EL FUERO DE PEÑAFIEL. EL CISTER Y LAS
TRES CULTURAS (I)
Antonio Parra
El Fuero de Peñafiel o Penna Fidelis
consuma un proceso de repoblación de la meseta septentrional que siempre nos ha
llamado la atención por lo que representa un adelanto de mejora y legislación
de los “omes buenos” y de un intento por el avance de las relaciones
intercomunales. Curiosamente esta zona en el antemural de la sierra norte de
Segovia fue repoblada con musulmanes traídos por Alfonso VII el Emperador tras la batalla de Jaén, algunos se
convierten al cristianismo pero la mayoría sigue practicando su religión y sus
costumbres a escondidas. Algunas costumbres moriscas las observé yo cuando niño
sobre todo en las mujeres viejas que se sentaban ante los hacheros de sus
difuntos no arrodilladas sino sentadas en tierra como hacen los árabes. Una
aldaba con una mano también había en casi todas las puertas. La mano de Alá.
Ocupan la escala inferior de la pirámide social. Son los alarifes de
Olombrada y Fuentepiñel (muchos barros y
poca miel) los talladores de piedra y canteros de Campaspero que conviven con
la población goda la vascongada y la gascona de Valtiendas y Valdezate o los crestas
de los tres Castros Fuentidueña, Castrojimeno y Castrorracín (en este último
lugar parece que fueron importante los colonos de extracción islámica como su
propio nombre indica) pero en Lo bingos son visigodos de pura cepa. En Torradrada
las cabras y los arevacos y en
Fuentesoto cagaberros que llaman vuelve a predominar el elemento semita lo
mismo que el pueblo navas abajo Pecharromán pero la extracción étnica era muy
diversa de los de Tejares donde debieron de haber bastantes familias judías. Total
que somos un salpicón de razas y un cruce de civilizaciones. El elemento
integrador de todas fue el cristianismo. De lo contrario hubiéramos estado a
palos. Y así y todo por unas suertes, por un majuelo, por una fuente o por un
almendro siempre saltó la chispa intervecinal. Estos son los orígenes remotos
pero casi es peor ahora con tanta civilización. Quizás necesitemos un nuevo
Fuero de Peñafiel. Otro de Sepúlveda y otro de Arévalo o de Toro y más Cartas Pueblas
para acoger a la población inmigrante. ¿No resucitará Alfonso X el Sabio para
que nos cante unas cantigas y dejemos todos de andar a la greña, recelando del
otro o haciéndonos la puñeta? Uy Dios. En esta zona es frecuente encontrarse
con individuos del fenotipo árabe puerta con puerta con pelirrojos y rubios de
ojos azules. En Sacramenta y en Sepúlveda parece ser que hubo juderías
importantes que vivían en barrios separados. Uno de los primeros condes
castellano era Fernando ibn Al sur (Fernando Ansurez) conde de Monzón que se
bautizó en la mocedad y señor de estos
territorios que por un privilegio rodado que se conserva en el Archivo Histórico
pasaron a ser propiedad por granjería de Alfonso III de León a Gonzalo Tellez
al que otorga el monasterio de Sancta Maria de Cardaba cum adjacentis et
edificis el año 912 el castillo de Peñafiel y el de fuerte de Sacramenia que
como su propio nombre indica debió de ser fundación romana. Murallas sagradas.
De ellas apenas nada se conserva. Sólo un farallón de lo que fue la iglesia románica
de San Miguel perteneciente a los templarios. En 1136 Alfonso VII llamó a los
cistercienses franceses – y de ellos hablaremos otro día- cuando ya quedaba muy
poco del antiguo cenobio pues en estas tierras de somos pelados y de apartados
valles escondidos que cruza el Duratón debió de desarrollarse una importante
vida monástica. Se trataba de ermitaños que vivía en cuevas apartados del
mundo. Este eremitismo troglodita tiene que ver con el sistema de fundos que
trajeron los cistercienses monjes agricultores por excelencia y que se convertirían
en templarios mitad monjes mitad soldados. Construyen en los cerros iglesias
fortalezas. Las relaciones con el Islam se hacen más difícil así como las
diferencias entre las diferentes villas-estado principalmente la citada
Sacramenia, Fuentidueña y Cuellar. Los castellanos siempre estuvieron peleándose
por cuestiones de la jurisdicción y de las lindes. Nunca faltaron pleitos y
rivalidades comarcanas. El Fuero de Peñafiel tiende puentes y trae consigo el amillaramiento
de los términos. Se nombra a los concejos integrados por los “omes probos”, los
aportillados que hacían justicia a las puertas de las ciudades como
Pedraza o Roa junteros de los
adelantados o gobernadores en frontera. “No puede ser aportillado quien carezca
de casa en una villa y no habite en ella desde San Miguel a la ascua de Flores
y no tenga caballo ni adarga, capillo, brahón y lanza con perpunte . Alfonso X el Sabio
sanciona el fuero de Peñafiel el 23 de julio de 1260 en compañía de su mejor
dola Violante y de su hijo el príncipe de Asturias. Los súbditos se conviertan
en pecheros y han de pagar la fonsadera y las marzadgas. Y habrán de acudir a
campaña cuando el rey lo dispusiera mediante a la convocatoria de anúteba.
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