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sábado, 16 de enero de 2016


GOGOL TARAS BULBA LÁTIGO DE LA ORTODOXIA

 

Gogol es todo épica. El homero ruso. Era ucranio pero en Taras Bulba alza el knut cosaco en defensa de la vieja fe, los antiguos valores. Cabalgan los cosacos por la estepa y hay atamanes que recuerdan a Eneas y Aquiles o viejas babuski que son trasplantes de Elena llorando a   sus hijos a las puertas de Troya. Nicolás Gogol fue el escritor que marcó mi juventud. Unas navidades con la huelga del domingo ahorré los pocos duros que me daba mi madre, no tomé un café, un paquete de celtas cortos valía dos pesetas, y todo lo invertí en las obras de Gogol que merqué en la gran librería de Gran Vía que entonces se llamaba José Antonio.

El TARAS firmado por mí un sábado de 1963 tiene hoy las paginas amarillas pero al abrirlo me trae, pese a mi anosmia, el aroma de aquellas flores, aquellos vernos, los viajes en metro, los paseos por el Retiro, de mis diecinueve años. No hay novelista  más vital y que infunda tanto optimista pero en la vida Gogol fue un pobre desgraciado. El escribiente de un ministerio que busca la tabla de salvación domando el tigre de la literatura que llegaba dentro alentando quimeras y liberándolo de sus pesadumbres.

Sus Almas Muertas nacieron en la mesa de un negociado. Una sátira llena de ternura y de sinrazón frente a la política, la corrupción, la estupidez del azar, lo desconcertante de la vida misma. Taras Bulba es un libro más serio, un canto a la estepa y aquellos cosaco de la caballería rusticana que se batieron por el zar frente al tártaro y a los herejes polacos. Es un libro de loores y olores porque en las macilentas páginas trasciende el aroma del aciano, la juncia, el espliego. La estepa por su variedad de plantas es no solamente la mejor farmacia sino la mayor perfumería del mundo. Es el horizonte de libertad, de los caminos infinitos. El viejo maestro Gogol me llenó el alma de profecía y de utopías porque en sus libros aprendía a amar a Cristo y conservar mi esperanza y mi compasión por el género humano. En los aires de la estepa sopla el viento del Espíritu y los zaparogos con sus amplios charovari o pantalones de montar y las botas de tafilete rojo con las que bailaban el topak se santiguaban antes del combate, besaban el icono y aceptaban la muerte en la pelea contra las fuerzas del mal como una recompensa a la fidelidad a su tradición cristiana y el amor a la patria y al zar. Es un cristianismo viril, fundamental sin grandes entramados teológicos propio de hombres sencillos. El viejo Bulba saca a sus hijos del seminario o bursa donde eran educados por los popes con la vara y les dice que no sé para que tantos libros que no valen para nada ni tienen que ver con la vida real ni esos vestidos talares. Parecéis señoritas, hijitos míos y los enrola a la setnia o escuadrón de caballería para adiestrarlo en la disciplina militar. En el primer capitulo de la novela cuando la madre se despide de Ospak y  Andrés los dos niños la prosa alcanza un tremendo rítmo épico que recuerda a la Iliada.

