. Este libro jacobeo
al que me hace falta dar la última mano aborda la cuestión casi desde el punto
de vista del profesor Camón.
Ya tengo ganas de volver al
Rellayo y bajar a misa Soto. He vuelto a engordar. La batalla con el tejido
adiposo la doy por perdida pero mientras vayamos tirando... Queden Vd.con Dios. Me impresionó un detalle
que me contó Miguel Ángel sobre su antecesor, el cual sólo sabía decir en latín
Con afecto.
ARTE
RAMIRENSE EN TIERRA SEGOVIA
La iglesia de san Gregorio en
Fuentesoto de Fuentidueña apud Sacramenia está en un alcor. Surge a medida que
el viajero se acerca como una aparición cabalgando un somo de laderas pardas
donde destaca el lomo de algunas bodegas inhumadas taladrando el perfil del
monte. Es la que decíamos del Ara Vieja. Tierras de pan llevar. También buen
vino cosechero. Zona de castillos y monasterios aprovechando que por esta
demarcación fronteriza la orografía ofrecía refugios naturales, en valles
recónditos con cuevas en las vertientes. Hubo una Tebaida. Los cenobios
diseminados por las estribaciones del macizo de Somosierra atrajeron a muchos
orantes y clérigos que venían huyendo de la persecución sarracena cuando la
caída de Toledo. Los ermitorios andando el tiempo serían la base de los fundos
cistercienses de carácter militar contra aceifas y algaradas por sorpresa en
muchas partes.
Hay una serie de rasgos que hacen
sospechar de la influencia del prerrománico astur concretamente en este templo
de san Gregorio in excelsis, todo un resabio en piedra del antiquísimo culto
miguelino de raigambre bizantina. Nos recuerda en cierta forma a San Miguel de
Lillo. La traza es cuadrada y rectangular el testero que refuerzan
contrafuertes y sillares a hueso. Tiene toda esa solidez áulica y esbeltez con
que definía Menéndez Pidal al Arte Ovetense: alma grande y cuerpo chico.
Se pueden rastrear asimismo
reminiscencia de esta factura o atavismo en el arte de construir templos en
algunos antiquísimas iglesias de Siria y Armenia donde se aprecia la solidez de
sus firmes junto a la gracia recoleta. El rito y la liturgia eran similares,
calco del bizantino con resabios ambrosianos, las misas cantadas a base de
trotarios con un canon esmaltado de invocaciones en griego y en latín, y
epíclesis o llamamiento trinitario sobre las especies “en conmemoración de
Sin embargo, los diseñadores tenían problemas
a la hora de voltear las bóvedas y no encuentran el camino de las techumbres de
cañón a base de arcos perpiaños. Eso vendría con el románico. Así que muchos
techos se desploman por la impericia de los constructores.
El de la nave central y la
tribuna del antiguo templo parroquias de Fuentesoto, hoy transformado en
camposanto y sus farallones remanentes aprovechados para nichos y
enterramientos, cayó, o puede que la iglesia se quedara a medio hacer a causa
de una de las habituales correrías de Almanzor, como demuestran las adarajas en
el arranque del ala del presbiterio. O hubo un derrumbe o los albañiles
tuvieron que liar los bártulos porque los moros venían zumbando.
No así la parte del cabecero que exhibe su
ojiva adosada a la espadaña. Quedan adherencias y desconchados en el techo de
algunas pinturas al temple. Las iglesias asturianas estuvieron adornadas con
murales policromos que las hacían rutilantes y acogedoras casas de oración. Al
lado del evangelio se abre el tiro de una escalera de caracol con los peldaños
muy gastados -impresionante detalle- por la que se trepaba hasta la torre. Más
de ocho siglos subiendo y bajando por este vano de exiguas proporciones para
tocar las campanas determinaron los horadados de la escalinata cuyos
tranquillos gastados por las pisadas ofrecen una superficie alabeada, comba de
los siglos. Asimismo, lo exiguo del vano hace suponer que nuestros antepasados
tenían inferior envergadura que los mozos de hoy puesto que no había hecho acto
de presencia la “generación del yogur”. Es una constante que se detecta en
todas las excavaciones arqueológicas el porte inferior del español medieval con
respecto al de nuestros días. Claro que con su descomunal fémur el esqueleto
gigantesco de Sancho el Fuerte de Navarra, hombre de estatura aventajada que
pudo sobrepasar a lo que mide hoy un pívot de baloncesto, es excepción que
confirma esta regla.
Parece ser que el monumento fue arrasado por
los soldados Murat en una expedición de castigo contra este lugar que había
dado cobijo a Juan Martín el Empecinado. Sin embargo, el torreón campanero
quedó indemne y señero desafiando a los cierzos y ventiscas y las lluvias de
los siglos. Nos observa desde la cumbre con los ojos vacíos, como cuévanos por
donde se asoma todo el cielo de estos riscos, de sus ventanas sin campanas ya.
La traza cuadrada y los
contrafuertes adosados al muro cimienta la sospecha de su filiación asturiana
en esta tierra de frontera, antemural de contención a la presión agarena desde
el sur antes de la aparición de Castilla como tal, la de Ferrán González, y con
suerte alterna los territorios enmarcados en los arribes del Duero pagaban
pechas al rey de León o al califa. Las tornas cambiaban sin interrupción en ese
batallar constante en una guerra sin cuartel de sangre y suelo; por las vegas,
por las casas, por las dehesas, por las obradas, por los rebaños y hasta por
las mujeres como demuestra el ignominioso tributo de las Cien Doncellas. Esta
feroz pugna étnica se está repitiendo en Kosovo donde asistimos a los episodios
sangrientos de un Reconquista al revés. Es ahora a los cristianos a los que les
toca la peor parte y humillar la cerviz ante las presiones de
Con tales estratagemas en curso
lo que se ha conseguido es retraer Europa a un ambiente que desconocía hace
muchos siglos, y que sea verdad aquella frase del Mariscal Göering que cuando
escuchaba la palabra cultura se llevaba la mano al cinto. Si sustituimos la
cultura por la religión que al fin y al cabo son una misma cosa veremos cómo
nos cuadran las cuentas.
Yo he visto tirar de pipa a
judíos y a mahometanos, escupir y chillar presas de histeria al escuchar hablar
de Jesucristo. Mientras los palestinos
de Arafat llaman a la yihad las huestes del nuevo Josué israelí, Ariel Sharon,
parecen definitivamente a punto de embarcar a un revival del espíritu de las
Cruzadas en versión judía por recuperar la tierra prometida.
España fue otrora también una
suerte de paraíso de las tres religiones, cada una de ellas pugnando por
dominarla. Es el mensaje que proclaman las ruinas exaltadas de la torre de san
Gregorio. Nunca hubo un verdadero clima de conllevancia entre los tres credos y
sería una utopía pensar que hoy cuando reverdecen con más fuerza los
postulados, reivindicaciones, nostalgias y hasta un alarmante instinto de
desquite al que da pábulo un misterioso y oscuro aliento de discordia, más allá
de los comodines de libertad, democracia y carácter etno-centrífugo de
composición alóctona, un producto que algunos sectores nos tratan de vender a
toda prisa y que aducen como un hecho consumado. Esto hará que pronto o tarde
la marmita entre en ebullición.
X
San Gregorio, iglesia-fortaleza
en la cúspide, baluarte templario, refleja el anhelo de defensa de una
comunidad asediada. Preside la cima de un páramo donde empiezan a escalonarse
las tierras altas de
Es justo pues alargar la memoria
hacia el pasado y añorar con nostalgia aquella batalla de Clavijo en la que el
buen rey asturiano Ramiro I exoneró a las cristiandades de
Ahora a Ariel Sharon, otro matamoros, nadie se
atreve a pararle los pies. Parece un fantasma fugado del sacomano de Clavijo en
versión sionista, claro está, sin que persona le llame al orden. Antes bien la
opinión internacional chicolea sus incursiones en territorio palestino y hasta
lo bailan el agua lo que demuestra que este tipo de zarabandas
interconfesionales se ganan alimentando la cadena de agravios y de venganzas,
importa dar pábulo al fuego sacro.
Sin embargo, eso es harina de
otro costal. Aquí lo que importa decir es que en el 875 en Clavijo empezó a
liberarnos de las garras del infiel, por más que muchos historiadores, aun los
más sesudos y circunspectos hayan tratado de ponerlo en duda.
Todos estos valles cerrados de
Castilla
Hasta aquí llegaban las
mesnadas. Los pendones flamearon sobre estos cerros, ara y guarnición al mismo
tiempo, muro de contención contra las invasiones por el sur. Las huestes
astur-leonesas de Alfonso III el Magno clavaron las estacas de sus campamentos,
los vientos de sus tiendas, tramontando el cauce del Duero, para sujetar al
moro que presionaba desde el sur. En la vieja España avezada durante nueve
siglos a escuchar el toque de rebato la suspicacia hacia todo lo que suene a
benimerines o almohade la llevamos metida hasta los tuétanos. Claro que los
demiurgos del cacicato globalización, secundada por un sector importante del
alto clero durante más de diez lustros casi se han dedicado a una labor de zapa
intelectual, paciente e inteligentemente llevada, con el deseo de aniquilar - ellos dicen inculturizar como si
se tratase de una especie de inoculación del virus anticristiano- de la mente
de los europeos esa noción de frontera en la defensa de los valores eternos.
Aquí ya digo andamos un poco
curados de espanto y con la mosca en la oreja porque la convocatoria de la
yihad “Alá es grande” y “arrasa Arabia” se ha escuchado ya unas cuantas veces
por lo que todas esas mohatras de la sociedad multiétnica, apátrida,
“tolerante”, va a ser una ley del embudo que beneficiará en detrimento de la
catolicidad a los epígonos de Mahoma y de Moisés. La sinagoga trata de
vendernos la burra vieja, desempolvando a Voltaire, y a los enciclopédicos,
para proponernos un esquema de futuro pintado de color de rosa, basado en una
sociedad laica, confesionalmente neutra, étnicamente amorfa, sin lábaros, sin
procesiones, sin píxides ni campanas, pero con llamadas a la oración por el
almuédano desde el púlpito de la mezquita, y calabazadas del rabino contra los
sillares del templo y dejando encargos y notas a Dios en forma de cartitas.
Aquellos rudos mesnaderos del
Cid mozárabe fueron un faro de fe y un ejemplo a seguir en estos tiempos en
cuarto menguante, tan descreídos. Por todos los rincones resuena la carcajada
estentórea del rival. Mediante loores, engaños, chantajes - y yo lo digo en una
novela con una frase del caló de los gúrus de la ciudadela del dinero donde se
cuecen las ollas de todos los pucherazos, los bizarros lances de la
porno-política, la compra de votos y de conciencia “ I´ll buy you out”- el
enemigo se ha colado intramuros y ya no hay quien lo eche. Son hechos
consumados. No cabe paso atrás, argumentan.
-Pues ahora sí que estamos
apañaos. Tanto rosario iluminado y tanta Virgen y ahora lo que se comprueba era
que el enemigo pretendía era eso: el coladero de la marcha verde.
-Sí. Nos están solmenando de
firme.
-Ya llegaron y han pasao.
-Nos devuelven visita
-Otro Guadalete.
Ante este tipo de diálogos de la
gente corriente que se escuchan ahora mismo en el interior de muchas
conciencias de españoles honrados o con la boca pequeña, uno no puede menos de
acordarse del ovante caballo blanco del Apóstol, ese que vemos alzarse a la
empinada en lo alto de un retablo de la catedral de Logroño y con el
suplicatorio especial del que era objeto por parte de los romeros en tránsito
hacia Compostela: “Herru Santiagu, Gott Santiagu, Ultreya. Iesuseya. Desu,
adjuva nos”.
X
El Duratón es río truchero y
cangrejero donde los haya (hasta que vinieron unos malignos y echaron polvos al
agua que envenenaron las frezadas) famoso por sus hoces encajonadas. El cauce
parece que se intercala sobre cañones profundos y entrega hundido entre los
riscos de roca calcárea formando en los afustes y paradas de peña tajada
escotaduras y socarrenas, hoy nido de buhardos o por donde el aguila planea.
Antaño estas anfractuosidades sirvieron de refugio gracias a los afustes y
desniveles del terraplén a los eremitas de las cristiandades del Al Andaluz -
reparen los etimólogos que Andalucía viene de vándalos, no es nombre, por
tanto, árabe sino godo, porque así designaban en el norte de áfrica a los
pueblos germánicos del sur) que venían huyendo de las sacas y persecuciones del
califato. Para practicar su fe tuvieron que subir a estas breñas, un
reclinatorio de oración donde el cielo parece quedar a menor distancia.
Hay tres núcleos dentro del
monacato mozárabe. El primero se aposentó en esta franja de la umbría de
Somosierra en una linea de enclaves anacoréticos que llegaba desde Sepúlveda
hasta Berlanga. Otro grupo era el del Valle de Silencio tierras arriba del
Bierzo y cuya cabeza de partido era Samos, donde se formaron Bermudo el Diácono
y Alfonso II el Casto, Sila, Mauregato. Siguiendo la tradición carolingia,
estos centros servían de acomodo al magisterio y a la enseñanza. De allá
imparte la cultura de los Beatos. Alcuino de York, maestro itinerante, da señas
de ellos y hasta es posible que impartiera clases en Samos el cual había
abierto sus puertas en el siglo séptimo. Encontraba su vértice en Mellid, el
punto de encuentro de los ejércitos asturianos y gallegos cuando iban a pelear
contra el moro.
Pero existía un tercer eje y era
una cadena que iba desde Astorga siguiendo la calzada de Marco Aurelio hasta
Pravia, Oviedo, Villaviciosa, dejando a sus espaldas los nueve centros que
desde Arbas del Puerto hasta Mieres del Camino orlaban el paso del romeraje
jacobeo durante toda la edad media con escala en Santa Cristina de Lena.
Cistercienses y Templarios se
nota que aprovecharon su infraestructura, verdadero anillo de oración, que
aseguraba y protegía el camino jacobeo, para dar un carácter más castrense y
guerrero a estas apartadas colmenas de oración que agrupaban a hombres y a
mujeres sin distinción de género y donde el celibato por más que estaba
recomendado no entraba dentro de los planes de la regla donde las preeminencias
quedaban determinadas por el afán de estudio, la transmisión de la cultura
grecolatina y la lectura incesante de los evangeliarios, sobre todo el libro
más popular del nuevo testamento de entonces, el apocalipsis.
DEDOS LARGOS
Camara enfocando a un hombre de más de cincuenta
años, aunque aparenta más. Sin embargo, hoy va bien vestido. Viene de comprar
libros en la cuesta de Moyano que ha metido en una bolsa amarilla. En una de
las paradas sube su mujer que a diferencia de Emeterio va muy engalanada y
enjoyada a lo joven. Se parece a la reina de Saba. Le cede un hueco en el
asiento y comparten banco como compartieron tantas cosas en la vida y tantos
sueños que se están viniendo abajo. Le echa la bronca:
-Esa corbata no hace juego con
el traje y la bolsa es muy cutre.
-Vaya por Dios.
-Siempre vas hecho un adefesio.
Tantos jarros de agua fría no
parecen hacerle mella a Emeterio. Ya está acostumbrado a tales incriminaciones
de la parienta bajo las cuales se palpa el desamor. A veces piensa que su
esposa es una desconocida y tales razones le han llevado al desaliento del
alcohol. Cuando se habla de violencia de
género y de malos tratos a mujeres nadie hace ni la menor referencia a los
vejámenes contra el cabeza de familia. El hecho está muy en boga pero los
medios de comunicación lo obvian.
-Es que no me di cuenta.
Trata de disminuir importancia
al hecho pero a él tan susceptible se le ha amargado el día. Venía contento
pero Adriana que no comparte su gusto por la literatura ni por casi nada le ha
sentado las costuras a su optimismo de esta mañana de primavera. “Si volviera a
nacer-piensa- no casaría con mujer brava, ni española, ni funcionaria, que
parece que les rebozaron en pica- pica”.
Sin embargo, a estas alturas ya
es demasiado tarde. Hace propósito de enmendar la plana. Sacar el bolso de
piel.
Esta decisión le va a traer muy
mala suerte como se verá. Su mujer aparte de hacerle un desgraciado le había
dado mal fario. ¿Qué será que algunas hembras destruyen al hombre?
Ambos callan aunque para su
capote, mientras el autobús sigue pegando tumbos por las calles sin nombre de
la urbanización y destruyendo amortiguadores por los montículos y badenes
reductores de velocidad que han colocado en la urbanización. Emeterio parece
que en vez de regresar al hogar adonde llega es a una trinchera o a la mazmorra
de una cárcel. Eso sí bien ventilada y
con la nevera llena. Ha engordado de la bulimia que le causa su destructora
esposa. Se siente cansado. Es mayo y Baco con sus ínfulas deletéreas está
llamando a la puerta con las insinuaciones a la huida en las haldas
traicioneras del tintorro. Piensa que su vida destrozada vale poco. El pre de
los campos de la muerte acaso estuviera guisado con más cariño que los guisos
de Adriana que acaso le está envenenando poco a poco. Los malos tratos y
vejámenes que han encontrado un eco en la prole piensa que esconden el deseo
latente de un inicuo `plan secreto de exterminio. ¡Qué infeliz se siente y todo
por una cochina bolsa! Mañana llevaré esa de piel de cuero.
Transcurre el día con el
martirio de la televisión perchelera con su habitual bazofia de programas
sandios donde se hace trizas a la familia y los novelones cursis con acento
italiano que a Adriana tanto le gustan. Debe de ser porque es una romántica o
tiene un lío. ¿Por qué se arregla tanto? Ella sube y yo bajo, porque así está
escrito. Las mujeres tienen la sartén por el mango. Piensa huir pero no tiene
trabajo. Está suspendido de empleo, cobra un subsidio y esa circunstancia
determina el desprecio de su media naranja. Las mujeres no tienen bandera, sólo
se entusiasman con los vencedores. ¡Ah pécora! El mundo está del revés, la cruz
inversa, los valores que hicieron grande y significada a esta cultura por los
suelos.
Los telediarios han estado
vociferando todo el día el caso de un supuesto español- no es español sino a
medias- que se encuentra en el corredor de la muerte. ha habido una campaña
nacional que ha costado miles de duro para librar a este malandrín que cometió
doble asesinato de los ferodos de la silla eléctrica. Insensata y vociferante
campaña. Se está comiendo nuestros impuestos. La ola de inmigrantes todo el
lumpen del planeta de arribada a nuestras costas. Arzalluz el padrino de eta
parece el presidente de la nación a juzgar por la cobertura informativa que
recibe su persona en todos los telediarios. Se siente angustiado, aplanado,
ante el tropel de injusticia y el cúmulo de despropósitos porque los
anunciantes de la caja tonta sobre todo los bustos parlantes de voz homologada
que parecen haber ido a la misma peluquería y a un cirujano plástico común para
que les infle de silicona los morros y las tetas declaman el estribillo de las
desgracias nacionales con voz idéntica y com si nuestros desastres no les
afectara para nada, son marcianas recién aterrizadas de otro planeta, hijas
mías de mi vida pero de donde habéis salido, ¿por qué os expresáis en esa voz
homologada y os expresáis en ese tonillo? Emeterio las considera a todas
mujeres clónicas y pánfilas. Trata de pensar en otra cosa, hablar, encontrar
cariño, escribir pero ya no puede escribir, se baja a su garita. Su hogar se ha
convertido en un abrevadero de imágenes, en un duerno de violencia. Y huye de
estampida.
- Me voy otra vez a Madrid.
Su mujer nada objeta pensando
que tal vez la no presencia de su incordio como llama al marido le permitirá
entregarse a sus aficiones ventaneras. Hay un jovencito en la barriada que la
enamora. Una vez la pilló timandose con
él y menudo número montó. Hasta tuvo que venir la guardia civil.
Toma la máquina de hacer fotos,
la mete en una bolsa de piel no tan cutre como la que traía a la venida y
abandona la salita donde todos están repantigados viendo el novelón lacrimógeno
de sudacas con acento italiano. Una trama cursi y pobre que sólo puede
satisfacer a las porteras pero exigir más a su mujer sería como pedir peras al
olmo.
-A lo mejor vuelvo tarde. Tengo
que hacer algunas fotos.
Siente dentro del alma una
tremenda desolación interior. Está de un humor de perros.
La cámara avista a Demetrio de nuevo en el autobús,
que conduce el Verrugo uno de los conductores más seguros pero más lentos de la
empresa de transportes. El coche va lleno de extranjeros, moros y
sudamericanos. A nuestro personaje le entra complejo de Doctor Livingston y se
le acelera la adrenalina, le sube el azúcar y el mal humor. En una de las
paradas sube un matrimonio de peruanos. Entregan al Verrugo un billete de diez
mil pesetas.
-No tengo cambio.
Pero los recién subidos viajeros
no dan muestras de apearse y se quedan parados en el cancel de entrada. Pasan
varios minutos. Hasta que al fin al chófer no le queda otro remedio que
encontrar el vuelto de la moneda hurgandose en los bolsillos. Cuando arranca el
vehículo otra vez ha transcurrido un cuarto de hora. Demetrio se revuelva en su
asiento pero no dice ni mú como también el común de los pasajeros que aceptan
la injusta situación con resignación pero los infractores de la norma toman
sitio triunfantes entre risas y una sonrisa de oreja a oreja. Es lo que no
puede soportar Emeterio pero se aguanta. Sin embargo, el Verrugo va como muy
nervioso y están a punto de chocarse con un camión en la carretera de
-La próxima vez cuando volváis a
tomar el bus haced el favor de llevar lista la calderilla y no hagáis esta
faena al hombre.
Esta advertencia a dos
jovenzuelos no les parece de recibo. Ya está liada.
Los chorlitos se quedan de
piedra y sin decir nada. Acaba de entrar en ebullición un volcán. Estos indios
son de la raza cobriza, el pelo muy negro pero sin accidentes ni curvas en la
cintura, amazacotados, petizos, como tapones.
Pero un joven se levanta y se
enfrenta con Emeterio. Se han vuelto a enfrentar las dos Españas. Estampa
trágica. El padre y el hijo desenvainan los sables y apuntan al corazón sus
filos temblantes. La escena es de los aguafuertes de Goya. Se recuerda que uno
de los dos son excluyentes. Uno de los dos tendrá que morir por la punta de la
espada.
-Aquí se paga como a uno le da
la gana, tío fascista.
-Fascista ¿yo?
-Sí, tú.
-Eso no me lo repites otra vez a
la cara.
Se levanta como un resorte
Emeterio y se encara con el jovencito.
-Calmese.
Una mano intervino e impidió que
la cuestión no pasara de las amenazas y que no tuvieran un atestado. Tras una
larga serie de peripecias el ómnibus dio con sus hierros y con las humanidades
de carne y hueso del pasaje que llevaba dentro en el Intercambiador de Moncloa.
Aquella hora la terminal subter ranea parecía un aduar y en las escaleras
mecánicas para salir a la calle el personal ocupaba los peldaños que les
escupían hasta el vestíbulo y luego a la calle.
Los abetos primeros del parque
del oeste con sus elegantes ramas dejadas caer al desgaire como brazos de un
samurai le recordaban los tiempos de estudiante. Las idas y venidas con los apuntes bajo el
brazo. Este lugar de Madrid a la vera del arco de triunfo en cuya cúspide un
centurión romano conducía la cuadriga del saber le traía a la memoria pasajes
de victoria. Capas y banderas al viento. Las crines de la yegua de juventud que
desafía al rayo del ocaso.
Esta nostalgia le puso en
situación de la primera copa. Hay que ir a comer. Perderse por los restaurantes
chinos. Acabar en el comedor de Casa rodríguez cerca del palacio de Santa Cruz.
Hacer diplomacia de mantel con uno mismo. Un día es un día. Había sacado de
casa la cámara de fotos. ¿A quién quieres hacer reportaje? Al mundo futuro. Esa
mente fue testigo de los momentos importantes de tu vida.
-La compraste en York. El óptico
que te la vendió se llamaba Mr. Dixon.
-Buena memoria tienes. Sí señor.
“ La vida del hombre en su
rápido por la existencia es un azaroso peregrinar - recordaba san Paulino el
monje al rey de Northumberland- semeja al vuelo azorado de un gorrión que se
extravía del bando y va a dar a un hall entre cuyos machones se encarama
buscando refugio; al cabo de unos cuantos revoloteos angustiosos encuentra de
nuevo la salida y desaparece para no volver más”.
Con esta parábola consiguió que
el monarca, que era refractario a aceptar el cristianismo, recapitulase y
aceptara las aguas del bautismo. Se bautizó Edwin con toda su corte la noche de
Navidad. Los bancales del río Ouse hicieron las veces de río Jordán y al obispo
y a todos los misioneros enviados desde Roma se les cansaba la mano de derramar
sobre las rudas testas de aquellos anglosajones las aguas de salvación. Así
empezó el cristianismo en Inglaterra en Eboracum, la madre de todas las
iglesias de las islas británicas. Evora Magna,
La leyenda piadosa, luego
transformada y sujeta a múltiples versiones y conclusiones, la vamos a
encontrar esparcida por códices y cartularios durante la alta edad media. Todos
hemos oído contar durante los días retiro y ejercicios espirituales de nuestra
adolescencia el apólogo de aquel monje que salió a pasear por la huerta de su
convento. En dudas su ánimo hesitaba sobre la literalidad del texto que acababa
de cantar a Maitines en el coro: “un día
de Dios semeja a un soplo”. Pero el buen religioso se aceptaba a aceptar tal
versión. Un día es un día. Lo mismo aquí en las antípodas, conjeturaba para su
cogolla el tonsurado. No puede ser y dicese que por sus escrúpulos el Señor lo
probó. Cuando regresó a su celda no reconocía las tapias de su monasterio,
había cambiado el diseño arquitectónico, ni los árboles ni los hombres eran los
mismo; había otra torre y otro abad, ni el hábito ni la forma de hablar que
apenas entendía le parecieron igual. Y es que habían pasado mil años. Dicen que
la fuga de las horas con los estragos que causa sirven a Dios de correctivo
para punir la vanidad humana.
El resto de sus días aquel
fraile estuvo llorando su falta. Dios le había abierto los ojos y como Tomás
pudo meter el dedo en la llaga del costado y creyó, dejó de ser perezoso y
renitente en el cumplimiento de
De este modo se inicia la
andadura de la nación inglesa que se mantuvo acérrima e incólume en la fe de
Xto aun en medio de los embates de
Fue un milagro la conversión de
los contumaces “picti”. La catedral de York es piedra angular de una iglesia
que se codeó en prosapia con Roma y Bizancio, con Avila, Tarragona, Hispalis,
Toledo o Tours. En Eboracum o York de romanos nació Constantino. Su madre Santa
Elena, a la que la iglesia universal debe la invención de la santa cruz, el
culto a las reliquias y la liturgia a
York se alza en los montes del
recuerdo para mí como una pináculo excelso coronado de alas de ángeles. A veces
escucho entre el rumor de sus campanas el himno de las letanías entonada por
los coros durante toda la eternidad. Santo. Santo. Canto. De aquellos
impresionantes y privilegiados comienzos estriba la grandeza y el atractivo de
esta primera urbe a la que llegan todos los años multitud de turistas y de
peregrinos:
Y tozamos acá con una cuestión
peliaguda que ha sido causa de guerras entre
Una fuerza escondida e incoercible
me atrajo un día hasta sus muros y al socaire de sus murallas de arcilla blanca
iluminadas en la noche como si fueran el fuerte crenelado de
Toda mi existencia estuvo
relacionada con “Helen” y la victoria de Puente Milvio es mi batalla. El nombre
de Helen da vueltas al laberinto de toda mi vida. York aparece así ante la
vista igual que un sueño. Es un sueño en el bosque encantado de piedra. Ápice
del gótico florido o estilo perpendicular hijo del arte normando. Te
emborrachas de cresterías al llegar. Su perfil tiene algo de la cerveza robusta
que sirven en Whitmawhatmogate donde se encuentra la tasca más vieja del país
un publicano que se dirige a la clientela con aires de caballo percherón. “ I am a Yorkshire land”. Es una casa minúscula como la de
los cuentos el hastial que se abomba y se derrienga convexo hacia el exterior
como si sus robustos estribos pintados de negro atlantes de roble que sostienen
los pisos asimétricos y salientes de un equilibrio difícil pero cuya
estabilidad desafía a la acción de los años no pudiesen más. Dicen que en este
tugurio fumaba Guy Fawkes, un nativo ilustre, y fumaba su pipa mientras tramaba
un complot para subvertir la monarquía. Después de siete pintas un martes de
septiembre tomó la decisión de pegarle fuego al parlamento. Para hacer saltar
al orgullo inglés. Guy era para mí el verdadero epítome del eborense, pero
todos se reían de mí cuando lo mencionaba, me trataban de iluso.
-Entra en la burbuja de los
ensueños.
-Llego al país de irás y no
volverás. A
-Tu vida será una quijoterías
-Esta ciudad tiene un alma
señora y señera.
-Sí es un castillo de marfil.
Por cada una de sus siete puertas solo se deja paso a los privilegiados. A los
poetas, a los profetas. A todos los que en este mundo han sido.
Todo aquí está relacionado con
la belleza en verdad os digo, sus torres y los paneles de las ventanas
geminadas rinden culto al dios de la armonía. Es como entrar en un templo
sagrado de noche y de pronto las flamas inundan los hacheros, se hace candela y
todos son lucernas. La ciudad es el marco perfecto para un auto sacramental
como aquellos que estuvieron celebrandose durante los normandos en la “Fête
Dieu”. Todo parece dispuesto como para empezar el rito de misa pontifical. Un
eco de antífonas pervade las calles. Quedan las codas de los himnos de
resurrección. Sí York es la ciudad de la resurrección. Su escolanía así como la
escuela catedralicia adjunta es una de las más antiguas de la cristiandad.
Apellidos augustos ocuparon su silla arzobispal y ciñeron su palio de lana
virgen con seis cruces negras desde san Egberto que fue el primer metropolita
hasta el actual Duncan. Muchos de ellos fueron elevados luego a la silla de
Cantorbery como Walter de Gray, Bowet que ocupó el cargo entre 1497 y 1523 y
cuya estatua funeraria sedente con un libro abierto en las manos embebido el
personaje en la lectura hace pensar al doncel de Sigüenza. Hay que distinguir
esta estatua yacente del lector ávido y aplicado de la del lector displicente y
amodorrado como es el caso del arzobispo Hutton que arrebujado en su capa
pluvial parece echarse la siesta. San Guillermo patrono de la ciudad que fue canonizado pese a
la recia disputa que tuvo con san Bernardo de Claraval por cuestiones
prelaticias. Murió en olor de santidad y sus despojos expuestos a la veneración
del pueblo durante una semana exhalaban un ungüento odorífero que curaba las
enfermedades y hacía otros milagros. Subió a los altares por aclamación popular
en 1153.
Luego habrá que citar a san
Cuthberto, a san Alberto templario en su día promovido a la mitra de Jerusalén y fundador de la orden del
Carmelo así como san Juan de Beverley. Otros no tuvieron final tan incomible ni
murieron con la aureola en la mano. Fueron obispos armados en frontera
justicieros o rebeldes, señores de la guerra, según una expresión que está muy
de moda por las fechas corrientes, durante la guerra de las dos rosas. Un tal
Aldred en 1069 fue descuartizado a instancias de Guillermo el Emperador por
oponerse el obispo de canon irlandés a aceptar el rito romano que trajeron los
normandos. A Richard le Scrope, titular de la mitra orcina lo mandó asesinar
Enrique IV Plantagenet en 1405 muriendo el prelado al pie del altar lo mismo
que santo Tomás Beckett, aunque su fama no se desparramase tanto pero evidencia
el clima de recelo y de suspicacia que tuvo sumidos a la cristiandad la lucha
por la preponderancia entre trono y altar.
Tomás Wolsey, el legado
pontificio que había comunicado al rey de Inglaterra la bula papal en virtud
del cual se proclamaba a la corona como defensora de la fe de Xto recibió en
pago de su solicitud una mazmorra en una oscura prisión eclesiástica de
Leicester y después la visita del verdugo. Murió Wolsey decapitado en abril de
1530. Había criticado la conducta sexual de Enrique VIII, harto estragada como
es sabido de todo.
Tales intercadencias en el
padrón de preconizados arzobispos hace pensar en la variedad y muchas formas de
la iglesia instituida por Jesús. Hay muchas iglesias pero fundamentalmente dos:
la de Pedro y la de Juan; una externa con mucho aparato y otra interior que
apela a la conciencia misma de los bautizados, pero esta es otra cuestión que
cae fuera de las competencias de cualquier historiador que exprime y juzga por lo que ve. Sólo la superficie (pleitos,
casamientos desafortunados, estupros, avaricia, guerras, sentencias y desdichas
de varia condición).
Estaba escrito que el ser humano
sea hijo de sus pecados. Así, el báculo o “staff” eborense pudo estar en manos
indignos de la misma forma que el cayado romano y el anillo y la quiroteca se
ciñeron a dedos indignos simoníacos, tiránicos y a veces personajes neutros de
aluvión. Sólo tú eres santo, Señor. A la vista de las impresionantes torres
cuadradas de la catedral sentí deseos de
arrodillarme y de rezar un confiteor. No hay por qué escandalizarse. De todo
hay en la viña del amo. Buenos, malos, regulares, medianos y excelentes.
Peccávimus, sí. Los hombres vienen y mal como las olas pero sólo tú permaneces.
Somos contingentes y aleatorios como el gorrión que vio posarse san Paulino
sobre su alero. De pronto desaparece para no volver más. Volaverunt. Ya no son.
Pero la grey sigue su marcha camino de no sabe bien de donde. ¿Hacia las
praderas celestes? It is the long march of everyman. La eclesiología, esto es Xto, es
lo esencias y lo accidental los individuos que ejercen el mandato del rebaño.
En York se materializa este pálpito de eternidad. El deseo de amor transformado
en piedra. Uno ante el espectáculo del gótico perpendicular se siente formar
parte del cuerpo místico.
Hay rangos y jerarquías
individuas pero dentro del conjunto o
ámbito de lo total brota las calidad singular de personas únicas e irrepetibles
amadas de Dios desde toda la eternidad. Y de esa invitación a lo total, a lo
inalcanzable, nace esa maravillosa utopía que alberga el cristianismo en sus
entrañas, encina de Jetsé de la cual brotan muchas ramas, el árbol que vio
Habacuc en sus sueños que junta lo negro en lo blanco, lo grande con lo pequeño
y reúne en una misma dirección a los cuatro puntos cardinales, coordina las
treinta y dos direcciones de la rosa de los vientos. En la cúspide, el
Pantocrátor bendiciendo a su rebaño con los dos dedos desplegados en gesto de
majestad solemne. El poder taumatúrgico.
El arte gótico no es más que un
abraxas, un campo de símbolos que abre las credencias de un portal con vistas a
un paisaje de coros y armonías donde el dolor y la muerte no tendrán ya vigor
ni cabimiento. Los briosos rosetones y ventaneros - en la nave del transepto-
se abre un inmenso óculo global que abarca el espacio de una cancha de tenis
todo él de cristal de grisalla. Los maestros de la catedral de York muestran
una pericia singular en teñir de colores mortecinos el cristal, de la misma
forma que el azul resalta en Chartres o León es la cumbre de otro tipo de
policromía más abrasadora. Y esta combinación de matices abre perspectivas
inefables. Colores que pueden decirse sólo del alma.
Los británicos con el sentido
práctico que dan a su piedad, la celebra “anglicana pietas”, algo que sigue
llamando la atención cuando atraviesas el cancel de cualquier templo de las
Islas, la gente reza con grave recogimiento, lo hacen todo a su manera y por
eso su religión es tan nacionalista. Hicieron la revolución religiosa de Lutero
imprimiendola un sello autóctono sin desceñirse de la majestad litúrgica.
Quitaron muchos santos de sus altares ciertamente pero conservaron lo esencial
del rito romano que se convierte en el Common Prayer Book y los cabildos
catedralicios fueron rigurosos en la guarda de sus prebendas y derechos adquiridos.
Por eso entre los anglicanos sigue habiendo canónigos, precentores,
sacristanes, deanes, archidiáconos, lectores, magistrales, limosneros,
ecónomos. El esplendor litúrgico trató de ser salvado cambiando el latín por el
ingles y sustituyendo la plegaria pro papa por la de pro Regina, o pro Rege. El
tesoro catedralicio excepto las tecas con los huesos santos no sufrió grandes
desperfectos. Siguieron guardadas en los cajones capas pluviales y las
dalmáticas de fimbrias de oro macizo, los pectorales de platas con gemas de
rubíes, los acetres y los hisopos. Ya se cargaron de esto los tesoreros de
ponerlos a buen recaudo cuando la chusma asaltó los templos. Asimismo, la
reluctancia que siempre hubo en esta sede a aceptar la primacía cantauriense
inclinó a York de parte de Roma durante el grave litigio de la contrarreforma y
en la zona pervivió incluso durante lo más crudo de las persecuciones de Isabel
de Inglaterra y de Cromwell un importante núcleo católico renuente a abrazar el
anglicanismo y de ese grupo de católicos nació Guy Fawkes el conspirador de
El oficio divino guarda por lo
tanto el rancio sabor de antaño. Incluso algunas costumbres a las que ha
renunciado el rito romano tras la puesta al día de las normas del Vaticano II
la sede de York las guarda como el besar la epacta al final, la bendición con
dos dedos, el deseo de paz que se hace con el portapaz. Los incensamientos y
los responsos casi son idénticos que en Segovia o en Toledo. York sigue fiel a
su primer compromiso y es católica a no poder más.
Hay una tradición de maestros de
capilla que se mantuvo incólume prácticamente desde el siglo ocho. Los primeros
cristianos supieron a través de Constantino que la fe ha de entrar por el oído.
Es palpito del corazón más que raciocinio. Aquella tarde de otoño del 69 cuando
llegué a las puertas de York me pareció tener como una visión. El paisaje que
contemplaba me estaba acercando a todo aquello en lo cual soñé desde niño y de
lo que guardaba una esperanza remota de que de alguna forma se materializase en
mi existencia. Estas corazonadas nunca fallan. La mía se cumplió de alguna
forma aunque mis imperfecciones y fallos determinaron que no fueran acreedor de
todo aquel designio. Algo en mí no estuvo a la altura. ¡Pobre pecador! Tampoco
supe retener el amor que allí se me daba y de toda esa culpa habré de dar
cuenta un día a mi Criador.
El cristianismo tiene un sentido
formal de la belleza del que carece cualquier otro credo. Es algo que sobrecoge
y arrasa y no entronca con los subjetivo y pietista sino que revierte a lo
general, a lo total y eso se convierte al trepar por los nervios de las bóvedas
de las catedrales góticas como estas que vieron mis ojos a los veinticinco años
una tarde de amor al catolicismo. Estos templos son el árbol y la mejor presea
de su universalidad. Venía a empaparme del rocío de un sabor viejo. El alma se
anonada y sumerge y olvidandose de su presente flota por las riberas del tiempo
como tratando de regresar a sus orígenes más simples. Entonces dejé columpiar
todo mi ser sobre el brocal del pozo de lo inefable. Sentí pues una importante
moción mística, volviendo a nacer. Me suspendí en los brazos del destino
acatando su ligadura y sometiendo mi voluntad a la suya. Evora Magna
resplandecía como el altar de la purificación.
Entré por la puerta del oeste.
me sobrecogió aquella solemnidad de la penumbra. El olor a cera y a rezos pero
allí no había viejas sino toda una ristra de banderas colgando de las pechinas
y laudas sepulcrales.
Un arzobispo Holgate ordenó
meter el hacha al altar de
Allí estaban las metopas y
estandartes de muchos regimientos pues York es plaza fuerte y campamento desde
los romanos. Exvotos ganados contra el enemigo y muchas “Union Jack” en
sustitución del petaso de los obispos y arzobispos que cuelgan del techo en
otras catedrales como Toledo. Una placa conmemorativa rememoraba la gesta de un
hijo de la ciudad el capitán Oldfield muerto en combate en la ciudad de
Kandahar cuando todo su destacamento fue copado por los afganos. Esta tumba me
parece a mí que está hoy muy de actualidad cuando la que está cayendo sobre
aquel fiero país de afganos donde los federales buscan la cabeza de Ben Laden y
lo quieren vivo o muerto. Acaso los soldados británicos que han vuelto allí a
pelear este 2002 estén tratando de vengar la muerte de su camarada.
Un paseo por la pérgola nos
llevará a conclusiones interesantes. Siempre desde que era niño he sentido
inclinación por descifrar los epígrafes de las laudas sepulcrales en los nichos
catedralicios o en otros enterramientos eclesiásticos porque allí se percibe la
vanidad de las cosas del mundo. Por dentro la carne se momifica y los huesos se
vuelven polvo y por fuera queda el arte estampado en las hieráticas figuras de
mármol o jaspe. Algunos están tumbados. Otros hacen que rezan. Otros parecen
que se han echado un ratito a dar una cabezada mientras suena la trompeta del
juicio final que congregue a los mortales al Valle tras el Torrente Cedrón en
las afueras de Jerusalén en las estribaciones del monte Olivete donde Cristo
subió a los cielos.
Un arzobispo carilleno y aspecto
sonriente parece que duerme la siesta. En sus rasgos aprecié atisbos de mí
cuando fuese viejo. El escultor debía de conocer sus costumbres y nos advierte
que debió de ser lector contumaz; un libro medio abierto yace sobre la casulla
debajo de la cual abulta la barriga. Le gustaba vivir bien, los buenos libros,
la buena cerveza, bufar su pipa con labores que trajeran de América los
galeones piratas de sir Walter Raleigh. Al lado los símbolos de su dignidad
episcopal: la mitra, el palio y los guantes con una cruz guarida de diamantes.
Doy en pensar que estas riquezas han de llamar a los ladrones y no voy
descaminado en mis conjeturas puesto que hasta poco antes de la guerra cerradas
las puertas de la basílica había una ronda de cinco serenos que recorrían las
dependencias del templo con perros amaestrados para disuadir a los amigos de lo
ajeno. Lo que no fue óbice para que por alguna puerta excusada o por sus
vidrieras se colaran estas visitas desagradables. Una noche de 1829 un tal
Martín saltó y pegó fuego a la sacristía al tiempo que llamaba cerdos a los
canónigos, les acusaba de cobrar las rentas y de comer tocino. Por culpa de
este loco gran parte de aquella impresionante obra muerta se perdió. Ardieron
las techumbres artesonadas de madera y se fundieron las vidrieras de tan
primorosa hechura.
York es lugar con buena castrametación
y todo habla de que es plaza fuerte apercibida al combate pero el castillo
inexpugnable puede ser asaltado desde dentro. Pululan los caballos de Troya y
los demonios interiores contra los cuales nada puede hacer el alcaide de modo
que desde aquel “arsonista” dicen los ingleses: “ The city of York, lollipops
and lunarios” y también de maestros diría porque allí se forman buena parte de
los profesores que imparten clases en esta preponderante nación.
Los ingleses pueden resultar
acérrimamente insulares, muy pagados de sí mismos y rematan algunas veces en
sanguinarios por la defensa de sus usos y costumbres. A lo que nosotros
conocemos como contrarreforma tildan ellos de Disolución de Monasterios. El
cierre de todos los conventos fue implementado por Enrique VIII. En algunos
casos puede que el monarca llevase razón habida cuenta de la laxa disciplina y
la moral disoluta de estos centros que se habían relajado lo suyo pero la
circunstancia que determina esta sanción es la codicia de las tierras e inmuebles
de las ordenes de clausura. El oro de los templos. La seda y el oro labrado de
los ornamentos religiosos. Lutero había llevado a cabo el primer intento de
reforma agraria en Europa. Cuando vio que la furia de los campesinos
envalentonados por la rapiña y sed de riquezas quería ir demasiado lejos ya era
tarde.
Y un poco de eso les pasó a los
británicos. Amaban su iglesia como símbolo de poder y de regalía, sus símbolos
y el esplendor y la pompa de la liturgia romana pero al introducir la lengua
vernácula en sustitución del latín se dieron cuenta que el esquilmo y el saqueo
de los bienes eclesiásticos del que sólo los nobles y los judíos salieron
gananciosos había minado la autoridad regia aparte de haber empobrecido el
esplendor de la casa de Dios. Por eso hubo un intento de frenada. Que los
prebostes siguen luciendo sus ternos de gala y capas pluviales durante las
fiestas de pascua. Que no se suprima el canon de la misa. Gracias a esta
actitud los cabildos de las catedrales no desaparecieron.
En ese sentido la silla de York
sacó partido de su oposición a Cantorbery para guardar el acerbo recibido
durante casi mil años de romanización y en la ciudad todavía fermento esa
espiritualidad católica genuina e inconfundible. Pero la historia está trufada
de desencuentros y de malentendidos y los que la escriben ponen a veces pizca
de aviesa intención. Por ejemplo, Enrique VIII fue un rey con muchos defectos
pero también con bastantes virtudes. Es el tirano que envía a sus repudiadas y
validos sospechosos, no importa fueran eclesiásticos de rango o nombrados
escritores como Tomás Moro, al cadalso pero el poeta capaz de componer
madrigales tan bellísimos como la “Feria de Scabouriugh” y fue tan devoto en
sus años mozos que mereció que el papa Alejandro VI le confiriera el título de
“defensor de
Esta fue fundada por el propio
Claraval en 1131 y al poco surge
Entonces interrogué al viento
pero cambiaron de repente las auras y Eolo no supo darme respuesta. Es como
cuando preguntas por una calle a una señora que no es de la ciudad en la que tú
te pierdes.
-No soy de aquí. He venido a la
función.
-Está bien. Todos somos
forasteros, pero yo busco el domicilio de mi amada.
-¿Qué fue de ella?
-Es un fantasma.
-Ah qué la vida pasa, señor, y
nosotros no sabemos nada, fluye y nos desconoce. Fijése en los letreros y a lo
mejor tiene suerte. Bon voyage.
Allí las grandes verdades de mi
vida se me hicieron patentes. En el ochenta y seis fui a buscarla. Compré un
ramillete de rosas en un florista. Hay que ver como mudan los tiempos. Falto de
Inglaterra doce años y parece que han mudado hasta el lugar de las casas. No es
aquí. Busque la ruta.
Llamé a una puerta y salió a
recibirme un individuo en bata floreada en la diestra sujetando del ronzal a un
perro de ataque y en la otra escondida en el bolsillo una pistola. Había
pensado que yo era un ladrón.
-Sorry. Me he equivocado de
puerta. ¿No me darán otra oportunidad?
-Get out.
Me fui por donde había venido.
Parzena no daba señales de vida y el taxista judío, un buen samaritano de
aquellas navidades negras, movía la cabeza assustado y decía para sus adentros
“he is a bit nuts, you know”. Siempre me aturullo. No tengo el menor sentido
del ridiculo.
Ni en epping, ni en Hull, ni en
York ni en Doncaster donde tuvimos morada ya no estabas. Helen is gone. All gone Helen. Mal padre fui para ti. Un loco
que te amaba. Dioos perdone nuestros pecados. Pero ahora pienso que lo pienso
estoy seguro de que todo aquello fue un sueño como una revelación. Este pobre
alma de Pablo que alienta en mis huesos no se ha caído todavía del caballo.
Estaba un poeta de nombre Pope
Primus Pater escandiando sus versos asomado a la torre de San Martín y era como
un farero que guiagaba a los peregrino que se extraviaban en los bosques camino
de eboracum. El cuerpo enflaquecido los
ojos cansados y la joroba que se había doblado su columna ante los libros no
iban en consonancia con la sobrecarga divina y magnifica de su estro pero este
es el sino de los grandes profetas que sus conciudadanos no les dan
importancia. Pasan desapercibidos. Sus palabras en mi oido sonaban como
aldabonazos trascendidos de un vestíbulo donde se recitaban poemas a lo divino
en otra dimensión más allá de las nubes.
-He ahí un verdadero hijo del
Yorkshire que plantaba viñas en su finca de Twickenham y quiso vivir apartado
rendido a su numen lejos del mundo y desengañado
NOTAS AL FINAL
CISTERCIENSES
Vida de algunos santos
Por ANTONIO PARRA GALINDO
Capítulo I
CHARLES DE FOUCAULD,
*SERÁ
SU VOZ UN CÁNTICO NUEVO.
Exaltación triunfal
de un perdedor.
Hizo bandera de la máxima evangélica non
turbetur cor vestrum neque formidet(no se turbe ni tenga miedo vuestro corazón)
y huyó al desierto. La importancia y reversibilidad de los merecimientos del
vizconde Foucauld, ese gran perdedor con Cristo, en el cual ha tenido su
triunfo y exaltación (el Bien no es un capítulo cerrado que pueda acabarse en
sí mismo y siempre permanece abierto a opciones de vida; la semilla germina en
silencio) adquieren gran medida y un
relieve gigantesco. Su marcha a un rincón perdido del Atlas fue un gesto
cargado de futuro.
Puesta en perspectiva y al trasluz del devenir
reciente, la figura de este ex trapense, ex soldado, ex escritor y ex
aventurero, se agiganta. Los dedos de
La
religiosidad de este hidalgo francés se fragua en la renuncia del yo y sobre el
afán de unir bajo el signo de Jesús, que es el amor, la tolerancia y el respeto
mutuo, a los creyentes de las tres variantes de la fe monoteísta. Una de las
oraciones preferidas por este morabito cristiano y que pronunciaba sin cesar en
medio de la soledad de una ermita perdida en las estribaciones del Rif [“Invito
a los
habitantes de este planeta, cualesquiera que fueren, cristianos, judíos,
protestantes, agnósticos o idólatras, a que me consideren su hermano
universal”] adquiere espectacular magnitud al día de hoy,
cuando los descendientes de aquellos hombres del Magreb, con los que convivió y
tanto amó el solitario de la hamada de Bení Abbès, llegan a Europa en oleadas
en busca de mejoras de futuro en la calidad de vida de sus hijos, siendo a
veces objeto de la incomprensión y la discriminación, sin tener en cuenta de
que ellos forman una raza de grandes valores sobre todo espirituales y humanos
y acaso sepan salvar a Europa, que es víctima de su propio éxito, del marasmo
materialista que da opción al egoísmo y la falta de caridad y de amor, Foucauld
había fundado en un vivaque sahariano una institución que puso por nombre
A ellos parecen dirigidas, sobre todo, estas
palabras imbuidas de clarividencia profética. Las sellaría con su sangre.
Caería víctima casual de la cimitarra
fundamentalista. Pero su martirio, cargado de simbolismo anunciador de algo
nuevo, y de una Iglesia que retorna a los principios que informaron su ser,
representa un primer paso para un tímido acercamiento que enlace entre el Corán
y el Evangelio.
Charles
de Foucauld, el segundo vizconde del mismo nombre (1854-1916) nació en
Estrasburgo en el seno de una de las
familias nobiliarias con más alcurnia de Francia. Los Foucauld fueron ayudas de
cámaras, ministros o generales en
Era Charles de Foucauld un hombre de su
tiempo: un romántico. Su vida legendaria parece arrancada de las páginas de la novela
“Beau Geste“, y asemeja por su contexto
a la de la película “ Las cuatro plumas “. Fue un Lawrence de Arabia a lo
divino y en versión francesa. En los primeros tiempos de guarnición, el oficial
de los húsares, heredero de Cruzados y por cuyas venas corría una de las más
linajudas estirpes, no se revela como un hombre de guerra, sino como un oficial
decorativo. Podría haber pasado como el protagonista de una novela de
Maupassant: galante, perdis, algo borracho y muy sibarita. Las fiestas con los
amigos acaban en opíparas cenas pantagruélicas. Se aburría. Engordó... La afición a la perdiz escabechada, al vino
de Burdeos y a las setas le depararon algunos problemas con la báscula. Este
Foucauld de la primera época fondón “
bon vivant “ y abúlico- el fastidio es el castigo del buen burgués- nada tiene
con ver con aquel otro morabito atezado por los soles del Sahara, desmarrido
por una pitanza a base tan sólo de dátiles y leche de camella, con aquel
penitente enteco de ojos encendidos por el amor de Dios y la alegre melancolía
de quién presiente ya el martirio, la opción de muerte que él mismo había
elegido.
Por otra parte su comercio con “ cocotes” parisienses y el trato con las
mujeres de vida ligera parece ser que le depararon algún disgusto ¿ Padeció
gonorrea o alguna venérea de carácter más grave?
Nada se sabe de cierto. Mais, il s´ ennuit...
Se
aburría a morir en la caserna.
El advenimiento de la segunda república en Francia
implica algunos cambios en el callejero, no menos que la sustitución de todos
los distintivos dinásticos. El cuarto de Húsares empezó a llamarse el Cuarto de
Cazadores. Fueron movilizados y enviados a una avanzadilla de la frontera en
Argelia. Participa en algunas
escaramuzas contra las cabilas. Recibe su bautismo de fuego. Aquel cambio de
régimen de vida su organismo poco avezado a los agobios de la vida en campaña
pronto lo deja sentir. Su salud se resiente. La primera impresión que deja el
desierto africano en su retina no puede ser menos favorable. Estaba por llegar
su hora. Se acentúa su crisis religiosa. Dios estaba llamando a su puerta con
sutiles dedos. Años más tarde, el simún, ese ventalle que alza sus pliegues de
arena sobre las dunas a la que proyecta con rapidez sobre la llanura inhóspita,
como si fuesen espectros, lo cambiaría por completo. Allí experimentaría la
fuerza del siroco, el mismo torrente de energía que derribó a Pablo camino de
Damasco.
África lo cambiaría del todo. Sería para él su
gran metanoia. Quedaría hechizado
por el misterio de sus noches mágicas. Ese silencio duro del desierto, el
verdor de los oasis y la belleza de ese mundo moaré de los nómadas que
discurren por el mar de arena a la búsqueda de pozos para sus camellos y
pastos, al murmullo de las oraciones ensimismadas, y el grito constante de “
Allah alkabar” (Alá es el mayor), según lo recitan las cunas del Corán. Le caló
muy hondo esa fascinación africana, cuna de las religiones mistéricas y cuna
también del cristianismo. En los primeros seis siglos, sólo en el norte del
Continente Antiguo había tres patriarcados, ochenta sedes metropolitanas, amén
de cuatrocientos obispos desparramados
desde Alejandría hasta Tagaste. Hipona, en lo que es hoy Túnez fue la sede de
Agustín. Las arenas de la región sub sahariana están regadas con la sangre de
innumerables mártires, e incluso el rostro de Cristo, según lo retrata la
iconografía bizantina, de cabellos negros y moreno semblante, pudiera pasar por
el de un árabe. Los patriarcados de Antioquía, de Alejandría y de
Constantinopla son los más antiguos del orbe cristiano. En los desiertos de
Anatolia nacieron la liturgia, el monacato y una forma de vida peculiar. De
Oriente nos vinieron la luz y la cruz.
Hoy ya no queda apenas rastros de aquellas
florecientes iglesias. En todo el inmenso Marruecos, un territorio dos veces
España, no quedaba en tiempos de Foucauld ni un altar, ni una simple ermita en
cuyas espadañas campease el símbolo de la cruz. Estos son los predios
inescrutables de
Sin embargo, cabe la sospecha que el Islam, que en
el fondo es un sistema de valores legatarios del Evangelio, nacido al calor de
los Apócrifos, sobre las arenas regadas por la sangre de los primeros mártires
en la antigua Numidia, Mauritania, Libia, Cilicia, Antioquía, Persia, conserve
filiaciones e influencias del monofisismo caldeo y del arrianismo egipcio, que
pensaba que Cristo era meramente un hombre enviado por la deidad en su lucha
contra el Demiurgo. ¿Podrá Mahoma volver al redil de la fe? El camino de
retorno es difícil, pero para Dios o Alá, que ellos dicen, nada hay imposible.
Hace falta mucha tolerancia, mucha fe y mucho amor. Los seguidores del Profeta
creen en el Salvador a su manera, por lo que la reconciliación podría saldarse.
No puede decirse lo mismo del judaísmo sionista, que niega a Cristo, y se opone
a Él con toda su protervia, recalcitrante en el error.
En cualquier
caso, aquí subyace uno de los grandes enigmas de
Detrás de ella están los eremitas que siguieron las
huellas de Juan el Bautista y se vistieron de marlota y de piel de camello en
el más estricto sentido esenio. Ayunaron e hicieron penitencia conforme al
dictamen de la mandaá de los primitivos cristianos de San Juan. Toda la
mística del Temple abunda sobre el concepto de“ mandaá”(transformación).
Cristo, por su aspecto, era un judío esenio, un hombre del desierto. Y su
madre, María de Nazaret, debía de tener la apariencia de una tapada como una de
esas buenas mujeres árabes, el chador o flameo de las desposadas, a la cabeza,
y tiros largos, que encontramos cada vez con más frecuencia por las calles de
nuestras ciudades, porque la avalancha viene y se acerca, para recordarnos que
vivimos en un mundo unipolar, que acaba de cambiar de amo. Ellas se resisten a
aceptar las modas occidentales y van muy derechas y orgullosas de su fe y de
sus costumbres islámicas. Su presencia viene a recordar a muchas de nuestras
cristianas sólo de nombre que existe una virtud que se llama el recato y el
pudor, que la desnudez no dignifica a la hembra, antes bien la rebaja a su
condición animalista - visión pagana- y la convierte en mujer objeto y juguete
de deseos. Pero este contraste o
protesta por la indumentaria no es nuevo; ocurrió ya en tiempos de los romanos.
María no debió de andar por el mundo como una
deslumbrante Madona de Rafael o una moza guapa de
Según una antigua leyenda en un viejo monasterio de
Vatopedi del monte Athos, los frailes llevaban una vida disipada. Dios permitió
castigarles enviándoles una banda de piratas. Cuando éstos estaban a punto de
irrumpir en el convento para saquearlo, y dar muerte segura por decapitación -
era la regla entre los berberiscos -,
Una imagen de
esta Madre del Aviso y Virgen del Consuelo, con todo ese hieratismo bizantino,
cargado de simbolismo y descarnado de toda sensualidad, era el único retrato
que presidía la austeridad de aquel zaquizamí perdido en el Sahara al que el
aventurero francés fue a parar. No es ya meramente
Esas moritas que pasan a nuestro lado ¿ no serán un
poco las embajadoras del concepto de salvación que transmite a las católicas de
Ellos aportarán el vigor de la juventud, otros
valores éticos. Traen en sus rostros quemados por el sol africano esa fuerza
irresistible del simún. Foucauld lo percibió muy en sus adentros - esa descarga
del mundo que se acerca y se transforma - cuando sintió la llamada de África y
concretamente le atraía Marruecos, a cuya lengua tradujo los Evangelios y
compiló un diccionario árabe dialectal- francés, que es hoy una herramienta de
trabajo de
Su vocación fue como un ventalle de gracia divina,
una tromba de siroco que transformó de arriba abajo la existencia de aquel
elegante y epicúreo teniente de Húsares. El proceso fue lento. En Setif
protagonizó un motín con unos cuantos de sus legionarios. Protestaban por el
rancho y las degradantes condiciones infrahumanas con que se vivía en aquel fortín
enclavado en las mismas entrañas del Sahara. Sobre sus espaldas sintió el peso
del saco terrero. Se le formó consejo de guerra y a punto estuvo de ser
fusilado. En ultimo término, le fue
conmutada la pena capital por la de la
degradación.
Con toda la tropa
formada ante el adarve, un sargento procedió solemnemente a arrancarle las
estrellas de la bocamanga. ¡ Demasiado para un brillante militar de carrera
formado en las aulas de Saint Cyr: un “chusquero“ lo expulsaba del Ejército!
Regresó a Francia desanimado, pero todavía más
rebelde. Otra vez, la buena vida. Una
tarde, estando acodado sobre el velador de un café de Evián y hojeando un
diario sin mucho interés le asaltan unos titulares”: Insurrección en Orán. El Cuarto
regimiento de cazadores entra en combate”. Inmediatamente, solicita su
reincorporación a su unidad, abandona a su amante de turno, una condesa por
nombre Mimí, y vuelve a militar baja las banderas de
Quienes hayan servido en alguna trinchera del
desierto saben que el enemigo a batir por el soldado desplazado a estos
destacamentos no son las cabilas, ni el sol abrasador que se cuela por el
cogote y calienta como una estufa las barbilleras de lona de la galea. Ni
siquiera los torbellinos de arena o las moscas insoportables o los insectos. Es
el tedio. Muchos no lo soportan. Se vuelven locos o se suicidan. Lo llaman los
franceses “ mal du bled”. Es como una resaca de tamo que se te va metiendo por
los poros y sube alma adentro. La tierra llama a los hombres a su seno. Se
siente entonces la fascinación del espejismo. Entran ganas de huir. El suboficial Foucauld - había sido degradado
en el escalafón - desde su garita de centinela en una de las barbacanas del
fortín debió sentir la llamada del desierto y le entraron ganas de huir. Otra
vez pide la absoluta, ahora ya para siempre, en el Arma de Húsares. Quiere
conocer Marruecos. Como estaba vedada la entrada a los cristianos en aquel
territorio, se hace pasar por hebreo. Desde la expulsión de los heroicos
misioneros franciscanos y de los frailes de
A tal efecto, aprende algo de hebreo y se deja
crecer aladares, según la costumbre de los antiguos israelitas españoles. Aquel
viaje le fascina y deja en su espíritu una huella indeleble. Como resulta de
esta gira nace un libro en el cual narra sus experiencias por las inmediaciones
del reino alauita, prohibido a los no mahometanos. Es el momento de su
conversión. Decide hacerse trapense y entra en el convento de Santa María de
las Nieves. Sus superiores acceden a enviarlo a una trapa recién abierta en
Siria. La severa disciplina cartujana le parece poco rigurosa para la vida de
penitencia y de sacrificio que él tiene en mente.
Recorre mendigando toda la región de Palestina y se
instala en Nazaret donde lo acogen como hortelano las clarisas. En la huerta
construye una cabaña y allí reza y estudia una vez terminada las tareas
agrícolas. Se dirige a Jerusalén donde en otro convento de la orden franciscana
realiza los humildes menesteres de portero y otros servicios ancilares. Se
ordena por fin sacerdote y se une a una
expedición que se dirige al desierto, al país de los Tuareg. Quiere fundar una
orden contemplativa dedicada exclusivamente a rogar por la conversión - y, si
no por la catequización, problema harto difícil tratándose de mahometanos, al
menos la reconciliación - del mundo islámico. A lo largo de su más que corrido
cuarto de siglo que pasa en los oasis, el hermano Alberic (ese fue el nombre
que adoptó al ordenarse) no consiguió bautizar más que a un solo neófito. Sin
embargo, él pensaba que Dios opera bajo otros parámetros. Sus caminos no son
nuestros caminos. El Señor echa otras cuentas.
Humanamente parece imposible entender cómo pudo
aquel aventurero de Jesús de Nazaret, el corazón mordido de desierto,
embarcarse en tamaña empresa. Solo. Sin apenas medios materiales, sin más
respaldo que el de algunos de sus antiguos compañeros de armas, adscritos a las
patrullas de la policía nómada que velaban por la seguridad del protectorado y
que cada quince días llegaban al austero “bordj”, especie de capilla
mahometana, con víveres y el correo para el anacoreta de Tamanrasset. No hizo
prosélitos. La hermandad que se propuso fundar o Jauna que tendría por lema la
palabra árabe “ amon” (paz y perdón), aunque Foucauld consiguiera ultimar sus
estatutos, tardó bastante tiempo en ser aprobada por Roma.
Preveía que el cristianismo sólo puede triunfar
abrazado a la cruz del silencio, de los que padecen y laboran. Es una religión
de perdedores que predican en la tierra con el ejemplo y que son exaltados a la
apoteosis final en el Cielo. La vida cenobítica, que tiende a la perfección
evangélica, mediante la renuncia al mundo y el desprecio de las sabidurías
terrestres a favor de las eternas, constituye algo privativo a
El tres de diciembre de 1916, bandidos
fundamentalistas avisados por el hombre que hacía las funciones de sacristán en
la jaima de Beni Abbés y que sería el traidor, que les abrió la puerta de la
misión, asaltaron el recinto donde vivía recluido el morabito francés. Murió de
un culatazo que le propinó uno de sus asesinos al pié del sagrario. Acababa de
hacer la reserva del Santísimo. Lo había
profetizado y lo había querido: morir mártir en la tierra que amaba. Trazó con
los dedos temblorosos una cruz con la sangre derramada. Su última mirada fue
para las cumbres del Atlas. Y murió como mueren los santos: perdonando a los
que le mataban, fiel a su compromiso con el Evangelio.
La hora
undécima
Hemos elegido la figura del Fundador de los
Hermanitos de Jesús como umbral de estos ensayos sobre la actuación del Espíritu
Santo en el Tercer Milenio por parecernos un santo típico de la modernidad,
apóstol misionero del Tercer Mundo. En su figura se dan cita los dos aspectos:
el contemplativo y el de operario de
Cuando el numen del Paráclito suscita una fundación
en el seno de
Este encuentro con el rostro oculto de Cristo le
sobrevino, por iluminación celestial, cuando, recién llegado a Jerusalén, entra
a orar en el Santo Sepulcro, en el momento en que los monjes de la comunidad
rusa en Tierra Santa celebraban una misa cantada. Entre vaharadas de incienso,
escucha el Canto del Querubín y las letanías trinitarias. Las invocaciones al
Padre, al Hijo y al Espíritu, con sus tres atributos mayores: deidad
omnipotente, fortaleza, e inspiración, constituyen la base de la comunión
eucarística, según el rito grande de San Basilio. En ese dúo maravilloso entre
el diácono y los coros se alzan al cielo los cantos de piedad y misericordia
para una humanidad cansada y llena de miserias, habituada a convivir con el
dolor y con la muerte. También se apela constantemente a la intercesión de los
Ángeles y de Santa María para ser capaces de soldar esos dos planos: el de Dios
y sus criaturas, los infinito y lo finito, la vida eterna y la muerte, la
gracia y el pecado.
A la sazón, el humilde peregrino trapense se siente
traspasado por el rayo de la iluminación. Esta fuerte conmoción quedaría
plasmada en su mente toda la vida, y es seguramente por eso por lo que los
miembros del instituto de los Hermanitos de Jesús tienen la obligación, entre
sus prácticas diarias, la de recitar la invocación del Veni Creator
junto con una oración a los Ángeles directamente tomada del rito de entrada a
la misa que entonan los melquitas que reza así:
“Oh
Señor, Dios nuestro, Tú que llenaste los cielos de legiones de ángeles y
arcángeles para el servicio de tu gloria, haz que nuestro ingreso en tu templo
venga precedido por el canto de tus coros, virtudes, dominaciones, potestades,
tronos, serafines de seis alas, y que entonemos el Himno del Serafín. Por los
siglos de los siglos. Amén.”
Aquí
está basada la espiritualidad del original siervo de Dios: la disponibilidad de
entrega a partir de la noción de que la gracia presume la naturaleza. No hay
que romper con el hombre, sino aceptarle tal cual es, en sus valores, en sus
tradiciones culturales que conforman una actitud existencial. Luego el neuma
divino será capaz de moldear a su manera el barro en que fuimos fraguados.
Decía Charles De Foucauld que “Dios nos llama a la plenitud del amor a cada uno
según sus capacidades. Puesto que Él nos creó, sabe cómo somos. Ahí está
nuestra perfección. Es una tentación querer ser grande en el Reino Venidero,
debemos inclinarnos a ocupar los sitios de abajo, porque el deseo de grandeza
personal interfiere con la gloria de Dios”. Semejante contemplación jovial y
plenamente optimista de la actitud del hombre frente al Inefable está henchida
de Evangelio. De paso, constituye una afirmación de modernidad.
El
grano de mostaza
Se
hace aquí evidente el parangón que existe entre Foucauld y Teresa de Lisieux.
Ella también preconiza el empequeñecimiento y la opción de los pobres, de los
ignorantes, los marginados y pecadores, desde un único punto detonante: el
amor. El antiguo trapense es, en conclusión de lo expuesto, una santo
“pequeñito”, pero que arraigó y se engrandeció. El grano de mostaza,
transformado en árbol mayor, hoy da sombra, cobijo y frescura a todo el vergel
de María. Siguiendo los pasos de la carmelitana normanda, casi paisana suya,
prefiere los diminutivos a la hipérbole.”Si no os hacéis como niños, no
entraréis en el reino de los cielos”...
Il etait
tout petit.
De
propio intento, quiso que el instituto nacido en un oasis donde paraban las
caravanas tuareg cerca de Orán se llamase la “Fraternidad de los Hermanitos y
Hermanitas de Jesús y del Evangelio. Es un rotulo misionero, en apariencia
inocente, pero cargado de intencionalidad soteriológica, buscando el
acercamiento entre los pueblos separados por discrepancias religiosas así como
desigualdades sociales. Nunca rechazaría la tecnología y todas aquellas
consecuciones de la ciencia mecánica y de la inventiva que hacen más llevadera
la existencia del hombre en la tierra. Sus casas, siguiendo el paradigma de la
jaima de Beni Abbés, que toma por modelo la casa de Nazaret, serán a la vez
talleres y oratorios, donde se predica con el ejemplo a partir del compromiso
con los pobres, huyendo de cualquier proselitismo.
Él
entró en la historia eclesiástica como una brisilla de viento solano, que pedía
perdón por vestir a la morisca con la chilaba y las babuchas, pero en el pecho
un corazón grabado en tela, símbolo de esa alcancía llameante que contemplaron
en sus éxtasis María de Alacoque y otros místicos medievales. Era consciente de
lo ímprobo de su ingrata tarea. No suelen pedir las aguas del bautismo los que
han nacido en el seno de
Sin
embargo, el viento de fronda se ha trocado poco a poco en huracán. El morabito
de Tanrasset inició una suerte de Pentecostés. Con su presencia callada y
humilde recordó que sigue soplando sobre nuestras cabezas el aire del Cenáculo.
Este aire tiene la particularidad de que no se le ve ni le siente. Opera de una
forma callada desde los goznes mismos sobre los que gira la rueda de
Las caldeadas arenas de Numidia sirvieron de base al
que, siguiendo la huella de las vetérrimas cristiandades de las riberas del
Nilo y de las costas africanas, quería empaparse de soledad y de desierto
mesiánico, a un instituto religioso que creció presto, abriendo casas en
lugares del Tercer Mundo, como Dakar, Hanoi, Kuala Lampur, el Matto Grosso,
Pero los Hermanitos de Jesús combinan, al propio
tiempo, la acción pastoral y misionera
con la contemplativa. Formaron a
los primeros sacerdotes obreros, una clase eclesial muy discutida en Francia en
décadas pasadas. Pero su fundador no tenía en mente parámetros de lucha de
clases, porque sentía aversión a las conquistas políticas que durante toda
Quizá estemos perdiendo la perspectiva: Cristo nunca
quiso ser más que un perdedor y puso en guardia a sus discípulos contra los
aplausos y alabanzas del mundo. Desconfía de los ambiciosos de poder. Por eso,
su verdadero espíritu, casi siempre oculto, hay que irlo a descubrir incluso hoy a las catacumbas. Se encuentra
entre los escombros de un bombardeo, la sangre de los mártires, y prefiere a
los que sufren y a los desheredados de la fortuna.
El carisma del intrépido legionario francés,
convertido a la milicia de Cristo, se basa no ya meramente en el aforismo
agustiniano sobre el amor como causa primera de la libertad dichosa, sino que
trata de ir más allá que el propio san Agustín y Platón. Foucauld precisa a que
para llegar a alcanzar el rostro de Cristo hay dos caminos. Uno externo,
litúrgico y deductivo, mediante lo que aparece en nuestro entorno, lo que nos
acontece, nos preocupa, nos aburre o nos indigna. Al asomarnos a balcón y
contemplar las maravillas de la naturaleza, y comprobaremos que desde allí Dios
nos hace señales. Y otro, interior e intuitivo. Éste es un Dios personal e
intransferible. En lo más hondo de nuestro ser lo vivimos, lo sentimos. Es sólo
amor. Un amor del cual todos hablan, pero difícil de encontrar en medio de las
truculencias capciosas, el culto al dinero y al poder, autoridades deíficas de
esta sociedad en cambio. Vemos cómo no vence la fuerza de la razón sino la
razón. Pero todo eso forma parte del misterio cristiano. Es la religión de
volver la otra mejilla y elevar los ojos al cielo en espera de que Aquél que no
admite mudanza ni accidente se apiade de los que sufren los atropellos del
tirano o los antojos del enalmagrado y el ruin que cambia con facilidad de
bando, en loor a una moral de circunstancias. Dejemos a los Zoilos y Aristarcos
que se entreguen a sus fantasías despóticas para dar al pueblo la falsa moneda
o la menguada medida. Ya les llegará la hora.
Al fin y a la postre, aserraron a Isaías, acantearon
a Jeremías, y taladraron las sienes del profeta Amós con un hierro candente,
clavaron al Hijo del Hombre en una cruz, dilapidaron a Esteban, decapitaron a
Juan, a Lorenzo lo torraron sobre unas trébedes, asparon al dulce Andrés, y
crucificaron patas arriba a Cefas. Preponderan los descendientes de Agar y
Anteo sigue encontrando no pocos adeptos. Por lo que toca a Nerón sigue siendo
como una antorcha. Siempre fue así, pero Dios, que es lento a la ira y proclive
a la misericordia, es también el Maestro de
Justicia. Hay que acudir al profeta David para adivinar el porvenir de
los réprobos. Ninguno llegará a la tercera edad ”Viri sanguinum et dolosi
non dimidabunt dies suos“ y en otro versículo “Virum iniustum mala sua capient in interitu”, que
se podría verter al romance como”: el mal se vuelve contra aquellos que lo
practican y será una fuente de congojas para el malvado a la hora de abandonar
este mundo”.
La sombra de Anteo, insisto, acaba de pasearse por
los cielos de Yugoslavia. Era un gigante prácticamente invencible en la batalla
del aire. Se ha ejercido el chantaje y la fuerza bruta a todas las bandas.
Viejos monasterios de Metopia han sido profanados, sus monjas violadas por la
chusma enardecida que esgrimía “Kalaschnikoks” y cimitarras. Fueron profanadas
aras sagradas y rasgados al filo de la espada los lienzos de los iconos. La
sangre de los mártires salpica a los Nerones de turno que regentan los altos
estrados, y las Semiramis en edad avanzada han utilizado toda la perfidia y la
sed de vindicta de la que son capaces para posar sobre las horcas a toda una
nación soberana. Incluso impregna los vuelos de la sotana blanca de un senil
personaje obsesionado con giras apoteósicas.
Semejantes periplos triunfales, esas misas multitudinarias, oficiadas
por un anciano de voz bronca y mano que rila, y no se rinde, pues parece que no
se muere nunca, hacen pensar en las sentencia apodíctica de Marcusse de que el
mensaje es el medio, o en lo que advertía Marción hace dos mil años sobre
En las cancillerías
cunden los lavatorios de manos mientras los enemigos de
El sueño del Padre Foucauld sobre un acercamiento de
los sarracenos al Evangelio no sólo se aleja sino que la misma fe de Cristo
corre peligro. Sin embargo, ¿qué importa? Él roturó aquellos campos del
desierto en agraz. La semilla está echada. Un día germinará. Por lo que se
refiera a los gigantes resurrectos y las cohortes bajo las banderas de Satanás
cualquier día de estos puede aparecer el serafín de seis alas y arrojar al
sanguinario Anteo de sobre las nubes. El trono de los liberticidas y genocidas
es poco consistente. Llega cualquier
viento y lo derroca. No puede perdurar la maldad. Es conveniente en esta hora
de tinieblas no perder el rumbo ni la perspectiva.
Figuras como las de este monje humilde escondido
hacen
Era muy devoto del Santísimo Sacramento, que tenía
expuesto día y noche en el altar de su pequeña ermita. Un día que acaba de
hacer la reserva lee un pasaje de Marcos”: El Reino de Dios es como un hombre
que arroja la semilla en tierra y ya duerma ya vele ésta crece sin que él lo
sepa (Mc.IV, 27,28). Esta sentencia, verdadero crédito teologal a la fe viva,
se va a convertir en piedra de toque de su espiritualidad; constata de un parte
la necesidad de anonadación y de desasimiento o muerte del yo, pero Dios no
pide imposibles. Nos conoce y nos ama, y no escatimará pruebas para los que
elige pero este triunfo sobre las pasiones no representa un desquiciamiento, ni
tampoco una visión de la santidad acaramelada y hecha de estereotipos egoístas.
El santo no es un vidente ni un santero. Foucauld rechaza el fervor paniaguado,
individualista, pasivo que dimana de una interioridad sospechosa. Su amor a
Dios es algo coral, comunitario. El yo que tanto obsesiona a Occidente para los
orientales resulta algo contingente.
A cambio propone una vía de participación con Cristo
en su Cenáculo más activa, aparcionera y coral, donde tenga prelación el ser
sobre la existencia. Hay que sustituir al yo por el nosotros. Al fin y al cabo,
el hombre no es más que una partícula del cosmos ordenado por la sabiduría
divina en el espacio, el número y la proporción. Es el ángulo exacto sobre el
que todo converge desde las estrellas rodantes hasta la más endeble brizna de
hierba. Todo gravita en torno a la deidad suprema.
Por otra parte, aspira al conocimiento divino
mediante el misterio de
Jerusalén,
Además, ese viaje a
Había redactado sus constituciones en vísperas de un
nuevo siglo, precisamente por
Dios oculta su rostro inefable, pero es próvido,
circunstante y testigo de nuestra lucha, absoluta, ente contemporáneo y actual,
y se manifiesta en los hermanos. ¿Pero por qué se esconde? Valdría preguntar.
La semilla germina y encaña sin que nosotros lo sepamos. Hay que recurrir al
texto de Marcos, donde Cristo, que amaba la ecología y las cosas del campo,
narra en este símil cómo es el proceso espiritual. Pablo, de su lado,
argumenta”: gloriae suae Deus nos fecit compotes” a través de la
encarnación de su Hijo en el vientre de la doncella el Padre nos hizo
partícipes de la vida divina ¿Quien será capaz de penetrar estos arcanos
insondables? Sin embargo, de ese cometido o compromiso de dios con el hombre
radica la grandeza y el misterio de la religión de Jesús. Somos contuberniales,
concolegas. El salmista utiliza un adjetivo muy hermoso para definir dicho
concento: sodales, que suena mucho más bonito que solidario, pongamos
por caso, aunque los dos posean la misma raíz.
En definitiva, somos sus hermanos, los compañeros de
viaje en esta larga singladura del Cristo Resucitado. Nadie podrá ganarnos.
Estos pensamientos sueldan la base del optimismo cristiano que aguarda el siglo
futuro, aferrándose a la antorcha de las tres virtudes teologales y que mira
más allá de la realidad que nos circunda: calamidades, guerras, apostasías,
prevaricaciones, injusticias. Es el mejor antídoto para que perseveren en la fe
aquellos que se sienten como expatriados en este revolcadero de infamias, donde
los justos sienten enfado y asco, donde
la verdad es perseguida y queda a merced de la mentira, porque aquí se hace lo
que ellos (siempre unos pocos) quieran hacer o tengan a bien mandar, donde sólo
triunfa el malvado y se tacha de necia a la bondad. Ellos siguen con sus
cubileteos celestinescos. Las combleza o barragana del tirano u homicida se
pasea por el mundo con aires de santa. La “massmedia” acuña sus propios iconos
y valores que habrá de imitar la juventud, si no quiere quedarse atrás. La
locura de Cristo sigue pareciendo un elemento discordante para un sistema de
valores enmarcados en la deificación del
dinero, la potencia sexual, la belleza física. De hecho, el monaquismo es una
suerte de protesta muda contra los dislates y desafueros de
Hemos querido dar inicio a este libro con la
presentación de un solitario moderno, como demostración de que más allá del
aparecimiento está la aparición, verdadera epifanía o muestra de la acción del
Paráclito a través de los siglos. Estos héroes escondidos resguardan la grey.
Soy un testimonio tácito de que
Sin embargo, lo que el mundo brinda es apariencia.
La combleza del príncipe será despedida del harén. A la gran diva de la
pantalla no la renovarán el contrato o se morirá, porque, por lo general, el
impío no suele gozar de vida larga. La culpa atrae a la muerte. El encintado de
Cabe preguntarse, al filo de la esperanza de los que
creen en
Para él la misa no es sólo la conmemoración de
Recién convertido el Hermanito Carlos debió de
sentir en su corazón una revelación descubridora del sentido que tenía su
existencia, cuando al poco de llegar a Jerusalén entra a orar a la iglesia del
Santo Sepulcro en el instante en que se desarrollaba una ceremonia religiosa
oficiada por los monjes del monasterio ruso. Se alzaban al cielo las letanías.
El diácono abordaba el himno del Querubín (Querubinskaya). Se grabaron en su
alma para siempre los ecos de este canto sagrado en el que el hombre devana el
misterio de la procesión trinitaria pidiendo misericordia a un Dios Santo, a un
Dios Fuerte, a un Santo Inmortal, como si aspirara a comulgar con su grandeza,
interpolando el plano de la carne con el del espíritu. En sus escritos,
recomendaciones y forma de vida, Foucauld se siente legatario de esa rica tradición
del Oriente, recogida por los padres del yermo. Es un quietista a la manera de
Pacomio, Epifanio, Irineo, Antón, María Egipciaca, pero quiso instalar esta
regla orante de la vivificante Tebaida en los grandes barrios obreros y
marginales de las ciudades del mundo, plantando una flor de loto allí donde
impera la fealdad del albañal humana, haciendo subir el humo del incienso al
pie de las chimeneas fabriles, estableciendo oasis de paz y de recato en medio
del desierto de la agresividad, la complicación, el discreteo lujuriosos del
hombre anónimo y deprimido de la post modernidad. Parte del principio de que es
posible tener vida contemplativa en medio del tráfago del siglo.
Pero también incorpora a
Esta fórmula
de heroísmo se practicaba asiduamente en el mundo árabe y fue puesta en
práctica por algunas ordenes hospitalarias como el Temple los Frailes de
Es locura de Cristo. Es, por otra parte, la soledad
del místico, siempre lidiando con el vacío del dolor, la inseguridad de la
tierra y la sucesión de los rostros y de los cosas, pero con los ojos fijos en
esa Sombra que carece de mudanza. Es una relación de monologo, más que de
dialogo, porque Dios rara vez habla, o se expresa con actos. Solamente la fe es
capaz de pegar el gran salto para salvar esta distancia.
Rehén por sus hermanos.
Otros santos grandes del tiempo presente, como la
nunca suficientemente ponderada Teresa de Lisieux se ofrecieron, asimismo, como
víctimas propiciatorios del holocausto vivificante. Pasaron a ser rehenes del
amor por los sus hermanos. Se desentendieron de sí mismos para dejar que el
Almo obrara, conscientes de que nadie puede ganar al Espíritu Santo la partida.
“ Pasaré mi cielo en la tierra obrando portentos en todo aquel que me invoque”.
Así explicaba
Por lo que respecta al Solitario de Beni Abbés, su
ofrenda también fue escuchada y Dios permitió que sellara aquel pacto de
caridad hacia los árabes con su propia sangre derramada. Desde entonces sobre
las arenas del desierto se oculta la esperanza de la vuelta a Cristo de todo un
continente, que en los primeros años le fue muy afecto. A ojos vistas, no se ha
producido este acercamiento de tolerancia ecuménica, antes bien, el fanatismo
fundamentalista cunero y fanático ha
vuelto a mostrar su rostro menos amigable, por estas calendas en las que
estamos, pero la semilla está lanzada. Algún día germinará. Después de todo,
dicen que la fortuna ayuda a los audaces y que este mundo que gobiernan o
desgobiernas los políticos, programan y diseñan los matemáticos, sólo lo mueven
los soñadores y los poetas.
Foucauld era un idealista, un hijo de la imaginación
de Chataubriand. Llevaba muy adentro las brumas del Rin y el tañido de las
campanas de Notre Dame. Era demasiado francés para transformase en un vulgar
enciclopédico volteriano.
Muerte de las palabras, muerte del Amor.
Hablamos tanto del Amor que se ha gastado el sentido
de un término tan preciso como precioso. Anduvo siempre en labios de los poetas
de todas las naciones y es casi una herramienta de trabajo de los místicos. He
aquí que unos y otros parlan a destajo de sus enamoramientos y tanto abusaron
de él que ya no queda otro remedio que escribirlo con minúsculas, porque el
odio avanza, el escarnio y el egoísmo se apodera de todo el recinto. Si Cristo
volviera, seguramente volverían a crucificarlo. Si enviase a sus ángeles para
predicar en Sodoma y Gomorra la penitencia, que detendría el castigo,
seguramente que los invertidos, tan abundantes por nuestros lados, intentarían
sodomizarlos, porque los Principados aquellos eran hermosos a morir, y quizás
por eso se los presenta la plástica piadosa no en vano cargados de pluma...
¡Somos hombres te tan poca fe! Hemos de
ver para creer ¡Y así tantas y tantas cosas en este tiempo en el cual parece
que el Destino juega al juego del trocado, que al revés te lo digo para que me
entiendas!
