A UN VIEJO HORREO DERRIBADO
Viejo hórreo derribado
Fruentel. Ponía: “fizolo Lucas
Fernández”
En el dintel
Y luego el año de la gran movida
1789 cuando ardía Paris y la
Bastilla
pero aquí quia nosotros haciendo
el amor cabe los pegoyos.
Canto y rumor de esfoyazas,
horreo que guardabas
Las cartas del amor y los
secretos familiares
Los manes lemures y penates
dioses tutelares
Horreum forreum granero de la
quintana
Sentir astur y herencia romana
Una aldea perdida al resguardo
del mante del monte
Y cercanas risas de guajes
jugando en la huerta
Toda una catedral de madera en la
corrala
Guardando las cuadras y el henar
Vigilando la cuadra donde dormía
la yegua
Que aparejaba el abuelo Sardón
Cuando se iba de folixia
No hubo mozo más galán por
aquellos valles
Mozas las de la cortonada ya se
parte el rey
Quedareis preñadas no sabreis de
quien
Y por Pepe Sardón suspiraban
solteras y casadas
Ya lo veían venir apuesto Cupido
a caballo
Bajando la calella
Ay horreo picarón cuantas cosas
sabes
Archivo secreto de besoss y de
lagirmas
Testigo mudo del ir y venir del
nacer y morir
De muchas generaciones. Cillero
del pan de boroña
Y de las contriobuciones, los
papeles de renta
Y de las testamentarias la
montura y el arnés pingados
De una viga y el bombín inglés
que se ponía Pepín
Cuando iba a Oviedo
Allí trastillado enciuentré las
teclas empolvadas
Del clavecín piano de elenita
Y creí posarse como ellos con
suavidad blanca de paloma
Sus dedos bellos que arrancaban a
aquellas notas olvidadas
Arpegios extremecedores
En bailes de candil y en
filandones.
Horreo que derribó el viento.
Sopló firme Eolo sobre tus aleros
malditos nordestes
Y a plomo caste sobre las ortigas
de la antojana.
Tres siglos de amor en aquellos
pecios y tablones
Del castaño de los bosques de
Tineo.
De Cudillero soy de Cudillero
Moro en el Rellayo mi aldea
perdida.
Soy de Oviedo y no conozco el
miedo.
Hórreo del alma que toque la
gaita
Ya escucho la chifla
Venciste a la muerte con tu
silencio
Y sigues erecto en mi corazón.
Fizolo Lucas Fernández
Mucho me hubiera gustado conocer
al paisano
Para estregarle la mano
Y convidarle al chigre una
sidrita.
Dicen que era un carpintero de
ribera
Oriundo de Salami no tenía donde
ir
Y se vino pa el Rellayo.
viernes, 16 de mayo de 2008
Para una mayor profundización en
la historia de este hórreo y las ideas que sugiere este poema el amable lector
curioso puede bajarse de Internet mi obra “Grimorio asturiano” por Antonio
Parra en manuscritos.com. Estoy seguro de que lo van a pasar bien precio 7€.
Cuesta el libro que no está publicado en papel
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