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martes, 4 de septiembre de 2018




De izquierda a derecha Gabriel Tuya tio carnal de Ana Tuya, su padre Pepe Tuya, Ana Tuya portando la corona de las arras delante de su madre Marylen mi querido cuñado y yo el novio










NUESTRA QUERIDA ANA TUYA PERECIÓ EN EL ACCIDENTE DEL AUTOBUS DE AVILÉS


 


Tengo el corazón destrozado. Un lazo negro oprime mi garganta. No me lo puedo creer. El domingo nos puso un guasap desde las Rías Bajas y hoy la daremos tierra. Ana Tuya era una mujer moderna muy inteligente con el ratón en la mano.  No guardaba para ella secretos el ordenador. Se había adaptado a un espacio viral. Vivía llena de bondad en el mundo virtual de las redes. Se movía por Internet como Pedro por su casa. Sobre todo, más allá de su inteligencia, tenía un corazón magnifico. Una superdotada a pesar de haber padecido una enfermedad infantil que la dejó en parte sorda. Luego recuperó el oído y hablaba a la perfección tras su tratamiento con un logopeda. Estuvo en nuestra boda y se comunicaba con regularidad con mi mujer. Era la hija de nuestro tío Pepe de Gijón y de la tita Marylen. Algunos veranos cuando mis hijos eran niños ibamos a visitarles para acariciar el Samoyedo - por Yuri atendía aquel magnigico ejemplar de la raza canina- y dabamos una vuelta por la playa de San Lorenzo o la Calle Corrida.


 Era una magnifica profesional de la fotografía. En mi archivo guardo algunas capciones que ella nos envió. Sabíamos que Ana era feliz desde que conoció al hombre de su vida hace unos seis años.


Una tarde vinieron a verme al Rellayo y yo les regalé un ejemplar de mi novela.


Escribo distorsionado por la emoción, confuso ante un absurdo suceso que no acabo de entender, y casi en estado de shock. No comprendo lo que pudo haber pasado. Ana Tuya era muy regular en su vida y costumbres. Al salir de la tienda se fue a la estación a tomar el coche de linea que la devolvería a su casa en la Villa de Jovellanos. Poco trecho de abandonar la villa del Adelantado se produjo el terrible percance. Ana no se merecía un lunes tan amargo tras las vacaciones y vuelta al trabajo


 Elegante, sonriente, y triunfal, una guapa asturiana a la que recuerdo llevando nuestras arras el día de nuestra boda. Estamos tanto MJ como mis hijos consternados. Al no poder desplazarnos al tanatorio para ir al sepelio hemos optado por la oración. Mi hija Cris dirige el rezo del santo Rosario que por ella rezamos en familia. Dios guarde su alma. Esperamos reencontrarla en el cielo. Creo que a estas horas se habrá reunido con su padre Pepe, y con su hermano gemelo Juanin que tanto le quería y con Gabriel Tuya hermano mayor (mi suegro) una familia muy querida y arraigada en Oviedo desde hace cinco generaciones. Ana, descansa en paz. El Señor te dio el don de una muerte fulminante. Nos dice la GC que el tránsito se produjo sin apenas dolor. Es nuestro único consuelo en momento tan amargo

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