Debe de ser por que todos parecen empeñados en
oficiar una ceremonia de confusión o misa babélica, en la cual se retuerce el
pescuezo a la semántica en propio beneficio. Se rinde por todas partes culto al
diablo. De ahí que, al escuchar mentar la palabra amor, nos llevemos la mano a
la cartera, y no falta quien desenfunde la pistola, muy a sabiendas de que no
existe y de que con esa palabra se pretende darle el timo de la estampita.
Quiere decir concupiscencia, de la misma forma que ahora paz ha usurpado el
sentido de guerra, y régimen de libertades comporta el de sometimiento a la
ley, y el que se mueva no sale en la foto. La filosofía de los Derechos Humanos
ha degenerado en “limpieza étnica”, refugiados, emigraciones masivas y
exterminio de tribus enteras en África o en el Kurdistán, pero estas son
movidas a donde las cadenas de la televisión global no envían a sus paniaguados
en guisa de Herodotos o de Tito Livios de nueva filiación, para contar en sus
oyentes en vivo y micrófono en ristre
cómo se desarrollan estas ocupaciones, invasiones y matanzas, o se alzan
las tiendas de los campamentos de refugiados. No hay cosa que dé más asco que
todas esas tumbas abiertas a la hora del postre. La verdad ni renta ni interesa. No es más que una fantasía de
unos cuantos iluminados que suspiran la llegada del Maestro de Justicia. Nadie
ha alzado una voz en pro de los serbios,
cristianos ortodoxos, profesores de la fe, que están siendo eliminados
sistemáticamente y expulsados de sus casas por los kosovares islamitas. Un
obispo de cuyo nombre no quiero acordarme ha facilitado a los sarracenos las
dependencias vacías del seminario de Sigüenza, antiguo bastión cisterciense, de
cuyas paredes ha desclavado previamente los crucifijos que colgaban, para no
herir susceptibilidades de sus pupilos mahometanos tratados en
Mientras el
papa acude a Washington a bendecir al emperador Clinton ¿Para qué queremos un
episcopado y un cardenalato católico tan arreado de púrpura y tan cargado de
plumas? ¿De qué nos sirve rendir el culto a la personalidad y adorar casi como
si fuese un semidiós, si el delegado de Jesús en la tierra no ha dicho ni esta
boca es mía a la hora de condenar los apocalípticos bombardeos sobre Metopia,
la primera Tebaida en Europa, la tierra de san Jerónimo el Dálmata? El obispo
de Roma por intereses creados ha
transigido con la justicia. Poco ha cundido el ejemplo del enérgico San
Ambrosio, quien siendo arzobispo de Milán hacia el año 389 se enfrentó a
Teodosio por haberse excedido en sus expediciones de castigo contra Tesalónica,
lo que es hoy Serbia y Macedonia, la de las cartas apostólicas paulinas, hoy
sujeta a los horrores de la debelación de la parafernalia de la liga atlántica.
Los embudos y cráteres que han dejado las bombas sobre aquel territorio sagrado
claman al cielo. Roma, con tal de sobrevivir, transige con todo. Clinton, Blair
Schröder, Solana y ese secretario del FO que tiene la pinta de carnicero del
Yorkshire, que se llama Robín Book, se
han salido con lo suya, y aquí nadie ha dicho esta boca es mía. Se ha
cohonestado la mentira y el asesinato, pero los responsables de este atropello
tendrán algún día que dar cuenta a Dios.
Ha venido el Enemigo de las almas y ha empedrado de
chinitas el camino de
No sabría qué
responder.
Sin embargo, esta manipulación de los hechos
objetivos, así como la profanación del Templo del Amor y de
“Entonces
buscarán los hombres la muerte y no la habrán. Desearán acabar, pero la muerte
huirá de ellos”.
Ya
los griegos especulaban con el origen y la semántica de este vocablo. Amor es
querer transformarse en el otro, según Platón, y esa noción caló profundamente
en el Cristianismo, siendo la idea básica sobre la que lucubra San Agustín, y
el motivo de inspiración de
Antítesis de la muerte, al amor se le compara con el
sol, astro patente de energía del cual toda luz irradia. Es el punto al que
todo revierte. Se le representa en forma
circular por ser eje meridiano. Los antiguos colocaban en la rueda solar los
principios del movimiento armónico. Cualquier criatura se vuelve hacia el astro
rey y como el ámbar atrae las pajas y el imán al hierro, así el hombre gravita
alrededor de sus rayos, en búsqueda perpetua del centro, para transformar y
desaparecer en un hondón de deseos, pero en esa búsqueda de la utopía soñada y
que nunca llega a catalogar con los ojos del cuerpo, siente perderse en un mar
sin fondo. No hacemos pies al escudriñar con el tercer ojo místico las simas
inefables. La marcha hacia esa punto configura una peregrinación por le dédalo.
Anteo, al fin y al cabo ató su cuerpo a una cuerda atrapada en una aldaba de
los guardacantones del Laberinto de Creta. A nosotros, que tratamos de
iniciarnos en la vía purgativa a pecho descubierto no nos sirve esa añagaza.
Hay que perderse en Dios, en el infinito océano a sabiendas de navegar en una
mar aborrascado de tinieblas absolutas, como única antorcha, el candil de la
fe. Estamos debelados por la oscuridad. En verdad, nosotros somos la noche,
náufragos del amor, en continuo movimiento hacia el Edén.
Abstracción
Este sentimiento de ausencia divina que de describe
como una tensión o tendencia hacia la armonía como evasión de un mundo
inhóspito y sicalíptico, pues el deseo animal suplanta casi siempre a ese noble
sentimiento de inspiración deísta. Somos pecadores. Jugamos con cartas
marcadas. Anhelamos el bien, la verdad y la belleza, pero el mal nos retine. El
pecado se apodera como maleza inextricable. Por la abstracción de cuanto nos
rodea podríamos alcanzar ese nivel de serenidad absoluta. Platón nos ha venido
soplando este concepto que nos vuelve utópicos y desacomodados entre la potencia
y el acto. Ese es uno de los principios de locura. Nuestras vidas adolecen de
ese desequilibrio peligroso o desfase entre lo que queremos ser y lo que en
realidad hemos venido a ser. Cristo torna a remachar en este principio
platónico. Hasta los cabellos de vuestra cabeza están contados.
Se vuelve a repetir como motivo central en el Libro
de los Libros. San Juan plantea la respuesta a esa dualidad inextricable en la
cual los planos del bien y el mal se confunden, la castidad y la lujuria, dolor
y deleite, enfermedad y salud. Es una respuesta metafórica. Parece que el
evangelista se va por la tangente, pero da su hemina de candeal profético en
pócimas selectas. En sus párrafos se contienen como grandes símbolos de gemas
de un Lapidario los avatares del pasado, el presente y el porvenir. De ahí que
sea vital de todo punto estudiar el anuncio juaneo de las claves, las moradas,
los estadios, la pugna en la que se enmarca el provenir del universo. Nadie ha
penetrado en el sentido esotérico mesiánico de esta obra cumbre de lo que está
revelado como los que huyeron al desierto. Cubre las necesidades escatológicas
inherentes a todo ser humano al tiempo se hace una apología de los que en
defensa de
Es la palabra escrita y hablada, que era para los
griegos una suerte de talismán, la que
brota a partir de la contemplación del rostro del Amado para justificación del
vencido acá abajo. El Verbo os hará
libres por medio de los libros, y en él encontraremos lo que define a los
dioses: paz amistad, concordia. Su contexto, por eso ha sembrado la
intranquilidad e incluso el furor y la rabia de los racionalistas que se oponen
al Reino. Con sus símiles de pergeño inalcanzable resumen el Apocalipsis ese
afán divino por la justificación del vencido, acá abajo, y que, arriba, en
Por boca del profeta
El deterioro de
“Vi bajo el altar de la sangre de los mártires,
que habían sido muertos por la confesión de la palabra del cordero, a los que
daban voces diciendo: ¿ Hasta cuándo, Señor santo y verdadero, no vengarás
nuestra sangre?”
Este
libro es el que ha poblado regiones enteras con las almas de los aspirantes a
un hueco en ese rincón de alabanzas perpetuas, ese prado nuevo, solar de toda
ventura, Campos Elíseos prometidos por Cristo a los que creen en Él. Constituye
la piedra angular de la especulación lapidaria, que ha llevado al estudio de
los astros y de las propiedades físicas de la flora y fauna y fenómenos
naturales del planeta, pues en su saber se encierran las siete disciplinas de
la gaya ciencia. Es cuna del arte
cristiano en todas sus ramas, desde la cronología de los Beluarios y Beatos
iluminados hasta las últimas catedrales. Todo lo que el hombre es, ha sido y
será está implícito en sus paginas. El ser humano empezó a progresar y a ser
algo más que una bestia de carga a partir del Evangelio. Este puede ser el
secreto clave para comprender el pasmoso desarrollo que han tenido los pueblos
de Occidente a lo largo de dos milenio. Uno no puede estar más en desacuerdo
con aquellos panolis que invocan la vuelta al Kamasutra y a Confucio, habiendo
nacido en la provincia de Soria, aunque comprendo que somos todos hijos de
muchas madres y de haber mamado leches diferentes. Ya decía el Gran Isidoro que
no es lícito imponer a los cristianos a la fuerza. Ahí puede que estribe uno de
los grandes errores de
Cristo preside la esfera. Es el dueño que
reina en la ojiva, el alma del Pantocrátor, la columna de apeo de todos los
arcos. Su aroma impregna toda el arte desde la música de los trotarios o
tractos de la misa griega hasta las sinfonías
de Beethoven y nada se diga de Rimsky Korsakov, Tchaikovsky o los compositores
rusos. Pero también el Libro del Apocalipsis es un alegato contra la tiranía.
El que es malo tendrá que hacer recudimiento de sus culpas y expiar su pena
algún día. Por el contrario, sus páginas constituyen un manantial de consuelo
para el que sufre por la verdad y la justicia y decide huir al desierto en
busca del amor encarnado en el Verbo y la palabra viva. ¿ Qué es esto? Me
diréis, y yo os contestaré”: Lo inefable”. Porque, si se ciegan las fuentes de
Sin embargo, esta idea resulta obvia para la estirpe
escogida a la que pertenecen los santos. Charles De Foucauld fundó el instituto
de los Hermanitos del Evangelio. Es la orden que más santos ha dado a
El testimonio y la sangre de los mártires es
inamovible. Ahí queda. Ellos entendieron el rumbo a los que se dirige
Luzbel otra vez ha clavado el grito en las
estrellas. Otra vez quiere ser como Dios.
Mientras, el abanderado de las milicias
arcangélicas, vuelve a tocar a rebato al socaire del lema “Quis sicut
Deus? Es una lucha que dura ya largo
tiempo. El alzamiento de Miguel es un reto de salvación. Los solitarios de la
viña del Señor, los operarios de la hora undécima, recogieron el guante
marchándose a vivir al desierto, y dijeron lo que Pedro en el Tabor: “Qué bien
se está aquí, Señor, hagamos tres tiendas, una ara Moisés, otra para Elías y
otra para Ti con todos nosotros”. Subieron participar de la alegría de Dios
mediante la renuncia. El yermo les volvió en soldados de Cristo, encuadrados en
los escuadrones del Terrible para la satánica hueste y Glorioso Miguel.
La vida es lidia perenne y el paso del hombre por
este mundo, tan corto, una incesante Apocalipsis.
22 de junio de 1999
ººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººº
capítulo II
MONASTERIO CISTERCIENSE DE SACRAMENIA(Segovia),
PRIMER JARDÍN DE MARÍA EN CASTILLA
La
piedra presenta un aspecto intacto en los engaces y junturas de la sillería.
Una decoración floreada de acantos, helechos y arabescos esculpe las ménsulas
que invitan a la oración y al recogimiento. No son flores que se dan por aquí.
Una de dos: o el clima ha cambiado, o los hombres que esculpieron estos muros
con sus ensueños y fantasmagorías tenían la mirada del alma puesta en otra
parte. Impresionan las arquivoltas y el alzado de los vitrales y de las
puertas, en el que todo es armonía. Causa perplejidad el estado de conservación
de esta ermita de San Vicente, que durante siglos estuvo cerrada. Fue
abandonada por los primeros monjes y está tal cual. Es una de las piezas
románicas más originales, al tiempo que sencilla entre los monumentos de
Todo es aquí plegaria y culto a María. Uno de
los capiteles representa a un pastor, medio derrengado que trata de coger una
oveja descarriada. El rabadán ofrece un aspecto pobre y toso, pero la decisión
de su ademán y el deseo de salvar a la oveja que falta del aprisco sobrecogen.
Por entre las patas del animal y debajo del
morro asoma un rostro misterioso, cuyos los ojos son tan vivos que casi se clavan en el que los
contemplan con la fijeza de un berbiquí. En otro hay un obispo sonriente que
bendice armado de báculo con los dos dedos de la mano derecho bajo las ramas de
una palmera real, símbolo de la eternidad y del martirio, que hacen flanqueo.
Los
sillares son cuadrados perfectos, asignados y asentados con una devoción que
llena todo el lugar y los plementos de la bóveda de cuarto de esfera u horno
parecen recién salidos del cincel.
Todavía hay en las impostas
marcas de cantero, y debieron de ser moros los que hicieron esto, porque
en todo instante el monumento ofrece como aversión a las representaciones
antropomórficas. Sólo las necesarias. Es el ábside lo único que queda de un
templo derruido o que no se llegó a terminar nunca, lo más probable a causa de
alguna razia o invasión tan frecuente por estos pagos durante los siglos del
Alto Medievo.
Esta
capilla es el remanente de un tiempo misterioso del que sabemos muy poco, a no
ser en estereotipos, pero que demuestra que
las piedras doradas saben rezar y cantan antífonas coreadas por la brisa
que a su vez alza plegaria entre los chopos. Se sitúa en un valle que se
encajona desde la fuente que llaman grande al entrar en el pueblo de Fuentesoto
injerto en el fondo de lo que fue un antiguo mar. En las rocas de los bordes se
aprecian los listados del lugar que colmaron las aguas. Dentro de esta fosa
miocena se aprecian las margas calizas. El suelo está alfombrado de fósiles.
Abundan las valvas del período triásico: arcestes y árcidos, curiosas caracolas
y estrellas de mar petrificadas. El
valle es poco profundo en general pero los tesos y pequeñas mamblas lo ponen a
recaudo de los vientos, sobretodo del cierzo que por invierno suele ser aquí
crudísimo. Por trecho de una legua entre sotos y tesos, el río anónimo va a
desembocar al Duratón.
El cantar de
las aguas de este arroyo era la única música que rompía la soledad de estos
parajes, ideales para el contemplativo. Los cistercienses fundaban en lugares
abrigados sus retiros, que llevan todos nombres de hondura celestial:
Valdediós, valles de Dios, Collado Hermoso, Montsalud, Valparaíso, Armenteira
(Pontevedra) de armentum, una prerrogativa de los templarios que siguen
las costumbres romanos en la búsqueda de habitáculos que tengan buen tempero,
aguas salutíferas, y el abrigo del prado ameno. También son cistercienses,
aparte de Poblet y de Port Royal, cerca de París que, andando el tiempo sería
importante foco del movimiento jansenista,
Quiso
imprimir a sus casas el Doctor Melifluo una marca recia y solemne en las que
resonará a lo largo del día y la noche el eco de la himnodia gregoriana.
Encontramos sus monasterios como una grata sorpresa al caminante, donde uno
menos se lo espera: siempre en terrenos despoblados y en contacto con la
naturaleza. Oiréis que siempre se dijo: “Et in Arcadia, ego”. Por supuesto la
búsqueda de Dios puede resultar un idilio, si no fuera que a veces los seres
humanos no sabemos estar a la altura de ese ideal de vida angélica. Las macizas
paredes cistercienses serían también batidas por los vientos de la tribulación
y la discordia.
Mediante su
amor al trabajo paciente y tenaz, ordenado bajo el regimiento de las horas
canónicas estos valles umbríos se convierten en Jardín de María. En Helicón que
piensa en el Cielo. Es por esa noción de
búsqueda platónica de la divinidad. La marcha hacia las estrellas en pos de la
utopía agustiniana de la ciudad de Dios, y su construcción. El establecimiento
de un gobierno universal, donde el evangelio sirva de pauta y código de armonía
y de bienandanza entre todos los pueblos y todas las razas. Claraval, en buena
medida, coloca las primeras basales de Europa, una Europa que no se puede
entender sin el culto a
Pero henos ya
de nuevo en Fuentesoto.
En la otra ribera y pasando un pequeño puente se
avistan unas cavernas horadadas por la erosión o por industria humana, que vete
tú a saber, y sitas al somonte. Son unas
espeluncas formidables en las que se
dice moró un penitente local que llamaban Juan de Paniagua. El Beato Juan de
Paniagua fue un santo mozárabe compañero de San Frutos, san Valentín y santa
Escolástica, que tenían su cenobio a legua y media de este lugar sobre los
riscos del Duratón. Cada veinticinco de octubre se celebra allí una romería.
Había otra más importante por
Allí se
elevan las ruinas de otro convento bernardo. Los cistercienses recogieron la
tradición eremítica de los cristianos visigodos que se regían por la regla de
san Basilio, seguida por aquellos que a través de la senda angosta, domando las
pasiones y sujetando las pasiones con la brida de la mortificación y
engolfados, en definitiva, en los sacrificios de la vida penitente, aspiran a coronar
la cima del monte de la perfección. Buscan los feraces valles recónditos con
abundantes acuíferos, pero no les intimidan tampoco las fragosas angosturas de
los desfiladeros o las sierras despobladas.
El beaterio y asceterio oriental de monjes que vivían
en agregación de colonias, según se comprueba al visitar
Espiritualmente, mantiene la máxima evangélica
de volver la otra mejilla y no responder a la violencia con la violencia. Sin
embargo, esto es una tesis impolítica, imposible de implementarse en la
práctica teniendo en cuenta los deberes de los príncipes a salir en defensa de
sus vasallos.
Es criterio que empezó a arraigar durante los años
carolingios, que Bernardo de Claraval retoma precisamente para llevar el agua a
su molino: el poder del papa sobrepuja al de todos y los reyes cristianos no
pueden tomar armas sin la correspondiente aprobación del pontífice. Dicho esto,
cabría conjeturar que sería lícito implantar el catolicismo entre los infieles
a culatazos. Nada menos cierto. San Bernardo nos sorprende porque ya en pleno
siglo XII se alza como campeón de las Tres Culturas. Eso sí; la cruz ha de
tener prelación sobre las demás sectas.”Reducid a los no creyentes con vuestra
conducta inocente y con argumentos, nunca a viva fuerza” proclamaba en 1146,
cuando estalló una terrible persecución contra los judíos a orillas del Rin. El
monje clarividente e iluminado recorrió media Alemania convirtiéndose en
valedor de aquellos pobres israelitas. Como siempre, eran los de abajo quienes
fomentaban los desmanes hebetados y supurando prejuicios antisemitas. A los que
combatía desde el púlpito y luego salvaba la vida acudían a abrazarle. Esta
dualidad ambivalente no admite el argumento “ad hóminem” al que somos tan
proclives muchos de los que nos decimos católicos.
Gustaba mucho de pronunciar una frase: “ Si la
misericordia fuese pecado, yo la cometería”.
Hasta el punto de convertirse en una muletilla que dejaba caer una y
otra vez en sus sermones.
Estos son los hechos irrefragables. Alemania era ya
en aquellos tiempos la tierra de la vergüenza (“shamland”) y únicamente las
predicaciones de los cistercienses contuvieron
lo que llevaba camino de convertirse en el primer gran “Shoah”. Muy
pocos sionistas se lo agradecerán, pero los datos ciertos no piden pan. Están
ahí.
La ternura de su temperamento contrasta un poco con
la dureza berroqueña que demuestra cuando sale en defensa de la ortodoxia y de
la supremacía que compite a
Sus frailes tendrían que saber defenderse, porque,
de lo contrario, se los comerían las alimañas, si no andaban listos, o acababan
con su cabeza rodando por el suelo del tajo certero de la cimitarra
almohade. Fueron los cruzados los que
dijeron: basta. Las Ordenes Militares secundaron esa filosofía con las armas en
la manos. Querían ganar almas para Cristo al filo de la espada. Así nació
Europa.
Pero, no seamos ingenuos; recapitulemos ya. Habían sido casi tres siglos de terror
islámico en el sur de Europa. Fue un
holocausto aquél nutrido con una lista de héroes innumerables. No hay que
perder de vista que la djihad era una guerra de exterminio. Abi Ahmer El
Moafari, alias Almánzor, un bereber, con esa cortedad de luces, dureza y
agresividad de la que suelen adolecer los iluminados de todas las razas y de
todos los credos que se creen en posesión de la verdad absoluta, no se andaba
con chiquitas. Lo mismo que mandó quemar los tesoros de la biblioteca de
Córdoba, acabando con una parte del patrimonio intelectual de la raza humana,
porque sus fondos contenían textos de los alejandrinos y tratados de medicina
natural en la que eran expertos los romanos, pues nadie les dio alcance en
punto a yerbas, y otros monumentos literarios irremisiblemente perdidos,
degolló en León de una tacada a treinta mil cristianos. Mandó que el almuédano
convocase a los fieles y sobre aquel dantesco escenario de degollina se hizo la
adoración de la tarde. Corría el año 971.
Años antes,
habiendo cruzado
Era la furia
incontenible del Averno. Nadie era capaz de parar a sus jarcas. La bandera
verde del Profetas ondeó en todos los mástiles. De las cincuenta y dos
expediciones de castigo contra el Norte en ninguna marró, aunque iría a morir,
mira por donde, en tierras sorianas, a pocos kilómetros de distancia de estos
valles un poco a trasmano y que servirían de campo de operaciones a una nueva
forma de vida contemplativa, cuya singular y azarosa emergencia estamos
narrando. Si años después el todopoderoso Corso, demoníaco y poseído avenate,
tuvo su Waterloo, el Moro Almánzor encontró la horma de su zapato en Calatañazor.
A este respecto, contamos con el lacónico texto, casi como un conciso parte de
guerra que nos legó el Silense:
“Murió
Almánzor el año 1002. Su cuerpo rindió a la tierra y el alma quedó sepultada en
los infiernos”
España
que era frondosa y llena de bosques, encinares y robles, sobre todo en la
meseta castellana, con las invasiones sarracenas se transformó poco a poco en
un desierto. Ya no podría la famosa ardilla andar todo el trecho de
Fuenterrabía a Tarifa sin tocar suelo, porque la selva era tan tupida que este
animal podía avanzar saltando de rama en rama. La bipenna del invasor acabó con
la prodigiosa fronda nuestra.
Desgraciadamente,
y, como las crónicas sec repiten, porque el mundo parece condenado a seguir
dando vueltas de peonza y donde menos uno se lo piensa hemos vuelto a volver
brillar el filo funestísimo de los alfanjes sobre Yugoslavia. El espíritu
moruno de venganza se reencarnaba en Clinton, Albright, y comparsa. Eran los
lunáticos de la yihad a favor de la democracia. No se puede empuñar la espada
en nombre de nada. Ni siquiera en nombre de Cristo, cuanto menos en el de la
democracia.
Lo
malo es que la idea que más vende es la de la guerra. Siempre fue así y tal vez
lo sea siempre. De forma fija, acabamos tropezando contra el mismo canto.
La
irrupción de El Moafari y sus hombres del desierto acaba el esquema de la
cierta tolerancia de los árabes hacia la presencia de los cristianos adaptados
o mozárabes en su zona dominada.
No todo fueron proezas. Puesta la mira en
salvar el pellejo, una gran parte renegaron de sus creencias dando pábulo así a
un ambiente de delación y de sospechas, concomitante a cualquier guerra civil.
Estas secuelas de la cobardía o de la venganza, como sabemos por experiencia
los españoles, tan proclives a subirse al carro de los vencedores - ocurrió con
las germanías comuneras, con la sublevación morisca, con la francesada, con la
inglesada y ocurrió con Hitler, y está pasando con los
americanos- crean una psicosis de miedo que es a veces peor que la propia liquidación
física. Este pueblo, tan acérrimo y tenaz en la pelea, acaba siempre por
congraciarse con el que gana. Ya lo
advertía el poeta: no somos más que un pueblo de arrieros, lechuzos, tahúres,
de logreros y de supersticiosos agoreros.
Antes
de la llegada de los benedictinos a España hacia finales del siglo X estaba
implantada en toda la catolicidad hispana una fuerte tradición monástica
calcando los modelos de San Pacomio y de los sirios. Todos ellos fueron
arrasados con las incursiones musulmanes a partir del siglo VIII, que
dispersaron a los religiosos y religiosas e hicieron crecer la lista de los
mártires en lugares tan significativos como el monasterio cordobés de
Tabara; y en el XII, con la llegada de
Alfonso VII el Emperador, a raíz de la toma de Jaén vuelven a renacer, pero
cambia el rito que antes era griego y se romaniza bajo la presión y el
caudillaje de los monjes blancos llegados con san Raimundo y sus caballeros de
la orden de Calatrava,
El cenobio donde los monjes no hacían vida común más
que en muy contadas ocasiones y no
salían apenas de sus celdas se convierte en monasterio con un régimen
conventual muy estricto. En su
organigrama de observancia, el de
Claraval quiere que los monjes blancos trabajen, rezan, coman y hasta duerman,
los lechos separados por un biombo o camarilla, siempre el uno cerca del otro, en parte, para darse ánimos, y, en
parte para que el superior los tuviese más controlado, porque el Cister está
íntimamente relacionado con el Temple y ofrece una estructura militar, y, en
último termino, porque así se prevenían
las discordias. Toda la autoridad, en manos del abad. No se dependía de Roma más
que a efectos dogmáticos. Los monarcas de Castilla y los obispos declinan su
patria potestad, hacen donaciones territoriales y de inmuebles, y es así como el margen de la umbría de la
cordillera central desde Somosierra hasta los Picos de Urbión y la margen
izquierda del Duero se convierte en abadengos.
Recogen los
cistercienses de los benedictinos su amor al trabajo, la paciencia, pero
rechazan el boato y la solemnidad. La disciplina es en san Bernardo más férrea
que en San Benito, en correlación con la idiosincrasia de uno y otro: la del
primero más aguerrida, y la del segundo, como buen italiano, más partidaria de que la miel pueda resultar
más eficaz que el vinagre, como paliativo. Por otra parte, los cistercienses
serán los grandes adelantados de la devoción marial, impulsan con ardor esta
singular forma de piedad, algo que los templarios habían incorporado a su vida
de desde sus correrías por oriente.
Misteriosamente, al pairo de esa devoción se esparce rápidamente el afán de construir catedrales góticas. Son
menos intelectuales y más prácticos que sus hermanos por estar más avezados a
convivir con soldados y campesinos que sus hermanos “ los monjes negros”. Pero
el “ora et labora” lo imprimen como sello primordial de conducta. Allí donde
aparece un cisterciense, se construye una capilla, se copia un códice, se
planta un majuelo, y surgen aradas por los
campos. La impronta rural, casi de paz geórgica, es un rasgo fisonómico
de la cultura cisterciense.
En todas las casas de bernardos la estructura es muy
simple y austera. Cada individuo tenía asignado un papel que desempeñar. Y ha
de someterse durante el culto a un reglamento de meticulosas ceremonias, donde
los pasos que se han de dar y las genuflexiones con prosternación incluida,
están minuciosamente estipuladas por rúbrica abacial. Así, si algún fraile, por
negligencia o descuido, omitía alguno de estos ritos exteriores, luego tendría
que ir a confesarse durante el Capítulo ante el abad y el resto de sus
hermanos.
Hay un
campanero, un cillero, un capiscol para el canto de los salmos, un hebdomadario
de semana para vigilar el sueño de sus hermanos, un enfermero, un carretero, y
un apotecario o cirujano, y un racionero. Las abadías más ricas se permiten el
lujo de un anatista, que era el encargado de asentar las cuentas del dietario y
llevar cómputo de las anatas. Los historiadores debemos a esta escrupulosidad
ordenancista del fundador borgoñón por precisar incluso cuántos pasos debería
haber desde el claustro hasta el coro, o el grosor que había de tener el
cerquillo de la tonsura, así como las pulsiones de la vida diaria que se
recogen en las tazmías o libros de cuentas del convento con evaluación de
cosechas, diezmos y primicias, la posibilidad de recomponer hogaño la
cotidianidad de un convento medieval: la dieta, las devociones, los premios,
los castigos, las costumbres funerarias, etc.
Había otro
que administraba el armariolum que
guardaba los códices de devoción, evangeliarios y libros de horas para el culto
divino. Debía avidez por la lectura, pero ésta se administraba en cápsulas. Los
religiosos no debían manejar más que el “ pensum” asignado. Los libros
prohibidos se guardaban bajo llave en un sector de la biblioteca denominado el
“infierno”.
Parte
importante era la bodega. No tenían
prohibido el vino los discípulos de Bernardo, aunque por una gracia especial de
Se les tasaba
por norma dos cuartillos a cada refacción, pero no lo probaban durante las
cinco cuaresmas. Sin embargo, dos veces al año por Pascua de Resurrección y en
la fiesta de
Con todo, resultaba infrecuente el espectáculo de
ningún padre o hermano oblato que hablase con las columnas. Algo alegres, sí.
Pero los cistercienses siempre tuvieron un carisma o tiento especial para
paladear sus sabrosos caldos. Por un regalo de
Eran eximios viticultores y a su sabiduría debe
Castilla sobre todo la ribera del Duero los excelentes caldos que ellos sabían
cultivar con mano maestras, plantando viñas y majuelos en declives y laderas,
sitios muy abrigados, y siguiendo un proceso de elaboración en cubetas de roble
muy estricto y fundamental.
Para fijar el tiempo en que se produce el cambio de
guardia cultural, la revirada del orden estético y social el siglo duodécimo es
la pauta. Significa uno de los espacios históricos y desconocidos de la
proyección europea, un avance en línea recta. Nace de las Cruzadas que no
representan sino una huida hacia delante.
El arte románico, su contraseña, constituye un estilo de transición
desde la tierra de nadie de los siglos oscuros hacia el esplendor del arco
ojival. Funde los sueños anteriores, porque la bóveda de cañón y el arco de
medio punto nacen del legado arquitectónico árabe, merovingio y paleocristiano.
El Pórtico de
No aflora por generación espontánea sino de resultas
de una evolución permeable, con intercadencias y altibajos y el desconcierto
que habían deparado a la mentalidad del cristiano las incursiones sarracenas.
Pasado el terror del milenario, con sus fijaciones sobre el Libro del
Apocalipsis, una idea obsesiva de que el mundo se acercaba al final de los
tiempos, lo que desencadena dos reacciones contrapuestas, en unos el gozar de
los placeres que da la vida, y en otros, el retiro de las pompas banales del
mundo, en búsqueda del camino de perfección en el desierto, se produce un
resurgimiento. El hombre europeo parece haberse encontrado a sí mismo. Tuvieron
que pasar cien millones de años antes de que el simio de Atapuerca alzase su
columna vertebral hacia lo alto y hablase. Y cien mil para la llegada de
Cristo, pero sólo mil para que pintase los monstruos de los bestiarios y
beatos. Menos de mil, más y nos plantamos en la calculadora. ¿Serán estas
máquinas pensantes que tantos avances han deparado a
Había sido demasiado duro el Siglo de Hierro. Se
registró por entonces una de las crisis mayores del pontificado, debido a las
conjuras internas y al clima de la inestabilidad. Roma, que ya en el había
conocido en 410 el saqueo de Alarico, vuelve a ser invadida por tropas
sarracenas en 844. El papa Sergio III es obligado a contribuir al sultán
onerosas pechas y cargas fiscales. Las intrigas y el escaso decoro bañan el
ambiente del palacio de San Juan de Letrán. Ciertos autores suponen que las
llaves del pescador quedaron en mano durante un período de treinta meses de
De los veintiún papas que subieron al solio primado
a lo largo del siglo X se cree que un tercio de ellos falleció a mano airada,
víctimas del veneno, apuñalados o ahogados en el Tíber por sus contrincantes,
si hay que creer a un cronista tan ecuánime como es Vicente Silió en su
magistral texto “Un hombre ante la historia”. Muchos de ellos eran hechura del
crimen y de la intriga. El mentado Formoso fue desenterrado y su cadáver
execrado. Secuaces de la facción contrario le cortaron los dedos de la mano
derecha, con la que bendecía. Únicamente se salva de la quema San Silvestre
II(999-1003), quien fue investido durante el terror del milenario. Era, según
parece, un nigromante y cabalista que llegó a inventar una máquina capaz de
responder sí o no a una pregunta dada, conceptuándose a Silvestre como el
precursor del ordenador y de toda la cibernética. Rescató a Roma de la
dominación musulmana mediante con una alianza con el germánico Otón III. Fue el remedio tal vez peor que la enfermedad
porque este concordato va a suponer el inicio de un estigma que haría mucho
daño: el enfrentamiento entre Trono y Altar, la lucha por las investiduras, el
ambiente de pugnas del reinado del emperador Enrique IV, la marcha a Canosa y
todos los escándalos que rematarían en la rebelión luterana.
Dice Morruet que esta desdichada centuria se llamó
el Siglo de Plomo por la grosería, el hervir de pasiones y la abominación que
corrompe los estrados de la curia. Es un tiempo de tinieblas por la falta de
escritores, ya que, como muchos pensaban que el 31 de diciembre del 999 se iba
a acabar el mundo, nadie labraba, ni escribía y proliferaban aberraciones corruptelas
de toda índole en el alto clero.
A este respecto la llegada al pontificado del monje
Hildebrando en 1073 fue providencial. El austero monje siciliano que reinó bajo
el nombre de Gregorio VII inició una de las reformas más traumáticas, instituyó
el celibato eclesiástico. Este había quedado fijado en el Concilio
toledano de Elvira del siglo IV. Se
recomendaba la abstinencia del comercio carnal con mujer a los ordenados sobre
todo por cuaresma y las grandes fiestas. Decía que un obispo no podía estar casado
y que todos aquellos presbíteros aspirantes a recibir la plenitud del
sacerdocio deberían despedir a su mujer legítima o a la concubina, cosa que
hicieron algunos egregios padres de
Gregorio VII pagó caro su osadía al propugnar una
reforma de las costumbres, pero, sobre todo, en su enfrentamiento contra el
poder temporal. Fue depuesto por el candidato del emperador, Clemente III, y
murió desterrado en Salerno en 1085. Triste final para el monje Hildebrando
quien toda su vida luchó por unas cuantas ideas absolutas, pocas, pero exactas:
a), que le poder de los papas viene directamente de Dios; b), que todos los
príncipes de la tierra han de besarle el pie en señal de pleitesía; c), que el
papa no se equivoca jamás, hable ex cátedra o en charla confidencial, porque en
su triple corona recae el viento trinitario y almo; d) que asume la facultad de
hacer la guerra por delegación a los reyes bajo la órbita de su mandato. Esta
es
Esta insigne figura del pontificado va a convertirse
en el gran campeón de
Es el santo y
seña de la mano del hombre que deja por doquier estampada la marca de su
naturaleza viciada. Dicho esto, hay que decir que Gregorio VII ha sido uno de
los papas mayores de todos los tiempos. Después de mí el diluvio. Quien venga
atrás que arree. Al morir en 1085, la
debacle. La cristiandad intenta la fuga hacia delante lanzándose a las Cruzadas.
Legatario y heredero de Gregorio VII,
que hubo de gobernar el timón de la nave de Pedro en medio de la borrasca de
las Investiduras, es Urbano II. Él fue
el que mandó predicarla, pero en su pontificado se produce la reforma de los
benedictinos por el Cister y la orden que más santos y más gloria ha dado a
La presencia
de los hijos de San Bruno en la historia, que aun siguen con las costumbres y
hábitos del siglo XI, en sus celdas calladas es un testimonio de que
Si alguna virtud tuvieron las ahora tan denostadas
Cruzadas fue que, merced a ellas, todo el mundo cristiano se pone en
movimiento. Fueron una huida adelante para salir del marasmo. La cruz cruza el
rubicón y se hace amiga de la espada. Nada volvería a ser igual que antes. Se
cierra el ambiente de postración en que había vivido
Ellos suspiraban por la libertad pues el siervo de
la gleba estaba fundido con la tierra, tanto como los muros del recinto del
castillo, las plantas y los árboles. Formaba parte de los bienes raíces de los
señores de horca y cuchillo. Mil años de fe no habían sido suficientes para
conseguir la emancipación de la servidumbre. Ahora bastaba con reconquistar
Jerusalén, apoderarse las reliquias de Cristo y de los Apóstoles. Era por el
otoño de 1095. Una bula del concilio de Clermont Ferrant garantizaba la vida
eterna a todos aquellos que murieran peleando por la cruz en los Santos
Lugares. Se pone en camino una turba de desarrapados. La mayor parte de los
expedicionarios sucumbe a los peligros, enfermedades, hambres o a la intemperie
de la ruta. Mujeres y niños fueron hechos prisioneros por los soldados turcos
yendo a parar a los burdeles e himeneos de Estambul o de Damasco. Los propios
griegos, a los que supuestamente marchaban a liberar, se muestran horrorizados
por aquella hueste de Godofredo de Bouillon y de Balbino que se entregaban a la
rapiña y a toda suerte de desmanes. A pesar de todo, Dios se sirvió de tales
mimbres, tan precarios, para manifestar su voluntad de encarecimiento y de
progreso. Del lodo y la miseria de las Cruzadas surgieron las catedrales y la
polifonía del Pórtico de
El cristianismo no es una religión enteramente
judía, ni pagana. Es una simbiosis del antes y del después que se transforma en
mariposa - efecto “Schmetterling” - y agita sus alas hacia el futuro. Al
humanarse la segunda persona de
La guerra, las invasiones sólo traen eso: pecorea, agravios,
enconos y suspicacias que duran no ya generaciones sino siglos. Por fin, los
ejércitos papales avistaron los muros de
Dice San Máximo, obispo de Turín, en una de sus
numerosas homilías que han pasado a todos los breviarios:
“Todos
los mártires deben ser honrados, pero en
especial hay que venerar a aquellos que nos dejaron sus reliquias
corporales como testimonio de su holocausto. Las reliquias nos asisten y dan
fuerza en la oración. Son fuente de salud corporal y de milagros para superar
enfermedades y nos sirven de viático en el momento en que iniciamos el camino
del más allá”
Este
texto del 451 sirve de punto de partida, al hacerse eco de una tesis muy
divulgada desde el siglo II de que los despojos de los santos tienen
propiedades curativas. Es el culto a las reliquias, como veremos adelante, con
sus pros y sus contras, uno de los grandes caballos de batalla de la
religiosidad católica. Después de todo, aquellos pobres desarrapados que se
embarcaron en las tres primeras cruzadas iban a Jerusalén en busca de los
huesos santos no sabían adonde iban, sólo querían huir, liberarse. Estas tibias
y canillas, molares y calaveras de los que sucumbieron al tajo del tirano pero
ganaron la victoria de la vida eterna, así como otras reminiscencias del paso por el mundo de estos varones y
hembras que siguieron al Cordero hasta la muerte, constituyen la panacea, pues,
de las peregrinaciones.
El
Libro de los Salmos viene a ser el texto en que se basan: “Y el Señor
guardará todos los huesos de los justos después de la tribulación (Ps.
33.20-21).
A
su vez el Eclesiastés recapitula a favor de los que mueren en Él”: Estos son
los varones de misericordia, cuyas obras de piedad no han caído en el olvido.
En su descendencia permanecerán sus bienes. Sus nietos serán una sucesión santa
y su posteridad se mantendrá constantemente en la alianza. Sepultados en paz sus
cuerpos, vivirá, sin embargo, su nombre por los siglos de los siglos. Celebren
los pueblos la sabiduría de los varones de misericordia y repítanse sus
alabanzas en las asambleas sagradas”(Libro de
Quienes
salieron vivos y regresaron a sus casas, llegaron de Judea cargados de
reliquias. Unos y otros arramplaron con lo que encontraron a mano. Creerán en
el Santo Grial y la virtud curativa emanada de los objetos que salvan. Se
exhibieron como trofeos en las vitrinas de todas las catedrales de Occidente
que entonces empiezan a erigirse, precisamente como aras de guarda de aquellos
tesoros de origen dudoso, y algunos hasta del
peor gusto, Alfonso I de Portugal entra en Coimbra de vuelta de Tierra
Santa nada menos que con la punta de la lanza con que abrió Longinos el costado
del Señor, una zapatilla de la virgen María, la toca que puso sobre las
sienes Magdalena, la hermosa pecadora
que ungió con sus cabellos los pies sagrados de Jesús. Ya veremos capítulos
abajo en que para todo este negocio de los tahalíes cristianos. Los huesos venerandos colmaron las tecas y
los joyeles de las iglesias y los palacios. Se exhibían como talismán y salvoconducto
de la buenaventura. ¡Inaudito! ¡Los gansos quieren transformarse en cisnes!
Pero, nunca los recriminéis: el fetichismo lo llevamos los humanos en la masa
de nuestra sangre.
Esto
es la bella teoría. La praxis, tratándose de la condición humana, va por otros
rumbos. Hubo abusos pero se salva
El
mundo conocido abandona la gleba y se aburguesa. Cobran incremento los
intercambios y el comercio, merced a las peregrinaciones que pusieron en las
mentes un incentivo promotor desde el afán
de nuevos descubrimientos y sensaciones. Se elevan puentes, se
construyen caminos.
Unos van a Cantorbery. Otros, a Reims a visitar la
tumba de San Remigio y otros a Colonia, donde estaba el sepulcro de los Reyes
Magos. Otros, a visitar
En este mundo
perecedero y ruin todo se encuentra mixturado y envuelto. La fealdad lleva de
la mano a la belleza, y el oro y la plata subyacen en la misma mena que el
barro.