Gogol y Dostoyevski son dos escritores antitéticos pero complementarios. Ambos tienen algo de tártaros, pertenecieron a la escuela de los Vostovniki. Tenía algo de tártaros y en su pluma se traslucen adherencias escitas. Pero ambos son almas grandes como escenario del teatro Bolshoi que mide más de 17 metros de largo (22 toesas) y escriben una prosa inmensa como el Volga que parece que no tiene riberas. En los dos se percibe el anhelo de libertad sin límites como la taiga. Periódicamente uno y otro estuvieron a punto de terminar en Siberia. Fueron víctimas de sus propios sueños. Los peores verdugos fueron sus quimeras pero es el sino trágico de los grandes escritores. Rusia es una paradoja de ternura y de violencia, nación misteriosa y enigmática. Por sus caminos nevados en invierno resuenan los trotes cascabeleros de los caballos tirando de las veikas. Para los rusos el siglo de oro es el decimonono. Porque el espíritu ruso, contradicción pura, si leemos a Turgenev y a Lermontov. La gran apatía de Oblomov se estrella contra la hiperactividad cosaca de Bulba. La pleyade de escritores que produce el gran país de los zares y ahora de Putin – ojo con Putin, no lo infravaloren, es un estadista misterioso- muestra una actitud mesiánica de salvación y perdón de toda la humanidad. Es la preocupación católica del mundo ortodoxo valga la redundancia. Un afán de progreso tecnológico pero sin obviar al hombre y la condición social. Se dijo que Rusia es tsertse mira[1], tampoco olvida las tradiciones cristianas. Tolstoi, por ejemplo, peregrinó varias veces a Optina Pystina el monte Athos ruso y uno de los más grandes monasterios de la cristiandad. Se entrevistó con el staretz o maestro del espíritu, un monje anónimo del que se decía hizo milagros y estaba en posesión de uno de los dones del espíritu santo: la introspección de conciencias. El autor de Guerra y Paz, que había sufrido mucho de la dentadura, cuenta que el padre Tijon le curó con la imposición de manos y no le volvieron a doler más las muelas. En Optina Pystina experimentó León Tolstoi una de sus crisis místicas y decide aprender griego para entender mejor el mensaje de Cristo. Sin embargo, en este estudio de las sagradas escrituras y en su afán evangélico fue demasiado lejos hasta el punto de morir excomulgado por el Santo Sínodo. Cosas del genio. Tolstoi se desvía pero su estilo goza de las reminiscencias de esa sencillez evangélica de la que también participó Gogol. Si Tolstoi maravilla, Chejov, llena el alma de paz, Turgenev nos sorprende por su potencia descriptiva -fue el cantor de la adolescencia y del primer amor- Gogol nos enamora. No es un kylak o aristócrata como los dos anteriores sino uno de los de abajo. Su pluma está henchida del espíritu mujik frente a los barin o señoritos de Petersburgo. Es un fuego que purifica.

Desde luego, su genio- tres años atrás 2009 se celebró su bicentenario- no goza de la aquiescencia de los globales. Se le acusa de militarista....el sable era preciso desenvainarlo en tres ocasiones: cuando los comisarios polacos no respetaban como es debido a nuestras setnias y permanecían ante los cosacos con la guerra puesta; cuando alguien se burlaba de la religión ortodoxa y, por último, cuando se trataba de los impíos turcos contra los cuales estaba siempre permitido levantar las armas. El proselitismo católico fue la causa de guerras y de cruzadas contra Kiev orquestadas por los duques de Varsovia. Es la versión en oriente de los conflictos entre papistas y luteranos en el oeste. Mala cosa cuando interfiere la santidad de Dios en las pugnas y apetencias egoístas de la condición humana...Andrés se paró a la vista de un fraile católico que tanto odio y desprecio inspiran a los polacos.

