ORDENACIÓN DE JOSÉ LUIS LORENTE
EN LA CATEDRAL DE
ALCALÁ
ORDENACION SACERDOTAL EN ALCALÁ
ORDENACIÓN DE JOSÉ LUIS LORENTE EN LA CATEDRAL DE ALCALÁ
Cuando todo el presbiterio entonó el "Regina Coeli" a los pies de la Virgen del Valle gruesos lagrimones caían por las mejillas de mi amigo Silvano.
Tal vez recordaba aquellas imposiciones de de la sagrada orden del presbiterado que celebraba su obispo que se llamaba Daniel Llorente de Federico.
Treinta tíos como treinta soles tumbados sobre el suelo, y el de la tercera fila, algo más joven y con menos canas mientras el coro atacaba implorante las letanías mayores, el alba blanca los zapatos bien limpios y la estola terciada de diacono, era él: Silvano; la verdad es que era todo un espectáculo.
Hoy en Alcalá sólo había un ordenando, lo que habla de la precariedad en punto a vocaciones, que si esto sigue así habrá que rezar la tienda por falta de quórum. Era un joven de Morata de Tajuña, que recién acabada la carrera de Filología inglesa, optó por meterse a cura. Por las temporas de septiembre cantará misa otro, ya diacono. Es ingeniero industrial pero en el seminario de Alcalá al que yo conocí con trescientos y pico seminaristas, una vez que los de Segovia vinimos hacerles visita, sólo quedan catorce.
Esta penuria viene a darnos la razón de lo que estamos diciendo en este bloque: que si la Iglesia no abandona ese clericalismo maricomplejines de puertas cerradas, aspirantes al sacerdocio célibes y jóvenes y busca nuevos apóstoles en las escuelas, los hospitales, las universidades, las redacciones de los periódicos o en las mismas tabernas porque tambien en ellas se puede predicar la palabra de Dios, esto se acaba, para satisfacción y pitorreo de los impíos que andan hablando de la teología del preservativo – tienen al pobre papa de monaguillo ¿han secuestrado a Roma?- y se terminó. El compromiso con Jesús Nuestro Señor no requiere cataplasmas ni paños calientes. Se necesitan curas de caballo y examinar el pasado, medio siglo, por ver si se han cometido errores. Mi amigo Silvano estaba llorando como un guaje.
-¿Qué te pasa, chaval?
(Bueno lo de chaval es un decir porque el Silvanete es ya talludito, la mirada algo vidriosa por sus muchos ayunos y la multitud de libros leídos, pero muy vital y un intelectual. Se nota que estuvo en los jesuitas y que sabe bien la Teología y fue gran estudiante de los Santos Padres. Es un bendito de dios. Pero más inocente que un cubo. Le engañan todos. Sus hijos se ríen de él, su mujer se fugó con su psiquiatra.
En el trabajo lo toman por el pito un sereno y se lamenta con frecuencia no puedo más, no sé si llegaré a alcanzar la edad de retiro. Es medio poeta pero no ha publicado libros. Sus versos no los lee nadie. No le llaman sus amigos. Su móvil no suena jamás. Es de otra galaxia. Vive como en una nube.
Pero a pesar de los palos y coscorrones que ha recibido en la vida él sigue tan inocente como al principio y se lo he dicho yo varias veces mira Silvano a ti te pierde que tienes mal pronto y crees en los reyes magos, bájate del burro y el me contesta mira quien fue a hablar. Bueno. Tendrá que ser así, me retruca. Le engaña hasta su criada y por una criada algo ligera de cascos colgó la sotana. Ay perillán. Perillán.
-Nada que me acuerdo de mi ordenación. De las manos ungidas que me ató monseñor Llorente con un lazo blanco y puro. De cuando me puse por primera vez la casulla y el amito[1]. De mi padre y de mi madre que me acompañaron y ya no están.
Trato de consolarle pero comprendo y respeto sus lagrimas que son las mías pues Silvano y yo andamos por la vida pegando tumbos.
