CANTAMAÑANAS Y BUTANEROS.
NUESTRO NUEVO PERIODISMO
Antonio Parra
Ya cantan los pájaros al
albor. La primavera se adelanta. Llueve. Menos mal. Grande eres en tus obras,
Señor. Rezo el salmo 62 de Laudes del Oficio Parvo a Nuestra Señora. “Ad te
de luce vigilo”. Hay que estar en guardia contra tanta cabeza de chorlito.
Esa plaga que nos invade. Ya están aquí los butaneros y cantamañeros. Entre col
y col una lechuga. Entre cuña y cuña comercial un mitin. Tararí... tí.. Ti.
Alzamos al redoble de tambor y toque de cornetas, prietas las filas, montañas
nevadas.
Por favor no me pongan ese pasodoble tan
nostálgico de la España que perdimos que mi alma se desinfla. Se enternecen mis
fibras y las piernas se me vuelven flan y los dedos huéspedes. Y me entra un
cierto desapoderamiento de los sentidos. España es una y cabal. No volvamos a
partirla en dos. Nosotros seguimos en esa misma demanda y llevamos repitiendo
esta consigna de reconciliación lo menos ocho lustros. Ni la izquierda
deletérea progresista y a veces sin sentido nacional. Ni la derecha nostálgica,
ególatra, testaruda y que no piensa en los demás. Mi corresponsalía en
Inglaterra y Washington me llevo a la persuasión de que somos un pueblo grande
y hermoso pero con frecuencia manipulable y papanatas. Esto es caer en la
trampa de la guerra civil. Y desde entonces me fío poco de los de Oxford y
Cambridge pues mi alma mater es Alcalá.
Me gustaría ser paloma que sabe convivir con
la bandada. Es un ave cándida y social. Más que halcón egoísta y rapaz volando
a su aire. Pero aquí los halcones con harta frecuencia se convierten en pavos
reales muy finchados y despampanantes desplegando su bonita cola pero que son
incapaces de volar. Volemos pues. Y volar es convivir de la misma forma que
gobernar es transigir. Perdonar. Se nos va la fuerza por la boca. Dos pasos
delante y uno detrás.
Me desenchufo o le doy al
guial -amigo de las ondas cortas y del DX, distancias desconocidas que llegan
por el cañón de los sueños, esa gamelleira de la imaginación, tubos
catódicos, brahones y retahílas. Y abandono las estacionales nacionales. La
radio, un poco más de música maestros y no tanta información/desinformación.
Menos palabrería. Es la radio el mejor instrumento de transmisión de ideas,
afectos, sugerencias (deberían sacar más los micrófonos a la calle a ver lo que
el pueblo opina, vox populi, vox Dei) puede convertirse en un instrumento de
incomunicación. ¿Serán galgos o serán podencos? De todo hay en la viña del
señor pero esos gigantescos programas mañaneros cuando canta el ruiseñor y
suenan las arengas y los mítines - parece ser que hay montada toda una
estrategia del horror y del encono, pero a fin de cuentas esta es la democracia
o la de uns pocos con derecho de pernada y de opinión- ponen al oyente en pie
de guerra, no son ideas. Cesen las crispaduras. Ese que tiene la voz un tanto aflautada y la cara
de máscara. Es un clown. Más feo que Picio y listísimo más listo que el hambre
y la verdad es que no lo hace mal. Imposta la voz, maneja bien el castellano
pero no es más que un mimo, un momo y ambos vocablos dan en memo. Su voz sale
de las cavernas de la derecha antisocial. No creo que le importe demasiado
Miguel Ángel Blanco y tampoco condenando a la horca a De Juana le vamos a
devolver la vida ni a él ni a los guardias civiles pobrecitos que alevosamente
tronzó en la flor de su edad. Ya los pagará. Si no es en esta vida en la otra.
