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jueves, 4 de agosto de 2016


PORQUÉ ANDRÉS LAGUNA FUE EL AUTOR DEL LAZARILLO. HE AQUI CINCO RAZONES y (II)

 

Uno de los enigmas de la literatura castellana es la autoría de la gran novela que inaugura el género picaresco. La cual no fue suscrita por razones aducidas en anterior artículo pero la crítica moderna a través del erudito francés, Marcel Bataillon, identifica a Andrés Laguna con Cristóbal de Villalón que fue el autor de Viaje a Turquía. Y demuestra con rotundidad que eran la misma persona.

A su vez la archivera barcelonesa Mercedes Aguiló atribuye la paternidad del Lazarillo a Diego Hurtado de Mendoza embajador del emperador Carlos V en la Santa Sede, basándose en las correcciones a una copia u original del texto que parecieron en el archivo de Bolonia. Esta investigación, tan meritoria como exhaustiva, a nuestro juicio la consideramos errónea, porque no se tiene en cuenta que el famoso escritor y médico segoviano autor, inter alia, de otras obras tan señaladas como el Dioscorides, vivía en la casa de Don Diego en calidad de cirujano y medico del Papa.

1.- El estilo del Lazarillo está muy lejos de alcanzar la calidad de las crónicas sobre la guerra de Granada de Hurtado de Mendoza, un libro circunspecto y de tono elevado aunque de un gran valor histórico porque refleja la pugna de la corona de Castilla para someter a los moriscos.

2.- Sin embargo, en la forma de redactar y en la gran riqueza expresiva y lexicografica, Lázaro de Tormes habla de una forma casi paralela a como se expresa el gallo Micilo en el Crotalón o en el mismo tono desenfadado del narrador del Viaje a Turquía y del Crotalón.

3.- Se trata de tres obras escritas en castellano como divertimento a las sesudas observaciones del Dioscorides sobre medicina, nociones farmacológicas y anatómicas, sin olvidar sus andanadas contra la corrupción eclesial, que Andrés Laguna dio a la estampa en latín, publicándolas en Amberes, Londres, Bolonia y Paris.

4.- El Crotalón y el Lazarillo ponen en solfa las ideas erasmistas y de reforma de la iglesia anterior al concilio de Trento a cuyas sesiones asistieron Diego Hurtado de Mendoza como embajador pontificio y Andrés Laguna como galeno de cabecera de Su Santidad.

5.- Si Lazarillo sirve a un clérigo, a un buldero y a un hidalgo, Micilo entra como fámulo en el palacio de un obispo que le ordena de presbítero: "cansado de esta miserable y trabajada vida, fuime a ordenar para clérigo, después de haber sido mozo de ciego. Gané su voluntad con seis conejos y otras tantas perdices que llevé al provisor, y, ansí, mascando un Evangelio que me dio a leer y, declinando al revés un Nominativo, me pasó. Le dijo al escribano que me había de ordenar: andad que es pobre y no tiene para vivir"... "Y elegí ser sacerdote que es gente sin ley... mi padre me encomendó como criado y monacino (acólito) de un capellán que servía un beneficio tres leguas de acá... En ninguna cosa muestran estos capellanes ser aventajados sino en comer y beber en lo cual no guardan tiempo ni medida ni razón. Con él estuve dos años que me enseñó a malhacer y malpensar y mal perseverar. A leer me enseñó lo que él sabía, que era harto poco, y a escribir una letra que parecía sino era arado el papel con patas de escarabajo. Yo era buen mozo de quince años y entendía que, para no ser tan asno, como mi amo, debía saber algo de latín. Y ansí me fui a Zamora a estudiar alguna gramática" (Argumento del IV Canto del Gallo.)

Compárense estos párrafos con alguno que aparece en los capítulos del Lazarillo, y se comprobarán que son identitarios, tanto por el donaire y desenfado de la sátira, como su acerba critica a los curas disolutos. Existe un parecido sorprendente. Parece un libro de hoy.

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