Fue precisamente el vehemente y apasionado Bernardo
el fundador de
“Yo
broté, como la vid, pimpollos de suave olor, y mis flores dan fruto de gloria y
de riqueza. Yo soy la madre del puro amor, y de la sabiduría y de la ciencia de
la esperanza. En mí está toda la gracia del camino y de la verdad: en mí toda
la esperanza de la vida y la virtud. Venid a mí cuantos me deseáis, saciaos de
mis frutos, porque mi espíritu es más suave que la miel y más dulce que el
panal es mi herencia. Se hará memoria de mí en la serie de los siglos. Los que
de mí comen tienen más hambre todavía, y tienen sed los que de mí beben. El que
me escucha nunca será confundido y los
que se guían por mí no pecarán. Los que me esclarecen obtendrán la vida eterna”
Se
trata de uno de los himnos más sublimes que han salido de la iluminación
profética de Israel sobre el conocimiento. Es la búsqueda de la ciencia,
Bernardo acuña el estereotipo de la disciplina, la
castidad, la abnegación. Se rebela contra la relajación existente en los
cuatros mil monasterios benedictinos abiertos por todo el Oeste cristiano desde
Polonia a País de Gales y desde Northumbria hasta Silos. Desautoriza a Cluny
por su apego a las riquezas, su connivencia con el sistema establecido, su transigencia con la esclavitud que era
permitida en los sagrados recintos monacales. Es un estallido de fervor
idealista y de violencia contra los enemigos de la religión. El ambicioso
apóstol de Claraval anhelaba el triunfo, no el martirio. Sanciona la guerra
santa y dice que es justo matar en nombre de
Los secuaces
del Islam llevaban muchos siglos cortando cabezas. Venga, pues, norabuena la guerra santa. ¡ Guerra. Guerra al
Anticristo! Al fin y al cabo los que tanto critican a los cristianos su
incongruencia con las prédicas de la paz y el amor, ahora y siempre se entregan ellos mismos a
excesos sanguinarios. Parece ser que la agresividad forma parte inherente la
condición humana. Se exige a los yugoslavos, por ejemplo, que pongan su cerviz ante
la toza del verdugo inglés o norteamericano, pero, si se defienden, ya son
malos, enemigos de la raza humana, fementidos y crueles “chestniks”. El
gobierno hebreo de Jerusalén anda metido en otra cruzada para expulsar a los
palestinos de Cisjordania y la mayor parte de los judíos del planeta aplauden
esta conducta mientras se acuerdan todos de la madre de San Bernardo y los
caballeros de
Va a ser en España donde los bernardos, propulsores
de las Órdenes castrenses de Calatrava, Santiago y Alcántara, van a establecer
un glacis defensivo, una especie de cordón sanitario de la cristiandad con el
objeto de impedir el paso de las sangrientas hordas árabes en las razias de primavera desde la cuenca del Duero a la
del Tajo.
El Cister,
aunque San Bernardo lo recondujo y lo adaptó a la mentalidad continental, había
sido fundado por un inglés, San Roberto de Citaeux, en el valle del Loira el
1098. Lo insular y el áureo aislamiento viene a ser una de las prerrogativas de los
ingleses, que, en cierto modo, acata el Cister, porque, al fin y al cabo, los
británicos siempre han querido ir a su bola y a su aire, haciendo las cosas
como les plugo o Dios les da a entender, tanto en política como en
religión. San Bernardo en más de una
ocasión se atreve a leer la cartilla al papa. Quiso crear un movimiento de
renovación, un primer intento de reforma de las costumbres depravadas de las
eminencias directivas por las corruptelas y las intrigas y el clima de
encarnizada batalla a causa de las Investiduras. Responde al carácter británico marcado por
una tolerancia en combinación con la solidez de la razón practica. La sencillez, acrisolada en las buenas
maneras del respeto y la etiqueta, se refuerza con el pragmatismo. En las Islas
siempre ha quedado un regusto por lo romano, puesto que son aficionados los ingleses de la arquitectura de Roma, de
su pasión por el Derecho. Esta adherencia a las costumbres romanas va a ser el
nema del cister. Había aflorado en el valle de Clairvaux, cerca de York, pero es San Bernardo el que lo impulsa.
Tres son las características más señaladas de esta
orden activa y contemplativa a la vez en su ascendencia primigenia hasta que
fue reformada con la instalación de
1. - Rigor litúrgico. Los monasterios cistercienses
se distinguen por tener en sus iglesias
un rosetón a Poniente. Es una piedad circular y heliocéntrica. Rezan mirando al Sol y componen esas
plegarias maravillosas que orquestan la vida cotidiana de un monje que empieza
al alba con el canto de “Iam lucis ortus sidere” y termina con el “Te lucis
ante terminum”. El marchamo del día se corresponde con el de las horas
canónicas. Son reminiscencias del culto de
2. - Vida en común las veinticuatros horas del día.
Los cistercienses duermen en crujías generales, cada lecho separado con una
camarilla encortinada. No tienen nada propio. No valen nada como individuos
pero sí como grupo. Renuncian a la libertad y viven en un régimen de severo
trabajo y como los benedictinos practican el “ora et labora” y difunden por
toda Europa el amor al trabajo. Su especialidad, la agricultura. Se levantan a
maitines a las dos de la madrugada y cantan en coro laudes, prima y tercia. Se
vuelven a recoger para volver a
3. - Son austeros y se rebelan contra el boato de
los benitos. En los monasterios cistercienses el profeso no goza de tanta
libertad y están más amarrado y vigilado. Claraval y el Valle de Citeaux
suponen una adaptación de
La autoridad recaía totalmente en el abad, nunca
dependían del obispo ordinario y muchas veces se observa un talante
independiente incluso de Roma. Fue la suya una labor constructiva y
civilizadora aunque en muchos casos tuvieran que entrar a saco con un mundo
viejo y en decadencia. En todos los
monasterios se observa, como en el de Sacramenia, la existencia de un cordón
defensivo, o glacis de bastiones o atalayas sitos en los cerros empinados, para
la vigilancia de los valles. El bastión central se encuentra rodeado de un
perímetro de cenobios adyacentes, como una “anillo de oro”.
En estas
avanzadillas hacían guardia día y noche frailes entrenados en el empleo de las
armas. El de Cardaba llegó a contar con otros cinco establecimientos
subsidiarios, el de
Cuando llegan
los primeros frailes franceses a este valle, la vida poco a poco empezó a
cambiar. Se trataba de la repoblación de
una tierra de nadie, que estaba arrasada a causa de muchos siglos de guerra.
Claraval manda a su gente a defender la cruz de Cristo en la frontera. Esta es
la tierra de Fernán González, los páramos que cruzaba el Cid camino de
Valencia. Según referencias locales al Campeador le gustaban los asados y el
cordero de Sacramenia, la bien guardada por recios adarves sagrados, como su
propio nombre indica, y que desde el año 943 se había adherido al abadengo de
San Pedro de Cardeña, donde el buen Cid se lamía las heridas de las
ingratitudes y despechos regios, cuando Alfonso VI mandó arrasar su casa, al
haber hecho un voto el conde castellano después de una batalla contra los
moros, gracias al concurso del Arcángel San Miguel.
Ahí permanecen como testimonio memorial de aquel
avatar los lienzos de los muros del primitivo templo al Príncipe de los
Escuadrones Angélicos.
Hasta las piedras aquí transpiran un halo mágico y
batallador. Es la huella cisterciense
que se alza señera, media legua, vega arriba, en la antigua iglesia de
Fuentesoto. La torre y la ojiva del cementerio permanecen intactas. La nave
derruida ha sido habilitada para cementerio. Pero el farallón empinado sobre la
cárcava parece un centinela encaramado en la loma, de ojos escrutadores mirando
desde sus cuencas vacías, que observa la yerma contornada en el discurrir de los siglos. Un ángel de
piedra se sienta en su cátedra como guardando los campos todo lo que abarca el
horizonte. Estuvo consagrada a la
advocación de San Gregorio, pero no quedan actas. Puede que fuese una antiguo
templo mozárabe puesto que su estructura cuadrada guarda un cierto parangón con
San Juan de Lillo, Santa Cristina de Lena o San Julián de los Prados, de
Oviedo. Allí no llegaron las lanzas de Almánzor, aquí dejaron las huellas.
Pero, en medio de su desolación, estos farallones se tienen todavía erguidos.
En la unción del silencio que las circunda, las piedras todavía parecen lanzar
un grito de desafío a la historia y lanzan la contraseña de la ordenación de
diáconos, al toque de llamada del obispo:
- Adsum. ¡ Presente!
Aquí estamos, para lo que haga falta.
En uno y otro
monumento el detergente del tiempo ha sido incapaz de borrar algunas
inscripciones al pastel de color negro o mazarrón estampadas sobre las paredes
en letra gótica. En la de san Miguel sólo aparece una cruz griega sobre el
montante de la arquivolta. Fuentesoto junto con Pecharromán y Santa Cruz, hoy
desaparecido, eran arrabales de Sacramenia. Desde estas atalayas místico
estratégicas se otea la descubierta del páramo circundante de arenas coloradas
y piedras calizas en un radio que abarca hasta los tesos de Tejares y el
sorprendente mamelón que tiene la forma de hocico de jabalí sobre el mogote en
que se asienta Torreadrada, la vieja Aderata romana, cabeza de los castros
donde posaron las legiones de Augusto.
Por el sur,
la vega, adentrándose de sobre derroteros más suaves, confluye en Peñafiel a
través de Aldeasonia, que haciendo honor
a su nombre, tiene algo de oasis en medio de la desolación de rastrojeras y
añojales, y es un lugar de ensueño. Más allá del derrotero se alzan las colaciones de Rábano, Calabazas y El
Vivar. El paisaje y la toponimia no pueden ser más cidianos. Estamos en el
riñón de las Castillas.
El Cister rompe los esquemas de la actitud sumisa
hacia el Islam, consuetudinaria entre los griegos y los mozárabes, los cuales
aceptaban con facilidad el yugo y hasta besaban el látigo del cadí, acertando a
convivir, mal que bien con los invasores, y a cambio de no poca sangre,
múltiples profanaciones de aras sagradas, como ocurrió con frecuencia en
El santo de
mi pueblo, Beato Juan de Paniagua, que se santificó ayunando y viviendo
apartado en las espeluncas del término que los sotohontaneros llamamos Peña
Colgada provenía de Al Andalusí, al igual que San Frutos, Santa Casilda y
tantos y tantos otros. Cardaba es, por tanto, un remedo de
Allí, en
aquella ciudad la más populosa de Occidente que en el siglo IX llegó a tener
millón y medio de habitantes, al filo de la espada pereció San Sancho, y fue
empalado, tormento indecible, San Isaac, diácono del monasterio de Tabara, del
que San Eulogio cuenta que habló en el vientre de la madre, lo que suele ser un
síntoma de profecía y descabezados; perecieron descuartizados San Walamboso,
San Sabiniano, San Witremundo y San Abencio, todos ellos monjes mozárabes. Al
cupo se agregó Santa Columba cuyo cadáver incorrupto, después de haber sido
aquella monja del mismo adoratorio violada y despedazada por sus verdugos,
apareció a los tres días colocado en una barca que los Ángeles guardaban rumbo
a Sevilla.
Las aguas del
Guadalquivir se mancharon con esta sangre o con la ceniza de los cadáveres
incinerados y aventados. El
monasterio Tabense se hizo famoso por el abundante número de
mártires que dio a
Igual suerte que sus compañeros dos años más tarde
siguió la abadesa de San Salvador de
Peñamelaria -los monasterios mozárabes eran mixtos y admitían en su seno
hombres y mujeres casadas- Santa Fandila, que estaba velada con otro monje de
aquel lugar, Peña de Miel, por nombre Pedro, y otros cincuenta valientes más
que fueron pasados a cuchillos por un eunuco del harén de Abderramán apodado “ Alzaraquí”(el
Tuerto).
Esclarecido también con el don del martirio fue el
santo niño San Pelayo cuyas reliquias se veneran todavía en la catedral de
Oviedo. Su biografía fue historiada por una religiosa del ciclo gaélico, Santa
Roswita, que vivió en Whitby en el lejano corazón del Yorhshire británico.
Resulta portentoso descubrir cómo cundió la noticia por todo el septentrión
cristiano del heroísmo de aquellos hispanos valientes del sur profundo que
prefirieron morir antes que trocar la cruz por enseña del falce lunar,
renunciando a ser pupilos de Mahoma. Este dato que el monaquismo estaba muy
consolidado ya en occidente antes de la llegada de San Benito.
Nació Pelayo o Payo en Tuy donde pontificaba como
arzobispo un hermano de su padre por nombre Hermigio. En una incursión
sarracena de primavera ambos fueron tomados cautivos y llevados con otros
muchos de aquel país a tierra de infieles, después de una batalla que tuvo
lugar en Nájera. En el cautiverio cordobés todos los ojos se fijaron en él. El
propio Abderramán III quedó prendado de la singular hermosura del rapaz. Los
relatores del acta martirial, tanto Roswita como el presbítero Frugel, prefecto
del monasterio de Cateclara, quien también escribe su panegírico, son de la
persuasión de que Payo o Pelayo fue asesinado por negarse a acceder a los
apetitos infames de sus verdugos, que habían quedado defraudados en sus
expectativas. La belleza del prisionero había salvado la vida de su tío
Hermigio, que pudo regresar a su diócesis dejando a su sobrino en prendas.
Parece ser que el obispo no fue tan firme en la fe como su joven paje, y
“sobrino”. Sencillamente, claudicó. El sacerdote no dio testimonio. Lo tuvo que
dar el monaguillo. Este acto de sustitución nos llevaría a muy densas
conclusiones sobre la esencia del cristianismo, que pertenece a los débiles.
Cuando los rabadanes abandonan al aprisco, es un zagal el que, mediante el
lavacro de purificación del martirio, auténtico bautismo de sangre, rescata a
las ovejas de las garras del lobo, no importa la extracción social y hasta la
condición sexual, porque bien puede ser que el niño Pelayo fuese un eunuco en
la corte prelaticia de Tuy antes de ser llevado como rehén a Córdoba, del que
saca la cara por Cristo. La sangre restriega toda mancha de culpa.
Pelayo fue descuartizado un día de junio de 925 por
orden del califa, que no era otro que el tan ponderado Abderramán III, hijo de
una cristiana, el constructor de la mezquita de Córdoba y que hizo de aquella
urbe un emporio de molicie y de lujo. Tenía un palacio con catorce mil
esclavos. La sodomía era una de sus debilidades y el amor efébico era corriente
en este ambiente de sensualidad. Mahoma no la condena en el Corán y por esto
los moros nunca la desdeñan. Este niño galaico tuvo el arrojo de negarse a ser
juguete carnal del encumbrado mandamás omeya. Por eso lo mandó descuartizar.
Cabe suponer que Pelayo, tras permanecer encerrado varios veces en el serrallo,
fuera objeto de repetidas violaciones sodomitas a viva fuerza.
Pero la fiera profesión de castidad de este infante
de Tuy va a convertirse en bandera de
Los restos del santo niño mártir fueron llevados por
Ordoño “El Craso” de León, tristemente famosos en los anales por haber sido el
responsable del tributo de las Cien Doncellas - los asturleoneses, feudatarios
del moro, habían de pagar a éste diezmos y primicias; tenían que ofrecer todos
los años a los musulmanes una ofrenda de cien muchachas casaderas - y que
acudía a Córdoba todos los años para su visita liminar, y de paso, ir a los
médicos que trataban su gordura. Allí se lo pidió a Abderramán. El monarca
abasí transigió. Fueron trasladados con gran solemnidad a la capital del reino
del norte.
Con motivo de
la caída de León arrasada por Almánzor el año 1000 las reliquias del mártir se
vieron otra vez en danza, y, sacadas a toda prisa de la cripta isidoriana por
manos fieles, cruzando Pajares - un hueso quedó en Arbás del Puerto- se hizo
depósito de ellas en
Roma se ha
hecho más piramidal y monolítica que nunca.
Digresiones a un lado, ello fue que los cordobeses
celebran su tránsito el 21 de junio y los asturianos cinco días más tarde. Es
un misterio este baile de fechas, pero demuestra que la conmemoración del
tránsito glorioso estuvo muy extendida por toda España.
En recapitulación de lo dicho cabe temer - la
historia habla como un libro abierto- que el Islam no es una religión
tolerante, ni tampoco lo es el Judaísmo en su afán de desquite. Alá y Iahvé dos
deidades vindicativas y sanguinarias poco se acercan al rostro amable y manso
de Nuestro Señor Jesucristo. El uno porque es responsable de casi todas las
guerras que ha habido en suelo español y el otro por haber sido el dueño de los
cuartos con que las guerras se llevan a efecto. En una mano, la cimitarra, y,
en otra, la bolsa. A moros y a judíos siempre les encantó hacer la guerra. El uno,
como jarca y el otro, como asentista o proveedor de las mesnadas. Unos pusieron
la espada y otros el cofre. Asimismo, como azuzadores de las rehalas satánicas
no hay quien ponga a los israelitas un pie delante. Son el pueblo que ama la
sangre. Su oficio en la historia parece ser el de caminar errantes sembrando
allá por donde la semilla del rencor y la cizaña.
Y he aquí que
de nuevo el odio nos envuelve. Es un odio demoníaco que escupe sobre la cruz.
Pero
El gobierno mundial abomina de las enseñanzas de
Cristo y se está entendiendo con los islamitas para proceder a un segundo
arrasamiento de Europa. Sobre Pristina,
Vemos el mismo latrocinio, la cara de odio. Los
morancos vuelven a hacer de las suyas. De nuevo está a las puertas de Viena, de
cuya llave son dueños los súbditos de Su Majestad Graciosa, mientras los
alemanes tragan, la horda tártara, se ven por las pantallas a todas horas- debe
de ser una consigna del Gran cofrade - las agujas de los minaretes sarracenos
taladrando el cielo con su dardo amenazante.
Esto tiene todos los visos de cruzada al revés. Clinton, con sus
pretorianos al lado, es el que lanza el grito de “Alá es el mayor. No hay otro
dios que Alá”, y envía sus escuadras de portaviones contra un país diminuto
pero lleno de dignidad como es Yugoslavia. Ochenta colosos formidables contra
uno. Ya podrán. La pasada conflagración contra los serbios, tan sórdidamente
comenzada y tan extrañamente concluida, puede que sea el principio del fin. El
enemigo del género humano no ha cambiado de táctica. Se hace pasar por santo y,
a veces por papa, al que todo el mundo está en la obligación de rendirse a sus
plantas. Es un villano y un matasiete. Lo llaman el cálido, el piloso, el
homicida; y, no en vano, a lo que se ve. Por algo será.
Un furor
antiguo pega aldabonazos. Aquellos que les quede un poco de dignidad y de
decoro y cierto sentido de dignidad no
tendrán otro remedio que menear la cabeza con tristeza. De nuevo los Opas y
Ulfilas de turno están abriendo los
postigos del recinto a los piratas berberiscos, echan abajo los quiciales para
que entre toda esa algazara. Son puestas en juego las muletillas de antaño y se
escuchan todos los tópicos y las tonterías que se dicen durante la chicad. No
es lícito enrolarse en la cruzada. Pero
los amos del mundo han dado el visto bueno, conculcando el derecho de gentes, a
la chicad contra Yugoslavia. El ambiente está muy cancerado y la herida del
mundo, por causa de la gangrena que lleva en el alma el pueblo que mandó
crucificar a Cristo, emana un tufo inaguantable.
Hablan de
limpieza étnica, como si los árabes no la hubieran practicado en Europa, a
conciencia y sin contemplaciones durante muchos siglos, como prueban los
ejemplos de los mártires de Córdoba arriba señalados.
El oriente cristiano está acostumbrado a hundir la
cabeza bajo el ala y volver la otra mejilla cuando viene el turco. San Isidoro exhorta a la
mansedumbre y a la aceptación del otro. Tenía más razón que lo que era: un
santo. Pero esa visión utópica de las cosas de tierra poniendolas en la misma
ringlera que las celestiales no es una razón practica. San Agustín, que sabía
más que Cardona, también es un abanderado de la tolerancia étnica y la libertad
religiosa, pero al propio tiempo pregonaba la conquista de la utopía, un poder
mundial o ciudad divina que sancionase la convivencia entre los humanos a
partir de la doctrina del NT Con lo que
su influjo en la mentalidad medieval y en la forja del papado jerárquico fue
enorme. La consecución de la utopía abarcaría a los hombres de todas las razas,
latitudes, y épocas. Pero esta tolerancia, anexa al cristianismo interior,
basado en el Amor Divino no llegaría
nunca a ser puesta en práctica por el cristianismo exterior, la burocracia, el
papeleo inherente a toda estructura social. La casuística y la estadística
vencen casi siempre por abrumadora mayoría. La maldad y el pecado ganan siempre
varias cabezas de ventaja. Por otro lado, las otras dos grandes religiones
monoteístas, no ya tan sólo se mofaron de la credulidad que presupone que el
ser humano vive en un estado de inocencia, sino que combatieron al Amor y le
hicieron la guerra. No puede decirse que moros y judíos hayan sido precisamente
tolerantes con la religión verdadera, aunque apeen su argumentación sobre los
supuestos excesos cometidos por uno cuantos cruzados o la avilantez de ciertos
personajes que han subido las gradas del altar de San Pedro. La acción del
Islam supuso la aniquilación y el exterminio de las florecientes comunidades
cristianas del Norte de África y del sur de España. Caería la cultura visigótica. Los supervivientes de
aquel holocausto tuvieron que ir a buscar refugio a las fragosas sierras
cántabras.
En 1099 Raimundo de Peñafort funda las Hermanos
Hospitalarios de San Juan de Jerusalén para socorrer a los cristianos de la
primera cruzada, víctimas de la degollina o de la desbandada. Se comprobó que
para llevar a cabo su labor humanitaria se necesitaba no sólo la fe sino el
poder de la espada. Este primer núcleo de hospitalarios es el germen de las
Ordenes Militarizadas. La actitud sumisa de los católicos ante la avalancha
árabe que había llegado más allá del Loira (incluso entraron en Roma), haciendo
del romano pontífice pechero del sultán es a partir del siglo XII que cambia.
Se trata de una mecanismo defensa con cifra de agresividad moderada.
Los historiadores al uso -un espíritu que nació a
humos de
Cesar Cantú afirma que fue el movimiento más
importante desde la natividad de Jesús, que cala a todas las capas sociales,
pero esta opinión del historiador italiano no la comparte la mayor parte de los
que escriben iluminados por el candil de
Ello fue que
por estos pagos del desierto de
Los
patriarcas del AT gozaron de días dilatados. Adán se quedó a las puertas de ser
milenario. Por unos meses no llegó a cumplir el milenio y Noé, el patriarca
Abrahán y Noé alcanzaron los seiscientos años de vida. San Antonio Abad rindió
su espíritu a los 120 y así otros muchos, porque los cartujos ninguno suele
bajar de los 80. ¿ Cuál es el secreto de que estos preclaros hombres y mujeres
de la austeridad, la simplicidad y la inocencia gocen del don más precioso y
solicitado del ser humano en los albores del 2000? Todos hacían poco ejercicio,
ayunaban harto y se cuidaban poco de sí mismos, a redropelo de lo que se estila
hoy. Quién busca su vida la perderá... ¡Lo llevamos claro!
Las espeluncas monacales de este apartado sector de
la provincia segoviana y las Médulas, esos mojones de sangre roja, en el
corazón del Bierzo, que tantas similitudes guardan por su orografía escabrosa y
apartada, serán andando el tiempo dos bastiones templarios.
Ninguna otra región española va a contar con un
número tan vasto de iglesias y monasterios como estas dos parameras. Sin
embargo, la segoviana se distinguirá y aventajará a todas por la gran cantidad,
si no la calidad de monumentos románicos que aquí se edifican aprovechando aras
celtas o romanas. Prácticamente, un monasterio en cada valle, y una iglesia o
un propileo en cada alcor. A una sociedad declinante corresponde una religión
montante, pero la religión que surge no era del todo nueva. Se ha decantado y
acrisolado, pero los ritos son los mismos.
Los dioses paganos, bautizados por el tesón de aquella fe vieja y
ancestral, se quedan en sus puestos aunque con otro nombre. Se aprovecharon las
piedras y los mojones. Sólo cambiaron de apellido las deidades. Una religión
que nació del judaísmo y del apóstoles en parte tiene poco que ver con sus orígenes. Pero tampoco
conviene ser puristas ni alarmarse. Cristo, el alfa omega, medida de todas las
cosas, así cambia el mundo.
Esta es la zona elegida por los cistercienses
llegados de Francia como base de operaciones en su afán de difundir el culto
mariano, roturar campos, plantar viñas (gran parte de los majuelos que se
desceparon en Fuentidueña cuando se implantaron las cooperativas y España
empezó a beber whisky y cerveza a todo trapo, habían sido colocados en las
laderas, al abrigo de los cierzos por una mano firme y sarmentosa de viejo
monje templario que creía en las propiedades eucarísticas del vino) invocar a
La orden cisterciense, que es la primera de
Como es fácil de comprobar en la iconografía del
humilde románico rural de esta comarca, los alarifes árabes dejan estampar su
influencia en los tímpanos solemnes y en las ventanas abocinadas o geminadas de
los ábsides de tambor, donde la decoración de los capiteles prefiere la
decoración vegetal al rostro humano. Dijo Papini: Cada capitel románico
aboceta un ideograma del Apocalipsis. El Fuero de Sepúlveda y las cartas
pueblas de Alfonso VII el Emperador - se coronó en León en 1135 - demuestran
este afán integrador de todos sus vasallos, judíos, moros y cristianos, en la
religión verdadera.
Cierto que se combatía al moro, pero, una vez
ganado, se le dejaba vivir en paz, sin
hostigamiento permanente. Iscar, Cuéllar, Peñafiel, Fuentidueña. Coca,
Ayllón, Aguilafuente eran villas donde el impulso cisterciense se deja percibir
y albergaron dentro del encintado amurallado, o en el alfoz, un gran componente
étnico. En las villas castellanas más importantes había siempre una judería,
una alhama o “rabad”, de la que parece proceder arrabal que era el sitio
destinado a la población muslímica en una especie de casa fuerte a las
afueras.. O un “call” en Cataluña. El reinado de este monarca castellano que
había heredado de su tío Alfonso VI la tolerancia para con las otras tres
religiones y de su padre, Raimundo de Borgoña, los aires europeos y de reforma
religiosa, va a resultar un equilibrio de fuerzas y el equilibrio hubiera
resultado hacedero, de no haber mediado la intolerancia y la crueldad de los
almohades. Pero no nos engañemos; las tres religiones se soportaban, pero en
realidad de verdad, el clima de recelo y de sospecha no llegó nunca a
alcanzarse.
El halo aguerrido cisterciense, según la vehemencia
y apasionamiento de su fundador, no era un argumento ad hóminem. Por desgracia
este sello no fue respetado siempre. Hubo lamentables excepciones como en la
cruzada de los albigenses, confiada por Inocencio III a los cistercienses de
Osma. Santo Domingo de Guzmán era canónigo cisterciense en Osma antes de fundar
su propia orden de los dominicos. En esta campañas que contó con los excesos y
tropelías de simón de Montfort, cuando se crea
Hay un románico de sillares y otro mudéjar que se
extiende desde Cuéllar, la antigua Collenda romana, hasta la capital vaccea y
una de las más ricas por lo que guarda de síntesis de España que es
Arévalo. En todo este radio de acción vemos la influencia templaria y la de los
monjes bernardos o bernardos.
Cabe pues hablar de un verdadero anillo de oro
integrado por este grupo de monasterios segovianos. Un segundo aro de defensa
de la cruz frente a la media luna sería erigida entre León y Pontevedra. El
Cister se convierte, pues, en matriz del Temple, pero esta nueva visión no nace
por osmosis ni por generación espontánea. Hemos visto a San Frutos y a sus
hermanos rehabilitar las antiguas tebaidas. Caminando por la cuenca del Duratón
encontramos las famosas grutas de los siete altares, una serie de aras
empotradas en la roca viva con un arco de herradura y decoración jeroglífica.
En estas catacumbas ancestrales se comulga con el espíritu de Cristo, asimilada
a la cultura de otras deidades sincretistas. Hay necrópolis visigóticas en
Sebulcro,
Al monasterio benito de San Frutos se llega desde
Villaseca. Está emplazado sobre un península y los muros del antiguo recinto se
miran en el espejo glauco y sombrío del Duratón empinándose sobre el abismo
mismo. Dicen y con razón que el que, por
promesa se atreve a circunvalar de rodillas la ermita del santo, como se hacía
antaño y parece que algunos audaces lo consiguieron, no le volverían a doler
las muelas. Un paso en falso y te despeñas. La religión hostigada y perseguida
vino a acogerse a estos ríspidos e inaccesibles breñares. Allí no podían llegar
los moros porque se alzaba contra sus aljubas desde los cuchillares de la
altura el cayado fantasmal de San Frutos. Y, santo y todo, era al parecer un
hombre con toda la barba, aunque prefiriera utilizar un procedimiento que entre
los celtíberos viene a dar resultados, porque aquí no hay una estirpe
propiamente dicha, cada uno es hijo de su padre y de su madre, y andan los
tiempos muy revueltos y el personal muy mezclado y entrometido el uno con el otro:
la fuga penitenciada. Hubiera podido sentar la mano contra el infiel, pero Dios
permitió que al golpear la tierra con su garrote se abriese una zanja entre el
santo y sus perseguidores. San Frutos es
como un nuevo Moisés segoviano. Esta tierra recia, algo resquebrajada y
dolorida, muestra desde muy antiguo una fuerte prosapia contemplativa. A romper
con todo, callar, largarse al desierto. Somos demasiado roqueños para estar
juntos. En soledad, nos volvemos tiernos y, si trasplantados, somos cosecha del
ciento por uno. Quizás para nosotros el misticismo haya sido lo más fácil. De
los hombres fiamos poco y a Dios se lo damos todo, pero ¿no será ese Dios un
apéndice del yo que nos martiriza, una excrecencia fantasmagórica de nuestro propio egoísmo?
Es el eremitorio lo que se dice un verdadero nido de
águila. El priorato, según su acta fundacional, fue levantado, años adelante
por una donación efectuada por Alfonso VI, como dependiente o anejo del Monasterio Silense el 1073. Pero, como digo se asienta sobre
otro mucho más antiguo en el que habitó san Frutos(642-715) que vivió en esta
soledad entregado a la oración y a la penitencia, con una manojo escogido de
discípulos, después de haber ocupado la silla episcopal de Segovia. Todavía
entre las ruinas campea el blasón señorial de Silos (una espada inversa
tronzada en báculo, con los gavilanes en forma de alguaza con una corona en el
vértice y otra por cada cuartel con borde de enarma o empuñadora del broquel,
pero también pueden ser sendas aldabas) sobre el dintel. Son las ruinas de una
montaña sagrada. Con esa tendencia a esquematizar y a comprimir se cometen
atentados a la verdad, pues parece ser que la interacción entre los
benedictinos y los cistercienses es más fuerte de lo que se supone. Los monjes blancos que no son más que el
envés de la moneda mejoran y reforman
El conde Fernán González había otorgado al abad de
Cardeña en 932 una “monasterio en santa María de Cardaba pro pastura, allí
donde se había aparecido
En los “Anales del Cister” el P. Manrique certifica
que en las Cuevas de Peña Colgada habitaron siempre ermitaños y que en una de
ellas vivía un anciano anacoreta llamado Juan de Paniagua. Su sepultura, objeto
de devoción en los sexmos de aquella redolada, hizo muchos milagros. El primer
convento cisterciense de Castilla se coloca bajo la protección de Santa María y
de Juan, esclarecido no sólo con el don de milagros sino con el de fervor de
El cristianismo no hizo más que, amen de dulcificar
las costumbres aguerridas de aquellos bárbaros,
proyectar esta veneración filial por la madre tierra, que aparece en su
carro tirado por dos leones rendidos, empuñando un cetro y una corona, símbolo
de soberanía y de reposición, cambio, en el ir y venir de las estaciones y de
los ciclos, que velaba por las cosechas
y por los hombres, hacia
En Fuentesoto hay una fuente que llamamos la
“Fuentona” con forma de vagina. De niño me pasaba horas extasiado cara al
raudal estallante. El agua parecía
igual, pero nunca era lo mismo. Líquenes verdes y guijarros de varios colores tamizaban el
fondo cristalino. La tierra rompía aguas. Los arabescos de la reflexión de la
luz del sol contra la concavidad del peñasco juguetones hacían cabriolas y a mi
me parecían ángeles cantando a la parida, mientras llenaba el botijo.
¡Salve, linfa que manas este casto
regocijo!
Sobre ellos se comprime esa impronta que es a la vez
tierna y tosca, reflejo de esa pureza campesina. Arte primario y agricultor,
pero un fervor rudimentario accionado por la chispa de una inspiración sublime.
El castellano se hace albacea de ese sentido místico religioso hacia la tierra
y hacia la diosa que depara las cosechas de los latinos. Olvidando sus verracos
celtas que todavía siguen mugiendo desde sus casi soeces formas de Guisando y
sus símbolos concupiscentes de la coyunda que no cesa, empezó a amar a
Resulta un
sinsentido de la naturaleza que un pueblo tan austero en expresiones hacia fuera, y tan parco en palabras, reserve
lo mejor de sí para Nuestra Señora. Aparece esa constante en Berceo y en las
Cantigas. Castilla empezó a hacerse cristiana a través de
La historia, al contrario de lo que quieren algunos
alacranes (¡ pica tanto y escuece y con frecuencia es mortal su aguijonazo ¡),
partidarios del raspado de memoria y de los lavados de cerebro, no es una raya
continua. Sigue las evoluciones alifares. Es en conjunto un arabesco con
rectificaciones de línea, tachaduras, cambios. La trayectoria no se pierde ni
claudica porque el maestro que diseña los alboaires de la bóveda de cañón tenga
un mal día, se le hayan cruzado los cables o lo haya echado a rodar, dándose al
vino de la ira, la guerra, o la venusta molicie.
Un buen día despierta el alfarero de su borrachera y
se pone manos a la obra tirando por otro camino. No se pueden aplicar baremos
sólidos a las cosas, porque la vida es solo consecuente consigo misma: su
variedad y mudanza pavorosa.
Mas, por lo que se ve, hay algunos audaces a los que
gusta conducir temerariamente por las autopistas de la sinrazón. Invaden el
carril contrario y pisan la raya amarilla. Son los nuevos kamikazes del arcén.
Así luego aparecen tantos cadáveres de muerto en carretera fin de semana. Los
muertos hablan, ríen, se tiran pedos y
sueltan coces últimamente, o se las dan de novelistas. Los hijos de Julián
Marías preponderan en esta charca de ranas en que se ha convertido la cultura
de últimas. Uno de esos batracios vino a croar hace poco lo siguiente:
- San Bernardo era un fascista.
- Hombre, Don Álvaro, ¿cómo me salta con ésas? Yo le
diría, fíjate, que más bien no, y según y como. Y al revés se lo digo para que
la vista del ciego se aclare y los oídos del necio se hagan con entendederas.
- Pues le digo yo a usted que era la violencia
personificada.
- Caramba, mister
Pombo cómo la lleva hoy vuesa
merced. No sabe porque no lo ha leído o lo ha leído mal seguramente que el
padre de los monjes blancos fue el primer defensor de los judíos que nació en
- Un fascista a secas. No hay más que hablar.
Y el escritor en ciernes, de ojos gatunos, se mesó
la media barba y giró sobre sus talones con gesto imperativo. Y yo no fui capaz
de contenerme. Había que decirle a semejante plumífero algunas cosas bien
dichas. Porque al Cid nadie le mesa la barba y un judío que se la mesó a
Cristo, de puro miedo, se convirtió.
- Menos mal que no le ha llamado lo que es usted.
Por lo menos, no se dedicaba a rondar efebos por el Parque del Oeste, como hace
Su Reverencia alguna veces. Es un axioma indeclinable en estos tiempos que
vivimos. Si no eres marica, lesbiana revanchista, o de la cuerda del Ansón o de
Polanco, olvídate de publicar. Si aparte de invertido, defiendes la aljamía,
como le pasa a “la” Gala, eso sube la nota. Si, a falta de pluma, te regaló
Naturaleza una nuez de Adán que sube y baja como el azud de una noria, y te
parece algo a D´Artagnan, tus libros figurarán en la lista de super
ventas.
Así está el panorama. Los cristianos se hacen moros,
los cisnes se convierten en gorriones. Y Dios te coja confesado si no judaizas
o apostatas en esta corte que no es la del cuarto de los Felipes sino la del
primero de los Borbones Rehabilitados que reina a la sombra de la herencia del
dictador. El Cister es una de las pocas cosas dignas que nos quedan. Hay quien
la emprende a golpes contra sus ruinas, y es que debe de ser porque sigue pegando fuerte a juzgar por los contumeliosos
ataques de los que es objeto. La horda sectaria siguen zurrándole la badana a
los monjes blancos. Ha sonado la hora ciega de las tinieblas y de la perfidia.
Quieren tronzar el árbol de la cruz. Se ven impotentes. De ahí su rabia. Pero
tampoco habrá que tomárselo a pecho. Ya caerán.
Quizás esta orden,
coetánea del Cid, esté ganando batallas después de su muerte, tal cual.
Allí donde aparecen estos hijos de San Bernardo no se aproxima el Infiel ni se
entregan los reyes de taifa con la alacridad acostumbrada a sus expolios
estacionales. Eran buenos agricultores, mas no por eso, se llaman a parte
cuando se sienten conminados por algún intruso. Allá cruces se convierten en
lanzas. Gente prevenida en frontera, el fundador de Claraval les quería unidos
y recios. Eran especialistas en el cuerpo a cuerpo con los árabes. Las rutas de
acceso con el Paular por Navafría eran guardadas por ballesteros de la
comunidad del monasterio de Santa María de
La arandela
cenobítica sujeta los arribes del Duero poniendo contrafuertes de defensa a lo
largo del Duratón y del Cega, se expande hasta las vegas de Peñafiel desde la
roca tajada de San Frutos. Así llamada para conmemorar un milagro que hizo
Dios. Todavía se ofrece a la vista del
que quiera ver la famosa cuchillada por donde se despeñaron las tropas del
califa. El siervo de Dios, cuando una
jarca de bandidos iba pisándole los talones, se encomendó a
Los primitivos monjes del denominado Priorato de San
Frutos estaban en estrecha relación con los de Santa María de
Años adelante habría- como no - cisiones, fricciones
y roces, hasta el punto de que con la muerte de Benedicto a finales del siglo
XIII la relajación fue pavorosa y Martín de Vargas tendría que reconstruir la
institución de arriba abajo porque se había traicionado al espíritu y la letra
de su fundador. No hay que dejar de reconocer que el horario de los bernardos
no dejaba hueco alguno para la intimidad.
Regimentaban a toque de campana sus actividades. Trabajaban, rezaban y
comían juntos. Sus horas de sueño transcurrían en dormitorios corridos y, por
otra parte, la norma de silencio no era tan estricta, como al principio, por lo
que postulantes y profesos se entregaban con frecuencia a conversaciones
excusadas, surgían rencillas y desavenencias, como en cualquier grupo humano.
Terrible cosa es en los conventos la murmuración.
San Bruno tuvo la caución previsora, para evitarse
líos, imponer en sus casas el gran
silencio a rajatabla. Un hechos vale por
mil palabras y el silencio es oro. Era un gran psicólogo, conocedor de las
flaquezas de la raza humana. Sin embargo, cartujos y cistercienses empiezan a
rodar su andadura monástica guiados por un mismo espíritu de búsqueda de la
excelencia en las cosas del alma. No embargante esta altura de miras, a veces
resulta penoso acercarse a la consumación de ese ideal. Quienes piensen que los
monasterios son ínsulas de paz a veces tienen ideas equivocadas. Ya no hay
paraísos. En el claustro la vida es muy dura, máxime cuando el aislamiento y la
rutina dificultan y transforman la convivencia. Estos cenobios, al principio en
precario, luego se enriquecen y se hacen poderosos. La disciplina se cuartea.
Al final de
Con todo, los cistercienses no parecen ser los peores.
Destacan sobre todo los de las ordenes mendicantes. Casi todas las sectas de
iluminados, según se comprueba al cotejar algunos procesos de
“Estando
en la villa de Dueñas, seis leguas de aquí habiéndome quedado estas tres hijas
de tres diferentes padres, que, según la más cierta conjetura, fueron un monje,
un abad y un cura, porque siempre he sido aficionada a la iglesia, me vine a
vivir a esta ciudad para huir y evitar las murmuraciones. Todos me llamaban la
viuda eclesiástica, porque por mis pecados todos eran muertos; y, aunque luego
otros que entraron en su lugar, eran gente de poco provecho, de menos autoridad,
y, no queriéndose contentar con la oveja, acometían a las tiernas corderillas.
Viendo, pues, el peligro evidente, y que la ganancia no nos podía pelechar,
hice alto, y asenté aquí mi real, donde a la fama de las tres mozuelas
acudieron como mosquitos al tarugo; y de todos, a ninguno me incliné tanto como
a los eclesiásticos, por ser gente secreta, rica, casera y paciente. Entre
otros llegó a pedir limosna el padre
Anselmo, que viendo a esta niña le hinchó el ojo, y con su santidad y sencillez
me la pidió por mujer; dísela con las condiciones y capítulos siguientes:
Primera, que se obligaba a sustentar nuestra casa, y que lo que pudiésemos
ganar sería para sustentarnos y para ahorras. Segunda: que, si mi hija tomase
algún coadjutor, por ser algo decrépito, callaría como en misa. Tercera: que
todos los hijos que ella pariese, los había de tener por propios, y que la
hacía su legítima heredera. Cuarta: que no había de entrar en nuestra casa
cuando viese a la ventana jarro, olla o vasija, que era señal que no habría
lugar para él. Quinta: que, cuando él estuviese en casa y viniese otro, se
había de esconder donde le dijésemos, hasta que el tal se fuese. Sexta y
última: que nos había de traer dos veces a la semana algún amiguito o conocido
que hiciese la costa, dándonos un buen gaudeamus. Estos son los artículos,
prosiguió ella, conque aquel desdichado dio palabra a mi hija, y ella a él. El
casamiento quedó hecho y acabado sin tener necesidad de ir al cura, porque él
nos dio no era menester, pues lo esencial dél consistía en la conformidad de
voluntades y en la intención mutua”
Es
la otra cara de la moneda, pero la verdad es mucho más infausta de lo que
quisiéramos. Este agrio y humorístico pasaje del anónimo autor de una de los
libros más celebrados y debeladores de las costumbres eclesiales y que debía de
conocer a fondo, puesto que, al parecer, debió de ser un fraile que colgó los
hábitos y se convirtió en giróvago, descubre una cruda realidad. En algunas
cosas Erasmo, cuyas ideas recoge nuestro primer novelista picaresco, llevaba
bastante razón: el padre de la mentira había ingresado en los conventos,
convirtiéndolos en patios de Monipodio y aposentos del libertinaje.
Sin embargo, estas excepciones no hacen sino
demostrar la rectitud de la regla. El hombre tiene el alma cancerada por las
malas inclinaciones. Sólo dios es santo, y justo. Únicamente, Él salva. En la
organización monástica, aparte del aspecto humano, hay un componente de interés
político y económico. La grandeza de estas instituciones hay que analizarlas a
la luz del sentido de lo que va dentro. No lo que queda fuera, que nos lleva,
naturalmente, a la corrupción y la licencia que ha desmoralizado al pueblo.
Conviene tener presente que San Bruno, muerto en
1111, y que es coetáneo de la consagración de todos estos templos cuyo asunto
nos ocupa, quiso dar a su instituto un talante de sigilo y huida. Un años más
tarde y en escoltado por un cortejo de veinte nueve de sus arqueros, todos los
cuales pidieron el hábito blanco, llamaban a las puertas de Clairvaux. El abad
era un inglés. Se llamaba Tomas Harding.
