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lunes, 11 de marzo de 2013

LOS SIETE PONTIFICADOS DE LA VIDA MÍA


 

 

 

 

Siete Papas de mi tiempo: DE PIO XII A PEDRO ROMANO (¿)

 

 

 

 

 

El camarlengo con gesto catedralicio ordenará a un pertiguero que dé tres golpes con el báculo en el suelo. Un coro entona el salmo Atollite portas antiquas. Dirá luego: Los batientes de las puertas nieladas de la capilla Sixtina  con su clavazón de bronce se cerrarán en medio de un silencioso estrépito bajo los frescos pintados por Miguel Ángel describiendo el fin del mundo. Extra omnes. Esta frase forma parte del ritual.  Un chambelán echará la llave por fuera y los centinelas de la guardia noble se cuadrarán de plantón ante la puerta todo lo que dure el conclave. Para esta tarea es tradición elegir a un suizo gigantesco. Tras la cruz papal alzada que acompañó al colegio cardenalicio (la escena se volverá a vivir el martes próximo 12 de marzo 2013) regresará por las aleas de la basílica la procesión de arzobispos y obispos con sus mantos color cereza, los seminaristas con roquete  blanco  y luego los representantes del clero regular. Los chantres entonarán entre nubes de incienso el Ven Espiritu Criador o el De profundis. Esta escena que me impresionó desde niño con todo el rigor y majestad que suele darle la liturgia vaticana seis veces tantos cuantos papas conocí guardo un recuerdo fijo en mi memoria católica henchida de fervor y de nostalgia porque la SRI en la que se me educó es muy diferente a la actual. Tempus fugit. ¿Cuántos conclaves y cuantos Papas  me quedarán? ¡Dios mío sigo clavado en mi cruz! Años y años a pie de obra sufriendo y llorando, escribiendo y borrando en lucha perenne contra el dragón. De vez en cuando la espuma profética que sueltan las olas en la ribera de este mar arbolado  me salpica y hoy, orgulloso, tengo que confesar que ayer el papa viejito y dimisionario que se ha retirado a Castelgandolfo luego de rezar la corona a la Virgen acompañado de su fámulo, un bávaro muy apuesto al que llamaban el George Clooney de la curia, por los jardines le confesó a un periodista alemán que es necesario que suba a la sede apostólica un monje y a ser posible de rito oriental. Nosotros aventuramos ya en una crónica anterior- las ideas circulan por la red como centellas- la posibilidad de que sea un sirio. El primer patriarca de la iglesia constituyó su sede en Aleppo hoy machacada por la guerra donde se produjo la conversión de Saulo, el zelote fundador del cristianismo y, trasladada luego a Roma, venciendo la resistencia de San Pedro que quería una iglesia únicamente para judíos en Jerusalén, se convirtió en sede primada. Con la caída del Imperio, regresa al oriente hasta hacer de Constantinopla la madre de toda la ecúmene pero esa es una larga historia. Lo bizantino se funde con lo apostólico y es una parte de la Iglesia de la que no hay que renegar. Aunque muchos reniegan del constatinismo, ésta es la fuerza impulsora de la casta sacerdotal con sus grandezas y servidumbres. San Pablo el apóstol de los gentiles abrió la puerta a los  no circuncisos. Según mis cábalas que coinciden con las de san Malaquías en las cuales yo no creía y ahora empiezo a creer, el sucesor de Ratzinger puede ser un monje melquita o malabar, o copto. ¿Boutros Rai patriarcade Alejandría? La luz de renovación o profecía está viniendo del Este. Una personalidad idónea sería el patriarca Cirilo de todas las Rusias cuya iglesia está en efervescencia y no ha tenido problemas con el mahometismo. ¿Resucitará la figura del cardenal Tisserant el francés educado en Armenia impulsor de los puentes entre las comunidades del este y del oeste? ¿Bajo el palio del altar de la confesión resonarán las plegarias en árabe, en griego o en ruso en chino?

