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sábado, 26 de mayo de 2018

a doña JUANA LA MALTRATÓ SU MIRADO TAMBIEN LA MALTRATÓ LA HISTORIA





 
 
 
JUANA LA LOCA

 

Paso por Tordesillas. Al bajar la cuesta del río me da en la cara la brisa de la vega. El Duero pasa raudo sin hacer caso de la historia y de los muchos rostros que se miraron en el espejo de sus aguas. Pasa  lamiendo los muros enrejados del convento de  claras y en lo alto del ventanal lloran los espectros del ángel negro dela locura de la reina doña Juana. ¿En verdad estaba loca? El río va cantando su canción molinera a lo largo de los siglos.

Vengo de moler morena

De los molinos de arriba

Duermo con la molinera

No me cobra la maquila


 Yo pienso que era una mujer rebelde e iluminada a la que no casaron con un mocito barbero sino con un príncipe flamenco que la maltrataba. Pero a la hija mayor de los Reyes Católicos la iba la marcha. Pensando en estas cosas me entra tristeza siempre que paso por Tordesillas y me entran ganas de beber vino de Cigales. La historia de España en su grandeza iguala a la de Roma pero ha sido maltratada por los historiadores y en general por los españoles de a pie y más ahora que se expurgan los textos de nuestras crónicas y a las mocitas del COU se les niega el derecho a saber quién era doña Juana la Loca. El bulo se entrevera con la leyenda entre nosotros por culpa del caciquismo cultural y el lameculismo hacia todo lo extranjero. La historia da versiones terciadas. Me conmueve la desventura de esta reina que pasó gran parte de su vida en este lúgubre convento estrechamente vigilada por un carcelero ilerdense que se llamaba Ferrer. Su hija pequeña Catalina se asomaba al ventanal a ver jugar al marro a los niños del pueblo. Desde el mirador les tiraba monedas. Un buen día la princesa Catalina y su hermano Fernandico no se asomaron al balcón. Su padre Fernando de Aragón se los llevó. Doña Juana desesperada iba por las dependencias de su encierro llamándoles a grandes voces desesperada. Iba con los cabellos desgreñados y las faldas rotas. A los españoles nos duele la desventura de doña Juana solemne y comunera. Que es un poco la desventura de España. Sin embargo, vivió vida larga más que Isabel y   que María muertas de sobreparto a las que sus padres mandaron casar con el rey de Portugal. Los reyes católicos hicieron del matrimonio de sus vástagos una cuestión de estado que salió mal. Catalina la mujer de Enrique VIII también encerrada y repudiada en un castillo del Lancashire su fracaso matrimonial abriría la puerta al cisma anglicano.

En cierto modo Peterborough y Tordesillas en su melancólica serenidad se asemejan. Las atravesé múltiples veces a lo largo de mi vida. Las espiras de la catedral de Peterborough donde está enterrada Catalina me recordaban el recinto del convento de clarisas donde doña Juana pasó más de cuarenta años prisioneros.

Traicionada por su padre el maquiavélico Fernando que hablaba de pactos y no guardaba ninguno y fomentaba la paz para a continuación hacer la guerra. Vigilada por Cisneros. Su aversión hacia los frailes hizo caer sobre la reina sospechas de herejía. Su marido Felipe Hermoso la pegaba palizas y después de la zurra la hacía una barriga. Seis hijos tuvo en siete años de matrimonio. Sobre doña Juana I al igual que sobre su abuelo Enrique IV pesa el baldón del escarnio y la ignominia. Me parece que la historia ha sido injusta con estos dos monarcas castellanos.

Si en Tordesillas me asaltaban a mí pujos alcohólicos y me daban ganas de escanciar vino de la ribera para espantar la pena, al cruzar Peterborough, camino de York, al regreso de Londres, me daban ganas de beber cerveza. Y de emborracharme al efecto, para conjurar los espectros que vagan como murciélagos goyescos por nuestros anales. Y es que sentía pena hacia las dos reinas castellanas que tuvieron poca suerte en la vida.

El alemán Pfandal ya ha dicho todo lo que sabemos de doña Juana.  Su biografía sobre Juana la Loca es un tour de force. No es nuestra intención enmendarle la plana ni tampoco revivir las películas de Juan de Orduña que deleitaron nuestra infancia: La Leona de Castilla y Locura de Amor pero el semblante de esta reina preterida y desafortunada: ▬ era más guapa que sus otras dos hermanas Isabel y Catalina y más fuerte que el Príncipe de Asturias don Juan al que una noche de amor la de sus desposorios con su prima Margarita de Austria llevaron al sepulcro… dijeron los cronistas que el heredero no pudo aguantar el ardor erótico pues como diría un inglés “he died on the job” muriendo a pie de obra ▬.

Sabemos que se casó enamorada de Felipe el Hermoso un petulante belga que en su corte tenía un harén flamenco. El destino de una reina por aquellos días era parir, sufrir y padecer celos,

 Viajó a Antwerp en una nave alta de castillos que zarpó desde Laredo. Tuvo una travesía muy azarosa. Las tormentas en el Canal de la Mancha temibles en otoño arrastraron el barco hasta el puerto de Plymouth. Allí fue bien recibida y agasajada por su hermana Catalina viuda del rey Arturo que se acababa de casar con Enrique VIII. A los pocos meses nacería María Tudor, pronto recluida en el castillo de Kimbelton. Juana y Catherine complutenses de pura cepa vidas paralelas pasaron su infancia en Granada y su madre se encargó de que tuvieran ambas una buena formación humanística bajo la tutoría de Beatriz Galindo a la cual llamaban la “Latina”.

 



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