VUELVEN LAS BRUJAS
Ayer tuvo lugar en Urueña la Villa del Libro la presentación de un libro de Joaquín Diaz (el nuevo Menéndez y Pidal en edición corregida y aumentada y un verdadero “must” para aquellos que quieran adentrarse en la gnoseología de las letras castellanas) sobre las brujas. Están volviendo y no son precisamente las brujas de Puente Perín las que subidas a la barandilla del puente hacían conjuros y abracadabras palabras mágicas:.. “lunes y martes miércoles tres jueves y viernes sábado seis y domingo siete pues la chepa del otro ponérsela a ese”.
Estas soguinas de ahora aterriza como puedas son mucho más diabólicas y peligrosas. Ahí están las brujas trans que son los reviragos medievales que se plasman en la escultura románica culebras, harpías, aves del paraíso vergas de varón y mamas de mujer. Son infernales.
Las hechiceras de ahora bailan rockandroll y vemos a todas horas sus imágenes por televisión unas veces largando doctrina aludiendo a sucesos maléficos como catástrofes, guerras, quiebras bancarias, estupros, muertes a mano airada.
Y otras mostrando sus garridas dotes y pertenencias naturales en pantalla. A las brujas del siglo XXI les gusta charlar como descosidas y mover el esqueleto. Ya no cabalgan por el cielo con sus escobas pero siguen practicando la cigüa asturiana y el mal de ojo. Antes eran lenas, cobejeras, amas secas, ninfas del cantón y ahora son putas mediáticas estrellas de la televisión.
Las llaman las bien “pagás” porque cobran millonadas sin tener que echar un polvo aunque les sobran clientes y todos los españoles gracias a estas brujas nos hemos convertido en johnis de la caja tonta practicando la insulsez y el comedimiento de lo políticamente correcto. Les basta lucir el palmito. La mayor parte se han metido a políticas y lucen la escarcela morada de la poderosa Podemos, antes eran chicas de alterne o cajeras y ahora son ministras.
Con ellas la humanidad quedará sumergida en una larga cuaresma. Se acercan tiempos de desolación. Las brujas soplan inundando nuestra realidad de cazcarrias y revolotean por el aire, aves de mal agüero. Graznan como las urracas y hablan como loritos.
Un dato. Cuando yo era archivero t analizando los procesos inquisitoriales de la Chancillería de Valladolid ─ idea corroborada por el profesor Caro Baroja experto en brujería─ me encontré con una sorpresa: la mayor parte de los herejes condenados a la hoguera se arrepentían renegaban de sus yerros y volvían al redil de la iglesia. No así las brujas. Los judíos no ardieron en aquellos infames autos de fe.
El brasero se reservaba a estas pobres mujeres ignorantes que creían poseer facultades mágicas.
Actualmente estas herederas de Celestina se han convertido en nuestras reinas de las mañanas. Áteme usted esa mosca por el rabo y píntela de verde.
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