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sábado, 22 de mayo de 2021

  CHEJOV Y LAS SECTAS CISMÁTICAS

 

Subo fatigado la costa de la playa Butiellu no tengo ganas de escribir estoy deprimido porque me ha llegado la noticia de que mi hija Helen también tiene depresión. Al llegar a casa enciendo tres velas al icono de Nicolás el Bienaventurado y sigo leyendo a Chejov “La Sala Número 6” terrible historia en la cual se refleja parte de mi viuda. Como el doctor Efimich he tratado de ser bueno, caritativo, indulgente, erudito (él también vivía rodeado de libros enervado por las grandes asraciones a una humanidad perfecta) era humilde y manso de corazón, curaba a los enfermos de todas las dolencias físicas uy mentales en una lejana ciudad balnearia donde cristo perdió el calzador, una ciudad a trasmano el ferrocarril pasaba a cien km. Era médico de un manicomio, se hace amigo de uno de sus pacientes un antiguo oficial que fue expulsado del ejercito acusado de locura. Sus visitas y conversaciones con Mijailich despiertan las sospechas de las autoridades. Su segundo de abordo intriga y le denuncia al zemstvo de padecer la misma enfermedad mental que su amigo y el propio Efimich es internado en este manicomio maloliente y hacinado. El guardia de seguridad Nikita domina la Sala Numero 6 con puño de hierro. Un día causa un escandalo porque tiene ganas de salir al patio a fumar y a beber una cerveza pero se enfrenta con los golpes de Nikita el representante de la legalidad la ley y el orden que le pega una paliza a resultas de la cual el buen doctor Efimich un hombre bueno pero traicionado y calumniado por todos muere. El mundo viene a ser un marco parecido al de esta crujía de un nosocomio ruso en la estepa. No hay compasión. El mal nos vence. Los buenos y los inteligentes acaban mal. El cetro de un espiritu diabólico rige las relaciones humanas. Sencillamente ew asunto es demoledor como demoledor es también la historia siguiente de un asesinato. Resultando que una familia de posaderos cuya cabeza de familia es un tal Timorei siente inclinaciones místicas, deja de ir a la iglesia porque no le gustan los popes (Chejov debió de inspirarse en su propio padre) porque fuman bebenm y pasan el tiempo con mujerzuelas. Dentro de su vivienda construye un oratorio donde recita todas las noches el salterio e incluso dice misa y consgra. El buen hombre debió de estar relacionado con los viejos creyentes que se apartaron de la iglesia rusa y proclamaron como lider al patriarca Tijon, huyeron al campo y vivían en comunidades donde no existía el dinero ni el vodka ni la relajación de costumbres. El cisma degeneraría en otros movimientos mas exaltados como el de los “stalzi” castrados , los saltarines, bayaderas, danzantes y el de las bacantes cuyas misas degeneraban en bacanales. El autor observa que no es conveniente apartarse de la regla comun. Es un desvío producto de la soberbia egoista querer ser más que nadie y salirse de los principios de una comunidad. En otras palabras para no levantar sospechas hay quie ser del montón. En la ciudad donde vivían estos viejos creyentes se les conocían con el mote de “Los beatos”. un día se presenta una mujer que dice haber tenido un hjo del diacono Matei y le pide dinero. Éste le ofrece una suma de unos cuantos miles de rublos lo cual crea disputas en el seno de la familia, tienen que cerrar el negocio y el grupo da en quiebra. Hay una discusión en que Matei es asesinado por su hermano. Todos los hermanos y hermanas acaban en Siberia. Brilla en estas paginas tanto el punto estético de Chejov un verdadero artista a la hora de escribir la naturaleza rusa y el temple narrativo, que es apasionante. Brilla cierto escepticismo frente a las exaltaciones místicas del pueblo ruso. Anton Chjejov es un tour de force que nos hace dudar de todos aquello que antes teníamos por seguro. Pero tales contrastes forman parte de la vida misma. Puesto que vivimos enjaulados en la jaula de la crujía de un manicomio no conviene pasarse de listo. Conviene a amoldarse a la medianía. Todos los que se sienten redentores al final son crucificados. Eso precisamente les ocurrió a los profetas de Israel y a muchos intelectuales que en el mundo han sido: acaban ante un paredón o en la cárcel

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