SAN BERNARDO 20 DE AGOSTO MONASTERIO DE SACRAMENTA GLORIA CISTERCIENSE
España en fiestas y regocijos. Fiestas lupercales en honor de la Virgen Nuestra Señora. Místicos idilios populares envueltos en el cendal de lágrimas del recuerdo. El 20 de agosto de 2017 me voy al coto Sacramenia a revivir vivencias de mi infancia cuando bajábamos por el valle aguas abajo del río Peleón que nace en Fuentesoto; brotando de la roca viva un gran chorro. Cotarros blancos, ante mi mirada, como la cogulla de aquellos monjes conjugándose con el negro de los olmos. Ramas de un bosque de pinsapos apuntan en el horizonte y uno se estremece ante el espectáculo de un cuadro del Giotto bajando un coro de serafines por la escalara del firmamento a hincarse de rodillas delante del gran rosetón del templo.
Cantan los ángeles y un mastín de cabeza enorme manso como un cordero me lame las manos y casi entro en éxtasis a la vista del monasterio, trazado conforme a un ideario místico. No es un cuadrilátero sino un octógono. El octágono de la beatitud tiene ocho lados. Ya se filtra la luz de la tarde por las vidrieras. Entono el Salve Regina. El guardés me explica cómo este santuario sobre el que escribí largo y tendido cuando era corresponsal en Nueva York ha sido reconstruido por los propietarios de la revista Hola. El obispo de Segovia no arrimó el hombro para conservar esta maravilla de nuestro legado histórico. Antes bien, amargó la vida a los nuevos dueños con alicantinas y milongas. En España triunfa el litigio. Todo son pleitos.
Hay veces que los curas y los obispos son mala gente y sobre todo ahora que la iglesia católica se está convirtiendo en parque temático con mucho dinero de por medio. El claustro comprado por un creso ciudadano Kane, un tal Hearst que arregló la componenda del hundimiento del Maine y promocionó la guerra de Cuba contra España el año 98 a través de su cadena de periódicos, está en Miami y una parte del ábside voló a Nueva York. Otra construcción gemela se quedó en Fuentesoto, ermita de San Vicente mártir, donde debió de hallarse la cilla o granero conventual a menos de dos kilómetros de aquí campo a través. El publicista Quadrado don José María aquel intrépido mallorquín, lamerruinas oficial de nuestro pasado, dedica páginas enteras de sus libros a ensalzar esta construcción única cisterciense, la más antigua edificada casi al mismo tiempo que Citeaux y Claraval, este jardín de María en Castilla la Vieja.
Dios te salva reina y madre de misericordia, pero en lo más profundo de mi conciencia devota se arremolinan entre vivencias los conceptos negro sobre blanco y doble contra sencillo. He tenido que releer el Talmud indigestísimo y complicado libro pero certero y aullante en sus dictámenes tan extrapolados por aquellos que acaban tomando el rábano por las hojas. Teniendo in mente tales conclusiones cabalísticas, la cosa se complica.
¿Qué relación tiene esta Reina y Madre a la que se otorga el título de Corredentora con la esclava del Señor que arrodillada en el Canto del Magnificat lanza excomuniones contra los poderosos y dice que su misión en la tierra será exaltar los humildes y por eso la llamarán bienaventurada todas las generaciones? ¿Es la misma que aparece en el Apocalipsis vestida de sol y calzada de luna? ¿O se trata de la Mujer Fuerte del Libro de la Sabiduría? Mulierem fortem quis inveniet, cantaba mi amigo Viscarret el día antes que nos admitiera el obispo al orden sacerdotal, desde el ambón. Viscarrets era un catalán un poco cachondo. Creíamos que nos estaba tomando el pelo. Él, duro pasar paginas del Libro de la Sabiduría, y no encontraba a la Mujer Fuerte ni la encontraría jamás. Aquella epístola se convirtió en símbolo de nuestras vidas ▬ un perenne "chercher la femme"▬. Así que, con las mismas dio carpetazo mientras toda la congregación clamaba entre carcajadas, "Deo gratias".
La noche antes habíamos estado todos los del en la bodega a merendar. Alguno de la cuadrilla se pasaron con el jarro y todavía le duraba un poco el mareo del morapio. El seminarista que iba a ser subdiácono amaneció con resaca. No veía las rubricas del leccionario ni las letras gordas del antifonario. Conque pasó página cerró el libro y exclamó dando un sonoro carpetazo:
—Ego autem eam non invenio. Yo no la encuentro, chiquitos.
Toda una lección magistral de la vida aquel carpetazo. Dimos carpetazo a nuestro sacerdocio. Y yo por cierto escribí un libro dedicado a la Virgen María la cual a lo largo de mis días se dignó proteger a este pecador siguiendo la pauta que nos marcó Gonzalo de Berceo. Ella velar. …Auxilium christianorum.
Aquella doncella de Nazaret hija de un levita y de santa Ana que era la partera de la aldea, una humilde muchachita que a los doce años desposaron con un viejo, el casto José, nada tiene ver con esta reina de nuestras dichas y desdichas que paseamos atalajada arrastrando peplos y caireles por carriles y veredas en andas bajo palio a través de los pueblos de España, del llano a la montaña, de la mar a los riscos.
Para los discípulos de Moisés — figúrense— la virginidad era un trauma. Se consideraba malditos a los vientres estériles. La impotencia viril se equipara con la aflicción del eunuco. Y María nos la proponen como paradigma de la castidad y el recato para un mundo que ya no cree en la modestia ni en los valores de la continencia. Son enigmas de la religión verdadera y el cristianismo supera a las otras religiones monoteístas porque se adecua a la ley natural mediante el dominio sobre los instintos y sobre todo diviniza el dolor que nos hace fuertes a los ojos de Dios cuando muramos.
Esta que paseamos y veneramos porteada en tronos que congregan infinidad de fiestas populares no es otra que la Mater Magna la diosa Cibeles patrona de la fecundidad y de las cosechas el legado de las vírgenes negras medievales. En nuestro fervor hacia Santa María los españoles nos paganizamos y dejamos al lado nuestras herencias judaicas tan soterradas en el alma de la raza y nos volvemos gentiles. Esto es un hecho que a nuestros enemigos les pone los pelos como escarpias pero que se chinchen: este fervor cruzó el Atlántico y toda la America hispana desde la Guadalupe mexicana, la Caridad del Cobre en Cuba o nuestra señora de Lujan que se sigue venerando en Santa Maria del Buen Aire (Bueno Aires) forma parte de uno de esos grandes enigmas de la mariología cristológica.
La diosa Cibeles circula en carroza tirada por una punta de leones por las calles de Madrid y en las dificultades y desgracias miramos para el cuadro de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro que llevamos con nosotros en la cartera o pende del testero de nuestro dormitorio.
Hay tantas vírgenes como pueblos hay en la península ibérica cada una con su propia advocación. Por supuestos que todas las vírgenes son una misma pero con frecuencia surgen pleitos y disputas regionales sobre cual es la más guapa o lleva más oro en su carroza.
¿Cuál es la verdadera?
Todas y a esa conclusión llegamos los que nos hemos sentido huérfanos a lo largo nuestro peregrinaje o tuvimos una infancia difícil con una madre que nos maltrataba o no nos quería. Así que decimos con san Bernardo "mira a la estrella invoca a María" nosotros los desconsolados hijos de Eva.
Agosto el de los días augustos cuajados por la granazón de la plenitud debería de ser el mes de la Virgen y de hecho lo es en el regocijo de todas esas aldeas perdidas deshabitadas la mayor parte del año cuando los lugareños residentes lejos o jubilados vuelven a abrir el estragal y la antojana de la heredad abandonada en el pueblo en que transcurrió su niñez.
Magna Mater. Bajo el amparo de la diosa blanca. Sub tuum praesidium, confugimus Sancta Dei Genitrix. Al compás de esta plegaria los algoritmos se ponen en marcha. Los hierofantes ofician los viejos ritos sicofantas de la antigüedad.
Por ahí baja la banda municipal. Se disparan los voladores de la albada y una voz profunda surge desde lo más íntimo de las gargantas de Aragón con cachirulo y todo:
—Viva la Pilarica.