Cuando el
papa llama a Roma al famoso canónigo de Reims para hacerle obispo, él huye a
Calabria, donde establece su segunda cartuja. Ni condena ni aprueba los
procederes eclesiásticos, inhibiéndose de cuestiones mundanas y recomendando a
sus hijos que mueran a las cosas del siglo. Por el contrario, Bernardo, más
decidido y vehemente, se compromete con el entorno y tiene la audacia de lanzar
contra Honorio II, el cual frente a Alemania se había pronunciado a favor de
Luis el Craso de Francia, un reprimenda”: El honor de
Como buen cartujo, y aun siendo consciente de estos
males causados por la malicia y la ignorancia o el despotismo humanos, calla.
El cister pone enmiendas a las constituciones benedictinas. Los cartujos
también se proclaman los monjes blancos pero su Regla, que es hoy la misma que
en el siglo XI, y profesan el misterioso apego a
Por una lado, el entusiasmo bernardino y por otro el
mutismo cartujo son los dos pilares sobre los cuales se apea la grandeza de
Sin embargo, dentro de la vida secular, lejos del
claustro, el clima de rencillas entre
las distintas monarquías o los escándalos de la política de los estados
pontificios han enturbiado el panorama. Las discordias y recelos a cargo de los
reinos de León y de Castilla, y con Navarra haciendo de peón de brega, alargó
la empresa de
Bien claro y sentado lo dejó dicho el Señor cuando
anunciara que su reino no era de este mundo. De ahí que la fuerza y el carisma
del pacto con Dios no haya que ir a buscarlo en la hojarasca de las apariencias
internas o jerárquicas. Lo que vale es el Cuerpo Místico del Salvador
Mesiánico, del Eleuterio. Cuanto más miro estas ruinas de los collados de mi
pueblo más convencido estoy de ello. Sus sillares desmontados y por los suelos
siguen emitiendo ese mensaje de esperanza.
Ya sé que la adaptación al siglo de las cosas de
Dios siempre será difícil. Todo lo demás no es más que encaje de bolillos. Ese
ir y venir de las ambiciones humanas que llaman acarrear.
Hay que ceñirse
a la mentalidad cabal de siglo de las Cruzadas para entender
este deseo de paz del yermo como un hastío provocado por las cosas de la
tierra. Alfonso VII, a cuya donación y voluntad expresa, se debe la fundación
de Sacramenia, ha de pechar no sólo con
los almohades, sino, por encima de todo, con las veleidades de su augusta,
madre, doña Urraca, quien revolvió Roma con Santiago a fin de anular los
esponsales con el padre del rey, puesto que, a decir de las malas lenguas,
siendo moza se había enamorado del arzobispo Gelmírez, titular de la silla de
Compostela. Razones de Estado determinaron casarla con Alfonso de Aragón. Esta
díscola y entrometida hembra,
paradigmática de las miserias y
grandezas de la mujer carpetovetónica, que no se significa precisamente por la
dulcedumbre, sino por lo extremoso de su carácter, empaña un poco este augusto
reinado.
Pues, Don Alfonso,
pesar de que tuvo en ella a su genitora y a su verdugo, incluso sus
enemigos lo llamaban “ el magnánimo “, y fue de talante conciliador. Otro, en
su caso, hubiera derivado hacia una de esas peligrosas patologías en que suelen degenerar los temibles complejos
de Edipo, surtidor de psicópatas, homicidas y de tarados.
Claro es que en el siglo XII la psicología no estaba
inventada. A mí siempre me pareció emblemática la presencia en nuestra historia
de estas mujeres de rompe y rasga desde Doña Tota, aquella que subía al caballo
para ir a guerrear contra la morisma, hasta Agustina de Aragón. Pero una nación
marcada por el signo de Marte, y que, además, es un matriarcado, nada de
particular tiene que acostumbre a criar estas furias. Las españolas, con
frecuencia, son ásperas. Parece un
mecanismo de defensa para abrirse camino entre tanta crueldad. Este país es
duro como su nombre y su maravilloso paisaje lo personalizan. Jano devora a sus
hijos, y doña Urraca era una de aquéllas de rompe y rasga.
Los líos de familia proliferan por estos pagos ya
mucho antes de que apareciese el “Hola”, único sustento intelectual de los
pobres y de los ricos, un atavismo en sí que habla de la degeneración del gusto
y la doblez ñoña y chabacana. Nos privan
las alcurnias monaguescas. Pero esto ya era así desde los tiempos. El
misticismo, al que tan proclives somos, por otro lado, puede que sea una
reacción hasta ese estado de cosas. Refleja un cansancio de los hombres
sublimando ese sentimiento de fracaso hacia la búsqueda de Dios.
A Alfonso VII le tocó en suerte una de esas madres
crueles y sin contemplaciones que tanto abundan y sólo cuando murió Doña Urraca
conseguiría respirar tranquilo empezando a desarrollar el papel con el que le
conoce
Castilla, y más concretamente esta zona de las
vertientes del Duratón y del Cega sería
repoblada bajo sus auspicios con antiguos moradores de
Comulga con el espíritu abierto que muestra el Abad
de Claraval que despliega a lo largo de su libro “ De Consideratione”,
una serie de cartas al papa Pascual II que resultan un verdadero código de
valores, amén de una suma teológica. Aboga por la igualdad de trato hacia los
islamitas y hacia los judíos. Estos adquieren una singular preponderancia en
Roma y en todas las cortes castellanas.
El que cesase la hebreo fobia se debió en parte a
las prédicas de San Bernardo. Varios historiadores coinciden en señalar que,
como consecuencia del tumulto y furor mesiánico que despertaron los sermones de
Pedro El Ermitaño, toda esa raza podía haber sido exterminada de un golpe. Eran el pueblo deicida, desde luego. Pero
advierte que Jesús nació de
Cierto que éstos no le estuvieron reconocidos,
porque, con arreglo a sus costumbres el orgullo precede a la misericordia. Pero
siempre fue así. El antisemitismo nefasto
no es más que una muestra de repulsa hacia la impiedad que resiste a la
gracia y no cree sino en lo que tiene delante de los ojos. El pueblo judío no
es más que un pueblo laboratorio en el que se condensan los rasgos de la
estirpe de los descendientes de Adán. Lo que mantiene lozano y vivo al
cristianismo ha sido esta voluntad de cruz de perdedor y es por lo que es atacado
y vapuleado, unas veces desde dentro por sus adeptos más tibios, y otras porque
su defensa de la libertad y del perdón ha ido de por vida contra los intereses
tiránicos. Cierto que un cristiano no está facultado para entregarse a
escarceos antisemitas, pero judíos y musulmanes han tenido de por vida carta
blanca para marchar contra los seguidores de Cristo. He aquí un enigma que no ha podido despejar
nadie. Las grandes persecuciones contra la cruz, vilipendios y escarnios han
sido sufragados por el pueblo que se revuelve contra el estigma del Gólgota.
Ellos han sido los primeros el Evangelio y han estado metidos en todos los
contubernios y conspiraciones que se han producido. Se tiene que perdonar y
soportar a esa estirpe que siguen rodando en las tinieblas del error, pero
sería cometer perjurio convertir a
A ese afán ecuménico y de tolerancia responde la
erección del primer monasterio del Cister en Castilla: ser amalgama de las Tres
Culturas. El abad Raimundo y sus doce frailes iniciaron las obras en 1143. La
construcción fue lenta y con muchos altibajos como demuestran las adarajas
cubiertas del moho de los siglos que quedaron el las iglesias filiales. Las
obras no acabaron hasta treinta años después. El obispo de Segovia cede al abad
el sitio con todas las pechas que le correspondían en el lugar. Sería sub
dependiente o anejo de Cardaba la granja de Cabaniel junto al Henares junto con
el ya mentado pequeño cenobio de Santa María de
Toda la documentación al respecto yace en los fondos
del Archivo Nacional, aunque de ella habla con frecuencia Ángel Manrique,
todavía está aguardando la llegada del historiador o del erudito. La donación
del fundo no la realiza directamente Alfonso VII al abad borgoñón recién llegado de allende los Pirineos sino a
un tal Don Cerebruno, que debía ser religioso, o persona de consideración, pero
no se dice más. Previamente, el propio rey había enviado una legación a Roma.
Allí se encontraba San Bernardo en el primer monasterio de cistercienses de
Resulta misterioso explicar como
Inflamado de amor a Dios, San Bernardo en esta larga
carta que ocupa cinco volúmenes, brilla a la altura de las grandes luminarias
de
Cuando se coloca la primera de este cenobio
segoviano en los predios que hoy denominamos Peña Colgada, que yo tengo bien
pateados de ir de niño a coger moras, o a uvas al majuelo de mi abuelo
Benjamín, por la fiesta de Pentecostés del año 1143, está claro que se utilizan
para la fundación los residuos de una antiquísima laura eremítica. Sobre aquel
despoblado, en lo más áspero y a trasmano de la provincia y que debió de tener
una singular importancia estratégica para los romanos. Estaban en el itinerario
de las legiones del emperador Antonino. De niño recuerdo que jugábamos a
vélites, équites y mílites, y arrimábamos la oreja contra el césped de la
dehesa del Colorao porque alguien nos dijo que se escuchan cánticos extraños.
Algunas veces las ondas magnéticas enviaban rezos y cantos de monjes en la
penumbra. Otras eran los golpes del taconeo de un caballo. ¿El del Apocalipsis?
Desde entonces el enclave me ha parecido siempre
estar penetrado de un halo mágico y espectral que conecta al hombre de los
tiempos presentes y venideros con sus ancestros. Teodosio era de Coca y Trajano pudo haber nacido
en Pedraza. Luego llegaron los varones de misericordia huyendo de las
persecuciones de los hombres del sur o de los líos y querellas, pleitos y
guerras continuas de los que se decían profesos de la misma fe, y, desengañados
del mundo, se vinieron a enriscar por las oquedades de este páramo, en el
corazón mismo de la soledad. Muchos de ellos consiguieron ser felices.
Las incursiones almohades y almorávides expulsaron
de sus grutas a los penitentes. A muchos de ellos la horda les pilló
desprevenidos con la paleta y la llana en la mano y tuvieron que salir
arreando. Ahí están para demostrarlo esas muescas de andamio y esas adarajas de
pared sin terminar. Las de san Gregorio nos parecen más significativas que las
de San Vicente. Ambos templos nunca
acabaron de hacerse, pero estuvieron muchos siglos abiertos al culto. Los
peldaños del husillo de la escalera de caracol de la torre están gastadas y
alabeadas por el medio. Cierro los ojos y veo subir y bajar por ella a una
multitud de sacristanes atareados para hacer sonar la voz del bronce. ¡ Cuánto
ir y venir! Eterna será siempre la
canción del bronce. Voleos de gloria, toques a clamor, toques a rebato y las
señales de misa: primeras, segundas, terceras. Cada una con un son diferente,
y, según era el impulso que se daba a la manija que tira del badajo quería
decir una cosa diferente. Era el más
perfecto sistema de señales de comunicación.
Cada una
recibía un nombre adecuado y su fe de bautismo. ¿Cómo se llamarían las campanas
ausentes de
Aquí Iahvé,
como si dijésemos, ha querido cumplir la palabra empeñada al salmista. Los
franceses desmelenaron las campanas, derribaron la bóveda de cañón de la nave,
utilizada hoy para enterramientos, pero las cruces del Temple y las piedras
siguen ahí en pie desafiando a los cierzos y ventalles del escarpe. Continua
sentado en su trono el obispo impartiendo bendiciones. Por uno de esos milagros
de la imaginación, oigo su repique. Ahora me parece que están sonando a
vísperas las campanas de San Gregorio convocando a los montes y esparciendo su
sonido solemne sobre los rastrojos. Los fantasmas de mi cerebro bolean a gloria
ya. Es el grito eterno de
Momento de auge fueron los primeros años. Ximenez de
Rada, el arzobispo primado y gran protector de los cistercienses, se empapa de
ese talante francés cuya consecuencia más relevante es la construcción de
monumentos tan importantes como la catedral de Toledo, los enclaves templarios de
Fitero, Brihuega y la misma Osma.
El tránsito de románico al gótico fue muy rápida. En
1194 la catedral de Chartres es levantada.
Cala la moda francesa en el gusto y las
inclinaciones arquitectónica, produciéndose no pocas deserciones de lo
autóctono. El Vaticano no miró con buenos ojos esta aproximación de los
herederos de Alfonso VI, cuya madre era una mora y con otra mora se casó (este
casamiento daría lugar a la leyenda del Ceñidor de Zenaida, tema del que
hablaremos más adelante si nos queda tiempo) esta tolerancia de los castellanos
para con los miembros de las otros religiones mistéricas, cuando, precisamente,
los bretones, alemanes y galos estaban empeñados en una dura campaña contra el
sarraceno en Tierra Santa.
España, que siempre ha ido a su aire, seguía
conservando como un tesoro la liturgia en rito mozárabe. Los cistercienses
desde un primer momento tratan de imponer el rito romano. Los castellanos se
muestran remisos a ese cambio. Inocencio III, que no se caracteriza por ser un
pontífice conciliador (instituyó
El año 1219 por el IV Concilio de Letrán queda
proscrito el rito hispano visigótico. Los frailes de San Bernardo se habían
salido con la suya. El panorama
religioso y político, cambió porque las
disposiciones conciliares determinan la abolición de ese clima de
entendimiento, que, mal que bien, había sido la pauta en la convivencia de
Incomprensiblemente, son obligados los miembros de
la comunidad hebrea, por disposición del referido concilio lateranense a portar
sobre el hombro izquierdo un traje distintivo. Los musulmanes no lo necesitaban
porque siempre fueron ataviados a la morisca y muchos cristianos llevaban al
pecho una cruz bordada sobre el pecho. Alfonso VIII acata la norma del
pontífice, pero la considera arbitraria y añora en los actos religiosos
aquellas misas cantadas del rito oriental, con sus constantes invocaciones a
los ángeles, las letanías tan repetitivas, pero que eran un remedo de la
oración hesicasta de los orientales los cuales gustaban de corear una palabra o
una oración cientos de veces. Triunfó Roma con su forma de ver la vida austera.
Cotejando los antiguos breviarios y cartularios se aprecia que el rito hispano
visigótico estaba más lleno de exuberancia,
y de poesía imaginativa que el
implantado por los borgoñones.
Dentro de las capas sencillas del pueblo, la
implantación de la arbitraria medida del papa que estableció
Este humilde donado, del que hablaremos en otro
lugar, fue una de las últimas flores que han florecido en el Jardín de María
instituido por San Bernardo. Demostró con su vida que la clave está en
perdonar. “Si la misericordia fuera un pecado, yo la cometería”. La santidad
verdadera consiste en la crucifixión del yo, al tiempo que desdeña un desdén
hacia la vida terrestre y a las cosas de los hombres.
Los reyes de Castilla no exigieron el bautismo en
masa de los no cristianos. Alfonso VII se constituyó en mentor de los judíos.
Es una pena que el Sanedrín Sionista no haya sabido entender esa munificencia
con que se ha tratado en España a los hijos de David. Pero también quisieron
que la cruz fuese por delante de sus vidas. Concretamente, la basílica de San
Vicente de Ávila, joya del arte románico, fue construida gracias a los caudales
de un rico mercader, que se había convertido a Jesús, y estaba bajo el
patrocinio directo del monarca. No se puede escribir la historia del revés,
como pretenden algunos buscando la revancha. Cuando yo muera, atraeré a todo lo
creado hacia el Árbol de
Dios permitió aquel mal para que se subsiguiera un
bien. ¿ Por qué no pensar, entonces, que del turbulento clima social que han
degenerado en las guerras más sangrientas, y teorías filosóficas, como el
marxismo o el feminismo radical, que niegan cualquier soteriología, o por medio
de las nuevas tecnologías se puede acceder al descubrimiento de un rostro del
Señor que antes no teníamos?
Esto es a grandes rasgos la índole del cambio que se
operaría en la mentalidad humana a través de la revolución mística del siglo
XI.
En el románico de ladrillo, amasado y colocado por
manos de operarios que creían en Mahoma, pero que respetaban la religión de
Cristo, aunque no dejasen de sentir cierta aversión a la forma con que la
vivían algunos cristianos, ha quedado para siempre esa huella ecuménica, que se
plasma sobre los lienzos de pared, esas ménsulas e impostas recargadas de
tracería vegetal y todos esos alifafes misteriosos del capitel románico, donde
se quería esculpir un mensaje críptico y esotérico. Podemos interpretar el
recado sólo a ojo de buen cubero, porque las claves están perdidas. Las
figuras, recargadas de símbolos, y cinceladas de alegoría, nos hablan de que es
preciso una metamorfosis para ir al encuentro de una vida plena. Ese
intelectualismo en piedra tallada sigue inspirando en quien lo contempla el
deseo de concordia. Es la armonía del universo reflejada en las archivoltas y
las escocias.
Por primera vez, este rey abulense consigue que sus súbditos
puedan vivir en medio de una paz octaviana que no se conocía por aquí desde
hacía muchos lustros. Este auge e importancia de los castellano va en menoscabo
de los reinos taifas del sur peninsular. Acaban los ignominiosos gravámenes,
como el ya antes reseñado Tributo de las Cien Doncellas y se dejan de pagar las
onerosas pechas al Califa, quedando sólo en recuerdo el nombre de algunas pesas
y medidas de talante morisco. Los árabes habían inventado la aritmética y
enseñan a los pueblos a contar. Huella de su presencia son algunas palabras que
han quedado en el diccionario: arroba, área, arancel, azumbre. almoneda,
alpargata, ajedrez, algodón, andamio, alfombra, alfamar y alhamar, auge,
almirez, arrope, azar, azúcar, adobe, alcanda, alcántara y alcantarilla,
alcanfor, almacén, azogue, almohada, albañil, albérchigo, azafrán, algarroba,
azucena, acerola, arroz, cifra, guarismo, elixir, cero, quintal, fanega,
quilate, tahona, tambor, cenefa y alcabala, por sólo citar algunas a manera
de florilegio. Muchas de las cuales siguen moteando nuestra conversación
corriente. Con esa habilidad para las cosas concretas y la vida práctica y
siempre a ras de tierra incluso en religión, porque al árabe no le gustan las
especulaciones, tiende al esquematismo del suma y resta y deja secuela en esta
forma de ver las cosas llamándolas por su nombre o hablando en cifra en el
idioma castellano, que se enriquece no sólo con el acerbo lexicográfico sino
también semántico del morisco, con su actitud diferente frente a la ida, porque
siempre fue un pueblo realista que prefiere los deleites materiales a las
promesas de las otra vida. Pero también sus creencias pueden volverlo fanático.
Y para aquellos que aun sigan creyendo en los Reyes
Magos unas palabras proféticas al
respecto del máximo historiador español, Claudio Sánchez Albornoz, tan grande
como ninguneado e incomprendido, porque aquí los que mandan son los discípulos
de Américo Castro, y cortan el bacalao en literatura los Hijos de Julián
Marías, judíos conversos, a los que la cabra les tira al monte. Don Claudio, que era un abulense integérrimo,
y recio como los pinos de Ríofrío, y que, transplantado a Asturias, la tierra
de sus cariños, creció hasta concertarse en mayestático cedro de la verdad. Por
ella sufrió, fue desterrado y perseguido. Sus palabras, escritas en 1969 cobran
un treno profético en este verano del 99, con una nueva marea islámica a las puertas de Belgrado:
“¿Se
me perdonará también que, a veces, al contemplar la crisis social y espiritual
de nuestros días, a la inversa, haya pensado en la pérdida de España? Porque temo que otra gran tronada histórica
pueda poner en peligro a la civilización occidental, que lo estuvo por obra
del Islam en los siglos VII y VIII. Ésta
fue salvada, según creo firmemente, por Pelayo en Covadonga, resistiendo al
Islam en las peñas de Asturias. ¿Quién puede imaginar dónde tendrá lugar mañana
una nueva batalla de Covadonga? ¿Dónde se iniciará una nueva reconquista que
salve al cabo la civilización nieta de aquélla, por la que, con el nombre de
Dios en los labios, peleó el primer vencedor del Islam en Europa?”
Al oír las inspiradas amonestaciones de Don
Claudio, al que Dios tenga en su Trono, se nos vuelve a poner la carne de
gallina. No es extraño que los memorialistas de la hora presente intenten por
todos los medios enjalbegar la memoria con muchos alifafes y enredos. Ningún
padre de
Muchos
parecen querer olvidar que hubo acoplamiento, avenencias, y algunas veces,
palos, pero conviene tener presente que España y no los musulmanes ganaron las
Reconquista. Por todas las trazas barrunto que los americanos se proponen un
nuevo relevo del pabellón, pero si vuelven aquellos aciagos tiempos, no será
por culpa de los españoles que aman a su patria y a su fe.
Por aquellos días fuimos mucho más tolerantes
de lo que algunos cacarean. Se conciertan casamientos de conveniencia o por
amor entre musulmanes y aborígenes. Hay bautizos en masa y los monarcas otorgan
privilegios de asentamiento: las Cartas Pueblas. El modo de ser de aquellos
pueblos del norte africano caló. Mal que nos pese, lo árabe sigue circulando
por la masa de nuestra sangre, con su tendencia a la ostentación, el orgullo de
las gentes del desierto, su austeridad y también el fuerte sentido de la honra
y la pronta inclinación a la venganza. Ese “ me las pagarás” es un remoquete
del odio africano que a veces se apodera de nosotros. Sin embargo, esto, por ser
tan frecuente, no creo que revista la menor importancia.
Dos
cruces de piedra que había, una situada a unos pasos del cocedero de
Es posible lo que escuché decir antiguamente en los
filandones por el invierno cuando salían a relucir historias de ánimas y de
aparecidos que el alma en pena de este pobre monje, que no se había distinguido
lo que se dice por su inocencia de vida, pero a quien la pérdida de su cordón
de cuero y la cogulla blanca desquició, vaga por los desmontes de Peña Colgada,
alma en pena y que hace conjuros y maleficios contra aquellos que osen profanar
el recinto. Mentira o verdad, lo cierto es que, como se sabe, el claustro y el
ábside fueron comprados y los sillares desmontados y marcados trasladados en
barco a Nueva York por W. Hearst, el todopoderoso magnate de la prensa
estadounidense, el mayor enemigo que tuvo España en la guerra de Cuba porque se
le hace responsable de la impostura de la voladura del bien y de la muerte de
tantos soldaditos que pelearon en la manigua antillana contra los mambíes, las
fiebres palúdicas y las mentiras y amarillismo de los rotativos de
En el siglo pasado los recintos sagrados de la laura
se encontraban en estado de abandono, pero todavía seguía funcionando, a
trancas y barrancas. En 1866, cuando gira visita el polígrafo mallorquín José
María Quadrado, fue escoltado por un fraile ya en la ancianidad. Su presencia
casi espectral al igual que los muros derrumbados le hacen glosar una versículo
de Job”:Voy a dormirme en el polvo y, si mañana me buscases, ya no seré”.
Quadrado es un verdadero viajero romántico que sigue una tradición empezada por
los hermanos Bécquer. Ellos compraron otro monasterio cisterciense, el de
Veruela. Allí Gustavo Adolfo iba a curarse de su tisis.
Con todo y eso, todo hay que decirlo: el hecho de
que España no haya tenido una revolución como las tuvieron Inglaterra con
Enrique VIII y Cromwell y Francia con el furor sanguinario de Voltaire,
preservó algunas de nuestras reliquias inveteradas. Era mucho lo que había, el
expolio, sobre todo con las invasiones napoleónicas, fue largo y tenaz. Al
pasar a la burguesía los bienes en manos muertas, el patrimonio religioso
enriqueció a una legión de anticuarios y trapisondistas. Si a esto se añade, la
dejadez, la ignorancia y el escaso apego a lo propio, lo extraño que al cabo de
siglos de rapiña se alcen todavía señeros en los alcores y cerros castellanos
esas señeras ruinas. El odio a la cruz de Cristo, llámese desamortización,
llámese secularización, las persigue, pero su barrena no lo ha zapado todo. Muy
posiblemente esa labor de aniquilación se consume en un plazo de cien años. En
los años ochenta desparecieron varias cruces y humilladeros que hay en
Fuentesoto y para más INRI en la fachada lateral de la iglesia de San Pedro de
la noche a la mañana alguien pintó la del diablo, esto es, la que se traza al
revés. He pregunté a varias personas que por qué esa “descrucificación” tan
aparatosa y nadie me supo dar razón. Uno me dijo por toda respuesta y como
dando a entender que en estas cosas la mejor norma es el no meneallo:
- Ahora vívese mucho bien. Cien veces mejor que
antaño. Vamos pero que muy a gusto.
- Bueno, pues, bendito sea Dios. Pero yo no veo la
relación que pueda existir entre tirar las cruces al río, dejar que se arruinen
monumentos y marchar bien,
- Sí que la tiene - dijo el Clodomiro con acento de
quien frena una discusión en seco.
Su gesto me dejó parado. Vi que los ojillos birlones
del Teodomiro gritaban para su capote: basta ya de historias y de cuentos. Aquí
la única estética es la de la andorga. Lo importante es marchar bien, ganar
dinero, tener un buen coche. Queremos renunciar a nuestro pasado. Todo aquello
fue el símbolo del oprobio.
- Pero eso es confundir el culo con las Témporas,
Clodomiro, majo.
¿Y a qué no sabéis lo que me dijo? Que me fuera a
tomar por él. Me entraron deseos de agarrarle por el escuezo y lanzarlo
chimorretes abajo, pero buena de gana de discutir. Y sin decir adiós tomé el montante y me senté
a la puerta de la bodega, la que tiene una antojana con dos almendros, con mi
tocayo Tomás Parrilla, que el año pasada cogió treinta cántaras de un par de
majuelos. Como nos llevamos pocos años, poco más o menos somos coetáneos, ya
nos conocemos. A los dos nos gusta la sangre de Cristo, que no somos moros ni
judíos, ni tampoco lo negamos, ni hemos cambiado de chaqueta, ni afusilamos. De
vez en cuando es no sólo conveniente, también saludable, para aventar las
telarañas del alma que tanto escuecen, con unos tientos al jarro.
-Y de hoy en un año.
-Eso es lo que hace falta. Y que lo veamos.
El vino de por aquí debiera de traer el gollete de
los Vega Sicilia. Fueron los del cister los que plantaron las viñas, una
tradición que aun sigue brindando. Aunque muchos desceparon los majuelos cuando
el ingreso en Mercado Común, mi amigo Parrilla los dejó intactos. Hay que ver
que mi tocayo siempre fue un sotohontanero listo, aunque, a diferencia de otros,
nunca le dio por zorrerías. Y eso que se va a llevar por delante. Y si no fuese por el fruto de la vid, que es
fuente de salud y de vida (los antiguos lo acreditaban como el árbol del Edén;
Eva, tras su pecado cubrió las vergüenzas con hoja de parra) ¿qué sería de
nosotros, Julián? Nos demuelen las
cruces, se llevaron las piedras nos tiraron la olma, nos lo han cambiado todo de sitio. El escudo del
Yugo de
-¿Qué es esto? - pregunté airado.
Una mujer trayendo las vinajeras, la que canta la
epístola y la que pronto dirá la misa a los del pueblo, al paso que vamos, me
lo explicó:
- Morralla. Han desmontado la casa del curato y los
libros se los ha quedado un tratante de ganado, que los ha comprado por dos mil
duros. Es amigo del señor vicario.
Si no hubiese sido porque tenía que presidir la
conducción de respeto en el funeral, te prometo, Julián Parra, que hubiese
montado un número. Estaba de tanto enojo que la bilis se me subía por los
gañotes y alcanzaba casi los terceletes de los lunetos, allí donde antaño, se
escuchaba piar a los gurriatos cuando el cura don Amancio predicaba alguna de
sus desangeladas arengas, pero teníamos allí al pobre Silvino el ataúd envuelto
en la bandera de España, con el sable de oficial y la gorra con dos estrellas,
las cosas que más amaba, y no tuve más remedio que transigir y callar. De no
haber sido por el duelo en aquel momento de dar sepultura a mi pobre difunto,
hasta le hubiera dicho cuatro verdades al señor vicario, al obispo o a quien
hiciese falta. Nos lo quitan todo, Julián, pero el vino que se guarda en cubetas de roble no se lo chiscará esta horda
de borrachuzos que se ha apoderado de España. Paciencia y barajar. La
biblioteca de la rectoral fue adquirida por cuatro cuartos por un chamarilero
de Galicia que se la ha vendido toda a los ingleses. Te participo que tu
clarete, al que me invitaste aquel día, es de los que ayudan a vivir y hacen
más llevadero el morir. Ya sé que tú lo
recoges sólo para el gasto, pero aun así no por eso deja de ser un
quitapesares. Que san bernardo te bendiga por no haberte sometido a los
trágalas imperantes. Tú no descuajaste el majuelo, tío. Y, gracias a ti, no se
rompe la tradición.
Tales desafueros no me pillan de susto, la verdad
sea dicha. Estoy curado de espanto; ya sé que me llamáis el “ tonto de las
ruinas”. Pues falta un epíteto”: el de los libros”. Mira que os di tabarra con
lo de la ermita de San Vicente, que si el tejado se os iba a desplomar, que no
hay derecho a convertir la casa de Dios en un muladar. Y efectivamente la
techumbre se vino abajo y se perdió toda la fachada de Poniente. Me llené de indignación cuando el año 80
descubrí el derrumbe. Todo eran cascotes y hasta habías pegado fuego a una
imagen de Santo Tomás, talla del siglo XVII de madera de pino. Pude salvar una
mano del santo que ahora tengo yo en el sitio donde escribo como una cara
reliquia, que me inspira y me exhorta a promulgar la verdad, pero tampoco
conviene remover el agua sucia, que todos nos vamos a perder perdidos en el
charco.
Como os dije, la cosa viene de largo porque ya en el
68 le dediqué uno de los primeros reportajes a este lugar. Apareció en el
Diario SP a doble página. Aquel otoño anduvimos por aquí Santiso y yo tomando
placas del ábside de cuarto tambor. Tiramos fotos a todo lo que se movía. A los
trojes de las eras, a la yunta de machos, a las torres, a las viejas enlutadas
en la iglesia acurrucadas cabe los hacheros funerarios y sentadas a la morisca,
con sus manteletas que recordaban al flameo de las mujeres romanas. Sacamos al
cura con el alba y la estola responseando. Cada padre nuestro, una perra chica.
También tomamos instantáneas de las palas, las horcas y los garios, los aperos
y los carros de telera, que hoy son bocados escogidos de los anticuarios. Esta
urgencia por dejar constancia gráfica de todo aquello era porque nos cercaba el
presagio de que estábamos ante las ultimas reminiscencia de un mundo medieval,
y un sistema de vida pronto a sumirse en la laguna del olvido. Por eso, aquel
reportaje tuvo mucho de denuncia y de aviso testimonial.
Nos fue difícil ganar acceso a la ermita de San
Vicente. La llave oxidada, no corría
bien el pestillo. Cuando por fin, a golpes y meneos, conseguimos hacer trabajar
a la cerradura, nos pareció aterrizar en el mundo de ultratumba, que guardaba
dentro de densas tinieblas las riquezas y fruiciones de un lóbrego paraíso.
Olía a moho.
Todavía
penetraba algún resquicio de luz por las aspilleras y nos pareció escuchar el
eco de cantos gregorianos, porque la ortofonía era perfecta, que en aquellas
iglesias no hacían falta micrófonos, y la voz humana resonaba importándose a través de los resquicios de la plementería.
El suelo, según la tradición primitiva en las antiguas iglesias, de tierra
apisonada mostraba los túmulos de algunas tumbas recién excavadas. Había
esparcidos algunos huesos y el fotógrafo como buen gallego torció un poco el
gesto, porque no le gustaban aquellas cosas. Aunque era comunista, Santiso
creía en
Las ballesteras empotradas como una ojo vertical
sobre el muro advertía que el recinto tuvo una función militar que
cumplir. Desde estas saeteras se
disparaban flechas contra un supuesto invasor, pero las lauras de decoración de
la archivolta poseen una frescura casi virginal, observándose en la piedra
marcas de gubia. Además fue extraída de canteras por aquí, porque dentro de su
configuración calcárea se advierte la filigrana de raíces o de pequeñas valvas
fósiles. La luz del día penetra por el ventanero iluminando los perfiles
mágicos del decorado. Las figuras del capitel empiezan a mirarnos. En uno, hay
un obispo que aparece exultante entre
dos ramas de palmera. Carilleno y orondo,
impartiendo su bendición al concurso desde su cátedra desde la que
oficia una hermosa liturgia interminable. El prelado luce sus insignias
pontificales: la mitra, el báculo y bendice con el índice y anular de la
diestra que sujeta un anillo bisulco o de doble dedo. La mano se enfunda en una
quiroteca litúrgica cuyos pliegues hacen muescas en la piedra. Es una
expresividad llena de quietud sobre toda ponderación.
Estamos ante uno de los capiteles más impresionantes
y solemnes de toda el arte románico. Debajo, al lado del bando de piedra bajo
la arcada, donde se sentaba el diácono y la orquesta coral, se abre la oquedad
de una piscina, abriendo como la ranura de una llave. Dentro de la austeridad y
desnudez del altar cisterciense este aditamento servía para guardar los vasos sagrados
y abluciones, porque en aquellas iglesias, sagrario no había. La comunión tenía
más sentido de participación que de sacramento y en todas las celebraciones el
sacerdotes y los fieles consumían el corpus y el sanguis sin dejar ni miga ni
gota. Era para eludir profanaciones pero también porque aun no habían llegado
las aberraciones de los siglos subsiguientes, donde el Cuerpo de Cristo, que es
salud y vida de fe, se convierte en arma arrojadiza y caso de guerra entre
papistas y protestantes. Como siempre, la testarudez y necedad humana consiguen
que el medio se convierta en fin y no en objeto. Siguiendo los cánones del
ceremonial hispano visigótico, tan importante como la eucaristía era la eulogía
o recepción del pan bendito. La devoción
a la eucaristía empieza a afianzarse a partir del siglo XIV. Esta piscina, en
su verdadera semántica litúrgica, que he visto yo en muchas iglesias rurales de
Inglaterra y en el iconostasio de los griegos, luego empezó a llamarse
credencia y a continuación tabernáculo. Pero dejemos de meternos en esos
andurriales de la fe que nos llevarían muy lejos.
Justo por cima un torso humano y una faz contrita
que trata de hundirse en el lomo de la oveja rescatada se agacha ante un
cordero de diseño tosco y lo abarca con la panza. Es el Buen Pastor. A la vera
aparece una cara como de una máscara. Su expresión no sé si expresa pasmo o
hilaridad. Es el momo que contrahace a la sombra del buen pastor. Lo que el uno
hace el otro desmorona. El buen pastor se dedica a ir buscando las ovejas
perdidas que el diablo devora. Sin esta dualidad o lucha de fuerzas contrarias
que perdura por los siglos de los siglos no podríamos comprender la simbología
románico plagada de mensajes crípticos y de una exultación soteriológica que el
hombre moderno a duras penas acierta a compenetrarse. En el otro capitel se
plasma a unas aves muy prietas - pueden ser palomas, perdices o urogallos - que
parece que se retuercen y se desgañitan haciendo trenzas con sus pescuezos en
arco. El resto de los cimacios exhiben tan sólo una decoración de helechos o de
canastillo.
A Santiso y a mí nos parecía que habíamos llegado al
hipogeo del gran laberinto de la existencia. No nos olvidamos de dejar la
puerta bien abierta no fuese a escaparse el gato o de acordarnos de aquel Anteo
mítico que, para no perderse, se amarró con una cuerda a la cancela del Dédalo
Cretense. Sólo conseguimos salir de nuestros sueños cuando el cura, don
Laurentino, sacó la petaca y todos juntos, con el alcalde, Constantino de
Frutos, y quien esto relata, en paz y
armonía de viejos camaradas, echamos un caldo. Nos parecía que aquel era un
momento trascedente. Verdaderamente habíamos llegado al límite. Luego, para que se nos pasara el susto,
fuimos a merendar a las bodegas.
- Tantas ruinas- comentó mi fotógrafo- afligen,
rapaz, pero el vino no es malo.
Y, tanto;
que aquella tarde de octubre bien que soplamos. Entre los cuatro, metimos al
coleto casi una cántara. No sé ni cómo conseguimos salvar las vargas y cuestas
de todos los Castros, que son tres: el de Fuentidueña, el de Sarracín, y el de
Gimeno, según se va a Sepúlveda y que fueron todos ellos acampamientos del
ejercito romano. Pero, conduciendo y dándole a la petaca, entramos en Madrid
sanos y salvos. Se conoce que, como fuimos buenos chicos, el fantasma del
fraile de San Bernardo, vino acompañando y velando por nosotros por toda la
carretera de Francia. Al fin y al cabo, lo que pretendíamos era dar a conocer
al gran público el abandono en que se encontraban aquellas riquezas ocultas.
El artículo tuvo pegada y hasta me felicitó
personalmente el bendito Marqués de Lozoya, que fue un verdadero ángel de la
guarda protector del patrimonio artístico español, aunque siga habiendo
modorros que guarden hacia él ciertas reticencias. Pero bendita sea su memoria.
Después del 77, otra vez volví a insistir en el tema
desde las páginas del “Arriba”, como si Sacramenia, lugar mágico, hubiese
encontrado en mí un pregonero. ¿Será porque anunciar la necesidad de una vuelta
a la espiritualidad es la razón por la cual
A la sazón trabajaba yo como corresponsal en
Algunas veces me acuerdo con cierta melancolía de
aquel barahá de Carpurtala.
Entonces
comprobé que el tal pacifismo de los indios, el karma y la no-violencia no es
más que un cuento chino. Las gentes para vivir tienen que seguir siendo
alimentados por sus propios prejuicios.
Carter empezó
a ser para mí un nombre mil veces repetidos y Zbignew Bzrecesinsky le entendía.
Su acento era polaco. Nunca puede llegar un hombre a sentirse tan utilizado y
manipulado por los intereses de la economía cósmica que un corresponsal en
Nueva York. Todos los días hay que contar batallitas y repetirlas infinidad de veces.
El lector acaba creyéndolas. Si no hubiera sido porque la situación en España,
recién iniciada
A algunos incondicionales del ídolo de Menfis
(Tennessee) les pareció aquello una salida de tono, cuando no un auténtico
sacrilegio. Del contexto se desprende que a mí me priva menos el rock que el
canto gregoriano. De la noche a la mañana, aquel cantante que había fallecido
hecho un monstruito a causa de su adicción a los barbitúricos se había
convertido en una mito. La santificación de Elvis era un hecho que yo no
comprendía. Lo mismo que fue Alcapone, Carusso, Eduardo VII, Gardel y lo ha
sido en el 97 Lady Di.
La sociedad moderna tiene necesidad de crear su
propio martirologio llenando el casillero del día con nombres que alguna vez
causaron impacto en la cultura de masas. A mí me pareció eso una alienación y
así lo escribí. Dije que desde Hollywood los cofrades del gran Hermano eran los
demiurgos más listos, pues saben convertir la basura en oro.
Se había muerto el Caudillo. Algunos, como
Fernandino Jáuregui, se rasgaron las vestiduras. Yo ya no tenía valedores.
Criticar a los americanos en tiempos de Franco podía ser rentable, pero ahora
podía convertirse en algo muy peligroso. Manolo Blanco Tobío, siempre un
caballero, a pesar de no compartir mis ideas, me echó un capote. Pero también salvé la cabeza gracias a un
milagro de
Me había hecho yo por aquellos días de aquel tórrido
agosto neoyorquino en que quedó solo en Manhattan, porque mi mujer se había ido
a España para parir a Antonio Gabriel, nuestro segundo hijo, y bastante
deprimido, amigo del meritorio de Cirilo, que era un chico de Sahagún de
Campos, que había conseguido una beca Fullbright y vivía en la universidad de
Columbia, con su compañera, Mari Carmen,
en una habitación de exiguas dimensiones -nunca vi tantas cucarachas,
pues Nueva York estaba atestado de ácaros. Ellos vivían en el West Side cerca
de The Cloisters. Una tarde subimos a
ver aquel recinto monástico a la vera del Hudson y hecho de retales a
base de portentosas piezas arquitectónicas fletadas desde Europa.
Había castillos y monasterios enteros y entre ellos
con dolor y sorpresa contemplé cómo las ruinas de las piedras doradas de mi
pueblo, aquellas que había visto yo tantas en la vega de abajo cerca de la
fuente colorada de niño cuando mi abuelo me mandaba a abrevar a la yegua torda
y a su muleto, estaban allí haciendo dinero, y no en manos muertas. Pues en la
fuente Colorada habré yo quebrado más de una botija de agua, y más de una vez
me habré bañado con los de mi cuadrilla tirando desde el trampolín de unas
piedras pasaderas.
Pagué cinco dólares pero pasé un buen rato y el tema
me sirvió de punto de arranque para contar una bonita historia para mis
lectores, de los mejorcito que escribí yo en Estados Unidos. O
Lo que más me dolían era que el refectorio, parte de
la iglesia y del claustro que lo había
sido Santa María de Cárdaba se mostrasen a los turistas como si fuesen trofeos
arrebatados al enemigo en una guerra de reconquista. A veces los
norteamericanos adolecen del mal gusto de los nuevos ricos. Capiteles,
arquivoltas, aras y cornisas habían sido vaciados de contenido esotérico.
Así se lo hice saber a mi colega Felipe Maraña y a
Mari Carmen, pero ellos no compartían mi opinión:
-Están mejor aquí que allá, con todo lo que tú
digas.
Pero el fantasma del Coto de Cardaba me respaldaba.
Creo que estaba llorando de rabia:
-Esto es una afrenta para todos los cistercienses-
gritaba desde el fondo del abismo de la serenidad inmarcesible aquel
fantasmagórico oblato.
Dicen que
todos los monasterios bernardos cuentan con la protección especial de
- Con los americanos no hay quien pueda, padre - le
dije
- A ellos también les llegará su sanmartín -
replicó.
Y yo le pedía entonces que me asistiese con su
inspiración para escribir una crónica limpia y pungente contra aquella afrente
al patrimonio sacrameniense. Me miró con
ojos enfierecidos y como diciendo”: Lo más seguro es que sea así, pero
ten en cuenta, hijo mío que ni el tiempo de Dios ni sus caminos son los mismos
que los humanos.
- Ah, ya. Es otra clepsidra, otra arena, otra forma
de contar.
