LOS PRIMEROS MINISTROS INGLESES QUE CONOCÍ. ENGLAND MADE ME PERO NO COMPRENDO SU RUSOFOBIA
LIZ TRUSS NUEVA PREMIER
martes, 06 de septiembre de 2022
Me siento en los quiciales del puente de Valdevilla que es el puente de la memoria y me pregunto quién habrá pagado la alfada de mi redención. Doy gracias a dios por haber sobrevivido. Yo fui un enamorado de Gran Bretaña donde conocí el amor y llevo conmigo una canción de portante que recito cuando estoy afligido y me vienen ganas de arrojarme por el puente romano de Valdevilla:
Segovia my venture
England my adventure
Russia my palestra
Spain my grave in parte dextra
Una señora bastante fea a la que llaman doña Truss de boca torcida y difícil a la cual Lavrov le puso a caldo perejilero ha sido elegida para mandar el gobierno de los ingleses. Hago memoria y repaso de los inquilinos de Downing Street que sonaron a lo largo de mi existencia. A Attlee no lo conocí. Era un niño. Pero asistí a los funerales de Winston Churchil en 1965. Toda Inglaterra se echó a la calle blandiendo la Union Jack El patriotismo inglés es como una tenaza formidable. They never give out. Se parece al ruso, aunque el ruso sea menos delirante. Harold Mac Millan inauguró una nueva era triunfal la de los Beatles y la música pop. “We never had it so good” nunca lo tuvimos mejor. Su nombre viene asociado a las tazas de té que ingerí, a los cigarrillos baratos que fumé Woodbine y Number Six, las pintas de leche en la ventana io en el alfeizar con una canción de juventud No milk today my love is far away y las pintas de cerveza que degusté en aquellos paradisiacos pubs de Old Merry England.
Hasta los prados y los robles me hablaban de amor en la lengua de Shakespeare y yo me preparaba a vivir la experiencia de una estrofa de los Canterbury Tales. Su recuerdo viene asociado Al de los labios de las mujeres que besé. Y sólo hubo grande hermosa grande y libre Suzanne Marie de Hornchurch en el condado de Essex.
El amor (soy pájaro de un único nido) sólo pasa una vez en la vida por nuestra puerta y no lo comprendí necio de mí. Los ojos de Suzanne empero me acompañan hasta el sepulcro recriminándome mi alocamiento y desventura. ¿Qué hiciste de tu vida, Ton? Soy un desdichado.
Luego vendría sir Alec Douglas Hume al que tuve el honor de entrevistar, pero los dos primeros ministros de mi época fueron Harold Wilson que me enseñó a fumar en pipa, a ser honesto, austero y vivir una vida laborista no frills. Callaghan con su gesto avuncular me insinuó modos de vida y a ser un lector impenitente de las ediciones baratos de la Penguin. Los sesenta y setenta fueron años felices de mi vida que no volverán.
Aquel mundo feliz acabó con la Dama de Hierro. Se cerraron las minas, los obreros al paro. El triunfo del gran capitalismo. se cernía sobre las Islas la amenaza de la pobreza y el recuerdo de las marchas sobre Jarrow.
Inglaterra como suele hacer siempre entonces sacó a relucir su espíritu guerrero algo que infunde mucho respeto, da un poco miedo cuando vives en Inglaterra. They dont give up. la Thatcher mandó la escuadra a Malvinas, orden terminante de hundir al Belgrano el buque insignia de la armada argentina con munición nuclear. Trompetas de triunfo otra vez en Trafalgar Square. Gran parada; O Britania rule the waves... luego la tendera de Grantham se retiró tras perder las elecciones. Se dio a la ginebra y murió alcohólica.
A la siguiente la señora May de aristocrática nariz apenas la conocí y Boris Johnson el de los cabellos alborotados con aspecto de haber recién metidos los dedos en el enchufe Inglaterra volvió por sonde solía a la balanza de poderes y se hizo bronca y aguerrida. No entiendo su rupofobia.
Creo que Inglaterra y Rusia se parecen y ostentan idénticos signos zodiacales. Desde luego yo aprendí periodismo en Fleet Street y una de las normas era la objetividad narrar una historia con sus altos y bajos sus intercadencias, pero ahora la prensa inglesa cuando se refiere a los rusos se calza el coturno de la agresividad y el berrinche.
Han apostado por Ucrania y Zelensky es un jamelgo perdedor o al menos eso me parece a mí que soy rusófilo y anglófilo simultáneamente sin merma de mi amor por España. No quisiera que los misiles rusos alcancen a ninguna ciudad de la pérfida Albión. Porque allí viven personas que llevan mi sangre
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