Nos sentimos como marcianos en medio de un país que ya no es nuestro país, asediado por el tancredismo y la moral de conveniencia, ni la iglesia tampoco es la que nosotros soñamos. Está visto que no se puede ser quite. Si te metes a salvador te crucifican. Aunque somos amigos, no puede haber dos tipos más diferentes.
Silvano es alto delgado, bien parecido, no fuma ni bebe. Se le daban bien las mujeres y yo soy bajito y mofletudo con mala leche, fumo como una coracha y bebo lo que me ponen cuando me pierdo por esas barras de Dios. Silvano va a caballo y yo en burro. A veces nos lo pasamos pipa y nuestra amistad inveterada honra la máxima de que un buen amigo es como un tesoro.
-No te apures, hombre. Sursum corda.
La Virgen nos protege. La devoción a Nuestra Señora me une cada día más a mi viejo condiscípulo que me da a leer sus papeles. Se pone a escribir y no para. Se pone a hablar y va como una moto.
Lo que pasa es que la gente no le entiende, está en otro nivel. Hemos hecho un pacto. Si él se muere antes que yo, trataré de encontrar un editor para sus libros. Algunos son canela fina y si yo la palmo antes que será lo más probable pues yo no me cuido y él es metódico para todo para la comida, el descanso y el deporte, él que se lleve mis misales y mis breviarios y las crónicas que publiqué en la prensa del movimiento que tengo todas en fotocopia y encuadernadas a canutillo.
Yo tambien soy aficionadillo a la literatura pero en honor a la verdad creo que no le llego a Silvano ni al cordón de sus zapatos.
Quiero insistir que en esta misa de ordenación nos lo pasamos `pipa. La iglesia estaba de bote en bote y el obispo nuevo de Alcalá mosén Juan Antonio Reig Pla – no se si será de la familia de fabricantes del puro del mismo nombre- me pareció un obispón. Llevaba con garbo la mitra y los ornamentos episcopales y predica con una voz recia y tonante un hermoso sermón. Por el físico y por la voz se parece un poco al obispo de Segovia don Ángel Rubio. Son de la escuela eclesiástica valenciana surgida en torno al actual primado de Toledo.
Pero pienso que es un iluso si piensa que los problemas del iglesia se arreglan cediendo parte de los inmuebles seculares de la iglesia- vivimos una segunda desamortización que está haciendo a algunos avispados millonarios- al diantre o quitándoles a los pobre curas parte de su jornal para dárselo a los parados.
Eso es desnudar un santo para vestir otro. Tambien se chupan el dedos los dos obispos si piensan que van a llenar el seminario de chavales que nunca han oído hablar de Jesucristo y a los que se ha bañado el cerebro con cliché peyorativos sobre la religión y la eterna monserga del oscurantismo sexual (condones, píldora del día después, aborto libre, mariconeria). Todo como si el negocio de la salvación fuese un problema de bragueta. ¡Oh ceguedad de los mundanos cretinos!
Quizás los impíos le estén ganando la batalla de la propaganda y hoy lo que hacen falta son periódicos, editoriales, Internet y otros pulpitos mediáticos desde donde la Iglesia pueda ejercer el magisterio eterno y civilizador. Eso o no ser. Los católicos se hayan en la peor encrucijada de su historia.
Si tenemos la verdad en nuestras manos, ¿por que ese miedo a decir la verdad, por que tantos complejos? Hay ocasiones históricas en las cuales como ahora en que la prudencia puede volverse cobardía y a la aquiescencia a los dictámenes del malvado una estulticia.
Si se condiciona la Crucifixión y la Redención a un tema tan intrincado y oscuro como es el Holocausto-espero que no lo proclamen articulo de fe o dogma porque entonces Silvano y yo abandonaríamos esta iglesia que se hizo esclava del siglo- nos encontramos con la pavorosa realidad presente.
Es terrible que cuestiones tan de monto no se sometan a un debate público y para escándalo de los creyentes y triunfo de los impíos no se someta a un debate público según los usos y costumbres eclesiásticos. Si Roma locuta causa finita va a ser el apaga y veámonos.
Lo que hace falta es una verdadera labor de evangelización y de moralización de una sociedad corrompida, sacar a Cristo a la calle y enfrentarse a los poderes lácticos. No caer en la trampa. Y aquí estamos cayendo en demasiadas trampas. Las competencias eclesiales van más allá de los intereses materiales tejas abajo. El clero, los obispos, los arzobispos, los diáconos han de mirar para arriba para la corona de la Virgen como hicimos Silvano y yo. Respice stellam. Voca Mariam.
¡Que pena que hayan suprimido el latín! El ceremonial de órdenes sagradas es más simple que cuando nosotros íbamos a cantar misa.
Se han suprimido las medias casullas, los lazos y los abrenuncios exorcistas al diablo al mundo sus pompas y vanidades. Pero la misa fue hermosa en una radiante mañana de mayo. Luego el obispo nos invitó a los muchos asistentes a un piscolabis.
Que sea enhorabuena. En Morata de Tajuña ondea en la torre la bandera blanca de los misacantanos. Esto no deja de ser un gozo. Para celebrarlo el Silvano y yo nos fuimos al "Geston" a comer y discutimos lo nuestro sobre el monotema mientras tomábamos unas cañitas. Él decía que yo soy un lerdo, y yo la contraria. Casi acabamos a mamporros pero no hay que preocupar. Mañana seguiremos tan amigos. Somos un poco como don Quijote y su escudero que quieren arreglar el mundo pegándose de testarazos contra los molinos de vientos. ¿Serán galgos o podencos?.. Digo yo que si serán molinos de viento.
Dulce Santa Maria madre nuestra sácanos de nuestras dudas y protege a tu iglesia. Tarea ímproba. Con la iglesia topamos Sancho. Hasta hemos estudiado la posibilidad de apartarnos del mundanal y hacernos ermitaños. A lo mejor, émulos de san Frutos, nos pasamos la vejez en una cueva entonando glorias y kyries y salmos, lo que no estaría mal. Hay que ir pensando en ponerse a bien con dios. Arreglar un poco nuestra vida ya que no podemos arreglar el mundo.
18 de mayo 2009
Cuando todo el presbiterio entonó
el “Regina Coeli” a los pies de la Virgen
del Valle gruesos lagrimones caían por las mejillas de mi amigo Silvano.
Tal vez recordaba aquellas imposiciones
de de la sagrada orden del presbiterado
que celebraba su obispo que se llamaba Daniel Llorente de Federico.
Treinta tíos como treinta soles tumbados sobre
el suelo, y el de la tercera fila, algo más joven y con menos canas mientras el
coro atacaba implorante las letanías mayores, el alba blanca los zapatos bien
limpios y la estola terciada de diacono, era él: Silvano; la verdad es que era todo un
espectáculo.
Hoy en Alcalá sólo había un
ordenando, lo que habla de la precariedad en punto a vocaciones, que si esto
sigue así habrá que rezar la tienda por falta de quórum. Era un joven de Morata
de Tajuña, que recién acabada la carrera de Filología inglesa, optó por meterse
a cura. Por las temporas de septiembre cantará misa otro, ya diacono. Es
ingeniero industrial pero en el seminario de Alcalá al que yo conocí con
trescientos y pico seminaristas, una vez que los de Segovia vinimos hacerles
visita, sólo quedan catorce.
Esta penuria viene a darnos la razón de lo que
estamos diciendo en este bloque: que si la
Iglesia no abandona ese clericalismo maricomplejines de
puertas cerradas, aspirantes al sacerdocio célibes y jóvenes y busca nuevos apóstoles
en las escuelas, los hospitales, las universidades, las redacciones de los periódicos
o en las mismas tabernas porque tambien en ellas se puede predicar la palabra
de Dios, esto se acaba, para satisfacción y pitorreo de los impíos que andan
hablando de la teología del preservativo – tienen al pobre papa de monaguillo
¿han secuestrado a Roma?- y se terminó. El compromiso con Jesús Nuestro Señor
no requiere cataplasmas ni paños calientes. Se necesitan curas de caballo y
examinar el pasado, medio siglo, por ver si se han cometido errores. Mi amigo Silvano
estaba llorando como un guaje.
