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jueves, 16 de agosto de 2018

BAJO A LA FUENCISLA A VER LA VIRGEN. ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE SEGOVIA TIERRA DE CONVERSOS Y EL JUDAISMO





























VIRGEN DE LA FUENCISLA

 

In conceptione tua inmaculada fuisti ora pro nobis Deo qui Deum peperisti. Por tu concepción inmaculada intercede por nosotros ante el Dios al que diste a luz. Resuena en mi memoria el eco del canto de los salmos de otros días cuando subo a Segovia a ver la Virgen hermoso día de agosto en los comedios del verano la ciudad en la nací se viste de azul y oro mientras doblan las campanas de la ebúrnea catedral alta segoviense la dama de las catedrales. Yo nací al pie de esta marfileña torre en la puerta del Socorro escalerillas de san Roque judería vieja y regreso todos los quince de agosto a prosternarme ante la Fuencisla que también ye pequeñina y galana y capitana generala como la de Covadonga. Señora nuestra.

Cuenta la leyenda que Ella estaba abajo en lo hondo de la sima para evitar que la defenestrada sufriera ningún daño. El manto de la Virgen de la Fuencisla sirvió de paracaídas. Y la despeñada aterrizó en la cárcava de las peñas grajeras, incólume. habrá como ochenta metros de precipicio. Y desde entonces cantamos y honramos los de Segovia gente conversa junto a las rocas donde las aves alzan sus nidos un pueblo entero de amor transido vibra en tu honor...  

A nosotros que no nos vengan con historias porque siempre llamamos al pan, pan y al vino, vino. No es lo mismo emigración que invasión y la caridad no hay que confundirla con lo buenísimo que invocan algunos modorros porque la caridad (es un dicho viejo) la caridad bien entendida empieza por uno mismo y no se puede quitar el pan de la boca de los hijos para dárselo a los perros.

María del Salto un caso de violencia de genero en plena edad media un sanedrín que la condenó por adulterio a la pena capital. y esta pobre mujer triunfó sobre los malvados.

 Se encomendó a la Virgen y ella puso la mano extendiendo el manto y la pobre mujer maltratada cayó al hondón sin merma ni daño. Las Cantigas del rey Sabio citan el suceso como una hermosa historia de judíos moros y cristianos con final feliz.

Esta devoción a María del Salto, la Mujer maltratada que triunfó de las contumelias de aquel kahal infame, es algo que llevamos bajo la piel los segovianos. Todos bajamos a Fuencisla una vez al año y su santuario puertas abiertas a manos llenas derrama gracias de misericordia sobre nuestras aflicciones, miedos, sobresaltos, enfermedades, sufrimientos y peligros.

Ser hombre es exponerse a ser defenestrado cualquier día. Acecha siempre la dolencia, la muerte y aun peor la persecución y el fracaso. Loores y amor por María del Salto que nos abandera.

Con ella pasamos del Candelabro a la Cruz. El Menorah y el Calvario se unieron. Se reconcilió el monte Horeb con el de Tabor y todos nos transfiguramos en la religión del amor y del perdón. Pero ¿qué es ser judío en medio de una grey de buenos y malos donde el lobo se aparea con la oveja según Isaías?

Yo nací frente a las peñas del osario donde enterraban a los rabinos en una mastaba roqueña mirando para Jerusalén, ser judío es portar la llama del fuego sagrado. Soy carne de dolor. Estoy expuesto a la persecución la deshonra la cárcel y la infamia. Camino por la vida con la cruz y mis libros a cuestas cantando las verdades del barquero caiga quien caiga. Canto con el salmista: Exquisivi justitiam et odivi iniquitatem[1].

Ser judío es formar parte de un pacto misterioso con Dios algo que no comprenderás jamás los sionistas, los separatistas los que se cuelgan las medallas y carecen de alcurnia y rango.  Pertenezco a una vieja estirpe que no se rinde jamás.

Dios nos protege de alguna manera a través de Fuencisla y de María del Salto. Ser judío es defender la vida y pugnar contra la muerte, defender al pobre y oprimido en contra de la tiranía.

Subí al camarín y me acordé de la Suzi la mujer que amé de mis hijos de mi Helen otra María del Salto y me topé con Alonso mi amigo el capellán el hermano de Julito Alonso Arranz el primero de la lista en nuestra clase allá por aquellos lejanos días del Seminario. Y canté el oficio de la Virgen en esta fecha triunfal el de la Dormición (Yspeñie para los eslavos) y la Virgen Asunta.

Por allí andaba flotando el espíritu en cuerpo glorioso de un viejo amigo; el del deán Revuelta en la bella sacristía a la sombra de estas cajoneras bajo las bóvedas de luneto que están ahí por mandato de nuestro rey Felipe III. ¡Ah la Virgen bendita de nuestra tierra madre! adorada de la Fuencisla cuantas cosas podría decir en este instante y que se me quedan enredados entre los puntos de la pluma. Sí, soy judío pero de otra tribu. Nada tengo en común con el Sacamantecas. Yo soy de la otra sinagoga. Mi tierra prometida no es un espacio físico ni se circunscribe a esas fuentes de leche y miel que haya que reconquistar enfrentándose a moritos honderos en lucha de David contra Goliat. Está en mi corazón, consiste en domeñar las pasiones ser recto y cabal y amar la justicia y odiar la liquidad. Ser judío es no arredrarse ante las amenazas. Esa puede que sea la grandeza de los que invocamos a la España Sagrada bajo el nombre de Fuencisla y Sefarad.  Para que nadie dude de nuestra españolía y nuestra catolicidad, en un intento por dar la vuelta a las Tablas.  Es ya imposible la vuelta atrás como pretenden algunos herejes. Andan por las tinieblas del error. Nos bautizamos en masa allá por el siglo XVI. La Fuencisla será siempre nuestra capitana generala. Es pequeñina y galana en su camarín de alta gracia. Maternal.



[1] Amé la justicia odié la iniquidad
 

miércoles, 15 de agosto de 2018

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