Nos están dando gato por liebre, nos venden la burra mal cada yo
estoy sumido en mar de dudas pero grito para adelante siguiendo el paso de mi
amigo Quosquetandem. Deja que las olas del mar de la vida te suman en las olas
del absurdo, `piensa tú que es bello vivir. Bueno lo que tú digas, Quosque. Luego
Verumtamen el otro yo me dice lo contrario. Así estamos entre Ibis y Cabidis. El
bombo de los noticieros se repite, cada mañana nos cae el premio gorde cañonazos
en Bajmut, tiros en una escuela de párvulos de Carolina del Norte. Kelensky que
berrea y pude más madera. Se queman nuestros montes. Una niña de catorce es
violada por catorce tíos en cuadrilla. La metieron en el retrete. Cuando un monte
se quema algo tuyo se quema, `piensa en el adagio. Relinchan las yeguas andaluzas
`preñadas por el viento dijo Góngora. Paren potros percherones. Por el valle de
las Luiñas relinchan en las cuadras de Armagedón los caballos del Apocalipsis. Escribote
yo sin esperanza, ya sé que mis novelas se dan un aire de misas cantadas. Amontono
con dolor de atricción los recuerdos. Tú no sé lo que me has dicho, cállate,
Verumtamen. Ya sé que maté a la Susi. Fue mi único amor, después vinieron las
furcias esas yeguas preñadas por el viento. Carmina la Polvorosa hoy lo traen todas
las revistas del corazón la preñó un centauro y parió un muleto a los setenta
años mitad hombre mitad cuadrúpedo. No era ciertamente un bujarrón, pero átame
esa mosca por el rabo. Medio país elucubra sobre el caso si es licita la
inseminación subrogada. Mal debe de andar Ucrania país corrupto cuando sus
mujeres por un puñado de dólares se ofrecen como vientres de alquiler. La preñez
de la Polvorosa no cuadra. Es un imposible metafísico. Vamos a contar mentiras
tralará pero es de lo que vive: ten, tu primer reloj y desde entonces pasados muchos
años sigue contando y cantando las horas. Tenía toda una vida por delante. Te sentaste
a contemplar el tiempo. `pusiste tu culo gordo sobre el cuadrante de Cronos que
sigue dando los cuartos las en punto y las medias impertérrito. Inexorable. Por
entonces todo mi afán eran las declinaciones latinas los verbos fuertes griegos
y las misas cantadas. No concibo la existencia sin liturgia. Aquel mi primer reloj
suizo sabe mucho de mí. Iba a compas del gran reloj de la Torre Carchena. Ni adelantaba
ni atrasaba. Desde la altura observaba nuestros juegos a la pelota en el frontón
de la Huerta del Judío pared con pared con ña `pantalla del Cine Cervantes. El rabino
don Cleofás hacía de arbitro de aquellos juegos infantiles en sueño
transformados bajo la sombra de aquella morera centenaria que era el árbol del
Bien y del Mal en el rincón de la muralla casi de frente al aljibe donde se
estancaban las aguas del acueducto. Ay aquella obra de romanos. Pero no te
estrujes más el cerebro con las hojas urticarias ramios de la literatura. Lo tuyo
fue el absurdo: roquetes y misas cantadas. Regando fuera del tiesto. Fuiste demasiado
solemne para un época tan ramplona y venal como la que te tocó vivir. La realidad
es mas prosaica de lo que se creen los ilusos zurcida de crueldades,
enfermedades, asaltos, estupros, robos, desfalcos, guerras, la vanagloria, el
crimen, la política y tú atendiendo a las leyes del levirato te fuiste a casar
con la viuda que era la mujer de tu hermano. Se te partió el corazón cuando
supiste que tus hijos no eran tuyos. Un tropiezo de tu dama. Susi ¿qué fue de
ti?
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