-¿Qué
te pasa, chaval?
(Bueno lo de chaval es un decir
porque el Silvanete es ya talludito, la mirada algo vidriosa por sus muchos
ayunos y la multitud de libros leído, pero muy vital y un intelectual. Se nota
que estuvo en los jesuitas y que sabe bien la Teología y fue gran estudiante de
los Santos Padres. Es un bendito de dios. Pero más inocente que un cubo. Le
engañan todos. Sus hijos se ríen de él, su mujer se fugó con su psiquiatra.
En el trabajo lo toman por el pito un sereno y
se lamenta con frecuencia no puedo más, no sé si llegaré a alcanzar la edad de
retiro. Es medio poeta pero no ha publicado libros. Sus versos no los lee
nadie. No le llaman sus amigos. Su móvil no suena jamás. Es de otra galaxia.
Vive como en una nube.
Pero a pesar de los palos que ha recibido en
la vida él sigue tan inocente como al principio y se lo he dicho yo varias
veces mira Silvano a ti te pierde que tienes mal pronto y crees en los reyes
magos, bájate del burro y el me contesta mira quien fue a hablar. Bueno. Tendrá
que ser así, me retruca. Le engaña hasta su criada y por una criada algo ligera
de cascos colgó la sotana. Ay perillán. Perillán.
-Nada
que me acuerdo de mi ordenación. De las manos ungidas que me ató monseñor
Llorente con un lazo blanco y puro. De cuando me puse por primera vez la casulla
y el amito[1]. De
mi padre y de mi madre que me acompañaron y ya no están.
Trato de consolarle pero
comprendo y respeto sus lagrimas que son las mías pues Silvano y yo andamos por
la vida pegando tumbos.
Nos sentimos como marcianos en medio de un
país que ya no es nuestro país, asediado por el tancredismo y la moral de
conveniencia, ni la iglesia tampoco es la que nosotros soñamos. Está visto que
no se puede ser quite. Si te metes a salvador te crucifican. Aunque somos
amigos, no puede haber dos tipos más diferentes.
Silvano es alto delgado, bien
parecido, no fuma ni bebe. Se le daban bien las mujeres y yo soy bajito y
mofletudo con mala leche, fumo como una coracha y bebo lo que me ponen cuando
me pierdo por esas barras de Dios. Silvano va a caballo y yo en burro. A veces
nos lo pasamos pipa y nuestra amistad inveterada honra la máxima de que un buen
amigo es como un tesoro.
-No
te apures, hombre. Sursum corda.
Lo que pasa es que la gente no le
entiende, está en otro nivel. Hemos hecho un pacto. Si él se muere antes que
yo, trataré de encontrar un editor para sus libros. Algunos son canela fina y
si yo la palmo antes que será lo más probable pues yo no me cuido y él es metódico
para todo para la comida, el descanso y el deporte, él que se lleve mis misales y mis breviarios y
las crónicas que publiqué en la prensa del movimiento que tengo todas en
fotocopia y encuadernadas a canutillo.
Yo tambien soy aficionadillo a la literatura
pero en honor a la verdad creo que no le llego a Silvano ni al cordón de sus
zapatos.
Quiero insistir que en esta misa
de ordenación nos lo pasamos `pipa. La iglesia estaba de bote en bote y el
obispo nuevo de Alcalá mosén Juan Antonio Reig Pla – no se si será de la
familia de fabricantes del puro del mismo nombre- me pareció un obispón.
Llevaba con garbo la mitra y los ornamentos episcopales y predica con una voz
recia y tonante un hermoso sermón. Por el físico y por la voz se parece un poco
al obispo de Segovia don Ángel Rubio. Son de la escuela eclesiástica valenciana
surgida en torno al actual primado de Toledo.
