BOCHORNO
NOS ESTÁN DANDO LARGAS nos quieren dar por el culo, risas de don Bwana, yes, wana, nuevo Herodes. ¿Traes los informes? Irán, sin embargo, le va a dar caña al hijo del sastre de Lvod que tocaba el piano con la polla, nos salpica de sangre y de mierda a cada hora, huele el mundo a cadaverina.
Aúlla ese perro de la urbanización, clangores de guerra, pero aquí estamos con ganas de meterla en la urna, tan tranquilos, mientras bailamos en un mar absurdo de debates y contra-debates; Perico y la meiga. La meiga y Perico dispuestos a saltar al palenque a ejecutar un numerito. Good perfomance.
Una hora aguanta el garañón arrecho y la rubia se corre entre gritos afilando la nariz, caso de muerte. Es muy largo y curvo, su apéndice nasal de las mentiras que suelta. Sus pedos se vuelven tiros en la barriga. ¿Sumas o restas, cielito lindo?
Yo más bien voy por la sombra. Todo este montaje político tiene el aire de tongo. Bailo el vals de las olas en la playa del absurdo.
Se quema el monte y todos quietitos. Relinchan las yeguas toriondas, su celo es algo divino y yo me tumbo en la hierba del sel de cúbito supino. Las yeguas quedan preñadas por el céfiro. El garañón que las monta es un percherón caudiculino.
Una empinada de tres segundo y la descarga, en doce meses parirá la yegua un potrillo. Y no es un espectáculo porno como el de esas que se encaman con su chorbo y duran y duran como las pilas Duracel.
Estamos al pairo de los acontecimientos viendo el volar de las mariposas. Ya maduraron los higos. Las potras nacieron en abril y trotan por la cañada pegando brincos.
Escribote sin esperanza, amor mío. Emborrono papel, entre vaharadas de incienso de mi pipa que suben al cielo desde el incensario de mis pensamientos. ¿Dolor de atrición? Ni por esas, aunque a veces soy todo mí un largo treno de msereaturs.
Me dicen que parió la abuela. Eso es un imposible metafísico. Conque la noria de la alberca sigue girando. Esta vida bendita que nos dio el Señor es un tiovivo a piñón fijo. Los cangilones de esta noria intensiva cuya cinética desconocemos nos sorprende a fuerza de enigmas. ¿Dónde está el motor? ¿Dónde el auriga?
¿Quién acciona el interruptor? Y si al automedonte se le olvidó guiar o desconoce el código de la circulación, entonces habrá que decir: "para cabrón".
Seguramente que es uno de los Hijos de la Viuda que nos quiere asesinar; ya sé que los asesinos montan guardia en el cuadrilátero de la televisión, se timan con las murrias cantando misereres, guerras, destrucciones, desolación.
Pero tú, Quirino, sigue adelante, besa el icono, enciende velas.
La vida eterna bien vale una genuflexión. No esperes mucho del mundo falaz. Esto es el apaga y vámonos.
Ciertamente, Quirino, me subí a muchos andamios, manejé la llana y la paleta con soltura, canté mis canciones con despejo y piropeé a las mozas del barrio que me veían poner ladrillos uno tras otro hasta construir la pared.
Una vez caí y por poco me desguardamillo. Piedra a piedra, verso a verso, se alzan las catedrales y se escriben los libros. Pero Ella estaba allí debajo, puso su manto y me salvó. Aderita la de León fue mi hada madrina en tal tribulación
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