Luego me dijo que su nombre era Emilianus, pero que
le llamaban Millán. Enfundando las manos en las enromes mangas que le salían de
la túnica y calándose la cogulla despareció. Le he vuelto a ver mi querido Fray
Millán múltiples veces y en los lugares más inverosímiles. Su continente denota
la paciencia benedictina, y la parsimonia de un trapense, pero también sabe ser
un buen dialéctico y utilizar todos los recursos de la retórica. Había
fallecido el año 1838 cuando toda la comunidad se dispersó. Aunque traspuso los umbrales de uno de los atrios,
estoy seguro de que fray Millán no debe de andar muy lejos. Le conté mis aflicciones, pues me parecía que
un señor nacido en Sahagún de Campos, que junto con Arévalo y con Cuéllar forman el triángulo de ese primoroso
“románico de ladrillo” tuviese tan poco apego a las cosas nuestras. Se estaba
ya gestando el cambio de la guardia y asomaba su deletéreo hocico el ciudadano
González. Toda la operación “gonzalista” se gestó al pié de los rascacielos.
Fue precisamente el inefable Felipe Maraña el que pidió a su tocayo el
secretario general del PSOE el que pidió a voz en grito que fuese desmontada
Alguien observaba mi postura noble y patriótica. El
espectro de aquel cisterciense se convirtió en mi ángel de la guarda y estuvo
al quite en todas las tarascadas y mordeduras de víboras españolas en que se
había convertido el gallinero de la multimedia. En realidad, un fondo de
reptiles.
Quedé algo reconfortado con su visita en aquel
instante porque me parecía que todas aquellas piedras estaban fuera de su lugar
y que ni aquel calor bochornoso ni la borrina que se alzaba de los humedales
del Hudson poblado de quintas en sus riberas y algunas embarcaciones de
cabotaje era el que le correspondía. A un de los ábsides le había atacado el
mal de piedra.
Aquel contacto con la realidad y a la vez con los espectros
me marcó un poco para toda la vida. Empecé a tener las ideas bastante claras
acerca de lo que, no tardando mucho, acabaría sucediendo, y parece que ser que
todos aquellos presentimientos negros que tuve aquella tarde a la vera del
Hudson ante mis propias “Ruinas de
Se nos acercó una judía que se quedó con mi nariz de
romano, pero yo aquella tarde no estaba de buen humor y me despaché con unos
cuantos alegatos en favor del viejo mundo. Les dejé arreglando el mundo y me
vine en el metro para mi oficina donde escribí de un tirón aquel reportaje que
tanto gustó. Lo mandé por cablegrama y a las tres de la mañana, como estaba de
Rodríguez en
- A su salud, padre.
Y yo que éste aprobaba con una sonrisa de pícara y
haciendo un gesto con las mangas de su hopalanda cisterciense aquella actitud
de celebrar no sabemos el qué. Chascó la
lengua y luego sonó un gaudeamus. No
estaba tan abandonado ni tan “ in partes infidélium” como yo llegue a suponer.
- Te lo mereces.
Lo has clavado. Ahora lo que hace falta es que aquellos bodoques dejen
de hacer el tonto vendiéndoles sus tesoros a precio de ganga a los
norteamericanos. Tú sigue chascando la tralla para meter en vereda al mulo.
Fray Millán llevaba más razón que un santo, pero
temo que, como tampoco a mí, le hayan hecho demasiado caso. Mi fantasma
particular y yo mismo pertenecemos a una especie a extinguir, al igual que
algunos funcionarios. Pero no seremos nunca ni los primeros ni los últimos que
se sienten consternado ante esa dejadez atávica del papanatismo de nuestros
días. Ya Quadrado prorrumpe en un lamento profético al girar visita a
Sacramenia, y tuvo la sensación de desolación de la que fui yo partícipe al
salir del museo neoyorquino. Dice el escritor mallorquín. “Creí que, al salir
de allí, escuché el lamento del Santo Job recitando palabras melancólicas sobre
la condición humana la cual no es más que polvo. Si mañana me buscáis, ya no
seré nada “.
Leopoldo Torres Balbás, un historiador ilustre de
Aporta Leopoldo Torres Balbás otro dato que
corrobora lo tantas veces declarado aquí del ascendiente musulmán que se
aprecia en la mayor parte de todos estos monumentos, lo que demuestra la
propuesta de que el cister fue un elemento aglutinante de pacificación y de
fusión de las Tres Culturas, siempre a la sombra de
En tiempos de los tres grandes reyes que tuvieron
por nombre Alfonso(el Emperador, el de las Navas de Tolosa, y el Sabio) se
alcanzó una armonía inter racial entre los tres pueblos que habitaban Castilla
que resulta paradigmática y un ejemplo de tolerancia a seguir en el futuro. Por
desgracia, las Tres Culturas que hoy intentan meternos por los ojos y de la que
hacen apostolado los que han sembrado de bombas el territorio de Kosovo
fomentan la venganza, el fundamentalismo y la regresión al cuadrado cero de los
tiempos medievales. En el fondo, lo que se está predicando de forma subliminal
es la reconquista de Europa al revés. Este planteamiento que enardece a los
judíos de Norteamérica no puede conducirnos a nada bueno. Supondrá un nuevo a
volver a empezar de cero.
Es, poco más o menos, la pretensión esotérica de los
cistercienses. Bajo su amparo se cincelaron tantas catedrales, se buscó la
quintaesencia y la piedra filosofal no sólo a través del conocimiento místico
sino también por medio de los valores alquímicos. En ella todo está medido y
tasada hasta las dimensiones que debía tener una bodega. El vino no faltaba en
ninguna casa de los monjes frailes. Ellos enseñaron a la posteridad a cantar a
En Sacramenia ha desparecido casi todo, pero quedan
el rosetón de poniente con la fachada de la iglesia y parte de la bodega
horadada en una roca de la ladera.
Se encuentran concomitancias con el Monasterio de
Piedra, en Teruel, otra joya cisterciense, y con la colegiata de Tudela en la
labor de alfajor propiamente morisca. Hay aspilleras y bóvedas en arista
rematando un suelo levantado donde se parecían los hoyos que otrora ocuparon
las sepulturas visigóticas de piedra labrada.
El claustro, que también emigró con sus columnas
gemelas y sus capiteles románicos tan agradables a los sentidos, pero tan
difíciles de interpretar ante los seres monstruosos que despliegan y que
eran simbolismo habitual para el hombre
de aquellos tiempos pero que para la
mentalidad actual resultan un intrincado galimatías de pesadilla, era el núcleo
monástico por excelencia, según revela la “Carta de Caridad para los Usos y
costumbres de los monasterios” redactado por el abad de Claraval.
Se hallaba orientado hacia mediodía para que hubiese
gran disponibilidad de luz. Son fríos los inviernos por estas llanadas. La
pieza claustral fue edificada en tiempo posterior o sufrió alteraciones o
reformas de la época plateresca. Así lo revela el alfiz del arco ciego donde
estaba situada la armariolum o biblioteca de los códices.
El cillero o granero, una especie de hórreo de
piedra, debió de ser la parte más antigua, pero de sus dependencias no quedan
trazas. Durante la guerra de la
independencia sirvieron de caballerizas para los jinetes de Juan Martín el
empecinado.
La sala capitular se conserva en Miami habilitada
como museo. En uno de sus ángulos había una ara de data muy antigua. Era un
altar visigótico dentro del iconostasio casi idéntica a la que yo alcancé a ver
de niño en el cementerio sotohontanero de San Gregorio y que ha desparecido
misteriosamente. Sobre ella, aparte e oficiarse la misa se depositaban los
santos evangelios, que en los monasterios mozárabes estaban expuestos la mayor
parte del día después de la misa del alba hasta el ultimo rayo del ocas y el
abad o idumeo bendecía a la congregación agarrando las tapas del texto sacro
forrado en oro con un humeral. Hay que hacer hincapié en que la costumbre de la
bendición con el Santísimo tenía su origen en esa practica. Asimismo, sobre el
ara se tomaba juramento. Cabe la sospecha de que Santa maría de Cardaba fuese
una iglesia juradera, como lo fueron San Pedro de Cardeña y Santa Gadea.
Solían allí solemnemente los condes castellanos
jurar los fueros y se llevaban a cabo las solmenes vigilias de armas y la
investidura de los caballeros andantes. Pero también se leían sobre el ara las
colaciones u homilías después del oficio divino.
El refectorio medía quince metros de largo por cinco
de anchos. No era tan aparatoso como el de Poblet, pero contaba con una cabida
para poder allí alrededor de quinientas personas. Durante la infesta del
prandium o pitanza monacal se tenía por costumbre que un lector leyese algo
edificante desde una tribuna del lado que da a poniente cabe un ventanal
geminado.
Muy austero debió de ser el régimen de vida
cisterciense, según se desprende de la lectura de “Apología a Guillermo”
escrita por el santo fundador en 1225. Es una critica demoledora de la
suntuosidad y lujo benedictinos. Al propio tiempo, San Bernardo estaba empeñado
en hacer de Claraval una especie de segunda Roma. Todas las casas cistercienses
estaban fuertemente controladas por la casa matriz, no se sometían al poder de
los obispos ordinarios. Los abades eran auténticos monarcas de sus demonios,
aunque para todo tenían que pedir a Claraval. No podían comprar ni vender, ni
menos edificar a su libre albedrío. Hasta las medidas de los cimientos debían
de venir aprobadas por el Capítulo General. Querían los cistercienses una
unificación de todo el monacato, siguiendo las pautas de los cristianos
orientales. En la ortodoxia, por el contrario al rito latino, donde son
miríadas los hábitos y tocas de frailes y monjas, por ese nefasto afán
fundacional de los muchos santos que pueblan nuestras hornacinas, no hay
ordenes ni institutos religiosos. Sólo, monjes, que, al profesar, se comprometen
a la castidad, la pobreza, y obediencia; y popes o curas seculares, pero en
El drama
personal de San Bernardo fue que no pudo ver ningún fruto a la cruzada que él
predicó, ni recabaría la meta por él tan deseada de la unificación monástica.
Ni camaldulenses, ni valdenses, ni benedictinos, ni cartujos quisieron aceptar
su disciplina. La solidez y austeridad de sus principios es algo que se deja
sentir también al contemplar los muros, muchos casi derruidos, pero que
aguantan el paso de los años, de sus abadías. Al establecer el Cister, lo que
quiso fue diseñar para siempre y de una forma definitiva una Orden de Cristo,
que es lo que significa en realidad. Cisterciense viene a ser lo mismo que
cristianense, aunque hay quien lo relación con el sustantivo romano castra(campamento),
pero a nosotros el primero de los significados nos parece más distintivo,
precioso y preciso. A la muerte de del
maestre templario, Jacques de Molay, en 1314, los cistercienses portugueses de
Tomar empezarán a llamarse Hermanos de Jesucristo.
La intima trabazón de los monjes blancos no ha sido
bien delimitada y es un reto que aguarda a los historiadores del mañana, porque
es un parcela apasionante que no cubre solamente el devenir de
Por ejemplo, los templos bizantinos tenían todos
cinco cúpulas y un campanario exento. Los templarios conservan este aspecto en
el que se alberga una intención iniciática (en honor tal vez de las Cinco
Llagas) y adoptan las campanas, pero dentro del recinto. Así la originalidad de
la iglesia del monasterio de Cárdaba es haber seguido el patrón bizantino de
las cinco cúpulas, pero no vertical, sino en horizontal. En cinco testeros
planos. El número cinco vuelve a repetirse en otros enclaves cistercienses: el
templo de
¿ Será casual esta curiosa homogeneidad? No lo
sabemos. Lo que sí se puede decir es que la cifra quíntuple se repite en el
diseño de las plantas de Santa María de Teverga(Asturias), en Leyre, en
Almazán, y en Arbás del Puerto y en San Juan de Lillo. Todos estos monumentos
eran de factura mozárabe.
Según mi leal saber y entender, los cistercienses no
se propusieron sino la síntesis de los francés y de lo español. El ábside liso
y sin contrafuertes es una aportación netamente visigótica. La bóveda de cañón
y el arco de herradura que pasa a ser luego de punto a medida que se van
resolviendo problemas técnicos sobre la marcha, ya estaba aquí. La leva de
religiosos extranjeros traídos por Alfonso VII de allende el pirineo se
establece en valles escondidos donde previamente había habido monjes de la
laura mozárabe y es así como se lleva a cabo la fusión. Sacramenia se caracteriza por haber marcado
ese punto de inflexión de adaptación a un tiempo nuevo.
Tal constante donde mejor se observa es precisamente
en la ruinas del cementerio de Fuentesoto, que por fuera ofrece los rollizos
muros visigóticos y por dentro aparece un arco ojival en cuyos paramentos
quedan restos de grafías góticas. Su traza cuadrada por una parte recuerda el
arte asturiano, pero el interior es paladinamente cisterciense. He aquí un enigma que no ha conseguido ser
resuelto por los eruditos, pues aquí se empezó a construir con bóveda de medio
horno, pero luego se volteó en ojiva y lo que quedó fue una bóveda en arista
que ha resistido misteriosamente a la intemperie de casi diez siglos sin una
mala gotera.
El camposanto a quien lo visita siempre parecerá un
lugar mágico. Una mágica telúrica arrastra a la vista hacia el cerro al que
quieres llegar dejando a la colación a tus pies pues Fuentesoto siempre me ha
parecido un pueblo fantasmas, hecho casi para creer en las Ánimas casi sin
querer. La torre de San Gregorio que lo vigila casi de arriba tiene una forma
antropomorfita. Los ojos del campanario y el aire de catedral o faldistorio de
la configuración de la piedra llegan a mostrarse a la imaginación como las de
un gigante que se ha sentado allá a descansar. Recuerda en parte las ruinas del
castillo de Tomar, donde está Cova de Iría, donde dice que se apareció
Pero era tolerante y complaciente con sus profesos.
En su “Carta de Caridad” lo demuestra. Su pluma destila misericordia y
comprensión hacia las flaquezas humanas. Durante muchos siglos, en los
monasterios cistercienses se vivía bastante bien. Lo que demuestra que los
jardines de María no son una utopía inalcanzable, sino que pueden llegar a ser
levantados y cultivados en medio de este valle de lágrimas. Todo estribaba en
la parsimonia de una vida sin sobresaltos regida a golpes de campana, que
discurría en parajes solitarios y umbríos con mucha vegetación, y, sobre todo,
se permitía hacer uso moderado del vino.
A los
enfermos se les proporcionaba dietas denominadas de alivio, basadas en
lacticinios y a los enfermos se les solía curar con vino. Esta bromatología,
tan peculiar de la región cuyo estudio nos ocupa en esta parte de la provincia
de Segovia, estaba aun vigente hasta hace pocos años. Lo sé por propia
experiencia. Mi abuelo Benjamín curaba los catarros y hasta las afecciones de
la vista con un vino caliente que llamaba sopillas. La tuberculosis y el
reumatismo así como una afección medular o mielosis (esta es la tierra de los quebraos de espalda y las
faenas del campo propician la aparición de las hernias tan frecuentes y que
derivan en lesiones oseas), a falta de otras boticas más contundente pedían el
vino de ribera como purga de benito.
Fuera de eso, los frailes bernardos, pues está constatado, eran grandes
apotecarios e iniciados en la alquimia y conocían la mayor parte de los
secretos curativos de las hierbas medicinales, pues, como decía Raimundo Lulio,
no hay yerba que no tenga a sus propias
estrellas que la empujen y la estén diciendo a todas horas: crece. Gran parte
de esta ciencia que yo he visto guardada misteriosamente en los ojos de boticario
y tarros de la farmacia de la villa de Fuentidueña la sabían los monjes
medievales al dedillo. Hoy está perdida, pero, a no dudarlo, volverá a
florecer, a no ser que la mano del hombre siga empeñado mediante la acción
deletérea de sus agresiones al medio ambiente siga empeñado en hacer
desaparecer a tantísimas especies de nuestra flora autóctona.
A pesar de sus críticas a la molicie de sus mentores
benitos, nunca San Bernardo privó del vino a sus hijos. Debía de saber bien lo
que hacía, porque la sangre de Cristo, hoy tan adulterada y que en España
absurdamente se tiene en menoscabo porque tanto abunda y la gente prefiere el
infame botellín cervecero, pura química, al traguillo de clarete.
Defroque se llamaba en los antiguos a
la herencia, constituida por las escasas pertenencias, que lega un profeso al
abandonar este mundo. Era costumbre repartir entre los pobres algún tarro con
medicamentos, los eucologios y devocionarios, en ocasiones, algún cuaderno, los
zapatos y la ropa interior. Es la regla general: desnudos venimos y desnudos
nos vamos al más allá. Tampoco de ella se libran los monjes, aunque su
constante contacto con la muerte y su preparación a la vida futura, se las haga
más llevadera, pues esta familiaridad con
No queda ni rastro. Polvo serás. Al visitar, año
tras año, los escombros de lo que fue uno de los jardines de
Son el resultado de un despojo lento pero
irreversible, el corolario del
desasimiento de cuitas terrenales. A Quadrado le dieron ganas de prorrumpir en
el canto del “Dies Irae” y Torres Balbás que hace la descubierta de estos
escondidos parajes se pregunta proféticamente, poco después de la primera
guerra mundial, cuánto tiempo tardarían en caer los muros de la iglesia
sacrameniense pertinentemente inventariada desde el punto de vista de su
descripción arquitectónica en su libro ya citado, en la que se incluyen
valiosas fotografías del recinto iniciático que hoy ya no se pueden obtener. A
mí, en mi modestia de periodista y de aficionado a estas cosas, también me
pervade esa sensación elegíaca.
Esa sensación de pigricia y abandono me dice que nada es duradero ni
permanente. No somos más que flor de un día, verdura de las eras. El primer
tuvo en la colina del Calvario lugar un viernes santo, cuando los soldados
romanos se jugaron a la taba la túnica inconsútil del Salvador, verdadero
origen del culto a las reliquias. Lo demás es una historia repetida. Ha cundido
el ejemplo, porque el odio o la desprevención hacia todo lo relacionado con
Cristo es en nuestros días de reforma positivista casi un imperativo
categórico. Ninguno nos quedamos aquí, afortunadamente, para simiente. Puede que de esta forma el Señor esté
castigando nuestra soberbia, sin embargo, la desolación ante estos pingajos que
otrora fueron muro solemne y compacto, valladar de contención contra las
arremetidas del infiel y pebetero iluminado por la plegaria de tantas almas
consagradas a Dios se vuelve rabia ante la incuria de un pueblo que ha querido
volver la espalda a su pasado, dejando que otros lo manipulen y tergiversen a
su antojo. Alma arriba se me sube la tristeza que pronto se transforma en
bilis. Me parte las carnes y arponea mi conciencia en este verano último del
segundo milenio.
Del noveno centenario del Cid, que amó esta tierra,
que era fundo de su querido monasterio de Cardeña, nadie quiere saber nada. Si
Larra dijo que habría que candar su sepulcro con siete cerrojos, tal objetivo
fue conseguido con creces. Los historiadores ingleses escriben barbaridades
sobre su persona, señalando que fue una invención del franquismo, y por
propalar tales injurias se menciona a los ínclitos para los premios Príncipe de
Asturias. Clausurada la tumba del Campeador, pondrás las crónicas del revés.
Recuerdo con horror cómo, hace dos años, fui a visitarla. Me tocó con un grupo
de turistas vascos. Uno de ellos, ni corto ni perezoso, a la vista de la
despampanante escultura del apóstol Santiago que corona la entrada del cenobio
cardenense, no se le ocurrió otra cosa que escupir a la efigie del matamoros y
ante la lauda sepulcral todo fueron risas y apostrofes acerca de
Pero ese viene a ser el destino crucificado de los
que han sentido en sus venas la pasión de España y la han querido amar
inteligentemente. Siempre tienen que
venir los Cien Mil Hijos de San Luis a arruinar la parva. Agora no son los
infames afrancesados, son los hijos de Julián Marías los que vigilan el
cotarro. Del Campeador sólo se acuerdan de él para echarnos tierra a los ojos o
para manchar de ignominia su memoria. Y en este caso no sol los cien mil hijos
de San Luis ni los de Julián Marías, sino los de Raquel y Vidas, aquellos dos
hebreos a los que engañó llenado dos cofres de arena para saldar una cuenta.
Debe de ser que todavía le duele la triquiñuela. ¿Y qué pasa? Por una vez que
el castellano engañara a los judíos, éstos lo engañaron siempre, porque en
aquellos años del reinado de Alfonso VI los judíos bailaban a dos aguas,
financiando las campañas unas veces de moros y
otras de judíos y el Cid era un mozárabe, no un mercenario, como quiere
demostrar ese tal José Luis Martín, que por decir una tontería lo han nombrado
catedrático de Salamanca. Pero esto no es más que la conciencia herida de
Raquel y Vida que demanda. Al Campeador no lo perdona y ahora lo queman en
efigie por haber ido por libre. Conque todavía estaremos pagando la deuda de la
pesada broma de los dos baúles cargados de arena. Va a seguir durante mucho
tiempo el expolio.
En 1996, con motivo de las fiestas patronales de
Fuentesoto, para honrar la memoria de San Vicente patrono de la ermita de su
nombre y uno de los restos románicos que, debidamente reparados, han quedado
para guardar la memoria de lo que fue el famoso monasterio de Sacramenia, en
cuyos predios estaban inscrito todo el valle, desde el hontanar, donde nace la
fuente, hasta los muros sagrados sacramenienses, pronuncié el siguiente pregón:
“Sr. Presidente de
Os llamo sotohontaneros aunque es posible que el
gentilicio no lo encontréis en los diccionarios. Es de raíz latina. Soto viene
de subter, lo que está debajo, por oposición a somo, o summus, la cima que
corona. Y de fons que da por evolución de la f en h, como hontana y fontana,
fontanar y hontanar. Es para mí un orgullo dirigirme a vosotros por medio de este
pregón en día tan señalado, en esta hermosa tarde de agosto, cuando honramos la
memoria del Dr. Melifluo, esto es: San Bernardo, el gran cantor de
Cuentan las crónicas que el famoso abad borgoñón, el
cual a lo largo de sus 63 años de vida(1.090- 1.153) erigió más de un centenar
de lauras cenobíticas diseminadas por la geografía de Europa, estaba en Roma
cuando llegó la delegación del rey de Castilla, Alfonso VII, presidida por el
monarca en persona. Ambos se entrevistan en el monasterio de San Vicente el
primero que fundara Bernardo de Claraval en
El rey de Castilla, el hijo de doña Urraca y casado
con doña Berenguela que reinó de 1.123 hasta 1.157 quería perpetuar la memoria
de su victoria sobre las huestes de
Este santo muere
decapitado después de ser sometido a la tortura del potro el año de
gracia de 304 por mandato del prefecto Daciano de la ciudad de Ávila durante
las persecuciones de Diocleciano, la más sangrienta de las nueve persecuciones
romanas que registra la historia entre las padecidas por los seguidores del
galileo. Recibió la palma del triunfo por defender la fe de Jesús en compañía
de sus hermanas Sabina y Cristeta, dicen los martirologios, aunque, según las
averiguaciones de mi propia cosecha, ambas bien pudieran ser la esposa y la
hija del mismo mártir. En el siglo IV no privaban aun las disposiciones sobre
celibato para los ordenados” in sacris”.
Los que hayáis estado en Ávila, la de los cantos y
la de los santos, habréis podido admirar esa joya del arte románico que se
llama Basílica de los Santos Mártires, construida por un judío converso en el
lugar donde fueron decapitados Vicente, Sabina y Cristeta.
Durante
Luego Cisneros remataría este anhelo por suprimir
las diferencias regionales que siempre ha tenido Roma en su trayectoria
globalizadora. Hogaño, la misa mozárabe sólo se celebra en la catedral de
Toledo y durante las grandes fechas en San Isidoro de León.
Aquí es donde la historia se confunde, entrevera, y
nos deja colgados sobre el precipicio de las lucubraciones y del supuesto.
Estamos ante un galimatías, queridos sotohontaneros. ¿A qué santo nos
encomendamos o qué santo ponemos? ¿A San Vicente obispo de Ávila de los
Caballeros, al que el poeta Prudencia canta en versos inolvidables, por la
constancia en la fe, por su impasibilidad ante el tormento, pues después de
sufrir el garfio, el potro y el fuego, fue descuartizado vivo y su cuerpo
arrojado a los perros por orden de Daciano, pretor del Emperador Diocleciano,
quien a su vez preconizó la ultima de las persecuciones, la más sanguinaria de
todas? ¿O fue San Vicente diacono y coadjutor de San Valero de Zaragoza y que
recibió el lauro del martirio en la ciudad de Valencia durante la misma
persecución y en las misma fechas que el obispo abulense el año 304 de
La hermosa tradición católica está a veces
salpimentada de ucronías y de nebulosas. Guara silencio ante lo que más importa
desde el punto de vista de la curiosidad anecdótica, aunque el depósito de la
fe, la fe del pueblo, no por los pormenores padezca merma, ya que permanecerás
incólume y firme en sus esenios en el devenir del tiempo. Así nos lo garantizan
los Evangelios. Cristo no podrá fallar a sus promesas.
Veamos.
Como no quiero aburriros ni llenaros la cabeza de
cifras y de datos de vetustos cronicones, os voy a contar un caso que ocurrió
por estos pagos durante una de las guerras carlistas.
El personal andaba algo revuelto y segado en bandos,
cosa que, por lo demás nada tiene de particular porque de suyo los
sotohontaneros le tienen ley a las banderías y facciones. Siempre fue así en
Castilla
- Mire, Don Sisenando, aquí vamos a hacer una cosa.
Ya va siendo hora de que haya alguien que mande.
- Tú me dirás, Felines.
- Es muy sencillo. Se trata de lo siguiente: pedir
parecer al Santo Cristo, ése que sacamos en la procesión del Encuentro la
mañana de Sábado Santo. Le decimos: “Divino redentor nuestro. No tenemos
alcalde y este pueblo se pierde. Muéstranos tu voluntad. Tú nos dirás a quien
designas.
- Eso es pecado de vana presunción, una ordalía. No
tenemos que tentar a Dios. Jesucristo no quiso nunca meterse en política.
- Aguarde, Sr. Cura, que los tiros van por ahí, pero
no es así la cosa. Nosotros hacemos como que pedimos parecer y consultamos el
oráculo divino. Sin embargo, como Él también nos enseñó a ser cándidos como
palomas y astutos como serpientes, y, como ya decía San Ignacio que el fin
justifica los medios, hacemos un simulacro, pero en realidad serán nuestras
inteligencias lo que maquinan todo mediante una pantomima. Se van a quedar
muchos que nos les llegue la camisa al cuerpo.
- Sé por donde vas, pero no se puede hacer. Es un
sacrilegio. No y no, y no.
Era testarudo el sacristán, y tanto le dio guerra al
buen párroco que al fin “Don Sise” consintió en someterse a la ardid urdida por
Felines. Se trataba de colocar sendas cuerdas a cada mano del cristo venerable
para que, en un momento y ante la interpelación del sacerdote, alzase la mano
cuando se le nombrase el candidato designado de los dos. Así quedaría deshecho
el empate electoral. Así podríamos tener alcalde.
- Mire, don Sisenando. Vamos a hacer lo que cumple.
Usted se reviste con alba y estola, se pone a la cintura el cíngulo de oro de
las cajoneras, se echa la capa la pluvial a los hombros. Mientras tanto, yo
toco las campanas y convoco al pueblo para que vengan a presenciar el
“milagro”. Atamos una cuerda a cada mano de la imagen, una para Don Juan y otra
para Don Manuel. Usted canta lo que sepa o responsea, que eso se le da bien. Yo
me escondo detrás del retablo y me acurruco en una tronera y cuando usted
pregunte al cristo por el nombre del candidato, que ha de ser Don Juan, que
para eso es un tío muy de derechas y de confianza, más que Don Manuel, que es
un vaina y ha abierto en diez años siete tabernas, yo, zas, tiro de la cuerda.
- Bueno, Felines. Haremos como te parezca, pero vaya
por delante que a mí no me gusta esta treta. No quieras meterme en líos.
-¿ Y qué? ¿ No eligen papa los cardenales con una
estufa que fuma humo blanco y queman allí todas las papeletas? Pues nosotros
vamos a elegir alcalde tirando de una cuerda. Aquello es política y esto es
política. Todo en la vida no es más que política.
Conque un domingo por la mañana tocan a misa. Acude
el pueblo en peso. Pasados los kiries, el celebrante regresa a la sacristía
para cambiar la casulla por la capa pluvial como en las rogativas. Cunde la voz
de que Don Sisenando va a hacer un exorcismo.
Entona el” Veni Creator”, invoca al espíritu Santo,
hace una pausa. La expectación crece y hasta se oye el volar de las moscas. El
Felines estaba oculto en su escondite detrás de la hornacina de San Pedro. Era
menguado de carnes y cabía. Casi estaba muerto de risa cuando el cura acometió
la interpelación solemne con su enorme vozarrón de rabadán de las breñas.
- Santo Cristo del Milagro, - clamó - coadyúvanos en
este aprieto, concierta las paces en este pueblo. ¿A quién elegimos alcalde?
Hemos colocado una vara en cada uno de tus divinos gracias. Respóndenos, Cristo
Muerto.
Pero el Nazareno, quieto.
Volvió a exorar el preste con voz todavía más
campanuda:
- Dinos, Señor, ¿a quién? ¿A Don Juan o a Don
Manuel?
La imagen no se movía. En los bancos crecía la
expectación y la inquietud. Y otra vez imprecó el bueno de Sisenando el favor
de la iluminación celeste, y nada. Cuando de allá a un poco salta la voz
angustiada del Felines, que se había hecho un lío con las riendas colgadas a
las extremidades superiores de la estatua yacente.
- Pues ni a Don Juan ni a Don Manuel, que se me
quebró el cordel.
Este pregonero esta tarde, sin ánimo de entrar en
polémica, ni de ofender a nadie, y después de sopesar los pros y los contras de
la cuestión, sobre la que escribí yo hace muchos años un reportaje cuando hacía
mis primeros pinitos en periodismo, y luego me emocioné cuando en Nueva York y
Miami pasé por los claustros que miran al Hudson y al parque nacional de
Everglades con el mismo señorío despampanante con que miran para nosotros esos muros de la torre del
cementerio, antiguo templo miguelino, augusto gremial de paz y de silencio en
el páramo de ese somo al cual los sotohontaneros nunca hemos de perder de vista
porque es hito de advertencia acerca de la vanidad de las cosas humanas y de la
brevedad de la vida, se inclina por el parecer de que el San Vicente de ahí en
eso, el de nuestra ermita, que está entronizado con su báculo y su anillo de
obispo y sendos dedos alzados para el “benedícite” guarda relación con el
mártir castellano. No con el aragonés. Con el Vicente obispo, no con el diacono
de San Valero.
Y, como no me gusta dejar las cosas en el aire, y
soy de formación algo escolástica, voy a tratar de demostrarlo.
Si os fijáis en uno de los capiteles de nuestra
ermita cisterciense que resplandecen por las hermosura y virginidad de la
piedra toba que parecen haber salido de las manos del cantero ayer cuando han
pasado ya más de ocho siglos, os fijaréis en una de cabeza de obispo, ataviado
de pontifical (capa con broches, mitra, mocasines, anillo y báculo estevado, y
los dos dedos de la mano diestra que bendicen al concurso enguantados en su
quiroteca. Es casi el único motivo religioso dentro de esta surtida
representación de flores y animales mitológicos de origen pagano. La figura de
San Vicente emerge en el seno de una decoración ficoidea exuberante, dentro de
un casalicio formado por ramas de palma. Se trata, pues, de un obispo y de un
mártir. el artista quiso dejar estampada en la piedra la personalidad del
homenajeado en este ara diciéndonos que había alcanzado la plenitud del
sacerdote por los atributos con que lo representa. Esa fue a mi criterio la
intención del artista que esculpió las tallas de los cimacios del arco del
ábside. Debajo de la tosquedad e ingenuidad de su cincel late un espíritu
cargado de simbología.
Alfonso VII, el mentor que auspicia esta fundación
en la “domus monástica “ sacrameniense nació y se crió en Ávila. A sus expensas
se acometió la obra de la catedral así como esa capilla del arte románico que
es la basílica de San Vicente y también fue este rey el que hizo la donación de
Sacramenia al cister. Alfonso VII el emperador era devoto de los Santos
mártires. Sin embargo, el primer convento que funda san Bernardo en Roma lo
pone bajo la advocación del otro San Vicente, el oscense. Hay una interpolación
de nomenclaturas.
Por otro lado, conviene meterse en la mentalidad del
hombre que habitaba estos tesos por aquellos tiempos del Terror Milenarista,
cuando todos creían que el mundo se iba a acabar el último día de diciembre del
año 999, un guarismo que representa la inversión de la cifra conocida por los
hermeneutas como de la terminación del mundo. El número innombrable e
irrepetible. Estaban en un equívoco, porque
No se puede entender la fe del hombre medieval sin
el culto a las reliquias. La vida era corta y azarosa, plagada de enfermedades,
abandonos, despotismos, arbitrariedades e injusticias. Los cristianos se
aferraban a las reliquias de los santos como talismán de protección, como
salvoconducto y baluarte contra las embestidas del infortunio. La seguridad
estaba poco garantizada debido no sólo a la razzias o campañas militares
agarenas de primavera, sino a las pugnas internecinas entre los propios
cristianos. Porque Castilla era entonces(y aquí radique tal vez su principal
defecto) un reino de taifas. La gente iba de acá para allá con la casa a
cuestas con los huesos de sus santos al hombro, como en la famosa novela del
griego Nikos Kazantakis. Es una costumbre oriental que los griegos habían
copiado de la iglesia de las Catacumbas. Es una parte ahora indispensable del
dogma de la comunión de los santos. Dios accede a las suplicas de
Tanto es así que únicamente se permitía celebrar la
misa en aquellas aras que contasen con
los despojos benditos de algún confesor de la fe. Esta es la parte
principal del Santo Sacrificio de
El “Cronicón Bruguense” señala que un seis de agosto
del año 1002 moría en Medinaceli “siendo sepultado en los infiernos el caudillo
Almánzor”, al cumplirse un año justo de haber llevado la ultima de sus más de
un centenar de incursiones devastadoras contra el Norte. Porque hasta cincuenta y dos de ellas le
computan los cronistas. En una arrasa la catedral de León, en otra siembra la
desolación y tala las vegas de Aranda, en otra derruye el acueducto de Segovia
y entra a saco en el monasterio de Cardeña donde 206 monjes fueron pasados a
cuchillos. Cada año en la fiesta de
El poema de “Fernán González “ refiriéndose a
aquellos días de afrenta y desolación bajo el yugo fundamentalista del Islam
intercala la siguiente estrofa:
“...
Tomaron las reliquias, todas las que hubieron,
alçaronse en Castiella, assy la defendieron “
Que la torre de esta iglesia de San Gregorio del
cerro a nuestra izquierda pudiera haber sido objeto de una de las 52
incursiones muslímicas del sarraceno el año 1000 es una historia más que
probable. Tienen esos muros santos de nuestra colación todos los visos de ser
un “ribbat”o castillo. La torre en realidad es una atalaya. Se trata sin duda
de un templo prerrománico del tiempo visigótico, coetáneo de San Miguel de
Lillo, San Julián de los Prados, de Santa María del Naranco o de Santa Cristina
de Lena. La bóveda se trae un aire con la de la cripta de San Isidoro de León.
Todas ellas son iglesias de traza cuadrada, lisas y sin vanos. Antes del
cristianismo quizás hubiese en ese somo un templo a alguna deidad romana,
incluso vaccea, ya que el aspecto es el de un castro celtíbero. En cualquier
caso, ahí está la espadaña señera, su veleta enmohecida que tanto sabe de los
vientos que han soplado sobre nosotros. Pudiera ser el cálamo que trazase la
historia nuestra y de nuestros antepasados en todas las direcciones. Sobre su
aguja quedan todos los colores del espectro y permanece vigilante velando por
la memoria y la paz eterna de los ancestros, testigo mudo y perenne de la vida
en el valle que discurre con la alegría e inconsciencia de ese arroyo de aguas
bravas que mana de nuestra fuente.
Si es importante la figura señera de Alfonso el
Emperador es porque su reinado representa un oasis de paz y de bonanza en medio
de la confusión dentro de los crudérrimos albores del castellano solar. Es el
monarca de
En defensa de los peregrinos instituye las ordenes
militares que abren casas y castillos a lo largo de todo el camino francés. Son
los Hermanos Hospitalarios de Calatrava, fundados por un cisterciense, el abad
Veremundo de Fitero. Protege a los judíos y, pasado el furor fundamentalista
sarraceno, instituye y dona, por todos los confines, monasterios. Su presencia
irrumpe cual vaharada de aire fresco en un ambiente cargado y tenebroso como es
el del siglo XI. Pero, sobre todo, es el Rey del Románico. Europa se llena de
una serie de construcciones religiosas de
apariencia ciclópea, como si los muros de estas iglesias intentaran
hundir sus raíces en la tierra a la búsqueda de la profundidad de los misterios
divinos, pero de una armonía de líneas y de un candor que sugiere u enerva, y
que no ha sido todavía en arte mejorado por ninguna otra escuela o tendencia.
Se trata de un mundo iniciático, mágico, didáctico y terapéutico, labrado por
rudos canteros analfabetos pero que parecían hallarse en posesión de la piedra
filosofal alquímica muchas de cuyas claves de interpretación se han perdido.
Como, por ejemplo, los seres tetra mórficos y las arpías, esfinges, aguilas
colosales, helechos que adornan los arcos abocinados y se incrustan con mirada
profunda y un si es nos burlona sobre las ventanas telescópicas. Las bóvedas de
cañón ofrecen maravillosa contra acústica, y mediante una disposición de
ortofonía en las rendijas o huras de las
paredes se realzaba la voz de los cantores y los predicadores no habían
necesidad de micrófonos porque tenían a su alcance la mejor disposición sonora.
Por el oído entre la fe y ciertamente en este tipo de templos románicos es el
sentido que más vale. Los interiores en
penumbra permitían en cambio la contemplación de los frescos que adornaban las
paredes.
El monasterio es el paso siguiente a la antigua
“domus áurea” y la mansión de los fundos latinos, emplazados sobre lugares
estratégicos, oreados, y con una querencia de salvaguarda de los malos
espíritus o demonios familiares. Era importante que el lugar elegido para cada
fundo gozase de aguas salutíferas y de aires benéficos. Cumplía el papel que
hoy se asigna a las ciudades, que son centro de poderes y de saberes. El
cister, por eso mismo, es más que una orden eclesiástica; se trata de una
auténtico proyecto de futuro, una nueva forma de conocimiento y de acercamiento
a Dios, a través de los libros, de la razón, y de la observación de los
fenómenos naturales. Aquellos monjes practicaban la alquimia y sabían mucho de
plantas medicinales.
¡Increíble, pero cierto! La cruz ochavada de los
claveros de Calatrava, Santiago, Alcántara , Avis, constituye el símbolo de un
mundo nuevo, que galvaniza a la catolicidad en un salto adelante, un programa
de vida que rompa con esquemas antiguos. Se dilatan los campos del
conocimiento. Cambia la escritura. Cambia el culto. Mudan las costumbres.
Salamanca, Palencia,
Y ello acontece gracias al cister y a las órdenes militares,
establecidas bajo un mismo régimen, la “Carta de Caridad” promulgada por San
Bernardo en 1.118. Habían fracasado la primera y la segunda cruzada, predicada
por él, pero triunfa su mística traída desde oriente por los Monjes de
Precisamente fue ese gran emperador de Castilla, al
que tanto debemos nosotros porque resultó el fundador de nuestro pueblo, quien
establece los Fueros de Calatrava los frailes soldados que llevaban al pecho
una cruz ochavada. ¿Por qué ocho puntas? Porque el ocho era el número áureo, el
número de la beatitud. En todas las fundaciones se esculpe en alguna ménsula o
en aquel otro modillón el citado guarismo. Es la insignia que cierra el
círculo. Ocho puntas tiene la estrella de David, y el ocho es múltiplo de doce,
el ritmo de la creación, cuaternario, como el de los logaritmos. Hay doce
apóstoles, doce planetas, doce meses del año, doce lunaciones, doce profetas.
Si se multiplica doce por dos, nos salen los Caballeros Veinticuatro de las
leyendas artúricas. Con ocho más nos da el número de gremiales que había de
tener un coro catedralicio.
Europa entera, como si inundada de entusiasmo, se
pusiera en movimiento con el proyecto de un objetivo común, se lanza al camino
de la estrella. Quiere saber y ser sanado. Es como , por así decirlo, y
salvando las distancias, saltar de la rueda celta y del arado de Cantalejo al
Internet sin solución de continuidad, sin pasar por Venta de Baños y haber
necesidad de peaje. Ese invento de Bill Gates, que ha revolucionado nuestras
vidas en poco menos dos lustros a esta parte se basa en los conjuntos binario
de los misteriosos monjes de origen cisterciense. Había habido un papa,
Silvestre II que en los albores del año mil había descubierto una cabeza
parlante capaz de contestar sí o no a cualquier pregunta, pero parece ser que
la maquina de los templarios se aproximaba a lo que hoy llamamos ordenador,
basada por de sobre en la dualidad
matemática; sólo que sus movimientos los cifra en octavos, en lugar de dos.
Pese a todo, la más valiosa aportación de tales
religiosos a la civilización no son los descubrimientos técnicos y científicos
que aportan desde el claustro sedentario sino un movimiento de espiritualidad
basado en el triunfo y exaltación de la cruz de Cristo. El hallazgo del arco
rebajado y la bóveda de cañón es nada comparado con el resurgir del espíritu
cristiano, basado en la tolerancia, la paciencia, el amor al trabajo, la
alegría de vivir y el perdón. Las otras dos religiones monoteístas, que nunca
predicaron la renuncia a los apetitos y bajos instintos, nunca podrán jactarse
de todas esas consecuciones tecnológicas. Por eso, hoy muchos países islámicos
siguen en
Esa es un poco la clave del impulso civilizador que
e opera a mediados del siglo duodécimo. Y es ese mismo espíritu solidario,
tolerante, alegre, con esa elegancia a la vez llaneza con que saben hacer las
cosas los de Fuentesoto que renacen las fiestas de San Vicente, perdidas hace
tiempo y recuperadas felizmente, como la ermita que recatasteis de las garras
de la muerte, porque se había convertido en un muladar, merced a vuestro tesón.
Yo me emocioné hace un par de años cuando bajé en las compañía de Constantino
de Frutos y la vimos adecentada, encalada, enlucidas las paredes de color
salmón, y con ese aspecto rojizo que tienen las tierras del páramo, y reformada
primorosamente. casi lloré. Le dije a mi amigo Constantino de muchos años, que
tanto ha trabajado por el progreso de Fuentesoto estas palabras:
- Constantino, haces honor al nombre que te precede.
