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miércoles, 13 de enero de 2016

agradecido


AGRADECIMIENTO AL PUEBLO DE FUENTESOTO, PRESENTE EN LAS EXEQUIAS DE MI MADRE AYER VÍSPERA DEL DÍA DE NUESTRA SEÑORA

 

En el camposanto de Fuentesoto de Fuentidueña, antiguo castillo-iglesia templario donde los míos y tanta gente a la que quiero y vi pasar en tránsito por esta vida, duermen el sueño eterno aguardando la resurrección, dimos tierra a Juanita Galindo Martín mi madre. Ya está en su casa. "Quiero irme a mi casa" decía cuando empezó a fallarle la razón. Devolvió su cuerpo a la tierra y entregó su alma al Señor colmada de días (95 años) de virtudes y de trabajos y rodeada del afecto de sus hijos nietos y biznietos. Quisiera expresar mi agradecimiento al pueblo que acudió unánime a las exequias y en particular al Padre Jose María fraile de los Hermanos de San Juan de Dios al que vi nacer (el hijo del señor Elidio y la señora Sofía y hermano de mi amigo Fermín) y creo que un gran sacerdote porque en estos tiempos tan difíciles ejerce el primer mandamiento evangélico que es el amor (y eso se nota cuando bajas al pueblo) por su para mí emocionante homilía y por permitirme cantar en latín el salmo 64 (4 Esdras) de las antiguas misas de Requiem al fin del salmo responsorial. A mis primos de Córdoba Javier, Zuly y Benjamín. A  la doctora Mamen Llorente, excelente profesional y piadosa doctora que asistió a mi madre durante su larga enfermedad (murió de vieja), a Pilar Cañas que presidía toda una delegación de médicos y ATS de La Paz y el Ramón y Cajal y consultorio de Villalba, amigos de mi hermana Fuencisla. A Emilio. A los hijos del primo Ventura Felix, Miguel Ángel, Margarita, Nati y Crescenciano (un nombre hermoso de cadencias latinas que me hacen recordar a los mártires romanos del martirologio) A mi primas de Membibre Sagrario Parra y a su hijo Rodrigo Gómez Parra ingeniero de Cuellar, a Charito y a Merche Parra Puente las hijas de mi querido tío Ursino héroe de la batalla de Brunete y al que hice protagonista de mi novela sobre el tema. Antoñito el menor de los hermanos es igual que Ursino. ¡Ay Dios que la sangre nos volvió a entroncar ayer a nosotros que andamos desperdigados por el mundo! La vida pese a sus injusticias, atropellos, carencias y enfermedades, tiene momentos maravillosos y uno de ellos fue ayer tarde en la víspera de la Asunción. Fue un día grande. Una santa como fue mi madre recia mujer fuerte castellana sumamente inteligente pese a sus cortas letras subió a la gloria a reunirse con los que amaba con su esposo Silvino mi padre, su madre Leonides y el papá Benjamin sus hermanos Pedro, Felisa y su sobrino Agustín. Y esparció entre nosotros el aroma de santidad y caridad. Pienso que pese a nuestras diferencias y los avatares de nuestra trayectoria vital estamos unidos. Quiero expresar mi gratitud por su generosa acogida a mi tía Paulina y a Leonides mi prima de Alicante a mi ahijado Mariano que estaba con su esposa y su hija. En fin larga es la lista de todos mis deudos. Al escribir este obituario que es necrología sino eulogía triunfal en la esperanza de resurrección. El gozo de esta tarde enjugó las lágrimas de mis hermanos nietos y sobrinos. Bienaventurados serán siempre los que mueren en el Señor. Gracias madre por esta vida que me diste y perdóname si no estuve a la altura de este preciado y a tu gran categoría de mujer fuerte y madre dolorosa.

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