LEGUARIO ESPIRITUAL
Digo si nos habremos visto en
alguna parte pero Pajares es el pueblo del sastre. No todos los toros embisten.
El que yo digo era manso y miraba al atacar para otra parte y me corneó. El bueno de Eutiquio no paraba de dar
chupetadas al puro y contaremos cosas de su pueblo que es Arévalo, donde acaban
de celebrar las fiestas de san Vitorino, con becerrada y todo. Aramburu le
miraba con cara de sorpresa exhibiendo su nariz alargada de marinero vasco.
Había perdido aquella palabrera rubia que desafiaba al viento del juego de
pelota del Máximo cuando jalábamos a pala. Su hermano pequeño nos dijo es un
escritor popular que ha ganado mucho dinero con su libro sobre los etarras.
La chica que vino ayer tenía los
pies grandes bien sabe Dios que era de nuestra raza. Se juntó el desdén con el
desdén y al viejo del balneario le entraron ganas de comer. Se santiguó Eutiquio
cuando la camarera vino con la sopa y Eloy el de Valladolid dijo que al parecer
el comensal no era moro ni judío.
Huyendo en nuestro coloquio al
albur de unas copitas de orujo de nuestros problemas personales, nuestras
adscripciones políticas, nuestros achaques y dolamas o nuestras dudas sobre el
pasado, el presente y el futuro, que ya casi nos pertenece porque dijo Publio
el de Santa María de Nieva que andamos ya algunos con el pie en el estribo,
pasamos una dulce velada.
▬ Hombre, Publio, con tu nombre
de centurión romano y tu buen oído musical, tú, tan alarmista, como siempre.
Afrodisio que es andaluz tocó
madera. En Andalucía no se mienta a la bicha, que ella viene sola le llamó al
orden:
▬ No
jodas. Que se te va la fuerza por la boca
Nuestro ágape versó sobre el
leguario espiritual y la interpretación de ciertos enigmas del arte románico.
En Fromista se nos apareció san Martín obispo y parecía que flotábamos
dispuestos a partir nuestra capa con el pobre de Europa para resguárdale del frío.
Nuestras almas estaban heladas
por lo que decían los telediarios sobre Cataluña y después de cenar bajamos a
rezar en la capilla como en los viejos tiempos.
Cumplidos ya por algunos los 75
años, estábamos tan radiantes y animosos que Nieva parecía casi un misacantano.
Era el único que había recibido las órdenes del presbiterado, se fue a misiones
a Burundi allí colgó la sotana. La culpa la tuvo una bella mujer negra pero
pasemos página que no me quiero meter en los andurriales del celibato. A todos
no nos fue del todo mal el matrimonio y seguimos aguantando a la parienta hasta
que Dios quiera.
Le digo que había seguido los
caminos de de san Agustín, que bebió los negros por una hermosa esclava del
Alto Nilo y era nubia como la reina de Saba. Fue una reunión muy fraterna la de
este año. En el balneario de las Caldas de Besaya. A dos de nuestros compañeros
a Pelayo y a Aniceto les había salido la hoja roja se quedaron sin papel de
fumar y se fueron para el cielo a cantar vísperas. Aunque por lo general, las
Parcas fueron lenibles con nuestras vidas y nos va perdonando Aqueronte. No es
aun la hora de subir a su fatídica barca.
De la situación en que se
encuentra la iglesia no quisimos especular. Yo paso. Ya he dicho todo lo que
tenía que decir al respecto en mi novela Seminario
vacío los pecados mortales de la iglesia.
Nueve años que venimos celebrando
esta confraternización anual del leguario espiritual y sólo se nos han muerto
tres.
El comedor todo iluminado de mamparas
de metacrilato tras el ventano se divisaba la bella bahía de Santander. Ya de
anochecida nos dieron una conferencia sobre la desaparición del monaquismo
visigótico. Los frailes salieron de sus cuevas con sus almanaques y grimorios
bajo el brazo. Fue un siglo obsesionado con el Apocalipsis Alcuino de York y el
diacono que transcribió y pintó con hermosas capitulares el Beato de Liébana
andaban por allá. Tres siglos más tardes apareció san Bernardo con la idea de
las cruzadas discípulo del obispo de Armagh san Malaquías que murió en sus
brazos. Fue el adalid del milenarismo pero sus profecías no se consumaron aunque
darían lugar a esa espiritualidad portentosa aun no entendida porque no se
puede entender al hombre medieval que fue el arte románico didáctica en piedra
y en el cimacio se representa el mundo vegetal. Para los constructores románicos
los árboles de la virtud cardinal son la palmera, las uvas y el corilo
(avellano). El mono representa al diablo que se aparece al caminante en lo alto
de una cornisa de un capitel o un leguario cuando el peregrino va de camino.
La ruta que conduce al paraíso no
está amillarada. Al contrario, que la que lleva al infierno que es una
autopista de ocho carriles. La abeja representa la laboriosidad y el trabajo.
La piña símbolo de la fecundidad. Aderito el último de la lista entonó el Sub
tuum praesidium una de las preces latinas que rezábamos en el seminario antes
de irnos a acostar. Era el lector de semana. Decíamos ayer después de más de
sesenta años.
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