¿Volverá a ser Roma el cenáculo pentecostal que sea tierra de acogida para los hombres de todas las tierras de todas las variantes políticas (ex pluribus unum) y no ya meramente un banco, sujeto a los vaivenes  de la Bolsa o los dimes y diretes de las veleidades políticas donde todas las corruptelas tengan su asiento? ¿Volverá la colina vaticana a ser el círculo de los mártires puerta de entrada a las catacumbas de san Calixto o el circo de fieras y gladiadores en cuya cúspide construyó Augusto un anfiteatro para la diversión de la plebe? Con el regreso a las esencias evangélicas sin demasiados cánones y con poca curia Roma volverá por donde solía vg.: a su concinidad mayestática y a su continuidad. Ahora, para escarnio de sus enemigos que disparan dardos envenenados contra la cúpula y sonrojo y tristeza de los que amamos el catolicismo, más que la sede apostólica parece un circo mediático, un campo de Agramante de trifulcas poco edificantes para el creyente. Roma amaneció esta mañana empapelada de carteles, como si de unas elecciones laicas se tratase, promocionando la elección de Mr. Tucson, que es cuarterón (hijo de padre de color y madre judía); se trata de la clásica táctica de hechos consumados en la cual el Sionismo es un especialista. Dejemos, sin embargo, que sople el Espíritu; Él arrasará. La abdicación de Benedicto XVI me sorprendió en mi mastaba laborando en mis libros entre sueños subrayados y volutas de mi cachimba.

Solía asistir por el satélite a sus audiencias televisadas de los miércoles en el Vaticano. Se  veía a un papa  cansado y como ausente. Saludaba rutinariamente a los grupos de peregrinos que gritaban: <>.  Su voz apagada se había vuelto opaca y apenas se le entendía. Inspiraba lástima Benedicto XVI. Cambié, pues, de canal porque el espectáculo de aquellas audiencias que mostraban a un anciano cansado y a unos monseñores muy engominados sotanas abotonadas de rojo y puños blancos con gemelos de oro que presentaban a los distintos grupos de peregrinos de forma solemne y marcial me aburría. Sin embargo el 12 de febrero cuando sorprendente anunció su dimisión la cosa varió:  yo era telespectador de una emisora polaca que retransmite estas audiencias desde la Santa Sede.

Algo vale saber latín  y escuché algo como “relinquo” y sedem apostolicam: un verbo y dos acusativos. ¡Cáspita! No podía creerlo. Desde 1415 desde un papa que se llamaba Celestino y al que dedica Papini uno de sus más conspicuos textos no ocurría una renuncia al Poder de las Llaves. A este obispo de Roma van dedicadas por Juan Papini Las Cartas del Papa Celestino.

Acto seguido, eché mano del ensayo que hace un quinquenio redacté sobre las famosas profecías de san Malaquías que todo el mundo daba por apócrifas pero que se refería al Papa alemán que pontificaría bajo los atributos de rama de oliva y que abandonaría Roma a causa de las corruptelas de la curia. Es el penúltimo; sólo queda uno. El obispo irlandés acertó a mi juicio cuando se refería al predecesor Wojtyla como la labore solis y que en la lista del papado fungió como un astro espectacular. Juan Pablo II fue una especie de Napoleón o de Rey Sol que parecía decir: el estado soy yo, la iglesia soy yo. Creo que Benedicto trató de enmendar los trabajos del sol tendiéndole una rama de olivo a los mahometanos, a los hebreos, a los anglicanos e incluso a los budistas. Mostró su buena voluntad dialogante a los largo del septenio que duró su mandato. Al cardenal Ratzinger yo le había escuchado muchas mañanas decir la misa en latín  por la radio vaticana. Es la lengua de la iglesia que trató de restaurar pero en la Curia y en el clero no le hicieron mucho caso. La herencia napoleónica que recibió pesaba mucho y yo estaba a pie de obra aquélla tarde de primavera de hace siete años cuando fue designado. Se le presentó como un continuador de la obra del polaco pero el Papa alemán era mucho más intelectual, menos histriónico, tímido y con una voz apagada.  

