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lunes, 23 de noviembre de 2020

ABALLANDO

 

ABALLANDO LAS OVEJILLAS






Aballaba yo mis ovejillas y vi cruzar un vestiglo por los cielos del monasterio. Era un monstruo con cara de zorra cuerpo de mujer y las cejas muy anchas y negras de ala de cuervo y recordaba el rostro de Eduardo Alan Poe.

No me afligí pues estoy acostumbrado a extrañas visiones imaginativas. Es mucho más peligrosa y cruel la realidad. Su escolta era una cuadrilla de mozos matuteros que entonaba cánticos epinicios a la muerte de Petrarca.

Como contramedida cruzó subido en un carro con ruedas de nube un diácono portando el cáliz del Grial.

Todas esas escenas formaban parte del "dolce stil novo" y luego vi acercarse por el camino a una comitiva de borrachos. Todos pronunciaban elocuentes discursos.

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