Tienes, en verdad, maneras de emperador “et in hoc signo vences”.
Los dos adoramos la cruz recién restituida ante el
altar. Nos pareció que sobre el valle se perfilaba la que apareció en Puente
Milvio el año 312.
En un tiempo en el que, nadando en la abundancia de
bienes materiales y de cierta prosperidad como la hubo pocas veces, aunque
pendan sobre nuestras cabezas los problemas del paro obrero, la eventual
desintegración de
Pues bien, instituciones y agrupaciones vecinales
como la que hoy nos convoca posan la llama del fuego sagrado de la tradición
leal a la igualdad cristiana y comunera, de amor y caridad - fijaos que hablo
de caridad que es lo que importa, no de solidaridad etérea y filantrópica, y
que nosotros hemos mamado desde niños, junto con las sopillas mojadas en vino
que nos daban nuestras abuelas. Porque el vino de por aquí en esto, zona de la
ribera durense, no es vino. Es más que vino. Era- hasta que desceparon los
majuelos- canto gregoriano. También arribó en las alforjas de aquellos benditos
frailes borgoñones del monasterio francés del Aula Dei que trajeron cargados
sus carros esquejes y mostelas de las mejores cepas del valle del Loira, cuando
se establecieron en Sacramenia y su contornada, a las órdenes del abad Beltrán,
que unos años más tarde recibiría la mitra primada de Toledo.
No puedo por menos de evocar ese talante
hospitalario de beneficencia y caridad que trajo el Temple a España, porque fue
religión que se dedicó a defender al pobre y al desvalido y sacar la cara por
los enfermos que se embarcaban en el Camino Francés desde los rincones de toda
Europa para ganar la salud. Estaban de parte de los menesterosos y del pobre
contra las arbitrariedades dela nobleza y de los señores de la guerra. Para
acoger a los que no tenían donde caerse muertos abrieron lazaretos y casas del
peregrino. Fundan hermandades y cofradías como aquellas que había en nuestro
pueblo y que yo conocía que se dedicaban a visitar a los enfermos y decían
misas por los que fallecían. Cuando alguien caía malo, iban a verlo. Si
fallecían, se cuidaban de su sepelio. Había una norma de vida que presidía el
correr de la vida a la sombra de esa torre cuya cruz en lo alto cuyos ojos
siguen mirándonos como cuévanos orondos de eternidad y acogidas a esa cruz que
nos abraza con sus dedos inmensos y ésta era la honradez en medio de la
paciencia y la pobreza que gracias a la cruz se transformó en riqueza
espiritual, los dones que transformaron Castilla en un pueblo fuerte.
En tiempo necesidad se distribuían tarjas para
marcar la entrega del pan a las familias menesterosas. Las campanas, esas
campanas que se fundieron para fabricar balas cuando la invasión francesa,
tocaban a rebato si acechaba algún ataque, se había declarado un fuego, o
sonaban a clamor por los difuntos. ¡Mucha y gran devoción hubo por las Ánimas
en Fuentesoto!
La democracia nació en Europa en los concejos que
deliberaban a la sombra de esas olmas centenarias como la que había muy cerca
de aquí junto a la cloaca romana, talada cuando hubo que ensanchar la
carretera. Era tan frondosa y corpulenta que los músicos el Día de San Pedro
podían tocar el baile subidos a lo alto de ella. En el atrio de la iglesia los
domingos se reunían los hombres para tratar de los asuntos atañederos a la vida
del común. Si alguno tenía un problema, un litigio o una que queja formular, lo
anunciaba en la junta. De esa forma directa y de vis a vis se resolvían los
pleitos y se allanaban las diferencias. Allí a ninguno se le negaba el uso de la palabra. Tampoco había
tanta envidia porque no existía esa desmedida ambición que ahora tanto nos
aflige. Todos nos conocíamos. Sabíamos de qué pie cojeábamos y en qué lugar nos
apretaba el zapato, pues como decía mi abuela Leonides., que Dios guarde en su
gloria:” Hijo, hay que saber perdonar, que todos tenemos un ventanuco al
cierzo”.
El humor nos estaba reñido con el respeto, pero, si
alguno cometía extravagancia o decía algo que llamase la atención, que se fuese
preparando: los sotohontaneros conservan una memoria de elefante. Así todos nos acordábamos del burro del tío
Aquilino o los garañones del molinero de
Era una estampa arrancada de
- Moño-decía el buen señor -, ya está éste re contra
jodido queriéndoseme ir de picos pardos, tan a deshora.
- Usted dele, tío Aquilino. Dele y que se j.
- No hago otra cosa. Pero la cabra siempre tira al
monte.
Burdégano era aquel hermoso animal que nació a su
padre, el garañón de Moradillo, en lo de madrigado y a su madre, la burra del
tío Isidoro, en lo de caliente.
Todos recordaremos al tío Farruco con su cuartillo
de vino camino de la bodega.
-¿Qué hay? Bien y tú. ¿La familia, bien?
- Todos, superior, gracias a Dios, y que no falte.
-¿ Hace un traguillo?
-Venga, señor Francisco, ya que insiste.
-Si no insisto, hijo.
- De hoy en un año, pues.
Y sin encomendarse a Dios ni a su Madre, Emérito de
la tía Melánea, jaquetón y faceto, se metía entre pecho y espalda de un trago todas
las existencias de vino del bueno de Farruco que traía para almorzar. Éste miraba desconsolado para el jarrillo.
- Me has bebido hasta las escurriduras, hijo. Pues
que te aproveche. Hay que volver a por más. ¡Qué se le va a hacer!
- De hoy en un año, señor Francisco. Este vino de
usted me sabe a glorias. Me tiene que decir dónde la
coge.
- ¿Dónde lo voy a coger? Pues, de las viñas,¡ leche!
No creía, Emérito, que te hubieses vuelto como el Gitano Señorito.
Tornó grupas, pero, como dicen que el alacrán picado
se asusta de su propia sombra, desde entonces tío farruco anduvo listo, se
gastaba unos jarrillos tan pequeños que parecían de tienda de souvenirs, dejó
de hacerse el encontradizo evitando los corrillos al pasar por la plaza. Subía
hacia las bodegas como a la agachadiza tapando la “sangre de Cristo” con su
manaza de labrador curtido, como si en lugar de un recipiente llevase un
guijarro o un arma arrojadiza capaz de estampárselo en las narices del
pedigüeño ocasional.
-Tío Farruco ¿qué porta usted en esa mano péndula?
-Llevo una trampa para cazar gamusinos y el que
quiera saber más que se vaya a Salamanca, ¿hace?
- Pues,¡ ahora sí que estamos buenos!
Asimismo, todos nos recordábamos de frases geniales
llenas de estoicismo y de humor negro, porque , cuando no había, no había, y
santas pascuas, como aquel “esta noche ni tú ni yo , Teodoro, pues madre nos
echa de casa” y la carta en la mesa presa del tío Enrique, otro personaje
singular, al que todos conocisteis, y que velan el sueño eterno allá arriba
entre los lienzos de pared del antiguo templo de San Gregorio aguardando la
trompeta del Último Día que los despierte.
Memorable fue la despedida de aquel novicio (luego,
no cuajó la cosa)que se iba a los frailes del Henar, por nombre Crescencio.
Vino a despedirse de una vecina.
- Tía Piquilaya.
-¿Qué?
- Pues que me meto a cura.
-Pero,¿tú? ¿Tú?. Si eres un vaina. Andidiay.
-Dejo el siglo, señora Angustias (era su nombre de
pilas, sin embargo todos la conocíamos por el cognomen de su marido el
Piquilayo) Hice unos ejercicios espirituales, y me ha dado fuerte, y que me voy
a los frailes, como lo oye... ya no nos volveremos a ver hasta el Valle de
Josafat.
-Largo me lo fías , Cresce, pero, si ese es tu
gusto, yo te lo apruebo y te doy mi bendición. Adiós, hijo, que tengas mucha
suerte y que seas bueno.
Como recompensa regaló al neófito un duro de plata y
dos docenas de soplillos, como viático para el camino. Ninguna de ambos
presentes llegó al convento carmelita. Dio cuenta de los hojaldres y e los
había gastado las cinco pesetas antes de llegar a Cuéllar.
A los quince días, ya estaba de regreso en el
pueblo. Se encuentra otra vez con su vecina, quien se sorprende y se asusta, no
estuviera viendo algún trasgo o visión celeste.
- ¿Cómo por aquí, tunante? Yo que contaba con ser tu
madrina en el cante misa y tener un sacerdote a pupilo.
- Pues ya ve, tía Piquilaya. Sencillamente, no me
probaba.
-¿Y de lo que te dí?
-Con putas y rufianes me lo comí.
-Anda, anda, con el santito...
Vegas abajo, tenéis el monasterio más antiguo de
España y uno de los más venerables de la cristiandad. Muchos de vosotros estáis
al tanto de sus vicisitudes y peripecias( fue trasladado piedra a piedra a los
EE.UU.), de los que os hago gracia en honor a la brevedad. Mas, quiero recalcar
que esas piedras del ara venerable son un tesoro que nos vincula con el pasado
y nos ayuda a acometer el porvenir con esperanza y optimismo. Son nuestros
manes, nuestros dioses lémures y penates, tan importantes en las colonizaciones
romanas. A ellos regresáis cada año y ellos os acogen. Es como volver a los
cuarteles de invierno para respirar el aire que atando a la tierra regenera.
Aquí tendréis el descanso del guerreo, el lugar al que retornáis para lamerlos
las heridas , `para coger fuerzas, cargar las baterías y regresar como nuevo a
la ciudad grande a la cual emigrasteis a haceros cargo de vuestras ocupaciones
como estudiantes obreros, ejecutivos, grandes jefes o, simplemente, frailes. Estos
días de hermandad y de solidaridad tonifican el espíritu y lo curten para las
luchas de la vida. Yo os deseo vacaciones tranquilas sin libertinajes,
veleidades, arrogancias, desidias o el mal perenne de la envidia, y mucha salud
al socaire de los altos chopos de este valle enjuto entre las dos grises
laderas de piedra toba , de zarzalejos y tomillares que nos circundan. Que no
haya discordias entre nosotros, que reine la paz de Cristo. Que los
hontanosoteros de arriba cabe la fuente y los sotohontaneros de abajo junto al
recodo de los chimorretes sean una misma cosa: hermanos espirituales legatarios
del mensaje de Bernardo y de Vicente.
Hecho estos incisos, porque aquí no venimos sólo
hablar de piedras, de arcos y de cúpulas sino de la gente que ha rezado en las
gradas del altar de nuestras iglesias antiquísimas, y tanto que se pierden en
la noche de los siglos, porque el Cister no hizo más que recuperar un
cristianismo establecido ya antes de las primeras invasiones muslímicas, de la
era de los godos, y, antes de los romanos. En ese mogote de San Gregorio debió
de haber un templo de urdimbre vaccea, pues tiene todo el aspecto de monte
sagrado que convoca a las fuerzas telúricas ocultas en la naturaleza. El
cristianismo no hizo más que consagrar un culto a la divinidad desconocida que
existía aquí desde hace muchos siglos. Lo grande de estos añojales y barbechos
es que no se puede trazar una raya exacta que divida al culto sincretista del
trinitario.
El primer contingente de siete monjes bajo la estola
del abate Raimundo que sucede a Dom Bertrand al ser promovido a
No quiero dejar de pasar por alto en esta bella
atardecida de agosto pasar por alto que algunos aspectos de nuestra cultura se
retrotraen al ascendiente semita, tanto árabe como judío. Cuando las
persecuciones contra los hebreos de 1348 en Burgos, muchos de éstos salieron de
aquella ciudad y se esparcieron por diversos lugares de Castilla, prefiriendo
como refugio aquellas tierra de abadengo, colocadas bajo la autoridad directa
del rey. Sacramenia era una de ellas por pertenecer directamente al fuero de
Cardeña.
El Temple se crea no desde un afán belicoso contra
las sectas, sino desde una óptica de paz y, a lo puro, guerra defensiva,
condenando al pecado pero amando al pecador. En sus estatutos se mandaba rezar
al cabo de la misa una oración en árabe y otra en la lengua rabínica. Los
cistercienses quisieron ser la síntesis de la cruz como vértice de todo, no de
la cruz al revés, y de volver otra vez a las andadas, cuando la lucha costó
sangre de tantos siglos, como quieren los abanderados de las Tres
Culturas.¡Ilusos! Nunca en España pudo haber eso sin admitir la prelación del
Evangelio como norma de vida.
La integración llegó a conseguirse mal que les pese
a muchos con sus altibajos y movimientos sistólicos y diastólicos propios de la
historia de España, donde fue endémico el problema de los alumbrados, los
judaizantes y aljamiados, que siempre tuvieron preeminencia y un mando oculto
entre nosotros y para demostrarlo no hay más que echar un vistazo a nuestras
letras del Siglo de Oro. En ella llevan casi siempre la voz cantante los
conversos. Incluso, son de origen “marrano” la mayor parte de los tratadistas
místicos: Teresa de Cepeda, Juan de
Aquí perduró hasta no hace muchos la tradición de
las “tapadas”. Por las calles de nuestros villorrios uno se creía en Marruecos
o en Irán al ver avanzar a las mujeres de rigoroso luto, cubierta la faz con el
alfareme o velo de castidad, que no era sino el residuo del flámeo romano. Se
cubrían entonces de los pies a la cabeza incluso para ir a trillar con
manguitos y todo, y alguna hasta con el chal. Ahora se desnudan...
En las eras en más de una ocasión escuché yo cantar
a una moza aquel estribillo del romancero trovado directamente del Cantar de
los Cantar
“Morena me llaman,
yo blanca nasçí.
El sol del
enverano me puso ansí.
Morena me
llama el hijo del rey;
por la color
de mi cara su amor perdí ”
la impronta cuneiforme vuelve a aparecer e las
ménsulas, escocias y cimacios decorados a la morisca en la mayor parte del
románico. Late esa superstición de las suras del Corán iconoclasta a
representar la figura humana por evitar la idolatría. Dichas cláusulas de
Sin embargo, en medio de este bosque de coníferas de
piedra y de tallos de ramas salvaje, podremos distinguir en las ménsulas a
alguna dueña medieval tocada de su caramallo que ciñe su faz en un barboquejo,
moda de aquella época, de origen francés, y que servía de coronación al brial,
como también, ya en el lado de la epístola, admirar el busto del glorioso
Vicente obispo que proclama su triunfo martirial entre dos palmeras por cada
uno de sus flancos y que aparece con mitra y báculo bendiciendo con el dedo
índice y corazón de su diestra. Para estar vivo sólo le haría falta recitar el
salmo XXVI que empieza: “Justus ut palma florebit”. El justo florecerá como la
palmera, etc.
La vida en ese convento bernardos, como en todos,
transcurrió sin novedad desde su establecimiento en 1147 hasta la desbandada
general de la desamortización de Mendizábal, un albalá de 1835 que disolvía las
órdenes religiosas. Los frailes vivían cara al sol observando las
intercadencias de la veleta de la torre claustral y bajo la férula de la
campana que regía la vida monástica distribuyendo las actividades cotidianas:
las siete horas canónicas, con Maitines a media noche y las Vísperas con el
entrelubricán o luz del Oeste. Alzaban
con la aurora y se acostaban al último rayo del crepúsculo. Las horas de
trabajo manuales se alternaban con el estudio, la copia de textos en el armolianum
y las visitas en el refectorio. No quedan en Santa María de Cárdaba rastros de
esta dependencia pero en el Monasterio de Piedra, en Teruel, otro enclave
cisterciense, el viajero puede
contemplar las bóvedas del comedor satinadas por el humo de siglos. Las
cocinas estaban en el mismo lugar donde se hacía la colación. Solía ser la
parte más caldeada del convento y justo al lado estaba el dormitorio. Queda el
de Poblet, que era enorme y con una capacidad como para quinientos lechos, para
atestiguar esta vida en común, que caracteriza a los cistercienses.
Había un superior, el abad que en algunos casos sólo
dependería a efectos de jurisdicción del clavero o maestre, pero pro norma
general los abades eran mitrados y su predominio era omnímodo. No dependían de
Roma a efectos disciplinarios más que para cuestiones dogmáticas. En Sacramenia
llegaron a juntarse hasta tres centenares de monjes entre profesos y oblatos o
donados, sometidos a la disciplina de un prefecto. El capiscol o maestro de
capilla se encargaba de los cantos del coro, el racionero, de atender a los
pobres; el cillero, del menaje del grano; el ecónomo , del del hogar. Había un
hebdomadario encargado de leer para los padres mientras se sentaban en el
refectorio. Destacado lugar ocupaban los pendolistas o expertos calígrafos que
transcribían los códices. El paso del tiempo
transcurría sin notarse entre la sencillez , la rutina de los actos
repetidos día a día, pero de forma muy ordenada y meticulosa. Se desconocían
las prisas y los sobresaltos. Todo era parsimonia.
San Bernardo escribe su regla con mucha minucia y es
una respuesta a la suntuosidad de Cluny, el amor al lujo y al boato, tratando
de enmendarle un poco la plana a San Benito. Taxativamente se prohíbe en los
estatutos de la “Carta de Caridad” tener celda propia. Los frailes dormían en
una crujía separada cada cama por una mampara o una cortina. Manducaban a la
misma hora, marchaban al trabajo juntos y rezaban bajo el mismo techo y sus
voces se esparcían, en ese fabordón incesante de letanías y de antífonas
rebotaban contra las paredes y pilastras de sus templos bien artizados y
dotados de una excelente cataacústica para la reflexión de los movimientos
vibratorios sobre las superficies cóncavas. La mística bernarda es coral y del
todo comunitaria. Permitía pocas concesiones al individualismo. Todo era
liturgia. No se había descubierto todavía la oración mental. Los que toman el
escapulario blanco, color de
1835. El albalá del ministro de Isabel II
secularizando los monasterios. Un día triste para la catolicidad fue aquél.
abandona estos lares el último hijo de San Bernardo. Sin embargo, durante
Corría el año 1809 cuando Juan Martín el Empecinado,
que venía huyendo de Castrillo de Duero, se refugió en Fuentesoto en una de
esas bodegas con puerta de madera y un montante tenebroso excavadas en la roca
viva que contemplamos todos desde aquí, y luego un hermano lego se lo llevó al
convento de Santa María de Cárdaba vestido de arriero. Cuenta D. Hardman,
historiador inglés, en la “crónica de un guerrillero” cómo había acampado con una
partida de sus leales en el ejido de Pecharromán. Los monjes lo recibieron con
los brazos abiertos. En el refectorio durante el almuerzo contó el cabecilla
cómo había sido traicionado por sus paisanos en Castrillo de Duero. Hubo de
salir de naja valiéndose de una estratagema para evadirse de la cárcel
municipal y , fiado de su valor y de sus descomunales fuerzas(era capaz de
derrengar a un mulo de un puñetazo) y de su agilidad para esquivar las celadas
que lo tendieron, consiguió contactar con los suyos viniendo desde Aranda campo
través. Tuvo que estar metido tres días en un cubete hasta que los frailes
estuvieron seguros de que los que estaban en la dehesa de Pecharromán eran de
su partida.
“Oyéndoles
el prior - declara Hardman- que era un hombre de talento, muy piadoso y buen
patriota, aconsejó a Juan Martínez Díez abandonar la provincia y pasar con su
facción a Castilla
Con esta alusión a una de las figuras más
conspicuas de nuestros anales, Juan Martín El Empecinado - también pudiera
llamársele el incomprendido- y uno de los de la leva del Cid, un hombre de la
ribera, epítome de las virtudes y defectos de nuestro pueblo, quien tuvo la
desdicha de morir en el rollo de Roa, él que se alzó contra el oprobio
extranjero en defensa de las libertades por las órdenes de un monarca
calamitoso como fue Fernando VII y al que él había defendido con las armas en
la mano, pero que luego hizo renuncio y se revolvió contra los castellanos de
pro que habían arrojado al francés de la península, quiero poner punto final a
esta disertación. Roa no lo supo comprender y le dio garrote un aciago día de
mayo de 1825. Era un prócer, un vástago directo de las ideas cistercienses, un
hombre empapado del espíritu altanero y magnánimo de los hijos de la tierra.
Cuentan
los que presenciaron su ejecución que, cuando era llevado entre doce mamelucos
al cadalso, consiguió doblar el brete que inmovilizaban sus pies y las cadenas
que lo maniataban. Dio muerte a golpes a seis de la escolta y pelotón de
cincuenta lanceros se las vio y deseó para sujetarlo a golpe de bayoneta.
Todavía se llevó a algunos por delante; moriría peleando. Roa, el pueblo al
cual, años atrás, había conseguido libertar del yugo gabacho, pagó con moneda
de ingratitud su gesta. A nosotros sotohonateneros nos cabe el honor de haberle
dado acogida aunque sólo fuera escondido entre las duelas de un tonel que
precintamos en una bodega como si fuera vino añejo, y vino añejo de alta
gradación era el alma del Empecinado como nuestros mejores de esos que sólo
merece escanciar una vez al año. Así derramó su sangre como vino superior. Pero
ya se sabe: si la piedra da en el cántaro, pobre cántaro.¡Pobre empecinado!
Remaba contra corriente. se adelantó a su tiempo. Pudo con los franceses y con
los traidores de su facción, no pudo con
los Cien Mil hijos de San Luis. La historia siempre está a punto de repetirse. He
dicho “
@@@@@@@@@@@@@@
@@@@@@@@@@@
@@@@@@@@@
@@@@@@@
@@@@@
@@@
@
Capítulo III
JOYA
CISTERCIENSE EN
UN
HITO DE
Emplazada en
un lugar que irradia fuerza lumínica y silencio, al pie de una ladera donde
comienzan las escarpadas del Monte Ervasos, recatada y modesta pero luminosa en
la noche de las estrellas y de los surcos, ara de soledad y de silencio
vivificante, a un lado del camino y como contemplando el paso de los hombres,
sus carruajes y sus reinos, orante y como en éxtasis por todos ellos,
soportales y aleros, archivoltas de la iglesia de Arbás a la solana de la
cordillera cántabra, poco antes de que comiencen los pendios, precipicios y
vargas de la ladera de Pajares, marca el primer jalón de un rosario de
monasterios que daban escolta a los peregrinos(Acebos, las Monas, Campomanes,
Mieres del Camino, Monsacro, Valdediós, en la ruta guardada por los
cistercienses) ya en la bajada. Es como una hermana mayor, arcipreste de
devociones mariales, que está en el secreto de muchos tránsitos, de marchas y
de contramarchas, portal de Asturias, y casa matriz de todos ellos. Sus
sillares hablan de la importancia que tuvo antaño la vida cenobítica en el
ámbito visigótico. Esos revoques platerescos y barrocos de la fachada ocultan la
pureza de líneas por de dentro, como si la pureza de las nieves y el aire
incontaminado de las cumbres se hubiesen obstinado en guardar intacta casi a la
fábrica medieval.
Al visitarla,
se participa de ese misterio, de la pujanza del catolicismo en su mejor hora.
Aletea bajo sus bóvedas como una premonición de eternidades. Es un baluarte, un
revellín de plegarias en los antemurales del Valle del silencio. Por el oeste,
se va de risco en risco hasta Covadonga y por el Este nos dirigiríamos hacia
Astorga. En Arbás parece estar el ingreso a esa laberinto mágico que se llama
Hispania, la patria del dios Pan, o, si se quiere, el lugar exacto donde
comenzaba el Jardín de las Hespérides.
Como digo, no es lo que a primera vista parece, una
iglesia de montaña encajonada en los congostos del camino real.
Siempre que pasé por este sitio - y son veces ya
desde aquella noche en que aparqué mi “600" recién estrenado al amor de
sus muros, cansado como venía de las revueltas del Rabizo y algo mareado por la sidra en mi primera
excursión rodada en 1969- sentí como un latido de los antiguos dioses. Era la
llamada del Monte tabor. El hombre aspira a la verdad, la bondad y la belleza.
Siente nostalgia del edén perdido. No llevan razón los que quieren volvernos a
la condición heredada, según Darwin, del simio. Nunca seáis remisos a esa
llamada. Sentid la caricia de las alas protectoras del ángel en vuestros
rostros.
Escuché una voz que me dijo:
-¡Qué bien se está aquí, Señor! Montemos una tienda,
una para ti, otra, para Moisés y otra para Elías.
Hay lugares muy determinados de España que
desparraman un magnetismo incomprensible. Arbás del Puerto pertenece a la
lista. La voz de la gracia que incomprensiblemente y por tortuosas sendas me ha
llevado a unir mi vida a Asturias sonó para mí en estas cumbres una noche de
julio. La bóveda celeste era un palio tachonado de perlas vivas. Todo
framontano tiende al lugar de sus ancestros y la querencia de una existencia
pasada, si es cierto que el alma del hombre transmigra y se reencarna, irradiaba
desde aquel punto. Treinta años más tarde de aquella cita con mis manes, en un
hermoso crepúsculo de agosto, he llegado a ahondar en la causa del poderoso
influjo. Allí se escondía una imán. ¿Por qué?
Es una razón esotérica y personal, como esotérico y
personal es el Cister. Allí sentía la mirada de Fray Millán, el que se me
apareció en Manhattan, monitor de mis desconsuelos. La ruta me llevaba a otra
vida que viví al socaire de la túnica blanca y el escapulario negro. Noté sobre
mis lomos el calor del cíngulo con el que te ata el abad el talle en el momento
e la profesión cuando todo el Capítulo entona las estrofas del “Veni Creator” y
tú el cuerpo prosternado en tierra y con los brazos sientes el impulso del
vuelo de la paloma que quiere remontar vuelo hacia el Paraíso. El cíngulo es el
cordón umbilical que te ata a los brazos de Santa María. Ven, acercate. No soy digno. Nada sabes de lo que os tengo
preparado. ¡Sufrimos tanto, Virgen bendita! Sois los escogidos. Alegraos en el
dolor que expía la culpa. Pero, Madre, no me dejes. Es tan oscura la noche y
tan prolongada la crujía...
Todo tiene una explicación larga.
Bien que el apóstol de los gentiles, un exaltado y
un extremista, al emprenderla a golpes
contra los flamines de Afrodita y los adoradores de Diana, estaba
exagerando. Como buen judío, algo le constriñía a la letra muerta de las
prescripciones rabínicas. Sin embargo, ya no sería nunca posible la marcha
atrás.
El Temple supo penetrar más allá en el conocimiento
gnóstico que era emanación de la tradición helenística. Entendió mejor el mundo
romano que aquel vehemente Pablo, el cual, por mucho que proclamara su
ciudadanía en aquel “cives romanus sum” que exhibía como salvoconducto a los
que lo perseguían, sigue amarrado a las filacterias que lo enganchaban al mundo
de Moisés. Y la humanidad necesitaba un cántico nuevo, un corazón más limpio.
En realidad, el cristianismo, aunque nacido en el seno de la sinagoga, es una
forma de religarse a Dios diferente e incluso opuesta diametralmente al
judaísmo. Se debe a todos los nacidos. A los hombres de antes y después. Cristo
hoy, ayer y eternamente. alfa y omega, broche del círculo. Al reencarnarse en
el seno de María había querido mostrar un símbolo pontificio que conéctala
orilla umbría y la solana.
Al estallar el segundo milenio, se vuelven a
recuperar los viejos cantos de la “Virgo turreata” que había domado a la muerte
con la fuerza de su fecundidad. Una virgen en Nazaret había parido un niño.
Cibeles, Mitra, Diana, Afrodita eran el símbolo de la vida ovante en su
germinar vencedor. Se comportan como un anticipo de
La psicología cisterciense propende a ser síntesis
de lo viejo y nuevo, y, superando la retórica de los primeros siglos de
cristianismo, vuelve a conectar con los conocimientos perdidos. Es romano y
occidental por antonomasia. Si se quiere, reconduce y purifica algunas
supersticiones de antes de la caída del imperio, y presenta toda esa solidez
profunda que en arquitectura caracteriza al románico.
El Circo Máximo, el Capitolio, los acueductos en toda su grandeza y soberbia factura en sus
paramentos, fachadas, galerías y exedras ofrecen demasiada obra muerta. Muchos
vanos sin aprovechar que vuelven los recintos deslumbrantes por fuera y
tenebrosos por dentro. El románico, en honor a su nombre, timbra tales
constantes. Sin embargo, supo edificar, como por arte de encantamiento, y por
auténtica inspiración del Paráclito que secundaba a los hombres, una floración
de maravillosas construcciones que tenían algo de las casas de campo de Toscana
y ofrecían una ornamentación ingenua y tosca al estilo de las esculturas en
relieve sobre los arcosolios y columbarios de las catacumbas de Santa Práxedes
o de Santa Cecilia. Los temas de los sarcófagos, donde resplandece el candoroso
júbilo de los creyentes en
San Bernardo insiste:”Réspice stellam. Voca Maríam”.
Ella es la estrella y la estila dulce en el mar amargo, denso en procelas, de
la lucha por la vida”. Su majestad hace pensar en las ricos y exaltados
dípticos y espondeos de aquellos argones encargados de custodiar el altar de
los sacrificios a Júpiter. Nada tiene que ver este candor del santo con las
complicaciones y retorcimientos del mundo levítico. El Covenant, demasiado
pegado a la letra, descuida el espíritu. Nunca podrá entender esta ternura
hacia una simple mujer el hombre judío. El culto de hiperdulía supérstite
preluce al crudo realismo mosaico. Deben darnos pena los pueblos que no acatan
el valimiento de Santa María. Siempre estarán huérfanos. Son dignos de lástima.
No son capaces de mirar para la estrella, ni de invocar a la dulce estila.
Serán precipitados de repente en el océano de las tinieblas.
No se puede abarcar tanta grandeza. La penumbra de
las iglesias cistercienses se convierten así en el Helicón de los que sueñan en
Cristo. Ha sido siempre el más sagrado e insuperable de todos los estilos. Nadie
ha sabido imprimir a la piedra tanta sobrecarga de espiritualidad. El gótico
suprime luego las penumbras aligerando el dispositivo que desemboca en la
apoteosis ojival donde las bóvedas se encaraman como queriendo saltar hacia las
estrellas y las viras de la tracería suben y suben a la búsqueda de un
infinito. Las catedrales son un alarde casi exhibicionista de la materia que en
pugna con las leyes de la gravedad llega a divinizarse. Todo es vitalidad,
belleza, artizada polifonía. Dicen que Reims y Chartres fueron diseñadas
siguiendo una escala de valores que imita la gradación del arpegio y las
oscilaciones del Péndulo de Foucauld. Reflejan el guarismo de la nota de un
libreto con infinidad de negras, blancas, corcheas, fusas y semifusas. Por eso,
presentan un aspecto tan musical que invitan a entonar un “Te Deum” a chorro
libre. Son dechados de perfección acústica u ortofonía. Fueron edificadas para
el sonido, porque éste es, de los cinco sentidos, el primero que capta la fe.
Ya sabemos que el diablo nunca fue un buen músico y apostillen los alemanes que
los “malos no saben cantar”
Esta maestría fue producto de la sabiduría gnóstica.
Los Templarios indagaron entre los hebreos, los judíos y los árabes y debieron
de quedar absortos cuando descubrieron que la altura de la pirámide de Keops,
el cono más perfecto, evoluciona a una altura de
Entrar en la esta iglesia solariega de Arbás por la
puerta lateral de arcadas embebidas apeadas sobre capiteles de traza fabulosa y
en el que se repite el tema ursino del oso rapante de la escatología druídica
que hace acto de presencia más que
regular en los blasones de la heráldica del norte ( el oso que mató a Favila,
el oso encaramado, prendido de las garras de un árbol) pero que aquí entronca
con la leyenda de la fundación del oso domado y uncido al carro por un cantero,
formando yunta con el asno y el mulo; la peligrosa fiera transformada por un
milagro en caballo de tiro, es un anticipo del asombro que sentirá el peregrino
de Compostela ante el Pórtico de
Pasamos a un
zaguán enmorillado extasiados en los
arcanos de la arquería, prieta de figuras y de símbolos que aluden a la
resurrección de Lázaro ( por tres veces esculpida en tres edículos del
tímpano), la serpiente que se vuelve cerdo, y el cerdo, que, a su vez, se
transforma en oso. El oso que rampa, la culebra que repta y el cerdo que
hoza practican una interesante
ambivalencia escultórica dentro de la iconografía del medievo. Todos los
pórticos románicos animan a la reflexión escatológica. Como si de ellos
descendiera la iluminación solemne. Contemplarlos transmite paz y gozo, a pesar
de la muerte, que es conculcada y del diablo que se aparece a las almas, en
guisa de mono, de sierpe, o de un asno
demoledor y obstinado (“Assinus ad lyram”) la mayor parte de las veces. El
burro toca la flauta. Al final siempre Jorge termina venciendo al dragón,
colofón triunfal de la gloria expectante, que impregna de lógica tanta
fantasmagoría onírica. Ha salido del estro arrollador de una raza de iniciados,
gigantes visionarios. Hay un trasfondo de Cristo que asegura y bendice, como
una querencia sublime de revelación. El conjunto constituye una investidura de
eternidad.
Nunca el hombre estuvo tan cerca de los misterios
del legado evangélico ni alcanzó la cristiandad un grado de clarividencia
espiritual como en este frondoso estilo de muro sólido y de verdad
consistente. El gótico es sólo un
apéndice, la conclusión ovante de este gran delirio didáctico del Maestro Mateo
al que da cima el bosque sagrado, que sirve de pauta a los artistas normandos
para la erección de sus catedrales. El óculo vertical de la aspillera del
ábside desemboca en el rosetón policromado, ese calidoscopio de colores policromados
de la rueda que gira sobre un centro inmóvil que a su vez activa todo cuanto se
halla dentro del círculo de influencia. El motor no padece mudanzas ninguna.
Dios es eterno e inmutable.
Dentro ya del templo, nos sentimos como en un
laberinto de paz sacerdotal y agrícola. La nave central remeda un arbolado de
piedra toba o caliza, sus poros iluminados por los resplandores de soles
milenarios que la han bañado colándose por el rosetón, un elemento
indispensable, pues así lo determinan taxativamente las constituciones de
Las nervaduras de las bóvedas de arista convergen en
el almizate o harneruelo que abrocha la cimbra. Parecen brancas celestiales de
la palmera mística extendidos sus brazos hacia arriba en gesto frondoso de
eternidad. No muere nunca la ceiba. La éntasis de su robusto talle la mantienen
a cobro de las ventoleras, pone en fuga a la furia del huracán Se busca la
hebilla que engarza lo invisible con lo invisible. La ceiba, roca del bosque sagrado,
es Cristo. El almizate ojival remeda al ónfalo de“omphalus”( el ombligo,
la mitad), el punto donde se produce la comunicación entre el mundo de los
vivos, de los dioses y de los muertos. A través de este cabillo iniciático se
accede al verdadero conocimiento. Los nervios se aovan en ensamble octogonal.
Otra vez, el ocho templario, como en Ponferrada,
Arbás trata de armonizar por primera vez en las
historia de
Una talla románica de
Los gemidos
de misericordia rebotan sobre las
cavidades con un timbre de voz antiquísimo, ecos de la dulce melopea de los
monjes que acá rezaron otrora. Las codas celestiales aun perduran,
estableciendo entre el cielo y la tierra una escala de Jacob con peldaños de
ida y vuelta, irradiadora de protección. “Mater admirabils”, “potens”,
“clemens”, “fidelis” , “prudentissima”... Trono de la sabiduría... Avanzamos
hacia la catarsis. Un ángel se ha convertido en maestro de ceremonias de una
misa cantada interminable. Se empapan de añoranza todos los poros del alma
impregnada de la sonoridad del aire. El Tercer Ojo escucha melodías de un
diapasón que nunca sabrán captar los oídos de la carne. “Ex auditu ad fidem”,
sentencian los escoliastas. Es el más sutil y intelectual de los cinco con que
contamos ya que nos lleva a Dios. De la misma forma que el olfato potencia la
memoria, la vista, la contemplación, el tacto, la sensualidad, el gusto, la
aquiescencia a los placeres, por el oído comprendemos la realidades de la
revelación.
En los templos románicos es este sentido el que más
manda. Todos los demás se encuentran sometidos a esa grandeza acústica, a la
sonoridad que lo impregna. Los frescos que pintaban sus paredes apenas se
atisban y las figuras de los ábsides historiados casi ni se distinguen en la
penumbra, pero la voz se haya diáfana y cristalina, como en sintonía con las
grandes vibraciones del universo. In principio erat Verbum
María, emperatriz, madre de la ciencia administra el
conocimiento a los elegidos desde el curul hierático. ¡Cuánta sabiduría
insospechada encerrada bajo ese nombre! Comanda las estaciones, rige los
vientos, avanza hacia el futuro triunfante sobre el carro del que tira una
yunta de leones mansos. Este es el principal mensaje del oso domado de Arbás.
La bestia será subyugada. La carroza en la cual marcha enjaezada y atalajada de
los dones de la espiga, la flor y el pámpano, significa el paso del tiempo, la
vida que se renueva.¡ Loor a
Su templo, que como todas las fundaciones
cistercienses, goza de la advocación de Santa María, reclinado sobre un cueto
en el arranca de un “arva”(campo alto), era el punto de recalada de los
peregrinos que hacían la ruta de Compostela por Oviedo(camino francés). Parece
ser que la veneración a
Se construye por una donación de Fruela, hermano
carnal de Doña Jimena, e hijo del Conde de Oviedo, a los frailes blancos,
recién trasladada la corte asturiana a León. El carácter hospitalario y militar
del edificio ha dejado por entero su impronta en el edificio, a pesar de sus
múltiples reformas y revoques, todas esas manos de cal y de arena que han dado
los siglos.
Ecce
iam noctis tenuantur umbrae. Lux et aurorae rutilans coruscat: supplices canora
voce praecemur, ut reos culpae miseratus ,omnes pellat angorem, tribuat
salutem, donet et nobis bona sempiterna munera pacis. Amen
Es
una llamada a la luz del alba desde lo más profundo de las tinieblas de la
noche. Lleva la marca de la liturgia cisterciense de una estructura efébica.
Cristo es Helios, el sol sobre el que gravita el universo. Sus tres símbolos
son el huevo, la almendra mística, por eso en el pantocrátor se le representa
saliendo de una especie de vulva, rasgando el himen de las tinieblas, el orto
del amor que vence siempre al entrelubricán de la maldad y que cada noche se
renueva, y la vid, que cura y embriaga.
La iglesia de Arbás, primorosamente reconstruida al
final de la guerra por un hijo del polígrafo Menéndez y Pidal, cuya familia era
oriunda precisamente de estos términos, fue un “ribbat” o fortaleza contra las
incursiones sarracenas y hospital de peregrinos. Nunca hay que perder de vista
estas dos variantes de la rama activa cisterciense: la defensa del cristiano
hostigado por las algaradas desde el sur, y la curación de los enfermos.
La letra arrasaba en los siglos medios. Capítulos
adelante, veremos el pavor que inspiraba esta palabra y la segregación y
cuarentena de la que eran objeto aquellos que la padecían. Muchos al enfermar
se lanzaban a los caminos en búsqueda de curación o contraían la enfermedad en
plena ruta. Se encomendaba a San Roque. Llevaban consigo una carraca o
tablillas de San Lázaro que al ser agitadas su sonido anunciaba a los demás
viandantes que se apartasen; allí llegaba un leproso. Otro mal era la sífilis
que a veces se confundía con las letras por sus llagas purulentas. Camino
Francés y Mal Francés son casi
homónimos. Las hospederías, asilos y lazaretos que se desparraman a lo largo
del camino son en realidad leproserías y hospital de apestados. Arbás era uno
de esos sitios. Llegó a contar con siete crujías con una capacidad de
trescientas camas para cuidar al malato. Muchos no avistarían los cuetos del
Monte del Gozo, ni regresarían a su lugar de origen en Francia, Alemania,
Escandinavia, o Constantinopla. El Apóstol les enviaba a aquellos monjes
providenciales para cuidarles en la hora suprema. Los pobres caminantes
enfermos encontraban refugio en las casas de Santa María.
Debido a lo áspero y escarpado de esta ladera de
Eivaso, que permanecía aislada a causa de la nieve en los crudo inviernos del
páramo leonés, y batida por los vientos polares que soplan desde Peña Urbina el sostenimiento de una
comunidad se hizo problemático. A ello debió de contribuir la relajación de las
costumbres monacales a medida que se acerca el Renacimiento. El cister sufre un
eclipse a partir de la supresión del Temple a comienzos del s. XIV. También las
peregrinaciones jacobeas aflojan en ese siglo y se inician una serie de
movimientos místicos en Alemania capitaneados por el Maestro Eckhart que dudan
del valor de los actos externos, como pueda ser la peregrinación. En el Kempis
tampoco se recomienda esta piedad que suele ser puerta abierta a la
disipación:”Los que muchos van de acá para allá visitando Santos Lugares o
acaparando reliquias poco se santifican”. Esto lo había podido haber dicho
perfectamente Lutero. Erasmo, jaquetón y lenguaraz, dos centurias más tarde, le da la razón al autor
de la “Imitación de Cristo”.
El onceno siglo abre la puerta al apogeo de la
religión. Cristo se hace presente en la vida de las gentes. Fueron nada más que
cuatro o cinco siglos. Después parece que se aleja y ni el Humanismo,
San Bernardo representó para el mundo católico como
un estallido luminoso de estrellas que regó los campos de agosto. De su figura
y obra emanan un ímpetu tan súbito e inexplicable con los elementos de juicio a
nuestro alcance. El doctor Melifluo lleno del fuego del Espíritu Santo debió de
ser uno de esos varones incandescentes que iluminan toda una época. Desde que
llama a la puerta de la abadía de Citaeux y allí es recibido por San Roberto
hasta su muerte sobre el mapa de Europa se multiplican. En tan sólo una
generación se produce esta floración milagrosa de cistercienses cuyo predominio
abarca desde Rievaux en el Yorkshire hasta Tomar en Portugal y desde Pontevedra
hasta
Por desgracia, y por esa regla inexorable de los
movimientos de oscilación y de gravitación, como todo lo que sube baja, el
cister también cayó.
