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sábado, 1 de junio de 2019


ESPAÑA Y RUMANIA DOS PAISES HERMANOS

Unas navidades en Bucarest hace muchos años escuché un villancico que me emocionó "Trian Culea" y era un canto de alabanza al emperador Trajano el que romanizó aquella lejana provincia del Helesponto.
Las campañas se hicieron con tropas traídas de España. El rumano y el castellano se parecen gracias a los legionarios de la Legio VII Victrix y a la Augusta Flavia, la una de Astorga y la otra emeritense, con campamentos en Gijón donde cargaba onerarias para las Galias. Otra agrupación militar operativa que instruyó al emperador Trajano en la conquista de la Dacia y en sus luchas contra Decibalo fue la Legio XII Pía Fidelis. Todos los estudiantes de románicas sabemos que los rumanos son gente buena, humilde y muy trabajadora por sus raíces campesinas y un pueblo que ha sufrido mucho tanto como el español.
Una de las características de la romanización fue la ruralización y este signo agrícola influiría en que se aceptasen, dado la fuerte religiosidad de los latinos, se pasase del sincretismo pagano o los discurso a la religión del Crucificado sin solución de continuidad. El evangelio lo predicó en Iliria en Panonia y en Rumania san Nicetas hacia el siglo V, sus vecinos los búlgaros, ilirios no se bautizarían de la mano de las predicas de san Cirilo y Metodio hasta el siglo IX.
 En el Helesponto escribiría Ovidio sus mejores poemas cuando estuvo allí desterrado, cantando a la tristeza de las cosas y la vanidad de los afanes humanos. Se produjo un milagro la fusión mediante uniones matrimoniales de los pueblos escitas y eslavos con los antiguos colonos romanos llegados de Hispania. Curiosamente la Dacia se cristianizó en el siglo IV pero no adopta el rito romano sino el griego conservando sus fuertes conexiones con Bizancio.
Otro tanto ocurre al otro lado del Mediterráneo los visigodos van a alabar a Dios en el idioma griego, que era el que se hablaba en Jerusalén en tiempos de Cristo hasta Chindasvinto, cuando el Concilio de Toledo impone el latín. Adoptaron la religión ortodoxa como algo incoercible e inextricable del carácter nacional. El patriarca de Bucarest viste como el papa de roma también de blanco. Si vais a Roma seguramente quedareis extasiados ante los primores de los relieves de la famosa Columna Trajana donde se narra no solo la victoria del emperador español que acabó por someter al yugo romano a los transilvanos sino el arrastre de un Menoráh o candelabro de los siete brazos hasta Roma en son de triunfo desde Jerusalén los judíos fueron sometidos por Tito y Vespasiano el año 69  de nuestra era, así como una replica del "vallum" o muralla que construyó su sucesor Adriano (español de Coca) de casi mil kilómetros bordeando los Cárpatos y la Panonia como muro de contención o cordón sanitario frente a los bárbaros del norte.
Un esfuerzo titánico que nos hace sentirnos orgullosos tanto a rumanos como hispanos de nuestra romanización. Los rumanos en  sus misas ortodoxas de más de dos horas de duración compiten con los rusos en cantos a capella, músicas divinas que elevan el corazón. Ojalá que nunca se pierda o ese cambie ese ritual como fórmula de alabar a Dios.

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