Las escenas de las hazañas o deshazañas porque implicas la muerte y destrucción de tantos hombres jóvenes y de tantos hogares en un ambiente de tristeza y de sátira.  Se intuye que el mundo que describe GOGOL está en trance de extinción con el advenimiento primero de la revolución rusa, las intrigas del Vaticano. En su prevención hacia los polacos a los que tilda de herejes augura proféticamente la subida al solio pontificio de Wojtyla que destruirá la iglesia de Cristo. Poco podían hacer aquellos caballeros andantes empuñando sables desde sus arzones ante la tecnología. Las guerras dejarían de ser humanas. Se ha suprimido la caballería. Siech, el Dnieper, la Volga son objetos de la potencia descriptiva del literato. Para mí descubrir a Gogol  en mis años mozos fue una epifanía. Encontré al mujik que hay en mí al hombre del campo, los ensueños de la naturaleza, el amor a una mujer, esperanzas que no llegarían nunca. La pasión por la escritura y ese abandono en el Dios trinitario que alentó mi vida. Un cristianismo viril sin beaterías, intimo y personal. Cristo nos enseñó a decir sí o no y nunca según y como. Nunca pude entender a la democracia cristiana y me rebelé contra la solapada hipocresía de mis maestros jesuitas. Taras Bulba es un templario, un cristiano viejo pero su objetivo inmediata no es la toma de Jerusalén sino la reconquista de Constantinopla[2]. Me hubiese gustado ser uno de los équites de un kuren y cabalgar al lado de cosacos que se llamaban Doloto, Pecharfitza, Kirdiaga, Bordenka, Calaper, Piedchikov. La mayoría están todos muertos o desparecidos en combate. A Pecharitsa, por ejemplo, lo apresaron los otomanos, le cortaron la cabeza, la salaron y la enviaron a Estambul. A Kirdiaga lo descuartizaron los calmucos de ojos oblicuos en un encuentro en la estepa La caballería cosaca toma como modelo la estructura de los Tercios del Duque de Alba. Son los templarios rusos. La disciplina como los ritos de iniciación son durísimos, crueles. A los reclutas se les recibe al correr de la baqueta. El conscripto ha de pasar por una fila de veteranos que le sacuden golpes con una estaca. Todo el poder lo tiene el atamán, señor de horca y cuchillo que es elegido por el kuren o comité. Su mandato dura un lustro y recibe el bastón de mando en la ceremonia de proclamación, la espada y el caballo. El acto de elección a mano alzada suele terminar en una orgía. Corre el hidromiel y el aguardiente y los lanceros cantan viejas canciones de la estepa y bailan la priodka demostrando su habilidad en lartes desultorias poniendose de pie sobre el lomo de un caballo o danzando en cuclillas. Con que avidez leía yo en el metro aquellos libros rusos de la colección Austral. Me abrieron la puerta de un mundo y me gustaban mucho más que las aventuras de Emilio Salgari y Verne que marcaron mi aprendizaje en la lectura en los años de mi última niñez y primera adolescencia. Dejaban en mí como un fulgor divino, un cierto entusiasmo o endiosamiento. Es para lo único que valen las buenas letras para alejarte de la realidad. Yo formaba parte sentado en la silla de madera del metro en el trayecto Sol- Cuatro Caminos de las expediciones guerreras. Percibía el sonido de los timbales y escuchaba el galope de los caballos. Detrás de los expedicionarios en el convoy con la impedimenta viajaban los taberneros judíos y armenios en cuyos bolsillos quedaban los pocos copecks de la paga del soldado pero cuando se les acababa el dinero no dudaban en tomar las mercancías y golpear a los vivanderos. A Taras Bulba se le acusa de antisemita y es posible que lo fuera....hemos llegado a un tiempo en que ya no son nuestras las iglesias. Los arrendatarios judíos las han cerrado por falta de pago y no permiten que se celebre misa. Se han hecho amigos del Papa y los curas católicos marchan por Ucrania en carruaje; en vez de caballos tira una yunta de cristianos ortodoxos... dicen que las judías están haciendo cintas con las casullas de los popes. Pero no es por cuestión de raza sino de religión. Los grandes enemigos de Jesucristo son los rabinos[3]. Se enfrentan al peligro turco, a la amenaza tártara, a los polacos pretenciosos y con la cabeza a grillos pero el mayor reto lo plantean los judíos. Ante esta arenga y al grito de ahorcarlos a todos se organiza el consabido pogrom, tiraron a algunos del gueto al pilón pero uno de los superviviente se arroja a los pies de Bulba y le suplica clemencia. Este se la concede. Y el judío luego a cambio de una buena bolsa le va a ayudar aunque no agradecer por salvarle la vida Yankel