Dostoievski es otra historia
para entender a Dostoievski debe
el lector lanzarse a las profundidades del alma humana. Es diferente a los
demás. Párrafo largo que se cine al venero interior, a los flujos de
conciencia. Contradicciones y repeticiones pero, sobre todo, un gran poder de
observación. Los hermanos Karamazov constituyen un homenaje a la Psique
de los griegos. Hasta el siglo xix no hay paisaje en la novela. Pues bien, el
poderoso escritor ruso es un paisajista del mundo interior y al mismo tiempo un
tratadista de la patología del ser humano sumido en las pasiones, atraído por
el bien pero seducido al mismo tiempo por el mal. Su arte universal es valedero
para el hombre de todos los tiempos y habitante de los más diversos países. Círculos
que se cierran, caminos que se abren, sonidos, imágenes, sus personajes se
someten subyugados a la fuerza del hado. Derrumbamientos, celos, asesinatos,
envidias, la muerte, el asesinato, los complejos mal explicados y las manías
del cerebro... todo eso es Dostoievski que zambulle su pluma en la vida
irremediable restregándola en una eclosión de metáforas. Es frío y afilado como
un tempano. Toda su obra se escribe a orillas del Neva donde en primavera con
la rasputitsa[1]
bajan por el malecón de la avenida Nevski bloques de hielo, fantasmas helados.
El ritmo frenético exige en el lector un esfuerzo de concentración. Leyendo
Crimen y Castigo yo he perdido muchas veces el huelgo pero tanto me atrajo su
lectura que pasé noches enteras con el libro. Noches blancas. ¿Por qué mataría
Kolecnikov a la vieja? Hace buena novela negra pero Sherlock Holmes o el
inspector Poirot son entes superficiales que se abstienen de profundizar en
todo el bagaje psicológico de antecedentes penales y de traumas que le conducen
a un malhechos a perpetrar la acción. En este escritor hay un mago de la
palabra que la esgrime a la vez como aliento del diablo y susurro del cristo.
Lázaro sal fuera. Redímete. Su `pensamiento profético está relacionado con la
gran liturgia bizantina. Cuando rasguea su pluma sobre el papel se percibe como
la salmodia de un monje que invoca al creador e impetra misericordia por la humanidad
castigada. Resucita hombre del tiempo. Mira a lo alto. En muchos capítulos se
lanza un responso penitencial y el texto discurre por vericuetos que recuerdan
a los banquetes funerarios o convites feriales
de la antigüedad eslava cuando se comían hojuelas y luego se esparcían
sobre la tumba del muerto. Un rito de fecundidad desde la creencia de que todo
lo que muere resucitará. Al grito de Getsemaní le seguirá un canto de
resurrección. En los grandes maestros rusos parece aletea la luz de la lamparilla
votiva que alumbra los iconos.
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