EL DEAN DE COMPOSTELA Y EL ROBO DEL Calixtino
Don José María Díaz cuando
yo lo conocí de prefecto en el seminario diocesano de segoviano era un rubiales
hermosa cabellera lisa y pelo casi de mazorca misacantano prefecto del Mayor
que usaba sotanas caras de cachemir las que cosía Zurita sastre eclesiástico de
Valladolid y se paseaba por los Tránsitos luciendo un breviario de piel con
cantos dorados.
Le llamábamos el Gallego – pero su origen es asturiano de Coaña- y nos hacía mucha
gracia su acento sobre todo cuando en las pláticas de fin de mes nos ponía en
antecedentes de los riesgos que se corrían con las amistades particulares una
plaga en aquellos internados endogámicos y con todas nuestras hormonas en
ebullición cierto que queríamos ser santos y dignos ministros de la iglesia
pero si el alma quería planear hacia las alturas al cuerpo le tiraba el fango: hay
que distinguir entre amigos amigotes amiguetes y amiguiños.
Tenía un sentido del humor
galaico y una mirada que calaba detrás de las gafas de montura de oro. Una
eminencia en teología, en cánones. Pero sobre todo se sabía bien la historia de
la Iglesia en sus miserias y grandezas. Todos sabíamos que algún día llegaría a
obispo o a príncipe de la Iglesia.
Nos entusiasmaba por su espontaneidad y su sentido
del humor que recordaba un poco a esa bonhomía tan galaica de las cuadrillas de
gallegos que nos llamaba cada verano Rosalía de Castro. Os los mando como nenos y vuelven como negros.
Y a él también le encantaban
las tradiciones romanas de pueblos como Urueñas, donde predicaba las cuaresmas
y donde no conocían aun los zapatos sólo las abarcas e imitaba el acento
arevaco con que se expresaban los moradores de pa ahí de por aquellos castros
que hablan un poco en arandino alargando infinidad las terminaciones en
interrogatorias. Has ido a por aguaaaaa? Pues sí pachasco. Y esta interjección
de pachasco le llamaba mucho la atención al Rubiales porque no existía traducción al gallego. Sólo eu carallo.
He de confesar que fue uno
de mis maestros a los que quiero y respeto y les dedico en parte mi libro SEMINARIO
VACIO: LOS PECADOS MORTALES DE LA IGLESIA, un testimonio de que los ex seguimos amando a aquella
iglesia y nos sentimos hijos della.
Don José Maria DÍAZ
FERNÁNDEZ- un cura inteligentísimo- venía de la Gregoriana y de la de
Salamanca- no pertenecía al cupo. Es ahora el deán de Compostela. Le vi ayer en
Informe Semanal. Estaba hecho un mozo. Llevaba en la sotana la cruz colorada de
los caballeros de Santiago la misma que lucía Quevedo y los reyes de España en
la pechera.
Hace unos años un libro interesantísimo que
una mano negra se encargo de retirar de la circulación, la misma que ha hecho
que el mayor escritor en lengua castellana esté descatalogado y sea un raro o
curioso fuera de la circulación. Premática contra Iudeos creo que era el título que descubrió para
gloria de la literatura española y bien de la Iglesia este canónigo archivero y
hoy deán de Compostela.
Era un texto inédito. Uno ha seguido los pasos
de aquel santiaguino que vino a desbravarnos a los latinos de Segovia y he sido
tambien archivero, periodista como un
hermano suyo, muy literato y polígrafo.
Me apasiona la cultura de España y he escrito
de omni re scibili y el que dice España dice de toda la iglesia. Cuando
estaba en Alcalá en el AGA estudié el Calixtino un tesoro del siglo XII que es
un vademécum o guía de los que se ponían en camino sin ahorrar detalles por
escabrosos que fueren. Así previene a los caminantes de que esquiven el País
Vasco porque allí no son todavía cristianos y conservan algunas costumbres de
la paganidad como es el bestialismo y el códice es taxativo al respecto:
“Fornican con la mula, la burra o con la cabra y tiran cantos a los forasteros
o les desvalijan si cruzan su territorio”. ¿Habrán sido algún caco del PNV el
cual dolido por estos renglones del ilustre manuscrito del siglo XII ha querido
vengar la afrenta contra su sentido nacionalista? ¿Estará en las garras de
Bildu o de ETA o la madre que lo parió? Como archivero y curator de tesoros a
los que no se les puede tasar hoy víspera de la fiesta del Apóstol le ruego al
patrón de España que interceda por nosotros y mueva el corazón duro del ladrón.
