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viernes, 30 de diciembre de 2022

 

CARTAS A ERIKA. El TESORO DE CISNEROS (novela epistolar, mails al cruce)

 

Jueves, 31 de diciembre de 2009

 

Hola Eri ¿cómo te va? Yo bien, gracias sean dadas a los dioses, pero un poco melancólico. Fíjate qué fecha es hoy, la tarde de san Silvestre. Para los alemanes es el Silvestre Abend. Agarran unas cogorzas que tú no veas, pero lo mismo pasa aquí con el rollo mamonero de las doce campanadas, las doce uvas, las saturnales. Ya sabes mi pasión por Roma, que quiere decir Amor, pero al revés, pues fui profesor de latín en Oxford y se me daba bien la lengua del Lacio, recuerda aquellas clases en la facul hace ya más de cuarenta años como a ti el árabe. Eras muy cuidadosa con los libros, muy elegante, decíamos una tía con clase, no una pija vulgaris de esas de Serrano aunque tú vivieras en la calle Velázquez. Ay aquellos tiempos que se fueron por los que siento añoranza. Fue el amor que se fue y no vino. Lo que pudo ser y no ser. La gente que tiene clase pues tiene clase y no todos esos tipos que aparecen en la tele como el josemi y otros bodigos por el estilo impartiéndonos cursos y reglas de urbanidad. Vivimos tiempos émulos de la vulgaridad circunspecta reinante y ovante. Me cunde con frecuencia la idea de vivir en medio de un redil de lobos que aúllan sin parar día y noche, de ser un autista. Hablo en castellano pero no me entienden. Se impuso otra lengua. El new talk de los totalitarismos utópicos profetizados en la novela 1984. Estos nuevos ricos son una peste, ya te digo. Tú lo llevabas en la sangre, la alcurnia se nota y hasta para tomar un papel entre los dedos eras elegante. Pero ya se me está yendo el santo al cielo, canastos. Soy Ulises en el laberinto. Me fui a Salamir porque no tenía adonde ir y ahora no sé cómo salir. A lo que iba el árabe pues tú sabes que el cardenal tu antepasado lo hablaba. Cierto que en un auto de fe en Granada quemó no sé cuantos alcoranes pero no eran más que libros de devoción. Salvó de aquella almenara todos los libros importantes que habían escrito los moros sobre álgebra, trigonometría, hierbas, ciencias naturales y se los trajo para Alcalá y a él se lo debemos los investigadores que tengamos un cierto conocimiento de la España que tabularon o escribieron los árabes en sus historiadores. No te voy a hablar de cronicones ni ponerte la cabeza tarumba con citas. Además de ese tema estás tú mucho más puesta que aqueste pagano. ¿Cómo va la tesis? Espero que bien.  Has tenido que jubilarte tras tu divorcio con tu esposo mantecoso para dedicarte a lo que te iba que era escribir, soñar, dar ideas a los pobres mortales, dirigir, gobernar, contar las habas y establecer el cupo de las cantidades cantantes y sonantes. Yo ya sabes, desde que pasó aquello me he quedado soltero. Tuve mis rollos claro está y mis líos no los iba a tener, no me avergüenzo de nada o de muy pocas cosas. He derramado mi semen tontamente por esos mundos de dios, materia de olvido y de dolor. Ya te contaré historias por ese cabo, pero no deben de ser importantes, son aburridas, Erica, y como todas. Nihil novum sub sole. Las tuyas ya me las dirás, aunque a nuestras hay que decir alea jacta est y pensar en la frase de Pilatos quod scripsi, scripsi. Perdona si te abrumo con tanto aforismo latino, pero es mi debilidad. En mí puede que cupiera el esplendor de algún emperador romano. Honro a aquellos dioses y trato de conservar el fuego sagrado de los Numa Pompilium. Te diré que he renunciado al cristianismo pues me parece que fue esa religión un invento para acabar con el imperio romano. No te escandalices. Sé lo que me digo, no te creas. Y ha sido la voluntad de los dioses por mi Fatum el que haya venido a residir en el último tranco de mi existencia (que confío que por la largueza de la diosa Hera que cuida de mi salud y con los alifafes y alguna hierba que me proporciones Esculapio una larga existencia lo más larga posible) en este antiguo campamento romano que llamaron Compluvia. Aquí estuvieron todas las legiones y era el punto de recalada desde donde se iniciaban todas las campañas en la Hispania Citerior y Ulterior. Con ellos y con mis recuerdos, los versos de Horacio, Juvenal, Plinio, las arengas de Cicerón y las cuartetas algo indecorosas del Satyricon de Ovidio que demostraban cómo ligar en el coliseo o qué postura conviene más en el amor cuando se han alcanzado los cuarenta años- átese el varón después de rendir tributo a Falo con un lazo de seda y contenga la eyaculación, que hará gemir a la hembra de placer, inundará el lectum de flujo, esto es se meará ella de gusto. Un poco fuerte ¿no crees? Pero a mi me pasó una vez con una fue un coito largísimo interminable y por poco me quedo tieso y como dicen los ingleses on the job, con el instrumento en la mano, con la mano sobre la esteva del arado. Así que los venustos consejos del bueno de Plinio yo no se lo recomendaría a la juventud. Dirás, amada Erica, tú que eras una valkiria, una vestal romana, que estoy hiriendo tu pudor. Suplicote me perdones si ves en ello alguna intención aviesa pero no es así. Sólo me impulsa el placer de narrar y reírme un poco del destino que me privó de haber gozado de gustos tan estupendos en tu compañía la mujer que amaba por entonces, la estudiante de Filología Árabe, la marquesa de no sé cuantos títulos, y grande de España. Creo que sigues teniendo más clase que la duquesa de Alba que a mi me parece una guarra con el belfo fruncido, pero siempre con ganas de picadero pues en sus días jóvenes montó mucho a caballo. A Sanlucar a ver al duque ya sabes y al pobre duque su marido le crecía toda una arboleda encima de la testuz. Pero bueno ya me estoy desparramando por donde no debo. Gracias al cardenal, estos tienen lo que tienen y son lo poco o lo mucho que son. Algunos le comparan con el Richelieu hispano pero su idea de España iba más allá. Quería crear un imperio mesiánico. Roma le venía estrecha a don Gonzalo y fue materia de escándalo para aquellos cardenales con sus barraganas, el voto de Santiago, una limosna y sales del purgatorio. La lujuria y simonía de la Ciudad Eterna debieron de fatigarle a este hijo de un oscuro zapatero de Villamar, seguramente un converso, que quieres que te diga, pero con todas las luces y carismas del mensaje divino, un mensaje salvador por otra parte que jamás se ha puesto en práctica porque roza atingencias imposibles. Jehová está arriba y nosotros abajo. Por mucho que estiremos la puerta ni él bajará ni nosotros subiremos. Son dos planos diferentes. Sin embargo, fray Gonzalo cuando estudiaba Humanidades calzaba los borceguíes más “polidos” de todo el claustro. Sus enemigos no tardaron en murmurar por ese lujo, por ese derroche, pero como fraile franciscano no se le pudo coger en un renuncio ni tal que así. Debajo de la púrpura y de la seda llevaba el sayal y el cordón de esparto de los hijos de san Francisco y nunca utilizaba el lecho arzobispal de blondas de brocado y patas de nogal sino un jergón de paja en su celda asistido siempre de cerca por su fámulo que le acompañaba día y noche, fray Narciso, y se maceraba las carnes todas las noches con disciplinas. A veces no dudaba en trocar la cogulla monástica por el casco de guerrero. Eso sí, según mis entendederas, de su ascendencia algo oscura le venía la inclinación por el oro y a guardar para el día de mañana. El dinero es el mejor salvoconducto, compra voluntades, derriba todas las murallas y es un pecado contra la vieja ley el derrocharlo por las buenas y te participo Erica, amor, que al morir le dejó un buen montón de ducados a su fiel escudero el citado fray Narciso quien se fue con su amo al cielo al poco de fallecer. Aquella amistad que rondaba el amor entre dos frailes es un enigma y parece una incógnita. No testó, pero hizo una manda de que se le dijeran misas en una iglesia que yo conozco de este pueblo que es el tuyo y el de don Manuel Hazaña. Por lo visto en los saqueos de la guerra civil alguien encontró un cofre tras una puerta excusada de aquel convento y arrampló con todo ese dinerazo. Yo no soy un detective, soy solo un investigador jubilado lo mismo que tú eres una profesora de árabe, hija de condes,  mujer de buenas partes- hay que ver lo buena que estabas- y que en todo demostraste tu buena crianza. Yo te invito un poco a resolver  conmigo este galimatías de descubrir el tesoro de Cisneros en esta España por él constituida y remozada en su unidad que hoy se está yendo al garete. Aunque ni tú ni yo, querida, seamos Sherlock Holmes, hay que recuperar el alijo de doblones, cierto, pero sobre todo el legado emocional, cultural, espiritual, de tu antepasado, habibi, salam  malikum. Que Alá sea contigo o Cristo o la   Virgen Maria si es que crees en algo, como yo creo en ti y te  tuve y te tengo  cierto amor, un amor que se fue como vino: en volandas.

