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miércoles, 21 de agosto de 2019


MARTIN  VIGIL LAS FLECHAS DE MI HAZ. UNO QUE COMBAYABA

Veraniegas lecturas y pasmos,  al releer a Martin Vigil, el escritor ovetense cuya vida nos salía al encuentro... éramos jóvenes y nos la meneábamos en cuadrilla a ver quien era mas macho quien la tenia mas larga; represiones, y obsesiones sexuales, internados, seminarios camarillas confesionarios escrúpulos ay madre muchas veces pero cuantas hijo  muchísimas unos doscientas, padre... iras al infierno de cabeza pues ahora releo al autor que fue cura jesuita y colgó la sotana.
Sus textos me llenan de admiración porque sabe contar las cosas sin aburrirnos, tiene la elegancia sartorial y el prurito jovial de los de Oviedo, era todo un señoríto, que terminada la guerra tuvo una crisis existencial y se metió de novicio a la Compañía.
Pero también me causa desazón; asco, incluso. Es uno de esos escritores agradables y complacientes con el sistema, que sabe halagar al poderoso pinten copas o bastos. Un tanto repetitivo y monocorde, si es caso. Nadie puede  abjurar de su pasado con tanta cara dura.
He aquí un tipo de derechas que fue alférez provisional, participó en la represión nacionalista  con los comandos de limpieza marxista que tantos muertos dejaron en la cuneta por esas calellas del Principado. Y lo declara sin pudor alguno.
Su familia pasa las de Cain  previamente con el terror rojo y las sacas. Un hermano fue fusilado por los rojos y su padre estuvo en la checa, su madre muere de pena al saber que su primogénito había comparecido en un paredón de la horda sanguinaria pues he aquí que combaya, (para estar al día y aquiescer a sus antiguos enemigos) eso es muy asturiano, cambio de chaqueta: colgó la sotana y se desdijo de lo que predicaba pero sin desdecirse que es lo malo o lo bueno según se mire.
 El 18 de julio le piílla en Salinas veraneantes de pantalón blanco... pandillas. Era un bachiller de dieciséis años que gastaba bombachos. El pobre pueblo engañado y envenenado por la propaganda y la ignorancia la bestialidad del tiro en la nunca y los muertos en las cunetas. el padre Martín Vigil dice cosas tremendas en este libro que es un insulto para los que por la noche seguimos mirando para los luceros donde montan guardia nuestros camaradas y él se mofa de algo tan sagrado como es el ideal que es lo que falta  ahora en España, pero ya digo dice cosas importantes
1. que la guerra civil fue organizada por la masonería y esos son los que mandan ahora en nuestro país dado a la marranería de  todos los demonios
2. que España nunca fue católica, lo había dejado de ser mucho antes de que Azaña largara su frase infernal.
3. que el ejercito de Franco estuvo mucho mejor organizado aunque en el bando republicano se lucho con coraje.
 Vigil no oculta que se encuadró en una patrulla de limpieza que se dedica a la búsqueda y caza del hombre entre los matorrales de las aldeas perdidas asturianas donde permanecen núcleos de resistencia del maquis. Guerra sucia. No tuvo agallas para renunciar a esa misión que moralmente le repugnaba.
Se hizo alférez provisional, alférez provisional muerto seguro, se fue de putas en Sevilla, lucio las estrellas en Segovia como artillero y debió de ser un oficial bonito con éxito entre las chicas. Opera en la zona de Puigcerda y Port Bou tareas de limpieza igual que en Asturias, represión guerra sucia eso que llevan tan a mal los verdaderos militares, pero lo afirma sin pudor. El libro está  bien escrito. Se anticipa a todos porque ya en el  77 empezó a hablar él el primero de memoria histórica...HISTERICA EN VERDAD. Creo que fue un oportunista, no era un tipo de una sola pieza y por eso hoy es un literato descalostrado. La historia no paga bien a los acomodaticios y traidores. Hoy es un autor descatalogado.


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