LA CORONA DE EDUARDO EL CONFESOR SOBRE
LA CABEZA Y LOS “CUERNOS” DEL OREJAS
Ya están aquí llegaron ya y por fin
Charles hereda el cetro el manto de armiño la jarretera y la corona de Eduardo
el Confesor sobre su cabeza y sus cuernos. Estamos empachados de imágenes
fúnebres (morriones, sables, dolmanes, reyes de armas, jauría de trompeteros y
atabaleros como en la edad media) Inglaterra se da buena mano para vender el
producto de la pompa y el boato (pageantry). Teatro. Puro teatro. Copan de esta
manera mercados.
Vimos al nuevo rey vestido a la escocesa con
la falda a cuadros los calcetines de merino y el sporran para el dinero.
¿Qué oculta un escocés bajo el sporran? Un par de huevos. Es todo un chiste
nacional.
Una vez les pregunté a mis alumnos qué que
pensaban de la monarquía. ¿La reina? Y Pailing el último de la clase respondió:
— Sir,
she is good, but she goes on for ever (señor una buena reina, aunque no
parece que se vaya a morir jamás—
—¿Y Charles?
—A bit
thick, Sir, but he is alright I suppose (un poco espeso, pero no parece mal
tipo supongo).
Así que para aquellos niños de Armthorpe High
School que hoy serán pensionistas la reina Isabel era eterna y el heredero de
la Corona el príncipe de Gales a la sazón no demasiado inteligente. Lo del támpax
de su novia vino después cuando Pailing ya cumplió por la escuela pero no deja
de ser un dato revelador de que el heredero de la corona se muestra un poco
lerdo cuando le dice a su novia Camila que quiere ser el támpax dentro de su
chichi para estar más cerca de ella. En medio de este excesivo (they are overdoing it) de los medios de
comunicación estatales y de la Ayuso ordenando banderas a media asta en la
comunidad de Madrid ya somos de la Commonwealth, en medio digo de esta
exaltación y paroxismo nadie se acuerda de Diana su esposa legal muerta en
extrañas circunstancias en el pasadizo subterráneo del Puente de alma en Paris.
Aquí hay todo un coverup y yo estoy seguro de que Charles es a big
thick y un tipo mimado con muy mala leche. Nadie para mientes en España
presa de un fervoroso y baboso entusiasmo adulador hacia los soberanos ingleses
sobre qué ha sido Inglaterra en la historia de nuestro país: nuestro enemigo
secular. Mis colegas colegiales tanto en el aula como en el staffroom no
dejaban de hacerme invectivas insidiosas a la derrota de la armada invencible o
a la batalla de Trafalgar. De aquí este servilismo sin dejarme de enfurecer me
entristece.
Carlos va a ser la cabeza visible de la
masonería. Inglaterra es un pueblo carnicero y mercachifle, muñidor de
conflictos que esquilmó las colonias. Es una nación de chupa sangres muy
guerrera y conflictiva bajo su flema y aspecto de calma aparente.
Todas
las guerras que ha registrado el mundo en la edad moderna se tramaron a orillas
del Támesis desde que un sefardí Lord Beaconfield consiguió dominar las dos
cámaras del parlamento ingleses. Allá surgieron los Curzon, los Rhodes, los
Chamberlain, los Lloyd George.
La guerra de Ucrania se dirige desde allí con
el lobby sionista de los Estado Unidos. Con frecuencia me vienen sudores fríos
y se me ponen los pelos escarpias cuando pienso en lo que puede significar esta
preponderancia de Reino Unido que nos tiene agarrados por Gibraltar para
nuestro propio país regido por reyes corruptos y políticos indeseables. ¿Será
el fin? A la cruz el INRI y tras el suplicio vendrá el escarnio.
La destrucción de España como país y su
conversión en taifas podría ocurrir.
Puede proclamarse nación fallida bajo el cetro de Carlos III el Espeso.
Felipe VI tendrá que pagarle pechas y parias. En medio de tanta fanfarria
suenan los clarines del miedo en este coso del castillo famoso que es Madrid.
La
presidenta Ayuso se ha bajado las bragas dispuesta a mamarle la polla a Charles
el Espeso alias el “thick”. Andan las cosas muy revueltas en el serrallo. Nueve
años de vida en Londres sirvieron para darme cuenta de que la capital británica
es la Mecca de la conspiración. Por eso me volví.
12 de septiembre 2022
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