Buscar este blog

martes, 4 de septiembre de 2018

santana ana y los coxus


 




















 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
SANTA ANA DE MONTARÉS. VAMOS DE ROMERÍA

 

Todos los cojos van pa Santana. Arriba súbame  yo con la pata galana, pero hogaño lamentablemente no me vagó.

A la abuela de la Virgen la llevamos los pixuetos en el corazón. Para su ermita blanca y bien dibujada miran los marineros cuando amuran vela en acción de gracias y la invocan en la tempestad. Se otea desde treinta millas en círculo de toda la mar con buen tiempo. Es la vieja fe que tira del alma como una estacha de salvación.

El cristianismo es también tradición, recuerdos de los que se han ido, y carisma. Son muchos ya los que ya no están desde que ascendí  por vez primera al monte Santo, un verdadero Tabor de claridades iluminadas y de brumas cuando hay borrina y le da por llover. Diz que es cuando se emborracha el Monte Pascual que está aláteres. En los comedios geográficos del principado entre Avilés y Luarca el año 75 un 26 de julio yo llegué.

 Venía de Nueva York y recuerdo en particular los olores: el helecho y la fresca y cencida hierba del manto de Santa Ana, el aroma de los pinos y del espliego, el enervante perfume de los eucaliptos, el tojo y la zarzamora. Fragancias celestiales que sembraron en mi alma la nostalgia del paraíso.

 Escribí un reportaje importante en La Nueva España en que cotejaba la vida de aldea con el tráfago de la Quinta Avenida, el comején de la feria de vanidades que es en definitiva la vida política de la que se nutre y se teje la tela de Penélope que es la actualidad. Siempre lo mismo. Tántalo condenado a llenar el cántaro de las Danaides y a limpiar las caballerizas del rey Alfeo.

n el avión que tomé en el Aeropuerto Kennedy hasta Barajas me sumergí en la lectura de la Aldea Perdida y de los cuentos de Palacio Valdés el autor que por su carácter bondadoso y socarrón mejor representa a Asturias y arriba en la misa  con aquellos benditos curas de pueblo, entre aquellos aldeanos que se pasaban las cadenas de Santa Ana por sus cuerpos doloridos, tristes y pobres huesos de las paisanas con toda la vida en el campo o de los que habían pasado algún peligro o superado una enfermedad en el entreaño me lloré al escuchar el himno nacional con gaita y tambor a la hora de alzar.

Yo también recuperé la salud que traía algo averiada. Pensé en el primer hombre y en la frase del rapsoda Et in Arcadia ego. Aquí me quedo y di muchas gracias a Dios por haber ido a parar a semejante edén después de tanto rodar por el mundo.

 Escuché el grito telúrico de los ancestros. En aquel lugar al que los romanos denominaban Betulia por la abundancia de abedules y es un epicentro de fuerzas concurrentes de energías pánicas, ya constatadas por los flamines y arúspices de la Legio Séptima, que tenía un destacamento en Gijón debió de haber un altar a la diosa Ceres o a una divinidad romana patrona de la fecundidad y los nacimientos por nombre Licinia.

Y eso se detecta al socaire de una tradición que, si no me recuerdo mal, tienen los lugareños de por aquí: cuando una mujer no se queda encinta, sube con su pareja a este monte, en un paraje maravilloso, ultimas estribaciones de las breñas de la Sierra del Viento hacen el amor en los prados que circundan la ermita o junto a los mismos muros mirando pa la Rondiella o para Pravia o sobre las gradas mismas del amoroso cruceiro que besaban los peregrinos del jacobeo sobre la entrada.  No en vano a santa Ana la invocaban las parturientas – el nombre más común de las reinas de la Casa de Austria era Ana- siendo abogada de las embarazadas.

Cuando se produjo la irreversible e insoslayable conversión asturiana al cristianismo- Cudillero como villa marinera es uno de los pueblos con más arraigada tradición católica de España- por estos pagos arraigó la tradición del culto a San Miguel en el interior pero en el litoral as Santa Ana la abuela de Jesucristo y al bendito San Joaquín su esposo, dos justos de Israel, un matrimonio seguramente humilde del que sabemos muy poco porque según la Biblia A Dios no le agrada el engreimiento y con la piedra que rechazaron los arquitectos El funda los cimientos. Los pensamientos y actitudes divinas y las humanas discurren por diferente senda.

 Esta romería una de las más típicas del Principado es un canto a la vida, a la belleza, a la hermosura de estas tierras benditas que tanto quiere a la Virgen inmersa en un cordal de montañas donde se aglomeran paisajes que quitan la respiración. En este luminoso día de julio recuerdo a todos aquellos que ya no pueden portar las andas. La guadaña de La que No Perdona a Nadie ha creado muchos huecos en la lista de nombres y rostros de los que se fueron. Hoy tengo un pensamiento emotivo para mi amigo Fredu el del bar de Artedo.

Grandes ratos pasé en su compañía que bien se come en su chigre-restaurante. Las voces de mis amigos ya no me llaman. Hay muchos ojos que se apagaron y no pocas manos que nos podré estrechar pero hay una sonrisa y una luz encendida para los amigos que marcharon perennemente en mis recuerdos. Verdaderamente yo amo a esta tierra que me dio cobijo y espero que albergue mis huesos.

 Ana en hebreo significa llena de gracia (já ná) como Asturias. Y ya digo todos los cojos van pa Santana y arriba me voy yo con mi pata galana. La Madre de Santa Deigenitrix es una devoción tutelar de los marinos.

Varios buques de Lepanto y de La Invencible fueron bautizados en honor de la Abuela de Cristo y muchos pescadores pixuetos cuando zarpaban rumbo al Gran Sol a faenar en las costeras del bonito llevaban una imagen suya que iluminaban en los sollados con un fanal y cuando de regreso avistaban la cúspide del monte coronada por su ermita blanca entonaban en cánticos de acción de gracias.

Y oraciones como “Santa Ana nos val” pronunciado en el cantarín acento de estas tierras. Devoción ancestral. Culto a la vida. En Santa Ana aquella mujer escondida en un lugar de Judea se venera a la maternidad pues, según Juan Damasceno, era un vientre estéril cuando quedó preñada de la Virgen, y ya entrada en años. “Salí de la tristeza y fui fecundada”, según nos dice este Padre de la Iglesia.

Los romeros bajan cantando a la puesta del sol. Se ha comido y se ha bebido y algunos pobrinos que la cogieron hacen tobogán y llegan rodando hasta la fuente el Canto Ay mientras Cudillero viva…. Y yo cogí una rama verde...

Un día es un día y que Santa Anina nos valga. Espero poder subir al año que viene, si Dios me da salud. Felicidades a cuantas Anicas conozco y no conozco

 

26 de julio 2012 miércoles

 

 

 

No hay comentarios: