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sábado, 12 de mayo de 2018


Acacia
 
A la entrada de Segovia según se va por la carreta de Madrid bajando la cuesta de Baterías hay un puente romano, el de Valdevilla por el cual las antiguas cohortes y clades de Augusto vadeaban con su impedimenta el río Clamores que hace dos milenios debía de llevar mucha más agua pero que a mediados del pasado siglo fluía sin apenas caudal. Mucho puente para tan poco río, la verdad, pero cuando se construyó el Acueducto era un flumen que juntaba sus aguas con el Eresma.
 A la otra orilla estaban las casas militares: unos chalecitos con  pequeño jardín delante y un corral detrás en el que mi padre cebaba al marrano dentro de la cochiquera y mi madre salía todas las noches a encentar esto es a meterle el dedo por el culo a las gallinas para ver si podríamos comer huevos fritos al día siguiente. Dentro de este cobertizo guardé yo unos cuadernos de traducción de las obras de Tito Livio y me los comieron un día los ratones.
A la sombra de la acacia transcurrió mi infancia.
La colonia inaugurada por el coronel Tomé, que era un catalán bondadoso y pequeñín, en 1951 (guardo una foto de la ceremonia de la entrega de llaves, yo estaba de buces sobre el pretil de ladrillos sardinel, muy rubito y con mi traje de marinero).
Aquellas casas militares habían sido edificadas por presos de guerra que en régimen de redención de penas por el trabajo trabajaban para Regiones devastadas. Cuando llegaron los socialistas el alcalde del PSOE mandó volar aquel complejo de casitas blancas del puente de Valdevilla. Hoy ha sucumbido a la recalificación de terrenos –esto no era más que un peñascal▬ y a la reconversión urbanística.  O a la revanchista de algunos que se liaron a derribar lo que había construido el anterior régimen. Se cerraron cuarteles y se ha dejado prácticamente indefensa a la nación o sin paraguas estratégico (es como tener un tío en Alcalá) de la OTAN porque el ejército era la espina dorsal de la nación... Y su destrucción, o la desmilitarización llevada a cabo por José María Aznar, el inepto al servicio de los judíos de la Trilateral, constituye hoy por hoy una de las grandes amenazas al porvenir de la unidad nacional. En esta monarquía falta un militar republicano como Godet para ponerle las peras al cuarto al demente de Arturo Mas. El general Godet, un catalán leal que luego sería fusilado en Burgos por su adhesión al orden constitucional, sofocó el alzamiento separatista de Companys.
Sin conscripción y sin levas o la mili, que era una escuela de hombres de ciudadanía y de valores, España ha dejado de existir o puede porque este viejo país, que derrotó al Islam y puso freno al dominio sionista tiene otros muchos recursos y la liebre siempre suele saltar.
El puente Valdevilla posteriormente sería cegado para canalizar al Clamores que desde hace bastante tiempo era un río subterráneo, Guadiana bajo los arcos del acueducto. Pero aun quedan los apeos y el balaústre.
 En el lado de allá y en la curva que hace la carretera sigue la acacia plantada por mi padre en la esquina del patinillo del sargento Casado. Más allá vivía el brigada Vences, un poco más el teniente Ricardo y un maestro ajustador de Zamora que tenía un hijo que se llamaba Pedrito que jugaba conmigo al gua. Siempre andaba con mocos.
▬ ¿A qué Virgen alumbras, Perico?
▬ A la que me dé la gana.
La acacia ha crecido tumbada porque  a los de mi cuadrilla nos gustaba zarandearla por el tallo como si fuese una muchacha. Y digo la acacia sigue floreciendo y tiene 56 primaveras poco menos de un lustro que yo. Siempre que vuelvo a mi pueblo me fijo en ese detalle y paseo mi melancolica rodada por lo que fue mi barrio que de  Valdevilla-▬ Castrobocos donde estaba la taberna, pasado Villangela, del Tío Loco▬, adonde mi padre me mandaba a por vino y gaseosa para el gasto. Allí con Taito, el Cipri y Recellado jugamos a las tres en raya.

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