GOBIERNO
INVISIBLE
Aquel
mundo estaba gobernado por una mano invisible y yo me dije vete a la pradera
retocemos un poco. Daría deshojaba las azucenas en silencio. ¡Dios cuanto
barullo de elecciones! Mucha tristeza. Ayer la calle José Zorrilla parecía un
aduar y la iglesia de Santa Eulalia estaba cerrada echaron el tranco al portón
grande. Creo que dentro un serafín en dalmática cantaba una
"tremenda". Yo me acordaba del desasosiego de mi primera noche en el
Tudor desde los ventanales de la ONU. Sufrí una pesadilla. Desde que perdí el
amor estoy en desamparo. Me pasan cosas. Salgo adelante. Billy Carter hacía jogging
y después se tomaba una caja de cervezas. En lo alto del Empire Building cantaba
la collaba una canción para mí. Dejé mi cachimba en la rinconada y salí a tomar
el fresco. El camarero como andaba mal de vientre en aquella urbe envenenada me
trajo una taza de heleboro el mejor contraveneno. El ruibarbo es purgativo como
bien saben los doctores en hierbas oficinales. Luego le puse un poco de perejil
a san Pancracio para que me diera suerte en aquella andadura. Una ninfa cantaba
a las orilla del Humber helado dadme grosura por hermosura. Regía el planeta un
gobierno invisible. Todos estábamos bajo su férula.
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