APORTELLADOS DE SACRAMENIA Y FUENTIDUEÑA
Aportillados eran los adelantados del
rey, castellanos que pagaban Parias castelarias lo que les daba derecho a ser
señores prevenidas en frontera con todo su ajuar. Para ser aportellado –este
adjetivo define toda la reconquista con su entera mentalidad de combate- había
que estar empadronado en una villa o ciudad, tener allí casa, corral o dehesa
desde san Miguel hasta la santa trinidad, pagar la fonsadera o pecha de guerra
y manejar espada, lanza y capillo, tener caballo. Hay que tener en cuenta que
las armaduras eran entonces caras. Prerrequisito era el haber sido armado
caballero y jurar lealtad al monarca. Los aportillados o aportillados podían
administrar justicia y recibían la cara
de alcalde Es el principio vasallático otorgado en avenencia y de mutuo acuerdo
(los godos no firmaban nada a no ser con la sangre y les bastaba la palabra
empeñada) para cabalgar en algara contra el moro cuando la anúteba lo
reclamase. Los caballeros eran mesnaderos bajo el pendón real. A tales
aportillados se refiere el fuero de Peñafiel del cual ya hablamos otrora y que
es uno de los más interesantes para los medievalistas. Don Claudio Sánchez
Albornoz hace un estudio exhaustivo del mismo y lo clava. Es un fuero que fija
los usos y costumbres de los sexmos ribereños del Duratón. Zona que había sido
repoblada y don Claudio dice que el gran problema de la España del siglo X al
XII fue la despoblación del Duero por gente de muy diferente origen. La
integraban los gascones llegados de Francia siguiendo a los monjes repobladores
del cister y de Cluny, vascos, satures, cantabros pero sobre todo casi en un 37
por ciento eran exaricos o cautivos agarenos que habían sido obligados a
moverse hacia el norte tras las exitosas campañas en Al Andalus de Alfonso el
emperador. Abrazaron seguramente a la fuerza la fe cristiana. Van a ser los
primeros componentes de la fuerte raigambre mudéjar de esta zona que se irá
desplazando hacia el Oeste por Cuellar, Arévalo, Peñafiel. Otros eran muladíes
raíz mucho más antigua y asentada porque es obvio que no todos los mozarabes
quisieron ser mártires hubo bastante chaqueteo y se sumaron al credo del Coram,
o árabes descendientes de cristianos conversos al Islam también por obligación.
Todo un variopinto melting pot. El Duero era la tierra de frontera. Tanto el
como sus afluentes se encuentran salpicados de fortalezas y castillos. Los
antiguos tumbos refieren que el dueño de estos señoríos el conde Ansurez de
Monzón era un muladí: Ibn-el- Manssur y
Alfonso III de León en 912 dona la tierra de Cardaba cum edificiis a un tal
Gonzalo Téllez para hacer cargo de esta zona de monasterios y de morabitos
tanto musulmanes como cristianos que
vivían encuevados en simas que ese dan en abundancia por estos valles. El cenobio
oriental va a ser sustituido por una fundación monástica del Cister. Esa va a
ser la constante durante los siglos medios: el anacoretismo bizantino visigótico va a a ser siendo
sustituido poco a poco por una firma de vida en común y a la occidental. Eso
desde un punto de vista religioso. Desde un ángulo económico los monasterios
eran auténticos fundos de explotación agropecuaria
miércoles, 18 de junio de
2008
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