Pero pienso que es un iluso si
piensa que los problemas del iglesia se arreglan cediendo parte de los
inmuebles seculares de la iglesia- vivimos una segunda desamortización que está
haciendo a algunos avispados millonarios- al diantre o quitándoles a los pobre
curas parte de su jornal para dárselo a los parados.
Eso es desnudar un santo para vestir otro.
Tambien se chupan el dedos los dos obispos si piensan que van a llenar el
seminario de chavales que nunca han oído hablar de Jesucristo y a los que se ha
bañado el cerebro con cliché peyorativos sobre la religión y la eterna monserga
del oscurantismo sexual (condones, píldora del día después, aborto libre,
mariconeria). Todo como si el negocio de la salvación fuese un problema de
bragueta. ¡Oh ceguedad de los mundanos cretinos!
Quizás los impíos le estén ganando la batalla
de la propaganda y hoy lo que hacen falta son periódicos, editoriales, Internet
y otros pulpitos mediáticos desde donde la
Iglesia pueda ejercer el magisterio eterno y civilizador. Eso
o no ser. Los católicos se hayan en la peor encrucijada de su historia.
Si tenemos la verdad en nuestras manos, ¿por
que ese miedo a decir la verdad, por que tantos complejos? Hay ocasiones históricas
en las cuales como ahora en que la prudencia puede volverse cobardía y a la
aquiescencia a los dictámenes del malvado una estulticia.
Si se condiciona la Crucifixión y la Redención a un tema tan intrincado
y oscuro como es el Holocausto-espero que no lo proclamen articulo de fe o
dogma porque entonces Silvano y yo abandonaríamos esta iglesia que se hizo
esclava del siglo- nos encontramos con la pavorosa realidad presente.
Es terrible que cuestiones tan de
monto no se sometan a un debate público y para escándalo de los creyentes y
triunfo de los impíos no se someta a un debate público según los usos y
costumbres eclesiásticos. Si Roma locuta
casusa finita va a ser el apaga y veámonos.
Lo que hace falta es una verdadera labor de
evangelización y de moralización de una sociedad corrompida, sacar a Cristo a
la calle y enfrentarse a los poderes lácticos. No caer en la trampa. Y aquí
estamos cayendo en demasiadas trampas. Las competencias eclesiales van más allá
de los intereses materiales tejas abajo. El clero, los obispos, los arzobispos,
los diáconos han de mirar para arriba para la corona de la Virgen como hicimos Silvano y yo. Respice stellam. Voca Mariam.
¡Que pena que hayan suprimido el
latín! El ceremonial de órdenes sagradas es más simple que cuando nosotros íbamos
a cantar misa.
Se han suprimido las medias casullas,
los lazos y los abrenuncios exorcistas al diablo al mundo sus pompas y
vanidades. Pero la misa fue hermosa en
una radiante mañana de mayo. Luego el obispo nos invitó a los muchos asistentes
a un piscolabis.
Que sea enhorabuena. En Morata de
Tajuña ondea en la torre la bandera blanca de los misacantanos. Esto no deja de
ser un gozo. Para celebrarlo el Silvano y yo nos fuimos al "Geston" a comer y discutimos lo
nuestro sobre el monotema mientras tomábamos unas cañitas
. Él decía que yo soy un lerdo y
yo la contraria. Casi acabamos a mamporros pero no hay que preocupar. Mañana
seguiremos tan amigos. Somos un poco como don Quijote y su escudero que quieren
arreglar el mundo pegándose de testarazos contra los molinos de vientos. ¿Serán
galgos o podencos?.. digo yo que si serán molinos de viento.
Dulce Santa Maria madre nuestra sácanos de
nuestras dudas y protege a tu iglesia. Tarea ímproba. Con la iglesia topamos
Sancho. Hasta hemos estudiado la posibilidad de apartarnos del mundanal y
hacernos ermitaños. A lo mejor, émulos de san Frutos, nos pasamos la vejez en
una cueva entonando glorias y kyries y salmos, lo que no estaría mal. Hay que
ir pensando en ponerse a bien con dios. Arreglar un poco nuestra vida ya que no
podemos arreglar el mundo.
18 de mayo 2009
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