Tiene mucho purgatorio si es que no va a las calderas de Pedro Botero -que será
lo más probable- de morros y de cabeza. Y mientras le llega su hora, carne de
frenólogo y de manicomio. Dios proveerá y dios lo juzgará. Además, fue
excarcelado por una disposición incomprensible de los del fraque y la toga.
Un juez en tiempos de Aznar le redujo cadena y
los dos mil años de condena se quedaron reducidos a dieciocho. En agua de
borrajas. Total. Son ladridos las que se
ponen en circulación: chantaje, manos blancas, presidente al paredón. Ultraje y
las palabras se vuelven espadas y consignas y el personal las repite como
loritos en las tertulias en los chats y en los foros. Clama la voz, la mía, en
el desierto. Calma, señores. Un poco de recapacitación.
Aquí lo que importa es el muerto. El cadáver
sobre la mesa. Un muerto mil votos. Cincuenta mil. Un millón. ¡Qué triste
realidad! Así que el personal marcha camino del trabajo y se apretuja en el
metro o en el autobús repleto de hordas haloetnicas, que seguramente el siglo
XXI va a ser el de las grandes masas, del descorrimiento de pueblos, de la
perdida de ese centro de equilibrio que era Europa y el cristianismo en su
mejor versión la católica, con el cabreo de haberse desayunado el sapo
mañanero. A las masas se las maneja mejor con el horror pero este axioma
determina no pocos retos a la libertad de expresión.
Ruede la bola de la información-desinformación.
El control de las prensas y de la palabra o la imagen que baja por el éter
puede llevarnos a una nueva era de hombres robots con el cerebro bien lavado
mas no así el corazón. Los trusts y los grupos de comunicación se imponen y
hacen la guerra entre ellas. Recuerdo a principios de los noventas las luchas
internecinas entre serbios y caníbales. El grupo Z y el grupo Prisa y el de la
Cope capitaneado por Antonio Herrero. En esa lucha de golpes bajos y patadas en
la espinilla valía todo. Desde la difamación hasta la más inaudita vesania. ¿Es
que llevaba razón aquel vasco que dijo y ahora lleva una vida monástica en un
pueblo de Guadalajara que somos una tribu? Leguineche quiero decir. Gran
reportero de todas las guerras pero creo que esto le viene un poco estrecho.
Como a mí que estoy de vuelta de todo. Pues muy bien somos una tribu. Que pasen
los periodistas y coman que dijo el ínclito Romanones.
Las espadas están en alto siempre en esta
maravillosa profesión donde han resucitado querellas antiguas sin la crudeza
del siglo XIX desde luego(recordemos que Azorín, el impávido Azorín, fue a por
Maeztu que era algo vehemente y que había puesto la novelística del autor de
Monóvar del Campo cual hoja de perejil) con una navaja cabritera y al ceceante
Valle Inclán el de las barba de chivo lo dejó manco otro colega Manuel Bueno
con un verduguillo, la herida se le infectó, los duelos de la literatura fueron
famosos en aquel tiempo y yo he visto a un colega en Londres atizarle un
botellazo al corresponsal de un diario de la competencia) estas determinaciones
ab irato de poco sirven pues la violencia es algo inane pero son el pan nuestro
de cada día en esta profesión. Uno tiene que llevar rodela y hasta un coselete
antibalas creo que eso ocurre aún en Hispanoamérica cuando va a la redacción.
Uno escribe y uno habla desde la dilección y con un afán ético o moralizador, o
al menos así debiera de ser, desde la sátira y desde el perdón, pero no hay
manera para no hacer -dulce razón de amor- de mi querida patria una España encabronada
y acojonada
. Pero la crispación, esa
palabreja que tanto se usa ahora, llega por el aire y el Evangelio me dice “no
luchareis contra los hombres y la carne sino contra los malos espíritus que
viajan por el aire” (palabras de la ordenación de diáconos en la Iglesia
grecolatina). Y el advenimiento de los grandes midas de la comunicación todo un
fenómeno sociológico. Seguimos luchando contra los molinos de viento aun
corriendo el riesgo, ya lo sabemos, de acabar con los huesos quebrantados y
molidos. Peleando con la dialéctica de la destrucción, oye. En esta sociedad de
la imagen parece ser que el hombre carece de vida interior
. Su existencia se
desarrolla hacia afuera. A mí que me dejen en paz. Furbo. Quiero Furbo.
Panem et circenses. En algo hay que entretener a las masas y mantenerles
distraídos. Dales pan y circo ¿Y a los periodistas? Que pasen y coman. Hay que
ver que contrajodido y puñetero era ese conde. Y los medios de comunicación
dejaron de ser un servicio público para convertirse en la bandería de los
intereses comerciales. No me quejo. Esta es una democracia vigilada y hay que
ir de compras al Corte Inglés. Es la vida moderna. O lo coges o lo dejas. Y la
cosa empezó con Franco que trajo aquí a las grandes multinacionales. La Revlon,
la Perkins, la John Deere, General Electric. Etc. uno escribió una vez en
contra de la Westinghouse y la standard cuando estábamos comprando centrales
nucleares a Estados Unidos y por poco me echan del “Arriba”. Un lector escribió
una soflama contra mí. Me llamó buey. Ya estoy muy acostumbrado a este tipo de
dicterios y tengo anchas espaldas aunque carezca de la entereza e importancia
de Calvo Sotelo. La guerra civil vino como resultado de una crispación que yo
lo he estudiado bastante bien por antiguas rencillas entre militares
africanistas y peninsulares. Reciclese, don Verumtamen. Pues me reciclo pero a
lo mejor no lo consigo Eso lo logró un genio de la comunicación que se llama
José María. Se acabó el tiempo de las plumas galanas y de los nombres
rimbombantes. Y vinieron los garcía los del Olmo las Encarnas de día y las
encarnas de noche, degollaron a Balbín que en su programa La Clave había
conseguido un nivel de excelencia como en pocas televisiones del mundo con la
excepción de la alemana y la francesa se había adquirido. Lo descabezaron
alegando que su audiencia era de minorías, lo que era un infundio, y vivimos en
los tiempos de las grandes masas. Furbo... Furbo y salsa rosa, se ha dicho.
Butaneros y cantamañanas y la información se ha tornado alienante y alienígena
- tratando de emular a los anglosajones- aunque ha vuelto la tradición
panfletaria del libelo estilo siglo XIX. Por esta vía se puede aniquilar
perfectamente el alma de las naciones y crear un nuevo tipo de sociedad con
otros atavismos y tics. El lavado de cerebro suma y sigue y la verdad es que la
Iglesia que está en la mira de esta labor de zapa no lo ha querido ver o, si no
lo ha querido ver, y por aquello de si no les puedes vencer únete a ellos, se
ha subido al carro de los vencedores. Los grandes fenómenos en antena de la
emisora de los curas se declaran agnósticos y luteranos. Yo pienso que si mala
fue la era de Felipe González para los que nos hemos ganado la vida escribiendo
la de Aznar fue nefasta. Una concatenación de torpezas y errores pero la verdad
es que no tuvo él la culpa como tampoco la tiene ahora Zapatero que han de
acatar las disposiciones de un teléfono rojo oculto en alguna parte y quien
manda, manda. De esta forma mantener una independencia de criterio resulta no
sólo oneroso y peligroso sino algo casi imposible. Lo dijo Ramiro y murió por
esa idea: el gran problema de los españoles que se despellejan entre sí es una
izquierda antinacional y una derecha antinacional. Hay a muchos que nos sigue
gustando este proyecto de futuro basado en la síntesis y vivir, sentir y
escribir con una idea de Estado en la cabeza por encima de las facciones y
encontronazos de partido.