se resguardó entonces dentro del toldo de una carreta y cuando pasó el nublado empezó a hacer negocios y acumulaba riquezas. Los judíos lo podeis todo, exclama el protagonista, sois capaces de engañar a Satanás y os hablais en un lengua que sólo entendeis vosotros. Gogol en la descriptiva de las condiciones infernales en que se desenvuelve la aljama de Varsovia donde hay casuchas miserables, y población arrastrando babuchas y kaftanes, hombres con tirabuzones todo cubiertos de negro y mujeres que rapan su cabeza para evitar todo signo de ccoquetería y nadie las mire y se encasquetan una horrible peluca- es la ley de moisés que el mundo se ponga boca abajo para que yo no cambie- y un niño pelirrojo se asoma a una ventanillo que con la cara cubierta de pecas parece un huevo de perdiz, se apiada de aquella pobre gente a la que el mundo despreciaba y acusaba de todos los males pero pueblo resiliente y habituado a sobrevivir tiene una increible capacidad para sobrevivir fundamentalmente porque su dios es Mercurio y más que a Yahve adoran al Becerro como salvoconducto. Se han acostumbrado a vivir bajo el látigo del sarraceno y de los jeduques polacos a los que engañan. Meten en todas partes el hocico, desprecian al gentil y hacen gimnasia mental con las suras del talmud. Andan desharrapados y caminan encorvados por las calles del Este. Su figura agambada se parece a un signo de interrogación. Una gran pregunta cuyo misterio sólo conocen los cielos. No hay respuesta, corazaón mío. Sólo esperar que llegue el Mesías....Taras se encogió de hombros ante la habilidad de Yankel y se dirigió a su columna. Los de a caballo entraban a sangre y fuego en las aldeas, quemaban las chozas. No hay cosa más terrible que una guerra de religión. Una tártara sedujo a Andrés que traiciona a los suyos cuando el regimiento poner cerco a una ciudad. Taras Bulba ha de pasar por el trance de fusilar a su propio hijo y asistir al martirio en un auto de fe en Varsovia. Él mismo es crucificado por los jeduques a orillas del Dniester. La tragedia es una impresionante crónica de los conflictos entre católicos y ortodoxos en el siglo XVII y una loa al pueblo ruso del que asegura nacerá un día un caudillo que será el crisol de paz de las naciones y restaurará el reino de Dios. Esta actitud que me conmovió profundamente en mi juventud no me ha abadonado. El gran maestro es de entre los rusos copn la excepción de Andreiev el que más ha influido en mí y el que me indujo a la aporreada tarea de escribir desde una columna profética y a sentir compasión por la humanidad. Su capacidad de sarcasmo y su ternura me caló hasta los huesos. También su dolor. Al parecer Nicolás Gogol 1809-1852  En una estado de enajenación tiró al fuego la segunda parte de almas muertas de superior calidad a la primera. Es terrible la soledad, la incomprensión y la locura que persigue al genio literario. Su estro profético no para de sonar. Doy gracias a Dios por haber encontrado en él acicate profesional. Contra viento y marea el escritor debe seguir remando, fiel a su vocación de ansias por el bien, la belleza y la verdad. Ese afán es el que le diferencia del propagandista: la fidelidad a sí mismo. De este modo la escritura se convierte en una liberación (osbovoshe) con trascendencia. Arde en la zarza. Hay que quemar pecados, detracciones, flujos de conciencia para ir en busca del acmé de nuestros sueños más allá de la loca, intercadente y fluctuante realidad que nos ata al destino. Es el verbum creativo reflejo de la mano de Dios. El propio Stalin llamaba a los escritores ingenieros del espíritu pero al escribir el poeta se redime, purifica su propia culpa, echa fuera los demonios (Dostoyevski). Otro raskolniqui o diferenciador Ivan Bunin decía que Rusia salvará al mundo por el amor. Este sentimiento es como un relámpago que ilumina de repente toda la vida de un hombre o de una mujer. Que lejos estamos de alcanzar esa meta. Lo que impera es el rencor, el desafecto, la indiferencia, la preocupación por el dinero. Muy lejos estamos de alcanzar ese estadio. La utopía está servida pero gracias a la utopía del maestro Gogol y de sus epígonos cuán bello es vivir.



[1]El corazón del globo
[2]ZAROGRADO para los cosacos
[3]Pensamiento profético del autor. Cuando esto escribo en noviembre de 2012 ha saltado la noticia de que las autoridades israelíes han cerrado la basílica del  Santo Sepulcro porque sus usuarios católicos, griegos, armenios y maronitas andan atrasados  en el recibo de la luz

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