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lunes, 20 de marzo de 2023

 FELIPE IV EL INSACIABLE

 

Quinque in eadem nocte y un gatillazo. A partir de este axioma latino (cinco polvos y un braguetazo) Gonzalo Torrente Ballester el gran escritor gallego de feliz memoria galleguismo elegante esceptico transido de un humor insondable construye una de las mejores novelas que se escribieron en el siglo pasado: El Rey Pasmado

Este santiagués de Rias Bajas nunca se arrepintió de su falangismo. Tuvo cátedra en Salamanca y en Estados Unidos adonde huyó perseguido por haber pertenecido a la vieja guardia que trató de galvanizar la decaída literatura española en tiempos de la república.

El rey pasmado no puede ser otro que el rey Felipe IV del que dice el doctor Marañón que poseía una sexualidad insaciable “casi femenina”. La historia le atribuye cerca de ochenta bastardos. Casado con la francesa Isabel de Borbón cuando ella tenía doce años y él doce el matrimonio fue rato y consumado en 1619.

De aquel coito nacieron el malogrado príncipe Baltasar Carlos y esas amables princesas que aparecen en el cuadro de las Meninas. Inagotable en el tálamo pasándose por la piedra a cómicas de la legua, marquesas, fregonas, amas de llaves e incluso madres abadesas, también fue inagotable en arte.

La literatura, la música y la pintura española nunca recabaron tanto esplendor. Ya digo y no es cosa menor el rey nuestro señor era tan alegre de bragueta que ante las damas de la corte no se podía contener.

Es al menos lo que dice la leyenda porque otras lenguas le atribuyeron descuidos en sus obligaciones maritales.

A principios del siglo XVII estalló en la corte el escandalo del conde de Villamediana dicen que visitaba a escondidas el dormitorio de la reina. Una noche fue acuchillado.

Dejando a un lado tales misterios de la historia Torrente cimienta la base de su argumento en el hecho de que quería ver a su mujer desnuda y eso era pecado según los teólogos más avisados y pedorros de la corte el capuchino Villaescusa que organiza procesiones penitenciales en la creencia de que por causa de los pecados regios las cosas van en el reino: la flota de Indias no arriba a las costas de Cádiz apresada por los ingleses y en Flandes los herejes derrotan a nuestros tercios.

Gonzalo Torrente con la ironía y ese ferrete coruñés que le caracteriza traza una panorámica de aquel Madrid. El rey Felipe IV nuestro Señor en prenda de devoción funda 17 conventos y es asiduo penitente del de las benedictinas de San Plácido en la calle del Pez donde visita a la abadesa y a una monja muy guapa.

Por su parte el conde Duque de Olivares organiza bajo la supervisión del padre Villaescusa una tenida; como su mujer no es fecunda, acuerdan tener relaciones sexuales en el coro mientras la comunidad canta vísperas. Doña Inés por desgracia no quedó preñada de don Gaspar.

 En esta graciosa y grandísima novela catolicismo y sexo van de la mano. Grandes pecadores, reyes fornicadores que caen en la tentación mas luego se arrepienten, pues ya lo decía san Agustín peca fortiter, dale con fuerza. Con una delicadeza y solercia novelística el autor va punteando los cabos de esta comedia de atadero donde no se maldice a España ni a su imperio y donde todo sale bien.

 Los barcos con el oro de América arriban felizmente y la corona puede pagar a los acreedores venecianos. El duque de Alba derrota a los herejes.

 La bella Marfisa escapa a las garras de la inquisición. El padre Almeida un jesuita llegado de las Indias habla del nacimiento de una nueva fe pero resulta que Almeida era el propio diablo.

El gran inquisidor no cree en Dios, sólo en el vino y el Poder, y así sucesivamente se van hilvanando los entuertos.

 Torrente Ballester conocía de antemano este mundo de Felipe IV. Había estudiado la correspondencia entre Su Majestad y una monja mística sor María de Agreda de la cual el rey como buen galán de monjas estaba prendado. Se la quiso llevar al huerto pero al parecer fue refractaria a sus requerimientos la autora de la Mística Ciudad de Dios.

El rey pasmado en definitiva es una hermosa novela llena de tolerancia, ternura y buen humor. Engolfado entre sus capítulos pasé toda la tarde del día de san José. Bendito sea Dios y la literatura española capaz de depararnos tales joyas.

 

lunes, 20 de marzo de 2023

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