Volvemos al sectarismo y a las divisiones de
derecha y acaso al caciquismo que hizo fracasar a los dos regímenes constitucionales
que tuvo España. Ahora estamos en la tercera y a la tercera va la vencida. A
ver si puede ser. Joaquín Costa expuso el proyecto de Ledesma en otros pero
casi en los mismos términos: el problema es de la despensa y la escuela. Ahora
gracias a Dios no hay hambre, las barrigas parecen ahítas, pero puede volver a
haberla. Sin embargo la gran ignorancia nacional sigue vigente. Es una escopeta
cargada que nos lleva al guerracivilismo. Convendría pues una mejor educación
de las masas irredentas. Nada tengo con el admirable luarqués José María García
al que ya empezamos a llamar en la escuela de Periodismo de la Iglesia el
Butanito - me alegro de que se haya recuperado de su enfermedad y que siga
fumandose sus buenos vegueros- pues venía a clase, las pocas veces que iba, con
una casaca del mismo color y en una Vespa.
Siempre con prisas. Mirada de aguila. Un tapón
de tío pero listo como el hambre y con una voz de Esténtor, maravilla en un
cuerpo tan pequeño, que impostaba y que dio lugar a un estilo inconfundible y
una voz propia ante los micrófonos. Es la gran cuestión en literatura y en
periodismo: encontrar tu propia voz. El estilo es el hombre. Con poco bagaje
cultural sin embargo supo sintonizar con las apetencias de la gente. Y los
españoles de la primera transición encontraban en el deporte no practicado sino
de la grada una válvula de escape a su adrenalina.
Por eso en los ochenta se dormían escuchando
las diatribas del pequeño y rubiales Butanito contra Porta, Soporta y don Jesús
Gil que más de una vez le envió los padrinos. En fin, Furbo... Furbo el nuevo
Dios de los españoles. Reyertas. Es la cólera del español sentado. Yo quiero
creer que el personal no desea que se le informe sino que se le arponee. Los
españoles dicen somos masoquistas. Le tenía al pobre Porta aquel presidente de
la Federación de Futbol un soplón a la puerta de su vivienda y todos los
españoles sabíamos cada noche a qué hora en qué minuto y cuánto duraba el paseo
cuando don Pablo sacaba a su perro a mear. El mejor estilo de Pueblo lo
acreditó este García. Creo escuela y ha tenido no pocos imitadores.
Que se han hinchado a ganar perras en una
profesión que proporciona algunas satisfacciones y bastantes sinsabores poco
dinero y bastante caspa. Que es más que nunca el Cuarto Poder. El parlamento de
papel. Aunque no es buen síntoma para una democracia el que la política se haga
en las redacciones y que algunos prebostes y mandamás del sector tengan más
peso específico que muchos ministros. Malo. Pero la información es poder y hoy
es el Poder con mayúsculas. En su modestia uno que no es de derechas ni de
izquierdas no entiende estas querellas de patio de vecindad porque a Butanito
le hayan degollado una entrevista con el Loco de la Colina.
Tenemos dos manos y dos ojos ¿no? Convendría
seguir entonces sin bandazos a babor y estribor la trayectoria de la recta.
Proa. Proa. Era un diario vespertino de León por cierto y un cachondo se lió a
voces una tarde de allá por los años cuarenta cuando los periódicos se voceaban
como si León fuera Londres y anunciaba:
- “Proa” Ha salido “Proa”:
El Papa se casa con la Hilda y se marchan los dos al Caribe en viaje de novios.
Horror ¡qué titular en pleno
Nacional catolicismo! El vendedor debía de estar borracho o debía de ser
Genarín. Cerraron aquel periódico que era de la cadena del Movimiento tres
meses y a su director por poco lo amarran a la sombra en San Marcos. Como a
Quevedo por un soneto. Un titular mal trabado podía valerte no una misa sino
que te lo dijeran de misas en aquellos tiempos Y de la misma casa salió don
Luis del Olmo que creo que era locutor de la REM (Radio Cadena del Movimiento)
en la emisora de Astorga. ¡Qué voz, señores, qué voz! Y ¡cómo la imposta! Creó
escuela. Y enamoraba a las señoras cuando salía en antena aquel mozo de los
ojos tristes y la voz seductora. Un maragato de Astorga. Moris captus -es lo
que significa maragato- cautivado por los moros esto es tornadizo y don Luis
con su varonil voz cautivaba a las parientas. Y todas las señoras se iban a
comprar al Corte inglés con gran alarma de los maridos que protestaban:
- Esto es el colmo don Luis
del Olmo.
Me lo encontré una vez que
fui al Arrabal de Arévalo a vender libros cuando por culpa de una bollera me
suspendieron de empleo. Estaba comiendo en La Pinilla del Olmo. Le acompañaba
un guardaespaldas. ¡ Y qué tenga yo que estar aquí vendiendo libros como un
cabrón y venga a comer el plato del día y este señor a la carta! Ante el mejor
cochinillo! Soy tan buen periodista como él. La verdad es que don Luis y su
zaguanete comieron poco y yo me hinché a sopas y garbanzos. Desde hace muchos
años, inconsciente de mí, he renunciado a guardar la línea.
- Mira, Verumtamen, - me
dije a mí mismo - Tú vives mejor que él. Te acabas de zampar un cocido a lo
pobre que no se la salta un gitano y te has echado al coleto dos medias
botellas de tintorro de la tierra que te hace ver la vida de otra manera.
Arriba los corazones. Súrsum corda. Eres mucho más feliz. No llevas
guardaespaldas pero eres más feliz. No cambiaste de chaqueta y duermes con la
conciencia más tranquila.
Ahí está la maula. Que no
cambiamos de chaqueta. Seguimos aferrados a ciertos ideales de la España eterna
y nos trataron de locos y de borrachos. Se nos cerraron todas las puertas.
Hicimos mutis por el foro pero seguimos al pie del cañón. Tenía que ser así en
cumplimiento de las palabras del Caudillo que lo dejó todo atado y bien atado -
y sigo pensando que su palabra es verdadera- y si su heredad se desata, creo
que el ZP lo que intenta es salvar los muebles, habrá gresca. Por aquel mandato
nuestro sacrificio. Nos ofrendamos nuestras vidas y nuestra carrera en
holocausto. Éramos los albaceas de aquel legado histórico. Que haya paz y
progreso entre los españoles y tuvimos que hacernos el loco y mirar para otra
parte y aguantar estas tabarras de butaneros y cantamañeros y la melancolía de
esas emisiones oceánicas de costa a costa la voz sexy de la radio una cosa
parecida en tío a lo que es la Cristina Schlichting en mujer. ¡Dios qué voz más
sensual! Y lo mejorcito de por aquí. La escuchas y piensas en el amor, qué voz
de mujer, Además hija del Cuerpo. ¡Si no fuera tan carca!
Uno se pregunta cómo puede
ser esto. Sólo ocurre en la radio de las repúblicas bananeras pero la verdad es
que el talante de este pueblo es inclinado al caudillismo también en lo
informativo. Eso arrevuelto con un poco de masoquismo porque al español de
abajo le suele ir la marcha y nos da la fórmula. Los que postulamos un
periodismo serio, una literatura como Dios manda y un saber estar y saber ser
en demócrata tuvimos que callarnos. Hacer un mutis por el foro o ponernos a
leer los Intereses Creados de don Jacinto. Que en estas guerras mediáticas que
nos desinforman con su noticierismo y su culto a la personalidad fantasmagórica
laten miras utilitarias. Detrás de estos grupos se ocultan muchas perras. ¡Ah,
amigo! La ambición humana carece de límites. Sosiéguense, señores.
-Así que no es usted de
derechas don Verumtamen.
-Ni de izquierdas. Lo mío es
el Centro. El comedio no el del pobre Adolfo Suárez al que tan mal hemos pagado
por sus incalculables servicios prestados. Tampoco. Pero busco el equilibrio.
Cuando todos hemos perdido el centro y un poco los papeles. Virtus in medio
est. Buena consigna para un país de desequilibrados. ¡Señores de la radio
no nos azupen los perros!
7 de marzo de 2007
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