EL GENERAL BERENGUER TRAS PACIFICAR EL RIF DEVOLVIÓ MELILLA AL DOMINIO ESPAÑOL SE CUMPLEN CIEN AÑOS
CIEN AÑOS DE LA RECONQUISTA DE MELILLA
Después del Desastre de Annual los Regulares del general Berenguer y legionarios de Franco retomaron la plaza de Melilla que nos había arrebatado Abdel-Krim. La solercia castrense de Berenguer un militar eximio acérrimo en el combate y astuto estratega también tenía “baraka” y le apoyaron la cabilas del Rif fue el artífice del regreso a España de Melilla. Berenguer tenía un defecto: era magnánimo en la victoria. Un general africano que no entendía de los chanchullos de la política se despeñó en la dicta blanda. Había creado la mehala o policía indígena. Los rifeños lo amaban. España vertió su sangre generosa y su civilización en aquellas guerras de África desde Prim a Mola. Quedó sellado un pacto de amor y odio admiración, esperanza y desconfianza hacia el rumí Marruecos fue el crisol (no comulgo con del derrotismo de los vesánicos de la hora actual) en el cual se originó un nuevo espíritu. Ellos jugaron un papel fundamental en la última historia de España. Los tabores le solucionaron la papeleta al gobierno de la republica en Asturias. Yo conocí la historia de un comandante de regulares que quedó ciego por la explosión de una granada en Brunete que era hijo de un rifeño y de una asturiana de Luarca. Los españoles dejaron huella. Ha caído en mis manos después de tres décadas un libro de pavorosa actualidad y que releo después del asalto a la valla de Ceuta y los disturbios melillenses. Es una novela genial escrita desde el amor y la admiración y el pavor, porque los marroquíes no han renunciado al sueño del Grand Maroc el gran Imperio del Oeste alauita, de un escritor que amaba a Marruecos, conoció el dolor, la dureza de la vida en aquellas aldeas del Atlas.
Se trata de la “Pared de la Tela de Araña”. En sus paginas Tomás Borrás periodista olvidado fue como Pedro Antonio de Alarcón el “Diario de un Soldado en la guerra” de África esparce un homenaje a aquellos montañeses de las tierras altas que lucharon contra España en los blocaos para más tarde hacerse amigos y entablar una alianza; Franco sin la Mehala y los tiradores del Rif no hubiese ganado la batalla de Brunete. El soldado marroquí es valiente al no va más, sufrido como nadie y leal cuando le conviene.
Borrás demuestra en este libro su conocimiento de la psicología de las jarcas aunque no resulta fácil saber lo que piensa uno rifeño. Desentraña la ferviente relación entre la abyección y la utilización interesada del hebreo por el marroquí. Este pacto de la alianza entre la media luna y el candelabro sólo se justifica en la lucha contra la cruz. Pero el moro puso en gira dentro de la órbita del léxico castellano que él conoce el término de “perro judío”.
Constata — “la pared de la tela de araña” está plagado de notas al pie vertiendo en romance las expresiones arábigas muchas de las cuales se incorporan a nuestro léxico mistificadas como por ejemplo “albornoz”— Borrás su aproximamiento no sólo a la lengua chausa que él hablaba fluente entre los rifeños sino también al castellano antiguo que hablaban los sefardíes. Uno de los personajes de “La pared de la Tela de Araña” Abraham Pinto utiliza expresiones como “aina” “vagoroso” “mansera” “mancer” soltera soltero. Se escucha el rasgar de las cuerdas de un rabel. En casa de Abrahán Yahuda Pinto orífice de oficio se canta el romance de “Delgadina”.
Así describe la entrada de la infantería española en Xauen. Una muchacha hebrea canta el romance de “Delgadina”. Es la versión de la hija del rey moro que mató su padre con cuchillo de oro… no era de oro ni de plata era un cuchillo de hojalata.
Los muros de la ciudad sagrada de Muley Abdel Salam debieron de llorar de pena al escuchar el canto: “yo tenía oprimido el corazón. aquel romance bárbaro estaba vivo en Xauen. Era una llamita de nuestro espíritu en el fondo del barrio maldito, la judería. Era el poder de lo inmaterial. España cuando entraba en aquella ciudad rompiendo el cerco salvaje he aquí que se encontraba con el romance de Delgadina cantada por una moza. Y al rescatar el idioma florecido en labios humildes y puros era una nación que se rescataba a sí misma”.
Sus observaciones son certeras: “El judío es la mitad del moro. Unos y otros se aborrecen pero no pueden vivir el uno sin el otro, gracias al “mesraj” o pacto de asociación”. Un soldado de infantería es el protagonista de este relato se aljamía y llega a hablar el árabe. Franco no lo hablaba, lo chapurreaba pero yo conocí a Pepe Alemán que nació en una jaima comandante de infantería que se expresaba en el idioma de las cabilas sin acento.
El alef primera letra del alfabeto cúfico, es una letra bella excelsa y esbelta como una adolescente en pie, Barea, Tomás Salvador que hizo la mili en el Hacho, el famoso penal del Hacho, en el cuerpo de guardia, trasvierten esa impronta africana a sus escritos. Le pasó lo mismo a Lawrence de Arabia.
Mola fue un superviviente del cerco de Dar Akoba y escribe en sus memorias “Lo que yo supe” que aquellas trincheras cambiaron la trayectoria de su rumbo político. El desierto transforma y purifica. Nuestros reclutas en los blocaos de Dar Akoba donde sirvieron al rey a los pies de aquellos majestuosos e inexpugnables picachos obtuvieron la experiencia más fuerte de su existen al regresar a la patria
El marroquí es leal hasta la muerte y paradójicamente desconfiado.
Borrás y los moros se hicieron amigos fumaban kif cantaban canciones obscenas y compartían el tedio de la chabola. Muy orgulloso de su honra. Alá les daba permiso para apalear a la mujer en la cual sólo ven una herramienta de placer y un mal necesario aptas tan sólo para el catre y el fogón. Borrás escribe cuando no había asomado la gaita por el escenario de la historia el feminismo irreducible, y en España aun no se había puesto el sol.
El rumí, el “aludí” y el alauita herederos de la fe legada por Abrahán están condenados a entenderse y desentenderse. Hay entre las tres culturas lazos de una hermandad que arranca de los tiempos bíblicos aunque tales lazos no hayan sobrevivido a la cruda realidad histórica
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