LA ERMITA
ROMANICA DE SAN VICENTE YH LA TORRE VISIGODA DE SAN GREGORIO EN FUENTESOTO
Es una de las joyas del románico rural margen oriental del
Duero aguas abajo de San Saturio Berlanga y san Esteban de Gormaz para entender
el espíritu que late dentro de estos capiteles, fustes, basas, columnas y
gloriosa sillería hay que haberse empapado de las páginas del Poema del Mío Cid. Yo lo he hecho a lo largo de
más de cincuenta años. Ya ha llovido desde aquel verano del año 66 cuando publiqué
mi primer reportaje en SP que se
titulaba “Ermitas abandonadas en el camino de Sepúlveda a Peñafiel”. Una mañana
bajé en compañía del cura Laurentino y del alcalde Constantino a Peña Colgada (así llamamos al paraje de huertos y acequias)
bajando por las pobedas y suiguiendo el
curso del Rio Sacramenia que a la entrada de Fuentesoto tiene su hontanar.
El bello ábside se
había convertido en muladar. Unos iconoclastas habían destruido a hachazos una
talla renacentista de Santo Tomás y habían hecho chisquereta junto a la credencia para guardar
las vinajeras. Las paredes guardaban las
señas del humo. El sagrario románico (en el rito mozárabe ancestral no se
exponía el santísimo; el sacerdote consumía el sanguis y los fieles la oblea
del pan bendito) conservaba las plumas y el ramujo de un nido de urraca pero el
ara con reliquias del mártir del glorioso san Vicente estaba intacta. Dos arquillos
ciegos a sendos lados de la epístola un lugar para sentarse (sedilia) y el evangelio
daban solemnidad al recinto. Los oficios se celebraban de pie, desafiando al viento
de Aquilón y los ojos puestos en el Este ─ex oriente lux ─y el pueblo fiel permanecía en pie la
hora y media que duraban las misas “antes de los gallos cantar”. El templo
orienta a levante y el preste oficiaba a de espaldas al pueblo mirando a Jerusalén.
Los capiteles son un primor de frescura y candorosa espontaneidad tosca.
Dan la apariencia de haber sido cincelados ayer mismo. Un obispo
con báculo y sin mitra bendice con los dos
dedos de la mano diestra enguantada la mano en una ─ quiroteca dextera patris ─.
Representa al titular
de la iglesia el mártir Vicente origen
en España del culto vicentino muy importante entre los visigodos aunque también
pudiera ser san Gregorio el personaje.
A la derecha nos miran dos harpías que se abrazan el cuello
retorcido. Representan al ave Isis, que
se hacía sangre a sí misma para alimentar a sus polluelos. Los egipcios la veneraban
como ánade sagrada. Debía de ser este pájaro mitológico hoy extinto de la
familia del pelicano y que siguen venerando los coptos y los egipcios en sus
ritos.
Desde otro capitel se asoma el ojo de Ra que todo lo mira y
todo lo ve en una ruda representación facial combinándose con los caulículos de
las ramas de una palmera en representación forestal. La palmera ocupa el centro
decorativo y troncal de san Baudelio de Berlanga y el ave del Paraíso se estira
en los frescos y capiteles de san Esteban de Gormaz. Un misterioso parentesco
enlaza el arte románico de este solemne tiemplo circular que no pudo ser
acabado a causa de una de las frecuentes razzias del sarraceno y los conjuntos
sorianos. Durante muchos años me ha perseguido la mirada de ese obispo que
surge exaltando y bendiciendo entre palmeras y ese cordero pascual o esa oveja
descarriada que vulgarmente evidencia el ademán del buen pastor dando la vida
por sus ovejas. El románico es una didáctica cincelada para gentes humildes que
no sabían leer pero que escuchaban en las misas campesinas la Palabra. He de
felicitar, para concluir, a los buenos cristianos de Fuentesoto y a los que no
lo son pero que aprecian el arte e intuyen el valor ancestral de estas piedras
sagradas. `Por la generosidad y celo con que han reconstruido este hermoso
templo.
Hace medio siglo lo utilizaban de pajar y hoy es una hermosa
y recoleta iglesia románica donde me acerco a orar para dar gracias a Dios por
el tiempo fenecido y a rogar por mis difuntos en la memoria de san Vicente
bendito patrono del Pueblo de Peñacolgada anejo de Fuentesoto junto con
Tejares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario