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domingo, 10 de junio de 2018


NEBRIJA E ISABEL LA CATÓLICA

 

La gramática castellana el buen decir según las reglas retóricas ha caído. Se hostiga a la lengua como compañera del imperio. Ada Colau y los separatistas motejan de “fascista” al bellísimo y eficaz idioma castellano. Días atrás  una conferencia sobre Cervantes en Barcelona tuvo que ser suprimida entre insultos  y palabras de odio altercados y enfrentamientos policiales.

Los neos que mueven esto tienen poca imaginación porque Nebrija y la mayor parte de los asesores de Isabel de Castilla eran de extracción conversa, dale que dale a sus zapatos y en esa demanda siguen. Parlamentarios tediosos, cuentanubes y vendehúmos, merodean por nuestra casa y la mentira y la calumnia como arma de combate. La gramática civiliza y siembra la concordia entre las gentes pero el Nom aspira en sus ansias de dominación a la disgregación la ruptura de puentes la desunión confusión y un mundo ágrafo y analfabeto. A esta institución global parece ser que le engordan las guerras y los conflictos. Que sufran los oprimidos. Que se jodan. Aborrece el sistema de los genios que escriben. No cree en la belleza de la palabra porque para ellos todos los poetas están muertos.

 Los tordos se han hecho flautistas y pían por sobre el altozano, en mundo sin reglas ni compasión. Reprensiones y regaños.

Me hago rajas, me santiguo ante el infinito que viene. Las nuevas generaciones han quemado a Nebrija y han cerrado con siete llaves la tumba y el testamento de Isabel la Católica. Adiós España que va a perecer por do más pecado había y el mayor pecado del español a día de hoy es la cobardía y el entreguismo. Se han olvidado de las cinco partes: ortografía, etimología, morfología y sintaxis.

No saben manejar los recursos retóricos que dan tanta satisfacción a los que vivimos de la pluma: tmesis, sincopas, prótesis y apódosis. Más allá de esto ahí tenemos a “bellipotens” Donald Trump que es la mano que mece la cuna.

Acabar con la gramática castellana aquí sólo se habla inglés. Hay que abrogar esa idea que abra la puerta del evangelio de san Juan: “en el principio era la palabra” 

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