Me voy a comer al Geston. Es un bar donde yo acostumbro a parar y me quieren mucho. A la tarde si es que el valdepeñas no es óbice, proseguiré esta misiva la primera en el último día del año, Erica. Pero año nuevo vida nueva.

 

Viernes, 19 de febrero de 2010

Hola, Erica, dirás que soy un gandul. Comencé este escritorio con mucho impulso, como tantas y tantas cosas, pero se me acabó el gas de antuvión, lo cual me sucede con harta frecuencia. El corazón es joven, yo me miro al espejo y encuentro un español de ojos cansados y barba encanecida. El espejo me devuelve una imagen que no me parece la mía sino la de mi abuelo al que me parezco bastante pues saltan los genes donde uno menos se espera: al igual que el abuelo soy ancho de caderas y buenos cuadriles el pecho un poco hundido, se me cayeron los hombros con el desarrollo y de joven –tú bien lo notaste- criaba barriguita, una barriguita que se ha convertido en panza. De joven creo que tenía complejos sobre mi tipo y se convirtió en una obsesión, pero me parecía un poco a Anthony Perkins. Una temporada de ayuno en Londres y de calistenia yendo al gimnasio, nadando y estirando los hierros mitigaron un poco aquel defecto físico. Hoy ya no siento preocupación alguna por mi carcasa y tal vez me haya abandonado porque, no pudiendo ser un atleta apolíneo, quise ser un deportista del espíritu. ¡Menuda caballada, aunque me parece que no queda del todo mal la frase! Las cosas interiores no me preocuparon en la misma medida que aquellas que afectaban a la psiqué pues oí decir a uno de aquellos muchos directores espirituales o staretzi que arruinaron un poco mi vida que no somos más que polvo. Es justo lo contrario de lo que piensa el común de las gentes de hoy. Descuidé la dieta y, atenazado por la bulimia, trataba de satisfacer mis frustraciones espirituales con continuos viajes a la nevera. Me puse como un globo. Para realizar la obra literaria que me proponía llevar adelante me atiborré de café y creo que las volutas del humo de mi pipa incentivaron mi imaginación o, al menos, eso pensaba yo. Marré el golpe y acaso sea uno de los motivos de mis muchos fracasos. He ido de desastre en desastre por la vida, navegando por mares adversos. El viento huracanado zarandeaba de proa pero como yo soy petizo y marino avezado a las borrascas aferraba obenques y largaba velas. Me sublevé contra el Alzamiento Cibernético-ya te hablaré de esta novela en otra ocasión- y los internautas te han ganado la partida y tú jodio tonto le has bailado el agua, estuviste como un idiota trabajando gratis et amore para el gluglú. Menos mal que has adoptado la decisión de que ellos no tienen que gozar de tu arte sin pagar derechos de autor, de modo que de ahora en adelante Cartas a Erica. Hoy te he llamado por teléfono y escuché tu risa franca y castellana. ¿no te estarías riendo de mí? Una cosa: que me preocupas es que tienes tanta energía que se quema la mano. Hostias, Squirrel, a ver si vas a tener poder. Sea como fuere, siento una gran alegría y quietud interior al renovar esta correspondencia. Lo dejamos en la noche de san Silvestre, un fin de año como los demás, pegado a la radio, escuchando melancolías. Reflexionando sobre la luz y el tiempo que se va. Me fui a yantar al Gestón y allí me dieron las uvas. Curé las muchas tristezas con orujo brujo, el agua que quema mi espíritu. Los gitanos lo llaman peñascazo.

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