La personalidad
del fundador de esta orden es una de las más enigmáticas y sorprendentes. Hay
incontables facetas en este monje borgoñón: el doctor Melifluo de simpatía
arrolladora y desconcertante hermosura viril, como nos lo retratan los
bolandistas del P. Croisset, guarda escaso parangón con el polemista
infatigable en las aulas de
Hay otro bernardo inspirado, clarividente y
profético, al difundir por el Occidente cristiano los presagios de San
Malaquías, que hablan del fin de
San Malaquías era un monje inglés que profesó en la
orden bernarda y, consagrado obispo de Armagh, hubo de abandonar su sedea causa
de las persecuciones de los monjes de St. Dunstan. Murió en los brazos del abad
Bernardo. Sus pronósticos sobre los papas reinantes del siglo XI se han
cumplido a carta cabal, tanto en lo que se refiere a los papas entronados como
a su divisa. Así por ejemplo el que hace el número 69, Paulo IV, tasado con el
blasón de “fide Petri” respondió a esta evaluación anticipada enfrentándose a
los judíos de Roma los cuales execraron su memoria, según podremos comprobar
más adelante en este libro. Caso parecido fue el de Benedicto XIV, “Animal
rurale” que padeció con constancia las persecuciones y trabajos, con la
paciencia de un buey, como se deduce de la historia de su pontificado.
La lista da comienzo con Celestino II “ Ex castro
Tiberis” y acaba con “De gloria
olivae”,número 111 del catálogo. Según los cálculos malaquianos estaríamos, al
abrir página el tercer milenio, en el penúltimo de los sucesores de San Pedro,
el
Uno de los afanes primordiales de san Bernardo fue
poner coto a los abusos e intrigas palaciegas que pesan sobre San Juan de
Letrán. Así se deduce de sus advertencias a Eugenio III. Fray Justo Pérez de
Urbel llega a escribir en su “Año Cristiano”:” A la sazón Bernardo fue el
verdadero papa de su tiempo. Claraval tenía más importancia que Roma”.
A lo largo de todos sus escritos insiste en la
importancia que tiene la devoción a
Sin embargo, no todo fueron aciertos y panegíricos.
El santo postulador de la causa de María fue un fracaso político. Los reinos
cristianos se desentendieron de su llamada a la unidad. Comprobó que la cruzada
segunda por él predicada fue un desastre. Parece mentira que tantos aspectos
pudieran cobijarse a la sombra de un hombre solo. Bajo su iniciativa quedaron abiertos 150 cenobios en el espacio
europeo, casi todos ellos se fundaron aprovechando otros monasterios
arruinados, o antiguas aras votivas a los dioses celtas o romanos. Bernardo no
derriba los viejos ídolos; antes bien, los rebautiza y los incorpora al acervo
espiritual del cristianismo. Reconduce el tributo a Júpiter y no le importa
bendecir antiguas aras de Minerva o de Cibeles. Esta es la cara oculta de lo
románico, pero siempre partiendo del principio de Cristo como fuente de toda
gracia y propulsor del conocimiento. Las gentes viven y progresan gracias a
El cister empieza a perder su predicamento una vez
terminada la reconquista en 1492. Su labor había sido dada por concluida.
Expiraba una misión para dar paso a otra. Terminaba la época de los buceadores.
El triunfo de
Y el Kempis no para de apelar al “vanidad de
vanidades “ del Crisóstomo como vacuna contra el excesivo afán de conocer:”No
escudriñes, hijo, si quieres acceder al bien “. Los santos de cartón piedra
acaban en memez oscurantista. Hazte un eunuco, si quieres conseguir la vida
eterna. Castrate. Ardua norma. Como
llevaron a cabo una hermenéutica poco imaginativa y al pie de la letra la
palabra del Señor, que estaba hablando de otras renuncias y entregas y sólo
utilizaba una metonimia, obraron con poca consecuencia. La herida del concilio
de Elvira tardó siglos en curar. No se puede dilapidar la tremenda hijuela del
Galileo y sus máximas para alcanzar la vida eterna en una obsesión por el
control del instinto erótico que remata en demencia. Dios no quiere monstruos,
ni hipócritas, ni impostores. Sigan siendo crueles y castos. Cometan con su
mente retorcida torpezas de toda índole. Sólo los limpios de corazón verán a
Dios.
San Bernardo parece que escruta a través del óculo
de su celda y mira el campo, contempla las flores, oye el canto de los pájaros,
observa la rueda del disco solar en su girar impenetrable. Quiere saber, porque
la indagación no puede ser un freno a la magia del misterio. Es un pesquisidor
entregado y tenaz de
Ese es el mensaje esotérico que trasciende los muros
sagrados de este enclave a horcajadas sobre las cimas de la cordillera
cantábrica. Es el primer hito del llamado convento asturicense y umbral de
ingreso a la ruta jacobea. En cierta manera, portón del Paraíso. Allí se
inician toda una serie escalonada de monasterios que llevan hasta San salvador
de Oviedo. Fragancia tan sobrenatural no es extraño que suscite la ira del
Cálido que no entiende de tales razones. Nos quiere ahora analfabetos, pegados
a la ubre del televisor, y todos, contra todos, y, si no en guerra, por lo
menos, recelando unos de otros. Crea disensiones y dominarás el mundo. Así es
mejor
Estos días de agosto del verano del finmilenio un
columnista de la “Nueva España” órgano del Sionismo internacional que ha
abierto casa en los chiscones del Fontán - el alcalde Gabino invita a espichas
y a inauguraciones, pero esta “Nueva España”
ya no es la mía sino una España insolente, buscona, reivindicativa,
corta de vista y muy en plan de aldea global -, uno de esos plumíferos que me
parece se sientan al ordenador tocados de una montera picona y con un talante
de genios superdotados para la hipérbole que hincha el perro para poder sacar
cada día el periódico a la calle, un periódico en el que toda noticia o todo
personaje ha de pasar por las horcas caudinas del ramalazo local [se piden
ejecutorias de asturianía y , si no muestras patente de ovetense, no sales en
la foto ni te bautizas], pedía la demolición de todas las catedrales góticas.
Se quedó muy a gusto después de soltar tan infame osadía. Parieron los montes.
¿ Cómo podremos sustituirlas ? ¿Con hórreos? Ya quedan pocos. Se los ha llevado
el airón.
Habrá que echarse a temblar porque vuelven los
mineros de la marcha sobre Yarrow con un hacho y un candil y la dinamita
fresca. Hay ganas de revancha. Los buitres circunvuelan en rasante barruntando
la cadaverina de los cristianos lanzados a la arena. El aire sopla muy cargado
de presagios. El pato no se conforma con su suerte y quiere transformarse en
urogallo.
Sin embargo, no mareemos la perdiz. Peticiones como
la del columnero abajo firmante certifican la muerte de España. Asturias,
mágica e iniciática, era su cuna y mostraba desde los montes este magnifico
cancel del Arbás , cumbre del cister, a espaldas de Covadonga y los valles del
silencio bercianos, por el otro cabo. No cabe entrada más sublime al edén que
desde la perspectiva del alto de Pajares. ¡Magnifica puerta de ingreso a los
valles que dominan el escenario de Peña Urbina!
Bajo la dirección de un hijo de Menéndez Pidal (don
Ramón , aunque nacido en Coruña, se mostraba muy orgulloso de su ascendencia
citomontana y solariega de Pajares) en 1969 se procedió a la reconstrucción que
fue llevada a cabo con el gusto del eminente arquitecto, muy familiarizado con
las peculiaridades del arte cisterciense. Respondía de esa forma al espíritu de
su padre, uno de esos sabios, rara avis, que alegran de tarde en tarde la
existencia de los que se dedican al estudio de la verdad y de los que aman la
belleza. España, como demostró el polígrafo y astur ilustre, era la patria del
Dios Pan, el jardín de las Hespérides, donde estuvo ubicado el Paraíso
terrenal, en algún lugar al otro lado de la cordillera que contemplan los muros
de Arbás.
Alfonso X nos la presenta, también como un lugar de
abundancia, por la fertilidad de su sueño y la clemencia de sus aires. Todo lo
contrario, pues, del criterio que han venido sosteniendo los escritores del
Los trabajos llevados a efecto por Luis Menéndez y
Pidal rescataron de las ruinas a este importante templo que permanecía en
estado de abandono desde el Barroco. Ahora pertenece al obispado de León y se
halla adscrita como parroquia dependiente del Priorato de San Isidoro. La obra
de reforma fue sapiente y decorosa.
Estudiando su primorosa iconografía nos encontramos
a un pensamiento medieval de rasgos heliocéntricos. El Cister representa la
apoteosis heliocéntrica de la recitación hesicasta de las horas canónicas en
alabanza de
Estadios
zoomórficos, antropomórficos y vegetativos, se superponen; las tallas de
arenisca del zócalo sobre el portal confirman la leyenda augural del oso
devorador de hombres y del buey clemente y manso - Apis era adorado por los
egipcios y se convierte en el toro de San Lucas- que bajo las riendas de un
auriga divino se pusieron a trabajar y aceptaron el yugo , juntas zarpas y
testuces. El oso esculpido es motivo central del tímpano de Santa María de
Arbás. El ángel y la bestia pueden trabajar juntos, combinación de contrarios y
emblema del poderío divino para domar a las fieras y amainar tempestades.
Se cuenta al
respecto que una noche de cellisca un capataz, varón piadoso, favorecido por
dotes de clarividencia y que gozaba de una fuerza física descomunal, escuchó
golpes y mugidos en el muladar. Se levantó de la cama y con un blandón en la
mano para alumbrarse y en la otra una estaca
bajó a la cuadra: un oso había penetrado en el redil, había dado cuenta con sus zarpazos de varias
mulas y estaba acabando con la vida de los bueyes. El buen cantero luchó con la
fiera toda la noche a brazo partido. De amanecida, cuando ya lo tenía dominado,
el oso salvaje se tumbó a sus pies y habló con voz humana de esta manera:
- En loor de Santa María, de hoy en adelante dejaré
de ser oso y me transformaré en buey.¡Gloria a
Acto seguido le lamió las manos. El animal, ya del todo domesticado, consintió
la armella y , uncido al yugo de la carreta de los yangüeses, empezó a laborar
en el acarreo desde la mañana siguiente. Participaba en las labores del campo y
entraba en la cuadriga de tiro para el arrastre de las piedras. Esta historia
tiene un sabor profético a los textos de Isaías donde se anuncia claramente que
el león se apareará con el cordero y las lanzas serán convertidas en rejas. En
ella, asimismo, se encuentran resonancias de la leyenda del Lobo de Gubio,
amansado por San Francisco. Es la mejor metáfora del cristianismo, con su poder
de transformación mediante el amor y la palabra.
Como consecuencia de este hecho maravilloso, el
cantero se hizo monje y contaba hasta el final de sus días que aquella noche
La historia nos embelesa: que una bestia curupia se
transforme en paciente bóvido, se someta a la tralla y la rienda del auriga y
entre en razón es una parábola de la sempiterna lucha contra el dragón. El mito
del eterno retorno. Será el mal domado y acabará tomando el yugo de la virtud.
Tendrá que unirse al proyecto de santificación y transformación de un mundo
nuevo. Algunos apostillarán que el mal no existe, pero esta proposición no es
más que una entimema gratuita.
El Cister recoge el testigo de esa inclinación
romana por construir puentes, alzar estatuas en lugares muy concretos dominados
por lo telúrico. Siente la ergasiomanía del mundo romano, la “cupiditas
aedificandi” o fiebre constructora. Precisamente por de dicho atavismo
ergasiomaníaco, o pasión vehemente por la arquitectura, surgieron las
catedrales. La devoción a
Aquí, en las alturas cantábricas, se clavó el primer
cipo con el cartel de “No pasarán”. Sus calcaños sujetarán el morro de la bicha.
Todos los pueblos del orbe entonarán cantos de alabanza a
Pero esto no es más que un accidente.
En santuarios
románicos como el de Arbás parece que el tiempo se para. La muerte es derrotada.
Más cerca del cielo que de la tierra este monasterio en un congosto de la
cordillera, parece que lleva a las estrellas en sus zancajos.
Canteras y torrentes, gleras y algún matorral. El
aire se afina. A horcajadas sobre el lomo de la sierra las filas de roca que
bajan en pendiente forman una protuberancia radial que recuerda a la silla de
montar. Un cíclope invisible ha dejado allá su albarda de rocas por donde
desciende la nieve y el corzo campa. Aquí todo es querencia de techumbres
olímpicas. Oteo la figura de una suerte de sufra geológica que sostiene las
varas de una correa de tiro invisible. Los valles en el regazo de la pendiente
seca y pelada forman una especie de alfamar verde en lo hondo de la roca viva
que sirve de cauce al río Bernesa.
Es un escenario que conviene contemplar en noches de
luna llena, con esas lunas fuertes del septentrión que en el Bierzo parece que
nos acercan con su luz bañada de misterio al tiempo en el que reinaban los
gigantes. El arte románico con su simbología inocente parece capsular el
lenguaje telúrico de estos “arva” en un afán de superación por la senda del
camino iniciático. Aquí las fuerzas de proyección, ascensión y freno parecen
haber encontrado techo. Arbás es una especie de non plus ultra, un no va más de
la ruta jacobea. “ Per arva ad astra” (Por los campos altos se sube a las
estrellas) que diría Virgilio. Todo nos habla de esa tensión hacia lo alto, de
ese deseo de superación. Desde aquí casi palpamos la cúspide y nos sentimos
reconfortados los que venimos huyendo de la persecución.
Utilizando medios tan humildes e incluso simbología
pagana el mensaje bíblico y el anuncio de la resurrección parecen entrar por
los ojos. Por la puerta de Baco se entra en la luz de Cristo. El ambiente es de
pesadilla, como una pesadilla. No ha conseguido el cantero un dominio de la
perspectiva por lo que hay una desproporción y una mal trabada melanesia
que tornan monstruosas las representaciones dionisíacas de hidras,
grifos, sierpes, huríes, arpías, cerastes, víboras cornúpetas, monjes con
cabeza de perro, ardientes llamas que son como convulsiones de las
Euménides, y el Mono de Serapio, del que
se dice que era hijo de Cronos, porque establecía el padrón de división entre
los días y las noches. Justo a cada hora orinaba. Este plano escatológico de
parábola iniciática y de jeroglífico se combina con la cotidianidad más tosca y
absoluta - es un arte para entrar por los ojos con pocos resabios
intelectuales- de cosechas y vendimias, frailes que escuchan un sermón o andan
a capítulo como en los cimacios del convento de Santa María de Nieva. Aquí, en
Arbás, todavía no se ha llegado a ese candor. Habrían de pasar dos siglos. En
el mudéjar aragonés a estos elementos figurativos se agrega la escritura
cúfica.
El matiz dionisiaco de los monstruos sagrados que
configuran la iconografía del románico es inalienable. El artista no renuncia a
la materia, expone en toda su crudeza la realidad de la vida, la presencia del
mal, la acción del diablo, pero con ahínco trascendente trata de divinizar esa
materia que se nos ha legado el Salvador.
Las alusiones a sus poderes taumatúrgicos son indeclinables: el pecado
se convierte en gracia santificante. En
la piedra está Platón, Aristóteles y se va al encuentro de las enseñanzas de la
cultura del Nilo de la mano de Hermes Trimegisto, junto con las enseñanzas del
Genésis, el Libro de Ruth y los aforismos de los Doce Profetas. Los círculos se
entreveran formando una pirámide helicoidal. Todo en un revolutum por el que se
llega a la verdad inalienable de la sindéresis cosmogónica. Todo se contradice
en apariencia, per recuperamos el hilo de los razonamientos y vemos que
todo cuadra debajo de una intención
devastadora. Nos empapamos de semiótica. Del panteísmo y del Logos griego
arribamos a la exaltación del Cristo en majestad, juez supremo de todas las
cosas, centro inmóvil del movimiento que circula por doquier y estalla en la
música de las esferas. Palpamos, en definitiva, lo inefable.
Aquellos frailes hacían la guerra defensiva pero
nunca practicaban el derrotismo psicológico que pavorosamente agarrota a la
cristiandad al día de hoy. Moros y judíos preferían vivir aparte segregados en
sus aljamas con arreglo a sus costumbres y sus propios códigos legales. No eran
molestados para nada. De no haber sido por ese espíritu tolerante, no hubiese
cabido esa interacción tan fructífera que ha dejado poso a lo largo de los
siglos en nuestra forma de ser: cientos de palabras de origen semita, multitud
de costumbres, supersticiones, creencias. No. La barbarie no es cristiana. Y
ahí están, para probarlo,
Por eso, encuentro una verdadera gracia divina mi acercamiento
en peregrinación al Paso de Arbás . Su presencia es un símbolo que alza su
espadaña de advertencia a la apostasía y a las maulas en que nos hacen vivir
los herederos de don Opas. La mentira y la credulidad fueron la llave de la
traición que abrió la puerta de España a los sarracenos. Me parece que en forma
de nube la sombra de Don Rodrigo se pasea por las cumbres vírgenes de Peña
Urbina cantándole estrofas plañideras a su Cava. Por una hurí casquivana y un rey atolondrado vino a perderse España.
Sin embargo, en este verano último del siglo, de eclipses y de impasses, se
alza la sombra de protección de este adoratorio, que abre la puerta al helicón
astur, como un bastión eterno. Quizás las campanas desmelenadas tengan que
volver a expandir por la campiña su mensaje de bronce, tocando al arrebato al
son de “ Santiago cierra, España”. No se trata de un grito agorero. Es casi una
premonición. ¡Y que Santa María nos
valga!
*********
******
***
*
CAPÍTULO IV
CATALINA
DE SIENA Y
*
una vida llena de raptos, clarividencias y otros prodigios.
*
Santa Catalina es una demostración de cómo Dios se revela a los humildes y se
oculta a los soberbios, poderosos y sabios de este mundo.
*
Salvó a
***
En
mi corazón no hay diferencia de sexos. Yo fui el que hizo al ser humano varón y
hembra y para mí no hay distingos ni
condiciones - le decía un día el Señor a Catalina de Siena en aparición
particular -. Y yo hago lo que quiero.
Por eso, deseo que sepas que en estos tiempos el orgullo de los hombres se ha
hecho tan grande, especialmente el de aquellos que se creen sabios y discretos,
que mi justicia ya no puede resistirlos y está a punto de confundirles mediante
un justo juicio. Pero, como la
misericordia está en mí siempre al lado de la justicia, quiero antes darles un
aviso para que se reconozcan y se humillen, como hicieron los judíos y gentiles
cuando les envié personas ignorantes, pero a quienes había yo llenado de
sabiduría. Sí; yo les enviaré mujeres débiles e ignorantes por naturaleza pero
prudentes y poderosas con el auxilio de mi gracia para confundir su ignorancia.
Si reconocen el estado de locura en que se encuentran, si se humillan,
aprovechándose de las instrucciones que les enviaré a través de mis mensajeros
débiles, tendré misericordia de ellos “
Este párrafo encierra la clave para comprender el
proceso misterioso de las apariciones en
Hecha esta observación, hay que decir que no se puede entender
El caso de esta sencilla burguesa, hija de un
tintorero de origen mahometano y convertido al cristianismo viene a corroborar
lo afirmado. Hay que tener en cuenta que
- Debo de declarar que Roma está infectada de
vicios, Santidad.
El papa guardó silencio.
Dos siglos
antes, otro monje de gran inocencia de vida, reprendía al todopoderoso Eugenio
III con un réspice que debería dar que pensar y recapacitar a los que, en un
deseo, quizás loable de defender al vicario de Jesús para ponerle a cobro de
sus enemigos, quieren mermar la santidad de la doctrina de aquel que lo ha
escogido para el gobierno de su grey y le dijo:
- ¿No os dais cuenta, Padre Santo, que no sois más
que polvo vilísimo y que dentro de seis meses estaréis siendo pasto de gusanos?
Era Bernardo de Claraval
Catalina de Siena una pobre mujercita fue la
escogida para enderezar los caminos torcidos tras el llamado Cisma de
Occidente. Por encima de hagiógrafos y
detractores, resulta un hecho incontrastable y un claro ejemplo de lo mucho que
puede Dios. La entereza de esta hija de Sto. Domingo que iba por Italia predicando la penitencia,
dejando una estela de santidad y de conversiones (sus seguidores eran los
famosos “ caterinati” incondicionales, gente aventurera o de aluvión, el
equivalente a los “ yurodivi” rusos,
practicantes de la negación total, incluso la de la propia honra y practicantes
de la “ kenosis” o autoaniquilamiento. Eran los
locos de Cristo, el cual tantas veces en la historia toma por la senda
menos convencional y se une al grupo de los pobres, de los desposeídos, de los
borrachos) demuestra que el sometimiento
a la voluntad divina por parte de aquellos que siguen al Salvador y tratan de
imitarle en la inocencia de vida ha de tener prelación sobre la autoridad
humana. Dicho de otra manera- una vez más - Dios escribe con renglones torcidos
al derecho y confunde a los soberbios, hace ludibrio de los poderosos y se
muestra como el verdadero Señor de Israel de la forma más inesperada. Como
cantó María de Nazaret en el “ Magníficat”.
Taumaturgia.
Un rosario de prodigios y de predilecciones
celestiales encauza la vida de esta
sierva de Dios. Su biografía parece increíble vista desde la perspectiva de
1999 cuando las mujeres se engríen, se fomenta el adulterio y es de buen tono
incluso la fornicación. Empiezo a escribir este estudio el primero de diciembre
en que celebramos el Día Mundial del Sida, cuando todo el mundo es solidario,
pero nadie se arrepiente. Ayúdame, Catalina,
virgen de Cristo, a hacer una canto a la castidad tan necesaria en estos
tiempos y enséñame la humildad de no tener que callarme, acomodaticio, ante los
improperios, transgresiones y pecados de omisión. Rodeado por ellos vivo.
Nació en Siena, ciudad toscana, en 1347. Su madre se
llamaba Lapa y su padre Jacobo Benincasim. Vino al mundo en un parto doble, que
hacía el número veinticuatro de una vasta prole habida de la unión del
tintorero y Lapa, una mujer de singular belleza. La madre era una gran vividora
y tenía mucho miedo a la muerte. Pero un milagro de su hija haría que Lapa
pudiera alcanzar edad provecta. Sin embargo,
esta prolongación de la existencia no fue un don sino una especie de
castigo, porque vio morir a muchos de los suyos, cosa que lleno de tristeza los
últimos días de la anciana, como más adelante se verá.
Su hermana
mielga se llamaba Juana. De niña era tan
rica y graciosa que sus padres la llamaban Eufrosine, que en griego
significa alegría, encanto, porque ya en aquella edad tierna era el encanto y la alegría de los que
la miraban. A los tres años se sabía el Ave María. Sus juegos no eran con
muñecas sino con cromos de santos ,y a los ocho años quiso huir, como Teresa de
Ávila, al desierto; poco después, formula el voto de castidad ante un icono de
Pronto empezaron las grandes penitencias. Permanecía
todas la semana sin comer. Dormía en el suelo con una piedra por almohada y una
cadena de hierro la llevaba arrollada a la cintura a modo de cilicio. Su madre
que quería casarla con un rico mercader de Siena no desperdiciaba la ocasión de
humillarla en público. En cierta ocasión, la arrastró por el suelo, cuando,
después de mandarle quitar la toca, vio que Catalina, en señal de penitencia se
había tonsurado los cabellos.
Esta oposición materna, con ser empecinada, también
la consiguió vencer, aunque su madre era partidaria de que contrajese
matrimonio con uno de sus muchos pretendientes. Se dice de ella que no era
hermosa, pero que tenía un algo especial. Su voluntad era de hierro. Hubo de
huir de casa. Solamente un puñetazo en la mesa dado por su padre, el buen
tintorero de Siena, al cual amaría tanto nuestra Catalina, conseguiría vencer
la oposición materna al monacato.
- Catalina es libre. Podrá hacer lo que
quiera.. Dejadla ir a su aire.
Profesó en
Dieron
comienzo otras pruebas. El Divino Esposo le regala con todo género de gracias
especiales y de visiones, pero la santa duda de si todo esa clase de prodigios
no pudiera ser artificio del enemigo de los hombres y Jesús le pone a prueba.
Le dijo que para saber distinguir los milagros de Dios de los del Maligno hay
que empezar por aborrecer toda vanidad, por mortificarse y por morir a sí mismo
(kenosis, que viene kεvωσ, y
significa vacío, exinanición contigo).
Si alguien siente algo así como halagos y le gusta tener fama de santo, ello no
es buen signo. Los favores celestiales empiezan
siendo pruebas, amarguras, crucifixiones, oprobios y más tarde se
transforman en bendiciones. Antes, ha de morir el yo. Hay que despojarse de uno
mismo. La ruta angosta por la cual lleva Jesús a los que elige es así de
sorprendente, y casi siempre siguiendo los mismos pasos. Dios puede llegar a
parecer desconcertante. Nadie puede poner puertas al campo. Su actuación sobre
las almas a las que aparta para las nupcias espirituales resulta inquietante y
alborotadora desde el punto de vista de la prudencia de la carne y de los
respetos humanos. Es en virtud de este misterio carismático que vuelve
inexpugnable e indomeñable al cristianismo, fuerza de redención y nunca de
condenación. No queráis clasificarlo, ni ponerle etiquetas, porque el
Omnipotente se sale del fichero. Él es el Amor invencible.
En la ciudad de Siena pronto empieza a cundir su
fama de taumaturga. Para unos se convierte en piedra de escándalo, para otros
en paradigma prodigioso del Espíritu de Dios. A
cierta mujer que tenía lepra acude todos los días a cuidarla. Besaba sus
heridas y para vencer el asco y el horror que le inspiraba la enferma Catalina
llega sorberse los humores que manan de las pústulas. Al cabo de tres semanas,
ella misma se contagia de la enfermedad
de su paciente, pero, cuando ésta, que había pagado con ingratitud sus
desvelos, entra en coma, de repente, la lepra de Catalina desaparece. En otra
ocasión es una cancerosa, Teca, una beguina, del convento de las Hermanas de
- Mucho tardaste, Catalina en venir. Por lo que veo,
te gusto yo menos que tus frailes. ¿ No es el padre prior uno de los que te
sofaldan y tú te dejas hacer? ¡Porque te
gusta eh! ¡ Así prolongas tanto la acción de gracias después de la misa!
- Hermana. ¡ Por Dios! ¡ No diga eso!
Sin embargo, la enferma no dejó que increparle todos
los días con sus embustes y falsos testimonios, acusándole de haber faltado a
su voto de pureza formulado ante el altar de
Venciendo el
asco que le inspiraban aquella boca y aquel cuerpo hediondo, no dejó por eso de
acercarse a asistirla. Recibía los improperios de la paciente con una serenidad
augusta de cariátide griega. Un día le dijo:
- Yo te perdono y Cristo te perdona, hermana mía,
porque no eres tú la que dice esas barbaridades; es Satanás quien las inspira y
quiere entrar en ti. Como prueba de inocencia y de vida inmaculada, yo te ordeno que dejes el cuerpo de esta
mujer.
Catalina hizo un milagro. La pobre encancerada,
libre ya del zaratán que la tuvo a las puertas de la muerte, se arrojó a sus
pies y pidió perdón a la santa y fue por toda Italia peregrinando como
penitente y cantando las alabanzas de
Su caridad y amor al prójimo, a toda prueba, fueron
demostrados en otras ocasiones, cuando siguiendo el ejemplo de otros grandes
santos caritativos, como Martín de Tours y Nicolás de Mira, se quedó en cueros
literalmente para vestir al desnudo. Para ella tenía prelación la caridad sobre
la modestia. Sólo santos taumaturgos como ella fueron capaces de tanto
heroísmo. No conocía cortapisas, porque ella capaz de decirle al jefe de los
sacerdotes lo que los apóstoles: “ Es
mejor obedecer a Dios que a los hombres
y éste fue un poco el misterio en el cual se sustenta toda la grandeza de su
personalidad. Era Catalina una italiana de rompe y rasga, partidaria del todo o
nada, nunca las medias tintas. Una rebelde a lo divino. Tenía un fuerte
carácter, aunque también, llegada la ocasión, sabía ser diplomática.
Éxtasis
Ni médicos ni psiquiatras se han puesto de acuerdo a
la hora de esclarecer y estudiar debidamente estos fenómenos misteriosos de
catalepsia. El arrobo místico, cuando es verdadero y no fingido, se escapa a
cualquier lucubración científica. Es la cumbre del rapto, la quinta morada de
la comunión espiritual con el Amado, como demuestra el estudio de la vida de
los místicos. Francisco de Asís experimentó la vulneración. Esto es:
experimentó sobre su propia carne la herida en el costado infligida a Jesús en
el Calvario. Como Pablo de Tarso. Teresa
de Jesús padeció la transverberación. Su corazón fue traspasado por una ángel.
El caso de Catalina de Siena es más singular, pero no menos sorprendente. Un
día le fue arrebatado el corazón por el Esposo. De resultas de aquel acto de
entrega, le quedó en el pecho una enorme cicatriz que vieron algunas monjas de
su orden, y atestiguarían más tarde en el proceso de canonización (subió a los
altares en 1411) su confesor fray Tomás y sus biógrafos. En este hecho se
cimienta la devoción cordimariana y la devoción al Sagrado Corazón de Jesús
populares en Francia durante el siglo XVIII. Al ir a comulgar Catalina - el
fenómeno se repite con Margarita María de Alacoque - veía como un brasero u horno
encendido que le entregaba el sacerdote celebrante.
La devoción eucarística tiene un fuerte implante en
Sin embargo, el dogma de la eucaristía no forma
parte del cuerpo de doctrinas de
Durante los
primeros siglos de
Para la tranquilidad de algunos que nos puedan
considerar sospechosos de herejía, adveramos que únicamente en
Contemplados los hechos al trasluz de los siglos, se
observan que las devociones, como cosa humana, vienen y van con arreglo a las
apetencias, modas y gustos. También los hombres vienen y van. Sólo Cristo
permanece. ¿ Cómo dar cumplida interpretación a lo que parece una demasía
inefable de los santos? Estos desaforados casos pertenecen a la cumbre mística,
algo impenetrable. Con ojos humano, discutible, pero nunca a la luz de las
cosas de los espíritus. Muchos santos
estaban locos. Eran unos orates de Jesús y así se explica esta devoción
cordimariana o mesiánica que ahora podrá
encontrarse en crisis, no en sí misma, sino por causas extrínsecas. El corazón
de Jesús es un baluarte de amor contra el odio, un refugio en la promesa. Esta categoría es ineluctable y
permanece inalterable, pero siempre merece la pena estudiar estos fenómenos en
el contexto del que irradian.
Para entender el amor de Cristo uno de los
personajes más maravillosos del Evangelio es María Magdalena, la mujer pública,
que unge sus pies y le llama rabonni “ maestro mío”, la que pecó pero
que permanecería luego treinta y tres años en el desierto sin probar bocado,
alimentándose sólo de la eucaristía que le llevaban los sacerdotes. Eucaristía,
Tebaida, el cuervo de San Antonio, las disciplinas de San Arsenio y San
Pacomio, las barbas de Macario y de Hilario entran en juego para explicar este
rapto de amor.
A nuestra
religión los acaramelados e insípidos hagiógrafos con buena o mala intención, pero poco objetivos, la hacen un flaco favor. Sin embargo, estos
casos de exaltación demuestran que somos algo más que un conjunto de huesos,
tejidos y arterias. Mediante la virtud y la renuncia a sí mismos, el hombre y la mujer pueden llegar a semejarse
a los propios Ángeles. ¿ Por qué no lo intentamos? Los frescos bizantinos y las
maravillosas composiciones de Fr Angélico invalidan la tesis del
evolucionismo de Darwin. Mediante el
poder de la voluntad y la gracia divina el ser humano sería capaz de zafarse de
las constricciones alienantes que sujetan su instinto a la materia. La dulce
Eufrosine es un señuelo que convoca hacia esa excelsitud que trae al pairo al
hombre del fin milenio, que ha perdido el sabor y el saber por las cosas de
Dios y se animaliza sin remedio, porque el materialismo le dice que no tiene
por qué creer en aquello que se tiende más allá del alcance de la vista. Ella
representa el perfume imperecedero de las almas escogidas, del justo de Israel
que se mantiene inmaculado en el fango que lo rodea.
Su nombre va asociado al del lirio, como el color
siena que expresa una estética de delicadezas tersuras donde la neta exactitud
y la beatitud se dan la mano debajo de las arcadas pintadas por Fr Angélico para enmarcar sus
cuadros, que no son otras cosas que seráficas
representaciones de la vida celeste, entrevistas por un agujero. Todo
tiene la fragancia de la calta y la azucena de los huertos amados, de los
pensiles no hollados donde aparecen ángeles de alas tersas y expresión serena y
Vírgenes que desde su regazo entregan al mundo la belleza de sus desposorios
con el Verbo Encarnado. ¿ Cómo podremos vivir y respirar sin esas exageradas
demasías de la devoción apoteósica del espíritu europeo, de su cultura, de su
arte, de su recogimiento y de su silencio?
Catalina, estigmatizada por la lanza de Longinos, es
un dechado de las perfecciones femeninas, en las cuales parece haber dejado de
creer la mujer de hoy. No importa. Ella sigue representando en su magnitud el
heroísmo de Ester, la belleza de Judith, el amor y la simpatía de Rut y de
Rebeca. Hay en todas estas cosas muchos del yo místico que desconocen aquellos
que no han tenido el gusto de ser partícipes de tales experiencias. La
perfección, tal y conforme la venimos entendiendo la santidad, no es una
perfección de nimbo y de hornacina a la medida. Dios conoce el modo de romper
todos los moldes. En todo santo habrá siempre algo de iconoclasta. Ellos - para
eso están ahí - siempre tuvieron a gala
poner las cosas del revés. Esta rebeldía de la santidad tiene mucho que ver con
el duelo de muerte que libra Cristo
contra el diablo, las fuerzas oscuras y la soberbia del mundo.
Sólo vivió treinta y tres años, la edad de Jesús y
los que María Egipciaca, su prototipo, pasó en
El que el Apóstol de los Gentiles la echase un
rapapolvos para mirar para otra parte y distraerse durante un éxtasis, no deja
de revestir un hecho ingenuo del cual Catalina saca partido cuando explica en
una de sus cartas que” si la cólera de Pablo fue para mí un hecho terrible,
¿ qué no sería el rechazo de Jesús con los condenados el Día del Juicio
Final?”.
Pablo hace
honor a su fama de vehemente e impulsivo en este retrato que de su persona
realiza la monja dominica italiana.
Gregorio Marañón, al que apasionaron de siempre los
fenómenos paranormales, dice que la raya
de separación entre el fervor y la superchería es casi imperceptible. De ahí
que en el siglo XVII español proliferaran tantos alumbrados o místicos de
pacotilla. Un místico y un iluminado se parecen mucho, pero el primero refleja
un convencimiento mientras en el otro los fenómenos preternaturales responden a una enajenación
de las potencias, a intervención diabólica. Sin embargo, todo iluminado nunca
dejará de ser un místico, aunque de segunda categoría. En la realidad él ve
cosas que otros no ven. Para el hombre de hoy estos ringorrangos pueden sonar a
denuestos del agua y del vino, pero el medieval, que vivía y moría empapado de
teología, se encontraba incurso en la problemática. Nada tiene de particular,
pues, que a una santa otro de la corte celestial la reconviniere y a una iluminada - pasó con
Teóloga.
Mas dejemos
todos estos episodios.
En mística la
frondosidad no permite ver el bosque. Son cuestiones casuísticas que no llevan
a ninguna parte. Pocos sabrán que la gran doctora de
A Catalina de
Siena le debe
Mi
alma penetró en un mundo desconocido y vio el premio de los justos y el castigo
de los pecadores. Pero aquí me falla la memoria y la pobreza del lenguaje me
impide hacer una descripción adecuada de las cosas. Sin embargo, tengo la
seguridad de que contemplé la esencia divina y por eso sufro ahora tanto al
verme de nuevo encadenada al cuerpo. Si no me lo impidiese mi amor a Dios y al
prójimo moriría de dolor. Mi gran consuelo está en sufrir porque tengo la
seguridad de que mis sufrimientos me permitirán una visión más perfecta de
Dios. De aquí que las tribulaciones en
lugar de resultarme penosas sean para mí una delicia. Fui testigo de los
tormentos del infierno y de los del purgatorio; no existen palabras con que
describirlos. Si los pobres mortales tuvieran la más ligera idea de ellos
sufrirían mil muertes, antes que exponerse a experimentar uno de esos tormentos
por espacio de un solo día. Vi en particular los tormentos que sufren aquellos
que pecan en estado de matrimonio no observando las normas que él impone y
buscando en él únicamente los placeres sensuales”
Cuando
ya estaban a punto de inhumarla, la joven, con cera de los hacheros y blandones
mortuorios sobre los cabellos y la mortaja, resucita. Parece ser que fue un
caso de catalepsia similar a la que percató Teresa de Ávila, la cual,
desahuciada de los médicos y no habiendo podido ser curada de sus inexplicables
sofocos de que vino de un pueblo que llaman Becedas, la creyeron por muerta. Estuvo amortajada. La visión del infierno que
nos describe la santa abulense coincide en todo con la de la santa toscana.
Ambas religiosas tuvieron una contemplación del castigo con dos siglos de
diferencia y van a estar sujetas a un proceso ascético muy parecido y como
calcado uno de otro, como más adelante se verá. La ruta por la que acometen la
escalada del monte de la santidad se proyecta sobre el mismo trazado (precaria
salud, una gran influencia de la figura del padre, y talante inquieto y
andariego, que refleja un carácter depresivo, poco estable y lábil). El
desierto exige bloques psicológicos de una sola pieza. Mientras que a los que
quieran abrazar la vida cenobítica sin tener todas las aptitudes para ello se
les recomienda la peregrinación. El cuarto voto, el de la estabilidad,
introducido por San Benito en su Regla, fue el origen de tanto monje giróvago
desarraigado. Era el más duro de la observancia.
Catalina,
como buena hija de su tiempo, era muy andariega. El medievo empieza a despertar
de modorra en que el mundo había caído tras los siglos oscuros, con las
peregrinaciones. Este ir y venir sería a la larga benéfica para la cultura y
para el arte. Se diseminan las ideas, que viajan en el zurrón y las veneras del
peregrino compostelano. Ella no paró. Caminó desde Roma hasta Florencia. De
Florencia hasta París.
Otra constante es, amén del complejo de
Edipo, el gran ascendiente que ejercen
sobre ambas sus confesores y directores espirituales.
También sus
referencias son reiterativas en ambos casos a los pecados de la carne, sobre
todo a los que tocan el tema del adulterio, que tanto entristecen al señor.
Muchos se condenan por darle tan escasa importancia, pero, paralelismos aparte,
aquí tenemos la idea de un Cristo justiciero, y también un cristianismo en que
el cual el sexto mandamiento será prelativo. En cierta forma, Santa Catalina y
Santa Teresa de Ávila serán un poco las
responsables de esas obsesiones subliminales. Entre los ortodoxos, jamás se
habla del purgatorio ni existe esa obsesión sexual que a veces emponzoña y
martiriza nuestras conciencias. O la martirizó y obsesionó en años cruciales de
nuestra formación. En parte, también tuvo la culpa Dante, un místico, un
exaltado cantor de la pureza de la mujer. Y, un misógino, cuyas son las grandezas y miserias de
Occidente, que sueña con Beatriz y Dulcinea y luego se acuesta con Maritornes,
sin solución de continuidad y sin haber encontrado el comedio. ¿ Cuándo el
mundo cambie de página en los albores del Tercer Milenio tendremos un
catolicismo de obsesos sexuales o, en el otro cabo del péndulo, nos haremos
disolutos? ¡Pobre humanidad, tan lejos de Dios y tan cerca de sus obsesiones!
Pecando unas veces por exceso y otra por defecto. ¡ Ten piedad de nosotros,
Señor, que nos creaste y nos formaste del barro! Perdona nuestros pecados.
En muchos ámbitos teológicos se ha dejado de hablar
del Purgatorio entrevisto por Catalina de Siena y Dante. No pocos lo pasan aquí en vida, lo que, en alguna
medida, no deja de ser cierto. Estas visiones tienen algo mucho de truculento,
pero no reflejan más que el pensamiento y el sentir de una determinada
mentalidad. Luego vinieron los
hagiógrafos, los poetas y los artistas del cuatrocientos y del quinientos con
sus pinceles, hicieron encajes de bolillos con los que no existía, pero con las
mentiras y lucubraciones se ciñen al contexto de maravillosas obras de arte. Los predicadores
evangelistas yanquis son más tremebundos y truculentos que los Savonarolas
italianos en la explotación del caos apocalíptico en su propio beneficio y
vanagloria porque el más allá es un morbo que vende.
Deforman el
rostro de Dios. Siempre lo hemos querido dibujar a nuestra propia conveniencia
y a nuestra forma de ver en el mundo y él no se queja. Sin embargo, cuando
alguien empieza a hablar en su nombre y decir: “ Hija mía...” estamos perdidos.
Es un hombre el que habla pero quiere apropiarse la parcela del Salvador. A
pesar de todo, Dios está dentro. ¿ A qué tanto alboroto?
En cualquier caso, siempre resultan convenientes
tales reflexiones a la hora de expurgar conceptos. Por muy santos que digamos
que somos, no somos todavía buena gente.
Sin embargo, a partir de Catalina de Siena va a encontrar una forma de
coloquio con la divinidad, una manera de entenderse, que en algunos de sus
émulos deviene teología de alto bordo y en otras ensoñaciones contemplativas
infumables y en la mayor parte - en los iluminados- filaterías retóricas. Es
donde falla Occidente. En Oriente, a través de la “ pystina” rusa supieron
interpretar al Dios Perdonador mucho mejor que nosotros. Sin embargo, la meta a
la cual llegan los grandes, sea de un lado o de otro, siempre es la misma,
aunque por sendas mas o menos estragadas. En los impostores, nunca. Ellos
resultan el fruto máncer de la añagaza
diabólica.
Este acceso directo y sin intermediarios, de tú a
tú, con la sabiduría infinita hará que se confundan los planos. Dios baja.
Pierde su trono y se adapta a la mentalidad de la criatura. En Oriente el
hombre se diviniza. En Occidente humanizamos al Señor. Nos le fabricamos a
nuestra medida y llegan los particularismos del carácter emprendedor y
exclusivista. Pronto empezamos a encasillarlo y ponerlo caudas y etiquetas.
Resultado: se fabrican dioses repulsivos, egoístas, comineros, vengativos,
fatuos, obsesos sexuales, chantajistas.
A la vista está que son ídolos fabricados y mediatizados por la por humana flaqueza. Por eso, el cristianismo ortodoxo nunca
pierde esa grandeza cósmica de la salvación general. Aquí lo que importa es el
“ ¿ qué hay de lo mío?”. Su propia filautía en combinado con la materialista
voracidad hace que nuestros “ salvadores “ por estar tan en ras de tierra,
manejando un lenguaje poco asequible, de raptos, corazones ardientes,
eucologios dudosos, nos resultan antipáticos. Alguien está haciendo trampa.
Como Cristo no puede engañarnos ¿ dónde está el fraude? Un Dios tan personal,
que habla con nuestras mismas coletillas y anda metido en nuestras preocupaciones
seculares parece que nos descorazona.
No hay comentarios:
Publicar un comentario