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martes, 17 de noviembre de 2020

al horreo

 

A UN VIEJO HORREO DERRIBADO


Viejo hórreo derribado

Fruentel. Ponía: “fizolo Lucas Fernández”

En el dintel

Y luego el año de la gran movida

1789 cuando ardía Paris y la Bastilla

pero aquí quia nosotros haciendo el amor cabe los pegoyos.

Canto y rumor de esfoyazas, horreo que guardabas

Las cartas del amor y los secretos familiares

Los manes lemures y penates dioses tutelares

Horreum forreum granero de la quintana

Sentir astur y herencia romana

Una aldea perdida al resguardo del mante del monte

Y cercanas risas de guajes jugando en la huerta

Toda una catedral de madera en la corrala

Guardando las cuadras y el henar

Vigilando la cuadra donde dormía la yegua

Que aparejaba el abuelo Sardón

Cuando se iba de folixia

No hubo mozo más galán por aquellos valles

Mozas las de la cortonada ya se parte el rey

Quedareis preñadas no sabreis de quien

Y por Pepe Sardón suspiraban solteras y casadas

Ya lo veían venir apuesto Cupido a caballo

Bajando la calella

Ay horreo picarón cuantas cosas sabes

Archivo secreto de besoss y de lagirmas

Testigo mudo del ir y venir del nacer y morir

De muchas generaciones. Cillero del pan de boroña

Y de las contriobuciones, los papeles de renta

Y de las testamentarias la montura y el arnés pingados

De una viga y el bombín inglés que se ponía Pepín

Cuando iba a Oviedo

Allí trastillado enciuentré las teclas empolvadas

Del clavecín piano de elenita

Y creí posarse como ellos con suavidad blanca de paloma

Sus dedos bellos que arrancaban a aquellas notas olvidadas

Arpegios extremecedores

En bailes de candil y en filandones.

Horreo que derribó el viento.

Sopló firme Eolo sobre tus aleros malditos nordestes

Y a plomo caste sobre las ortigas de la antojana.

Tres siglos de amor en aquellos pecios y tablones

Del castaño de los bosques de Tineo.

De Cudillero soy de Cudillero

Moro en el Rellayo mi aldea perdida.

Soy de Oviedo y no conozco el miedo.

Hórreo del alma que toque la gaita

Ya escucho la chifla

Venciste a la muerte con tu silencio

Y sigues erecto en mi corazón.

Fizolo Lucas Fernández

Mucho me hubiera gustado conocer al paisano

Para estregarle la mano

Y convidarle al chigre una sidrita.

Dicen que era un carpintero de ribera

Oriundo de Salami no tenía donde ir

Y se vino pa el Rellayo.


viernes, 16 de mayo de 2008



Para una mayor profundización en la historia de este hórreo y las ideas que sugiere este poema el amable lector curioso puede bajarse de Internet mi obra “Grimorio asturiano” por Antonio Parra en manuscritos.com. Estoy seguro de que lo van a pasar bien precio 7€. Cuesta el libro que no está publicado en papel

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