Fue uno de los padres conciliares más significados del Vaticano II. Su fracaso en la sede apostólica puede haber sido un indicio que todas aquellas reformas incoadas hace sesenta años se han venido abajo y sumieron a la grey en la desorientación pero Benedicto XVI tiene maneras de santo, se parece algo a Pio X el papa Sarto y con su ejemplo de retirarse a un monasterio y a la vida de oración ha insinuado el camino a seguir marcando la ruta del recogimiento, la despolitización, la enseñanza, la evangelización, resolver la morbosa problemática sexual de buena parte del clero. Que han convertido a Roma en una ONG y que los prelados católicos no cesan de hablar de condones, de píldoras contraceptivas  del método ogino y toda esa casuística que abarrota los muchos artículos del Canónico; me parece una afrenta a las enseñanzas  del Salvador y rendirse al empuje de los lujuriosos y a todas aquellos que tienen una noción farisaica del catolicismo. Se trata no más que de un retirada táctica. Ratzinger no ha izado bandera blanda. Roma no se rinde. El diablo ataca. La masonería se desgañita. Los medios han colocado su artillería gruesa a corta distancia de los muros de la Basílica de San Pedro. Su reinado ha coincido en una cierta normalización de mi vida. Con él me jubilé y sigo escribiendo y aunque no voy a misa los domingos rezo casi diario el breviario y leo la misa del día según el antiguo rito cuyas oraciones y lecturas son para mí una fuente de inspiración y consuelo. Yo no he dejado de ser cura. En estos tiempos de carestía espiritual y de frigidez cuando parece que Dios se oculta me he seguido acercando al Cristo Ortodoxo y cantando la sabatina griega a solas en la soledad de mi celda. Quiero decir el Akazistos. María mater ecclesiae. La mujer calzada de luna y vestida de sol reluciente aplastará la cabeza del dragón. Quizás estas décadas pertenezcan al último capítulo del Apocalipsis. Se cierra la historia pero ni el propio Jesucristo sabía el día ni la hora del juicio universal. Sólo lo sabe el Padre celeste. Es una garantía para este ambiente laico y anticristiano que se respira en el mundo. La gracia que transforma al hombre llevándole por los caminos del progreso iluminándole en sus yerros actúa de forma imperceptible e incoercible. Muchos no la ven pero continua operativa. El cristo ruso cuando lo descubrí redescubrí también mi fe.

 

Grabados en la película de mi memoria se hayan los primeros conclaves. Cuando fue elegido Juan XXIII viví la experiencia de una tarde brumosa con viento del sur en mi amada ciudad de Segovia. Olía a manzanas y a uvas. Era octubre, tiempo de vendimias, de frutos y de cuévanos. Los latinos unos jugaban al fútbol cerca de los lavaderos romanos, una alberca con sillares tallados y engarzados a flor como los del acueducto junto a la tapia del postigo del Consuelo que tenían dos mil años. Dos corpulentas acacias servían de portería. Mientras, otros estrellaban la pelota al juego del frontón contra el hastial del Teatro Cervantes. Aquella tarde se había suspendido la función de tarde en señal de duelo por Pio XII. No sonaba la música ni se escuchaba la voz doblada de Gary Cooper. Al viejo moral rey de aquella huerta plantado en 1595 cuando se construyó la casa del compañía se le caían las hojas. Los menos deportistas que éramos la mayor parte hacíamos corrillos donde cruzaban apuestas sobre quién sería el próximo Papa.

Pió XII había abandonado este mundo un mes antes entre el llanto de sor Pascualina la Patética de Beethoven y el canto triste de su canario que a pocos días de fallecer el pontífice también murió. Sus funerales que vimos por el NODO fueron impresionantes. Y los del Mayor[1] organizaron una porra para determinar la identidad del cardenal elegido. Fue un conclave largo y aquella mañana recién acabados por nosotros los ejercicios espirituales en vísperas de san Frutos la chimenea del Vaticano exhaló humo negro.

 

 

Todos estábamos excitados y expectantes aguardando el escrutinio vespertino. Se barajaban nombres como Tedesquini, Cigoniani, Siri, Dellaqua,  Ottaviani, Tardini o Agañanian un armenio al que se había visto entrar en el conclave, según nos contaba don Cipriano Calderón, corresponsal en Roma del diario YA, luciendo el cónico  “ k l o b u k” y la panagia de los popes pues pertenecía al rito oriental.

El único que acertó la quiniela al pleno fue nuestro rector quien por corazonada o por aviso de los cielos (era un santo varón  don Julián García Hernando) daba por ganador al patriarca de Venecia el cardenal Roncalli. Era el nuevo Papa un obispo gordo de aspecto campechano y paternal con una facha poco papable. Justamente, la antítesis del hierático y majestuoso Pacelli. Austero distante amigo de los diccionarios y calepinos que era capaz de parar las máquinas de la imprenta de L´Oservattore Romano si el linotipista se había comido una coma en la impresión de alguno de sus discursos.

De pronto la campana del seminario empezó a golpear con insistencia. Al minuto se pusieron en marcha las de la Torre de la Aceitera que reglamentaba nuestras vidas y vigilaba nuestros actos y con ella todas las campanas de iglesias y conventos de Segovia que eran unos cuantos. Todos empezamos a abrazarnos. Yo recuerdo que empecé a saltar y a pegar brincos.

Perdí una sandalia. Me hice un siete en el guardapolvo al salir corriendo y engancharme al picaporte de la puerta de acceso al patio… Roncalli… Roncalli. La voz del padre Topete que retransmitía el final del conclave del año 58 por la radio Vaticano y que escuchábamos por la megafonía interior y exterior… Habemus Papam. El nombre del elegido sonaba raro y profético. Juan XXIII. Había habido un antipapa con ese mismo nombre cuando el cisma de Aviñón y él seguía la racha de la legalidad. Fuit homo missus a Deo cujus nomem erat Johannes.

Nos dirigimos a la capilla a cantar el Tedeum. Venía el Papa bueno procedente de una aldea italiana que se llamaba Sottoilmonte. Luego se descubriría que no era tan bueno como dijeron. Trajo el aggiornamento, la puesta a punto de la iglesia. El Concilio. Si Pio XII le había cortado la cola o capa magna a los obispos un par de metros, Roncalli reformó la clerical indumentaria despojando a las monjas de sus tocas y a los frailes de su cogulla. Los curas se quitaron la sotana, cundían los párrocos ye-ye y hasta los obispos se pusieron de calle dejándole el distintivo del alzacuellos como distintivo de su antigua vestimenta talar. Los seminarios quedaron vacíos. Sobrevino la gran desbandada. ¿Aires nuevos? Con Pablo VI se profundizaron las reformas pero el adusto Montini se quejaba de que había entrado en los templos el tufo de Satanás.

El conclave del 63 a raíz de la muerte de leucemia del “Papa bueno” lo recuerdo con menos  viveza. Era hacia últimos de junio. Yo acababa de colgar los hábitos y sufría de una fuerte depresión; se me planteaba la incógnita de mi futuro. Había dejado de ir a misa pero todavía los templos de Madrid se llenaban cada domingo. El concilio había traído la esperanza de una iglesia más abierta a los problemas del mundo, más participativa con un tremendo influjo en la sociedad española durante los últimos años del franquismo. Yo me hacía una pregunta: ¿por qué el judaísmo una religión que empecé a estudiar o el islamismo no alteró ni una iota de sus preceptos de su tradición para aclimatarse a una sociedad laica y secular y la Iglesia se desvive para agradar y por parecer bien a sus enemigos? La pregunta sigue en el aire. Tanto cambio del continente vació el contenido.

A la muerte de Pablo VI me encontraba en Nueva York. A través de nuestro familiar televisor de muchas pulgadas y por la NBC en la voz maravillosa de Walter Cronkite asistimos a la elección del Papa Luciani. Cuatro semanas más tarde volvió a tocar a clamor El “campanone” de la basílica de San Pedro. Juan Pablo I acababa de fallecer en circunstancias misteriosas; nos dijeron que de un infarto pero hoy siguen quedando dudas a tal extremo. También era por el otoño y aquel año tuvimos un verano tórrido en Nueva York, se asaban los pavos casi solosen la Quinta Avenida.

La designación del polaco Wojtyla llenó a los americanos de curiosidad y de expectación. Se organizaron rogativas en la catedral de San Patricio. Recuerdo un titular del New York Post que informaba de que Juan Pablo II había estado casado o por lo menos había tenido novia. Chuté esa noticia a Madrid pero la crónica fue a la papelera. ¿Un papa no célibe? ¡Qué cosas dices!

Nuestra sociedad española era a la sazón todavía muy pudibunda. El pontífice polaco armó el taco en su visita al Yankee Stadium. Yo fui a verle  a Harlem. Más que un papa me pareció un buen relaciones públicas y un gran actor. Demasiado pagado de sí mismo. Demasiado político. Su largo pontificado que tiene dos aspectos el ascendente y el declinante lo he analizado por menudo a lo largo de mis artículos porque seguí muy de cerca su gestión. Ha sido el Papa de nuestra vida uno de los pontificados más largos y controvertidos de la historia de la Iglesia. Llenaba las plazas, convocaba las multitudes pero luego que se iba el gran papa viajero, que viviría a golpe del avión, dando la vuelta al mundo setenta veces, los templos quedaban vacíos. Sus mentores le saludaron como la figura que hizo caer el muro de Berlín y sus detractores encuentran en su gestión no pocos fallos, contradicciones, culto a la personalidad, Cesar papismo mediático. Fue el papa del poder, el amigo de los norteamericanos. Su sucesor Ratzinger y que fue el protegido del polaco en la Curia trató de impulsar el alma del cuerpo místico pero se ha encontrado con una herencia difícil legada por su sucesor. Tal vez por ello haya huido a Canosa. Seis pontífices en poco más de medio siglo en que el mundo tecnológicamente ha avanzado más que a lo largo de mil quinientos años: la demografía, la comunicación digital, los avances en medicina, la era atómica, los vuelos interplanetarios, el hambre en el mundo, la demografía, el laicismo, el holocausto, la descristianización, la corrupción, la irreligiosidad de las masas que siguen pidiendo pan y circo, una juventud que vive alejada de Dios, los separatismo, el poder agareno, la unipolaridad, el feminismo, el poder gay, la inculturación, el rock, la destrucción del medio ambienté, la autoridad paterna por los suelos, la lucha de géneros en sustitución de la guerra de clases-la serpiente marxista ha variado la piel abrazando el capitalismo de núcleo duro- el consumismo, la cruz inversa, el imperio del maligno, las guerras localizadas en un sector determinado del planeta, el armamentismo, la violencia, el terrorismo, el espionaje, la angustia e insignificancia del individuo acorralado por los poderes fácticos.

A todos esos retos habrá de enfrentarse, cuando  lo preconicen, el sucesor del papa alemán que sin fuerzas suficientes y ante la gran crisis que atraviesa la iglesia ha preferido hacer mutis por el foro insinuando en tal gesto de renuncia a las llaves de San Pedro cuál puede ser el camino de la salvación: la plegaria, la humildad, el silencio, el regreso a la Tebaida, la vuelta al anacoretismo desdeñando los halagos terrenales. Espero vivir hasta el próximo martes donde se elegirá al próximo pontífice (¿); su nombre hoy es una adivinanza pero en cualquier caso será el séptimo que habré yo conocido. Malaquías explica que será el último y que se llamará Peter ¿cómo el ghanés? y pontificará bajo el nombre de Pedro II pero vaya usted a saber. En el Vaticano rigen ahora más los intereses políticos y estratégicos o económicos, precisamente porque la curia está demasiado politizada que el dictamen de las profecías o los soplos del Espiritu Santo en quien sus Eminencias no parecen creer demasiado.

 

 

 

 

 

 

 

 

  Los cardenales electores en fila de dos en fondo se dirigirán al altar de la confesión coreando las estrofas del Veni Creator un himno el más poderoso y milagroso porque es un conjuro. Que descienda el espiritu santo a renovar la faz de la tierra.  Comenzado el conclave, después de las votaciones, sus Eminencias se sientan cerca de una  larga mesa de debajo de un solio bajo  a modo de visera  y comienzan a deliberar.

 

 

Acto seguido, las votaciones; si hubiere disenso que es lo más frecuente porque de pocos conclaves ha salido un papa al primer escrutinio, encendida la estufa, fumata negra. Cuando las papeletas- en la antigüedad eran habas blancas o negras- superan la mayoría simple, papam habemus y mágnum gaudium nuntio vobis. Fumata blanca. Papam habemus. El baldaquín del candidato elegido queda enhiesto mientras se abaten los de los demás cardenales al tirar de una cuerda.

 

 

Boleará El campanone[2] a  gloria. Lo primero que le pregunta el camarlengo dirigiéndose a él con el apelativo de Santidad es con qué  nombre querrá reinar?  El nuevo obispo de Roma y patriarca de Occidente dejará de llamarse por el nombre  que tenía en el siglo para ser Pío, Calixto, Alejandro, León, Bonifacio o Benedicto seguido del numeral cardinal romano. Estos últimos fueron los preferidos después del de Juan el más frecuente.

 

 

Ninguno ha querido llamarse Pedro por respeto al fundador de la dinastía aunque se baraja la posibilidad de que el próximo Papa a tenor con ciertas profecías se incline por el de Pedro Romano. Mala cosa. Será una señal de que se avecina el fin de los tiempos. No adelantemos, sin embargo, acontecimientos. 

 

 

 

 

 

De momento, todos, fuera tras la orden del camarlengo, pontífice en funciones, sede vacante, quedan desiertas las galerías del palacio de Letrán. No se ve ni a un triste monsigniori por el patio de San Dámaso. Todos fuera, extra omnes, dejadlos solos, como los grandes espadas en las corridas de toros; Hay que poner en suerte al mihura, el toro y la suerte, el toro y la muerte ateniéndose al canon del gran ritual y de una excelsa parafernalia.

 

 

La iglesia es un coso o hipódromo por donde corren los corceles de la santidad y de vez en cuando asoman los orejones asinarios las mulas diabólicas. Convoca al bien y al mal.

 

 

Detrás de la cruz está el diablo. En el albero brillan los rehiletes de los banderilleros y primeros espadas de la catolicidad con sus capas magnas de muaré casi seis metros de cola hasta que se los mandó cortar Pío XII, los manteletes de seda y los gorros de piel de conejo que antes eran de armiño, las cruces pectorales que valen medio millón de liras y el gallero o petaso arzobispal con barboquejo bordado en oro. Vistosa procesión y una larga fila de ancianos que se atienen a los cánones de una solemne pompa con cientos de años de antigüedad.

 

 

Cualquier  creyente a la vista de tal boato y teniendo en cuenta los orígenes del fundador que nació en un pesebre  murió desnudo en el tormento se escandalizaría pero cabe recordar que esta fastuosidad que tanto ha maravillado a los anglosajones (Bruce Marshall, Morris West y otros muchos que utilizan el Vaticano como epicentro de sus thrillers) que la iglesia es cristiana  y es pagana en cuanto heredera de los emperadores.

 

 

Nadie como los italianos para representar la tramoya del cesaropapismo. Lo bordan.

 

 

Los picadores afilan la garrocha. Seguirá intramuros el navajeo entre las diferentes facciones en lucha por el poder aunque viene a decírsenos que por las altas techumbres de la Capilla Sixtina revolotea la Paloma del Espíritu Santo.

 

 

Es un aleteo que nunca se ve pero a fin de cuentas fe es creer en lo que no vimos. Los cardenales italianos los más hábiles, los más astutos, los más artistas para la componenda, han constituido el más numeroso grupo. Sixto V fijó la cifra de 70 pero al conclave de estos idus de marzo asistirán 115.

 

 

¿Fallarán las previsiones esta vez de que después de dos papas extranjeros uno polaco y tudesco optarán por lo más seguro? ¿Se cumplirá el apotegma de que el que entra Papa en el Conclave sale cardenal? El vaticano es la cuna del maquiavelismo y del sigilo.

 

 

Con harta frecuencia pocos son los humanos que consiguen penetrar en sus secretos sellados al mundo exterior con llave como son las deliberaciones que designan al nuevo pontífice o los fondos de la Biblioteca Vaticana con más de cinco millones de documentos que se archivan desde el año 238 y donde se guarda la historia de la humanidad de dos milenios. Todos se registra, todo se conserva, nada se pierde.

 

 

Es un laberinto. Incluso los más disertos vaticanologos suelen fallar al formular sus previsiones.

 

 

¿Enigmas, o verdadera intervención del Espíritu Santo?  Cuesta creer que la Tercera Persona de la Santa Trinidad baje desde la cúpula y sople el apellido a sus eminencias reverendísimas de quien deberá ser elegido.

 

 

Lo que sí sabemos es que hay un cierto resquemor de los padres electores a la abrasiva presión mediática que pueden acabar con  el invento. Bajo tales premisas nos atrevemos a augurar que el próximo que sea preconizado volverá a ser un recluso del tercer piso de palacio custodiado por un fornido guardia suizo esgrimiendo su enorme adarga y el kolbach siguiendo las pautas del dimisionario Ratzinger que se retira a un monasterio al igual que Bonifacio VIII. Los Papas vienen y van.

 

 

No hay que preocuparse demasiado por el individuo. Lo importante en este caso es el colectivo pero sigamos con el conclave. 

 

 

El himno a la Virgen Madre y Protectora de la Iglesia Alma Redemptoris mater resuena bajo las cúpulas. Todo igual que hace diez siglos. Empieza el sínodo cardenalicio. Los padres conciliares se encierran con el toro del futuro. Dios y los hombres juegan al escondite. Las augustas posaderas de sus eminencias reverendísimas se sentarán sobre las misericordias del coro pontifical diseñadas por Bruneleschi.

 

 

Empezará el escrutinio. ¿Cuál será el dosel de entre los padres conscriptos que no se cierre? 

 

 

Hay algo que me llama poderosamente la atención desde niño y es la impavidez y austeridad del rito romano. No hace ninguna concesión al sentimentalismo Otros como el ambrosiano, el canon Crisóstomo el de san Basilio el maronita y el mozárabe son más expansivos. Los papas vienen y van. El ciclo vital se consuma. Son designados ad vitam por sufragio colegial costumbre heredada de los cesares.

 

 

Eran los summí pontífices arúspices que auscultaban los designios del destino a través de signos tan sospechosos como el vuelo de las cornejas o el graznido de los gansos capitolinos. Puentes  eran los pontífices de conexión entre las divinidades olímpicas y los simples mortales.

 

 

Pontifex quiere decir viaducto o administrador dela jurisprudencia divina cargo adjunto al emperador que gobernaba la terrena.

 

 

Sin las reminiscencias constantinianas quedaría la iglesia reducida a muy poca cosa, dejaría de ser  una religión mistérica. Ahí reside su tremenda fuerza

 

 

Extra omnes. Fuera todos. Cuando muere un papa su anillo es machacado por un orfebre, un gesto impresionante simbolizando de que su poder ha fenecido.  Vendrá otro. Y la cadena no queda interrumpida. Los cardenales capitulares hacen las veces de los antiguos arcontes. Los conclaves a la vez mundanos y divinos no dejan de ser un espectáculo misterioso que despierta la curiosidad de creyentes y no creyentes, de paganos y católicos. La iglesia superará su crisis pues así está escrito: las fuerzas infernales no prevalecerán. A decir verdad por el momento no lo parece. Pero el cambio no tardará en llegar portado en el pico de esa Paloma Blanca que se pasea por la cúpula de la Sixtina admirada de los frescos de Miguel Ángel.

 

 

Extra omnes.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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[1] Seminario Mayor constituido por los filósofos y los teólogos

[2] la campana gorda de San Pedro

Publicado por la catuxia en 21:28 No hay comentarios:   Enlaces a esta entrada

martes, 5 de marzo de 2013CONSEJOS PARA UNA VIDA LARGA

este blog defiende la unidad de España y a su cultura

 

 

 

 

Iurgia altercados pleitos juicios contumelias

 

 

 

 

 

Es el principio del fin para un país cuando sus subditos se mofan de sus dioses, no quieren saber nada de nadie, ridiculizan su historia se dan a la molicie y al deleite o lo que llamaban los romanos “mundi illecebras”, y cuando los jueces toman protagonismo. Salustio en sus augustos Anales parece estar refiriendose a los españolitos y a los europeos de ahora mismo, aperreados y aporreados por este ciempiés que es el sistema político que llaman Democracia y que más que revertir, como su propio nombre indioca, al poder del pueblo, emite un tufo a cochambre de arbitrariedad y tiranías. La angustia y el desconcierto habita entre nosotros y esto no es buen remedio para vivir mucho.

Esto nos dice que la gente pasa de todo y se pasa los días mirándose al ombligo, estragada por la gula y entregada a los deleites porque Baco y Venus van de pareja. El doctor Palma de la Inter publicita cada mañana unas pastillas para vigorizar eso y lo otro y andar bien empalmado y marcando paquete. Y yo me digo que para qué. Mataiotes mataoitetom kai panta mataiotá (de un sermón del Crisostomo : vanidad de vanidades y todo vanidad); balanos que se comerán los gusanos como le va a pasar al monarca que padece de un cáncer monorquítico y lo presentan como una hernia discal. Un poco más debajo de donde la espalda pierde su honesto nombre, señor doctor. Que nos quiere usté cvendernos la burra mal capada engañándonos como a chinos.

 

 

Por todas partes surgen crímenes, robos, atentados. Se descomponen las familias. Corruptio optimi pessima decían los latinos y las corrupciones saltan al pairo de una sociedad estragada que ha perdido el norte corrompidas sus costumbres profanado el hogar y las mujeres dejan de parir. Nerón impuso la Ley Popea para acabar con los abortos tan frecuentes en Roma. El reino de la mentira y la fornicación apadrina la esterilidad. Así los pueblos se acaban y viene la desunión, las peleas de todo tipo  ( i u r g a).

La mariconería es compañera de cama de la destrucción moral. Las civilizaciones se destruyen desde dentro y por fuera. Una invasión por todo lo violenta que fuere no tiene carácter tan deletéreo como la desintegración interna. Quintiliano llamaba “trossoli” o pisaverdes a los sarasas y chaperos que se paseaban por el capitolio. 

 

 

Ovidio quejábase de que para las matronas fuese más importante el peine y las calamistra (tenacillas para rizar los cabellos) que el marido. Que se la digan a la Campos y a todas esas divas que mueven el esqueleto o lucen palmito en pasarela por nuestras pantallas. Cuerpos perfectos sin alma dentro. Sociedad venal, mercado de esclavas que se exhiben en la catasta.

 

 

 Malo cuando todo revierte al cuidado del cuerpo y al placer. Corpus nec negligere nec nimis curare decet. Ni negligencia excesiva ni tampoco una atención escrupulosa. Un término miedo. Virtus in medio est.

 

 

 Esto era en aquel entonces. Ahora ellas andan con la báscula en la mano para cuidar la línea y ellos se entregan al pedestrismo o se machacan el cuerpo en el gimnasio. Venden bien los libros para reducir peso y los que hablan de calistenia. Mundo mane, mundo moderno; la hora de los buitres.

Nadie cree en la otra vida, se ríen de los dioses. Entonces los atletas y los gladiadores perecían de muerte súbita, o rendidos por el esfuerzo. Y hoy tampoco suelen vivir porque profanan una de las reglas de la naturaleza que es el suum cuique o a cada uno a lo suyo y todo a su hora.

 

 

Se recomienda el ne quid nimis, fórmula del clásico para gozar del summum bonum a día de hoy: la longevidad. Evitar el estrés. Reírse pero nunca de los dioses y tener por norte y guía de nuestros actos la moderación y la justicia.

Hoy hay pleitos y agresividad por todas partes. La gente no es feliz. Se mueren de cáncer flagelo del siglo XXI aunque hayan dejado de fumar, van al infierno (horcum).

A causa de ese morbum que son las peleas interiores, la agresividad, la falta de contén en las relaciones humanas. Don Asrturo Mas ese bocazas nos ladra y amenaza en catalán. Rajoy en el parlamenta hace la bombilla con florido discursos decimononos. Miente más que habla. Es la vera efigie del gallego encaramado a la escalera. Pocos le quieren.

Consejo: no ver ninguna tertulia televisiva, no escuchar la radio, no comprar un solo periódico que son libelos de la mentira. La información se ha convertido en provocación y amenaza.

Todas estas escopetas las carga el diablo. A veces no vendría mal tampoco aprender latín mientras se sigue el ejemplo de los justos de Israel.Justus ut palam florebit. Florecerá el justo cual palmera.

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