Hoy se me ha ocurrido una idea de que la humilde doncella de Nazaret es la hebilla que enlaza los dioses oscuros del sincretismo con el Dios único al concebir y parir a Jesucristo. Sigan pues los españoles llevando velas a la Macarena u ofreciendo rosquillas de palo al cura por meter a Nuestra Señora de Hornuez la del Henar o la Virgen del Redondillo en su ermita. A ver quien da más.
El aroma que vierte el Doctor Melifluo en sus escritos sólo puede olerse desde tarro de las esencias de los iniciados en las sendas místicas del fervor marial.
— ¡Oh, glorioso san Bernardo iré a la romería que se celebra en ese pago a media legua de Sacramenia donde tu fundaste el primer monasterio de monjes blancos en España 1.131 antes que el de Veruela y Moreruela! ¡Fuiste mi primer abad y de tus manos recibí el carisma cisterciense y el hábito templario!
Después, toda la geografía de Europa desde Hibernia a Polonia y desde Suecia a Sicilia se repobló de monasterios cistercienses. Todos bajo la advocación de la Virgen.
La madre de Dios representa el anhelo de belleza, de paz, amor y contemplación, inherente al ser humano, aquello que nos diferencia de los plantígrados o de los simios. Y esto hay que proclamarlo a grandes voces cuando en algunos medios intelectuales se propaga la idea de la vuelta al buen salvaje. Dicho de otra forma: el hombre no es más que una animal sujeto a los instintos y a los ciclos reproductivos.
TVE2 a la hora de la siesta pone películas en las cuales las fieras salvajes son las protagonistas. La cosa tiene su intríngulis desde la óptica de una intención subliminal subyacente…
Cuando, por otra parte, la sombra toca la raya de vísperas y el sol declinante se esconda por el horizonte, bordando de colores maravillosos los encajes de piedra del gran rosetón, cesarán los redobles del tambor y el son de la gaita. Y todos a casa, chiquitos. Otro año más y otro año menos. Que viva san Bernardo bendito.
A batallas de amor campos de pluma y en cielos de zafiro pacen estrellas, que diría Góngora.
El culto de dulía, privativo de la SRI, le da una alegría y un fulgor y una esperanza del que carecen las demás religiones monoteístas. Nos desmarca del fatalismo muslímico o de la incredulidad del pueblo duro de cerviz que practica un credo sin orlas ni flecos. No frills. Sin adornos. A palo seco.
Los luteranos cacarean como chicharras himnos bíblicos en sus destartalados templos y los anglicanos que execraron los altares de Nuestra Señora traen a la memoria la imagen de viudas desconsoladas en los ritos de su liturgia en la que tratan de conservar la magnificencia del rito romano, pero de un pragmatismo y de una frugalidad envidiable. Los anglicanos siempre me parecieron cristianos huérfanos que hablan muy buen inglés.
El culto de hiperdulía herencia de la latinidad por el contrario es desbordante. Colma la medida sin miedo a sobrepasarse. Too much. Demasiado pero como dijo san Bernardo de Maria numquam satis. Las alabanzas a Nuestra Señora nunca serán lo bastante.
La mujer que aplastará la cabeza de la serpiente ha llenado los museos de cuadros inmortales, fue fuente de inspiración de las grandes partituras musicales y en Europa movió la pluma de los más excelsos vates (Berceo, Villon, Chaucer, el Dante, Bocaccio, pasos de Navidad y autos sacramentales) El arte de Apeles nació en los brazos del manto de Nuestra Señora en occidente y esto también es un misterioso enigma.
Las madonas del Angélico, de Miguel Ángel, de Leonardo. Del Greco de Velazquez de Zurbarán, de Murillo rinden tributo a la Simpecado. La que se nos muestra como una vagina fuente de vida en la mandarla del Tetramorfo.
Ella refugio de los cristianas fue y será divinizada siempre por lo iniciados en el arte del dibujo. El legado de la tradición y la filocalía (amor a lo bello) constatan la ventaja del Dios del Nuevo Testamento sobre el Antiguo, muy por encima de los fanatismos que amarran al Islam a la cadena de la superstición de Alá como dios único y exclusivo.
Y estando en estas razones no sacaré la espada contra el moro que insulte a la Virgen María como hizo san Iñaqui pero iré hacia donde me lleve mi mula. Tal vez al desierto. A una cueva en Montserrat.
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