Buscar este blog

viernes, 5 de mayo de 2017

FATIMA

entronizado el Divino Negocio, la Santa Moneda, Business is Business. No se menciona tampoco a los cayucos y a los descorrimientos de población en masa o a la efervescencia de las sectas que han tenido su apoyo en los Estados Unidos. Al eje del mal y a todas esas fuerzas oscuras que han metido la mano en el avispero del Islam para proyectarlo en una lucha sin cuartel hacia Europa sobre la cual pesa una consigna: descristianizarla. Hundid al Bismark. Cristo molesta.
Y la virgen de Fátima debe de ser una virgen como muy de derechas siguiendo los convencionalismos del tiempo del pontificado de Eugenio Pacelli que (todo hay que decirlo: fue una de las grandes luminarias de la Iglesia y él también salvó a muchos judíos) de ideas muy conservadoras aferrado a las pautas de un nacional catolicismo que hoy está muy en crisis y que ha vuelto a rebrotar en Polonia. Pero uno sigue en puridad siendo cristologico, cristocentrico, mariologico. Mi fe no es derechas ni e izquierdas, cree en el hombre y en su proyección sobre el siglo futuro. Postula por la causa de la libertad del Gran Eleuterio. El spasiteli o salvador que derribó los tenderetes de los marchantes y expulsó con un roten en la mano a los cambistas del pueblo. La simonía sigue siendo una amenaza para la Iglesia. Cando en época del presidente de Aznar fui desposeído de mi empleo y me tomaron por loco después de padecer  intensa persecución, purgas y cazas de brujas me cogí mis libros y mis grimorios y me planté en Prado Nuevo, esa cerca del Escorial donde dicen que se parecía la Virgen. Lugar extraño pues allí pude observar ciertos fenómenos parasicológicos: Danza del sol, personas en trance, signos en el cielo y después de una tormenta se dibujó el rostro en colores del Perpetuo socorro con el Niño en brazos.


Tomé fotografías y en la corteza de los fresnos salían estampados rostros extraños. Allí acudían las buenas gentes de España, la clase más analfabeta del catolicismo sólido y carbonero con sus achaques, sus problemas familiares y psicológicos, los parados, los desamparados, las mujeres maltratadas y los maridos expulsados del hogar en busca de una luz en medio de tanta tiniebla. Los ochenta y los noventa fueron tiempos en España muy duros. Venían con sus calderillos para llenarlos de agua de la fuente que consideraban milagrosa con ellos rociaban los miembros dolientes de sus enfermos. Allí una buena señora hacía visajes ante el micrófono, hablaba con voz ronca y entre suspiros. Todo algo diabólico y desagradable pero curioso. Muy curioso y como decía san Pablo, nada del hombre me será ajeno, me enfrasqué en el estudio de las apariciones que es algo tan viejo como la historia de la humanidad y que acontecían ya en tiempo paganos. Los dioses romanos no eran sino trasuntos de ciertas apariciones, de los dioses familiares, ciertos diablillos que llamaban manes, lemures y penates, que enredan, desbaratan o protegen según y como.


Allí la gente iba en busca de amparo.


-Tú estás protegido- me dijo una saludadora.


-¿Cómo lo sabes?


-¿No ves esa cruz sobre la frente?


Y efectivamente la vieja tenía estampada una cruz luminosa sobre la frente. Joder. Pero no estaba asistiendo a una aparición marial sino a un tenida espiritista. Los espasmos, las luces, los ensalmos eran del todo diabólicos y la tal Amparo Cuevas no era más que una exhibicionista. Nos estaba engañando a todos, tomando el pelo, con el cuento de que cada primero de mes, hilo directo con las Alturas, recibía un mensaje de la Virgen siempre en tono aterrorizante y apocalíptico. Al lugar venían también muchos portugueses pero estos peregrinos no hacían partija con los españoles. Iban a su aire. Eran los heraldos de Fátima. Gente de buena fe, sencilla, y algo timorata capaz de meterse en un autobús y hacerse más de mil kilómetros para ir a un sitio a rezar el rosario y pedir por sus enfermos. Seriedad y compostura lusitana que nada tiene que ver con la milagrería castellana. Aquí una buena procesión de disciplinantes presta tanto como la mejor corrida de toros.


 Sin embargo, aconteció que me curó de una enfermedad diagnosticada como un mal incurable, desaparecieron los dolores de la barriga y la vidente me anunciaba que un día volvería a ser rehabilitado en mi trabajo y a ver a mi hija Helen Parra-Hugh. Así ha sido. Pero no tengo que darle las gracias a la Virgen María sino a ZP y una ministra como Carmen Calvo clemente señora que aunque se profesen laicos y republicanos tienen más piedad para con el prójimo que algunas Hijas de María. ¡Bendito sea Dios!


Por lo que toca al reencuentro con mi hija perdida, fue un milagro de Internet, de esta página donde escribo o cosas de la vida. Eso de milagros para mí es una palabra muy fuerte. Con respecto a la enfermedad que yo padecía a lo mejor es que hizo crisis o que me fue mal justificada por un galeno dormido o perezoso. Hubo instantes en que creí a pie juntillas en que lo que acontecía en la cerca de Prado Nuevo era cierto. Que la finca estaba bendita y que los fresnos eran árboles celestiales y que las caras que aparecían estampadas en mis negativos eran alas de Ángeles y figuras de las escenas de Cristo. Too much for my body. Pero a estas conclusiones no les avalaba ninguna conclusión científica.


Un día leyendo al gran Cajal me encontré con la respuesta. Decía nuestro sabio histólogo que los santos y los milagros del ayer son nuestros microbios de hoy en día. Y en efecto esas caras extrañas que se plasmaban en mis tomas de los fresnos del Escorial se debían a unos bichitos que son hongos y que en bibliotecnoeconomía se llaman agentes microgenicos que producen figuras extrañas dentro de una imagen por corrosión. Las caras de Belmez por ejemplo. Por otra parte en el terreno de la parpsicología se ha avanzado poco y ahora que lo pienso Lourdes, Fátima, el Escorial, Mendjigore en la ex Yugoslavia etc pertenecen más que al mundo de la fe al terreno resbaladizo de la sugestión parapsicológica. Se trata de lugares extraños emplazados en sitios con un fuerte tirón telúrico a los que hay que acudir con cierta prevención circunspecta y con algún conocimiento de astrología.


Prado Nuevo que en tiempos fue una dehesa boyal por donde paseaba Felipe II, gran aficionado a las ciencias ocultas adivinatorias y nuncupatorios (por eso alzó el Escorial en aquel sitio) a mí no me quitó la fe. Me la devolvió y desde que asistí a tales tenidas en ciertas maneras repugnantes de la Cuevas con sus jipios y gorgoritos mi fe ha salido  fortalecida. Es más esotérica por supuesto. Soy más mariologico. Más cristocentrico. Pero no se trata más que de una vivencia. De una postura personal. Sólo Dios lo sabe...

No hay comentarios: