CICERÓN
Es la memoria de aquellos folletos de las clases de latín que daba don
Valeriano que guardé en la cochiquera y me lo comieron loa ratones tardes de
estudio parapetado detrás del Raimundo de Miguel enfrascado en las catilinarias
el Lelius seu de amicitia Catón y
los estoicos un lenguaje que no entendía. Un mundo sin estrenar se abría
delante de mí. El tribuno de la plebe me enseñó a cabrearme con sus quosque tándem, y a pegar el taconazo.
Contra los que abusan de nuestra paciencia.
Lo malo es que los libros dan hambre están crispados de pasión y no ayudan
a adelgazar. Pasé toda una vida al pie de ellos.
Cicerón fue un deseo de inmortalidad un maestro de la moral natural que no creía
en los dioses falsos. Tal vez haya que volver a la Ética. Hablaba de la caritas y de la pietas pero ambas virtudes no encuentran parangón en el libro de
rezos cristiano. Son otra cosa. La pietas
es el sentido del deber y tambien compasión y devoción a los dioses. La charitas era para los romanos sinónimo
de sabiduría que era lo que ellos más estimaban. El tercer concepto
filantrópico heredado de los griegos es el de inmanitas igual que barbarie falta de humanidad ferocidad. Son
conceptos que explaya en su brillante tratado sobre la amistad inspirado por
Lelio amigo de la infancia.
Toda la obra de este gran tribuno que tenía un gran grano en la nariz es
una exaltación de la elocuencia. Sin retórica sin literatura no se puede vivir.
El ser humano sin la oratoria retorna a la animalidad. Míralos: viven como
gochos puede decir desde su cumbre el filósofo.
Este es un estado de gracia y a la
vez un riesgo. Por eso a mi su obra cumbre no son las catilinarias sino el
libro de los oficios.
Para mí como para otros muchos latinistas el maestro Cicerón fue el que nos
inició el arduo camino de la Retórica sudor y lágrimas poco dinero acusaciones y
persecución pero una gran satisfacción interior. ¿Morbo? Cupiditas sapiendi (deseo de saber; no quieras entenderlo todo y
controlarlo todo porque ese afán allega angustia y sensación de impotencia)
malos pasos, un abrazo eterno con la pobreza y con la cárcel a veces. Marco
Tulio Cicerón murió asesinado. Verdugos a sueldo de Antonio le cortaron la
cabeza en Gaeta. Tenía 66 años. Pereció victima de los bandos e intrigas
políticas de la República. Su influencia en la cultura de occidente es mayor.
Influye en los santos padres. San jerónimo copia el estilo grandilocuente del
libro de los Oficios. Cicerón está presente en la obra de san Agustín del que
extrae las conclusiones del mundo platónico, así como la indiferencia ante el
dolor, la enfermedad, la alegría y el gozo de los escépticos. Un repaso a sus
libros tan estudiados traducidos y catalogados a lo largo de los siglos sería
un buen analgésico para calmar las angustias de la hora presente. De eso es lo
que se trata cuando hablamos de Humanismo.
lunes, 06 de agosto de 2018
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