Es posible que mañana se
produzca el milagro y aparezca el libro más antiguo de España y que Dios
consuele a mi antiguo prefecto el deán de Compostela que me consta andar muy
afligido, tuvo una crisis cardiaca y estuvo a la muerte, según él me confesó en
una conversación telefónica.
Hombre cordial generoso y
uno de esos sacerdotes al que gusta escuchar porque una conversación con don
José María Díaz Fernández es una lección
magistral. En historiografía se le considera el Menéndez y Pelayo del Pórtico
de la Gloria.
Eximio escritor, poeta e historiador sigue
vistiendo el traje talar sotana y dulleta. Virilidad y sabiduría fueron las
prerrogativas de este canónigo que nos guarde Dios muchos años por el bien de
España y a mayor honra y gloria de las peregrinaciones a Compostela. Sé que
todos los curas de Segovia o ex curas que iban a visitar la tumba del apóstol
le hacían una visita y él acogía con los brazos abiertos y hasta les honraba
con una queimada a los que llegaban procedentes de nuestro viejo seminario
conciliar entonces atestado hoy vacío.
Estoy seguro de que cuando le hagan obispo a
don José Mari se volverá a llenar. Fue para mí como para muchos de nosotros
aunque hiciésemos chanza de su acento- cuando hablaba en galego cerrado no hay
quien lo siguiera- uno de esos hombres que dejan poso y marcan ruta. A mí si no
de Santiago lo que me hubiera gustado haber sido canónigo de Mondoñedo.
-¿Y por qué non lo fizo, don
Verumtamen?
-Prestabanme las mozas por
aquel entonces.
-Acabáramos.
-A la vejez viruelas
-Hay en todo este negocio
del robo del Calixtino algo muy raro.
-Desde luego. Parece más que
una trama policíaca, algo gnóstico. Ya sabe usted, don Quosquetamdem, que
Santiago es el hito de los caminos de la cristiandad cuando se cerró Jerusalén
y Aladino expulsó a los cruzados. Ahora los de la New Age y la masonería fuerza
dominante en ciertas covachuelas quiere expulsar a Jesús de la sede de Pedro.
Sólo nos queda Compostela.
-En verdad le digo que nunca
vi pasar por estos caminos del Reguerín donde usted y yo hablamos tanto romero.
Llegan de todas las partes sobre todo de Alemania y de Centro Europa buscan la
estrella, la luz del Oeste.
-Pero el diablo en todo mete
el rabo, y en todo se entromete y es por eso por lo que han robado el
Calixtino, un acto terrorista más en este caso contra la cultura.
-Pero al final Cristo
vencerá. Non vos preocupar, compadres.
-Eso es lo que le decía a
usted el gallego cuando le veía triste por el seminario cuando se meaba en la
cama.
-A José Maria Díaz yo te
mando un abrazo. Que luzca siempre esa insignia de la cruz roja sobre el pecho.
-Una cruz que es como una
daga.
-Desde luego la letra con la
sangre entra. No hay que confundir el culo con las témporas y nada de ñoñerías.
Cae la tarde sobre el
Reguerín. Al otro lado del valle de las Luiñas suenan estampidos de los
primeros voladores de la fiesta. Las olas espuman agua mansa sobre los cantiles
y un ruiseñor oculto en la sebe despide al día con un sol melancólico que
acaricia los ojos y dora de rayos oblicuos los campos. El pájaro melifluo se
entrega a su tonada en latín en honor del patrono de España:
Defensor
almae Hispaniae
Jacobe,
hostium
Tonitrui
quem Filius Dei
Vocavit
filium.
Aquí en Asturias se siente
más que en ningún otro lado la presencia y el “iuvamen” del Hijo del Trueno
No hay comentarios:
Publicar un comentario