LA
MATANZA DE SAN ANTON
Quizás protesten los animalistas pero a mí me gustaban las matanzas de mi infancia, cuando sacrificábamos el gocho, una efusión de sangre ritual, que nada tiene que ver con las matanzas que hemos visto en Siria en Paris en Turquía y en otras partes otros muchos santos mártires confesores y santas vírgenes pues cantábamos al pie de la toza:
Oh glorioso
san Antón
danos tu bendición
para que con las tripas del marrano
nos demos un atracón.
Parece que estoy viendo, durante el ágape ritual, sin promiscuación (mezcolanza de carne y pescado, mezclar heterogéneos), llorar a Melares el pastor que cuidaba el rebaño de mi abuelo quien por estas fechas bajaba de la majada a comer en familia.
- ¿Por qué lloras, Melares?
- Porque me atraqué de calducho y ahora no puedo con las morcillas ni las criadillas, señor amo.
El marrano del bendito san Antón nos libraba del hambre entreaño
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