VEINTE AÑOS SIN DON GONZALO
VEINTE AÑOS SIN GONZALO TORRENTE BALLESTER
“Mi cachimba es el último refugio de mi libertad” me dijo una vez don Gonzalo en una entrevista hace ya muchos años cuando yo comenzaba en estas lides. Me impresionó la frase, me la decía mientras repartía tabaco ─ cajetilla de amistad humo que apacigua y distancia, coselete antibalas contra los disparos del enemigo, somos humo y literatura, también insistía en esa misma idea otro escritor glorioso de aquellos años fecundos del denostado franquismo: “la pipa para mí es mi campana de cristal que me pone a buen recaudo de las acechanzas del maligno” Castillo Puche tenía pinta de cura, torrente qué va, pero también había sido seminarista ─fumamos un par de “Ducados” y la entrevista fue sobre ruedas. Don Gonzalo era un gallego genial, uno de esos grandes escritores del Noroeste que llevan en su ADN cual voltaje de largo recorrido el placer de contar y el placer de decir. Prosas que vienen y van en alternancia como la marola un constante subir y bajar. Brisas de Puentedeume orvallo fino. Pensaba en gallego pero prefería como Cela o Elena Quiroga en castellano y toda esa riqueza se desperdiga a lo largo de sus libros. Otro dato que conviene no obviar es que GTB se hizo escritor cuando estudiaba Románicas en la Universidad de Oviedo y frecuentaba amistad con Gerardo Diego y Alejandro Fernández que eran profesores de Segunda enseñanza en Xixon. Las sextinas del poeta montañés le abrieron los horizontes del modernismo. Había nacido en Serantes aldea entre Castropol confines de Asturias y Ferrol, pueblo marinero que vio nacer a otro hijo ilustre Fernando Villaamil el héroe de la batalla de Santiago de cuba en 1898. Murió el 27 de enero de 1999. Pasados cinco lustros de su muerte, su figura se realza (una biografía complicada plagada de alternancias e intercadencias) como uno de los grandes innovadores de la novela en castellano “La Saga fuga” y “Off Side”. Suplementariamente, fue el gran adaptador de la novelística a la televisión y al cine. Los “Gozos y las Sombras” coparon el interés de los espectadores españoles de TV de los 80. En 1957 fue el guionista de “Surcos”: la España rural se hace urbanita con todo lo que eso conlleva. También fue crítico teatral. Yo recuerdo haberle visto en un palco del Teatro Español con sus gafas negras siempre tan elegante y repeinado mirlo en alcanda (se parecía al miruello que canta en la sebe) estudiando las evoluciones de “Los verdes Campos del edén” una obra que por entonces estrenó fraga subvencionada por el ministro Fraga. Hacía poco que había salido don Gonzalo del Hospital, le dio durante muchos años la tabarra su ulcera de estómago, e hizo unas declaraciones:
─Me siento como un barco recién carenado.
Perteneció a la redacción del Arriba aquel periódico falangista que fue alma mater y eje de marcha de todo un parnaso de escritores de primera fila: Blanco Tobío, Celso Collazo, Camilo José Cela, Pedro Rodríguez, Tomás Salvador, Eugenio García Serrano etc.
Lo que fascina al releer por ejemplo “Cuadernos de la romana” es la versatilidad y capacidad para adaptarse a todos los géneros desde la novela experimental hasta el novelón pasando por el memorialismo. Yo recuerdo sus libros de la década del 40. Dio a conocer pese a la censura las calaveradas del incontinente rey don _Felipe IV nuestro señor, sus devaneos y arrepentimientos, que se refleja en la publicación de la correspondencia que mantuvo con sor María de Agreda. Conocida de todos es la regia pasión de aquel monarca que no sé si fue galán de monjas por lo prohibido dentro de sus parámetros sexuales. Esta correspondencia debió de inspirarle una obrita deliciosa “El Rey Pasmado” líos de la corte (los pecados en la cama de Felipe IV atraían la ira divina por cuya causa no llegaba a puerto la escuadra con el oro de Indias y en Flandes con los luteranos perdíamos cada batalla. Torrente hombre ecléctico admira por su capacidad de trabajo. Se ganaba la vida como profesor y de la nomina de catedrático de instituto (Vigo, Orcasitas, Salamanca) lucraba el pan de su extensa familia de diez hijos y aun le quedaba tiempo para escribir y estar siempre de buen humor. Alguna cosa buena debe de tener el tabaco, un vicio que satanizan esos pobres de espíritu y pelmazos que piensan que si dejan de fumar no se van a morir jamás. ¿Fumar, no fumar? That is the question. Yo sigo pensando que los que no fuman cascan antes por eso hay que seguir dando chupadas al cigarro hasta el final. La vida consiste en pasar humo y mascar tabaco. La hoja solanácea para muchos escritores es nirvana y fuente de inspiración, nos aísla y anestesia, peto para parar los golpes de la estupidez y la agresividad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario